(As) 486-2004
(As) 486-2004
Partes: Sepúlveda Rey, Jorge c/ Banco del Desarrollo | Indemnización de perjuicios - Recurso
de casación en el fondo
Fecha: 10-oct-2006
Producto: MJ
Doctrina:
2.- Según cada caso, la voluntad constituye un elemento esencial y decisivo, a partir de ella se
podrá determinar si el contrato ha sido definitivamente celebrado desde que las partes llegaron
a acuerdo, o desde el primer documento o, si decidieron esperar hasta la redacción del
documento, escrito o el otorgamiento del instrumento público, pudiendo concluirse que, antes
de producido el hecho acordado en cada caso, las partes son libres para desistir o retractarse.
3.- La existencia misma de la oferta, como la aceptación, rechazo o no aceptación, así como la
intención o voluntad de las partes para obligarse, son cuestiones de hecho.
(*) Véase el voto en contra del Ministro S. Muñoz.
En estos autos rol 1804-1995 del Vigésimo Segundo Juzgado Civil de Santiago, caratulados
"Sepúlveda Rey, Jorge con Banco del Desarrollo", por sentencia de treinta y uno de agosto de
dos mil, escrita a fojas 1462, complementada por la de doce de mayo de dos mil tres, escrita a
fojas 1572, su jueza titular rechazó en todas sus partes la demanda de indemnización de
perjuicios deducida así como la nulidad pedida respecto de un remate realizado en la causa rol
1007-92 del Décimo Octavo Juzgado Civil de esta ciudad. Conociendo de los recursos de
casación en la forma y apelación deducidos por la parte demandante y de la apelación
interpuesta por el demandado, una Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago por sentencia
de veintisiete de noviembre de dos mil tres, según rola a fojas 1588, rechazó el recurso de
casación formal y pronunciándose sobre la apelación, confirmó la sentencia de primer grado.
En contra de este fallo la parte demandante dedujo el recurso de casación en el fondo de fojas
1598.
LA CORTE
Considerando:
Primero: Que el recurrente sostiene que la sentencia impugnada fue dictada incurriendo en
diversos errores de derecho que la invalidan, los cuales -para efectos prácticos- los divide en
dos grupos:
En un segundo acápite de este capítulo de casación, la parte recurrente menciona que dos
ejecutivos del Banco demandado concurrieron a absolver posiciones al tenor del pliego
agregado a la causa, habiéndose calificado de evasivas precisamente las respuestas a la
pregunta en que se asevera que el demandante depositó en la Notaría Zaldívar el 16 de mayo
de 1995, un pagaré de captación a plazo fijo endosado al Banco del Desarrollo, con
anterioridad a la firma de la escritura de compraventa. Con ello -dice- se demostró que el actor
pagó al banco la cuota al contado de la compraventa acordada y, sin embargo, los
sentenciadores establecen precisamente lo contrario, vulnerando el valor probatorio asignado
por la ley a la prueba confesional.Finalmente, en este capítulo del recurso, el actor expresa que
acompañó a los autos la escritura de compraventa de 31 de agosto de 1992, suscrita entre él y
doña Elena del Carmen Aros Meneses, ante el Notario señor Enrique Morgan Torres, que
demuestra el interés de su parte por adquirir el Fundo San Marcelo; sin embargo la sentencia
recurrida la ignoró sosteniendo, en su considerando 5º "que el actor no aportó prueba alguna
para demostrar el carácter de promitente comprador de la primitiva dueña del fundo de doña
Elena Aros, como tampoco aportó prueba alguna para probar que a ella le hizo entrega de UF
5.000".
Manifiesta, al respecto, que la sentencia recurrida resuelve que "los actos vinculantes para las
partes tratándose de un inmueble, se rigen por las reglas de la promesa de compraventa,
regulada en el artículo 1554 del Código Civil, cuyos requisitos no se han cumplido...", sin
embargo, a su juicio, dicho contrato de promesa no resultaba necesario, por cuanto, las
obligaciones y derechos contractuales se originaron en un acuerdo de voluntades que el actor
invocó como fundamento de su acción de indemnización de perjuicios.
Respecto de esta materia, sostiene que el asunto controvertido estaba limitado a decidir si su
oferta de comprar un predio perteneciente al demandado y la aceptación escrita de éste con la
determinación de los montos a pagar, generó obligaciones o derechos entre las partes y, sobre
el particular, bastaba considerar que ellas habían procedido a dar cumplimiento al acuerdo,
una, entregando el valor de la cuota de contado y, la otra, enviando el borrador de la
compraventa a la Notaría.De esta manera, el incumplimiento denunciado por el demandante se
produjo cuando el Banco, por razones que no aparecen justificadas, incumplió de hecho su
obligación de suscribir la escritura y entregar el predio al actor, vendiéndolo, en cambio, al
señor Gabriel Huerta. Concluye, el recurrente, que el acuerdo generador de obligaciones tiene
su origen en la convención que se concreta mediante la oferta de don Jorge Sepúlveda y la
carta de aceptación del Banco del Desarrollo; su cumplimiento se materializa por la redacción y
envío a la Notaría de don Patricio Zaldívar del borrador de la escritura de compraventa por
parte del banco y la entrega de la cuota al contado, mediante instrucciones escritas al señor
Notario, por lo que rigen las disposiciones de los artículos 96, 97, 98, 99 y 100 del Código de
Comercio. Por otra parte, estima que la sentencia, dejó de aplicar los artículos 1445, 1545 y
1546 del Código Civil, que disponen que las obligaciones nacen de un acto o declaración de
voluntad que cumpla con las exigencias legales y deben ejecutarse de buena fe y de la manera
que se estableció por los contratantes, constituyendo una ley para ellos;
Segundo: Que en este juicio se demandan los perjuicios que habría causado el Banco del
Desarrollo al haberse retractado unilateral e intempestivamente de la celebración del contrato
de compraventa respecto del Fundo San Marcelo, ubicado en la comuna de San Fernando, de
su propiedad, respecto del cual existía un acuerdo formado por la oferta enviada por don Jorge
Sepúlveda Rey y su aceptación por el Banco, lo que constituye un contrato preparatorio
precontractual, cuyo incumplimiento generó la obligación de indemnizar, que es lo que se
demanda.
Sobre el particular, cabe destacar que son hechos establecidos en la sentencia recurrida, los
siguientes:
b) el actor era mero tenedor del fundo San Marcelo de San Fernando, del cual fue desalojado
por orden judicial, entregándole el manejo del predio al interventor designado por el Segundo
Juzgado de Letras de San Fernando y que había celebrado con don Roberto Tamm Wittewer
un contrato de compraventa de alfalfa y prenda agraria por la cosecha de 60 hectáreas de
alfalfa que mantenía en dicho predio, cuyo pago se efectuó en parte, con el depósito a plazo de
que da cuenta el documento de fojas 1, por $ 20.000.000 (considerandos séptimo y octavo del
fallo de primer grado);
d) que lo efectivamente probado por la confesional, sólo dice relación con la existencia de la
oferta y su aceptación por el demandado, como así también el precio del bien a adquirir y la
forma de pago y que el pagaré a plazo fue tomado por un tercero ajeno al banco;
e) que la manera de demostrar voluntad seria de obligarse, está expresada en la conducta del
banco demandado al elaborar el proyecto de contrato de compraventa extendido en la Notaría
Zaldívar y que, sin embargo, el actor no suscribió;
Tercero: Que respecto del error de derecho denunciado que se hace consistir en no haber
reconocido el valor probatorio del pagaré por captación agregado a fojas 1, no objetado de
contrario, cabe consignar que los jueces del fondo no lo han desatendido, por el contrario, lo
han considerado y analizado su contenido, dentro de sus facultades y lo han apreciado
conjuntamente con el documento en que consta la solicitud judicial de declaración de extravío
de tal pagaré por captación, iniciada por el beneficiario del mismo, y han concluido que no fue
entregado por don Jorge Sepúlveda Rey en pago al Banco del Desarrollo, de manera que al
proceder así no se incurrió en el error de derecho que se denuncia;
Cuarto:Que en los motivos undécimo a décimo tercero del fallo de primera instancia,
confirmado por el de segundo grado, se analiza y pondera la prueba confesional rendida,
concluyendo, con su mérito, en cada uno de los hechos referidos en la letra d) del
considerando segundo precedente, de tal manera, no es efectivo que se haya incurrido en el
error de derecho que se denuncia, puesto que no se ha negado el valor de plena prueba que
tienen los hechos categóricamente afirmados por los absolventes, de lo que se infiere que
aquello que el recurrente reclama sólo corresponde a sus particulares conclusiones que
deduce a partir de su apreciación de las respuestas que se dan a las preguntas que se
formulan en el pliego de posiciones, las que, por cierto, no fueron compartidas por los jueces
del fondo, y que son determinantes para el rechazo de este capítulo del recurso;
Quinto: Que, no obstante, si bien es efectivo que los jueces del fondo no mencionan la
escritura pública de fojas 517, que da cuenta de la promesa de compraventa suscrita entre don
Jorge Sepúlveda Rey y doña Elena Aros, al establecer la inexistencia de prueba que demuestre
este contrato, no lo es menos que tal omisión, carece de trascendencia pues sólo podría
significar la omisión de consideraciones a su respecto, lo que constituiría el vicio de forma
previsto en el Nº 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, en relación con el
artículo 768 Nº 5 del mismo cuerpo legal, de manera que la infracción de ley que se ha
denunciado debe ser desestimada;
Sexto:Que, en todo caso, la sentencia recurrida rechazó la demanda deducida, por no haberse
demostrado en los autos que el actor tuvo la voluntad real de formalizar su consentimiento con
el Banco demandado respecto del inmueble objeto de la litis, mostrándose renuente para firmar
la respectiva escritura definitiva de compraventa, en consecuencia, al no existir infracción a
alguna ley reguladora de la prueba en el establecimiento de tales hechos, no puede este
tribunal de casación modificarlos para así quedar en situación de arribar a las conclusiones
que pretende el recurrente;
Séptimo: Que, sin perjuicio de lo anterior, es útil expresar que aun cuando se han mencionado
como infringidos los artículos 1545, 1546 y 1554 del Código Civil, tampoco sería posible
invalidar el fallo por su falta de aplicación en el caso de autos, desde que se atribuye a la
demandada una fuente de responsabilidad distinta a la que dichas normas se refieren, como
es la que la doctrina denomina "responsabilidad precontractual".
Ahora bien, y en cuanto a la infracción del artículo 1445 del Código Civil en relación con los
artículos 97 a 100 del Código de Comercio, es menester analizar si las entrevistas preliminares
o acuerdos preparatorios que invoca el actor, son o no fuente de obligaciones, más aún si se
considera que en la vida jurídica se reconocen ofertas hechas con toda precisión del objeto y
condiciones del contrato y, en otros casos, se llega a pactar los extremos esenciales o algunos
de ellos.
Sobre el particular, no cabe duda alguna que si cualquiera de las partes ha declarado supeditar
el perfeccionamiento del contrato a un acuerdo en determinado sentido, todo queda en
suspenso y no existe aún contrato alguno. Tal intención puede admitirse cuando se ha
expresado o cuando así se concluye del análisis de las circunstancias de hecho que lo
rodean.Por el contrario, habrá de considerarse que se ha celebrado un contrato, sólo cuando
se haya llegado a un acuerdo acerca de los elementos esenciales del mismo, aquellos cuya no
determinación hacen del contrato un simple proyecto por realizar o irrealizable. Según cada
caso, la voluntad constituye un elemento esencial y decisivo, a partir de ella se podrá
determinar si el contrato ha sido definitivamente celebrado desde que las partes llegaron a
acuerdo, o desde el primer documento o, si decidieron esperar hasta la redacción del
documento escrito o el otorgamiento del instrumento público, pudiendo concluirse que, antes
de producido el hecho acordado en cada caso, las partes son libres para desistir o retractarse.
En el Tratado Práctico de Derecho Civil de Marcelo Planiol y Jorge Ripert, tomo sexto, Primera
Parte, página 170 se expresa que "no existe una verdadera oferta cuando la proposición de
contratar ha sido hecha como diversión o juego; de modo más práctico, siempre que su autor
no ha tenido la intención de obligarse jurídicamente cuando se ha reservado su libertad, o
simplemente cuando sólo ha querido iniciar preliminares de contratos que, lejos de constituir
una oferta, se propongan provocarla. Pero es preciso que tal intención sea expresada o resulte
de las circunstancias del caso o de los usos; de no ser así, la contraparte pudo haber creído
hallarse en presencia de una oferta y la aceptación perfeccionará el contrato";
Noveno: Que, como conclusión de todo lo que ha quedado consignado en las reflexiones que
preceden, el recurso de casación en el fondo que se examina será desestimado.
Y visto además lo dispuesto en los artículos 765, 767 y 768 del Código de Procedimiento Civil,
se rechaza el recurso de casación en el fondo deducido a fojas 1598 por el abogado don
Fernando Márquez Rojas, en representación del demandante señor Jorge Sepúlveda Rey, en
contra de la sentencia de veintisiete de noviembre de dos mil tres, escrita a fojas
1588.Acordada con el voto en contra del ministro señor Sergio Muñoz Gajardo, quien fue de
parecer de acoger el recurso de casación en el fondo interpuesto por la parte demandante en
contra del fallo de segunda instancia, que confirmó la sentencia de primer grado, que rechazó
la demanda de indemnización de perjuicios, nulidad de una subasta y declaró sin lugar la
demanda reconvencional, y estuvo por dictar acto continuo, pero separadamente la sentencia
de reemplazo respectiva, por la cual se revoque la decisión de primera instancia, sólo en
cuanto, no hizo lugar a la indemnización de perjuicios, declarando en cambio, que se accede a
ella, derivando la determinación de la naturaleza y monto de los perjuicios para la fase de
cumplimiento incidental de la sentencia, según se solicita en la letra h) del petitorio de la
demanda.
Primero: Que son hechos de la causa, establecidos textualmente por el fallo de primer grado:
a. "el actor era mero tenedor del fundoSan Marcelo de San Fernando, del cual fue desalojado
por orden judicial, entregándole el manejo del predio al interventor, designado por el 2º
Juzgado de Letras de San Fernando" (considerando 7º);
b. "el actor celebró con don RobertoTamm Wittewer, un contrato de compraventa de alfalfa y
prenda agraria por la cosecha de 60 hectáreas de alfalfa que mantenía en el predio San
Marcelo, cuyo pago se efectuó en parte con el depósito a plazo que da cuenta la fotocopia de
fojas 1 y ése es el origen del cobro de la suma de $ 20.212.000, que pretende que el banco
demandado le pague" (considerando 8º);
c. "que la suma representativa del pa-garé por captación emitido por el Banco del Desarrollo a
favor de don Roberto Alfredo Tamm Wittewer por la suma de $ 20.000.000 (sic) el actor señor
Sepúlveda Rey, jamás lo entregó en pago al banco demandado" (considerando 9º);
d."Que la confesión prestada por elseñor Massaro Olmeño, a fojas 881, con las posiciones 1,
3 y 5 se demuestra que el banco demandado aceptó la oferta de compra que le hiciera el señor
Sepúlveda (1º); que el precio se pagaría en la forma propuesta por el oferente (3º) y que el
pagaré a plazo fue tomado por un tercero en el Banco del Desarrollo, el día 9 de mayo de 1995
(5º). Que en la posición (2º) se afirma que en la aceptación dada por el Banco a la oferta del
señor Sepúlveda, no se explicitó el plazo porque el tiempo de ocupación del predio por el señor
Sepúlveda debía cesar el 30 de abril de 1995. ...Con la 13º, se corrobora que el banco aceptó
la oferta del actor" (considerando 12º);
f. "Que la manera de demostrar volun-tad seria de obligarse, está expresada en la conducta del
Banco demandado, al elaborar el proyecto de contrato de compraventa extendido en la Notaría
Zaldívar y que sin embargo el actor no suscribió" (considerando 14º);
h. "el Banco nunca percibió la suma de$ 20.212.000, que su voluntad de vender al actor el
predio rústico se explicita en el proyecto de escritura pública ante el Notario señor Zaldívar; que
el actor no la firmó oportunamente; que el Banco tenía el imperativo legal de enajenar el fundo
para evitar ser objeto de sanciones de la Superintendencia de Bancos y por razones tributarias;
además al banco demandado no le empece la cantidad de U.F. 5.000 que el actor le habría
entregado a la anterior dueña del bien raíz" (considerando 21º).
Tercero: Que resulta del todo necesario precisar que la acción principal deducida en este
proceso es de indemnización de perjuicios derivada del hecho de la retractación unilateral e
intempestiva por parte del Banco del Desarrollo de la aceptación manifestada por escrito, el 31
de marzo de 1995, de la oferta formulada por el actor de compra del fundo o chacra San
Marcelo, ubicado en la comuna de San Fernando, Provincia de Colchagua, VI Región,
procediendo a vender a otra persona el predio individualizado, en circunstancia que se había
dejado el proyecto de escritura de venta en la notaría y que la persona que hizo la oferta hizo
entrega al notario de un depósito, tomado por un tercero en la misma entidad bancaria, por el
monto de la cuota de contado, el que fue endosado a favor del banco. En definitiva,
corresponde resolver en el presente juicio, si se declara el derecho a la indemnización de
perjuicios originados, en concepto del actor, por la retractación unilateral e intempestiva de la
aceptación de la oferta manifestada por escrito por el mencionado banco. En cuanto a lo
anterior, en el fundamento cuarto del fallo de primer grado se fijó en los siguientes términos la
controversia:"si hubo retractación intempestiva por parte del banco demandado de la
aceptación de la oferta formulada por el actor".
Cuarto: Que el derecho de los contratos en materia civil se rige por el principio esencial de la
autonomía de la voluntad, según el cual las personas pueden concluir todos los actos y
convenciones que no estén expresamente prohibidos por las leyes, que da origen a otros
principios:
A) Libertad contractual, que se descompone en: 1) Libertad de conclusión, que permite a las
partes decidir libremente: i) si contrata o no lo hace; ii) qué tipo de contrato celebra, y iii) la
contraparte con quien se vincula. 2) Libertad de configuración interna, por el cual se puede fijar
el contenido de la convención y las cláusulas que reflejen en mejor forma la voluntad de las
partes.
B) Consensualismo, según el cual la oralidad es suficiente para obligar a las personas, por lo
que es posible que existan contratos verbales, que se expresan en el aforismo "solus
consensus obligat".
C) Fuerza obligatoria, se traduce en la metáfora empleada por Bello, en cuanto a que los
pactos deben honrarse y cumplirse, puesto que todo contrato legalmente celebrado es una ley
para las partes contratantes, que se le reconoce bajo el aforismo "pacta sunt servanda".
D) Efecto relativo de lo acordado, vinculando sus derechos y obligaciones a quienes son parte
en el contrato, sin que se pueda afectar a terceros, a quienes no les empece, surge así el
latinismo "res in-ter allios acta", que se refuerza en la norma antes recordada, en que el
contrato es una ley sólo para los contratantes.
Quinto: Que, sin que sea necesario repasar todo lo relativo a la formación del consentimiento
en los actos jurídicos bilaterales, ya es un aspecto pacífico, que el Código de Comercio regula
esta materia, estipulaciones a las que se refiere su mensaje, al aludir al Libro II, Título I,
expresa: "En este mismo Título se trata de un asunto difícil como importante, omitido en la
Ordenanza y aun en el Código Civil.Frecuentemente ocurre la necesidad de fijar el momento y
el lugar en que las propuestas verbales o escritas asumen el carácter de contratos perfectos, y
careciendo de reglas claras y precisas que dirijan el juicio del jurisconsulto e ilustren la
conciencia del magistrado, es indispensable invocar las opiniones acomodaticias e inseguras
de los autores que han examinado con más o menos profundidad eso s puntos. Para obviar
dificultades de tanta trascendencia, el Proyecto ha dado soluciones satisfactorias a las
cuestiones principales e incidentes que ofrece la materia; y de este modo ha llenado un
sensible vacío en nuestra legislación comercial y civil".
Sexto: Que ante la oferta expresa de una persona, en este caso el actor, Jorge Sepúlveda Rey,
le correspondía al Banco del Desarrollo, entidad a la cual estaba precisa y determinadamente
dirigida, quien era conocedor en detalle e integral-mente de los antecedentes previos a la
formulación de la misma, evaluar la idoneidad, seriedad y si en su concepto estaba destinada a
producir efectos jurídicos o simplemente dilatar la situación de hecho existente hasta ese
momento. En efecto, luego de ponderar y evaluar meditadamente todos los pormenores, el
Banco del Desarrollo decidió aceptar la oferta formulada y lo hizo por escrito, formalmente,
acto que ha reconocido de manera expresa, no ha sido discutido y se ha fijado como un hecho
del pleito. Todo lo anterior tiene relevancia para definir el estado del iter contractual, en
atención a que se ha sobrepasado la etapa de la simple oferta, única ocasión en la que puede
ser estudiada jurídicamente precisando su validez, efectos y alcances.Establecido como se
hizo, que la oferta fue aceptada por escrito, pura y simplemente por el banco demandado, es
tal etapa la que corresponde evaluar, sin que sea posible remontarse a fases anteriores y para
el solo hecho de justificar un actuar posterior del aceptante.
Séptimo: Que fijado el punto de la controversia en la forma como se hizo, el tribunal debe
razonar en derecho, según la naturaleza y caracteres específicos que la ley otorga a los
distintos actos, es así que la aceptación de la oferta por el Banco del Desarrollo perfeccionó un
acto jurídico bilateral, ya que la manifestación de conformidad con la oferta, da origen a una
convención, derivaron derechos y obligaciones para las partes, y su trasgresión, en la forma
dicha, impone la satisfacción de los daños y perjuicios que se determinen en la etapa
correspondiente según la solicitud de las partes. La aceptación de la oferta o la convención a
que dio origen, conocida como cierre de negocios, determina el análisis del efecto de las
obligaciones ante el incumplimiento, que no es otro que responder por equivalencia, esto es
mediante la indemnización de perjuicios causados, teniendo en consideración que el objeto de
la convención fue un bien raíz y que el artículo 1817 del Código Civil incluso prefiere en el
caso de venta de un predio a dos persona a quien ha entrado en posesión, con mayor razón en
el caso en análisis en que no ha existido venta respecto del actor.En el presente caso
corresponde considerar que se ha demandado la indemnización de perjuicios derivada del
hecho que el banco vendió a una persona distinta del actor el bien raíz respecto del cual había
llegado a un cierre de negocios con él. No se altera la causa de pedir al atender la petición
fundamental, pues el actor ha considerado que la enajenación del fundo por parte del Banco
del Desarrollo a un tercero constituye una retractación unilateral e intempestiva de la
aceptación, en circunstancias que jurídicamente constituye el incumplimiento de la convención
perfeccionada por la aceptación de la oferta, calificación de los hechos que le corresponde
efectuar al tribunal. El legislador se ha referido a esta situación en el artículo 2124 del Código
Civil, señalando: "El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario.
La aceptación puede ser expresa o tácita."
Al respecto resulta acertada la explicación de don David Stichkin Branover, en cuanto a que la
"expresión "retractarse" empleada por el legislador induciría a creer que se trata del retiro de la
aceptación, de manera que el contrato no llegaría a formarse sin embargo de haberse sido
perfecto, pues hubo concurso de voluntades. No opinamos así. Simplemente se trata de la
renuncia del mandatario limitada en su ejercicio a las circunstancias señaladas: que el
mandante se halle todavía en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de cometerlo a
diversa persona.De otra manera, el mandatario queda responsable, en los términos ordinarios,
de los perjuicios que la renuncia cause al mandante, artículos 2124 y 2167" (El Mandato Civil,
Editorial Jurídica, tercera edición, página 102), en concordancia con el hecho que el mandato,
generalmente, es un contrato consensual.
Octavo: Que el principio de la autonomía de la voluntad, como los que de ella derivan, permiten
sostener premisas previas a continuar con el análisis: Por una parte se reconoce a toda
persona la posibilidad de concluir los contratos que estime pertinente y con quien lo crea
apropiado y por otra que las exigencias de un contrato definitivo no pueden limitar aquellos que
la ley no prohíbe concluir para su preparación o en forma anticipada. Se sigue de estas
premisas, que el establecimiento por la ley de un tipo determinado de contrato preparatorio no
impide como tampoco excluye la posibilidad concluir otros que de mejor manera satisfaga las
necesidades de las partes. En efecto, la regulación del contrato de promesa, no impide dar
nacimiento a otras convenciones preparatorias, con mayor razón si no existen razonamientos
que sustenten su exclusividad en tal sentido, cuanto no sea la simple afirmación del
hecho.Podrá ser posible que el contrato de promesa no llegue a celebrarse por requerir
mayores especificaciones de las que se carece en un momento determinado, sin que esto
impida comprometer las voluntades de las partes y asegurar la realización de un contrato con
posterioridad por medio de otro acto o convención. No se observan razones en la legislación
para impedir la celebración de otras convenciones, de las que derivarán los efectos
consiguientes ante el hecho del incumplimiento, como tampoco concurren obstáculos legales
que no permitan exigir lo que la ley dispone para la retractación unilateral, intempestiva y tácita
de una oferta, por su trasgresión expresa posterior. Resulta ilustrativo de lo anterior el hecho
que el legislador debió manifestar expresamente su criterio en cuanto a lo que se denominó
"principio de en ajenación", impidiendo al marido incluso prometer enajenar y gravar bienes
sociales, sin la autorización de la mujer (inciso tercero del artículo 1749 del Código Civil). Por
otra parte, también resulta ilustrativo que la retractación en la venta condicionada no se
permita en bienes raíces, según se señala en el artículo 1802 del Código Civil.
Del mismo modo procede insistir en el hecho que la naturaleza real o solemne de los contratos
definitivos no condiciona la concurrencia de las exigencias de los contratos preparatorios.
Noveno:Que reconocido el hecho de la venta del inmueble denominado Fundo o Chacra San
Marcelo a una persona distinta del actor, con quien había llegado a un cierre de negocios para
venderle a él el referido inmueble, se ha acreditado el hecho del incumplimiento, sin que
corresponda atender justificaciones que sólo importan la renuncia a los medios jurisdiccionales
en la resolución de los conflictos particulares, puesto que no podía ignorar el Banco del
Desarrollo que el actor, con fecha 16 de mayo de 1995, entregó al notario un documento
representativo del valor de la cuota que debía pagar de contado, endosado en su favor, el cual
con posterioridad, al no concluirse el negocio, debió devolver el endoso. Con mayor razón
resulta injustificable la actitud del banco pues el instrumento en referencia daba todas las
garantía al haberse tomado en la misma entidad bancaria.
La causa del incumplimiento por parte del Banco del Desarrollo resulta igualmente evidente si
se considera que con el actor, Jorge Sepúlveda Rey, cerró el negocio de venderle el fundo en
la suma de 10.500 Unidades de Fomento y luego, al decir del propio demandado, el 19 de
mayo de 1995 aceptó otra oferta de parte de Gabriel Huerta Faúndez y en cumplimiento de
este acuerdo último compromiso, procedió a venderle el fundo el 25 de mayo de 1995, pero en
una suma mayor, esto es en el equivalente a 11.009 Unidades de Fomento.
Al existir incumplimiento voluntario y culpable por parte del demandado, sin que justificada
adecuadamente su conducta, resulta jurídicamente procedente que repare los perjuicios que
su conducta, de no honrar la palabra empeñada ha causado al actor.Perjuicios cuya naturaleza
y monto se ha solicitado se precisar en la etapa de cumplimiento, pero cuya existencia resulta
acreditada a lo menos con el hecho que el actor Jorge Sepúlveda Rey celebró con Roberto
Tamm Wittewer, un contrato de compraventa de alfalfa y prenda agraria por la cosecha de 60
hectáreas de alfalfa que mantenía el actor en el predio San Marcelo, cuyo pago se efectuó en
parte con el depósito a plazo tomado en el Banco del Desarrollo, que se entregó al notario
debidamente endosado a favor del mismo banco, por la suma de $20.212.000, el pago de la
cuota de contado por la compra del predio, que posteriormente debió devolver al no poder
cumplir por su parte con la entrega de la alfalfa al verse privado de la tenencia material del
predio, para cuyo efecto el Banco del Desarrollo le devolvió el endoso del documento.
Décimo: Que en otro orden de consideraciones se llega a igual decisión, pues, en general, los
hechos establecidos se ajustan al mérito probatorio de los elementos de juicio agregados a los
autos. Sin embargo, en un aspecto a lo menos transgrede manifiestamente las normas que
regulan el valor de la confesión prestada en juicio, motivo suficiente para acoger el recurso por
infracción al artículo 399 del Código de Procedimiento Civil, pues en la misma sentencia de
primera instancia, según se ha tenido la oportunidad de reproducirlo con anterioridad, se puede
lee: "DUODÉCIMO:Que la confesión prestada por el señor Massaro Olmeño, a fojas 881, con
las posiciones 1, 3 y 5 se demuestra que "en la posición (2º) se afirma que en la aceptación
dada por el Banco a la oferta del señor Sepúlveda, no se explicitó el plazo porque el tiempo de
ocupación del predio por el señor Sepúlveda debía cesar el 30 de abril de 1995."
En dicho reconocimiento se está ante una confesión compleja, en la que se reconoce el hecho
material acerca del cual se le interroga (la aceptación dada por el Banco a la oferta del señor
Sepúlveda, no se explicitó plazo), sin embargo, añade otro hecho (debido a que el tiempo de
ocupación del predio por el señor Sepúlveda debía cesar el 30 de abril de 1995). Esta
confesión es de carácter compleja de primer grado, por cuanto el hecho que se añade está
desligado al anterior, de modo tal que puede ser dividido sin necesidad de prueba en perjuicio
del confesante, en el sentido que "la aceptación dada por el Banco a la oferta del señor
Sepúlveda, no se explicitó el plazo". Sin embargo, de estimarse que corresponde a una
confesión compleja de segundo grado, en que el hecho que se adiciona está vinculado con el
reconocido, sólo se requiere prueba para proceder a la misma división, respecto de lo cual se
puede traer a análisis la carta de 31 de marzo de 1995 firmada por el mismo confesante, José
Massaro Olmedo, en calidad de Gerente Banca Preferencial de Empresas del Banco del
Desarrollo, en que informa al señor Jorge Sepúlveda "que el Banco ha aceptado su oferta de
compra de nuestra propiedad Fundo San Marcelo. El valor de venta de la propiedad asciende a
la suma de UF. 10.500.-, pagadera de la siguiente forma: -Con $20.000.000.- a la firma de la
escritura. - Con $10.000.000.- al 31 de Agosto de 1995 expresado en UF.- El Saldo se pagará
en 6 cuotas iguales anuales venciendo la primera en Junio de 1996. El saldo se expresará en
UF. y devengará un interés del 10% anual y se garantizará con la hipoteca de la misma
propiedad.". De lo que se sigue que no se expresó reserva alguna en cuanto al plazo. Es más,
en el proceso en que se encontraba dispuesta la entrega de la propiedad se amplió la
suspensión de la misma, sin que pueda afirmarse por el banco que era un plazo del cual
pudiera su parte disponer libremente.
El análisis anterior lleva a considerar que "la aceptación dada por el Banco a la oferta del señor
Sepúlveda, no se explicitó el plazo", por lo mismo fue pura y simple, formando el
consentimiento consiguiente. Además resulta contraria a la forma como las partes entendieron
y ejecutaron prácticamente lo acordado, puesto que el proyecto de contrato de compraventa
quedó a disposición de las partes con posterioridad al 30 de abril de 1995 sin que fuera
retirado por el banco, recibiendo el notario el deposito entregado por el actor, al no tener
instrucción en contrario impartida por el banco. Por último, de estimarse posible el retiro de la
aceptación - que jurídicamente no lo es -, al entendérsela como una nueva oferta,
correspondía al banco haber avisado al demandante, lo cual tampoco hizo, siendo responsable
igualmente de los perjuicios en dicha eventualidad, por aplicación del principio de la buena fe,
que incluso impone responsabilidad al oferente que recibe una aceptación extemporánea de
avisar esta circunstancia, en caso contrario debe responder de daños y perjuicios, conforme a
lo dispuesto por el artículo 98 del Código de Comercio.
Redacción de la sentencia a cargo del abogado integrante Sr. Oscar Carrasco Acuña y del voto
disidente, su autor.
Rol Nº 486-04.-
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr. Jorge Rodríguez A.,
Sr. Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M, y Sr. Julio Torres A. y Abogado Integrante Sr.
Oscar Carrasco A.