Manual Completo Ansiedad y Cerebro Bases Neuropsicologicas
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NeuroClass es una multiplataforma de producción y divulgación científica.
Está conformada por profesionales de la neuropsicología, neurociencias,
psicología y educación, provenientes de diversas nacionalidades. Su misión
es acercar información de calidad y estimular la formación y asesoramiento
en un espacio colaborativo e interdisciplinario. Desde la lucha contra la des-
información y la pseudociencia, se busca contribuir a un nuevo paradigma
de la salud mental, donde las personas se empoderen en el conocimiento.
Índice
Introducción.........................................................................................1
MÓDULO I
Definición de ansiedad y diferenciación de otros términos...................2
1. Para empezar, ¿qué es la ansiedad?......................................3
2. ¿Cuándo la ansiedad se convierte en el enemigo?................4
3. Diferencia entre estrés y ansiedad........................................5
MÓDULO II
Cuadros de ansiedad primarios y secundarios......................................6
4. Trastornos de ansiedad recogidos en el DSM-V.....................7
5. Diagnóstico diferencial.......................................................28
MÓDULO III
Bases neuropsicólogicas de la ansiedad en niños y adolescentes.......35
6. Ansiedad en niños y adolescentes.......................................36
7. Zonas cerebrales implicadas en la ansiedad........................40
MÓDULO IV
Zonas cerebrales involucradas en la ansiedad...................................47
8. ¿Qué efectos tiene la ansiedad en el cerebro si se
mantiene?..........................................................................48
9. ¿La ansiedad se puede prevenir?........................................51
Los trastornos de ansiedad son cada vez más comunes, con una incidencia que
aumenta gradualmente a lo largo del tiempo. Además, este tipo de cuadros
implican un gran malestar por parte de quienes los presentan impactando ne-
gativamente en la calidad de vida y pudiendo convertirse en precursores de
otro tipo de trastornos.
El estudio a nivel cerebral se vuelve una opción clave como posible herramien-
ta de detección preventiva. Y, no solo eso, sino también con el fin de desarrollar
objetivos específicos de cara a la intervención. Al fin y al cabo, el conocimiento
de las estructuras cerebrales y sus conexiones nos permite comprender mejor
los síntomas de ansiedad.
En este manual se tratarán de exponer, muy brevemente, algunas de las zonas fun-
damentales implicadas en dicho mecanismo. Ahora, las conexiones subyacentes
son muchas más de las que aquí se comentan, esto es, hay que leer la información
consiguiente teniendo en cuenta que un trastorno de ansiedad no se limita única-
mente a las estructuras neuronales explicadas. Y, del mismo, tampoco existe un úni-
co sistema de neurotransmisión encargado de modular o generar esta respuesta.
1
MÓDULO I
DEFINICIÓN DE ANSIEDAD Y
DIFERENCIACIÓN DE OTROS TÉRMINOS
2
1. Para empezar, ¿qué es la ansiedad?
3
2. ¿Cuándo la ansiedad se convierte en el enemigo?
De esta forma, puede generar problemas de salud física, mental y una dismi-
nución en el rendimiento. Dando paso a entidades clínicas como las fobias, el
trastorno de ansiedad generalizada o ataques de pánico, entre otros.
Y es que, de todos los trastornos mentales, son las que cuentan con una ma-
yor prevalencia a lo largo de la vida de una persona. Pudiendo, así, impactar
en el día a día y entorno.
Con esto, en términos generales, hay que tener en cuenta que los trastornos de
ansiedad no son enfermedades, sino síndromes clínicos que pueden superpo-
nerse unos sobre otros, o presentarse con otros cuadros psiquiátricos o enfer-
medades médicas (Ayala, 2012).
4
3. Diferencia entre estrés y ansiedad
5
MÓDULO II
CUADROS DE ANSIEDAD
PRIMARIOS Y SECUNDARIOS
6
4. Trastornos de ansiedad recogidos en el DSM-V
Fobia específica. Las personas que tienen alguna fobia específica experimen-
tan una ansiedad o miedo intenso ante objetos o situaciones específicas.
Los ejemplos más característicos suelen ser los animales, tormentas, alturas,
sangre, aviones, sitios cerrados o cualquier situación que pudiera causar vó-
mito, asfixia o desarrollo de alguna enfermedad.
Agorafobia. Los pacientes con este cuadro temen los contextos donde sien-
ten que les es difícil escapar o conseguir ayuda. Entre las situaciones más co-
munes se encuentra el uso de trenes, estar solo o en una tienda, por ejemplo.
8
4.2 Criterios para el diagnóstico
9
4.2.1 Trastornos de ansiedad primarios
8. Quejas repetidas de síntomas físicos (p. ej., dolor de cabeza, dolor de es-
tómago, náuseas, vómitos) cuando se produce o se prevé la separación de
las figuras de mayor apego.
B. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, dura al menos cuatro sema-
nas en niños y adolescentes y típicamente seis o más meses en adultos.
10
D. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental, como rechazo a
irse de casa por resistencia excesiva al cambio en un trastorno del espectro del
autismo; delirios o alucinaciones concernientes a la separación en trastornos psi-
cóticos; rechazo a salir sin alguien de confianza en la agorafobia; preocupación
por una salud enfermiza u otro daño que pueda suceder a los allegados u otros
significativos en el trastorno de ansiedad generalizada; o preocupación por pade-
cer una enfermedad en el trastorno de ansiedad por enfermedad.
Mutismo selectivo
A. Fracaso constante de hablar en situaciones sociales específicas en las que existe
expectativa por hablar (p. ej., en la escuela) a pesar de hacerlo en otras situaciones.
Fobia específica
A. Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica (p. ej., volar, altu-
ras, animales, administración de una inyección, ver sangre).
Nota: En los niños, el miedo o la ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas,
quedarse paralizados o aferrarse.
11
E. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis
o más meses.
12
F. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis o
más meses.
J. Si existe otra afección médica (p. ej., enfermedad de Parkinson, obesidad, des-
figuración debida a quemaduras o lesiones) el miedo, la ansiedad o la evitación
está claramente no relacionada o es excesiva.
Trastorno de pánico
A. Ataques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la aparición
súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en
minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes:
Nota: La aparición súbita se puede producir desde un estado de calma o desde
un estado de ansiedad.
1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia car-
diaca.
2. Sudoración.
3. Temblor o sacudidas.
4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
5. Sensación de ahogo.
6. Dolor o molestias en el tórax.
7. Náuseas o malestar abdominal.
8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
9. Escalofríos o sensación de calor.
10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separar-
se de uno mismo).
13
12. Miedo a perder el control o de “volverse loco.”
13. Miedo a morir.
Nota: Se pueden observar síntomas específicos de la cultura (p. ej., acúfenos,
dolor de cuello, dolor de cabeza, gritos o llanto incontrolable). Estos síntomas no
cuentan como uno de los cuatro síntomas requeridos.
B. Al menos a uno de los ataques le ha seguido un mes (o más) de uno o los dos
hechos siguientes:
1. Inquietud o preocupación continua acerca de otros ataques de pánico
o de sus consecuencias (p. ej., pérdida de control, tener un ataque de
corazón, “volverse loco”).
2. Un cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacio-
nado con los ataques (p. ej., comportamientos destinados a evitar los ataques
de pánico, como evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares).
C. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p.
ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidis-
mo, trastornos cardiopulmonares).
D. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., los ataques
de pánico no se producen únicamente en respuesta a situaciones sociales temi-
das, como en el trastorno de ansiedad social; en repuesta a objetos o situaciones
fóbicas concretos, como en la fobia específica; en respuesta a obsesiones, como
en el trastorno obsesivo-compulsivo; en respuesta a recuerdos de sucesos trau-
máticos, como en el trastorno de estrés postraumático; o en respuesta a la se-
paración de figuras de apego, como en el trastorno de ansiedad por separación).
Agorafobia
A. Miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o más) de las cinco situaciones siguientes:
1. Uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, bar-
cos, aviones).
2. Estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamien- to, mercados,
puentes).
3. Estar en sitios cerrados (p. ej., tiendas, teatros, cines).
4. Hacer cola o estar en medio de una multitud.
5. Estar fuera de casa solo.
14
B. El individuo teme o evita situaciones en las que escapar podría ser difícil
o podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros sín-
tomas incapacitantes o embarazosos (p. ej., miedo a caerse en las personas
de edad avanzada; miedo a la incontinencia).
15
Trastorno de ansiedad generalizada
A. Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva), que se produce du-
rante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en
relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).
F. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad
o preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valora-
ción negativa en el trastorno de ansiedad social [fobia social], contaminación u
otras obsesiones en el trastorno obsesivo-compulsivo, separación de las figuras
de apego en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos trau-
máticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia
nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de
imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave
en el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias deliran-
tes en la esquizofrenia o el trastorno delirante.
16
Trastorno de ansiedad inducido por sustancias/medicamentos
A. Los ataques de pánico o la ansiedad predominan en el cuadro clínico.
17
Trastorno de ansiedad debido a otra afección médica
A. Los ataques de pánico o la ansiedad predominan en el cuadro clínico.
20
5. Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que sim-
bolizan o recuerdan y se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
C. Evitación persistente de estímulos asociados al suceso(s) traumático(s), como
se pone de manifiesto por una o las dos características siguientes:
1. Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos
angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso(s) traumático(s).
2. Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lu-
gares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones) que despiertan
recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrecha-
mente asociados al suceso(s) traumático(s).
D. Alteraciones negativas cognitivas y de estado de ánimo asociadas al suceso(s)
traumático(s), que comienzan o empeoran después del suceso(s) traumático(s),
como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:
1. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumáti-
co(s) (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como
una lesión cerebral, alcohol o drogas).
2. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno
mismo, los demás o el mundo (p. ej., «Estoy mal», «No puedo confiar en
nadie», «El mundo es muy peligroso», «Tengo los nervios destrozados»
3. Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias
del suceso(s) traumático(s) que hace que el individuo se acuse a sí mismo
o a los demás.
4. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado,
culpa o vergüenza).
5. Disminución importante del interés o la participación en actividades
significativas.
6. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
Especificar si:
Con síntomas disociativos: Los síntomas cumplen los criterios para el trastorno de
estrés postraumático y, además, en respuesta al factor de estrés, el individuo expe-
rimenta síntomas persistentes o recurrentes de una de las características siguientes:
1. Despersonalizacion: experiencia persistente o recurrente de un senti-
miento de desapego y como si uno mismo fuera un observador externo del
propio proceso mental o corporal (p. ej., como si se sonara; sentido de irrea-
lidad de uno mismo o del propio cuerpo, o de que el tiempo pasa despacio).
2. Desrealización: Experiencia persistente o recurrente de irrealidad del
entorno (p. ej., el mundo alrededor del individuo se experimenta como
irreal, como en un sueño, distante o distorsionado).
Nota: Para utilizar este subtipo, los síntomas disociativos no se han de poder
atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., desvanecimiento) u otra
alteración médica (p. ej., epilepsia parcial compleja).
22
3. Conocimiento de que el suceso(s) traumático(s) ha ocurrido a un familiar
próximo o a un amigo íntimo. Nota. En los casos de amenaza o realidad de
muerte de un familiar o amigo, el suceso(s) ha de haber sido violento o ac-
cidental.
4. Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso(s). trau-
mático(s) (p. ej., socorristas que recogen restos humanos; policías repetida-
mente expuestos a detalles del maltrato infantil).
Nota: Esto no se aplica a la exposición a través de medios electrónicos, televi-
sión, películas o fotografías, a menos que esta exposición esté relacionada con el
trabajo.
23
Síntomas disociativos
6. Sentido de la realidad alterado del entorno o de uno mismo (p. ej., verse
uno mismo desde la perspectiva de otro, estar pasmado, lentitud del tiempo).
7. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumáti-
co(s) (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como
una lesión cerebral, alcohol o drogas).
Síntomas de evitación
8. Esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos
acerca o estrechamente asociados al suceso(s) traumático(s).
9. Esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lugares, con-
versaciones, actividades, objetos, situaciones) que despiertan recuerdos,
pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente aso-
ciados al suceso(s) traumático(s).
Síntomas de alerta
10. Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño,
o sueño inquieto).
11. Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna
provocación) que se expresa típicamente como agresión verbal o física
contra personas u objetos.
12. Hipervigilancia.
13. Problemas con la concentración.
14. Respuesta de sobresalto exagerada.
C. La duración del trastorno (síntomas del criterio B) es de tres días a un mes
después de la exposición al trauma.
Nota: Los síntomas comienzan en general inmediatamente después del trauma,
pero es necesario que persistan al menos durante tres días y hasta un mes para
cumplir los criterios del trastorno.
24
Trastorno de la personalidad por evitación
Patrón dominante de inhibición social, sentimientos de incompetencia e hiper-
sensibilidad a la evaluación negativa, que comienza en las primeras etapas de la
edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro
(o más) de los hechos siguientes:
1. Evita las actividades laborales que implican un contacto interpersonal sig-
nificativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo.
2. Se muestra poco dispuesto a establecer relación con los demás a no ser
que esté seguro de ser apreciado.
3. Se muestra retraído en las relaciones estrechas porque teme que lo aver-
güencen o ridiculicen.
4. Le preocupa ser criticado o rechazado en situaciones sociales.
5. Se muestra inhibido en nuevas situaciones interpersonales debido al sen-
timiento de falta de adaptación.
6. Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o
inferior a los demás.
7. Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a im-
plicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas.
25
Nota: Ansiedad que se aprecia como característica destacada tanto del trastorno
bipolar como del trastorno de depresión mayor en la asistencia primaria y en los
servicios especializados en salud mental. Los altos grados de ansiedad se han
asociado a un riesgo mayor de suicidio, duración más prolongada de la enferme-
dad y mayor probabilidad de falta de respuesta al tratamiento. Por lo tanto, para
planificar el tratamiento y controlar la respuesta terapéutica es clínicamente útil
especificar con precisión la presencia y la gravedad de la ansiedad.
26
Trastorno de ansiedad por enfermedad
A. Preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave.
27
5. Diagnóstico diferencial
28
Fobia específica. Ha de diferenciarse de la agorafobia, por ejemplo, por me-
dio de los criterios que se recogen de este primero. Especialmente, en el
número de situaciones temidas.
Por otra parte, en lo que respecta a los trastornos delirantes, la clave es que
las personas que tienen un trastorno de ansiedad social son conscientes de
que sus creencias son desproporcionadas en cuanto a la amenaza real.
29
Finalmente, es importante tener en consideración la presencia de otras con-
diciones médicas o trastornos como la esquizofrenia (donde habría síntomas
de psicosis que en este cuadro no se presentan), los trastornos de la alimen-
tación o el trastorno obsesivo compulsivo.
Finalmente, hay que dar importancia a otros trastornos mentales con ata-
ques de pánico, como son aquellos de ansiedad y psicóticos. Los ataques de
pánico que suceden como un síntoma de otros trastornos de ansiedad son
del tipo esperado y no cumplirían con el diagnóstico para este, por ejemplo.
30
Para finalizar, en lo referente al trastorno depresivo mayor, este se centra en
la apatía, la perdida de energía y la anhedonia. Y, como se ha mencionado,
en lo que respecta a otras afecciones médicas, la agorafobia se descartaría
si la evitación de las situaciones es consecuencia fisiológica de estas.
31
Por otro lado, si hay síntomas de estado de ánimo y ansiedad, por ejemplo,
dependerá de los síntomas que predominen en el cuadro. En un trastorno
de ansiedad inducido por sustancias/medicamentos ocurriría algo pareci-
do, siendo clave conocer si ha existido un uso de sustancias o la suspensión
de alguna determinada. Para ello habría que evaluar otros aspectos a la par.
32
Trastorno de estrés agudo. En cuanto al trastorno de pánico, es importante
tener en cuenta si los ataques de pánico son inesperados, existe ansiedad
por los ataques futuros o hay cambios desadaptativos en el comportamiento
asociado a las consecuencias de estos.
33
En cuanto al trastorno obsesivo compulsivo, en este los temores suelen estar
asociados a más situaciones. Para finalizar, la diferenciación con el trastorno
depresivo mayor suele radicar en que las preocupaciones se produzcan o no
solo durante los episodios depresivos mayores. Así como en los trastornos
psicóticos, en los que el cuadro que nos compete se caracteriza porque la
persona no presenta actividad delirante y no alcanza la rigidez e intensidad
de los delirios somáticos, por ejemplo.
34
MÓDULO III
BASES NEUROPSICÓLOGICAS DE LA
ANSIEDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES
35
6. Ansiedad en niños y adolescentes
Los dos predictores más sólidos del desarrollo de trastornos de ansiedad en los
niños engloban el temperamento (tendencia a retirarse, evitar o responder con
miedo a nuevas situaciones), que aumentaría el riesgo de los trastornos de an-
siedad posteriores más de siete veces, y tener un progenitor con un trastorno
de ansiedad, aumentándose casi el doble. Así mismo, existe una implicación de
las tasas de heredabilidad de los síntomas de ansiedad de entre el 25% y el 50%
(Creswell et al., 2020).
Con esto, no solo influyen tales factores, también habrían de tenerse en cuenta
los acontecimientos de la vida del menor, las relaciones con los compañeros y la
edad, entre otros. Y, dependiendo de este último aspecto, los efectos variarán.
36
Ahora, el estudio de la población infantil es sumamente importante. Dado que
este análisis nos permite observar los límites de la plasticidad biológica, procesos
como la mielinización y la poda sináptica, por ejemplo.
De hecho, ¿sabías que hay estudios que han demostrado que se puede identificar
la ansiedad clínicamente significativa y diagnosticada en niños de hasta 2 años?
37
Además, no solo esto, investigaciones reportan que la ansiedad en la primera in-
fancia se diferencia en subtipos fenotípicamente distintos, similares a los patro-
nes de ansiedad observados en la adolescencia y la edad adulta. Entre estos, la
fobia social, ansiedad generalizada y ansiedad por separación.
Se ha reportado que los niños con altos niveles de ansiedad muestran una amíg-
dala agrandada y una mayor conectividad intrínseca en diversas áreas. De hecho,
esta primera estructura constituye uno de los principales biomarcadores predic-
tivos para identificar diferencias individuales de ansiedad a una temprana edad.
Concretamente, la amígdala basolateral izquierda.
38
6.2 Ansiedad en adolescentes
Dado que, en esta época del desarrollo, las conexiones aún están madurando,
tanto áreas como la amígdala y el córtex prefrontal medial aún están por formar-
se, por lo que todavía no existe una extinción al miedo eficaz.
Así pues, una relación anómala en estas zonas está asociada a afectaciones en la
extinción del recuerdo y la respuesta de ansiedad.
39
Mayor respuesta a la anticipación de la incertidumbre
Los núcleos del lecho de la estría terminal, que describiremos posteriormente, ge-
neran una respuesta ante posibles amenazas o peligros. La activación de estos nú-
cleos en los jóvenes tiende a ser más fuerte que en los adultos, por ejemplo. Es
más, a medida que se cronifica la ansiedad en la adultez, esta respuesta es aún más
fuerte. Lo que puede inferirse que se debe a un debilitamiento progresivo funcional.
Hipersensibilidad al estrés
Como hemos mencionado, las áreas cerebrales y todo aquello que secretan no
están del todo maduras. De esta forma, una sobreexposición a determinados
neurotransmisores, como la corticotropina (segregada durante momentos de
estrés o tensión), puede dar paso a que se produzcan anomalías en diferentes
áreas. Con esto, lo hormonal es sumamente importante y tiene un papel crucial
en cuanto a la respuesta de ansiedad.
Los estudios realizados muestran que no existe una región única y específica en-
cargada de la integración de la ansiedad. Ni tampoco un único sistema de neu-
rotransmisión. Es por esto por lo que, la evidencia de alteraciones estructurales
específicas de la ansiedad conforma un aspecto bastante heterogéneo.
40
Así pues, se encuentran implicadas diferentes zonas cerebrales como la amígda-
la, la ínsula, el cuerpo estriado ventral, el hipotálamo, las regiones ventrales de
la corteza cingulada anterior y de la corteza prefrontal. Específicamente, la zona
ventromedial y la corteza orbitofrontal.
Hipocampo Estriada
condicionamiento
del miedo
cortex
Amígdala
prefrontal
regulación
de estres
Núcleo del lecho
Hipotálamo
de la estría terminal
41
7.1 Corteza prefrontal
Las zonas más ventrales de la corteza prefrontal medial se han relacionado con
la emoción, mientras que la porción rostral y dorsal se han asociado, en mayor
medida, con la evaluación explícita de amenazas. Por último, la región más lateral
se encarga de la regulación activa de las emociones, la dirección de atención y
manipulación de información relevante.
Así mismo, las regiones laterales de esta área, como la parte más rostral de la cir-
cunvolución frontal media y la llamada pars orbitalis (área 47), están relacionadas
con el control cognitivo.
42
7.2 Papel de la amígdala y el hipocampo
Dado que las regiones del tronco encefálico pueden ser reguladas por la amígdala,
cumple un importante papel en el aprendizaje asociativo y la selección de respuestas
defensivas según las contingencias aprendidas (Kenwood et al., 2021).
Esto es, si nos encontrásemos ante factores externos que pudieran suponer una
amenaza, la amígdala se activaría para indicarnos que hemos de alejarnos de esa
amenaza y así, incrementar las posibilidades de supervivencia (Feinstein et al., 2011).
43
Ahora, podríamos preguntarnos: ¿Qué pasaría si no tuviéramos amígdala? ¿La
respuesta de ansiedad desaparecería? Lo cierto es que, si esta zona tan impor-
tante para dicha respuesta estuviera dañada, habría una disminución de la an-
siedad, pero a su vez, una afectación negativa de la codificación y retención de
información verbal, entre otros efectos cognitivos.
Por otro lado, en lo que refiere a la zona hipocampal, los niveles de ansiedad mo-
derados se han asociado con una disminución de la memoria episódica y verbal.
44
7.3 Cuerpo estriado e hipotálamo
Y, como no podría ser de otro modo, contribuye a los síntomas de ansiedad, sesgos
relacionados con la ansiedad, emocionales, motivacionales y procesos atencionales.
De esta forma, todas aquellas vías que involucran tales acúmulos de cuerpos neu-
ronales intervienen en la respuesta de sobrerreacción ante anticipaciones de di-
versos contextos, que generan ansiedad y malestar en la persona. Asimismo, las
funciones motoras, somatosensoriales y la circunvolución central también están
implicadas en esta modulación.
Además, el núcleo del lecho de la estría terminal, una estructura límbica ubicada
en el espesor la estría terminal del cerebro es uno de los responsables de la an-
siedad crónica.
45
7.4 Ínsula y corteza cingulada
ÍNSULA
46
MÓDULO IV
ZONAS CEREBRALES
INVOLUCRADAS EN LA ANSIEDAD
47
8. ¿Qué efectos tiene la ansiedad en el cerebro si se mantiene?
Las investigaciones constatan que las personas con un trastorno de ansiedad pre-
sentan una amígdala hiperactiva, es decir, en continua activación procesando
cualquier estímulo como amenazante. De hecho, las personas con un cuadro de
ansiedad prolongado en el tiempo, generalmente, presentan un volumen reduci-
do del lóbulo frontal y aumento del volumen de la amígdala en comparación con
personas que no hayan experimentado este tipo de ansiedad.
Todas estas regiones implicadas generan que la regulación de las emociones que he-
mos mencionado no se lleve a cabo del modo correcto y la ansiedad se prolongue.
48
Factores que dan como resultado que la persona que lo sufre se encuentre en un
bucle de ansiedad del que le es muy difícil salir. Es más, un proceso que tiene mucho
que ver con ello es la autorregulación cerebral.
Esto último, entre sus funciones, protege el tejido cerebral de la hiperperfusión o hi-
poperfusión y, asimismo, regula la hemodinámica cerebral. Ya existen investigacio-
nes que han determinado cómo la autorregulación cerebral se encuentra alterada
en personas que presentan un trastorno de ansiedad generalizada.
Tal es la gravedad, que puede conllevar un aumento del riesgo de desarrollar des-
órdenes neuropsiquiátricos. Algunos destacados son la depresión y, recientemente,
se ha descubierto su relación con la demencia (entre las más frecuentes el alzhéi-
mer y demencias vasculares).
49
La literatura actual indica que zonas corticales, como el lóbulo parietal inferior, el
giro temporal superior y el giro frontal superior, entre otras, están vinculadas a
una mayor participación cognitiva en trastornos de ansiedad en comparación con el
trastorno depresivo mayor.
50
Esto es, existe una especie de envejecimiento cerebral en trastornos avanzados de
ansiedad (como el trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico y tras-
torno de ansiedad social) (Han et al., 2020). Además, todo ello, se vincula también
con un mayor riesgo de deterioro cognitivo leve.
Hoy en día, las técnicas de tratamiento más habituales ante trastornos de ansie-
dad son aquellas tanto cognitivas, farmacológicas, centradas en la conducta y
cognitivo-conductuales. Incluso las que se orientan a la relajación y meditación.
51
Dependiendo del caso, en terapia se puede proceder a la “desensibilización sistemá-
tica en la imaginación”, método de “prevención de las respuestas”, técnicas respira-
torias y de relajación muscular para el manejo de la ansiedad con el fin de reducir
los síntomas físicos. Así mismo, también es recomendable para los profesionales
tener una formación en intervención en crisis y primeros auxilios psicológicos.
Por otro lado, diversos estudios reportan que, en caso de necesitarse un trata-
miento farmacológico, sería importante la combinación de este con psicoterapia
basada en la evidencia. Y, tanto para uno como para otro, la información que se ha
de prestar al paciente es crucial, así como la toma en consideración de sus prefe-
rencias (Penninx et al., 2021).
52
10. Referencias bibliográficas
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