Costa, Langer y Rodriguez - Capítulo 5
Costa, Langer y Rodriguez - Capítulo 5
Costa, Langer y Rodriguez - Capítulo 5
Costa, Ariel Langer, Javier Rodríguez
FUNDAMENTOS DE ECONOMÍA
Capítulo 5
EQUILIBRIO PARCIAL Y MERCADO DE TRABAJO
1. MERCADOS Y PRECIO DE EQUILIBRIO
En capítulos anteriores hemos obtenido por separado las curvas de oferta y demanda de un bien
cualquiera que se presenta en el mercado. En este capítulo estudiaremos los mecanismos que interactúan para
determinar el precio y la cantidad transada de cada uno de los bienes de la economía.
Al momento ya sabemos que oferentes y demandantes (productores y consumidores) actúan en un
mercado y que es allí donde se forman las curvas de oferta y demanda. Sin embargo, aún no hemos avanzado
demasiado en el camino hacia una explicación exacta acerca de qué es un mercado para la teoría neoclásica y
cuáles son los mecanismos que se activan para determinar la cantidad y el precio de cada uno de los bienes que
existen en la sociedad.
Suele definirse al mercado como el conjunto de mecanismos mediante los cuales los compradores y los
vendedores de un bien o servicio están en contacto para comerciarlo. Existe un mercado para cada bien que se
halle en la economía, incluido el dinero, la tierra y la fuerza de trabajo. Para la teoría neoclásica el mecanismo de
mercado es autorregulado. Esto significa que cada uno de los mercados existentes tiende, automáticamente , a
igualar las cantidades ofertadas y demandadas de cada bien. Gráficamente esta situación se representa con la
intersección de las curvas de oferta y demanda, punto en el cual se cumple la condición de equilibrio
(punto E
del GRÁFICO 1) . Como en este caso nos estamos refiriendo a un bien en particular, y no a toda la economía, lo
denominados “equilibrio parcial”.
GRÁFICO 1
Precio
p*
E
q* Cantidad
¿Cómo se explica que en la economía opere un mecanismo abstracto que “mágicamente” nos lleve a una
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Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
situación de este tipo? Para dar respuesta a este interrogante la escuela neoclásica desarrolla su modelo de los
mercados competitivos. Uno de los supuestos básicos sobre el que se apoya toda la teoría es que los individuos
(productores o consumidores) toman decisiones racionales. Una decisión racional implica que, dada determinada
dotación de recursos disponibles, cada uno hace lo mejor posible con ella. En el caso de los consumidores
significa que siempre maximizan su utilidad y en el de los productores que maximizan beneficios. Esto sólo se
cumple a condición de que los individuos decidan libremente sus actos.
Vistos los supuestos sobre el comportamiento de los individuos, debemos explicitar ahora los supuestos
sobre la conformación del mercado. El supuesto por excelencia, en este sentido, es aquel que afirma que el
mercado debe cumplir con las condiciones de lo que se conoce como competencia perfecta. Como ya hemos
visto, por el lado de la oferta esto significa la existencia de muchos oferentes independientes que desean vender
sus productos al precio más alto que le paguen en el mercado. Por el lado de la demanda también implica la
existencia de infinidad de demandantes independientes unos de otros. La consecuencia directa de esta
atomización del mercado es que nadie tiene suficiente poder para influir individualmente sobre el precio de los
bienes, todos actúan como tomadores de precios. Otro elemento importante que debe existir en la competencia
perfecta es que todos los agentes deben estar perfectamente informados sobre los precios y cantidades que se
transan en el mercado. Por último, se supone que todos los productos de las firmas de una industria son idénticos
o, por lo menos, homogéneos.1
Por tanto si los individuos se comportan en forma racional (todos tratan de ganar lo máximo posible), los
mercados están atomizados (hay infinidad de oferentes y demandantes y nadie puede influir sobre el precio de
mercado), todos tienen información perfecta y por último los productos en el mercado son homogéneos,
estaremos ante lo que se llama un mercado de competencia perfecta. La consecuencia directa de la existencia de
este tipo de mercado es que el precio de cada bien deberá ser único .
La demostración de la inevitabilidad de la existencia del precio único no excede del sentido común.
Pongamos el ejemplo de dos kioscos que venden latas de cocacola. El kiosco A lo hace a $0,50 y el B a $1. Si
hay información perfecta, entonces todos los consumidores comprarán en el kiosco A. En este caso el kiosquero
A tendrá incentivos para aumentar el precio de la coca, mientras que el kiosquero B si desea seguir vendiendo
tendrá que bajar el precio. Los incentivos a seguir variando el precio continuarán hasta que ambos oferentes (A y
B) vendan el bien al mismo precio. Por tanto en un mercado de competencia perfecta necesariamente el precio de
mercado debe ser único. Pero lo más importante de todo es que ese precio único no será cualquiera, sino que será
el
precio de equilibrio.
El precio de equilibrio es aquel que hace que el mercado se “vacíe”, que esté en equilibrio. Esto
simplemente nos estará indicando que los precios se ajustaron hasta que la cantidad que demandan los
consumidores es exactamente igual a la que ofrecen los productores. La peculiaridad de esta situación es que
todos los agentes están tomando la decisión que más los favorece (todos maximizan), y donde la conducta de
cada uno es compatible con la de los demás.
1.1. Ajuste de mercado y equilibrio estable
La noción de equilibrio es de suma importancia en la teoría neoclásica. En el equilibrio, los planes de los
oferentes consistentes en vender cierta cantidad a cierto precio se cumplen, de la misma manera que se
1
Como ya hemos visto en el capítulo 2, todos estos supuestos no necesariamente deben ser realistas. Para la escuela
neoclásica no importa tanto la validez de sus supuestos como que las conclusiones que ellos ayudan a obtener sí lo sean. En
este caso dirán que, si bien un mercado puede no ser de competencia perfecta, en la realidad se comporta como si lo fuera.
128
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
cumplen los planes de los demandantes consistentes en comprar cierta cantidad de bienes a determinado precio.
Como vimos en el capítulo de teoría del consumidor, sólo sobre la curva de demanda se encuentran las
elecciones óptimas de los consumidores. A la vez, en el capítulo sobre teoría del productor concluimos que sólo
sobre la curva de oferta se hallan las elecciones óptimas de los productores. En consecuencia, el único punto
donde TODOS los agentes de la economía están tomando decisiones que los satisfacen (óptimas) es donde se
cruzan las curvas de oferta y demanda. En cualquier otro punto fuera del equilibrio alguno de los agentes tendrá
incentivos para cambiar sus planes. Con lo cual, el precio de mercado y las cantidades transadas sólo se
mantendrán estables cuando los planes de todos los individuos sean compatibles, esto es en el equilibrio. Esta es
la única situación en la que, a un nivel de precios determinado, todo el que quiere vender lo hace en la cantidad
que desea y todo el que quiere comprar lo hace en la cantidad justa. La escuela neoclásica concibe al equilibrio
como la única y mejor situación posible a la que puede llegar la sociedad, y esto se da a condición de que se
deje a los individuos en libertad (de comerciar). Una vez más se demuestra que la persecución del interés egoísta
por parte de cada individuo aislado los conduce a una posición deseable desde el punto de vista social.
¿Pero, cómo se llega a ese equilibrio? La idea fundamental aquí es que el mecanismo de mercado se
equilibra automáticamente, sencillamente se lo tiene que dejar actuar en libertad. Para entender este
funcionamiento suele apelarse a la metáfora del rematador. Supongamos que en el mercado se reúnen todos los
demandantes y todos los oferentes de ojotas. El rematador comienza proponiendo un precio, digamos $3. A ese
precio, la suma de las demandas de todos los consumidores es mayor que la suma de las cantidades ofrecidas por
los productores. El rematador observa este hecho, y al entender que la demanda es mayor que la oferta propone
un precio mayor, digamos $7. Pero ahora, resulta que a ese precio son pocos los demandantes que quieren
comprar ojotas, y la cantidad ofertada supera a la cantidad demandada. Entonces, nuestro subastador propone
otro precio, ahora menor, supongamos $6. Hasta que finalmente, por ejemplo a un precio de $5, observa que la
cantidad demandada es exactamente igual a la cantidad ofertada. Es en ese momento, y sólo en ese momento,
cuando el rematador baja el martillo, se obtuvo el precio de equilibrio, y a este precio se realizan todas las
transacciones. Todos los oferentes lograron vender su producto y todos los demandantes que quisieron pagar $5
obtuvieron dicho bien.
El modelo del rematador (propuesto por Walras, y de allí su nombre de “rematador walrasiano”) es el
que permite describir el funcionamiento del mercado según a teoría neoclásica. El equilibrio se logra
prácticamente de forma instantánea y tanto los oferentes como los demandantes se encuentran satisfechos dado
que cumplieron sus planes. Es por ello que en el equilibrio no existe ninguna razón que lleve a que los
consumidores o los productores tengan incentivos para cambiar sus decisiones, con lo cual el equilibrio se
mantiene a lo largo del tiempo. Sólo fenómenos exteriores al funcionamiento del mismo mercado podrían
generar cambios.
Sin embargo, nos resta observar qué ocurriría si por algún motivo el mercado se encontrara fuera del
equilibrio. En tal caso, supongamos que nos encontramos en el punto A del GRÁFICO 2 donde el precio es
mayor al precio de equilibrio.
129
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
GRÁFICO 2
Precio Exceso de Oferta
A
B
$8
E
p*= $5
12 50 Cantidad de ojotas
A ese precio de $8 la oferta de ojotas alcanza los 50 pares, mientras que la demanda es
considerablemente menor, apenas 12. En este caso se dice que hay un exceso de oferta, en nuestro ejemplo,
dicho exceso es de 38 unidades. Como hay un exceso de oferta los oferentes no encuentran compradores, por lo
cual van a tener que disminuir el precio para poder vender. Los incentivos a disminuir el precio seguirán
existiendo hasta que se llegue al precio de equilibrio (p*) donde oferta y demanda de ojotas se igualen (punto E).
De forma similar, si el precio es menor al de equilibrio nos ubicaríamos en la situación descripta en el
GRÁFICO 3 .
GRÁFICO 3
Precio
$ 5 E
$ 3
A
B
Exceso de Demanda
Cantidad de ojotas
130
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
131
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
1.2 La eficiencia en el sentido de Pareto2
Cualquier economista neoclásico seguramente estará en condiciones de decir que en un mercado de
competencia perfecta operan mecanismos automáticos que conducen a la humanidad hacia el mejor de los
mundos posibles . ¿Cómo demuestra la economía neoclásica que este punto de equilibrio al que los mercados
permiten llegar automáticamente es tan bueno? La herramienta utilizada es la eficiencia en el sentido de Pareto.
Demostraremos que si un sistema de asignación de recursos (competencia perfecta, monopolio, control
de precios, planificación estatal, etc.) es capaz de realizar una distribución que cumpla con las exigencias de la
eficiencia paretiana, entonces estaremos en una situación donde ya no es posible mejorar el bienestar de la
sociedad en su conjunto. Estaremos en el mejor de los mundos posibles.
Una economía se encontrará en una situación eficiente en el sentido de Pareto cuando no exista ninguna
otra asignación de recursos posible en la cual (a través de la redistribución o reasignación de los recursos) se
logre mejorar el bienestar de algún individuo sin empeorar el de algún otro. La consecuencia de esto es que una
asignación eficiente implica que ya se han llevado a cabo todos los intercambios voluntarios posibles: se han
agotado las ganancias del intercambio .
La situación quedará más clara con un ejemplo:
● Supongamos un mundo con dos individuos (A y B) y dos bienes (x e y), donde la función de utilidad
es U(x, y) = x . y3
● Dada una asignación inicial cualquiera:
A: (x, y) = (2,0) => U(A) = 0
B: (x, y) = (0,2) => U(B) = 0
● Podemos mostrar que esta primera asignación no es eficiente en el sentido de Pareto dado que
existen intercambios posibles que aumenten el bienestar de al menos uno de los individuos sin
perjudicar al otro. Por ejemplo, si se produce un intercambio a una tasa de 1x1 (un bien x por otro y).
● En este caso la nueva asignación sería:
A: (x, y) = (1,1) =>U(A) = 1
B: (x, y) = (1,1) =>U(B) = 1
● Mediante este intercambio, el consumidor A se ve favorecido por un aumento en su bienestar (que se
expresa con un valor mayor de su utilidad), mientras que B no se ve perjudicado.
● En la asignación resultante efectivamente llegamos a una situación eficiente en el sentido de Pareto,
dado que ya no hay ningún intercambio posible que aumente el bienestar de alguno de los individuos
sin perjudicar al otro. Se han agotado las ganancias del intercambio.
Cualquier asignación que sea eficiente en el sentido de Pareto será preferida a otra que no lo sea. En el
caso en que dos asignaciones den resultados óptimos la comparación entre esas situaciones se hace más difícil.
2
En este acápite se definirá sucintamente el concepto de eficiencia en el sentido de Pareto. Esta idea será profundizada en el
capítulo acerca del equilibrio general a través de su aplicación concreta.
3
Esta función de utilidad expresa en cierto sentido que el mayor bienestar se obtiene consumiendo conjuntamente los bienes
x e y. Fíjese que la función de utilidad muestra que el consumidor prefiere la canasta (1,1) que la canasta (2,0). Este
supuesto con respecto a la función de utilidad no es arbitrario, sino que tiene su justificación teórica en una de las
propiedades neoclásicas de las curvas de indiferencias regulares: el individuoconsumidor prefiere las canastas medias a las
extremas (principio de convexidad de las curvas de indiferencia)
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Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
En nuestro caso las estudiaremos en el capítulo 6 al introducir el concepto de equilibrio general y veremos de
qué formas se pueden comparar. Más allá de ello, el cumplimiento del óptimo paretiano sirve para desechar
aquellas posibilidades en que este óptimo no se verifica, y en definitiva se estén desperdiciando oportunidades de
realizar algún intercambio adicional que pudiera generar beneficios para al menos algún integrante de la
sociedad sin perjudicar a otro.
Debemos tener en cuenta, sin embargo, una particularidad de este análisis: la bondad de los sistemas sólo
es comparada a través de estudiar su eficiencia en la asignación de bienes sin importar la equidad de la misma.
Veámoslo con un nuevo ejemplo.
● Dados los mismos supuestos que los planteados anteriormente, pero con una asignación inicial de
recursos tal que:
A: (x, y) = (5,3)
B: (x, y) = (0,2)
● Hay intercambios posibles que mejoren el bienestar de un individuo sin perjudicar al otro. Se realiza un
intercambio de bienes a una tasa de 1x1. Resultando la nueva asignación:
A: (x, y) = (4,4)
B: (x, y) = (1,1)
● Esta nueva asignación (en la que mejoró el bienestar de ambos en relación con la anterior) es
efectivamente óptima o eficiente en el sentido de Pareto, ya que no hay manera de aumentar el bienestar
de uno de los dos individuos sin perjudicar al otro. Ahora, a pesar de ello, no podemos considerar dicha
situación como equitativa: uno de los individuos posee muchos más bienes que el otro.4
A pesar de la situación comentada, la eficiencia de Pareto es una de las herramientas fundamentales
utilizada por la teoría neoclásica para el estudio del bienestar en la sociedad. La economía neoclásica para medir
el bienestar de la sociedad no repara en cuestiones de equidad, sino más bien en cuestiones de eficiencia en la
asignación de recursos.
Lo que ahora debemos observar es cómo utilizando esta herramienta la teoría neoclásica demuestra que
la asignación derivada de un mercado de competencia perfecta es la que mejor resultados ofrece en términos de
bienestar. En otras palabras, por qué la distribución resultante de un mercado de competencia perfecta es
eficiente en el sentido de Pareto.
1.3 El óptimo de Pareto en un mercado determinado
Como hemos visto en capítulos anteriores necesariamente en un mercado de competencia perfecta el
precio de equilibrio de un bien es igual al costo marginal de producir una unidad adicional del mismo. Puede
demostrarse que una asignación de bienes sólo resultará eficiente en el sentido de Pareto si cumple con la
condición de igualdad entre el precio y el costo marginal.
Para demostrar lo antedicho comenzaremos suponiendo que nos encontramos en una situación donde la
condición no se cumple. Supongamos entonces un mercado de competencia perfecta donde el precio del bien se
4
Podemos ir aun más lejos: mediante el uso de esta herramienta, se podría concluir que una situación donde un individuo
consume la totalidad de los bienes y el otro no esté consumiendo ningún bien, daría cuenta de una asignación eficiente en el
sentido de Pareto. Es decir, una situación donde A consume (5,5) y B consume (0,0) también estaría representando un
óptimo.
133
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
encuentra por encima del costo adicional de producir una unidad más (p >CM
1 ) (
1 GRÁFICO 4 ). En una
situación como la planteada aún existen posibilidades de realizar algún intercambio que aumente el bienestar de
un individuo sin perjudicar a otro, ya que siempre habrá un productor dispuesto a ofrecer una unidad adicional
del bien a un precio menor al que un consumidor está dispuesto a pagar por ese mismo bien. El precio al que
puede realizarse este intercambio es un intermedio entre el precio de mercado vigente (p ) y el costo marginal del
1
productor (CM ). En este caso tanto productor como consumidor saldrían beneficiados. El consumidor estaría
1
pagando un precio menor al que está dispuesto a pagar por un bien adicional (estaría por debajo de su curva de
demanda) y el productor estaría percibiendo un ingreso adicional (marginal) mayor a su costo adicional
(marginal) con lo cual estaría aumentando sus beneficios. Esta situación se mantendrá hasta que el precio de
mercado se iguale al costo marginal en donde ya se han agotado las ganancias del intercambio. Sólo allí
encontraremos una distribución eficiente en el sentido de Pareto.
GRÁFICO 4
Como ya sabemos, en un mercado de competencia perfecta la condición de óptimo se encuentra en el
punto de equilibrio entre oferta y demanda, punto al que las propias fuerzas autorreguladoras del libre mercado
nos llevan automáticamente. En ese punto, el precio es igual al costo marginal de cada productor. En conclusión,
la propia acción del mercado no sólo lleva a la economía a una situación de equilibrio donde todos los individuos
logran cumplir sus planes racionales/maximizadores, sino que además la situación resultante es la mejor a la que
puede aspirar llegar una sociedad dada una determinada distribución inicial de recursos. La eficiencia en el
sentido de Pareto se transforma entonces en otra potente arma teórica para justificar las políticas de libre
mercado.
Veremos ahora cómo todas las conclusiones a las que hemos llegado sobre el funcionamiento de los
mercados se aplican directamente a cualquier tipo de bien, incluido uno de los más sensibles: el mercado de
fuerza de trabajo.
2. EL MERCADO DE TRABAJO NEOCLÁSICO
Antes de adentrarnos completamente en la discusión del enfoque neoclásico sobre el mercado de trabajo
debemos aclarar que dentro de esta tradición suelen distinguirse dos líneas teóricas: por un lado la teoría
prekeynesiana, asociada principalmente con Pigou (1933) y Clay (1929) quienes enfatizan el pleno empleo
como estado normal de funcionamiento de la economía; y por otro, el enfoque de la “nueva teoría clásica” del
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Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
mercado de trabajo –Phelps (1970), Friedman (1968) y Lucas (1973), quienes reteniendo los supuestos de
equilibrio en el mercado de trabajo enfatizan el rol de la incertidumbre y la información imperfecta en la
generación de fluctuaciones del empleo durante el ciclo económico. Entendemos por nuestra parte que no existen
diferencias sustanciales entre ambas teorías, las que finalmente cargan con la culpa del desempleo a los oferentes
de trabajo (los trabajadores). Es por ello que la explicación general sobre el funcionamiento del mercado de
trabajo estará basada en el modelo clásico o prekeynesiano que, creemos, es el que hoy perdura y domina en
ámbitos académicos y especialmente entre quienes desarrollan las políticas económicas. Igualmente hacia el
final del capítulo reseñamos brevemente los agregados que los “nuevos clásicos” han realizado a la teoría.
Comenzamos entonces el análisis del mercado de trabajo neoclásico comprendiendo a esta escuela como un todo
homogéneo.
El aparato teórico neoclásico sostiene que el mercado de trabajo es gobernado por las mismas leyes que
gobiernan el mercado de cualquier otro bien. En consecuencia, las cantidades transadas de trabajo se determinan
en el mercado mediante la libre interacción de la oferta y la demanda. En el caso especial del mercado de trabajo,
el precio es el salario real (que surge de la división del salario nominal –en pesos y el precio de una canasta
básica de bienes dada –w/p) y la cantidad intercambiada es el nivel de empleo.
Siguiendo estos principios concluiremos que oferta y demanda de trabajo estarán determinadas, al igual que
las de cualquier otro bien, por las maximizaciones de utilidad o beneficios de los agentes que participan en el
mercado. Para lograr una explicación clara del funcionamiento del mercado de trabajo, como ya hemos hechos
con el resto de los bienes, debemos analizar por separado los principios que rigen la oferta y la demanda de
trabajo. En ambos casos –como siempre partimos de la acción individual de cada agente económico, para
después explicar el comportamiento del conjunto de los individuos.
2.1 Oferta de trabajo
La curva de oferta de trabajo neoclásica es el resultado de la maximización de la utilidad que realiza el
trabajador en su rol de consumidor en su elección entre dos bienes: ocio y consumo. Así como en el capítulo
sobre la teoría del consumidor vimos que éste tomaba decisiones acerca de una canasta integrada por dos bienes,
en este caso sucede exactamente lo mismo con la particularidad de que los bienes son el ocio y el consumo.
Implícito en este análisis encontramos que la teoría neoclásica supone al trabajo como un “mal” y al ocio como
un “bien”, entendiéndose por bien todo aquello que reporta cierta satisfacción o utilidad, mientras que un “mal”
es aquello que reporta desutilidad.
Siguiendo las mismas pautas de optimización utilizadas para cualquier elección, un consumidor decidirá
dedicar una hora más al ocio siempre que la utilidad marginal de éste sea mayor a la utilidad marginal que le
reporte su salario real, es decir, de las mercancías adicionales que pueda adquirir con su salario. A medida que el
individuo ofrece más trabajo su desutilidad crece, pero a la vez, debido a los rendimientos marginales
decrecientes, el salario real pagado por la hora adicional trabajada decrece.5 Por tal motivo, la utilidad marginal
del salario real debe ser igual a la utilidad marginal del ocio o, lo que es lo mismo, a la desutilidad marginal del
trabajo.6
5
Recordemos que para maximizar beneficios un empresario siempre debe estar igualando el salario real a la productividad
marginal del trabajo (w/p=PM ). Si rige la ley de la productividad marginal decreciente, entonces a medida que se
L
incrementa la cantidad de horas trabajadas la productividad decrece y, por tanto, el salario real que debe pagar el empresario
también debe caer.
6
Incluimos el concepto “desutilidad marginal del trabajo” debido a que es utilizado por Keynes en su explicación del
mercado de trabajo. La idea es muy simple y sólo reside en que si el trabajo es un mal, entonces brinda desutilidad y no
135
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
utilidad. La utilidad la brinda no trabajar, es decir el ocio. Por tanto, en términos analíticos podríamos decir que la utilidad
del ocio es igual al opuesto de la utilidad del trabajo (UMo = UM ).
L
136
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
Para comprobar intuitivamente por qué se cumple esta última condición partamos suponiendo que la
utilidad marginal del salario real es mayor que la desutilidad marginal del trabajo. En este caso al individuo le
convendría ofrecer más horas de trabajo, ya que la satisfacción que le brindará una hora adicional de trabajo
(medida por el salario real) será mayor a la desutilidad que le proporcionará trabajar esa hora. Esto seguirá
ocurriendo hasta el punto en que se cumpla la condición de óptimo enunciada para la oferta de trabajo (utilidad
marginal del salario real igual a desutilidad marginal del trabajo).
En conclusión, vemos que la curva de oferta de trabajo está compuesta por las cantidades de trabajo que
los individuos están dispuestos a ofrecer a cada nivel de salario real para maximizar su utilidad. Resulta de vital
importancia para la teoría neoclásica destacar que en este análisis, todos los puntos de la curva de oferta de
trabajo son, por definición, situaciones de pleno empleo que nos indican cuánto trabajo desean realizar los
individuos a cada nivel salarial. Es decir, en cada uno de los puntos de la curva todo el que quiere trabajar con el
nivel de salario real vigente lo está haciendo. Si alguien no trabaja es simplemente porque no quiere (en términos
neoclásicos se diría que el salario real vigente no alcanza para hacer que mayor cantidad de personas sacrifiquen
más horas de ocio).
Lo que acabamos de explicar en forma intuitiva es llevado a un modelo analítico por los autores
neoclásicos. Para comprender el desarrollo del mismo debemos tener en cuenta que:
A) Quienes ofrecen trabajo son los trabajadores, y la cantidad que están dispuestos a ofrecer depende de
su elección individual.
B) El trabajo es considerado un mal.
C) Ese mal tiene relacionado de manera antagónica un bien, el ocio. El trabajo, en este sentido, debe
entenderse como la negación de la posibilidad de disfrutar del bien ocio.
D) El trabajo, sin embargo, genera un ingreso para el consumidor que está dado por el salario que se le
paga. Este salario es el que le permite al trabajador consumir los distintos bienes existentes en el
mercado.
E) De esta forma, el consumidor tiene que elegir entre el bien ocio y el consumo de todos los demás
bienes (al que podemos llamar simplemente consumo). La elección entre "ocio" y "consumo" es
semejante a la elección entre dos bienes cualquiera, como por ejemplo cuando el consumidor tiene
que elegir entre consumir café o té.
De manera similar a la realizada en el caso de la elección del consumo entre dos bienes, donde se pueden
trazar curvas de indiferencia que representan canastas que reportan igual satisfacción, en el caso de la elección
entre ocio y consumo se pueden trazar las mencionadas curvas de indiferencia. Debemos tener en cuenta que el
máximo de ocio posible es de 24hs. por día, por lo tanto las posibles curvas de indiferencia tomarían la siguiente
forma.
GRÁFICO 5
Consumo
137
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
U
2
U
1
U
0
24
Ocio
Sobre estas curvas de indiferencia graficaremos la restricción presupuestaria que presenta algunas
diferencias con respecto al caso del resto de los bienes de la economía. En esta oportunidad debemos considerar
que la renta del consumidor depende de la cantidad de ocio que se consuma. A mayor ocio consumido menos
trabajo realizado y, por tanto, menor renta salarial obtenida y menor consumo posible. Finalmente convengamos
que el gasto total que le reporta la cantidad consumida debe ser igual a su renta total.
Analíticamente las ecuaciones del modelo quedarían:
siendo:
w. salario por unidad de tiempo trabajado.
L: tiempo trabajado.
p: precio del conjunto de bienes
C: cantidad consumida de bienes.
Como la cantidad de trabajo es la cantidad total de tiempo menos el tiempo dedicado al ocio, podemos
escribir que: L = T – O. Si nos referimos a un determinado día (que dura 24hs.) podríamos escribir L = 24 O
De esta forma la ecuación 1 quedaría: w. (24 O) = p.C
Despejando términos obtenemos:
Siendo la Ecuación 2 una recta con pendiente (w/p) que nos representa la restricción de consumo que tiene
el oferente de trabajo.
Tal como se obtuvo para el caso de dos bienes cualesquiera, el óptimo del consumidor se encuentra en el
punto donde la restricción presupuestaria es tangente a la curva de indiferencia:
GRÁFICO 6
Consumo
138
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
RP
O* 24 Hs . Ocio
Analíticamente puede plantearse que, dada la tangencia que en el óptimo existe entre la restricción
presupuestaria y la curva de indiferencia, ambas pendientes resultan iguales. Por tanto, dado que la pendiente de
la curva de indiferencia es el cociente de las utilidades marginales de los bienes (con signo negativo), en el
óptimo se cumpliría la siguiente condición:
(w/p) = UMgO / UMgC → UMgC * (w/p) = UMgO
Donde:
UMgC * (w/p) es la utilidad marginal del salario real y7
UMgO es la utilidad marginal del ocio
Hasta el momento sabemos cómo decide un trabajador cuánto trabajo ofrecer dado el salario real de
mercado. En realidad lo que demostramos es que el individuo, dado un nivel de salario real, elige una canasta
óptima de consumo y ocio. Pero tengamos en cuenta que decidir cuánto ocio va a consumir es a la vez decidir
cuánto tiempo va a trabajar (Ejemplo: si un individuo decide tener 16hs. de ocio por día, entonces trabajará 8hs.
diarias). Pero si lo que queremos obtener es la función de oferta de trabajo –para cada nivel de salario real cuánto
trabajo se ofrece, entonces debemos ir modificando el precio del trabajo (el salario real) e ir observando cómo
varía la oferta. De esta manera, para los niveles de salario real w/p , w/p
1 , y w/p
2 , obtenemos tres puntos distintos
3
de la curva de oferta de trabajo ( GRÁFICO 7 ).
GRÁFICO 7
w/p
RP 1
RP 2
RP 3
7
Decimos que UMgC * (w/p) es la utilidad marginal del salario real debido a que estamos multiplicando la utilidad que
representa al individuo consumir un bien más por todo su salario real, es decir por la capacidad total de compra que tiene.
139
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
O O
1
2 O
3 24 Hs
Ocio
Donde:
RP es:
1 24w 1 w .O
1 = C,
p
RP es:
2 24w 2 w .O
2 = C,
p
RP es:
3 24w 3 w .O
3 = C,
p
y donde supusimos que w 1/p> w /p > w
2 /p.
3
Los resultados observados en el GRÁFICO 7 pueden llevarse a un gráfico que relacione el salario real con
la cantidad diaria de trabajo ofrecida, la cual se obtiene restándole a la totalidad de horas del día la cantidad de
horas de ocio consumidas.
GRÁFICO 8
w/p
W /P
1
W /P
2
W /P
3
L
1 L L
2
3Cantidad de trabajo
En el GRÁFICO 8 vemos que analíticamente se llega a la misma conclusión que en forma intuitiva: la curva
de oferta de trabajo individual tiene pendiente positiva. El individuo está dispuesto a trabajar más tiempo cuanto
mayor sea su salario real. De la curva de oferta individual de trabajo se obtiene la curva de oferta de trabajo del
mercado sumando las ofertas realizadas por cada individuo. Este procedimiento es exactamente igual al aplicado
para el caso de los mercados de bienes, donde la oferta agregada no es más que la suma horizontal de las ofertas
individuales. A continuación mostramos un ejemplo para el caso de tres integrantes del mercado, procedimiento
que puede ampliarse para cualquier número de integrantes.
GRÁFICO 9
w/p
O O
1 2
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Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
O
3
Oferta de Mercado
L
Llegamos ya a conocer cómo deciden los individuos cuánto trabajo ofrecer en el mercado. Sin embargo,
para determinar cuál será el nivel de empleo efectivo en la economía debemos completar el análisis del mercado
a través de la curva de demanda de trabajo.
2.2 Demanda de trabajo
Lo primero que debemos tomar en cuenta al estudiar la demanda de trabajo es que la misma es el
resultado de la maximización de beneficios del productor, quien utiliza al trabajo como un factor de producción.
La curva de demanda de trabajo neoclásica reúne todos los puntos óptimos que surgen de dicha maximización.
Estos puntos representan las cantidades de trabajo que los empresarios deben contratar para cada nivel de salario
real y obtener el mayor beneficio posible. Al explicar la teoría del productor vimos que éste maximiza sus
beneficios cuando se cumple la condición de que el salario real sea igual al producto marginal del trabajo (w/p =
PM L). Por tanto, todos los puntos de la curva de demanda de trabajo serán posiciones donde se cumpla esta
última condición.8
Sabemos que cuando la empresa maximiza beneficios, en competencia perfecta, el precio del producto es
igual al costo marginal de la cantidad de producto que decide producir:
p = Cmg (Ecuación 2)
Para decidir sobre la contratación de un empleado más suponemos que todos los otros factores de
producción permanecen constantes. De esta manera, el costo marginal (Cmg) de una unidad producida es igual al
salario que se paga dividido por la cantidad de unidades que produce ese trabajador. Es decir que,
Cmg = w /PM .
L
De esta manera, reemplazando en la Ecuación 2 llegamos a:
p = w/PM ,
L
y pasando términos ahora llegamos a que :
8
En realidad la condición de óptimo del productor dice que deben igualarse los precios de TODOS los factores que
intervienen en la producción (trabajo, capital y tierra) a sus respectivas productividades marginales. En el corto plazo, si
suponemos que el trabajo es el único factor de producción, entonces sí la condición de optimalidad por excelencia será
únicamente la igualdad entre salario real (precio del trabajo) y la productividad marginal del trabajo.
141
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
p. PM = w
L
(Ecuación 3)
La ecuación 3 expresa que el salario que debe pagar la empresa (w) es igual a la cantidad de producto
adicional que ese trabajador generó (PM ) multiplicada por el precio de venta del bien, es decir el valor adicional
L
que ese trabajador generó. La misma expresión puede interpretarse también como la condición de óptimo del
productor enunciada anteriormente: el salario real (w/p) debe ser igual a la productividad marginal del trabajo
(PM ).
L
La conclusión que acabamos de obtener acerca de que el salario que se le paga al trabajador es
exactamente igual al valor de lo que él produce tiene un importante valor político. Debemos tomar en cuenta que
el desarrollo realizado para el caso del factor trabajo puede replicarse para el resto de los factores de producción,
llegándose así a una conclusión semejante a la de este caso. Los factores tierra y capital, en el óptimo, también
son retribuidos según lo que éstos aportan al proceso productivo. La renta que percibe el dueño del espacio físico
donde se produce y el beneficio que percibe el capitalista son equivalentes a las productividades marginales de la
tierra y del capital respectivamente. Estas conclusiones nos muestran una sociedad sin conflictos de ningún tipo,
donde los ingresos de cada individuo se derivan de un criterio de absoluta justicia ya que están directamente
ligados a lo que aportan en el proceso productivo. Si no existe intervención en los mercados y, por tanto, todo el
mundo puede actuar racionalmente, entonces no habría razón para que no reine la armonía social.9
Sin embargo, a pesar de las conclusiones generales que ya pudimos obtener, nuestro análisis sólo nos
indicó cuánto trabajo demandaría una empresa ante un determinado nivel de salario real. Para obtener la curva de
demanda de trabajo de la empresa debemos ir modificando el precio (w/p) e ir hallando los distintos puntos de
equilibrio. Suponiendo que el precio del producto permanece constante, el aumento del salario real obliga a la
empresa a aumentar la productividad del trabajo para seguir maximizando sus beneficios. Debido a los
rendimientos marginales decrecientes la manera de hacer que el producto marginal del trabajo sea mayor, es
simplemente contratando menos trabajo. En definitiva, a mayores salarios reales la empresa decidirá contratar
menos trabajo. La curva de demanda tendrá, entonces, pendiente negativa.
GRÁFICO 10
W/P
Demanda
9
“En ese mercado del capital se determina un precio. Este precio es la tasa de interés. Está determinado por la productividad
marginal, porque cada uno de sus elementos lo es. El capital como factor de producción se paga a su productividad
marginal, el trabajo ídem. Los dos factores de producción se pagan pues, por lo que aportan al proceso de creación de valor.
Ninguno –si se respeta el equilibrio general es explotado. No hay explotadores ni explotados.” (Salama P., 1984)
142
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
L
2.3 Equilibrio y breves conclusiones sobre el mercado de trabajo neoclásico
De la conducta individual de empresarios y trabajadores (productores y consumidores) derivamos las
curvas de oferta y demanda de trabajo. Vemos que estas presentan las mismas características que la de cualquier
bien que se ofrezca en el mercado, tanto en lo que respecta a sus pendientes como a que cada uno de sus puntos
son elecciones óptimas de oferentes y demandantes. Lo que nos queda por resolver es cómo se determinan en
este mercado el precio (salario real) y la cantidad transada (nivel de empleo). La respuesta brindada por la teoría
neoclásica es más que simple y es la misma de siempre: la interacción entre oferta y demanda en el libre
mercado nos llevará automáticamente a un punto de equilibrio donde se determinarán tanto la cantidad de trabajo
empleado como el precio pagado por cada unidad empleada.
GRÁFICO 11
w/p Demanda Oferta
w/p* E
L* L
Como ocurre en todo mercado, un exceso de oferta desencadena un proceso de ajuste mediante la caída
del precio (en este caso baja el salario real). Este movimiento no requiere de intervención alguna, sino que se
trata de un movimiento automático. La economía tiende naturalmente hacia posiciones de equilibrio, donde el
salario determinado satisface las condiciones de óptimo tanto de oferentes como demandantes. De esta forma el
salario real será igual a la utilidad marginal del ocio y a la productividad marginal del trabajo. Nuevamente el
equilibrio está garantizado por las fuerzas del libre mercado ( GRÁFICO 12 ).
GRÁFICO 12
Salario real Demanda
Oferta
Exceso de Oferta
A
B
w/p
1
143
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
w/p*
L
1 L* L
2 L
Este equilibrio, al igual que en cualquier mercado de bienes, es estable. Una vez alcanzado no existen
fuerzas endógenas que tiendan a hacer que ese equilibrio se modifique. Oferentes y demandantes cumplen sus
planes de producción y consumo y no se les presenta ningún incentivo que haga que modifiquen sus conductas.
Llevado a nuestro caso concreto del mercado de trabajo esto significa que el equilibrio con pleno empleo no sólo
es posible, sino que –de no mediar ninguna intromisión externa a la acción de mercado perdurará en el tiempo.
Si por algún fenómeno ajeno al sistema de mercado, la economía se encuentra alejada del punto de equilibrio,
con sólo dejar actuar a sus mecanismos éste se verá restablecido automáticamente.
En el caso de que la economía se encuentre en una situación tal que el salario sea w/p , podemos apreciar
1
que la cantidad ofrecida de trabajo (L )
2 es mayor a la cantidad demandada por las empresas (L ). Esto se debe a
1
que el salario real vigente, es mayor que el salario real de equilibrio (w/p*). Dado que la cantidad de trabajo
ofrecida es mayor que la cantidad de trabajo demandada, los oferentes aceptarán un salario real menor. El
mecanismo de ajuste walrasiano se cumple en forma instantánea hasta llegar nuevamente al punto de equilibrio
donde a un determinado salario real todos los individuos que quieren trabajar lo estarán haciendo y todos los
empresarios estarán pagando un salario real acorde a la productividad de los trabajadores.
Concluimos entonces que el desempleo, entendido como una situación donde existen individuos
dispuestos a trabajar y sin embargo no consiguen trabajo no es considerado por la teoría neoclásica. El
desempleo representa un mero exceso de oferta de mano de obra que debe corregirse con el movimiento
automático hacia la baja del precio del trabajo (el salario real). No obstante, resulta imposible negar el desempleo
en el mundo actual y la escuela neoclásica tiene una explicación algo particular para el mismo.
2.4 El desempleo visto desde la concepción neoclásica: distintas teorías, una misma idea
Si seguimos las conclusiones a las que llega la teoría neoclásica acerca del mercado de trabajo diríamos
que las mismas fuerzas económicas hacen tender naturalmente al equilibrio a este mercado. De funcionar los
mecanismos de mercado el desempleo no tendría por qué existir. A determinado salario real, todo el que quisiera
trabajar podría hacerlo. A pesar de ello, ¿realmente podemos decir que los teóricos neoclásicos tienen semejantes
anteojeras como para no percibir la existencia de desempleo en la economía? La respuesta es negativa. El propio
Pigou (1933) reconocido autor neoclásico de la primera mitad del siglo XX con quien Keynes debate
continuamente sobre sus conclusiones acerca del mercado de trabajo enumera varias circunstancias en que el
mecanismo de ajuste de los salarios reales deja de operar o, al menos, lo hace en forma muy lenta:
● La existencia de sindicatos que logran mantener un salario real superior al de equilibrio.
● La existencia de costumbres sociales y criterios de equidad sobre estándares de vida, lo que induce a
una resistencia a la baja de los salarios en condiciones de desempleo.
144
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
● La existencia de códigos de ética entre trabajadores que impiden a los desempleados ofrecer su
trabajo por menos y así desplazar a los empleados.
● La existencia de seguros de desempleo.
No es difícil darnos cuenta que, si bien estos supuestos causantes del desempleo fueron teorizados por el
Profesor Pigou hace ya bastantes años (en la década del treinta), al día de hoy son estas mismas causas las que
políticos y teóricos continúan señalando como las principales responsables del desempleo.
Como vemos la teoría neoclásica no niega ni negó nunca la existencia de desempleo, pero señala que su
causa se debe exclusivamente a interferencias en el mecanismo de ajuste de los salarios reales. Estas
interferencias se encuentran siempre del lado de la oferta de trabajo. En otras palabras, la teoría neoclásica nos
dice que los causantes del desempleo son los propios desempleados quienes no aceptan que sus salarios
disminuyan a posiciones de equilibrio. Siguiendo esta idea los neoclásicos nos dirán que el único tipo de
desempleo posible en una sociedad de mercado es el desempleo voluntario , ya que existe porque los trabajadores
no aceptan percibir una remuneración menor (equivalente a su productividad marginal).10
Desde esta perspectiva, la existencia de desempleo con cierta persistencia nos estaría mostrando que el
mecanismo de mercado no está actuando libremente. Por tanto son los elementos que afectan, impiden y/o
limitan el funcionamiento del mercado los que están haciendo que el desempleo subsista. Como vimos en las
propias afirmaciones de un típico economista neoclásicos como Pigou dichos elementos tienen dos orígenes: las
regulaciones estatales y la existencia de sindicatos u otras asociaciones de trabajadores.
Un ejemplo de la acción limitante del Estado son los convenios colectivos de trabajo, los cuales fijan
pautas de contratación, salarios mínimos, indemnizaciones y determinadas características específicas de
contratación que, de no existir el Estado y funcionar solamente el mecanismo de mercado, con seguridad serían
distintas.
Otro de los causantes del desempleo persistente, según los teóricos neoclásicos, son los mecanismos de
agremiación de los oferentes de trabajo. Las agrupaciones de trabajadores y su pretensión de que no disminuyan
sus salarios supuestamente no haría más que perpetuar el desempleo al prolongar la situación de desequilibrio. El
rechazo de salarios menores actuando en forma conjunta y no como individuos independientes, no hace más que
impedir que funcione correctamente el mecanismo de mercado e imposibilita la inmediata llegada al equilibrio.
La solución al desempleo sólo puede encontrarse en el mismo campo que la resolución de cualquier
desequilibrio en cualquier mercado: se debe antes que nada dejar actuar libremente a los mecanismos de
mercado. Es por ello que las políticas de flexibilización laboral se encuentran tan en boga en todos los países que
llevan adelante políticas neoliberales. El argumento es que se debe liberalizar lo máximo posible el salario de los
trabajadores evitando de esta forma las rigideces a la baja del mismo. Pero no sólo se debe procurar la
flexibilización de los salarios (para permitir su potencial disminución), también debe evitarse cualquier tipo de
regulación estatal, así como deben incentivarse los diversos mecanismos de contratación temporaria. Por
ejemplo, las pasantías y los contratos “a prueba” aparecen, desde esta concepción, como posibles respuestas al
10
Keynes (1936) definirá a este tipo desempleo como la “negativa o incapacidad de una unidad de trabajo para aceptar una
remuneración correspondiente al valor del producto atribuible a su productividad marginal a causa de la legislación o las
prácticas sociales, del agrupamiento para la contratación colectiva, de la lentitud para adaptarse a los cambios económicos o
simplemente a consecuencia de la obstinación humana.” Luego, como veremos en capítulos subsiguientes describirá otro
tipo de desempleo, aunque en este caso inexistente para la teoría neoclásica: el desempleo involuntario.
145
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
desempleo.11
Hasta este momento la teoría neoclásica sobre el mercado de trabajo y los causantes del desempleo se
nos aparecen como bastante simples e incluso hasta intuitivos. Pero resulta ciertamente complejo, al menos
desde la práctica, sostener que el total de la culpa del desempleo la tienen los propios damnificados, los
trabajadores. Más difícil aun resultó esto luego de la crítica keynesiana a la concepción neoclásica del mercado
de trabajo. Esto es reconocido incluso por una de sus más importantes figuras:
“Si los salarios vienen determinados por la interacción de la oferta y la demanda, ¿cómo puede existir
desempleo involuntario? ¿Cómo no varían los salarios hasta que se llega a la igualdad de la oferta y la
demanda en el mercado laboral? Hay una respuesta que sirve corrientemente de escape al economista cuando
es incapaz de encontrar una explicación satisfactoria sobre los fenómenos de observación: las imperfecciones
del mercado. En este caso, la rigidez o inflexibilidad de los salarios.” (Friedman M., 1968)
A partir de esta percepción y de la necesidad de dar respuestas desde el ámbito teórico a las críticas
keynesianas es que salieron a la luz diversas teorías de quienes fueron llamados “nuevos clásicos” (entre los que
se encuentra el propio Friedman). Dentro de la infinidad de modelos realizados encontramos nuevas
explicaciones para la persistencia del desempleo. En ellos se hace hincapié en elementos como la imperfección
informativa, los costos de adquirir esa información y el papel del capital humano en la determinación de la forma
de los contratos de trabajo (fundadores de estas líneas de investigación fueron Stigler (1961) y Gary Becker
(1964)). Otros modelos concluyen, por ejemplo, que los trabajadores deciden permanecer desempleados
buscando mejores ocupaciones ya que estiman en forma incorrecta que el salario corriente está por debajo de su
nivel normal o permanente (Lucas y Rapping, 1969). 12
De una u otra forma, con modelos matemáticos más o menos complicados, ambas tradiciones
neoclásicas coinciden en un aspecto central: el desempleo es enteramente voluntario. Es decir, el problema de la
persistencia del desempleo sigue puesto en quienes deben ofrecer su trabajo. Las teorías más clásicas
simplemente argumentan que el uso del tiempo libre, es decir aquel en el que no se está trabajando se destina al
ocio, mientras que las teorías más modernas buscan darle un nuevo contenido al uso de dicho tiempo libre. En
general se enfatiza el uso del tiempo disponible para la búsqueda de trabajo (jobsearch).
Un punto adicional que debemos notar es que las nuevas teorías neoclásicas sobre el (des)empleo no sólo
no agregan ningún cambio cualitativo significativo a la teoría neoclásica convencional, sino que la esencia de las
primeras ya estaba incorporada en esta última en una segunda categoría de desempleo aceptada desde siempre: el
desempleo friccional. Éste tiene su origen en las inevitables demoras de los agentes para mudarse de un empleo
a otro, los vaivenes de la demanda, los tiempos de capacitación y los cambios en la especialización de los
recursos. Esta forma de desempleo, distinta al voluntario, es teóricamente de tipo transitorio y se limita al tiempo
11
Otra de las políticas que en ciertos momentos ha sido implementada por el Estado es reducir los salarios reales de los
empleados públicos, para incentivar a que suceda lo mismo con los salarios privados y de esta forma propiciar la
contratación de más trabajadores.
12
Aún así los teóricos neoclásicos nunca dejaron de insistir en que la causa principal del desempleo se encuentra en la
rigidez a la baja de los salarios reales: “Evidentemente, en el medio siglo transcurrido entre ambos acontecimientos los
precios y los salarios se hicieron mucho más rígidos. No tenemos medios para comparar ambos episodios, pero entre los
candidatos indudables para una explicación están: la creciente complejidad de los procesos productivos, que han aumentado
la importancia del capital humano específico; la pérdida de importancia de la agricultura; el aumento de la intervención del
Estado en la actividad económica; el desarrollo de las organizaciones sindicales, y el término de la inmigración ilimitada en
los Estados Unidos...” (Friedman M., 1968)
146
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
en que un individuo pasa de un empleo a otro.
En conclusión el voluntario y el friccional son las dos únicas formas de desempleo reconocidas por los
neoclásicos. Bajo ningún concepto se muestran de acuerdo con el desempleo involuntario, es decir, niegan la
posibilidad de que haya gente dispuesta a trabajar al salario real vigente y, sin embargo, no consiga empleo. Este
concepto será incorporado por John Maynard Keynes en su crítica a las teorías neoclásicas del mercado de
trabajo.
Para concluir este capítulo dedicado al mercado de trabajo neoclásico ofrecemos a continuación un
ejemplo concreto de cómo se aplican las categorías de desempleo recientemente definidas. Veremos cómo se
mide el desempleo en las estadísticas oficiales de la Argentina y cómo los organismos oficiales trabajan y
definen cada una de sus categorías imbuidos dentro de la concepción neoclásica de empleo y desempleo.
3. ARGENTINA: EL CONCEPTO DE DESEMPLEO Y SU MEDICIÓN
Ya hemos visto que para la teoría neoclásica si el salario se encuentra por encima del precio de
equilibrio necesariamente habrá desempleo, pero el mismo existirá y persistirá por propia voluntad de quienes se
encuentran desempleados, ya que no quieren aceptar el salario de equilibrio (supuestamente el que les
correspondería según su productividad). Si ahora quisiéramos conocer cuántos son los trabajadores que deciden
no trabajar al nivel del salario de equilibrio, deberíamos considerar una categoría que tenga en cuenta a todos
los potenciales trabajadores de la economía. En Argentina esta categoría es llamada Población Económicamente
Activa (PEA), que es ni más ni menos que el conjunto de la fuerza laboral que participa en el mercado de
trabajo, e incluye tanto a ocupados como a desocupados.
En el GRÁFICO 13 incorporamos un nivel Nt de “trabajadores totales". Si se verificara que ese nivel Nt
es mayor que el nivel de equilibrio (N*), no todos los que consideramos trabajadores estarían trabajando
efectivamente. ¿Cómo se explica, entonces, que parte de la población en condiciones de trabajar decida
voluntariamente no hacerlo?
GRÁFICO 13
Salarios
Reales Demanda Oferta
wnt
w*
N* Nt
Nivel de empleo
Si observamos el GRÁFICO 13 resulta bastante claro para el nivel de empleo de equilibrio, N*, el
salario correspondiente es w*. Quienes permanecen sin trabajar –que podemos visualizar entre N* y Nt ofrecen
147
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
148
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
El cuadro se lee de la siguiente manera:
● Quienes trabajan y no buscan un nuevo trabajo o bien, quienes por algún motivo no están conformes con
su trabajo y buscan otra alternativa laboral están
ocupados. (O)
● Aquellas personas que no trabajan pero demuestran buscar activamente un empleo son consideradas
desocupadas (D).
● Quienes no tienen trabajo ni lo buscan de forma activa son simplemente inactivos (I)
, es decir, no están
considerados dentro de la fuerza laboral (forman parte de la Población Económicamente No Activa).
En el
CUADRO 1 se presentan los datos correspondientes a la encuesta de mayo de 2003, para el total
de las 31 ciudades (aglomerados urbanos) donde se realiza la EPH.
Cuadro 1
Población Población Económicamente Activa Población
149
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
150
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
Fuente: INDEC, informe de Prensa de EPH, agosto de 2003
A partir de la obtención de estos datos es que se pueden construir la Tasa de Actividad, la Tasa de
Empleo, la Tasa de Ocupación y la tan difundida Tasa de Desocupación
La Tasa de Actividad es aquella que relaciona la PEA total respecto a la población total del país y se
expresa como cociente entre ambas variables (TA = PEA/ PT). Mide la relación máxima entre trabajadores
activos (ocupados y desocupados) y la población total. En el caso de Argentina, la Tasa de Actividad es:
TA = 10.153.000 / 23.767.000 = 0,4272 => TA = 42,72%
Este valor significa que del total de la población argentina, el 42, 72% participa activamente en el
mercado laboral, ya sea como ocupados o desocupados.
La Tasa de Empleo muestra la relación entre la cantidad de ocupados y la población total. Este índice
señala qué porcentaje de la población está ocupada. En el caso argentino el porcentaje es el siguiente:
TE = O/ PT = 8.570.000 / 23.767.000 = 0,3606 => TE = 36,06%
La Tasa de Ocupación relaciona la cantidad de ocupados y la población económicamente activa. Este
porcentaje señala qué proporción de los que se mueven activamente en el mercado laboral están efectivamente
trabajando. TO = O/ PEA. La otra cara de la moneda es la Tasa de Desocupación, la cual relaciona el conjunto
de los desocupados con la población económicamente activa (TD = D/ PEA), es decir, da cuenta del porcentaje
de potenciales trabajadores que, sin embargo, no tienen empleo.
TD = D / PEA = 1.583.000 / 10.153.000 = 15,59%
Este último índice, es el más difundido en cuanto al mercado laboral, y dada esta particularidad, a veces
genera ciertas discusiones la forma en que fueron contabilizados algunos casos concretos.
El hecho de considerar inactivas a aquellas personas que no tienen trabajo pero que tampoco lo buscan
hace que la cantidad de desocupados considerados sea menor que la cantidad de desocupados totales (que por
cierto, sí incluye a los inactivos) . Esta consideración, a su vez, implica que el porcentaje oficial de desocupados
sea menor. Para tener una idea más cercana a la realidad respecto a la cantidad de gente que podría estar
trabajando pero no lo hace, no basta observar la tasa de desocupación sino que es conveniente tener en cuenta
también a los inactivos en edad de trabajar que, aunque no son considerados desocupados, en definitiva tampoco
tienen trabajo.
Una de las últimas formas en que se ha afectado el índice de desocupación en nuestro país es a través de
la forma en que se contabilizan a las personas que son beneficiarias del Plan Jefas y Jefes de Hogar. El INDEC
contabiliza como OCUPADOS a aquellos que reciben dicho subsidio y realizan alguna labor como
contraprestación, ya sea en Organizaciones No Gubernamentales o en dependencias del gobierno. Estamos frente
a la paradoja de considerar como ocupados a aquellos que reciben un subsidio precisamente por estar
desocupados. Justamente por este motivo el INDEC realiza también una estimación de la desocupación bajo otra
hipótesis, tomando en cuenta cuál es la incidencia del Plan Jefas y Jefes en las tasas calculadas. Los nuevos
valores quedan como lo señala el Cuadro 2.
Cuadro 2
Población Población Económicamente Activa Población
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Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
En el
GRÁFICO 14 la tasa de desocupación debe leerse en el eje izquierdo y está representada por la
línea cuyos puntos son cuadrados. El salario real está expresado en función del existente en 1987, al cual se lo
considera de un valor de 100. Su valor debe leerse en el eje derecho, representado por la línea que tiene los
rombos.
Puede apreciarse en forma bastante rápida el hecho de que, al contrario de lo que predicen los teóricos
neoclásicos, el salario real ha caído en momentos que el desempleo ha subido. La solución neoclásica al
152
Capítulo 5: Equilibrio parcial y mercado de trabajo
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