Ritual Funebre
Ritual Funebre
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A.L.G.D.G.A.D.U:.
EL RITO FUNEBRE
La Columna truncada.
El Catafalco.
Los 3 Golpes
Simbolismo de la Cadena.
La alusión al anillo
El Cuaternario.
El cuatro, símbolo del plano material, designa lo terrenal. La cuarta carta del
Tarot, el Emperador, autoridad que rige todo lo concreto, y de existencia
corpórea. La Tetraktys pitagórica (1+2+3+4=10) simboliza la totalidad de lo
creado. El cuadrado, simboliza la Tierra (por eso nuestras Aras son cuadradas).
Los 4 elementos en esta parte del ritual son representados.
“¿Qué debemos a los restos mortales de nuestro Querido Hermano? Las nacientes
hojas del árbol masónico…”
La Tierra. simbolizada por el árbol masónico que brota de su seno. El árbol es un
símbolo del carácter cíclico de la naturaleza, muerte y regeneración. También
simboliza en su verticalidad la ascensión al cielo. Y muy importante, establece
comunicación entre tres niveles del Cosmos; el subterráneo con sus raíces
hurgando las entrañas de la Tierra, la superficie de la Tierra simbolizada en su
tronco, y las alturas simbolizada en sus ramas superiores que son atraídas por la
luz del cielo.
“¿Qué debemos a los restos mortales de nuestro Querido Hermano? … el perfume
de las primeras flores…”
El Aire, simbolizado por el perfume de las primeras flores que lo impregnan con su
fragancia. El perfume simbolizaría así la memoria y, tal vez, sería uno de los senti-
dos de su empleo en los ritos funerarios”.
El Agua, está simbolizada por la ablución masónica.
La ablución en masonería tiene dos simbolismos diferentes dependiendo del
ritual que se realice, en la Iniciación corresponde a una de las purificaciones,
mientras que en el Ritual Fúnebre es una preparación a la plegaria que
vendrá.
El Fuego está simbolizado en el fuego que “quema religiosamente el incienso de
una fraternidad tan leal como piadosa”.
SEGUNDA PARTE
La triple llamada.
¡Potencia infinita!
Todo vive y respira en ti y por ti: la luz y las tinieblas te son iguales. Tú ves nuestra
muerte como has visto nuestro nacimiento. Los secretos de la tumba te son
conocidos.
¡Ojalá que nuestro Querido Hermano… viva por siempre contigo, como vivió con
nosotros”.
El Venerable Maestro baja de su sitial acompañado de los hermanos del Oriente,
todos cruzando los antebrazos, izquierdo sobre derecho y poniendo sus manos
sobre el pecho, sin cruzar el espacio entre el Ara y el sitial del Venerable Maestro.
A continuación se realiza la Triple Llamada. “Los antiguos consagraban el
número 3 a las almas de los muertos, lla mándolos por tres veces por su
nombre en el sitio de su sepultura. El número 9 fue dedicado también a los
difuntos, como el último término de la progresión numérica, que miraba como
símbolo del último momento de la vida. Los masones, en sus ceremonias,
permanecen siempre fieles a las tradiciones de la antigüedad”. De esta forma
tanto el tres como el nueve, tienen una gran importancia simbólica en el Ritual
Fúnebre.
La antorcha
donde alcanza su máxima altitud aparente (S. ..V...), para finalmente ocultarse por el
Tanto el tres como el nueve (tres veces tres) tienen relación con el ciclo
de eterno retorno, la vida nace de la muerte.
El Vino. Por su color es asociado a la sangre, y en consecuencia a la fuerza,
simbólicamente se le relaciona al elixir de vida o de inmortalidad. Una forma de
realizar las aspersiones es por medio de un “hisopo” o “aspersorio”, una varilla
dotada en su extremo de una esfera metálica hueca, rellena de un material capaz
de retener el agua, en ausencia de este elemento es correcto hacerlo usando ramas
de Acacia. Realizadas las tres aspersiones el Venerable Maestro dice: “Que la
fuerza que brotaba para vos de la Madre Tierra os sea devuelta y torne con
vuestros despojos a los manantiales de la vida material, para que continúe
sirviendo a los designios del Gran Arquitecto del Universo”.
La Leche. Es el símbolo por excelencia del alimento espiritual. Luego de hacer las
aspersiones el Venerable Maestro dice: “Más feliz que nosotros, os encontráis
libre de las redes de la duplicidad, del adulo, de la intolerancia, de la hipocresía y
de la mentira. Que la verdad brille para vos con todo su esplendor y os
consuele de los torpes extravíos de la humanidad”.
El Agua. Es un símbolo de purificación que, en masonería, ha sido usado desde
la antigüedad en las iniciaciones, donde, a diferencia de hoy que realizamos
una ablución a las manos del profano, antes se sumergía todo el cuerpo del
candidato.
Hoy nuestro ritual nos dice: “¡Sed purificado por la muerte! Que el recuerdo de
vuestras debilidades se pierda en las aguas de la tolerancia y que en presencia de la
tumba en que reposáis no pensemos sino en las virtudes que os adornaban”.
El orden en que se realizan las aspersiones no es antojadizo y
esotéricamente se relaciona con la retrogradación; primero el Vino que representa
la sangre, el vigor y la fuerza que alcanzamos en la plenitud de nuestra vida, la
Leche el alimento que recibimos en nuestra infancia cuando aún éramos
débiles y el Agua, forma substancial de la manifestación, origen de la vida y
elemento de regeneración corporal y espiritual.
Tres aspersiones, realizadas de forma triple cada una, nos evocan al
simbolismo del número nueve, que es sin disputa uno de los tienen el papel más
importante en el simbolismo masónico.
Con ella se invita al espíritu del Que- rido Hermano que nos ha dejado, a
que ascienda, para ser recibido con bondad por el Gran Arquitecto del
Universo y recibir la recompensa de los justos.
“¡Que el espíritu de nuestro Hermano remonte hasta la patria de las almas
como el perfume de este incienso sube al cielo!
¡Que el Gran Arquitecto del Universo lo haya recibido con bondad y le haya
acordado la recompensa de los justos!”.
El Incienso se quema al interior de un pebetero moviéndolo tres
veces.
VI.- El juramento.
Los trabajos fúnebres se cierran con la invocación que hace el Venerable Maestro
A La Gloria Del Gran Arquitecto del Universo y con la Batería de Duelo. Tras ello el
VM:. declara que la Tenida Fúnebre ha terminado y que podemos retirarnos en
Paz. Si bien nos encontramos mucho más felices que al inicio, esta sigue siendo
un Tenida Fúnebre y por ello debemos guardar en todo momento el decoro
correspondiente. A diferencia de las Tenidas normales, la Fúnebre no finaliza
con el acostumbrado ágape, porque el ágape en si corresponde a un banquete
fraternal con que “celebramos” el termino de nuestros trabajos.
Así, podemos observar, que, al contrario de las baterías de júbilo que son
manifestaciones que pueden incluir vocalizaciones para exteriorizar nuestra
alegría, la Batería de Duelo en cambio busca interiorizar una emoción. Los
golpes mudos sobre el antebrazo izquierdo representan la vibración muda de las
venas sanguíneas, que conectan el acto mismo que realizamos con las emociones
que simbólicamente brotan de nuestro corazón. La Batería de Duelo, en la
Ceremonia Fúnebre, no puede llevar aclamaciones porque rompería un proceso
íntimo y personal, realizado en comunidad al interior de nuestros Templos.
La Batería de Duelo debe ser ejecutada sólo al finalizar la Ceremonia, porque
desde que retorna la Luz al Templo y la cadena vuelve a cerrarse, nuestros
corazones se ven tranquilizados experimentando una sensación muy diferente
a la del inicio de la Ceremonia cuando abrimos los trabajos ejecutando solo el
Signo “ya que la solemnidad del día y la presencia de los símbolos de duelo nos
prohibían toda aclamación”.
Nuestra sociedad occidental esta marcada por el culto a la vida, pero el
ciclo vital esta incompleto si no se comprende a cabalidad las dos caras de la vida
en si: la creación y la extinción. Solo con la muerte podemos entender la
inmortalidad, la que se materializa con el concepto de trascendencia pues
seguiremos vivos en la memoria de los círculos a los que hemos pertenecido una
vez que partimos al otro plano sea lo que sea que ocurra en aquel desconocido
plano dimensional.
“La muerte es una vieja historia y, sin embargo, siempre resulta nueva para
alguien”
Ivan Turgueniev.
S.F.U