Cadejo

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Cadejo

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El Cadejo

Representación artística del Cadejo negro


Datos

Mitología mesoamericana

Tipo críptido

Subtipo Criatura terrestre

País México y Centroamérica

Región Centroamérica

Hábitat Bosques, caminos

Criaturas similares Espíritu familiar; Perro negro (fantasma)

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El Cadejo (llamado Cadejos en Costa Rica), en la narrativa folclórica


de Mesoamérica, es un perro espectral de gran tamaño, ojos brillantes, que
arrastra cadenas, y que durante las noches aparece en sitios solitarios para cuidar
o atormentar a los borrachos o trasnochadores, siendo muy conocida su leyenda
en las zonas rurales e incluso urbanas de México y Centroamérica.12 En varias
regiones de Centroamérica la leyenda habla de dos cadejos, uno blanco, divino y
protector, y otro negro, monstruoso y malvado. En Costa Rica y Panamá el Cadejo
es uno solo, de color negro y, aunque monstruoso, generalmente es inofensivo.
Aunque la palabra «cadejo» para designar a este ser es de origen español, las
raíces mitológicas del Cadejo se encuentran principalmente en la mitología maya y
en las tradiciones chamanísticas de los pueblos nahuas de Mesoamérica, donde
son frecuentes los mitos aborígenes sobre chamanes y nahuales que pueden
tomar la forma de animales para ejercer sus funciones religiosas y funerarias,
rituales en lo que se utilizaban ornamentos de jade, pieles de animales, plumas de
aves y máscaras.34 Entre los mesoamericanos, el perro ejercía la función de
compañero de los muertos en su viaje al más allá. 5 La leyenda es, pues, producto
del mestizaje, y a su vez, es el vestigio de una antigua creencia que supone que
todo humano posee un animal de compañía. Este mítico animal es el doble del
hombre, de tal manera que la enfermedad o la muerte del primero conllevan la
enfermedad o la muerte del segundo. En la actualidad, se puede establecer una
comparación con el pensamiento religioso occidental, que expresa que el hombre
tiene un ángel guardián que lo protege de los peligros.6
La leyenda del Cadejos ha encontrado resonancia en la literatura y la cultura
popular de los pueblos centroamericanos, y se ha asociado, de forma paralela, a
muchas otras leyendas sobre perros monstruosos y espectrales alrededor del
mundo.

Etimología[editar]
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra
cadejo proviene del castellano, y surge del cruce de las palabras «cadarzo» (del
griego ἀκάθαρτος akáthartos 'impuro', un tipo de seda basta de los capullos
enredados, que no se hila a torno), y «madeja» (del latín mataxa, que significa: 1.
hilo recogido sobre un torno o aspadera, para que luego se pueda devanar
fácilmente, y también, 2. mata de pelo). De esta forma, el uso de esta palabra para
designar a este perro espectral parece estar más relacionada con el enigmático
significado del personaje mismo más que con el origen o forma de este ser
sobrenatural, al ser el Cadejo, básicamente, una criatura lanuda y desaliñada. 7

Raíces mitológicas[editar]

Los naguales descritos en el Códice Borgia, criaturas


metamórficas capaces de cambiar su forma física a cualquier otra forma animal o
incluso en formas humanas a voluntad.
Es muy posible que el origen del Cadejo como ser mitológico se encuentre en
la mitología maya-quiché. Las leyendas de los cadejos espectrales
centroamericanos parecen estar emparentadas, en cuanto a su origen, con
los nahuales.34 En la mitología mesoamericana, un nahual es un animal que se
considera espíritu protector de cada persona. De acuerdo con algunas tradiciones,
se dice que cada persona, al momento de nacer, tiene ya el espíritu de un animal,
que se encarga de protegerlo y guiarlo. Estos espíritus usualmente se manifiestan
como una imagen que aconseja en sueños o con cierta afinidad al animal que les
tomó como protegidos. Por ejemplo, una mujer cuyo nahual fuera
un cenzontle tendrá una voz privilegiada para el canto.
Pero no todos tienen un contacto tan leve: se cree que los brujos y chamanes
(llamados texoxes) del centro de Mesoamérica podían crear un vínculo muy
cercano con sus nahuales, lo que les da una serie de ventajas que ellos saben
aprovechar. La visión del gavilán, el olfato del lobo o el oído del ocelote pasan a
ser herramientas de estos videntes e incluso se afirma que algunos, más
preparados, pueden hasta adquirir la forma de sus nahuales (lagartos, perros o
tigres, véase teriantropía) y utilizar esta habilidad de diversas formas, no todas
ellas bien intencionadas, según la tradición popular. En México, se le ha dado el
nombre de nahuales a los brujos que pueden cambiar de forma. Sin embargo, se
cree que el contacto con sus nahuales es también común entre los chamanes que
buscan el beneficio para su comunidad, aunque no se valen de la capacidad de
transformación; para estos, el nahual es una forma de introspección que le permite
a quien lo practica tener un estrecho contacto con el mundo espiritual, gracias a lo
cual encuentra con facilidad soluciones a muchos de los problemas que afligen a
los que buscan su consejo.
Entre los mexicas, por otra parte, destaca la figura del
dios Huehuecóyotl como tramposo dios de la música, el baile y la canción,
representado en el Códice Borbónico con la forma de un coyote. Él es parte de la
familia de dioses mexicas de Tezcatlipoca, y tiene sus poderes para
transformarse. De todas las deidades aztecas, Huehuecóyotl representaba la
dualidad en términos del bien y el mal. Más un bromista que un dios ayudador,
emparentado de alguna forma con los dioses tramposos en forma de coyote de
las tribus aborígenes de Norteamérica, a menudo se le asociaba con el dios Xólotl,
también con forma de perro y con poderes de transformación. El xoloitzcuintle,
raza de perro originaria de México y Centroamérica, lleva su nombre, y a menudo
se asociaba a este animal, en la mitología azteca, con la muerte, dado que se
creía que los xoloitzcuintles acompañaban a las almas de los difuntos cuando
viajaban al Mictlán, el inframundo, por lo que eran sacrificados y enterrados junto
con los muertos a los que debían guiar, cumpliendo entonces el perro la función
de guardián protector de las almas en su viaje al más allá.

Para los mesoamericanos,
los xoloitzcuintles conducían el alma de los muertos al más allá.
En el sureste de México, sobre todo en el estado de Yucatán, el uay
peek (del maya: brujo, hechicero, nigromántico, encantador, mago, nagual.)8 es un
brujo que se puede transformar en un perro negro, enorme y de ojos rojos, y
aprovecha este estado para asustar a gente y profanar las tumbas de los
cementerios. Otras versiones dicen que el Uay Peek ataca a cualquiera que se
encuentra, y que es la reencarnación de Kakasbal, un espíritu maligno.91011
El escritor nicaragüense Eduardo Zepeda-Henríquez, en su artículo El Cadejo:
mito nicaragüense, sugiere que el mito del cadejo está arraigado en el imaginario
social provinciano como una fuente moral. De este forma, para Zepeda, el cadejo,
más que un espíritu protector, es un espíritu merodeador que sale a asustar a los
trasnochadores callejeros y concluye que la presencia de este ente sobrenatural
es una forma de escarmiento ejemplar para la gente de mala vida que implica
el pecado original o un remordimiento de conciencia histórica. Así mismo, Zepeda-
Henríquez intenta ver el origen de la palabra cadejo en la tradición mitológica
griega (el mito de Licaón) y latina (la leyenda del hombre lobo narrada por Ovidio).
El escritor costarricense Luis Ferrero Acosta también atribuye su origen a un
sincretismo del concepto del nahual o alter ego del dios Quetzalcóatl, un perro, el
dios Xólotl y el cinocéfalo (monstruo con cabeza de perro), que según
refiere Plinio, se contaba para asustar a los arrojados marinos que pretendían
aventurarse en la Mar Tenebrosa, y que representaba a un ser humano con
cabeza de perro, ojos llameantes y, a veces, arrastraba cadenas. 3 Otro escritor
costarricense, Carlos Gagini, atribuía su origen al oso hormiguero gigante, animal
grande de pelambre larga y negra y afiladas garras, cuyas incursiones nocturnas
en la Costa Rica aldeana contribuyeron a la creación del mito. 12

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