Encuentros Resucitado - Final 03 PDF

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DIÓCESIS DE PASTO

ENCUENTROS KERIGMÁTICOS
PARA EL PUEBLO DE DIOS

SEGUNDA PARTE
RENOVACIÓN DEL SEÑORÍO DE JESÚS
¡JESÚS ES EL SEÑOR!

“VIVIR LA RESURRECCIÓN EN CLAVE SACRAMENTAL”


PRESENTACIÓN

EN EL CORAZÓN DE LA COMUNIDAD

El corazón de la comunidad cristiana está en el Resucitado. Él es el centro que la inspira y


la anima, liberándola de los miedos, los egoísmos y el encierro, para levantarla en la
esperanza e impulsarla con fuerzas renovadas a continuar en el tiempo la misión de Jesús.

Cristo Resucitado continúa presente en su Iglesia, en la asamblea que se congrega en Su


Nombre (Cf. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, n. 7). Asumiendo
esto podemos decir con certeza que cuando los bautizados nos reunimos en asamblea,
especialmente litúrgica, se renueva la experiencia de encuentro con Cristo Resucitado.

En este tiempo Pascual los Encuentros con el Resucitado, haciendo lectura comunitaria de
los textos que relatan las primeras apariciones de Jesús a sus discípulos, en una estrecha
relación con el significado sacramental, se constituyen en espacios privilegiados para
continuar nuestra preparación espiritual de cara a los “Encuentros de escucha” que
estamos próximos a comenzar en el marco de nuestro Sínodo Pastoral Diocesano 2023 -
2024.

Pido que, en actitud de comunión eclesial, se observe la metodología propuesta y las


temáticas preparadas, con la seguridad que el Espíritu acompañará estas actividades,
avivando Su Gracia en cada persona y comunidad.

Al final no solo lo leeremos como experiencia de otros, sino que podremos proclamar con
convicción personal: “Verdaderamente ha Resucitado el Señor” (Cf. Lc. 24).

Con mi abrazo de hermano y mi bendición de Pastor

 Juan Carlos Cárdenas Toro


Obispo de Pasto
INTRODUCCIÓN

Damos gracias a Dios por la riquísima experiencia que el Pueblo Santo de Dios, convocado
en las comunidades parroquiales, centros de evangelización, capellanías o movimientos
eclesiales de la Diócesis de Pasto, ha vivido en los “Encuentros Kerigmáticos” en el marco
del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024. “Creaturas nuevas: hombres y mujeres
nuevos” es la meta que esperamos se haya cumplido de la experiencia vivida; y no solo
una mente convencida, unos sentimientos tocados y una declaración de buenos
propósitos por realizar. “El encuentro con Jesucristo” es la meta de la experiencia
Kerigmática que nos impulsa a vivir el siguiente paso.

El kerigma no es solo una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que conduce a la
madurez del discípulo de Jesucristo, es la base y fundamento de todo proceso
evangelizador y de toda acción pastoral en la Iglesia. Por ello, el kerigma es el cimiento del
Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, que reclama corazones convertidos al Señor.

En este proceso de crecimiento espiritual, como segundo paso metodológico de este


camino se presentan “Los Encuentros con el Resucitado”. Los textos del Evangelio (Mt 28,
1–10; Mc 16, 1– 8; Lc 24, 1-10; Jn 20, 10-18), nos presentan una experiencia fascinante,
pero al mismo tiempo desconcertante, un proceso de crecimiento en la fe: primero
descubrieron que la tumba estaba vacía; después confirmaron su fe con las apariciones y
vieron a Jesús Resucitado; y rápidamente corrieron a anunciar la noticia a los demás
discípulos: Ver, escuchar, anunciar. Con estas tres acciones entramos también nosotros en
la Pascua del Señor.

El camino metodológico de los Encuentros con el Resucitado, está inspirado en este


proceso de fe que nos presenta el Evangelio, con la didáctica de la proclamación y que
llega con el don de una esperanza sorprendente: Ver, Escuchar, Anunciar.

1. VER: El primer anuncio de la Resurrección no se presenta como una fórmula que


hay que comprender, sino como un signo que hay que contemplar. La Pascua, por
tanto, empieza cambiando nuestros esquemas; es por ello, que un primer
momento se nos invita a ver los signos de la Resurrección en la gracia de los
Sacramentos, muchas veces oculta a nuestros ojos por la cotidianidad celebrativa.
2. ESCUCHAR: Después de contemplar, nos hace bien escuchar la Palabra de Dios
para descubrir al Dios Vivo que hoy quiere transformarnos a nosotros y al mundo;
para este segundo momento se propone una lectura orante de los textos del
Evangelio
que la Iglesia nos regala en la Octava de Pascua, con la ayuda de las meditaciones
de Fray José Gabriel Mesa Angulo, O.P; nos sumergimos en esta experiencia
fascinante de Encuentro con el Resucitado, para acrecentar el CREER; porque del
escuchar y el ver, surge la fe renovada que nos lleva a anunciar.

3. ANUNCIAR: La Pascua no acontece para consolar íntimamente al que llora la


muerte de Jesús, sino para abrir de par en par los corazones al anuncio
extraordinario de la victoria de Dios sobre el mal y sobre la muerte. Por eso, la luz
de la Resurrección no se queda solo en éxtasis de un gozo personal, no tolera
actitudes sedentarias, sino que genera discípulos misioneros que escuchan,
consuelan, acompañan, sirven, caminan, celebran: para el tercer momento del
encuentro se propone una meditación y un compromiso misionero en el contexto
del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, que nos dispone para vivir los
encuentros de escucha, en el cual, dejándonos alcanzar por las preguntas, vemos y
escuchamos la voz de todo el pueblo de Dios, para poder develar su Voluntad en la
realidad de nuestra Diócesis de Pasto.

Vale la pena recordar que los encuentros con el Resucitado están dentro del proceso
Kerigmático en este “Tiempo de Escucha” del proceso Sinodal que estamos viviendo como
Iglesia Particular y que nos sensibiliza para vivir los encuentros de escucha en los grupos
sinodales parroquiales; este esquema nos ayuda a comprender el proceso espiritual
metodológico del Sínodo.

SÍNODO PASTORAL DIOCESANO 2023 - 2024


TIEMPO DE ESCUCHA
Marzo – septiembre 2023
PROCESO ESPIRITUAL KERIGMÁTICO
Encuentros Kerigmáticos
Primera Parte: Segunda Parte: Tercera Parte: Cuarta Parte:
Encuentros para Encuentros con el Encuentros de Encuentros
Renovación Resucitado Escucha Sinodal Renovación de la
Bautismal Confirmación
Marzo 2023 Abril 2023 15 mayo – 15 julio Agosto 2023
Agentes de pastoral Agentes de Pastoral Grupo Sinodal Grupo Sinodal
y comunidad en y comunidad parroquial. Parroquial
general
ASAMBLEA DIOCESANA DE ESCUCHA
Septiembre 11 al 14 de 2023.

Este material no es un curso académico de formación bíblica, teológica o pastoral; son


orientaciones que apoyan los esfuerzos de cada parroquia, centro de evangelización,
capellanía o movimiento eclesial que, desde su propia realidad, contexto, recursos y
limitaciones, para continuar el camino nuevo y creativo, ofreciendo al santo Pueblo de
Dios la ocasión de encontrarse con Jesús, el Viviente, que es capaz de transformar
nuestras vidas y nuestra historia.

Que María Santísima, Madre de Dios y de la Iglesia, nos acompañe en esta experiencia de
encuentro con su Hijo Jesucristo Resucitado, Nuestro Señor.

P. Carlos Eduardo Contreras


Coordinador Comisión Metodológica
PARA VIVIR LOS ENCUENTROS KERIGMÁTICOS CON EL RESUCITADO

Recordemos…

1. Los Encuentros Kerigmáticos con el Resucitado, continúan el esquema de reunión o


encuentro que se vivió en la primera parte.

2. Se recomienda prioritariamente que sean las mismas personas que vivieron la primera
parte: Encuentros Kerigmáticos para la renovación de la vida bautismal.

3. Se debe hacer mucho énfasis en la dimensión procesual de Kerigma y como esta


segunda parte: “Encuentros Kerigmáticos con el Resucitado enclave de vida sacramental”,
es continuación de la primera experiencia y que nos abre a la siguiente los “Encuentros de
escucha”.

4. Esta segunda experiencia se conecta con la última celebración de los encuentros


Kerigmáticos: La entrega de la Palabra de Dios. Por ello, es absolutamente necesario que
las personas que van a participar deben llevar la Biblia a todos los encuentros.

5. La didáctica pastoral o metodología, que se va a utilizar en los Encuentros con el


Resucitado es: Lectura meditada de los textos de los cuatro Evangelios, sobre la
Resurrección.

6. El esquema que se va a desarrollar en los encuentros con el Resucitado en clave


sacramental es de una semana y debe seguir el siguiente camino:

Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo


Primer Segundo Tercer Cuarto Quinto Vía Celebració
Anuncio Anuncio Anuncio Anuncio Anuncio Lucís
“CRISTO “JESÚS “CON JESÚS “LA “¡A LA MISIÓN “CAMINANDO “EL BUEN
RESUCUTADO RECICITADO VIVO, CONVERSIÓN, CON JESÚS JUNTOS: PASTOR D
GUÍA TU DESCUBRE SUPERAMOS CAMINO DE RESUCITADO!” SIGNO DEL LA VIDA
CAMINO” TU CAMINO EL LA PASCUA” RESUCITADO POR SUS
DE FE” DESÁNIMO” EN NUESTRA OVEJAS”
IGLESIA
DIOCESANA”
Sacramento del Sacramento de Sacramento de Sacramentos de Sacramentos de Sacramental Eucaristía
bautismo la la Eucaristía curación Servicio
Confirmación
Volver a La Tumba En el camino En la orilla del En la mesa del Comunidad en Inscripción y
Galilea, para Vacía y las de Emaús, lo mar, Hogar, reciben camino al conformació
renovar la vida Apariciones, reconocieron al reconocieron la misión de encuentro con del Grupo
bautismal confirmación partir el pan que “Es el Anunciar la la Luz Sinodal
de la fe Señor” Buena Nueva (Fogata) Parroquial.

7. Los encuentros se deben desarrollar en 60 minutos, en un ambiente de silencio, oración


y meditación.

8. Para el encuentro del viernes, se recomienda que los participantes lleven algo para
compartir con todos, se dispone una mesa grande y al finalizar el encuentro se hace el
compartir fraterno.

9. El Vía Lucís se debe desarrollar fuera del templo o capilla, y se recomienda terminar en
un lugar abierto, para hacer la fogata, el acto cultural y el compartir comunitario que
ofrece la parroquia.

10. Para la celebración del Domingo, se recomienda que la inscripción en el “Grupo


Sinodal Parroquial”, vaya acompañada de un signo para entregar: Una vela, una cruz, una
estampa, una pañoleta, etc.

Nota: No se olviden de enviar la evidencia fotográfica de los encuentros a través de los


medios oficiales.
ANUNCIOS DE LOS ENCUENTROS KERIGMÁTICOS
para el Santo Pueblo de Dios
PRIMER ANUNCIO

“CRISTO RESUCITADO GUÍA TU CAMINO”

Volver a Galilea, para renovar la vida bautismal

1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas, nos encontramos nuevamente durante estos


días, para continuar el camino espiritual de nuestro Sínodo Pastoral Diocesano 2023 –
2024. En los primeros encuentros Kerigmáticos renovamos el sentir que Dios nos ama
incondicionalmente; ahora en esta nueva experiencia de Encuentros con el Resucitado,
vamos a renovar y sentir a Jesús como nuestro “Señor”; a reconocer el “Señorío de Jesús”
en la vida personal y comunitaria y lo que ello implica en nuestra experiencia espiritual.

En este primer encuentro a través de la narrativa del Evangelio de Mateo, se nos invita a
“volver a Galilea”. En la vida del cristiano se presentan gozos y obstáculos en la vivencia
del discipulado. Es por eso que Jesús Resucitado nos invita a volver a Galilea, a la vida
bautismal, a una “Galilea más existencial”: que consiste en la experiencia del encuentro
personal con Jesucristo, que nos ha llamado a seguirlo y participar en su misión.
Participemos de este encuentro en ambiente de fraternidad y Sinodalidad.

2. Canto: Resucitó.

Oración por el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 - 2024

3. VER.

Verdad central:

Jesús Resucitado guía nuestro camino renovando su amor incondicional por mi

Signo: El Sacramento del Bautismo:


1. El animador presenta a los participantes del encuentro los signos externos del
sacramento del bautismo: La luz, el agua, el óleo de los catecúmenos y el crisma.
2. Luego el animador hace las siguientes preguntas: ¿Cómo hemos vivido el
compromiso bautismal en nuestra vida cotidiana? ¿Somos conscientes que Cristo
resucitado guía nuestro camino?, ¿Qué nos falta para crecer en la experiencia
bautismal? Se dan algunos minutos para la reflexión personal.
3. El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.
Recuerda lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
No4. .12E1l3:anElimsaandtoorBcaountiscmluoyeescoelnfuunndaamsíennttoesdies dtoedalolacvoidmapcarirst

ESCUCHAR

Encuentro con la Palabra de Dios

El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio
de Mateo: Mateo 28, 1-10

Siete claves del Anuncio

El Evangelio de Mateo en los capítulos 26 y 27 nos presenta una magnifica descripción de


la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, con muchos detalles, entre los cuales se
destacan 3 grandes obstáculos para vivir el discipulado: la negación, la traición y el
abandono. El capítulo 28,1-10 del Evangelio de Mateo, nos propone un camino para volver
a vivir el discipulado desde la experiencia del Encuentro con el Resucitado; es una
oportunidad para reflexionar desde nuestra propia vida interior, a partir de siete
momentos que nos presenta el texto:

1. Pasado el sábado, en la alborada del primer día de la semana...


La Resurrección del Señor deja en el pasado, de manera simbólica, las experiencias
negativas del discipulado (negación, traición y abandono). Es una ruptura que da origen a
una nueva forma de presencia de Dios en la vida humana y de comunidad, a través de
Jesús Resucitado. Es el cambio del sábado al día primero de la semana (Domingo). Por eso
el encuentro con Jesucristo Vivo siempre implica hacer una ruptura, dejar algo atrás, algo
que ya no puede seguir teniendo vigencia en mí, aunque exista. La vida cristiana implica
rupturas y toda ruptura - implica abandonar algo del pasado y abrirse a algo nuevo. Algo
tiene que cambiar definitivamente. El relato de la Resurrección siempre parte de este
hecho: “pasado el sábado” y “en la alborada del primer día”

2. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro…


Visitar a los muertos ha sido una costumbre de siempre; las tradiciones de nuestros
pueblos atestiguan de esto. Desde su propio duelo aquellas mujeres se acercaron a la
tumba de Jesús, a sabiendas de que el rito de la sepultura había quedado a medio camino.
Ellas van con la pretensión de ungir el cuerpo del Crucificado, pero las asaltan preguntas:
¿Cómo? ¿Si la tumba estaba vigilada? ¿Cómo mover la piedra?” (Mc 16,3). Mateo es
quien destaca que la tumba estaba vigilada, en los versículos 62 al 66 del capítulo 27 lo
explica detalladamente
y además da a entender que el sepulcro fue asegurado desde el sábado, lo que significa
que los guardias tuvieron que trabajar toda la noche. Es claro que ellas iban en plan de
duelo, a cerrar el ciclo de un ritual.

3. Se produjo un gran terremoto. Un Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra y
se sentó encima, su aspecto de relámpago, vestido de blanco…
Mientras aquellas mujeres van al encuentro del sepulcro, resultan sorprendidas con algo
inesperado. El Cronos se reviste de Kairós, con elementos propios de la narrativa de
Mateo y similares al momento “kairótico” de la Muerte de Jesús en la cruz: tembló la
tierra y las rocas se partieron (Mt 27,51). Desde las diferentes versiones del Evangelio, se
concluyen tres cosas: 1) que las mujeres se llevaron una sorpresa que no esperaban, 2)
que la piedra fue removida y 3) que había un personaje allí, ya que los cuatro evangelistas
se refieren a este personaje. Ese personaje es luminoso y resplandeciente y va vestido de
blanco.

4. Los guardas se atemorizaron; se quedaron como muertos…


Sin embargo, su papel en aquella escena es muy importante para nosotros hoy: ellos
también llevaron la noticia a los poderosos de que algo extraordinario había sucedido (Mt
28,11-15), pero una vez más no aceptan a Jesús, rechazan el mensaje de vida y
resurrección y recuren al engaño (Mt 26,4); por eso los guardas fueron chantajeados por
aquellos (los poderosos) para que cambiaran la versión; “tomaron el dinero y cambió la
versión, hasta el día de hoy” (Mt 28,15).

5. El Ángel les habló: “ustedes buscan al crucificado... no está aquí; ha resucitado como lo
había dicho. Vengan y miren el lugar donde estaba”.
La novedad del mensaje de la Resurrección de Jesús está en que no hay cuerpo; esa
ausencia del cuerpo le da sentido a todo: “No está aquí”. La evidencia está centrada en un
hecho no corporal: una nueva forma de presencia. Dice Benedicto XVI, refiriéndose a este
texto: “su morir fue un acto de amor y el amor es inmortal”, mientras recuerda que
siempre lo corpóreo pone límites a la existencia y barreras al encuentro. Tenemos
nosotros claro que donde hay un cuerpo ocupando un espacio, no puede estar otro; por
eso para entrar en la existencia de los otros la vía no puede ser la del cuerpo, sino la del
encuentro entre el yo y el tú. ¿Qué fue entonces lo que ellas vieron? o mejor... ¿qué fue lo
que no vieron? Mateo no refiere para nada el sudario, sino que se enfoca en el lugar:
Jesús no está en este lugar donde habita la muerte. El énfasis de Mateo es para ver lo que
no hay allí; esto es muy importante, porque también hay una evidencia en lo que no se ve.

6. Digan a los discípulos: Ha resucitado de entre los muertos v va delante de ustedes. En


Galilea lo verán.
El Ángel, después de comunicar el hecho y mostrar la evidencia, envía a aquellas mujeres a
encontrarse con los discípulos y transmitir dos mensajes: Que Jesús está vivo y que de
nuevo ha tomado la delantera. Eso significa que hay que ir de nuevo tras de Él, porque
sigue vivo y además ha tomado la delantera. Haber superado la barrera de la muerte lo
pone delante
nuevamente. Sólo quien supera las barreras de la muerte, va delante. Hay que ir a
buscarlo... ¿dónde? ¡a Galilea! Pero resulta que Galilea en los Evangelios significa varias
cosas: Para Mateo es el lugar donde Jesús aparece y está presente; para Marcos es el
centro de la actividad de Jesús; para Lucas es el lugar donde todo comienza y, para Juan,
Galilea es la patria donde Jesús vive. Así que “ir a Galilea” no es otra cosa que ir al
encuentro de ese Jesús Vivo que está allí, experimentar su presencia, conocerlo y
quedarse con Él donde Él vive. Un encuentro íntimo de mi yo personal con Jesús
Resucitado, donde lo reconozco como mi Señor.

7. Ellas se fueron corriendo a dar la noticia, Jesús sale a su encuentro: No teman: Vayan y
avisen a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.
Ellas ya estaban camino de Galilea para encontrarlo a Él y a los discípulos, pero Jesús de
nuevo les tomó la delantera y salió a su encuentro, en actitud de acogida, con un saludo
de total afecto; no hubo explicaciones ni palabrería; sólo un saludo que bastó para
reconocerlo y ponerse a sus pies, es decir, a su servicio. No fue ya una “noticia” la que
llevaron, sino la confirmación de una experiencia personal, serena y sin temores (“no
teman”): “Vayan a Galilea; allí me verán”. Galilea significa la alegría de la presencia de
Cristo en la vida del ser humano. En el Evangelio la alegría se entiende como regocijo
pleno, que abraza a la vez pasado y futuro; alegría es el don mesiánico por excelencia,
prometido por el mismo Jesús. Esa alegría se expande y tiene un efecto difusivo. Es un
fruto del Espíritu. Jesús nos ha tomado la delantera en la alegría; pero repite su hazaña:
nos sale al encuentro de manera no corpórea, para experimentar en Él desde dentro de
nosotros mismos algo nuevo, algo diferente.

ANUNCIAR

Pregunta para la Meditación

“Volver a Galilea” significa custodiar en el corazón la memoria viva de la llamada que me


hizo el Señor, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió
seguirlo, me regalo el bautismo; volver a Galilea significa recuperar la memoria del primer
encuentro con el Resucitado en la vida sacramental del bautismo.

 El animador del encuentro entrega a cada participante en una tarjeta la pregunta


de meditación y ofrece un tiempo prudente para que se desarrolle en ambiente de
silencio, quietud y reflexión.

la experiencia sacramental del Bautismo, en este momento de tu vida, a partir de la invitación del Resucitado de “Vo
 Se termina este momento con un canto.

Compromiso misional Sinodal

En este camino del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024. Me comprometo a redescubrir
en mi vida, en la comunidad de hermanos y hermanas de mi parroquia, sector, centro de
evangelización, capellanía o comunidad eclesial, los caminos que nos permitan: a)
experimentar una renovación de la vida bautismal para fortalecer nuestra identidad de
cristianos; b) un proceso de espiritualidad para sentir el amor incondicional del Cristo
Resucitado en mi vida y c) un compromiso a construir una Diócesis con un nuevo ardor
misionero. ¿Cuál es tu compromiso?

 El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.

4. Oración final

Se invita los participantes a hacer las siguientes plegarias: Padre Nuestro, Ave María,

Gloria. Luego se concluye con esta oración:

Oh Dios: Nuestro corazón está contento y se regocija y nos sentimos seguros en


nuestra fe porque tenemos una persona viva en la que creer, Jesucristo, resucitado
de entre los muertos. Que él nos muestre el verdadero camino de la vida para que
vivamos en la alegría de su presencia y que él nos dé la gracia de hacernos sus
testigos, de forma que podamos proclamar con nuestra vida entera que Jesucristo
es nuestro Señor, glorioso y resucitado, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

5. Despedida

Hermanos y hermanas: No tengan miedo. Anuncien al mundo que el Señor está vivo y
resucitado. Que él esté también vivo en nuestras comunidades, en nuestra alegría,
nuestra fe, nuestra disposición para servir y amar. Que Cristo Resucitado nos ayude a vivir
en la cotidianidad la gracia bautismal. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

Nos vemos mañana. Buena noche.

6. Compartir

La organización parroquial ofrece a los participantes un pequeño compartir: un dulce, un


café, una galleta, etc.
SEGUNDO ANUNCIO

“JESÚS RESUCITADO DESCUBRE TU CAMINO DE FE”

La tumba vacía y las apariciones, confirmación de la fe

1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas: En este segundo anuncio Jesús Resucitado sale
a nuestro encuentro, pero no siempre es fácil reconocerlo. El relato del Evangelio de Juan
nos indica un camino de fe: La experiencia fundante de la Resurrección a través de la
tumba vacía, que viven Pedro y el otro discípulo y la confirmación de la fe mediante las
apariciones, que fue la experiencia de María Magdalena. A nosotros también se nos
pregunta: “¿A quién buscan ustedes?” ¿Estamos buscando realmente al Señor Jesús? Y ¿le
reconocemos, no solamente en nuestros momentos de oración y cuando recibimos la
Eucaristía, sino también cuando él camina a nuestro lado en las alegrías y sufrimientos, en
la gente que nos rodea, en las circunstancias y acontecimientos ordinarios de la vida?
Jesús es ciertamente nuestro Señor y Mesías. María Magdalena le reconoció cuando oyó
su voz. ¿Le amamos nosotros tanto y estamos tan en sintonía con él que, al oírle, decimos:
“Eres tú, ¿Señor, quien me habla”? Participemos de este encuentro en ambiente de
fraternidad y Sinodalidad.

2. Canto: No me habéis vosotros elegido.

Oración por el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 - 2024

3. VER.

Verdad central:

Jesús Resucitado sale a nuestro encuentro, para fortalecer mi fe.

Signo: El Sacramento de la Confirmación:


1. El animador presenta a los participantes del encuentro los signos externos del
sacramento de la confirmación: una representación del Espíritu Santo y el Crisma.
2. Luego el animador hace las siguientes preguntas: ¿Cómo hemos vivido la
experiencia del Sacramento de la Confirmación en nuestra vida? ¿Cómo he
fortalecido mi fe? ¿Qué nos falta para crecer en la experiencia de fe? Se dan
algunos minutos para la reflexión personal.
3. El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.
4. Cuando hayan terminado las aportaciones, el animador hace un resumen de lo
compartido por el grupo.

ESRecuerda lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica:


NCoU1C2H8A5:RCon el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto
“sacramentos de iniciación cristiana”, cuya unidad debe ser salvaguardada…En efecto, a los bautizados el sacramen
Encuentro con la Palabra de Dios

El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio de
Juan: Juan 20,1-18.

Siete claves del Anuncio

El relato del Evangelio de Juan pone de presente dos realidades complementarias: el


sepulcro vacío y las apariciones, ambas son necesarias para hacer el camino de la
Resurrección. El evangelista muestra un proceso por el que pasa la fe de los cristianos y
por el cual pasa también mi fe, en este se pueden identificar siete elementos de reflexión.
Veamos:

1. María Magdalena vio que la piedra la habían retirado del sepulcro…


De nuevo aparece el primer día de la semana: La Resurrección al tercer día es una fórmula
de venerable antigüedad. Pablo la recibió en el momento de su conversión y la transmite y
recuerda a los Corintios (1Cor 15,1-8). La textura de esta fórmula corresponde al mundo
del pensamiento semita o hebreo en el que se pensaba que al cuarto día comenzaba a
corromperse el cadáver, como se destaca en el caso de Lázaro (Jn 11,17). Con lo que se
quiere indicar que Jesús no experimentó la corrupción (Salmo 15). La vida en Cristo
Resucitado pasa por esa clave: No experimentar la corrupción. María Magdalena fue al
sepulcro muy temprano; estaba todavía oscuro. Las condiciones externas para ver y
entender la Resurrección, en un primer momento no estaban dadas. A pesar de estar
oscuro, ya el sepulcro vacío; nos sucede a veces a nosotros, la experiencia del Resucitado
no significa de plano, que todo sea claro para quien se acerca allí. Ella vio que la piedra la
habían retirado del sepulcro, porque llegó primero, aquí no aparece la preocupación que
nos relata Marcos 16, 1: “¿Quién nos retirará la piedra del sepulcro?”. Ella simplemente
entró y reaccionó ante lo que había visto.

2. “Se llevaron del sepulcro al Señor” …


María Magdalena vio que faltaba lo esencial dentro de la tumba: el cuerpo. Se percató de
que el sepulcro estaba vacío, sin reparar en los objetos que había allí. Relata Juan que se
fue corriendo donde Simón Pedro y el otro discípulo. ¿Por qué a ellos? Uno era el líder y el
otro el único que se mantuvo fiel; de seguro también iban camino de la tumba. El interés
de Juan se centra en el hecho del sepulcro vacío (experiencia fundante de fe), más
adelante presenta las apariciones (confirmación de la fe). “Se llevaron del sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo pusieron”, llama la atención la abundancia de detalles y
pormenores en este relato. Es muy posible que Juan hubiese escuchado la versión de los
guardas que presenta Mateo 28,11-15, por eso es factible que esta expresión esté
conectada con la noticia emanada de los judíos, que los discípulos habían robado el
cuerpo del Señor y que no había resucitado de entre los muertos. Así que, según Juan,
María Magdalena es la primera en testimoniar la resurrección y también es la primera en
no entender qué estaba
pasando.

3. El otro discípulo llegó primero, vio, pero no entró…


Pedro y el otro discípulo se fueron al sepulcro; los dos iban corriendo juntos. ¿Por qué
corrían? Algo les movió a ir de prisa al lugar. El otro discípulo corrió más que Pedro y llegó
primero; quizás era más joven, pero también menos decidido; se asomó y vio los lienzos,
pero no entró. Fue él quien vio primero un signo providencial (los lienzos y el sudario), que
pasaría después a convertirse en componente de la tradición sobre el Resucitado, pero se
quedó a la espera; tampoco entendió en el primer momento.

4. Pedro entró y vio algo más…


Pedro llegó detrás y entró: Fue más arriesgado, dio el paso hacia adentro de la tumba, vio
los lienzos y el sudario, enrollados y en un lugar aparte; La abundancia de detalles subraya
la veracidad de la Resurrección y descubre el motivo de la fe de Pedro. Importan los
detalles, porque cuando se roba un cuerpo de un sepulcro no se pone tanto cuidado en
dejar las ropas que llevaba de la manera que refiere el evangelista. Se lleva todo y se
desprenden piezas que quedan desordenadamente. El conjunto subraya el realismo de la
Resurrección, pero también significa que “Alguien más” hizo una tarea importante,
porque el mismo muerto no hubiese podido quitarse las vendas y el sudario; el signo es
claro para evidenciar la mano de Dios Padre, sin la cual la Resurrección hubiese sido
imposible. La Resurrección del ser humano no es un asunto que suceda por logros de la
propia mano; es imposible así, incluso en el mismo Hijo de Dios; Juan lo entendió así y de
esa manera lo relató.

5. El otro discípulo entró después y al ver aquello creyó…


¿De qué hablarían Pedro y el otro discípulo? ¿Hubo palabras en ese momento? La fuerza
de convicción está en la revelación de Dios como lo va a indicar enseguida mediante la
reacción del "otro discípulo", el discípulo amado: “Al ver aquello creyó”, ese discípulo tuvo
por él mismo una experiencia personal del sepulcro vacío. Aunque la carrera de los dos
discípulos al sepulcro confirma nuestra seguridad, la experiencia del sepulcro vacío
requiere la iluminación interior para comprender lo sucedido realmente. Está de frente
ante la evidencia, pero necesita tiempo para captarla. ¡Lo mismo que le pasó a la
Magdalena! Eso es lo que quiere decir Juan cuando afirma, quizás de sí mismo, “vio y
creyó”. El discípulo amado ve los "signos" y cree en que Jesús estaba vivo de otra forma y
para siempre.

6. Ellos todavía no entendían lo que dice la Escritura…


Hasta ese momento ellos no habían entendido la Escritura, pero desde aquel momento se
sienten encontrados, alcanzados y transformados por la Palabra de Dios; Juan hace ver
que el sepulcro vacío es la señal principal que nosotros necesitamos para concretar y
encarnar la fe, las apariciones confirmarán esta experiencia de fe. Los discípulos del
tiempo de Jesús necesitaban en cierto modo la visualización de aquella maravilla que
desbordaba todos sus planes y todas sus esperanzas. Los discípulos de hoy necesitamos la
certeza de la Palabra de Dios: “Debía resucitar de entre los muertos” (Jn 20, 9). Ellos
entonces volvieron a casa. El
encuentro de los Apóstoles con Jesús vivo y resucitado, que viene después, hizo que su fe
fuera más profunda, más sólida. Obsérvese el orden: primero la fe, luego las apariciones.
Así que el mensaje del sepulcro vacío es la firmeza de la fe y las apariciones confirman la
experiencia de fe. Jesús Resucitado es la respuesta al interrogante más hondo incrustado
en la intimidad del hombre: el anhelo de estar vivo, de vivir, de vivir siempre y de vivir
feliz: soy yo quien hago que Jesús aparezca resucitado hoy.

7. ¿Mujer porqué lloras? ¿A quién buscas?...


María Magdalena se quedó llorando en la tumba vacía. Ella se encontró con una persona
real que le hablaba, uno de carne y hueso, al punto que lo increpa... Jesús Resucitado le
hace dos preguntas: ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? Al hacer estas dos preguntas él
reconoce en ella un sentimiento humano de tristeza, pero también que, a pesar de esa
tristeza ella no se da por vencida y sigue buscando. Jesús reconoce que la Magdalena no
se quedó con el lamento y por eso la vuelve a llamar por su nombre: “María”. El llamado
que nos hace Jesús es del Resucitado, que nos llama por nuestro nombre, es un llamado
personal al ser humano, con la misma voz, la misma manera de pronunciar el nombre; ella
lo descubre por algo humano que había en él y que ella identificaba bien: su voz. María
Magdalena buscaba a Jesús según un cierto modo y lo vuelve a encontrar de otra forma.
La aparición del Resucitado a María Magdalena confirma su fe, su amor, y su servicio, pero
al mismo tiempo hace tomar conciencia que debe “soltar” a Jesús y asumir su propia
misión: anunciar la resurrección a los apóstoles. Juan reconoce la tarea encomendada a
María Magdalena, de ser la primera predicadora de la Buena Noticia. Ella se fue: “he visto
al Señor y ha dicho esto” (Jn 20,18).

ANUNCIAR

Pregunta para la Meditación

El Evangelio de Juan nos ha presentado un camino de fe, un ir creciendo paso a paso que
nos lleva al encuentro con el Resucitado. Pedro, el otro discípulo y María Magdalena,
inician con el deseo de tener una experiencia íntima con Jesús; al iniciar no es muy clara,
pero al ponerse en camino, se encuentran con la experiencia del sepulcro vacío, una
experiencia de vida interior para comprender lo sucedido realmente, las apariciones
confirmarán esta experiencia de fe a través del llamado, el encuentro con los hermanos y
la misión de anunciar la experiencia de la Resurrección a todos: “He visto al Señor”.

 El animador del encuentro entrega a cada participante en una tarjeta la pregunta


de meditación y ofrece un tiempo prudente para que se desarrolle en ambiente de
silencio, quietud y reflexión.

r la vivencia y misión del Sacramento de la Confirmación, a partir del camino de fe personal que me propone Jesús R
 Este momento se concluye con un canto.

Compromiso misional sinodal

El Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024 me invita a redescubrir el camino de fe que me


propone el Resucitado: Escuchar su voz en la realidad que me rodea, reconocer su
presencia en los hermanos, anunciar su mensaje a una humanidad fracturada y a una
Iglesia herida, para confirmar el amor incondicional del Cristo Resucitado en mi vida. ¿Cuál
es tu compromiso?

 El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.

4. Oración final

Se invita a todos a entonar: Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Se concluye con esta oración:

Oh Dios de vida: Profesamos nuestra fe en Jesús y le reconocemos como nuestro


Señor y Salvador. Haz que le escuchemos cuando nos anuncia su Buena Nueva de
salvación como un mensaje de vida. Que nosotros también sepamos oír su voz
cuando clama a nosotros en los hermanos necesitados, o cuando nos habla
sencillamente en hermanos que nos confían sus alegrías y esperanzas, que seamos
capaces de confirmar su fe y su amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

5. Despedida

Hermanos y hermanas: Jesús nos dice como a María Magdalena: Déjame, suéltame… No
intentemos poseer a Jesús para nosotros solos, en exclusiva. Vayamos a nuestros
hermanos y hermanas a confirmar su fe, compartamos con ellos a Jesús, como el Señor de
vida que nos alza por encima de nosotros mismos haciéndonos con él hombres y mujeres
“para los demás”. Para poder lograr esto, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.

Nos vemos mañana. Buena noche.

6. Compartir
La organización parroquial ofrece a los participantes un pequeño compartir: un dulce, un
café, una galleta, etc.
TERCER ANUNCIO

“CON JESÚS VIVO, SUPERAMOS EL DESÁNIMO”

En el camino de Emaús, lo reconocieron al partir el pan

1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas: Llegamos a este tercer anuncio y a nosotros


nos puede pasar como a los discípulos de Emaús: que en el camino de nuestra vida
estemos como peregrinos desalentados y sin ilusión. Sin ser conscientes de la presencia de
Dios, viajamos, conversamos con extraños o con amigos, somos indiferentes, tenemos
poca esperanza. Pero, cuestionados por las palabras y la presencia del Señor Resucitado,
seguimos caminando con él como con nuestro hermano y Señor, le reconocemos en los
hermanos y, de modo particular, “al partir el pan” en nuestras asambleas eucarísticas, y
así llegamos a ser un pueblo de esperanza. Le reconocemos también en la generosidad
con los hermanos, cuando compartimos los unos con los otros lo que tenemos. Y si lo
hacemos así, la gente seguramente reconocerá también a Jesús en nosotros. Participemos
de este encuentro en ambiente de fraternidad y Sinodalidad.

2. Canto: Por la calzada de Emaús.

Oración por el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 - 2024

3. VER.

Verdad central:

Jesús Resucitado nos anima, a reconocerlo en la fracción del pan.

Signo: El Sacramento de la Eucaristía:


1. El animador presenta a los participantes del encuentro los signos externos del
sacramento de la Eucaristía: pan, vino, altar, cáliz, patena.
2. Luego el animador hace las siguientes preguntas: ¿Cómo vivimos la experiencia del
Sacramento de la Eucaristía en nuestra vida cotidiana? ¿Cómo nos anima la
presencia eucarística? ¿Qué nos falta para crecer en la experiencia de fe desde la
Eucaristía? Se dan algunos minutos para la reflexión personal.
3. El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.
4. Cuando hayan terminado las aportaciones, el animador hace un resumen de lo
compartido por el grupo.

Recuerda lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica:


No 1323: Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su
ESCUCHAR

Encuentro con la Palabra de Dios

El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio de
Lucas: Lucas 24,13-35.

Siete claves del Anuncio

El desánimo es un sentimiento frecuente en el ámbito de la vida cristiana, los motivos


suelen ser tanto internos, como externos; es decir, asociados a la realidad personal de
cada uno de nosotros, o bien a situaciones sociales o eclesiales que desalientan. Una
manera de ver el desánimo es desde el estado en que se encuentren las virtudes
teologales en cada persona: Una fe debilitada, una esperanza fracturada, una caridad
egoísta. Es un hecho que estos asuntos están más a la mano de lo que se piensa. Pero la
superación del desánimo debe encontrar razones fundamentales y caminos de solución
real; de lo contrario, se agrava. Nos acercamos ahora al conocido texto de Lucas 24,13-35:
Los discípulos de Emaús. Este pasaje tiene una gran riqueza humana y espiritual,
meditemos:

1. Por el camino de Emaús…


Emaús se encontraba a unos 10 km de Jerusalén; su nombre significa “primavera
templada”. Es algo así como volver de regreso sobre lo que ya conozco, me gusta y no me
trae problemas. Pero Lucas identifica Emaús como “el lugar donde se completa el camino
de Jesús y se inicia la misión cristiana”. El episodio nos muestra a dos seguidores de Cristo,
dos cristianos, que han perdido el rumbo en su vida. Habían seguido a Cristo, con gran
ilusión, pero después de ver al Maestro crucificado todas sus esperanzas se habían
esfumado, dejando un vacío en su corazón. Todos pasamos por momentos así en nuestra
vida: escepticismo, nada nos convence, hay una cierta crisis de fe, por la cual vemos todo
sombrío a nuestro alrededor; desencanto de las instituciones y sentimientos de estar en
una “sin salida”. El texto del Evangelio nos invita a identificarnos con estos dos discípulos.
Son muy semejantes a nosotros, muy humanos: han visto el aparente fracaso de Cristo;
escépticos, reaccionan como hubiésemos reaccionado nosotros mismos: abandonando
todo y volviendo a una vida tranquila, cómoda, en Emaús. Habían visto los milagros de
Cristo, habían gozado de su presencia, habían saboreado sus enseñanzas, tal vez incluso
habían repartido los panes en la multiplicación. Pero ahora... todo había acabado: “Él
estaba muerto”. Cleofás era parte de un grupo mayor de hombres y mujeres que habían
sido seguidores de Jesús durante los últimos tres años, quizás pudo ser parte de los 70. El
presenció el arresto de Jesús, el juicio y la crucifixión y ahora evidentemente se volvía a
casa desanimado (24,17b) para comenzar con su vida nuevamente. Algo así como “volver
a empezar de cero”. Nos pasa también a nosotros.

2. “¿De qué van hablando por el camino? …


Un extraño, viajando desde Jerusalén como ellos, se les une. Nosotros sabemos quién es
ese extraño -es Jesús Resucitado, pero ellos no sabían porque, dice el texto, “sus ojos
estaban retenidos para que no le conocieran.” La voz pasiva de esta frase, expresa
claramente que ellos estaban impedidos para reconocer a Jesús caminando junto a ellos;
iban con “aire entristecido”; era algo que les venía de fuera; no lo estaban provocando...
alguien más se los impedía. ¿Quién impedía que sus ojos lo reconocieran? ¿Era Dios para
enseñarles ciertas cosas? Quizás sí... Había una nueva forma de conocerle, pero ellos no la
habían experimentado aún; una nueva manera de evidencia, que no pasaba por las
categorías de lo habitual, de lo intelectual. Jesús no les está preguntando por el tema de
su conversación (intelectual), sino por qué discutían (afecto). Les pregunta más bien por
los motivos de su desánimo. “¿De qué vienen discutiendo?” Su lamento y desánimo
provocaban discusión. Así que la pregunta de Jesús no va a la forma, sino al fondo de su
conversación. Lo curioso es que ellos le responden en esa línea; le dan cuenta de su
desánimo. Así entonces, comienza a hablar con ellos.

3. ¿Eres tú el único que no sabes lo que ha pasado?” …


Cleofás y su amigo regresan a su tierra, pero regresan vacíos, insatisfechos; en el fondo,
saben que les falta algo, o mejor, les falta todo. Perdieron su tiempo; perdieron ese
“alguien por quien vivir” y van de regreso en busca de un nuevo “alguien”. Se sienten
como nosotros a veces... sin alguien por quien luchar o por quien vivir, descontentos,
inconformes, solos, confundidos y sin tener para donde escapar... La única solución es
‘volver a casa y empezar de nuevo’. ¡Qué humano es el Evangelio! Y sobre todo ¡qué bien
conoce Cristo el corazón humano! Sabía que el desánimo, el sinsentido, el cansancio en
nuestra vida, los momentos oscuros, nos asaltan en cualquier momento y nos pueden
hundir.

4. Nosotros esperábamos que Él nos libraría… desánimo.


Resulta que ellos han visto los milagros de Jesús, etc., y han creído en él como el Mesías.
Ellos han apostado toda su vida a que Jesús era el Mesías, el Único que restauraría Israel a
su posición de poder. “Contábamos con él y él fue y se hizo matar. Él era un profeta,
poderoso en palabras y en obras, pero ni siquiera pudo manejar a los supremos
sacerdotes y gobernantes. ¡Estábamos apostando por él y ahora el hombre está muerto!”.
Esta es quizás la causa más común de nuestro desánimo: “Nosotros esperábamos” pero no
llegó, no sucedió (cargos, milagros, servicios, favores). ¿Qué pasa cuando pones todas tus
esperanzas en alguien y luego no cumple? ¿Qué ocurre cuando tú realmente te entregas a
algo y luego te das cuenta que no merece tu confianza? Te has preguntado: ¿A qué te
sabe la decepción? ¿Cómo afrontarla? La decepción, es la emoción que sentimos cuando
no conseguimos el resultado que queremos o esperamos. Cuando la realidad no se ajusta
a lo que pensamos que "debería ser", se produce en nosotros una decepción (a menudo
combinada con resentimiento o frustración), a veces con una intensidad que nos golpea
con fuerza.

Tal vez algunos de nosotros hemos puesto nuestras esperanzas en una relación o en un
trabajo y ha sido destrozado, o no nos dio la satisfacción que esperábamos que nos diera,
con frecuencia escuchamos estas frases: “Busqué una relación con una persona, para
superar mi desánimo... yo esperaba que ella me quisiera tanto como yo la amaba, pero no
fue así”; “Yo esperaba que esta relación llenara el vacío en mi corazón, pero no ha
ocurrido.”; “Yo esperaba que este nuevo trabajo traería un sentido de propósito a mi vida,
pero no ha ocurrido”; “Yo esperaba que esta nueva comunidad de fieles me posibilitaría
comenzar mi vida todo de nuevo, pero no ha ocurrido”; “Yo esperaba que me pagaran
bien, pero no fue así” ... “Yo esperaba.” Este es a menudo el punto en el cual comenzamos
a considerar a Jesús seriamente y entonces nos preguntamos ¿qué le pasa a Jesús con
nosotros? He ahí la pregunta con la que inicia el desánimo. El mayor desánimo sería
entonces llegar a pensar que Jesús no me cumplió. No existe mayor desánimo que apuntar
tus esperanzas en Jesús, y luego ver cómo se te van todas al suelo. “Yo esperaba que él me
libraría de este hábito destructivo, de este vicio, de esta soledad terrible, de este conflicto
agonizante, etc. - pero no lo ha hecho”. Entonces preguntémonos ¿Dónde más acudes
cuando Jesús no te responde como esperas?

Cuando caemos en el desánimo los ojos se nos nublan y los oídos se nos cierran, no
escuchamos el clamor del pueblo. “Sí, algunas de las mujeres discípulas reportaron que la
tumba estaba vacía y contaron que unos ángeles les habían dicho que él había resucitado;
pero eran sólo mujeres”. Pedro y otros verificaron lo reportado acerca de la tumba vacía;
pero ellos no vieron a Jesús caminando por ahí. No lo hemos visto vivo; sólo supimos que
su tumba estaba vacía. Le dimos tres días (ese día iban de regreso) y no pasó nada, así que
nos vamos a casa. Si quieres que volvamos a Jerusalén, nosotros tendremos que ver su
cara. Si quieres que vuelva a Ti, ¡Señor, dame la cara! ¿Le has dado alguna vez un
ultimátum a Dios? ¿Has dicho alguna vez, “Te dije lo que necesitaba, oré cada día por eso,
te di un mes para proveerlo, pero no cumpliste, así que me voy a mi casa...” ¡La verdad es
que Dios no coopera mucho con nuestros ultimátum hacia ´El! Eso lo sabemos bien.

5. “Qué necios y torpes sois” …


Las palabras son aún más fuertes: “Insensatos y tardos de corazón”. Volvamos atrás.
Mientras van de camino, un desconocido se acerca a estos dos discípulos y empieza a
caminar con ellos. El camino es largo, y se hace más llevadero en compañía de alguien. El
camino de regreso es largo y aburrido y Jesús lo sabe. Es ahí donde él aparece, sale al
encuentro en el camino de regreso. Pasando por un simple desconocido, es Jesucristo que
se acerca a ellos, toma la iniciativa, callado comienza a escucharlos, se interesa por sus
preocupaciones. Les presta atención. ¡Cuánta paciencia del Señor! Conocía
perfectamente, detalle a detalle, todo lo que le estaban contando, pero quiere oírlo salido
de sus labios, incluso con ese tinte de pesimismo que reinaba en el corazón de los de
Emaús. He aquí una excelente imagen de lo que es nuestra oración cristiana: Jesucristo
conoce mis necesidades, mis problemas, pero quiere que acuda a Él, que me queje con El,
que me desahogue contándole mis problemas; quiere que yo se lo diga.
A continuación, comienza su obra. Los ha escuchado, se ha ganado su confianza, y ahora
empieza su labor: Les explica las Escrituras (desde Moisés a los profetas) y les repite lo que
durante su vida mortal les había dicho varias veces: el Mesías va a padecer y morir, y
después va a resucitar. ¡Ustedes escucharon y lo sabían, pero no lo han aceptado, no lo
han hecho propio, no lo han querido entender! ¿Cómo trata Jesús su desánimo? La
solución de Jesús al desánimo... “¡Una vaciada!” “¡Qué torpes son ustedes!” Esta no es una
manera muy amable de hablarles a estos hombres desanimados, pero eso es lo que dice
Jesús. Él toma una vía de reacción; los hace reaccionar. ¡Cuánto nos falta a nosotros
reaccionar! Pero, ¿por qué no entendían?, ¿Por qué estaban deprimidos? Simplemente
porque ellos no sabían ni creían “todo lo que los profetas habían hablado”; no lo
comprendían. La causa del desánimo de los discípulos de Emaús es que no lograban
comprender. No comprendían porque no aprendieron la lección completa; ellos sólo
aprendieron y creyeron la parte que les atraía: acerca del Mesías entrando en gloria. A
ellos no les interesaba la parte del Mesías sufriendo. Ellos sólo tenían una perspectiva
bíblica selectiva y parcial con respecto al Mesías, y no era lo suficientemente grande como
para incluir su rechazo y ejecución. “Nos gusta la fama y el prestigio, pero no el desprecio
y la persecución”. Su visión del mundo no era suficientemente bíblica para manejar esto -
así que estaban destrozados y desalentados.

6. “Quédate con nosotros. Señor, porque atardece” …


El desconocido hace ademán de seguir adelante. No quiere imponerse a mi libertad; se
propone, y espera que yo dé el paso hacia Él: “Quédate con nosotros, Señor”. De
desconocido ha pasado a ser el invitado de honor; aún más, a ser el que preside la cena.
Así actúa Jesucristo: sabe que le necesitamos, que es la luz para nuestra oscuridad, incluso
para los espacios más sombríos de nuestra vida, esos que no queremos que nadie sepa...
los que nos avergüenzan... y se nos acerca poco a poco, nos va iluminando, y suscita en
nosotros esa hermosa petición: “Quédate con nosotros”. El cambio de estos discípulos es
sólo cuestión de minutos: Ellos finalmente, dejaron una rendija abierta a la esperanza, y la
Esperanza fue penetrando, fue abriendo la puerta, y les invadió plenamente. Hay un
detalle interesante en Lucas 24,28: ¿Por qué Jesús actuó como si tuviese que ir más lejos?
El texto no lo explica claramente, pero sus respuestas nos dan una pista: Jesús va de prisa,
no quiere que se le haga tarde. Ellos “le presionaron, le forzaron, a quedarse”, ya es tarde”
(Lc. 24,29). Estemos atentos a ese detalle; el tiempo pasa, a nosotros también se nos está
haciendo tarde, porque ¡Jesús va de prisa!

7. Lo reconocieron al partir el pan…


Jesús se sentó a la mesa con ellos, participó de la mesa que ellos tenían en su lugar de
retorno, después de su regreso desanimado. Pero Él “tomó el pan y lo bendijo, lo partió y
se los dio”: La evocación de la Última Cena, como episodio que se debe repetir
frecuentemente nace precisamente aquí en Emaús. La segunda Eucaristía de Jesús no fue
en Jerusalén, sino en Emaús, es decir, justamente en el lugar donde ellos habían decidido
huir, para rehacer sus vidas, en la cotidianidad, en el desánimo. Y fue allí donde se les
abrieron los ojos... no a los Apóstoles, sino a estos otros discípulos: no fue en la Última
Cena
del Nazareno sino en la primera Eucaristía del Resucitado. He aquí la nueva forma de
conocerle, de descubrirle, pero que ellos no habían experimentado aún. Jesús se deja
conocer al partir el pan; se muestra presente en el misterio de la Eucaristía. Pero al
reconocerlo físicamente, él desapareció. Jesús se fue, pero el pan partido y distribuido por
él quedó allí, dentro de ellos y dispuesto sobre la mesa. He ahí los lugares privilegiados
para el pan de Cristo: la Palabra, la mesa y la vida. La cena ya había empezado de camino,
con la conversación sobre las Escrituras; faltaba servir el pan en la mesa y alimentar la vida
de ese Pan. Es por eso que Emaús completa el acontecimiento de la Resurrección.

ANUNCIAR

Pregunta para la Meditación

¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba? Sus palabras clavaban su corazón y
producían ardor en el alma. El resultado no podía ser otro: volver a salir de Emaús y
regresar a Jerusalén. Los discípulos del Resucitado se levantaron temprano y volvieron a
Jerusalén. Sin embargo, el efecto de Jesús, sentado a la mesa con ellos partiendo el pan no
es otro que volver a Jerusalén a contar a todos ahora no una, sino tres cosas: 1) Resucitó,
2) lo vimos y
3) nos sentamos a la mesa y comimos con él.

 El animador del encuentro entrega a cada participante en una tarjeta la pregunta


de meditación y ofrece un tiempo prudente para que se desarrolle en ambiente de
silencio, quietud y reflexión.

mentamos la fuerza del Sacramento de la Eucaristía, en los momentos de desánimo que vivimos en la vida personal

 Se termina este momento con un canto.

Compromiso misional Sinodal

En estos últimos años en nuestra Diócesis de Pasto se ha perdido el entusiasmo inicial de


la Evangelización y se ha bajado la guardia; se tienen actitudes de cansancio, desánimo,
rutina, resistencias, competencias, “carrerismos”; se reclama el testimonio de
comunidades vivas y dinámicas, auténticamente fraternas, reconciliadas y reconciliadoras.
El Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, nos invita a redescubrir el valor y la fuerza de la
celebración Eucarística, en la vida y misión de la Iglesia, que ayuda a superar todo
desánimo pastoral.
¿Cuál es tu compromiso?

 El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.


4. Oración final

Se invita a todos a decir: Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Se concluye con esta oración:

Señor Dios nuestro: Hemos escuchado las palabras de tu Hijo que cuestionan
nuestra apatía, desánimo y pesimismo, y él ha movido nuestros corazones. Nos
hemos sentado a la mesa con él y él ha partido de nuevo para nosotros el pan de sí
mismo y de su Palabra. Envíanos ahora en misión a nuestros hermanos y hermanas,
para llevarles la Buena Noticia salvadora: Que tu Hijo está vivo y resucitado y que
ahora podemos realizar juntos, unos con otros, en fraternidad, este viaje de vida y
esperanza, como lo es nuestro Sínodo Pastoral Diocesano. Te lo pedimos en el
nombre de Jesús, el Señor, que vive contigo y permanece con nosotros, ahora y por
los siglos de los siglos. Amén.

5. Despedida

Hermanos y hermanas: Ojalá también nosotros pudiéramos decir con los discípulos de
Emaús: ¿No sentíamos arder nuestro corazón mientras Jesús caminaba con nosotros por
el camino y nos revelaba su Buena Noticia?, “Quédate con nosotros Señor” para que tu
Palabra y tu presencia Eucarística nos ayuden a vencer todo desánimo en nuestra tarea
evangelizadora. Que la ayuda de la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu
Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

Nos vemos mañana. Buena noche.

6. Compartir

La organización parroquial ofrece a los participantes un pequeño compartir: un dulce, un


café, una galleta, etc.
CUARTO ANUNCIO

“LA CONVERSIÓN, CAMINO DE LA PASCUA”

En la orilla del mar, reconocieron que “Es el Señor”

1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas: En este cuarto anuncio miraremos como los
cuatro evangelistas subrayan la dificultad de los discípulos en reconocer a Jesús
Resucitado y la necesidad de un proceso de conversión. Primero, no se dan cuenta de que
él está allí, lo toman sólo como un extraño; después, normalmente como consecuencia de
una palabra o acción de Jesús, caen en la cuenta de que es el Señor; y habitualmente, los
primeros en reconocerle son los que más le aman, “el discípulo amado”. La apariencia del
Señor Resucitado es completamente diferente de la del Jesús que habían conocido antes
de su muerte y resurrección. Es necesario una verdadera conversión de corazón, de mente
y de espíritu para reconocerle en los hermanos y seguirle en el camino de la historia.
Participemos de este encuentro en ambiente de fraternidad y Sinodalidad.

2. Canto: Pescador de hombres.

Oración por el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 - 2024

3. VER.

Verdad central:

Jesús Resucitado sale a nuestro encuentro y nos invita a la conversión.

Signo: Los Sacramentos de Curación: Reconciliación y Unción de los enfermos.


1. El animador presenta a los participantes del encuentro los signos externos del
sacramento de la Reconciliación: estola, Biblia, crucifijo, reclinatorio, óleo.
2. Luego el animador hace las siguientes preguntas: ¿Cómo vivimos la
experiencia de los Sacramentos de curación en nuestra vida cotidiana y en la
vida parroquial? ¿Cómo experimentamos el llamado a la conversión que nos
hace el resucitado?, ¿Qué nos falta para crecer en la experiencia de
conversión? Se dan algunos minutos para la reflexión personal.
3. El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.
4. Cuando hayan terminado las aportaciones, el animador hace un resumen de lo
compartido por el grupo.

Recuerda lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica:


No 1421: El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y
ESCUCHAR

Encuentro con la Palabra de Dios

El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio:
Juan 21,1-13.

Siete claves del Anuncio

El texto de Juan nos dibuja un escenario muy bien estructurado: un ambiente: el mar de
Tiberiades; unos personajes: Pedro y los otros discípulos; un lugar: la barca en el mar; un
problema: la noche anterior no habían podido pescar; una presencia del Resucitado, que
no reconocieron; un obsequio: una pesca milagrosa; y una actitud: la conversión. Todo se
centra en el reconocimiento del Resucitado, por parte de del Discípulo Amado y de Simón
Pedro, la reacción de los discípulos y un banquete con el Resucitado (Eucaristía). Vamos a
ver qué nos dice este texto:

1. Vamos a pescar contigo…


Los discípulos entre ellos Pedro, el “pescador de hombres” vuelve a su antiguo oficio,
como pescador de peces. AI final de aquellos tres años de convivencia, los discípulos
volvieron para Galilea. Un grupo de ellos está de nuevo ante el lago. Pedro retoma el
pasado y dice: “¡Voy a pescar!” Los otros dijeron “¡Nos vamos contigo!” Así, Tomás,
Natanael, Juan y Santiago junto con Pedro tomaron el barco y fueron a pescar. Se trata de
una decisión individual de Pedro; pero su iniciativa arrastra a los demás. La pesca es figura
de la misión, pero la noche se opone a las indicaciones de Jesús en Juan 9,4: “Tenemos
que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando
nadie puede trabajar”. Así que, el escenario del texto nos muestra a Pedro retomando la
misión, pero en una circunstancia equívoca, según el querer de Jesús. La noche significa la
ausencia de Jesús, luz del mundo. El resultado es una misión, que, a pesar de ser iniciativa
de Pedro, no produce fruto: "no cogieron nada". Todos los componentes eran correctos,
pero faltaba algo esencial: la acción del Resucitado. Juan muestra que los discípulos
retomaron la vida del pasado como si nada hubiese acontecido, pero insiste en que ya
algo había acontecido;
¡algo estaba ocurriendo! La noche fue frustrante y ellos volvieron a la playa cansados y
seguramente contrariados, pero el pasado no volvió de la misma manera.

2. El Resucitado sale a su encuentro...


Jesús Resucitado se dirige a ellos de una manera afectuosa: "Muchachos", chiquillos. Está
claro que inicialmente ellos no sabían que era Jesús y que no lo reconocieron. La
respuesta negativa, simple “No”, hace reconocer que la noche había sido frustrante y que
no pescaron nada. Ellos habían sido llamados a ser pescadores de hombres (Mc 1,17; Lc
5,10), pero volvieron a ser pescadores de peces. ¿Qué pasó con los tres años y algo más
vividos con Jesús? De seguro la experiencia de no contar con él en ese momento podría
generar una
frustración aún mayor. La luz de la mañana coincide con la presencia de Jesús y el lugar de
los hechos es la playa, que es un escenario simbólico de límite entre la tierra y el mar; la
playa representa “el mundo” donde se ejerce la misión. Pero esta vez hay un detalle
importante: Jesús se queda en la tierra firme y ellos dentro del lago. Él no está haciendo
las cosas directamente, sino que su acción se ejerce por medio de los discípulos. El ya no
camina sobre las aguas, sino que está en la playa, el límite entre tierra y mar. Él está
ubicado sobre el mundo.

3. Echen la red y encontrarán...


La escena se repite nuevamente, como volviendo al pasado... ¡Vuelvan a echar las redes!
pero del lado derecho; es decir, “cambien de lugar y de modo”; es decir, vivan la
conversión, entonces van a encontrar. Ellos hicieron algo que, probablemente, nunca
hubiesen hecho en su vida: cinco pescadores experimentados obedecen a un extraño que
manda hacer algo que contrasta con su experiencia. Jesús Resucitado, aquella persona
desconocida que estaba en la playa, mandó que echaran la red por el lado derecho de la
barca, él nos invita a cambiar de esquemas metales, de trabajo, de relaciones. Ellos
obedecieron, echaron la red, y fue un resultado inesperado. La pesca con red significa en
los evangelios la misión de los Apóstoles. ¡La red se llenó de peces! ¡Cómo era posible! La
echaron y no tenían en absoluto fuerzas para tirar de ella por la cantidad de los peces. Al
seguir la indicación de Jesús (21, 6), la pesca es inmediata y abundante.

4. El Reconocimiento del “discípulo amado” y de Pedro.


Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: “¡Es el Señor!” Esta intuición lo
aclara todo. Su proximidad de siempre a Jesús y el resultado inesperado lo llevan a
identificar rápidamente que Él está ahí. La cercanía al corazón de Jesús nos hace
reconocerlo en todos los hermanos y en todas las circunstancias. Pedro se tira al agua,
mientras que los otros discípulos fueron detrás con el barco arrastrando la red llena de
peces. El gesto de Simón Pedro, así llamado todavía, es símbolo de conversión, de cambio,
de reconciliación. Él al oír que era el Señor, se ató la prenda de encima a la cintura, pues
estaba desnudo, y se tiró al mar. Pedro se singulariza de nuevo y se tira al agua para llegar
más deprisa cerca de Jesús; sin embargo, Jesús no reacciona ante este gesto particular.
«Tirarse al mar» señala la nueva actitud de Pedro. Pedro, que hasta ese momento no
había estado dispuesto a dar la vida con Jesús (Jn 13,23; Jn 18,15; Jn 20,2), no lo
reconoció, sino cuando el discípulo amado se lo dijo; es entonces cuando “se lanza al
agua”.

Para indicar el cambio de actitud de Pedro se utiliza un lenguaje simbólico: la oposición


desnudez-vestido y la acción de tirarse al agua. En el primer simbolismo, la clave está en la
frase: “se ató ... a la cintura”, usada sobre Jesús cuando se ciñó el paño que significaba su
servicio hasta la muerte (Jn 13,4.5). Pedro estaba desnudo: no había adoptado la actitud
de Jesús; por eso la misión no ha producido fruto. Con la frase "se tiró al mar", Pedro
muestra su disposición a dar la vida. Ahora entiende el lavado de los pies Jn 3,7: «lo
comprenderás más tarde». Es el único que se tira al mar, por ser el único que ha
negado a Jesús. Pero,
como hemos dicho, Jesús no responde al gesto de Pedro, sino que se dirige siempre al
grupo. Los otros discípulos se aproximaron.

5. Jesús les preparó el alimento para todos…


El Evangelio de Juan muestra algo importante: la delicadeza y los detalles de Jesús. Dice el
texto que, llegando a tierra, vieron que Jesús había encendido unas brasas y que estaba
asando pan y peces. Pidió que trajesen unos peces más. E Inmediatamente, Pedro se
volvió a subir al barco y arrastró la red con ciento cincuenta y tres peces (153). El mismo la
cargó. Muchos peces, y la red no se rompió. Ciento cincuenta y tres equivale a tres grupos
de cincuenta (50) más un tres, que es el multiplicador. «Cincuenta» designa a una
comunidad del Espíritu (Jn 6,10); peces grandes equivale a «hombres adultos» (Jn 6,10; Jn
9,20s), es decir, acabados por el Espíritu. «Tres», número de la divinidad (Gn 18,2; Is 6,3: el
triple santo), que representa a Jesús (Jn 20,28). Con este número ciento cincuenta y tres
se representa a las comunidades del Espíritu (el fruto) que se multiplican en proporción
exacta con su presencia. La red no se rompe (Jn 19,24), de la túnica; unidad en la
diversidad (Jn 17,21): “que todos sean uno”. La invitación que nos recuerda
insistentemente el Papa Francisco: “en la Iglesia todos caben, en la Iglesia todos tienen un
lugar, la Iglesia acoge y llama a todos”.

6. y comió con ellos...


Jesús vuelve y llama: “¡Vengan a comer!" Él tuvo la delicadeza de preparar algo para
comer después de una noche frustrada sin pescar nada. Gesto bien sencillo que revela
algo del amor con que el Padre nos ama. “Quién me ve a mí, ve al Padre.” (Jn 14,9).
Ninguno de sus discípulos se atrevía a preguntar quién era él, pues sabían que era el
Señor. Llegó Jesús, cogió el pan y se lo fue dando, y lo mismo el pescado. Así ya por
tercera vez, dice Juan, se manifestó Jesús a los discípulos después de levantarse de la
muerte. Jesús invita a todos; él mismo ha preparado el alimento, como un amigo (Jn
15,13-15). Los discípulos no dudan de su presencia (Jn 14,21; 16,2). Esa tercera vez hubo
un cambio de modalidad: Jesús les pide que pongan el fruto del trabajo, para juntar dos
alimentos: el que ofrece Jesús, su persona, un solo pez y un solo pan y el que ofrecen los
discípulos; el amor ejercido en la misión los lleva al don de sí que alimenta a la comunidad.
La Eucaristía pone de presente dos dones: el don de Jesús a los suyos y el don de unos a
otros (Jn 1,16). Y evocando la Eucaristía, el evangelista Juan completó: “Jesús se acercó,
tomó el pan y lo distribuyó para ellos”. Sugiere así que la Eucaristía es el lugar privilegiado
para el encuentro con Jesús Resucitado.

7. Jesús Resucitado muestra un camino de conversión…


El texto de Juan dejaría así diseñado un proceso de conversión para vivirlo en la vida
cotidiana, para que nos lo apropiemos y lo encarnemos en nuestra vida e historia:
1. Tomar consciencia del pasado, de la noche, de la misión infecunda, incluso a pesar de
que algo ya había cambiado.
2. Confrontar la frustración por lo que no se logró, con la presencia de Jesús en tierra
firme, es decir, Él frente a mi vida: Yo en la barca, Jesús en tierra, al riesgo de no
haberme dado
cuenta todavía.
3. Jesús que me enseña lo que yo pensé que sabía hacer bien. Yo me doy cuenta de que la
cosa no andaba bien.
4. Al verificar esto, me doy cuenta de que era Jesús quien estaba encargándose de todo.
Yo tomo la decisión de dejar mi pasado en el pasado y me tiro al agua, tal y como estoy -
desnudo - aunque me ciño la cintura, es decir, me lanzo dispuesto a seguir su ejemplo.
5. Jesús prepara la mesa, él mismo sirve su ofrenda, pide mi ofrenda y me sienta a la mesa
con otros. De ahí parte de nuevo la misión de la comunidad y él se muestra evidente y
cercano.

ANUNCIAR

Pregunta para la Meditación

El Papa Francisco ha venido refiriéndose desde el año 2014 a un tema muy interesante:
“La cultura del encuentro”, que tiene como fundamento la conversión que hace al
creyente una persona capaz de salir al encuentro de otros; que no se encierra en sí mismo,
ni se queda en su propio mundo interno. “La cultura del encuentro requiere que estemos
dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros, aceptar al otro, a cambiar
esquemas individualistas”. Hay que salir del propio encerramiento y dejar atrás lo que nos
frustra. Tenemos que recuperar la capacidad de guardar silencio para escuchar. Hay cosas
que están pasando con nosotros y alrededor nuestro de las que no nos estamos dando
cuenta. La cultura del encuentro implica conocer el momento del mundo, de la Iglesia, de
la historia que estamos viviendo.

 El animador del encuentro entrega a cada participante en una tarjeta la pregunta


de meditación y ofrece un tiempo prudente para que se desarrolle en ambiente de
silencio, quietud y reflexión.

¿Cómo renovar el sentido y la fuerza de los Sacramentos de Reconciliación y Unción, en

 Se termina este momento con un canto.

Compromiso misional Sinodal

En estos últimos años el Magisterio de la Iglesia Latinoamericana ha pedido en muchas


ocasiones a través de sus documentos conclusivos conversiones personales, comunitarias
y pastorales. El camino del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, nos invita a vivir un
proceso de conversión pastoral que le permita a la Diócesis de Pasto una renovación en las
experiencias de comunión, participación y misión, como también una revisión de sus
estructuras, para anunciar la Alegría del Evangelio en nuestras comunidades.
¿Cuál es tu compromiso?

 El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.

4. Oración final

Todos recitan: Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Se concluye con esta oración:

Oh Dios y Padre nuestro: Por medio de tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro Resucitado,
nos has transmitido un mensaje de esperanza y nos has dado una persona única e
insuperable por quien vale la pena vivir. Libra nuestra fe de la frialdad y rutina,
llénanos con tu Espíritu de fortaleza, para que aprendamos a vivir con firmeza en
las inseguridades del cambio, exigidas por el Evangelio y por las necesidades de
los tiempos. Que nuestra vida cristiana dé testimonio del nombre de quien nos
salvó, Jesucristo Resucitado, nuestro Señor.

5. Despedida

Hermanos y hermanas: Animémonos unos a otros y ofrezcamos a todos salud interior,


amor y paz en el nombre de Jesús, nuestro Señor Resucitado. Pidamos la gracia de la
conversión y el cambio, para acoger a todos nuestros hermanos en el seno de la Santa
Iglesia y así poder cumplir el deseo de Jesús Resucitado, “que todos seamos uno para
Gloria de Dios Padre”. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

Nos vemos mañana. Buena noche.

6. Compartir

La organización parroquial ofrece a los participantes un pequeño compartir: un dulce, un


café, una galleta, etc.
QUINTO ANUNCIO

“A LA MISIÓN CON JESÚS RESUCITADO”

En la mesa del hogar, recibimos la misión de anunciar la Buena Nueva

1. Saludo: Queridos hermanos y hermanas: Llegamos al quinto anuncio de los encuentros


con el Resucitado y si realmente lo hemos encontrado con fe, nadie nos puede impedir el
proclamarlo a todos. Pero más impactante y más convincente que cualquier cosa que
digamos será el lenguaje vivo de nuestras actitudes y acciones. Ésa debería ser nuestra
experiencia, como fue la de los apóstoles. Vivimos la misma vida que otra gente, hacemos
las mismas cosas, pero deberíamos hacerlas de una manera diferente si es que realmente
hemos encontrado a Cristo. Esta es una invitación a vivir plenamente los sacramentos del
servicio de la comunidad: Matrimonio y Orden, desde la perspectiva del Resucitado que
nos invita a revivir la responsabilidad de custodiar la fe y el amor de Dios en la familia y en
la comunidad parroquial. Participemos de este encuentro en ambiente de fraternidad y
Sinodalidad.

2. Canto: Oración de la familia.

Oración por el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 - 2024

3. VER.

Verdad central:

Jesús Resucitado nos envía a la misión.

Signo: Los Sacramentos al servicio de la Comunidad: Matrimonio y Orden.


1. El animador presenta a los participantes del encuentro los signos externos de
los sacramentos de servicio: Argollas y ornamentos litúrgicos.
2. Luego el animador hace las siguientes preguntas: ¿Cómo aportan los
sacramentos de servicio a la vida y misión de la comunidad parroquial?
¿Cómo experimentamos el envío a la misión?, ¿Qué nos falta para conocer y
vivir estos sacramentos? Se dan algunos minutos para la reflexión personal.
3. El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.
4. Cuando hayan terminado las aportaciones, el animador hace un resumen de lo
compartido por el grupo.

Recuerda lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica:


No 1534 - 1535: Los sacramentos al servicio de la comunidad: el Orden y el Matrimonio, están ordena
En el sacramento del Orden, los bautizados son consagrados para pastorear la Iglesia en nombre de Cristo; los conyugues
Encuentro con la Palabra de Dios

El animador invita a los participantes a buscar en su Biblia la siguiente cita del Evangelio:
Marcos 16,9-15.

Siete claves del Anuncio

Nos acercamos en este encuentro al texto de Marcos 16,9-15, y observamos un tema que
resulta muy sugestivo y actual: “la incredulidad”. Es algo así como un rasgo característico
de este texto; sin embargo, eso también tiene su lugar pedagógico en la enseñanza del
Evangelio. Para los discípulos y para los primeros cristianos la fe en la resurrección era tan
evidente y tan vívida que no había necesidad de más pruebas. Por ejemplo, una persona
que toma el sol no se preocupa de probar que el sol existe; ella misma, bronceada por el
sol, es una prueba de que el sol existe. Es así como las primeras comunidades cristianas,
desde su estructura y ministerialidad, ellas mismas, al existir en medio de aquel imperio
inmenso y poderoso, eran una prueba viva de la resurrección. Esto quiere decir que este
texto de Marcos apunta a dar una respuesta a la incredulidad, de manera integral.
Meditemos:

1. Jesús se apareció a María Magdalena…


Al amanecer del primer día de la semana, nos recuerda que el contexto es el mismo de
relatos anteriores; guarda analogía. Además, el formato usado por Marcos pone de
presente el uso del antiguo método para contar las horas, que usaban los israelitas; es
decir, destaca el tema del tiempo. María Magdalena se encontraba, por decirlo así, entre
dos tiempos: el antiguo israelita y el nuevo tiempo del Resucitado. Era una situación en
algo parecida a la nuestra hoy, ya que vivimos entre el “tiempo de Dios” y el “tiempo de
los hombres”. Sabemos por propia experiencia que son tiempos distintos; las cosas de
Dios no suceden generalmente como nosotros las quisiéramos, lo que además nos mueve
a preguntarnos por el tiempo que queremos vivir y por nuestra disposición para abrirnos a
vivir realidades nuevas.

La primera aparición del Señor Resucitado fue a la Magdalena (Mc 16,9). El relato de
Marcos concuerda con la tradición joánica (Jn 20,11-18) pero se separa en este punto del
relato de Mateo que hablaba de dos mujeres (Mt 28,9-10). Pero en definitiva Jesús se dejó
ver Resucitado primero de las mujeres. No habría otra razón que su predilección por los
marginados y su reconocimiento por aquellas que llegaron primero, de mañana, a arreglar
su mortaja, es decir, a concluir el rito judío para enterrar a los muertos, que había
quedado inconcluso; esto quiere decir que ellas siguieron considerando la dignidad de
Jesús, incluso después de muerto. El narrador resalta una característica “De la que había
echado siete demonios”. Exegéticamente “demonios” significa lo que se opone al plan de
Dios y que al ser humano le causa males. La Magdalena era una mujer de ciertas
características: sufrida,
golpeada por la vida, utilizada por los hombres; una mujer rescatada por Él. Recordemos
que ya desde el Antiguo Testamento hubo mujeres pecadoras que hicieron parte de la
genealogía de Jesús; es el caso de Tamar (Gn 38,6-30), Rajab (Jos 2 y Hb 11,31), Betsabé
(2Sam 11,12) y Rut (Esd 9-10). Jesús, para ser reconocido como vivo en medio de nosotros,
pone al descubierto la fragilidad de una mujer sufrida y pone a depender de ella el
anuncio más grande posible, como lo es la Resurrección. ¡Impacta mucho este dato! El
Evangelio nos hace ver también que, para venir al mundo, Dios quiso depender del seno
de una joven virgen de 15 o 16 años, llamada María, la de Nazaret (Lc 1,38). Jesús se deja
conocer a través de la vulnerabilidad del ser humano en todas sus dimensiones. Esto,
sobre la práctica no es tan sencillo ni de entender, ni de asumir.

2. Ella anunció a sus compañeros, pero no le creyeron…


Ella fue a anunciárselo a sus compañeros que estaban tristes y llorosos. Su actitud era
propia de quien está en duelo por el difunto. La condición de “duelo” a la que se refiere
Marcos se entiende como una situación irreversible. Ya no hay nada que hacer... ¡su líder
está muerto! Los Apóstoles se mantuvieron bastante incrédulos, mientras que, en torno a
ellos, discípulos y mujeres poseen la fe y la proclaman. Esta impresionante incredulidad
general conjuga además de tristeza, decepción... “te canté, toqué la flauta y no bailaste”.
La situación es aún más caótica que la de los otros relatos. En estos no se percibe ni una
pequeña luz al final del túnel. Al menos eso es lo que intenta mostrar el realismo de
Marcos, al referirse a los Apóstoles. Ellos simplemente pensarían que esa mujer andaba
‘desvariando’. Jesús Resucitado da tiempo; nos da tiempo; sabe de la fragilidad de nuestra
fe y nos da un poco más de tiempo. Jesús nos da tiempo para creer; el cambio de nuestra
vida no es sólo un asunto de actitudes, sino de fe; por eso, Dios nos da también tiempo
para cambiar. Pareciera contradictorio, pero nuestro conocimiento de las cosas del
Espíritu a veces nos vuelve escépticos y necesitamos más tiempo y más esfuerzo que los
demás, para aceptar la fe. Jesús, entonces, nos confirma cuando estamos listos.

3. Jesús se apareció en figura de otro…


En el relato de Marcos, sin muchos detalles, se refiere a una aparición de Jesús a dos
discípulos, “que iban de camino por los campos”. Algunos piensan que se trate de un
resumen de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, narrada por Lucas (Lc 24,13-
35), en la cual también hubo incredulidad ante las mujeres. Marcos insiste en decir que
“tampoco creyeron en éstos”. Es decir, ni siquiera la experiencia vivida en Emaús fue
suficiente para los que seguían de duelo.

4. Pero tampoco les creyeron, la incredulidad crece…


Para Marcos, la resistencia de los discípulos en creer en el testimonio de quienes han
experimentado la resurrección de Jesús tiene tres posibles motivos que nos tocan
íntimamente:
1) Que la fe en Jesús pasa por la fe en las personas que dan testimonio de él. Esto es un
asunto de responsabilidad para matrimonios y ministros. ¿Qué tanto confiamos en la fe de
los demás? 2) Que nadie debe desanimarse cuando la duda y la incredulidad nacen en el
corazón. Esto es una voz de aliento para nosotros. 3) El relato ayuda para rebatir las
críticas de los que decían que el cristiano es ingenuo y acepta sin crítica cualquier noticia,
ya que los discípulos tuvieron mucha dificultad en aceptar la verdad de la Resurrección.

5. La fe es más importante que las estructuras…


Ya es claro que los Apóstoles no fueron los primeros en creer; cuesta decirlo, pero la fe en
el Resucitado no comenzó con ellos. Destacar este hecho tiene una intención, al menos
como lo plantea Marcos, pues permite mostrar que, si bien son necesarias en la Iglesia las
estructuras, no pueden ser suficientes para que nazca la fe; atención, porque esto
también va para nosotros: La fe es más importante que las estructuras; la fe de los fieles
es más importante que la organización de la Parroquia. En Jesús no son las estructuras las
que tienen que “calificar” la fe ni la madurez cristiana de nadie. Eso no es así. Cuando esto
sucede, se ingresa en terrenos resbaladizos que llevan a las instituciones a la corrupción:
“Yo soy bueno y creo... tú en cambio no”. Debes someterte a mi forma de fe... a mi estilo
de estructura... ¡Absurdo! El mensaje de Jesús va por otro lado. Las estructuras no ocupan
el primer lugar; lo ocupa Cristo y nuestra fe en él, que se manifiesta de manera distinta en
cada uno de nosotros.

6. Jesús se apareció a los Once cuando estaban a la mesa…


Estando en la mesa, Jesús les critica su incredulidad, pero los manda anunciar la Buena
Nueva a todas las criaturas. Los reprende por no haber creído en las personas que lo
habían visto resucitado; les critica que tengan un corazón duro. Algo así como sucede con
nosotros, que ¡nos las sabemos todas! ...pese a eso, los envía. El envío a predicar de Jesús
para nosotros también brota de la fragilidad de nuestra fe y de la dureza de nuestro
corazón. En la pluma de varios evangelistas esa incredulidad de los Apóstoles forma parte
del arsenal apologético: Prueba al menos que la idea de Resurrección de Cristo no nació
de imaginaciones demasiado ingenuas. Es más, resulta “de alto riesgo” que todo se quede
en visiones o imaginaciones subjetivas. Esta finalidad apologética es patente en la
conclusión del Evangelio de Marcos; por eso hay un concepto más eclesiológico que
inspira este relato. A pesar de que las mujeres y los discípulos dan muestras de más fe que
los Apóstoles, a pesar de que Cristo reprocha a estos últimos su ridícula incredulidad (v.
14) es a ellos -y no a los discípulos fieles, digamos a los primeros ‘conversos’ (atención a
esta palabra)- a quienes Cristo confía la responsabilidad de la misión (v. 15) y el cuidado
de establecer, con vistas al Juicio final, quiénes tienen la fe y quiénes no la tienen (v. 16).

7. Vayan por todo el mundo y proclamen…


El texto nos señala que cada uno es responsable de su fe. Entonces, pareciera quedar claro
que el cuerpo apostólico no es por sí solo portador de la presencia del Resucitado y su fe
no es necesariamente más viva y más profunda que la del resto del cuerpo eclesial. Cada
miembro de la Iglesia es responsable de su fe y de su existencia bautismal... Aquí
encontramos el propósito y el fin de los sacramentos del servicio de la comunidad en la
Iglesia. Una de las responsabilidad del Sacramento del matrimonio es cuidar la fe de todos
los miembros de la familia, el cuidar y custodiar la fe de la familia, vincula a los conyugues
en la misión de los Apóstoles, aun en el caso de que esta función llegase a ser ejercida por
incrédulos o por personas con problemas de fe.

Lo mismo es para el Sacramento del Orden, el sacerdote al ejercer su ministerialidad tiene


la responsabilidad de cuidar la fe de la comunidad parroquial a él encomendada por el
Obispo. El texto de Marcos concluye con el envío: “Vayan por el mundo entero y
proclamen a Buena Nueva a toda criatura”. Jesús les confiere la misión de anunciar la
Buena Nueva a toda criatura. Además, les indica cuáles serán las señales para los que
creen (Mc 16,17-18). Lo sabemos bien: Somos enviados no por nuestros méritos sino ¡por
pura misericordia de Dios! Somos enviados “a pesar de”, porque el mensaje del Evangelio
no está para ser portado sólo por santos, sino también por pecadores. La santidad es una
consecuencia en la vida del predicador, no un prerrequisito.

ANUNCIAR

Pregunta para la Meditación

La vivencia de estos dos sacramentos: Matrimonio y Orden, implican la misión de


custodiar y ser responsables de la fe de los hermanos a ellos encomendados, por la
convicción y la autenticidad de las palabras, que cautivan por su fuerza y por el testimonio
que las acompaña, cuyo objetivo último es anunciar la alegría del Evangelio del amor que
construye un mundo mejor y expande el Reinado de Dios.

 El animador del encuentro entrega a cada participante en una tarjeta la pregunta


de meditación y ofrece un tiempo prudente para que se desarrolle en ambiente de
silencio, quietud y reflexión.

e custodiar la fe de los hermanos, que es el propósito fundamental de los Sacramentos del Servicio a la comunidad,

 Se termina este momento con un canto.

Compromiso misional Sinodal

El Objetivo último que nos presenta el Plan Global de la Diócesis de Pasto 1999 – 2030,
nos indica: “La Iglesia de Cristo, presente en la Diócesis de Pasto, presidida por el Obispo y
su presbiterio, articulada en comunión orgánica y participación dinámica se construye
como comunidad de comunidades, que se expresa en los diversos ámbitos comunitarios
(familia,
CEB, parroquia, Diócesis) y en los diversos dones, carismas y ministerios, en un proceso
global y permanente de Evangelización, para extender más y más el Reino de Dios” .

El camino del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024, nos compromete a redescubrir la
misión a la que esta llamada la Diócesis de Pasto de renovar el anuncio de “la Alegría del
Evangelio”, a través de un proceso evangelizador que nace del kerigma, la catequesis, la
liturgia, la diaconía, la koinonia y la misión, mediante un plan de pastoral que implique las
experiencias de primeriar, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar, para reavivar el
amor incondicional del Cristo Resucitado. ¿Cuál es tu compromiso?

 El animador invita a 3 o 4 participantes a socializar las respuestas.

4. Oración final

Todos juntos recitan: Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Se concluye con esta oración:

Oh Dios y Padre nuestro: Tu Hijo Jesús vivió entre nosotros, carne de nuestra carne,
sangre de nuestra sangre; por amor murió por nosotros y tú le resucitaste a una
nueva vida. Queremos fervientemente experimentar su amor y su presencia hasta
tal punto que, como los apóstoles, no podamos nunca parar de proclamar lo que
hemos visto y oído, y que por ello los hombres te den gloria y alabanza a ti, Dios
nuestro. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, el Señor.

5. Despedida

Hermanos y hermanas: Durante toda esta semana nos hemos encontrado y nos hemos
empapado de la fe en el Señor Resucitado. Que esta fe, desde luego, sea el núcleo de
nuestra espiritualidad y de nuestra vida sacramental. El Señor ha resucitado. Nosotros
también resucitamos con él, incluso ahora, poco a poco, a una vida nueva y más hermosa.
Permanezcamos en esta bella certeza y alegría que nos invita a vivir y participar, muy
conscientemente, en nuestro Sínodo Pastoral Diocesano. Y para ello, que la bendición de
Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca
para siempre.

Nos vemos mañana. Buena noche.

6. Compartir
La organización parroquial ofrece a los participantes un compartir comunitario: una cena,
un refrigerio, un compartir solidario (que cada uno lleve algo a la mesa y se comparte
entre todos).
SEXTO ENCUENTRO
VIA LUCIS

“CAMINANDO JUNTOS: SIGNO DEL RESUCITADO EN NUESTRA IGLESIA DIOCESANA”

El “Vía Lucis” (Camino de la luz) es un ejercicio de piedad semejante al “Vía Crucis”


(Camino de la cruz); en él los fieles consideran las diversas apariciones en las que Jesús,
desde la Resurrección hasta la Ascensión, manifestó su gloria a los discípulos que estaban
en espera del Espíritu prometido, confortó su fe, culminó las enseñanzas sobre el Reino y
nos dejó la gracia de los sacramentos de la Iglesia. Mediante este ejercicio del “Vía Lucis”
los fieles recuerdan el acontecimiento central de la fe, la resurrección de Cristo, y
profundizan en su condición de discípulos. El “Vía Lucis”, en una sociedad marcada por la
"cultura de la muerte", con sus expresiones de angustia y apatía, se convierte en un
estímulo para establecer una "cultura de la vida", una cultura abierta a las expectativas de
la esperanza y a las certezas de la fe (Cfr. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia,
153).

El presente “Vía Lucis” en el contexto de los Encuentros con el Resucitado, nos ilumina,
motiva e invita a participar activa y conscientemente en el proceso del Sínodo Pastoral
Diocesano 2023 – 2024, muy especialmente en este tiempo de escucha y en la
organización de los grupos sinodales parroquiales.

Recomendaciones pastorales:
1. Se organizan 15 estaciones en las cuales estén un cirio, flores y la imagen del
Resucitado.
2. En los lugares que se pueda, se organiza el Cirio Pascual para el recorrido y/o la
imagen del Resucitado.
3. Se distribuye el material entre varios lectores.
4. Se recomienda el acompañamiento musical para el recorrido.
5. En la última estación, se prepara una fogata, y se puede cerrar la celebración con
un pequeño acto cultural y un compartir comunitario. (preferiblemente un lugar
abierto: cancha, parque, lote, etc.)

Monición inicial
Hermanos y hermanas: comenzamos a vivir este “vía Lucís” de la Resurrección del Señor,
un camino devocional que nos ayudará a profundizar nuestra fe en el Misterio Pascual,
que es el corazón de nuestra vida cristiana. A través de este camino devocional queremos
pedir por el Sínodo Pastoral de nuestra Iglesia diocesana convocado por Monseñor Juan
Carlos Cárdenas Toro, nuestro Obispo, para que sea un pentecostés del Espíritu y haga
que los fines del mismo sean frutos que podamos recibir y ofrecer: Ser una Iglesia Alegre y
Pascual, en salida y de puertas abiertas. Una Iglesia que se atreva a vivir el mandamiento
del amor y hacerse eco constante del espíritu de las bienaventuranzas. Como lo enseña
nuestro Obispo: “El Sínodo Pastoral Diocesano debe ser una oportunidad para fortalecer
la
esperanza de un pueblo que desde hace mucho tiempo está sufriendo por diversas causas;
debe ser una auténtica experiencia espiritual que lo lleve a tomar consciencia del amor
incondicional de Dios, pero también un examinar la conciencia colectiva para darse cuenta
de sus constantes infidelidades para con Dios”. (Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro,
Obispo de Pasto. Homilía en la Eucaristía de Apertura del Sínodo Pastoral Diocesano – 16
de marzo del 2023).

Invocación inicial
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo
Todos: Amén

Introducción
Fue sepultado, descendió a los infiernos… La Tumba fría, desolada, se cerraba y el cuerpo
del crucificado se sumergía en la oscuridad invencible de la muerte. Pero al Señor que vino
para salir a nuestros caminos y traernos vida, esa tumba y esa oscuridad no lo iba a
retener. Él aprovechó el camino de la muerte en Cruz para comenzar a salir para salvar a
las almas que esperaron en Dios, aunque no lo conocieron, y sobre todo a aquellos que en
la fe de Israel esperaron especialmente en su Mesías Redentor. Jesucristo Nazareno
descendía a los infiernos destruyendo las puertas cerradas de la muerte invencible y
rescatándolos a todos para llevarlos con Él. Ni la tumba lo retuvo, siguió en salida nuestro
Salvador, misionero de la misericordia divina.

Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el Numeral 632: “Las frecuentes


afirmaciones del Nuevo Testamento según las cuales Jesús "resucitó de entre los muertos"
(Hch 3,15; Rm 8,11; 1 Co 15,20) presuponen que, antes de la Resurrección, permaneció en
la morada de los muertos (cf. Hb 13,20). Es el primer sentido que dio la predicación
apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los
hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como
Salvador proclamando la Buena Nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (cf. 1 Pe
3,18-19).

Este es nuestro camino de la Resurrección para hoy, seguir las huellas del Hijo de Dios e
Hijo de María, vencedor de la muerte y Resucitado, como Iglesia Sinodal en salida
misionera.

Rezamos el Credo

1ª Estación. Las mujeres encuentran la tumba de Jesús, abierta y vacía

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.
Del Santo Evangelio de San Marcos 16,1-2.
"Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas
para ir a embalsamarle."
Palabra del Señor.

Reflexión
La mañana del domingo luego de la crucifixión muerte y sepultura de Jesús. Las discípulas
del Señor van a su tumba, quieren honrar su cuerpo muerto con unos perfumes, ya que al
sepultarlo no lo pudieron hacer. Desconsoladas por su partida de esta tierra, se
preguntaban quien les correría la piedra que tapaba la entrada donde estaba sepultado.
La encuentran abierta, corrida la piedra y sorprendidas y llenas de temor no saben que
pensar ni que hacer. Al final entran, sin encontrar el cuerpo muerto de Jesús. La
Resurrección de Jesús será algo inaudito. Cristo sale victorioso y su Cruz redentora es la
nueva puerta de la Vida. Las mujeres discípulas no podrán ya quedarse en la tumba. Como
toda la Iglesia, nosotros en la Diócesis de Pasto, tendremos que anunciar a todos los que
quieran escuchar, que al Señor no se lo encuentra entre los muertos. Nos dice el Papa
Francisco: “Ser cristianos significa no partir de la muerte, sino del amor de Dios por
nosotros, que ha derrotado a nuestra acérrima enemiga”.

Oremos: Haz, Señor, que todos tus discípulos de hoy, proclamemos unidos que estás vivo
y que esta es la Buena Noticia que da esperanza a la humanidad; Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a sembrar vida, en esta cultura de la muerte que nos
rodea. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto
2ª Estación. María Magdalena es encontrada por Jesús Resucitado

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Marcos 16,9.


"Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María
Magdalena, de la que había echado siete demonios."
Palabra del Señor.
Reflexión:
La Magdalena ama a Jesús, con un amor limpio y grande. Su amor está hecho de fortaleza
y eficacia, como el de tantas mujeres. María Magdalena ha buscado al Maestro y la
respuesta no se ha hecho esperar: el Señor reconoce su cariño sin fisuras, y pronuncia su
nombre. Cristo nos llama por nuestros nombres, personalmente, porque nos ama a cada
uno. Y a veces se oculta bajo la apariencia del hortelano, o de tantos hombres o mujeres
que pasan a nuestro lado, sin que nos demos cuenta. María Magdalena, una mujer, se va a
convertir en la primera mensajera de la Resurrección: recibe el dulce encargo de anunciar
a los apóstoles que Cristo ha resucitado. Magdalena es el símbolo perfecto de una Iglesia
en salida que lleva la Buena Noticia a todos.

Oremos: Señor Resucitado: Somos tu Iglesia, que se alegra en la Buena Noticia de tu


Pascua… líbranos de todo mal, sánanos y levántanos. Que la vivencia del Sínodo Pastoral
Diocesano nos ayude a ser tus testigos en salida misionera, portadores de tu vida
resucitada y resucitadora. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

3ª Estación. María Magdalena, testigo del Resucitado

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del santo evangelio de San Marcos 16,10-11.


"Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y
llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron”.
Palabra del Señor.

Reflexión:
María Magdalena encuentra a los discípulos en un sínodo (reunión), pero con un rostro de
miedo angustia y desesperanza. Sus sentimientos se rendían ante la injusticia, la violencia
y la muerte que parecía haber aniquilado la vida de su Maestro - Salvador y la propuesta
de su Reino. Sin embargo, ella, no se dejó desalentar ante tanta tristeza y les testimonió
que el Señor vivía y que, Resucitado, apareció vencedor. Ahí estaba María Magdalena,
como testigo de la esperanza, que hace que el sínodo-encuentro sea para traer la alegría
Pascual de la vida, la fraternidad, y la misericordia del que ahora vive para siempre. A los
discípulos
les costó creer, sus oídos no estaban habituados a una Buena Noticia como lo era la
Resurrección del Señor. El Sínodo Pastoral Diocesano no se debe convertir en un
encuentro o reunión para discutir los problemas, sino en un camino de espiritualidad que
aliente la esperanza de nuestro pueblo.

Oremos: Te pedimos, Señor, que seamos anunciadores de tu Resurrección y que vivamos


la unidad que tú suplicaste al Padre para todos tus discípulos. Que la vivencia del Sínodo
Pastoral Diocesano nos ayude a ser testigos de la esperanza para vencer los miedos, el
desánimo, el cansancio y la rutina en la misión evangelizadora. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

4ª Estación. Los soldados custodian el sepulcro de Cristo

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Mateo 28,11-15.


"Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y
comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos,
llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Digan que
sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían…». Ellos
tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido
difundiendo entre los judíos hasta hoy”.
Palabra del Señor.

Reflexión:
Los enemigos de Cristo quisieron cerciorarse de que su cuerpo no pudiera ser robado por
sus discípulos y, para ello, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y montando la
guardia. Y son precisamente ellos quienes contaron lo ocurrido. Qué acertado es el
comentario de un Padre de la Iglesia: "Si dormían ¿por qué sabían que se lo robaron?, y si
lo han visto, ¿por qué no se lo han impedido?". En lugar de creer, los sumos sacerdotes y
los ancianos quieren ocultar el acontecimiento de la Resurrección y, con dinero, compran
a los soldados, porque la verdad no les interesa cuando es contraria a lo que ellos piensan.
La Resurrección del Señor debe hacernos testigos fieles de la verdad, en un mundo de
mentiras, engaños o de verdades a medias.
Oremos: Acudimos a ti, Cristo Resucitado, para que nos fortalezcas y nos permitas
esforzarnos para conseguir lo que es verdaderamente necesario. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a defender la verdad, a ser voz de los que no tienen
voz, para denunciar las mentiras y engaños que se hacen al pueblo de Dios. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

5ª Estación. Pedro y Juan contemplan el sepulcro vacío

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 20, 3-10.


"Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro
discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose,
vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en
el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no
con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y
creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de
entre los muertos. Los dos discípulos se volvieron a casa”
Palabra del Señor.

Reflexión:
Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han llegado corriendo, con el
alma esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y comprueban que todo es como les han
dicho las mujeres. Hasta los más pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan
grabados en su interior, y reflejados en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y no es
una vana ilusión: es un hecho de la historia, que cambia la historia. Los discípulos no saben
cómo proceder ante la Buena Noticia de la Resurrección del Señor. El Sínodo Pastoral
Diocesano nos invita a salir a la calle, salir al encuentro, salir con fe esperanzada, salir en
misión, abandonando nuestros encierros, para darnos la oportunidad de vivenciar
fuertemente un encuentro con el Resucitado junto a nuestros hermanos.

Oremos: Cristo Resucitado, te pedimos que, en medio de la difícil situación que vivimos,
escuchemos tu voz que nos asegura que no debemos tener miedo y que debemos
dejarnos guiar por tu Palabra, plenamente confiados en tu amor. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a salir de nuestros encierros, a callejear la fe, a
invitar sin miedo a todos, para que participen de este acontecimiento redentor. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

6ª Estación. En el cenáculo Jesús muestra sus llagas a los apóstoles

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 20: 19-20.


"Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando reunidos los discípulos a puerta
cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. ¡La
paz sea con ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los
discípulos se alegraron.”
Palabra del Señor.

Reflexión:
Cristo ha resucitado y con este acontecimiento, comienza una nueva vida, un mundo
nuevo. La alegría tendrá la última palabra. Esto lo vivenciaron los discípulos después de
contemplarlo vivo y victorioso. Ya no serían los mismos… Sí, tendrían una misión
maravillosa y transformadora: Salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas
invitando a esa vida nueva y a ese mundo nuevo formando la Iglesia de la Pascua. Hoy
nuestra Iglesia de Pasto está siendo convocada a vivir la alegría de la Pascua y transmitirla
en estado de misión permanente. Así nos exhorta nuestro Obispo: “El Sínodo Pastoral
Diocesano es para nosotros un llamado a la esperanza, a reconocer que Dios no se
arrepiente del amor que profesa por nosotros”, convirtamos en acción la invitación del
Papa Francisco, “a una nueva etapa de evangelización marcada por la alegría”.

Oremos: Escuchamos Señor, en este tiempo, tu llamada a la fe, que no es tanto creer que
tú existes, sino que es ir hacia ti y confiar en ti. Que la vivencia del Sínodo Pastoral
Diocesano nos ayude a corresponder a este llamado; danos la fortaleza para seguirte
siempre, sin que jamás nos separemos de ti. Amén.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

7ª Estación. Jesús Resucitado en el camino de Emaús

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Lucas 24,13-32.


"Aquel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de
Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había
sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a
caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo… Y, comenzando por
Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las
Escrituras…Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron”.
Palabra del Señor.

Reflexión:
La experiencia de la cruz ha sido traumática en la comunidad discipular misionera del
Señor. Unos discípulos deciden huir y salvar sus vidas y así no terminar como Él. Desolados
por la tragedia del calvario, se dirigen a Emaús con el deseo de que nadie los encuentre
allí. Se querían esfumar de la historia y el camino de los hombres… Pero un peregrino les
acompaña; es el Señor que tras caminar con ellos, les comparte su Palabra de fuego y les
hace entender que el Señor debía sufrir para entrar en su gloria. Los discípulos empezaron
a descubrir que aquel que los acompañaba y les hablaba en el camino era el Señor
Resucitado. Compartió su mesa y se descubrió en la fracción del pan en el misterio vivo del
sacramento de la Eucaristía. Se dijeron ¡Es el Señor! Y luego volvieron sobre sus pasos a
Jerusalén (de donde huían) a contárselo a sus otros discípulos. Que el miedo, las
dificultades, la carencia de medio nunca nos impida estar en actitud apostólica y nos
encienda en el fuego de su corazón para nunca abandonar a nuestra Iglesia diocesana y
animarla a estar en permanente salida misionera con gestos y acciones concretas. La
esperanza tendrá un nombre nuevo: “Resurrección”.

Oremos: Señor, reconocemos que tenemos necesidad de reencontrarte y reconocerte en


nuestro camino, de invitarte a la mesa de nuestra vida. Que la vivencia del Sínodo Pastoral
Diocesano nos ayude Señor, a que escuchemos tu palabra y compartamos el pan con
todos
nuestros hermanos, sin exclusiones, ¡Quédate siempre con nosotros! Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

8ª Estación. Jesús da a los apóstoles el poder de perdonar los pecados

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 20,21-23.


"¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío
a ustedes. Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: ―Reciban el Espíritu Santo. A quienes
les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les
serán perdonados.”
Palabra del Señor.

Reflexión:
Cristo vivo quiere hombres nuevos al soplo del Santo Espíritu, y en el Espíritu quiere que
todos los hombres se abran día a día a su amor loco y sacrificado. Sí, todos los hombres
que vienen a habitar el mundo, sin excepción empezando por los más pobres. Nos quiere
como pueblo suyo en unidad, no dispersos ni divididos. Por eso sabe que nos hace falta el
perdón y el consuelo porque somos frágiles y pecadores …nos cuesta caminar juntos. La
Iglesia es pueblo de perdonados y del perdón del Resucitado que está llamada a salir al
hermano que todavía no ha conocido del todo esta gracia. De aquí que hoy, nuestra Iglesia
diocesana de Pasto tiene una encomienda antigua pero actualizada en la persona de
nuestro Obispo Juan Carlos, ser una Iglesia sinodal, en salida, al encuentro. Debemos ser
cada día más una Iglesia sinodal. Una Iglesia que camina, en la que vamos caminando
juntos construyendo la Iglesia, así seremos un pueblo que no está quieto, que avanza, que
peregrina.

Oremos: Señor Resucitado, reconocemos delante de ti, que este es un tiempo propicio
para restablecer el rumbo de la vida hacia ti y hacia los demás. Gracias por darnos en el
sacramento de la penitencia la maravillosa demostración de tu misericordia que dura por
siempre. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano, con la ayuda del Señor, propicie
encuentros de escucha, de perdón y de misericordia que nos permita sentir tu gran amor.
Amén.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

9ª Estación. Jesús Resucitado fortalece la fe de Tomás

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 20,24-25.


"Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los
otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero Él les contestó: «Si no veo en sus
manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi
mano en su costado, no creeré»”.
Palabra del Señor.

Reflexión:
El camino de la fe se hace difícil si nos separamos de la vida de la comunidad, de nuestra
Iglesia. A Tomas solo, se le hizo difícil creer en la Buena Noticia de la Resurrección del
Señor. Sabemos que luego al “convertirse”, volver al Señor en la Comunidad, el Resucitado
le dará pruebas de que vivía y que desde la comunidad de la Iglesia que Él se quiere
manifestar en plenitud a todos los hombres. Hoy hay muchos como “Tomás” que se les
hace difícil caminar en la fe y que se “sienten” lejos de la comunidad de la Iglesia. Quiera
Dios que no seamos una Iglesia que se sienta a esperarlos solamente, sino que vayamos a
su encuentro para que vuelvan a estar animados en la fe y en el seguimiento del Señor de
la vida. Que sientan que son para la Iglesia y en especial para Iglesia particular de Pasto,
una preocupación y ocupación constante.

Oremos: Señor, queremos entregarte nuestros temores y dudas para que tú los venzas;
que podamos llevar interiormente la certeza de que contigo la vida nunca muere. Que la
vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a vencer nuestros miedos de
encontramos con los otros, especialmente los que no creen, los alejados; inspíranos los
gestos y las palabras, para que se sientan invitado y escuchados. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos


Canto.

10ª Estación. Jesús Resucitado en el lago de Galilea

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 21,1-6ª.


"Después de esto Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y
se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo;
Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro
les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron
y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús
se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tienen pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echen la red a la
derecha de la barca y encontrarán». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de
peces. Y aquel discípulo a quien Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor».”
Palabra del Señor.

Reflexión:
En los momentos de incertidumbre, los apóstoles se unen a Pedro para volver al trabajo
de antes. Sin embargo, ahora la barca de Pedro, el pescador de Galilea, es imagen de la
Iglesia, cuyos miembros, a lo largo de la historia están llamados a poner por obra el
mandato del Señor: "serán pescadores de hombres". Pero no basta el esfuerzo humano,
hay que contar con el Señor, fiándonos de su palabra, y echar las redes. En las
circunstancias difíciles, cuando parece que humanamente se ha puesto todo por nuestra
parte, es el momento de la confianza en Dios, de la fidelidad a la Iglesia, a su doctrina. El
apostolado, la extensión del Reino, es fruto de la gracia de Dios y del esfuerzo y docilidad
del hombre. Pero hay que saber descubrir a Jesús en la orilla, con esa mirada que afina el
amor. Y Él nos premiará con frutos abundantes.

Oremos: Señor, vivimos en estos tiempos de tormenta que nos sacuden fuertemente,
nuestro esfuerzo no es suficiente, necesitamos tener un ancla, un timón y una esperanza:
tu cruz. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a nunca desprendernos
de tu cruz, que es la fuerza y el camino que nos lleva a la Resurrección. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos


Canto.

11ª Estación. Jesús Resucitado confirma a Pedro en el amor

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 21,15-19.


"Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis
corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le
pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara
por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te
quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras
joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las
manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con
que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme»”.
Palabra del Señor.

Reflexión:
Pedro, el impulsivo queda a solas con el Señor. Y se siente avergonzado porque le ha
fallado cuando más lo necesitaba. Pero Jesús no le reprocha su cobardía: el amor es más
grande que todas nuestras miserias. Le lleva por el camino de renovar el amor, de
recomenzar, porque nunca hay nada perdido. Las tres preguntas de Jesús son la mejor
prueba de que Él sí es fiel a sus promesas, de que nunca abandona a los suyos: siempre
está abierta, de par en par, la puerta de la esperanza para quien sabe amar. La respuesta
de Cristo, Buen Pastor, es ponerle a Él y a sus sucesores al frente de la naciente Iglesia,
para pastorear al Pueblo de Dios con la solicitud de un padre, de un maestro, de un
hermano, de un servidor. Así, Pedro, el primer Papa, y luego sus sucesores, son llamados
"siervos de los siervos de Dios".

Oremos: Señor, a orillas del lago, al igual que Pedro también te decimos que tú lo sabes
todo y que sabes que te queremos, a pesar de nuestras inseguridades y dudas, nuestros
desatinos y fallas. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a renovarnos
en el amor, que cada día te amemos más y con mayor coherencia. Así, junto a Pedro,
“descargamos en ti todo nuestro agobio, porque tú nos cuidas”. Oramos de manera
especial por el ministerio de Monseñor Juan Carlos, Pastor de esta Iglesia particular de
Pasto. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.


Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

12ª Estación. Jesús Resucitado se manifiesta a muchos discípulos

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Juan 20,29-31.


“Les dijo Jesús: …Dichosos los que no han visto y han creído. Jesús realizó en presencia de
los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido
escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan
vida en su nombre.”
Palabra del Señor.

Reflexión:
En nuestra vida de Iglesia diocesana que ya tiene un tiempo largo de camino en la fe,
hemos gozado de muchas señales del Señor Resucitado. Hacer memoria de la presencia
del Señor y sus consuelos serán nuestro gozo y fortaleza y esto hay que testimoniarlo a las
nuevas generaciones de discípulos ya que nunca dejo de animarnos, fortalecernos y
corregirnos. Estamos seguros de que hoy lo hará también por nosotros, para su gloria y
vida y alegría de todos los hombres. En este hoy de la historia, el Sínodo Pastoral
Diocesano nos pide abrir los oídos, abrir el corazón, abrir los ojos, salir de todo
ensimismamiento. ¡Es urgente! ¡Este es el momento!, Hoy, Señor Resucitado, ¡te
necesitamos más que nunca! Porque sin Ti, tu pueblo no tiene vida abundante; porque sin
Ti, el amor y la entrega se enfrían en nuestras familias, con nuestros amigos, con aquellos
que compartimos nuestros trabajos y luchas; porque sin Ti, los corazones no encuentran
paz y reconciliación desangrandose en divisiones y violencia; porque sin Ti, la fe no se
comparte con alegría y nos desanimamos en la misión; porque sin Ti, los más pobres, los
débiles, los pequeños no serán acompañados, valorados y ayudados… y así la indiferencia
echará raíces y se les cerrarán las puertas de tu Iglesia y del mundo.

Oremos: Hoy, Señor Resucitado, te damos gracias por la historia de Evangelización de la


Diócesis de Pasto, por el testimonio de los discípulos misioneros en camino de ayer y de
hoy, especialmente San Ezequiel, y las Beatas Caridad y Encarnación; y por la vivencia de la
espiritualidad de comunión. Que la vivencia del Sínodo Pastoral Diocesano nos permita
“Caminar Juntos”, para ser más fuertes, que las debilidades o crisis, que a veces afrontan
nuestras comunidades. Amén.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

13ª Estación. Jesús Resucitado confía su misión a los apóstoles

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

Del Santo Evangelio de San Mateo 28,16-20.


“Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo,
ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha
dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los
pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo;
enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes
todos los días, hasta el final de los tiempos»”.
Palabra del Señor.

Reflexión:
Los últimos días de Jesús en la tierra junto a sus discípulos debieron quedar muy grabados
en sus mentes y en sus corazones. La intimidad de la amistad se ha ido concretando con la
cercanía del Resucitado. Pero el Señor pone en el horizonte toda la tarea que tienen por
delante: "Vayan al mundo entero...". Ese es su testamento: hay que ponerse en camino
para llevar a todos el mensaje que han visto y oído. Están por delante las tres grandes
tareas de todo apóstol, de todo cristiano: predicar, hablar de Dios para que la gente crea;
bautizar, hacer que las personas lleguen a ser hijos de Dios, que celebren los sacramentos;
y vivir según el Evangelio, para parecerse cada día más a Jesús, el Maestro, el Señor.

Oremos: Cristo Resucitado queremos dejamos interpelar por ti, que, en medio de nuestra
realidad, nos llamas a despertar para ser discípulos y misioneros. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a que nunca se apague la pasión del apostolado, que
llevemos a todos el anuncio que nos salva: que tú vives, reinas y estás a nuestro lado.
Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.
14ª Estación. Jesús resucitado encarga la tarea misionera a la Iglesia

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

De los Hechos de los Apóstoles 1,3-5.


“Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes
de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del Reino de
Dios. Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: —No se alejen de Jerusalén, sino
esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua, pero
dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Entonces los que
estaban reunidos con él le preguntaron: —Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el
Reino a Israel? —No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinado por la
autoridad misma del Padre—les contestó Jesús—. Pero cuando venga el Espíritu Santo
sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea
y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”
Palabra de Dios.

Reflexión:
Este episodio que nos cuenta el Libro de los Hechos de los Apóstoles, es el camino Pascual
que debemos tener en cuenta. Reconocer que Él está Resucitado y que siempre estará a
nuestro lado, la importancia de vivir en relación al Santo Espíritu de Dios que es y será
fundamental para nuestra vida cristiana y para animarnos al testimonio misionero y a no
acostumbrarnos a la comodidad y a la seguridad de nuestros círculos comunitarios. La
Iglesia nace misionera y es misionera por vocación, su razón de ser es vivir en salida
misionera. La misión de anunciar al resucitado es la gran felicidad que siempre podremos
gozar y la gran necesidad de todos los hombres. A no perder tiempo como nos sugirieron
los ángeles de la Ascensión.

Oremos: Jesús Resucitado, Hijo Amado del Padre que diste tu vida para la salvación del
mundo, que al tercer día resucitaste; haz que, en el corazón, el alma y el espíritu de las
personas se pueda vivir y sentir en plenitud Tu presencia. Que la vivencia del Sínodo
Pastoral Diocesano nos ayude a vivir en estado permanente de misión para anunciar a
toda la humanidad la alegría del Evangelio, para que tengan vida y vida en abundancia.
Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos


Canto.

15ª Estación. Jesús Resucitado asciende al cielo

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V\ Cristo fuente de vida
R\ Nos convoca a ser testigos en salida.

De los Hechos de los Apóstoles 1,9-11.


“Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la
vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos
hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando
al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre ustedes y llevado al cielo, volverá
como lo han visto marcharse al cielo».”
Palabra de Dios.

Reflexión:
Los discípulos se reunieron y ven que Jesús parte al cielo. Sienten el dolor de la
separación, pero el Señor les ha llenado de esperanza. Una esperanza firme: "Yo estaré
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). Por eso, los ángeles les
sacan de esos primeros instantes de desconcierto, de "mirar al cielo". Es el momento de
ponerse a trabajar, de emplearse a fondo para llevar el mensaje de alegría, la buena
noticia, hasta los confines del mundo, seguro de contar con la compañía de Jesús, que no
nos abandona. Y no podemos perder un instante, porque el tiempo no es nuestro, sino de
Dios que lo concede para consagrarlo a su servicio. Jesucristo ha querido ir por delante de
nosotros, para que vivamos con la ardiente esperanza de encontrarlo un día en su Reino
Eterno.

Oremos: Ayúdanos a discernir y asumir, Señor, que en medio de las realidades difíciles
que experimentamos, tenemos que mantener los ojos fijos en ti. Que la vivencia del
Sínodo Pastoral Diocesano nos ayude a realizar siempre con alegría la misión que nos has
confiado de ir por todo el mundo anunciando la noticia de la salvación. Amén.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Repetimos todos: Caminando juntos con Jesús resucitado, la fe acrecentamos

Canto.

Conclusión Mariana
Nuestro “Vía Lucis” termina, pero no nuestro camino Pascual como Iglesia Diocesana en
camino Sinodal. Dirijamos nuestra mirada a nuestra Madre, la Santísima Virgen María,
para
que nos ayude a guardar y atesorar la alegría de la Resurrección de su Hijo. Que nuestra
Santa Madre, Nuestra Señora de la Merced nos cobije a todos con su ternura en su manto
y nos impulse una y otra vez a salir en misión a los hermanos que nos necesitan. Que ella
nos haga incansables apóstoles en esta hora misionera. Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amen.

Terminamos con la Oración del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 - 2024

Santísima Trinidad, fuente de comunión y fraternidad;


te damos gracias por la historia de Evangelización de la Diócesis de Pasto.

Padre de amor y vida, te pedimos que nuestras comunidades parroquiales se conviertan,


por medio de tu Hijo, Jesucristo, y del Espíritu Santo, en una verdadera experiencia de
“Iglesia Samaritana en salida”.

Que tu Gracia guíe los pasos de nuestro Sínodo Pastoral Diocesano.


Concédenos los dones de la escucha fraterna y el discernimiento de tu Voluntad, para que,
al tomar decisiones, implementemos un proceso evangelizador que anuncie la Alegría del
Evangelio en nuestra realidad.

Que el testimonio de “los Discípulos Misioneros en Camino” de ayer y de hoy,


especialmente de nuestros Santos: Ezequiel, Caridad y Encarnación; sea para las jóvenes
generaciones un impulso para defender y proteger la vida, la verdad y la esperanza y así
poder anunciar el Reino de Dios y construir un mundo mejor.

Que la vivencia de la Espiritualidad de Comunión, nos permita “Caminar Juntos”,


para ser más fuertes que las debilidades o crisis,
que a veces afrontan nuestras comunidades.

Así te lo pedimos por intercesión de la Santísima Virgen María,


Nuestra Señora de la Merced.
Amén

Conclusión

Anunciemos a todos la alegría del Señor Resucitado. Aleluya, aleluya.


Todos: Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.
CELEBRACIÓN CONCLUSIVA
IV DOMINGO DE PASCUA (Ciclo A)
FIESTA DEL BUEN PASTOR

EL buen pastor da la vida por sus ovejas


Inscripción y conformación de los Grupos Sinodales

Parroquiales Monición de entrada

Queridos hermanos y hermanas: Ha sido Dios mismo, nuestro Padre, quien ha tomado la
iniciativa de amarnos. Su amor sigue llamándonos a cada uno de nosotros personalmente,
y nosotros oímos su voz, especialmente por medio de Jesús, nuestro Buen Pastor. ¿Oímos
su voz en la oración, en las palabras que nos dirige en las Escrituras, o cuando nos habla de
corazón a corazón en la celebración Eucarística? En este tiempo de Gracia, Jesús
Resucitado, el Buen Pastor, nos habla a través del Sínodo Pastoral Diocesano a toda la
Iglesia Particular de Pasto. Es por ello que debemos ponernos en actitud de escucha
atenta para oír a toda la gente que grita con todas sus fuerzas sus necesidades, pero que
también proclaman su amor a Dios y a la Iglesia. Que la conformación e inscripción del
Grupo Sinodal Parroquial sea el primer paso para la participación del Pueblo de Dios en el
camino sinodal. Escuchemos la voz del Pastor en esta celebración.

Saludo
Jesús nos ha curado con sus heridas. Nos habíamos extraviado como ovejas, pero ahora
hemos vuelto al Pastor y Guardián de nuestras almas.
Que Jesús, nuestro Buen Pastor, esté siempre con ustedes.

Acto Penitencial
A veces hemos prestado oídos sordos al Señor cuando nos llamaba.
Pedimos ahora perdón a Dios.
(Pausa)

Oh Buen Pastor, queremos oír tu voz en las palabras retadoras que tú nos diriges:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Oh Buen Pastor, que tu voz nos estimule a continuar tu trabajo en la Iglesia y a hacerte
conocer de todos los hombres.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Oh Buen Pastor, haz que sepamos reconocer tu voz que nos grita en los necesitados y en
los que sufren.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor, perdona nuestros pecados. Ponnos en sintonía con tu
voz que nos llama y haz que te sigamos hasta el fin, hasta la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos a Dios para que sepamos escuchar siempre la voz de Jesús, nuestro Buen Pastor.
(Pausa)
Oh Dios, Señor nuestro,
Padre lleno de poder y de amor:
Tú nos has dado a nosotros, tu pueblo,
un guía fiable y cuidadoso
para llevarnos a ti y a los hermanos:
tu Hijo y nuestro Buen Pastor, Jesucristo.
Mueve nuestros corazones con las palabras del Evangelio
como el mensaje de Buena Noticia
hoy para nosotros;
y ayúdanos también a oír la voz de Dios
en el silencio de nuestra fe,
en el gemido de nuestras miserias,
y en las palabras de aliento y alegría de los pastores de tu Iglesia
y de todos los que tienen buenas palabras para nosotros,
porque por medio de ellos habla también y llama
nuestro Buen Pastor, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Monición a las Lecturas


La Primera Lectura nos recuerda que el día de Pentecostés, Pedro convoca a los judíos a
seguir a Jesucristo a quien ellos han crucificado. Por medio del Bautismo serán
perdonados, pertenecerán a él y a su comunidad, y el Espíritu Santo les guiará. La Segunda
Lectura nos recuerda que el mundo está lleno de injusticia y sufrimiento y nos sentimos
como ovejas descarriadas. Jesús ha compartido nuestra suerte. Dándose totalmente por
nosotros se hizo nuestro Pastor. El Evangelista Juan, nos invita a seguir a Jesús, el Buen
Pastor, que no abusa de su poder, sino que nos conoce personalmente y es nuestra puerta
hacia la felicidad y alegría perdurables.

Liturgia de la Palabra.

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2, 14a.36-41):
EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que, al mismo Jesús, a quien ustedes
crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al oír esto, se les traspasó el corazón,
y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?»
Pedro les contestó: «Conviértanse y que cada uno se bautice en el nombre de Jesús, el
Mesías, para que se le perdonen sus pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo.
Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos, y para todos los que están lejos y a
todos los que el Señor, nuestro Dios, quiera llamar». Con estas y otras muchas razones dio
testimonio y los exhortaba diciendo: «Sálvense de la gente perversa de esta época». Los
que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil
personas.
Palabra de Dios

Salmo: Sal 22,1-3a.3b-4.5

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:


en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,


por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,


enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan


todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (2,20-25):
Queridos hermanos: Si por hacer el bien soportan el sufrimiento, eso es una gracia de
parte de Dios. Pues para esto fueron llamados, porque también Cristo padeció por
ustedes, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni
encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo
no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros
pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la
justicia. Con sus heridas han sido sanados. Pues andaban errantes como ovejas, pero
ahora han vuelto al pastor y guardián de sus almas.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad les digo: el que no entra por la puerta
en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el
que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas
atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha
sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su
voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños». Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba.
Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad les digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos
los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los
escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y
encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he
venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor

Homilía

Oración de los Fieles

Oremos con la más plena confianza a Jesús, nuestro Buen Pastor, porque él cuida de las
necesidades de todos los que le siguen. Y digamos:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por los pastores y ministros de la Iglesia: el Papa Francisco, Monseñor Juan Carlos
Cárdenas Toro, los sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Pasto, para que tomen a Cristo
como su modelo, y guíen con valentía al pueblo de Dios al reino de justicia y de amor.
Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por todos los cristianos del mundo, para que lleguen a ser un pueblo santo de Dios; por
los que han perdido la fe, para que nuestra vida cristiana sea tan creíble que les inspire
volver a Cristo. Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por los que trabajan en tareas de formación cristiana, para que sepan claramente a
dónde se encaminan, y para que guíen a sus encomendados por caminos de vida,
compromiso y entrega a Dios y a los hermanos. Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por los líderes de las naciones, para que promuevan siempre la libertad y dignidad del
hombre, y coloquen la justicia y la calidad de vida por encima de la ganancia económica
personal y del poder. Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por nuestros jóvenes y por los jóvenes-adultos, para que tengan el valor de ser y sentirse
totalmente libres para el trabajo del Señor si él les llama a tareas especiales en la Iglesia.
Roguemos al Señor:
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por los enfermos, los marginados, los que sufren cualquier tipo de violencia, los que han
perdido el sentido de la vida, para que escuchen la voz del Buen Pastor en su corazón, que
los llama a sentirse amados y valorados por el buen Padre Dios. Roguemos al Señor.
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

- Por todas y cada una de las personas de nuestra comunidad parroquial, que después de
vivir la experiencia de los encuentros Kerigmáticos y los encuentros con el Resucitado, hoy
se comprometen con su inscripción a conformar el Grupo Sinodal Parroquial y a seguir
participando del proceso del Sínodo Pastoral Diocesano. Roguemos al Señor.
R/ Señor, guíanos por el camino recto.

Señor Jesucristo, te confiamos a ti todas estas preocupaciones. Y no te olvides de


nosotros, pues contamos contigo, Pastor y Señor nuestro, por los siglos de los siglos.
Amén.

Monición a la Inscripción en el Grupo Sinodal Parroquial


Es estupendo saber que alguien te conoce por tu nombre, pues eso es ya una señal de
amor. Si esa persona es alguien en quien tú confías, puedes ponerte en sus manos y
sentirte muy seguro. Jesús se presenta hoy a sí mismo como un amigo que nos conoce y
nos llama a caminar con él por el camino de la vida. Él nos sostiene y aguanta, pase lo que
pase; y nos muestra el camino a seguir. Bajo su liderazgo podemos ser verdaderamente un
pueblo, el pueblo de Dios. Con la ayuda de Jesús, nuestro Buen Pastor, hoy inscribimos
nuestros nombres para conformar el Grupo Sinodal Parroquial, que es el espacio
privilegiado para participar activamente del Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024. Que
el Espíritu Santo nos asiste en todo este camino sinodal.

Presentación.
Párroco:
Pónganse de pie los que van a inscribir su nombre en el grupo Sinodal parroquial.
Todos:
Presente.

Interrogatorio.
Párroco:
¿Vienen libre y voluntariamente a inscribir su nombre para participar en el Grupos Sinodal
Parroquial?
Todos:
Sí.

Párroco:
¿Quieren participar del camino espiritual y metodológico que nos presenta el Sínodo
Pastoral Diocesano 2023 – 2024?
Todos.
Sí, quiero hacerlo.

Párroco:
¿Se comprometen a orar, celebrar y vivir el Sínodo Pastoral Diocesano 2023 – 2024 en sus
familias, sectores y comunidad parroquial?
Todos
Sí, me comprometo.

Párroco:
¿Quieren recorrer juntos el camino sinodal de escucha, discernimiento, toma de
decisiones e implementación para fortalecer el proceso evangelizador y edificar el Reino
de Dios?
Todos:
Sí, quiero hacerlo, con la ayuda de Dios.

Párroco:
Dios que inició en ustedes esta obra buena, Él mismo la lleve a término.
Todos
Amen.

Oremos
Dios Todopoderoso, que nos invitas a participar del Anuncio de la Buena Nueva de tu Hijo
Jesucristo. Bendice + a estos hermanos y hermanas de nuestra comunidad, que hoy
inscriben sus nombres para participar en el Grupo Sinodal Parroquial. Asístelos con la
fuerza del Espíritu Santo, para que, en nombre de toda la parroquia, participen con
responsabilidad, audacia y unción en todas las etapas del Sínodo Pastoral Diocesano 2023
– 2024. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Inscripción
Se dispone una mesa junto al altar y varias hojas oficiales de inscripción (estas contienen
los datos de los participantes: nombre, documento de identidad, género, edad, teléfono,
sector, correo electrónico, profesión y servicio que presta en la parroquia. Esto se
diligencia con anterioridad).
En la celebración cada uno de los participantes pasa y firma la inscripción. Al finalizar
recibe una cruz sinodal de pecho.

Mientras se firma, el coro entona una canción (P. Ej., Alma misionera).

Bendición
Hermanos y Hermanas: En esta celebración Eucarística hemos crecido en amor y confianza
en Jesús, nuestro Buen Pastor. Por medio de Él hemos crecido también en confianza unos
con otros y en un sentido de pertenencia y comunidad. Cuando nuestro Pastor nos reúne,
damos cuenta de que pertenecemos, todos juntos, al pueblo de Dios y de que, como
nuestro Señor, tenemos que vivir los unos para los otros. Que el Sínodo Pastoral
Diocesano nos ayude a fortalecer nuestra identidad de Pueblo de Dios en camino.

Que la Bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
Todos: Amén.

Pueden ir en paz.
Todos: Demos gracias a Dios.

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