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Introducción

Durante la época colonial en Chile, las principales actividades económicas incluyeron la minería de oro y plata, la agricultura y la ganadería. Los españoles explotaron lavaderos de oro y minas, generando riqueza a costa del trabajo indígena. En el siglo XVIII, la agricultura se convirtió en la actividad más importante, con Chile abasteciendo de trigo al Perú. El comercio estaba controlado por la corona española a través de un monopolio que incluía el sistema de flota y galeones.

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Introducción

Durante la época colonial en Chile, las principales actividades económicas incluyeron la minería de oro y plata, la agricultura y la ganadería. Los españoles explotaron lavaderos de oro y minas, generando riqueza a costa del trabajo indígena. En el siglo XVIII, la agricultura se convirtió en la actividad más importante, con Chile abasteciendo de trigo al Perú. El comercio estaba controlado por la corona española a través de un monopolio que incluía el sistema de flota y galeones.

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Actividades económicas en

la época de la colonia

Introducción: En la época de la colonia había varias


actividades económicas como ser: Oro y plata,
agricultura y economía, intercambio comercial,
condiciones del trabajo indígena, impuestos
coloniales.
Desarrollo:
Economía colonial
Durante el siglo XVIII la agricultura fue la actividad
económica más importante. Factores externos (una
devastadora plaga arrasó con casi la totalidad de los
cultivos peruanos) aceleraron la demanda de
nuestros productos, especialmente del trigo
Entre oro y plata
Cuando la etapa de la Conquista terminó, los
españoles habían arrebatado el oro y la plata
acumulado por los indígenas. En la época colonial
comenzaron a explotar lavaderos y minas, generando
una importante riqueza a costa del trabajo de los
indígenas chilenos.
Esta se concentró en la explotación de los lavaderos
de oro, como Quilacoya y Madre de Dios, ubicados
al sur de Chile, por lo que su explotación estuvo
supeditada al desarrollo del conflicto con los
indígenas. Las minas se convirtieron en un gran pilar
de la economía durante este período, influyendo
fuertemente en la vida social de la población, por lo
que la Corona se encargó de proteger todo tipo de
explotaciones mineras, el oro y la plata, no solo por
lo que significaba para la comunidad, sino porque el
quinto real, tributo del 20 por ciento que se pagaba
por estos elementos, era esencial para la metrópoli.
Agricultura y ganadería
La actividad ganadera predominó durante los
primeros cien años de la Colonia, siendo el sebo y el
cuero los principales productos. Mientras el primero
constituía la materia prima en la elaboración de las
velas, el segundo era exportado hacia Perú, donde
era transformado en diversos objetos, como suelas,
badanas o cordobanes.
Durante el siglo XVIII la agricultura fue la actividad
económica más importante. Factores externos (una
devastadora plaga arrasó con casi la totalidad de los
cultivos peruanos) aceleraron la demanda de
nuestros productos, especialmente del trigo. Chile
fue considerado, entonces, el granero del Perú,
haciendo disminuir así las labores ganaderas e
implementándose incluso una red vial para facilitar
la exportación de los productos agrícolas.
Entre los cultivos más frecuentes que se
desarrollaron en las estancias se encontraban el
trigo, la cebada, el maíz, árboles frutales, hortalizas
y viñedos.
Intercambio comercial
El comercio de todas las colonias españolas estaba
bajo los dictámenes de la corona. Con el fin de
aprovechar al máximo la nueva fuente de materias
primas de alta calidad, España estableció un
monopolio comercial con América. Para ello se
implementó el sistema de flota y galeones, que
consistía en la circulación de navíos mercantes desde
Europa hacia América y viceversa, los que
transportaban las materias primas y los productos
manufacturados para ser transados. Estos, además,
eran vigilados de cerca por barcos de guerra
(galeones), los que aseguraban la integridad de las
mercancías y de la tripulación.
Gracias a esta modalidad, el intercambio era
continuo. Los comerciantes de nuestro país, por
medio de sus agentes, llegaban a la ciudad de
Portobello (Panamá) para adquirir los productos
manufacturados provenientes de Europa, entre los
que destacaban armas, joyas, aceite, vino y telas. Su
traslado incrementaba considerablemente el precio
de venta, lo que, paralelamente, fomentaba el
contrabando de mercancías para conseguirlas a
menor costo.
El monopolio comercial era tan estricto que incluso
el intercambio entre las mismas colonias estaba
fuertemente vigilado. Este hecho cambió de forma
progresiva a contar del siglo XVII, cuando la corona
flexibilizó las trabas comerciales. Una de ellas
repercutió de manera directa en nuestro país, ya que
permitió la apertura de dos importantes puertos,
Valparaíso y Talcahuano.
Condiciones de trabajo indígena
Durante la Colonia, los gobernadores asignaban
cierto número de indígenas a cada conquistador para
que estuviesen bajo su cuidado. Estos debían
trabajar según las órdenes de los españoles y
pagarles tributos (en dinero o especies), debiendo
recibir a cambio protección, comida y abrigo. Este
sistema se conoció con el nombre de encomiendas y
cada español a cargo de un grupo de indígenas
recibió el nombre de encomendero.
Sin embargo, la situación no era tan ideal y,
finalmente, las condiciones de vida de los
aborígenes bajo el sistema de encomiendas eran
paupérrimas.
Por ello, durante el siglo XVII fueron impulsadas
una serie de medidas que intentarían regular y
mejorar las condiciones de trabajo indígena. Sin
embargo, a pesar de contar con el apoyo de
importantes autoridades, pocas fueron
implementadas y la mayoría obtuvo solo el repudio
de los encomenderos.
En 1609 se intentó finalizar el servicio de
encomiendas, pero solo se logró excluir a las
mujeres y a los niños menores de 18 años. Doce
años más tarde se promulgó la Tasa de Esquilache,
que en 1622 sería modificada y llamada Tasa Real;
esta medida fracasaría al igual que su antecesora. Ya
en 1633 se redactó la Tasa de Laso de la Vega,
donde se fijaba el tributo en diez pesos. Gracias a la
iniciativa de Ambrosio O’Higgins, en 1789, se puso
término oficial al sistema de encomiendas. La
corona española determinaría su abolición definitiva
en 1791.
Impuestos coloniales
La directa vigilancia y administración que ejercía la
corona española sobre el comercio de nuestro país
no dejaba escapar ningún detalle, beneficiándose con
cada una de las actividades económicas que se
desarrollaban en el territorio.
El diezmo era el tributo que se cobraba a la
producción agropecuaria y que sustentaba las
labores religiosas, mientras que el quinto real
gravaba el oro extraído en las minas y lavaderos
correspondiendo a un quinto del total. También
existía el almojarifazgo (impuesto de aduana sobre
las mercancías que circulaban entre España y
América), la alcabala (relacionado con la
compraventa de bienes muebles o inmuebles) y la
anata o media anata (correspondiente al pago del
sueldo de uno o medio año).
Conclusión: Por lo tanto en la actualidad no vemos
las mismas actividades de la época de la colonia por
que general mente en la agricultura y la ganadería en
la actualidad usamos quimos o fertilizantes.

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