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MANIFESTACIONES DE LA SEXUALIDAD Y LA SALUD SEXUAL.

La salud sexual es definida como un “proceso continuo de bienestar físico,


psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad. La salud sexual se
evidencia en las expresiones libres y responsables de capacidades sexuales que
conducen al bienestar personal y social, enriqueciendo la vida individual y social.
No es simplemente la ausencia de disfunciones, enfermedad y/o malestar. Para
poder conseguir y mantener la salud sexual es necesario que se reconozcan y
defiendan los derechos sexuales de todas las personas”. (OPS/OMS, 2000).
En este sentido, adquiere particular relevancia el fortalecimiento de la autonomía y
la autoestima para la toma de decisiones sobre la salud en general, de manera
específica la salud sexual y reproductiva en particular, que permitan vivir una
sexualidad sin ningún tipo de coacción, violencia, discriminación, enfermedad o
dolencia. Si la sexualidad humana es algo que se desarrolla a lo largo de la vida,
es conveniente realizar una revisión breve respecto a las manifestaciones de la
sexualidad por fases, pues no será la misma en un niño que en un adolescente o
un adulto.
Etapas del desarrollo de la sexualidad
La infancia (2-3 años). Esencialmente se manifiestan las relaciones de vinculación
con los padres, desarrollándose una sexualidad positiva si fue un apego seguro.
Se experimenta placer al explorar y acariciar sus genitales. De los 3-6 años,
además de su autoestimulación genital, se da el interés por el descubrimiento de
los genitales de otros. Así mismo se da el ajuste a los roles de género. (7-10 años)
Hacia el final de la infancia inician los cambios asociados a la pubertad y el
aumento del interés sexual.
Adolescencia temprana (11-14 años). Durante esta etapa, que se caracteriza por
la velocidad de los cambios físicos en el adolescente, se presenta una fase de
autoexploración por los nuevos cambios físicos y psíquicos que experimentan y la
exploración del contacto con el otro sexo. Se generan cambios a nivel hormonal,
maduración de los órganos sexuales, aparición de los rasgos sexuales
secundarios, así como la capacidad reproductiva: en las chicas aparece la primera
menstruación (menarquía). La identidad sexual y el rol de género se consolidan,
buscando la pertenencia a un grupo afín que refuerza su identidad. La fisiología
del placer adquiere mayor significado emocional y social. Aprenden a reconocer la
excitación sexual, sus manifestaciones corporales y los diferentes componentes
de la respuesta sexual humana propia y de otros.
Adolescencia media (15-18 años). El adolescente ya está casi completamente
desarrollado, sus órganos sexuales están listos para la reproducción y el deseo
sexual se incrementa. Se desarrolla una sensación de invulnerabilidad y fortaleza
y empieza a buscar la intimidad y amistad con el otro sexo y pueden llegar las
primeras relaciones sexuales. El adolescente responde a sus impulsos sexuales y
a su narcisismo, es decir, pone a prueba la propia capacidad de atraer al otro. Se
considera que durante esta etapa se produce el auge de las fantasías románticas.
Las relaciones sociales fuera del entorno familiar, especialmente con amigos,
empiezan a tener una gran importancia , por lo que el adolescente contrapone los
valores y la educación sexual recibida de sus padres con la de sus amigos (en
muchas ocasiones llenas de mitos por la poca o nula experiencia sexual), lo que
puede acarrear riesgos, a esto se suma que el adolescente aún no ha desarrollado
del todo el pensamiento abstracto y en algunas ocasiones le cuesta pensar en las
consecuencias de sus actos. Además, al no haber desarrollado por completo el
pensamiento adulto, el adolescente utiliza los sentidos para expresar sus
emociones.
Adolescencia tardía (19-21 años). los niveles de sexuación referidos a la identidad
y orientación están establecidos. En esta etapa es la pareja el principal ámbito de
expresión erótica, que dependerá de la historia personal, sus actitudes hacia la
sexualidad, sincronía con la pareja, etc. La capacidad de pensar en abstracto y de
ser consciente de las consecuencias futuras de sus actos hace que el joven pueda
mantener relaciones sexuales maduras y seguras. El deseo ya no sólo responde a
un estímulo o pulsión sexual, sino que el adolescente, ya adulto, comienza a
buscar otros valores en sus relaciones sociales, como la confianza o la
reciprocidad.
El desarrollo sexual es un proceso y en él, además de la evolución psicofísica,
propia de cada edad, influyen el estado físico, capacidad intelectual, el deseo de
contacto, intimidad, la comunicación y expresión emocional, el placer, el amor, el
aprendizaje de creencias, roles de género y la educación afectiva y sentimental.
El modelo de los holones sexuales
La sexualidad humana se puede estudiar como un sistema. Los sistemas son
conjuntos de elementos en interacción que cuando se consideran aisladamente, la
visión que se obtiene no es tan completa como cuando se toma en cuenta la
interacción de todos ellos.
El modelo holónico del Dr. Eusebio Rubio Aurioles, propone cuatro holones
(subsistemas) de la sexualidad: el género, la reproductividad, la vinculación
afectiva-interpersonal y el erotismo. Estos holones forman un sistema o un todo
completo al interactuar entre sí; pero también, cada uno es lo suficientemente
complejo para poderse expresar de manera individual en nuestras vidas. Cada
holón sexual está conformado por una base corporal y un componente mental que,
a su vez, tiene implicaciones biológicas, psicológicas y sociales.
El modelo de los holones sexuales se fundamenta en la Teoría General de
Sistemas propuesta a mediados del siglo XX por Ludwig von Bertalanffy (1954).
Esta teoría ha permitido utilizar principios de funcionamiento sistémico, lo que
permite entender la interrelación e interdependencia de los componentes de un
sistema; en este caso, el de la sexualidad.
La idea central de la Teoría General de Sistemas es que todos los sistemas están
formados a su vez por subsistemas en interacción, donde la modificación de
alguno de ellos afecta al todo. En el modelo de los holones sexuales, cada uno de
estos subsistemas ha sido denominado holón para subrayar el hecho de que son
parte constituyentes de un sistema global, (holos en griego significa todo).
El modelo de los cuatro holones sexuales ha sido propuesto por Eusebio Rubio
Aureoles (1994), quien señala que “La sexualidad humana es el resultado de la
integración de cuatro potencialidades humanas que dan origen a cuatro holones (o
subsistemas sexuales): la reproductividad, el género, el erotismo y la vinculación
afectiva interpersonal”. Todos estos subsistemas tienen una relación de
interdependencia y cada uno de ellos tiene manifestaciones en cada uno de los
niveles del desarrollo humano: biológico, psicológico y social.
La integración es central en este modelo teórico, partiendo de que cada elemento
del sistema no puede ser correctamente representado si se le considera
aisladamente, ya que su influencia depende de los otros elementos del sistema.
La integración en los sistemas se alcanza de diversas maneras, pero en el caso
de la sexualidad, se hace presente gracias a la interpretación o el significado que
el individuo o grupo social hace, es decir la integración es fundamentalmente
mental, lo que involucra lo cognitivo y lo afectivo.
A continuación se presenta cada uno de los holones que conforman la sexualidad
humana, postulando que ésta se construye en la mente del individuo a partir de las
experiencias tempranas de vida, las cuales le dan significado e integran las
experiencias del placer erótico con un cuerpo de hombre o mujer, sus afectos que
le vinculan con los otros seres humanos y su potencial reproductivo, haciendo
énfasis en que no se puede estudiar los holones de forma aislada sino que están
integrados a un sistema.
Reproductividad
Nuestra sexualidad es resultado de nuestra naturaleza reproductiva, se habla de
términos reproductiva y no de reproducción, porque como seres humanos siempre
está el potencial, aunque por diversas circunstancias lo impidan, como
enfermedad, por decisión personal o porque no es congruente con el estilo de
vida, pero el potencial persiste. La reproductividad no se limita al hecho biológico
de poder embarazar y ser embarazada, es una dimensión compleja y sofisticada,
algunos se reproducen biológicamente, pero hay quienes expresan su
reproductividad en adopción y no son padres biológicos, algunos no son padres
biológicos ni de adopción, pero se ocupan del crecimiento de otras personas y ahí
también se expresa.
Género
En cierto momento de la vida del ser humano apareció el sexo, apareciendo dos
formas mujer y hombre, de donde surge el género que se convierte en algo
complejo al tener una dimensión psicológica denominada identidad de género que
es un marco de ideas, conceptos que tenemos respecto a lo que somos, a lo que
son los demás y a lo que debemos ser en función de nuestro sexo, es decir
masculino o femenino. En la interacción con los otros se generan ideas
compartidas de lo que es ser hombre y mujer y desde luego lo que es ser mal
hombre o mala mujer, esto le ha dado el nombre de papeles o roles sexuales. El
género termina conformándose muchas veces con ideas.
Erotismo
Por erotismo vamos a entender la dimensión humana que resulta de la
potencialidad de experimentar placer sexual, todos los seres humanos nacen con
esa posibilidad, la mayoría de los seres humanos la desarrollan, viven y gozan,
pero no todos, a pesar de ser un hecho universal para potencializar el desarrollo
del erotismo. El placer erótico tiene una relación con los mecanismos fisiológicos
es decir que aceptemos las experiencias que resultan estimulantes. La experiencia
placentera erótica, que cuando menos es casi sólo producto de la estimulación
físico táctil, a medida que crecemos se hace más y más dependiente de lo que
significa para nosotros la realidad que percibimos. El erotismo se convierte en una
experiencia que depende casi por completo de lo que significa para nosotros lo
que vivimos, del significado simbólico que le asignamos, de la realidad que
percibimos (o que creamos en nuestra imaginación) aunque muchas veces no nos
percatamos de los significados precisos (son inconscientes). Los significados
tienen que ver con lo que el placer mismo representa, desde luego, pero de
manera muy notable, del significado de nuestro ser hombre y mujer, de lo que el
otro sexo nos significa, de lo que reproducirnos representa para nosotros y, para
gozo y sufrimiento de la raza humana, de lo que el otro amado, deseado, odiado o
humillado nos significa.
Es tiempo de hablar de amor.
Vínculo afectivo
El potencial de amar en el ser humano es resultado de una necesidad de
permanecer en el mundo. Por amor entendemos tanto la necesidad imperiosa de
contar con la presencia de alguien, al punto que se siente indispensable para la
vida: "yo sin ti no puedo vivir", como el supremo acto de ofrecer la vida por otro:
"me muero por ti". Por amor entendemos tanto el gozo de ver al ser querido feliz,
como el dolor que experimentamos cuando el ser querido nos abandona por haber
encontrado su felicidad. Si observamos cómo desarrollamos nuestra capacidad
para amar, las aparentes contradicciones humanas adquieren otra dimensión.
Lo que casi todos los seres humanos experimentamos es algo que podemos
denominar mejor como vínculo afectivo. Explicando de manera sencilla, un vínculo
es un lazo, una unión. El primer vínculo de los seres humanos con alguna otra
persona es físico, se llama cordón umbilical y lo tenemos durante más o menos
ocho meses; nos une a la mujer que nos lleva en su vientre. Este vínculo (que por
cierto es más complejo que solo un cordón), se rompe de manera más bien brusca
al nacer el nuevo ser.
En este sentido, el ser humano nace en tales condiciones que necesita el cuidado
de otros seres humanos durante mucho tiempo sin riesgo de morir. Entre las dos
personas interesadas, usualmente la madre y el bebé, aparece muy pronto otro
vínculo, es decir, otra unión, pero este vínculo ya no es físico, ya no está
compuesto de tejidos y células, sino que está compuesto de lo que cada uno
siente: la presencia de ese otro ser no nos es indiferente, sino que nos provoca
sentimientos muy intensos, que llamamos respuestas afectivas

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