2022 Garcia Pulido La Acequia Real
2022 Garcia Pulido La Acequia Real
2022 Garcia Pulido La Acequia Real
Al-bustān
Las fincas aristocráticas y la construcción
de los paisajes periurbanos de al-Andalus y Sicilia
Estudios preliminares
MURCIA
2022
La presente publicación se enmarca en el Proyecto I+D+i «Almunias medievales en el
Mediterráneo: Historia y conservación de los paisajes culturales periurbanos» (PID2019-
111508GB-I00, dirigido por Julio Navarro Palazón), del Ministerio de Ciencia e Innovación.
Agencia Estatal de Investigación. Proyectos de I+D+i, de los Programas Estatales de
Generación de Conocimiento y fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema de I+D+i
y de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad, del Plan Estatal de Investigación Científica y
Técnica y de Innovación 2017-2020.
Esta obra es también un fruto destacado del trabajo realizado en el marco de la Unidad
Asociada de I+D+i Patrimonio Cultural Árabe e Islámico, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas-Universidad de Granada, a través de la Escuela de Estudios Árabes de Granada.
Imagen de portada: Vista del Castillejo de Monteagudo (Murcia) y del Generalife (Granada).
ÍNDICE
Pags
Diego Rivera Núñez, Concepción Obón de Castro, Javier Valera Martínez. Estudios
paleobotánicos en yacimientos andalusíes. 101
Attilio Petruccioli
Les ville sub-urbane dell’Oriente islámico. 113
Fairchild Ruggles.
Naturaleza, materialidad, y lo ‘mas-que-humano’ en el paisaje de Granada (siglos XI-
XVI). 137
1
Manfredi Leone, Carlotta Fazio, Giancarlo Gallitano. Un percorso metodologico per
l’individuazione e la valorizzazione dei paesaggi del Parco Reale medievale del Genoard a
Palermo. 183
Pietro Todaro.
Le acque dei Parchi reali normanni e il sistema idraulico della Cuba Soprana di Palermo. 203
Filippo Sciara.
Il Genoard arabo di Palermo, parco di caccia reale nel periodo Normanno-Svevo. 283
Teresa Torregrossa.
La frammentazione del Genoardo arabo normanno: il caso della
Cuba Soprana (XV-XVIII sec.). 313
Luis José García Pulido, Rubén Alabarce Alaminos, Lorenzo Sánchez Quirante
La almunia situada al sur de Madīnat Basṭa (Baza) 337
Alberto García Porras, Juan Antonio García Granados, José Javier Álvarez García.
Aproximación arqueológica al Cuarto Real de Santo Domingo de Granada. 379
2
La Acequia Real de la Alhambra y el desarrollo
de las almunias situadas sobre el Generalife1
Luis José García-Pulido.
Escuela de Estudios Árabes. Laboratorio de Arqueología
y Arquitectura de la Ciudad (LAAC), EEA, CSIC
Luca Mattei.
Universidad de Granada. Grupo de investigación THARG
Resumen
Tras el establecimiento de la almunia del Generalife en el siglo XIII, en la siguiente centuria
Muḥammad V levantó a cotas aún más altas Dār al-‘Arūsa y Qaṣr al-Dišār (Alijares), cons-
truidas durante su segundo reinado (1362-91). Para ello fue necesario establecer un sofistica-
do complejo hidráulico en torno al Barranco del Aljibe de la Lluvia, en la ladera norte de la
Dehesa del Generalife, que constituyó la pieza clave en el suministro de agua para el cultivo
irrigado de estas elevadas fincas reales. Por medio de un sistema de dos pozos interconectados
y galerías subterráneas se elevó agua tanto de la Acequia de los Arquillos como de la Acequia
Real de la Alhambra para abastecer a estas propiedades.
Palabras clave: Dār al-‘Arūsa, Qaṣr al-Dišār (Alijares), fincas reales, hidráulica nazarí, siste-
mas de elevación de aguas, Alberca Rota, Acequia de los Arquillos, Aljibe de la Lluvia.
1 Este artículo ha sido realizado en el marco del proyecto Almunias medievales en el Mediterráneo: Historia y Con-
servación de los paisajes culturales periurbanos (PID2019-111508GB-I00), del que Julio Navarro es investigador
principal. Está cofinanciado con fondos FEDER, y pertenece al Programa Estatal de Generación de Conocimiento
y Fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema de I+D+i, Subprograma Estatal de Generación del Conoci-
miento, del Ministerio de Ciencia e Innovación.
365
Fig. 1. Esquema gráfico del conjunto del sistema hidráulico de elevación de
agua desde el Barranco de la Aljibe de la Lluvia para almacenar en la Alberca
Rota agua procedente desde la Acequia Real. Fotografía base: Google 2018.
Introducción
En 2018 se intervino2 en un tramo de la Acequia Real de la Alhambra situado a menos de un
kilómetro del Palacio del Generalife. Entre los restos asociados a dicha canalización a su paso
por el Barranco del Aljibe de la Lluvia o del Carmen del Tío Conejo, se encuentra una singular
galería subterránea bajo este accidente geográfico, con una directriz serpenteante de unos 152
m de longitud hasta alcanzar un pozo colmatado de tierra que se encuentra al final, a 138 m en
línea recta. En su interior han aparecido fragmentos dispersos de cangilones de noria, los restos
muy mermados de lo que podría haber sido una pileta de decantación del agua al inicio y la caja
encofrada de un canal subterráneo que la recorre en su integridad.
Por las pendientes que presenta hacia el interior, su función habría sido la de introducir una
366
parte de las aguas de la Acequia Real hasta alcanzar el punto donde se encuentra dicho pozo.
Algunas estructuras vinculadas a su salida al exterior han podido ser localizadas en el Barranco
del Aljibe de la Lluvia, en una zona muy erosionada situada a algo más de 60 m en vertical. De
este modo, el líquido habría alcanzado fácilmente la boca de la galería inferior del Pozo Este del
Cerro del Sol (fig. 1).
Este importante hallazgo parece indicar la intención de subir el agua a un punto más alto,
probablemente la Alberca Rota, antaño conocido como Albercón del Moro, que se encuentra en
este paraje a una cota muy superior, un proyecto complementario a la puesta en funcionamiento
de la Acequia de los Arquillos3.
Aún quedan por dilucidar muchos pormenores sobre el funcionamiento y el desarrollo de
este interesante complejo hidráulico, pero, por el desnivel total en torno a los 120 m que consi-
guió salvar el agua a través de largas galerías subterráneas y profundos pozos verticales, y por
el hecho de hacer uso de dos norias concatenadas con diferente directriz vertical, posiblemente
habría sido el de mayor envergadura y dificultad técnica de los que fueron acometidos en al-An-
dalus.
l yacimiento de la Alberca Rota y los Pozos Altos del Cerro del Sol se encuentran cerca de
la cabecera del Barranco de la Lluvia, en una colina de la Dehesa del Generalife que domina
la ciudad de Granada, el valle del Darro, la Alhambra y las almunias reales del Generalife, Dār
al-‘Arūsa y los Alijares4. Desde el año 2008 el Patronato de la Alhambra y Generalife ha pro-
movido su recuperación, estudio, protección y difusión. En una primera fase de intervención
las actuaciones se concretaron en la propia alberca y sus espacios colindantes hasta el pozo de
abastecimiento situado al este. Se trata de un complejo hidráulico constituido por los restos de
una edificación y un gran depósito de agua que permitió almacenar casi 500 m3 con sus 35 m
de longitud, 7 m de anchura y una profundidad en torno a los 2 m, flanqueado al este y al oeste
por dos pozos. La conducción de agua más alta que lo abasteció fue denominada Acequia de
los Arquillos tras la conquista cristiana de Granada en 1492. Discurrió a mayor altitud que las
acequias reales que se encaminaban hacia el Generalife y la Alhambra, por lo que su punto de
captación tuvo que ser emplazado a más de una decena de kilómetros, en el río Beas, afluente
del río Darro en su cabecera. Este hecho viene a subrayar la complejidad que en época na-
zarí alcanzó el desarrollo hidráulico de la Alhambra y su vocación territorial. Este complejo
constituyó la pieza clave en el suministro hidráulico y en el cultivo irrigado de extensas zonas
elevadas sin posibilidad de abastecimiento hídrico natural, que, englobadas en dichas almunias
reales, quedaron abandonadas y arruinadas antes de que los Reyes Católicos se apoderaron de
la ciudad. Los restos de Dār al-‘Arūsa permanecen en el Cerro de Santa Elena, mientras que
los exiguos restos que subsisten de los Alijares se encuentran en el patio de San Cristóbal del
cementerio municipal de Granada. El declive del complejo hidráulico se vincula con los terre-
motos acontecidos en el año 1431. Algunas de las fisuras aún visibles en los muros norte, este y
oeste, e incluso la ruina del lado sur de la alberca, podrían provenir de ese momento.
367
Fig. 2. Hipótesis con el desarrollo de la Alhambra y su territorio en el
momento de máxima expansión durante la segunda mitad del siglo xiv.
El Pozo Este, situado a levante de la Alberca Rota, permitió elevar el agua desde algunas de
las acequias que discurrían por la ladera norte de la Dehesa del Generalife hasta la superficie.
Desde su construcción en el último tercio del siglo XIV hasta su abandono, acaecido antes de
1492, se estiman al menos tres etapas en las que se elevó agua por él.
En su fase inicial, vinculada a las grandes obras constructivas realizadas en la segunda etapa
del reinado de Muḥammad V, el abastecimiento se producía a través de la galería inferior de
unos 97 m de longitud y 59 m de profundidad. El agua penetraba en el interior del cerro por
medio de una conducción, posiblemente de atanores, hasta alcanzar una alberquilla de fábrica
de ladrillo situada en el interior. Una noria de sangre fue establecida para elevar el agua desde tal
profundidad hasta la boca del pozo, encajada con dos arcos de ladrillo de medio punto y dividida
en dos aberturas de 1,10 x 1,50 m, separadas por un pequeño puente de 1,80 x 1,50 m.
En una segunda fase se abandonó dicha galería para excavar una nueva de 61 m de longitud,
368
situada a tan solo 32 m de la superficie. Por su interior se dispuso una canalización de ladrillo
que vertía el agua en una alberquilla colgada en la vertical del pozo. El suministro hidráulico po-
dría haber sido obtenido de algún minado existente en el cercano Barranco del Aljibe de la Llu-
via, donde destaca la captación existente en su cabecera, que continúa alimentando al depósito
de aguas que le da nombre. En la última fase de funcionamiento la alberquilla de la galería supe-
rior quedó anulada mediante una perforación ovalada realizada en su fondo, hecho que permitió
recuperar de nuevo el agua que podía almacenarse en el depósito inferior y que tendría que ser
izada a la superficie en dos maniobras, imposibilitando el uso de una noria en su boca exterior.
Una vez en la superficie, era conducida para su almacenamiento en la Alberca Rota, discurrien-
do presumiblemente por la parte superior del andén longitudinal que, tras pasar a pocos metros
del pozo, se encaminaba hacia el muro oriental de este depósito. El agua se vertería por encima
de la perforación aún visible en el mismo, que habría actuado como aliviadero. Desde ella partía
una canalización de atanores que habría permitido el riego de la ladera sur de este promontorio.
Entre los exiguos restos que nos han llegado del muro meridional, fue localizada la salida que
permitía el vaciado de este estanque. Una tubería de plomo, de apertura y cierre controlado, per-
mitía verter el líquido en una pileta, que regulaba y decantaba el flujo, posibilitando el llenado
de otros depósitos más bajos vinculados a las almunias de Dār al-‘Arūsa y los Alijares.
369
Fig. 3. Vista panorámica de la Umbría del Generalife, con el desarrollo
de las canalizaciones hidráulicas que la recorren o la han recorrido.
más arriba en el río Darro, en la otra ladera y en los parajes del Cortijo de Cortes10. El trayecto de
esta acequia es único hasta llegar a la ladera situada por encima del Carmen del Partidor. Aquí
deriva dos tercios de su caudal a un trazado inferior, que es el que mantiene el nivel primigenio,
dirigiéndose ambos hacia el recinto de la almunia del Generalife, desde la que pasará como un
solo canal a la ciudad de la Alhambra.
El tramo superior es conocido como Acequia del Tercio, tratándose de una modificación del
trazado originario mandado construir por Muḥammad I, que discurre algunos metros más abajo
(fig. 3). Este brazal, que recibe su nombre por llevar la tercera parte de las aguas, entra por la
parte alta del Generalife hasta alcanzar al denominado Albercón de las Damas y continúa hacia
unas huertas hoy desaparecidas bajo los nuevos aparcamientos. Este depósito es, por lo tanto,
uno de los elementos fundamentales para explicar el intento de intensificar la producción agrí-
cola en la almunia del Generalife, configurando también un sistema de abastecimiento de aguas
a otras partes11.
En cuanto al ramal inferior o de los Dos Tercios, que es el original, se dirige desde la di-
visión hacia el Generalife, vertebrando y articulando espacialmente esta almunia. Entra en la
zona construida atravesando el Patio de la Acequia. Marca los límites de la rigidez del sistema
hidráulico con claridad12, siendo prueba de ello la propia situación del Generalife y sus distintas
huertas. Por encima de la acequia se localiza la construcción arquitectónica y por debajo tres de
370
los espacios productivos que se benefician de sus aguas: de norte a sur son la Huerta Colorada,
Grande y de Fuente Peña.
Por los documentos inmediatamente posteriores a la conquista castellana del reino de Gra-
nada, sabemos que el derecho a usar el agua del ramal principal de la Acequia del Rey para el
riego de determinados jardines y huertas del Generalife provenía de tiempo inmemorial y estaba
directamente relacionado con el carácter de residencia real nazarí.
Tras la conquista, al seguir siendo propiedad de los reyes cristianos, ese derecho se vio con-
firmado en las nuevas ordenanzas cristianas que regularon el uso del agua de la acequia, dadas
en 1533 y 1546. El caudal total podía ser usado para el riego de la huerta y jardines interiores de
la Casa Real del Generalife, durante tres horas al día, desde las once de la mañana hasta las dos
del mediodía. Por la noche, desde la puesta del sol hasta el amanecer, podían usar el agua las tres
grandes huertas del Generalife. Antes de entrar al edificio, un gran tomadero de cuarenta reales
separaba, en las noches que le correspondía, el agua destinada al riego de la huerta Colorada,
primera de las tres grandes huertas pertenecientes a la alcaidía del Generalife13.
En la ladera norte de la Dehesa del Generalife, existe a una cota muy superior al de estas ca-
nalizaciones, otra que fue referida tras la conquista de Granada con el nombre de Acequia de los
Arquillos. Construida durante el segundo reinado de Muḥammad V, en su tramo inicial reutilizó
un antiguo canal minero procedente del río Beas, mientras que desde el Barranco de las Tinajas
es obra nazarí, terminando su recorrido en el Barranco del Aljibe de la Lluvia. En este entorno
el agua se introducía por la galería inferior del Pozo Este del complejo de los Pozos Altos
371
200 cm y una anchura entre 60 y 90 cm. Tales dimensiones permitían recorrer de pie su interior,
lo que facilitaría tanto los trabajos en la fase de su construcción como las tareas de manteni-
miento y limpieza.
El primero de estos sondeos constituyó la localización más interesante para entender la evo-
lución diacrónica de las estructuras vinculadas a esta canalización. Se ubicó en el lugar ocupado
por el eje del Barranco del Aljibe de la Lluvia, donde se sitúa la galería que penetra en la ladera
de la Umbría de la Dehesa del Generalife. Al investigar minuciosamente este ámbito se detectó
que, en un primer momento, esta galería no existía, realizando el cauce de la acequia una curva
bastante cerrada que discurría dentro de un túnel excavado en el sustrato geológico, llegando a
conectar con el fondo del segundo sondeo.
Además, en el recorrido de la Acequia Real a su paso por este barranco se descubrió un par-
tidor, construido en parte en el interior del cauce primigenio, bloqueando así el antiguo paso de
agua (fig. 4). De dicho cauce originario se conserva en su totalidad el lado izquierdo y parte del
abovedado del techo, mientras que el lateral derecho se destruyó en buena parte para construir
la estructura que funciona como partidor para derivar parte del caudal. Una vez realizada esta
obra, el nuevo cauce de la acequia que sigue su recorrido hacia la Alhambra se eleva casi un
metro, para volver a bajar una vez que cruza el barranco.
Para poder desviar el agua a la galería que fue excavada bajo la directriz del Barranco del
Aljibe de la Lluvia, el líquido tenía que ser retenido mediante una compuerta. Esta debió de
situarse en el lugar en el que se conservan los restos del último cierre utilizado en la década de
1960, al final de esta estructura de paso sobre el barranco, o en el límite septentrional de una
estructura de ladrillo conservada dentro de este cauce e inmediata a la boca de la galería, que en
este punto formaba la cabecera de la bóveda que lo cubría. El nivel de la cota de esta compuerta,
permitía que el agua rellenara todo el túnel original casi hasta su techo. De este modo podría
rebosar al interior de la galería que se introduce bajo el barranco y que conecta así la Acequia
372
Real con el primer pozo de elevación. No conocemos exactamente el sistema que permitía que
el agua pasase al interior de la galería, dado que no se ha conservado en su totalidad el rebosa-
dero, sino solo parte de las estructuras que lo conformaban.
Tras producirse esta derivación, el agua caía en una pequeña pileta de decantación y regula-
ción que se situaba justamente en la boca de la galería. Se han conservado los restos de mortero
de cal que constituían su base. Estaba delimitada por una pared de ladrillos y otra estructura más
compleja que se hallaba en el lateral orientado al este. Dicha estructura estaba muy deteriorada,
aunque su función fue la de encauzar el agua hacia la canalización que se adentraba en este
túnel.
Esta última canalización ha dejado vestigios muy significativos en el interior de esta galería
excavada en la formación geológica del Conglomerado Alhambra, tal y como ha podido com-
probarse en los tres sondeos arqueológicos llevados a cabo. El más exterior corresponde al en-
torno de la pileta situada en la boca, donde peor se ha conservado por estar en la zona de entra-
da,sujeta a un mayor deterioro. En este punto se ha documentado únicamente su cauce situado
junto a la pared orientada al este de la galería, realizado con argamasa de cal, así como el arran-
que del murete adosado a dicho lateral de la galería, construido con un mortero muy similar. Sin
embargo, como cabía esperar, en los sondeos realizados en la parte central y final de la galería,
los restos conservados eran de mayor entidad. En estos puntos pudo exhumarse ambas paredes
de la canalización que alcanzaba una profundidad superior a los 50 cm en diferentes puntos.
373
Fig. 6. (Arriba) Estructura perteneciente al brocal del Pozo Bajo. (Abajo) Vista cenital de los
restos del brocal del pozo bajo y de una línea de muro en el Barranco del Aljibe de la Lluvia.
374
punta remachada, especialmente en correspondencia con los barzones. Los tableros del muro
adosado al lateral de la galería fueron colocados muy cercanos al recorte sobre el Conglomerado
Alhambra, por lo que se tuvieron que ponerse de uno en uno, para así poder aplicar manualmen-
te la argamasa y después rellenar y compactar con un pequeño pisón. Las estacas a las que se
clavaron los tableros se dispusieron más bajas del listón superior, tal y como muestra la huella
en negativo, que concluye antes de la terminación superior de las paredes de la canalización,
quedando así recubierto en su parte superior al verter el mortero de cal. Este detalle constructivo
vendría a indicar que dichos encofrados fueron concebidos para no ser recuperables, sino para
dejarlos integrados en la canalización como superficie de contacto con el agua. Las huellas de
estas estacas están enfrentadas de forma intencional, lo que viene a indicar que en el proceso
constructivo se fueron levantado ambos muros laterales a la vez, permitiendo elementos trans-
versales entre ellos para acodarlos y favorecer su verticalidad, mientras se vertía la argamasa
para conformar las paredes de la canalización.
Sin embargo, en el murete situado junto a la pared de la galería se documentaron otras hue-
llas en negativo que comienzan un poco más abajo de la mitad de su altura y que llegan a sobre-
salir de la terminación superior de la canalización. Por el hecho de encontrarse restos de clavos,
una posibilidad es que se tratarse de listones para hincar un tablero de cubrición.
Por lo tanto, no hay que excluir que estuviese cerrada también con una cubierta de madera,
para proteger el cauce del desprendiendo periódico de pequeños fragmentos del Conglomerado
Alhambra. De esta forma estaría protegida y se evitarían labores extra de limpieza, especial-
mente difícil debido a su estrechez.
Según ha podido constatarse, el canal recorrería esta galería sin cambiar de posición. Tam-
bién se ha documentado en el sondeo más profundo, con una disposición similar al del sector
375
central. Cercano a este último debería hallarse una alberquilla donde almacenar el agua como
paso previo a su elevación por medio de un sistema de noria de sangre. El pozo que allí hubiese
existido habría tenido una altura superior a los 60 m, hasta alcanzar la superficie en el mismo
cauce del Barranco del Aljibe de la Lluvia, en las proximidades de la entrada de la galería infe-
rior del Pozo Este. Por medio de una somera limpieza arqueológica del terreno se han descubier-
to los restos de una posible arcada de ladrillo perteneciente a la estructura del brocal, que podría
haber seguido un esquema similar al que se ha conservado en la parte superior del Pozo Este,
con la presencia de varios arcos de ladrillo para su anclaje y arriostramiento (fig. 6).
En definitiva, todo el sistema hidráulico descubierto en esta intervención, vinculado con esta
galería conectada con la Acequia Real, tuvo como finalidad elevar el agua por medio de un sis-
Fig. 8. La colmatación de la
galería principal tras el cruce
que recubre las estructuras
asociadas a los siglos XIX y
XX.
tema de noria hasta la zona donde se encuentra la boca de la galería inferior del Pozo Este, que
permitía a su vez remontar el líquido hasta las inmediaciones de la Alberca Rota del Cerro del
Sol. De esta manera, el agua era vertida finalmente en este depósito de cabecera y regulación
de las almunias de Dār al-‘Arūsa y de los Alijares, el más alto de cuantos fueron construidos en
el entorno de la Alhambra. En su conjunto, ambos pozos permitirían subir el agua una altura en
torno a los 120 m desde la cota de la Acequia Real, hecho que configura un sistema de elevación
de agua de proporciones descomunales para la época, con un alto nivel de ingeniería medieval
adaptada a las posibilidades del entorno en el que fueron construidos y a su compleja materia-
lidad práctica (fig. 7).
El abandono de esta parte inferior podría responder tanto a problemas de naturaleza funcio-
nal por la dificultad de mantenimiento de un sistema de tal dimensión, como a una elevada de-
manda de la cantidad de agua para abastecer a todas las áreas que se alimentaban de la Acequia
Real, cuya función fundamental era la de servir a la Alhambra y a la almunia del Generalife.
Dentro de esta galería se ha podido documentar una fase posterior que ya nada tendría que
ver con su propósito hidráulico inicial. Se ha localizado un fragmento de cristal curvo de técni-
ca industrial, quizás perteneciente a una de las lámparas de carburo que se utilizó en las minas
376
desde finales del siglo XIX. De hecho, en esa centuria se reactivaron algunos trabajos de minería
aurífera, y desde 1826 hasta 1888 se otorgaron al menos 11 concesiones de explotación minera
en el Barranco del Aljibe de la Lluvia. De entre ellas, la más temprana tendría por objeto la
“Mina antigua abandonada” de oro denominada “Nuestra Señora de las Virtudes”, denunciada
por una compañía formada por el granadino Miguel de los Santos Carabantes Presto junto a
otros consortes. Estaba situada “en la cañada ó barranco de el Algive de la Lluvia en una al-
cantarilla de la Acequia de la Alhambra”15. Por tanto, en ese momento se había perdido toda
memoria del verdadero propósito de esta galería. A estas tentativas de explotación minera de los
recursos auríferos del Cerro del Sol pertenecerían todos los ramales de galería curvos que se han
hallado al final de dicha galería. Así lo demuestran los depósitos estratigráficos documentados
en su interior, así como las estructuras de mampuestos grandes y medianos que allí se localizan,
adosados a la pared izquierda de la galería principal y cerrando en gran medida la galería que
se desarrolla hacia el oeste. Esta práctica de colocar las piedras en los laterales fue una tónica
común en otras galerías mineras no explotadas industrialmente, apilándolas contra las paredes
para evitar el esfuerzo de tener que sacarlas fuera.
Quizás la planta curva que presentan estas nuevas galerías indique el intento de excavar una
gran cámara de explotación que aprovechase el hueco existente, formado por el pozo de la noria
colmatado desde arriba. En cualquier caso, los trabajos mineros no prosperaron, abandonándose
las labores sin llegar a desmontar la base del pozo, hecho que hubiera constituido un peligro de
hundimiento de la columna de derrubios que lo rellenaba.
Esta acumulación del material de arrastre que ha sellado el pozo también resulta visible des-
de una pequeña galería de algo más de 5 m de profundidad, situada unos 6 m por debajo de la
cota a la que podrían haber estado las estructuras vinculadas a su brocal (fig. 8). En esta ventana
sobre la columna depositada en el interior del pozo resultaba visible un trozo de hueso animal,
cuya datación por C14 arrojó una cronología centrada en el siglo XVI, lo que deja patente que
estaba prácticamente colmatado a final de este siglo y que el brocal del pozo podría haber estado
oculto a partir de este momento. El relleno de la galería inferior en su tramo final tras el cruce
con las otras excavaciones mineras abiertas en el siglo XIX, que recubre las estructuras asocia-
das a estas labores, debe responder a alguna acción antrópica llevada a cabo en ese momento, o
ser el resultado de un proceso de escorrentía que ha removido parte del relleno del pozo y que
se ha desplazado hasta el cruce de galerías.
En el exterior de la galería, más concretamente donde se sitúa la estructura de paso de la Ace-
quia Real y el partidor, se realizaron algunas reparaciones a lo largo del siglo XX y en épocas
anteriores. Se trata del lugar que se ubica por debajo de un pequeño salto de agua en el mismo
cauce, aunque pudo constatarse que la escorrentía que pudiese discurrir por el barranco se en-
contraba canalizada de forma precaria hacia un lateral.
La reparación más evidente es el recrecimiento del cauce de la Acequia Real y su ampliación
hacia el lateral norte, a la izquierda de la entrada de la galería. Allí se construyó un tramo de
muro curvo ejecutado con mampuestos de medianas dimensiones, unido por un mortero rico en
cal que se revocó en su parte exterior. Este añadido está muy dañado, especialmente en la zona
377
Fig. 9. Restos de la ampliación construida para la principal reparación
de la estructura del partidor en el Barranco del Aljibe de la Lluvia.
378
Conclusiones
Con anterioridad a este excepcional descubrimiento, los datos materiales y documentales
que se tenían señalaban que el llenado de la Alberca Rota se producía exclusivamente a partir de
la Acequia de los Arquillos. Los nuevos hallazgos vienen a confirmar el grado de sofisticación,
adaptabilidad y flexibilidad del complejo sistema hidráulico tejido por el poder nazarí en torno
a la ciudad de la Alhambra y a las fincas reales de sus inmediaciones.
Aún desconocemos exactamente cuál fue el régimen de funcionamiento conjunto o indivi-
dualizado de ambos suministros hidráulicos a las almunias de Dār al-‘Arūsa y de los Alijares.
Por el momento, los datos de que disponemos permiten establecer varias posibilidades:
1. La primera supondría que el sistema hidráulico desarrollado en el Barranco del Aljibe de
la Lluvia habría elevado inicialmente el agua de la Acequia Real por medio de dos norias de
sangre situadas en el brocal de otros tantos pozos. En un momento dado se abandonó la parte
inferior conectada con la Acequia Real y se impulsó la construcción de la Acequia de los Arqui-
llos, utilizándose solo la parte alta del sistema, que una vez puesta en funcionamiento no restaría
caudal a la primera de ellas en su discurrir hacia el Generalife y la Alhambra.
Por tanto, el proyecto originario fue complementado en un segundo momento con la puesta
en funcionamiento de la Acequia de los Arquillos y el posible abandono de la parte inferior del
sistema, aunque cabría también la posibilidad de que durante un tiempo ambas canalizaciones
funcionasen simultáneamente para abastecer a la Alberca Rota. En cualquier caso, la segunda
fase detectada en el Pozo Este, supondría la amortización del suministro desde estas canaliza-
ciones, ya fuese individualizada o conjuntamente. En este momento se construyó una alber-
quilla a mitad del pozo y se abrió una galería en la que se estableció una acequia en el centro,
construida con ladrillo de acarreo, para llenar dicho depósito, posiblemente extrayendo agua
desde algún nivel freático que pudiese explotarse en el Barranco del Aljibe de la Lluvia. En el
último momento de utilización de este sistema se abrió una oquedad en la base de dicho depósi-
to colgado en el Pozo Este, para volver a elevar agua desde la galería inferior, lo que implicaría
que, al menos una de las anteriores acequias tuvo que volver a suministrarle agua.
2. Otra posibilidad sería que este sistema en su conjunto hubiese sido construido durante
la segunda mitad del siglo XIV, con motivo de la creación de almunias de Dār al-‘Arūsa y de
los Alijares por Muḥammad V. Este hecho podría tener lógica desde la perspectiva de un acto
planificador para la puesta en explotación agrícola de las colinas situadas a mayor cota que la
almunia del Generalife. En tal caso, ambos pozos y galerías tendrían que tener una tipología y
características constructivas similares, hecho que también sería extensivo a las albercas y a los
brocales de los pozos donde se situaron las dos norias. Son pocos los detalles que se conocen de
la canalización que discurrió por la galería inferior del Pozo Este. En la prospección realizada en
2008 solo se pudo constatar la presencia de un atanor cubierto por una teja en una oquedad en el
suelo. Aunque este hecho no se puede hacer extensible a toda la galería hasta que no sea inter-
venida arqueológicamente, estos elementos difieren de los que han sido excavados en la galería
del pozo inferior. En cuanto a los brocales, el más bajo está mucho más deteriorado que el que
se ha conservado en el Pozo Este. Respecto a las alberquillas que habría existido en el fondo,
en ambos casos se encuentran cubiertas por el material caído por los dos conductos verticales,
379
aunque se conoce la existencia y las dimensiones de la del Pozo Este, que fue descrita a finales
del siglo XIX por Manuel Gómez-Moreno Martínez16.
3. Cabría una tercera opción, aun cuando a priori pueda parecer menos factible. También
existiría la posibilidad de que la conexión de este sistema con la Acequia Real de la Alhambra
hubiese constituido el último momento de elevación de agua hasta la Alberca Rota. En tal caso,
lo más probable es que esto hubiese sucedido una vez abandonado el suministro desde la Ace-
quia de los Arquillos, que en este caso habría sido la primera canalización puesta en servicio
con el propósito de abastecer a la almunia de los Alijares, tal y como relató Ibn ‘Āṣim17 al des-
cribirla a mediados del siglo XV, y también a la de Dār al-‘Arūsa. Esto podría estar vinculado
con la segunda fase detectada en el Pozo Este, cuando se habría anulado el suministro desde
la galería inferior. El análisis de datación por C14 del rollizo de madera que estaba englobado
en la estructura de paso de la Acequia Real por este barranco ha proporcionado una cronología
que, como muy temprano, se sitúa al final del primer tercio del siglo XV18 o a mediados de esa
centuria19. Siempre cabría la posibilidad de que la estructura hubiese sufrido reformas en esa
época ya tardía del emirato nazarí, lo que podría ser normal por estar construida en un ámbito
tan fácilmente alterable como es el cauce de un barranco, quedando expuesta a avenidas de agua
como consecuencia de lluvias torrenciales. Un dato que podría apoyar la posibilidad de una
reforma de esta estructura es la diferente inclinación que presentan los ladrillos en las hiladas
inferiores, justamente en las proximidades en las que se encuentra el hueco donde se localizó
este rollizo de madera.
Por otro lado, según la descripción realizada a mediados del siglo XV por Ibn ‘Āṣim sobre
los restos del palacio de los Alijares tras su destrucción en 1431, se estaba tratando de reparar
parte del sistema hidráulico que permitía llevar agua a los jardines y zonas del cultivo de la
almunia, para que no se perdieran las especies que habían sido plantadas décadas atrás. Este
hecho podría estar en relación con el último momento de utilización del Pozo Este de la Alberca
Rota, en la que se rompió el fondo de la alberquilla situada a la altura de la galería superior,
que podría haber sido excavada presumiblemente tras los daños del terremoto de 1431 para ser
llenada desde los niveles freáticos asociados al Barranco del Aljibe de la Lluvia. En tal caso,
se habría tratado de elevar de nuevo agua desde la galería inferior, tal vez conectándola con la
Acequia Real por medio de este segundo pozo y de su galería subterránea. Este hecho podría
haber acontecido a mediados de esa centuria, coincidiendo con la datación del resto de madera
analizado. En cualquier caso, esta hipótesis tendría que ser corroborada con más datos, pues el
resultado de una sola muestra podría estar arrojando una cronología imprecisa.
Sea cual sea la posibilidad que tuvo cabida durante el corto tiempo de vida de este sistema
de elevación de aguas, no cabe lugar a dudas que el complejo hidráulico descubierto es, entre
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los conocidos en al-Andalus, uno de los más majestuosos y quizás osados, en el que entraron
en juego dos acequias puestas en servicio por el poder nazarí. Tal propiedad le confiere un valor
patrimonial muy especial, hecho por lo que Patronato de la Alhambra y Generalife ha promovió
su investigación arqueológica, así como su puesta en valor y difusión.
Aún faltan muchos pormenores por dilucidar, que tendrán que ser despejados en futuras
investigaciones. Especialmente importante sería estudiar el punto de conexión entre los dos
pozos, dado que en este ámbito se habría realizado la transferencia del agua de uno a otro, posi-
blemente a través de una pequeña alberca y canalización, así como la conexión con la Acequia
de los Arquillos, que en este paraje conserva un tramo de su recorrido. También sería necesario
investigar arqueológicamente la galería inferior del Pozo Este, tanto para documentar y com-
parar la materialidad de la conducción que lleva el agua con el canal que ha sido exhumado
en el pozo inferior, como para estudiar la alberquilla que debe de encontrarse allí y que estaría
sepultada por los escombros caídos desde la superficie durante décadas. Por último, también
sería necesario documentar la existencia del depósito de agua que debe de situarse al final de la
galería conectada con la Acequia Real, para poder compararla con el anterior y con el que fue
intervenido arqueológicamente en la galería superior del Pozo Este.
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