Gestión de Las Emociones (Resumen)

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Gestión de las Emociones

Es una práctica sana, responsable en la mayordomía y cuidado de lo que el Señor nos dio
como Templo de Su Espíritu Santo.
Dios nos creó con todo “esto” (alma, cuerpo, espíritu), es porque TODO tiene como primera
función adorarle y, en segunda instancia, ser herramienta para desarrollar nuestro
propósito, nuestra identidad, incluidas nuestras emociones.
Emociones:
Las emociones son un instrumento valiosísimo. Nos brindan información existencial que nos
indica cómo nos sentimos respecto de algo. El verbo “sentir” viene del término latino sent-,
que significa ‘ir delante, tomar una dirección’; luego, de sentire, que significa ‘tener buen
juicio, tener una opinión asentada respecto de algo’.
Las emociones, además de brindarnos auténtica información existencial, son energía pura,
el combustible necesario para alcanzar nuestros objetivos y desarrollar habilidades.
Por ejemplo: recoda alguna situación que te haya provocado enojo:
¿Qué sentiste a nivel físico?
Probablemente: tensión muscular, palpitaciones, calor que subió por tu cuello, facilidad
para gritar, aumento del ritmo respiratorio, etc., cambios que indican un claro aumento de
tu energía.
Sucede lo mismo con el miedo. A partir de una dosis de adrenalina tu cuerpo se prepara
para huir o defenderse; y con el amor, que te da todo para hacer lo que sea por la persona
o el objetivo que amás (¡no hay kilómetros que puedan separar a dos almas que se aman!)
Las emociones son pura energía, y cuanto más intensas sean, más energía proveerán.
Emoción es una palabra cuyo significado etimológico proviene del latín y quiere decir
‘moción, movimiento, impulso que induce a la acción’. La emoción motiva a la acción. Las
emociones nos mueven a satisfacer necesidades y alcanzar nuestros deseos.
Si bien todas son pura energía, una de ellas se caracteriza por quitárnosla. La tristeza tiene
una etapa, generalmente en sus inicios, en que nos deja decaídos y sin ganas de nada. Se
trata de un dolor difuso y paralizante que no nos deja actuar. Las cosas que te gustaban,
cuando estás triste, ya no te gustan.
Tampoco tenés muchas ganas de reír o disfrutar: la tristeza afecta el apetito, el sueño, la
sexualidad. En la mayoría de los casos, disminuyendo cada uno de estos aspectos, pero a
veces aumentándole.
Cuando hablamos de emociones, nos referimos a aquellos estados que se producen a
través de un estímulo concreto que podemos identificar, son superficiales, efímeros,
acotados en el tiempo, es decir: desaparecen cuando desaparece el estímulo.
Hay varios autores que hablan sobre emociones, y consideran diferentes características de
las mismas. Paul Ekman habla de “emociones básicas”, tales como:
-ALEGRÍA (indica que algo es bueno y nos predispone a repetirlo).
-ENOJO (algo se interpuso en la concreción de mi objetivo. Me enojo y predispongo a
destruir a aquello que lo hizo)
-TRISTEZA (perdimos algo valioso. Nos lleva a reflexionar sobre cómo vamos a continuar sin
esto que perdimos, o de qué manera reemplazarlo).
-SORPRESA (nos dice que algo pasa. Nos predispone a prestar atención)
-ASCO (algo es perjudicial para nosotros, nos lleva a tomar distancia, cerrar ojos y boca,
contener la respiración por protección)
-MIEDO (nos indica que no tenemos las herramientas suficientes a esa “amenaza” y nos
predispone a huir).
Las emociones toman dimensión en forma individual, personal. Esto es porque dependen
de la interpretación y valoración que cada uno de nosotros hagamos de la situación,
contexto, etc.
Ejemplo:….
Aquí también actúan los pensamientos, las creencias y estructuras mentales que tengamos,
que traigamos, que hayamos desarrollado.
Estas “diferencias” de interpretaciones, pueden provocar algunos malos entendidos y
desacuerdos. Por esto, proponemos desarrollar la inteligencia emocional y gestión de las
emociones.
Inteligencia Emocional:
Este término se conoció por el psicólogo Daniel Goleman, a través de su libro “Inteligencia
Emocional” lanzado en 1995.
A grandes rasgos podemos decir que la inteligencia emocional es la forma que tenemos las
personas de gestionar nuestras emociones de una forma positiva y eficiente. Necesitamos
aprender a hacerlo.
Los expertos que defienden la inteligencia emocional aseguran que, para tener éxito en la
vida, en todos los ámbitos, hay que saber “controlar” las emociones, siendo esto mucho
más eficaz antes que poseer un elevado nivel de conocimientos.
Goleman asegura que las personas que logran controlar esas emociones que a veces nos
superan y nos llevan a actuar por impulso, sin pensar, son más efectivas en general en su
vida, ya que “dominan los hábitos de su mente que fomentan su propia productividad”. Así,
saber utilizar con inteligencia las emociones se traduce en un mayor éxito en general en
nuestra vida. Llegar a ese control implica mejores relaciones con nuestros con todo aquello
que nos rodea.
En este camino es muy importante llegar al conocimiento profundo de uno mismo,
reflexionar sobre nuestras debilidades, impulsos, estados de ánimo… porque este es el
principal paso para la autorregulación interior. Una vez alcanzado este primer peldaño,
nuestra actitud tendrá una profunda repercusión en el trato con los demás, y
conseguiremos ser más empáticos, ponernos en la situación del otro y entenderlo mejor,
desarrollando también nuestras habilidades sociales.
Uno de los puntos más importantes a expresar en este punto, es que no existen emociones
buenas/malas/positivas/negativas, sino que algunas generan sensaciones más placenteras
o displacenteras que otras, dependiendo de nuestra interpretación, contexto, etc.. O sea,
las emociones nos están dando una valoración de una experiencia, y punto.
Cada persona es responsable de sus propias emociones. Es cotidiano escuchar “por tu culpa
me siento triste” o “por tu culpa estoy enojada”. Nadie, excepto nosotros mismos, es
responsable de lo que sentimos. Si decidís no ser feliz, nada ni nadie te va a poder hacer
feliz. Si decidís no enojarte, nada ni nadie te va a hacer enojar. Sos responsable de tus
pensamientos, emociones, palabras y acciones.
SISTEMA DE CREENCIAS
Anteriormente dijimos que la emoción que se despierta y toma forma dependiendo de la
persona, interpretación, contexto y su sistema de creencias.
¿Qué es nuestro “sistema de creencias”?
Nuestro sistema de creencias es básicamente el conjunto de experiencias, vivencias y
archivos mentales que nos hacen ser quienes somos, tomar una decisión o ejecutar una
acción o valorar qué es importante o no de la información que estamos recibiendo durante
nuestro día a día. Es decir, nuestro sistema de creencias es el marco comparativo de
cualquier situación o experiencia que vivimos para almacenar información en nuestro
cerebro o darle una valoración a una situación por medio de una emoción. Por ejemplo:
está comprobado que las fobias son respuestas emocionales condicionadas, aprendidas por
una persona en una determinada situación, y que luego se han generalizado a otras
situaciones similares. Todos experimentamos emociones para valorar una situación, y van
de acuerdo a nuestro sistema de creencias. Asimismo, el modo de identificarlas o
expresarlas es diferente entre una persona y otra, dependiendo de su cultura, de sus
antecedentes. También depende de la sociedad en la que esta persona viva, porque cada
sociedad posee un código de comportamiento diferente que regula en parte las
manifestaciones emocionales.
Las creencias o paradigmas son llamados “mapas”, ya que guían y orientan nuestras
acciones. Representan el territorio, pero no son la realidad misma. Cuando el mapa difiere
poco con el territorio, no representa mayor inconveniente; el problema surge cuando las
diferencias son grandes. Nuestras expectativas de cómo deben ser amigos, cónyuge,
familia, trabajo, policías, pastores, médicos, psicólogos y demás son muy distintas de cómo
es la realidad; entonces vivimos frustrándonos. Muchos van dando por supuesto y tomando
todo personal, endosando culpabilidades gratuitamente, sin reparar en que los
equivocados son ellos mismos. Y en lugar de revisar sus mapas y actualizarlos, se enojan
con el mundo porque no es como dicen sus creencias. Intentan forjar la realidad de ese
momento según lo que establecen sus mapas, en lugar de intentar adaptar el mapa al
territorio.
Imagínate un cartógrafo que diga: “Saquen esa montaña de ahí porque no -gura en el
mapa”. ¡Imposible!.
¿Cómo se instalan las creencias en el inconsciente?
Los orígenes de las creencias o programas de acción son nueve: crianza, experiencia,
conocimiento, genética, repetición consciente, mensajes subliminales, actitudes, anclaje y
focalización o visualización.
La crianza (desde la infancia), es la vía principal por la que se generan y moldean nuestros
modos de ver la vida. Es el camino más poderoso, ya que planta los principales filtros que
más tarde modelarán la mayor parte de lo que veremos y cómo lo veremos.
En general (y si no revisamos nuestras creencias), tal como fuimos criados, como nos
trataron, el lugar que nos dieron, será como nos trataremos a nosotros mismos y será como
les permitiremos y enseñaremos a los demás que nos traten.
El niño, a medida que explora el mundo, lo va conociendo y va clasificando todo lo que ve.
Lo mismo los adultos. A medida que vamos viviendo diferentes situaciones, sacamos
conclusiones que se convierten en creencias, las que muchas veces son generalizaciones
respecto de algo. Diferentes experiencias tienen el poder de generar todo un sistema de
creencias, como también de destruirlas. Todas las vivencias con fuertes cargas emocionales
serán las más influyentes para generar o reinstalar creencias. Muy a menudo, quien fue
atacado por un perro tiende a temerle a todos, pero si tiene un par de buenas experiencias
con ellos, quizás aprenda que no son de temer.
AUTOCONOCIMIENTO
El autoconocimiento es simplemente un proceso de conciencia de vos mismo.
 El primer paso es empezar por reconocer qué sentís, por qué lo sentís, de dónde
viene ese sentimiento, dónde lo sentís en el cuerpo, cuál es tu reacción corporal y
qué acción detona esa emoción.
 Segundo, reconocer cuáles pueden ser las situaciones, detonantes o gatillos que
desatan emociones intensas. Te podes anticipar o prevenirlas y empezar a ser más
consciente de tus acciones. Al ser un proceso reflexivo en el cual adquirís la noción de
lo que es ser vos, en realidad, lo que te caracteriza, tus fortalezas o cualidades,
defectos, tus limitaciones, necesidades, acciones y temores, necesitas tener claro lo
que eso significa.
El autocontrol es la capacidad que tenes para manejar tus reacciones al recibir un estímulo
externo, y se logra cuando te conoces bien y aprendes a identificar qué desencadena en vos
sentimientos de estrés, ansiedad, tristeza o euforia.
Es necesario que aprendas a conocerte para saber cómo podes manejar tus emociones.
PENSAMIENTOS
Pensar y pensar, lo hacemos constantemente, todos los días. Miles de ideas se cruzan en
nuestra mente, tanto que los estudios científicos han determinado que podemos llegar a
tener alrededor de unos 60.000 pensamientos al día.
Parar un minuto y reflexionar sobre ellos, nos tira información como: generalmente la
mayoría se repiten; gran parte de ellos son negativos, ya demás muchos se refieren a
hechos pasados… y, queramos o no, influyen en nuestro estado emocional, en cómo nos
sentimos y, -normalmente, pueden determinar nuestro comportamiento.
Los pensamientos son lo más íntimo y personal que genera cada individuo, y estos son los
que condicionan la forma en que actuamos.
Uno de los principales problemas es que muchos de esos pensamientos son negativos. Y
esto puede ser un impedimento para avanzar o llevar una vida plena. Tendemos a ver las
cosas de una forma que nos perjudica y nos sumergimos en un pesimismo que a veces nos
vemos incapaces de controlar.
TIPS QUE PUEDEN AYUDARNOS A PENSAR MEJOR:
Tal vez te preguntes “¿cómo puedo mejorar mis pensamientos?”, porque es una realidad
que estamos rodeados de mala onda, malas noticias... la gente está mal, es obvio tener
pensamientos negativos…nosotros elegimos con qué y de qué nos llenamos:
- Lee la Biblia a diario
- Escucha buenos mensajes de la Palabra.
- Elegí la música que escuchas.
- Rodeate, juntate con gente que piense positivo.
- Lee libros que te hagan mejor persona, que te agreguen valor.
- No veas programas de televisión que no contribuyan a tu crecimiento
- Evita las redes sociales que te corrompan, que te desvíen.
- Cuando vengan pensamientos de tristeza, dolor, depresión, derrota sacudí la cabeza y
hablate, hablales… echalos.
-Y sobre todo, recordá siempre al Apóstol Pablo hablando a los cristianos de Filipos…. Tan
vigente, tan necesario, tan Pablo: “En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero,
noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud,
en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso” (Filipenses
4:8).
TECNICAS DE GESTION EMOCIONAL:
 Hablate mejor y de una manera más positiva: Está comprobado que mi
pensamiento y mi diálogo interno, eso que me digo a mí mismo y eso que me repito
constantemente, influye de manera directa y muy potente en cómo me siento
después. Así que, sabiendo esto, ¿por qué no modificar esas afirmaciones si no son
lo suficientemente agradables y positivas por otras que sí lo sean?
 Situaciones que evitar, situaciones que afrontar: No siempre podemos controlar
todo lo que pasa en nuestro día. Pero hay situaciones que sí dependen de nosotros y
podríamos evitar para ganar en bienestar e integridad personal.
 Detención del pensamiento: cuando tengas un pensamiento negativo detectado e
identificado, tendrás que ordenarte a ti mismo parar. ¿Cómo? Date una auto-
instrucción para interrumpir ese pensamiento que te provoca la emoción, decite a
vos mismo palabra como “¡STOP!”, “¡Para!”. Tras esta auto-instrucción reemplazá
los pensamientos detectados como negativos por afirmaciones positivas, como te
hemos detallado antes.
 Dirigí tu atención a otro lugar: A través del control de nuestra atención, vamos a
lograr apartar la atención de los pensamientos dañinos para llevarla hacia nuestro
interior. Un interior que cada vez aprenderemos a observar con más calma y
distancia.
 Pregunta con respuesta: ¿Qué es lo peor que puede ocurrir?: La propuesta es que,
en lugar de alimentar estos pensamientos, vayamos un poco más allá, que nos
preguntemos “¿qué puede pasar si lo nuestro temor ocurre’”, pero haciéndolo de la
forma correcta, o sea, sumando una solución. Pensamientos como “me van a
despedir del trabajo” “Si me echan del trabajo, tal vez me decida de una vez por
todas, a comenzar con mi proyecto personal”.
 La respiración: La aplicación de la respiración profunda es algo bastante sencillo,
fácil de emplear y que nos sirve para el control de las emociones.
¿Cómo se practica?:
1. Inspira profundamente mientras contas mentalmente hasta 4.
2. Mantené la respiración mientras contás de nuevo mentalmente hasta 4.
3. Soltá el aire despacio mientras contás mentalmente hasta 8.
Repetí pasos 1, 2 y 3 varias veces. Así te vas a oxigenar y vas a conseguir que el ritmo
en la respiración sea más lento y más intenso de lo habitual.
 Encontrá tu vía de escape, tu canal de expresión: Puede ser la música, el arte,
compartir con amigos, familia; salir a correr etc.

También podría gustarte