A Petrucci
A Petrucci
Diego Petrucci
EP, FCE, UNLP – CeFIEC, FCEN, UBA, [email protected]
RESUMEN
En este trabajo se presentan algunas herramientas metodológicas
propias de la investigación científica y se profundiza sobre aquellas
que resultan útiles para enseñar y aprender ciencias naturales. Está
dirigido a docentes de todos los niveles. Inicialmente se propone
también una introducción a la metodología científica concebida
como un proceso abierto. Se critica la visión tradicional que
considera la existencia de «un» método como receta de pasos a
seguir. Se concibe a la docencia como práctica profesional. La
perspectiva asumida es que se enseña para comprender, participar y
reflexionar. La visión y la propuesta se enmarca en un contexto
global de rechazo hacia las ciencias naturales, que se vincula con las
imágenes habituales de ciencia y de científico. Aprender ciencias se
concibe como construir nuevas visiones sobre el mundo natural.
Luego se presentan las herramientas: teoría y observación; objeto de
estudio; sistemas; lenguaje; lenguaje matemático; modelo y otras. En
estas presentaciones se discuten los aspectos didácticos implicados.
Hacia el final se profundiza la argumentación didáctica, se argumenta
por qué esta propuesta favorece el aprendizaje de ciencias naturales,
se presenta una propuesta de actividad para introducirlas y se aborda
la evaluación de las herramientas. Entre las concusiones, se señala
que las herramientas metodológicas son contenidos transversales
que favorecen el aprendizaje y propugnan una visión de las ciencias
como procesos y productos de la actividad humana. Cabe aclarar que
nos referiremos a todas las ciencias naturales, si bien por una
cuestión de formación del autor, los ejemplos más abundantes
provendrán de la física.
ABSTRACT
In this paper we present some methodological tools specific to
scientific research and elaborates on those that are useful for
teaching and learning Science. It is aimed at teachers of all levels.
Initially proposes also an introduction to scientific methodology
conceived as an open process. It criticizes the traditional view that
considers the existence of "a" method as prescript steps. It
conceives the teaching as a professional practice. The perspective
assumed is taught to understand, participate and reflect. The vision
and the proposal is part of a global context of rejection of Science,
which is linked with the common image of science and scientists.
Learning science is seen as building new visions of the natural world.
Then we present the tools: theory and observation object of study;
systems, language, mathematical language; model and others. These
presentations discuss educational aspects involved. Towards the end
is deepened the educational argumentation, it is argued why this
perspective promotes learning of Science, a proposal is presented to
introduce activity and addresses the assessment tools. Among the
concussions, it is noted that the methodological tools are transversal
contents that promote learning and advocate a vision of science as a
process and product of human activity. Worth noting that we will
refer to all natural sciences, but as a matter of formation of the
author, the most abundant examples come from physics.
INTRODUCCIÓN
En este artículo se argumenta por qué hacer explícitas y usar
herramientas metodológicas (en adelante HM) propias de la investigación
científica favorece el aprendizaje de ciencias naturales (astronomía, biología,
física, geología y química). Se presenta inicialmente una visión actualizada sobre
metodología científica y se argumenta contra la visión tradicional que considera la
existencia de «un» método como receta de pasos a seguir. La metodología
(Manassero y Vázquez, 2001; Mengascini et al., 2004). Según esta visión, para ser
científico hay que entregar la vida a la ciencia sacrificando otras facetas, vivir
obsesionado con la investigación y carecer de otros intereses. También se piensa
que los investigadores e incluso los profesores de ciencias son personas
excéntricas, que comprenden muy bien el mundo natural pero carecen de
habilidades para vincularse social y afectivamente. Según la visión defendida en
este artículo, esto no es así. Cualquier persona puede aprender ciencias naturales
y si lo desea, llegar a ser investigador o profesor. La enseñanza y el aprendizaje de
ciencias naturales pueden ser tareas placenteras, si se plantean adecuadamente.
Es fundamental modificar estas imágenes para mejorar la comprensión de las
ciencias. Pero además si se acuerda con que el país necesita más y mejores
científicos e ingenieros y que es necesario implementar políticas que fomenten en
los jóvenes la decisión de estudiarlas profesionalmente, cambiar su percepción de
las disciplinas debería ser central. Se evita la frase “despertar vocaciones” pues la
perspectiva de que ser investigador o profesor es una vocación se enmarca dentro
de la visión anteriormente cuestionada.
Por ello se propone reflexionar sobre la imagen de las ciencias
(Lederman, 2007) que es transmitida en los cursos de ciencias, pero antes es
necesario explicitar qué imagen se considera adecuada para un profesor. La visión
que aquí se asume es que las ciencias naturales son formas de conocimiento, ni las
únicas ni las mejores, pero son explícitas y pueden tener ciertas ventajas según el
tipo de problema a abordar. Se entiende por conocimiento a descripciones,
explicaciones y modos de comprender el mundo. Este tipo de conocimiento
permite hacer predicciones. Explicar y comprender satisface la curiosidad, pero la
capacidad de predecir es muy importante, pues permite modificar el entorno y
posibilita el desarrollo de tecnología.
Las ciencias naturales actuales son muy amplias y pueden
aprenderse de distintos modos. Desde el punto de vista de su enseñanza, cada
disciplina se compone de conjuntos de conceptos, de procedimientos y de
actitudes. Los procedimientos son técnicas y estrategias y las actitudes son
posturas que se asumen ante, por ejemplo, un problema. La visión aquí propuesta
es que los docentes se propongan que sus estudiantes se hagan una imagen de las
disciplinas más completa y compleja que un conjunto arbitrario de fórmulas o una
colección de definiciones.
La imagen propuesta incluye la noción de que el conocimiento
científico se estructura en teorías. Una teoría es un modo particular de mirar el
mundo. Eso es lo que implica, por ejemplo, aprender la Mecánica clásica
newtoniana o la Teoría sintética de la evolución. Cuando se enseñan ciencias
naturales, una finalidad debería ser que los estudiantes aprendan a mirar el mundo
con los anteojos de la teoría en cuestión. Es decir, al enseñar Mecánica clásica
newtoniana, el objetivo no debe ser el cálculo de problemas de encuentro o la
obtención de fuerzas resultantes sino comprender las concepciones de espacio,
tiempo y materia propias de la teoría. El aprendizaje de teorías no debe sin
embargo invalidar otras formas de ver el mundo, por ejemplo, estética. Se puede
mirar al cielo y ver las estrellas desde la física o la astronomía, pero también se
puede contemplar el cielo para disfrutar su belleza y sentir la paz que trasmite. En
ese sentido es una forma de ver el mundo. Esta propuesta es compatible con
algunas perspectivas de la didáctica de las ciencias, como el enfoque de enseñanza
de integración jerárquica (Pozo y Gómez Crespo, 1998) y el perfil conceptual
(Mortimer, 2000). Coincidentemente con la primera perspectiva, para enseñar
ciencias naturales no se propone “erradicar” a las ideas previas o nociones
alternativas de los estudiantes, como parece sugerir el modelo de cambio
conceptual (Posner et al., 1982). Las perspectivas actuales plantean que la
educación en ciencias debe apuntar a que los estudiantes construyan su propia
estructura cognitiva de los saberes científicos, de un modo integrado
jerárquicamente con las ideas previas. Desde la segunda perspectiva, en palabras
de Amaral y Mortimer:
El perfil conceptual toma como base la idea de que las personas pueden exhibir
diferentes formas de ver y representar la realidad y, como contrapartida, que la
METODOLOGÍA CIENTÍFICA
Muchos textos y cursos continúan presentando una visión
perimida de la metodología científica, como proceso de descubrimiento de leyes
que existen en la naturaleza, pero están escondidas. Pozo y Gómez Crespo (1998)
indican que, según esta visión, "el conocimiento científico se basa en la aplicación
rigurosa del ‘método científico’ que debe comenzar por la observación de los
hechos, de la cual deben extraerse las leyes o principios" (Pozo y Gómez Crespo,
1998, p. 24). Esta imagen se suele completar, mediante la enunciación de pasos.
Un ejemplo de esta visión deformada de Método Científico se encuentra en
Por lo tanto, mal podría comenzar una investigación por la observación, sin definir
previamente el marco teórico a utilizar.
Justamente los marcos teóricos son los grandes ausentes de esta concepción. El
conocimiento científico se estructura en teorías que modelizan la realidad. Estas
teorías son construcciones que explican un conjunto de fenómenos (el
movimiento de los cuerpos, la evolución de las especies). Este punto se ampliará
más adelante.
También están ausentes en esta concepción las preguntas, los problemas y los
intereses de los investigadores.
El conocimiento científico es provisorio y está sujeto a revisión. Este es uno de los
valores fundamentales que caracteriza a la ciencia y la hace diferente de otras
formas de conocimiento. La Mecánica de Newton orientó nuestra imagen del
Universo durante 200 años, hasta que la Relatividad y la Cuántica vinieron a
modificarla. Nadie sabe cuánto durarán estas teorías vigentes actualmente.
Teoría y observación
La palabra teoría tiene varias acepciones. Coloquialmente se usa
como especulación o conjetura, como cuando Mafalda dijo de Guille: «Tiene la
teoría de que peinarse con peine pincha las ideas». Es una idea que guía la acción.
En ciencias naturales es algo más elaborado, aunque sigue siendo una conjetura,
una idea que guía a la acción. Se llama teoría a un cuerpo de conocimientos que
explica un campo o dominio del Universo. Incluye un sistema conceptual con
coherencia lógica interna y un conjunto de procedimientos asociado. Algunos
autores piensan que las leyes forman el núcleo de un sistema teórico, también
llamado programa de investigación (Lakatos, 1983) o paradigma (Kuhn, 2004) del
cual forman parte además hipótesis auxiliares, procedimientos, normas, campo de
aplicación y para el segundo autor, valores.
Los procesos de elaboración y evaluación de teorías son
complejos y producto de controversias entre los especialistas. Lo mismo ocurre
con la pugna entre dos teorías rivales. Son cuestiones que forman parte de un
interesante debate que tiene lugar en la comunidad filosófica. Una introducción a
estas cuestiones puede encontrarse en textos de Filosofía de las ciencias como
Chalmers (1990) o Newton-Smith (1987). Aquí sólo se presenta resumidamente una
visión necesariamente parcial. Las teorías científicas surgen en un cierto contexto
social y cultural y luego se desarrollan, evolucionan. Cambian al contexto y el
contexto las cambia. Por supuesto también hay modificaciones que se dan por
cuestiones internas. Cuando una nueva teoría es propuesta, la comunidad
científica la examina, la cuestiona, la prueba, la revisa y eventualmente, la usa.
Algunas pruebas suelen llamarse experimentos cruciales, pues orientan sobre la
validez de una teoría. Pero nunca son definitivos, siempre puede hallarse una
justificación al fracaso del experimento. Por ejemplo:
La órbita de Urano difería notablemente de la prevista por la Mecánica
Newtoniana, lo que constituía una dificultad para la teoría. Era descabellado
desechar la teoría, pues no se contaba con una mejor. Se buscó una explicación
desde del marco teórico: la diferencia podía deberse a la gravedad de algún
planeta aún no descubierto, que estaría perturbando su trayectoria.
Inspeccionando la región del cielo donde los cálculos indicaban que debía estar
ese nuevo planeta, en 1846 se descubrió a Neptuno, lo que resultó un fuerte
respaldo a la teoría de Newton. Es un ejemplo de predicción exitosa.
Con un error de una magnitud menor, la Mecánica Newtoniana predecía un
movimiento del perihelio de Mercurio distinto del observado. Confiados en el
éxito del descubrimiento de Neptuno, unos 30 años más tarde se postuló un
nuevo planeta entre Mercurio y el Sol que explicaría el movimiento anómalo del
perihelio. Se propuso llamarlo Vulcano, e incluso ¡fue observado! Actualmente
se cree que se observaron manchas solares, confundiéndolas con Vulcano en su
tránsito por el Sol (un ejemplo de cómo la teoría y los intereses del observador
pueden afectar una observación). A pesar de que la teoría de Newton no lograba
explicar esta anomalía, siguió vigente. Una teoría no es abandonada por más
evidencia empírica que haya en su contra, si no hay una teoría mejor que la
sustituya.
Unos cuarenta años después, la teoría General de la Relatividad predecía un
cambio en la posición de las estrellas cercanas al Sol, algo impensable desde la
visión newtoniana del Universo. El mismo fue observado por Eddington durante
un eclipse en 1919, un rotundo éxito de la Relatividad.
A veces una nueva teoría explica un fenómeno ya conocido desde mucho antes.
La anomalía en el movimiento del perihelio de Mercurio fue explicada con
precisión por la Teoría General de la Relatividad.
Objeto de estudio
Un objeto de estudio es la parte del universo que se recorta para
estudiar. Al realizar un análisis, un estudio o al resolver un problema, ya sea en un
contexto de investigación o en el escolar, en cualquier marco teórico, siempre se
define un objeto de estudio. Esta noción se vincula directamente con otras
herramientas: estado, proceso, fronteras, acción, interacción y conservación. La
misma identificación del objeto de estudio implica establecer fronteras, que
demarcan dónde termina el objeto y comienza el entorno. Entonces es posible
analizar las interacciones, que son los flujos o las acciones que atraviesan la
frontera. Una acción tiene dos sentidos posibles hacia adentro o hacia afuera del
objeto de estudio. De qué acciones se trata, lo indica el marco teórico (fuerzas en
mecánica, calor en termodinámica, etc.). Si el objeto está aislado, es decir si no hay
acciones hacia o desde el entorno, no experimentará cambios en su estado. Por el
contrario, si cambia, será porque hay interacciones. El paso de un estado a otro se
denomina proceso.
Un ejemplo en el que se aplica es en una caja registradora. El
objeto de estudio es el dinero que hay en la caja. El estado del objeto de estudio
es la cantidad de dinero. A partir de conocer cuánto entró y de cuánto salió
(conocer las interacciones a través de las fronteras) se puede establecer que el
cambio de estado del objeto de estudio (ΔH) es igual a lo que entró (e) menos lo
que salió (s): ΔH = e - s. Por lo tanto: Hf = Hi + e - s. Al analizar las interacciones se
evidencia que cada vez que entra dinero, debió salir de algún lado, del entorno del
objeto de estudio. Para que se modifique el estado del objeto de estudio, debe
interactuar con el entorno.
La noción de objeto de estudio se puede aplicar para el dinero,
siempre que no se cree ni se destruya. Este modo de analizar objetos de estudio
puede utilizarse siempre que haya una cantidad que se conserve, por ejemplo:
• El volumen de líquido se conserva si el recipiente está aislado. Pero si
variara, el cambio sería: ΔVol = Volingresante - Volsaliente.
(por ejemplo, entre docentes y alumnos) cada parte esté pensando en un objeto
de estudio distinto, lo cual genera confusiones y errores.
Sistemas
Sistema viene del griego: syn: con y istemi: establecer, es decir
unión de cosas de modo organizado. Según el diccionario (Real Academia
Española, 2012) tiene dos acepciones: 1. Conjunto de reglas o principios sobre una
materia racionalmente enlazados entre sí. 2. Conjunto de cosas que relacionadas
entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto. En cursos de ciencias
naturales el término es muy utilizado, con diferentes acepciones entre ellas:
Sistema de estudio. un objeto se llama sistema cuando está conformado por
varias partes organizadas (por ejemplo, sistema de partículas o sistema
digestivo).
Sistema de unidades. Establece patrones de medida de cada magnitud, para
poder hacer comparaciones. Se ampliará en el apartado 3.7 Otras
Herramientas Metodológicas.
Sistema de coordenadas. Es un elemento matemático. En física se ubica en el
espacio, generalmente fijo a un cuerpo, para realizar mediciones. También se
usan para las representaciones gráficas.
Sistema de referencia o marco de referencia. Es el cuerpo físico al cual se refieren
los movimientos (Roederer, 1963).
Lenguaje
Generar nuevo conocimiento es parte importante de la actividad
científica. El conocimiento generado debe ser enunciado y comunicado empleando
un lenguaje. Una característica valorada del conocimiento científico es la
asignación de significados precisos a los términos teóricos. Algunas palabras de
uso cotidiano tienen un significado disciplinar, por ejemplo: fuerza, trabajo,
energía, calor. El significado preciso evita que se generen confusiones al debatir
ideas. En los cursos de ciencias se debe fomentar que los alumnos defiendan con
argumentos sus ideas, pero el docente debe cuidar que todos asignen los mismos
significados a los términos teóricos. Por su parte, desarrollar en el aula actividades
donde los estudiantes comuniquen sus resultados, análogamente a las
comunicaciones científicas, da una idea más adecuada de actividad científica.
Lenguaje matemático
Las comunicaciones en la comunidad científica utilizan el lenguaje
escrito y en ciencias naturales, muchas veces se recurre a expresiones
matemáticas. La matemática en es un lenguaje preciso que permite: 1. Deducir,
razonar, llegar a conclusiones certeras y precisas; 2. Describir y relacionar estados
y procesos; 3. Realizar predicciones.
Es imprescindible haber definido explícitamente el objeto de
estudio y haberle puesto nombres a los estados y a los procesos. Si los estudiantes
no tienen claro cuál es el objeto de estudio, cuáles son los procesos, o si no
manejan la matemática necesaria para aprender ciencias naturales, no tiene
sentido avanzar en el curso, pues sólo aprenderán que son algo aburrido, sin
sentido, que sólo puede memorizarse. Por otra parte, cunde la idea de que los
estudiantes que llegan a los cursos de ciencias naturales no saben la matemática
que deberían saber. En la mayoría de los casos esto no es así, saben matemática,
pero para utilizarla en ciencias naturales es necesario aprender a efectuar una
transferencia (Pérez y Dibar Ure, 2012; Redish, 2005). Los profesores de ciencias
naturales deben enseñar a aplicar matemática. Por ejemplo, en clases de física se
Modelo
Este término es utilizado en distintos contextos, incluso
científicos, con una gran variedad de significados (Lombardi, 1998). Aquí se llama
modelo a una representación simplificada de un objeto de estudio donde sólo se
consideran las características del objeto relevantes para los objetivos perseguidos.
El modelo re-presenta al objeto de estudio. En ocasiones será sencillo y en otras
será complejo para, por ejemplo, aumentar la precisión de los resultados. Se debe
evaluar si vale la pena complejizar el modelo debido a que la tarea suele
incrementarse considerablemente.
Las personas usamos cotidianamente algo parecido a un modelo,
llamado representación. Es la imagen o concepto que una persona tiene
implícitamente de un objeto de estudio. Desarrollamos representaciones para
interactuar con el mundo. Por ejemplo, tenemos representaciones de las ciudades
que conocemos. Para movernos en una ciudad desconocida, podemos recurrir a
los conocimientos de sus habitantes (preguntamos), podemos ir recorriendo
pequeñas distancias que serán cada vez mayores (experimentamos), o podemos
comprar un mapa (un modelo elaborado por el trabajo sistemático de un equipo
de personas).
Un modelo es una representación consensuada en una
comunidad. En un mapa, como en una representación, se registran detalles
importantes y se desprecian otros. En los mapas figura la numeración de las calles,
pero no si son empedradas o si hay árboles en la vereda. La representación de un
conductor incluirá qué calles son empedradas o el sentido de circulación, porque
son útiles para tomar decisiones. La de un ciclista incluirá el sentido y la magnitud
a) Modelo de Partícula
En algunos textos es llamado «punto material». El modelo de
partícula tiene en cuenta la posición del objeto de estudio, su velocidad de
traslación y su masa. Mientras que descartan los demás aspectos (por ejemplo,
orientación, velocidad angular, forma, volumen, aspecto, color, textura, etc.). Una
vez delimitado el objeto de estudio, puede ser modelizado como partícula. Se
emplea cuando interesa estudiar el desplazamiento en el espacio y/o la velocidad
de traslación de un objeto de estudio. Muchos estudiantes suelen asociar el
modelo de partícula con un objeto muy pequeño, asociado a su significado
coloquial. Un modelo es una representación abstracta, sin existencia real. Se
puede modelizar a la Tierra como una partícula si interesa describir su trayectoria
alrededor del Sol. Un auto puede ser modelizado como una partícula. En el caso de
un puma lanzado a la carrera, si bien cada parte de su cuerpo tendrá diferentes
velocidades, al considerarlo como partícula, se refiere a la velocidad de su centro
de masa.
Modelos
Sólidos Fluidos
Líquidos Gases
Agua Aire
Aceite Butano
Mercurio Nitrógeno
No se considera su Se considera su extensión y orientación
extensión ni orientación
Magnitudes y medición. Son temas importantes, no sólo para la ciencia, sino también
para la industria y el comercio. Sin embargo, no son centrales en la concepción de
ciencia que se defiende en este artículo y su función en un curso de ciencias naturales
debe ser accesoria. Es un aspecto muchas veces sobredimensionado, sobre todo en los
inicios de cursos y de libros de texto de física (véase, por ejemplo, Resnick y Halliday,
1970). Algunos cursos parecen más dedicados a la metrología que a las ciencias. Por
detrás de estas propuestas parece haber una visión ingenuamente empirista de las
ciencias, según la cual el conocimiento se obtiene mediante el registro meticuloso de la
naturaleza, midiendo. Si así fuera, la medición sería central y sería razonable comenzar
los cursos por allí. Pero en el apartado sobre Metodología Científica se argumentó
contra esta posición. Finalmente, la Ley 19.511 (Ley de Metrología, 1972) indica que el
único sistema de unidades válido en Argentina es el Sistema Métrico Legal Argentino
(SIMELA) que está constituido por el Sistema Internacional de Unidades SI (OIPyM,
2006). Esta ley expresa en su Art. 15:
CONSIDERACIONES DIDÁCTICAS
Aprender ciencias naturales debe ser una actividad placentera. No
son difíciles en sí mismas, ni es necesario estudiarlas de modo tedioso. No es cierto
que sólo unos pocos, especialmente dotados y/o estudiosos pueden tener acceso
a ellas.
Análogamente, hay personas que piensan que la matemática no
es para ellos, que nunca podrán entenderla. Esto es falso. Toda persona es capaz
de aprender matemática, así como cualquiera de las ciencias naturales. Algunos
deberán estudiar y dedicarse más que otros. Si además no se sienten atraídos hacia
ellas, si no les gusta, el esfuerzo que deban realizar para entender les parecerá
mucho mayor que quien lo hace con gusto.
En este contexto, una propuesta de enseñanza compatible con la
visión de metodología científica aquí presentada es introducir las HM más
importantes (teoría, observación, objeto de estudio, lenguaje y modelo) al iniciar
el curso, en un bloque breve. Comenzar trabajando explícitamente sobre las HM
representa una ventaja al momento de comprender los conceptos; facilita el
aprendizaje de estrategias de resolución de problemas, particularmente de los
complejos y también permite pautar explícitamente los criterios de evaluación
(Petrucci y Bergero, 2010).
El curso comenzaría con una actividad concreta y problemática
para los estudiantes, como por ejemplo la del «pichi» (Cappannini et al., 1996;
Cappannini et al., 1997), el «huevo loco» (Dumrauf y Espíndola, 2002), el «doble
cono» (Petrucci y Bergero, 2010) o «las patitas» (Izquierdo, 2000: p.54-57). En el
siguiente apartado se presenta una propuesta basada en esta última, orientada a
diferenciar observación de inferencia. Así, las primeras clases (1, 2 o 3 clases) del
curso estarían dedicadas a reflexionar sobre los aspectos metodológicos y sobre
la visión de ciencia propuesta, a partir de un dispositivo que funciona como
disparador. Esta presentación de las HM permite introducirlas mientras son
utilizadas para resolver una situación problemática para los estudiantes. La
propuesta no es realizar un estudio exhaustivo ni memorístico, sino hacer una
introducción de ellas y su utilización. Los estudiantes irán ampliando sus usos y
significados durante el desarrollo del curso, a medida que las vayan empleando
durante el aprendizaje de los contenidos conceptuales. Estas actividades han sido
ACTIVIDAD PROPUESTA
La siguiente actividad ha sido adaptada de Izquierdo (2000: 55-
56). Las ciencias desarrollan métodos para dar explicaciones de lo que se observa.
Pero cualquier explicación científica va más allá de lo que se observa, porque
intenta decir qué hay más allá de lo que se ve. Es decir, los científicos hacen
«inferencias» a partir de sus «observaciones». Las inferencias son el resultado de
interpretar la observación utilizando conocimientos previos (es decir, teorías). La
finalidad de esta actividad es hacer notar la diferencia entre inferencia y
observación. También sirve para evidenciar que se pueden ofrecer diversas
explicaciones a partir de las mismas observaciones y que todas ellas pueden ser
igualmente válidas. No hay una sola manera de interpretar los datos con los que se
cuenta. La actividad es la siguiente:
A. Individualmente:
B. En grupos:
C. Puesta en común:
5. Cada grupo cuenta los resultados a los que Ilustración 1: ¿Qué es lo que se ve?
exposiciones).
6. Debate: argumentaciones a favor y en contra de las diversas respuestas
(nuevamente el docente sólo coordina, indicando cuáles argumentos son
válidos y cuáles no).
7. Cierre: el docente presenta las conclusiones, identificando observaciones e
inferencias, los conocimientos previos utilizados, la importancia de utilizar un
lenguaje en común, presentando las finalidades de la actividad y valorando las
producciones de los estudiantes.
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AGRADECIMIENTOS
A la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP que apoya el desarrollo
de artículos como este en el Espacio Pedagógico. A Roberto C. Mercader y a Román
Segovia, muy especialmente, por haber iniciado la difícil tarea de escribir sobre estas
ideas. Al Taller de Enseñanza de Física (FCE-FCNyM, UNLP) y al Grupo de Didáctica de
las Ciencias (IFLYSIB, UNLP) porque mucho de lo aquí escrito lo aprendí en esos
ámbitos. Finalmente, por sus aportes, sugerencias y correcciones a Silvia M. Pérez, a
Ana G. Dumrauf, a Silvina Cordero, a María Isabel Cotignola, a Guillermo Folguera, a
Adriana Mengascini, Osvaldo Cappannini, a Daniel Badagnani y a Paula Bergero.