Encuentros Resucitado - Final 03 PDF
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ENCUENTROS KERIGMÁTICOS
PARA EL PUEBLO DE DIOS
SEGUNDA PARTE
RENOVACIÓN DEL SEÑORÍO DE JESÚS
¡JESÚS ES EL SEÑOR!
EN EL CORAZÓN DE LA COMUNIDAD
En este tiempo Pascual los Encuentros con el Resucitado, haciendo lectura comunitaria de
los textos que relatan las primeras apariciones de Jesús a sus discípulos, en una estrecha
relación con el significado sacramental, se constituyen en espacios privilegiados para
continuar nuestra preparación espiritual de cara a los “Encuentros de escucha” que
estamos próximos a comenzar en el marco de nuestro Sínodo Pastoral Diocesano 2023 -
2024.
Al final no solo lo leeremos como experiencia de otros, sino que podremos proclamar con
convicción personal: “Verdaderamente ha Resucitado el Señor” (Cf. Lc. 24).
Damos gracias a Dios por la riquísima experiencia que el Pueblo Santo de Dios, convocado
en las comunidades parroquiales, centros de evangelización, capellanías o movimientos
eclesiales de la Diócesis de Pasto, ha vivido en los “Encuentros Kerigmáticos” en el marco
del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024. “Creaturas nuevas: hombres y mujeres
nuevos” es la meta que esperamos se haya cumplido de la experiencia vivida; y no solo
una mente convencida, unos sentimientos tocados y una declaración de buenos
propósitos por realizar. “El encuentro con Jesucristo” es la meta de la experiencia
Kerigmática que nos impulsa a vivir el siguiente paso.
El kerigma no es solo una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que conduce a la
madurez del discípulo de Jesucristo, es la base y fundamento de todo proceso
evangelizador y de toda acción pastoral en la Iglesia. Por ello, el kerigma es el cimiento del
Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, que reclama corazones convertidos al Señor.
Vale la pena recordar que los encuentros con el Resucitado están dentro del proceso
Kerigmático en este “Tiempo de Escucha” del proceso Sinodal que estamos viviendo como
Iglesia Particular y que nos sensibiliza para vivir los encuentros de escucha en los grupos
sinodales parroquiales; este esquema nos ayuda a comprender el proceso espiritual
metodológico del Sínodo.
Que María Santísima, Madre de Dios y de la Iglesia, nos acompañe en esta experiencia de
encuentro con su Hijo Jesucristo Resucitado, Nuestro Señor.
Recordemos…
2. Se recomienda prioritariamente que sean las mismas personas que vivieron la primera
parte: Encuentros Kerigmáticos para la renovación de la vida bautismal.
8. Para el encuentro del viernes, se recomienda que los participantes lleven algo para
compartir con todos, se dispone una mesa grande y al finalizar el encuentro se hace el
compartir fraterno.
9. El Vía Lucís se debe desarrollar fuera del templo o capilla, y se recomienda terminar en
un lugar abierto, para hacer la fogata, el acto cultural y el compartir comunitario que
ofrece la parroquia.
En este primer encuentro a través de la narrativa del Evangelio de Mateo, se nos invita a
“volver a Galilea”. En la vida del cristiano se presentan gozos y obstáculos en la vivencia
del discipulado. Es por eso que Jesús Resucitado nos invita a volver a Galilea, a la vida
bautismal, a una “Galilea más existencial”: que consiste en la experiencia del encuentro
personal con Jesucristo, que nos ha llamado a seguirlo y participar en su misión.
Participemos de este encuentro en ambiente de fraternidad y Sinodalidad.
2. Canto: Resucitó.
3. VER.
Verdad central:
ESCUCHAR
El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio
de Mateo: Mateo 28, 1-10
3. Se produjo un gran terremoto. Un Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra y
se sentó encima, su aspecto de relámpago, vestido de blanco…
Mientras aquellas mujeres van al encuentro del sepulcro, resultan sorprendidas con algo
inesperado. El Cronos se reviste de Kairós, con elementos propios de la narrativa de
Mateo y similares al momento “kairótico” de la Muerte de Jesús en la cruz: tembló la
tierra y las rocas se partieron (Mt 27,51). Desde las diferentes versiones del Evangelio, se
concluyen tres cosas: 1) que las mujeres se llevaron una sorpresa que no esperaban, 2)
que la piedra fue removida y 3) que había un personaje allí, ya que los cuatro evangelistas
se refieren a este personaje. Ese personaje es luminoso y resplandeciente y va vestido de
blanco.
5. El Ángel les habló: “ustedes buscan al crucificado... no está aquí; ha resucitado como lo
había dicho. Vengan y miren el lugar donde estaba”.
La novedad del mensaje de la Resurrección de Jesús está en que no hay cuerpo; esa
ausencia del cuerpo le da sentido a todo: “No está aquí”. La evidencia está centrada en un
hecho no corporal: una nueva forma de presencia. Dice Benedicto XVI, refiriéndose a este
texto: “su morir fue un acto de amor y el amor es inmortal”, mientras recuerda que
siempre lo corpóreo pone límites a la existencia y barreras al encuentro. Tenemos
nosotros claro que donde hay un cuerpo ocupando un espacio, no puede estar otro; por
eso para entrar en la existencia de los otros la vía no puede ser la del cuerpo, sino la del
encuentro entre el yo y el tú. ¿Qué fue entonces lo que ellas vieron? o mejor... ¿qué fue lo
que no vieron? Mateo no refiere para nada el sudario, sino que se enfoca en el lugar:
Jesús no está en este lugar donde habita la muerte. El énfasis de Mateo es para ver lo que
no hay allí; esto es muy importante, porque también hay una evidencia en lo que no se ve.
7. Ellas se fueron corriendo a dar la noticia, Jesús sale a su encuentro: No teman: Vayan y
avisen a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.
Ellas ya estaban camino de Galilea para encontrarlo a Él y a los discípulos, pero Jesús de
nuevo les tomó la delantera y salió a su encuentro, en actitud de acogida, con un saludo
de total afecto; no hubo explicaciones ni palabrería; sólo un saludo que bastó para
reconocerlo y ponerse a sus pies, es decir, a su servicio. No fue ya una “noticia” la que
llevaron, sino la confirmación de una experiencia personal, serena y sin temores (“no
teman”): “Vayan a Galilea; allí me verán”. Galilea significa la alegría de la presencia de
Cristo en la vida del ser humano. En el Evangelio la alegría se entiende como regocijo
pleno, que abraza a la vez pasado y futuro; alegría es el don mesiánico por excelencia,
prometido por el mismo Jesús. Esa alegría se expande y tiene un efecto difusivo. Es un
fruto del Espíritu. Jesús nos ha tomado la delantera en la alegría; pero repite su hazaña:
nos sale al encuentro de manera no corpórea, para experimentar en Él desde dentro de
nosotros mismos algo nuevo, algo diferente.
ANUNCIAR
la experiencia sacramental del Bautismo, en este momento de tu vida, a partir de la invitación del Resucitado de “Vo
Se termina este momento con un canto.
En este camino del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024. Me comprometo a redescubrir
en mi vida, en la comunidad de hermanos y hermanas de mi parroquia, sector, centro de
evangelización, capellanía o comunidad eclesial, los caminos que nos permitan: a)
experimentar una renovación de la vida bautismal para fortalecer nuestra identidad de
cristianos; b) un proceso de espiritualidad para sentir el amor incondicional del Cristo
Resucitado en mi vida y c) un compromiso a construir una Diócesis con un nuevo ardor
misionero. ¿Cuál es tu compromiso?
4. Oración final
Se invita los participantes a hacer las siguientes plegarias: Padre Nuestro, Ave María,
5. Despedida
Hermanos y hermanas: No tengan miedo. Anuncien al mundo que el Señor está vivo y
resucitado. Que él esté también vivo en nuestras comunidades, en nuestra alegría,
nuestra fe, nuestra disposición para servir y amar. Que Cristo Resucitado nos ayude a vivir
en la cotidianidad la gracia bautismal. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
6. Compartir
1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas: En este segundo anuncio Jesús Resucitado sale
a nuestro encuentro, pero no siempre es fácil reconocerlo. El relato del Evangelio de Juan
nos indica un camino de fe: La experiencia fundante de la Resurrección a través de la
tumba vacía, que viven Pedro y el otro discípulo y la confirmación de la fe mediante las
apariciones, que fue la experiencia de María Magdalena. A nosotros también se nos
pregunta: “¿A quién buscan ustedes?” ¿Estamos buscando realmente al Señor Jesús? Y ¿le
reconocemos, no solamente en nuestros momentos de oración y cuando recibimos la
Eucaristía, sino también cuando él camina a nuestro lado en las alegrías y sufrimientos, en
la gente que nos rodea, en las circunstancias y acontecimientos ordinarios de la vida?
Jesús es ciertamente nuestro Señor y Mesías. María Magdalena le reconoció cuando oyó
su voz. ¿Le amamos nosotros tanto y estamos tan en sintonía con él que, al oírle, decimos:
“Eres tú, ¿Señor, quien me habla”? Participemos de este encuentro en ambiente de
fraternidad y Sinodalidad.
3. VER.
Verdad central:
El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio de
Juan: Juan 20,1-18.
ANUNCIAR
El Evangelio de Juan nos ha presentado un camino de fe, un ir creciendo paso a paso que
nos lleva al encuentro con el Resucitado. Pedro, el otro discípulo y María Magdalena,
inician con el deseo de tener una experiencia íntima con Jesús; al iniciar no es muy clara,
pero al ponerse en camino, se encuentran con la experiencia del sepulcro vacío, una
experiencia de vida interior para comprender lo sucedido realmente, las apariciones
confirmarán esta experiencia de fe a través del llamado, el encuentro con los hermanos y
la misión de anunciar la experiencia de la Resurrección a todos: “He visto al Señor”.
r la vivencia y misión del Sacramento de la Confirmación, a partir del camino de fe personal que me propone Jesús R
Este momento se concluye con un canto.
4. Oración final
5. Despedida
Hermanos y hermanas: Jesús nos dice como a María Magdalena: Déjame, suéltame… No
intentemos poseer a Jesús para nosotros solos, en exclusiva. Vayamos a nuestros
hermanos y hermanas a confirmar su fe, compartamos con ellos a Jesús, como el Señor de
vida que nos alza por encima de nosotros mismos haciéndonos con él hombres y mujeres
“para los demás”. Para poder lograr esto, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
6. Compartir
La organización parroquial ofrece a los participantes un pequeño compartir: un dulce, un
café, una galleta, etc.
TERCER ANUNCIO
3. VER.
Verdad central:
El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio de
Lucas: Lucas 24,13-35.
Tal vez algunos de nosotros hemos puesto nuestras esperanzas en una relación o en un
trabajo y ha sido destrozado, o no nos dio la satisfacción que esperábamos que nos diera,
con frecuencia escuchamos estas frases: “Busqué una relación con una persona, para
superar mi desánimo... yo esperaba que ella me quisiera tanto como yo la amaba, pero no
fue así”; “Yo esperaba que esta relación llenara el vacío en mi corazón, pero no ha
ocurrido.”; “Yo esperaba que este nuevo trabajo traería un sentido de propósito a mi vida,
pero no ha ocurrido”; “Yo esperaba que esta nueva comunidad de fieles me posibilitaría
comenzar mi vida todo de nuevo, pero no ha ocurrido”; “Yo esperaba que me pagaran
bien, pero no fue así” ... “Yo esperaba.” Este es a menudo el punto en el cual comenzamos
a considerar a Jesús seriamente y entonces nos preguntamos ¿qué le pasa a Jesús con
nosotros? He ahí la pregunta con la que inicia el desánimo. El mayor desánimo sería
entonces llegar a pensar que Jesús no me cumplió. No existe mayor desánimo que apuntar
tus esperanzas en Jesús, y luego ver cómo se te van todas al suelo. “Yo esperaba que él me
libraría de este hábito destructivo, de este vicio, de esta soledad terrible, de este conflicto
agonizante, etc. - pero no lo ha hecho”. Entonces preguntémonos ¿Dónde más acudes
cuando Jesús no te responde como esperas?
Cuando caemos en el desánimo los ojos se nos nublan y los oídos se nos cierran, no
escuchamos el clamor del pueblo. “Sí, algunas de las mujeres discípulas reportaron que la
tumba estaba vacía y contaron que unos ángeles les habían dicho que él había resucitado;
pero eran sólo mujeres”. Pedro y otros verificaron lo reportado acerca de la tumba vacía;
pero ellos no vieron a Jesús caminando por ahí. No lo hemos visto vivo; sólo supimos que
su tumba estaba vacía. Le dimos tres días (ese día iban de regreso) y no pasó nada, así que
nos vamos a casa. Si quieres que volvamos a Jerusalén, nosotros tendremos que ver su
cara. Si quieres que vuelva a Ti, ¡Señor, dame la cara! ¿Le has dado alguna vez un
ultimátum a Dios? ¿Has dicho alguna vez, “Te dije lo que necesitaba, oré cada día por eso,
te di un mes para proveerlo, pero no cumpliste, así que me voy a mi casa...” ¡La verdad es
que Dios no coopera mucho con nuestros ultimátum hacia ´El! Eso lo sabemos bien.
ANUNCIAR
¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba? Sus palabras clavaban su corazón y
producían ardor en el alma. El resultado no podía ser otro: volver a salir de Emaús y
regresar a Jerusalén. Los discípulos del Resucitado se levantaron temprano y volvieron a
Jerusalén. Sin embargo, el efecto de Jesús, sentado a la mesa con ellos partiendo el pan no
es otro que volver a Jerusalén a contar a todos ahora no una, sino tres cosas: 1) Resucitó,
2) lo vimos y
3) nos sentamos a la mesa y comimos con él.
mentamos la fuerza del Sacramento de la Eucaristía, en los momentos de desánimo que vivimos en la vida personal
Señor Dios nuestro: Hemos escuchado las palabras de tu Hijo que cuestionan
nuestra apatía, desánimo y pesimismo, y él ha movido nuestros corazones. Nos
hemos sentado a la mesa con él y él ha partido de nuevo para nosotros el pan de sí
mismo y de su Palabra. Envíanos ahora en misión a nuestros hermanos y hermanas,
para llevarles la Buena Noticia salvadora: Que tu Hijo está vivo y resucitado y que
ahora podemos realizar juntos, unos con otros, en fraternidad, este viaje de vida y
esperanza, como lo es nuestro Sínodo Pastoral Diocesano. Te lo pedimos en el
nombre de Jesús, el Señor, que vive contigo y permanece con nosotros, ahora y por
los siglos de los siglos. Amén.
5. Despedida
Hermanos y hermanas: Ojalá también nosotros pudiéramos decir con los discípulos de
Emaús: ¿No sentíamos arder nuestro corazón mientras Jesús caminaba con nosotros por
el camino y nos revelaba su Buena Noticia?, “Quédate con nosotros Señor” para que tu
Palabra y tu presencia Eucarística nos ayuden a vencer todo desánimo en nuestra tarea
evangelizadora. Que la ayuda de la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu
Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
6. Compartir
1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas: En este cuarto anuncio miraremos como los
cuatro evangelistas subrayan la dificultad de los discípulos en reconocer a Jesús
Resucitado y la necesidad de un proceso de conversión. Primero, no se dan cuenta de que
él está allí, lo toman sólo como un extraño; después, normalmente como consecuencia de
una palabra o acción de Jesús, caen en la cuenta de que es el Señor; y habitualmente, los
primeros en reconocerle son los que más le aman, “el discípulo amado”. La apariencia del
Señor Resucitado es completamente diferente de la del Jesús que habían conocido antes
de su muerte y resurrección. Es necesario una verdadera conversión de corazón, de mente
y de espíritu para reconocerle en los hermanos y seguirle en el camino de la historia.
Participemos de este encuentro en ambiente de fraternidad y Sinodalidad.
3. VER.
Verdad central:
El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio:
Juan 21,1-13.
El texto de Juan nos dibuja un escenario muy bien estructurado: un ambiente: el mar de
Tiberiades; unos personajes: Pedro y los otros discípulos; un lugar: la barca en el mar; un
problema: la noche anterior no habían podido pescar; una presencia del Resucitado, que
no reconocieron; un obsequio: una pesca milagrosa; y una actitud: la conversión. Todo se
centra en el reconocimiento del Resucitado, por parte de del Discípulo Amado y de Simón
Pedro, la reacción de los discípulos y un banquete con el Resucitado (Eucaristía). Vamos a
ver qué nos dice este texto:
ANUNCIAR
El Papa Francisco ha venido refiriéndose desde el año 2014 a un tema muy interesante:
“La cultura del encuentro”, que tiene como fundamento la conversión que hace al
creyente una persona capaz de salir al encuentro de otros; que no se encierra en sí mismo,
ni se queda en su propio mundo interno. “La cultura del encuentro requiere que estemos
dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros, aceptar al otro, a cambiar
esquemas individualistas”. Hay que salir del propio encerramiento y dejar atrás lo que nos
frustra. Tenemos que recuperar la capacidad de guardar silencio para escuchar. Hay cosas
que están pasando con nosotros y alrededor nuestro de las que no nos estamos dando
cuenta. La cultura del encuentro implica conocer el momento del mundo, de la Iglesia, de
la historia que estamos viviendo.
4. Oración final
Oh Dios y Padre nuestro: Por medio de tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro Resucitado,
nos has transmitido un mensaje de esperanza y nos has dado una persona única e
insuperable por quien vale la pena vivir. Libra nuestra fe de la frialdad y rutina,
llénanos con tu Espíritu de fortaleza, para que aprendamos a vivir con firmeza en
las inseguridades del cambio, exigidas por el Evangelio y por las necesidades de
los tiempos. Que nuestra vida cristiana dé testimonio del nombre de quien nos
salvó, Jesucristo Resucitado, nuestro Señor.
5. Despedida
6. Compartir
3. VER.
Verdad central:
El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio:
Marcos 16,9-15.
Nos acercamos en este encuentro al texto de Marcos 16,9-15, y observamos un tema que
resulta muy sugestivo y actual: “la incredulidad”. Es algo así como un rasgo característico
de este texto; sin embargo, eso también tiene su lugar pedagógico en la enseñanza del
Evangelio. Para los discípulos y para los primeros cristianos la fe en la resurrección era tan
evidente y tan vívida que no había necesidad de más pruebas. Por ejemplo, una persona
que toma el sol no se preocupa de probar que el sol existe; ella misma, bronceada por el
sol, es una prueba de que el sol existe. Es así como las primeras comunidades cristianas,
desde su estructura y ministerialidad, ellas mismas, al existir en medio de aquel imperio
inmenso y poderoso, eran una prueba viva de la resurrección. Esto quiere decir que este
texto de Marcos apunta a dar una respuesta a la incredulidad, de manera integral.
Meditemos:
La primera aparición del Señor Resucitado fue a la Magdalena (Mc 16,9). El relato de
Marcos concuerda con la tradición joánica (Jn 20,11-18) pero se separa en este punto del
relato de Mateo que hablaba de dos mujeres (Mt 28,9-10). Pero en definitiva Jesús se dejó
ver Resucitado primero de las mujeres. No habría otra razón que su predilección por los
marginados y su reconocimiento por aquellas que llegaron primero, de mañana, a arreglar
su mortaja, es decir, a concluir el rito judío para enterrar a los muertos, que había
quedado inconcluso; esto quiere decir que ellas siguieron considerando la dignidad de
Jesús, incluso después de muerto. El narrador resalta una característica “De la que había
echado siete demonios”. Exegéticamente “demonios” significa lo que se opone al plan de
Dios y que al ser humano le causa males. La Magdalena era una mujer de ciertas
características: sufrida,
golpeada por la vida, utilizada por los hombres; una mujer rescatada por Él. Recordemos
que ya desde el Antiguo Testamento hubo mujeres pecadoras que hicieron parte de la
genealogía de Jesús; es el caso de Tamar (Gn 38,6-30), Rajab (Jos 2 y Hb 11,31), Betsabé
(2Sam 11,12) y Rut (Esd 9-10). Jesús, para ser reconocido como vivo en medio de nosotros,
pone al descubierto la fragilidad de una mujer sufrida y pone a depender de ella el
anuncio más grande posible, como lo es la Resurrección. ¡Impacta mucho este dato! El
Evangelio nos hace ver también que, para venir al mundo, Dios quiso depender del seno
de una joven virgen de 15 o 16 años, llamada María, la de Nazaret (Lc 1,38). Jesús se deja
conocer a través de la vulnerabilidad del ser humano en todas sus dimensiones. Esto,
sobre la práctica no es tan sencillo ni de entender, ni de asumir.
ANUNCIAR
e custodiar la fe de los hermanos, que es el propósito fundamental de los Sacramentos del Servicio a la comunidad,
El Objetivo último que nos presenta el Plan Global de la Diócesis de Pasto 1999 – 2030,
nos indica: “La Iglesia de Cristo, presente en la Diócesis de Pasto, presidida por el Obispo y
su presbiterio, articulada en comunión orgánica y participación dinámica se construye
como comunidad de comunidades, que se expresa en los diversos ámbitos comunitarios
(familia,
CEB, parroquia, Diócesis) y en los diversos dones, carismas y ministerios, en un proceso
global y permanente de Evangelización, para extender más y más el Reino de Dios” .
El camino del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, nos compromete a redescubrir la
misión a la que esta llamada la Diócesis de Pasto de renovar el anuncio de “la Alegría del
Evangelio”, a través de un proceso evangelizador que nace del kerigma, la catequesis, la
liturgia, la diaconía, la koinonia y la misión, mediante un plan de pastoral que implique las
experiencias de primeriar, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar, para reavivar el
amor incondicional del Cristo Resucitado. ¿Cuál es tu compromiso?
4. Oración final
Oh Dios y Padre nuestro: Tu Hijo Jesús vivió entre nosotros, carne de nuestra carne,
sangre de nuestra sangre; por amor murió por nosotros y tú le resucitaste a una
nueva vida. Queremos fervientemente experimentar su amor y su presencia hasta
tal punto que, como los apóstoles, no podamos nunca parar de proclamar lo que
hemos visto y oído, y que por ello los hombres te den gloria y alabanza a ti, Dios
nuestro. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, el Señor.
5. Despedida
Hermanos y hermanas: Durante toda esta semana nos hemos encontrado y nos hemos
empapado de la fe en el Señor Resucitado. Que esta fe, desde luego, sea el núcleo de
nuestra espiritualidad y de nuestra vida sacramental. El Señor ha resucitado. Nosotros
también resucitamos con él, incluso ahora, poco a poco, a una vida nueva y más hermosa.
Permanezcamos en esta bella certeza y alegría que nos invita a vivir y participar, muy
conscientemente, en nuestro Sínodo Pastoral Diocesano. Y para ello, que la bendición de
Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca
para siempre.
6. Compartir
La organización parroquial ofrece a los participantes un compartir comunitario: una cena,
un refrigerio, un compartir solidario (que cada uno lleve algo a la mesa y se comparte
entre todos).
SEXTO ENCUENTRO
VIA LUCIS
El presente “Vía Lucis” en el contexto de los Encuentros con el Resucitado, nos ilumina,
motiva e invita a participar activa y conscientemente en el proceso del Sínodo Pastoral
Diocesano 2023 – 2024, muy especialmente en este tiempo de escucha y en la
organización de los grupos sinodales parroquiales.
Recomendaciones pastorales:
1. Se organizan 15 estaciones en las cuales estén un cirio, flores y la imagen del
Resucitado.
2. En los lugares que se pueda, se organiza el Cirio Pascual para el recorrido y/o la
imagen del Resucitado.
3. Se distribuye el material entre varios lectores.
4. Se recomienda el acompañamiento musical para el recorrido.
5. En la última estación, se prepara una fogata, y se puede cerrar la celebración con
un pequeño acto cultural y un compartir comunitario. (preferiblemente un lugar
abierto: cancha, parque, lote, etc.)
Monición inicial
Hermanos y hermanas: comenzamos a vivir este “vía Lucís” de la Resurrección del Señor,
un camino devocional que nos ayudará a profundizar nuestra fe en el Misterio Pascual,
que es el corazón de nuestra vida cristiana. A través de este camino devocional queremos
pedir por el Sínodo Pastoral de nuestra Iglesia diocesana convocado por Monseñor Juan
Carlos Cárdenas Toro, nuestro Obispo, para que sea un pentecostés del Espíritu y haga
que los fines del mismo sean frutos que podamos recibir y ofrecer: Ser una Iglesia Alegre y
Pascual, en salida y de puertas abiertas. Una Iglesia que se atreva a vivir el mandamiento
del amor y hacerse eco constante del espíritu de las bienaventuranzas. Como lo enseña
nuestro Obispo: “El Sínodo Pastoral Diocesano debe ser una oportunidad para fortalecer
la
esperanza de un pueblo que desde hace mucho tiempo está sufriendo por diversas causas;
debe ser una auténtica experiencia espiritual que lo lleve a tomar consciencia del amor
incondicional de Dios, pero también un examinar la conciencia colectiva para darse cuenta
de sus constantes infidelidades para con Dios”. (Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro,
Obispo de Pasto. Homilía en la Eucaristía de Apertura del Sínodo Pastoral Diocesano – 16
de marzo del 2023).
Invocación inicial
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo
Todos: Amén
Introducción
Fue sepultado, descendió a los infiernos… La Tumba fría, desolada, se cerraba y el cuerpo
del crucificado se sumergía en la oscuridad invencible de la muerte. Pero al Señor que vino
para salir a nuestros caminos y traernos vida, esa tumba y esa oscuridad no lo iba a
retener. Él aprovechó el camino de la muerte en Cruz para comenzar a salir para salvar a
las almas que esperaron en Dios, aunque no lo conocieron, y sobre todo a aquellos que en
la fe de Israel esperaron especialmente en su Mesías Redentor. Jesucristo Nazareno
descendía a los infiernos destruyendo las puertas cerradas de la muerte invencible y
rescatándolos a todos para llevarlos con Él. Ni la tumba lo retuvo, siguió en salida nuestro
Salvador, misionero de la misericordia divina.
Este es nuestro camino de la Resurrección para hoy, seguir las huellas del Hijo de Dios e
Hijo de María, vencedor de la muerte y Resucitado, como Iglesia Sinodal en salida
misionera.
Rezamos el Credo
Reflexión
La mañana del domingo luego de la crucifixión muerte y sepultura de Jesús. Las discípulas
del Señor van a su tumba, quieren honrar su cuerpo muerto con unos perfumes, ya que al
sepultarlo no lo pudieron hacer. Desconsoladas por su partida de esta tierra, se
preguntaban quien les correría la piedra que tapaba la entrada donde estaba sepultado.
La encuentran abierta, corrida la piedra y sorprendidas y llenas de temor no saben que
pensar ni que hacer. Al final entran, sin encontrar el cuerpo muerto de Jesús. La
Resurrección de Jesús será algo inaudito. Cristo sale victorioso y su Cruz redentora es la
nueva puerta de la Vida. Las mujeres discípulas no podrán ya quedarse en la tumba. Como
toda la Iglesia, nosotros en la Diócesis de Pasto, tendremos que anunciar a todos los que
quieran escuchar, que al Señor no se lo encuentra entre los muertos. Nos dice el Papa
Francisco: “Ser cristianos significa no partir de la muerte, sino del amor de Dios por
nosotros, que ha derrotado a nuestra acérrima enemiga”.
Oremos: Haz, Señor, que todos tus discípulos de hoy, proclamemos unidos que estás vivo
y que esta es la Buena Noticia que da esperanza a la humanidad; Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a sembrar vida, en esta cultura de la muerte que nos
rodea. Amén.
Canto
2ª Estación. María Magdalena es encontrada por Jesús Resucitado
Canto.
Reflexión:
María Magdalena encuentra a los discípulos en un sínodo (reunión), pero con un rostro de
miedo angustia y desesperanza. Sus sentimientos se rendían ante la injusticia, la violencia
y la muerte que parecía haber aniquilado la vida de su Maestro - Salvador y la propuesta
de su Reino. Sin embargo, ella, no se dejó desalentar ante tanta tristeza y les testimonió
que el Señor vivía y que, Resucitado, apareció vencedor. Ahí estaba María Magdalena,
como testigo de la esperanza, que hace que el sínodo-encuentro sea para traer la alegría
Pascual de la vida, la fraternidad, y la misericordia del que ahora vive para siempre. A los
discípulos
les costó creer, sus oídos no estaban habituados a una Buena Noticia como lo era la
Resurrección del Señor. El Sínodo Pastoral Diocesano no se debe convertir en un
encuentro o reunión para discutir los problemas, sino en un camino de espiritualidad que
aliente la esperanza de nuestro pueblo.
Canto.
Reflexión:
Los enemigos de Cristo quisieron cerciorarse de que su cuerpo no pudiera ser robado por
sus discípulos y, para ello, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y montando la
guardia. Y son precisamente ellos quienes contaron lo ocurrido. Qué acertado es el
comentario de un Padre de la Iglesia: "Si dormían ¿por qué sabían que se lo robaron?, y si
lo han visto, ¿por qué no se lo han impedido?". En lugar de creer, los sumos sacerdotes y
los ancianos quieren ocultar el acontecimiento de la Resurrección y, con dinero, compran
a los soldados, porque la verdad no les interesa cuando es contraria a lo que ellos piensan.
La Resurrección del Señor debe hacernos testigos fieles de la verdad, en un mundo de
mentiras, engaños o de verdades a medias.
Oremos: Acudimos a ti, Cristo Resucitado, para que nos fortalezcas y nos permitas
esforzarnos para conseguir lo que es verdaderamente necesario. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a defender la verdad, a ser voz de los que no tienen
voz, para denunciar las mentiras y engaños que se hacen al pueblo de Dios. Amén.
Canto.
Reflexión:
Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han llegado corriendo, con el
alma esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y comprueban que todo es como les han
dicho las mujeres. Hasta los más pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan
grabados en su interior, y reflejados en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y no es
una vana ilusión: es un hecho de la historia, que cambia la historia. Los discípulos no saben
cómo proceder ante la Buena Noticia de la Resurrección del Señor. El Sínodo Pastoral
Diocesano nos invita a salir a la calle, salir al encuentro, salir con fe esperanzada, salir en
misión, abandonando nuestros encierros, para darnos la oportunidad de vivenciar
fuertemente un encuentro con el Resucitado junto a nuestros hermanos.
Oremos: Cristo Resucitado, te pedimos que, en medio de la difícil situación que vivimos,
escuchemos tu voz que nos asegura que no debemos tener miedo y que debemos
dejarnos guiar por tu Palabra, plenamente confiados en tu amor. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a salir de nuestros encierros, a callejear la fe, a
invitar sin miedo a todos, para que participen de este acontecimiento redentor. Amén.
Canto.
Reflexión:
Cristo ha resucitado y con este acontecimiento, comienza una nueva vida, un mundo
nuevo. La alegría tendrá la última palabra. Esto lo vivenciaron los discípulos después de
contemplarlo vivo y victorioso. Ya no serían los mismos… Sí, tendrían una misión
maravillosa y transformadora: Salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas
invitando a esa vida nueva y a ese mundo nuevo formando la Iglesia de la Pascua. Hoy
nuestra Iglesia de Pasto está siendo convocada a vivir la alegría de la Pascua y transmitirla
en estado de misión permanente. Así nos exhorta nuestro Obispo: “El Sínodo Pastoral
Diocesano es para nosotros un llamado a la esperanza, a reconocer que Dios no se
arrepiente del amor que profesa por nosotros”, convirtamos en acción la invitación del
Papa Francisco, “a una nueva etapa de evangelización marcada por la alegría”.
Oremos: Escuchamos Señor, en este tiempo, tu llamada a la fe, que no es tanto creer que
tú existes, sino que es ir hacia ti y confiar en ti. Que la vivencia del Sínodo Pastoral
Diocesano nos ayude a corresponder a este llamado; danos la fortaleza para seguirte
siempre, sin que jamás nos separemos de ti. Amén.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Canto.
Reflexión:
La experiencia de la cruz ha sido traumática en la comunidad discipular misionera del
Señor. Unos discípulos deciden huir y salvar sus vidas y así no terminar como Él. Desolados
por la tragedia del calvario, se dirigen a Emaús con el deseo de que nadie los encuentre
allí. Se querían esfumar de la historia y el camino de los hombres… Pero un peregrino les
acompaña; es el Señor que tras caminar con ellos, les comparte su Palabra de fuego y les
hace entender que el Señor debía sufrir para entrar en su gloria. Los discípulos empezaron
a descubrir que aquel que los acompañaba y les hablaba en el camino era el Señor
Resucitado. Compartió su mesa y se descubrió en la fracción del pan en el misterio vivo del
sacramento de la Eucaristía. Se dijeron ¡Es el Señor! Y luego volvieron sobre sus pasos a
Jerusalén (de donde huían) a contárselo a sus otros discípulos. Que el miedo, las
dificultades, la carencia de medio nunca nos impida estar en actitud apostólica y nos
encienda en el fuego de su corazón para nunca abandonar a nuestra Iglesia diocesana y
animarla a estar en permanente salida misionera con gestos y acciones concretas. La
esperanza tendrá un nombre nuevo: “Resurrección”.
Canto.
Reflexión:
Cristo vivo quiere hombres nuevos al soplo del Santo Espíritu, y en el Espíritu quiere que
todos los hombres se abran día a día a su amor loco y sacrificado. Sí, todos los hombres
que vienen a habitar el mundo, sin excepción empezando por los más pobres. Nos quiere
como pueblo suyo en unidad, no dispersos ni divididos. Por eso sabe que nos hace falta el
perdón y el consuelo porque somos frágiles y pecadores …nos cuesta caminar juntos. La
Iglesia es pueblo de perdonados y del perdón del Resucitado que está llamada a salir al
hermano que todavía no ha conocido del todo esta gracia. De aquí que hoy, nuestra Iglesia
diocesana de Pasto tiene una encomienda antigua pero actualizada en la persona de
nuestro Obispo Juan Carlos, ser una Iglesia sinodal, en salida, al encuentro. Debemos ser
cada día más una Iglesia sinodal. Una Iglesia que camina, en la que vamos caminando
juntos construyendo la Iglesia, así seremos un pueblo que no está quieto, que avanza, que
peregrina.
Oremos: Señor Resucitado, reconocemos delante de ti, que este es un tiempo propicio
para restablecer el rumbo de la vida hacia ti y hacia los demás. Gracias por darnos en el
sacramento de la penitencia la maravillosa demostración de tu misericordia que dura por
siempre. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano, con la ayuda del Señor, propicie
encuentros de escucha, de perdón y de misericordia que nos permita sentir tu gran amor.
Amén.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Canto.
Reflexión:
El camino de la fe se hace difícil si nos separamos de la vida de la comunidad, de nuestra
Iglesia. A Tomas solo, se le hizo difícil creer en la Buena Noticia de la Resurrección del
Señor. Sabemos que luego al “convertirse”, volver al Señor en la Comunidad, el Resucitado
le dará pruebas de que vivía y que desde la comunidad de la Iglesia que Él se quiere
manifestar en plenitud a todos los hombres. Hoy hay muchos como “Tomás” que se les
hace difícil caminar en la fe y que se “sienten” lejos de la comunidad de la Iglesia. Quiera
Dios que no seamos una Iglesia que se sienta a esperarlos solamente, sino que vayamos a
su encuentro para que vuelvan a estar animados en la fe y en el seguimiento del Señor de
la vida. Que sientan que son para la Iglesia y en especial para Iglesia particular de Pasto,
una preocupación y ocupación constante.
Oremos: Señor, queremos entregarte nuestros temores y dudas para que tú los venzas;
que podamos llevar interiormente la certeza de que contigo la vida nunca muere. Que la
vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a vencer nuestros miedos de
encontramos con los otros, especialmente los que no creen, los alejados; inspíranos los
gestos y las palabras, para que se sientan invitado y escuchados. Amén.
Reflexión:
En los momentos de incertidumbre, los apóstoles se unen a Pedro para volver al trabajo
de antes. Sin embargo, ahora la barca de Pedro, el pescador de Galilea, es imagen de la
Iglesia, cuyos miembros, a lo largo de la historia están llamados a poner por obra el
mandato del Señor: "serán pescadores de hombres". Pero no basta el esfuerzo humano,
hay que contar con el Señor, fiándonos de su palabra, y echar las redes. En las
circunstancias difíciles, cuando parece que humanamente se ha puesto todo por nuestra
parte, es el momento de la confianza en Dios, de la fidelidad a la Iglesia, a su doctrina. El
apostolado, la extensión del Reino, es fruto de la gracia de Dios y del esfuerzo y docilidad
del hombre. Pero hay que saber descubrir a Jesús en la orilla, con esa mirada que afina el
amor. Y Él nos premiará con frutos abundantes.
Oremos: Señor, vivimos en estos tiempos de tormenta que nos sacuden fuertemente,
nuestro esfuerzo no es suficiente, necesitamos tener un ancla, un timón y una esperanza:
tu cruz. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a nunca desprendernos
de tu cruz, que es la fuerza y el camino que nos lleva a la Resurrección. Amén.
Reflexión:
Pedro, el impulsivo queda a solas con el Señor. Y se siente avergonzado porque le ha
fallado cuando más lo necesitaba. Pero Jesús no le reprocha su cobardía: el amor es más
grande que todas nuestras miserias. Le lleva por el camino de renovar el amor, de
recomenzar, porque nunca hay nada perdido. Las tres preguntas de Jesús son la mejor
prueba de que Él sí es fiel a sus promesas, de que nunca abandona a los suyos: siempre
está abierta, de par en par, la puerta de la esperanza para quien sabe amar. La respuesta
de Cristo, Buen Pastor, es ponerle a Él y a sus sucesores al frente de la naciente Iglesia,
para pastorear al Pueblo de Dios con la solicitud de un padre, de un maestro, de un
hermano, de un servidor. Así, Pedro, el primer Papa, y luego sus sucesores, son llamados
"siervos de los siervos de Dios".
Oremos: Señor, a orillas del lago, al igual que Pedro también te decimos que tú lo sabes
todo y que sabes que te queremos, a pesar de nuestras inseguridades y dudas, nuestros
desatinos y fallas. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a renovarnos
en el amor, que cada día te amemos más y con mayor coherencia. Así, junto a Pedro,
“descargamos en ti todo nuestro agobio, porque tú nos cuidas”. Oramos de manera
especial por el ministerio de Monseñor Juan Carlos, Pastor de esta Iglesia particular de
Pasto. Amén.
Canto.
Reflexión:
En nuestra vida de Iglesia diocesana que ya tiene un tiempo largo de camino en la fe,
hemos gozado de muchas señales del Señor Resucitado. Hacer memoria de la presencia
del Señor y sus consuelos serán nuestro gozo y fortaleza y esto hay que testimoniarlo a las
nuevas generaciones de discípulos ya que nunca dejo de animarnos, fortalecernos y
corregirnos. Estamos seguros de que hoy lo hará también por nosotros, para su gloria y
vida y alegría de todos los hombres. En este hoy de la historia, el Sínodo Pastoral
Diocesano nos pide abrir los oídos, abrir el corazón, abrir los ojos, salir de todo
ensimismamiento. ¡Es urgente! ¡Este es el momento!, Hoy, Señor Resucitado, ¡te
necesitamos más que nunca! Porque sin Ti, tu pueblo no tiene vida abundante; porque sin
Ti, el amor y la entrega se enfrían en nuestras familias, con nuestros amigos, con aquellos
que compartimos nuestros trabajos y luchas; porque sin Ti, los corazones no encuentran
paz y reconciliación desangrandose en divisiones y violencia; porque sin Ti, la fe no se
comparte con alegría y nos desanimamos en la misión; porque sin Ti, los más pobres, los
débiles, los pequeños no serán acompañados, valorados y ayudados… y así la indiferencia
echará raíces y se les cerrarán las puertas de tu Iglesia y del mundo.
Canto.
Reflexión:
Los últimos días de Jesús en la tierra junto a sus discípulos debieron quedar muy grabados
en sus mentes y en sus corazones. La intimidad de la amistad se ha ido concretando con la
cercanía del Resucitado. Pero el Señor pone en el horizonte toda la tarea que tienen por
delante: "Vayan al mundo entero...". Ese es su testamento: hay que ponerse en camino
para llevar a todos el mensaje que han visto y oído. Están por delante las tres grandes
tareas de todo apóstol, de todo cristiano: predicar, hablar de Dios para que la gente crea;
bautizar, hacer que las personas lleguen a ser hijos de Dios, que celebren los sacramentos;
y vivir según el Evangelio, para parecerse cada día más a Jesús, el Maestro, el Señor.
Oremos: Cristo Resucitado queremos dejamos interpelar por ti, que, en medio de nuestra
realidad, nos llamas a despertar para ser discípulos y misioneros. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a que nunca se apague la pasión del apostolado, que
llevemos a todos el anuncio que nos salva: que tú vives, reinas y estás a nuestro lado.
Amén.
Canto.
14ª Estación. Jesús resucitado encarga la tarea misionera a la Iglesia
Reflexión:
Este episodio que nos cuenta el Libro de los Hechos de los Apóstoles, es el camino Pascual
que debemos tener en cuenta. Reconocer que Él está Resucitado y que siempre estará a
nuestro lado, la importancia de vivir en relación al Santo Espíritu de Dios que es y será
fundamental para nuestra vida cristiana y para animarnos al testimonio misionero y a no
acostumbrarnos a la comodidad y a la seguridad de nuestros círculos comunitarios. La
Iglesia nace misionera y es misionera por vocación, su razón de ser es vivir en salida
misionera. La misión de anunciar al resucitado es la gran felicidad que siempre podremos
gozar y la gran necesidad de todos los hombres. A no perder tiempo como nos sugirieron
los ángeles de la Ascensión.
Oremos: Jesús Resucitado, Hijo Amado del Padre que diste tu vida para la salvación del
mundo, que al tercer día resucitaste; haz que, en el corazón, el alma y el espíritu de las
personas se pueda vivir y sentir en plenitud Tu presencia. Que la vivencia del Sínodo
Pastoral Diocesano nos ayude a vivir en estado permanente de misión para anunciar a
toda la humanidad la alegría del Evangelio, para que tengan vida y vida en abundancia.
Amén.
Reflexión:
Los discípulos se reunieron y ven que Jesús parte al cielo. Sienten el dolor de la
separación, pero el Señor les ha llenado de esperanza. Una esperanza firme: "Yo estaré
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). Por eso, los ángeles les
sacan de esos primeros instantes de desconcierto, de "mirar al cielo". Es el momento de
ponerse a trabajar, de emplearse a fondo para llevar el mensaje de alegría, la buena
noticia, hasta los confines del mundo, seguro de contar con la compañía de Jesús, que no
nos abandona. Y no podemos perder un instante, porque el tiempo no es nuestro, sino de
Dios que lo concede para consagrarlo a su servicio. Jesucristo ha querido ir por delante de
nosotros, para que vivamos con la ardiente esperanza de encontrarlo un día en su Reino
Eterno.
Oremos: Ayúdanos a discernir y asumir, Señor, que en medio de las realidades difíciles
que experimentamos, tenemos que mantener los ojos fijos en ti. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a realizar siempre con alegría la misión que nos has
confiado de ir por todo el mundo anunciando la noticia de la salvación. Amén.
Canto.
Conclusión Mariana
Nuestro “Vía Lucis” termina, pero no nuestro camino Pascual como Iglesia Diocesana en
camino Sinodal. Dirijamos nuestra mirada a nuestra Madre, la Santísima Virgen María,
para
que nos ayude a guardar y atesorar la alegría de la Resurrección de su Hijo. Que nuestra
Santa Madre, Nuestra Señora de la Merced nos cobije a todos con su ternura en su manto
y nos impulse una y otra vez a salir en misión a los hermanos que nos necesitan. Que ella
nos haga incansables apóstoles en esta hora misionera. Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amen.
Conclusión
Queridos hermanos y hermanas: Ha sido Dios mismo, nuestro Padre, quien ha tomado la
iniciativa de amarnos. Su amor sigue llamándonos a cada uno de nosotros personalmente,
y nosotros oímos su voz, especialmente por medio de Jesús, nuestro Buen Pastor. ¿Oímos
su voz en la oración, en las palabras que nos dirige en las Escrituras, o cuando nos habla de
corazón a corazón en la celebración Eucarística? En este tiempo de Gracia, Jesús
Resucitado, el Buen Pastor, nos habla a través del Sínodo Pastoral Diocesano a toda la
Iglesia Particular de Pasto. Es por ello que debemos ponernos en actitud de escucha
atenta para oír a toda la gente que grita con todas sus fuerzas sus necesidades, pero que
también proclaman su amor a Dios y a la Iglesia. Que la conformación e inscripción del
Grupo Sinodal Parroquial sea el primer paso para la participación del Pueblo de Dios en el
camino sinodal. Escuchemos la voz del Pastor en esta celebración.
Saludo
Jesús nos ha curado con sus heridas. Nos habíamos extraviado como ovejas, pero ahora
hemos vuelto al Pastor y Guardián de nuestras almas.
Que Jesús, nuestro Buen Pastor, esté siempre con ustedes.
Acto Penitencial
A veces hemos prestado oídos sordos al Señor cuando nos llamaba.
Pedimos ahora perdón a Dios.
(Pausa)
Oh Buen Pastor, queremos oír tu voz en las palabras retadoras que tú nos diriges:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Oh Buen Pastor, que tu voz nos estimule a continuar tu trabajo en la Iglesia y a hacerte
conocer de todos los hombres.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Oh Buen Pastor, haz que sepamos reconocer tu voz que nos grita en los necesitados y en
los que sufren.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, perdona nuestros pecados. Ponnos en sintonía con tu
voz que nos llama y haz que te sigamos hasta el fin, hasta la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos a Dios para que sepamos escuchar siempre la voz de Jesús, nuestro Buen Pastor.
(Pausa)
Oh Dios, Señor nuestro,
Padre lleno de poder y de amor:
Tú nos has dado a nosotros, tu pueblo,
un guía fiable y cuidadoso
para llevarnos a ti y a los hermanos:
tu Hijo y nuestro Buen Pastor, Jesucristo.
Mueve nuestros corazones con las palabras del Evangelio
como el mensaje de Buena Noticia
hoy para nosotros;
y ayúdanos también a oír la voz de Dios
en el silencio de nuestra fe,
en el gemido de nuestras miserias,
y en las palabras de aliento y alegría de los pastores de tu Iglesia
y de todos los que tienen buenas palabras para nosotros,
porque por medio de ellos habla también y llama
nuestro Buen Pastor, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Liturgia de la Palabra.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2, 14a.36-41):
EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que, al mismo Jesús, a quien ustedes
crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al oír esto, se les traspasó el corazón,
y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó: «Conviértanse y que cada uno se bautice en el nombre de Jesús, el
Mesías, para que se le perdonen sus pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo.
Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos, y para todos los que están lejos y a
todos los que el Señor, nuestro Dios, quiera llamar». Con estas y otras muchas razones dio
testimonio y los exhortaba diciendo: «Sálvense de la gente perversa de esta época». Los
que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil
personas.
Palabra de Dios
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (2,20-25):
Queridos hermanos: Si por hacer el bien soportan el sufrimiento, eso es una gracia de
parte de Dios. Pues para esto fueron llamados, porque también Cristo padeció por
ustedes, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni
encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo
no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros
pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la
justicia. Con sus heridas han sido sanados. Pues andaban errantes como ovejas, pero
ahora han vuelto al pastor y guardián de sus almas.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad les digo: el que no entra por la puerta
en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el
que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas
atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha
sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su
voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños». Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba.
Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad les digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos
los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los
escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y
encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he
venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor
Homilía
Oremos con la más plena confianza a Jesús, nuestro Buen Pastor, porque él cuida de las
necesidades de todos los que le siguen. Y digamos:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por los pastores y ministros de la Iglesia: el Papa Francisco, Monseñor Juan Carlos
Cárdenas Toro, los sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Pasto, para que tomen a Cristo
como su modelo, y guíen con valentía al pueblo de Dios al reino de justicia y de amor.
Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por todos los cristianos del mundo, para que lleguen a ser un pueblo santo de Dios; por
los que han perdido la fe, para que nuestra vida cristiana sea tan creíble que les inspire
volver a Cristo. Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por los que trabajan en tareas de formación cristiana, para que sepan claramente a
dónde se encaminan, y para que guíen a sus encomendados por caminos de vida,
compromiso y entrega a Dios y a los hermanos. Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por los líderes de las naciones, para que promuevan siempre la libertad y dignidad del
hombre, y coloquen la justicia y la calidad de vida por encima de la ganancia económica
personal y del poder. Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por nuestros jóvenes y por los jóvenes-adultos, para que tengan el valor de ser y sentirse
totalmente libres para el trabajo del Señor si él les llama a tareas especiales en la Iglesia.
Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por los enfermos, los marginados, los que sufren cualquier tipo de violencia, los que han
perdido el sentido de la vida, para que escuchen la voz del Buen Pastor en su corazón, que
los llama a sentirse amados y valorados por el buen Padre Dios. Roguemos al Señor.
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
- Por todas y cada una de las personas de nuestra comunidad parroquial, que después de
vivir la experiencia de los encuentros Kerigmáticos y los encuentros con el Resucitado, hoy
se comprometen con su inscripción a conformar el Grupo Sinodal Parroquial y a seguir
participando del proceso del Sínodo Pastoral Diocesano. Roguemos al Señor.
R/ Señor, guíanos por el camino recto.
Presentación.
Párroco:
Pónganse de pie los que van a inscribir su nombre en el grupo Sinodal parroquial.
Todos:
Presente.
Interrogatorio.
Párroco:
¿Vienen libre y voluntariamente a inscribir su nombre para participar en el Grupos Sinodal
Parroquial?
Todos:
Sí.
Párroco:
¿Quieren participar del camino espiritual y metodológico que nos presenta el Sínodo
Pastoral Diocesano 2023 – 2024?
Todos.
Sí, quiero hacerlo.
Párroco:
¿Se comprometen a orar, celebrar y vivir el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024 en sus
familias, sectores y comunidad parroquial?
Todos
Sí, me comprometo.
Párroco:
¿Quieren recorrer juntos el camino sinodal de escucha, discernimiento, toma de
decisiones e implementación para fortalecer el proceso evangelizador y edificar el Reino
de Dios?
Todos:
Sí, quiero hacerlo, con la ayuda de Dios.
Párroco:
Dios que inició en ustedes esta obra buena, Él mismo la lleve a término.
Todos
Amen.
Oremos
Dios Todopoderoso, que nos invitas a participar del Anuncio de la Buena Nueva de tu Hijo
Jesucristo. Bendice + a estos hermanos y hermanas de nuestra comunidad, que hoy
inscriben sus nombres para participar en el Grupo Sinodal Parroquial. Asístelos con la
fuerza del Espíritu Santo, para que, en nombre de toda la parroquia, participen con
responsabilidad, audacia y unción en todas las etapas del Sínodo Pastoral Diocesano 2023
– 2024. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Inscripción
Se dispone una mesa junto al altar y varias hojas oficiales de inscripción (estas contienen
los datos de los participantes: nombre, documento de identidad, género, edad, teléfono,
sector, correo electrónico, profesión y servicio que presta en la parroquia. Esto se
diligencia con anterioridad).
En la celebración cada uno de los participantes pasa y firma la inscripción. Al finalizar
recibe una cruz sinodal de pecho.
Mientras se firma, el coro entona una canción (P. Ej., Alma misionera).
Bendición
Hermanos y Hermanas: En esta celebración Eucarística hemos crecido en amor y confianza
en Jesús, nuestro Buen Pastor. Por medio de Él hemos crecido también en confianza unos
con otros y en un sentido de pertenencia y comunidad. Cuando nuestro Pastor nos reúne,
damos cuenta de que pertenecemos, todos juntos, al pueblo de Dios y de que, como
nuestro Señor, tenemos que vivir los unos para los otros. Que el Sínodo Pastoral
Diocesano nos ayude a fortalecer nuestra identidad de Pueblo de Dios en camino.
Que la Bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
Todos: Amén.
Pueden ir en paz.
Todos: Demos gracias a Dios.