La Integración Suramericana Ante El Nuevo Orden Mundial para La Defensa Del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de La Región
La Integración Suramericana Ante El Nuevo Orden Mundial para La Defensa Del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de La Región
La Integración Suramericana Ante El Nuevo Orden Mundial para La Defensa Del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de La Región
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1. Introducción
En todo el mundo existen muchos países poseedores de un acervo establecido por
monumentos, edificaciones, tradiciones y otros elementos, que constituyen su patrimonio
cultural. El mismo, se encuentra vinculado a sus habitantes en función de una memoria histórica
colectiva y la consciencia de pertenecer a un territorio que reconocen como propio, con la
convicción de que dicho patrimonio debe ser conservado para las generaciones futuras.
En este aspecto, Suramérica es una región con gran riqueza patrimonial cultural tangible e
intangible, comunes en los orígenes en la diferentes naciones que constituyen este extenso
territorio, que a través del tiempo han conllevado procesos continuos de transmisión de elementos
culturales de una generación a otra, donde algunos se han conservado y otros se transformaron.
En este orden de ideas, Bonfil Batalla (1989) sostiene que las transformaciones generadas
en el patrimonio cultural pueden producir impacto en el orden de lo cultural y lo social. Dichas
transformaciones indistintamente de su origen-acción de la naturaleza, por la intervención del ser
humano o por intercambio global, originan un efecto significativo que exige tomar medidas para
la preservación y conservación del patrimonio inmaterial, bienes muebles e inmuebles y
naturales. Es por ello que en las últimas décadas, a nivel nacional e internacional se ha
incrementado la preocupación por el patrimonio cultural, evidenciado en el esfuerzo por
conceptualizar, normar y reglamentar su protección y salvaguarda; acciones que se plasman en
específicos convenios internacionales, cartas culturales, declaraciones y principios. (Monsalve,
2011).
Consecuentemente con todo lo antes expuesto, el propósito del presente ensayo consiste
realizar un análisis reflexivo del libro ‘La Estrategia Suramericana ante El Nuevo Orden
Mundial, la Integración Suramericana y Defensa del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de
la Región’, cuyo objetivo de investigación radicó en “develar los elementos teóricos-
epistemológicos y estratégicos que sustentan el desarrollo de acciones de cooperación regional
para la defensa, protección, promoción y salvaguardia del patrimonio mundial cultural y natural
suramericano”. (Márquez, 2020), donde se considera que el suramericanismo se ha concebido
como un conjunto de países que se potencian sin limitar decisiones nacionales.
En cuanto a la estructura del libro en el apartado I trata los Fundamentos en partes:
histórico y filosófico, de la personalidad elemental e identidad Comunitaria, distribuidos en el
Capítulo 1. Patrimonio mundial cultural y natural suramericano paso previo para la integración de
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la región, De igual manera en la II parte aborda La integración regional para la defensa y
protección del patrimonio cultural y natural suramericano distribuido en 6 capítulos identificados:
Capítulo 2. Mecanismo de integración y defensa del patrimonio cultural y natural suramericano;
Capítulo 3. Antecedentes científicos respecto al Patrimonio Mundial Suramericano; Capítulo 4.
Referentes teóricos-jurídicos y estratégicos para la defensa y protección del Patrimonio Mundial
Suramericano; Capítulo 5. Elementos teóricos-jurídicos y estratégicos para la integración
suramericana; Capítulo 6. Hagamos de las negociaciones internacionales un tema prioritario en la
agenda política suramericana; Capítulo 7. Manual de gobernabilidad y desarrollo institucional
para Suramérica.
2. Desarrollo
El patrimonio cultural es un elemento que alude la conformación del presente a través del
tiempo, partiendo de las decisiones tomadas a cada momento por las personas integrantes de una
comunidad. Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura [Unesco] (1989) el patrimonio cultural comprende “las obras materiales y no materiales
que expresan la creatividad: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos
históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas”. (p 105)
Entonces, podemos concebir al patrimonio cultural como un conjunto de manifestaciones
diversas, recibidas del pasado, constituidas testimonios irreemplazables que representan el
desarrollo de una sociedad y deben trasmitirlo a las generaciones futuras. En este orden de idea,
Bonfil Batalla (1989) plantea que el patrimonio heredado no es inmutable, sino que se modifica
ampliándose o restringiéndose por la adopción o el abandono de elementos culturales. De igual
manera, pudiera resultar sometido a las dinámicas de crecimiento urbano, a los nuevos hábitos de
consumo, de ocio y de entretenimiento de la comunidad. Dichas transformaciones pueden devenir
de una gestión improcedente; usos no adecuados de edificaciones y sitios históricos; pérdida de
valores ambientales, culturales y/o sociales; transformaciones no controladas; inclusive la
destrucción del patrimonio cultural.
En tal sentido, surgen nuevas maneras de valorar el patrimonio y nuevos usos sociales en el
ámbito de lo local, ya que en sus dinámicas culturales, la globalización empieza a mostrar que el
mundo ha dejado de ser equivalente de lo internacional (política) y de lo transnacional
(economía) para constituirse en un nuevo y decisivo espacio de intercambio, comunicación e
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interacción, no sólo entre naciones sino entre ciudades, entre comunidades, entre las diversas
formas de colectividades e individuos del planeta entero.
Asimismo, emergen también los nuevos modos de pensar sobre la cultura, en última
instancia, el ámbito y proceso de construcción del sentido colectivo de la vida, de lo compartido
como seres humanos, cuya particularidad convive paradójicamente en ser habitantes de diferentes
civilizaciones, etnias, grupos humanos, naciones, regiones y géneros.
De lo anterior surge la necesidad de la integración regional en diversas materias como
cultura, energía, educación, salud, ambiente, infraestructura, seguridad y democracia, siendo la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la organización internacional creada para impulsar
sus esfuerzos enfocados en consolidar la unión entre las naciones suramericanas, bajo el
reconocimiento de sus objetivos regionales, fortalezas sociales y recursos energéticos.
En ese ámbito, el Tratado Constitutivo (2008) la Unasur tiene como objeto la construcción
participativa y consensuada de un espacio de integración en lo cultural, social, económico y
político entre sus naciones, dando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la
educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros. Su
Misión es erradicar la desigualdad socioeconómica mediante la inclusión social y la participación
ciudadana; fortalecimiento de la democracia y reducción de las asimetrías en el marco del
fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados. De igual manera, su Visión es el
desarrollo regional sostenido por la unión de sus partes soberanas: naciones en paz, prósperas,
con sentido de pertenencia y ciudadanía suramericana
Consecuentemente, todas las acciones de Unasur se enfocan hacia la construcción de una
identidad regional fundamentada en una historia compartida y bajo los principios del
multilateralismo, manteniendo la vigencia del derecho en las relaciones internacionales; el
respeto de los derechos humanos y los procesos democráticos. De esta manera se fortalece la
identidad nacional, por cuanto ésta se construye en su relación con el otro; así que resultan de
suma importancia las vinculaciones que los Estados constituyen a nivel internacional con los
diversos actores. De ahí, que haya avanzado en la integración regional cultural a través del
Consejo Sudamericano de Cultura (CSC) que asume a la cultura como un agente principal de
desarrollo, activando en cinco ejes de integración: interculturalidad; industrias culturales; defensa
y conservación del patrimonio cultural; comunicación y cultura y artes.
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De lo anterior, resulta la importancia del patrimonio, como legado de la cultura y del
desarrollo, donde su sostenibilidad depende en gran medida de políticas y acciones que
garanticen su protección como ‘riqueza frágil’, respondiendo a los desafíos de la actualidad y los
impactos de la globalización, el descuido y la sobreexplotación, e invirtiendo en procesos de
valorización y revitalización que establezcan las condiciones adecuadas para que el patrimonio
cultural prospere y brinde nuevos frutos en el futuro. Es por ello, que la Unesco como
organización internacional que vela por el resguardo del patrimonio y la cultura a través de
normativas legales, orienta a los Estados Parte en esta materia.
En lo concerniente a los fundamentos epistemológicos, Márquez (2020) destaca que estos
se vinculan al patrimonio cultural y natural suramericano y sugiere que es indispensable
problematizar la identidad, pues el patrimonio es un factor importante para la cultura y el futuro
como el “potencial cultural” de las sociedades contemporáneas que favorece la revalorización
continua de las culturas y de las identidades; además es un vehículo significativo para la
transmisión de experiencias, aptitudes y conocimientos entre las generaciones. Igualmente, el
patrimonio es fuente de inspiración para la creatividad y la innovación que conciben productos
culturales contemporáneos y futuros.
Lo anterior, implica expresar cómo la identidad que configura la política de un Estado ha
sido construida y comprendida; y cómo esta comprensión da lugar a los intereses nacionales que
ordenan la política exterior. Por lo cual, resulta necesario teorizar y estudiar empíricamente la
construcción de las identidades y los procesos por los cuales estas identidades producen intereses.
En tal sentido, para efecto del presente ensayo es importante establecer el concepto que según el
Tesauro Unesco distingue a la identidad cultural como la correspondencia que existe entre la
comunidad (nacional, étnica, lingüística, etcétera) y su vida cultural, así como el derecho de la
comunidad a la propia cultura.
En este orden de ideas, Larraín (2005) sostiene que la cultura es más permeable que la
identidad, pues esta última resulta más adaptativa. Por ello, las influencias culturales a través de
la globalización y la influencia externa no siempre podrán modificar a la identidad. De ahí, que
en el concepto de identidad regional, destacado por Márquez (2020), interviene la construcción
social de la identidad que se desarrolla en un contexto de relaciones de poder, y por lo tanto, en el
caso de la ‘identidad nacional’ habrá una influencia del lugar que ocupe en el entramado
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internacional del poder. Por ello serán también los vaivenes en esa estructura los que participen
en el proceso de construcción o reconstrucción de la identidad.
En tal sentido, en los elementos de la condición de lo suramericano como concepto de la
“larga paz” destacan: la idea de unidad, expresada desde el proceso libertario que se enuncian en
las áreas culturales y políticas; el status periférico al orden internacional; la “cohabitación” con
un claro poder hegemónico que lleva a tensiones permanentes entre mantenerlo cerca pero limitar
su intervencionismo desorbitado; la cultura política compartida; un sustrato de “nacionalismo
integrador” y la permanente mención a la “patria grande”, fuerte preferencia del dilema del
desarrollo antes que el de seguridad. Todo ésto, permite luego verificar la clara distinción de la
cooperación antes de que el conflicto en la región.
En consecuencia la construcción de una identidad de defensa suramericana coloca
nuevamente en situación de debate los temas identitarios a nivel regional y nacional. Por tanto, en
este espacio que en el pasado eran hegemónicas las visiones esencialistas que consideraban a la
identidad como surgida de una vez e inmutable, hoy por hoy se le enfrentan otras perspectivas,
incluyendo alguna proveniente de un constructivismo extremo, donde casi no se reconocerían
huellas en el pasado y todo pende de quien pueda imponer su “tradición”. Por ello en el presente
se desarrollan identidades estratégicas, en tensión en los niveles nacional y regional, teniendo
diferentes impactos en el logro de objetivos asociativos, así como en el mantenimiento de la larga
paz sudamericana.
En ese orden de ideas, la integración ha sido planteada bajo diversos esquemas, entre los
que se encuentran el que surgió con la Unasur (2008) que consistió en el establecimiento de un
modelo de integración basado en la solidaridad, cooperación, soberanía, paz, respeto, democracia,
pluralismo y desarrollo sostenible. De esta manera se logró el consenso los Estados
suramericanos para la suscripción de un tratado internacional, considerando los objetivos
comunes y búsqueda de un punto de encuentro sobre la integración de los países de la región. Del
mismo modo, resulta el único documento que plantea la necesidad de buscar una identidad y
ciudadanía sudamericana, basadas en el desarrollo de un espacio integrado en lo político, lo
económico, lo social, lo cultural, lo ambiental, lo energético y de infraestructura, como propósito
fundamental de la Unasur (Cardona, 2008).
.En tal sentido para que la Unasur se robustezca como un proceso de integración y de
cooperación, requiere que los Estados miembros estén consientes de reforzar la integración al
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entregar prerrogativas soberanas; armonizar políticas; crear órganos supranacionales con
capacidad decisoria; y el fortalecimiento de un espacio de libre circulación de personas, bienes y
servicios. De esta manera se produciría la convergencia entre los elementos políticos y jurídicos
que buscan desarrollar con los esquemas integracionistas.
Entonces entra en juego el concepto de cohesión social, que para Barba () se refiere a las
características de los vínculos sociales que permiten a las personas experimentar un sentido de
pertenencia social en diversas escalas, confiando en los demás, a la vez de reconocer la
legitimidad de la sociedad y de confiar en sus instituciones. Entonces la cohesión social expresa
los distintos principios que posibilitan la integración social; en sentido figurado podría decirse
que la cohesión determina a la integración social. Cabe destacar que el concepto de cohesión
social está íntimamente ligado con el de integración social, pero no es su sinónimo. Asimismo.
los tipos de cohesión social además de cambiar a lo largo de la historia, consiguen variar en
distintos tipos de sociedades, a la vez que logran ser más o menos efectivos y pueden ser o no
democráticos.
En consecuencia, la cohesión social logra enlazar dimensiones de la realidad que
generalmente transcurren por carriles divorciados: la política social y el valor de la solidaridad
difundido en la sociedad; las concordancias entre equidad social y legitimidad política; la
transferencia de destrezas y la toma de la ciudadanía; las transformaciones socioeconómicas y los
cambios en la interacción social; los cambios socioeconómicos y los cambios en la subjetividad
colectiva; la promoción de una mayor igualdad y de un mayor reconocimiento de la diversidad
ya sea de género, etnia o raza, así como las brechas socioeconómicas y el sentido de pertenencia.
De lo expresado, se extrae que la idea fundamental en el campo de la gestión patrimonial
sería la de producir nuevo conocimiento científico, a la vez de generar información sistemática
que permita la producción de tecnologías destinadas al mejoramiento de la eficacia, eficiencia,
productividad y calidad de las organizaciones y entes encargados de la administración del
patrimonio cultural para promover relaciones sociales de igualdad y generar un sentido de
pertenencia y una orientación hacia el bien común de una forma percibida como legítima por sus
miembros. De ahí que en el caso de Venezuela cobran vigencia los objetivos del Plan de la Patria
(2019-2025), particularmente en lo referente a la nueva geopolítica internacional, por cuanto a
través de ella, se puede promover la creación de redes de cooperación en el ámbito de la gestión
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patrimonial entre los países del Alba, Unasur, Mercosur y dentro del contexto de los convenio
bilaterales entre Venezuela y los países hermanos del continente.
Asimismo, se ha de contribuir a la concepción de nuevos modelos de gestión del
patrimonio cultural que conlleven al desarrollo autónomo y solidario de los países de la región,
en correspondencia con los principios rectores de la Alternativa Bolivariana; dirigir igual aporte
en la construcción, validación y comprobación de aproximaciones teóricas o modelos gerenciales
que permitan comprender y mejorar la gestión del patrimonio cultural tanto a nivel local como
internacional.
En detrimento de lo descrito, en la actualidad las diferencias regionales o sectoriales,
originadas por la heterogeneidad de experiencias y la división técnica y social del trabajo, son
utilizadas por las clases que detentan la supremacía del poder para conseguir una apropiación
privilegiada del patrimonio común. Entonces el patrimonio cultural funciona como recurso para
reproducir las diferencias entre los grupos sociales y la hegemonía de quienes logran un acceso
preferente a la producción y distribución de los bienes. Los sectores dominantes pretenden definir
cuáles bienes son superiores y merecen ser conservados; también disponen de medios
económicos e intelectuales, tiempo de trabajo y de ocio, para imprimir a esos bienes mayor
calidad y refinamiento. (García Canclini). (1999).
De ahí, la importancia que tiene la normativa que regula el Patrimonio cultural y natural.
Por ello muchas organizaciones el ámbito internacional, entre ellas la Unesco, han dirigido su
esfuerzo para formular pautas que permitan alcanzar la correcta ejecución de los procesos
dirigidos hacia la conservación y protección del patrimonio cultural, estableciendo un corpus
jurídico, propuesto para constituir oficial y coercitivamente la protección de los bienes culturales.
En tal sentido, esta normativa internacional especializada procura un marco técnico para la
salvaguarda del patrimonio cultural adscrito en las diversas convenciones, cartas, declaraciones,
resoluciones y recomendaciones, donde se enuncian conceptos, políticas, principios e
instrucciones para la acción de los aspectos señalados. De igual manera, revisa temas de fondo
referidos a la universalidad, autenticidad y significación cultural de los bienes patrimoniales, a su
gestión integral, uso social y manejo del turismo; además que promueve la participación de las
sociedades íntimamente ligadas al patrimonio cultural.
Por consiguiente, entre la normativa internacional se puede destacar la Convención para la
Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (Convención del Patrimonio Mundial,
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1972), la cual constituye un momento relevante respecto a la incorporación de las instituciones
gubernamentales nacionales en el rescate, conservación y salvaguardia del patrimonio cultural
ubicados en sus territorios. De igual manera la comunidad internacional ha unificado sus
esfuerzos por involucrar a toda la población en una lucha común: proteger y conservar el legado
cultural y natural que forma parte del Patrimonio Mundial. Para lograr este objetivo, los
diferentes organismos internacionales y nacionales responsables de la conservación del
patrimonio despliegan numerosas acciones orientadas a promover la protección de los bienes y
espacios declarados de interés para toda la humanidad.
A pesar de que la Convención está dedicada sitios de Valor Universal Excepcional, sus
principios y logros deben servir de estímulo e inspiración para la protección y preservación no
sólo de los sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, sino también de otros sitios,
independientemente de si poseen la mencionada designación.
Otro hito importante lo constituye la aprobación de la Convención para la Salvaguardia del
Patrimonio Cultural Inmaterial (Unesco, 2003) semejante a la mencionada Convención, por su
alcance internacional y el prestigio de la Unesco, sustentan los criterios generales aplicables a la
gestión del patrimonio cultural en el mundo. Ambas permiten reclamar la asistencia y
cooperación internacionales para evitar la desaparición de los sitios patrimoniales de Valor
Universal Excepcional y garantizar su conservación, al alentar a los Estados Partes a identificar,
proteger y gestionar los bienes patrimoniales, y proporcionar herramientas científicas y asistencia
técnica para alcanzar tales fines, la Convención ha fomentado la identidad y el orgullo nacional,
además ha permitido la identificación y protección de sitios patrimoniales que hasta ahora no
habían recibido la atención requerida y habían sido ignorados, a pesar de su importancia para la
cultura e historia específica de una nación.
Otra normativa imperante de exaltar, es la Convención sobre la Protección y la Promoción
de la Diversidad de las Expresiones Culturales, de carácter internacional adoptada por la Unesco
en 2005, que entró en vigor el 18 de marzo de 2007, cuyos objetivos se enuncian en el artículo 1
y establecen que se debe proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales; crear
condiciones para que las culturas puedan prosperar y mantener interacciones libremente y
mutuamente provechosa; fomentar el diálogo entre culturas para garantizar intercambios
culturales amplios y equilibrados en el mundo en pro del respeto intercultural y una cultura de
paz; fomentar la interculturalidad para desarrollar la interacción cultural construyendo puentes
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entre pueblos; promover el respeto la diversidad de las expresiones culturales cobrando
conciencia de su valor en el plano local, nacional e internacional; reafirmar la importancia del
vínculo entre la cultura y el desarrollo para todos los países¸ entre otros.
Desde ese fundamento normativo, el Estado venezolano afianza su marco legal nacional,
estableciendo su inherencia como garante de la preservación y salvaguardia del patrimonio
cultural que en sus inicios estuvo subscrita a la creación de monumentos, la identificación de
objetos y monumentos con eventos históricos y la conservación de estos monumentos.
Posteriormente, con la Constitución Nacional (1999) en su artículo 99, garantiza la protección y
preservación, enriquecimiento, conservación y restauración del patrimonio cultural, tangible e
intangible, y la memoria histórica de la Nación por parte el Estado le otorga el derecho de ser
inalienables, imprescriptibles e inembargables.
De igual manera los preceptos legales permiten contextualizar el concepto de patrimonio,
como precepto moderno que no guarda mucha relación con el sentido de su origen, extraído de la
significación francesa “patrimoine” fundamentada en lo que se hereda de los predecesores, o lo
que han dejando las generaciones anteriores; y la concepción inglés “heritage” que contempla lo
transmitido a los descendientes, a las generaciones futuras. De ahí que ambas concepciones hacen
referencia a la procedencia y a la identidad. (Hernández, 2002). De esa manera en Venezuela,
Patrimonio cultural es la herencia que se transmite de generación en generación.
Al respecto se puede tomar lo expuesto por Díaz (2010) al afirmar que el patrimonio
cultural:
Es una herencia colectiva, no individual, producto de hechos acontecidos,
personajes, objetos materiales que han trascendido a través del tiempo, y el espacio
social, que llegan a formar parte y esencia de la historia de un lugar, estos objetos
culturales son emisarios y nexos entre generaciones humanas y, se forman mediante
una construcción social, que es diversa y, responde a las exclusivas maneras de
manifestarse la sociedad a la cual pertenece. (p. 3)
La definición anterior, se toma como una conexión entre el pasado y el presente, como una
expresión de arraigo y hasta de resistencia. En otras palabras como un símbolo de la historia, del
conocimiento de antiguas culturas o de la construcción de un país. En una primera instancia el
patrimonio cultural se relaciona con diversos bienes materiales como puede ser el patrimonio
edificado en el pasado, este podría referirse solo a los monumentos histórico; sin embargo, en el
presente siglo la acepción de patrimonio cultural es mucho más amplia y de variadas categorías
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en que logran inscribirse sus diferentes tipos, pues el patrimonio también puede ser: rural, urbano,
modesto, autóctono, popular, industrial y natural, entre otros.
Precisando lo referido, la definición de patrimonio posee niveles de resolución que se
pueden agrupar según su área de influencia, referidas a la temática abordada en el texto que se
está analizado, como es el caso de el Patrimonio Mundial, constituido por el conjunto de todas
las expresiones del Patrimonio Cultural y Natural de los diferentes países del planeta, que
pertenecen a todos los pueblos del mundo, independientemente del territorio en donde estén
localizados. Esa definición surgió en la Conferencia General Unesco de 1975, donde se consideró
que todos los Estados presentes en dicha convención tienen la obligación de identificar, proteger,
conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el Patrimonio Cultural y Natural
situado en su territorio, en el marco del respeto de la soberanía de cada país. Por tal razón, está
constituido en un factor común de esta región, que también es parte del universal, donde la
comunidad internacional entera, tiene el deber de cooperar para su preservación y defensa a
través de la gestión mancomunada.
En este contexto, cabe destacar que en la Lista de Patrimonios de la Humanidad, algunas
distinciones corresponden al patrimonio latinoamericano, cuyas características, productos
culturales materiales e inmateriales, son muy diversos. De las cuales, entre otras se tiene:
Las Carretas de Buey de Costa Rica. Estas simbolizan la tradición del transporte del café
desde el valle central hasta Puntarenas, y tienen manifestaciones artísticas únicas.
El Rabinal Achi de Guatemala. Es una danza de origen prehispánico con interludios
musicales y bailados.
Gueguense de Nicaragua. Reúne textos y danzas con interludios musicales, en las lenguas
española, vasca y nahuatl.
Danza de Cocolo en Republica Dominicana. Se danza en Navidad, en Carnaval y en las
fiestas de San Pedro en junio, es una tradición desarrollada entre las inmigraciones
anglófonas.
Palenque San Basilio, Colombia. Esta comunidad afroamericana situada en la costa del
Caribe colombiano, es un espacio cultural único, donde conservan los ritos religiosos,
lengua, música, danzas, artesanías y tradiciones culturales propias de la época colonial.
Arte Taquile en Perú. Recoge la tradición del taller prehispánico de las antiguas
civilizaciones Inca, Pukara y Colla.
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Samba de Roda en Brasil. Es una manifestación artística típica de danza del estado de Bahía.
Festividad de corpus Christie. Venezuela
Ciclo festivo alrededor de la veneración y culto a San Juan Bautista. Venezuela
La Ciudad Universitaria de Caracas. Venezuela
En otro orden de ideas, es menester abordar el tema de la gobernabilidad, la cual implica la
creación de una matriz institucional que manifieste la estabilidad o equilibrio del sistema
sociopolítico y cuando no es capaz de resolver el conflicto entre actores asume una situación de
crisis, la cual exige tanto la modificación de reglas o procedimientos, así como de la propia
matriz institucional.
Proyecto similar al anterior es la gobernanza, entendida como un proceso interactivo entre
las entidades socioeconómicas y las gubernamentales. Siendo un asunto que se da de manera
horizontal, dispuesto en redes de constante interacción y cogobierno ciudadano. De ahí que el
concepto de gobernanza adquiere cada vez más trascendencia en los debates teóricos y en la
práctica política europeas, pues resulta un nuevo modo de gestionar las políticas públicas, a partir
de las reformas del sector público en los años ochenta. Sin embargo, la cuestión en América
Latina presenta características diferentes al europeo, exigiendo una revisión crítica de la agenda
propuesta para la innovación del Estado en la región y la transferencia de la noción de
gobernanza por los organismos multilaterales.
De los procesos de orden y de la identidad misma principia el regionalismo en América del
Sur como una estrategia de gobernanza para apuntalar e incluso consolidar la capacidad de acción
y el poder regulatorio del Estado sobre ciertas esferas de política económica. De tal manera que
se identifican como las motivaciones principales del regionalismo sudamericano: la gestión de las
tensiones entre la autonomía política y económica frente a las influencias externas, y la búsqueda
de cooperación para el desarrollo económico y social.
En ese contexto, cabe destacar que el regionalismo en Sudamérica viene desde las luchas
por la independencia y el comienzo del Estado-Nación como entidad política en el siglo XIX.
Esta es, una historia de común dominación, injerencia y competencia por parte de gobiernos
extranjeros y una herencia de características sociales y organizacionales compartidas. De ahí, que
la apreciación de este legado compartido, unido al cálculo de una política real contra-imperialista,
tanto político como económico, estableciéndose como el propulsor de diferentes acuerdos y
proyectos de integración.
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3.- Reflexiones finales
Desde del panorama mostrado en este libro abarcan varios procesos e instantes donde se
relacionan diversas tensiones y desafíos regionales vinculadas la preservación y salvaguarda del
patrimonio mundial cultural y natural. De igual manera el texto es un punto de partida como
marco de análisis, de medición hacia políticas definidas en la integración, cohesión social y
desarrollo social inclusivo en Suramérica; y un punto de llegada como propuesta o aporte
teóricos-epistemológicos y estratégicos que sustenten el desarrollo de acciones de cooperación
regional para la defensa, protección, promoción y salvaguardia del patrimonio mundial cultural y
natural suramericano.
El análisis teórico-reflexivo realizado al texto La Estrategia Suramericana ante el Nuevo
Orden Mundial: La Integración Suramericana y Defensa del Patrimonio Mundial Cultural y
Natural de la Región, permitió destacar, entre otros, que:
- La Unasur es una organización internacional con objetivos claros en todas las dimensiones de
la sociedad, entre ellas la cultura y por ende el patrimonio cultural, que obedecen a la
necesidad de los Estados latinoamericanos de crear un bloque regional, que pueda atender las
realidades de Latinoamérica y que permita un desarrollo sostenible para la región como un
proceso de integración.
- La Unasur debe asumir los desafíos para que la mediación se convierta en un facilitador en la
región para resolver conflictos entre los Estados partes
- La Unasur debe fijarse como una de las metas, la concordancia de los procesos de integración
existentes en la región, ejecutable mediante un ordenamiento jurídico nacional e internacional
en cada unos de los países miembros, no obstante sería puntual una normativa propia
producto del consenso, la cual predomine sobre las normas internas de los Estados y que se
incorpore directamente con el cumplimiento de sus principios que propicien el derecho de
integración con la fuerza jurídica necesaria para hacer confluir estos procesos.
- La Unasur tiene al concepto de la “larga paz sudamericana” como puntal de la integración
suramericana, considerado clave para trabajar arduamente desde los organismos de
integración para alcanzar “nuestra identidad”.
- En materia de la integración social, el patrimonio cultural encierra el potencial de promover el
acceso a la diversidad cultural y su disfrute. Puede también enriquecer el capital social y
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conformar un sentido de pertenencia, individual y colectivo que ayuda a mantener la cohesión
social y territorial.
- El patrimonio cultural ha adquirido una gran importancia económica para el sector del
turismo en muchos países, lo cual genera nuevos retos para su conservación.
- La preservación del patrimonio cultural desde un sistema jurídico, se debe concebir como
requisito previo a su concepto relacionado al criterio del valor cultural, ya que suministra el
fundamento para la sostenibilidad del patrimonio actual y su capacidad de favorecer a formas
más sustentables del desarrollo humano en el futuro.
- El patrimonio cultural debe ser sustentado en los esfuerzos acometidos por las autoridades
públicas y sus resultados, en relación con el establecimiento y la aplicación de normas,
políticas, mecanismos concretos y medidas para la conservación, las salvaguarda, la gestión,
la transmisión y la valorización del patrimonio a nivel nacional e internacional. Ello se
traduce en un mejor conocimiento de los desafíos, del potencial y deficiencias de esos
mismos esfuerzos
- El regionalismo es producto del proceso de integración, motiva, educa, vigila y maximiza las
políticas concretas en función del patrimonio mundial como factor común entre países de la
región y del mundo. Al mismo tiempo que las políticas regionales y nacionales que lo
sustentan están profundamente enlazados y se siguen mutuamente, aun en ausencia de
edificios y autoridades supranacionales.
- El regionalismo para Suramérica ha sido un instrumento para defender los mercados y
comprometer al Estado, además de constituirse en una defensa para enfrentar presiones
externas y lograr espacios de política.
- El regionalismo se afianza exitoso al sentar el precedente de una gobernanza regional post-
hegemónica, que rompió con las historias dominantes sobre la integración regional e
institucionalización de un horizonte emancipatorio.
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- Tesauro de la UNESCO, http://www.vocabularyserver.com/unesco/?tema=2563.
http://www.vocabularyserver.com/unesco/index.php?tema=6846?/identidad-cultural.
(Traducción oficiosa de la Oficina Internacional)
[email protected]
Caracas, Venezuela
Doctorante en Patrimonio Cultural de Universidad Latinoamericana y del Caribe
(ULAC), Magister Scientiarum en Tecnología Educativa, Licenciada en educación mención
Desarrollo Cultural Docente especialista de cultura en Danza Tradicional y Nacionalista,
Integrante de la Línea de investigación Sociocultural Gestcultuy (UNESR). Facilitadora del
PNFA Pedagogía Cultural. Coordinadora de Procesos de la Biblioteca Pública Cristóbal
Rojas.
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