Nuestra Nueva Identidad en Cristo

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TEMA: NUESTRA NUEVA IDENTIDAD EN CRISTO

TEXTO: 2 CORINTIOS 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva


criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

La identidad también es la conciencia que una persona tiene respecto de sí misma y


que la convierte en alguien distinto a los demás, implica nuestro nombre, nuestra
nacionalidad, nuestro personalidad, etc, es lo que define quienes somos.

La palabra de Dios nos dice cómo era nuestra identidad antes de conocer a Cristo
Jesús como nuestro Señor y salvador personal.

● ÉRAMOS HIJOS DE DESOBEDIENCIA (Efesios 5:6) Nadie os engañe con


palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los
hijos de desobediencia. No podíamos obedecer la voluntad de Dios,
vivíamos en rebeldía contra Dios y su palabra.

● ÉRAMOS HIJOS DE IRA (Efesios 2:3) entre los cuales también todos
nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Nuestra vida estaba
destinada a sufrir la ira y el juicio de Dios por causa de nuestro pecado.

● ÉRAMOS PERSONAS QUE SOLAMENTE REFLEJABAMOS EN


NUESTRA VIDA LA NATURALEZA CARNAL (Tito 3:3) Porque nosotros
también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados,
esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y
envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Nuestros caminos,
nuestras decisiones, nuestras actitudes solamente podían reflejar lo que
había en nuestro corazón, el pecado, la mundanalidad, las pasiones, el odio,
el rencor y la amargura.

Pero a pesar de quiénes éramos, a pesar de nuestros pecados, errores y


debilidades, la misericordia de Dios nos alcanzó y nos salvó por medio de nuestro
Señor Jesucristo (Tito 3:4-6) Pero cuando se manifestó la bondad de Dios
nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras
de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el
cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, y
desde el momento que Cristo vino a nuestra vida él nos dio una nueva identidad
espiritual y como lo dice el texto que leímos para comenzar, LAS COSAS VIEJAS
PASARON Y AHORA SON HECHAS NUEVAS (2 CORINTIOS 5:17) De modo que
si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas.
Ya nos somos lo que antes éramos, el Señor nos ha dado una nueva naturaleza y una
nueva identidad, para él somos alguien totalmente diferente, aunque para las personas les
cueste creer en el cambio que Dios ha hecho en nosotros (Hechos 9:20-22) En seguida
predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios. 21 Y todos
los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es este el que asolaba en Jerusalén a
los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los
principales sacerdotes? 22 Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los
judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

Por eso no tenemos que desanimarnos en nuestra vida cristiana, aunque muchos quizas no
crean en el cambio que Dios ha hecho en nosotros, aunque muchos se burlen, aunque
muchos nos digan que nunca vamos a cambiar, nosotros debemos creer en las palabras
que nuestro Dios ha dicho de nosotros.

VEAMOS EN LA PALABRA DE DIOS CUÁL ES AHORA NUESTRA NUEVA IDENTIDAD


(1 Pedro 2:9) Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable;

I) SOMOS LINAJE ESCOGIDO: AHORA SOMOS HIJOS DE DIOS (Juan 1:12) Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios;

En este mundo lleno de pecado y de maldad, hay un linaje escogido, hay un linaje especial,
y ese linaje son los hijos de Dios, esos hijos que no han sido engendrados de carne sino de
Dios (Juan 1:13) los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni
de voluntad de varón, sino de Dios.

Ya no somos hijos de desobediencia ni hijos de ira, somos hijos de Dios, hemos sido hecho
parte del linaje más escogido, ahora somos parte del linaje más especial, hemos sido
hechos parte de la familia de nuestro Dios (Efesios 2:19) Así que ya no sois extranjeros
ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
no porque seamos buenos, o porque lo merezcamos sino por su gracia y su misericordia a
nuestra vida.

II) SOMOS REAL SACERDOCIO: AHORA SOMOS SACERDOTES PARA DIOS (Hebreos
4:16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

En el Antiguo Testamento podemos ver que solamente el sumo sacerdote podía entrar al
lugar santísimo en el templo, pero cuando Cristo murió en la cruz el velo del templo se
rasgó, y eso significaba que el camino al lugar santísimo estaba abierto para nosotros por
medio de Jesucristo, ahora nosotros tenemos acceso libre y directo con nuestro Dios,
somos sacerdotes para Dios pues podemos acercarnos confiadamente a su trono de la
gracia para recibir el socorro para nuestra vida, no necesitamos de nadie mas, no
necesitamos intermediarios, nosotros como real sacerdocio tenemos acceso directo a la
presencia de nuestro Dios.
Antes de recibir a Cristo como nuestro Salvador personal nuestra vida no era aceptable ni
agradable para Dios (Salmos 7:11) Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el
impío todos los días.

Pero desde el momento que Cristo vino a nuestra vida, él nos ha dado una nueva identidad,
ahora Dios no nos ve como enemigos, sino que somos sus hijos y también sacerdotes, por
eso podemos acercarnos al Señor con libertad, sin temor (Hebreos 10:19-22) Así que,
hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es,
de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

III) SOMOS NACIÓN SANTA Y PUEBLO ADQUIRIDO POR DIOS: AHORA HEMOS SIDO
APARTADOS PARA DIOS (Colosenses 1:12-13) con gozo dando gracias al Padre que
nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13 el cual nos ha
librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.

Tenemos que comprender que en medio de este mundo lleno de pecado, de maldad, de
injusticias y de iniquidad, hay un pueblo especial, una nación santa, un pueblo que ha sido
apartado por nuestro Dios, y ese pueblo somos cada uno de nosotros que le hemos recibido
como Señor y salvador de nuestras vidas.

Nuestro Señor Jesucristo lo ha dejado muy bien establecido: Estamos en este mundo, pero
no somos de este mundo (Juan 17:14-17) Yo les he dado tu palabra; y el mundo los
aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego
que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Ahora tenemos una ciudadanía espiritual, ya no estamos apegados a esta tierra, ya no


somos ciudadanos de este mundo (Filipenses 3:20) Mas nuestra ciudadanía está en los
cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

Y es por eso que Cristo viene por cada uno de nosotros que somos su pueblo, para
librarnos de los juicios que vienen para este mundo (1 Tesalonicenses 4:16-17) Porque el
Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros
los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el
Señor.

CONCLUSIÓN: Ahora conocemos cuál es nuestra nueva identidad, ya no vivamos presos


de nuestro pasado ni agobiados por los errores que cometimos, o por lo que las personas
han dicho de nosotros, DIOS NOS HA DADO UNA NUEVA IDENTIDAD, vivamos con gozo
y con esperanza, agradecidos por lo que el Señor ha hecho en nuestra vida.

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