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Artículo 428

El documento analiza los conceptos de acción, pretensión y demanda en el proceso civil, y explica cómo el juez puede calificar la demanda declarándola inadmisible o improcedente si no cumple con los requisitos formales o de fondo establecidos por la ley.

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Artículo 428

El documento analiza los conceptos de acción, pretensión y demanda en el proceso civil, y explica cómo el juez puede calificar la demanda declarándola inadmisible o improcedente si no cumple con los requisitos formales o de fondo establecidos por la ley.

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- Artículo428.

- El demandante puede modificar la demanda antes


que ésta sea notificada. Puede, también, ampliar la cuantía de lo
pretendido si antes de la sentencia vencieran nuevos plazos o
cuotas originadas en la misma relación obligacional, siempre que
en la demanda se haya reservado tal derecho

La demanda y su calificación
I. INTRODUCCIÓN
Conforme señala Juan Monroy, la idea de proceso supone algo más que la simple
concatenación de actos: supone la bilateralidad de todas las instancias de las
partes[1] es decir, que para que nazca o exista un proceso debemos entender
previamente la existencia de un acto de iniciación del mismo (la demanda) un
acto que permite dar la apertura al mismo (auto admisorio) y por consiguiente un
acto mediante el cual quien ha sido emplazado con la demanda la absuelve, la
contradice, la contesta; es a partir de allí, que podemos advertir la existencia de
un proceso.

Sin perjuicio de ello, en la doctrina se señala que “el proceso” transcurre por
cinco etapas claramente definidas, así, existe una etapa postulatoria, una
probatoria, una decisoria, una impugnatoria y finalmente una ejecutoria. La
primera implica el inicio del proceso a través de distintos actos procesales tanto
de las partes como del juez, siendo el primero de ellos la presentación de la
demanda, que viene a ser el ejercicio de la acción procesal es decir aquel escrito
mediante el cual el demandado acude al Estado en busca de tutela jurisdiccional.
En tal sentido, conforme lo señala Alvarado, es a partir de este acto procesal ante
la autoridad competente, que surge para ella un claro deber procesal de proveer a
su objeto: iniciar un proceso.

En un futuro trabajo académico que publicará Adrus Editores, desarrollaremos in


extenso todo lo vinculado a la demanda, requisitos, su calificación, modificación
ampliación, y otros temas, esperando sea del beneplácito de todos mis colegas
abogados, y alumnos.
II. ACCIÓN, PRETENSIÓN Y DEMANDA
Corresponde previamente señalar, acorde a la doctrina, la definición del derecho
de acción, pretensión y demanda. Si bien acción pretensión y demanda son
conceptos distintos como veremos, tiene una indudable relación. “(…) adviértase
que la demanda consiste materialmente en un documentos cuya presentación al
juez (o al arbitro) exterioriza el ejercicio del derecho de acción (instar a la
autoridad) y que resulta ser el continente de un contenido necesario: la
pretensión.”[2]

El derecho de acción es concebido como aquel derecho que tiene todo sujeto de
derecho a solicitar tutela jurisdiccional al Estado, para la solución de una
controversia o incertidumbre jurídica. Para Monroy Gálvez[3], por el derecho de
acción: “toda persona -y por ello sujeta de derechos- se encuentra en aptitud de
exigir del Estado tutela jurisdiccional para un caso concreto; sea conflicto de
intereses o incertidumbre jurídica”.

La pretensión, desde un punto de vista amplio la precisa, Hernando Davis


Echandia,[4] para quien la pretensión es “el efecto jurídico concreto que el
demandante (en los procesos civiles, laborales y contenciosos administrativo) o
el querellante o denunciante y el estado a través del juez o de fiscal, según el
sistema vigente (en los procesos penales), persiguen con el proceso, efecto al cual
se quiere vincular al demandado (si lo hay) o al imputado y luego procesado.”

Finalmente, “(…) la demanda al igual que cualquier acto procesal que efectué
alguna de las partes o terceros legitimados en el proceso tiene por objeto la
constitución o extinción de derechos y cargas procesales que deben de realizarse
de acuerdo con las normas procesales vigentes. Como todo acto procesal que se
introduce al proceso, estos deben contar con determinadas características y
requisitos para su confección, caso contrario será objeto de rechazo por parte del
Juez, por ello se debe tener en consideración determinados requerimientos que
debe contener antes de evitar que el órgano jurisdiccional pueda desecharlos sin
tomar en cuenta nuestra pretensión por el incumplimiento de un deber de
parte.”[5]

Este primer acto procesal que realiza el demandante viene a ser el punto de
partida para el inicio o no de un proceso judicial, es decir, que constituye aquel
acto por el cual pueda tener conocimiento, el órgano jurisdiccional, de la
necesidad de satisfacer un conflicto de intereses o una incertidumbre jurídica.

III. CALIFICACIÓN DE LA DEMANDA


Ahora, al calificar la demanda, el Juez efectuará una primera apreciación de los
presupuestos procesales de orden formal y de orden material,
presupuestos necesarios para que nazca, se desarrolle y concluya un proceso con
una sentencia de mérito; de lo contrario, el Juzgador emitirá una sentencia
inhibitoria.

Para dar inicio al proceso judicial, el abogado deberá cumplir de manera diligente
con presentar su demanda teniendo en cuenta los requisitos legales que establece
de manera clara y precisa los artículos 130°, 424° y 425° de la norma procesal
civil, sin perjuicio de algunos requisitos especiales para determinados procesos.
Esta constituye la primer garantía que estatuye la norma procesal para los sujetos
intervinientes en el proceso, ya que todos ellos se deberán adecuar a lo allí
prescrito, respetando y haciendo respetar el cumplimiento de la misma.

Sin embargo, y como es lógico, la presentación de la demanda conlleva a que el


juez responda de esta actividad mediante el acto de calificación de la misma, el
cual se materializa mediante un auto a través del cual el juez se encuentra
facultado a decidir sobre ella teniendo hasta tres posibilidades o actos procesales
en la que se manifiesta su actuar, de esta manera el magistrado puede, en los
actos postulatorios del proceso:

1) declarar improcedente la demanda;

2) declarar inadmisible la misma o;

3) admitir a trámite la demanda.

Respecto de la calificación de la demanda podríamos traer a colación lo señalado


por Quintero, Beatriz y Pietro, Eugenio[6] para quienes “(…)la finalidad
primordial que debe perseguirse con este estudio para evitar el nefasto suceso
que en buena parte ha contribuido al descrédito de la justicia y que se constituye
por un pronunciamiento inhibitorio después de un largo, demasiado largo,
periodo en que se ha desarrollado el inútil y anormal proceso con elevados costos
y desperdiciada actividad procesal.” Por ello, con el fin de que el juez pueda
resolver la pretensión propuesta, aplicando el derecho sustancial, es necesario
que de manera previa haya verificado que estén presentes todos los elementos
necesarios que la norma procesal establece y por tanto o permitir la admisión de
la demanda y en su caso la resultas del proceso.

IV. AUTO DE INADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA.


En el caso que el Juez advierta que la demanda no satisface las exigencias de
orden formal el juez la declara así mediante auto, indicando en él la omisión u
omisiones existentes que han impedido sea admitida a trámite. Esta resolución
tiene un carácter temporal en tanto y en cuanto concede un plazo a fin de que
subsane las deficiencias que señala el magistrado, vencido el mismo y no
habiendo cumplido con el mandato contenido se dispone el rechazo de la misma.

Al respecto nuestra jurisprudencia ha establecido: “No puede ampararse la


improcedencia de la demanda si el recurrente omite adjuntar a su demanda el
instrumento con el que acredita haber efectuado el requerimiento para el
nombramiento del árbitro. Ello configura un supuesto de inadmisibilidad por
cuanto está referido a una omisión de naturaleza formal, que puede y debe ser
subsanada dentro de un plazo prudencial.

En tal sentido, el Juez declarará inadmisible la demanda cuando:

1. No tenga los requisitos legales (señalados en su artículo 424° los cuales


permiten saber quién demanda, cuál es su domicilio real y procesal (coreo
electrónico), a quien se demanda y donde debe notificársele, cual es la
pretensión propuesta, los hechos que sustentan la misma, la fundamentación
jurídica (que como ya hemos señalado no es la simple mención de los
artículos de la norma), el monto del petitorio, si lo hubiera, los medios
probatorios, la firma del demandante o de su representante o de su apoderado
y finalmente los anexos correspondientes, pues en su caso se debe acreditar
determinadas condiciones de los actores en el proceso y sustentar su
pretensión adjuntando para ello las documentales correspondientes.);

2. No se acompañen los anexos exigidos por ley;


3. El petitorio sea incompleto o impreciso; o

4. Contenga una indebida acumulación de pretensiones.


Es decir, que se sanciona al litigante que ha incumplido con subsanar la omisión
decretada por el magistrado, también en el caso que lo ha hecho parcialmente,
que implica un incumplimiento o lo ha realizado fuera del plazo concedido por el
órgano jurisdiccional. Por ello, se ha precisado que «(…) Se inadmite la demanda
cuando le falta algún requisito o un anexo o tenga algún defecto subsanable y con
el fin de que sea subsanado en el término que la ley procesal señale; por lo tanto,
la inadmisión es una medida transitoria» (Devis Echandía, 1985, Tomo II: 480).
Pero, si no logra subsanarse la demanda dentro del plazo legal, la declaración de
inadmisibilidad traerá como consecuencia el archivamiento del expediente.
Asimismo en sede judicial se ha precisado que: «Conforme a la ley y a la
doctrina una demanda resulta inadmisible, cuando ella no satisface las exigencias
de orden formal que condicionan su admisión a trámite»[7]

V. AUTO DE IMPROCEDENCIA DE LA DEMANDA


En este caso, el Juez advierte que la demanda no cumple con un requisito de
fondo establecido expresamente por la norma procesal y por ende el proceso no
puede dar inicio o prosperar ante el surgimiento de una de las casuales previstas
en la norma, lo que no le impide plantearla nuevamente ante el mismo juzgado o
ante otro que sea competente, por ello se ha establecido que: “La declaración de
improcedencia al ser inhibitoria no afecta el derecho del recurrente a solicitar
nuevamente tutela jurisdiccional respecto a las mismas peticiones de su
demanda.” [8]

Igualmente ha precisado que: “Al declarar improcedente la demanda el a


quo invocó el artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Civil,
considerando que no se habían cumplido los requisitos de la demanda:
consecuentemente, al haberse advertido la ausencia de los presupuestos
procesales, se ha verificado el incumplimiento de los requisitos para que pueda
emitirse una sentencia válida sobre el fondo del asunto. (…) el artículo tercero
del código adjetivo, dispone que el ejercicio del derecho de acción es sin
perjuicio del cumplimiento de los requisitos procesales, dentro de los cuales se
encuentran los presupuestos procesales; en ese sentido, al no haberse verificado
el cumplimiento de dichos requisitos, el agravio referido a la vulneración del
derecho de acción carece de base legal.” [9]
Conforme lo señala el artículo 427° de la norma procesal el Juez declarará
improcedente la demanda cuando:

1. El demandante carezca evidentemente de legitimidad para obrar;

2. El demandante carezca manifiestamente de interés para obrar;

3. Advierta la caducidad del derecho;

4. No exista conexión lógica entre los hechos y el petitorio;

5. El petitorio fuese jurídica o físicamente imposible;


También en el caso que el Juez estimara que la demanda es manifiestamente
improcedente, declarándola así de plano expresando los fundamentos de su
decisión, es decir motivando dicha decisión y devolviendo los anexos.

En reiterada doctrina se ha precisado que «La improcedencia de la demanda se da


en el caso de que falle algún requisito de fondo o cuando éste apareciera
defectuoso, razón por la cual el juez rechaza la demanda’ [10]

VI. AUTO ADMISORIO DE LA DEMANDA


Mediante este primer acto jurídico procesal el juez da trámite a la demanda
interpuesta dando por ofrecidos los medios probatorios y confiriendo traslado al
demandado para que comparezca al proceso. La admisión de la demanda o la
expedición del auto de admisión a trámite del mismo nace en virtud de que la
demanda ha reunido todos y cada uno de los requisitos que la ley exige califique
el Juez para dar inicio al proceso.

En el auto admisorio el Juez ha de tomar las providencias necesarias del caso


para poder encaminar el nuevo proceso que tiene en sus manos, constituye el
primer acto de saneamiento del proceso toda vez que ha de verificar la existencia
y cumplimiento de determinados requisitos para adecuar el proceso.

Conforme reiterada jurisprudencia “El auto admisorio tiene como característica


principal que promueve o inicia un proceso y fija el canal procesal que se inicia
cuando la parte demandante, conocida como parte activa en el proceso, interpone
su demanda contra la parte demandada, conocida como parte pasiva, trayendo
como consecuencia una controversia jurídica cuya resolución es la finalidad
inmediata del órgano jurisdiccional”.[11]
VII. CONCLUSIONES
La demanda, debemos de entenderla no solamente como la materialización del
derecho de acción sino también como aquel acto jurídico procesal mediante el
cual un sujeto introduce una o más pretensiones concretas ante el órgano
jurisdiccional, es decir solicitando tutela respecto de un derecho, el cual será
manifestado en la sentencia.

La calificación de la demanda constituye el inicio o no del proceso, es un acto


meramente formal ya que el magistrado se limita a verificar el cumplimiento de
los requisitos mínimos que señala la norma procesal para que el demandante
pueda acceder al órgano jurisdiccional.

Cuando el Juez advierta que la demanda no satisface las exigencias de orden


formal el juez la declara así mediante auto, indicando en él la omisión u
omisiones existentes que han impedido sea admitida a trámite.

En el caso que el Juez advierte que la demanda no cumple con un requisito de


fondo establecido expresamente por la norma procesal y por ende el proceso no
puede dar inicio o prosperar ante el surgimiento de una de las casuales previstas
en la norma por lo que declarar su improcedencia.

Mediante el auto admisorio el juez da trámite a la demanda interpuesta dando por


ofrecidos los medios probatorios y confiriendo traslado al demandado para que
comparezca al proceso.

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