Trabajo de Criminalidad
Trabajo de Criminalidad
Trabajo de Criminalidad
El autor sitúa a la verdad en el orden del discurso y sostiene que un discurso con
poder es capaz de construir verdad. El tratamiento de los temas de seguridad
ciudadana requiere de una visión estratégica y articulada. Entre los temas
fundamentales para formular una agenda se requiere considerar aquellos relativos
al hábitat territorial, especialmente en sus manifestaciones de desarrollo urbano.
Otro de los temas centrales de la agenda se refiere a la capacidad institucional y
técnica de las policías, aspectos que constituyen una porción importante de lo que
la política entiende por modernización sectorial o de competencias en torno a la
seguridad ciudadana.
Pero existe un conjunto muy amplio de nuevos aspectos que solo enumeraremos,
y que irán saliendo a lo largo de esta exposición, según el grado de importancia
que les atribuyo. El nivel de desarrollo cultural y de cohesión social que presenta
la sociedad, sus niveles de pobreza y marginalidad, la estructura de la población
vulnerable, tanto al tipo de delitos como a incurrir en conductas delictivas. El
desarrollo efectivo de los temas de género en esa sociedad, aspecto sustancial a
la hora de caracterizar los delitos con mayor incidencia social y menor intensidad
de violencia. Los niveles de confianza, tanto inter personal como respecto de las
autoridades que existen en la sociedad, entendida la confianza como un bien
público perfecto, y no como una característica de un vínculo personalizado. Esto
último se hace evidente en la actualidad, donde la multiplicidad de medios y la
velocidad con la que la información se transmite, hace que muchas veces no todo
lo que circula en los diferentes medios sea fidedigno o veraz.
Las teorías que aquí se presentan abordan las influencias a largo plazo
que tienen los medios sobre los individuos y sobre el sistema social. En este
sentido, no son teorías que den cuenta de los efectos en el comportamiento
de las personas, sino de teorías que dan cuenta de los efectos de los medios
en las formas de pensar y definir el mundo. Estas teorías se pueden dividir en
dos grandes grupos: las teorías de los efectos ideológicos y las del
establecimiento de agenda. Las teorías de los efectos ideológicos plantean que
gracias a la penetración sistemática de los mensajes homogéneos que entregan
los medios se produce un fenómeno de “cultivo” o “aculturación” en el que la
ciudadanía se forma imágenes determinadas sobre el entorno. Plantean
también que los mensajes de los medios abonan la existencia de ciertos
sistemas de creencias y producen efectos ideológicos porque la estructura
latente de los mensajes distorsiona la realidad, perpetuando los intereses de
la estructura de poder dominante.
A partir de los años noventa la inseguridad ha sido tan debatida en los espacios
públicos de discusión -y no tan públicos- desde donde se construye la sociabilidad
y, al mismo tiempo, tan hondamente sentida desde la intimidad familiar y subjetiva
que ha llegado a formar parte de la cotidianidad de los venezolanos. Cierto es que
se cometieron más delitos que en décadas anteriores; en consecuencia, la
magnitud del fenómeno es mucho mayor. Además, han aparecido formas
emergentes de violencia secuestro express, homicidios, extorsión, vacunas, robos
con lesiones, etc.- que le agregan dramatismo y espectacularidad. En la medida
en que estas manifestaciones de la violencia son representadas desde la visión
mediática, tienen repercusiones significativas en el ánimo de la población que se
siente temerosa, indefensa, en riesgo de ser víctima de un hecho delictivo.
Asalto a transeúntes.
Carterismo.
Violación.
Robo de bienes y artículos menores.
Robo a casas habitación.
Robo de vehículos.
Vandalismo.
Grafitis y pinta de muros y monumentos.
Ahora bien, éstos y otros delitos pueden ser cometidos en grandes proporciones y
por muchos individuos, con lo cual ya se convierte en una delincuencia
organizada, tanto de nivel intermedio como mayor. Cuando se convierten en tales,
se ha dado en decir que se convierten en la "industria del robo", "la industria del
secuestro", la "industria del robo de vehículos", etc. Por supuesto, la delincuencia
menor tiene las siguientes características, en términos generales:
a. Una precisión técnico-manual elevada y precisa parea cometer el ilícito con
rapidez, astucia y disimulo, y
b. El uso de la fuerza con apoyo en ventajas físicas, e incluso, en el empleo de
armas.
2. El asaltante puede apelar o no a dos recursos para lograr sus objetivos:
3. Normalmente existen compradores de bienes robados, que son quienes los
adquieren de conformidad con tarifas ya existentes en el mercado negro,
mismas que son fijadas por la oferta y la demanda así como por la situación del
entorno local, nacional e internacional.
4. Regularmente, los delincuentes operan con apoyo de una red de corrupción
entre autoridades intermedias (jueces calificadores, agentes del ministerio
público del fuero común) y corporaciones de seguridad pública desde sus
mandos y efectivos elementales hasta –cuando mucho– sus mandos medios
(agentes de policía, jefes de sector, etc.).
Cecilia Lozano Meraz indica que como resultado del histórico esfuerzo de la
humanidad por su supervivencia surgió el capitalismo, el cual presenta una
doble dimensión dialéctica en sus formas de acumulación de capital que no
necesariamente se implican desde el punto de vista de las relaciones jurídicas,
aunque sí desde el punto de vista económico, a saber:
I. La acumulación de capital basada en el ahorro y el trabajo personal, de
origen legítimo y legal, y
II. La acumulación de capital basado en actividades que dotadas de legalidad
(falsa), son ilegítimamente obtenidas para los efectos jurídicos de sus métodos
de generación y concentración de riqueza históricamente empleados: formas
de crimen organizado.
Sin embargo, al constituir una actividad (o actividades) ilegales, aun cuando
pudieran parecer licitas, caen de facto en el campo del derecho penal y, por
ende, merecen especial estudio y análisis, a efecto de detectar, controlar,
contrarrestar, disminuir y erradicar la acción y efectos de ésta o éstas, así
como a los individuos y grupos que las llevan a cabo.
El sitio web de la Procuraduría General de la República (PGR) señala que "el
concepto "delincuencia organizada" fue empleado por primera vez por el
criminólogo norteamericano John Ladesco en 1929, para designar a las
operaciones delictivas provenientes de la mafia".
En México, en 1993 al reformarse el artículo 16 Constitucional, se introduce por
primera vez el concepto de "delincuencia organizada"; el 1° de febrero de 1994
entran en vigor importantes reformas al Código Penal Federal y a los Códigos
de Procedimientos Penales, Federal y del Distrito Federal, en los que también
se hace referencia a este concepto.
Este tipo de delincuencia –señala la PGR– fue designada con la palabra
"organizada", ya que se refiere a la "asociación", a la "sociedad", a la
"corporación", al "grupo", al "sindicato", a la "liga", al "gremio", a la "coalición",
en sí a la "unión", como forma de conjuntar esfuerzos en grupo; y con el
empleo de la violencia, soborno, intimidación y fuerza, los delincuentes
llevaban a cabo sus actividades ilegales.
Ahora bien, es bastante común referirse a la delincuencia organizada bajo el
sinónimo de mafia (o mob, como se le llama en Estados Unidos y Asia), y a los
delincuentes en gran escala se les llama entonces mafiosos o gángsters. Ya se
habló de la voz mafia.
Bibliografia
REFERENCIAS
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