Mitos
Mitos
l ojo de Horus es el TÁLAMO, que es la habitación más interna de la casa en los griegos
clásicos, la de matrimonio. Ahí habitan PSIQUE (ALMA) y EROS. Tuvieron hijos que son HEDONE
Según los estoicos o Aristóteles el placer (Hedoné) bien administrado
es la felicidad y por ello hay que cultivar las virtudes que son las
opuestas a estos pecados.
El filósofo Aristipo de Cirene, padre del hedonismo y discípulo de
Sócrates, realizó una distinción entre los dos lados del alma humana.
Por una parte, existía un movimiento suave del alma, que sería lo que
se conoce como placer y, por el otro un movimiento áspero del alma,
es decir, el dolor. En virtud de ello, concluyó que el placer tiene el
objetivo de disminuir el dolor, siendo el único camino para conquistar
la felicidad. Para el filósofo, Cirene el placer del cuerpo es el sentido
de la vida.
Pero no es el concepto de placer (libertinaje) q tenemos hoy.
Cuenta la leyenda que hace muchos años había un rey que tenía tres
hijas. Las tres eran bellísimas pero la belleza de la menor, Psique (que
significa alma en griego), era sobrehumana. Hasta tal punto que de
todas partes acudían a admirarla y comenzaban a adorarla como si de
una reencarnación de la diosa Afrodita se tratase.
n los mitos griegos más antiguos, el eros es considerado como uno de los grandes
principios constitutivos y constituyentes del universo. Pero al mismo tiempo es un dios
y su leyenda nos muestra algunos rasgos esenciales del amor: 1 El amor es involuntario,
ocurre, pasa, como una enfermedad. Eros tenía la misión de castigar a Psiquis por su
belleza, para vengar así a la celosa Afrodita, su madre. Y sin embargo, le bastó mirarla
una vez para caer encendido en el sentimiento amoroso. 2 El amor, a diferencia de la
amistad —que se va forjando lentamente—, aparece en forma súbita, hecho
representado en las flechas que emplea Eros o Cupido para encender el corazón de los
amantes. 3 El mito nos enseña también el carácter exclusivo del amor. Este rasgo
distancia al amor del erotismo. 4 Otra característica del amor que se desprende del
mito es la trasgresión que casi siempre lo acompaña. Eros no tenía derecho de
enamorarse de una mortal y, sin embargo, no es capaz de sustraerse al sentimiento que
lo invade. 5 Hay otros dos elementos en el relato mítico que, aunque no esenciales, son
de interés en este contexto: que Psiquis, la bella enamorada, sea la representante del
alma humana y que uno de sus atributos sea la curiosidad. No se puede abordar el
tema del eros sin mencionar «El Banquete» de Platón. De este texto memorable, el
autor destaca dos de los discursos, el de Aristófanes y el de Sócrates. Del primero se
desprenden al menos tres enseñanzas: 1. Que la fuerza del eros derivaría de la añoranza
que siente el amante por la amada, o viceversa, puesto que en un pasado remoto sus
cuerpos habrían estado unidos, para ser violentamente separados por Zeus. 2. El amor
consistiría en una búsqueda y eventual reconocimiento de esa «otra mitad». 3. Este
reconocimiento ocurriría a través de un symbolon, una suerte de contraseña que nos
dimos los humanos unos a otros antes de ser separados. Tánatos o la muerte: La raíz
etimológica de thanatos es tha y la única otra palabra griega con la misma raíz es
thalamon, el tálamo nupcial. El thalamon es el lugar de la casa donde habita la esposa y
es la habitación más central, pero también la más oscura. Thanatos o la muerte aparece
vinculada entonces, por un lado, a la oscuridad y al encierro y, por otro, a la mujer y al
amor. En el ámbito de la psicología y la psiquiatría, Sabine Spielrein y sobre todo
Sigmund Freud contrapusieron, al instinto de vida, el impulso o instinto de muerte
(Todestrieb). Sin embargo, filósofos como Hegel y Heidegger han concebido la muerte
como parte esencial de la vida. En orden a profundizar el contexto vida (o amor) y
muerte, el autor procede a analizar el famoso poema de Goethe, «Selige Sehnsucht»
(«Feliz anhelo»), donde postula su famoso principio del Stirb-werde (muere para llegar a
ser), poema inspirado en el amor de la mariposa por la llama, que significará su muerte.
Pero quien más nos ha enseñado la armonía de la vida y de la muerte es el poeta
Rainer Maria Rilke, particularmente en sus famosas Elegías del Duino y en sus réquiems.
En las elegías, el poeta nos enseña al respecto: 1. Que el hombre es el único ser en el
universo que tiene conciencia de la muerte. 2. Esa conciencia de la muerte es el origen
de la angustia pero, al mismo tiempo, lo que le da sentido a la vida. 3. Que la misión
del hombre en su vida es doble: «dar un nombre» a las cosas y luego «salvarlas» de su
caducidad, de la muerte, haciéndolas «invisibles», es decir, eternizándolas. Ahora, si la
misión del hombre con respecto a las cosas es nombrarlas y salvarlas, con respecto a sí
mismo su tarea será «preparar con tiempo la obra maestra de una muerte noble y
suprema, de una muerte en que el azar no tome parte, una muerte consumada, feliz y
entusiasta, como sólo los santos supieron concebir…». En suma, tánatos no significa
destrucción ni tampoco es la fuente de todas nuestras desgracias, sino que es parte
esencial de la vida misma. Como nos enseña la etimología, thanatos tiene el mismo
origen que thalamon, el lugar de la casa donde habita la madre y esposa: quizás el más
oscuro, pero también el más central. La vida humana es el camino desde y hacia ese
centro.