Bases Biofisicas de La Respiracion

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CAPÍTULO 7

Biofísica del aparato respiratorio animal


Daniela Olivera, Daniel Olaiz

Generalidades: Estado gaseoso

Dependiendo de las condiciones de presión y temperatura todas las sustancias pueden


presentarse en alguno de los estados de agregación de la materia: sólido, líquido o gaseoso. Dadas
las condiciones existentes en la superficie terrestre, sólo algunos compuestos pueden hallarse de
modo natural en los tres estados, tal es el caso del agua. La mayoría de las sustancias se
presentan en un solo estado. Así, por ejemplo, los metales o los elementos que constituyen los
minerales se encuentran en estado sólido y el oxígeno o el CO2 en estado gaseoso.
Particularmente el estado gaseoso, es en diversos aspectos más sencillo que el líquido y el
sólido. Las moléculas que constituyen un gas están muy separadas entre ellas con lo cual casi
no son atraídas unas por otras, por lo que se mueven de manera aleatoria a gran velocidad, se
encuentran prácticamente libres, de modo que son capaces de distribuirse por todo el espacio
en el cual son contenidos. Las fuerzas gravitatorias y de atracción entre las moléculas son
despreciables, en comparación con la velocidad a que se mueven.
A partir de estas consideraciones del estado gaseoso es que podemos mencionar las
características/propiedades de los gases en general:

 Estado más simple en que se encuentra la materia.


 No tienen ni volumen ni forma definido, ocupan completamente el volumen del
recipiente que los contiene adoptando su forma.
 Son fácilmente compresibles (debido a que existen enormes espacios vacíos
entre unas moléculas y otras).
 Los gases ejercen presión sobre cualquier superficie que entren en contacto ya
que están en continuo movimiento.
 Difunden fácilmente.
 Fuerza de cohesión es nula.

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Gases Ideales

Teoría Cinética Molecular

La teoría cinética de los gases se enuncia en los siguientes postulados, y representa la


interpretación molecular del comportamiento del gas ideal:
1. Un gas está constituido por moléculas pequeñísimas ubicadas a gran distancia entre sí;
su tamaño (volumen) se considera despreciable en comparación con los espacios vacíos que
hay entre ellas.

2. Las moléculas de un gas son totalmente independientes unas de otras, de modo que no
existe atracción ni repulsión intermolecular alguna. Con lo cual las moléculas se desplazan en
línea recta hasta que colisionan.

3. Las moléculas de un gas se encuentran en movimiento continuo, en forma desordenada;


chocan entre sí y contra las paredes del recipiente, dando lugar a la presión del gas.

4. Los choques de las moléculas son elásticos, no hay pérdida ni ganancia de energía
cinética, aunque puede existir transferencia de energía entre las moléculas que chocan.

5. La energía cinética media de las moléculas, es directamente proporcional a la


temperatura absoluta del gas; se considera nula en el cero absoluto.

Desviaciones a la idealidad. Gases reales

Se establece que los gases se comportan de manera ideal sólo en determinadas


condiciones, estas son: temperaturas altas y presiones muy bajas. Al alejarnos de dichas
condiciones presentan un comportamiento real, con lo cual las suposiciones realizadas para la
idealidad no son válidas, debido a esto, un gas real presenta las siguientes características:
 El tamaño de sus moléculas no es despreciable.
 Los choques entre las moléculas y con la pared del recipiente hacen que se
pierda energía cinética.
 Debido a que las moléculas interactúan unas con otras, actuando fuerzas
atractivas o repulsivas, dependiendo de las distancias entre las moléculas, las
trayectorias de desplazamiento ya no suponen líneas rectas.
 No se rigen por las Leyes de los gases ideales, sino por la Ecuación de van der
Waals, la cual considera el covolumen (volumen ocupado por las moléculas) y la
presión interna (producida por las interacciones entre las moléculas).

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Ecuación de van der Waals
La ecuación de van der Waals es una modificación de la ley de gas ideal con el fin de tener
en cuenta el tamaño molecular y las fuerzas de interacción moleculares, permitiendo describir
de forma más satisfactoria el comportamiento de los gases al alejarse de las condiciones de
alta temperatura y baja presión. Su expresión es la siguiente:

Donde P: presión del gas,


V volumen del gas,
T temperatura absoluta del gas,
R constante universal de los gases,
n número de moles del gas,
b constante que tiene en cuenta el volumen de las moléculas o covolumen,
a constante que tiene en cuenta las interacciones entre las moléculas.

a y b son valores particulares para cada gas.

Leyes de los gases ideales

Estas leyes describen el comportamiento de los gases en condiciones de idealidad (altas


temperaturas y bajas presiones).

Ley de Boyle y Mariotte

Esta ley relaciona el volumen y la presión de una cierta masa de gas cuando su temperatura
no varía (proceso isotérmico). El postulado dice: El volumen de una masa de gas determinada
a temperatura constante es inversamente proporcional a la presión.
Matemáticamente esto queda expresado como:

Donde P: presión del gas,


V: volumen del gas,
K1: constante de proporcionalidad que depende de la temperatura, de la masa y naturaleza
del gas.

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Si consideramos que una cierta masa de un gas cambia de un estado inicial 1 a un estado
final 2, esta ley puede expresarse como:

Dónde: P1: presión del gas en el estado 1,


V1: volumen del gas en el estado 1,
P2: presión del gas en el estado 2,
V2: volumen del gas en el estado 2.

En la figura 7.1 A se representa mediante un esquema la aplicación de esta ley. En este


ejemplo, el gas se encuentra en un recipiente a temperatura constante y experimenta un
cambio de presión, de P1 a P2 (disminución), con lo cual el volumen que ocupa cambia,
aumentando de V1 a V2, verificándose la ley mencionada. La figura 7.1 B grafica cómo es la
evolución de ambas variables, presión y volumen, a temperatura constante.

Figura 7.1: Ejemplo de aplicación de la Ley de Boyle y Mariotte. A) Representación esquemática, B)


Evolución de la presión y el volumen.

Ley de Charles-Gay Lussac

Esta ley enunciada por ambos científicos, parte de la base experimental que cuando una
cierta masa de gas se calienta a presión constante, ésta presenta un aumento de volumen, se
expande, en cambio cuando se enfría, se contrae (Fig. 7.2).

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Entonces, para una presión determinada, si graficamos los cambios de volumen que
experimenta una masa de gas al variar su temperatura resulta una línea recta como se muestra
en la figura 7.3. Las líneas llenas representan este comportamiento en la práctica ya que por
debajo de cierta temperatura, los gases se convierten en líquidos (líneas punteadas). Se puede
ver también en este gráfico que todas las líneas llegan a un mismo valor, 273,15 ºC, el cual
corresponde al cero absoluto o cero Kelvin (más detalle ver Capítulo 9).

Figura 7.2: Representación esquemática de la Ley de Charles-Gay Lussac.

Estas experiencias dieron lugar al postulado de la Ley Charles-Gay Lussac: El volumen de


una determinada masa de gas, a presión constante, es directamente proporcional a la
temperatura absoluta.
Matemáticamente esta ley queda expresada como:

Donde V: volumen del gas,


T: temperatura absoluta del gas (Temperatura en ºC +273,15)
K2: constante de proporcionalidad que depende de la masa y naturaleza del gas y de la
presión a la que se encuentra.

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Figura 7.3: Gráfico de la variación del volumen con la temperatura absoluta de una muestra de gas
cuando la presión se mantiene constante.

Por lo tanto, si tenemos una masa de gas que se encuentra en un estado inicial 1 (P1,V1,T1)
y pasa a un estado final 2 donde se mantiene constante la presión (P1, V2,T2), la expresión de
la Ley de Charles-Gay Lussac resulta:

Donde V1= volumen ocupado por el gas en el estado inicial,


T1 = temperatura absoluta del gas en el estado inicial,
V2= volumen ocupado por el gas en el estado final,
T2= temperatura absoluta del gas en el estado final.
Análogamente, dichos investigadores postularon que, a volumen constante, la presión de
una determinada masa de gas es directamente proporcional a su temperatura absoluta.
Esto matemáticamente es:

Donde P: presión del gas,


T: temperatura absoluta del gas (Temperatura en ºC +273,15)

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K3: constante de proporcionalidad que depende de la masa y naturaleza del gas y del
volumen que ocupa.

Ecuación de Estado. Ecuación de los Gases Ideales

De la combinación de las leyes enunciadas anteriormente,


Ley de Boyle – Mariotte:

Ley de Charles Gay Lussac:

podemos llegar a una expresión general donde ninguna variable se mantiene constante, con
lo cual resulta:

Por lo tanto, si una cierta masa de gas varía su condición desde un estado inicial 1, hasta un
estado final 2, al aplicar la ecuación de estado resulta:

Dicha ecuación también la podemos expresar como:

Considerando a R como la constante universal de los gases, a partir de esta última fórmula
surge la Ecuación de los gases ideales: (Ecuación para 1 mol de gas); en tanto
considerando n moles:

Donde P: presión del gas


V: volumen del gas
n: número de moles de gas
R: constante universal de los gases ideales
T: temperatura absoluta del gas en Kelvin.

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Determinación de R

La constante R, o constante universal de los gases ideales se obtiene despejándola de la


Ecuación de los gases ideales, considerando 1 mol de gas en condiciones estándar de presión
y temperatura, esto es a 0 °C (273,15 K) y a 1 atm de presión. En estas condiciones, un mol de
cualquier gas ocupa 22,4 Litros, con lo cual reemplazando estos valores en la ecuación resulta:

Análogamente, si queremos expresar R en otro sistema de unidades, debemos expresar V y


P en dicho sistema. Por ejemplo en unidades del sistema C.G.S., el volumen será: 22414 cm3 y
la presión 1,013 106 Dinas/cm2, con lo cual R resulta:

En el sistema M.K.S. será igual a 8,31 J/ K mol y si consideramos que:

1 J------0,24cal
8,31J---x = 1,987 ≈ R = 2 cal / K mol

Mezcla de gases. Ley de Dalton

La mayoría de los gases que encontramos en la vida diaria son mezclas de gases como es
el caso del aire que inhalamos y que exhalamos.
En condiciones de baja presión y alta temperatura y si los gases de la mezcla no reaccionan
entre sí, podemos suponer que estos tienen un comportamiento ideal, con lo cual la ecuación

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general de los gases ideales es válida. En ese sentido, John Dalton describió mediante el
siguiente postulado que: la presión total en una mezcla de gases es igual a la suma de las
presiones parciales de cada gas en la mezcla.
Entonces la presión total PT de una mezcla de gases es:

Donde Pp: presión parcial del gas


n: número de gases en la mezcla

Siendo la presión parcial de un gas en una mezcla gaseosa, la presión que éste tendría si
dicho gas se encontrase solo ocupando el total del volumen a igual temperatura.
Matemáticamente la presión parcial de un gas se expresa como:

Donde: Ppi: presión parcial del gas i


Xi: fracción molar del gas i
PT: presión total de la mezcla de gases

La fracción molar de un gas (X) se obtiene a partir del número de moles del gas y de los
moles totales de los gases que forman la mezcla, mediante la siguiente expresión:

Donde ni: número de moles de i en la mezcla


nt: número de moles totales

En la figura 7.4, se esquematiza la aplicación de esta ley en una mezcla de dos gases, 1 y
2, con lo cual la presión total y las presiones parciales se expresarían como:

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Figura 7.4: Representación esquemática de la Ley de Dalton.

Por ejemplo, si tenemos una mezcla de gases formada por 8 moles de N2, 4 moles de O2 y
2 moles CO2, las fracciones molares de cada gas serán:

=0,57

=0,29

=0,14

En este ejemplo se puede ver que la suma de las fracciones molares da 1, resultado que
siempre se cumple en una mezcla de gases.
Ahora bien, en este mismo ejemplo, si la presión total es de 1 atm podemos calcular la
presión parcial de cada gas:

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Solubilidad de gases en líquidos

Al visitar un acuario y observar las peceras nos puede llamar la atención que por algún lugar del
receptáculo surjan burbujas en forma constante. Resulta evidente que para que los peces vivan en
las mejores condiciones, el agua del medio debe estar debidamente oxigenada (Fig. 7.5), en otras
palabras, el aire (inyectado por un aireador) tiene la capacidad de solubilizarse en el agua.

Figura 7.5: Imagen de aire inyectado en una pecera.

Todas las sustancias, independiente de su estado de agregación (sólidos, líquidos y gases)


pueden disolverse en un solvente. Definiremos entonces a la solubilidad como la mayor
cantidad de sustancia que puede disolverse en un solvente dado.
Específicamente, la solubilidad de los gases en los líquidos suele indicarse como la relación
que se establece entre el volumen de gas disuelto y el volumen total de la solución. Dicha
relación fue establecida por R. Bunsen denominándose por este motivo, como Coeficiente de
Absorción de Bunsen y se define como el volumen de gas, a 0 °C y a 1 atm de presión, disuelto
por unidad de volumen de solvente en dichas condiciones.

Donde  = Coeficiente de absorción


V1= Volumen de gas disuelto
V0= volumen del solvente

Por ejemplo, si el valor del coeficiente de absorción del oxígeno a la presión atmosférica en
contacto con el agua es 0,049, esto significa que en 100 ml de agua se pueden disolver 4,9 ml
de 02 en las condiciones indicadas.

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Teniendo en cuenta que el volumen del gas disuelto se mide a 0°C y a 1 atm de presión y
que en estas condiciones un mol de cualquier gas ocupa aproximadamente 22,4 litros,
podemos dividir el coeficiente de absorción por 22,4 y obtener el coeficiente de solubilidad del
gas, α, expresado en moles por litro a la temperatura de la experiencia y a 1 atm de presión.

Efecto de la presión sobre la solubilidad de los gases. Ley de Henry


Según la teoría cinética, la cantidad de gas que se disuelve en un líquido depende de la
frecuencia de choques de las moléculas de gas sobre la superficie del líquido.
Si suponemos que tenemos un gas en equilibrio con un líquido, y aumentamos la presión
del gas, entonces más moléculas chocarán con la superficie del líquido aumentando así la
cantidad de moléculas de gas que pasan al solvente, y por consiguiente, la solubilidad del gas
en el líquido (Fig. 7.6).

Figura 7.6: Representación del aumento de la presión de un gas sobre una solución (P2 > P1).

La solubilidad de gases en líquidos en función de la presión parcial del gas es expresada


cuantitativamente por la ley de Henry. Esta ley vincula la cantidad de gas disuelto con la
presión parcial de dicho gas y puede enunciarse de la siguiente manera: “la cantidad de gas
disuelta en un volumen dado de solvente, a temperatura constante, es proporcional a la presión
del gas en equilibrio con la solución”. Por lo tanto, a partir de ella se infiere que a medida que la
presión aumenta, también lo hace la solubilidad del gas que está en contacto con la solución.

Matemáticamente podemos expresar como:

Donde C= concentración de gas disuelto, es decir cantidad de gas en un volumen dado.

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α= coeficiente de solubilidad
Pp= presión parcial del gas

Por lo tanto la solubilidad de un gas en un líquido es directamente proporcional a la presión


parcial del gas.

Donde S= solubilidad del gas en el líquido expresado en moles de gas/ volumen de líquido
α= coeficiente de solubilidad, expresado en Molar/ presión
Pp= presión parcial, expresado en unidades de presión.

El coeficiente de solubilidad es función de la temperatura y del tipo de gas, por ejemplo, a


37 °C el oxígeno en sangre tiene un coeficiente de solubilidad de 0,0013 mM/mm de Hg, en
cambio para el CO2, el α es de 0,0299 mM/mm de Hg.
En relación a la temperatura, se produce una disminución de dicho parámetro con el aumento
de la temperatura. Esto puede atribuirse a que al aumentar la temperatura también lo hace la
energía cinética de las moléculas de líquido generando espacios por los cuales se escapan las
moléculas gaseosas; a su vez, con el aumento de temperatura, las moléculas gaseosas también
se mueven más rápido y comienzan a aumentar su velocidad de escape del líquido.

La respiración pulmonar

La respiración es un proceso involuntario y automático, en el que se extrae el oxígeno del


aire inspirado y se expulsan los gases de desecho con el aire espirado.

Difusión y transporte de gases durante la respiración

El aire atmosférico es una mezcla de gases constituida por nitrógeno (78%), oxígeno (21%),
dióxido de carbono (0,03%) y 0,97 de vapor de agua y otros gases. Fisiológicamente el más
importante es el oxígeno y debemos tener en cuenta que siempre el aire contiene una pequeña
cantidad de vapor de agua que dependerá de la humedad ambiental.
El aire ingresa a los pulmones durante la fase activa de la respiración denominada
inspiración, la finalidad de ésta es llevar el aire atmosférico a través del árbol respiratorio hasta
la unidad funcional del pulmón, el alvéolo pulmonar. Es en esta estructura, donde el aire cede
el oxígeno a la sangre y toma de ella el dióxido de carbono. Este proceso que tiene por

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resultado el intercambio de gases entre el exterior y el interior se denomina respiración externa.
En la figura 7.7 se observa un corte histológico de pulmón y un esquema de alvéolo pulmonar
graficando la difusión de O2.
Es importante recalcar que no todo el aire que ingresa durante la inspiración llega hasta los
alvéolos, gran parte del mismo permanece en las vías aéreas superiores y árbol bronquial,
llamándose a este lugar, espacio muerto. La mezcla que se produce entre el aire inspirado y el
del espacio muerto hace que la concentración de O2 en los alvéolos sea menor que la del aire
atmosférico. Debido a la conformación particular del epitelio alveolar, éste no deja pasar con
facilidad a iones tales como el Na y el K, pero sí al agua y a gases como el O2, CO2 y N2. Dicho
epitelio, sirve de límite entre el exterior y el compartimiento corporal. El O2 lo atraviesa por
difusión simple, sin gasto de energía, respondiendo este comportamiento a la Ley de Fick
(Capitulo 2), permitiéndose este flujo gracias a la existencia de una diferencia de concentración
(en este caso, diferencia de presiones parciales), a una distancia determinada (entre el epitelio
alveolar y el endotelio capilar) y a un área de intercambio. Podemos afirmar entonces, que el
O2 pasa de una fase gaseosa a una líquida representada por el plasma sanguíneo, donde se
solubiliza aproximadamente un 3% del mismo siendo el resto captado por una proteína
altamente especializada para este fin que es la hemoglobina, la cual se encuentra dentro de los
eritrocitos y da a la sangre su característico color rojo; se forma así la oxihemoglobina. El
oxígeno tomado en los alvéolos pulmonares es llevado por los glóbulos rojos de la sangre
hasta el corazón y después distribuido por las arterias a todas las células del cuerpo.
La respiración celular se produce cuando el oxígeno llega a los tejidos y es utilizado por las
células, con producción de dióxido de carbono por parte de las mismas.
Así, el CO2 proveniente de la respiración celular es también transportado por la sangre en
tres formas diferentes: como gas disuelto, como bicarbonato y como compuestos carbamínicos
(combinación entre el CO2 y los grupos amino libres de la hemoglobina). Este, llega al corazón
por la vena cava siendo impulsado por el ventrículo derecho hasta el tejido pulmonar. Debido a
la presencia de un gradiente de presión entre el CO2 plasmático y el alveolar (mayor Pp en el
plasma y menor Pp en el alvéolo), dicho gas difunde. Es así que mediante la segunda etapa de
la respiración denominada espiración, la cual es pasiva, el CO2 es eliminado al aire
atmosférico. Como conclusión de este proceso es muy importante entender las diferencias
entre la composición del aire inspirado y la del aire espirado. En el cuadro de la figura 7.8 se
presentan las variaciones de las presiones parciales de cada gas interviniente en la respiración
desde el aire atmosférico hasta el aire espirado.

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Figura 7.7: Corte histológico de pulmón y esquema de difusión O2.desde el alvéolo pulmonar.

Figura 7.8: Presiones parciales de cada gas interviniente en la respiración.

Mecánica respiratoria

Para una mejor comprensión de la mecánica respiratoria haremos una reseña anatómica de
las estructuras intervinientes y las funciones por ellas desempeñadas.
El aire atmosférico ingresa por las fosas nasales donde los animales poseen mecanismos
que filtran el aire de impurezas groseras y lo calientan con la finalidad de lograr mayor volumen
de oxígeno a nivel pulmonar (Ley de Charles). El aire avanza por la laringe, tráquea y

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bronquios, sirviendo estas estructuras tubulares como mecanismos de conducción hasta el
órgano blanco, el pulmón.
El pulmón se sitúa en una cavidad denominada caja torácica la cual posee particularidades
propias que permiten alojarlo y que se dilate durante la inspiración. Anatómicamente, la caja
torácica posee elementos óseos y musculares, conteniendo además una fina lámina de una
membrana epitelial, la pleura, que envuelve a los pulmones y los separa de la cavidad torácica.
Las costillas son estructuras óseas, que partiendo de la columna vertebral aportan forma y
rigidez, íntimamente insertos en ellas se encuentran los músculos intercostales externos e
internos cuya función radica en acomodar el tórax durante la inspiración y la espiración
respectivamente. Como último elemento citaremos al diafragma, músculo que separa el tórax
de la cavidad abdominal e interviene en forma muy activa durante el ciclo respiratorio.
Durante la inspiración, proceso activo, la cavidad torácica se expande debido a la
contracción del diafragma y de los músculos intercostales externos provocando de esta manera
una disminución de la presión intratorácica, la cual se hace menor que la atmosférica,
generando así un gradiente de presiones que provoca la entrada de aire a los pulmones para
equilibrar esa diferencia. En otras palabras nos indica que la presión pulmonar durante la
inspiración es negativa con respecto a la atmosférica (-1 mm de Hg), y la presión intrapleural
más negativa aún (- 6 mm de Hg).
Cuando termina la contracción de los músculos inspiradores, la caja torácica y los pulmones
vuelven a su posición de reposo y en consecuencia, el diámetro del tórax se reduce y el
pulmón, por su elasticidad, se retrae, disminuyendo el volumen pulmonar y en consecuencia,
aumenta la presión intratorácica, generando una presión positiva respecto a la atmosférica y
por lo tanto el aire es expulsado; a este proceso se lo denomina espiración.
Durante la espiración la presión pulmonar aumenta (+1 mm de Hg) y la intrapleural también
(+3 mm de Hg) siendo ésta, de carácter pasivo. Vale recordar que para respirar siempre debe
existir una diferencia de presiones entre el tórax y la atmósfera, caso contrario, como ocurre
ante alguna lesión que perfore la cavidad torácica, las presiones se igualarían provocando el
colapso de los pulmones.

Distensibilidad- Compliance pulmonar

Una de las características más importantes del tejido pulmonar es la elasticidad, propiedad
que permite al órgano deformarse en el sentido de su volumen al aumentar la presión y volver
a su tamaño original, al disminuir la misma (distensibilidad).
Si consideramos un pulmón fuera de la cavidad torácica e insuflamos aire por sus vías
aéreas, podremos determinar los cambios de volumen, ∆V, que se producen al incrementar la
presión transmural, ∆P, es decir la diferencia de presión entre el exterior y el interior del órgano.

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El cociente entre el incremento de volumen ∆V y el incremento de la presión ∆P se denomina
complacencia o compliance pulmonar.

Dónde: ∆ V es variación de volumen,


∆ P variación de presión.

La distensibilidad varía según se produzca la inspiración o la espiración y esa diferencia se


conoce como fenómeno de histéresis.
La histéresis representa la resistencia del pulmón a cambiar su volumen (inspiración) y a
volver a su volumen inicial (espiración). Se visualiza mediante la diferencia de volumen
pulmonar entre las curvas de inflación y deflación para una misma presión, en las curvas
presión-volumen (Fig. 7.9).

Figura 7.9: Diagrama de distensibilidad pulmonar.

Tensión superficial

El interior de cada alvéolo se encuentra recubierto por una fina capa de agua por lo cual es
necesario hacer referencia a la característica más importante de los líquidos que es la tensión

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superficial. Si observamos la figura 7.10, notaremos que la molécula de agua en el seno del
líquido experimenta iguales fuerzas de atracción en todas direcciones, en cambio las moléculas
de agua en la superficie, reciben una mayor fuerza de atracción hacia el interior del líquido
dado por la mayor cantidad de moléculas en el interior que en la superficie. Podemos decir, que
en la superficie se genera una fuerza que explica la aparición de muchos fenómenos naturales
tales como que los líquidos siempre tienden a adoptar forma de gota, que los insectos puedan
desplazarse en la superficie e incluso penetrar en una gota de agua y salir de ella sin que se
rompa. Esta fuerza en la superficie del líquido actúa en el sentido de la longitud.

Figura 7.10: Fuerzas de atracción en dos moléculas de agua.

Podemos definir entonces a la tensión superficial (α) como “la fuerza en dinas que actúa
sobre la superficie de un líquido normalmente a un centímetro de longitud”.
Las unidades correspondientes en los sistemas C.G.S. y M.K.S. son las siguientes:

Sistema C.G.S. Sistema M.K.S.

Haciendo referencia a esta importante propiedad de los líquidos debemos decir que existen
sustancias capaces de modificar la tensión superficial aumentándola o disminuyéndola; las que
la aumentan, se denominan sustancias hipsótonas tales como algunas sales iónicas y las que
la disminuyen, sustancias batótonas, tal el caso del surfactante pulmonar. El organismo animal
hace uso de sustancias que disminuyen la tensión superficial, siendo los casos más

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significativos a nivel intestinal para favorecer la digestión de los lípidos y a nivel pulmonar para,
favorecer la actividad respiratoria en los alvéolos pulmonares.

Surfactante pulmonar

El surfactante pulmonar es una sustancia tensoactiva con una importante cantidad de


funciones, producida a nivel pulmonar por una clase de células llamadas neumocitos tipo II.
Está constituida por fosfolípidos y dos tipos de proteínas, unas de carácter hidrófobas,
dispuestas hacia la fase gaseosa del alvéolo y otras de carácter hidrófilas, dispuestas hacia la
pared alveolar. El más importante de estos fosfolípidos es el dipalmitoíl-fosfatidilcolina que se
sintetiza a partir del ácido fosfatídico.
En cuanto a las funciones del surfactante, la primordial radica en disminuir la tensión
superficial del agua a nivel alveolar y de ese modo evitar que los alvéolos más pequeños se
colapsen a expensas de los de mayor tamaño. Como estas estructuras están comunicadas
entre sí, sería lógico pensar que al expandirse los mayores durante la inspiración, los menores
se colapsarían y el volumen perdido por estos pasaría a los de mayor tamaño; la realidad
indica que los alvéolos pequeños tienen mayor tensión superficial y su actividad es más
efectiva durante el ciclo respiratorio. Otras funciones del surfactante son: permitir que el pulmón
sea más distensible y disminuir el trabajo respiratorio e impedir que el plasma de los capilares
pulmonares rebase sus límites y penetre dentro de los alvéolos generando una condición
patológica denominada edema pulmonar.

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