Un Trienio en La Inquisicion de Cordoba Y Los Judaizantes Del Desconocido Auto de Fe de 1647
Un Trienio en La Inquisicion de Cordoba Y Los Judaizantes Del Desconocido Auto de Fe de 1647
Un Trienio en La Inquisicion de Cordoba Y Los Judaizantes Del Desconocido Auto de Fe de 1647
5. B.C.M.C.,ms. 256, fol. 152 r. Citado por GRACIA BOIX, R., Colección de documen
tos..., p. 259
6.Archivo Histórico Nacional, (A.H.N.), Inq.,Leg.4972,n.° 50, “Relación de causas des
pachadas en el Santo Ofiçio de Cordova en el año de 1647”, fol. 11 r-28 v. Para completar este
trabajo hemos consultado varios procesos que iremos citando en este artículo.
7. A.H.N., Inq., Leg. 4972, n.° 50, fol. 11 v - 18 v.
UN TRIENIO EN LA INQUISICION DE CORDOBA 77
cuando enviudó y fue confesor del conde de Alcaudete. Para ella solamente
su marido había sufrido prisión, algo más de un año, en la Inquisición de Cór
doba, pero aseguraba que volvió a Alcaudete sin ser reconciliado ni
penitenciado.
El 1 de octubre de 1644 se permitió a la presa que tuviera una criada para
su servicio en las cárceles secretas. Para seguridad del Tribunal se encargó al
alcaide de buscar la criada; los inquisidores tomaron sus medidas y recibie
ron en la audiencia a una mujer llamada Isabel de Lara, soltera, que vivía en la
casa del sochantre en la colación de la Catedral. Cuando los cuatro inquisi
dores conocieron a esta mujer la autorizaron para que entrara en su servicio,
previo juramento de “guardar secreto en lo que viese, oyese y entendiese en
las carçeles y que no haga recados, ni papeles, ni otra cosa a persona ninguna
de las dichas carçeles”11. También tuvieron criadas y esclavos su
marido e hijas12.
El 8 de octubre los inquisidores le preguntaron a doña Leonor, una vez
más, si tenía algo que declarar para descargo de su conciencia; de nuevo
manifestó que no tenía más que decir de lo que tenía declarado. Fue entonces
cuando los inquisidores le notifican que el fiscal le quiere “poner acusación”
y que podía todavía decir algo tanto para descargo de su conciencia como
para un mejor despacho de su negocio13.
En efecto, el fiscal Pedro González Guijelmo presentó a los inquisidores
7 cargos contra doña Leonor; algunos son los habituales en estos casos: la
ropa limpia en la noche del viernes, las mejores ropas en los sábados, no
comer tocino, ni carne de cerdo, comer las aves degolladas y entre esos car
gos figuraba el haberse negado a comer en cierta ocasión un pastelón que
tenía manteca y que comía carne sin guardar vigilias ni cuaresma. Pero en el
punto tres de la acusación figuraba la siguiente ceremonia: “que estando en la
ciudad de Eçixa en compañia de otras personas, que de ordinario los domin
gos entre dia (sic) se juntaban en su casa cerrando puertas y ventanas della, se
encerraban en una sala y poniendo en un bufete una almoada de terciopelo
rossado y un Sancto Christo con dos vellas de çera amarilla encendidas a los
lados hechas por mano de cierta persona de las que alli estaban llamadas para
esse efecto sin ser su oficio y haçerlas y las haçia en casa de dicha rea encima
de un bufete. Y otra persona de las que allí estaban tomando un papel en latín
de quatro o cinco foxas leía en él puesta a la cabecera del Sancto Christo. Y a
este tiempo sacaron una caxa con unos escudos de oro y dentro de ella estaba
otra caxa con un Sancto Christo de oro, y cierta persona que de ordinario se
junta con los susodichos pusso el Sancto Christo en una valança de un pesso y
los doblones en otra. Y se presume de dicha action tantas veces reiterada y
hechas con tanto recato y juntándose unas mismas personas que era por cere
monia de la ley de Moisen o en detestaçion de nuestra Sancta fe catholica y
passion de nuestro Señor Jesuchisto”.
En el punto seis el fiscal acusaba a doña Leonor de que al tiempo que
enseñaba a sus nietos a rezar, pasaba las cuentas del rosario diciendo para las
avemarias “passa tu” y para los padrenuestros “passe buessa merçed”; que
si alguien al entrar en su casa decía “loado sea Jesuchristo”, ella respondía
“vengais norabuena” y nunca “por siempre”.
El fiscal después del último punto, rutinario, pide a los inquisidores que se
le confisquen los bienes, y que sea relajada al brazo seglar para su castigo y
ejemplo para otros14. La acusada negó todo lo expuesto por el fiscal.
que destacamos que ha celebrado la Pascua del cordero, y los ritos que típica
mente se acusa a todos los judaizantes en esta época. Sin embargo, hay en la
acusación algo además distinto y es que “no podiendo el susodicho disputar
de cosas tocantes a nuestra sancta fe catholica y mucho menos pretender
interpretar lugares de la Sagrada Scriptura por ser como es persona lega y que
no a oydo ni sabe facultad sea puesto a declarar lugares de la Scriptura y dado
a entender los concordaba”20. Le acusa también de encubridor de judíos por
que ha celebrado ceremonias con otros y no los denuncia. Además el fiscal
declara que Manuel al saber que le perseguía el Santo Oficio se escondió en
casa de su suegra en donde fue encontrado en un hueco muy estrecho en la
pared lo que delataba que temía por sus actos religiosos. El fiscal pidió la rela
jación al brazo seglar y que se le diese tormento tanto para declarar su
judaismo como para delatar a sus cómplices.
A la acusación fiscal Manuel Díaz negó todos los puntos y respecto de la
esclava, principal denunciante, dice que tenía tres defectos: borracha,
ladrona y comerciaba con su cuerpo, por lo que la familia decidió venderla en
Motril y luego en Sevilla. Aseguró que se escondía creyendo que venían a
prenderle por dos sentencias que tenía contra sí a causa de una fianza de
1.000 ducados.
Se dispone por los inquisidores que elija letrado y eligió al licenciado
Andrés de Angulo.
Mientras se preparaba la defensa Manuel pidió audiencia a los inquisido
res el 29 de mayo de 1600 para rogar que la seda y tafetanes que le había
secuestrado la Inquisición no se entregasen ni depositasen en personas que
trabajasen o comerciasen con esos tejidos, porque habiéndolos de diferentes
calidades podrían hacer pasar unos por otros y salir perjudicados. Rogaba
también que la mejor manera de administrar su hacienda era entregándola a
su suegra, que daría las fianzas oportunas y que ella se encargaría del torno,
donde tenía seis hombres trabajando día y noche, a los que se les daba de
comer cuatro veces al día, una de ellas a medianoche21.
propia de un escribano, así como que desde que fue detenido Manuel no ocul
taba su alegría el testigo tachado23.
El Tribunal de la Inquisición en el año 1601 decidió “que se sobresea por
agora esta causa”24.
31. A.H.N., Inq., Leg. 1855,n.° 3, Visi a de don Francisco Marín al Tribunal de Córdoba;
vid. notas 11 y 12.
32. Ibidem, fol. 29 v.
33. Ibidem.
34. Ibidem, fol. 5 r.
35. A.H.N., Inq., Leg. 1855, n.° 1, fol. 3.
36. A.H.N., Inq., Leg. 4972, n.° 50, fol. 25 v.
86 LUIS CORONAS TEJADA
37. Ibidem.
38. Ibidem, fol. 26 r - 27 r.
39. Ibidem, fol. 25 r.
40. Ibidem, fol. 27 r.
UN TRIENIO EN LA INQUISICION DE CORDOBA 87
puesta de doña Leonor “de servir al Consejo con sesenta mil reales”, que
serían para Su Magestad con la condición de que a la penitenciada se le
hiciese el desembargo de bienes; el Fisco se quedaría con la mitad de lo
secuestrado en especie más el oficio de regidor de Ecija41.
Los bienes de doña Leonor habían sido tasados en 139.000 reales ; consi
deramos la interesante fortuna de esta mujer pues la valoración en los secues
tros se hace muy por debajo del valor real42.
a la Inquisición de Toledo; varios meses pasó en esta ciudad hasta que se dis
puso que se reintegrase a las cárceles de Córdoba. Fue preciso un reconoci
miento del reo por los testigos, lo que la Suprema había querido evitar, y al fin
el 9 de octubre de 1646 fue condenado: reconciliación, abjuración de vehe-
menti, sambenito de media aspa, pero por rotura del papel no sabemos el
tiempo de prisión, ni se ha podido leer la confiscación de bienes, que como era
de rigor iría en dicha sentencia54.
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APENDICE
CÓRDOBA,
1646, 29 DE ENERO
RELACIÓN DE LAS ALHAJAS DE DOÑA LEONOR DE FARO SECUESTRADAS POR LA INQUI-
SICIÓN DE CÓRDOBA, CUYO INVENTARIO SE INICIÓ EL 23 DE DICIEMBRE DE 1645;
REPRESENTA SÓLO UNA PARTE DE LOS BIENES INTERVENIDOS.
“Yo Juan Fernandez de Zea, secretario de secrestos del Santo Officio de la Inqui
sición de Cordova, certifico y doy fee como en el secresto de bienes de Manuel Diaz
Fernandez su mujer y hija, que se hizo en la ciudad de Ecija y empezo a veynte y tres
de diziembre de mil y seiscientos y quarenta y cinco, entre los demas bienes que se
secrestaron se hallaron los siguientes :......................................................................................
Un apretador de oro y diamantes con zinquenta y un diamantes, el de enmedio que
esta en la brocha algo mayor que esostros (sic), que peso veinte y seis castellanos
menos dos tomines, el qual dicho apretador esta dentro de su caxa donde se
bolbio a entrar.
Un cabestrillo de oro y diamantes, esmaltado con noventa y ocho piezas, la mitad
dellas cada una con dos diamantes y todos los dichos diamantes son noventa y ocho y
peso sesenta y ocho castellanos y medio, que estava en una caxa muy bieja echa para
el proposito.
Una cadena de oro esmaltada de blanco y negro y rojo con ciento y veinte piezas
entre chicas y grandes, que peso setenta y ocho castellanos y tres tomines que estava
metida en una caxa biexa echa al proposito.
Una fuente y un jarro de plata sobredorados, la fuente con sus armas enmedio
dorada la falda y el borge de la fuente que pesa seis marcos, cinco onzas y cinco ocha
vas y el jarro dorado a trechos de gallones y asa de buelta que pesso tres marcos, cinco
onzas y quatro ochavas.
Dos vinageras de plata sobredorada con sus tapaderos encontados con sus letras,
que pesaron quatro marcos, una onza y siete ochavas.
Una salvilla de plata sobredorada enborgada azia dentro, que peso dos marcos,
dos onzas y tres ochavas.
Una copa pequeña de plata sobredorada con asas y dos esmaltes azules de plata
picada de lustre, que peso seis onzas y media ochava.
Una copa ponada (sic) de pie alto enbutida azia fuera y sobredorada con un
esmalte enmedio clavado de plata, que peso siete onzas y un real.
Un pimentero de plata sobredorado sobre una basilla quadrada que peso siete
onzas y dos ochavas.
Otra taza de plata sobredorada para beber con asas y pie y su bientre enborjado,
que peso siete onzas y media.
Un pomo de plata blanco estriado con su tapador y cadenilla con tres encontados,
que peso un marco y siete ochavas.
Una joya de San Juan Bautista, con catorçe jaçintos y diez perlas, esmaltado de
blanco, verde y rojo y açul, que peso ciento y setenta y siete reales y medio de plata,
que es balor de diez castellanos y siete reales y medio.
UN TRIENIO EN LA INQUISICION DE CORDOBA 97
Otra joya de oro esmaltada de azul, verde, rojo y blanco con la echura del Arcan
gel San Miguel con su corona enzima de la caveza, que tiene zinquenta y siete perlas
entre grandes y pequeñas, que peso doze castellanos y diez reales y medio.
Una joya de una aguila de oro esmaltada verde, negro y blanco con una cadenilla
de que pende y en ella una perla y en la caveza una esmeralda, y otras cuatro en el
cuerpo y en las alas dos granates y en medio el (sic ) cuerpo una piedra grande de cristal
de color topaziado, que peso nueve castellanos y un tomin.
Otra joya de oro de un cavallo marino questa pendiente de una cadena con dos
calabazillas de perlas y diez y ocho esmeraldas, que peso diez y ocho castellanos y
medio y un tomin.
Otra joya de un papagaio de oro esmaltado de blanco, azul y berde y colorado
metido en quatro cadenas de que pende con una esmeralda en los pechos con tres
rubies pequeñitos con una perla pendiente enzima la caveça, que peso siete castella
nos y un real.
Otra joya de oro de una lagartija esmaltada de berde y blanco pendiente de dos
cadenillas con cinco esmeraldas en el lomo, que peso cinco castellanos y medio
y tres reales.
Otra joya de oro de la hechura de un Santo Cristo crucificado con la muerte a los
pies, esmaltada de blanco y la cruz a las espaldas esmaltada de verde y negro; peso
cinco castellanos y dos tomines.
Una joya de oro filigrana que consiste en una jarra de cristal con dentro della (sic)
pintado un rey y otras figuras delante del y encima una perla que pende de una cade-
nita y a las espaldas un granate quadrado y otros dos ojetillos de lo mismo; peso cinco
castellanos menos cinco reales.
Un agnus de oro de rayos esmaltados de blanco, colorado y negro, que peso sin los
dos cristales que tiene con reliquia diez castellanos y medio y un tomin.
Otra joya que consiste en un agnus guarnecido de oro con una iluminazion de San
Juan B autista y otra del Salbador, que todo peso, cristal y oro, ocho castellanos menos
seis reales; todas las quales dichas piezas se bolbieron a meter en otra cajuela y todas
ellas son diez piezas.
Otra cajita redonda pequeña ordinaria en que se hallo onze botones de oro esmal
tados de blanco, negro y rojo, que pesaron cinco castellanos y quatro reales.
Quarenta y tres piezas de oro esmaltado de blanco y negro; las siete dellas con dos per
las cada una y las demas a tres, que todo peso treinta castellanos.
Mas nueve perlas y una pequeñita, que son diez, que pesaron tres tomines y
medio.
Una cajita de Caray pequeñita.
Un collar de oro con veinte y una piezas chicas y grandes, con treinta y cinco per
las chicas y grandes, que peso ocho castellanos y un tomin.
Dos bueltas de cadena de plata sobredorada con una reasa que la abraza, que pesa
un marco menos dos ochavas que se entro en la cajita de Caray.
Un collarillo de oro con veinte piezas en el qual seis piedras turquesas y seis aga-
tas, que peso ocho castellanos y medio.
Siete bueltas de cadena de oro, que peso ochenta y siete castellanos menos
dos tomines.
98 LUIS CORONAS TEJADA
Un alfiler largo con una caveza gorda de plata gueça, que peso con una espadita de
plata guarnezida la guarnizion de alxofar menudita; pero todo ocho reales.
Mas una sortixa de plata becal que pesa un real.
Un rosario de açabache guarneçido de plata con tres medallas muy ligeras
estampadas.
Una cajita aforrada en baqueta colorada argentada de oro con quatro sortixas, las
dos dellas de dobletes berdes y las otras dos de esmeraldas ; la mayor destas tiene diez
y siete esmeraldas, la otra una, las de los dobletes una de nueve y otra de treze y mas
una sortixa de dobletes blancos de diez y siete dobletes, y la otra de diamantes con
enmedio (sic) un rubi, y tiene catorçe diamantes; otra sortija de oro llena y en lugar de
piedras nueve perlas, que todas siete pesaron diez castellanos y tres tomines, que se
bolbieron a meter en la caxuela dicha.
Un librito con su cuniesta de oro macizo con sus manillas de lo mismo, de orazio-
nes, con quinze diamantes y esmaltado, que pesa todo el veinte castellanos y dos tomi
nes, y tiene su caxita en la que se puso.
Otra caxita con una arracada de diamantes con diez y ocho diamantes cada una,
que pesaron ocho castellanos y medio.
Una banda de alxofar entreneta, que peso tres onzas y media y tres adarmes y es de
nueve sartas.
Un cintillo de oro esmaltado con una correa de terciopelo que tiene quarenta y
quatro piezas y en ellas la punta y hevilla y tiene cinquenta y dos perlas, que todo el
peso diez y seis castellanos menos dos tomines.
Una cintura de mujer de oro esmaltado que esta en una correa de cabritilla con
treinta y nueve piezas y noventa y quatro perlas, que todo junto peso con una cintilla
negra de una quarta de largo treinta y nueve castellanos.
Dos manillas de oro del tiempo antiguo labradas y esmaltadas y sobrepuestas con
quinze perlas, que pesaron quarenta y siete castellanos.
Una copita pequeña de dos asas y dos esmaltes con su pie sobredorado de plata,
que pesa cinco onzas.
Un cintillo de oro en su correa de cordovan con su punta, hevilla y pasador, con
cinquenta y ocho piezas, que pesada con correa peso diez castellanos menos
dos tomines.
Un rosario de coral con sus padrenuestros de oro, que son ocho, y la cruz de oro
con una borla de ylo de oro y seda con granates y una zinta de medio liston con setenta
abemarías del dicho coral, que todo junto peso quatro onzas y una ochava.
Siete botones de oro gruesos que pesaron siete castellanos y un tomin.
Un rosario de cristal con seis piezas de oro en forma de padrenuestros, que peso
todo junto con la zinta en que estava ensartado siete onzas y tres ochavas.
Un anus de oro esmaltado, que peso medio castellano y dos tomines.
Un rosario que pareze de pasta engarçado en plata, con medallas siete, y peso diez
y siete reales sin bedrieras, ni reliquias.
Otro anus de plata, que peso siete reales sin bedrieras ni reliquias.
Otro rosario de azabache labrado que tiene atada una camandula, y el rosario con
tres medallas y la camandula una cruz todo de plata, que peso una onza y tres
ochavas.
UN TRIENIO EN LA INQUISICION DE CORDOBA 99