Articulo Cartografias Del Sur Timpanaro-Flores Beltrán-Spinosa
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Resumen
El trabajo en la etapa actual ha ido transformándose, aportando dimensiones
de análisis que exceden los marcos teóricos tradicionales. Así, al trabajo
estable a lo largo del tiempo y en un mismo lugar de la sociedad fordista se
le contrapone una empleabilidad dinámica, flexible e inestable, donde los
trabajadores circulan por ámbitos de formalidad e informalidad de manera
permanente. En este contexto surge lo que podemos denominar como sector
de la economía popular, que puede ser definido como formas de autoempleo
adaptadas a las herramientas y contextos socioeconómicos de la clase obrera
y que funciona como estrategia de resistencia al proceso de exclusión del
mercado de trabajo. Esta forma de resistencia tiene sus expresiones desde el
campo de la organización popular y gremial pero aún no ha podido
consolidar una estructura normativa acorde. El presente trabajo busca de
manera exploratoria, preguntarse acerca de la posibilidad de la
deconstrucción de la matriz jurídica liberal en torno al trabajo, que desde la
Constitución Nacional empaña al resto del ordenamiento jurídico, en
contraposición con la estela jurisprudencial progresista que ha sabido
generar la lucha gremial en los tribunales.
Como señalamos al principio, este trabajo pretende ser un primer intento por
abordar el problema de la economía popular y los límites que impone el marco
normativo para ampliar los alcances de su representación y legitimad. Por otra parte,
entendemos lo jurídico como el emergente de un proceso social que fija de qué manera
los individuos entienden los hechos sociales. Esto no quiere decir que primero se funda
la norma y luego se produce la práctica, sino que es un proceso dialéctico entre acción
social y regulación normativa. Como resultado de ello creemos que las transformaciones
del trabajo y el surgimiento de la economía popular como un dispositivo de resistencia a
la exclusión del mercado de trabajo formal, sugieren de manera concreta esta tensión y
este proceso dialéctico que se expresa en la conformación de colectivos de
representación sindical del sector, muchas veces vinculados a movimientos sociales de
anclaje territorial, y que se encuentran en un proceso de inclusión a las estructuras
tradicionales del mundo del trabajo, tales como centrales sindicales, negociaciones
colectivas, entre otras. Por todo ello, es necesario reformular las categorías clásicas en
torno al trabajo y ampliar los límites jurídicos que expresa nuestra constitución,
moderna antaño, anacrónica hoy.
Desde hace varias décadas los estudios sobre el mundo del trabajo dan cuenta de
una amplia discusión, aún vigente, sobre nuevas definiciones que permitan incluir las
formas en que se ha ido transformando el empleo a la par que lo ha hecho la dinámica
del capitalismo globalizado. Diversos debates han surgido en este sentido, desde la
década del 70 en coincidencia con la crisis del petróleo y con ello la reestructuración del
capitalismo global, donde se plantean diferentes premisas en torno a la desaparición del
trabajo tal y como había sido concebido hasta el momento. Estas denominadas “tesis
sobre el fin del trabajo” se basan en diferentes perspectivas acerca de las razones del
fenómeno y que siguiendo a Neffa (2001) y De la Garza (1999) pueden agruparse en
cuatro: 1. decadencia del sector de la producción en relación a los servicios; 2. cambios
en la centralidad del trabajo en el conjunto de las relaciones sociales; 3. pérdida de la
capacidad del trabajo de generar valor; y 4. decadencia, en términos políticos, de los
sindicatos, que desde la década del 80 han perdido el protagonismo en la lucha de
clases. Es importante señalar que estas posturas coinciden con el surgimiento de los
nuevos movimientos sociales, es decir que a la par que se han dado dichas
transformaciones en el vínculo patrón de acumulación-mundo del trabajo-relaciones
sociales, han ido conformándose movimientos cuyos símbolos y reivindicaciones no
estaban dados por el trabajo como eje central, desplazando hacia otras esferas de la
sociedad la cuestión de la representación y organización colectiva.
La naturaleza del trabajo actual, como hemos desarrollado, abre puertas hacia
nuevos marcos normativos que no están contemplados en la Constitución Nacional, en
tanto su génesis constituyó el orden jurídico que regiría la sociedad argentina moderna.
Es decir que la formulación de esta carta magna trazó una directriz hacia donde estaría
dirigido el desarrollo de las fuerzas productivas y con ello la legitimación de los actores
que intervienen en ese proceso. Así, al trabajo (trabajador) se lo define desde una
perspectiva basada en la economía clásica donde el factor principal es la relación de
dependencia.
Esta visión jurídica, que ha ido desarrollándose con el tiempo, se muestra incapaz
de poder dar respuesta frente a la propia exclusión económica y social que genera el
capital en su forma actual. Incluso en momentos revolucionarios cuya correlación de
fuerzas en favor de los sectores populares permitió consagrar en favor del trabajador
numerosos derechos que lo dignificaban en diversas manifestaciones de la vida,
debemos repensar cómo se estructuran estos derechos hoy frente a un capitalismo que la
desigualdad la reconvirtió en exclusión y se vale de los mismos límites del derecho
positivo para su hegemonía.
Pues bien, nuestro punto de partida es que la economía popular es puro conflicto
democrático. Campesinos y campesinas que resisten el desalojo de sus tierras,
cartoneros y cartoneras que luchan por la dignificación de su lugar importante en la
cadena de recuperación de residuos urbanos, vendedores y vendedoras ambulantes y
feriantes que se resisten a ser censurados de trabajar en la vía públicas, plazas y medios
de transporte, artesanos y artesanas, motoqueros y motoqueras, cooperativistas,
trabajadores de fábricas recuperadas, todos ellos al articularse colectivamente como
parte integrante de la sociedad y que por ende, reclaman y exigen su protección,
desafían al darwinismo neoliberal globalizado, articulándose en una lógica que no tiene
por centro al capital.
Más allá que en ese momento Alberdi proponía un pacto constitucional fundante
con el espíritu de un contrato mercantil de sociedad colectiva (Alberdi, 1852, pág. 36),
su pregunta sigue siendo hoy un criterio acertado para comenzar a delinear nuestra
respuesta y analizar cuál es el nivel de tensión normativa entre la realidad de nuestra
sociedad actual frente a un texto constitucional nacido en una coyuntura distinta de la
que nos encontramos hoy, para propender a su reformulación.
Tal como lo sostiene Médici, serán los momentos en que la alteridad de los
excluidos, explotados, oprimidos en diversas maneras irrumpen como comunidad crítica
de las víctimas y bloque social de los oprimidos planteando la transformación de la
totalidad cerrada en sí misma, fetichizada (Medici, 2015, pg. 116) Las transformaciones
por ellos planteadas generan efectos en varios campos sociales inevitablemente
solapados: económico, político, ecológico y jurídico, entre otros y por supuesto suponen
en el terreno constitucional el ejercicio de un poder constituyente y/o reconstituyente en
el sentido radical del término. Cuando hablamos de economía popular y de los debates
que de por sí genera, estamos frente a un nuevo poder soberano popular pre
constituyente.
El derecho del trabajo nace con una paradoja: es la rama del derecho más
subversiva, porque parte de una premisa ajena a la tradición legal heredada de la
Revolución Francesa y vuelve necesario desarmar la ficción normativa que nos ubica en
un pie de igualdad. El derecho del trabajo surge, específicamente, para intervenir en
relaciones de desigualdad.
Para la LCT, el trabajo es “toda actividad lícita que se preste en favor de quien
tiene la facultad de dirigirla, mediante una remuneración”. A pesar de su nombre, la
propia ley entiende que para que opere la protección y la intervención del orden público
laboral, el requisito fundamental es la efectiva constatación de una relación de trabajo.
El artículo 22 de esa norma establece que “Habrá relación de trabajo cuando una
persona realice actos, ejecute obras o preste servicio en favor de otra, bajo la
dependencia de ésta en forma voluntaria y mediante el pago de una remuneración,
cualquiera sea el acto que le dé origen”. Esa última parte del artículo da cuenta de la
importancia relativa de las formas y actos jurídicos que den lugar a la relación de
trabajo.