Kabat-Zinn, Algunas Reflexiones Sobre El Origen Del MBSR
Kabat-Zinn, Algunas Reflexiones Sobre El Origen Del MBSR
Kabat-Zinn, Algunas Reflexiones Sobre El Origen Del MBSR
Jon Kabat-Zinn
El autor relata parte de los primeros tiempos de lo que ahora se conoce como
MBSR y su relación con la medicina tradicional y la ciencia de la conexión
mente/cuerpo y salud. Se hace hincapié en la importancia de que tanto el
MBSR como otras intervenciones basadas en la Atención Plena se inspiren
en una comprensión universal del dharma que sea congruente con el
Buddhadharma pero que no se vea limitada por sus manifestaciones
históricas, culturales y religiosas relacionadas con sus provincias de origen y
sus tradiciones únicas. Sitúa estos desarrollos dentro de una confluencia
histórica de dos epistemologías muy diferentes que se encuentran entre sí
por primera vez: la ciencia y las tradiciones meditativas. El autor aborda el
fundamento ético del MBSR, así como cuestiones de linaje, de habilidades y
de otros medios para maximizar la posibilidad de que el valor de cultivar la
atención en su sentido más amplio pueda ser escuchado, abrazado y
cultivado con sentido común y de forma universal en ambientes seculares. Se
dirige directamente a instructores de Mindfulness al mencionar la idea de
incorporar y representar la esencia del dharma sin depender del vocabulario,
los textos y las formas de enseñanza de los entornos tradicionales budistas,
aunque sí es importante conocerlos, en una u otra medida, para su propio
desarrollo personal. La perspectiva del autor se basa en lo que la tradición
Zen define como el punto de vista de los mil años. Aunque no se indica
explícitamente en este texto, el autor ve el interés actual en la Atención Plena
y en sus aplicaciones como una señal de la emergencia multidimensional de
una promesa con una gran capacidad de transformación y de liberación, la
cual, si se cuida y se atiende, puede dar lugar a un florecimiento en este
planeta semejante a un segundo Renacimiento, y esta vez a escala global,
para el beneficio de todos los seres sintientes y para nuestro mundo.
Como voy a contar un poco más adelante, el programa de reducción del estrés
basado en mindfulness (MBSR) fue desarrollado como uno más de un número
posiblemente infinito de métodos válidos para traer el dharma a los entornos
tradicionales.1 Nunca ha sido una cuestión del MBSR por y para sí mismo.
Siempre se ha tratado de la M. Y la M es una M muy grande, tal y como intento
describir en este artículo.
Dicho esto, la calidad del MBSR como intervención será tan buena como lo
sea el instructor de MBSR y su comprensión de lo que se requiere para ofrecer un
programa que de verdad se base en la Atención Plena. Gran parte de lo que se
dice aquí, tanto en este artículo como en el ejemplar completo de la revista, se
dirige a reforzar nuestra indagación colectiva acerca de lo que hace falta para
mantener los estándares más altos de comprensión y de práctica a la hora de
impartir este tipo de programas en los próximos años, teniendo en cuenta el
aumento exponencial en el interés y en la actividad en este campo emergente, así
como sus riesgos y oportunidades. Por necesidad, la perspectiva aquí planteada
es inevitablemente personal, y viene conformada por mi propia experiencia en las
últimas cuatro décadas. La ofrezco con la esperanza de que sea de utilidad a los
demás y a los diálogos sobre los significados y la esencia del mindfulness, su valor
y su promesa en un mundo más amplio, las dificultades que conllevan tales
aspiraciones y los desafíos que deberemos enfrentar individual y colectivamente
en el futuro a la hora de desarrollar nuevos caminos y nuevos vehículos hábiles
para desplazar la curva de campana actual de nuestra sociedad hacia un mayor
salud y bienestar. En este sentido, el programa MBSR fue concebido y funciona
como una intervención de salud pública, y como un vehículo para la transformación
tanto del individuo como de la sociedad.
Cuando escribí “Vivir con plenitud las crisis”, nueve años después de
comenzar con la Clínica de Reducción del Estrés, era muy importante para mí que
contuviera la esencia y el espíritu del currículo del MBSR tal y como se explica a
nuestros pacientes. Al mismo tiempo, quería expresar el dharma que subyace en
el currículo pero sin utilizar en ningún momento la palabra "dharma" o invocar el
pensamiento budista o algún tipo de autoridad, ya que por razones obvias no
enseñamos el MBSR de esa manera. Mi intención y mi esperanza eran que el libro
pudiera encarnar en la medida de lo posible la esencia del dharma y de las
enseñanzas de Buda en acción, y hacerlas accesible para aquellos ciudadanos
que enfrentan el estrés, el dolor, y la enfermedad. Esto se deja bien claro en la
introducción, en la que no dudé en declarar de forma explícita sus orígenes
budistas. Sin embargo, desde el inicio del MBSR, he hecho todo lo posible para
estructurar y encontrar la manera de hablar de ello tratando de evitar, en la medida
de lo posible, el riesgo de que se pudiera identificar como algo budista, "Nueva
Era", "misticismo oriental" o simplemente "poco confiable”. Para mí esto era un
riesgo constante y grave que habría perjudicado nuestros intentos de presentar el
MBSR como algo de sentido común, normal, basado en la evidencia y, en última
instancia, un elemento legítimo dentro del tratamiento médico convencional. Esto
era un reto constante, considerando que todo el currículum se basa en una
práctica y un entrenamiento relativamente intensivos (para principiantes) de
meditación y yoga, y la meditación y el yoga se identifican bastante con elementos
de la "Nueva Era".
Antes de la publicación del libro, les pedí a un número de colegas a los que
respetaba que avalaran el libro. Entre las personas consultadas estaba Thich Nhat
Hanh, a quien yo conocía en aquel momento sólo a través de sus escritos; más
concretamente, por su pequeño libro, El Milagro de la Atención Plena (Hanh,
1975), que contenía una sencillez y una simplicidad que yo admiraba. En este
caso, más que la esperanza de ningún tipo de respaldo, pensé simplemente en
compartir con él la dirección que estábamos tomando y conocer sus impresiones.
Realmente yo no esperaba una respuesta. Sin embargo, me respondió y me
presentó un resumen que me hizo sentir que había captado la esencia del libro y el
camino que yo estaba tratando de recorrer. Es más, lo expresó de una manera tan
elegante y significativa que sentí que era un regalo, y que sería una falta de
respeto no utilizarlo después de haberlo pedido. Sin embargo, me lo pensé dos
veces. Esto provocó en mí una especie de crisis durante un tiempo, porque no solo
Thich Nhat Hanh era sin duda alguna una autoridad budista, sino que además en
su breve comentario aprobatorio utilizaba la misma palabra extranjera dharma no
una, sino cuatro veces. Aun así, lo que decía se dirigía profunda y directamente a
la esencia de la visión original y la intención del MBSR. Y yo me preguntaba: ¿Es
este el momento adecuado para esto? ¿Sería bueno ir un poco más allá de lo
establecido en este momento? ¿O podría ocurrir que al final causara más daño
que beneficio? En retrospectiva, estas inquietudes ahora me suenan un poco
estúpidas, pero en aquel momento me parecían importantes.
Y así, al final, me decidí a usar las palabras de Thich Nhat Hanh y ponerlas,
con su permiso, como prefacio del libro. Era una simple continuación de algo que
había estado haciendo ya desde hace muchos años al dar charlas (en jornadas de
medicina y psiquiatría) en centros médicos de todo el país, así como en
conferencias públicas. A mediados de la década de 1980 había comenzado a
utilizar una serie de diapositivas que incluían una fotografía de la gran estatua de
Buda en Kamakura, Japón, buscando caminos simples y prácticos para explicar,
en audiencias profesionales y laicas, los orígenes y la esencia de esas
enseñanzas: por ejemplo, que el mismo Buda no era budista, que la palabra
"Buda" significa “aquel que ha despertado”, y que Mindfulness, a veces
mencionado como "el corazón de la meditación budista" poco o nada tiene que ver
con el budismo en sí, y sí tiene mucho que ver con el despertar, la compasión y la
sabiduría. Estas son cualidades universales del ser humano, precisamente aquello
hacia lo que la palabra dharma está apuntando. La palabra tiene muchos
significados, pero se puede entender principalmente como las enseñanzas del
Buda y como la ley universal en relación con el sufrimiento y la naturaleza de la
mente.
Para que nuestro trabajo sea más competente, es importante que nosotros
indaguemos profundamente en las inevitables limitaciones de nuestros puntos de
vista individuales y explicar la tensión, el misterio, y la posibilidad de profundizar
continuamente en nuestro conocimiento promoviendo la evolución de nuestros
intereses colectivos y actividades sobre la base de las perspectivas expresadas
por los colaboradores de este número especial.
Tengo la esperanza de que las personas atraídas por este campo lleguen a
apreciar el inmenso potencial de transformación del dharma en sus expresiones
más universales y hábiles a través de su propia práctica y entrenamiento en
meditación. La Atención Plena sólo se puede entender desde adentro hacia afuera.
No es una más de las técnicas cognitivo-conductuales a utilizar en un paradigma
de cambio de comportamiento, sino una forma de ser y una forma de ver que tiene
hondas implicaciones para la comprensión de la naturaleza de nuestras propias
mentes y cuerpos, y para vivir la vida como si realmente importara (Kabat-Zinn,
2003). Se trata principalmente de lo que Francisco Varela denominó una
experiencia en primera persona. Sin esa base viva, nada de lo que realmente
importa estará disponible para nosotros en formas que sean al máximo curativas,
transformadoras, compasivas y sabias. De todas formas, al final no hay dentro ni
fuera, sino sólo un todo uniforme, despierto y consciente.
"Un ser humano es parte de un todo al que llamamos “universo”, una parte
limitada en el tiempo y en el espacio. Este ser humano se experimenta a sí mismo,
sus pensamientos y sensaciones como algo separado del resto, en una especie de
ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es para nosotros como una cárcel que
nos limita a nuestros deseos personales y a sentir afecto por unas pocas personas
cercanas a nosotros. Nuestra tarea ha de ser liberarnos de esta prisión ampliando
nuestro círculo de compasión para abarcar a todos los seres vivos y a toda la
naturaleza en toda su belleza. Nadie es capaz de lograr esto por completo, pero la
lucha para alcanzarlo es en sí misma una parte de la liberación, y una base para la
seguridad interior”
Albert Einstein
New York Times, 29 marzo 1972
Motivación
Vislumbrando lo posible
Los primeros artículos sobre MBSR no sólo citaban sus raíces Theravada
(Kornfield, 1977; Nyanaponika, 1962) sino también sus raíces Mahayana dentro de
las dos tradiciones Zen, tanto Soto (Suzuki, 1970) como Rinzai (Kapleau, 1965) (y
por linaje, las corrientes anteriores chinas y coreanas), así como algunas
corrientes de las tradiciones yóguicas (Thakar, 1977) incluyendo el Vedanta
(Nisargadatta, 1973) y las enseñanzas de J. Krishnamurti (Krishnamurti, 1969,
1979) y de Ramana Maharshi (Maharshi, 1959). Mi propio maestro principal Zen,
Seung Sahn, era coreano, y enseñaba los dos métodos, Soto y Rinzai, incluyendo
el amplio uso y el valor de los koans y los "combates del Dharma" basados en
koans entre profesor y alumno (Seung Sahn, 1976). Este modelo contribuyó en
parte al elemento de intercambios interactivos momento a momento en la clase
entre profesor y participante, a través de los cuales exploran juntos, a veces con
gran detalle y desafío, la experiencia directa en primera persona de la práctica y
sus manifestaciones en la vida cotidiana. Esta destacada característica del MBSR
y de otras intervenciones basadas en la Atención Plena ha venido a denominarse
como "indagación" o diálogo”7 (Kabat-Zinn, 2005d; Ocok, 2007; Williams et al.
2007).
En los primeros años encontré un gran apoyo para la dirección que estaba
tomando en los escritos de Nyanaponika Thera (1962) y, en particular, en lo que yo
concebía entonces, y aún ahora, como un compendio muy elegante del elemento
fundamental del mindfulness. Según sus propias palabras, Mindfulness es, por
tanto:
Por esta razón y por una afinidad personal con las distintas corrientes de
Chan y Zen, desde los inicios del MBSR pusimos énfasis en la no-dualidad y en la
dimensión no-instrumental de la práctica y por lo tanto, en el no- hacer, no
esforzarse, no saber, no apegarse a los resultados, ni siquiera a los resultados de
salud positivos, y a la investigación más allá de los nombres y de las formas y del
mundo de las apariencias, de acuerdo con las enseñanzas del Sutra del Corazón
que ponen de relieve el carácter intrínsecamente vacío incluso de las Cuatro
Nobles Verdades y del Óctuple Sendero, e incluso de la liberación misma, y sin
embargo esas enseñanzas no son nihilistas ni positivistas sino una vía intermedia
(véase Kabat-Zinn, 2003-2005f; Wallace y Hodel, 2008). El énfasis en Chan sobre
la transmisión directa fuera de los sutras o enseñanzas ortodoxas [Luk, 1974]
también refuerza la sensación de que lo que está implicado en la práctica de la
atención plena no es en última instancia una cuestión del intelecto, de la cognición
o de erudición, sino de una experiencia directa auténtica, amplia y en primera
persona alimentada, catalizada, reforzada y conducida por la perspectiva en
segunda persona de un maestro bien entrenado, altamente experimentado y
empático. Por lo tanto, el MBSR se basaba en una perspectiva no-autoritaria y no
jerárquica que daba lugar a una mayor claridad, comprensión y sabiduría (lo que
podríamos llamar el dharma esencial) gracias a los intercambios entre el instructor
y los participantes y a la práctica de la meditación del participante siguiendo la guía
del instructor. Y de hecho, con toda intención, damos una gran cantidad de
orientación en las prácticas de meditación de MBSR en las primeras semanas del
programa, tanto en la clase como en las meditaciones guiadas de los CD.
Se puede ver un ejemplo concreto de la orientación del camino medio del
MBSR en la forma en que el instructor se relaciona con los participantes y con todo
este proyecto. Aunque todos nuestros pacientes vienen con diversos problemas,
diagnósticos y enfermedades, hacemos todo lo posible para captar su totalidad
intrínseca. Solemos decir que desde nuestro punto de vista, mientras estés
respirando, hay más cosas “buenas” que “malas” en ti, por muy mal que estés. En
este proceso, hacemos todo lo posible para tratar a cada participante como un ser
humano completo, y no como un paciente, o como un diagnóstico, o como alguien
que tiene un problema que necesita ser arreglado. El MBSR se basa totalmente en
un enfoque y una orientación que no son algo fijo. No se trata tanto de curar como
de sanar, lo que yo defino como llegar a un entendimiento con las cosas tal y como
son, con plena consciencia. A menudo vemos que con el tiempo la sanación tiene
lugar por sí misma a medida que nos alineamos con lo mejor y más profundo que
hay en nosotros y descansamos en la conciencia del momento a momento sin
apegarnos al resultado. O bien viendo y no juzgando, en la medida que nos sea
posible, la intensidad con que nos apegamos a un resultado en particular y a
continuación llevar esa cualidad de la conciencia a todos los aspectos de nuestras
vidas, de nuestro trabajo y nuestras relaciones lo mejor que podamos.
Ética
De esta manera, y también por razones culturales que tienen que ver con
algo tan común en nuestra sociedad como profesar una postura moral hacia el
exterior que uno no cumple interiormente, parece apropiado en nuestro entorno
que el fundamento ético de la práctica sea más implícito que explícito, y que puede
ser mejor expresado, respaldado y favorecido por la forma en que el instructor de
MBSR y todo el personal de la clínica lo encarnamos en nuestras propias vidas y
en la forma en la que nos relacionamos con los pacientes, los médicos, el personal
del hospital, todo el mundo y, por supuesto, cómo nos relacionamos con nuestra
propia experiencia interior. Al final, la responsabilidad de vivir una vida ética recae
sobre los hombros y los corazones de cada uno de los que elegimos trabajar en
intervenciones basadas en mindfulness. También es una responsabilidad de
dharma distributivo. Y la primera línea de defensa en cuanto al potencial de
transgresión o traición es siempre la conciencia de las propias motivaciones y
emociones, y de las tendencias universales de codicia, aversión, ilusión, y
"narcisismo" que tan fácilmente pueden colorear nuestros momentos y cegarnos a
las causas profundas del sufrimiento, haciendo que podamos estar participando en
ello sin darnos cuenta.
Para empezar, quiero decir que no hay nada malo con los mapas. Me
encantan los mapas, y puedo estudiarlos minuciosamente durante horas. Son
increíblemente útiles, a veces absolutamente esenciales, y para algunas personas
puede ser maravillosamente placentero contemplarlos sin cesar. Yo soy una de
esas personas. Tal contemplación puede conducir a una gran comprensión. Pero
como dice el refrán, los mapas no son el territorio. Esto es muy importante para la
enseñanza del MBSR y de otras intervenciones basadas en mindfulness.
Todo esto es para decir que puede ser muy útil contar con una sólida base
personal en el Buddhadharma y en sus enseñanzas, como se sugiere en las
secciones anteriores. De hecho, es prácticamente esencial e indispensable para
los profesores de MBSR y de otras intervenciones basadas en mindfulness. Sin
embargo, poco o nada de esto puede introducirse en la clase excepto su esencia.
Pero sin duda, si la esencia está ausente, entonces cualquier cosa que uno haga o
piense que está haciendo no estará basado en mindfulness en la manera en que
nosotros entendemos el término.
Entonces, ¿cómo se podría entender todo el tema del linaje?, sobre todo el
linaje de tus pacientes y clientes, pues probablemente su linaje empiece contigo,
su profesor... ¿Qué entiendes tú como tu propio linaje? ¿Qué sustentó tu práctica
del dharma y tu comprensión inicial? ¿Qué las sustenta ahora? Tal vez el dharma
sea tu linaje, en su sentido y expresión más amplia y más universal,
independientemente de las particularidades de tu historia con el dharma. Los
medios hábiles pueden requerir que asumas la responsabilidad en su totalidad, sin
palabras, tal vez con una sonrisa interior, no de autosatisfacción, o de secreto, o
de logro de algo, sino de alegría porque el linaje real no tiene forma, y con ojos
virtuosos y un corazón bondadoso saber que, literalmente, todo y todo el mundo es
ya el Buda, los patriarcas, es ya el dharma, es ya tu maestro. No tienes nada que
hacer, excepto darlo, y la única manera de hacerlo es darte a ti mismo. Y sin
ningún coste, pues esto y tú ya sois libres.
NOTAS
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