Apuntes Examen de Grado Área Civil Unidad de Contratos Primera Parte

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Profesora Francisca Rodríguez A. Basado en Orrego y otros.

APUNTES EXAMEN DE GRADO ÁREA CIVIL


UNIDAD DE CONTRATOS
PRIMERA PARTE
TEORÍA GENERAL – PROMESA - COMPRAVENTA - PERMUTA -

ARRENDAMIENTO – MANDATO

TEORIA GENERAL DEL CONTRATO


Tratamiento del contrato en el CC chileno:

1. Nuestro Código Civil menciona los contratos como una de las cinco fuentes clásicas de las
obligaciones: “Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más
personas, como en los contratos o convenciones…” (artículo 1437).

2. El artículo 1438 define a su vez el contrato “o convención”, haciendo sinónimas ambas


expresiones: “Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra
a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.”

Críticas al concepto:

1. “Convención – Contrato”: Tal confusión es criticada por una parte de la doctrina nacional,
puesto que la convención es el género (acuerdo de voluntades destinado a crear, modificar,
transferir o extinguir derechos u obligaciones) y el contrato una especie de convención
(acuerdo de voluntades destinado a crear derechos y obligaciones), recordándose que todo
contrato es una convención, pero no toda convención es un contrato.

- Así, por ejemplo, la resciliación o mutuo disenso, el pago y la tradición son actos jurídicos
bilaterales o convenciones, pero no son contratos, porque extinguen (los tres) y transfieren
(la última) derechos y obligaciones, pero no los crean. Por su parte, la novación es a la vez
convención y contrato, porque modifica y crea obligaciones, es decir, es al mismo tiempo un
modo de extinguir las obligaciones y un contrato. La renegociación de un crédito, por
ejemplo, es una convención que modifica obligaciones, pero no implica crear las mismas,
pues su fuente generadora fue el respectivo contrato de mutuo.

2. “una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa”: se hace
referencia a la prestación como objeto del contrato, en circunstancias que la prestación es el
objeto de la obligación y no del contrato.

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- Una definición de contrato más precisa, siguiendo al profesor Jorge López Santa María,
sería la siguiente: “el contrato (es un acto jurídico que) engendra obligaciones y (…) éstas a
su vez tienen por objeto dar, hacer o no hacer alguna cosa”

3. “acto”: se plantea que el Código Civil cuando alude a el concepto acto se refiere a aquellos
de carácter unilteral, como el art. 999. El contrato es siempre un acto jurídico bilateral.

Elementos del contrato. Artículo 1444 establece que en todo contrato distinguimos cosas
que son de su esencia (comunes y propias), de su naturaleza y accidentales.

1. Elementos o cosas que son esenciales : Son aquellos sin los cuales, el acto jurídico no
produce efecto alguno o degenera en otro acto diferente..

Distinguimos dos tipos de elementos esenciales:

1º Elementos de la esencia generales o comunes a todo acto jurídico: son los requisitos de
existencia y de validez de todo acto jurídico.

2º Elementos de la esencia especiales o particulares, de determinado acto jurídico: son


aquellos que permiten singularizar un determinado acto jurídico, atendida su naturaleza o
estructura. Así, por ejemplo:

- En el contrato de compraventa: la cosa; el precio (este último debe pactarse en una suma de
dinero; si se pacta que el precio se pagará parte en una suma de dinero y parte en especies y
éstas últimas valen más que el dinero, el contrato será de permuta y no de compraventa).
- En el contrato de comodato: gratuidad (si hay precio, estaremos ante un contrato de
arrendamiento).
- En el contrato de sociedad: “animo societario”, obligación de aporte, participación en las
utilidades y contribución a las pérdidas.

- En el contrato de transacción: la existencia de un derecho dudoso o discutido y las


concesiones recíprocas de las partes.

2. Elementos o cosas de la naturaleza: Son aquellos que, no siendo esenciales en un acto


jurídico, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial. Están señalados
en la ley. En otras palabras, si las partes desean excluir estos elementos, deben pactarlo en
forma expresa.

Ejemplos: saneamiento de la evicción o de los vicios redhibitorios en la compraventa;


facultad de delegación en el mandato; en el mismo contrato, la remuneración u honorario a
que tiene derecho el mandatario; la condición resolutoria tácita en los contratos bilaterales.

- Los elementos de la naturaleza miran al estatuto normal de un acto jurídico, vale decir, a
los derechos y obligaciones “tipo”. A diferencia de los elementos esenciales, que son de

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orden público, los elementos de la naturaleza son de orden privado y pueden ser modificados
o excluidos por las partes, en una determinada relación jurídica.

3. Elementos o cosas accidentales: Son aquellas que ni esencial ni naturalmente le


pertenecen al acto jurídico, pero que pueden agregarse en virtud de una cláusula especial que
así lo estipule.

Ejemplo: las modalidades, como el plazo, la condición o el modo.

- En realidad, los únicos elementos verdaderamente constitutivos del acto jurídico son los
esenciales; los de la naturaleza no forman parte de la estructura básica del acto jurídico, sino
que dicen relación con sus efectos; por su parte, los elementos accidentales no son requisitos
del acto jurídico, sino de su eficacia, dado que a ellos puede subordinarse la producción de
los efectos del acto jurídico.

CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS.

A. Clasificaciones del Código Civil chileno.

1. Unilaterales – bilaterales.

2. Gratuitos – Onerosos.

3. Conmutativos – Aleatorios.

4. Principales – accesorios.

5. Real – Solemne – Consensual.

CONTRATOS UNILATERALES Y BILATERALES.

- Se refiere a esta clasificación, el artículo 1439 del Código Civil: “El contrato es unilateral
cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral,
cuando las partes contratantes se obligan recíprocamente.”

- Los contratos se denominan unilaterales o bilaterales según impongan obligaciones a una


sola de las partes o a ambas partes. No se atiende con esta clasificación al número de
voluntades que se requieren para que se perfeccione el acto jurídico, sino al número de partes
obligadas, partiendo de la base que ya existe acuerdo de dos o más voluntades, es decir, ya
existe una convención o acto jurídico bilateral, que crea obligaciones.

- No es lo mismo entonces un acto jurídico bilateral y un contrato bilateral, pero siempre el


contrato, como acto jurídico, será bilateral, aun cuando como contrato pueda a su vez ser
unilateral o bilateral.

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- Contratos unilaterales, entonces, son aquellos en que una de las partes se obliga para con
otra que no contrae obligación alguna. Se requiere obviamente el consentimiento o acuerdo
de voluntades de ambas partes, pero una asume el papel de deudor y la otra el de acreedor.
Ejemplos de contrato unilateral: donación, comodato, depósito, mutuo, prenda, hipoteca,
fianza.

- Contratos bilaterales o sinalagmáticos, por su parte, son aquellos en que ambas partes se
obligan recíprocamente. El contrato genera obligaciones contrapuestas, de manera que cada
parte es deudora y acreedora de la otra. Ejemplos: promesa, compraventa, permuta,
transacción, arrendamiento, sociedad, mandato.

Trascendencia de la clasificación.

- La distinción entre contratos unilaterales y bilaterales es la que tiene consecuencias jurídicas


más importantes, habida cuenta que hay importantes instituciones que sólo operan, o
frecuentemente operan, tratándose de contratos bilaterales:

1º Resolución del contrato por falta de ejecución o cumplimiento: artículo 1489, condición
resolutoria tácita. En todo contrato bilateral va envuelta la condición resolutoria de no
cumplirse por una de las partes lo pactado, caso en el cual el acreedor o contratante diligente
(o sea el que por su parte ha cumplido o está llano a cumplir con sus obligaciones) puede
solicitar la resolución del contrato con indemnización de los perjuicios, si el deudor se
encuentra en mora de cumplir.

¿Cualquier incumplimiento, por insignificante que fuere, faculta al contratante diligente


para demandar la resolución del contrato?

Tradicionalmente, se ha respondido que sí. Excepcionalmente, la ley considera la magnitud


de la infracción:

a. en el arrendamiento (arts. 1939, 1972 y 1979);


b. en la compraventa (cuando se trata de una cosa que no existía al momento de la
celebración del contrato, artículo 1814; en la evicción parcial, artículo 1852 inciso
final; y tratándose de los vicios redhibitorios, artículo 1868);
c. en el usufructo (artículo 809).

2º En cuanto a los riesgos: sólo en los contratos bilaterales se plantea el problema de los
riesgos (artículos 1550 y 1820), que consiste en determinar si al extinguirse la obligación de
una de las partes por caso fortuito o fuerza mayor, se extingue también o por el contrario
subsiste la obligación de la otra parte. Recordemos que, en el derecho chileno, la obligación
de la otra parte subsiste, y, por lo tanto, en la compraventa, por ejemplo, el comprador podrá
pagar el precio sin recibir nada a cambio, cuando la cosa específica o cuerpo cierto se

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destruyó fortuitamente en manos del vendedor, sin mediar condición suspensiva o


estipulación en contrario.

- En los contratos unilaterales, tal problema no se plantea, puesto que el caso fortuito o fuerza
mayor extingue las obligaciones de la única parte obligada, extinguiéndose por ende la
relación contractual.

3º Principio de “la mora purga la mora”: contenido en el artículo 1552, se aplica sólo en los
contratos bilaterales; ninguna de las partes está en mora dejando de cumplir lo pactado,
mientras la otra no cumpla o esté pronta a cumplir sus obligaciones recíprocas. Es la llamada
“excepción de contrato no cumplido”, conforme a la que el demandado puede negarse a
cumplir la prestación que le corresponde, mientras el demandante no cumpla o no de
principio a la ejecución de la obligación que el contrato ha puesto de su cargo. Se justifica lo
anterior, pues en los contratos bilaterales las obligaciones recíprocas de las partes se sirven
mutuamente de causa, es decir, de soporte jurídico.

4º Cesión del contrato: en los contratos bilaterales, puede ocurrir que una de las partes ceda
a un tercero el conjunto de sus créditos y obligaciones que emanan del contrato (en cambio,
en un contrato unilateral, cuando la única parte que tiene derecho a recibir la prestación
transfiere su derecho a otro, estaremos no ante la cesión del contrato, sino ante la cesión del
crédito).

Contratos sinalagmáticos imperfectos.

- En el contrato propiamente bilateral o sinalagmático perfecto, todas las obligaciones nacen


al mismo tiempo: al momento de perfeccionarse el contrato por la formación del
consentimiento, o si se trata de contratos solemnes, al cumplirse la solemnidad, o si estamos
ante contratos reales, con la entrega o tradición de la cosa (este último caso, solo
excepcionalmente, pues en general, los contratos reales son unilaterales).

- Las obligaciones, que han nacido en un mismo instante, son interdependientes, de manera
que lo que a unas afecta, repercute en las otras. Tal interdependencia no se agota en el
nacimiento del contrato, sino que se mantiene durante su ejecución y se proyecta hasta su
extinción.

- Puede ocurrir, sin embargo, que ciertos contratos que nacen como unilaterales, por
circunstancias posteriores a su generación originen obligaciones para aquella de las partes
que inicialmente no contrajo obligación alguna. Tales son los denominados “contratos
sinalagmáticos imperfectos”.

- Así ocurre, por ejemplo, en el depósito y en el comodato, contratos unilaterales, pues sólo
generan obligaciones para el depositario y el comodatario, respectivamente, pero que pueden,
a posteriori, generar obligaciones para el depositante y para el comodante, que consistirán en

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el reembolso de los gastos de conservación de la cosa o en indemnizar los perjuicios


ocasionados por la mala calidad de la cosa (artículos 2235, 2191 y 2192). Igual acontece en
la prenda (artículo 2396).

- La doctrina critica sin embargo la denominación de sinalagmáticos o bilaterales


imperfectos, porque da la idea que en definitiva nos encontramos ante contratos bilaterales,
lo que no es exacto. En efecto, los contratos siguen siendo unilaterales, y tal naturaleza la
debemos buscar al momento de su nacimiento o formación.

- No tienen lugar en los contratos sinalagmáticos imperfectos, por tanto, las instituciones que
antes reseñábamos como propias de los contratos bilaterales: condición resolutoria tácita (con
las salvedades que hicimos respecto del comodato y la prenda), la teoría de los riesgos y la
excepción de contrato no cumplido.

CONTRATOS GRATUITOS Y ONEROSOS.

- El artículo 1440 del Código Civil define unos y otros: “El contrato es gratuito o de
beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el
gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose
cada uno a beneficio del otro.” El aspecto fundamental reside en la utilidad que preste el
contrato a las partes. Contrato a título oneroso es por tanto aquél en que cada parte paga la
ventaja que obtiene del contrato, es decir, percibe un beneficio a cambio de una
contraprestación actual o futura. Contrato a título gratuito, en cambio, es aquél en que una de
las partes se procura una ventaja sin que ello le demande un sacrificio, porque no debe
suministrar una contraprestación a cambio del beneficio que recibe.

Clases de contratos gratuitos.

- El contrato gratuito, que no reporta utilidad para una de las partes, puede o no implicar,
además, empobrecimiento para el mismo contratante. Si se produce tal merma patrimonial,
como por ejemplo ocurre con el contrato de donación, podemos hablar de contratos gratuitos
propiamente tales; cuando no se produce un empobrecimiento, es decir, cuando uno de los
contratantes, movido del deseo de prestar un servicio a otro, no se empobrece en su beneficio,
pero no recibe nada a cambio de la prestación que hace o se obliga a hacer, estamos ante
contratos gratuitos desinteresados. Es lo que acontece, por ejemplo, en el comodato, el
depósito y la fianza no remunerada.

Acerca de si los contratos bilaterales son siempre onerosos: regla general y excepciones.

- Para Ramón Meza Barros, los contratos bilaterales son siempre onerosos: al obligarse,
ambas partes reportan un beneficio y soportan el gravamen que significa la obligación
recíproca.

- Sin embargo, existen figuras concretas de contratos bilaterales gratuitos, citando al efecto:

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1º El mandato no remunerado: si bien el mandato es por naturaleza remunerado, en la práctica


muchas veces tiene carácter gratuito, especialmente considerando que se trata de un contrato
de confianza. Cuando no se remunera al mandatario, el contrato es gratuito y exclusivamente
en beneficio del mandante. Sin embargo, el contrato es bilateral, ya que siempre impone al
mandatario la obligación de hacerse cargo de los negocios cuya gestión le encomienda el
mandante y a éste la obligación de proporcionar al mandatario lo necesario para ejecutar el
encargo.

2º La donación con cargas: la donación irrevocable o entre vivos, en la que se impone al


donatario una carga o modo en beneficio de un tercero, es un contrato bilateral, pues genera
obligaciones para el donante y para el donatario, y al mismo tiempo gratuito, ya que no
origina utilidad económica al donante, sino que exclusivamente al donatario y al tercero
beneficiado con el modo.

Acerca de si los contratos unilaterales son siempre gratuitos: regla general y


excepciones.

- Por su parte, los contratos unilaterales son generalmente gratuitos, pero también pueden ser
onerosos:

1º En el mutuo: cuando se refiere a dinero, el mutuario debe devolver la suma recibida (el
capital), más los intereses devengados (Ley número 18.010 sobre operaciones de crédito de
dinero: la gratuidad no se presume en estas operaciones. A falta de estipulación, el mutuario
debe pagar los intereses). El contrato entonces es provechoso para ambas partes, pero sigue
siendo unilateral, pues el único que resulta obligado es el mutuario, a pagar las sumas
adeudadas. En cambio, si se estipula que la suma prestada no devengará intereses de ninguna
clase, el contrato será unilateral y gratuito, pues no le reportará beneficio alguno al mutuante.

2º En el depósito, cuando el depositario está facultado para usar la cosa en su provecho


(artículos 2220 y 2222 número 2).

3º En el comodato en pro de ambas partes (artículo 2179): por ejemplo, el perro de caza que
se presta con la obligación de amaestrarlo.

4º En las cauciones constituidas por terceros, ajenos a la obligación principal que se garantiza,
en virtud de una remuneración o prestación en general realizada o prometida por el deudor
principal. En tal hipótesis, el contrato de hipoteca, prenda, fianza, etc., tendrá carácter
oneroso, pues tiene por objeto la utilidad del acreedor y del garante. Sin embargo, algunos
autores estiman que, en el caso anterior, el contrato es unilateral pero gratuito, pues para que
fuere oneroso, las partes contratantes deben gravarse recíprocamente, y en los casos citados,
es un tercero, ajeno el contrato, quien se grava a favor de una de las partes contratantes.

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Trascendencia jurídica de la clasificación de contratos gratuitos y onerosos.

1º Para determinar el grado de culpa de que responde el deudor (artículo 1547): tratándose
de los contratos onerosos, el deudor responde de la culpa leve, considerando que se obtiene
por ambas partes un beneficio mutuo. En cambio, en los contratos gratuitos, debemos
distinguir a qué parte reporta utilidad el contrato; si sólo reporta utilidad al deudor (comodato,
por regla general), responde hasta de la culpa levísima, mientras que sólo responde de la
culpa lata o grave, si quien recibe la utilidad es la contraparte (el depósito, por regla general).

2º Tratándose de la obligación de saneamiento de la evicción: esta se reglamenta en la


compraventa (artículo 1838 y siguientes), arrendamiento (artículos 1928 y siguientes) y la
sociedad (artículo 2085), pero en la doctrina nacional y comparada, se sostiene que es una
obligación de la naturaleza de todo contrato oneroso.

3º En los contratos gratuitos, la persona con quien se contrata es de relevante importancia: se


trata de contratos intuitu personae. En consecuencia, el error en cuanto a la persona vicia el
consentimiento (artículos 1455, 1681 y 1682). En los contratos onerosos, la identidad de la
persona con quien se contrata es normalmente indiferente, de manera que un error en tal
aspecto no tiene trascendencia jurídica, no vicia el consentimiento. Excepcionalmente, los
contratos onerosos son intuitu personae, como por ejemplo tratándose de la transacción
(artículo 2456) o en el caso del mandato remunerado o de la sociedad de personas.

4º Los contratos gratuitos imponen ciertos deberes a quienes reciben los beneficios: así se
aprecia en nuestro ordenamiento positivo, en las donaciones entre vivos, las que son
revocables por ingratitud del donatario (artículos 1428 y siguientes). Ello es una excepción a
la irrevocabilidad de las donaciones entre vivos. Por su parte, el donatario está obligado a
proporcionar alimentos al donante que le hizo una donación cuantiosa (artículo 321 número
5); el donante, por su parte, goza del beneficio de competencia, si el donatario le demanda el
cumplimiento de la gratuidad

5º La circunstancia de ser gratuito u oneroso el contrato determina las condiciones en que es


atacable por medio de la acción pauliana o revocatoria: En efecto, conforme al artículo 2468,
para revocar los contratos gratuitos celebrados por el deudor en perjuicio de los acreedores,
basta la mala fe del primero; los contratos onerosos, en cambio, son revocables en la medida
que estén de mala fe el otorgante (el deudor) y el adquirente (el tercero que contrató con el
deudor), es decir, se requiere que ambos conozcan el mal estado de los negocios del deudor.

6º En los contratos gratuitos, la pura liberalidad es causa suficiente; en los contratos onerosos,
la causa está en relación a las prestaciones recíprocas y a las ventajas que se espera obtener.

7º En materia de contrato de arrendamiento, si el arrendador transfiere la cosa arrendada, el


adquirente a título gratuito está obligado a respetar el contrato de arrendamiento; en cambio,

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si adquiere a título oneroso, no está obligado a respetar el arrendamiento preexistente, salvo


que este se hubiere celebrado por escritura pública.

CONTRATOS CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS.

- Se definen en el artículo 1441 del Código Civil y constituyen una subdivisión de los
contratos onerosos: “El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se
obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o
hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida,
se llama aleatorio.”

Críticas al art. 1441.

1. Desde el momento en que se adopta como determinante en el concepto de contrato


conmutativo “la equivalencia de las prestaciones recíprocas”, se incurre en un doble error:

1º Se supone por el art. 1441 que el contrato oneroso es siempre bilateral, en circunstancias
de que también puede ser unilateral, como ya vimos;

2º Porque da la idea de una supuesta igualdad en las prestaciones, significado que tiene
precisamente la expresión “equivalente”. Sin embargo, todo contrato oneroso, sea
conmutativo o aleatorio, conlleva riesgo o incertidumbre, lo que en definitiva trae consigo
cierto grado de desigualdad en las ventajas económicas que obtienen las partes.

b) Se sugiere por el precepto que sólo podrían tener carácter conmutativo los contratos
onerosos que originan obligaciones de dar o de hacer; conforme al tenor literal del art. 1441,
parecieran excluirse los contratos que originan obligaciones de no hacer, lo que ciertamente
es inadmisible.

Distinción entre contratos aleatorios y condicionales.

- No debemos confundir ambas clases de contrato. En los contratos aleatorios, no queda


supeditada a una contingencia la existencia o inexistencia de las obligaciones, como ocurre
en los contratos condicionales. En los contratos aleatorios, lo que queda supeditado a una
contingencia es el resultado económico del contrato, es decir, la mayor o menor utilidad que
obtendrán las partes. Pero el contrato aleatorio es un contrato puro y simple.

- La condición es un elemento accidental, que las partes voluntariamente incorporan al acto


jurídico. En cambio, la contingencia de ganancia o pérdida, que también implica futureidad
e incertidumbre, es un elemento de la esencia de los contratos aleatorios, que las partes no
pueden eliminar si acordaron celebrar un contrato de este tipo.

- Con todo, hay casos en los que existe gran analogía entre contratos condicionales y
aleatorios, cuando del albur o contingencia incierta depende ya no la extensión de lo que a

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una parte corresponde pagar, sino que, si tiene o no que pagar, es decir, si hay o no prestación.
Así ocurre, por ejemplo, en los contratos de seguro contra determinados siniestros.

Ejemplos de contratos conmutativos y aleatorios.

- La mayoría de los contratos onerosos son conmutativos: arrendamiento, mutuo con


intereses, permuta, compraventa de cosas que existen, etc.

- De los contratos aleatorios trata el CC. en los arts. 2258 a 2283 y entre ellos podemos
mencionar la renta vitalicia, el juego, la apuesta, el seguro, etc. También se menciona como
contrato aleatorio la venta de derechos litigiosos.

- Hay contratos que pueden revestir carácter conmutativo o aleatorio, como ocurre en la
compraventa de cosas que no existen, pero se espera que existan. Si las partes, al celebrar
esta clase de contratos, nada agregan, se entiende que el contrato es conmutativo y
condicional, y si la cosa en definitiva no llega a existir, se entenderá fallida la condición; por
el contrario, si las partes estipulan que se compra la suerte, entonces estaremos ante un
contrato puro y simple, pero aleatorio.

Trascendencia jurídica de la clasificación.

Cabe citar un aspecto legal y otro doctrinario:

1º Aplicación de la lesión enorme en algunos contratos conmutativos, cuando la ley


expresamente lo dispone. Recordemos que la regla general es que los contratos no sean
rescindibles por lesión enorme, puesto que la equivalencia es subjetiva, las prestaciones “se
miran” como equivalentes por las partes

-Excepcionalmente, esta equivalencia debe fijarse dentro de ciertos límites, cuando la ley así
lo establece, y la sanción en caso de contravención será la nulidad relativa o la reducción de
la prestación excesiva o el aumento de la prestación ínfima. Tal acontece en la compraventa
y la permuta de bienes raíces, por ejemplo.

- Tratándose de la lesión enorme, la equivalencia deja de ser subjetiva y se torna objetiva,


considerando la grave desproporción de las prestaciones que las partes miraron como
equivalentes.

En nuestra legislación, los únicos casos en que se puede alegar lesión enorme son los
siguientes:

1. Compraventa voluntaria de inmuebles: “El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio
que recibe es inferior a la mitad del justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su
vez sufre lesión enorme, cuando el justo precio de la cosa que compra es inferior a la mitad
del precio que paga por ella. / El justo precio se refiere al tiempo del contrato.”

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2. Permuta de inmuebles, por aplicación de las normas de la compraventa, art. 1900: “Las
disposiciones relativas a la compraventa se aplicarán a la permutación en todo lo que no se
oponga a la naturaleza de este contrato”

3. Mutuo con interés; habrá lesión, cuando se pacte un interés que exceda el máximo
convencional.

4. Anticresis, art. 2443: “Las partes podrán estipular que los frutos se compensen con los
intereses, en su totalidad, o hasta concurrencia de valores. / Los intereses que estipularen
estarán sujetos en el caso de lesión enorme a la misma reducción que en el caso de mutuo.”;

5. Partición, art. 1348: “Las particiones se anulan o se rescinden de la misma manera y según
las mismas reglas que los contratos. / La rescisión por causa de lesión se concede al que ha
sido perjudicado en más de la mitad de su cuota.”;

6. En la liquidación de la sociedad conyugal, art. 1776, que hace aplicable el art. 1348: “La
división de los bienes sociales se sujetará a las reglas dadas para la partición de los bienes
hereditarios.”;

7. Casos de cláusula penal enorme, art. 1544: “Cuando por el pacto principal una de las partes
se obligó a pagar una cantidad determinada, como equivalente a lo que por la otra parte debe
prestarse, y la pena consiste asimismo en el pago de una cantidad determinada, podrá pedirse
que se rebaje de la segunda todo lo que exceda al duplo de la primera, incluyéndose ésta en
él.”

8. Aceptación de las asignaciones hereditarias, art. 1234: Se entiende por lesión grave la que
disminuyere el valor total de la asignación en más de la mitad. Éste es el único caso,
típicamente unilateral, en el que cabe la lesión enorme. Para algunos, se trataría de un
cuasicontrato (artículo 1437).

CONTRATOS PRINCIPALES Y ACCESORIOS:

- El art. 1442 se refiere a esta clase de contratos: “El contrato es principal cuando subsiste
por sí mismo sin necesidad de otra convención, y accesorio, cuando tiene por objeto asegurar
el cumplimiento de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin ella.”

Ejemplos de contratos principales y accesorios.

- Son contratos principales, por ejemplo, la promesa, la transacción, la compraventa, el


arrendamiento, la sociedad, el mandato, el mutuo, el comodato, el depósito, etc.
- Son contratos accesorios, por ejemplo, la hipoteca, la prenda, la fianza, la anticresis. Se
agregan a los anteriores otras figuras que en sí no son contratos, pero que se incorporan en
él, como la solidaridad pasiva y la cláusula penal (especialmente de un tercero). Son en

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general las cauciones (art. 46). Estas pueden ser reales o personales. En las primeras, una
cosa determinada garantiza al acreedor que se cumplirá íntegra y oportunamente la
obligación principal. Puede ser tal cosa un bien mueble (prenda) o inmueble (hipoteca). En
las cauciones personales, en lugar de garantizar el cumplimiento de una obligación principal
con un determinado bien, es un sujeto (por ejemplo, un fiador o un avalista y codeudor
solidario que suscribe un pagaré), quien se obliga a cumplir dicha obligación, si no lo hace
el deudor principal.

- Cabe recordar algo que explicamos en el estudio del acto jurídico: aun cuando las
expresiones “garantía” y “caución” suelen utilizarse como sinónimos, hay entre ellas una
relación de género a especie. En efecto, toda caución es una garantía, pero no toda garantía
es caución, pues el derecho legal de retención es una garantía, pero no es caución, pues no se
trata de una obligación “contraída” para asegurar otra obligación. No hay de por medio un
contrato, sino que es la ley, en este caso, la fuente de la garantía. Lo mismo acontece con las
medidas precautorias que pueda decretar el juez, en el transcurso de un litigio.

Importancia de la clasificación.

- Esta clasificación tiene importancia, para determinar la extinción de un contrato, de acuerdo


con el aforismo “Lo accesorio sigue la suerte de lo principal”. En tal sentido, el contrato
accesorio tiene una vida refleja en relación al contrato principal Este principio, con todo, no
es absoluto. En efecto, cabe formular dos alcances:

1. Hay casos en los cuales, no obstante extinguirse el contrato principal, subsisten contratos
accesorios, como ocurre, por ejemplo, en el caso de la reserva de las cauciones, al operar una
novación (artículos 1642 y 1643), o en el caso de la “cláusula de garantía general”.
2. Por otra parte, excepcionalmente puede ocurrir que el contrato accesorio influya en el
contrato principal: así, por ejemplo, si la cosa dada en prenda era ajena al constituyente o si
el derecho que sobre ésta tenía se resuelve, el acreedor que no reciba otra garantía equivalente
podrá exigir el cumplimiento de la obligación; o si el inmueble hipotecado experimenta
deterioros tales que deja de ser suficiente para la seguridad de la deuda, podrá el acreedor
hipotecario exigir otra garantía y de no haberla, el pago inmediato de la deuda, si ella fuere
líquida. En ambos casos, la extinción del contrato accesorio repercute en el contrato principal,
operando la caducidad de los plazos convenidos para el cumplimiento de la obligación
pactada en este último contrato.

La “cláusula de garantía general”: Si bien la lógica indica que el contrato principal debiera
celebrarse antes o al menos coetáneamente al contrato accesorio, en ocasiones puede
celebrarse un contrato accesorio no obstante que la obligación principal aún no existe.

- Ejemplo: “Se constituye hipoteca en favor del Banco X, para asegurar el pago íntegro
y oportuno de todas las obligaciones contraídas por la sociedad Z, presentes o futuras,
directas o indirectas, en moneda nacional o extranjera, etc.”.

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CONTRATOS REALES, SOLEMNES Y CONSENSUALES.

- Dispone el artículo 1443: “El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la
tradición de la cosa a que se refiere; es solemne cuando está sujeto a la observancia de ciertas
formalidades especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto civil; y es
consensual cuando se perfecciona por el solo consentimiento.”

- Esta clasificación, que en rigor, debió ser la primera de todas, pues cronológicamente, es la
que opera antes que todas las demás, dice relación con el momento en que nace el contrato,
concretamente con los requisitos que hay que cumplir para que ello acontezca. Naturalmente
que en todo contrato es requisito de existencia la voluntad, que se denomina
“consentimiento” en los actos jurídicos bilaterales; pero el consentimiento debe expresarse
en diferentes formas según el tipo de contrato de que se trate.

- Desde este punto de vista, recordemos que las normas acerca de la formación del
consentimiento contempladas en el Código de Comercio son aplicables a los contratos
consensuales, pero no explican por sí solas la formación del consentimiento en los contratos
solemnes y reales.

Ejemplos de consensuales: compraventa de bienes muebles, permuta de bienes muebles,


arrendamiento (salvo si se trata del arrendamiento de predios rústicos, pues en tal caso el
contrato es solemne), mandato, fianza civil, transacción, sociedad, etc.

Ejemplos de solemnidades propiamente tales: son diferentes, dependiendo del contrato;


escritura pública (compraventa, permuta o donación de bienes raíces, hipoteca,
arrendamiento de predios rústicos); escritura privada (promesa, fianza mercantil, también
arrendamiento de predios rústicos); autorización o aprobación judicial (insinuación en las
donaciones entre vivos y aprobación del contrato de transacción sobre alimentos futuros
debidos por ley, etc.

Solemnidades convencionales: las partes pueden hacer solemne un contrato al que la ley no
da tal carácter (art. 1802, en la compraventa; y artículo 1921, en el arrendamiento). En tal
caso, cabe el derecho a retractarse, mientras la otra parte no cumpla con la solemnidad. Con
todo, el contrato podrá ser eficaz, no obstante, no cumplirse la solemnidad convencional, si
las partes ejecutan actos que implican renunciar al derecho a exigir el cumplimiento de la
solemnidad.

Casos de contratos reales: en el contrato real, quien entrega la cosa, se torna acreedor de una
obligación restitutoria, y quien la recibe es el deudor. Por ejemplo, comodato, depósito,
prenda civil, mutuo y anticresis. En los tres primeros casos y en el último, quien recibe la
cosa pasa a ser un mero tenedor y por ende devolverá al acreedor la misma especie o cuerpo
cierto. Tratándose del mutuo, el mutuario adquiere el dominio de lo recibido, pasa a ser

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poseedor, quedando obligado a restituir otro tanto del mismo género y calidad. En este punto,
recordemos la figura del cuasiusufructo que muchos asimilan al mutuo.

- Recordemos que la expresión “tradición” que utiliza el art. 1443 no es del todo correcta,
excepto para el mutuo, siendo la correcta la expresión “entrega”, más genérica. En realidad,
mejor habría sido que el Código hubiere dicho: “entrega o tradición”.

- Finalmente, cabe destacar que, en principio, los contratos reales son unilaterales.

B. Clasificaciones doctrinarias de los contratos.

1. Típicos – Atípicos.

2. Contratos de ejecución instantánea- de ejecución diferida- de tracto sucesivo - de


duración indefinida.

3. Individuales – Colectivos.

4. Contratos libremente discutidos - contratos de adhesión.

5. Contratos preparatorios y contratos definitivos.

6. Contratos “intuitu personae” y contratos impersonales.

7. Contratos de familia y contratos puramente patrimoniales.

Contratos nominados o típicos y contratos innominados o atípicos: Los primeros son


aquellos que han sido expresamente reglamentados por el legislador en Códigos o en leyes
especiales y los segundos los que no lo han sido.

Fuente de los contratos atípicos: Los contratos atípicos no están configurados por la ley y
van surgiendo como creación de los particulares, fruto de la autonomía de la voluntad y del
aforismo “en el Derecho Privado sólo no puede hacerse aquello que la ley expresamente
prohíbe”.

Contratos de ejecución instantánea, de ejecución diferida, de tracto sucesivo y de


duración indefinida: Reciben tal clasificación los actos y contratos, atendiendo a su
permanencia en el tiempo.

- Los contratos de ejecución instantánea o de una sola ejecución, son aquellos en los
cuales las obligaciones se cumplen apenas se celebra el contrato que las generó. Producen
sus efectos inmediatamente de celebrados, de manera que, realizada la prestación debida,
desaparece el vínculo contractual, las obligaciones recíprocas.

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- Sin embargo, usualmente subsisten algunas obligaciones que se siguen proyectando, en


estado latente o potencial. Así, por ejemplo, en la compraventa, el acuerdo de voluntades, el
pago y la tradición, suelen ser inmediatos. Subsiste sin embargo la obligación de saneamiento
de la cosa vendida, tanto en lo que respecta a la evicción como a los vicios redhibitorios o
defectos ocultos de la cosa.

- Los contratos de ejecución diferida, son aquellos cuyos efectos se cumplen de una sola
vez o se van cumpliendo progresivamente, pero en ambos casos, en el plazo estipulado por
las partes o el que corresponda a la naturaleza de la obligación.
- De esta manera, podemos distinguir dos categorías de contratos de ejecución diferida: la
primera, es aquella en que las obligaciones se cumplen en el plazo convenido, en un solo
acto, quedando liberadas las partes (por ejemplo, cuando celebrada que sea la compraventa,
acuerdan los contratantes que el precio se pagará y la cosa se entregará treinta días después);
la segunda, es aquella en que las obligaciones se irán cumpliendo en distintos plazos, hasta
que al cumplirse la última de ellas, se extinga la relación jurídica.

- Los contratos de tracto sucesivo o de ejecución sucesiva, son aquellos que en el período
de tiempo establecido por la ley o acordado por las partes, van renovando sus efectos.
Ejemplos: contratos de arrendamiento, de sociedad y de trabajo. Estos contratos suelen llevar
una cláusula en cuya virtud sus efectos se van renovando por períodos similares, salvo
voluntad contraria de las partes. Cuando se verifica la renovación, se habla de “tácita
reconducción”.

- Los contratos de duración indefinida son aquellos que nacen sin que las partes fijen un
plazo expreso o tácito de vigencia de los mismos, teniendo éstas la pretensión de que se
prolonguen en el tiempo, por períodos extensos: es el caso de sociedades que se pactan a
duración indefinida. La duración indefinida no implica, en modo alguno, perpetuidad.

Interés jurídico de la clasificación.

1º Respecto de la nulidad y la resolución: tratándose de los contratos de ejecución instantánea


y de ejecución diferida, la nulidad y la resolución operan con efecto retroactivo, conforme a
la regla general, volviendo las partes al mismo estado en que se encontraban antes de
contratar. En los contratos de tracto sucesivo o de duración indefinida, en cambio, en
principio la nulidad y la resolución (que aquí se llama más bien terminación del contrato)
sólo operan para el futuro, a partir de la fecha en que queda ejecutoriada la respectiva
sentencia.

2º En materia de riesgos: tratándose de contratos de ejecución instantánea, no se presenta el


problema; si se trata de contratos de ejecución diferida, extinguida la obligación de una de
las partes por caso fortuito o fuerza mayor, subsiste sin embargo la obligación correlativa: el
riesgo corre por cuenta del acreedor. En cambio, si el contrato es de tracto sucesivo o de

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término indefinido, la extinción por caso fortuito o fuerza mayor de la obligación de una de
las partes extingue la obligación de la contraparte.

3º Respecto de la resciliación cabe señalar tres aspectos:

a. No puede operar la resciliación, tratándose de contratos de ejecución instantánea, pues es


indispensable, para resciliar, que existan obligaciones pendientes de cumplimiento;

b. Nada obsta resciliar un contrato de ejecución diferida, siempre que reste por cumplir al
menos una obligación;

c. Tratándose de contratos de tracto sucesivo y de aquellos celebrados por tiempo indefinido,


excepcionalmente, puede tener lugar la resciliación por voluntad unilateral de uno solo de los
contratantes: desahucio (arrendamiento y contrato de trabajo, sea en este último caso
desahucio propiamente tal, para cargos gerenciales o de confianza, sea bajo la modalidad de
la causal de “necesidades de la empresa”).

4º En cuanto a la caducidad convencional del plazo o “cláusula de aceleración”, opera sólo


en los contratos de tracto sucesivo o en los de ejecución diferida.

Contratos individuales y contratos colectivos:

- Contratos individuales son aquellos que requieren el consentimiento unánime de las partes
a quienes vincularán. El contrato individual solamente crea derechos y obligaciones para los
que consintieron en él. Es el tipo normal de contrato.

- Contratos colectivos son aquellos que crean obligaciones para personas que no concurrieron
a su celebración, que no consintieron o que incluso se opusieron a la conclusión del contrato.
Representan por ende una excepción al principio del efecto relativo de los contratos, dado
que en este caso la convención no afecta exclusivamente a quienes la celebraron. Ni el
número de las partes ni la naturaleza de los intereses en juego, determina que el contrato deba
considerarse colectivo. Lo sustantivo es que afecta a una colectividad o grupo de individuos
que no necesariamente han concurrido a su celebración, por el hecho de pertenecer a dicha
colectividad o grupo.

Contratos libremente discutidos y contratos de adhesión: Lo que caracteriza a la relación


jurídica de Derecho Privado, es que consiste en una relación de coordinación, a diferencia de
la relación de Derecho Público, que se caracteriza como una relación jurídica de
subordinación. El contrato libremente discutido o paritario es aquel fruto de la negociación,
deliberación de las partes en cuanto a su contenido, en un mismo plano de igualdad y libertad,
en un ajuste de intereses contrapuestos que se produce en las negociaciones preliminares o
fase precontractual. La autonomía de las partes sólo se verá limitada por la ley, el orden
público, la moral y las buenas costumbres.

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- El contrato de adhesión es aquel cuyas cláusulas son redactadas por una sola de las partes,
limitándose la otra a aceptarlas en bloque, adhiriéndose a ellas. Nuestro Código Civil no
reglamenta los contratos de adhesión, pero cada día han ido cobrando mayor fuerza. Por
ejemplo: los contratos suscritos con Isapres, Administradoras de Fondos de Pensiones,
compañías de seguros, de cuenta corriente bancaria, de líneas de crédito bancarias o abiertas
en casas comerciales, etc.

Características de los contratos de adhesión.

1º Se trata de contratos estrictos o rígidos, en el sentido que el adherente nada puede cambiar,
se encuentra ante un “contrato-tipo”. Existe un obvio desequilibrio en el poder negociador
de los contratantes. El destinatario de la oferta, siendo el más débil, no puede discutirla,
circunscribiéndose a aceptarla. Esta característica engloba los elementos de predisposición o
redacción anticipada del contrato y de imposición de sus cláusulas.

2º Son generales o impersonales, usualmente, van dirigidos al público en general. La oferta


está destinada a toda una colectividad o grupo de contratantes potenciales. En todo caso, cabe
advertir que la generalidad no es un elemento indispensable para configurar un contrato de
adhesión; por ello, las normas de los contratos de adhesión se aplicarán aun cuando estemos
ante un contrato redactado por el oferente para un caso particular.

3º Son permanentes: la oferta se formula por un determinado plazo, usualmente prolongado.


La oferta suele mantenerse vigente mientras su autor no la retira o modifica.

4º Minuciosidad: la oferta es pormenorizada, reglamentándose todos los aspectos de la


convención, aún aquellos extremadamente hipotéticos o improbables.

Limitaciones legales a los contratos de adhesión, en el Derecho chileno.

- En parte como un modo de impedir o al menos morigerar la eventual inequidad que supone
para una de las partes el contrato de adhesión, se promulgó la Ley número 19.496, que
establece normas sobre protección de los derechos de los consumidores.

Contratos preparatorios y contratos definitivos.

- Contrato preparatorio o preliminar es aquel mediante el cual las partes estipulan que en
el futuro celebrarán otro contrato, que por ahora no pueden concluir o que está sujeto a
incertidumbre, siendo dudosa su factibilidad.

- Mediante el contrato preparatorio, las partes que no pueden obtener de inmediato el


resultado económico que esperan, quedan vinculadas jurídicamente y pueden mientras tanto
resolver las dificultades legales, financieras, etc., hasta que una vez subsanadas, puedan
celebrar el contrato definitivo y satisfacer plenamente sus intereses.

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- Contrato definitivo es aquel que se celebra cumpliendo con la obligación generada por el
contrato preparatorio. Tal obligación es de hacer, y consiste en suscribir, dentro de un plazo
o si se cumple una condición, el futuro contrato.

Clases de contratos preparatorios. Ejemplos.

1. El contrato de promesa de celebrar contrato (art. 1554);

2. El contrato de corretaje o mediación (en este caso, la obligación que asume una de las
partes es con el corredor o intermediario, y no con la otra parte actual o futura, con la que
celebrará el contrato definitivo);

Contratos “intuitu personae” y contratos impersonales.

- El contrato en atención a la persona, se vincula con la obligación de hacer no fungible. Es


decir, esta figura se presenta especialmente en el caso que esté en juego una colaboración
(casi siempre de carácter continuado) entre los contratantes, en la que el elemento de la
confianza personal adquiere una importancia especial.

- Los casos principales corresponden, en el ámbito patrimonial, al contrato de mandato, de


comodato, de arrendamiento de servicios, de transacción, de depósito, de donación, de
sociedad (la de personas, que regula el Código Civil), el contrato de trabajo, etc., y en el
ámbito extrapatrimonial, ciertamente el contrato de matrimonio.

Las consecuencias más importantes de los contratos “intuitu personae” son las
siguientes:

1. La esencialidad del error en la persona del otro contratante, que dará derecho a solicitar la
rescisión del contrato;

2. La pretensión del otro contratante a que el contrato sea ejecutado personalmente por la
contraparte y no por otros, con el consiguiente derecho de rehusarse a recibir la prestación si
ésta fuese obra de otra persona;

3. La intransmisibilidad del contrato al heredero del sujeto a quien incumbe la prestación;

4. La imposibilidad de ceder los derechos y las obligaciones que origina el contrato.

- Por el contrario, cuando la persona concreta del contratante es jurídicamente indiferente,


estamos ante un contrato impersonal. En estos casos, el contrato no se celebra en
consideración a la persona del otro contratante. Cualquiera podría ser la contraparte. Por
ende, el error no será esencial ni dará derecho a pedir la rescisión del contrato.

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Contratos de familia y contratos puramente patrimoniales.

- Los contratos de familia se refieren a la situación de una persona dentro de su familia y a


sus relaciones con los restantes integrantes de la misma. Son contratos de esta índole, por
ejemplo, el contrato de matrimonio

- Algunos de los contratos de familia, ciertamente, tiene también efectos patrimoniales –


como ocurre, por lo demás, con el propio contrato de matrimonio-, pero seguirán siendo
contratos de familia, en cuanto a que junto a ellos contienen elementos extrapatrimoniales,
que generan deberes jurídicos no avaluables en dinero, como ocurre con el respeto mutuo, el
deber de fidelidad, convivencia, cohabitación, etc.

- Los contratos puramente patrimoniales son aquellos destinados a crear, modificar,


transferir o extinguir un derecho patrimonial o valuable en dinero. En este caso, la totalidad
del contrato regula aspectos patrimoniales. Tal es el caso de todos los contratos regulados en
el Código Civil, salvo el matrimonio. Algunos de estos contratos pertenecen a la esfera del
Derecho de Familia, pero en cuanto tienen un contenido puramente patrimonial, no son
contratos de familia; tal es el caso de las capitulaciones matrimoniales convenidas antes del
matrimonio, cuando generan derechos y obligaciones para los esposos.

LAS CATEGORIAS CONTRACTUALES

- Hablamos de “categorías contractuales”, para referirnos a ciertas figuras que pueden


presentarse en toda clase de contratos, sin importar su clase. Son por ende figuras que tienen
un carácter genérico. Poseen sin embargo un rasgo común: estas categorías afectan o alteran
a algunos de los principios generales de la contratación o inciden en ellos.

- En efecto, las del contrato dirigido, del contrato forzoso y del contrato-tipo, afectan al
principio de la libertad contractual; la del contrato-ley refuerza el principio de la fuerza
obligatoria del contrato y la del autocontrato extiende éste principio; la del subcontrato, la
del contrato por persona a nombrar y la del contrato por cuenta de quien corresponda alteran
o extienden el principio del efecto relativo del contrato.

El contrato dirigido: También se le conoce como contrato normado o dictado por el


legislador. Usualmente, las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la
voluntad de las partes, se aplican en el silencio de los contratantes. Tratándose de los
contratos dirigidos, por el contrario, las normas legales asumen un carácter imperativo. Las
partes no pueden alterarlas, sea en materia de contenidos o efectos de la convención, sea en
materia de personas con las cuales debe celebrarse el contrato.

- En el Derecho nacional, respecto del contenido o los efectos de la convención, son contratos
dirigidos, por ejemplo:

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1. El contrato de trabajo;

2. El contrato de matrimonio; y

3. El contrato de arrendamiento de predios urbanos.

El contrato forzoso: Por cierto, si hablamos de contratos de naturaleza forzosa, estamos


describiendo una realidad opuesta a la que normalmente acontece, cual es que un contrato
sea voluntariamente acordado.

¿Cuándo nos encontramos realmente ante un contrato forzoso? Por cierto, no es suficiente
un mandato de la ley en orden a cumplir con una determinada conducta, como ocurre por
ejemplo con las normas que obligan al pago de alimentos a favor de ciertas personas. En este
caso, la ley no genera ningún vínculo contractual. Para que tal ocurra, la norma, además de
contener un mandato legal, debe señalar que los sujetos involucrados han de entenderse
llamados a una relación contractual que ellos mismos deben acto seguido originar (contrato
forzoso propiamente tal) o lisa y llanamente concernidos en una relación contractual que el
propio legislador crea e impone (contrato forzoso ficto).

Algunos casos en nuestra legislación:

1.- El del artículo 89 del Código Civil, en la muerte presunta, para entrar en posesión
provisoria de los bienes del desaparecido: “Cada uno de los poseedores provisorios prestará
caución de conservación y restitución…”.

2.- El del artículo 775 del Código Civil, en el usufructo: “El usufructuario no podrá tener la
cosa fructuaria sin haber prestado caución suficiente de conservación y restitución…”.

3.- El del artículo 374, inciso 1°, del Código Civil, relativo a las guardas: “Para discernir la
tutela o curaduría será necesario que preceda el otorgamiento de la fianza o caución a que el
tutor o curador esté obligado.”

El contrato tipo: Es un acuerdo de voluntades en cuya virtud las partes predisponen las
cláusulas de futuros contratos o las condiciones generales de la contratación.

- Al celebrar el contrato tipo, se adopta por los contratantes un formulario o modelo,


destinado a ser reproducido sin alteraciones importantes en diversos casos posteriores que
equivalen, cada uno, a un contrato prerredactado. Ej.: En los contratos de adhesión.

El contrato ley: En virtud del mecanismo de los contratos leyes, el Estado garantiza que en
el futuro no modificará ni derogará ciertas franquicias contractuales vigentes.

- Esta clase de contratos suele estar asociada a garantizar a los inversionistas nacionales o
extranjeros la estabilidad de ciertas normas que regulan una actividad económica, con el

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objeto de impedir un cambio sustancial en las reglas, que afecte la expectativa de utilidades
considerada por dichos inversionistas.

- Ejemplo de contrato ley: la Ley número 18.392, de 1985, que establece por 25 años un
régimen de franquicias tributarias y aduaneras en favor de las empresas que se instalen
físicamente en la 12ª Región.

El subcontrato: Se trata de un nuevo contrato, derivado y dependiente de otro contrato


previo de la misma naturaleza. Ejemplos: A propósito del subarrendamiento, en la delegación
del mandato, etc.

El autocontrato: Es el acto jurídico que un sujeto celebra consigo mismo, no siendo


necesaria la intervención de otra persona (Por ejemplo, representante que declara, por un
lado, en nombre propio y, por otro lado, en nombre del representado), basta para entenderlo
celebrado.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA CONTRATACION.

LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD: El principio de la autonomía de la voluntad se


formula en el marco de la doctrina según la cual, toda obligación reposa esencialmente sobre
la voluntad de las partes. Esta es la fuente y medida de los derechos y obligaciones que el
contrato produce.

- Decir que la voluntad es autónoma significa que ella es libre para crear los derechos y
obligaciones que le plazcan. La voluntad se basta a sí misma.

Cinco son los grandes principios fundamentales de la contratación:

1º Principio del consensualismo. Principio según el cual los contratos se perfeccionan por el
mero consentimiento de las partes, a través de dos actos jurídicos unilaterales: la oferta y la
aceptación, entendiéndose formado el consentimiento al momento de que la aceptación ha sido
declarada.

2º Principio de la libertad contractual: La libertad contractual comprende la libertad de


CONCLUSION y la libertad de CONFIGURACION INTERNA de los contratos. En base a
la libertad de conclusión, las partes son libres para contratar o no contratar, y en caso
afirmativo, para escoger con quien contratar. En base a la libertad de configuración interna,
las partes pueden fijar las cláusulas o contenido del contrato como mejor les parezca.

3º Principio de la fuerza obligatoria de los contratos “El contrato es ley para las partes”,
por lo tanto, debe cumplirse al tenor de lo pactado, respetando lo que se desprende de su
naturaleza y lo que por costumbre le correspondiere de acuerdo con la ley. Arts. 1545 y 1546.

Diferencias entre el contrato y la ley:

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a. El contrato reglamenta una situación jurídica particular y en principio sólo produce efectos
entre las partes. La ley en cambio contiene un mandato, prohibición o permiso de carácter
general y abstracto, que alcanza a todos cuantos se encuentren en los supuestos de hecho
previstos en la norma.

b. El procedimiento de formación de las leyes, con participación de dos poderes públicos, en


nada se parece a la formación de los contratos.

c. El contrato a menudo tiene vida efímera, pues está destinado a extinguirse apenas se
cumplan las obligaciones por él generadas. La ley, de ordinario, permanece en el tiempo.

d. Si una ley puede derogar expresa o tácitamente a otra ley, no siempre un contrato se deja
sin efecto mediante otra convención en sentido inverso, ya que existen contratos, como el de
matrimonio, en que es improcedente el mutuo disenso o resciliación; o en otros en que basta
un acto unilateral para ponerle término, como el desahucio en el contrato de arrendamiento,
o la revocación o renuncia en el mandato.

e. La interpretación de las leyes no se efectúa de igual modo que la interpretación de los


contratos. A las primeras, se les aplican los arts. 19 a 24; a los segundos, los arts. 1560 a
1566.234

Consecuencias del principio de la fuerza obligatoria del contrato.

1. Desde el momento en que un contrato no contiene nada contrario a las leyes, ni al orden
público ni a las buenas costumbres, las partes están obligadas a respetarlo, a observarlo, como
están obligadas a observar la ley. El acuerdo que se ha formado entre ellas las obliga como
la ley obliga a los individuos. Dos aspectos derivan de esta primera consecuencia:

- Los contratos sólo pueden ser revocados por el consentimiento mutuo de los contratantes
(distractus o resciliación) o por las causas que la ley autoriza. Sólo de manera excepcional,
el contrato podrá terminar por la voluntad de una sola de las partes;

- Los contratos deben ser cumplidos de buena fe. Las partes deben, en el cumplimiento de la
convención, portarse honestamente, lealmente.

2. Por otra parte, el respeto a esta ley creada por la voluntad de los interesados se impone a
los jueces encargados de interpretarla. Estos últimos no pueden modificar los términos de la
convención ni cambiar sus elementos, como no podrían cambiar el texto de la ley, cuyo
cumplimiento tienen por misión asegurar.

4º Principio del efecto relativo de los contratos: Los contratos sólo generan derechos y
obligaciones para las partes contratantes que concurren a su celebración, sin beneficiar ni

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perjudicar a los terceros. Para estos últimos los contratos ajenos son indiferentes. No les
empecen, no los hacen ni deudores ni acreedores.

Excepciones al efecto relativo de los contratos: Estamos ante excepciones al principio citado,
cuando un contrato crea un derecho o impone una obligación a un tercero absoluto. Tal es el
caso de los CONTRATOS COLECTIVOS, y de los acuerdos de mayoría adoptados por las
asambleas de copropietarios de edificios, o en general, en cualquiera comunidad. En estas
hipótesis surgen derechos y obligaciones para quienes no concurren a celebrar la convención
colectiva o incluso para quienes votan en contra.

5º Principio de la buena fe.

Presencia en el Código Civil

a. La buena fe subjetiva: El caso más importante en que se ha puesto de relieve la dimensión


subjetiva de la buena fe, es el de la posesión de buena fe de una cosa ajena: art. 706, inciso
1º: “La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios
legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio.”

- En el Derecho de Familia, observamos también la consagración de la buena fe subjetiva en


el matrimonio putativo: la nulidad sólo se proyecta al futuro, careciendo de efecto retroactivo.

- En el Derecho de las Obligaciones, específicamente en el pago de lo no debido.

- En materia de contratos, en los arts. 1842 y 1859 (los pactos de irresponsabilidad en casos
de evicción o de vicios ocultos de la cosa vendida, son ineficaces si el vendedor sabía que
existía la causa de evicción o el vicio oculto). Igual cosa, en los casos de los arts. 2110
(sociedad) y 2468 (acción pauliana).

b. La buena fe objetiva. A ella se remite el art. 1546, cuando establece que los contratos
deben ejecutarse de buena fe.

- El principio de la buena fe objetiva impone a los contratantes el deber de comportarse


correcta y lealmente en sus relaciones mutuas, desde el inicio de sus tratos preliminares hasta
incluso después de la terminación del contrato.

- A diferencia de la buena fe subjetiva, que se aplica “in concreto” por el sentenciador,


averiguando la convicción íntima y personal del sujeto implicado, la buena fe objetiva se
aprecia “in abstracto”, prescindiendo el juez de las creencias o intenciones psicológicas de
los contratantes, para puntualizar la conducta socialmente exigible de las partes,
exclusivamente en base a la equidad, a los usos y en general, al modelo del hombre razonable,
o sea, a los estándares legales.

Funciones de la buena fe contractual.

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1. Como un canon o criterio para la interpretación de los contratos: la interpretación ha de


hacerse de tal manera que el sentido que se atribuya a los contratos sea el más apropiado para
llegar a un desenvolvimiento leal de las relaciones contractuales.

2. Como un canon o criterio para limitar el ejercicio de derechos subjetivos.

3. Como un criterio de conducta, conforme al cual deben ser cumplidas las obligaciones: en
la buena fe puede basarse, una ampliación del deber de prestación, más allá de los términos
resultantes del contexto del contrato o de la ley.

- Los cuatro primeros principios mencionados, aparecen como subprincipios o derivaciones


de la autonomía de la voluntad, mientras que el último, que ha ido cobrando mayor fuerza
en los últimos años, es independiente de ella.

La inoponibilidad de los contratos: la ineficacia de un acto jurídico o de su nulidad respecto


de ciertos terceros por no haber las partes cumplido algún requisito externo de eficacia
dirigido precisamente a proteger a esos terceros.

- El Código Civil chileno no emplea la expresión “inoponibilidad”.

Diferencias entre la inoponibilidad y la nulidad.

1. La nulidad deriva de infracciones legales o vicios que se producen al nacer el acto jurídico.
La inoponibilidad, en cambio, es independiente de la generación del contrato; el contrato es
válido, pero otras circunstancias determinan su ineficacia frente a terceros. Vale decir, sus
causas son diversas.

2. La nulidad produce efectos tanto entre las partes que celebraron el acto anulado cuanto
respecto de terceros. La inoponibilidad dice relación exclusivamente con los terceros.

3. La nulidad es una sanción de orden público y, por ende, no puede renunciarse de antemano.
La inoponibilidad, establecida únicamente en beneficio de los terceros que pueden invocarla,
es de orden privado. Los terceros, entonces, pueden renunciar al derecho a impetrarla.

4. Si aparece de manifiesto en el acto o contrato, la nulidad absoluta puede y debe ser


declarada de oficio por el juez; la inoponibilidad nunca puede pronunciarse de oficio.

Las medidas de protección que articulan la inoponibilidad están enfocadas


principalmente en favor de los terceros relativos o “interesados”, vale decir, los
causahabientes a título singular (y universal y los acreedores de las partes, a juicio de
algunos). En algunos casos, sin embargo, la inoponibilidad también beneficia a los terceros
absolutos

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Causales de inoponibilidad.

1º Inoponibilidad por incumplimiento de las formalidades de publicidad sustanciales: Estas


formalidades están destinadas a divulgar ante terceros la celebración de un acto o contrato o
el acaecimiento de un determinado suceso de relevancia jurídica. Su incumplimiento acarrea
la inoponibilidad del acto frente a terceros.

2º Inoponibilidad por falta de fecha cierta: Por regla general, los instrumentos privados son
inoponibles a terceros respecto a la fecha en la cual aparecen suscritos, atendiendo a que es
posible antedatarlos o postdatarlos, careciendo por tanto de certeza en cuanto a su fecha. Pero
esta regla no puede ser absoluta. Existen ciertas circunstancias que permiten fijar con toda
claridad la fecha de un instrumento privado: art. 1703 (en relación a los arts. 419 y 430 del
COT).

3º Inoponibilidad por falta de consentimiento o por falta de concurrencia: Observamos una


hipótesis en el art. 1815, a propósito de la venta de cosa ajena. El contrato es inoponible al
dueño de la cosa, ya que este no consintió en la venta. En consecuencia, mientras el
comprador que se convierte en poseedor del bien no se transforme en propietario en virtud
de la prescripción adquisitiva, el dueño de la cosa puede reivindicarla (o concurriendo las
exigencias legales, recuperar la cosa a través de acciones posesorias o incluso interponiendo
acciones civiles restitutorias emanadas de los delitos de hurto, robo o usurpación).

4º Inoponibilidad por fraude: En cualquier relación jurídica, el deudor mantiene la libertad


de seguir actuando con su patrimonio en el mundo de los negocios jurídicos. El acreedor debe
soportar en consecuencia, la posible disminución del patrimonio de su deudor, y de tal punto
de vista, los actos del último le son oponibles. Afectarán el derecho de prenda general del
acreedor. Pero éste no está obligado a tolerar actos que supongan una disminución del
patrimonio del deudor, en los cuales éste ha actuado fraudulentamente. Recurrirá entonces el
acreedor a uno de sus derechos auxiliares: la acción pauliana o revocatoria.

- Esta es una acción de inoponibilidad, ya que el contrato que se revoca no tiene eficacia
frente al acreedor perjudicado por el fraude.

5º Inoponibilidad por lesión de derechos adquiridos: Encontramos un caso en el art. 94 del


CC., en materia de muerte presunta. La revocación (y no “rescisión”, como dice el texto
legal) del decreto de muerte presunta, no afecta derechos adquiridos por terceros. Entre la
protección más amplia de los intereses del desaparecido y la seguridad jurídica, el legislador
opta por la última.

6º Inoponibilidad por lesión de las asignaciones correspondientes a los legitimarios: Los


legitimarios pueden recurrir a la acción de reforma de testamento, cuando el causante no
respetó las asignaciones forzosas a que lo obliga la ley en favor de los primeros. Son

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legitimarios los hijos (personalmente o representados), los ascendientes y el cónyuge


sobreviviente.

- Prosperando la acción, el testamento no será oponible a los reclamantes, en aquella parte


que contravenga las normas sobre asignaciones forzosas.

7º Inoponibilidad derivada de la nulidad de un acto jurídico: De conformidad a lo dispuesto


en el art. 1689, la nulidad judicialmente declarada confiere acción reivindicatoria contra
terceros poseedores, aunque se hallen de buena fe (a diferencia de la resolución del contrato,
que exige mala fe, arts. 1490 y 1491).

Sujetos activos y pasivos de la inoponibilidad.

- Pueden invocarla sólo aquellos terceros a quienes la ley ha intentado proteger, vale decir, a
quienes perjudican los efectos del acto o la nulidad del mismo.

- Por regla general, la inoponibilidad puede invocarse contra todo aquel que intente valerse
del acto o de su nulidad. Excepcionalmente, la inoponibilidad por fraude no alcanza a terceros
adquirentes a título oneroso, que están de buena fe

Forma de hacer valer la inoponibilidad: Por regla general, será a través de una excepción.
En lo que respecta a las inoponibilidades por fraude o por lesión de las legítimas, deben
hacerse valer como acción. El tercero deberá interponer la acción Pauliana o la acción de
reforma de testamento, respectivamente.

Efectos de la inoponibilidad: Se traducen en que el acto o la sentencia de nulidad no puede


perjudicar a terceros, pero sí aprovecharles. Sin embargo, nada impide que el tercero renuncie
a la inoponibilidad, si tiene interés en aprovecharse de los efectos del acto o de la nulidad.

Extinción de la inoponibilidad.

1. La inoponibilidad de forma se extingue por el cumplimiento de las formalidades omitidas,


cuando ello sea posible.

2. Por la renuncia expresa o tácita del tercero (dado que la inoponibilidad mira a su personal
interés). Habrá renuncia tácita, cuando no se interponga la acción respectiva, en aquellos
casos en que la inoponibilidad debe hacerse valer por vía de acción

3. Por prescripción, en todos aquellos casos en que debió hacerse valer como acción.

INTERPRETACION DE LOS CONTRATOS.

En tres hipótesis fundamentales tiene lugar la interpretación del contrato:

a. Cuando sus términos son oscuros o ambiguos.

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b. Cuando siendo claros sus términos, no se concilian con la naturaleza del contrato o con la
verdadera intención de las partes, que aparece manifiesta; y

c. Cuando relacionando las cláusulas del contrato, surgen dudas acerca del alcance particular
de alguna o algunas de ellas.

- De esta forma, cuando no estamos ante ninguna de las tres hipótesis mencionadas, lo que
debe hacer el juez no es interpretar, sino sencillamente aplicar el contrato.

Métodos de interpretación.

a. Método subjetivo: Busca determinar cuál es la voluntad REAL de los contratantes. Se


trata de indagar acerca del verdadero pensamiento de los contratantes, el que debe primar
sobre la voluntad declarada, considerando que no pocas veces los contratantes expresan su
voluntad en forma inadecuada. Este es el sistema del C.C. Chileno

b. Método objetivo: Plantea que no interesa la voluntad que tuvieron las partes al concluir el
contrato, debiendo fijarse el alcance de las cláusulas discutidas de acuerdo con el sentido
normal de la declaración, de manera que los efectos jurídicos serán los que cualquier hombre
razonable atribuiría a la convención. En otras palabras, la declaración de voluntad tiene un
valor en sí, con autonomía o independencia de la intención de los contratantes. No debe
indagarse entonces la intención de los contratantes, sino un alcance que debe atribuirse a la
declaración, atendiendo a la costumbre, usos corrientes o prácticas usuales de los negocios.
Lo anterior demuestra que el método objetivo de interpretación está directamente vinculado
con la buena fe objetiva.

- Al contratar: ha de primar la intención de los contratantes, recurriendo entonces al método


subjetivo de interpretación, y operando la buena fe subjetiva;

- Al ejecutar el contrato: en el silencio de las partes o cuando no es posible deducir la


intención de los contratantes, ha de primar la buena fe objetiva, ajustándose la conducta de
las partes a los parámetros legales.

Reglas de interpretación de los contratos.

1. Regla de la aplicación restringida del texto contractual: art. 1561: “Por generales que sean
los términos de un contrato, sólo se aplicarán a la materia sobre que se ha contratado.”

2. Regla de la natural extensión de la declaración: art. 1565: “Cuando en un contrato se ha


expresado un caso para explicar la obligación, no se entenderá por sólo eso haberse querido
restringir la convención a ese caso, excluyendo los otros a que naturalmente se extienda.”

3. Regla del objetivo práctico o utilidad de las cláusulas: art. 1562: “El sentido en que una
cláusula pueda producir algún efecto, deberá preferirse a aquel en que no sea capaz de
producir efecto alguno.”

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- Si una cláusula por su ambigüedad o por su oscuridad puede llevar a dos conclusiones
distintas, pero una de estas no tiene significado alguno y solamente alguna de ellas puede
producir algún efecto, deberá preferirse esta última interpretación, porque es lógico suponer
que las partes estipularon esa cláusula para que produjera algún efecto.

4. Regla del sentido natural: art. 1563, inciso 1º: “En aquellos casos en que no apareciere
voluntad contraria deberá estarse a la interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del
contrato.”

Ejemplo: Si se fija que la renta de arrendamiento de un inmueble urbano será de $ 400.000,


debe concluirse, aunque no se haya dicho, que se trata de una renta mensual y no anual o por
el período que dure el contrato, pues es de la naturaleza de los arrendamientos de predios
urbanos destinados a la habitación, que la renta se pague mensualmente.

5. Regla de la armonía de las cláusulas: art. 1564, inciso 1º: “Las cláusulas de un contrato se
interpretarán unas por otras, dándose a cada una el sentido que mejor convenga al contrato
en su totalidad.”

- Cualquier intérprete, comienza por observar el conjunto o la totalidad de aquello que debe
interpretar. Normalmente, las cláusulas de un contrato se hallan subordinadas unas a otras.
Así como la ley debe interpretarse de manera que haya entre todas sus disposiciones la debida
correspondencia y armonía, porque la ley forma un todo que persigue un fin general, de la
misma manera los contratos forman un todo único, que desde la primera hasta la última
cláusula tienen un mismo objeto. Por ello, el juez no puede interpretar aisladamente.

6. Regla de la interpretación de un contrato por otro: art. 1564, inciso 2º: “Podrán también
interpretarse (las cláusulas de un contrato) por las de otro contrato entre las mismas partes y
sobre la misma materia.”

- Se puede recurrir a otros contratos celebrados por las mismas partes sobre idéntica materia.

7. Regla de la interpretación auténtica o de la aplicación práctica del contrato: art. 1564,


inciso 3º: “O por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de las
partes con aprobación de la otra.”

8. Regla de las cláusulas usuales: art. 1563, inciso 2º: “Las cláusulas de uso común se
presumen aunque no se expresen.”

9. Regla de la última alternativa: art. 1566: “No pudiendo aplicarse ninguna de las reglas
precedentes de interpretación, se interpretarán las cláusulas ambiguas a favor del deudor. /
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una de las partes, sea
acreedora o deudora, se interpretarán contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de la
falta de una explicación que haya debido darse por ella.”.

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EL CONTRATO DE PROMESA: es aquél por el cual las partes se obligan a


celebrar un contrato determinado en cierto plazo o en el evento de cierta condición.

Importancia práctica:

- Ejemplo, esperar que se alce un embargo o medida precautoria, o la dictación de una


sentencia definitiva, o la necesidad de estudiar detalladamente los títulos de un inmueble, o
la obtención de financiamiento, etc.

Características del contrato de promesa Art. 1554

1. Es general: regula toda promesa de celebrar un contrato, cualquiera sea su naturaleza.

2. Es de derecho estricto: la regla general es no aceptar la promesa de celebrar un contrato y


reconocerla sólo como excepción, cuando reúne los requisitos expresados en el artículo.
- Se trata de una norma imperativa de requisito.

3. Es un contrato bilateral: engendra obligaciones para ambas partes. Lo anterior, sin


perjuicio que el contrato prometido pueda ser a su vez unilateral o bilateral

4. Tiene por finalidad celebrar otro contrato.

5. El efecto único de la promesa es el derecho de exigir la celebración del contrato prometido


y, en consecuencia, solamente da origen a una obligación de hacer.

6. El contrato de promesa es siempre solemne, y debe constar por escrito.

7. Puede ser a título gratuito u oneroso.

8. Es un contrato principal: La promesa es un contrato independiente del contrato prometido,


porque existe válidamente siempre que concurran en su otorgamiento las circunstancias
indicadas en el art. 1554.

9. Genera una obligación indivisible: la de celebrar un contrato.

10. Genera una acción de carácter mueble: la acción para exigir el cumplimiento del contrato
prometido tiene carácter mueble, aunque tal contrato sea el de compraventa de inmuebles.
En efecto, con tal acción no se reclama la entrega de un bien raíz, sino el cumplimiento de
una obligación de hacer, y los hechos que se deben se reputan muebles. En consecuencia, es
competente para conocer de la mencionada acción, si no hay estipulación en contrario, el juez
del domicilio del demandado.

12. La promesa es un contrato distinto del prometido.

a. No pueden exigirse para la promesa de un contrato los mismos requisitos que la ley impone
al contrato prometido.

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b. Son dos contratos, y cada uno con su objeto preciso. El objeto del contrato de promesa es
la celebración del contrato prometido; y el objeto del último será el que corresponda a su
naturaleza.

REQUISITOS DEL CONTRATO DE PROMESA.

1. Dado que es un contrato, debe reunir en primer lugar todos los requisitos generales de
existencia y de validez de todo contrato.

2. Debe cumplir con los requisitos particulares del art. 1554. De faltar alguno de estos, la
promesa será inexistente, o en opinión de otros adolecerá de nulidad absoluta (han sido
exigidos en consideración a la naturaleza del contrato).

Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:

1ª Que la promesa conste por escrito;


2ª Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3ª Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del
contrato;
4ª Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que
sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.

Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente.

Requisitos propios de la promesa:

1. La promesa debe constar por escrito: El contrato de promesa es solemne y la solemnidad


consiste en que el contrato ha de constar por escrito. No existiendo un instrumento escrito,
no hay promesa, aunque el contrato prometido sea puramente consensual.

- De igual forma, el contrato de promesa no puede probarse por ningún otro medio probatorio
que no sea el instrumento mismo que se exige por vía de solemnidad; no procede ni siquiera
la confesión de parte.

- Cabe indicar que es suficiente un instrumento privado, aunque el contrato prometido


requiera como solemnidad escritura pública. Razones:

1º El art. 1554 exige que la promesa conste por escrito, y “escrito” es todo documento. Si se
aceptara que la promesa debe constar por escritura pública, se llegaría a la conclusión de que
“escrito” es sinónimo de “escritura pública”, lo que es contrario a la ley.

2º El art. 1801 exige escritura pública para la venta de inmuebles, y como las solemnidades
son excepcionales y deben aplicarse restrictivamente, no pueden extenderse al contrato de
promesa.

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3º Aceptar que la promesa de venta de un bien raíz requiere escritura pública, significa
aceptar que no existe la debida correspondencia o armonía en un mismo artículo, ya que
exigiéndose en el número 1 del art. 1554 escritura pública, sería ilógico el número 4 del
mismo artículo, que establece que pueden faltar en la promesa las solemnidades del contrato
prometido (y la primera de ellas es la escritura pública). Siendo la promesa y el contrato
prometido dos convenciones diferentes, el legislador no ha entendido someter a la una a las
solemnidades propias del otro.

4º En los casos en los cuales la ley ha querido que la promesa se celebre por escritura pública,
así lo ha dispuesto expresamente, por ejemplo, en el caso del artículo 1204, referido a la
promesa de no disponer de la cuarta de mejoras.

2. Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaren ineficaces: Vale decir,
que el contrato prometido no adolezca de vicios de nulidad. Por eficacia del contrato
prometido debe entenderse, en un sentido amplio, que éste produzca efectos jurídicos, que
establezca un vínculo de derecho entre los contratantes.

- Cabe precisar que la ley se refiere a los contratos ineficaces o nulos por incumplimiento de
requisitos de fondo, no de forma, dado que los últimos perfectamente pueden cumplirse al
celebrar el contrato prometido. Por ello, es válida la promesa de compraventa de bienes de
incapaces, en la que se omite la autorización judicial, sin perjuicio que esta no puede faltar
al celebrar el contrato definitivo.

- A pesar de lo establecido en el art. 1464 número 3, en relación con el art. 1810, nada obsta
a que pueda celebrarse un contrato de promesa referido a bienes embargados u objeto de
medidas precautorias, sin perjuicio que tales embargos o prohibiciones se alcen antes o al
momento de celebrar el contrato prometido.

3. Que la promesa contenga un plazo o condición que señale la época de la celebración del
contrato prometido: Nada impide fijar copulativamente una condición y un plazo, o primero
la una y para el caso de que ésta falle, o en su defecto, el otro.

- No es necesario que el plazo o la condición establezcan el instante preciso en que el contrato


deba celebrarse, pero sí deben determinar “la época” en que debe perfeccionarse (por
ejemplo, antes que termine el invierno).

Respecto del plazo

- Naturaleza del Plazo: ¿Plazo suspensivo o extintivo?: Para la mayoría de los autores, se
trata de un plazo suspensivo, es decir, posterga la exigibilidad de las obligaciones derivadas
de la promesa. Vencido el plazo, nace el derecho de exigir el cumplimiento de la obligación
de celebrar el contrato prometido, incluso recurriendo a la justicia de ser necesario. Aunque
en la promesa se estipule que el contrato prometido debe celebrarse “a más tardar” en cierta

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 31


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fecha, no estamos ante un plazo fatal y extintivo de derechos. Si se estimara lo contrario,


significa que la estipulación del plazo carecería de objeto y de efectos jurídicos.

-Distinta es la situación si en la promesa las partes acuerdan que el contrato definitivo debe
celebrarse dentro de cierto plazo y que vencido éste, dicha promesa quedará sin efecto. Tal
estipulación constituye simplemente un pacto comisorio o una condición resolutoria
ordinaria, según los términos en que esté estipulada la cláusula.

¿Plazo expreso o tácito?: Nada obsta a que se estipule un plazo tácito. Así, por ejemplo, las
partes podrían convenir que celebrarán el contrato de compraventa de una máquina trilladora,
cuando termine el proceso de cosecha.

Respecto de la condición.

¿Determinada o indeterminada? En algunas sentencias, se ha concluido que la condición a


que se refiere el número 3 del art. 1554 debe revestir el carácter de determinada, esto es, para
el cumplimiento del hecho incierto debe fijarse época o plazo, cuando se estipula que la
condición debe cumplirse en cierto tiempo.

4. Que en la promesa se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para
que sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.

Alcance de la expresión “especificar”: Lo que exige la ley entonces, es que el contrato


prometido se determine e individualice en forma que no haya duda o confusión acerca de su
naturaleza al proceder a su celebración. Ejemplo: compraventa de un inmueble, debe
manifestarse en la promesa quienes serán las partes en el futuro contrato, cuál será el predio,
qué deslindes tiene, cuál será el precio, cómo se pagará, etc.

Validez de la promesa unilateral de celebrar un contrato bilateral: No se acepta en


nuestra legislación la venta unilateral y el término “especificar” significa señalar todos los
elementos del contrato, y siendo en la compraventa uno de los elementos constitutivos la
reciprocidad de las obligaciones de las partes.

- Además, tal figura sería nula, puesto que estaríamos ante una condición potestativa que
consistiría en la mera voluntad de la persona que se obliga (se trataría de una condición
meramente potestativa suspensiva del deudor).

La lesión enorme y el contrato de promesa.

- La compraventa y promesa de compraventa son contratos distintos: el primero genera una


obligación de dar y el segundo una de hacer.

- Los preceptos sobre lesión enorme de los arts. 1888, 1889 y 1896 del CC. dicen relación
directa y exclusivamente con un contrato de compraventa ya celebrado. No cabe, pues, atacar
por dicha lesión un contrato de promesa de venta. No puede excepcionarse el demandado,

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respecto de la obligación que contrajo en la promesa, alegando el posible vicio de lesión


enorme que podría afectar a la compraventa todavía no celebrada.

EFECTOS DEL CONTRATO DE PROMESA.

- El contrato de promesa crea una obligación de hacer: la de celebrar el contrato objeto de la


promesa.

- En consecuencia, podría el acreedor, establecida que sea la existencia de la promesa,


solicitar al juez que apremie al contratante renuente para que celebre el contrato, y de negarse
éste, dentro del plazo que le señale el tribunal, podrá solicitarse al juez que suscriba dicho
contrato por la parte rebelde o que declare resuelto el contrato de promesa y ordene el pago
de indemnización de perjuicios.

- En este punto, tiene importancia el título en que consta la promesa. Si consta en un título
ejecutivo (escritura pública), podrá solicitarse su cumplimiento de acuerdo con las normas
del juicio ejecutivo de obligación de hacer. En caso contrario, deberá prepararse la vía
ejecutiva o promoverse previamente una acción ordinaria destinada a declarar la existencia
de la obligación de celebrar determinado contrato.

- Siendo la obligación que emana del contrato de promesa una obligación de hacer, tiene
carácter indivisible. Por tanto, si los deudores son varios, cada uno de ellos puede ser
obligado a satisfacer la obligación en el todo. Desde el punto de vista de los acreedores, todos
los comuneros, y no sólo uno o algunos de ellos, deben solicitar el cumplimiento del contrato
de promesa.

- Se ha planteado también ante los tribunales, en qué circunstancias cabe oponer por el
demandado la excepción de contrato no cumplido, cuando el actor exige el cumplimiento del
contrato de promesa. Se puntualiza que la mencionada excepción no puede oponerse por una
de las partes si ella nada hizo para que se suscribiera el contrato prometido, obligación
primordial suya que no cumplió. Basta tal mora para que no pueda aprovecharse de dicha
excepción, que se rige por los principios generales del Derecho.

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LA COMPRAVENTA: Art. 1793: “La compraventa es un contrato en que una de


las partes se obliga a dar una cosa y la otra a pagarla en dinero. Aquella se dice vender y ésta
comprar. El dinero que el comprador da por la cosa vendida se llama precio.”

- El Código Civil Chileno da a la compraventa la calidad de mero título traslaticio de dominio.


Se evidencia a partir de la definición legal que la compraventa simplemente posibilita un
cambio de una cosa por dinero. Las partes sólo se obligan a efectuar el cambio.

- Dos partes intervienen en el contrato de compraventa: el vendedor, aquél de los contratantes


que se obliga a dar la cosa, y el comprador, aquél que se obliga a entregar por esa cosa, cierta
cantidad de dinero.

Características del contrato de compraventa.

1. Es bilateral: puesto que las partes contratantes se obligan recíprocamente desde su origen;
se trata de un contrato sinalagmático perfecto, en el que el vendedor se obliga a dar o entregar
la cosa y el comprador a pagar el precio. Estas obligaciones son de la esencia de la
compraventa, y sin ellas el contrato no produce efectos civiles o degenera en otro contrato
diferente.

- Como veremos, el vendedor también tiene la obligación de sanear la evicción y los vicios
redhibitorios y el comprador la obligación de recibir la cosa, pero tales obligaciones son de
la naturaleza de la compraventa, puesto que pueden suprimirse expresamente.

2. Es oneroso: por las prestaciones recíprocas que engendra, imponiéndose ambas partes un
gravamen y obteniendo ambas partes un beneficio.

3. Es generalmente conmutativo: las prestaciones a que se obligan vendedor y comprador “se


miran” como equivalentes. Debemos recordar que la equivalencia es subjetiva.
Excepcionalmente, el contrato de compraventa puede ser aleatorio, como en el caso de la
compraventa de cosas que no existen pero que se espera que existan, cuando expresamente
se pacte el carácter aleatorio del contrato, según dispone el art. 1813, o sea, cuando aparezca
que “se compró la suerte”; en consecuencia, la conmutatividad no es de la esencia de la
compraventa, sino sólo su característica general. Lo aleatorio es excepcional en la
compraventa.

4.. Es principal: porque existe por sí mismo, independientemente de cualquier otra


convención.

5. Es ordinariamente consensual, salvo las excepciones legales que exigen el cumplimiento


de una solemnidad, como acontece por ejemplo en la compraventa de inmuebles.

6. Es nominado o típico: porque está reglamentado en la ley, nada menos que en 103 artículos.

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7. En general, es de ejecución instantánea: pero nada obsta a que se trate de una compraventa
en la que las obligaciones se cumplan dentro de ciertos plazos y, por ende, en tal caso
estaremos ante un contrato de ejecución sucesiva o progresiva.

8. La venta no es enajenación, sino mero título traslaticio de dominio. El solo contrato genera
derechos personales, sirve de antecedente para la posterior transferencia del dominio (artículo
703 del Código Civil). En consecuencia, si no ha existido tradición en favor del comprador,
éste no adquiere el dominio ni la posesión de la cosa comprada.

Compraventa y cesión de créditos:

- Entre ambas, existe una diferencia fundamental, en cuanto la compraventa es un contrato y


la cesión de créditos es la forma de efectuar la tradición de los derechos personales . La cesión
de créditos entonces es una convención pero no un contrato.

La compraventa es un título traslaticio de dominio: confiere al comprador un antecedente


que lo habilita para adquirirlo, ya que, celebrado el contrato, surge para dicho comprador un
derecho a exigir del vendedor que le entregue la cosa; con todo, no puede pretender que lo
haga propietario, sino sólo poseedor.

- Cabe precisar, al tenor del art. 1793, que la frase “dar una cosa”, no es del todo correcta,
siendo preferible haber empleado la frase “entregar una cosa”. En efecto, al emplear el
legislador la expresión “dar una cosa”, pareciera indicar que el vendedor transfiere el dominio
de la cosa por el contrato, toda vez que tal es la obligación de dar; por el contrario, la
obligación de entregar no supone transferencia de dominio y por tanto puede contraerla o
asumirla quien no es dueño, puesto que en definitiva implica pasar la tenencia.

- Ahora bien, a la luz del art. 1824, la obligación que contrae el vendedor es la de entregar la
cosa y en ningún caso el hacer propietario al comprador. Lo normal será sin embargo que al
entregar la cosa se verifique la tradición.

- En síntesis, para que el comprador llegue a adquirir el dominio en virtud de la compraventa,


se requieren dos actos jurídicos consecutivos: la compraventa (título) y la tradición (modo de
adquirir).

Elementos del contrato de compraventa Art. 1801:

1. Una cosa.
2. Un precio.
3. Consentimiento.

El consentimiento de las partes.

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- Regla general: por el solo acuerdo de voluntades. Por excepción, es un contrato solemne
(art. 1801). Por ende, salvo en aquellos casos señalados en la ley, la compraventa se
perfecciona con la oferta y la aceptación, de conformidad a las reglas establecidas en el C.
de Comercio.

Casos de compraventa solemne.

- Escritura pública para perfeccionar la compraventa:

1. De bienes raíces;

2. De servidumbres;

3. De censos;

4. De derechos hereditarios.

- En estos casos, la escritura pública es requisito generador del contrato o solemnidad


propiamente tal y, por tanto, de faltar, el contrato adolecerá de nulidad absoluta o incluso
será inexistente, para aquellos que postulan la inexistencia como sanción en nuestro Derecho

- La solemnidad, en este caso, viene a ser la manera de expresar el consentimiento en


concepto de la ley.

- Cabe precisar que solamente la compraventa de inmuebles por naturaleza o propiamente


tales debe efectuarse por escritura pública.

- Además de esta solemnidad general, hay otras solemnidades que deben observarse en
ciertos contratos de compraventa: así, por ejemplo, en la venta de bienes raíces de ciertos
incapaces es necesaria la autorización judicial; y en otros casos es necesaria realizarla por
pública subasta (art. 394). Estas formalidades especiales no son requisitos generadores del
contrato de compraventa, no son solemnidades exigidas en consideración a la naturaleza del
contrato, sino al estado o calidad de las personas que en él intervienen. Por ello, la omisión
de estas formalidades no acarrea nulidad absoluta sino nulidad relativa. Se trata, en este caso,
de formalidades que atienden no a la existencia misma del contrato, sino a su validez.

¿Sobre qué recae el consentimiento?

1. Sobre la cosa objeto del contrato: no debe existir error en la identidad, calidad esencial o
sustancia de la cosa.

2. El precio a pagar por la cosa: debe ser el mismo para vendedor y comprador.

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3. Sobre la propia venta: no debe haber dudas acerca del contrato, pues de lo contrario,
estaríamos también ante un caso de error esencial u obstáculo

El consentimiento en las ventas forzadas realizadas en una subasta pública: NO falta


consentimiento libre y espontáneo.

- En estos casos, se afirma que el deudor otorgó su consentimiento de antemano, al contraer


la obligación y someterse al derecho de prenda general sobre sus bienes en favor del acreedor.
En definitiva, la adjudicación en remate también se denomina compraventa en remate.

Otros casos de ventas forzadas en el Código Civil.

1. En la accesión, en el caso regulado en el artículo 669: en efecto, recordemos que puede


ocurrir que el dueño del terreno no quiera o no pueda adquirir lo que el tercero edificó o
plantó en el inmueble del primero, sin conocimiento de éste. En tal caso, el dueño del suelo
tiene el derecho a exigir al que edificó o plantó, a pagarle el justo precio del terreno con los
intereses legales por todo el tiempo que lo haya tenido en su poder

2. En el comodato, en la hipótesis prevista en el artículo 2178, inciso 2°: En el evento que a


consecuencia del deterioro la cosa ya no sea susceptible de emplearse en su uso ordinario, el
comodante puede exigir al comodatario el pago del precio de la cosa que tenía, antes del
deterioro, abandonando la cosa al comodatario

LAS ARRAS. Arts. 1803 a 1805. Se llama “arras” la cantidad de dinero o cosas muebles que
una de las partes entrega a la otra en prenda de la celebración o ejecución del contrato, o
como parte del precio o en señal de quedar convenidas.

Clases de arras.

Pueden darse:

1. En prenda de la celebración o ejecución del contrato: En este caso, las arras operan como
una garantía. Se llaman también “penitenciales”. Tienen la virtud de dar a cada una de las
partes el derecho a retractarse del contrato que han celebrado.

2. Como parte del precio o en señal de quedar convenidas las partes: En este caso, las arras
se dan para dejar constancia de que las partes han quedado definitivamente convenidas. No
hay en este caso derecho a retractarse. Para que estemos en esta hipótesis, es necesario que
en la escritura pública o privada se haya expresado que las arras se dan como parte del precio
o en señal de quedar convenidas las partes. A falta de este requisito (es decir, si ninguna de
estas expresiones consta por escrito), se presumirá de derecho que las arras dan a las partes
el derecho a retractarse, entendiéndose que se han dado como garantía.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 37


Profesora Francisca Rodríguez A. Basado en Orrego y otros.

- Importante destacar que sólo tienen aplicación cabal cuando la compraventa es consensual
y no así en las compraventas solemnes.

Los gastos de la compraventa Art. 1806.

- Serán de cargo del vendedor, salvo pacto en contrario. Cuando se trata de una escritura de
compraventa de un inmueble, conviene entonces estipular que los gastos de escritura serán
soportados en partes iguales y los de inscripción serán de cargo del comprador.

LA COSA VENDIDA: No puede faltar la cosa vendida, pues de otra manera faltaría el
objeto de la obligación del vendedor y carecería de causa la obligación del comprador: no
habiendo objeto y causa para los contratantes, no hay contrato o éste adolece de nulidad
absoluta.

Requisitos que debe reunir la cosa vendida.

1. Debe ser comerciable y enajenable.

- Recordemos que una cosa es comerciable, cuando puede ser objeto de una relación jurídica,
cuando puede radicarse en el patrimonio de una determinada persona. Por regla general, las
cosas comerciables son también enajenables, pero excepcionalmente, puede ocurrir que la
cosa, no obstante, su carácter comerciable, a pesar de estar incorporada al patrimonio de una
persona, no pueda transferirse. Tal acontece con los derechos personalísimos.

- De tal forma, para que una cosa comerciable pueda venderse, deberá también ser enajenable.
Sobre el particular, el art. 1810 dispone que pueden venderse todas las cosas corporales o
incorporales, cuya enajenación no esté prohibida por la ley.

- Recordemos también que, para la mayoría de los autores, el art. 1810 no se aplicaría a los
casos contemplados en los números 3 y 4 del art. 1464, sino que sólo a los casos de los
números 1 y 2 del mismo precepto, pues los primeros corresponderían a normas imperativas
de requisito y los últimos a normas prohibitivas. En consecuencia, podría venderse una cosa
embargada, por ejemplo, sin autorización del juez ni el consentimiento del acreedor, sin
perjuicio que mientras subsista el embargo, no podrá verificarse la tradición, a menos que se
otorgue dicha autorización o se preste tal consentimiento.

2. Debe ser singular, y determinada o determinable.

- La cosa, en primer lugar, debe ser determinada o determinable. Se trata de la aplicación de


las reglas generales en materia de obligaciones, específicamente en lo que respecta al objeto
de las mismas.

- Si la cosa que se vende fuere indeterminada, no habrá contrato, porque no habrá una cosa
sobre la que recaiga la obligación del vendedor. La determinación de la cosa debe ser a lo
menos en cuanto a su género.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 38


Profesora Francisca Rodríguez A. Basado en Orrego y otros.

- En cuanto a la cantidad, también se aplican las reglas generales relativas al objeto de toda
obligación, contenidas en el art. 1461: la cantidad debe ser determinada o determinable, y en
este último caso, a partir de reglas o datos contenidos en el contrato por acuerdo de las partes,
y que sirvan para determinarla.

- La cosa vendida debe ser también singular: art. 1811. La ley no acepta que se venda una
universalidad jurídica. Puede sí una persona vender todo lo que tiene o lo que espera tener,
pero enumerando sus bienes, y desde ese momento, estamos ante una venta a título singular.

Tres son los requisitos que deben concurrir en la venta de todos los bienes de una persona:

1. Deben especificarse los bienes vendidos;

2. La especificación debe hacerse en escritura pública; y

3. No pueden comprenderse en la venta objetos ilícitos.

3. Debe existir o esperarse que exista.

En este caso, es preciso distinguir:

a. Si la cosa ha dejado de existir al tiempo de celebrar el contrato, no puede nacer éste por
falta de objeto sobre que recaiga la obligación del vendedor: art. 1814, 1º.

b. Pero también puede ocurrir que las partes celebren el contrato sabiendo que la cosa no
existe, pero esperando que llegue a existir (art. 1813). El contrato será válido, pero también
debemos distinguir, según la forma en que se redacten sus estipulaciones, si estamos ante un
contrato condicional o puro y simple, aunque aleatorio. La regla general es el contrato
condicional, y lo excepcional el aleatorio.

4. No debe pertenecer al comprador.

- Habría en este caso nulidad absoluta, por falta de causa en la obligación del comprador.

- Cabe precisar que, para configurarse la nulidad, el comprador debe tener un dominio
absoluto y pleno sobre la cosa. Por ello, es válida la venta que hace el fideicomisario al
fiduciario. En virtud de tal venta, el fiduciario se evita cumplir la obligación de restituir la
cosa al fideicomisario al cumplirse la condición.

LA VENTA DE COSA AJENA: ART. 1815.

- Es válida:

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 39


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a. Porque el contrato de compraventa sólo impone al vendedor la obligación de entregar la


cosa.

b. Porque habiendo una cosa sobre la que recaiga el consentimiento de las partes que sea
determinada o determinable y lícita, el contrato puede formarse válidamente.

c. La obligación del vendedor no es hacer dueño de la cosa al comprador, sino darle la


posesión pacífica de la cosa.

Efectos de la venta de cosa ajena: Hay que distinguir:

Efectos en relación al dueño de la cosa: El contrato no puede afectarle, porque no ha sido


parte en el mismo: para el dueño, la venta es "res inter allios acta", es un acto inoponible; y
el art. 1818 lo reconoce expresamente así, porque establece que la venta de cosa ajena,
ratificada después por el dueño, confiere al comprador los derechos “de tal” desde la fecha
de la venta.

- Dos situaciones debemos distinguir en la venta de cosa ajena, en lo concerniente a la


relación entre las partes del contrato y el dueño de la cosa: si la cosa ha sido o no entregada
al comprador.

1. Si la cosa no ha sido entregada al comprador y ésta no se encuentra en poder del vendedor,


el último se coloca en la imposibilidad de cumplir su obligación, pudiendo el comprador
ejercer las acciones que le confieren los arts. 1489 y 1873.

2. Pero si el vendedor entregó la cosa ajena al comprador, el dueño tiene a salvo su derecho
para reivindicar la cosa de manos del comprador mientras éste no la adquiera por
prescripción. Si el dueño de la cosa la reivindica antes que se extinga su derecho, el
comprador está autorizado a llamar o citar al vendedor a fin de que comparezca al juicio y
asuma la defensa del comprador; y si el vendedor no puede defender exitosamente al
comprador, éste tiene derecho a ser indemnizado por los perjuicios que se le originen,
restituyendo la cosa al dueño (restitución que no supone pago, por parte del reivindicante,
del precio que pagó el comprador derrotado, pues no hay entre el dueño y dicho comprador
vínculo jurídico alguno. Todo lo anterior, según analizaremos en el ámbito de la obligación
de saneamiento de la evicción.

- Si el comprador logra adquirir la cosa por prescripción antes de que accione el primitivo
dueño, el último habrá perdido el dominio de la cosa definitivamente.

Efectos entre el comprador y el vendedor.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 40


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1º La compraventa y la tradición subsecuente, no hacen dueño al comprador, pues nadie


puede transferir más derechos que los que se tienen: art. 682. No obstante, el comprador sí
adquiere la calidad de poseedor, pudiendo llegar a ser dueño, en definitiva, mediante la
prescripción, que será ordinaria o extraordinaria, según si tenía posesión regular o irregular.

2º Si el vendedor no logra entregar la cosa al comprador, éste tiene derecho a exigir la


resolución del contrato o su cumplimiento (lo que no será posible, probablemente), con
indemnización de perjuicios.

3º Si el dueño interpone acción reivindicatoria, el comprador tiene derecho a citar al vendedor


para que comparezca al saneamiento de la evicción: deberá defender al comprador en el juicio
y eventualmente indemnizarlo, si se le priva total o parcialmente de la cosa.

Ratificación de la venta por el dueño:

- Al ratificarse la venta por el dueño, éste toma sobre sí las obligaciones del vendedor, y el
contrato se entenderá como celebrado entre él y el comprador.

- La ratificación podría ser expresa o tácita. Operará la última, por ejemplo, en el caso
previsto en el artículo 898 del Código Civil, cuando el dueño, recibe del enajenador, lo que
se le dio a éste por la cosa.

Adquisición posterior del dominio por el vendedor:

- En este caso, la tradición había operado sin intervención de la voluntad del primitivo dueño,
y por ende se trató de venta de cosa ajena. En este caso, si quien vendió llega a ser dueño
después de celebrar el contrato de venta, la ley entiende que la tradición hecha en favor del
primer comprador surte todos sus efectos, desde la fecha en que ella se efectuó, y no desde
la fecha en que el vendedor llegó a ser dueño.

EL PRECIO: es el dinero que el comprador se obliga a dar por la cosa, de acuerdo al art.
1793.

Requisitos:
1. Debe consistir en dinero;

2. Debe ser real y serio;

3. Debe ser determinado o determinable.

Debe consistir en dinero.

- Es de la esencia de la compraventa, que el precio consista en dinero. Pero no es esencial


que se pague en dinero, porque después de constituida la obligación del comprador de pagar

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 41


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el precio, puede ser novada, acordando las partes que se pague de otra forma, o pueden las
partes acordar que la obligación se cumpla dando en pago un determinado bien (en este
último caso, debe pactarse inicialmente que el precio se pagará en dinero efectivo;
posteriormente, ante la imposibilidad del comprador de disponer de la suma adeudada, podrá
convenirse en que opere la dación en pago. Si se pactare desde un comienzo que el precio
será satisfecho con otra cosa, estaríamos ante una permuta). Lo esencial es que, al momento
de celebrarse el contrato, el precio se fije en dinero.

- Puede ocurrir que el precio consista parte en dinero, parte en otra cosa. En este caso, habrá
que aplicar el art. 1794, para determinar si hay compraventa o permuta. Si el dinero vale más
que la cosa habrá compraventa, y a la inversa, permuta. Si la cosa y el dinero valen lo mismo,
habrá compraventa, pues el artículo 1794 dice que para haber permuta, la cosa debe valer
“más” que el dinero.

Debe ser real y serio.

- El precio debe ser fijado de tal manera, que se manifieste que realmente el vendedor tiene
derecho a exigirlo y el comprador la obligación de pagarlo. Por este motivo, no es precio real
el que es simulado (cuando tiene por objeto, por ejemplo, simular una donación); tampoco
es real el precio irrisorio y ridículo, aquél que, por su falta de proporción con el valor de la
cosa vendida, pone de manifiesto que las partes no han tenido el propósito serio de que sea
exigido.

- Si bien el precio debe ser real y serio, no es menester que sea justo; precio justo es el que
equivale al valor de la cosa, en oposición a precio vil, que no refleja tal equivalencia. La
vileza del precio no obsta, por regla general, a la validez del contrato de compraventa. Sólo
excepcionalmente, en la compraventa de inmuebles, la ley exige una justicia relativa en el
precio, operando la lesión enorme cuando existe una desproporción grave en las prestaciones,
es decir, en el precio y en el valor del inmueble.

Debe ser determinado o determinable.

- El precio es determinado, cuando se le conoce con toda precisión, cuando se sabe


exactamente a cuánto asciende. El precio es determinable, cuando no se indica exactamente
su monto, pero se dan las bases para llegar a conocerlo, en el propio contrato: por ejemplo,
al celebrar la compraventa, convienen las partes que el precio se pagará en el plazo de 6
meses, y que ascenderá su monto al equivalente a 10.000 acciones de cierta sociedad
anónima, según el valor que el día de pago, hayan tenido en la Bolsa de Comercio de
Santiago.

- Sea determinado o determinable, el precio no puede quedar al arbitrio de uno solo de los
contratantes, porque es de la esencia de la compraventa que las partes sepan, desde el
momento de celebrar el contrato, a qué se obligan.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 42


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- Pero no es un obstáculo para que exista compraventa, la circunstancia que la determinación


del precio quede al arbitrio de un tercero, cuando las partes así lo han convenido: art. 1809.
En este caso, la venta es condicional, sujeta a la condición de que el tercero determine el
precio. Si el tercero no hiciere tal determinación, podrá hacerla otra persona designada por
las partes; si no se designa, no habrá en definitiva compraventa.

LA CAPACIDAD PARA CELEBRAR EL CONTRATO DE COMPRAVENTA.

- La regla general a este respecto, es que son capaces para celebrar el contrato de compraventa
todas las personas a quienes la ley no declara inhábiles para celebrar este contrato o
cualquiera otro contrato en general. De lo anterior resulta que, para celebrar válidamente el
contrato de compraventa, se requiere una doble capacidad: arts. 1795 (Regla general en
materia de capacidad en la compraventa), 1446 (Regla general de capacidad) y 1447 (Señala
quienes son incapaces)

Clases de incapacidades especiales:

a. Dobles: cuando se prohíbe a ciertas personas, en determinadas circunstancias, y en


términos absolutos, celebrar contratos de compraventa, sea con ciertas personas, sea con
cualquiera persona, en la medida que se presenten las circunstancias previstas por la ley.
b. Simples: cuando la prohibición sólo se refiere a vender o a comprar determinados bienes
de ciertas personas. Las incapacidades especiales pueden ser entonces para comprar y vender,
sólo para comprar o sólo para vender.

1º Compraventa entre marido y mujer no separados judicialmente: Adolece de nulidad


absoluta la compraventa celebrada entre cónyuges, salvo que se encuentren judicialmente
separados. Esta prohibición tiene por fundamento resguardar los intereses de los acreedores
del marido o de la mujer, que podrían verse burlados, si el marido o la mujer deudores
vendieren sus bienes más importantes a su cónyuge, sustrayéndolos así del derecho de prenda
general de sus acreedores.

- Ninguna influencia tendrá en esta materia el régimen de bienes que vincule a los cónyuges:
sea este el de sociedad conyugal, separación de bienes o participación en los gananciales, la
compraventa será nula.

- Se trata de una incapacidad especial doble, tanto para comprar como para vender.

- Nada impide sin embargo que los cónyuges puedan darse bienes en pago de sus obligaciones
recíprocas. La jurisprudencia ha sido uniforme en aceptar la dación en pago entre cónyuges.

2º Compraventa entre el padre o la madre y el hijo sujeto a patria potestad: El fundamento de


la prohibición reside en el manifiesto conflicto de intereses que se plantearía en una
compraventa en la que, por ejemplo, el padre, por sí, comprase bienes a su hijo menor,
actuando éste representado por el comprador.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 43


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Esta prohibición también es doble, para comprar y vender, y su infracción acarrea nulidad
absoluta.

3º Venta por administradores de establecimientos públicos: La venta adolecerá de nulidad


absoluta. Se trata de una incapacidad simple, sólo para vender.

4º Prohibición de comprar ciertos bienes que pesa sobre los empleados públicos: primera
parte.

- Al empleado público se prohíbe comprar los bienes que se vendan por su ministerio, sean
estos bienes públicos o particulares.

Estamos ante una prohibición simple, para comprar, cuya infracción acarrea nulidad absoluta.

5º Prohibición a los jueces, abogados, procuradores y otras personas que se desempeñan en


el ámbito judicial: Se prohíbe a los jueces, abogados, procuradores o notarios comprar los
bienes en cuyo litigio han intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio. La
prohibición rige aun cuando se efectúe la venta por subasta pública.

- El art. 1798 no impide que los abogados o procuradores adquieran los derechos litigiosos
en los juicios en que intervienen, porque lo que la ley les prohíbe comprar son los bienes que
se vendan a consecuencia del litigio

- La infracción al art. 1798 origina nulidad absoluta. Se trata de una incapacidad especial
simple, sólo para comprar.

6º Compra de los bienes del pupilo, hecha por sus tutores o curadores: art. 1799. El art.
aplicable a la materia es el 412, que distingue entre bienes muebles e inmuebles.

- Dicho precepto impide la compra de bienes muebles del pupilo por el tutor o curador, su
cónyuge, parientes mencionados en el artículo o alguno de sus socios, sin la autorización de
los otros tutores o curadores generales que no estén implicados de la misma manera, o por el
juez en subsidio.

- A su vez, el inciso 2º del art. 412 prohíbe en términos absolutos al tutor o curador comprar
bienes raíces del pupilo, o tomarlos en arriendo. Se extiende la prohibición, que ni aún el juez
puede levantar, al cónyuge, ascendientes o descendientes del tutor o curador.

- En el inciso 1º del art. 412, estamos ante una norma imperativa de requisito, cuya infracción
ocasiona nulidad relativa por omisión de una formalidad habilitante, mientras que en el inciso
2º del precepto nos encontramos ante una norma prohibitiva, cuya infracción origina nulidad
absoluta por objeto ilícito (art. 1466).

- Nos encontramos ante una incapacidad especial simple, de compra.

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7º Compra por el mandatario o albacea:

El art. 2144, en las normas del mandato, establece una doble limitación:

- No puede el mandatario comprar las cosas que el mandante le ordenó vender;


- No puede el mandatario vender de lo suyo al mandante, lo que éste le ha ordenado comprar.

- Pero en uno y otro caso, el mandante puede autorizar expresamente que el mandatario
compre para sí o venda de lo suyo, lo que el primero le ordenó vender y comprar,
respectivamente. La norma no es entonces prohibitiva, sino imperativa de requisito. Por ello,
y considerando además que las limitaciones están establecidas para proteger los intereses del
mandante, su infracción produce nulidad relativa y no absoluta.

- En cuanto a los albaceas, la situación es distinta. Se aplican las normas del Art. 412 respecto
de tutores y curadores.

EFECTOS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA: Son los derechos y obligaciones


que engendra para las partes, y como es un contrato bilateral, desde el momento mismo de
su celebración origina obligaciones a cargo de ambas partes.

A. Para el vendedor, las obligaciones de entregar y sanear la cosa;


B. Para el comprador, las obligaciones de pagar el precio y la de recibir la cosa que le
entrega el vendedor.

- De estas obligaciones, y de acuerdo con art. 1793, sólo son de la esencia del contrato de
compraventa la obligación del vendedor de entregar la cosa y la obligación del comprador de
pagar el precio. Las demás son de la naturaleza del contrato, es decir, no requieren cláusula
expresa, pero las partes pueden excluirlas del contrato. Además de las mencionadas, las
partes también pueden pactar obligaciones accidentales, de acuerdo con las reglas generales.

OBLIGACIONES DEL VENDEDOR.

1. La entrega o tradición de la cosa vendida.


2. El saneamiento de la cosa vendida → el saneamiento de la evicción
→ el saneamiento de los vicios
redhibitorios.

Obligación de entregar la cosa vendida.

Riesgo de la cosa vendida.

- Regla general: riesgo de cargo del comprador.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 45


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- En virtud de la obligación de entrega, el vendedor no sólo debe poner la cosa a disposición


del comprador, sino que, si se trata de una especie o cuerpo cierto, debe además conservarla
hasta la entrega y emplear en su custodia el debido cuidado.

- Ahora bien, como la compraventa es un contrato que reporta beneficios a las dos partes, el
vendedor responde hasta de la culpa leve, de acuerdo al art. 1547, de manera que debe
emplear en el cuidado de la cosa la diligencia de un buen padre de familia, o sea, aquella
diligencia o cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios; y es
por lo tanto, responsable de los deterioros o de la pérdida de la cosa en el tiempo que media
entre la celebración del contrato y la entrega, producidos por un hecho o culpa suya.

- Si la cosa vendida se pierde o deteriora a consecuencia de un caso fortuito, la pérdida o


deterioro es de cargo del comprador. La obligación del vendedor se extinguirá en
consecuencia, subsistiendo la obligación del comprador de pagar el precio.

Excepciones a la regla general: riesgo de cargo del vendedor.

1) Cuando las partes expresamente han pactado que será de cargo del vendedor la pérdida o
deterioro que sobrevenga aún por caso fortuito;

2) Cuando la venta es condicional (art. 1820), repitiéndose la regla general del art. 1486. En
este caso, la compraventa no puede formarse por falta de objeto y por lo tanto el comprador
no está obligado a pagar el precio.

3) En la venta al peso, cuenta o medida en que las operaciones de pesar, contar o medir tienen
por objeto determinar la cosa vendida, la pérdida, deterioro o mejoras pertenecen al
comprador solamente desde el momento en que se realizan tales operaciones.

4) En la venta al gusto, los riesgos son del comprador desde que manifiesta que la cosa le
agrada. Antes, son de cargo del vendedor.

5) Cuando la cosa se destruye durante la mora del vendedor; y

6) Cuando el vendedor se obligó, por contratos distintos y no vinculados, a entregar a dos o


más personas una misma cosa.

Derecho del comprador a los frutos.

- En compensación a la norma que impone al comprador el riesgo de la cosa vendida desde


el momento de la venta, pertenecen al comprador los frutos NATURALES producidos por
las cosa, pendientes al momento de celebrar el contrato, y todos los frutos NATURALES o
CIVILES que produzca la cosa vendida, después de celebrado el contrato.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 46


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Con todo, en dos casos los frutos no pertenecerán al comprador:

1. Cuando se estipuló entregar la cosa al cabo de cierto tiempo (o sea, un plazo);

2. Cuando se estipuló entregar la cosa en el evento de cierta condición.

- En estos casos, no pertenecerán los frutos al comprador, sino vencido el plazo o cumplida
la condición.

- Las partes podrán modificar las reglas anteriores.

Forma en que debe hacerse la entrega de la cosa vendida.

- En conformidad a las reglas de la tradición. Debemos distinguir entonces, según se trate de


la entrega de bienes muebles o inmuebles.

En el caso de Bienes raíces: ¿Basta con la inscripción del título en el Registro del
Conservador, o es necesario que el vendedor haga entrega material del predio al
comprador?

- No hay duda que, el vendedor está obligado a hacer ambas cosas o entregas, esto es, tanto
la entrega legal que hace por medio de la inscripción, como la entrega material de la cosa
vendida. Si el vendedor sólo se limita a la entrega legal y no hace la material, no ha cumplido
cabalmente con su obligación de entrega. La doctrina y la jurisprudencia mayoritaria
concluyen que ha de efectuarse entrega legal y material, atendiendo a diversas razones:

1º La obligación de cumplir los contratos de buena fe, que impone el art. 1546, y dentro de
la buena fe con que debe cumplirse el contrato de compraventa, se comprende que lo que el
comprador desea es la posesión material de la cosa.

2º El vendedor se obliga a entregar la cosa, y entregar, en su sentido natural y obvio, significa


poner la cosa vendida a disposición del comprador, lo que no puede hacerse de otra manera
que por la entrega material de la cosa.

3º El vendedor debe amparar al comprador en la posesión de la cosa, es decir, en el hecho de


encontrarse gozando de la cosa vendida como señor y dueño, y para que pueda ampararlo, es
menester que previamente lo haya puesto en posesión de la cosa.

4º Por último, el CC. habla expresamente de la entrega real de la cosa, al tratar de los plazos
en que prescribe la acción de saneamiento por vicios redhibitorios: señala que el plazo se
contará desde la entrega real de la cosa.

- En síntesis, si el vendedor no cumple copulativamente con la entrega legal y material de la


cosa, el comprador podrá solicitar la resolución del contrato, de conformidad al art. 1489

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 47


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¿Cuándo ha de hacerse la entrega?

- La entrega de la cosa debe hacerse inmediatamente después de celebrado el contrato, si


nada se hubiere estipulado

- Si el vendedor no entrega la cosa vendida en el tiempo convenido o de no haber estipulación


inmediatamente de celebrado el contrato, el comprador puede pedir la resolución o el
cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios

- Pero, para que el comprador pueda ejercer este derecho alternativo, se ha indicado que es
necesario que haya pagado el precio, o que esté llano a pagarlo o que haya estipulado pagar
a plazo

- Se establece sin embargo un derecho legal de retención, si después de celebrado el contrato


hubiere disminuido la fortuna del comprador, en forma que el vendedor se halle expuesto a
perder el precio, caso en el cual no estará el vendedor obligado a entregar la cosa, aunque se
hubiere estipulado pagar el precio a plazo, sino cuando el comprador efectivamente se lo
pague o asegure su pago suficientemente.

Lugar de la entrega.

- A falta de estipulación expresa, se seguirán las reglas generales del pago: así, si la cosa es
especie o cuerpo cierto, se entregará en el lugar en que existía al tiempo de la compraventa;
si la venta es de género, se entregará la cosa vendida en el domicilio del deudor (que es el
vendedor) al tiempo del contrato.

Gastos de la entrega.

- Son de cargo del vendedor y los gastos que demande el traslado de la cosa al lugar en que
definitivamente debe quedar, son de cargo del comprador.

¿Qué comprende la entrega?

- Dispone el art. 1828 que ha de entregarse “lo que reza el contrato”. Es decir, la cosa misma
que es objeto de la compraventa, y si se trata de un inmueble, deberá entregarse con todos
sus accesorios, que según el art. 570 y siguientes, se reputan inmuebles por destinación.

Frutos de la cosa vendida.

1º Pertenecen al comprador los frutos naturales pendientes al tiempo del contrato.

2º Pertenecen también al comprador los frutos naturales o civiles que la cosa vendida
produzca después de celebrado el contrato (lo anterior constituye una modificación a las
reglas, que establecen que los frutos pertenecen al dueño de la cosa que los produce; en la

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 48


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compraventa en cambio, el comprador se convierte en propietario desde la celebración del


contrato).

Excepciones

1º Cuando las partes estipularon un plazo para entregar la cosa vendida: en este caso, los
frutos pertenecen al vendedor, hasta que venza el plazo;

2º Cuando la entrega de la cosa queda sujeta al cumplimiento de una condición: en este caso,
los frutos también pertenecen al vendedor, hasta el cumplimiento de la condición; y

3º Cuando las partes han acordado modificar las reglas generales, expresándolo así en el
contrato.

LA OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO: Nace cuando se genera el conflicto.

Art. 1824. Las obligaciones del vendedor se reducen en general a dos: la entrega o tradición,
y el saneamiento de la cosa vendida.

- Se desprende del art. 1824, que la segunda obligación que la compraventa impone al
vendedor es el saneamiento de la cosa vendida. El vendedor no cumple su obligación con la
sola entrega de la cosa al comprador, sino que es necesario además que la entregue en
condiciones tales, que el comprador pueda gozar de ella tranquila y pacíficamente, a fin de
que pueda obtener la utilidad que se propuso al celebrar el contrato.

- Puede suceder que después de entregada la cosa, no le sea posible al comprador usar y gozar
de la misma tranquila y pacíficamente, sea porque hay personas que tienen derechos sobre la
cosa vendida anteriores al contrato de compraventa y que de ejercerse importarían en la
práctica un menoscabo o despojo para el comprador; sea porque la cosa vendida adolezca de
vicios o defectos que la hagan inepta para obtener de ella la utilidad que el comprador se
proponía.

- La ley viene entonces en auxilio del comprador, y le da acción para obligar al vendedor a
que le proporcione el goce tranquilo y pacífico de la cosa vendida o si esto no fuere posible,
para que le indemnice los perjuicios. Estamos ante la ACCION DE SANEAMIENTO, que
busca precisamente sanear una cosa de los gravámenes o defectos de que adolece. La acción
entonces comprende dos objetos:

1º Amparar al comprador en el goce y posesión pacífica de la cosa vendida.

2º Reparar los defectos o vicios ocultos de que adolezca la cosa vendida, denominados
redhibitorios.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 49


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- Fluye de lo anterior que la obligación de saneamiento no se hace exigible inmediatamente


de celebrado el contrato de compraventa, como ocurre con la obligación de entregar, sino
que es exigible cuando se produce un hecho que la haga necesaria. De ahí que no se conciba
una compraventa sin obligación de entregar la cosa, pero perfectamente puede concebirse
una compraventa sin la obligación de saneamiento.

- Mientras no se produzcan alguno de los hechos que señalábamos, la obligación de sanear


se mantiene en estado latente. Por ello se dice que la acción de saneamiento es una acción
defensiva y los hechos que autorizan su ejercicio son los derechos que pretenden terceros
sobre la cosa por causas anteriores al contrato, y los vicios o defectos ocultos de la cosa.

Características de la obligación de saneamiento.

1º Es una obligación de la naturaleza del contrato de compraventa: se entiende incorporada


en ella sin necesidad de cláusula especial, pero las partes pueden excluirla o limitar su
alcance, mediante estipulación expresa. La obligación de entrega, en cambio, es de la esencia
de la compraventa.

2º La obligación de saneamiento tiene un carácter eventual, puede o no hacerse exigible,


según acontezcan o no los hechos descritos.

SANEAMIENTO DE LA EVICCIÓN.

Evicción: Arts. 1838 y 1839: privación del todo o parte de la cosa comprada que sufre el
comprador a consecuencia de una sentencia judicial, por causa anterior a la venta.

Requisitos de la evicción.

Tres requisitos deben concurrir:

1º Que el comprador sea privado del todo o parte de la cosa comprada, a consecuencia de un
derecho que reclame un tercero. La privación puede ser total o parcial; es total, en el caso de
que el tercero sea dueño de toda la cosa o acreedor hipotecario del bien raíz; será parcial,
cuando el tercero sea comunero de la cosa, o cuando se le reconozca tener sobre ella un
usufructo, censo o servidumbre.

2º Que la evicción se produzca por sentencia judicial, que desposea total o parcialmente al
comprador de la cosa.

3º Que la privación que sufra el comprador tenga una causa anterior a la venta.

- Se comprende esta exigencia, porque de otra manera el despojo o la privación que sufre el
comprador no puede ser imputable a culpa o hecho del vendedor.

Deberes del vendedor en caso de evicción.

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¿En qué momento se hace exigible la obligación de sanear la evicción?

- La obligación de sanear que pesa sobre el vendedor no sólo le impone el deber de


indemnizar al comprador cuando ha sido despojado de la cosa comprada, sino también el de
ampararlo para evitar que el despojo se produzca.

Así, la obligación de sanear la evicción comprende para el vendedor dos fases:


- En primer término, debe prestar amparo al comprador para que obtenga un resultado
favorable en el juicio iniciado en su contra. Y si a pesar de ello pierde el juicio, debe
indemnizarle de todo el daño que sufra el comprador a consecuencia del fallo. Entonces,
dentro de la obligación general de sanear la evicción, van comprendidas en realidad dos
obligaciones específicas:

1° Una obligación DE HACER, la de amparar o defender al comprador en el juicio que el


tercero ha iniciado, haciendo cesar toda turbación o embarazo; este es el objeto principal de
la obligación de sanear; esta primera obligación, siendo de hacer es INDIVISIBLE y puede
intentarse, si los vendedores fueren dos o más, contra cualquiera de ellos, o contra cualquiera
de los herederos del vendedor, si éste falleciere;

2º Terminada la primera etapa y resuelto el litigio en forma desfavorable para el comprador,


la obligación de hacer se transforma en una obligación DE DAR, la que se traduce en una
obligación de pago de la evicción, en indemnizar al comprador los perjuicios que ha
experimentado por la pérdida de la cosa. Esta obligación es DIVISIBLE y por ende cada uno
de los herederos del vendedor responde solamente de su cuota, o si son varios los vendedores,
cada uno responde a prorrata en el dominio que tenía sobre la cosa vendida.

Citación de evicción: Interpuesta la demanda por el tercero en contra del comprador, nace
inmediatamente para el vendedor la obligación de amparar al comprador en la posesión y
goce de la cosa, amparo que se traduce en la intervención personal y directa del vendedor en
el juicio, asumiendo el rol del demandado. A fin de que esta intervención se efectúe, el art.
1843 establece que el comprador a quien se demanda la cosa vendida por causa anterior a la
venta deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderlo.

Citación de evicción: es el llamamiento que en forma legal hace el comprador a su vendedor,


para que comparezca a defenderlo al juicio.

Necesidad de un juicio civil.

- La citación de evicción es una acción esencialmente civil y relacionada de modo preciso


con una demanda civil de cualquier naturaleza que sea, pero siempre civil.

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- Mediante la citación de evicción, el vendedor tiene conocimiento de la acción que el tercero


ha entablado contra el comprador, y a partir de dicha citación se hace exigible la obligación
del vendedor de amparar al comprador.

Importancia.

- La citación de evicción es de tal relevancia, que, si el comprador la omitiere, el vendedor


no será obligado al saneamiento. En efecto, si el comprador no le hace saber la existencia del
juicio, no puede culpársele de que no haya defendido al comprador. La negligencia, en tal
caso, es del último.

Forma y oportunidad: El CC. se remite al CPC

Tales reglas se sintetizan en los términos siguientes:

1º Debe solicitarla el comprador, acompañando los antecedentes que hagan aceptable su


solicitud.

2º La citación debe hacerse antes de la contestación de la demanda.

3º Ordenada la citación, el juicio se suspende por 10 días, o por un término mayor, de acuerdo
con la tabla de emplazamiento.

4º Vencido el plazo anterior, si el demandado (o sea, el comprador) no ha practicado la


citación, el demandante podrá solicitar que se declare caducado el derecho para efectuarla, o
que se le autorice para efectuarla, a costa del demandado.

5º Efectuada la citación, el vendedor tiene el término de emplazamiento que corresponda,


para comparecer al juicio, suspendiéndose mientras tanto el proceso.

¿A quién puede citarse de evicción?

- El comprador puede citar de evicción a una persona distinta del vendedor directo. El
comprador puede oponer la excepción de saneamiento no sólo a su vendedor o al vendedor
de quien éste hubo la cosa, sino a cualquiera de los vendedores anteriores hasta el que
aparezca como responsable de la evicción.

Efectos de la citación de evicción.

- Citado el vendedor, puede asumir dos actitudes: comparecer a defender al comprador o


eludir su obligación.

1º Durante el juicio.

a. No comparece a defender al comprador: el vendedor será responsable, en principio, de la


evicción: art. 1843. Pero como nadie responde de las culpas ajenas, puede suceder que el

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juicio se haya perdido por culpa del comprador, que dejó de oponer en defensa suya alguna
excepción que sólo él podía deducir. En tal evento, el vendedor no será responsable, aunque
no haya comparecido a defender al comprador. Así, por ejemplo, si el comprador, habiendo
poseído la cosa el tiempo suficiente o agregando a su posesión la de sus antecesores, puede
invocar la prescripción adquisitiva y no lo hace.

b. El vendedor comparece a defender al comprador: se seguirá en su contra el litigio, sin


perjuicio que el comprador pueda seguir actuando en el proceso, como parte coadyuvante, en
defensa de sus intereses. Cabe señalar que el comprador no sólo podrá, sino que deberá
intervenir en el juicio si cuenta con excepciones que sólo él puede oponer, puesto que, si no
lo hace, el vendedor quedará exento de responsabilidad.

- Al comparecer el vendedor, puede asumir dos actitudes: allanarse o no al saneamiento de


la evicción. Si el vendedor estudia la demanda y reconoce que el tercero tiene la razón y que
es inútil seguir el juicio porque no reportará sino gastos, se allanará a la demanda.

- El comprador puede a su vez adoptar dos actitudes: concordar con el vendedor y dar por
terminado el juicio, restituyendo la cosa al tercero demandante y siendo debidamente
indemnizado por el vendedor; o no conformarse con la actitud del vendedor y optar por seguir
el juicio por su propia cuenta. En el último caso, si la evicción se produce, en definitiva, el
vendedor está obligado a indemnizar al comprador, pero como no es justo hacerle responder
por los gastos del juicio que quiso evitar, ni hacerle pagar los frutos devengados durante el
juicio que el comprador se vio obligado a restituir, se exime al vendedor de responder por
tales conceptos.

2º Una vez dictada la sentencia.

- Esta puede resolver en favor del comprador o en favor del tercero que demanda la cosa.

a. En el primer caso, la defensa del vendedor o del comprador ha sido eficaz y la demanda
ha sido rechazada. No hay evicción y no le cabe al vendedor responsabilidad alguna, salvo
en cuanto la demanda fuere imputable a hecho o culpa del vendedor

b. En el segundo caso, esto es, cuando el comprador es evicto o derrotado, cuando el juicio
se resuelve en favor del tercero demandante, y el comprador es despojado de todo o parte de
la cosa vendida, habiendo sido ineficaz la defensa del comprador o del vendedor, la primitiva
obligación del vendedor (de hacer), se transforma en una obligación de dar

- Los perjuicios que el vendedor debe abonar serán distintos, sin embargo, según que la
evicción sea TOTAL o PARCIAL.

- Como cuestión previa, cabe señalar que, si el vendedor se allana buenamente a pagar los
perjuicios, concluye allí toda controversia y dificultad; pero lo más frecuente será que el
vendedor no se allane a indemnizar al comprador el daño sufrido, o que exista entre las partes

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discrepancia acerca de la cuantía de los perjuicios. El comprador deberá entablar entonces en


contra del vendedor una nueva demanda, para obtener que se condene al segundo al pago de
los perjuicios y se determine su cuantía.

Indemnizaciones en caso de evicción total.

1º Debe restituir el precio, aunque la cosa al tiempo de la evicción valga menos. Salvo que la
disminución del valor de la cosa se deba a deterioros causados por el comprador y de los
cuales haya reportado beneficios (por ejemplo, cuando el comprador, mientras tuvo un predio
forestal en su poder, taló parte de los bosques y vendió la madera, de manera que el inmueble,
al producirse la evicción, vale menos), deterioros cuyo valor será descontado en la restitución
del precio, de acuerdo con el principio de que nadie puede enriquecerse a costa ajena

2º Debe pagar las costas legales del contrato de venta que hubieren sido satisfechas por el
comprador (por ejemplo, lo que se le hubiere pagado al notario público que autorizó la venta
de un inmueble; o el impuesto al valor agregado que se hubiere pagado tratándose de la venta
de un inmueble construido por el propio vendedor, del giro inmobiliario, o en la venta de
muebles nuevos o el impuesto a pagar en la venta de un automóvil).

3º Debe pagar el valor de los frutos, que el comprador hubiere sido obligado a restituir al
dueño, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 1845 (vale decir, cuando el vendedor se allanó
a la demanda y el comprador optó por seguir el juicio, caso en el cual el comprador carece
de derecho para exigir al vendedor que le restituya el valor de los frutos percibidos a partir
de la defensa asumida por el comprador).

- Cabe indicar que la obligación del comprador frente al tercero demandante en orden a
restituirle los frutos se rige por las normas generales de las prestaciones mutuas, siendo la
obligación más o menos onerosa, según haya estado el comprador de mala o buena fe.
Recordemos que el poseedor de buena fe no está obligado a la restitución de los frutos
percibidos antes de la contestación de la demanda (arts. 904 y siguientes).

4º Debe pagar las costas que el comprador hubiere sufrido a consecuencia y por efecto de la
demanda.

5º Debe pagar el aumento de valor que la cosa evicta haya tomado en poder del comprador,
aun por causas naturales o por el mero transcurso del tiempo.

Se distingue:

a. En cuanto al aumento de valor que haya experimentado la cosa por mejoras, el vendedor
tiene mayor o menor responsabilidad según hubiere estado de mala o buena fe:

- Si estaba de buena fe, el vendedor debe reembolsar al comprador el valor de las mejoras
necesarias y útiles, siempre que ellas no hubieren sido pagadas por el demandante;

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- Si estaba de mala fe, el vendedor debe abonar al comprador incluso las mejoras
voluptuarias.

b. Tratándose del aumento de valor por causas naturales o por el transcurso del tiempo,
también será determinante la buena o mala fe del vendedor:

- Si el vendedor estaba de buena fe: abonará hasta la cuarta parte que excediere el precio de
venta;

- Si el vendedor estaba de mala fe: abonará todo el aumento de valor, cualquiera sea su causa.

- Cabe consignar que, en las VENTAS FORZADAS, esto es, las que se hacen por intermedio
de la justicia y a petición del acreedor y en las que el juez es el representante legal del
tradente, la indemnización de la evicción se limita a la restitución del precio que haya
producido la venta. Lo anterior obedece a una razón de equidad, ya que el vendedor se vio
obligado a enajenar, contra su voluntad.

Indemnizaciones en caso de evicción parcial.

- La situación es distinta, según sea la magnitud de la evicción. Si la evicción parcial es de


tal magnitud que, de haber sido conocida por el comprador, éste no habría celebrado el
contrato, nace en su favor un derecho alternativo:

1. Pedir la resolución del contrato (el Código dice “rescisión”, impropiamente); o

2. Pedir el saneamiento parcial

- Si se opta por la primera alternativa, recaerá en el comprador la carga de probar que la parte
evicta era esencial para contratar.

Relaciones entre comprador y vendedor, en el caso que el primero opte por pedir la
resolución del contrato: El comprador debe restituir al vendedor la parte no evicta;

- Si la evicción parcial no es de tanta magnitud, de manera que sin la parte evicta el comprador
igual hubiere contratado, sólo habrá derecho a pedir el saneamiento de esa evicción. En este
caso, no tiene el comprador derecho a pedir la resolución del contrato, pero sí a ser
indemnizado.

A quienes corresponde y quienes pueden pedir el saneamiento por evicción.

- La obligación de sanear la evicción pesa en primer término sobre el vendedor (entendido


como todos los vendedores precedentes) y en segundo término sobre sus herederos y sus
cesionarios, o sea, las personas a quienes el vendedor transmitió o transfirió sus obligaciones.

- A su vez, el derecho de exigir el saneamiento de la evicción corresponde al comprador y a


las personas a quienes éste transmite o transfiere sus derechos.

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Extinción de la acción de saneamiento de evicción.

1. Extinción por renuncia: La obligación de sanear la evicción no es de la esencia del contrato


de compraventa, sino de su naturaleza, de manera que las partes pueden convenir que se
modifiquen sus efectos e incluso excluirla por completo.

- Por regla general, la renuncia del saneamiento de la evicción, esto es, la estipulación acerca
de que si la evicción se produce, el vendedor no estará obligado a sanearla, no exime al
vendedor de la obligación de restituir el precio; únicamente libera al vendedor de la
obligación de abonar todos los demás perjuicios que se indican en el art. 1847.

Sólo en dos casos queda exonerado el vendedor de su obligación de restituir el precio

a. Si el que compró lo hizo a sabiendas de ser ajena la cosa.

b. Si el comprador expresamente tomó sobre sí el peligro de la evicción, especificándolo.

2. Extinción por prescripción de la acción de saneamiento.

- A este respecto, hay que distinguir entre el derecho que el comprador tiene para citar de
evicción a su vendedor cuando es perturbado en la posesión tranquila y pacífica de la cosa, y
el derecho del comprador para exigir del vendedor, una vez producida la evicción, que lo
indemnice

a. El derecho de citar de evicción al vendedor NO PRESCRIBE: es decir, mientras exista el


peligro o posibilidad de que el comprador pueda ser perturbado en la posesión tranquila y
pacífica de la cosa, existe también la posibilidad de poder citar de evicción al vendedor.

b. El derecho que tiene el comprador para exigir del vendedor que le sanee la evicción una
vez producida rescribe en el plazo de 4 años; en otras palabras, se refiere a la acción que el
comprador posee para exigir las prestaciones que indica el art. 1847. La prescripción se
vincula entonces a la OBLIGACION DE DAR que caracteriza la segunda fase del
saneamiento de la evicción. En cambio, la OBLIGACION DE HACER, propia de la primera
fase, no prescribe: cualquiera que sea la época en que el comprador sea perturbado en la
posesión de la cosa, podrá ejercitar su derecho de citar de evicción.

- El plazo de 4 años se aplica para todas las prestaciones del art. 1847, excepto en lo que
respecta a la restitución del precio, que prescribe en conformidad a las reglas generales, esto
es, en 3 años si el título es ejecutivo y en 5 años si se trata de una acción ordinaria.

- El plazo de prescripción corre desde la fecha de la sentencia que produce la evicción, o si


esta no se ha producido por sentencia, desde la restitución de la cosa

3. Extinción por disposición de la ley.

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En algunos casos, la ley libera al vendedor completamente de la obligación de saneamiento,


y en otros, sólo parcialmente.

Casos de extinción parcial:

1º En las ventas forzadas, puesto que la indemnización se limita solamente a la devolución


del precio: art. 1851.

2º En el caso que el vendedor se allane a la demanda y por ende al saneamiento, pero el


comprador prosiga por su cuenta el juicio y a la postre sea derrotado. El vendedor no responde
por las costas del juicio ni por el valor de los frutos percibidos durante el mismo y que el
comprador debió restituir al demandante (art. 1845).

Casos de extinción total:

1º Si a pesar de no haber comparecido el vendedor al juicio después de citado, el comprador


sin embargo no opuso alguna excepción que sólo a él correspondía, y por ello fuere evicta la
cosa

2º Si el comprador y el demandante, sin consentimiento del vendedor, se someten al juicio


de árbitros, y éstos fallen contra el comprador.

Contratos respecto de los cuales procede el saneamiento de la evicción.

- La jurisprudencia ha concluido que el saneamiento de la evicción sólo procede, por regla


general, en los contratos onerosos, aun cuando el legislador la haya tratado al reglamentar la
compraventa.

- Por excepción, procede en los contratos gratuitos cuando expresamente se ha pactado el


saneamiento o cuando el adquirente ha tenido que soportar gastos con motivo de la tradición.

SANEAMIENTO DE LOS VICIOS REDHIBITORIOS.

Justificación de la obligación de saneamiento.

- Para que el vendedor cumpla su obligación, no debe limitarse a entregar la cosa al


comprador y a proporcionarle la posesión pacífica, sino también la POSESION UTIL de la
cosa vendida. Puede suceder que el vendedor no entregue la cosa en las condiciones señaladas
en el contrato, y si bien proporciona al comprador la posesión pacífica de la cosa, no
proporciona la posesión útil de ella, porque la cosa no sirve para el objeto al cual, según su
naturaleza, se la destina.

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Concepto de vicios redhibitorios y ámbito de aplicación.

- Son los vicios o defectos que, existiendo en la cosa vendida al tiempo de la venta, y siendo
ocultos, esto es, no conocidos por el comprador, hacen que ella no sirva para su uso natural
o sólo sirva imperfectamente. (El CC no los define)

- Se refieren estos vicios a defectos físicos de la cosa, a su mala calidad, que impide o dificulta
su uso natural, y no a los defectos jurídicos relacionados con posibles prohibiciones legales
para contratar o vicios del consentimiento sancionados con otros remedios jurídicos, como
la acción ordinaria de nulidad.

Art. 1858. Son vicios redhibitorios los que reúnen las


calidades siguientes:

1.a Haber existido al tiempo de la venta;


2.a Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su
uso natural, o sólo sirva imperfectamente, de manera que sea
de presumir que conociéndolos el comprador no la hubiera
comprado o la hubiera comprado a
mucho menos precio;

3.a No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el


comprador haya podido ignorarlos sin negligencia grave de su
parte, o tales que el comprador no haya podido fácilmente
conocerlos en razón de su profesión u oficio.

- La acción de saneamiento por vicios redhibitorios puede tener cabida tanto en la venta de
bienes muebles como inmuebles, según lo deja en claro el art. 1857, siendo distinta la
prescripción de la acción en uno y otro caso, como veremos.

Distinción entre error sustancial y vicios redhibitorios.

- De conformidad al art. 1454, el error sustancial ocasiona nulidad relativa. Así, por ejemplo,
si un individuo compra un reloj de oro y el relojero le vende uno de metal inferior, habrá
error sustancial; pero si el relojero le entrega un reloj de oro que no funciona adecuadamente,
habrá vicios redhibitorios. De tal forma, mientras el error sustancial vicia el consentimiento
porque mediante ese error las partes no se han puesto de acuerdo sobre una calidad esencial
o sobre la sustancia de la cosa, pudiendo declararse nulo el contrato, los vicios redhibitorios
no vician el consentimiento, estableciendo la ley sanciones particulares.

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Requisitos de los vicios redhibitorios.

1º El vicio debe existir al tiempo del contrato: Vale decir, debe existir en el momento en que
las partes se ponen de acuerdo en el precio y en la cosa, si la venta es consensual, o en el
momento de otorgarse la respectiva escritura pública, si la venta es solemne.

2º El vicio debe ser grave: Tiene tal carácter, según el art. 1858, cuando por él la cosa vendida
no sirve para su uso natural o sólo sirve imperfectamente, de modo que sea de presumir que,
conociéndolo, el comprador no la hubiere comprado o la habría comprado a un precio
inferior.

3º Que el vicio sea oculto: Esta es sin duda la característica principal del vicio redhibitorio.
Que el vicio sea oculto, quiere decir que el comprador no lo haya conocido al tiempo de
celebrar el contrato. Si lo conoce y a pesar de eso compra la cosa, quiere decir que no le
atribuye importancia al defecto. De ahí que los vicios aparentes, o sea los visibles de manera
ostensible, no son vicios redhibitorios.

- Del número 3 del art. 1858, se desprende que el vendedor que sabe que la cosa adolece del
vicio, debe manifestarlo al comprador, y si no lo hace, el vicio será oculto, y, por lo tanto,
redhibitorio. Pero no basta que el vicio no sea manifestado al comprador para que sea oculto;
es menester, además, que el comprador no lo haya conocido, sin negligencia grave de su
parte, o que los vicios sean tales que no los haya podido conocer fácilmente en razón de su
profesión u oficio.

En resumen, el vicio no es oculto:

1. Cuando el vendedor lo dio a conocer al comprador;

2. Cuando el comprador no experto lo ha ignorado por grave negligencia suya; y

3. Cuando el comprador experto pudo fácilmente conocerlo, en razón de su profesión u oficio.

Efectos de los vicios redhibitorios.

- Según el art. 1863, los contratantes pueden hacer redhibitorios los vicios que naturalmente
no lo son. Pero sean los vicios ocultos por disposición de la ley o por voluntad de las partes,
ellos dan al comprador el derecho alternativo de ejercitar la acción redhibitoria:

a. Pedir la resolución del contrato

b. Pedir la rebaja del precio: acción quanti minoris.

- Pero no todos los vicios redhibitorios autorizan al comprador para ejercitar alternativamente
uno u otro derecho: únicamente le dan esta facultad los vicios que reúnen las calidades
indicadas en el Nº 2 del art. 1858, esto es, los vicios graves.

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- Por otra parte, el art. 1861 hace más gravosa la responsabilidad del vendedor, cuando
conoció los vicios o debió conocerlos en razón de su profesión u oficio: además de la
resolución del contrato o de la rebaja del precio, el comprador puede pedir indemnización de
perjuicios. En otras palabras, en contra del vendedor de mala fe, el comprador tiene además
acción de indemnización de perjuicios.

- La pérdida de la cosa vendida no exime de la obligación de sanear los vicios redhibitorios,


y si la cosa ha perecido a consecuencia del vicio, no sólo se puede pedir la rebaja del precio,
sino también la resolución del contrato, con indemnización de perjuicios.

Extinción de la acción de saneamiento por vicios redhibitorios.

1º Por renuncia: Al igual que el saneamiento por evicción, el saneamiento de los vicios
redhibitorios es de la naturaleza del contrato de compraventa, pudiendo las partes renunciar
al mismo, es decir, estipular que el vendedor no responderá de los vicios ocultos de la cosa.
Pero aún en el caso de renuncia, el vendedor estará obligado al saneamiento, si estaba de
mala fe, es decir, cuando conocía los vicios y no los declaró

2º Caso de las ventas forzadas: También cesa la obligación en este caso, por las mismas
razones expuestas al tratar del saneamiento de la evicción. Pero al igual que en la renuncia,
si hay mala fe del vendedor, estará obligado al saneamiento y a la indemnización de
perjuicios, y se entenderá que estaba de mala fe, cuando conocía los vicios y no los declaró
a petición del comprador

3º Por prescripción de las acciones que originan los vicios redhibitorios:

a. Respecto de la acción redhibitoria: 6 meses tratándose de cosas muebles y 1 año


tratándose de inmuebles.
b. Respecto a la acción de rebaja del precio o quanti minoris: 1 año si la cosa es mueble
y en 18 meses si la cosa es inmueble.

LAS OBLIGACIONES DEL COMPRADOR.

- Las obligaciones del comprador también son dos: la de pagar el precio y la de recibir la
cosa vendida. El art. 1871 sólo se refiere a la primera, pero eso no excluye la existencia de la
segunda, ya que del mismo tenor del art. queda en claro que el comprador tiene otras
obligaciones.

1° Obligación de recibir la cosa comprada: Esta obligación es la contrapartida a la obligación


del vendedor de entregar la cosa vendida. Consiste en hacerse cargo de la cosa, tomando
posesión de la misma.

¿Qué pasa si el comprador está en mora?

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1º El comprador debe abonar al vendedor el alquiler de los almacenes, graneros, etc., en que
se contenga lo vendido: es decir, en general, debe abonar al vendedor todos los perjuicios
que se derivan de la mora.

2º Se atenúa la responsabilidad del vendedor, pues queda descargado del cuidado ordinario
de la cosa, y sólo será responsable del dolo o de la culpa grave.

- El art. 1827 no excluye en todo caso la posibilidad para el vendedor, de pedir la resolución
o el cumplimiento forzado del contrato, con indemnización de perjuicios.

2. Obligación de pagar el precio. Es la principal obligación del comprador (art. 1871). Se


trata de una obligación de la esencia del contrato.

Lugar y época del pago del precio: De conformidad a las reglas generales del pago

- En la compraventa, el pago del precio debe hacerse en el lugar y tiempo convenidos y en


defecto de la estipulación en el lugar y tiempo de la entrega, de lo cual se deduce que el pago
del precio sería posterior, siquiera un instante, a la entrega de la cosa.

- El comprador está autorizado a retener el precio, cuando fuere turbado en el goce de la cosa
o tuviere noticias de alguna acción real que pese sobre ella, y de que el vendedor no le ha
dado conocimiento

- Pero ni una ni otra causal permiten al comprador retener para si el precio: debe depositarlo,
con autorización de la justicia, depósito que durará hasta que:

1º El vendedor haga cesar la turbación; o

2º Afiance (caucione) las resultas del juicio.

Sanción por el incumplimiento del comprador de su obligación de pagar el precio.

- Podrá entonces el vendedor exigir el pago del precio, entablando la respectiva acción
ordinaria o ejecutiva, según la naturaleza del título, o podrá pedir la resolución del contrato.

- Elegida la resolución y pronunciada esta por sentencia judicial, se producen los efectos
propios de toda condición resolutoria cumplida, señalados en el art. 1875, pero con una
importante modificación en lo tocante a los frutos.

Efectos de la resolución de la venta, entre las partes:

a. Derechos del vendedor:

1º El vendedor tiene derecho para retener las arras o exigirlas dobladas.

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2º El vendedor tiene derecho para exigir que se le restituyan los frutos percibidos por el
comprador o que éste debió percibir, en el período en que la cosa estuvo en su poder, ya en
su totalidad si ninguna parte del precio se le hubiere pagado, ya en la proporción que
corresponda a la parte del precio que no hubiera sido pagada.

3º Tiene derecho el vendedor a exigir que se le restituya la cosa objeto del contrato, y sus
accesorios.

4º Tiene derecho el vendedor a que el comprador le indemnice los deterioros producidos a la


cosa, considerándose al comprador, para estos efectos, como poseedor de mala fe, a menos
que pruebe haber sufrido en su fortuna (en su patrimonio) y sin culpa de su parte, menoscabos
tan grandes que le hayan hecho imposible cumplir con lo pactado (en alguna medida, podría
estimarse que hay aquí, una tímida recepción de la teoría de la imprevisión).

5º Tiene derecho el vendedor a demandar la indemnización de todos los perjuicios que el


incumplimiento del contrato por el comprador le hubiere ocasionado, conforme a las reglas
generales.

b. Derechos del comprador:

1º Tiene derecho el comprador para que se le restituya la parte que hubiera pagado del precio.

2º Tiene derecho el comprador a que se le abonen las mejoras, pero también se le considerará
como poseedor de mala fe (presunción simplemente legal de mala fe), con la salvedad que
pruebe haber sufrido en su fortuna y sin culpa de su parte, menoscabos tan grandes que le
hayan hecho imposible cumplir con lo pactado. Por tanto, el vendedor debe abonarle las
mejoras necesarias pero no las útiles y menos las voluptuarias. El comprador podrá llevarse
los materiales de dichas expensas, siempre que puedan separarse sin detrimento y que el
vendedor se niegue a pagarle el precio que tales materiales tendrían una vez separados.

Efectos de la resolución de la venta, respecto de terceros.

- Con respecto a los terceros que hayan adquirido la cosa del comprador o en cuyo favor se
hayan constituido derechos reales, tendrán aplicación los arts. 1490 y 1491, conforme lo
dispone el art. 1876, 1º. En otras palabras, la resolución del contrato no afecta a los terceros
de buena fe.

PACTOS ACCESORIOS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA

- Las partes pueden agregar al contrato de compraventa diversos pactos accesorios, siempre
que sean lícitos . Se trata de una manifestación del principio de la autonomía de la voluntad
y del subprincipio de la libertad contractual.

El Código Civil reglamenta tres de estos pactos accesorios en el título de la compraventa:

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Pacto comisorio: condición resolutoria de no pagarse el precio, expresada en el contrato: art.


1877.

PACTO DE RETROVENTA. Art. 1881.: el vendedor se reserva la facultad de recobrar la


cosa vendida, reembolsando al comprador la cantidad determinada que se estipulare, o en
defecto de esta estipulación lo que le haya costado la compra.

En términos simples, el vendedor le vende la cosa al comprador y éste después se la vende


al primer vendedor, que ahora asume el rol de comprador.

- En nuestra legislación, al igual que en la francesa, el pacto de retroventa es lisa y llanamente


una condición resolutoria, que afecta por ende a la extinción del contrato. De tal manera, la
transferencia de la cosa del comprador al vendedor, opera a consecuencia de una condición
resolutoria cumplida, que extingue el derecho del comprador.

- Se trata de una condición resolutoria ordinaria puramente potestativa, porque no supone el


incumplimiento de una obligación y porque depende exclusivamente de la voluntad del
acreedor, en este caso el primer vendedor.

Ventajas e inconvenientes del pacto.

- Se trata de un pacto que presta servicios muy útiles en el campo de los negocios, tanto para
el vendedor como para el comprador. Es útil para el vendedor, porque mediante tal pacto
puede obtener dinero de una cosa sin los trámites de una hipoteca o prenda. Es útil para el
comprador, porque mediante la hipoteca o la prenda no puede quedarse con la cosa sino
después de una acción judicial de desposeimiento, mientras que, en virtud de este pacto,
puede quedarse con la cosa sin trámite alguno, si el vendedor no le reembolsa el precio.

- Pero el pacto también presenta inconvenientes: sirve para ocultar préstamos usurarios o para
disfrazar figuras jurídicas que la ley no admite, como la prenda pretoria (llamada también
pacto comisorio, que no debemos confundir con aquél que estudiamos en materia de
Obligaciones), en la que el acreedor prendario puede quedarse con la cosa prendada por el
solo hecho de no pagarle el deudor, sin mediar acción judicial alguna.

Requisitos para que opere el pacto de retroventa:

1. El vendedor debe reservarse la facultad de recobrar la cosa vendida en el propio contrato


de compraventa.

2. Reembolso del precio por el vendedor: Al ejercer la acción del pacto de retroventa, el
vendedor debe reembolsar al comprador el precio estipulado o a falta de estipulación, lo que
el comprador pagó por la cosa. Este reembolso debe hacerse en el momento mismo de
ejercerse el derecho por el vendedor.

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3. La acción debe ejercerse oportunamente: Es necesario que la acción que nace del pacto se
ejerza dentro del término fijado por las partes o en su defecto por la ley. El plazo fijado por
las partes no podrá exceder de 4 años. Este plazo no es propiamente un plazo de prescripción,
sino lo que en derecho se denomina un término de caducidad, porque el derecho se extingue
por la sola llegada del plazo, sin que sea necesario que la otra parte lo alegue y una
declaración judicial que así lo establezca.

Condiciones para ejercitar la acción.

1. Que el vendedor haga valer judicialmente su derecho.

2. Que, al momento de ejercer la acción, el vendedor ponga el precio a disposición del


comprador: Este reembolso debe hacerse en el momento mismo de ejercitar la acción que
emana del pacto de retroventa, según lo da a entender el art. 1881, al emplear la expresión
“reembolsando”, que indica acción simultánea.

3. Que el derecho se haga valer en tiempo oportuno: La acción que nace del pacto de
retroventa debe ejercitarse dentro del término fijado por las partes o por la ley. El plazo que
fijen las partes no podrá exceder de 4 años, y si fuere mayor, caducará el derecho en los
cuatro años. Se trata de un plazo fatal (art. 49).

4. Que se dé el correspondiente aviso: El vendedor debe dar un aviso previo al comprador,


con 6 meses de anticipación si se trata de bienes raíces y de 15 días si se trata de bienes
muebles. Con todo, si la cosa fuere fructífera y no diere frutos sino de tiempo en tiempo, y a
consecuencia de trabajos e inversiones preparatorias, no podrá exigirse la restitución
demandada sino después de la próxima percepción de frutos.

Efectos del pacto de retroventa.

a. Si el vendedor ejerció la acción dentro de plazo: Cumplida esta condición al


ejercitarse oportunamente la acción, se resuelve el contrato y las partes deben ser
restituidas al estado en que se encontraban antes de su celebración.
b. Si el vendedor no ejerció la acción dentro de plazo: Si no lo hubiere hecho, quiere
decir que la condición ha fallado y el contrato quedará como puro y simple,
haciéndose irrevocable el dominio del comprador. En otras palabras, caducan los
derechos del vendedor, consolidándose definitivamente los del comprador.

Diferentes serán los efectos entre las partes y respecto de terceros:

1º Efectos entre las partes: se deben prestaciones mutuas. Se trata de los efectos propios de
toda condición resolutoria cumplida, con algunas variantes:

- El vendedor debe restituir el precio que se haya estipulado o a falta de estipulación, lo que
se haya pagado por la cosa.

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- El comprador debe devolver la cosa con todas sus accesiones naturales. En este punto, hay
una variante con la regla general del artículo 1488 del Código Civil, conforme a la cual,
habiendo operado la resolución, no se deben los frutos que la cosa produjo en el tiempo que
media entre la celebración del contrato y el momento en que se produjo la resolución.

- El comprador debe indemnizar al vendedor los deterioros imputables a hecho o culpa suya
(regla similar a la contenida a propósito de las prestaciones mutuas en el artículo 906,
considerándose por ende al comprador como poseedor de mala fe).

- El vendedor deberá indemnizar al comprador por las expensas o mejoras necesarias, pero
no las útiles y menos las voluptuarias, salvo que se hubieren hecho con el consentimiento del
vendedor

2º Respecto de los terceros: rigen las reglas generales de los arts. 1490 y 1491.

Carácter intransferible del derecho emanado del pacto de retroventa: sin perjuicio que
sí puede transmitirse por causa de muerte (no es, por tanto, un derecho personalísmo).

PACTO DE RETRACTO: es aquél en que las partes acuerdan que se resolverá la venta si
en un plazo determinado, que no puede pasar de UN AÑO, se presenta un nuevo comprador
que mejore el precio pagado.

- Estamos nuevamente ante una compraventa sobre la que pende una condición resolutoria
ordinaria, pero a diferencia del pacto de retroventa, la condición es casual, pues no implica
incumplimiento del contrato y depende de la voluntad de un tercero.

- El comprador o su causahabiente (cesionario o heredero) puede evitar la resolución, sin


embargo, allanándose a mejorar el precio en los mismos términos que el nuevo comprador.
Basta que iguale la nueva oferta, para hacer prevalecer su derecho.

- Los efectos del pacto de retracto, tanto respecto de las partes como en relación a terceros,
son análogos a los del pacto de retroventa

RESCISIÓN DE LA VENTA POR LESIÓN ENORME.

Requisitos:

1. Que haya lesión enorme en los términos del art. 1889.

2. Debe tratarse de aquellas ventas en que la ley admite lesión enorme: art. 1891.

- La jurisprudencia mayoritaria ha concluido por su parte que no cabe lesión enorme en la


venta de derechos hereditarios, aunque comprendan bienes raíces.

- Recordemos por su parte lo que indicamos al tratar del contrato de promesa, en cuanto a
que la jurisprudencia ha subrayado la improcedencia de la acción rescisoria por lesión

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enorme, respecto de tal contrato. Por lo tanto, no puede atacarse con esta acción un contrato
de promesa de compraventa, toda vez que las acciones que procedan para anular o rescindir
un contrato de esta naturaleza sólo pueden basarse en los vicios de que intrínsecamente
adolezca ese contrato de promesa.

3. Que la cosa no se haya perdido (perecido) en poder del comprador: Lo anterior es lógico,
puesto que, si la cosa pereció en manos del comprador, se tornaría imposible la restitución al
vendedor. La pérdida debe haberse producido por caso fortuito.

4. Que la cosa no haya sido enajenada por el comprador: En efecto, si el comprador enajena
la cosa, no podrá pedirse la rescisión de la compraventa que adolece de lesión enorme.
Observamos aquí una excepción a los efectos generales de la nulidad judicialmente
declarada, que siempre da acción contra terceros

- Con todo, si el comprador vendió la cosa en un precio mayor del que había pagado, el primer
vendedor podrá reclamar la diferencia, pero sólo hasta el justo valor de la cosa, con una
deducción de una décima parte.

5. Que la acción rescisoria se entable oportunamente: Como prescripción de corto tiempo,


no se suspende (art. 2524), corre contra toda clase de personas (no se aplicaría la suspensión
a que alude el artículo 1895 para la nulidad en general, pues no hay una norma similar en el
título de la lesión enorme), pero se interrumpe, como toda prescripción.

- La jurisprudencia, ratificando el claro tenor de la ley, ha señalado que la acción debe


ejecutarse dentro de 4 años, contados desde la fecha del respectivo contrato, y no contados
desde la fecha de la inscripción en el Registro del Conservador, porque el contrato es una
cosa y la tradición otra.

De esta manera, habría que distinguir:

1° Tratándose de la acción destinada a pedir que se declare la rescisión de la compraventa: el


plazo de cuatro años se contará, desee la celebración del contrato;

2° Tratándose de la acción destinada a reclamar la diferencia de precio obtenida por el


comprador, cuando éste a su vez vendió: el plazo se contará desde la celebración de la
segunda compraventa, o sea, aquella en la que el primer comprador, vendió el inmueble a un
tercero, en un precio mayor

Irrenunciabilidad de la acción rescisoria por lesión enorme: En la doctrina chilena, todos


están de acuerdo en que la renuncia de la acción rescisoria por lesión enorme hecha en el
mismo contrato de compraventa adolece de nulidad; pero se discute sobre la validez de la
renuncia hecha en acto posterior.

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Efectos de la rescisión por lesión enorme: La finalidad de la acción rescisoria es invalidar


el contrato de compraventa. En consecuencia, sus efectos son los de toda nulidad: el vendedor
recobrará la cosa y el comprador el precio pagado por ella.

- Pero en la compraventa, la rescisión por lesión enorme varía, pues se funda en la manifiesta
desproporción en las prestaciones, y propende al restablecimiento del equilibrio de estas
prestaciones.

- En efecto, si el perjudicado por la lesión enorme ha sido el vendedor, podrá el comprador


hacer subsistir el contrato aumentando el precio; a la inversa, si el afectado ha sido el
comprador, el vendedor puede hacer uso de este mismo derecho, restituyendo parte del precio
excesivo.

- En consecuencia, los efectos serán distintos según si el demandado (vendedor o comprador)


opta por aceptar que la compraventa se rescinda, o, por el contrario, opta por perseverar en
ella.

Casos:
1° El demandado opta por perseverar en el contrato: El comprador demandado que ha optado
por insistir en el contrato, puede enervar la acción de rescisión, completando el justo precio
con deducción de una décima parte.

- Ahora, si el vendedor es el demandado, por haber recibido un precio excesivo y quisiere


perseverar en el contrato, deberá restituir dicho exceso sobre el justo precio, aumentado en
una décima parte.

- Observamos que la ley es más rigurosa con el vendedor que recibe más de lo que podía, que
con el comprador que paga menos de lo que debía.

- A su vez, el demandante únicamente puede pedir la rescisión del contrato, pues es el


demandado a quien la ley le concede la facultad de elegir, y no al actor.

- El derecho de opción que tiene el comprador o vendedor demandado, sólo nace una vez que
queda ejecutoriada la sentencia que acoge la demanda rescisoria.

- Puesto que nada dice el Código acerca del plazo dentro del cual el demandado debe restituir
la suma correspondiente, el juez debe señalarlo en la misma sentencia que acoja la demanda.

2° El demandado opta por aceptar la rescisión del contrato.

- La rescisión de la venta por lesión enorme, en general, como toda nulidad, confiere el
derecho a las partes a ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubieren
celebrado el contrato rescindido. Pero con respecto a la rescisión por lesión enorme,
observamos las siguientes modalidades:

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a. El vendedor deberá restituir el precio y el comprador la cosa, con intereses y frutos, pero
sólo aquellos devengados o percibidos desde la notificación de la demanda correspondiente.
De tal forma, el vendedor, para evitar la rescisión, además de restituir el exceso recibido
sobre el justo precio aumentado en una décima parte, debe pagar al comprador intereses
legales sobre esa suma desde la fecha de la demanda. Por su parte, el comprador que opta por
completar el justo precio debe hacerlo con los intereses legales producidos desde la fecha de
la demanda de lesión enorme.

b. El vendedor, no podrá pedir cosa alguna en razón de los deterioros que haya sufrido la
cosa, excepto en cuanto el comprador hubiere aprovechado de ellos.

c. La rescisión del contrato de compraventa no afecta a los terceros adquirentes, según


indicamos. No será posible, entonces, demandar la rescisión de la compraventa por lesión
enorme.

d. El comprador, que debe restituir la cosa, previamente está obligado a purificarla de las
hipotecas u otros derechos reales constituidos sobre el inmueble

______________

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 68


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LA PERMUTA
Art. 1897: “La permutación o cambio es un contrato en que las partes se obligan mutuamente
a dar una especie o cuerpo cierto por otro.”

¿Qué contrato sería aquél en el cual las partes se obligan mutuamente a dar una cosa
genérica a cambio de otra también individualizada sólo por su género? No podría tratarse
de permutación, dado los términos del artículo 1897. Se trataría entonces de un contrato
atípico o innominado.

- Algunos autores han señalado que la definición del artículo 1897 no es del todo precisa,
puesto que también hay permuta cuando se cambia una cosa por otra y por una suma de
dinero, siempre que la cosa que se entrega a cambio de la primera, valga más que la suma de
dinero. Por ende, si la cosa y la suma de dinero valen lo mismo, habrá compraventa.

Aplicación de las normas de la compraventa y características de la permuta.

- Por expreso mandato del art. 1900, se aplican a la permuta las disposiciones relativas a la
compraventa, en lo que no se opongan a la naturaleza del primer contrato.

Características:

1. Es un contrato bilateral.

2. Es un contrato oneroso.

3. Puede ser conmutativo o aleatorio.

4. Es un contrato principal.

5. Es un contrato consensual, por regla general, salvo que una de las cosas que se cambian o
ambas sean bienes raíces o derechos de sucesión hereditaria, casos en los cuales el contrato
será solemne, perfeccionándose por escritura pública.

6. No pueden cambiarse las cosas que no pueden venderse

7. No son hábiles para celebrar el contrato de permutación las personas que no son hábiles
para celebrar el contrato de compraventa. Se aplicarán a la permuta, por ende, las
incapacidades particulares o prohibiciones que estudiamos en la compraventa

La lesión enorme en la permuta.

- Cada permutante es considerado vendedor de la cosa que da y el justo precio a la fecha del
contrato se mirará como el precio que paga por lo que recibe en cambio; de manera que hay
precio para ambas, susceptible de recibir lesión, que puede llegar a ser la que la ley califica
de enorme y que sanciona con la rescisión del contrato

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EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO Art. 1915


- El arrendamiento es un contrato en que las dos partes se obligan recíprocamente, la una a
conceder el goce de una cosa, o a ejecutar una obra o prestar un servicio, y la otra a pagar por
este goce, obra o servicio un precio determinado.

Clases de arrendamiento.

1. Arrendamiento de cosa;
2. Arrendamiento de obras;
3. Arrendamiento de servicios.

Partes del contrato de arrendamiento.

- Intervienen en el contrato dos partes, denominadas arrendador y arrendatario

a. El arrendador, se obliga a conceder el goce de una cosa, a ejecutar una obra o prestar un
servicio.

b. El arrendatario, se obliga a pagar un precio determinado por este goce, obra o servicio.

- De acuerdo al principio general establecido en el artículo 1438 del Código Civil, nada obsta
para que cada parte esté compuesta por una o más personas, naturales o jurídicas.

REQUISITOS DEL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO.

Elementos de la esencia particulares, que, de faltar, impiden el nacimiento del contrato, o


éste degenera en un contrato diferente:

1. Una cosa, cuyo goce temporal ha de concederse por una de las partes a la otra; o un hecho,
que una de las partes debe ejecutar y que a su vez puede consistir en la ejecución de una obra
o en la prestación de un servicio.

2. Un precio, que el arrendatario se obliga a pagar; precio que toma el nombre de renta cuando
se paga periódicamente.

3. El consentimiento de las partes, en la cosa (incluyendo la obra o servicio) y en el precio.


Debe haber un efectivo concierto de voluntades, acerca de concluir un contrato de
arrendamiento. De lo contrario, podríamos estar ante un contrato de comodato, o
simplemente ante un contrato atípico

Características del contrato de arrendamiento.

1. Estamos ante un contrato bilateral.


2. Se trata de un contrato oneroso.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 70


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3. Es un contrato conmutativo, porque las prestaciones de las partes se miran como


equivalentes.
4. Es principal, porque subsiste por sí solo, sin necesidad de otra convención
5. Por regla general, es consensual. Lo normal es que el arrendamiento se entienda
perfecto, por el solo acuerdo de las voluntades, incluso cuando recae en inmuebles,
rigiendo por ende las normas del Código de Comercio, concernientes a la formación
del consentimiento. Con todo, el arrendamiento de predios rústicos, es solemne,
debiendo constar por escritura pública o privada, con la presencia de dos testigos.

- Rigen también las limitaciones a la prueba de testigos, contempladas en los artículos 1708
y siguientes del Código Civil, lo que pone en evidencia la conveniencia de pactar el contrato
por escrito, aún en aquellos casos en que la ley no lo exija.

6. El arrendamiento es un título de mera tenencia. Lo expuesto, salvo, si opera el caso


excepcionalísimo contemplado en el artículo 2510 regla 3ª del Código Civil, única hipótesis
en que la mera tenencia podría mudar en posesión y permitir arribar al dominio vía
prescripción adquisitiva, cuando se cumplen los dos requisitos copulativos allí indicados.

7. El arrendamiento es un contrato de duración limitada y por regla general de tracto sucesivo.


Cumplido su plazo de vigencia, normalmente se renuevan sus efectos, conforme a lo
estipulado por los contratantes, salvo que medie voluntad en contrario, expresada con la
antelación pactada en el contrato y comunicada a la contraparte en la forma prevista en la
convención (vale decir, con una cierta antelación, previa al vencimiento del plazo de vigencia
del contrato y en ocasiones, cumpliendo con ciertas formalidades, como dar la comunicación
a través de una carta certificada o mediante notario público o receptor judicial, por ejemplo).

- Cabe advertir que, en nuestra legislación, no hay normas limitativas acerca de la duración
del contrato de arrendamiento, el que podría pactarse por cualquier plazo, con o sin tácita
reconducción.

8. Normalmente, se trata de un contrato de administración, no de disposición. Por ello, “para


arrendar a través de un mandatario o representante basta que se le hayan otorgado las
facultades del artículo 2132 del Código Civil. Sin embargo, podría cuestionarse esta facultad
cuando se arrienda por largos períodos de tiempo, ya que, en estos casos, el contrato podría
envolver una verdadera disposición de la cosa

- Con todo, si dentro del giro ordinario de la cosa dada en arrendamiento está la disposición
de bienes, como por ejemplo tratándose de un predio agrícola, el arrendatario podrá ejecutar
actos de disposición, en ese caso, relativos a los frutos cosechados.

9. Tratándose de los contratos de arrendamiento de inmuebles urbanos, el contrato es


dirigido, porque:

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a. cuando se pactan mes a mes o por plazo indefinido o a plazo fijo que no exceda de un año,
el legislador, imperativamente, dispone que el arrendatario gozará de un plazo adicional para
la restitución del inmueble, después que el arrendador le notifica el desahucio.

b. si se trata de un contrato que recae en una vivienda y ha sido pactado a plazo fijo superior
a un año, el legislador desconoce la “ley del contrato”, pues faculta al arrendatario para poner
término anticipado al contrato sin la obligación de pagar la renta por el período que falte,
derecho que puede ejercer si el arrendador le prohibió subarrendar.

c. son irrenunciables los derechos que la Ley 18.101 confiere a los arrendatarios.

EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO, EN RELACIÓN A OTROS


CONTRATOS.

Arrendamiento y compraventa:

Semejanzas.

1. Ambos tienen los mismos requisitos: consentimiento, cosa y precio;


2. Ambos son consensuales, bilaterales, onerosos, conmutativos y principales;
3. En ambos, una de las partes contrae la obligación de entregar una cosa, y de sanear la
evicción y los vicios redhibitorios, y la otra parte la obligación de pagar un precio;
4. Ambos pueden recaer sobre una cosa ajena, que no pertenezca al vendedor o al arrendador,
hipótesis que no obstan a la validez del contrato respectivo.

Diferencias.

1. En la compraventa, el vendedor está obligado a proporcionar al comprador el goce


tranquilo y útil de la cosa, y si es dueño, a transferirle el dominio de la misma; en el
arrendamiento, el arrendador sólo se obliga a proporcionar el uso y goce temporal de
la cosa al arrendatario.
2. La compraventa es un título traslaticio de dominio; el arrendamiento es un título de
mera tenencia.
3. En la compraventa, por regla general los riesgos por la pérdida fortuita de la cosa,
cuando es un cuerpo cierto, son de cargo del comprador, una vez perfeccionado el
contrato, en el arrendamiento, son de cargo del arrendador, pues destruida o
deteriorada la cosa arrendada por caso fortuito o fuerza mayor, se extingue el contrato,
quedando liberado el arrendatario de sus obligaciones.
4. En la compraventa, el precio siempre debe estipularse en dinero; en el arrendamiento,
el precio puede consistir en dinero y también en frutos naturales de la cosa arrendada.
5. En la compraventa de inmuebles, el precio debe enmarcarse dentro de los parámetros
establecidos en el Código Civil, so pena de la eventual nulidad del contrato por lesión

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 72


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enorme (salvo, si se trata de una compraventa forzada, vale decir, ordenada por la
justicia). En el arrendamiento de muebles o de inmuebles, las partes pueden pactar el
monto al que asciende la renta sin restricciones, salvo que ella se configurara al
estipular una pena ante el incumplimiento, y ella fuere enorme, en los términos
previstos en el artículo 1544 del Código.
6. En la compraventa, la estipulación de pacto comisorio calificado, a pesar de los
términos del artículo 1879 del Código Civil, no resuelve el contrato ipso facto en caso
de incumplimiento del comprador en su obligación de pago del precio, pues siempre
podrá pagar, en el plazo fatal de veinticuatro horas, subsiguientes a la notificación
judicial de la demanda. En cambio, si el pacto comisorio calificado se pacta en un
contrato de arrendamiento, el contrato efectivamente se extinguirá ipso facto en caso
de incumplimiento de alguna de las partes.

ARRENDAMIENTO Y USUFRUCTO.

Semejanzas.

1. Tanto el arrendamiento como el usufructo confieren un derecho de goce sobre cosa ajena
2. Ambos sólo confieren la mera tenencia sobre la cosa.

Diferencias.

1. El arrendamiento confiere un derecho personal al arrendatario, para gozar de la cosa dada


en arriendo; el usufructo otorga un derecho real;

2. El arrendamiento sólo tiene por fuente el contrato; el usufructo puede originarse en la


voluntad del testador, el acuerdo de los contratantes o en la ley (derecho legal de goce o
usufructo legal del padre o madre sobre los bienes del hijo no emancipado y el del marido
sobre los bienes de su mujer, cuando hubiere sociedad conyugal);

3. El arrendador contrae obligaciones correlativas; el nudo propietario no se obliga para con


el usufructuario, sin perjuicio de respetar su usufructo;

4. El usufructuario debe rendir caución suficiente de conservación y restitución y debe


practicar un inventario solemne; el arrendatario no tiene dichas obligaciones, a menos que el
arrendador le exija entregar una suma por concepto de garantía o se confeccione un
inventario, como suele ocurrir al arrendarse inmuebles, detallándose los muebles que se
contienen en ellos o sus instalaciones;

5. Los derechos del arrendatario se transmiten a sus herederos; el usufructo expira con la
muerte del usufructuario;

6. En el arrendamiento, siempre debe haber un precio. El usufructo puede ser gratuito.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 73


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EL ARRENDAMIENTO DE COSAS: aquél contrato por medio del cual una de las partes,
llamada arrendador, se obliga a conceder el goce de una cosa a la otra parte, llamada
arrendatario, la que se obliga a pagar por ese goce un precio determinado.

- Si bien el Código Civil, en el artículo 1915, alude al “goce de una cosa”, es obvio que el
arrendamiento confiere también el uso de la misma, entendiéndose, igual que acontece en el
artículo 582 del mismo Código, cuando se define el dominio o propiedad, que la facultad de
uso está comprendida por la facultad de goce, para los efectos de ambos artículos (lo mismo
acontece en el artículo 764, cuando se define el usufructo, y en el artículo 811, cuando se
define el derecho real de uso, ambos del Código Civil).

Elementos del contrato de arrendamiento de cosa.

1. Consentimiento de las partes: Nada impide que las partes acuerden transformar en un
contrato solemne al arrendamiento (artículo 1921 del Código Civil). En este caso, los efectos
serán los mismos previstos en el artículo 1802 del Código Civil, en la compraventa, operando
el derecho de retractación, antes del cumplimiento de la solemnidad convencional o de la
entrega de la cosa arrendada.

2. La cosa arrendada: Debe reunir los requisitos comunes al objeto de todo contrato, cuando
recae sobre una cosa: ha de ser real; comerciable; determinada o determinable; y susceptible
de darse en arrendamiento (constituir objeto lícito).

- La regla general es que pueden darse en arrendamiento todas las cosas corporales e
incorporales

No pueden darse en arrendamiento:

1) Los derechos personalísimos (esto implica, entonces, que el titular del derecho real de uso
o habitación, no puede darlo en arrendamiento);

2) Las cosas cuyo arrendamiento esté prohibido por la ley (así, por ejemplo, las viviendas
adquiridas del Servicio de Vivienda y Urbanización, no pueden arrendarse sino después de
transcurrido cierto plazo, desde la adquisición del inmueble);

3) Las cosas consumibles (mal podrían ser objeto de arrendamiento, si consideramos que el
arrendatario, al término del contrato, ha de restituir la misma cosa, sin perjuicio del
detrimento que pueda haber experimentado por el uso conforme a su naturaleza y el
transcurso del tiempo).

3. El precio: lo que el arrendatario debe pagar por el goce de la cosa arrendada. Puede
consistir ya en dinero, ya en frutos naturales de la cosa arrendada (artículo 1917 del Código
Civil); y en este segundo caso, caben dos opciones:

a. Puede fijarse una cantidad determinada; o

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 74


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b. Puede fijarse una cuota de los frutos de cada cosecha; cuando el precio del arrendamiento
consiste en una parte alícuota de los frutos que produce la cosa, hay un contrato de aparcería,
también denominado mediería.

El precio se determina por las mismas normas que la compraventa:

1. El precio debe ser determinado por los contratantes;

2. Podrá asimismo dejarse la determinación del precio al arbitrio de un tercero, y mientras


ello no ocurra, no habrá arrendamiento (en este caso, se entiende que el contrato se celebra
bajo la condición suspensiva consistente en que el tercero fije el precio del arrendamiento).

- Cuando el precio se paga de manera periódica, se llama renta. Las rentas, según se establece
en el artículo 647 del Código Civil, constituyen frutos civiles.

- Igual que acontece en la compraventa, el precio a pagar en el arrendamiento ha de ser real


Y serio y también determinado. Si fuera fingido o simulado o irrisorio, el contrato
degeneraría en un contrato gratuito, específicamente en un comodato.

Normativa aplicable al arrendamiento de cosa.

1. Artículos 1915 al 2021 del Código Civil;


2. Ley número 18.101 aplicable al arrendamiento de predios urbanos, entre otras.

Capacidad para celebrar el contrato de arrendamiento de cosas.

- Normas especiales

1. Existiendo sociedad conyugal, y tratándose de la administración ordinaria de la misma, el


marido puede arrendar sin restricciones, los bienes muebles de la sociedad. En cambio, si se
trata de bienes inmuebles urbanos o rústicos que pertenecen al haber social y el
arrendamiento excede de 5 u 8 años, respectivamente, incluyendo las prórrogas, requiere de
la autorización de la mujer o del juez en subsidio.

2. El guardador puede tomar en arriendo para sí, para su cónyuge, ascendientes,


descendientes, hermanos, consanguíneos o afines hasta el cuarto grado inclusive o socios de
comercio, los bienes muebles del pupilo, siempre y cuando lo autoricen los demás
guardadores conjuntos que no estén implicados de la misma manera o el juez en subsidio.
Pero en ningún caso podrá el guardador tomar en arriendo los bienes raíces del pupilo,
prohibición que se extiende a su cónyuge y a sus ascendientes o descendientes (artículo 412
del Código Civil). En este último caso, estamos ante una prohibición absoluta para auto-
contratar.

3. No se pueden celebrar contratos de arrendamiento sobre algún bien familiar, sin


autorización del cónyuge no propietario (artículo 142 del Código Civil). La autorización será

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 75


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necesaria tanto si se trata del inmueble que sirve de residencia principal a la familia, como
de los muebles que lo guarnecen.

EFECTOS DEL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO DE COSA.

Obligaciones del arrendador.

1. Entregar al arrendatario la cosa arrendada;

2. Mantenerla en el estado de servir para el fin a que ha sido arrendada;

3. Librar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa arrendada.

- A las tres anteriores, que podríamos calificar de principales, agregamos otras obligaciones,
secundarias si se quiere, pero no por ello carentes de importancia, a saber:

4. Obligación de sanear los vicios redhibitorios de la cosa;

5. Obligación de reembolsarle al arrendatario, las sumas que éste destinó a reparaciones del
inmueble, cuando dicho gasto era de cargo del arrendador;

6. Obligación de restituir al arrendatario la suma recibida por concepto de garantía, si


procede.

7. Obligación de permitir que el arrendatario de un establecimiento comercial, fije por algún


tiempo un aviso en el frontis del local que arrendaba, informando acerca de su nuevo
domicilio.

Obligación de entregar la cosa arrendada.

- Momento de la entrega: Será aquél que las partes hubieren estipulado, y a falta de pacto, al
momento de celebrar el contrato o en el plazo que se desprenda de la finalidad con que se
arrendaron las cosas. La cosa ha de entregarse en el tiempo convenido, y en el silencio de las
partes, inmediatamente de celebrado el contrato de arrendamiento.

- Puede ocurrir que el arrendador se coloque en la imposibilidad de entregar la cosa


arrendada.

Mora del arrendador, en la entrega de la cosa:

a. El arrendador, por hecho o culpa suya o de sus agentes o dependientes, se constituye en


mora de entregar: el arrendatario tendrá derecho a indemnización de perjuicios moratoria.

b. A consecuencia del retardo, disminuye notablemente para el arrendatario la utilidad del


contrato, sea por deterioro de la cosa o por haber cesado las circunstancias que lo motivaron:

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el arrendatario tendrá derecho para pedir la resolución del contrato y a ser indemnizado, salvo
si el retardo no fuere culpable, es decir, si proviene de fuerza mayor o caso fortuito.

Lugar de la entrega.

- La cosa se entregará en el lugar acordado por las partes. A falta de estipulación, se seguirán
las reglas generales del pago

Estado en que debe entregarse la cosa.

- La cosa ha de entregarse completa: si se trata de un inmueble rústico, deberá tener la cabida


que indique el contrato, y en caso contrario, el arrendatario tendrá derecho a una disminución
de la renta o incluso a la resolución del contrato, que en el arrendamiento toma el nombre de
“terminación”, si la superficie real fuere menor que la declarada, o eventualmente deberá
pagar una renta mayor o podrá pedir la resolución o término del contrato, si la superficie real
fuere mayor que la declarada.

Forma de efectuar la entrega de la cosa.

- La entrega de la cosa que se da en arriendo podrá hacerse bajo cualquiera de las formas de
tradición reconocidas por la ley. En el caso de un mueble, se regirá por el Art. 684, pero para
los inmuebles no rige el Art. 686, sino la entrega del inmueble deberá hacerse, sencillamente,
colocando el predio a disposición del arrendatario, sea entregándole las llaves, sea
colocándolo en él para que goce en debidas condiciones.

Entrega de la misma cosa a dos personas, no vinculadas.

1. Será preferido el arrendatario a quien se haya entregado la cosa;

2. Si la cosa hubiere sido entregada a ambos, la entrega posterior no valdrá;

3. Si ninguno la hubiere recibido, prevalecerá el título más antiguo.

- Como puede observarse, la solución es la misma que la establecida para la compraventa.

Obligación de mantener la cosa en el estado de servir para el fin a que ha sido


arrendada.

- Las partes pueden modificar las reglas que siguen.

a. Reparaciones necesarias: Regla general: son de cargo del arrendador. Se entiende por
reparaciones necesarias aquellas indispensables para la subsistencia misma de la cosa. Si el
arrendador no las hiciere, podrá hacerlas el arrendatario, a costa del primero, siempre y
cuando se cumplan los siguientes requisitos:

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1º Que el arrendatario no las haya hecho necesarias por su culpa; y


2º Que el arrendatario haya dado noticia al arrendador, “lo más pronto”, dice la ley, para que
las hiciese por su cuenta. Se entiende que, dada la noticia, el arrendador nada hace, obligando
al arrendatario a afrontar las reparaciones por su cuenta, pero con cargo al arrendador. Este
segundo requisito no operará, “Si la noticia no pudo darse en tiempo”.

Excepción: tratándose de las reparaciones locativas: las que tienen por objeto subsanar
aquellos deterioros que son una consecuencia normal del goce que el arrendatario tiene de la
cosa. En dos casos, sin embargo, serán de cargo del arrendador:

1º Si los deterioros que las han hecho necesarias provienen de fuerza mayor o caso fortuito;
en rigor, dado que falta la “normalidad” en el deterioro, no estamos ante reparaciones
locativas.

2º Si los deterioros que las han hecho necesarias provienen de la mala calidad de la cosa
arrendada, situación que obviamente no puede ser imputable al arrendatario.

b. Reparaciones útiles: Regla general: serán de cargo del arrendatario, sin perjuicio de poder
separar y llevarse los materiales, siempre y cuando no se provoque detrimento a la cosa
arrendada, a menos que el arrendador esté dispuesto a abonar al arrendatario lo que valdrían
los materiales, considerándolos separados.

Excepción: serán de cargo del arrendador, si éste consintió en las mejoras, con la expresa
condición de abonarlas.

c. Reparaciones voluptuarias: siempre serán de cargo del arrendatario, sin derecho a


reembolso, a menos que se pactare otra cosa.

Obligación de librar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa


arrendada.

1. Abstenerse de mudar la forma de la cosa arrendada o de hacer trabajos en la misma,


que embaracen el goce del arrendatario. Con todo, la ley permite al arrendador
efectuar reparaciones, siempre y cuando se cumplan dos requisitos:
1º Que se trate de reparaciones que no pueden sin grave inconveniente diferirse; y
2º Que la privación que sufra el arrendatario en el goce de la cosa, a consecuencia de
las reparaciones, sólo sea parcial.

- El arrendatario, en el caso anterior, tendrá derecho a una rebaja proporcional de la


renta de arrendamiento.
- En todo caso, el arrendatario tendrá derecho a ser indemnizado de los perjuicios que
se le ocasionaren, en las siguientes hipótesis:

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a. Cuando las reparaciones proceden de causa que ya existía al tiempo del contrato, y no era
conocida del arrendatario, pero sí por el arrendador;

b. Cuando las reparaciones proceden de causa que ya existía al tiempo del contrato, y aun
cuando no era conocida por el arrendador, era tal (la causa) que el arrendador tenía
antecedentes para temerla o debiese por su profesión conocerla; y

c. Cuando las reparaciones embarazan el goce de la cosa demasiado tiempo, de manera que
no pueda subsistir el arrendamiento sin grave molestia o perjuicio del arrendatario.

Amparar al arrendatario de turbaciones de hecho: Si son vías de hecho en que incurre el


arrendador o un tercero que tiene relación suficiente con el arrendador como para evitarlo,
tendrá derecho a indemnización de perjuicios”

- Si se trata de terceros sobre los cuales el arrendador nada puede hacer, o que ningún vínculo
tienen con él, será el arrendatario quien asumirá su propia defensa

Amparar al arrendatario en las turbaciones de derecho.

Al efecto, distingue el Código dos situaciones:

1. Si la privación que sufre el arrendatario en el goce de la cosa es de escasa magnitud, y


puede continuar obteniendo el beneficio que perseguía al contratar: tendrá derecho a exigir
una rebaja en la renta del arriendo, por el tiempo que reste al contrato;

2. Si la privación que sufre el arrendatario es de tal magnitud, que es de presumir que de


haber faltado esa parte no habría contratado: podrá exigir que cese el contrato

- En cuanto a la indemnización a que tiene derecho el arrendatario en los casos anteriores,


distinguimos también:

1. Si la causa del derecho alegado y justificado por el tercero fue conocida del arrendador,
pero no del arrendatario: deberá el arrendador indemnizar todos los perjuicios ocasionados
al arrendatario;

2. Si la causa del derecho alegado y justificado por el tercero debió ser conocida del
arrendador, pero no lo fue del arrendatario: deberá el arrendador indemnizar todos los
perjuicios ocasionados al arrendatario;

3. Si la causa del derecho alegado y justificado por el tercero fue conocida por ambas partes,
pero se estipuló que el arrendador respondería por ella: deberá el arrendador indemnizar todos
los perjuicios ocasionados al arrendatario, o según lo que se haya estipulado por las partes;

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 79


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4. Si la causa del derecho alegado y justificado por el tercero no fue ni debía ser conocida
por el arrendador: éste sólo responderá del daño emergente producido al arrendatario, no del
lucro cesante.

- El conocimiento de la causa, al que se refiere la ley, ha de existir al tiempo del contrato.

- Cabe consignar que los terceros que pretendan derechos sobre la cosa, deben demandar al
arrendador, no al arrendatario, lo que resulta de toda lógica, pues el primero es el dueño de
la cosa, y por ende legítimo contradictor con el tercero que reclama derechos sobre la cosa.
De todas formas, el arrendatario debe comunicar al arrendador la molestia o turbación que
reciba de los terceros, a consecuencia de los derechos que alegan. De no hacerlo, podrá verse
en la obligación de indemnizar los perjuicios que se le ocasionen al arrendador

Obligación de sanear los vicios redhibitorios de la cosa.

- Puede ocurrir que la cosa arrendada esté en mal estado, o su calidad sea insuficiente, de
manera que el arrendatario no puede destinarla al uso para que fue arrendada. En este caso,
el arrendatario tiene derecho a la terminación del contrato. Podrá impetrar este derecho el
arrendatario:

1. Cuando el arrendador conocía el mal estado o calidad de la cosa al tiempo del contrato.

2. Cuando el arrendatario no conocía el mal estado o calidad de la cosa al tiempo del contrato;

3. Y aún en el caso de haber empezado a existir el vicio de la cosa después del contrato, pero
sin culpa del arrendatario. En este punto, se diferencian el arrendamiento y la compraventa,
pues en ésta, se exige que los vicios redhibitorios hayan existido “al tiempo de la venta”. Por
ende, en el arrendamiento los vicios (que en rigor no podríamos calificar entonces de
redhibitorios) pueden ser sobrevinientes, nacer después de celebrado el contrato, mientras
que en la compraventa han de ser coetáneos al contrato, pues cualquier defecto que nazca
con posterioridad, y en la medida que no haya existido en germen al momento de la
compraventa, deberá ser soportado por el comprador, sin ulterior responsabilidad del
vendedor.

- Cabe destacar que resulta indiferente el motivo o causa del mal estado de la cosa. En
cualquier circunstancia, el arrendatario podrá pedir que se declare la terminación del contrato
o eventualmente su resolución, si no alcanzó a producir efectos.

- Puede ocurrir también que el impedimento para el goce de la cosa sólo sea parcial, o que la
cosa se destruya en parte. En estos casos, el juez decidirá, de no haber acuerdo entre las
partes, entre:

1. Acoger la demanda de terminación de contrato; o

2. Conceder una rebaja del precio o renta.

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Sin embargo, carecerá el arrendatario del derecho a ser indemnizado, en los siguientes
casos:

a. Si contrató a sabiendas del vicio redhibitorio que afectaba a la cosa y no se obligó el


arrendador a sanearlo;

b. Si el vicio era tal, que el arrendatario no pudo, sin grave negligencia de su parte ignorarlo;

c. Si renunció expresamente a la acción de saneamiento por el mismo vicio, designándolo.


Nótese que no basta con renunciar a la acción, sino que debe “designarse” el vicio, o sea,
explicitarlo.

Obligación de restituir al arrendatario la suma recibida por concepto de garantía, si


procede.

- Cuando procediere la devolución de la garantía, el arrendador deberá restituirla reajustada


en la misma proporción a la variación que haya experimentado el Indice de Precios al
Consumidor, determinado usualmente ascendiente a una renta de arrendamiento, aunque
nada impide que pueda pactarse una suma superior. Podría estimarse que se trata en realidad
de una prenda en dinero, entregada por el constituyente (el arrendatario o un tercero) al
acreedor prendario (el arrendador) para asegurar el crédito que el último pueda invocar contra
el primero, al término del contrato

Para conocer la suerte final de esta garantía, debemos distinguir, según si la cosa
arrendada, al momento de ser restituido al arrendador, presenta o no deterioros imputables
al arrendatario:

1. La cosa arrendada presenta deterioros: La suma que el arrendatario entregó como garantía,
no puede destinarse al pago de la renta, a menos que el arrendador consiente en ello. Dicho
dinero se entrega para responder el arrendatario, ante los deterioros que presente la cosa
arrendada al momento de cesar el contrato, con el objeto que el arrendador pueda destinarla
a efectuar las reparaciones pertinentes. En todo caso, el arrendador debe dar cuenta al
arrendatario, de los gastos en que incurrió, a consecuencia de las reparaciones que se hicieron
en la cosa arrendada.

2. La cosa arrendada no presenta deterioros: Si la cosa arrendada no presenta deterioros, el


arrendador debe devolver al arrendatario la suma correspondiente al mes de garantía,
debidamente reajustada, debiendo ser equivalente a la cantidad pagada por la renta del último
mes.

Obligaciones del arrendatario.

1. Pagar el precio o renta convenida;


2. Usar de la cosa según los términos o espíritu del contrato;

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3. Cuidar de la cosa como un buen padre de familia;


4. Ejecutar las reparaciones locativas;
5. Permitir al arrendador inspeccionar la cosa arrendada;
6. Restituir la cosa al final del arrendamiento; y
7. Obligación de facilitar o permitir al administrador de un edificio o conjunto
habitacional el acceso al inmueble.

Obligación de pagar el precio o renta convenida: Se trata de una obligación de la esencia


del contrato de arrendamiento.

- Por cierto, la renta debe pagarse por todo el período de vigencia del contrato, siendo de
cargo del arrendatario probar que éste expiró anticipadamente, por haberlo acordado así las
partes. Al efecto, hay que advertir que el simple abandono de la cosa arrendada hecho por el
arrendatario, no supone el término del contrato, subsistiendo por ende la obligación del
primero, de pagar la renta hasta la efectiva expiración de aquél.

Negativa del arrendador a recibir el pago de la renta.

En tales casos, el arrendatario podrá:

1. Recurrir al procedimiento de pago por consignación.


2. Depositar la renta en la unidad del Servicio de Tesorerías que corresponda a la
ubicación del inmueble, indicando el nombre, apellidos y la residencia del arrendador.
Dicha unidad le otorgará el respectivo recibo y comunicará al arrendador, por carta
certificada, la existencia del depósito. El pago se entenderá hecho al arrendador, para
todos los efectos legales, pero su suficiencia será calificada en el juicio que
corresponda

Posibilidad de ejercer la acción subrogatoria u oblicua.

- En el caso que el arrendador no ejerza su derecho a exigir el pago de la renta de


arrendamiento, los acreedores del arrendador podrán cobrar la deuda, substituyendo al
arrendador en sus derechos, conforme a lo dispuesto en el artículo 1965 del Código Civil.
Para ello, será necesario que los acreedores traben embargo en la cosa arrendada.

Periodicidad en el pago de la renta: Art. 1944 del Código Civil:

1. la renta se pagará en los períodos estipulados;

2. A falta de estipulación, conforme a la costumbre del país (una de las escasas hipótesis en
que la ley se remite a la costumbre);

3. No habiendo estipulación ni costumbre fija, se pagará según las reglas siguientes:

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1º Renta de predios urbanos: se pagará por meses (Los cinco primeros días de cada mes dice
la jurisprudencia).

2º Renta de predios rústicos: se pagará por años;

3º Renta de cosas muebles o semovientes arrendadas por cierto número de años, meses, días:
cada una de las pensiones periódicas se deberá inmediatamente después de la expiración del
respectivo año, mes o día;

4º Si se arrienda por una sola suma: se deberá ésta luego que termine el arrendamiento.

Efectos por la falta de pago de la renta.

- Si el arrendatario no paga la renta, el arrendador, conforme a las reglas generales, podrá


pedir el cumplimiento forzado del contrato o su terminación.

- Tratándose del arrendamiento de casas, almacenes u otros edificios se establece que “La
mora de un período entero en el pago de la renta, dará derecho al arrendador, después de dos
reconvenciones, entre las cuales medien a lo menos cuatro días, para hacer cesar
inmediatamente el arriendo, si no se presta seguridad competente de que se verificará el pago
dentro de un plazo razonable, que no bajará de treinta días.

- En la práctica, entonces, la primera reconvención de pago se formula en la demanda y se


entiende hecha al ser notificada; mientras que la segunda se practica como primera diligencia,
en el comparendo que se realiza al quinto día de notificada la demanda.

- Es interesante consignar que el artículo 1977 constituye una excepción al artículo 1551
número 1 del Código Civil, en virtud del cual el deudor está en mora “Cuando no ha cumplido
la obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales exija que se
requiera al deudor para constituirle en mora”. El artículo 1977 es precisamente uno de los
“casos especiales”

- En el caso de los predios rústicos, la diferencia es que entre ambas reconvenciones deben
mediar 30 días.

Facultad para subarrendar y ceder los derechos en el contrato.

1. El subarrendamiento o cesión de derechos en el Código Civil: conforme al artículo 1946,


el arrendatario no tiene en principio la facultad para subarrendar o ceder sus derechos en el
contrato, a menos que el arrendador lo hubiere autorizado expresamente. Si se hubiere
otorgado dicha autorización, el subcontrato no podrá extenderse más allá del plazo del
contrato de arrendamiento ni podrá comprender otras materias, lo que resulta lógico, pues
sabemos que el subcontrato está limitado por el contrato.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 83


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2. El subarrendamiento o cesión de derechos en la Ley 18.101: inversa es la solución en el


marco de la Ley número 18.101 sobre arrendamiento de predios urbanos, en el caso de
inmuebles destinados a la habitación con plazo fijo superior a un año: en ella, conforme al
artículo 5º, el arrendatario siempre podrá subarrendar, salvo cláusula expresa que se lo
prohíba; en este último caso, el arrendatario podrá poner término anticipado al contrato sin
la obligación de pagar la renta por el período que falte. Dado los términos del artículo 5º, si
estamos ante un contrato de duración indefinida o con plazo fijo inferior a un año, o con plazo
fijo superior a un año pero tratándose de inmuebles no destinados a la habitación, sino que a
oficinas, comercio, industria, etc., volvemos a la regla general del artículo 1946 del Código
Civil, requiriéndose autorización expresa del arrendador.

3. El subarrendamiento o cesión de derechos en el Decreto Ley 993: conforme al artículo 7º


de ese cuerpo legal, queda prohibido al arrendatario de predios rústicos subarrendar el todo
o parte del predio que es objeto del contrato o ceder su derecho, o la tenencia total o parcial
de los terrenos o introducir mejoras en el predio sin autorización previa y por escrito del
propietario. Como vemos, se trata de la regla general del artículo 1946 del Código Civil.

- Cabe señalar que, en el derecho nacional, la responsabilidad del arrendatario y del


subarrendatario son independientes. El primero responde frente al arrendador, y el segundo
responde ante el arrendatario.

Obligación de ejecutar las reparaciones locativas: Tratándose de casas, almacenes u otros


edificios, el artículo 1970 señala que las reparaciones locativas a que es obligado el
arrendatario, se reducen a mantener el edificio en el estado que lo recibió, quedando exento
de responsabilidad de los deterioros que provengan:

a. Del tiempo y uso legítimo;

b. De fuerza mayor o caso fortuito;

c. De la mala calidad del edificio, por su vetustez (o sea, por su antigüedad), por la naturaleza
del suelo, o por defectos de construcción.

Obligación de restituir la cosa arrendada al final del arrendamiento. Artículo 1947

- La cosa debe restituirse en el estado en que le fue entregada al arrendatario, pero tomando
en consideración el deterioro ocasionado por el uso y goce legítimos.

- Si el arrendatario, voluntariamente, restituye la cosa antes del último día fijado para el
contrato, será obligado a pagar la renta de todos los días que falten hasta completar el plazo
convenido (artículo 1955). Se trata de una aplicación del artículo 1545 (ley del contrato), y
del artículo 1497 (obligaciones a plazo), pues estamos ante un plazo que cedía también en

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 84


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interés del arrendador, acreedor de la renta. Excepcionalmente, no estará obligado el


arrendatario a pagar las rentas futuras, cuando se trate de un inmueble urbano, destinado a la
vivienda, arrendado a plazo fijo superior a un año, y se hubiere impuesto al arrendatario
prohibición de subarrendar.

- Si se trata de un inmueble, deberá restituirse desocupado, poniéndolo a disposición del


arrendador y entregándole las llaves del mismo

Mora del arrendatario en la obligación de restitución.

- Así como dijimos que el arrendatario de un inmueble no está en mora por la sola llegada
del plazo pactado para el pago de la renta, tampoco lo estará el arrendatario de cualquier clase
de bien, en lo que a la restitución de la cosa se refiere, sino una vez requerido por el
arrendador, aun cuando haya precedido desahucio. Dicho de otro modo, no aplicamos el
número 1 del artículo 1551 del Código Civil, sino que el número 3, siendo necesaria la
interpelación judicial al arrendatario, para constituirlo en mora.

- Si requerido por el arrendador, el arrendatario no restituye la cosa arrendada, será


condenado al pleno resarcimiento de todos los perjuicios de la mora, y a los demás que
competa como injusto detentador (entre ellos, podría ser condenado al pago o devolución de
los frutos naturales o civiles de la cosa, que el arrendador hubiera podido percibir con
mediana inteligencia y cuidado teniendo la cosa en su poder).

Derechos del arrendador.

1. Derecho a recibir íntegra y oportunamente la renta pactada.

2. Derecho a exigir al arrendatario que efectúe las reparaciones locativas; salvo, en aquellos
casos, ya estudiados, en los cuales las mencionadas reparaciones sean de cargo del
arrendador.

3. Derecho a exigir al arrendatario que le indemnice por los daños ocasionados a la cosa
arrendada, salvo si estos se producen por caso fortuito o fuerza mayor;

4. Derecho a exigir al arrendatario que le restituya la cosa arrendada, al expirar el contrato,


y si se trata de un predio urbano, con sus servicios básicos y gastos comunes al día

5. Derecho a pedir al Tribunal que lo autorice para retener bienes del arrendatario, cuando
éste le adeude rentas o indemnizaciones.

6. Derecho a pedir el término anticipado del contrato, si el arrendatario no cumple sus


obligaciones. Por cierto, la primera de las obligaciones cuyo incumplimiento podría llevar al
arrendador a pedir el término anticipado del contrato, será la falta de pago de la renta pactada.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 85


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7. Derecho a inspeccionar la cosa arrendada, durante la vigencia del contrato, en los términos
que expusimos a propósito de las obligaciones del arrendatario.

8. Derecho a destinar la suma percibida por concepto de garantía, a cubrir los gastos
efectuados por las reparaciones que deben ejecutarse en el mueble o inmueble arrendado,
cuando se trate de deterioros de los cuales el arrendatario era responsable.

Derechos del arrendatario.

1.Derecho a usar y gozar de la cosa arrendada. El arrendatario, según lo expresamos, debe


usar la cosa conforme a los términos estipulados en el contrato, y a falta de pacto, conforme
a su destino natural.

- En lo que respecta a los frutos, podrá apropiarse de los frutos naturales que produzca la cosa
arrendada, y eventualmente de frutos civiles, si subarrendare la cosa.

2. Derecho a exigir al arrendador que mantenga el inmueble en condiciones aptas para el fin
pactado en el contrato (por ejemplo, si se arrienda un local comercial, y la Municipalidad
respectiva niega la patente, porque el inmueble no cumple con ciertos requisitos, el
arrendador debe subsanar tal situación);

3. Derecho a exigir al arrendador que efectúe aquellas reparaciones que no sean locativas; y
aún las locativas, cuando sean de cargo del arrendador.

4. Derecho a exigir al arrendador que le indemnice, por las deficiencias que presente el
mueble o inmueble arrendado, y que existían al momento de celebrar el contrato.

5. Derecho a exigir al arrendador que le libere de toda turbación o embarazo en el goce de la


cosa arrendada, ocasionado por un tercero, cuando sean de derecho, pues si fueren de hecho,
el arrendatario deberá defenderse por sí mismo, a menos que la turbación o embarazo
provengan de personas sobre las cuales el arrendador tuviere ascendiente.

6. Derecho a pedir al Tribunal que lo autorice para retener bienes del arrendador, cuando éste
le adeude indemnizaciones.

7. Derecho a pedir el término anticipado del contrato, si el arrendador no cumple sus


obligaciones.

8. Derecho a pedirle al arrendador que le otorgue los recibos en los que conste el pago de la
renta

9. Derecho a exigir la devolución del dinero entregado por concepto de garantía, si procede.
Será improcedente, si el arrendador justifica que debió invertir los dineros en reparaciones
locativas.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 86


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10. Derecho a subarrendar, cuando el arrendatario esté premunido de esta facultad, conforme
a lo estudiado.

11. Derecho a asistir a las asambleas de copropietarios de inmuebles.

Recepción de la costumbre en el contrato de arrendamiento de cosas.

1. Artículo 1938, al disponer que “El arrendatario es obligado a usar de la cosa según los
términos o espíritu del contrato; y no podrá en consecuencia hacerla servir a otros objetos
que los convenidos; o, a falta de convención expresa, aquellos a que la cosa es naturalmente
destinada, o que deban presumirse de las circunstancias del contrato o de la costumbre del
país.”

2. Artículo 1940, conforme al cual “El arrendatario es obligado a las reparaciones locativas.
Se entienden por reparaciones locativas las que según la costumbre del país son de cargo de
los arrendatarios, y en general, las de aquellas especies de deterioro que ordinariamente se
producen por culpa del arrendatario o de sus dependientes, como descalabros de paredes o
cercas, albañales y acequias, rotura de cristales, etc.”

3. Artículo 1986, al establecer que “Si nada se ha estipulado sobre el tiempo del pago, se
observará la costumbre del departamento”, entre otras

El derecho de retención Art. 1942 y 1937.

- Se trata de un derecho que la ley confiere tanto al arrendador como al arrendatario, para
hacer más eficaz el cobro de las rentas o el pago de ciertas indemnizaciones, según el caso.

- El derecho legal de retención es una garantía, pero no es caución, pues no se trata de una
obligación “contraída” para asegurar otra obligación. No hay de por medio un contrato, sino
que es la ley, en este caso, su fuente.

- No es en todo caso, un derecho exclusivo del arrendamiento, encontrándose en diversas


instituciones del Código Civil, como en el usufructo, el comodato, el depósito, el mandato,
etc.

Naturaleza jurídica del derecho de retención.

1. Es un derecho sui géneris, que no es absolutamente real ni personal, pero que tiene algo
de una y otra clase de derechos.

- Es personal, porque sólo puede invocarse respecto de cierta persona, aquella a quien
pertenece la cosa. Es real, porque se ejerce sobre una cosa determinada, pero no confiere un

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 87


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atributo esencial de todo derecho real, como es el derecho de perseguir la cosa de manos de
quien se encuentre.

- No es el Código Civil, sino el Código de Procedimiento Civil, el que reglamenta este


derecho, en sus artículos 545 a 548, asimilando los bienes retenidos a los bienes hipotecados
o prendados.

- Conforme al artículo 546 del Código de Procedimiento Civil, si el derecho legal de


retención se ejerce sobre bienes muebles, se asimila a la prenda para los efectos de la
preferencia. Y si recae sobre inmuebles, se asimila al crédito del acreedor hipotecario,
siempre que el derecho de retención haya sido declarado judicialmente e inscrito en el
competente registro.

Casos en que procede el derecho de retención, tratándose del arrendamiento.

1. El arrendador puede invocarlo, entonces, para asegurar el pago de la renta y de las


indemnizaciones a que tenga derecho, reteniendo todos los frutos de la cosa arrendada y los
objetos con que el arrendatario haya amoblado, guarnecido o provisto la cosa arrendada. Para
ejercer el derecho, las cosas han de pertenecer al arrendatario, presumiendo la ley tal dominio,
sin perjuicio de admitir prueba en contrario (presunción simplemente legal, por ende).

- Para que el arrendador pueda ejercer el derecho de retención, debe previamente ser
autorizado por el tribunal.

2. Caso en que lo invoca el arrendatario (artículo 1937): puede ser invocado, cuando el
arrendador adeuda indemnizaciones por las mejoras efectuadas por el arrendatario, y que
deben reembolsarse por el arrendador. Son tales todas aquellas que no tengan el carácter de
locativas. Igual que en el caso del arrendador, el arrendatario debe solicitar la respectiva
autorización judicial.

- Cabe advertir, sin embargo, que nuestra jurisprudencia ha precisado que el arrendatario
carece de la facultad para hacer suyos los frutos que la cosa retenida produzca, porque con
arreglo a los artículos 646 y 648 del Código Civil, aquellos pertenecen al dueño de la cosa,
calidad que ostenta el arrendador.

- Sin embargo, no podrá ejercitarse el derecho, cuando estemos ante la extinción involuntaria
del derecho del arrendador sobre la cosa arrendada.

Oportunidad para hacer valer el derecho legal de retención.

- Como presupuesto básico, cabe afirmar que resulta necesario que el arrendador o el
arrendatario detente en su poder la cosa arrendada. Sólo puede “retener” quien todavía tiene
la cosa ajena en su poder.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 88


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- El artículo 9º de la Ley 18.101, establece que el demandado, al contestar la demanda, podrá


hacer valer el derecho de retención, resolviendo el tribunal en la sentencia definitiva, si ha
lugar o no a la retención solicitada.

Expiración del arrendamiento de cosas. Artículo 1950.

- Expira por los mismos modos que los otros contratos, y especialmente:

1. Por la destrucción total de la cosa arrendada;

2. Por la expiración del tiempo estipulado para la duración del arriendo;

3. Por la extinción del derecho del arrendador sobre la cosa arrendada; y

4. Por la sentencia del juez en los casos que la ley ha previsto.

Expiración del arrendamiento por la destrucción total de la cosa arrendada.

-Si la cosa se destruye, entonces falta el objeto de la obligación del arrendador, cual es
proporcionar al arrendatario el goce de una cosa. Y si falta el objeto para el arrendador,
entonces falta la causa de la obligación del arrendatario, porque pagaría una renta a cambio
de nada.

- Para que el contrato expire, la destrucción ha de ser total. Si la destrucción es parcial, el


juez decidirá, según las circunstancias, si debe tener lugar la terminación del contrato o
concederse una rebaja del precio o renta

- Carece de importancia que la pérdida de la cosa sea fortuita o culpable, para los efectos de
la expiración del contrato, lo que ocurre en ambos casos. Sin embargo, si la pérdida fuere
imputable a una de las partes, se podrá pedir la respectiva indemnización de perjuicios,
conforme a las reglas generales.

Expiración del arrendamiento por concluir el tiempo estipulado para la duración del
arriendo.

a. Expiración determinada: acontece lo anterior, en las siguientes situaciones:

1º Cuando se ha estipulado un plazo fijo para que tenga fin (plazo expreso);

2º Cuando su terminación está indicada por la naturaleza del servicio a que la cosa está
destinada (plazo tácito: por ejemplo, se arriendan vehículos motorizados, para el traslado de
los participantes a una reunión internacional, que se efectuará durante 15 días en cierta
ciudad);

3º Cuando su terminación está indicada por la costumbre del país (por ejemplo, la costumbre
establece que el arriendo de ciertas maquinarias agrícolas, se hace por el período de cosecha).

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 89


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- En los tres casos anteriores, no será necesario desahucio, para poner término al contrato.
Este expira, con la llegada del plazo (artículo 1954 del Código Civil): se trata sencillamente
del cumplimiento del plazo extintivo

b. Expiración indeterminada: lo será, cuando el contrato no tiene plazo estipulado por los
contratantes, ni puede deducirse del servicio al que la cosa se destina, ni por la costumbre del
país. En este caso, el contrato puede terminar en cualquier momento, por desahucio del
arrendador o del arrendatario (artículo 1951 del Código Civil).

El Desahucio: acto jurídico unilateral que consiste en la noticia anticipada que una de las
partes da a la otra de su deseo de poner término al contrato.

Características:

1. El desahucio no puede además revocarse por la sola voluntad del desahuciante, sino sólo
con el consentimiento del desahuciado

2. El desahucio puede ser extrajudicial o judicial, pero como es lógico, por regla general sólo
el último será verdaderamente eficaz, en caso de oposición del arrendatario.

3. El desahucio judicial es el que se hace por medio de una notificación judicial, en que se
hace saber a una de las partes la intención del otro contratante, de poner término al contrato.
La notificación debe hacerse previo decreto judicial que así lo autorice (artículo 588 del
Código de Procedimiento Civil). El desahucio extrajudicial, es aquél que se realiza a través
de un notario, en el caso de un contrato de arrendamiento de inmuebles, pactado mes a mes
y de duración indefinida. En este caso, el desahucio tendrá la misma eficacia que el desahucio
judicial.

- No obstante haberse cumplido el plazo expreso o tácito del contrato o haberse efectuado el
desahucio, puede ocurrir que el contrato continúe vigente por un cierto término, operando
entonces una “tácita reconducción”

Requisitos de la tácita reconducción (Copulativos).

1. Se trata de un bien raíz que permanece en poder del arrendatario;

2. El arrendatario, con el beneplácito del arrendador, ha pagado la renta de cualquier espacio


de tiempo subsiguiente a la terminación, o ambas partes han manifestado por cualquier otro
hecho igualmente inequívoco su intención de perseverar en el contrato.

- Se entenderá renovado el contrato:

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 90


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a. Por tres meses, si se trata de predios urbanos;

b. Por el tiempo necesario para utilizar las labores principiadas y coger los frutos pendientes
en los predios rústicos (plazo tácito, por ende).

- En todo caso, advierte el artículo 1957 del Código Civil que, renovado el contrato, se
extinguirán las garantías constituidas por terceros.

Expiración del arrendamiento por la extinción del derecho del arrendador sobre la cosa
arrendada.

De cuatro maneras puede extinguirse el derecho del arrendador sobre la cosa arrendada:

1. Por causas ajenas a su voluntad; en realidad, es la ley la que pone término al contrato.
Ejemplos: si el arrendador era usufructuario o propietario fiduciario de la cosa, expira el
arrendamiento por la llegada del día en que debe cesar el usufructo o pasar la propiedad al
fideicomisario

2. Por hecho o culpa suya; puede ocurrir que el arrendador pierda su derecho porque vende
o dona la cosa arrendada o se resuelve un contrato de compraventa por su culpa.

3. Por actos de terceros; artículo 1965 del Código Civil, “Si por el acreedor o acreedores
del arrendador se trabare ejecución y embargo en la cosa arrendada, subsistirá el arriendo, y
se substituirán el acreedor o acreedores en los derechos y obligaciones del arrendador”.

4. Por disposición de la ley. Ocurrirá lo anterior, cuando en virtud de una ley, la cosa
arrendada fuere expropiada por causa de utilidad pública.

También expirará el contrato en virtud de la ley, en los casos siguientes:

1º Tratándose de los arrendamientos celebrados por los tutores o curadores: el arrendamiento


no podrá exceder de 5 años si el predio es urbano y de 8 si es rústico, y en todo caso no podrá
extenderse más allá del momento en que el pupilo cumpla 18 años. Se trata de una hipótesis
de inoponibilidad.

2º Tratándose de los arrendamientos celebrados por el padre o la madre como


administradores de los bienes del hijo: está subordinado a las mismas normas que rigen para
los guardadores. La infracción de esta norma no origina la nulidad del contrato, sino la
inoponibilidad ante el hijo.

3º Tratándose de los arrendamientos celebrados por el marido, como administrador de los


bienes sociales y de los bienes propios de su mujer, casada en sociedad conyugal

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 91


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Casos en que el contrato de arrendamiento es oponible al nuevo dueño de la cosa


arrendada:

1º Aquel a quien se transfiere el derecho del arrendador por un título lucrativo. Consignemos
que la expresión “lucrativo” es sinónimo en el Código, aunque no lo parezca, de título
gratuito. De esta forma, el donatario deberá respetar el arrendamiento vigente, por todo el
plazo que reste.

2º Aquel a quien se transfiere el derecho del arrendador por un título oneroso, siempre y
cuando el contrato de arrendamiento se hubiere celebrado por escritura pública, y
exceptuándose también a los acreedores hipotecarios.
- Nótese que el Código Civil sólo exige que el arrendamiento conste por escritura pública,
pudiendo o no estar inscrita. La disposición, entendible a la época en que entró en vigencia
el Código, resulta muy peligrosa en nuestros días, pues resulta imposible para el adquirente,
por el número de notarías existentes en la actualidad, saber a ciencia cierta si pesa o no un
arrendamiento sobre el bien que incorpora a su patrimonio.
- En todo caso, si el comprador se encuentra con tal desagradable sorpresa, bien puede
solicitar que se declare la resolución de la compraventa y se le indemnicen los perjuicios.
- Ello es un problema ajeno al arrendatario, quien estará protegido por el plazo que reste al
contrato.

3º A los acreedores hipotecarios, siempre y cuando:

1. El arrendamiento se hubiere otorgado por escritura pública;

2. y dicha escritura se hubiere inscrito en el Registro del Conservador antes de la inscripción


hipotecaria (el arrendamiento, igual que la hipoteca, se inscribirá en el Registro de Hipotecas
y Gravámenes).

Expiración del contrato por la sentencia del juez en los casos en que la ley ha previsto.

- Conforme a las reglas generales, el contrato de arrendamiento podrá expirar por declararse
su nulidad, o por resolución, siempre y cuando no hubiera empezado a cumplirse, pues en
caso contrario, debemos hablar de término del contrato, conforme ya lo explicamos.

Casos en que el arrendatario puede demandar la terminación:

1. Imposibilidad del arrendador de entregar la cosa arrendada o la mora en entregarla que


disminuyere notablemente para el arrendatario el valor del contrato

2. Las reparaciones sobre una parte tan grande de la cosa arrendada, que el resto no aparezca
suficiente para el objeto con que se tomó en arriendo

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 92


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3. Si el arrendatario, a consecuencia de los derechos que ha justificado un tercero, se hallare


privado de tanta parte de la cosa arrendada, que sea de presumir que sin esa parte no habría
contratado

4. Si el mal estado o calidad de la cosa le impiden hacer de ella el uso para que ha sido
arrendada

Casos en que el arrendador puede demandar el término del contrato:

1. Cuando el arrendatario no hubiere dado a la cosa el uso convenido o el que corresponda a


la naturaleza de la cosa arrendada

2. El grave deterioro del bien arrendado, cuando es imputable al arrendatario

3. Cuando la cosa arrendada necesita reparaciones que en todo o parte impidan su goce

4. Ante la insolvencia declarada del arrendatario

5. Por negligencia grave del arrendatario en la mantención del inmueble

6. Por emplear el arrendatario la casa o edificio a un objeto ilícito

7. Por subarrendar la cosa a persona de notoria mala conducta

8. Por la mora en el pago de la renta

Arrendamiento para la confección de una obra material: “aquél por el cual una persona
llamada artífice, se obliga, mediante cierto precio, a ejecutar una obra material”

- En este contrato, el artífice es el arrendador, y quien encarga la obra es el arrendatario.

Elementos del arrendamiento de obra.

1. El consentimiento, como en todo contrato;

2. Un precio, como en todo arrendamiento.

Bajo dos modalidades puede convenirse el precio:

a. Pagar una sola cantidad, por toda la obra: obra a precio alzado;

b. Pagar por etapas o partes, según avance la obra: obra por administración.

- Si las partes no hubieren fijado el precio, se presumirá que las partes han convenido en el
que ordinariamente se paga por la misma especie de obra (vale decir, la ley se remite a la
costumbre); y a falta de dicho precio, será el que se estime equitativo por peritos.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 93


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c. Encargar la ejecución de una obra material: el arrendador pone su trabajo o experticia al


servicio de otro, con el fin de transformar una materia y confeccionar una nueva obra para el
arrendatario.

- No todo encargo que supone confeccionar una obra material es arrendamiento:

a. Será compraventa: cuando el que suministra la materia es el propio artífice. Se trata de una
compraventa a prueba o al gusto, porque sólo se perfecciona cuando el que ordenó la obra la
aprueba. Por lo tanto, el riesgo por la pérdida de la cosa será asumido por el vendedor,
mientras el comprador no manifiesta su conformidad

b. Será arrendamiento: si la materia es suministrada por la persona que encargó la obra. En


este caso, el riesgo por la pérdida fortuita de la materia será asumido por el arrendatario

- Puede ocurrir que ambas partes suministren materiales, caso en el cual será arrendamiento
si la materia principal es aportada por el que encarga la obra, y compraventa a la inversa

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 94


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EL MANDATO Art. 2116: contrato en que una persona confía la gestión de uno o más
negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.

- Cabe destacar, desde ya, la importancia que tiene la expresión “confía”, que pone de
manifiesto, según veremos, su carácter de contrato intuitu personae.

Requisitos del mandato.

1. Que se confíe o encargue a otra persona, la ejecución de uno o más negocios jurídicos,
como celebrar un contrato, cobrar, percibir, demandar, etc.

- El encargo que consiste en la ejecución de un hecho material, no constituye mandato, sino


un contrato de arrendamiento de servicios o de confección de obra material.

- En principio, todos los actos jurídicos pueden ejecutarse mediante mandatarios, salvo que
la ley disponga lo contrario. Ejemplos:

1) La facultad de testar es indelegable. El otorgamiento del testamento es un acto


personalísimo;

2) Estipulación de las capitulaciones matrimoniales, que deben convenir personalmente los


esposos, aunque fueren incapaces, sin perjuicio que, en este último caso, requieren los novios
ser autorizados por quienes están llamados a prestar el asenso para el matrimonio de los
menores adultos mayores de 16 años;

3) Ratificación ante un Oficial del Registro Civil, del matrimonio celebrado ante un Ministro
de culto

2. Que el negocio no interese sólo al mandatario: Habrá mandato:

- Si el negocio es de mutuo interés del mandante y del mandatario;

- Si el negocio es de interés del mandante y de un tercero;

- Si el negocio interesa sólo al mandante; y

- Si el negocio es de interés de un tercero, exclusivamente.

3. Que mandatario y mandante sean capaces.

a. Respecto del mandante, la ley no ha dado reglas especiales, aplicándose en consecuencia


las normas generales en materia de capacidad. Tal capacidad, se ha dicho, sería aquella
necesaria para celebrar y ejecutar el acto jurídico al que se refiere el mandato, considerando
que jurídicamente es el mandante quien contrata, aunque lo haga a través de otra persona.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 95


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- En algunos casos, no basta con poseer capacidad de ejercicio: por ejemplo, será nulo el
mandato conferido a un tercero, con el fin de que celebre un contrato de compraventa con el
cónyuge del mandante (no habiendo entre ellos separación judicial). Habrá que atender
entonces, también, a las reglas especiales de capacidad propias del contrato de que se trate.

b. Respecto del mandatario, debemos distinguir dos situaciones:

1º Para que una persona pueda actuar como mandatario de otra de manera que obligue a ésta
y a los terceros a cumplir las obligaciones que de su actuación emanen, no es necesario que
sea plenamente capaz: se admite que el mandatario sea un menor adulto.

- La razón de esta disposición radica, a juicio de algunos, en que el mandatario no actúa por
sí mismo en representación de su mandante, y es la capacidad de éste la que debe tomarse en
cuenta en la celebración del acto jurídico. Sin embargo, tal fundamento resulta discutible, a
la luz de los aludidos postulados de la doctrina de la representación-modalidad del acto
jurídico.

- En todo caso, nunca puede constituirse en mandatario a un absolutamente incapaz, porque


carece de voluntad; y porque la ley no admite la ratificación de sus actos. ¿Podría quedar
comprendido el disipador interdicto en el artículo 2128? Pareciera que no, pues el precepto
sólo alude al menor adulto, y no a los relativamente incapaces, en general.

- En las normas del pago, artículo 1581, el Código contempla otro caso que demuestra que
puede actuar válidamente como mandatario un incapaz: “Puede ser diputado para el cobro y
recibir válidamente el pago, cualquiera persona a quien el acreedor cometa este encargo,
aunque al tiempo de conferírsele no tenga la administración de sus bienes ni sea capaz de
tenerla.”

2º Distinta es la situación en las relaciones jurídicas entre el mandante y el mandatario o entre


éste y terceros: Rigen aquí las reglas generales de la capacidad.

Características del mandato.

1. Es un contrato generalmente consensual.

- Excepcionalmente, el silencio puede constituir manifestación de voluntad, en términos de


aceptar el mandato: Art. 2125: “Las personas que por su profesión u oficio se encargan de
negocios ajenos, están obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo
que una persona ausente les hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará
como aceptación. / Aun cuando se excusen del encargo, deberán tomar las providencias
conservativas urgentes que requiera el negocio que se les encomienda.”

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Mandato solemne.

1º El mandato judicial: conforme al artículo 6 del Código de Procedimiento Civil, debe


constituirse por escritura pública; por un acta extendida ante el juez y suscrita por todos los
otorgantes; o por declaración escrita del mandante y autorizada por el secretario del tribunal
que esté conociendo de la causa.

2º El mandato para contraer matrimonio: el mandato debe constar por escritura pública, según
lo dispone el art. 103 del CC. Se trata de un mandato nominado, como es obvio.

3º El mandato conferido por la mujer casada en sociedad conyugal, para que su marido realice
determinados actos jurídicos: El mandato deberá ser especial y conferido por escritura
pública.

4º El mandato conferido para reconocer un hijo, debe otorgarse por escritura pública, en la
que especialmente se confiera la aludida facultad, entre otros

¿Debe ser solemne el mandato conferido para ejecutar o celebrar un contrato de tal
naturaleza? ¿Se extiende la solemnidad tanto al mandato como al acto jurídico?

La doctrina mayoritaria señala que sí.

1º Si la ley exige que en determinados contratos el consentimiento sea dado por escritura
pública, en la misma forma debe ser extendido el mandato, ya que es en el momento de
otorgarse éste, en el cual el mandante, futuro vendedor o comprador, presta su
consentimiento.

2º Si bien el mandato es usualmente consensual, el mismo precepto señala que se exceptúa


el caso en que debe constar el mandato por instrumento auténtico, y en tal evento, no valdrá
la escritura privada.

2. Es un contrato oneroso por su naturaleza:

1º El contrato de mandato es oneroso por naturaleza: Si no se estipuló remuneración, debe


pagarse la “usual”. En otras palabras, como ha fallado la jurisprudencia, debe pactarse
expresamente la gratuidad.

2º La remuneración del mandatario, denominada “honorarios”, se determina:

- Por las partes, antes o después de celebrar el contrato;

- Por la ley;

- La costumbre;

- Finalmente por el juez, aplicando la equidad natural.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 97


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3º Al ser remunerado el mandato, se agrava la responsabilidad del mandatario: responde


siempre de culpa leve, pero en términos más estrictos si es remunerado (quiere decir más o
menos perjuicios a reparar).

- Como contrapartida, si el mandatario manifestó repugnancia al encargo y en cierto modo


se hubiere visto forzado a aceptarlo, será menos estricta su responsabilidad. Seguiremos en
todo caso en el ámbito de la culpa leve.

3. El mandato es un contrato bilateral.

- Tanto el mandato remunerado como el gratuito son bilaterales. Respecto al segundo, el


mandatario se obliga a cumplir el encargo y a rendir cuenta, y el mandante por su parte debe
proveerlo de los medios necesarios para que el mandatario cumpla la gestión encomendada,
sin perjuicio de otras obligaciones que pueden surgir con posterioridad, como reembolsar los
gastos que el mandatario haya hecho e indemnizar los perjuicios sufridos por éste, sin mediar
culpa de su parte.

- Adicionalmente, el mandante también se obliga a cumplir con las obligaciones que contrae
el mandatario, aunque a juicio de algunos, ésta no sería una obligación derivada del mandato,
sino más bien de los contratos que el mandatario celebre en ejecución del mandato.

4. El mandatario actúa por cuenta y riesgo del mandante.

- Los actos jurídicos celebrados por el mandatario obligan al mandante, desde el momento
que el primero no actúa, por regla general, a nombre propio, sino a nombre del segundo.
Serán entonces para el mandante los beneficios y soportará las pérdidas provenientes del acto
jurídico celebrado por el mandatario, igual que si el mandante lo hubiere celebrado
personalmente.

- Pero incluso si el mandatario, en la ejecución del encargo, no actúa en representación del


mandante sino a nombre propio, siempre será el mandante quien reciba los beneficios y
soporte las pérdidas.

Distintas serán las consecuencias jurídicas:

1º Si el mandatario actúa en representación del mandante, éste resulta obligado;

2º Si el mandatario actúa a nombre propio, es él quien se obliga y no el mandante, sin


perjuicio que la relación jurídica entre mandante y mandatario siga vigente.

- El fundamento legal que permite al mandatario actuar a nombre propio, lo encontramos en


el art. 2151. Esta disposición demuestra que la representación no es de la esencia en la
ejecución del contrato de mandato, sino un elemento de la naturaleza, que el mandatario
puede “derogar” en la ejecución del mandato, si actúa a nombre propio.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 98


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CLASES DE MANDATO.

a. Atendiendo a la extensión con que se ha conferido el mandato, este puede ser general o
especial

Mandato general es el que se otorga al mandatario para todos los negocios del mandante,
aunque se indiquen algunas excepciones determinadas.

-El verdadero mandato general no contiene enumeración de facultades, y por eso mismo, es
general. Se contiene en una foja.

- Conferido en esta forma, el mandato no otorga al mandatario otras facultades que las que
enumera el art. 2132. De los términos de este artículo, se desprende que el mandato general
otorga al mandatario la facultad de administrar los negocios del mandante dentro del giro
ordinario. La enumeración que al efecto hace de los actos administrativos el citado artículo,
es sólo por vía ejemplar, lo que implica que cualquier otro acto de administración que no se
mencione en dicho precepto, podrá también ser ejecutado válidamente por el mandatario
general.

Mandato especial es aquél que comprende uno o más negocios especialmente determinados.
- Como en el mandato pueden indicarse todos los actos jurídicos que una persona puede
ejecutar, es posible en la práctica que el poder especial llegue a ser más amplio que uno
general.
- Cabe señalar que según la parte final del art. 2132, se requiere poder especial para la
ejecución de todos los actos que salgan de los límites del giro ordinario de los negocios del
mandante.

- El mandato especial admite una subclasificación:

a) Simplemente especial: por ejemplo, cuando se confiere mandato para que el mandatario
pueda administrar todos los inmuebles que pertenezcan al mandante, sin que ellos sean
singularizados;

b) Especialísimo: por ejemplo, cuando en el mismo caso, el mandato recae en un determinado


inmueble.

Importancia de la clasificación.

- Esta clasificación es importante, en definitiva, para saber qué tipo de negocios jurídicos
puede ejecutar legítimamente el mandatario.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 99


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b. Atendiendo a las facultades conferidas al mandatario, el mandato puede ser definido o


indefinido.

Indefinido, cuando el mandante no precisa al mandatario las facultades conferidas. Por


ejemplo, se confiere mandato para que el mandatario administre un negocio del mandante,
pero sin indicarle con qué facultades goza.

Definido, cuando se precise cuáles son las facultades o atribuciones del mandatario. Por
ejemplo, un mandato para vender un determinado bien del mandante.

- De lo expuesto, se puede afirmar que el mandato especial podrá ser definido o indefinido
(por ejemplo, será especial pero indefinido, si confiero mandato a Juan, para que se haga
cargo de todos los asuntos vinculados con mi inmueble ubicado en tal ciudad; y será especial
y además definido, cuando confiero mandato a Juan, para que venda el inmueble de mi
propiedad, ubicado en tal ciudad). El mandato general, en cambio, es indefinido.

- La definición o indefinición del mandato tiene directa relación con las facultades del
mandatario.

Art. 2132. El mandato no confiere naturalmente al mandatario


más que el poder de efectuar los actos de administración; como
son pagar las deudas y cobrar los créditos del mandante,
perteneciendo unos y otros al
giro administrativo ordinario; perseguir en juicio a los
deudores, intentar las acciones posesorias e interrumpir las
prescripciones, en lo tocante a dicho giro; contratar las
reparaciones de las cosas que
administra; y comprar los materiales necesarios para el cultivo
o beneficio de las tierras, minas, fábricas, u otros objetos
de industria que se le hayan encomendado.

Para todos los actos que salgan de estos límites,


necesitará de poder especial.

Art. 2133. Cuando se da al mandatario la facultad de obrar


del modo que más conveniente le parezca, no por eso se entenderá
autorizado para alterar la substancia del mandato, ni para los
actos que exigen
poderes o cláusulas especiales.

Por la cláusula de libre administración se entenderá


solamente que el mandatario tiene la facultad de ejecutar
aquellos actos que las leyes
designan como autorizados por dicha cláusula.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 100


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Concepto de acto de administración:

- La ley no lo define, pero puede desprenderse de otras disposiciones del CC.


- Consiste en adoptar las medidas de carácter material o jurídico tendientes a conservar los
bienes, a incrementarlos y obtener las ventajas que pueden procurar.

- Vemos que no existe un límite muy definido entre los actos de administración y los actos
de disposición, caracterizándose estos últimos por modificar la composición del patrimonio.
En ocasiones, un acto que parece ser dispositivo será sin embargo de administración. Por
ejemplo, si se venden los frutos de un bien, como la cosecha de un fundo. Lo determinante,
en definitiva, es averiguar si el acto pertenece al giro ordinario del negocio que se administra.
Si pertenece, el acto será de administración, aunque implique disponer de bienes.

En ciertos casos, el legislador ha señalado expresamente que se requiere de poder


especial y definido:

1. Para transigir

2. Facultades de desistirse en primera instancia de la acción deducida, aceptar la demanda


contraria, absolver posiciones, renunciar los recursos o plazos, transigir, comprometer,
otorgar a los árbitros facultades de arbitradores, aprobar convenios y percibir.

3. Cuando la mujer casada en sociedad conyugal autoriza a través de mandato a su marido,


para enajenar o gravar bienes raíces sociales.

4. Tratándose del mandato conferido para reconocer un hijo, el que debe otorgarse por
escritura pública, en la que especialmente se confiera la aludida facultad.

5. Tratándose del mandato para contraer matrimonio.

c. Atendiendo a si el mandato se confiere o no para representar en juicio o en general para


ejecutar o celebrar todo acto o contrato, se divide en judicial o extrajudicial.

EFECTOS DEL MANDATO.

a. Obligaciones del mandatario.

1. Ejecutar el mandato en la forma convenida: Según el art. 2131, el mandatario se ceñirá


rigurosamente a los términos del mandato, sin perjuicio de los casos en que las leyes le
autoricen para actuar de otro modo.

- Acorde con el art. 1546, el art. 2134 establece que la recta ejecución del mandato comprende
no sólo la substancia del negocio encomendado (o sea, el fondo del negocio), sino los medios
por los cuales el mandante ha querido que se lleve a cabo (es decir, la forma como realizarlo).

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 101


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Actos especialmente reglamentados por la ley: En algunos casos, el CC. ha previsto el


alcance de ciertas facultades concedidas al mandatario:

1º En el art. 2141, a propósito de la transacción (el mandatario facultado para transigir no


implica que también pueda convenir que el asunto sea resuelto por un árbitro);

2º En el art. 2142, a propósito de la compraventa (quien está facultado para vender, está
igualmente facultado para recibir el precio, sin necesidad de mención especial); y

Mandato conferido a dos o más personas: ¿Puede dividirse la gestión?:

1º En primer lugar, se estará a lo previsto por el mandante.

2º Si nada previó el mandante, los mandatarios pueden dividir la gestión (en verdad, lo
anterior, aunque lo diga la ley, es sólo teórico, pues en la práctica, se exige la actuación
conjunta de los mandatarios);

3º Pero si el mandante prohibió dividir la gestión, es decir, quiere que los mandatarios actúen
de consuno, serán “nulos”, dice la ley, los actos que realicen separadamente los mandatarios
que debieron actuar conjuntamente (en verdad, no se trata de un problema de nulidad, sino
de inoponibilidad de los actos realizados por el mandatario al mandante). De cualquier
manera, creemos que el contrato será un título injusto, para los efectos previstos en el artículo
704 número 2 del Código Civil: “No es justo título: (…) 2º. El conferido por una persona en
calidad de mandatario o representante legal de otra sin serlo”

Restricciones impuestas a los mandatarios en la ejecución del mandato.

1º Art. 2144: El mandatario:

a. No puede comprar para sí las cosas que el mandante le ha ordenado vender;


b. No puede vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado comprar.

- Las prohibiciones no son absolutas, sin embargo, porque el mandante puede autorizar
dichos actos. Lo anterior implica que la facultad para autocontratar, requiere de expresa
autorización.

2º Art. 2145:

- No puede el mandatario tomar para sí el dinero que el mandante le encargó colocar o prestar
a interés.

- Puede sin embargo el mandatario prestar de su dinero al mandante cuando éste le encargó
obtenerlo, pero siempre que lo haga al mismo interés designado por el mandante o a falta de
éste, al interés corriente.

Apuntes examen de grado Área Civil Francisca Rodríguez A. 102


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3º Art. 2146: No puede el mandatario colocar a interés dineros del mandante, sin autorización
expresa de éste. Si contaba con dicha autorización para colocar el dinero a un determinado
interés y lo coloca a un interés superior, el exceso no pertenecerá al mandatario, sino que, al
mandante, salvo si el mandante lo hubiere autorizado para apropiarse del exceso.

4º Art. 2147: Si el mandatario ejecuta el mandato con mayor beneficio o menor gravamen
que los designados por el mandante, se prohíbe al mandatario apropiarse lo que exceda al
beneficio o disminuya el gravamen designado en el mandato. Pero si el mandatario negocia
con menos beneficios o más gravamen que los designados en el mandato, el mandatario
deberá responder ante el mandante por la diferencia.

Responsabilidad del mandatario: La responsabilidad del mandatario implica en términos


generales que debe abstenerse de ejecutar actos que vayan en perjuicio del mandante, y será
dicha responsabilidad mayor o menor según la naturaleza del mandato:

1. El mandatario responderá, en general, de culpa leve.

2. Dicha responsabilidad recae más estrictamente sobre el mandatario remunerado.

3. Dicha responsabilidad será menos estricta si el mandatario no deseaba ejecutar el encargo


y se vio forzado a aceptarlo.

- Por otra parte, el mandatario no responde de la solvencia de aquellos con quien contrata, a
menos que expresamente haya tomado sobre sí la responsabilidad, caso este último en el que
en realidad no hay verdadero mandato, desde el momento que el mandatario no actúa por
cuenta “y riesgo” del mandante. En este caso, establece la ley que el mandatario se constituye
en principal deudor para con el mandante, y son de su cuenta hasta los casos fortuitos y la
fuerza mayor.

2. Obligación de rendir cuenta al mandante: Ya que el mandatario actúa por cuenta y riesgo
del mandante.

Forma de rendir cuenta

- El legislador propende a que la cuenta sea documentada, cuestión obligatoria en las partidas
importantes, sin perjuicio que el mandante pueda relevar al mandatario de tal obligación.

- En términos generales, puede el mandante exonerar al mandatario de la obligación de rendir


cuentas, pero tal circunstancia no lo libera de los cargos que el primero pueda justificar contra
el mandatario. No implica por ende irresponsabilidad del último frente al mandante.

- El mandante puede exigir la rendición de cuentas en cualquier momento.

- De no rendirse la cuenta por el mandatario, el mandante podrá demandarlo para que lo haga,
tramitándose el juicio de conformidad a las reglas del procedimiento sumario.

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Rendición de cuenta cuando el mandatario actúa a nombre propio.

- La rendición de cuentas cobra mayor importancia cuando el mandatario ha contratado a su


propio nombre, pues entonces, debe comprender además la cesión de todos los derechos
adquiridos por el mandatario respecto de los terceros, el traspaso de todos los bienes
adquiridos para el mandante en el desempeño de su cometido y de todas las deudas contraídas
a favor de los terceros. Así, el mandatario que ha comprado a su propio nombre las cosas que
el mandante le ha encargado comprar para él, deberá traspasarlas al mandante, y esto,
naturalmente, en el acto de la rendición de cuentas; y si ha dado en préstamo, a su propio
nombre, dineros del mandante, debe traspasarle los créditos.

- El traspaso de las cosas adquiridas para el mandante es, pues, uno de los puntos esenciales
de la rendición de cuentas. Dicho traspaso constituye el cumplimiento efectivo y final de la
obligación compleja que contrae el mandatario de ejecutar el negocio por cuenta y riesgo del
mandante y jurídicamente representa el pago de lo que el mandatario debe al mandante, la
prestación de lo que debe.

Hay que distinguir:

1º Traspaso de los derechos personales: Esta cesión de créditos, si bien se ejecuta en


cumplimiento de obligaciones contraídas por el mandatario a favor del mandante, está sujeta
a las reglas del derecho común, y por lo tanto, será necesaria la entrega del título y la
notificación al deudor en los casos en que por regla general se requiera (arts. 1901 y ss.).
Perfeccionada la cesión, podrá el mandante dirigirse contra los terceros y al hacerlo no
invocará su calidad de mandante, que a los terceros es inoponible, sino la de cesionario.

2º Traspaso de los derechos reales: El mandatario deberá hacer tradición al mandante, de las
cosas adquiridas para éste. El título traslaticio de dominio necesario para la validez de la
tradición será el mismo contrato de mandato.

- En efecto, perfeccionado el contrato nace para el mandatario la obligación de ejecutar el


encargo que se le ha confiado y ésta es una obligación de hacer. Pero una vez cumplido el
encargo, surge para el mandatario la obligación de entregar al mandante las cosas que le
pertenecen, dado que el negocio se ha realizado “por cuenta y riesgo” de éste. Y ésta es una
obligación DE DAR que impone al deudor (en este caso, al mandatario), la de entregar la
cosa; y si ésta es una especie o cuerpo cierto, la de conservarlo hasta su entrega.

3º Traspaso de las deudas: el mandante debe cumplir las obligaciones contraídas por el
mandatario a su propio nombre, en la medida que dichas obligaciones se enmarquen en el
cometido encargado. Por eso, el mandante, junto con recibir los créditos y derechos reales,
debe hacerse cargo de las deudas. Con todo, el traspaso de las deudas al mandante no libera
al mandatario frente a los terceros que contrataron con él (y que ignoraban la existencia del
mandante), según las reglas generales.

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- De tal forma, si el mandatario fuere demandado por el tercero, no podrá excepcionarse


alegando que el deudor es el mandante. Este, a su vez, en el supuesto de haber aceptado el
traspaso de las deudas, estará obligado frente a los terceros con el carácter de codeudor
solidario o subsidiario, según decida el tribunal interpretando la naturaleza o espíritu del
convenio. Por lo tanto, los terceros podrán dirigirse contra el mandatario o contra el
mandante, para exigir el cumplimiento de la obligación.

- Podríamos afirmar que después del traspaso de las deudas al mandante, tanto éste como el
mandatario están obligados a la deuda, pero en la contribución a la deuda, el mandante ha de
reembolsar al mandatario, si éste hubiere pagado.

b. Obligaciones del mandante: Las obligaciones del mandante pueden nacer conjuntamente
con el contrato o emanar de actos posteriores, derivados de la ejecución del mandato.

1. Obligación de cumplir las obligaciones contraídas por el mandatario.

Requisitos:

1° Que el mandatario actúe a nombre del mandante; si el mandatario actúa a nombre propio,
pero después traspasa las deudas al mandante, entonces éste también quedará obligado ante
los terceros que contrataron con el mandatario.

2° Que el mandatario haya actuado dentro de los límites del mandato: Si el mandatario
excedió en su cometido los límites del mandato, ciertamente que el mandante no resulta
obligado, a menos que éste ratificara expresa o tácitamente lo actuado por el mandatario

¿Qué ocurre en tal caso con la responsabilidad del mandatario frente a los terceros con
quienes contrató extralimitándose en su mandato?

Será responsable en dos casos:

1º Cuando el mandatario no ha dado a los terceros suficiente conocimiento de sus poderes:


la falta de diligencia es imputable al mandatario, protegiendo la ley a los terceros que de
buena fe han contratado con el mandatario, creyendo que sus poderes eran más amplios que
los que en definitiva tenía.

2º Cuando el mandatario se ha obligado personalmente: el mandatario ha informado a los


terceros con quienes contrata de sus poderes limitados, pero asume la responsabilidad ante
éstos, en caso de que el mandante no ratifique lo actuado por el mandatario, más allá de los
límites del mandato.

Casos en que el mandatario se convierte en agente oficioso.

1º Cuando ejecuta de buena fe un mandato nulo: es decir, cuando el mandatario ignora tal
circunstancia; se trata en verdad de un caso en que la ley admite el error de derecho,

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permitiendo al agente oficioso reclamar el reembolso de los gastos en que ha incurrido (pero
no de la remuneración, pues no es verdadero mandatario).

2º Cuando debe salirse de los límites del mandato por una necesidad imperiosa.

Caso en el cual se ejecuta sólo en parte el mandato.

1º Si el cometido podía ejecutarse parcialmente, el mandante queda obligado al cumplimiento


de las obligaciones que del contrato emanen;

2º Si el negocio no debió ejecutarse parcialmente (lo que sucede cuando de los términos del
mandato o por la naturaleza del negocio apareciere que el encargo no debió cumplirse en
parte sino solamente de forma íntegra), la ejecución parcial no obligará al mandante sino en
cuanto le aprovechare.

- De la inejecución del resto, responderá el mandatario ante el mandante, por los perjuicios
que al último le ocasionare el incumplimiento parcial.

2. Obligación de proveer al mandatario de lo necesario para la ejecución del mandato

- Así, por ejemplo, si el mandante encarga al mandatario comprar un bien determinado, es


lógico que le proporcione el dinero necesario para pagar el precio.

- El mandatario podrá desistirse del encargo sin responsabilidad ante el mandante, en caso de
que no se le provea de los recursos necesarios para ejecutar el mandato. Ninguna obligación
tiene el mandatario en orden a empeñar recursos propios en la ejecución del cometido.

- Esta obligación y la anterior, son las únicas obligaciones del mandante que nunca pueden
faltar.

3. Obligación de reembolsar al mandatario los gastos razonables causados por la ejecución


del mandato: Deben responder de culpa leve.

4. Obligación de pagar al mandatario la remuneración estipulada o usual: Recordemos que


el mandato, por su naturaleza, es remunerado; en consecuencia, a falta de estipulación, será
el juez quien determine los honorarios del mandatario, de acuerdo con lo usual en negocios
similares. Para que el mandato sea gratuito, las partes expresamente deberán estipularlo.

5. Obligación de indemnizar al mandatario de las pérdidas en que haya incurrido sin culpa y
por causa del mandato: Expresamente dispone el inciso final del art. 2158 que las
obligaciones del mandante son ineludibles, cualquiera haya sido el resultado del cometido
del mandatario, salvo que un resultado negativo o excesivamente oneroso se deba a culpa del
mandatario. Por ende, no podrá el mandante excusarse de cumplir sus obligaciones, alegando
que el negocio no ha tenido éxito o que pudo desempeñarse a menos costo.

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- Además se autoriza al mandatario para desistirse de realizar el encargo o cometido, cuando


el mandante no cumple con sus obligaciones, por ejemplo, si no paga el honorario pactado o
no le provee de los recursos necesarios para ejecutar su cometido.

- El mandatario goza de un derecho legal de retención: no entrega al mandante los efectos


recibidos de los terceros con quienes contrató, mientras el mandante no cumpla a su vez con
sus obligaciones.

Delegación del mandato.

- Es el acto por el cual el mandatario encarga a otra persona la ejecución del cometido que a
él se le había confiado por el mandante.

- Distinguimos en la delegación a dos sujetos, delegante y delegado. El delegante, es aquel


mandatario primitivo que encarga la gestión a otro. El delegado, es aquél tercero que recibe
el encargo del mandatario primitivo. Podríamos decir que el delegado es un submandatario.
Ello nos permite concluir que la delegación es un subcontrato.

La delegación, elemento de la naturaleza del mandato.

- La ley permite al mandatario delegar el mandato, a menos que el mandante hubiere


prohibido expresamente tal circunstancia (art. 2135). Se trata por ende de una facultad propia
de la naturaleza del contrato de mandato, que se entiende incluida en él, salvo cláusula en
contrario.

Efectos de la delegación.

Hay que distinguir:

1° El mandante no autorizó ni prohibió la delegación:

- La delegación podrá hacerse, pero el mandatario responderá ante el mandante tanto por los
actos propios cuanto por los actos del tercero delegado.

- En cuanto a los terceros que contrataron con el delegado, no tienen ningún derecho contra
el mandante, a menos que éste ratifique la delegación.

2° El mandante autorizó la delegación.

Pueden presentarse dos casos:

a. Autorizó sin designar la persona del delegado: el mandatario no responderá de los actos
del delegado, a menos que éste sea notoriamente incapaz o insolvente. La ley pretende que
el mandatario tenga el tino y prudencia para delegar en una persona responsable,
normalmente diligente.

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b. Autorizó designando la persona del delegado: se constituye un nuevo mandato entre el


mandante y el delegado (art. 2137). En consecuencia, el mandatario no responde en tal caso
de los actos del delegado.

3. El mandante prohibió la delegación.

- Si el mandatario infringe la prohibición y delega el mandato, los actos del delegado son
inoponibles, no obligan al mandante, a menos que éste ratifique.

- Finalmente, cabe señalar que se ha concluido por la mayoría de la doctrina, que la


delegación sólo podría operar una sola vez. Dicho de otro modo, el delegado no podría
delegar a su vez el cometido.

Extinción del mandato. Art. 2163.

1. Por el desempeño del negocio para el que fue constituido: Esta causal de extinción será
aplicable sólo cuando el mandato se confirió para un negocio o cometido específico o
determinado. Vale decir, será la forma normal de extinción de un mandato especial.

2. Por la expiración del plazo extintivo o al cumplirse la condición resolutoria prefijados para
la terminación del mandato.

3. Por la revocación del mandante.

Revocación: acto jurídico unilateral por el cual el mandante hace saber a su mandatario su
deseo de poner término al mandato. La facultad de revocar es de la esencia del mandato, y el
mandante puede hacer uso de ella a su arbitrio, en cualquier momento.

- Se explica esta facultad, atendido el carácter de contrato intuito personae, contrato de


confianza, que distingue al mandato.

- En un caso, el Código Civil faculta a revocar un mandato, a persona distinta de aquella que
lo confirió: es la situación contemplada en el artículo 2171, que alude al mandato otorgado
por la mujer siendo soltera y que luego es revocado por su marido, habiendo sociedad
conyugal.

Clases de revocación: La revocación puede ser expresa o tácita. Es tácita el encargo del
mismo negocio a distinta persona; pero si el primer mandato es general y el segundo especial,
el primero subsiste para los negocios no comprendidos en el segundo. En este caso, la
revocación será parcial y no total.

Efectos de la revocación: Para que la revocación tenga la virtud de poner término al mandato,
debe notificarse al mandatario, pues el art. 2165 establece que la revocación expresa o tácita,
produce su efecto desde el día que el mandatario ha tomado conocimiento de ella
Se distinguen 3 situaciones:

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1° El mandatario, ignorante de que el mandato había expirado, ejecuta total o parcialmente


el encargo. Tal ejecución será válida (o más bien oponible) y dará derecho a terceros de buena
fe contra el mandante.

2° El mandatario, sabiendo que el mandato había expirado, contrata con terceros de buena
fe, frente a los cuales el mandante queda obligado, como si el mandato hubiera subsistido,
sin perjuicio de su derecho a exigir al mandatario que le indemnice.

3° Si se notificó por periódicos el término del mandato, y en general en aquellos casos en que
resulta improbable que los terceros hayan ignorado la expiración del mandato, la ley faculta
al juez a eximir al mandante de responsabilidad. Nótese que la ley otorga una facultad al juez
“en su prudencia...”, y no le ordena; podría en consecuencia condenarse al mandante a
responder frente a los terceros.

- El art. 2166 se refiere a algunas consecuencias de la revocación, específicamente a la


restitución que debe hacer el mandatario, de los instrumentos que le hubiere entregado el
mandante, para ejecutar el mandato.

- La práctica aconseja notificar la revocación del mandato a través de notario o judicialmente,


para que exista constancia fehaciente. Además, si el mandato se había otorgado por escritura
pública, la escritura mediante la cual sea revocado debe anotarse al margen de la matriz de
la primera y si se trata de un mandato mercantil, conferido al mandatario de una sociedad,
subinscribirse al margen la inscripción societaria.

4. Por la renuncia del mandatario.

Renuncia: Acto jurídico unilateral, mediante el cual el mandatario, comunica al mandante su


intención de no continuar ejecutando el encargo.

- Es una facultad del mandatario, correlativa de la que tiene el mandante de revocar el


mandato.

Efectos de la renuncia.

- Igual como acontece en la revocación, para que la renuncia del mandatario ponga término
al mandato, es necesario que sea notificada al mandante, y las obligaciones que al mandatario
le empecen para con el mandante, no tendrán fin sino después que haya transcurrido un
tiempo razonable para que el mandante pueda proveer a los negocios encomendados, es decir,
pueda asumirlos por sí mismo o encargárselos a un tercero.

- Si el mandatario no espera un plazo razonable y abandona sin más el cometido confiado,


será responsable de los perjuicios que la renuncia cause al mandante, salvo que:

a. La renuncia se debiera a enfermedad u otra causa; o

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b. Si por la gestión encomendada se causa grave perjuicio a los intereses del mandatario

- Vemos entonces, que la renuncia, al igual que la revocación, no ponen término inmediato
al contrato de mandato.

5. Por la muerte del mandante o del mandatario.

a. Fallecimiento del mandatario: La muerte del mandatario pone siempre término al


mandato.

- Los herederos del mandatario que fueren hábiles para la administración de sus bienes tienen
dos obligaciones:

1° Darán aviso inmediato del fallecimiento del mandatario al mandante; y

2° Harán a favor de éste lo que puedan y las circunstancias exijan (lo anterior no significa
que deban continuar con la gestión, sino que fundamentalmente, deben adoptar providencias
conservativas).

- La omisión de tales obligaciones los hará responsables de los perjuicios. Como el contrato
ya expiró, la responsabilidad de los herederos del mandatario tiene carácter legal.

b. Fallecimiento del mandante: Por regla general pone término al mandato. En efecto, en los
siguientes casos, el mandato continuará vigente:

1) Sabida la muerte del mandante, cesará el mandatario en sus funciones; pero agrega la ley
que, si de suspender las funciones se sigue perjuicio a los herederos del mandante, el
mandatario está obligado a finalizar la gestión.

2) No se extingue por la muerte del mandante, el mandato destinado a ejecutarse después que
ella acontezca: estamos ante el mandato póstumo. En este caso, los herederos suceden en los
derechos y obligaciones del mandante.

3) Mandato judicial

4) Mandato mercantil

6. Por la declaración de quiebra o la insolvencia del mandante o del mandatario.

7. Por la interdicción del mandante o del mandatario.

- Por la interdicción, se priva a una persona de la facultad de administrar sus bienes. Si el


mandante carece de esta facultad, es lógico que tampoco pueda tenerla su mandatario, ya que
éste actúa a nombre y por cuenta del primero. Además, al declararse la interdicción deberá
darse al interdicto un curador, y será éste quien entrará a representarlo.
- En cuanto al mandatario, si es declarado en interdicción es porque carece de aptitudes para

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manejar sus negocios propios, siendo razonable estimar que quien no sabe administrar lo
suyo, tampoco sabrá hacerlo con lo ajeno.

8. Por la cesación de las funciones del mandante si el mandato ha sido dado en ejercicio de
ellas.
Ejemplo: el mandato conferido por el tutor para la gestión de los negocios que conciernen al
pupilo expira terminada que sea la tutela;

Fuera de las causales enumeradas en el art. 2163, debemos considerar dos situaciones
especiales:

1. Caso de los mandatarios conjuntos: si son dos o más los mandatarios y por la constitución
del mandato están obligados a actuar conjuntamente, la falta de uno de ellos por cualquiera
de las causas antedichas pondrá fin al mandato. Así las cosas, si actuare uno solo,
suscribiendo por ejemplo una escritura pública en la que se invoca la representación,
estaremos ante una hipótesis de título injusto, de conformidad a lo previsto en el art. 704 Nº
2 del CC.

2. Actos ejecutados por el mandatario después de expirado el mandato: la regla general es


que tales actos no son oponibles al mandante, no lo obligan.

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