9a LECTURA INTELIGENCIAS MULTIPLES 2023

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Universidad de Guadalajara

CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS ECONÓMICO ADMINISTRATIVAS

9ª Lectura

Inteligencias Múltiples
Macías, María Amarís

Alumna/o:
Aula:
Maestro Raúl Heredia Cerda
Fecha: 00/00/2023
Orígenes de la propuesta. De acuerdo con las propias palabras de Gardner (1995), cuando publicó su teoría
en 1983 encontró poca acogida entre los colegas: «Mi teoría gustó a unos cuantos, desagradó a unos pocos
más y la mayoría la ignoró». Sin embargo, hay que destacar de esta circunstancia que cuando ya se
encontraba convencido de que su proposición estaba condenada al olvido, como tantas otras en la historia de
la disciplina, inesperadamente comenzó a recibir una gran atención del sector educativo, y al respecto
manifestó que «Existía otro público con un auténtico interés por mis ideas: el público de los profesionales de
la educación».

Analizando detenidamente este hecho se puede apreciar que no es una simple coincidencia, pues refleja una
cuestión de carácter epistemológico. La teoría no recibió en ningún momento una aprobación dentro de la
disciplina en que se originó, ya sabemos que la comunidad la ignoró, se suscitaron debates en torno a ella de
forma amplia y rigurosa. Pero por otro lado generó un gran interés en el campo educativo, por lo que comenzó
rápidamente a ser aplicada, lo cual propició el surgimiento de nuevas prácticas pedagógicas e institucionales.

En pocas palabras, podríamos decir que constituyó una teoría no consensuada en su disciplina de origen,
pero acogida por un sector de profesionistas, por lo que pasó a servir de fundamento para nuevas prácticas
que revierten en modificaciones del propio perfil profesional del educador. La teoría se legitima a través de la
apropiación y del uso y no mediante algún modelo de verificación científica. Las circunstancias educativas que
rodearon el surgimiento de esta propuesta teórica, ha llevado a muchos autores a reconocerla como un hecho
social con independencia de su exactitud científica.

De manera autocrítica Gardner se ha anticipado a señalar la necesidad de seguir investigando y evaluando la


aplicación de su pro- puesta, así como algunas tareas científicas pendientes. En las motivaciones iniciales del
autor no estaba la gran influencia que generó en la educación, más bien tenía un gran interés como psicólogo
en aportar a su propia área de especialización; lo plantea cuando señala: «Pensaba sobre todo en una
contribución a mi propia disciplina de la Psicología del desarrollo y, de manera más general, a las ciencias
cognitivas y conductuales. Deseaba ampliar las nociones de inteligencia hasta incluir no sólo los resultados
de las pruebas escritas sino también los descubrimientos acerca del cerebro y de la sensibilidad a las diversas
culturas humanas. Aunque analicé las implicaciones educativas de la teoría en los capítulos finales del libro,
mi enfoque no se dirigía al salón de clases» (Gardner, 1994).

En las ciencias sociales, y específicamente de la educación, la teoría de las «Inteligencias Múltiples»


representa ese caso en el que la teoría, previo a su aplicación, ha recibido una aprobación manifiesta, lo que
generalmente no ocurre en los tradicionales procedimientos de la ciencia. Podría decirse que aún no se
considera una teoría plenamente aceptada y ubicada fuera de toda duda. Sin embargo, sí podría plantearse
que se ha derivado de las retroalimentaciones científicas propias de las aplicaciones de esta teoría, que el
proceso mismo que ella ha seguido en el campo científico y aplicado y que las pretendidas fórmulas de
verificación que proporcionan los manuales, con sus especificaciones detalladas, definiciones precisas y
pasos lógicos que llevan sin error de una cosa a la otra, no son el único camino para la construcción del
conocimiento.

Hoy puede considerarse que, si aparecieran en un futuro evidencias que generaran dudas sobre los
fundamentos de esta teoría, eso no provocaría obligatoriamente una revisión de las prácticas pedagógicas ya
establecidas, pues como ya se ha señalado antes, esta propuesta recibió el respaldo del sector de los
educadores, de manera independiente de su carácter de teoría formulada y aprobada. Además, ella ha llevado
a que se reformule y renueven viejos asuntos no sólo en la educación sino con relación a las sociedades
humanas que anhelamos construir, donde cada ser humano se reconozca valioso e inteligente con mucho
que aportar y con la posibilidad de realizar sus sueños desarrollando sus potenciales cognitivos.

Gardner rompe con el esquema tradicional de inteligencia dándole al concepto un nuevo significado al referirse
con él a una amplia variedad de capacidades humanas. Congruente con esto, casi todos podemos reconocer
la existencia de la creatividad en la música o en la plástica, las sorprendentes habilidades del cuerpo, el
liderazgo o el trabajo en equipo, pero agrupar todo esto bajo la misma categoría es una decisión polémica y
valiente, pues el concepto de inteligencia se ha reservado exclusivamente para cuestiones asociadas al
lenguaje y los números, y se ha dejado de lado o de reconocer, en otro orden de ideas, otras capacidades
humanas a las que se les denomina talento, habilidad, competencia, destreza, ingenio en campos diferentes
al lógico-matemático y el lenguaje, pero en ningún caso son reconocidas como expresión de inteligencia.

Para Gardner, el prerrequisito necesario de una teoría de la inteligencia precisamente es que abarque una
gama razonablemente amplia y completa de las capacidades humanas presentes en distintas culturas. Desde
su propuesta, es preciso interesarse por las habilidades de alguien que lee la fortuna como por las de un
psicoanalista, al igual que por las habilidades de un vendedor experto como por las de un «culebrero», típico
personaje antioqueño. Es de resaltar que para el autor no hay nada mágico en la palabra inteligencia; ella sólo
expresa las capacidades que posee un ser humano, pues puede afirmarse que todas sus actuaciones le
exigen poner en ejercicio su cognición.

Cada inteligencia expresa una capacidad que opera de acuerdo con sus propios procedimientos,
sistemas y reglas, y tiene sus propias bases biológicas. Desde el punto de vista teórico, éste es el
referente clave para resolver sobre el estatus de inteligencia de una capacidad. En síntesis, inteligencia es un
vocablo útil para designar una experiencia o un fenómeno, en ningún caso es una entidad tangible y
mensurable. Surge como una opción conceptual.

En el contexto de la interminable polémica sobre la naturaleza humana y la educación, siempre habrá espacio
para nuevas propuestas, y lo que se postula con unos fundamentos podrá cuestionarse con otros igualmente
legítimos (Gardner, 2001). Lo central está aquí en la opción de elevar a la categoría de inteligencia un conjunto
variado de capacidades. Contribuir a producir una percepción en un marco de equivalencia para capacidades
tan diversas no es trivial. Con ello se ha establecido un principio de igualdad que tiene como base el
reconocimiento y aceptación de la diversidad.

Como parte del exigente y arduo trabajo de este autor, la contemplación de la existencia de una inteligencia
no podría establecerse de manera especulativa, bajo el simple interés de un científico. A cambio de esto se
impone la tarea de establecer la existencia de cada inteligencia sustentando su importancia para el ser
humano desde la dimensión biológica, psicología y cultural.

Dimensiones éstas que se expresan en los ocho criterios que examina antes de confirmar cada inteligencia.
Con ellos el autor muestra la presencia y evolución de las inteligencias a lo largo del desarrollo de la especie,
señala su organización desde la estructura del cerebro e indica en él un centro regulador para las diferentes
inteligencias, y nos ilustra sobre el sello determinante de la cultura en la definición de la expresión de la
cognición humana (Gardner, 2000).
Criterios para ser Inteligencia. Para fundamentar su teoría el autor plantea que para que una inteligencia
pueda ser considerada como tal debe cumplir los siguientes criterios:1..-El potencial aislado por daño cerebral,
2.-Una historia evolucionista de las habilidades 3..-La identificación de unas operaciones o habilidades básicas
4..-Susceptibilidad a la codificación en sistemas simbólicos 5..-Poseer una historia evolutiva 6..-Estudios en
poblaciones excepcionales como los retrasados mentales, los prodigios, entre otros 7..-Apoyo en tareas
experimentales en psicología 8.-Apoyo en hallazgos psicométricos

¿Qué es la inteligencia? Estamos acostumbrados a pensar en la inteligencia como una capacidad unitaria o
que abarca varias capacidades. Sin embargo, en oposición a esos enfoques de perfil más bien reduccionista,
Gardner propone un enfoque de inteligencias múltiples. Se trata de un planteamiento sugerente, y acaso
también provocativo, que permite problematizar sobre el fenómeno de la inteligencia más allá del universo de
lo cognitivo.

Una inteligencia, para Howard Gardner (1995), «implica la habilidad necesaria para resolver un problema o
para elaborar productos que son importantes en un contexto cultural». Si nos detenemos a mirar lo que
involucra esta concepción de inteligencia para el intelecto humano, podemos observar: La resolución de
problemas: Frente a este aspecto se puede decir que el tener un problema para resolver significa que la
actividad mental siempre tiene una meta: «resolver dicho problema», y persiguiendo este propósito establece
unas estrategias o mecanismos para alcanzarlos Además, es importante considerar que los problemas van
desde los simples a los complejos, y por consiguiente, tanto remendar un vestido como hallar la vacuna para
una enfermedad mortal constituyen problemas que reflejan el intelecto humano.

La creación de un producto cultural: Creaciones cuya importancia están demarcadas por las culturas,
igualmente se puede decir que van desde productos rudimentarios pero útiles, pasando por tecnologías
sociales, hasta el desarrollo de la llamada tecnología dura, todas ellas en función del mejoramiento de la
calidad de vida de las sociedades humanas. De aquí que podemos señalar que tanto una casita elaborada
por un albañil especial llamado popularmente «el maestro de obra», como el diseño y construcción de un
rascacielos llevado a cabo por un arquitecto representan expresiones de la inteligencia de las personas.

Una vez ilustradas las implicaciones cognitivas que conlleva el ejercicio de una inteligencia, veamos cuáles
son las múltiples inteligencias identificadas por Gardner:

Inteligencia lingüística. Se refiere a la adecuada construcción de las oraciones, la utilización de las palabras
de acuerdo con sus significados y sonidos, al igual que la utilización del lenguaje de conformidad con sus
diversos usos. Por ejemplo, los poetas, novelistas, entre otros. Inteligencia musical. Se refiere al uso
adecuado del ritmo, melodía y tono en la construcción y apreciación musical. Por ejemplo, Beethoven

Inteligencia lógico-matemática. Referida a la facilidad para manejar cadenas de razonamiento e identificar


patrones de funcionamiento en la resolución de problemas. Por ejemplo, Einstein, ingenieros. Inteligencia
cenestésico-corporal. Señala la capacidad para manejar el cuerpo en la realización de movimientos en
función del espacio físico y para manejar objetos con destreza. Por ejemplo, Babé Ruth, Pelé.

Inteligencia espacial. Referida a la habilidad para manejar los espacios, planos, mapas, y a la capacidad
para visualizar objetos desde perspectivas diferentes. Por ejemplo, Gasparov. arquitectos. Inteligencia
intrapersonal. Señala la capacidad que tiene una persona para conocer su mundo interno, es decir, sus
propias y más íntimas emociones y sentimientos, así como sus propias fortalezas y debilidades. Por ejemplo,
Gandhi. Freud.

Inteligencia interpersonal. Muestra la habilidad para reconocer las emociones y sentimientos derivados de
las relaciones entre las personas y sus grupos. Por ejemplo, Nelson Mandela. líderes. Inteligencia
naturalista. Se refiere la habilidad para discriminar y clasificar los organismos vivos existentes en la
naturaleza. Estas personas se reconocen parte del ecosistema ambiental. Por ejemplo, Darwin biólogos.

Además de estas inteligencias, hoy Gardner (2000) se encuentra investigando dos probables nuevas
inteligencias, es decir, aún son planteamientos hipotéticos: La inteligencia moral y la existencial.
Inteligencia moral: Referida a las capacidades presentes en algunas personas para discernir entre el bien y
el mal, preocupadas por el respeto a la vida y a la convivencia humana. Inteligencia existencial. Señala la
sensibilidad por la existencia del ser humano, se muestra inquieto por reflexiones sobre la trascendencia
humana, sobre alfa y omega.

Los seres humanos pueden conocer el mundo de ocho modos diferentes, que Gardner llama las ocho
inteligencias humanas: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal, naturalista, interpersonal e
intrapersonal. Cada sujeto tiene su propio perfil de inteligencia, o sea, será más competente en algunas
disciplinas y menos en otras.

Creatividad en las inteligencias. Gardner postula que cada una de las inteligencias expresa en su interior la
creatividad misma, y por tanto debe estudiarse y comprenderse de manera integral. Para Gardner (1995),
«Individuo creativo es la persona que resuelve problemas con regularidad, elabora productos o define
cuestiones nuevas en un campo de un modo que al principio es considerado original, pero que al final llega a
ser aceptado en un contexto cultural concreto». Gardner caracteriza la creatividad y la persona creativa del
siguiente modo:

Implica novedad inicial y aceptación final, Elaboración de nuevos productos o el planteamiento de nuevos
problemas, Las actividades creativas sólo son valoradas por la cultura, Se da con relación al área propia de
la inteligencia, Se muestra consistentemente

La inteligencia como la creatividad son plurales, se desarrollan de acuerdo con las inteligencias múltiples.
Gardner (1998) nos muestra que las personas creativas son también personas excepcionales en el campo de
su inteligencia. En esto fallan los test de creatividad al suponer que el desempeño acertado frente a tareas
divergentes y muy triviales garantiza predecir comportamientos en cualquier campo.

En su libro Mentes Creativas Gardner propone una aproximación conceptual a la creatividad que denomina
perspectiva interactiva. Aquí reconoce tres niveles de análisis, que no pueden ser desatendidos en una
consideración de la creatividad: La persona, con su propio perfil de capacidades y valores, el campo o
disciplina en que trabaja con sus sistemas simbólicos característicos, y el ámbito circundante, con sus
expertos, mentores, rivales y discípulos, que emite juicios sobre la validez y calidad tanto del propio individuo
como de sus productos.
Conforme a esta perspectiva, la creatividad no puede ser interpretada situándose en forma exclusiva en
alguno de estos niveles. Debe entenderse en todo momento como un proceso que resulta de una interacción,
frecuentemente asincrónica, en la que participan los tres elementos.

Aunque una persona sea talentosa, no se puede especificar el grado de creatividad que ella tiene, pues se
requiere de un proceso de evaluación que permita observar la manera como se apropia de los elementos del
problema que intenta resolver, cómo transforma, cómo crea nuevas estrategias, además reconocer el valor
cultural de su desempeño a partir de las relaciones que establece con su contexto sociocultural.

Finalmente se puede resaltar el valor interdisciplinario que para este autor tiene el estudio de la cognición,
más específicamente para la comprensión y aplicación de las inteligencias y de la creatividad, que como se
había señalado antes, ha ido estableciendo su validez a partir de la valoración sería y científica de sus
aplicaciones en el campo educativo. Las investigaciones adelantadas bajo estos supuestos, por parte de la
autora de este artículo, permiten reconocer el valor que posee la creatividad para reconocer las opciones que
la cultura les ofrece a las personas y las inhibiciones o restricciones que igualmente les impone.

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