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Bar Atta

Este documento presenta una introducción a la sociología jurídico-penal. Aborda la definición de la sociología jurídica y la sociología del derecho penal como subcampos específicos. Explora los problemas de la unidad y autonomía de la sociología jurídica en relación con otras disciplinas, y argumenta que el objeto, no el punto de vista o método, es la base para definir la homogeneidad de este campo de estudio.
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Este documento presenta una introducción a la sociología jurídico-penal. Aborda la definición de la sociología jurídica y la sociología del derecho penal como subcampos específicos. Explora los problemas de la unidad y autonomía de la sociología jurídica en relación con otras disciplinas, y argumenta que el objeto, no el punto de vista o método, es la base para definir la homogeneidad de este campo de estudio.
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CRIMINOLOGÍA CRÍTICA

Y CRÍTICA
DEL DERECHO PENAL
introducción a. la sociología
jurídico-penal

por
AL ESSANDRO BARATTA

siglo
veintiuno
ecttores
>XI
Siglo veintiuno editores Argentina s. a.
TUCUMÁN 1621 70 N (C1050AAG), BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA

Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.


CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MÉXICO, D. F.

364 Barata, Alessandro


BAR Criminología crítica y crítica del derecho penal:
introducción a la sociología jurídico penal.- 11 ed.
P reimp.- Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina,
2004.
264 p.; 21x14 cm.- (Nueva criminología y derecho)
Traducción de: Alvaro Búnster
ISBN 987-1105-18-5
I: Título.- 1. Criminología

Título original: Criminologia critica e critica del diritto penale, introduzione alta
sociologia giuridico-penale
© 1982, Societá Editrice II Mulino
e 1986, Siglo XXI Editores, S.A. de C.V.

Edición al cuidado de Hornero Alemán


Portada original de Anhelo Hernández
Adaptación de portada: Daniel Chaskielberg

11 reimpresión argentina: 500 ejemplares


© 2002, Siglo XXI Editores Argentina S.A.

ISBN 987-1105-18-5

Impreso en Artes Gráficas Delsur


Alte. Solier 2450, Avellaneda,
en el mes de abril de 2004

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en Argentina — Made in Argentina
INTRODUCCIÓN: SOCIOLOGÍA JURÍDICA Y
SOCIOLOGÍA JURÍDICO-PENAL

1. "AUTONOMÍA" Y "UNIDAD" DE LA SOCIOLOGÍA JURÍDICA

Definir la sociología jurídica y, como sector específico de ella,


la sociología del derecho penal (o sociología jurídico-penal)
significa establecer la extensión y los límites de dos "universos
de discurso". Para proponer semejante definición es preciso
afrontar dos problemas.
El primero concierne a la unidad y a la autonomía de la
sociología jurídica; el segundo, a la noción de un campo espe-
cífico dela sociología jurídica que hoy ha adquirido particular
actualidad e importancia, es decir: la sociología del derecho
penal o sociología jurídico-penal y la relación de esta última
con la sociología criminal.
El problema de la unidad atañe a las relaciones internas
de la sociología jurídica frente a la sociología en general. El
problema de la autonomía, en cambio, atañe a las relaciones
externas de la sociología jurídica con la ciencia del derecho,
por una parte, y con la filosofía y la teoría del derecho, por
la otra. En ambos casos se trata de establecer una relativa
homogeneidad del universo de discurso que se designa como
"sociología jurídica". Sólo por comodidad proponemos indi-
car con dos términos distintos las dos direcciones de este mis-
mo problema. Para establecer la homogeneidad de un universo
de discurso pueden seguirse al menos tres vías diversas, es
decir, puede hacerse referencia al punto de vista, al método y
al objeto. Los resultados obtenidos siguiendo una u otra de
estas tres vías serán, empero, relativos a tres significados diver-
sos de la unidad y de la autonomía del universo de discurso
considerado. Por ello, cuando se hable de unidad y autono-
mía de la sociología jurídica será necesario ver a cuál de estos
tres significados se hace referencia. No siempre es posible, en
efecto, aplicar las tres nociones de homogeneidad a cada uni-
verso de discurso. Hay universos de discurso para los cuales
sólo puede hablarse de unidad y autonomía respecto a una
[91
10 INTRODUCCIÓN

de las tres nociones de homogeneidad posibles. Consideramos


que en el caso de la sociología jurídica se excluye la posibili-
dad de buscar elementos plausibles de distinción dentro de la
sociología general y frente a las otras disciplinas jurídicas
mencionadas partiendo del punto de vista o del método de
los universos de discurso en examen.
La referencia al punto de vista ha sido por demás impor-
tante, especialmente desde la perspectiva idealista de la llama-
da "filosofía de la experiencia jurídica", para definir las rela-
ciones entre filosofía jurídica y ciencia del derecho. Se decía,
en efecto: estas dos disciplinas no se diferencian en cuanto al
objeto, que es siempre el derecho entendido como sistema de
normas; pero mientras la ciencia jurídica mira las normas des-
de el punto de vista estático y abstracto de su validez, la filo-
sofía jurídica las mira desde'el punto de vista dinámico y con-
creto de la experiencia humana de la que ellas se derivan y
sobre la 'cual recaen. Se decía, incluso, que aquí se opera una
permuta de punto de vista y de objeto entre las dos materias:
la filosofía mira el derecho desde el punto de vista de la expe-
riencia humana, mientras que la ciencia jurídica mira la ex-
periencia humana desde el punto de vista del derecho.
Creo que tal modo de proceder, del cual hasta yo mismo
me he servido con anterioridad,' es del todo insostenible para
definir la autonomía de la filosofía jurídica (y jamás lo ha
sido para definir la unidad, frente a la filosofía en general,
puesto que por definición ambos universos de discurso adop-
tan el punto de vista filosófico de la experiencia humana).
Con mayor razón creo que este procedimiento es absoluta-
mente inadecuado tanto para definir la relación de la socio-
logía jurídica con la sociología en general (relación para la
que valdría la misma observación que ahora hacemos respecto
de las relaciones entre filosofía jurí'dica y filosofía en general),
como para definir la autonomía de la sociología jurídica. En
efecto (y limitémonos aquí sólo a la relación entre sociología
jurídica y filosofía del derecho), en la medida en que, partien-
do del punto de vista, se da mayor precisión a la noción de
experíencia humana desarrollándola en su dimensión históri-
co-social, el punto de vista de la sociología jurídica y el de la
filosofía del derecho tienden a unificarse. En ambos casos se

Véase A. Baratta [1963].


INTRODUCCIÓN 11

trata, en verdad, del contexto histórico-social de la experien-


cia humana dentro del cual el derecho es considerado como
sistema normativo, contexto para el que sólo se diversificarían
los criterios interpretativos que con frecuencia son adoptados
por una filosofía o por una sociología del derecho.
Pero la razón de la insuficiencia del criterio del punto de
vista es aún más fundamental. La diversidad del punto de vis-
ta y la identidad del objeto, en la relación entre filosofía y
sociología jurídica por una parte, y ciencia del derecho por
otra, son dos equívocos que tal vez se mantienen sólo a causa
de la imprecisión de los términos mediante los cuales se discu-
rre en cuanto a tal punto de vista y a causa del desacertado
concepto de derecho adoptado. Si superamos esa imprecisión
y eliminamos ese desacierto, probablemente ya nos hallaremos
ante una diferencia de objeto. Esto resulta más y más claro
cuando se pasa del punto de vista de la filosofía del derecho
al de la sociología jurídica. Aquello que, acaso también por un
juego de palabras, podía parecer a primera vista una perspec-
tiva desde la cual o dentro de cuyo contexto se considera el
sistema normativo del derecho —es decir la experiencia jurídi-
ca entendida como sistema de comportamientos— aparece en
definitiva como el objeto mismo de la sociología jurídica. Y
es el sistema normativo el que asume la función del punto de
vista de referencia para este objeto, delimitándolo por medio
de la calificación jurídica frente a los otros sistemas de com-
portamiento.
El segundo tipo de procedimiento para establecer la uni-
dad y la autonomía de la sociología jurídica se basa en el mé-
todo. Para excluir en nuestro caso el uso de este procedimien-
to bastaría limitarse a observar que —al menos para la investi-
gación sociojurídica empírica, que es parte cada vez más im-
portante de la sociología del derecho contemporánea— la
imposibilidad de definir la homogeneidad del correspondiente
universo de discurso con relación al método se evidencia con
la simple observación de que, en buena parte, las investigacio-
nes empíricas son de carácter eminentemente interdisciplina-
rio, esto es, se valen de los métodos y de los aportes propios
de mútiples disciplinas antropológico-sociales. Esto no es sólo
una circunstancia de hecho sino que se deriva precisamente, y
ésta es nuestra tesis, de la naturaleza del objeto de la sociolo-
gía jurídica. Sólo este objeto puede hallarse, entonces, en la
12 INTRODUCCIÓN

base de un discurso válido que tienda a definir la unidad y la


autonomía de nuestra disciplina, en el sentido en que usamos
estas dos palabras. Consideramos, en suma, que el tercer tipo
de procedimiento es el adecuado.
Al igual que la sociología en general, y todo sector espe-
cializado de la misma, la sociología jurídica tiene por objeto
comportamientos o relaciones entre comportamientos (y, en
niveles más elevados de abstracción, estructuras y leyes socia-
les que condicionan los comportamientos y hallan en éstos
su expresión fenoménica).2 Dentro de la sociología en gene-
ral, el objeto específico de la sociología jurídica puede
definirse partiendo de que los comportamientos que nuestra
disciplina aborda son considerados según una de las siguientes
características: 11 tienen como consecuencia normas jurídicas
(costumbre como fuente de derecho, comportamiento norma-
tivo del legislador y de los organismos institucionalizados de
aplicación del derecho); 2) son considerados como efecto
de normas jurídicas (problema del control social mediante
el derecho y de su efectividad, del conocimiento y de la acep-
tación del derecho); 3) son considerados en relación funcional
con comportamientos que tienen como consecuencia o son el
resultado de normas jurídicas en el sentido señalado en 11 y 2].
Desde este tercer punto de vista entran, por ejemplo, en el
campo de la sociología jurídica, el estudio de la acción directa
o indirecta de grupos de interés en la formación y aplicación
del derecho, así como también la reacción social al compor-
tamiento desviado en cuanto ella precede e integra, como
control social no institucional, el control social de la desviación
por medio del derecho y de los organismos oficiales de apli-
cación del mismo.
Los comportamientos de los tipos ahora indicados son
fenómenos estudiados por la sociología jurídica empírica, que
como tal no puede proyectarse, con el método de observa-
ción, más allá de ellos. Es la sociología teórica la que, alcan-
zando un nivel de abstracción más alto, llega de la descripción
de los fenómenos (los comportamientos) a las estructuras y
a las leyes sociales que no son empíricamente observables, pero
que son necesarias para interpretar los fenómenos. Que las
2
Para el concepto de "acción social", véase M. Weber [1965] y T. Parsons
[1961].
INTRODUCCIÓN 13

estructuras y las leyes sociales no sean observables empírica-


mente no significa en manera alguna que los conceptos y
elaboraciones teóricas que a ellas se refieren no sean controla-
bles. Su mayor o menor idoneidad para explicar los fenómenos
proporciona ya un control.
Bastará ahora reflexionar un momento acerca de los cam-
pos de indagación que entran en su objeto, tal como éste ha
sido definido aquí aproximadamente, para percibir cuán vasto
puede ser, y no sólo para las investigaciones empíricas, el
concurso interdisciplinario de métodos y de aportes de disci-
plinas diversas en el estudio de muchos de los principales pro-
blemas de la sociología jurídica contemporánea.
Cuanto se ha dicho respecto al problema de la unidad
podría integrarse con lo referente al de la autonomía. Nos li-
mitaremos aquí a una primera indicación esquemática. Frente
a la ciencia jurídica, la autonomía de la sociología del derecho
es fácilmente definible desde el punto de vista del objeto. Ob-
jeto de la ciencia jurídica son normas y estructuras normativas;
objeto de la sociología jurídica son comportamientos y estruc-
turas sociales. Más difícil es definir la autonomía ante la filo-
sofía y la teoría del derecho. Los problemas son aquí en
buena parte problema:: de terminología: "filosofía del dere-
cho" y "teoría del der:cho" se usan para denotar conceptos
diversos.
Establecer las relaciones entre sociología, teoría y filoso-
fía del derecho significa, pues, adoptar un convenio en el uso
de estos tres términos en relación con el universo de discur-
so que denotan. Un posible modelo, bastante difundido en
Italia y en Alemania y frente al cual, sin embargo, no nos pro-
ponemos tomar posición en este breve ensayo, es el siguien-
te: el objeto de la sociología del derecho, como se ha visto,
son los comportamientos, y precisamente las tres categorías
ya indicadas. La filosofía del derecho tiene por objeto los
valores conexos a los sistemas normativos (y los problemas
específicos del conocimiento de los valores jurídicos y de
la relación entre juicios de valor y juicios de hecho en el
seno de la experiencia jurídica). La teoría del derecho tiene
por objeto la estructura lógico-semántica de las normas
entendidas como proposiciones y los problemas específicos
de las relaciones formales entre normas (validez de las nor-
mas; unidad, coherencia, plenitud del orderamiento) y en-
14 INTRODUCCIÓN

tre ordenamientos. La teoría del derecho se distingue, por


otra parte, de la teoría general del derecho, si se indica con
este término el elevado nivel de abstracción de la dogmática
ciencia del derecho, que parte del contenido de un sistema
normativo dado y procede elevando el propio nivel de abstrac-
ción, esto es, elaborando conceptos muy generales aun en
sentido histórico y comparativo.

2. OBJETO DE LA SOCIOLOGÍA JURÍDICO PENAL -

El objeto de la sociología jurídico-penal corresponde a las


tres categorías de comportamiento objeto de la sociología ju-
rídica en general. La sociología jurídico-penal estudiará, pues,
en primer lugar, los comportamientos normativos que consis-
ten en la formación y en la aplicación de un sistema penal
dado; en segundo lugar, estudiará los efectos del sistema en-
tendido como aspecto "institucional" de la reacción al com-
portamiento desviado y del control social correspondiente.
La tercera categoría de comportamiento abarcados por la so-
ciología jurídico-penal concernirá, en cambio a] a las reaccio-
nes no institucionales al comportamiento desviado, entendidas
como un aspecto integrante del control social de la desviación,
en convergencia con las reacciones institucionales estudiadas
en los dos primeros aspectos,3 y b] en un nivel de abstracción
más alto, a las conexiones entre un sistema penal dado y la
correspondiente estructura económico-social.
Los problemas que se plantean con relación a esta pro-
puesta de definición conciernen: 1] a la relación de la sociolo-
gía jurídico-penal con la sociología criminal, y 21 a la relación
entre sociología jurídico-penal y sociología general.
En cuanto a la primera relación, se observa hoy una cierta
convergencia de los estudiosos de la sociología jurídica y de
la criminología (en particular de la sociología criminal). Este
hecho no ha dejado de despertar cierta preocupación, especial-
3
En el análisis funcional del sistema social, por ejemplo, las reacciones "no
institucionales" están constituidas por procesos de definición y por las actitudes
que se desarrollan dentro de la opinión pública y del ambiente en relación con la
desviación. Sobre ellos influyen decididamente el sistema de las comunicaciones
de masa y, más indirectamentt, el sistema educativo.
INTRODUCCIÓN 15

mente en quienes se inclinan a sobrevalorar los confines aca-


démicos entre las disciplinas, aunque partiendo de exigencias
no infundadas de carácter institucional y de organización
científica. Pero esta compenetración entre grupos de estudio-
sos, otrora delimitados más rígidamente entre sí, es un hecho
positivo que no debe preocupar, y que, más bien, debe ser
visto como ejemplo de fecunda colaboración interdisciplinaria.
La presencia activa de criminólogos en el campo de trabajo de
la sociología jurídico-penal y de sociólogos del derecho en el
de la criminología es un fenómeno irreversible, destinado, si
cabe, a incrementarse, aun en razón de algunas recientes y
fundamentales elaboraciones inherentes al punto de vista cri-
minológico a que se aludirá a continuación.' Sin embargo, es
útil por principio dejar firme una distinción entre las dos
disciplinas. Esa distinción debe fundarse, una vez más, en la di-
, versidad del objeto, es decir en los comportamientos, rela-
ciones, estructuras de conducta, y en las correspondientes
estructuras y leyes sociales de cuyo estudio parten las dos
disciplinas. La sociología criminal estudia el comportamientc
desviado con significación penal, su génesis y su función den
tro de la estructura social dada. La sociología jurídico-penal
en cambio, estudia propiamente los comportamientos que
representan una reacción ante el comportamiento desviado,
los factores condicionantes y los efectos de esta reacción, así
como las implicaciones funcionales de la misma respecto de
la estructura social global; estudia, pues, como se ha visto,
tanto las reacciones institucionales de los organismos oficia-
les del control social de la desviación (incluyendo además
sus factores condicionantes y sus efectos) como las reaccio-
nes no institucionales. Desde este último punto de vista, una
parte no desdeñable de las investigaciones KOL (Knowledge
and Opinion about Law), por cuanto tienen por objeto aspec-
tos conexos con la reacción social al comportamiento desviado,
quedan comprendidas en la sociología jurídico-penal.
Más allá de esta delimitación, que debe hacerse por princi-
pio si no se quiere crear confusión entre las dos disciplinas en
examen, surge hoy un punto de encuentro entre sociología
criminal y sociología jurídico-penal, que se deriva particular-
mente del carácter problemático que han adquirido el con-

Véase infra, del capítulo IV en adelante.


16 INTRODUCCIÓN

cepto de desviación y sus definiciones tradicionales en la cri-


minología más reciente.' En especial, la nueva perspectiva
criminológica conocida como labelling approach (enfoque del
etiquetamiento) —y en Alemania como Reaktionsansatz (en-
foque de la reacción social) (Becker, Frítz Sack y otros)— ha
acentuado, a partir de una actitud escéptica ante la tradicional
definición de desviación (sceptical approach), el carácter par-
cialmente constitutivo que tiene toda reacción social contra
la desviación respecto de la cualidad de desviado del compor-
tamiento y, todavía más, respecto del estatus de desviado
asumido por determinados sujetos. Según los representantes
de este enfoque, el hecho de que los autores de ciertos com-
portamientos lleguen a ser objeto de la acción de los organis-
mos de represión penal no está desprovisto de influencia,
especialmente a causa de su efecto estigmatizante, sobre la
realidad social de la desviación y sobre la consolidación del.
estatus social del delincuente. En otras palabras, la desviación
y el estatus social del delincuente no son una realidad precons-
tituida del todo respecto a las reacciones institucionales que
plantea una sociedad dada, realidad que por lo tanto pudiera
estudiarse de manera totalmente independiente de estas
reacciones. Si esto es verdad, lo mismo debe valer para las
reacciones no institucionales, porque el efecto estigmatizante
de la reacción de la opinión pública sobre el estatus social
del delincuente no es tal vez menos significativo que aquel
propio de la acción de los organismos oficiales de la reac-
ción penal.6
Desde este punto de vista, como se advierte, el campo de
la sociología criminal y el de la sociología penal, aun quedan-
do firme el principio de delimitación antes indicado, se sobre-
ponen necesariamente, al menos en lo que se refiere a los
aspectos de la noción, la constitución y la función de la des-
viación, que pueden ubicarse en conexión estrecha con la
función y los efectos estigmatizantes de la reacción social,
tanto institucional como no institucional.

5
Véase en particular los capítulos VII y VUI.
6
Es éste, por ejemplo, el terna de una investigación empírica de sociología
jurídico-penal y sociología criminal que se ha efectuado en la Universidad del Saar-
land, Saarbrücken (A. Baratta, F. Sack, G. Smaus). Véase especialmente G. Smaus
[1975b, 1977j.
INTRODUCCIÓN 17
3. MICROSOCIOLOGÍA Y MACROSOCIOLOGÍA. POSIBILIDAD Y
FUNCIÓN DE SU INTEGRACIÓN

El segundo problema, concerniente a la relación entre la so-


ciología jurídico-penal y la sociología general, nos lleva al
centro del problema análogo de la unidad, es decir al de la
relación con la sociología general, que hoy.se plantea en todo
el ámbito de la sociología jurídica. En este sentido, debe sub-
rayarse una de las tendencias de evolución más positivas que
es posible hallar en nuestra materia y que en este punto im-
porta situar con claridad. La sociología jurídica y, en su ám-
bito, la sociología jurídico-penal, se han desarrollado en las
últimas décadas en diversos países, y en particular en Italia,
en una dirección empírica y analítica bastante unív->ca y
que en buena parte constituye la red de conexión de las diver-
sas instituciones y asociaciones que agrupan a los estudiosos
de la sociología jurídica. Ésta se ha ido, pues, liberando pro-
gresivamente de las actitudes apriorísticas, universalistas y es-
peculativas propias de un cierto modo de hacer sociología y,
más aún, filosofía social, característico de la tradición idealis-
ta italiana. Ha procurado, en cambio, elaborar un discurso
basado en datos empíricamente controlables, en investigacio-
nes bien localizadas, en metodologías previamente enunciadas
y experimentadas, y también acompañado a menudo de la
conciencia de su función crítica frente a las ideologías y, en
general, a la realidad social de los hechos estudiados.
Esta actitud general de la sociología jurídica se aprehende
al menos en parte al decirse que es también, aunque no del
todo, una actitud microsociológica. Ahora bien, en cuanto
tal podría ubicársele, y de hecho a menudo así se hace, como
antítesis de una actitud que podría denominarse macrosocio-
lógica. Si esta antítesis es de hecho un dato susceptible de
reconocerse en los modos que asume una parte de la reciente
literatura sociológico-jurídica, constituiría un peligroso equí-
voco considerarla como un principio metodológico recomen-
dable para nuestra disciplina. El equívoco depende sustancial-
mente de una falta de distinción entre el objeto específico de
la investigación sociológica y el horizonte explicativo e inter-
pretativo dentro del cual pueden y deben insertarse los fenó-
menos sectoriales analizados. Este horizonte coincide con
toda la estructura socioeconómica y, por tanto, con el objeto
18 INTRODUCCIÓN

de la sociología general entendida en toda su dimensión cog-


noscitiva y crítica. Por ello, una actitud microsociológica en
cuanto al objeto, tal y como se encuentra hoy en la sociolo-
gía jurídica, es compatible con una actitud macrosociológica
en cuanto al horizonte explicativo e interpretativo adoptado
en el ámbito de los fenómenos sectoriales estudiados por
nuestra disciplina.
Pero hay más. Una actitud analítica y microsociológica
que para poner de relieve oportunamente el carácter especí-
fico y delimitado de los fenómenos que son objeto de la
investigación no tenga cuidado en considerar, sin embargo,
la perspectiva sociológica general en cuanto a que sólo los
datos obtenidos pueden interpretarse en su significado para
la teoría y la práctica, cae, como podría demostrarse con mu-
chos ejemplos, en defectos iguales y contrarios a aquellos
propios de la actitud apriorística y especulativa que la moder-
na sociología jurídica ha querido abandonar. De hecho esta-
mos igualmente distantes del concepto moderno de ciencia,
tanto si incurrimos en fáciles síntesis universalistas no apoya-
das en datos empíricos como si caemos en la hipótesis acrítica
de estos datos, fuera de todo esfuerzo interpretativo. Si es
posible encontrar hoy una tendencia de desarrollo positivo
en la investigación sociológico-jurídica, ésta consíste precisa-
mente en la tentativa de unir una perspectiva microsocioló-
gica adoptada para delimitar objetos específicos de indagación,
con una perspectiva macrosociológicap ara definir un horizonte
explicativo e interpretativo dentro del cual se consideren los
fenómenos singulares.
Desde este último punto de vista, el problema de la uni-
dad de la sociología jurídica no es sólo, como erróneamente
podría parecer, un problema de delimitación de un campo
específico dentro del íntegro universo de discurso de la socio-
logía, sino también, y tal vez aún más, el problema de la rela-
ción funcional —y por tanto explicativa— de los fenómenos
estudiados en el área de tal modo circunscrita, con la estructu-
ra socioeconómica global de la cual forman parte. Sólo desta-
cando este aspecto de la unidad de la sociología jurídica puede
nuestra materia realizar la función de teoría crítica de la reali-
dad social del derecho, que consideramos su tarea fundamen-
tal. Por otra parte, sólo con esta condición puede realizarse
la función práctica de la sociología jurídica en su más vasta
INTRODUCCIÓN 19

dimensión política sin caer en un mero instrumentalismo


tecnocrático, como acontecería si esta función, por ejemplo,
se circunscribiera a la de proporcionar datos al "político"
para sus elecciones legislativas y administrativas.
En el seno de la sociología jurídica contemporánea, el
sector que hemos tratado de definir como spciología del dere-
cho penal se presenta, en lo que cabe hallar en las más recien-
tes elaboraciones y no en último término en Italia, como uno
de los`mayores avances de toda nuestra materia en este proce-
so de recuperación de la dimensión macrosociológica para la
interpretación crítica de los fenómenos estudiados. En buena
parte, y es un deber afirmarlo, esto se deriva por atracción de
los recientes y más positivos desarrollos de la sociología cri-
minal. Esto muestra cuán estrechos son hoy, según se ha
observado, las relaciones de la sociología jurídico-penal con
esta disciplina.
Especialmente en la orientación que se conoce ya con el
nombre de "nueva criminología"' o de "criminología críti-
ca", nombre no desprovisto de una consciente carga polémica
frente a la tradición criminológica, es donde el hecho central
y programático ha pasado a ser la utilización de la perspectiva
macrosociológica en función teórica y práctica para el estudio
y la interpretación del fenómeno de la desviación. Esto, por lo
demás, no puede sorprender si se observa que algunos de los
más decididos impulsos en favor de la "nueva criminología"
no han procedido del seno mismo de los estudios criminoló-
gicos sino de los estudios de sociología general, y que la "nue-
va criminología" es en buena parte tributaria de una tradición
clásica del pensamiento sociológico que ha vuelto a adquirir
particular actualidad (piénsese en Durkheim y en Merton, de
los que pronto nos ocuparemos) y, en cuyo ámbito el proble-
ma de la desviación (y en cuanto a Durkheim puede agregarse,
como testimonio de la actualidad de su pensamiento, el fenó-
meno de la reacción social a la desviación) es tratado como
un aspecto funcional de una determinada estructura socio-
económica.
La situación de la sociología jurídico-penal, considerada
en su tendencia de desarrollo común con la sociología crimi-
7
Del título homónimo de un importante volumen de I. Taylor, P. Walton y
J. Young [1972].
20 INTRODUCCIÓN

nal, es, pues, en cierto sentido, ejemplar para toda la sociolo-


gía jurídica. La sociología jurídico-penal muestra que el
progreso de todo sector específico de la sociología está ligado
al desarrollo de instrumentos de indagación particulares y a
una oportuna delimitación de los objetos específicos de la in-
dagación, pero también, al mismo tiempo, al desarrollo de un
modelo crítico de interpretación macrosociológica de toda la
estructura socioeconómica. La situación de la sociología jurí-
dico-penal muestra, asimismo, que los impulsos de renovación
y de profundización crítica de nuestra disciplina no deben
buscarse sólo en el seno de ella misma, sino además y sobre
todo en la sociología general y en los otros sectores específi-
cos de la sociología con los cuales se relaciona nuestra disci-
plina, a saber, en la teoría del Estado, en la economía polí-
tica, en la historia social, así como, en fin, en las tendencias
y en los aportes específicos de las demás disciplinas jurídicas
con las que tiene relaciones más estrechas.

NOTA DEL AUTOR

El presente ensayo reelabora en parte algunos escritos míos publicados


con anterioridad en diversas revistas. Me refiero a: "Filosofía e diritto
penale. Note su alcuni aspetti dello sviluppo del pensiero penalistico in
Italia da Beccaria á nostri giorni", en Rivista Internazionale di Filoso-
fia del Diritto", fi, 1972, pp. 29ss.; "Sociologia giuridica e sociología
del diritto", en Sociología del Diritto", U , 1975, pp. 245ss.; "Crimino-
logia liberak e ideología della difesa sociak", en La Questione Criminale,
1, 1975, pp. 7ss.; "Sistema penale ed emarginazione sociale", en La
Questione Criminale, fi , 1976, pp. 23 7ss .; "Cordato sociale e crimina-
lita. Per la critica della teoria del conflitto in criminologia", en La Ques-
tione Criminale, III, 1976, pp. 9ss.; "Criminologia critica e politica cri-
minale alternativa", en La Questione Criminale, In, 1977, pp. 339ss.
El volumen es también fruto de un curso impartido en la Facultad
de Jurisprudencia de la Universidad de Bolonia en el año académico 1979-
1980.
Con profunda emoción y con gratitud recuerdo la activa e inteligente
colaboración en la redacción de los apuntes de aquellas lecciones (Bo-
lonia, 1980) del doctor Gabriele Casella, desaparecido a edad nuy tem-
prana en un trágico accidente de carretera.

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