Libro Meifii

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Alejandro Luque Suárez

Javier Martínez Calderón


Mar Flores Cortés
Consolación Pineda Galán

Métodos de intervención
en Fisioterapia II
Material docente

UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
2020
© Alejandro Luque Suárez; Javier Martínez Calderón; Mar
Flores Cortés; Consolación Pineda Galán.
© UMA editorial. Universidad de Málaga
Bulevar Louis Pasteur, 30 (Campus de Teatinos)
29071 Málaga
www.umaeditorial.uma.es

Diseño de la colección y maquetación: TADIGRA.

ISBN: 978 84 1335 038 7.


Depósito legal: MA/671 2020.

Impresión:
Impreso en España - Printed in Spain

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con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
por la ley.
ÍNDICE

1. DOLOR LUMBAR ......................................................................................................


1.1. Introducción.......................................................................................................
1.2. Modelo de disfunción segmentaria...................................................................
1.3. Clasificación muscular .......................................................................................
1.4. Control segmentario ..........................................................................................
1.5. Tipos de postura ................................................................................................
1.6. Premisas básicas sobre ejercicio y dolor lumbar...............................................
1.7. Referencias ........................................................................................................

2. DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE ......................................................................


2.1. Introducción.......................................................................................................
2.2. Articulación de la cadera ...................................................................................
2.3. Articulación de la rodilla ....................................................................................
2.4. Articulación tobillo-pie ......................................................................................
2.5. Referencias ........................................................................................................

3. DOLOR CERVICAL.....................................................................................................
3.1. Introducción.......................................................................................................
3.2. Alteraciones neuromusculares en sujetos con dolor cervical ...........................
3.3. Trastornos posturales en personas con dolor cervical ......................................
3.4. Disfunciones de la escápula en el dolor cervical
y en el dolor de hombro ......................................................................................
3.5. Referencias ........................................................................................................
6 ÍNDICE

4. DOLOR DE HOMBRO ...............................................................................................


4.1. Introducción.......................................................................................................
4.2. Desenredando el misterio del dolor de hombro ...............................................
4.3. Referencias ........................................................................................................
1. DOLOR LUMBAR

1.1. INTRODUCCIÓN

La columna lumbar es un elemento de protección, estabilidad y movimiento. Inte-


resantemente, la patología discal es responsable únicamente del 5% de los casos de
dolor lumbar. El dolor lumbar es una de las causas de queja por dolor más prevalentes.
Entre el 50 y el 75% de las personas tendrán dolor lumbar en algún momento de su
vida. El 40% lo padecerán durante un año y entre el 15-20% en un momento concreto.

1.1.1. Dolor lumbar mecánico y no mecánico

El dolor lumbar de origen no mecánico puede estar asociado a procesos inflamato-


rios, infecciosos, tumorales, viscerales o misceláneos. En el dolor lumbar mecánico, el
dolor suele ser cíclico, refiriéndose en muchos casos a la región glútea y a los muslos,
nunca por debajo de las rodillas. En estos casos de dolor lumbar mecánico, el dolor y/o
la rigidez matutina son comunes al inicio del movimiento y al realizar flexión anterior
de tronco. En el dolor lumbar mecánico también puede observarse dolor producido
o agravado por movimientos frecuentes de extensión lumbar y flexiones laterales,
rotación, bipedestación, andar, sedestación y ejercicio en general. Este dolor suele
empeorar a lo largo del día y se alivia al cambiar de posición y en posición fetal.

1.1.2. Estadios del dolor lumbar

Según la duración de los síntomas (Abenhaim et al., 2000):


8 DOLOR LUMBAR

— Dolor agudo: <4 semanas.


— Dolor subagudo: entre 4 y 12 semanas.
— Dolor crónico: > 12 semanas.

1.1.3. Historia natural del dolor lumbar

Entre el 80-90% de los dolores lumbares suelen tener un buen pronóstico, recu-
perándose en 6-12 semanas. Por otro lado, existen casos de recaídas y persistencia
de síntomas. Un factor de riesgo puede ser la presencia de episodios previos: entre
el 70-90% de la población padecerá un episodio tras haber padecido uno previo y un
tercio de ellos continuarán con dolor lumbar.

1.1.4. Tratamiento del dolor lumbar

Existe bastante evidencia de que el ejercicio es efectivo a medio plazo para mejorar
el dolor, el grado de actividad y la vuelta al trabajo. Existe moderada evidencia de que
el ejercicio es más efectivo a corto plazo que los tratamientos pasivos. Existe bajo nivel
de evidencia con respecto a qué tipo o intensidad de ejercicio tiene mayor efecto. En
dolor lumbar agudo no hay evidencia de mejoría del descanso frente a terapia física
y a analgésicos (Hides et al., 1996; Chok et al., 1999; van Tulder & Koes, 2002). Pero sí
hay evidencia de reducción del riesgo de recaídas con ejercicios para el dolor lumbar
(Ferreira et al., 2006). Por otro lado, existe evidencia en el dolor lumbar crónico de
mejoría frente a cuidados médicos tradicionales, pero no hay evidencia clara sobre
qué tipo de ejercicio aplicar (Soukup et al., 1999; Soukup et al., 2001). En dolor lumbar
crónico si hay evidencia de mejoría empleando ejercicios específicos sobre las regiones
lumbar y pélvica (Ferreira et al., 2006).

1.1.5. Modelos para el manejo de personas con dolor lumbar

Existen dos modelos bien descritos para el manejo de personas con dolor lumbar:

— Modelo pato-anatómico: prevalente en las últimas décadas. Presenta una


aproximación clínica a la persona, en la que se considera que alguna estructura
anatómica es la causa primaria de los síntomas que la persona presenta. En este
sentido, la propuesta diagnóstica va dirigida a la presencia de dolor discogénico,
restricción articular, puntos gatillo.
— Modelo biopsicosocial: existen una serie de factores neurológicos, cognitivos
(creencias, pensamientos…); actitudes (evitación, hipervigilancia) y emocionales
(miedo o frustración), entre otros factores, que podrían estar involucrados en
el proceso de dolor de la persona.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 9

1.1.6. Dolor lumbar y déficit muscular

Investigadores australianos y europeos han desarrollado diversos estudios que ponen


de manifiesto la necesidad de activar ciertos músculos antes que realizar ningún otro
tipo de ejercicio. La activación adecuada de dichos músculos protegerá la columna y
propiciará su funcionamiento óptimo.

1.1.7. Estudio sobre el músculo transverso del abdomen

Se realizó un estudio seleccionando 15 personas con dolor lumbar unilateral y 15


controles. Se pidió una contracción del transverso del abdomen para explorarlo con
ecografía. Los resultados mostraron la presencia de un menor grosor en el músculo
transverso del abdomen unilateral (Teyhen et al., 2009).

1.1.8. Estudios sobre los músculos multífidos

Se realizó un estudio sobre jugadores de cricket con dolor lumbar y no dolor lumbar.
Se llevaron a cabo mediciones con ecografía en los niveles L1-L5. Interesantemente,
se pudo observar una menor sección transversal de los músculos multífidos en perso-
nas con dolor lumbar. Tras entrenamiento de los músculos estabilizadores lumbares
y pélvicos se observó un incremento del grosor de los músculos multífidos de L5 en
personas con dolor lumbar, refiriendo además menor nivel de dolor (Hides et al., 2008).
Otro estudio evaluó tres grupos. El grupo 1 realizó ejercicios específicos para músculos
lumbares y pélvicos manteniendo lordosis. El grupo 2 realizó ejercicios específicos
para músculos lumbares y pélvicos junto a 3 ejercicios dinámicos (extensiones en
prono, cuadrupedia con extensión cadera y extensiones de cadera bilaterales prono).
El grupo 3 realizó lo mismo que el grupo 2 pero con 5 segundos de contracción iso-
métrica entre concéntrico y excéntrico. Se encontraron mejores resultados en el área
de sección transversal (cross section area) en el grupo 3 tras medición con tomografía
computarizada (Danneels et al., 2001).

1.1.9. Investigación con ecografía

Buena fiabilidad de la ecografía para medir grosor en los músculos multífidos y


transverso del abdomen (Koppenhaver et al., 2009).

1.1.10. Función de los músculos multífidos

Los multífidos lumbares contribuyen a casi el 70% de la estabilización de la columna


lumbar (Wilke et al., 1995). Sin embargo, el entrenamiento de estos músculos no es
suficiente para una completar la recuperación (San Juan et al., 2005).
10 DOLOR LUMBAR

1.2. MODELO DE DISFUNCIÓN SEGMENTARIA

Este modelo se basa en dos puntos clave, la hipótesis de Panjabi y la estabilización


lumbopélvica. Con este modelo parece superado el modelo tradicional, en el que se
creía que una columna estable era aquella que presentaba una integridad normal del
sistema osteoligamentoso (estructuras pasivas). Este modelo propone que:

— Los músculos multífidos y transverso del abdomen son músculos estabilizadores,


y que existe un patrón de activación en el control de cualquier movimiento o
cambio postural. Estos músculos proveen un “Fine Tuning”, y son activados antes
que los motores primarios, independientemente de la dirección del movimiento.
— Estudios de electromiografía de otros músculos globales del tronco (oblicuos,
recto abdominal, erector espinal) nos informan que su activación va a depender
de la dirección del movimiento.
— En patología lumbar, aumenta la amplitud de la zona neutra. Se producen cam-
bios anatómicos e histológicos de los multífidos, y cambios en el control motor
de los músculos multífidos y transverso del abdomen. Aparecen mecanismos
compensatorios.
— En patología lumbar, ese aumento de la amplitud de la zona neutra: lesiones
traumáticas o degenerativas en el sistema pasivo, es decir, mayor inestabilidad,
existiendo compensaciones con hipomovilidades e hipertonías de la musculatura
más externa.
— En patología lumbar, aparecen cambios histológicos y anatómicos a nivel de los
músculos multífidos. Estudios han demostrado un aumento de grasa intramus-
cular en comparación con músculos sanos (Kader et al., 2000).
— En patología lumbar, control motor alterado en músculos de la columna lumbar.
Fracasa el patrón de anticipación de su contracción, la activación del músculo
transverso del abdomen estaba significativamente retrasada y su activación
dependía de la dirección del movimiento de la extremidad, …con un patrón de
activación similar al de los músculos abdominales más superficiales y multiseg-
mentarios (Hodges & Richardson, 1997).
— En patología lumbar, la activación normal de feedforward del músculo transverso
del abdomen y de los músculos multífidos está alterado debido a la presencia del
estímulo doloroso de la columna lumbar. Aparecen mecanismos compensatorios,
uno de ellos, el sistema pasivo, aumenta la estabilidad a través de la formación
de osteofitos, mientras que el sistema neural activo utiliza los músculos globales
para aumentar la estabilidad, provocando patrones de movimiento incorrectos
(Panjabi, 1992ab).

1.2.1. Hipótesis de Panjabi

Panjabi expone que existen dos zonas:


MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 11

— Zona neutra: porción inicial del rango de movimiento (en torno postura neutra)
en la que el movimiento vertebral ocurre contra una resistencia interna mínima
(=resistencia ofrecida columna pasiva es mínima).
— Zona elástica: porción del rango de movimiento más próxima al sector final del
mismo producida contra resistencia interna importante.

Panjabi habla del concepto de inestabilidad: significativa disminución de la capa-


cidad del sistema estabilizador vertebral (neural, activo y pasivo) para mantener zonas
neutras intervertebrales en límites fisiológicos (no disfunción neurológica, no defor-
midad importante, no dolor) Su hipótesis junto con sus colaboradores: el aumento de
la movilidad vertebral en zona neutra es posible que sea un mecanismo generador de
dolor (Panjabi, 1992ab). White y Panjabi definieron la inestabilidad clínica de la columna
como la perdida de la habilidad de esta para mantener los patrones de desplazamiento
bajo cargas fisiológicas sin iniciar un déficit neurológico adicional. La estabilidad es la
capacidad de los elementos óseos, ligamentosos y musculares de la columna vertebral,
para cumplir sus funciones ortostáticas, ortocinéticas y de protección de las estructuras
nerviosas y vasculares que cursan por sus canales.

— Subsistema pasivo propuesto por Panjabi: cuerpos vertebrales, articulaciones


cigoapofisarias, estructuras cápsuloligamentarias. Función mecánica, desarrolla
tensión y después rigidez en la zona elástica. Función neurológica: feedback
propioceptivo al sistema nervioso central desde mecanorreceptores. Papel im-
portante en la zona elástica del rango de movimiento vertebral (final rango de
movimiento). Afectación del subsistema pasivo puede aumentar el tamaño de
la zona neutra, aumentando las demandas de los subsistemas control neural y
activo para evitar desarrollo el desarrollo de una inestabilidad segmentaria. En
zona neutra, las estructuras del subsistema pasivo actúan como transductores de
fuerza, apreciando cambios posición y proporcionando feedback al subsistema
de control neural.
— Subsistema activo propuesto por Panjabi: músculos y tendones espinales.
Función neurológica: feedback propioceptivo al sistema de control neural
(órganos tendinosos de Golgi y husos neuromusculares). Función mecánica:
aporta la estabilidad segmentaria sin generar excesiva rigidez; único responsable
de mantener la estabilidad en la zona triplanar neutra y hacia el final del rango
de movimiento en la zona elástica. Se encargan de proporcionar la resistencia
y fuerza adecuadas para responder a las solicitaciones. Son importantes en la
zona neutra, donde la resistencia pasiva es mínima.
— Subsistema neural propuesto por Panjabi: frecuentemente ignorado por los
clínicos. Este sistema programa la musculatura vertebral para responder a la
información aferente (subsistemas activo y pasivo) y mantener control postu-
ral o estabilidad segmentaria. Proporciona acción concertada entre aferencia
(propiocepción) y eferencia (coordinación), posibilita contracción de músculos,
12 DOLOR LUMBAR

proporcionando la fuerza requerida en el momento adecuado. Actúa a través del


subsistema activo. Su afectación coloca a las estructuras en riesgo lesional o de
recidiva. Juegan un papel fundamental en la estabilización vertebral anticipada
ante carga externa aplicada (Hodges & Richardson, 1997). Mejoría tiempo de
reacción se correlaciona con disminución de incapacidad en personas bajo
tratamiento (Luoto et al., 1995).

1.2.2. Estabilización lumbopélvica

Derivado del modelo pato mecánico. Propuesto por Waddell et al., 1997 (Waddell
et al., 1997), basado en un programa de ejercicios de control motor. También deno-
minado Modelo de ejercicio de estabilización segmental.

1.2.3. Conceptos con evidencia científica asociados a la estabilización


lumbopélvica

— Spine stability - Neutral Spine.


— Stabilization training.
— Muscle Fusion.
— Dynamic Lumbar Stabilization.
— Core Stabilization.
— Stabilizing exercise.
— Therapeutic Stabilization exercise.

1.2.4. Estabilización lumbopélvica: conceptos teóricos

A nivel neurológico: fisiopatología del dolor crónico. A nivel de plasticidad del sistema
nervioso central: inputs nociceptivos periféricos persistentes pueden acabar induciendo
cambios neuroplásticos: sensibilización central. El concepto de sensibilización central
expone que la actividad de las neuronas nociceptivas es mantenida tras la curación
de la lesión periférica y sin estímulo nociceptivo. El umbral de excitación disminuye
y el umbral de respuesta aumenta, apareciendo conceptos como el de alodinia y el
de hiperalgesia local y generalizada. Generación espontánea de señales dolorosas.
Otros conceptos importantes son:

— Flexibilidad Laxitud (hipermovilidad).


— Estabilidad.
— Inestabilidad: estudios en laboratorio sobre columna lumbar indican que para
la inestabilidad segmentaria debe de ocurrir una traslación de al menos 3
milímetros (o 9% del ancho del cuerpo vertebral) en el plano sagital en radio-
grafía en flexión o extensión lumbar; o una rotación en el plano sagital mayor
de 9º para LI-L5 (Fritz et al., 1998). Nos podemos encontrar: (I) inestabilidad
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 13

mecánica: incapacidad de la columna para llevar sus propias cargas; no cumple


con funciones ortostáticas, ortocinéticas y de protección; (II) inestabilidad
clínica: consecuencias clínicas del déficit y/o dolor neurológico; (III) ortostática:
mantenimiento de la posición vertical del cuerpo y sostén de las cargas axiales
habituales; (IV) ortocinética: movimientos normales de la columna y evitación
de movimientos de rotación o traslación más allá de los límites normales.

1.2.5. Estabilidad versus inestabilidad

En ambas el rango de movimiento es anormal. En inestabilidad el rango de mo-


vimiento es excesivo sin control muscular protector. En la hipermovilidad el rango de
movimiento es excesivo bajo total control muscular. Hipermovilidad puede dirigir a
inestabilidad.

1.2.6. Evidencia sobre la estabilización lumbopélvica

— Saal & Saal llevaron a cabo tratamiento no quirúrgico de los discos lumbares
herniados con radiculopatía. 50 de 52 personas obtuvieron resultados de buenos
a excelentes tras la aplicación de un entrenamiento mantenido de ejercicios de
estabilización, retornando al trabajo el 92%. La estabilización mitiga microtrauma
repetitivo en segmentos lumbares móviles, favoreciendo curación lesión inicial
y pudiendo alterar la progresión del proceso degenerativo (Saal & Saal, 1989).
— O’Sullivan y colaboradores estudiaron los efectos de los ejercicios de estabiliza-
ción en población con espondilólisis/espondilolistesis y dolor lumbar crónico.
El grupo que realizó ejercicio tuvo una reducción significativa en los niveles de
dolor e incapacidad funcional a los 30 meses de seguimiento (O'Sullivan et al.,
1997).
— La evidencia actual es limitada con hallazgos diversos. Se realizó una revisión
sistemática sobre ejercicio donde se encontró como hallazgo más significativo
que personas que no reentrenan musculatura estabilizadora profunda tienen
12.4 veces más probabilidad de padecer recidivas de dolor lumbar en los 3 años
siguientes al episodio original (Colle et al., 2002).
— Más evidencia apoya que personas que reciben ejercicios específicos, basado
en entrenamiento de los músculos multífidos con sinergia con el transverso
del abdomen, experimentan menos recurrencias que los controles. Tasa de
recurrencia el primer año: 30% versus 84%, y el segundo año: 35% versus 75%
(Hides et al., 2001).
14 DOLOR LUMBAR

1.3. CLASIFICACIÓN MUSCULAR

Los músculos pueden clasificar en estabilizadores y movilizadores. Los músculos


estabilizadores son principalmente responsables de la estabilización y “aproximación
de articulaciones”. Se contraen lentamente, son más resistentes a la fatiga y más efec-
tivos en ejercicios de cadena cinética cerrada. En “desequilibrio” muscular, tienden a
debilitarse y alargarse. Se activan a un 30-40% de la contracción máxima. Dentro de
los músculos estabilizadores, existen diferencias entre los primarios y los secundarios.
Los primarios son más profundos mientras que los secundarios son de profundidad
intermedia. Ambos son de contracción lenta y monoarticulares. Los primarios no son
una fuente de torque, mientras que los secundarios son la primera fuente de torque.
Los primarios sonde fibras cortas mientras que los secundarios de fibras multipennate.

1.3.1. Músculos estabilizadores primarios:

— Multífidos.
— Transverso del abdomen.
— Diafragma y suelo pélvico.
— Oblicuo interno.
— Glúteo medio.
— Vasto interno.
— Serrato anterior.
— Trapecio inferior.
— Flexores profundos cervicales.

1.3.2. Músculos estabilizadores secundarios:

— Glúteo mayor.
— Iliopsoas.
— Subescapular.
— Infraespinoso.
— Trapecio superior.
— Cuadrado lumbar.

Los músculos movilizadores son los responsables del movimiento. Son músculos
superficiales, a menudo biarticulares y de contracción rápida. Se contraen rápidamente
en tensión y son más efectivos en cadena cinética abierta. Necesidad de activarse a
altas resistencias. En desequilibrio muscular, tienden a acortarse.

1.3.3. Músculos movilizadores:

— Iliopsoas.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 15

— Isquiotibiales.
— Recto anterior cuádriceps.
— Tensor de la fascia lata.
— Aductores cadera.
— Piramidal.
— Recto abdominal.
— Oblicuo externo.
— Cuadrado lumbar.
— Erector espinal.
— Esternocleidomastoideo.
— Angular de la escápula.
— Escalenos.
— Romboides.
— Trapecio superior.
— Pectoral mayor.
— Pectoral menor.

Los músculos a su vez pueden clasificarse en estabilizadores locales: segmentarios


(inner unit) o estabilizadores globales: movilizadores, posturales multisegmentarios
(outer unit).

1.3.4. Síndrome cruzado

Cuando se habla de síndrome cruzado, hay que tener en cuenta que los músculos
posturales se encuentran tensos e hipertónicos y los músculos fásicos se encuentran
débiles y alargados (Janda, 1987). Por ejemplo, en el síndrome cruzado inferior aparece
una debilidad de los músculos glúteo mayor y abdominales y un acortamiento de los
músculos erector espinal e iliopsoas (Janda, 1987).

1.3.5. Aspectos importantes en personas con dolor crónico lumbar

Personas con dolor crónico lumbar presentan las siguientes características:

— Alteración en la distribución de las cargas.


— Alteración de calidad muscular.
— Rigidez tisular.
— Reorganización del córtex sensitivo y motor.

1.3.6. Desequilibrios musculares

A nivel muscular, en personas con dolor lumbar nos podemos encontrar un acorta-
miento de los músculos movilizadores, un debilitamiento de los músculos estabiliza-
16 DOLOR LUMBAR

dores, y un patrón de movimiento alterado a nivel del control segmental. Se produce


una disminución de la fuerza y del trofismo muscular: lesión, descarga e inmovilización
(6% de pérdida de fuerza por cada uno de los 8 primeros días de inmovilización).
Como consecuencia de la inmovilización se puede producir una atrofia muscular en el
siguiente orden: estabilizadores primarios; estabilizadores secundarios; movilizadores
(Lieber, 1992).

1.4. CONTROL SEGMENTARIO

El control segmentario tiene tres fases de aprendizaje: cognitiva/motora/automática


(Norris, 2008).

1.4.1. Control segmentario: fase cognitiva

— Es la fase de entendimiento del ejercicio.


— Se utilizan estímulos ambientales.
— La persona presenta una coordinación pobre.
— La persona es incapaz de identificar sus propios errores.
— Estímulo visual y verbal mejor que propioceptivo.
— Se necesita mucho entrenamiento.

1.4.2. Control segmentario: fase motora

— El movimiento es efectivo.
— El movimiento es más consistente.
— La persona es capaz de identificar sus errores.
— Estímulos propioceptivos más importantes que visuales y verbales.

1.4.3. Control segmentario: fase automática

— Movimiento automático.
— Es independiente de estar atento al mismo.
— Se provoca de forma rápida.

1.5. TIPOS DE POSTURA

Nos podemos encontrar los siguientes tipos de postura:

— Lordótica: línea de gravedad sobre trocánter mayor. La pelvis se encuentra en


anteversión. Los músculos glúteos y abdominales se encuentran alargados y
débiles. Los músculos isquiosurales en tensión excéntrica. Las últimas facetas
articulares lumbares en compresión. Esta postura es común en bailarines/as,
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 17

gimnastas jóvenes o mujeres tras parto. La corrección de esta postura requiere


de un fortalecimiento de los músculos abdominales en flexión lumbar y estira-
miento de los músculos flexores de cadera.
— Postura swayback: la pelvis se encuentra alineada. El trocánter mayor por de-
lante de línea de gravedad. El esternón no es el punto más anterior, ahora es la
pelvis. Desplazamiento anterior de la línea de gravedad desde tobillo al mediopié.
Estiramiento de los músculos flexores cadera y estructuras anteriores de cadera.
En esta postura aparece los que se conoce como “Arruga” en L3. Cifosis no muy
pronunciada, incluso se puede extender a parte de la zona lumbar. Parte inferior
lumbar más plana de lo normal. Pelvis mínimamente en retroversión.
— Postura flat-back: aparece una falta de movilidad en la zona lumbar: “aplana-
miento de la zona lumbar por excesiva posición en flexión lumbar, ej. al estar
sentado mucho tiempo”. El músculo recto abdominal se encuentra muy tenso y
fuerte. Consignas de tratamiento: movilizaciones pasivas y activas en extensión
lumbar.
— Cifótica: se produce un incremento de la cifosis dorsal. Anteriorización de la
cabeza humeral (más de un tercio adelantada). Rotación interna del miembro
superior. Posible escápula alada. Acortamiento del músculo pectoral mayor:
antero-interna la cabeza humeral. Acortamiento del músculo pectoral menor:
adelantamiento de la escápula.

1.6. PREMISAS BÁSICAS SOBRE EJERCICIO Y DOLOR LUMBAR

Erróneamente se piensa que la fuerza es la clave para la estabilidad vertebral. La base


es la coordinación del control motor, es decir, precisión y no fuerza. A medio camino
entre los extremos del rango de movimiento, confortables, cómodos, unipersonales, y
alterados por la patología. Por ello, es importante un conocimiento (asimilación) de la
postura o posición vertebral y contracción muscular. Prescripción de ejercicios y tareas
de estabilidad/movilidad apropiados y adaptados, junto con un desarrollo de la resis-
tencia muscular, y de la transferencia a las actividades de la vida diaria. La progresión
puede ser de lento a rápido; de estable a inestable; de ojos abiertos a cerrados; de tasa
normal a elevada; de estatismo a dinamismo; de base de sustentación a estabilidad
del plano; de número de contactos con plano a calidad de los contactos; apoyo visual.
Otros aspectos que hay que tener en cuenta son:

— Enfoque individualizado: basado en una exploración previa del sujeto.


— Exploración: test de extensibilidad muscular, de fuerza muscular y de calidad de
movimiento.
— Técnicas de aprendizaje motor para adquisición de movimiento fino y coordinado,
a través de fases: cognitiva, motora y automática.
— Consecuencias sobre los músculos: sobre los estabilizadores primarios: pérdida
de la contracción del transverso del abdomen, inhibición de multífidos e incapa-
18 DOLOR LUMBAR

cidad de lograr la zona neutra. Sobre los estabilizadores secundarios: aumento


de la atrofia y disminución del tono. Sobre los movilizadores: aumento del tono
e hipertrofia.
— ¿Cómo solucionar estas afectaciones? Tratando los músculos estabilizadores
podemos actuar sobre la disfunción de los movilizadores. Usar técnicas de
activación aumentando cargas progresivamente. Hacerlo en posición neutra
lumbar para favorecer reclutamiento de los estabilizadores locales y globales
y minimizar el dolor y la carga. Podemos tratar los estabilizadores globales con
contracciones concéntricas y excéntricas. Empezar utilizando posturas a baja
carga para no sobrecargar tejidos, sobre todo en fases primarias de lesión. En
fases posteriores, puede ser necesario utilizar estiramientos sobre movilizadores.
Además, puede ser necesario combinar ejercicio sobre el dolor lumbar con otras
modalidades de tratamiento físico. Las pruebas clínicas son de fácil aplicación.
Entrenamiento muscular usando contracciones isométricas e isotónicas de baja
velocidad en baja carga. No realizar ejercicios en alta carga porque los músculos
estabilizadores se fatigan rápido y por riesgo a lesionar la articulación.
— Factores que hay que tener en cuenta para el éxito del programa de ejercicios en
dolor lumbar: (I) grado de la patología; (II) duración del dolor: agudo, subagudo,
crónico, recurrente; (III) localización, tipo e intensidad del dolor; (IV) presencia
de alteraciones respiratorias; (V) escoliosis, cifosis; (VI) dismetrías de miembro
inferior; (VII) tipo de postura: lordótica, cifótica, swayback o flat-back.

1.6.1. Fases del ejercicio y dolor lumbar

Se divide en tres fases: control local segmental; control segmental en cadena cinética
cerrada y control segmental en cadena cinética abierta.

Fase I: control local segmental

Los objetivos de esta fase son:

— Restablecer los músculos profundos: sinergias entre los músculos transverso


del abdomen, multífidos, suelo pélvico y diafragma.
— Entrenamiento de estos minimizando la acción de los movilizadores y esta-
bilizadores secundarios, usando feedback, como ultrasonido en tiempo real,
electromiografía y palpación.

La activación de los músculos estabilizadores primarios se realizará mediante ins-


trucciones verbales, estímulos táctiles, posición corporal, sinergias, y feedback visual.

— Instrucciones verbales: enseñanza por parte del instructor. Activación del “tono”
y contracciones suaves.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 19

— Refuerzo táctil: en multífidos, presiones digitales para que “abombe” nuestros


dedos. En transverso, manos llevando a “corsé” la pared abdominal.
— Posición corporal: posiciones antigravitacionales mejoran la activación de esta-
bilizadores locales y reducen acción de movilizadores: decúbito supino, prono
y lateral, sedestación (en tendencia a la flexión lumbar se activan muy bien los
multífidos). Posiciones antiálgicas. Posición neutra lumbar (Sapford et al., 1997).
— Sinergias: músculo transverso del abdomen con multífidos (encontrar posición
más afín), músculo transverso del abdomen con suelo pélvico (crook lying posi-
tion). Pedir contracción pubococcígeo (interrupción micción). Músculo transverso
del abdomen con diafragma (patrones respiratorios) (Sapsford et al., 1998).
— Feedback visual: ultrasonidos.

Las posiciones para la activación de los músculos estabilizadores primarios, es-


pecíficamente el transverso del abdomen (ahuecamiento) durante esta fase serán:
cuadrupedia, decúbito prono, sedestación, bipedestación y decúbito supino.

Posición Ventajas Desventajas Imagen


(I) Posición conforta-
ble en dolor lumbar y
Difícil para
embarazo
obesos y
Cuadrupedia (II) Anula acción de ab-
molesta para
dominales (III) Cinturón
muñecas
se puede usar para fee-
dback táctil
(I) Soporta el peso del
cuerpo
Obesos, em-
(II) Se evitan movimien-
Decúbito barazadas y
tos compensatorios de
Prono dificultades
pelvis
respiratorias
(III) Uso de estabilizador
por presión

(I) Útil por ser muy


utilizada en vida diaria
(II) Auto palpación fácil
(interno e inferior a espi-
Sedestación na ilíaca Aumento sín-
anterosuperior, lateral a toma dolor
rectos abdominales)
(III) Ensayo para buena
postura
20 DOLOR LUMBAR

Feedback manual,
apropiado en obesos,
Patología
Bipedesta- apoyo en pared para
discal
ción disminuir compensacio-
nes, posición
funcional
(I) Utilización
estabilizador por presión
(II) Posición antiálgica,
Decúbito eliminación acción
Supino movilizadores
(III) Fácil observar
compensaciones

Imagen 1-5 de arriba hacia abajo: activación transverso del abdomen en (1) cuadrupedia;
(2) decúbito prono; (3) sedestación; (4) bipedestación; (5) decúbito supino (autor Javier
Martínez Calderón).

Las posiciones para la activación de los músculos estabilizadores primarios, es-


pecíficamente los multífidos durante esta fase serán: cuadrupedia, decúbito prono,
decúbito lateral, sedestación (auto palpación) y bipedestación (auto palpación). En
decúbito prono, existen dos variantes: bilateral y unilateral. La variante bilateral: de-
dos pulgares en espacio vertebral entre espinosa y transversa, presión suave-media.
Consigna verbal: “empuja mi dedo hacia arriba”, “abomba tu musculatura”. La variante
unilateral: ambos pulgares deprimiendo una espinosa hacia la camilla. Consigna: “no
dejes que te mueva”.

Posición Imagen

Decúbito
Prono
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 21

Posición Imagen

Decúbito
Lateral

Sedestación
(Auto palpación)

Bipedestación
(Auto palpación)

Imagen 6-9 de arriba hacia abajo: activación multífidos lumbares en (6) decúbito prono; (7)
decúbito lateral; (8) sedestación; (9) bipedestación (autores Javier Martínez Calderón; Mar
Flores Cortés).

Fase II: control segmental en cadena cinética cerrada

Los objetivos de esta fase son:

— Mantener la activación de los estabilizadores primarios mientras se aumenta


la carga: sedestación, bipedestación…con ejercicios de cadena cinética cerrada
en miembros superiores e inferiores.
— Mantener la postura de carga mientras se mantienen activados estabilizadores
en general.

Los pasos para conseguir los dos objetivos mencionados previamente son:
22 DOLOR LUMBAR

— Ejercicio de puentes en decúbito: supino, prono, y lateral.


— Ejercicios en cadena cinética cerrada en sedestación para miembros superiores:
en posición neutra lumbar, se pueden realizar estos ejercicios usando gomas
elásticas, pesas…. El trabajo se puede empezar en sedestación en una silla y
progresar a sedestación en balón.
— Paso de sedestación a bipedestación.
— Bipedestación en semiflexión de rodillas haciendo una sentadilla.
— Sentadilla con superficie inestable/step.
— Incremento de cargas en bipedestación: marcha.
— Flexión anterior de pie.

Fase III: control segmental en cadena cinética abierta

El objetivo de esta fase es mantener la activación de los estabilizadores durante


posturas en carga y movilización de los miembros superiores a través de ejercicios de
hombro y de los miembros inferiores a través de ejercicios de cadera. Los objetivos
específicos serán:

— Disminuir compensaciones de la región lumbopélvica durante movimientos de


cadera y hombro principalmente.
— Reducir la hipertonicidad en movilizadores.
— Aumentar resistencia y fuerza de músculos de tronco en cadena cinética abierta.

Los pasos para conseguir los dos objetivos mencionados previamente son:

— En decúbito supino: separaciones de cadera unilaterales y bilaterales; extensión


miembro inferior unilateral; flexión miembro inferior unilateral; rotaciones pel-
vis; flexión hombro unilateral; flexión cadera en ejercicio de puente; flexión y
extensión rodilla en ejercicio de puente; flexión y extensión rodilla en ejercicio
de puente + foam roller; flexión y extensión rodilla y separación de cadera en
ejercicio de puente.
— En cuadrupedia: flexión y extensión de miembros inferiores; flexión hombro
unilateral; separación hombro unilateral; flexión unilateral miembro superior +
extensión unilateral miembro inferior; separación unilateral miembro inferior.
— En decúbito lateral: separación unilateral miembro inferior; separación en puente
lateral modificado; separación miembro inferior en puente lateral.
— En decúbito prono: extensión de cadera y rodilla flexionada; extensión de cadera
en ejercicio de puente.
— En sedestación: flexión de cadera.
— En bipedestación: flexión de cadera; separación unilateral de cadera; flexión
miembros superiores; diagonales de Kabat con gomas elásticas.
— Estiramiento de los siguientes músculos movilizadores: recto anterior del
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 23

cuádriceps; isquiosurales; cuadrado lumbar; erector espinal; psoas; piramidal;


aductores; glúteo mayor.

1.7. REFERENCIAS

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2. DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

2.1. INTRODUCCIÓN

El dolor de cadera, rodilla y/o pie son formas comunes de dolor musculoesquelético.
Dentro de este tipo de dolor, el pellizcamiento fémoro-acetabular (Ganz et al., 2003),
el dolor de rodilla fémoro-patelar (Smith et al., 2018), el esguince de tobillo (Doherty
et al., 2014), así como la osteoartritis de cadera y rodilla son las más comunes (Des-
hpande et al., 2016). De hecho, la osteoartritis es probablemente el tipo de dolor en
miembro inferior más prevalente, afectando alrededor de 14 millones de personas
solo en Estados Unidos (Deshpande et al., 2016). La osteoartritis, además, es una de
las causas líderes en aumento de la discapacidad y en deterioro de la calidad de vida
(Vina & Kwoh, 2018).

2.2. ARTICULACIÓN DE LA CADERA

2.2.1. Determinar el perfil de postura-movimiento de la cadera en descarga

La prueba de Craig nos sirve para determinar si la persona tiene tendencia a la


anteversión-retroversión de la cabeza femoral (Uding et al., 2019). Durante la realización
de la prueba, en el momento en el que el trocánter para de voltear, nosotros paramos
la rotación. Tenemos en cuenta los valores estándar de las rotaciones; siendo 40-45º
para rotación interna y 60º para rotación externa. A la hora de interpretar esta prueba
debemos tener en cuenta que puede existir variabilidad en términos de género y edad.
28 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

Imagen 10. Test de Craig (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).

La prueba también se puede hacer en decúbito supino con flexión de cadera y


rodilla de 90º: máxima relajación de los ligamentos. Puede realizarse también usando
un goniómetro, colocándolo en la diáfisis tibial. A más grados de rotación interna, se
puede pensar que hay más anteversión de la cabeza femoral, aunque es fundamental
siempre cotejar con una radiografía.

2.2.2. Determinar el perfil de postura-movimiento de la cadera en carga

Cuando valoremos el perfil de nuestro paciente en carga podemos detectar dos


tipos de perfiles: perfil rotador externo y perfil rotador interno. Específicamente, el
perfil rotador interno se caracteriza por la presencia de colapso en valgo: rotación
interna de cadera + anteversión cuello femoral + valgo de rodilla + rotación externa
de tibia + pie plano /pronado.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 29

Imagen 11. Perfil rotador externo (autor Javier Martínez Calderón).

Imagen 12.
Perfil rotador
interno (autor
Javier Martínez
Calderón).
30 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

2.2.3. Perfil rotador externo

Personas con una tendencia a este perfil suelen mostrar una debilidad de los mús-
culos rotadores internos de cadera y un exceso de rango de movilidad hacia la rotación
externa. (>60º). Una prueba, aunque inespecífica para evaluar este perfil es el Log
roll test/Dial test. Importante durante la realización de esta prueba prestar atención
a la presencia de hiperlaxitud, ya que la persona puede tener exceso de movilidad en
ambas rotaciones.

Imagen 13. Rango de movimiento: rotación externa (autores Javier Martínez Calderón; Mar
Flores Cortés).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 31

Imagen 14. Dial test (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).

A nivel muscular, se pueden realizar las pruebas musculares manuales (manual


muscle testing). Evaluar los rotadores internos de cadera en diferentes posiciones, de
forma subjetiva, o de forma objetiva usando un dinamómetro de mano. Fundamental
para una correcta realización de la prueba es realizar estos movimientos desde el final
de su recorrido.
32 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

Imagen 15. Pruebas musculares manuales: rotadores internos de cadera (autores Javier
Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).

Imagen 16. Prue-


bas musculares
manuales: rota-
dores internos de
cadera (autores
Javier Martínez
Calderón; Mar
Flores Cortés).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 33

Amenazas a las que se ve expuesto el perfil rotador externo

La principal amenaza se conoce como pinzamiento fémoro-acetabular. Esta patología


se da en el 15% de la población. Es la causante del 70% de las artrosis de cadera. Se
da generalmente por un choque repetitivo y dinámico del cuello y cabeza femoral con
el labrum (rodete) y el cartílago articular del cotilo. Se caracteriza por dolor en zona
inguinal, tras práctica física o tras mucho tiempo sentado (confusión con tendinopatías
sobre todo del psoas ilíaco). La prueba de FADIR (Flexión cadera 90º + aducción 10º +
rotación interna) se utiliza para evaluar la presencia de pinzamiento fémoro-acetabular
(Reiman et al., 2015). No tiene punto de corte.

Imagen 17. Test de FADIR (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).

Entre las principales causas se encuentran:

— Atrapamiento acetabular por coxa retroversa, limitando los movimientos invo-


lucrados en FADIR.
— Generando osteofito en labrum (exceso de recubrimiento anterior de la cabeza
por el cotilo) (lesión de PINCER).
34 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

— Falta de concavidad de la unión fémoro-acetabular por la formación de un callo


como consecuencia del continuo impacto (lesión de CAM).

Aspectos claves en el tratamiento del perfil rotador externo

Personas con dolor cadera por pinzamiento fémoro-acetabular presentan:

— Una disminución de la báscula posterior pélvica en comparación con personas


con otros dolores de cadera y con individuos sanos, al hacer flexión de cadera.
Por ello, ganar 10º de báscula pélvica posterior equivale a ganar una rotación
interna cadera 5º, 10º de flexión cadera, y 7º de FADIR (Azevedo et al., 2016).
— Debilidad de separadores de cadera en un 20% en comparación con personas
sanas. Aunque en principio pudiera parecer una incongruencia debido a que
los separadores de cadera en principio deberían estar fuertes en este perfil, en
personas con dolor crónico no solo esta debilitado la causa del dolor, sino que
se inhibe todo el sistema.
— Ratio fuerza muscular rotadores externos/rotadores internos de cadera fue sig-
nificativamente mayor en personas con dolor de cadera versus sanos (Diamond
et al., 2016).

2.2.4. Perfil rotador interno

Personas con una tendencia a este perfil suelen mostrar una debilidad de los mús-
culos rotadores externos de cadera y un exceso de rango de movilidad hacia la rotación
interna. (>45º). Una prueba, aunque inespecífica para evaluar este perfil es el Log
roll test/Dial test. Importante durante la realización de esta prueba prestar atención
a la presencia de hiperlaxitud, ya que la persona puede tener exceso de movilidad en
ambas rotaciones.
A nivel muscular, se pueden realizar las pruebas musculares manuales (manual
muscle testing). Evaluar los rotadores externos de cadera en diferentes posiciones, de
forma subjetiva, o de forma objetiva usando un dinamómetro de mano. Fundamental
para una correcta realización de la prueba es realizar estos movimientos desde el final
de su recorrido.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 35

Imagen 18. Rango de movimiento: rotación interna (autores Javier Martínez Calderón; Mar
Flores Cortés).

Imagen 19. Dial


test (autores
Javier Martínez
Calderón; Mar
Flores Cortés).
36 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

Imagen 20.
Pruebas muscu-
lares manuales:
rotadores exter-
nos de cadera
(autores Javier
Martínez Calde-
rón; Mar Flores
Cortés).

Imagen 21.
Pruebas muscu-
lares manuales:
rotadores exter-
nos de cadera
(autores Javier
Martínez Calde-
rón; Mar Flores
Cortés).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 37

Amenazas a las que se ve expuesto el perfil rotador interno

Cadera inestable: se evalúa con la prueba de aprensión. Esta prueba se considera


positiva si aparece dolor y/o aprensión durante la realización de la prueba. Evaluar sobre
todo la aparición de miedo, incluso más que de dolor, durante la prueba. Para evaluar
la cadera inestable también se puede utilizar una prueba descrita anteriormente, Dial
test, donde la presencia de una rotación externa menor de 45º puede significar la
presencia de inestabilidad (Phillipon & Schenker, 2005).

Imagen 22. Test de aprensión (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).

La cadera inestable podemos encontrarla también asociada a un daño en el labrum.


En este caso, podemos usar la prueba de Fitzgerald para valorar si la lesión es del labrum
anterior o posterior (Fitzgerald, 1995). La prueba se realizará en decúbito supino y de
forma pasiva, con el objetivo de explorar la presencia de chasquido y/o dolor.

— Labrum anterior: realizar de forma pasiva una flexión 90º + separación de cadera
+ rotación externa de cadera a extensión + aducción de cadera + rotación interna
de cadera). Cotejar siempre con una resonancia magnética nuclear.
38 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

Imagen 23 y 24. Test de Fitzgerald para labrum anterior (autores Javier Martínez Calderón;
Mar Flores Cortés).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 39

— Labrum posterior: realizar de forma pasiva una flexión de cadera + aducción de


cadera + rotación interna de cada a extensión de cadera + separación de cadera
+ rotación externa de cadera. Cotejar siempre con una resonancia magnética
nuclear.

Imagen 25 y 26. Test de Fitzgerald para labrum posterior (autores Javier Martínez Calderón;
Mar Flores Cortés).
40 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

Otra prueba que podemos realizar para el labrum es el test modificado de Thomas
para el labrum. La prueba se realiza con un descenso excéntrico de la cadera en contac-
to con la camilla (es un estiramiento excéntrico del psoas). Si aparece chasquido y/o
dolor en la zona de la cadera a los 30-40º de flexión, sospechar de una posible lesión
del labrum anterior. Hay que tener en cuenta que es una prueba muy inespecífica y
que puede confundirse con la presencia de un roce del tendón del psoas.
La última amenaza asociada a la tendencia a un perfil rotador interno es el
Snapping de las iliopsoas y el Snapping del tensor de la fascia lata. En el Snapping
de las iliopsoas se produce un roce con la eminencia ileopectínea. La persona
señala con un dedo zona exacta, caracterizado por la presencia de chasquido y/o
dolor. Se puede confundir con la presencia de un desgarro del labrum y/o presen-
cia de cuerpos extraños. Este Snapping se valora en decúbito supino, partiendo
de la posición conocida como “FABER” (flexión de cadera + separación de cadera
+ rotación externa de cadera), e ir a extensión de cadera + aducción de cadera
+ rotación interna de cadera. Todos estos movimientos los realiza la persona de
forma activa. En flexión de cadera de 30-10º, se le pide a la persona que mueva la
cadera en círculos de forma activa para explorar si se reproducen los síntomas de
chasquido/dolor (Yen et al., 2015). En este Snapping se pueden realizar ejercicios
en contracción excéntrica del músculo psoas.
En el Snapping del tensor de la fascia lata se produce un roce entre la cintilla
ileotibial y el trocánter mayor de fémur. La persona señala con un dedo zona exacta,
caracterizado por la presencia de chasquido y/o dolor. La prueba de Ober que sirve
para explorar la presencia de un acortamiento del músculo tensor de la fascia lata
suele dar positivo. Este Snapping se valora en decúbito lateral, realizando la persona
un pedaleo como en el ciclismo de forma activa, con ligera tensión en separación de
cadera (Yen et al., 2015).

2.2.5. Ejercicios para el dolor de cadera: músculos que nos interesa fortalecer
independientemente del perfil

El músculo glúteo mayor es un estabilizador de la articulación sacroilíaca. Si


el músculo bíceps femoral está muy hiperactivo, tracciona del ligamento sacro-
tuberoso, que a su vez tracciona del sacro generando cizallamiento en la articulación
sacroilíaca. En casos en los que el dolor de cadera lleve mucho tiempo, se puede
producir lo que se conoce como amnesia glútea, caracterizada por una debilidad
del músculo debilidad glúteo mayor (Hossain & Nokes, 2005). En estos casos, la
mejor forma de activar el músculo glúteo mayor es a través de una separación de
cadera de unos 30º + extensión de cadera + flexión rodilla para inhibir la acción
de los isquiosurales + rotación externa de cadera (Kang et al., 2013). Otra forma
de activar el músculo glúteo mayor es a través de la preactivación del músculo
transverso del abdomen. Se ha podido comprobar como aquellas personas que
contraen previamente el músculo del transverso del abdomen, presentan una mayor
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 41

activación del músculo glúteo mayor cuando realizan un movimiento combinado


de extensión de cadera y rodilla versus aquellas personas que realizan el mismo
movimiento sin activación del músculo transverso del abdomen (Oh et al., 2007;
Chance-Larsen et al., 2010).
Existen una serie de puntos clave para la activación del músculo glúteo mayor
cuando este se encuentra en estado de amnesia glútea:
— Cuando el músculo glúteo mayor entra en amnesia glútea, entra en acción los
músculos isquiosurales.
— Si hay que activar los músculos glúteo mayor e isquiosurales en una sesión,
empezar por glúteo mayor.
— Centrar la atención en el músculo glúteo mayor, mediante técnicas de palpación,
vibración, etcétera.
— Realizar ejercicios en extensión cadera + separación de cadera + rotación exter-
na de cadera + flexión rodilla en diferentes posiciones como decúbito prono o
cuadrupedia.

El músculo glúteo medio es otro músculo fundamental para fortalecer en personas


con dolor de cadera. Se puede explorar su nivel de actividad con la prueba manual
muscular (manual Muscle testing) en decúbito supino. Otra prueba para valorar el mús-
culo glúteo medio es la prueba conocida como Single Leg Stance Test (Penney et al.,
2014). Durante la realización de la prueba, mantener la cadera en flexión durante 30
segundos y comprobar si aparece un fracaso de la pelvis, indicando posible debilidad
del músculo glúteo medio (Penney et al., 2014).

Imagen 27 y 28. Single Leg Stance test (autor Javier Martínez Calderón).
42 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

2.2.6. Consideraciones teórico-prácticas

En el dolor crónico en cadera, existe normalmente una debilidad/inhibición del


músculo glúteo mayor. Su activación es clave en el tratamiento y la prevención de
recidivas (Freeman et al., 2013).
En el dolor crónico en cadera, suele aparecer una debilidad en rotadores externos
y separadores de cadera comparados con sujetos sanos. Esa debilidad suele estar tam-
bién en el miembro contralateral del lado afecto. Por ello, se sugiere que se compare la
fuerza del lado afecto con valores estándar o sujetos sanos (Harris-Hayes et al., 2014).

2.3. ARTICULACIÓN DE LA RODILLA

En la articulación de la rodilla se describirán principalmente dos posibles amenazas:


el colapso en valgo y el genu flexum.

2.3.1. Articulación de la rodilla: colapso en valgo

El colapso en valgo se refiere a un fracaso de la rodilla a la hora de mantener su equi-


librio en el eje vertical del miembro inferior, desplazándose hacia el lado interno del
cuerpo, cuando sometemos a una carga a ese cuerpo. Se caracteriza por una aducción
de cadera + tendencia a torsión femoral interna + valgo rodilla + torsión tibial externa
+ pie plano/pronado + caída escafoides. Presenta una serie de alteraciones muscu-
lares: hipoactividad de los separadores de cadera + hiperactividad de los aductores
de cadera // hipoactividad de los rotadores internos de rodilla + hiperactividad de los
rotadores externos de rodilla.

2.3.2. Amenazas asociadas al colapso en valgo

El colapso en valgo puede venir acompañado de alguna de las siguientes patologías


(Khayambashi et al., 2016):

— Síndrome fémoro-patelar.
— Lesión cruzado anterior.
— Inestabilidad de cadera.
— Fascitis plantar.

2.3.3. Síndrome fémoro-patelar

Se trata de un conflicto de convivencia entre la rótula y la tróclea femoral. Este sín-


drome también es conocido como condromalacia rotuliana y subluxación externa de la
rótula. En la articulación fémoro-patelar existen una serie de elementos de estabilización:
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 43

— Pasivos: eminencia retro-patelar (incrustada en la escotadura intercondílea) y los


ligamentos fémoro-patelares.
— Activos: músculo vasto interno del cuádriceps (sobre todo sus fibras oblicuas),
músculo vasto externo del cuádriceps y tensor de la fascia lata (este último se
pone en duda).

Imagen 29. Colapso en valgo (autor Javier Martínez Calderón).

A más flexión de rodilla, más superficie de contacto de la rótula con los cóndilos
femorales. Rotación rodilla en cadena cinética cerrada: la externa provoca una tenden-
cia al deslizamiento externo de la rótula. Ídem decir que la rotación interna de fémur
provoca lo mismo (por acortamiento del músculo tensor de la fascia lata- hipertonía,
debilidad del músculo glúteo medio, anteversión cuello femoral) Contacto rótula-fémur
comienza a los 20º de flexión de rodilla y es máximo a los 90º de flexión de rodilla.
44 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

2.3.4. Síndrome fémoro-patelar: alineación rotuliana

En la alineación rotuliana deberemos tener en cuenta:

— Ángulo Q: formado entre la intersección de la línea que une la espina ilíaca an-
terosuperior y la rótula con el eje entre rótula y la tuberosidad tibial anterior. A
mayor ángulo, más tendencia a la lateralización patelar. El ángulo aumenta con
rotación externa de tibia, pie pronado, anteversión femoral y genu valgo. Es
mayor en mujeres. 10º en hombres y 15º en mujeres.
— Ángulo patelofemoral externo: ángulo formado entre la carilla externa de la
rótula y los dos cóndilos femorales. A menor ángulo, mayor presión rotuliana
externa.
— Distancia entre el cóndilo interno y el borde externo rotuliano. Mayor distancia,
mayor desplazamiento de la rótula hacia exterior.
— Ángulo de congruencia de Merchant: Bisectriz entre el sulcus y la línea inferior
de la rótula. Ángulo positivo, rótula desplazada hacia externa (se realiza con 45º
de F rodilla). (sirve para determinar subluxación patelar)
— Todo esto nos da la idea de que el sujeto tiene tensión en los alerones rotulia-
nos de un sitio más que en otro. Antiguamente se realizaban técnicas para la
liberación de los alerones rotulianos.

2.3.5. Síndrome fémoro-patelar: estabilizadores rotulianos activos

Los estabilizadores externos son los músculos vasto externo del cuádriceps y el
tensor de la fascia lata (este último puesto en duda últimamente). Los estabilizadores
internos son los músculos vasto interno oblicuo del cuádriceps (inserción aductor
mayor), y el músculo aductor mayor (sus expansiones al retináculo patelar).

2.3.6. Fisiopatología del síndrome fémoro-patelar

Dentro de la fisiopatología del síndrome fémoro-patelar podemos destacar:

— Dolor cartilaginoso y/o tensionales partes blandas (retináculo patelar).


— Tensión del músculo recto anterior del cuádriceps (sube la rótula).
— Tensión del músculo tensor de la fascia lata.
— Tensión del músculo isquiosurales (tendencia a la flexión de rodilla).
— Tensión del músculo tríceps sural (= que isquiosurales).
— Aplasia (falta de desarrollo) de los cóndilos femorales.
— Marcha=1/2 peso corporal soportado por la articulación fémoro-patelar.
— Subida-bajada escaleras= 3 veces peso corporal.
— Movimiento de sentadilla= 7 veces el peso corporal.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 45

2.3.7. Exploración física del síndrome fémoro-patelar

Dentro de la exploración física del síndrome fémoro-patelar podemos destacar:

— Tipo de dolor: dolor anterior fémoro-patelar.


— De origen punzante (afectación cartílago).
— Signo del cine: dolor cuando la rótula se aloja en la tróclea femoral por largos es-
pacios de tiempo (en F de rodilla de 90º). Desaparece cuando se camina un rato.
— Dolor al subir, bajar escaleras, estar en cuclillas.
— Presencia de crepitación al extender rodilla en supino.
— Prueba del cepillo rotuliano (signo de Clarke; patellar grind test; test de Zohlen):
comisura de primer y segundo dedo en polo superior de rótula, imprimir trac-
ción caudal, pedir contracción cuádriceps. Resultado: sensación de cepillo, no
provocar dolor.
— Deslizamientos laterales y mediales.
— Bloqueos.
— Rótulas bizcas.
— Pronación antepié y subastragalina.
— Atrofia músculo vasto interno.
— Patela alta o baja.
— Signo de aprensión de Smillie: desplazar la rótula externamente con rodilla en
extensión.
— Dificultad al desplazamiento interno de la rótula por tensión alerón externo
(menos de un cuarto de desplazamiento de su diámetro).
— Flexo-extensión de rodilla de 10-30º activamente, inspección del movimiento
de la rótula, ver si aparecen pequeños saltos.
— Signo de la “J”: pedir extensión de rodilla desde 90º de flexión. Observar el
deslizamiento externo de la rótula.

2.3.8. Diagnóstico diferencial del síndrome fémoro-patelar

Es importante realizar un diagnóstico diferencial del síndrome fémoro-patelar con


respecto a los siguientes diagnósticos:

— Osgood-Schlatter: entesitis de la tuberosidad tibial anterior.


— Enfermedad de la grasa de Hoffa.
— Síndrome de la cintilla ileotibial.
— Rótula inestable/subluxación.
— Fractura de estrés patelar.
— Tendinopatía cuadricipital-rotuliana.
— Bursitis prepatelar.
— Cuerpos libres fémoro-patelares/fémoro-tibiales.
46 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

— Sinding-Larsen-Johansson: entesitis adolescente pico inferior rótula.

2.3.9. Premisas de tratamiento para el síndrome fémoro-patelar

Los siguientes ítems deberían tenerse en consideración cuando se realice el trata-


miento del síndrome fémoro-patelar (Perriman et al., 2018):

— Ejercicios en cadena cinética cerrada del miembro inferior: co-contracción de


cuádriceps-isquiosurales.
— Evitar ejercicios en cadena cinética abierta, donde la presión rotuliana aumenta.
— Activación y mejora del “timing” del músculo vasto interno oblicuo (ayuda a
recentrar la rótula).
— Disminución de tensión en los músculos tensor de la fascia lata, vasto externo
del cuádriceps, isquiosurales y gemelos.
— Activación de los músculos rotadores externos y separadores de cadera.

2.3.10. Premisas de tratamiento para el síndrome fémoro-patelar: ¿por qué activar


el músculo vasto interno del cuádriceps?

Este músculo es el único y gran estabilizador medial rotuliano. Se origina en el tendón


del aductor mayor y se inserta en el polo supra interno de la rótula. Interesantemente,
se inhibe con hidrartros leve (20cc), a diferencia del resto del cuádriceps (60cc), por
lo que es muy sensible al dolor. Fundamental durante su activación una coordinación
(timing) entre estabilizadores externos e internos. Otro punto clave es buscar su acti-
vación aislada con aductor mayor, usar biofeedback y reeducar bajo el parámetro de no
dolor. Se pueden realizar ejercicios en cadena cinética abierta como “knee extensión”
o cadena cinética cerrada como “leg press” tres veces a la semana, con una dosis de
cuatro series de diez repeticiones con un minuto de descanso entre series. Se puede
reprogramar el músculo vasto interno del cuádriceps con movimientos en carga de
flexión a extensión de 30 a 0º. Se puede colocar una resistencia en la cara posterior
de la pierna mientras se realiza el ejercicio para producir un estímulo que fomente la
tendencia a la rotación interna tibial y subida del escafoides.

2.3.11. Premisas de tratamiento para el síndrome fémoro-patelar: readaptación en carga

Durante la readaptación en carga, podemos fijarnos en los siguientes focos:

— Foco cadera: poner estímulo táctil a nivel de los músculos pelvi-trocantéreos y


el músculo glúteo mayor.
— Foco tobillo: ayudamos a que el escafoides no baje.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 47

— Foco rodilla: (I) colocar nuestros dedos índices en los cóndilos internos y externos
y realizar técnicas de control-seguimiento y control-evitación; (II) realizar guías
manuales (e.j., baja y sube y te ayudo con mi mano a la corrección); (III) colocar
resistencias externas (e.j., gomas elásticas).

2.3.12. Articulación de la rodilla: genu flexum

El genu flexum se caracteriza por adelantar la rodilla por delante de tobillo, lo que
favorece el sufrimiento fémoro-patelar. Personas con genu flexum tienen una tendencia
a despegar talón del pie adelantado cuando realizan un movimiento de lunge. Por ello,
es más eficaz para prevenir y/o evitar una progresión de lesión en la articulación fémo-
ro- patelar, realizar flexiones de rodillas comprendidas entre los 0º y los 50º. Lo ideal
es la distribución del peso por igual entre el antepié y el retropié (poner plataforma
presión debajo del pie/dinamómetro).

Imagen 30. Genu flexum (autor Javier Martínez Calderón).


48 DOLOR DE CADERA, RODILLA Y PIE

2.3.13. Consideraciones teórico-prácticas

— ¿Flexión o extensión lumbar en sentadillas?: Para soportar grandes cargas en la


columna, el mantenimiento de las tres grandes curvas propuestas por el índice
de Delmas es esencial: con ello aguantamos 10 veces más peso. Por ello, si
elimino la lordosis lumbar con carga, estoy en riesgo de sufrir una lesión discal.
Sin embargo, si lo que quiero es hacer una sentadilla funcional a poca carga y
hay además un pinzamiento a nivel de cadera que me lo impide, hacer un mo-
vimiento de báscula posterior pélvica me permite bajar más, y tener un mejor
movimiento funcional. Una situación que nos podemos encontrar es que, al bajar
en lordosis lumbar, llega un punto en el que la pelvis hace una báscula posterior,
por la tensión de los músculos isquiosurales. Esta báscula pélvica también la
podemos encontrar en una situación de coxa valga.
— En síndrome fémoro-patelar: más útil los ejercicios para fortalecer cadera y
rodilla en comparación con ejercicios orientados exclusivamente a fortalecer
solo rodilla. No hay diferencias en cuanto a fuerza, pero sí en cuanto a mejora
de los síntomas (Nascimiento et al., 2018).
— Entrenamiento en Cadena Cinética Cerrada con cinturón ruso: el trabajo con un
cinturón ruso nos permite trabajar contracciones isométricas con el objetivo de
obtener co- contracción entre los músculos cuádriceps-isquiosurales.
— Relajación músculos hiperactivos y fortalecimiento de músculos inhibidos: relajación
músculos aductores y fortalecimiento de los músculos separadores de cadera.
— Realizar pruebas de readaptación como lunge anteromedial (número máximo de
repeticiones durante 30 segundos), step down a 20 centímetros (número máximo
de repeticiones durante 30 segundos), single press al 50% peso corporal y 90º
de flexión (número máximo de repeticiones durante 30 segundos) y balance
sit and reach al 80% de la longitud máxima (número máximo de repeticiones
durante 30 segundos).

2.4. ARTICULACIÓN TOBILLO PIE

Es importante conocer qué un pie pronado tiende a la carga posterior mientras qué
un pie supinado tiende a la carga anterior.

2.4.1. Pie pronado

El pie pronado tiene una tendencia a estar asociado con la presencia de cadera
anteversa; torsión interna; colapso en valgo de rodilla; inactivación del músculo flexor
del pulgar; inactivación del músculo tibial posterior.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 49

2.4.2. Evaluación pie pronado

La tendencia a la pronación puede evaluarse de las siguientes formas:

— Navicular drop test (Nielsen et al., 2009).


— Ángulo del arco medial longitudinal: presenta unos valores normales: 131-152;
menor 131: pie plano; mayor de 152: pie cavo.
2.4.3. Intervención sobre el pie pronado

— Activación muscular: tibial posterior y sóleo con contracciones isométricas.


— Activación planta del pie: estimulación plantar mediante el uso de vibración
local (en planta del pie induce respuestas específicas y predecibles posturales,
mejorando el equilibrio), electroestimulación y masaje (Viseux et al., 2019);
grafiestesia; técnicas de control-evitación y control-seguimiento.
— Ejercicios en descarga músculos intrínsecos: flexión dedo pulgar + extensión
resto de los dedos y viceversa; abrir-cerrar los dedos; tocar el piano; agarrar
una pelota con los dedos.
— Ejercicios en descarga músculo tibial posterior: ejercicios con goma elástica en
sedestación.
— Ejercicios en carga planta del pie: extensión del dedo pulgar y flexión del resto
de dedos y viceversa; pasar de pronación a supinación con apoyo unipodal.

2.5. REFERENCIAS

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3. DOLOR CERVICAL

3.1. INTRODUCCIÓN

El dolor cervical es altamente prevalente. Alrededor de un 70% de la población


tendrá un episodio de dolor cervical en algún momento. La prevalencia oscila entre
el 10-20%, rondando la incidencia anual entre el 30% y el 50% (Côté et al., 1998). El
dolor cervical es también altamente recidivante. Hasta el 85% de las personas que
hayan tenido algún tipo de dolor cervical volverán a sufrir un episodio. Interesante-
mente, existe una reducción del 50% del dolor y de la discapacidad tras 6 semanas.
Sin embargo, algunos sujetos presentan una falta de remisión a nivel de dolor y de
discapacidad después de un año tras el comienzo de ese dolor cervical, a diferencia
de las lumbalgias (Carroll et al., 2009; Hush et al., 2011).

3.2. ALTERACIONES NEUROMUSCULARES EN SUJETOS CON DOLOR CERVICAL

Los sujetos con dolor cervical a menudo muestran las siguientes alteraciones neu-
romusculares.

— Menor activación de los músculos flexores profundos cervicales evaluados


durante la prueba de flexión craneocervical en comparación con sujetos sanos
(Falla et al., 2004a).
54 DOLOR CERVICAL

Imagen 31. Test de flexión craneocervical (autor Javier Martínez Calderón).

— Menor activación del músculo semiespinal del cuello en comparación con sujetos
sanos (Schomacher et al., 2012).
— Hiperactivación de escalenos y esternocleidomastoideo durante la elevación de
un miembro superior (Falla et al., 2004b).
— Retraso en la contracción de los flexores profundos cervicales, así como del
escaleno anterior y esternocleidomastoideo contralaterales (“timing” alterado)
(Falla et al., 2004c).
— Alteración en la resistencia muscular de los flexores profundos (Falla et al., 2007).
— Mayor nivel de infiltrado graso en los extensores profundos cervicales en com-
paración con sujetos sin dolor (Elliot et al., 2011).
— Alteración de la representación cortical (borrado de la representación cortical) de
músculos cervicales en sujetos con dolor. En este sentido, se ha podido ver como
músculos flexores cervicales profundos y superficiales aparecen representados
en las mismas zonas en el córtex motor y el sensitivo cunado en situaciones
de no dolor dicho músculos aparecen bien diferenciados en el córtex motor y
sensitivo (Elgueta-Cancino et al., 2019).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 55

Imagen 32 y 33. Evaluación músculos extensores profundos cervicales (autores Javier Martí-
nez Calderón; Mar Flores Cortés).
56 DOLOR CERVICAL

3.2.1. Remisión no automática de estas alteraciones neuromusculares tras


cervicalgia

Aunque el dolor cervical puede remitir parcial o totalmente a las 6 semanas con el
uso de terapias farmacológicas y fisioterápicas específicas e inespecíficas, las alteracio-
nes neuromusculares mencionadas anteriormente parecen no hacerlo. Esto favorece,
por lo tanto, la llegada de recidivas (Jull et al., 2008). Consecuentemente, la realización
de ejercicios para corregir esas alteraciones neuromusculares se torna fundamental
cuando aparezcan personas con dolor cervical.

3.2.2. Puntos clave en el reentrenamiento de los patrones musculares cervicales


tras cervicalgia

Durante el reentrenamiento de nuestros pacientes con dolor cervical deberemos


tener en cuenta los siguientes puntos (Jull et al., 2008):

— Activar la musculatura cervical flexora y extensora profunda usando ejercicios


específicos de baja carga.
— Reentrenar la capacidad de resistencia de los músculos cervicales flexores y
extensores profundos. Por ejemplo, con trabajo isométrico.
— Reentrenar los patrones de activación de los músculos cervicales superficiales
y profundos con el objetivo de integrar movimientos funcionales.
— Ejercicios de co-contracción de flexores y extensores y profundos cervicales.
— Reeducar el uso de ciertos músculos en posturas y en tareas funcionales
— Añadir fuerza y resistencia acorde con los requerimientos funcionales durante
la etapa de readaptación funcional.

3.2.3. Evaluación de los flexores profundos cervicales

La prueba empleada para evaluar la actividad de los músculos flexores profundos


cervicales es el test de flexión craneocervical. Esta prueba se realiza con la ayuda de
un estabilizador por presión, y mide la actividad de los músculos rectos anteriores,
laterales, largo de la cabeza y largo del cuello. La prueba se realizará teniendo en cuenta
las siguientes premisas (Cagnie et al. 2008):

— Posición neutra de la cabeza: cabeza mirando al techo.


— Inflador sin llenar en la zona cervical.
— Una vez colocado se cierra la arandela sin apretar y se empieza a llenar hasta
20 mm Hg.
— Una vez llenado, se puede comenzar la prueba.
— Se le pide al paciente que lleve el mentón hacia el esternón.
— Vigilar compensaciones de los músculos platisma y esternocleidomastoideo.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 57

Imagen 34 y 35. Test Flexión


craneocervical (autor Javier
Martínez Calderón).
58 DOLOR CERVICAL

— Pedir al paciente que mantenga la lengua en el techo del paladar, labios juntos,
dientes separados (para evitar la activación de los maseteros).
— Realizar una inspiración máxima y en la espiración llevar mentón a esternón, para
reducir la tensión de los músculos esternocleidomastoideo y escalenos.
— Instar a realizar en cualquier caso respiración diafragmática (pacientes con dolor
cervical suelen traer una respiración costal superior).
— Pedir 1 contracción y chequear si es exitosa, sin compensaciones.
— Si lo consigue, seguir subiendo mm Hg de 2 en 2 hasta 30 y chequear.
— Evitar compensaciones en rotación (estaría trabajando sobre todo esternoclei-
domastoideo).
— Hay que anotar el valor en mm Hg que realiza sin compensación (22, 24, 26…).
— En ese valor, se chequea ahora la resistencia muscular, test de 10 segundos. Si
no lo consigue, bajamos un nivel (2mmHg) y volvemos a testar.

Una vez analizada la actividad de los músculos flexores profundos cervicales, existe
otra prueba para evaluar la resistencia de esos músculos flexores profundos cervicales
(Doménech et al.. 2011):
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 59

Imagen 36 y 37. Evaluación resistencia músculos flexores profundos cervicales (autor Javier
Martínez Calderón).

— El participante se coloca en decúbito supino.


— La primera maniobra es llevar el mentón al esternón.
— Suspender a su vez la cabeza de la camilla, de tal forma que la mano del exami-
nador pueda colocarse debajo de la cabeza del participante.
— Aunque aparecerán compensaciones del esternocleidomastoideo y de los es-
calenos, lo importante es que se mantenga la flexión craneocervical.
— Parar la prueba cuando: (I) descansar la cabeza más de 1seg en la mano del
examinador; (II) pierda pliegues de la piel; (III) elevar la cabeza perdiendo el
contacto con la mano del examinador; (IV) el participante no quiere continuar
la prueba.

Actualmente, solo existen valores estándar para esta prueba en participantes sanos.
Esos valores son 39 segundos en hombres y 29 segundos en mujeres (Doménech
et al.. 2011).
60 DOLOR CERVICAL

3.2.4. Evaluación de los extensores profundos cervicales

Para evaluar la actividad de los músculos extensores profundos cervicales, esen-


cialmente el semiespinal cervical, podemos realizar la siguiente prueba (Schomacher
& Falla, 2013):

Imagen 38. Evaluación músculos extensores profundos cervicales (autores Javier Martínez
Calderón; Mar Flores Cortés).

— Participante en prono, esfinge o cuadrupedia.


— Terapeuta con una mano fijando región interescapular, otra mano en C2.
— Hacer sobre C2 una presión dorso ventral y comprobar como el participante
resiste esa presión.
— La misma maniobra se puede realizar fijando C7 para testar niveles inferiores.

Si la prueba se realiza correctamente, se puede conseguir una sinergia entre mús-


culos flexores-extensores profundos cervicales.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 61

3.2.5. Evaluación del ritmo craneocervical

El ritmo craneocervical se puede evaluar de flexión a extensión cervical o vicever-


sa. La prueba puede realizarse en esfinge o en sedestación. De flexión a extensión, la
maniobra sigue los siguientes pasos: cervicodorsal-cervical-suboccipital. De extensión
a flexión, la maniobra sigue los siguientes pasos: suboccipital-cervical-cervicodorsal.

Imagen 39, 40 y 41. Evaluación ritmo


craneocervical (autores Javier Martínez
Calderón; Mar Flores Cortés).
62 DOLOR CERVICAL

3.2.6. ¿Qué sentido y efectividad tiene realizar control motor selectivo sobre
estabilizadores cervicales vs ejercicio genérico de movilidad cervical y escapular
para reducir dolor y/o discapacidad?

Para alivio de dolor:

Estudios han mostrado buen resultado en el uso tanto de ejercicios globales de


todo el cuerpo (por ejemplo, irse a caminar), como de estiramiento, fortalecimiento y
entrenamiento de resistencia de músculos de hombro y cuello en dolor cervical (An-
dersen et al., 2010). Además, estudios también han mostrado buen resultado en el
uso de movilizaciones y de terapia manual inespecífica a distancia de la zona cervical
(zona dolorosa) (Cleland et al., 2007; Falla et al., 2007; Aquino et al., 2009).

Mejorar la función y restauración de esta:

Para la mejora de la función, restauración de la función e inducción de adapta-


ciones neurofisiológicas, lo más indicado es la realización de ejercicios a baja carga
sobre flexores y extensores profundos cervicales (Falla et al., 2007). Posteriormente,
una vez corregida la disfunción motora, se pueden introducir ejercicios de alta carga e
intensidad para tonificación general. Además, la mejora de la resistencia y de la elas-
ticidad de todo el componente muscular de la columna cervical, son otros aspectos
que pueden trabajarse.

3.2.7. Tratamiento de las alteraciones neuromusculares en la columna cervical

Las siguientes características deberían ser tenidas en cuenta cuando se realice el


tratamiento de las alteraciones neuromusculares en la columna cervical:

— Atrofia de los músculos multífidos y flexores profundos cervicales.


— Cortedad de los músculos extensores suboccipitales.
— Patrón cervical alto alterado.
— Hiperactivación de flexores largos superficiales (ECOM y escalenos).
— Inactivación serrato anterior/trapecio inferior (músculos claves en el trabajo de
la escápula y su asociación con la columna cervical).
— Presencia de trastornos posturales.

3.2.8. Activación muscular flexores profundos cervicales

Se usarán las mismas pruebas descritas anteriormente para la evaluación de estos


músculos. La dosis será realizar 10 repeticiones de 10 segundos. Existe un paso inter-
medio antes de pasar de la activación de los flexores profundos a través de la flexión
craneocervical usando un estabilizador por presión, a la activación de esos músculos a
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 63

través de la prueba de resistencia. Esa posición intermedia se realiza en sedestación. Se


le pide al participante doble mentón y que separe la cabeza de la pared. Esta progresión
a sedestación no debe realizarse hasta que el participante no alcance en la prueba
de flexión craneocervical usando un estabilizador por presión el valor de 26 mm Hg.

Imagen 42. Trata-


miento músculos
flexores profundos
cervicales con esta-
bilizador por presión
(autor Javier Martí-
nez Calderón).

Imagen 43. Trata-


miento resistencia
músculos flexores
profundos cervicales
(autor Javier Martí-
nez Calderón).
64 DOLOR CERVICAL

Imagen 44, 45 y 46. Resistencia extensión


cervical desde occipital, C2 y C7 (autores
Javier Martínez Calderón; Mar Flores
Cortés).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 65

3.2.9. Activación muscular extensores profundos cervicales

El terapeuta resiste tres movimientos concretos (Schomacher et al., 2012):

— Resistir al máximo sobre occipucio la extensión de la cabeza (esplenio de la


cabeza/ músculo movilizador-superficial)
— Resistir al máximo la extensión con el pulgar e índice sobre C2 (semiespinal
cervical estabilizador)
— Resistir al máximo de la misma forma en C7

Lo más efectivo para activar el semiespinal cervical es la desestabilización en C2.


Todo ello durante 5-10 segundos. En esta actividad se pueden usar medios de resis-
tencia externos, tipo gomas o bandas elásticas, para entrenamiento en casa: “home
training” (Schomacher et al., 2012).

3.2.10. Instaurar ritmo cráneo-cervicodorsal

Este ejercicio se realiza de la siguiente forma:

Flexión a extensión

— Usar cuadrupedia//esfinge//sedestación.
— Orden: dorso-cuello-cráneo.
— Utilizar presas manuales, técnica activo-asistida.
— Una mano bloquea raquis suboccipital y otra tracciona de charnela C2.
— Opción desde C7-T1.
— Técnicas sin dolor.

Extensión a flexión

— Usar sedestación.
— Orden: cráneo-cuello-dorso.
— Utilizar presas manuales, técnica activo-asistida.
— Segmentar la técnica.
— Una mano en occipital y otra en zona frontal, acompañan el movimiento.
— Técnicas sin dolor.

3.3. TRASTORNOS POSTURALES EN PERSONAS CON DOLOR CERVICAL

Existe una clara evidencia de trastornos posturales en términos de una disminución


en la cinestesia cervical en personas con dolor cervical, tanto en dolor cervical idiopático
(Revel et al., 1991), como tras latigazo cervical (Heikkia et al., 1996,1998; Loudon et al.,
66 DOLOR CERVICAL

1997; Treleaven et al., 2003; Kristjannson et al., 2004). La evidencia de esos trastornos
posturales es mayor en personas con dolor cervical tas latigazo cervical. Evidencia de
(Kristjannson et al., 2004).

3.3.1. Tipos de trastornos posturales

Principalmente, existen tres tipos de trastornos posturales:

— Agudeza propioceptiva (información de la posición de la cabeza en relación con


el cuerpo): alteración acerca de cómo se informa al sistema nervioso central de
la posición de la cabeza con respecto al cuerpo.
— Control postural, sobre todo asociado a la pérdida de equilibrio.
— Coordinación óculo-cefálica.

3.3.2. Evaluación de la agudeza propioceptiva

Se utiliza una prueba para valorar el error de la posición articular. La prueba se de-
sarrolla de la siguiente manera:

— La posición relajada del participante se considera la posición neutral.


— La diana se colocará a un metro de la cabeza del participante.
— La diana se pone dónde está la luz del láser del participante.
— Se le pide al participante que haga una rotación y vuelva a su neutralidad.
— Observamos donde se ha quedado colocada la luz del láser.
— Esta prueba se puede valorar también con el movimiento de extensión cervical.

Durante la realización de la prueba, el examinador debe de observar si el movimiento


se realiza de forma errática, aparecen mareos, el puntero láser se sale de la diana, qué
patrones de movimiento realiza el participante durante la prueba. Cuando los valores
sean menores a 3 grados se considerarán valores normales. Si esos valores se encuen-
tran entre 3 y 4.5 grados son valores aceptables, y más de 4.5 grados se considerará
una agudeza propioceptiva alterada. Actualmente existe evidencia apoyando que
alrededor del 80% de los participantes asintomáticos tienen unos valores por debajo
de los 4.5 grados. Sin embargo, alrededor del 80% de las personas con dolor cervical
suelen mostrar valores por encima de los 4.5 grados (Roren et al.. 2009).

3.3.3. Evaluación del control postural

Para la valoración del control postural podemos usar por ejemplo el Timed Test- Ta-
mdem Stance, el cual ha mostrado que personas con dolor cervical tras latigazo cervical
con mareos presentan un peor control postural que personas con dolor cervical tras
un latigazo cervical sin mareos, así como los controles (Field et al.. 2008).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 67

3.3.4. Evaluación del control oculomotor

Cuando hay una alteración en el control oculomotor, las personas con dolor cervical
suelen mover los ojos y la columna cervical en bloque. Los pasos para evaluar el control
oculomotor son los siguientes:

— Trabajar en decúbito supino, mientras el participante mira a un punto fijo en el


techo. Se pueden realizar movimientos rotacionales de forma pasiva y compro-
bamos que la vista del participante no pierda el punto fijo de referencia.
— Si el participante realiza de forma adecuada el primer paso, se lleva a cabo una
segunda fase de progresión, realizando los mismos movimientos de forma activa.
— En la tercera fase, el examinador mueve un puntero. En esta fase, el participante
no mueve la cabeza, sino que sigue con la vista ese puntero.
— Todos los ejercicios anteriores pueden progresar a posiciones más difíciles para
el participante, como, por ejemplo, a la posición de sedestación.

3.3.5. ¿Cómo diferenciar un mareo de origen cervical de un mareo de origen vestibular?

Podemos usar una silla rotatoria y valorar un movimiento de rotación de todo el


tronco a la derecha y a la izquierda. Si aparece mareo, puede ser de origen vestibular.
Por otro lado, podemos valorar un movimiento de rotación del tronco hacia la derecha
y a la izquierda manteniendo fija la cabeza. Si aparece mareo, es de origen cervical,
porque la cabeza está fija.

3.3.6. Tratamiento de los trastornos posturales: alteración de la agudeza


propioceptiva

En el tratamiento de una agudeza propioceptiva alterada, deberemos de tener en


cuenta los siguientes aspectos:

— Reposición de la columna cervical a neutro.


— Uso del puntero láser.
— Reentrenamiento con los ojos cerrados.
— Activación de músculos suboccipitales profundos.
— Formas de progresión: (I) no partir del neutro del participante, sino de una
posición aprendida en rotación y que vuelva; (II) pasar de sedestación a bipe-
destación / plano inestable, etcétera.

3.3.7. Tratamiento de los trastornos posturales: alteración del control postural

El tratamiento se comienza con trabajo de equilibrio desde posiciones más sencillas


a más complicadas en la progresión. En este sentido, se comenzará con ejercicios en
68 DOLOR CERVICAL

apoyo bipodal sobre una superficie cómoda, progresando a superficies más estrechas,
tándem, y apoyo unipodal.
En la progresión también se pueden tener en cuenta si los ojos están abiertos, y
posteriormente cerrados, así como el tipo de superficie, progresando de una superficie
firme y estable a una superficie más blanda e inestable.

3.3.8. Tratamiento de los trastornos posturales: alteración del control oculomotor

El tratamiento del control oculomotor se comienza con la mirada hacia un punto fijo
y un movimiento cervical de forma pasivo. La progresión de ese ejercicio será realizarlo
de forma activa mientras que el participante sigue manteniendo la mirada en un punto
fijo. Se pueden realizar progresiones teniendo en cuenta la posición (supino, sentado),
la velocidad del movimiento, así como el enfoque de la mirada (un punto, una tarjeta,
un fondo). Muy importante durante la realización de estos ejercicios la observación y
valoración de posibles movimientos sacádicos por parte del participante: movimientos
en golpe de la cabeza o de los ojos. Si se observa la aparición de síntomas, bajar un
nivel de progresión. Por ejemplo, bajar de sedestación a decúbito supino hasta que
desaparezcan esos síntomas.

3.4. DISFUNCIONES DE LA ESCÁPULA EN EL DOLOR CERVICAL Y EN EL DOLOR DE


HOMBRO

La escápula se encuentra íntimamente ligada a la columna cervical. En este contexto,


músculos como el angular de la escápula, el trapecio superior y los romboides van a
influenciar lo que ocurra en la columna cervical.

3.4.1. Músculos escapulares y axio-escapulares

Son músculos que mantienen la orientación escapular, controlan la postura esca-


pular y transfieren la carga de la función del miembro superior al esqueleto axial, lo
cual asegura que el miembro superior no se caiga del tronco (Johnson et al., 1994;
Lukasiewicz et al., 1999; McQuade et al., 2016).

3.4.2. ¿Es importante corregir la postura escapular en personas con dolor cervical?

En algunos casos sí, aunque no exista tanta evidencia como en el dolor de hombro.
En personas con dolor cervical, la posición de escápula y su motricidad, pueden verse
alteradas, aunque actualmente todavía no hay estudios que establezcan conclusiones
a nivel causal (Wegner et al., 2010; Cagnie et al., 2014; Cools et al., 2014; Helgadottir
et al., 2010; Szeto et al., 2002).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 69

3.4.3. ¿Por qué duele el cuello en relación con la escápula?

Presencia de una alteración en la carga (compresión) cervical por aumento de


tensión de los músculos axio-escapulares, especialmente el angular de la escápula y el
trapecio superior. La presencia de puntos gatillo miofasciales de estos músculos esca-
pulares y axio-escapulares también favorece el dolor cervical (Jull et al., 2008; Behrsin
& Maguire, 1986; Fernández-De-Las-Peñas et al., 2012; Muñoz-Muñoz et al., 2012).

3.4.4. Alteraciones neuromusculares de músculos escapulares en personas con


dolor cervical

Lo más interesante de este punto, es que no existe un patrón neuromuscular de


base. Algunos estudios han mostrado como puede existir una activación de trapecio
medio, de trapecio superior, así como inactividades de trapecio inferior y de serrato
anterior. Otros estudios han mostrado un aumento de actividad de trapecio inferior
en separación y rotación externa de hombro, así como debilidades musculares en
romboides y trapecio medio/inferior. Otros estudios han mostrado una disminución
de la fuerza en trapecio medio-inferior y romboides (Zakharova-Luneva et al., 2012;
Helgadottir et al., 2011; Shahidi et al., 2012; Petersen et al., 2011).

Concretamente en el dolor de hombro, no hay evidencia de qué patrón aberrante


de escápula se asocia con dolor de hombro, debido también a la naturaleza transversal
de la mayoría de los estudios. Parece ser que puede estar asociado a un pellizcamiento
subacromial y a un aumento-disminución de las básculas anterior y externa (Timmons
et al., 2012; Kibler et al., 2013; McClure et al., 2009; Navarro-Ledesma et al., 2019).

3.4.5. Evaluación de la escápula: posición estándar de la escápula

A la hora de explorar la escápula, existen una serie de premisas que pueden tenerse
en cuenta:

— Borde medial de la escápula paralelo al borde medial de las apófisis espinosas.


— En el brazo dominante, la escápula se encuentra más baja y alejada de la línea
media.
— Rotación interna 30-60° porque la escápula se encuentra adherida a la convexi-
dad torácica.
— Báscula externa 4-10° porque el borde inferior de la escápula se encuentra lige-
ramente más separado del borde medial de las espinosas que el borde superior.
— Borde superior de la escápula coincide con T2 y borde inferior con T8.
— Raíz de la espina de la escápula coincide con T3.
— Báscula anterior 10° porque el borde inferior de la escápula se encuentra lige-
ramente separado de la parrilla costal.
70 DOLOR CERVICAL

3.4.6. Evaluación de la escápula: ritmo escapulohumeral

Durante la evaluación del ritmo escapulohumeral, como examinadores podremos


observar: (I) los grados de movimiento del húmero frente a la escápula en movimientos
de flexión o abducción; (II) la no existencia de un patrón estándar de movimiento; (III)
la presencia de dolor, fatiga, así como la velocidad del movimiento.

3.4.7. Evaluación de la escápula: disquinesia escapular

Evaluar la presencia de los siguientes puntos (Kibler & Sciascia, 2010):

— Movimiento y posición anómala de la escápula (disritmia + aleteo).


— Aleteo del borde interno de la escápula en reposo o en movimiento (disfunción
serrato anterior).
— Aleteo del borde inferior de la escápula en reposo o en movimiento (disfunción
trapecio inferior).
— Aleteo significativo (2,5 cm de separación del borde inferior/interno con respecto
a la parrilla costal).
— Separación del borde interno de la escápula en reposo y en movimientos de
elevación del brazo.
— Separación del borde inferior de la escápula con báscula externa y/o elevación
precoz de la escápula cuando se eleva el brazo.
— Descenso precoz en báscula interna de escápula cuando se desciende el brazo.

La prueba que se realizará para evaluar la presencia de disquinesia escapular se


conoce como Scaption Test. La prueba tiene los siguientes puntos a consideración
(McClure et al., 2009; Madsen et al., 2011):

— Elevación bilateral en el plano escapular, así como flexión bilateral pura de


miembros superiores.
— Realización de 3 a 5 repeticiones de cada movimiento.
— Utilizar 1,4 kg si el participante pesa menos de 68 kg o 2,3 kg si pesa más de 68
kg.
— Evaluar la presencia de aleteo y disrritmia como propuso Kibler & Sciascia, 2010.
— La prueba ha mostrado una moderada fiabilidad inter-observador (0.54-0.57)
en deportistas.

Un test secundario para evaluar la disquinesia escapular, concretamente el nivel


de actividad del músculo serrato anterior es el Wall Push-Up Test. En esta prueba, el
participante se coloca de pie frente a una pared, y se le pide que lleve a cabo flexiones
contra la pared y vuelva a la posición de partida (Madsen et al., 2011).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 71

Imagen 47, 48 y 49. Scaption Test (autor


Javier Martínez Calderón).
72 DOLOR CERVICAL

Imagen 50. Wall Push-Up test (Autor Javier Martínez Calderón).

3.4.8. Otras pruebas para la evaluación de la escápula

La prueba de deslizamiento lateral de la escápula se realiza de la siguiente forma:

— Medimos la distancia desde el borde inferior a la espinosa más cercana.


— Separación más rotación interna a 90º (en esa posición se bloquea la articulación
glenohumeral.
— En esa posición se hace una nueva marca en el borde inferior de la escápula.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 73

— Se hace lo mismo en el lado contralateral.


— Si la diferencia es mayor a 1.5 cm se dice que una escápula se desliza más que
la otra.

La prueba báscula interna/externa en reposo se realiza de la siguiente forma:

— Distancia del ángulo superior interno de la escápula a espinosa más cercana.


— Distancia del ángulo inferior de la escápula a la espinosa más cercana.
— Se hace un cociente entre ambas mediciones.
La prueba de depresión escapular se realiza de la siguiente forma:

— Ángulo supra interno a la altura de T2.


— Raíz de la escápula a la altura de T3.
— Ángulo inferior a la altura de T8.
— Si la escápula se encuentra más baja de esas referencias se dice que la escápula
se encuentra en depresión escapular.

3.4.9. Tratamiento: modificación de la posición escapular sobre dolor cervical

Buenos resultados en la mejora de la rotación cervical tras el ascenso pasivo de


la escápula. Mejoras observadas también a nivel de dolor, rango de movimiento y
propiocepción cervical tras corrección pasiva. Se han conseguido mejores resultados
cuando el reposicionamiento se ha realizado de forma activa por parte del participante
(Van Dillen et al., 2007; Ha et al., 2011; Lluch et al., 2014).
Lewis propone la modificación pasiva de la escápula, junto a cabeza humeral, cifosis
dorsal y región cérvico-torácica (Lewis, 2009). Tate et al.. Proponen la realización de la
prueba de retracción y retro posicionamiento escapular de forma activa (Tate et al.,
2009). Struyf et al. proponen la prueba de asistencia escapular (Struyf et al., 2014).

3.4.10. Tratamiento: pruebas para modificación de la escápula sobre síntomas del


cuello

Primera prueba: reposicionamiento escapular en sedestación para dolor cervical.


Modificamos un gesto o movimiento de forma pasiva y de forma activa y comproba-
mos si el síntoma detectado desaparece o se reduce. Valoramos la rotación cervical y
anotamos la intensidad del dolor. Si desaparece o se reduce, introducimos en nuestro
tratamiento esta prueba. Aunque no veamos en las pruebas una posible disfunción,
si hay síntomas, se reposiciona la escápula para ver si desaparecen.
Segunda prueba: reposicionamiento escapular en decúbito prono para dolor cer-
vical. Palpamos las apófisis articulares por si hay dolor y rigidez. Reposición escápula:
colocación del miembro superior sobre la camilla en ligera rotación interna para inhibir
la acción del músculo dorsal ancho.
74 DOLOR CERVICAL

Imagen 51 y 52. Reposi-


cionamiento escapular en
sedestación (autores Ale-
jandro Luque Suárez; Javier
Martínez Calderón).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 75

Imagen 53, 54 y 55. Reposicio-


namiento escapular en decú-
bito prono (autores Alejandro
Luque Suárez; Javier Martínez
Calderón).
76 DOLOR CERVICAL

3.4.11. Tratamiento: principales estrategias de activación muscular y control motor


escapular

— Decúbito lateral: es la mejor posición de partida ya que quitamos la acción de


la gravedad. Toma en copa con 140º de flexión de hombro. Reposición de la
escápula con la otra mano. Podemos aproximar la escápula para que el parti-
cipante se oponga y haga una separación. Podemos hacer una báscula interna
escapular desde el brazo y pedirle al participante que se oponga para conseguir
una báscula externa.

Imagen 56. Reposicionamiento escapular en decúbito lateral (autores Alejandro Luque


Suárez; Javier Martínez Calderón).

— Decúbito prono: el examinador se colocará en el lado contralateral a la escápula


a tratar. La dosis será 10 repeticiones de 10 segundos cada una.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 77

Imagen 57. Reposicionamiento escapular en decúbito prono (autores Alejandro Luque Suá-
rez; Javier Martínez Calderón).

— Cuadrupedia: en esta posición deberemos estimular el serrato anterior pidién-


dole al participante que empuje la camilla y suelte sin flexionar los codos. El
examinador colocará fijará la zona interescapular y el esternón para evitar que
el participante realice una cifosis dorsal mientras realiza el ejercicio.
78 DOLOR CERVICAL

Imagen 58. Re-


posicionamiento
escapular en cua-
drupedia (autores
Alejandro Luque
Suárez; Javier Mar-
tínez Calderón).

— Esfinge: se mantiene la posición para trabajar en contracciones isométricas,


pidiéndole al paciente que parta de una separación y báscula externa escapular.
Prestar atención al transverso del abdomen y a los flexores y extensores profun-
dos cervicales. Poner una almohada debajo de la zona abdominal para reducir
la hiperlordosis.

Imagen 59. Repo-


sicionamiento es-
capular en esfinge
(autores Alejandro
Luque Suárez;
Javier Martínez
Calderón).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 79

— Sedestación: como se ha mencionado previamente en la prueba 1.

Imagen 60. Reposicionamiento escapular en sedestación (autores Alejandro Luque Suárez;


Javier Martínez Calderón).

— Bipedestación: el participante debe de realizar el movimiento de Scaption Test,


pero manteniendo la activación de la zona escapular que se quiera trabajar.
80 DOLOR CERVICAL

Imagen 61. Reposicionamiento escapular en bipedestación (autores Alejandro Luque Suá-


rez; Javier Martínez Calderón).

3.4.12. Claves durante el tratamiento escapular

— Clave 1: una previa contracción del transverso del abdomen ha demostrado


mejor activación del serrato anterior (Vega Toro AS et al., 2016).
— Clave 2: el nervio torácico largo en el espacio entre el escaleno anterior y el
escaleno medio puede verse alterado y producir una pseudoparesia que cause
una inactivación del músculo serrato anterior.
— Clave 3: recibir un feedback tanto verbal como táctil ha resultado positivo a la
hora de activar la musculatura escapular versus no recibir este estímulo (Jones
et al., 2018).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 81

3.5. REFERENCIAS

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4. DOLOR DE HOMBRO

4.1. INTRODUCCIÓN

El dolor de hombro es una de las principales causas de dolor musculoesquelético.


Este dolor afecta a uno de cada tres adultos. Aunque el 50% se recuperan a los 6 meses
y el 60% a los 12 meses, el dolor de hombro tiene riesgo de cronicidad.

4.1.2. Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial


de la Salud: dolor de hombro (International Classification of Diseases, 11th
Revision (ICD-11))

Patología Síntomas Diagnóstico

Test de pinzamiento positivos:


Dolor en hombro y zona Neer, Hawkins, Jobe. Dolor en
Síndrome subacro- lateral del brazo, exacerba- ejercicios isométricos de separa-
mial do por el movimiento ción o rotación
externa

Dolor difuso en músculos Test específicos (-)


Mialgia alrededor del hombro Dolor a la palpación muscular
88 DOLOR DE HOMBRO

Patología Síntomas Diagnóstico


Rango de movimiento reducido
La actividad exacerba el
Capsulitis en
dolor.
adhesiva más de 30º en dos o más movi-
Sensación de rigidez
mientos
Dolor en hombro.
Rotura completa Test pinzamiento positivos Debili-
Ocasionalmente sensación dad en ejercicios isométricos de
manguito rotador separación y rotación externa
de inestabilidad
Dolor a la palpación de la articu-
lación.
Dolor por encima del hom- Aparecen signos en radiografía,
Artrosis acromio- bro, sobre la articulación
clavicular acromioclavicular ecografía y resonancia magnética
nuclear
Dolor del hombro, con
Artrosis Aparecen signos en radiografía y
sensación de rigidez oca-
glenohumeral resonancia magnética nuclear
sional
Signo del surco positivo y rango
Dolor “en” y “alrededor”
de movimiento mayor de 90º en
Hombro inestable del hombro.
rotación
Sensación de inestabilidad
externa

Lesión de SLAP
Test O’Brian positivo Resonancia
(superior labrum
Dolor en hombro. magnética nuclear con
from anterior to
Sensación de inestabilidad contraste
posterior)

4.2. DESENREDANDO EL MISTERIO DEL DOLOR DE HOMBRO

Con el objetivo de mejorar el tratamiento del dolor de hombro, se han llevado a


cabo múltiples subgrupos. Sin embargo, desde hace más de 10 años, se están ponien-
do en duda los criterios para realizar esos subgrupos (Green et al., 1998). Existen una
falta de uniformidad en los criterios diagnósticos, por lo que nos preguntamos si el uso
de etiquetas diagnósticas añade un beneficio en el tratamiento del hombro doloroso
(Schellingerhout et al., 2008).
En este contexto, se sugiere la utilización de etiquetas diagnósticas más comunes y
genéricas, evitando las subclasificaciones. En este punto, se podrían clasificar subgrupos
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 89

basados en características comunes fáciles de diagnosticar (subgrupo falta movilidad,


falta de fuerza, baja irritabilidad, etcétera), que se beneficien de estrategias comunes
de tratamiento (Schellingerhout et al., 2008).

4.2.1. ¿Subacromial impingement syndrome?

El pinzamiento subacromial no es la única causa de dolor subacromial, existiendo


causas intrínsecas y extrínsecas. Además, connota una visión negativista de la salud
(Lewis, 2016).

4.2.2. Factores extrínsecos versus intrínsecos en el pinzamiento subacromial

Los factores extrínsecos (extra tendinosos), comprimen el espacio subacromial:


alteraciones óseas (tipos de acromion), alteración biomecánica escapular, extensibilidad
muscular, factores deportivos específicos. Los factores intrínsecos se asocian a la dege-
neración del propio manguito rotador: alteraciones de la biología, de la vascularidad,
morfología, edad (Mackenzie et al., 2015).

4.2.3. ¿Tendinopatía del manguito rotador?

En la literatura recibe muchos nombres: tendinitis manguito rotadores; tendinosis


manguito rotadores; tendinitis del hombro; bursitis subacromial; tendinitis supraes-
pinosa (Lewis, 2016). Existe actualmente un problema de validez del diagnóstico de
tendinopatía del manguito de los rotadores, ya que se ha encontrado personas con
alteración en la estructura del tendón manguito, sin síntomas. Además, la mayoría
de las pruebas ortopédicas son provocadoras de dolor, más que test que delimiten la
estructura que provoca la lesión (Lewis, 2009). Por tanto, al no existir un “Gold Stan-
dard”, se descarta utilizar esta terminología (Lewis, 2016).

4.2.4. Nuevas clasificaciones

Aparecen nuevas clasificaciones: síndrome dolor subacromial y dolor de hombro


relacionado con el manguito de los rotadores.

4.2.5. Síndrome dolor subacromial

Se caracteriza por dolor y déficit funcional que se exacerban con trabajo repetitivo
a la altura o por encima del hombro, y/o participación en actividades deportivas. Este
síndrome se considera cuando se encuentra el test de Hawkins positivo, el test de
Neer positivo, y al menos uno de los siguientes síntomas está presente: dolor durante
actividades de la vida diaria con separación de hombro, y/o rotación interna, dolor
nocturno o incapaz de apoyarse sobre hombro afecto, arco de movimiento doloroso,
90 DOLOR DE HOMBRO

dolor difuso a la palpación del troquiter, disquinesia escapular y el test de Jobe-Yocum


positivo (Haik et al., 2016). Dentro de este síndrome se recogen las siguientes patologías:
impingement subacromial, tendinopatía bíceps braquial, tendinopatía manguito rotador
y roturas, bursitis subacromial, inestabilidad secundaria, lesiones de SLAP (superior
labrum anterior to posterior).

Test de Neer

Imagen 62. Test de Neer (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 91

Test de Hawkins & Kennedy

Imagen 63.
Test de Haw-
kins & Ken-
nedy (autores
Javier Martí-
nez Calderón;
Mar Flores
Cortés).

Test de Jobe

Imagen 64. Test de Jobe (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flores Cortés).
92 DOLOR DE HOMBRO

Test de lata llena y vacía

Imagen 65 y 66. Test de lata llena y lata vacía (autores Javier Martínez Calderón; Mar Flo-
res Cortés).

4.2.6. Dolor de hombro relacionado con el manguito de los rotadores

Dolor unilateral de hombro, localizado alrededor del acromion, que empeora con
actividad del hombro por encima de la cabeza, con normalmente todo el rango de
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 93

movimiento, aunque doloroso en algún punto, con test de impingement positivos, no


dolor cervical irradiado, y reproducción de síntomas con test de contracción muscular
(Bury et al., 2016).

4.2.7. Consenso de fisioterapia en el dolor de hombro

En 2015 surge un consenso en el dolor de hombro en el que se manifiesta la impor-


tancia de aplicar un abordaje a través de ejercicio terapéutico para el manejo del dolor
de hombro. La incorporación de terapia manual dependerá de los signos clínicos. La
selección de los ejercicios estará basada principalmente en los hallazgos de la explora-
ción clínica, y no en la patología estructural. Se llevarán a cabo evaluaciones periódicas
(Klintberg et al., 2015). Este consenso también establece una serie de principios para
la prescripción de ejercicio, teniendo en cuenta (Klintberg et al., 2015):

— Los ejercicios no deberían provocar el dolor con el que la persona se presentó


a consulta.
— Puede aparecer algún dolor leve a moderado (≤4/10 en la escala visual analógica
dentro de las 12 horas siguientes).
— Los ejercicios deben realizarse con un posicionamiento un control óptimo esca-
pular, sin compensación anormal del tronco.
— El número de ejercicios se limitará en torno a los 4 para obtener una mejor
adherencia terapéutica.
— La dosis y la progresión en los ejercicios debería ajustarse a la situación individual
de cada persona.

En este contexto, evidencia ha encontrado que basado en la activación alterada de


los músculos escapulares y del manguito de los rotadores, los ejercicios se han cen-
trado en incrementar la activación del trapecio inferior y el serrato anterior, así como
disminuir la activación del trapecio superior, pectoral menor y tensión de la cápsula
posterior del hombro (Camargo et al., 2015; Haik et al., 2016).

4.2.8. Lesión de SLAP (superior labrum from anterior to posterior)

Se evalúa con la prueba de O’Brien. Se considera positivo si hay dolor o chasqui-


do cuando el brazo está completamente rotado internamente, pero no cuando está
rotado en neutro. La presencia de dolor sobre la articulación acromioclavicular indica
que esta articulación está dañada, mientras que, si el dolor es más profundo, puede
indicar la presencia de SLAP. Si duele tanto en rotación interna como externa, puede
ser afectación de la articulación acromioclavicular.
94 DOLOR DE HOMBRO

Imagen 67 y 68. Test de O’Brien y modificación test de O’Brien (autores Javier Martínez
Calderón; Mar Flores Cortés).

4.2.9. Fisioterapia en la lesión de SLAP (superior labrum from anterior to


posterior)

Durante la primera fase, que corresponde a las primeras 4-6 semanas tras cirugía,
el uso de cabestrillo es necesario. Tener en cuenta los siguientes aspectos: (I) hipersen-
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 95

sibilidad en territorio del nervio axilar; (II) evitar la flexión de hombro por encima de
130º, así como la flexión y supinación de codo para permitir una mejor cicatrización;
(III) limitar la rotación externa y la separación de hombro; (IV) evitar la extensión y
separación horizontal (Rehabilitation Guidelines For SLAP Lesion Repair). Durante la
segunda fase, que corresponde al periodo 6-12 semanas tras cirugía: (I) no pasivos de
abducción con rotación externa y extensión de hombro; (II) empezar con ejercicios
suaves de tensión del bíceps braquial (Rehabilitation Guidelines For SLAP Lesion Re-
pair). Durante la tercera fase, que corresponde al periodo 10-12 semanas tras cirugía:
(I) realizar ejercicios a baja velocidad; (II) evitar natación y deportes de lanzamiento,
así como deportes de riesgo de caída; (III) posible tensión cápsula posterior, tratar con
estiramientos si aparece (Rehabilitation Guidelines For SLAP Lesion Repair). Durante la
cuarta fase, que corresponde al periodo 16 semanas tras cirugía: (I) introducir pliometría
y altas velocidades en cadena cinética abierta de hombro; (II) aumentar resistencias;
(III) actividades aeróbicas como la bicicleta (Rehabilitation Guidelines For SLAP Lesion
Repair). Durante la quinta fase, que corresponde al periodo 22 semanas tras cirugía:
deportes de lanzamiento y actividades funcionales (Rehabilitation Guidelines For SLAP
Lesion Repair).

4.2.10. Atrapamiento nervio supraescapular

Es muy frecuente en deportistas con gestos de lanzamiento (voleibol, tenis…), así


como en determinados trabajos como decoradores-pintores. Supraespinoso: separa-
ción. Infraespinoso: rotación externa. Evitación del gesto lesional, reposicionamiento
escapular. Cirugía.

4.2.11. Inestabilidad glenohumeral

Tener en cuenta los siguientes aspectos (Cools et al., 2016):

— Frecuencia: primera vez versus recurrente.


— Etiología: traumática versus no traumática.
— Dirección: anterior, posterior, inferior.
— Severidad: luxación versus subluxación.
— Diagnóstico: se diagnóstica usando las siguientes pruebas: (I) test del surco
positivo (Grado I: < 1 centímetro; Grado II: 1-2 centímetros; Grado III: +2 cen-
tímetros. Hacer en ligera separación de hombro de 20º); (II) test de aprensión/
recolocación; (III) presencia de una rotación externa más de 90º (causado por
subluxación, luxación, por falta de integridad del labrum, movimientos repetitivos,
predisposición genética); (IV) test de Beighton para valorar la laxitud general;
(V) menor de 40 años.
— Tratamiento: similar a subluxación-luxación de hombro. Fortalecimiento manguito
rotadores tras cirugía. Recuperar movilidad perdida en rotación interna humeral
96 DOLOR DE HOMBRO

por la presencia de rigidez posterior de hombro o por un déficit de más de 15º


en el rango de movilidad en rotación interna humeral.

4.2.12. Déficit rango de movimiento de la rotación interna humeral

Asociado a tensión en la cápsula posterior, tensión del manguito rotador, retro


posición humeral y disquinesia escapular. Posible causa de pinzamiento posterior
(posición armado brazo en separación + rotación externa 90º), de SLAP y de tensión
nervio cubital, pero no hay evidencia científica (Johnson et al., 2018).

4.2.13. Medición rotación interna glenohumeral

Inspección visual versus fijación escapular (evitar anterioridad escapular). Mismos


resultados. Si no es posible en separación de 90º, se realiza en 45º (Awan et al., 2002).
Se puede realizar también: la prueba de la “mano hacia espalda baja”: el participante
lleva el pulgar hacia línea media de la espalda baja. Medir distancia desde T1 hasta
estiloides radial. Existe una baja-moderada correlación con goniometría de rotaciones
en decúbito supino. No recomendable (Ginn et al., 2006).

4.2.14. Snapping escapular

Aparición de “Snapping-grinding” con o sin dolor de la escápula ante cualquier


movimiento. El chirrido-chasquido es aumentado por la resonancia en la caja torácica.
Son frecuentes en deportes de lanzamiento. Puede aparecer por (Manske et al., 2004):

— Movimientos repetidos de la articulación escapulotorácica.


— Lesión en bursas supraespinosas o infraespinosas serrato.
— Osteofito en el borde interno de la escápula.
— Atrofia muscular por desuso (serrato anterior-subescapular).
— Fibrosis muscular.
— Lesión nerviosa (nervio torácico largo).

Entre los síntomas aparece aleteo escapular y cortedad del músculo pectoral me-
nor, cortedad del músculo trapecio superior, dolor en el borde interno de la escápula.
Su tratamiento se basa en activar los músculos serrato anterior, trapecio inferior
y subescapular. Además, la inhibición de los músculos romboides y trapecio superior
es clave durante el tratamiento.

4.2.15. Síndrome pinzamiento en el hombro

Puede ser interno o posterosuperior). Se produce por una disminución el espacio


subacromial (< 7mm). Puede provocar compresión de estructuras como el manguito
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 97

de los rotadores, la bursa subacromial, el labrum posterosuperior y la cabeza humeral.


Suele aparecer en movimientos repetitivos del brazo por encima del plano de la cabeza.
Cuando el pinzamiento es subacromial: existen tres tipos diferentes de acromion:
tipo I (liso), tipo II (curvo) y tipo III (en gancho). En los tipos II y III más posibilidades
de sufrir pinzamiento subacromial. Además, con la edad, sobre todo a partir de los
50, puede aparecer un espolón en el acromion. En los casos en los que el pinzamiento
subacromial se agrava, cirugía y resección del ligamento coracoacromial.
Cuando el pinzamiento es coracohumeral: se produce una disminución el espacio
coracohumeral, entre la coracoides y el troquín. Posible pinzamiento subescapular y
del fascículo medio del ligamento glenohumeral. Se diagnostica cuando la distancia <
6mm y aparece positivo el test aproximación cruzada del brazo (dolor en la flexión de
90º de hombro, con rotación interna y aproximación pasivos). Se pueden usar también
ecografía y resonancia magnética nuclear para confirmar diagnóstico.

4.2.16. Tratamiento pinzamiento subacromial por artroscopia

El tratamiento se realizará siguiendo las siguientes fases (John Hopkins Shoulder


Surgery):

— Fisioterapia pre-cirugía: (I) enseñar el manejo de poner y quitar cabestrillo (2-3


semanas estará con él tras cirugía); (II) enseñar ejercicios de Codman; (III) instruir
en el uso de crioterapia (cold packs 20’ cada 3-4 horas, los siete primeros días);
(IV) enseñar los ejercicios de fortalecimiento posteriores; (V) evitar levantar
objetos más allá de una taza de café.
— Fisioterapia postcirugía (1 a 7º día): (I) enseñar ejercicios activos de dedos,
muñeca y codo; (II) evitar contracción deltoides; (III) ejercicios de CODMAN
dos veces al día, seguidos de aplicación de hielo; (IV) vigilar el manejo de quitar
y poner el cabestrillo.
— Fisioterapia postcirugía (7º a 14º día): (I) continuar ejercicios activos dedos,
muñeca y codo; (II) aumentar amplitudes en ejercicios CODMAN; (III) realizar
en decúbito supino con pica (palo terapéutico): flexión, separación, rotación
externa en 45ºabducción, rotación interna en 45º abducción. Realizar también
ejercicios de shrug; (IV) evitar ejercicios que favorezcan el pellizcamiento (flexión
o separación con rotación interna); (V) evitar realizar carrera continua, aunque si
se recomienda realizar bicicleta estática; (VI) comenzar con ejercicios activos de
flexión y separación de hombro al 10º día, sin sobrepasar los 60-70º, y sin añadir
cargas externas; (VII) flexibilización de hombro si es necesario; (VII) ejercicios
de rotación externa en decúbito prono.
— Fisioterapia postcirugía (15º día a 10 semanas): (I) continuar con ejercicios acti-
vos para la recuperación de la movilidad activa completa entre 3-6 semanas; (II)
introducir ejercicios de facilitación neuromuscular propioceptiva con patrones
diagonales con resistencia del terapeuta; (III) evitar posiciones de pellizcamiento
98 DOLOR DE HOMBRO

subacromial; (IV) fortalecimiento de músculos escapulares; (V) realización de


ejercicios isocinéticos.

4.2.17. Fisioterapia tras rotura del manguito de los rotadores

Existe una controversia entre movilización precoz para evitar fibrosis o reposo ab-
soluto de 2 semanas. El reposo evitaría la aparición de fibrosis en espacio subacromial.
La inmovilización debe ser con ligera separación. Las movilizaciones continuas pasivas
no suponen una ventaja con movilizaciones pasivas del terapeuta y activo-asistidas.
El uso de crioterapia para el control de la inflamación postquirúrgica. Existe una serie
de fases que podemos tener en cuenta cuando tratemos una rotura del manguito de
los rotadores:

— Primera fase fisioterapia (4-8 semanas): (I) realizar movilizaciones pasivas no


dolorosas; (II) inmovilización con cabestrillo en rotación neutra de hombro; (III)
movilizaciones activas de dedos, muñeca y codo; (IV) isométricos de descenso
y separación escapular, evitar aducción por tensión de supraespinoso; (V) des-
lizamientos dorsales de la cabeza humeral mientras el hombro se encuentra en
separación y rotación externa máxima posible; (VI) ejercicios de Codman, 20
centímetros de diámetro.
— Segunda fase fisioterapia (4ª-8ª semanas tras cirugía): (I) empezar cuando: 120º
de flexión pasiva, rotación externa y rotación interna pasiva en plano escapular
de 75º, separación pasiva de 90º; (II) ejercicios activo-asistidos (pica-fitball); (III)
ejercicios de depresión escapular; (IV) ejercicios activos en inmersión (altura de
cuello); (V) activos de rotación externa y rotación interna con resistencia mano
contralateral; (VI) ejercicios de propiocepción en decúbito supino, dibujando
círculos en flexión de 90º.
— Tercera fase fisioterapia (a partir de 8ª-12ª semana después cirugía): (I) empe-
zar si existe un rango de movimiento activo completo, sin disquinesia escapular,
la unión entre tendón y hueso debería estar asegurada; (II) empezar ejercicios
resistidos rotación interna y rotación externa resistida con gomas elásticas, siem-
pre con el brazo por debajo de la cabeza; (III) ejercicios de abrazo implicando
separación y aducción escapular; (IV) ejercicios de bíceps (curl) y tríceps; (V)
papel estabilizador en cabeza humeral; (VI) ligeros ejercicios en cadena cinética
cerrada en cuadrupedia y con estabilizaciones rítmicas.
— Cuarta fase fisioterapia (a partir de 12ª-16ª semana después cirugía): (I) empezar
cuando ejercicios de fuerza no generen dolor, y el tendón del manguito este lo
suficientemente fuerte para aguantar altas tensiones; (II) aumentar cargas en
cadena cinética cerrada; (III) ejercicios de pliometría.
MÉTODOS DE INTERVENCIÓN EN FISIOTERAPIA II 99

4.2.18. Otros ejercicios para el dolor de hombro

— Para manguito de los rotadores: en decúbito lateral: flexión anterior y rotaciones


internas. En decúbito prono: aducción horizontal y extensiones (Cools et al., 2007).
— Estabilización escapular: ejercicio de flexión contra pared. Aplicar la contracción
del transverso del abdomen para conseguir una mejor sinergia con el músculo
serrato anterior.
— Estiramientos de la cápsula posterior, músculo pectoral menor y rotadores ex-
ternos del hombro.
— Ejercicios de movilidad auto asistida con fitball (Lewis, 2016).
— Capsulitis adhesiva: estiramiento del ligamento coracohumeral y del haz troqui-
teriano.

4.2.19. Otros test prácticos de hombro

— Test scapular upward rotation (Struyf et al., 2014).


— Test distancia acromio-camilla y acromion-pared (pectoral menor) (Struyf et al.,
2014).
— Longitud elevador escápula: desde 2ª cervical a ángulo supero-interno de la
escápula. Índice: distancia/altura *100.
— Índice pectoral menor: borde inferior cuarta costilla a apófisis coracoides. Índice:
pm/altura*100. Valor menor a 7.65= cortedad (Struyf et al., 2014).
— Electromiografía de hombro: músculos trapecio superior e inferior.
— Test de resistencia de músculos escapulares: decúbito prono 135º flexión (acti-
vación de todos los trapecios + serrato anterior); peso por encima de codo, 1%
del peso corporal; termina cuando el participante pierde la posición inicial; se
anotan el tiempo (Day et al., 2015).
— Alternativa test de resistencia de músculos escapulares: en bipedestación hombros
y codos 90º flexión; rotación externa=1kg; medida con dinamómetro: escápula
posicionada en neutro; fin cuando se pierde la fuerza o aparece un déficit de
confort (Eraslan et al., 2013).
— Ejercicios de fortalecimiento global del hombro en rotación externa.
— Test retracción/reposicionamiento escapular y test asistencia escapular (Struyf
et al., 2014).
— Test retracción capsular hombro anterior y posterior (Lin & Yang, 2006).

4.3. REFERENCIAS

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(penúltima)
páginas finales de libro
(última)

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