Comunicación, Cultura y Sociedad

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

CAPÍTULO 4

Por Fontanarrosa.

Nuevos medios: preguntas y experimentación


Carlos Scolari, un pensador de la comunicación (argentino, que vive en España),
planteó una pregunta muy interesante en una disertación en la Universidad de Vic,
Barcelona (“De los nuevos medios a las hipermediaciones”, que luego apareció en su
libro Hipermediaciones) en 2008: “¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a los
nuevos medios? ¿Cómo se construye este objeto de estudio? ¿Cómo definir esta nueva
comunicación?” A partir de allí recorre varias formas de llamarlos –new media, medios
interactivos, comunicación digital, cibermedios, metamediums, cibercomunicación,
eComunicación, entre muchos otros–; comenta las ideas de los distintos autores sobre
este tema y las fortalezas y debilidades de cada teoría.
Sus observaciones más útiles para entender de qué hablamos se refieren a “un puñado
de características que tienden a repetirse una y otra vez. Las nuevas formas de comu-
nicación se diferenciarían de las tradicionales debido a la/s:
œ transformación tecnológica (digitalización);
œ configuración muchos-a-muchos (reticularidad);
œ estructuras textuales no secuenciales (hipertextualidad);
œ convergencia de medios y lenguajes (multimedialidad);
œ participación activa de los usuarios (interactividad).”
Y sus reflexiones al comparar los “viejos medios” con los “nuevos medios” coinciden con
todo lo que hemos comentado hasta aquí. Se rompe la lógica uno-a-muchos a favor de la
muchos-a-muchos, generando redes; a las formas de texto lineal se impone el hipertexto
(o sistema de enlaces o links); los lenguajes diferenciados de los medios tradicionales
se combinan en entornos multimedia; las prácticas y usos interactivos rompen con un
consumo “pasivo” de parte de los espectadores/oyentes/lectores tradicionales.
El mismo Scolari –el 6 de octubre de 2011, día posterior a la muerte de Steve Jobs,
fundador de Apple– hizo una reflexión en Twitter sobre la continua transformación y
el flujo constante al que nos exponen estas nuevas formas de comunicarnos (y cómo
contrastan con las más antiguas):

115
¿Y AHORA QUÉ? LOS ÚLTIMOS AÑOS Y LA REVOLUCIÓN PARTICIPATIVA

Reticularidad cscolari: Carlos A. Scolari


Que tiene forma de redecilla Si la muerte de Lady Diana fue televisiva, la
o red. de Jobs se vive en las redes q él contribuyó a
inventar

Si quieren seguir de cerca sus reflexiones, su blog so-


bre estos temas es http://hipermediaciones.com/ y es
@cscolari en Twitter.

Cultura de la convergencia: los últimos años


y la revolución participativa
Durante los años noventa del siglo pasado, se habló
mucho de la llegada de una cultura digital y de su gran
amenaza, que nos convertiría en seres aislados, conec-
tados a una computadora y excluidos del “mundo real”.
Fue la época del llamado “boom” de las “puntocom”,
páginas web que se suponía que iban a ser la nueva y
Henry Jenkins.
definitiva forma de comunicación en la red. Sin embargo,
este primer experimento fracasó, seguramente porque las
Henry Jenkins es el pro- fuentes de financiación de estas empresas online seguían
fesor a cargo de Comuni- el esquema de lo que hasta entonces sabíamos de la pu-
cación, Periodismo y Ar- blicidad tradicional y las formas de medir la participación
tes Cinematográficas de de las “audiencias” también eran las que se usaban para
la Universidad del Sur de la televisión o los medios impresos. Además, hasta bien
California. Durante diez entrados los años noventa, las conexiones a Internet
años (hasta 2009) fue el (especialmente en el caso de los usuarios domésticos)
Director del Programa eran lentas y a través de las líneas telefónicas, y su precio
de Estudios Mediáticos se calculaba por minutos, lo que no fomentaba un uso
Comparados del MIT continuo ni constante. Tampoco cualquier usuario podía
(Masssachussets Institute armarse una web: había que saber un montón de cosas
of Techonology). Ha escri- “técnicas” que no todos dominaban. Con la llegada de
to y editado numerosos la llamada web 2.0, las opciones comenzaron a abrirse,
libros sobre temas de así como con la posibilidad del ADSL o la fibra óptica,
medios, cultura popular, con precios de tarifas fijas que ofrecen una conexión
computadoras e internet. constante.
Es uno de los pensado- Pero quizá la transformación más interesante de lo que
res de referencia sobre Henry Jenkins llama “la cultura de la convergencia” radica
nuevas tecnologías, par- en los usos –hasta hace muy poco tiempo, inimaginables–
ticipación y cultura de la que hace la gente común de un medio mucho más inte-
convergencia. ractivo que cualquiera de los que hayan existido antes.
Sublog (en inglés) es: http:// Proliferan las webs, los blogs, los videos en YouTube, los
www.henryjenkins.org/ perfiles de Facebook y Twitter, las fotos en Flickr, sólo por
nombrar algunos casos. ¿Y cómo responden las empresas

116
CAPÍTULO 4

y grupos mediáticos a todo esto? La verdad es que tam-


poco saben muy bien qué hacer. En su libro Convergence
Culture. La cultura de la convergencia de los medios de comu-
nicación, Jenkins propone algunas ideas, antecedentes y
funcionamiento para que tengamos elementos que nos
ayuden a comprender la realidad comunicativa actual.

¿Qué es la cultura de la convergencia?


Henry Jenkins plantea que en la cultura de la conver-
gencia, esta última no depende de ningún canal de dis-
tribución específico (frente a los medios tradicionales,
que sí lo necesitan: prensa, radio, cine, televisión...). Se
trata en realidad de un cambio de paradigma: “el paso
de los contenidos que fluyen por múltiples canales me-
Tapa del libro de Henry Jenkins.
diáticos, a la creciente interdependencia de los sistemas
de comunicación, a los múltiples modos de acceder a
los contenidos mediáticos, y a relaciones cada vez más
complejas entre los medios corporativos de arriba abajo
y la cultura participativa de abajo arriba” (Jenkins, 2008).
Es decir que aunque haya participantes más poderosos
que otros en el juego de la comunicación, las opiniones,
propuestas y modificaciones surgidas de ellas fluyen
más libremente, tanto entre los que tradicionalmente
eran considerados como “receptores” o “consumidores”
(la gente común) y los “emisores” o “productores” (los
medios, las corporaciones, etc.). Y dice que las empresas
mediáticas –evidentemente con fines económicos– que
entienden las nuevas condiciones las están aceptando
Extraído del blog Geek & Poke.
bastante bien porque las estrategias que se dan en esta
convergencia crean múltiples formas de vender los con-
tenidos a los seguidores. Además, fortalece la fidelidad de
los consumidores justo en un momento que la fragmen-
tación de las ofertas pone en duda las formas tradicio- NO PUEDO CREER MI MALA
SUERTE: PERDÍ LA CONEXIÓN
nales de hacer negocios. Un ejemplo actual es el eslogan
DE RED... JUSTO AHORA QUE
de Movistar que dice claramente “Comunidad Movistar, POR FIN TENGO ALGO
juntos podemos más”, que capta el tema fundamental INTERESANTE QUE ESCRIBIR
EN MI TWITTER!
de esta nueva cultura: somos muchos, estamos juntos
y generamos nuevas cosas que circulan por múltiples
canales. Por supuesto, hay organizaciones y compañías
que querrían que todo siguiera igual y se niegan a todo
tipo de participación por parte de los usuarios. Muchos
observadores de la cultura de la convergencia piensan que
están arriesgándose demasiado a perder a sus clientes...
Por Montt.

117
¿Y AHORA QUÉ? LOS ÚLTIMOS AÑOS Y LA REVOLUCIÓN PARTICIPATIVA

Caricatura acerca de redes sociales


universales.

Porque si bien no todos somos activos y colaboramos en red en la actualidad, esta es


la tendencia que probablemente irá creciendo en los próximos años.
Frente a las ideas que apuntan a que los nuevos medios desplazarán a los viejos, la
propuesta de la convergencia habla de una convivencia, donde los contenidos atraviesan
y transforman los usos de (todos) los medios y los lugares tradicionales de “emisor” y
“receptor”. Tampoco creen otra teoría que se oye en estos años, la que postula que todos
los sistemas a través de los cuales generamos y recibimos contenidos (computadoras,
televisión, consolas, teléfonos celulares, etc.) terminarán siendo una sola “caja negra”
(es decir un solo “aparato” que nos ofrezca todas las opciones) sino que convivirán
entre ellos, generando nuevas formas de relación y nuevos usos.

Narración transmediática, el desafío de la convergencia


Dijimos que la cultura de la convergencia se basa en la circulación de contenidos a
través de diferentes canales. Con lo cual, está claro que lo importante es pensar en
esos contenidos y no sólo registrar los cambios a nivel tecnológico. Y además, tienen
que adaptarse o tener versiones que se puedan entender en (y a través de) diferentes
soportes. No es una tarea fácil, porque además de la llamada “brecha tecnológica” (es
decir, el acceso a los nuevos medios o la falta de él), aún tenemos que desarrollar los
saberes y competencias para entender estos nuevos discursos, tanto individualmente
como en las múltiples relaciones que pueden darse entre ellos. Y no nos referimos
sólo a los saberes “técnicos”; si cuando nos referimos en otro capítulo a la semiología
hablamos de la construcción del sentido, las posibilidades de la narración transme-
diática y los comentarios y combinaciones que pueden surgir de ella quizá extiendan
esas posibilidades hasta límites poco explorados hasta ahora. Nuevas formas de com-
prender, de relacionar y de combinar los discursos nos abren caminos que hasta hace
unos años parecían de ciencia ficción. El cambio fuerte es el contenidos y en nuestros
vínculos con ellos.

118
CAPÍTULO 4

Probablemente, el primer experimento de narración


transmediática (que apunta a ser mucho más que una
franquicia tradicional, como la de una película o serie,
que a su vez vende muñecos, DVDs, libros, etc.) haya sido
Matrix. Henry Jenkins dice que este tipo de relato cons-
tituye la creación de un mundo narrativo, más que de
“productos” mediáticos independientes. Comenta cómo
los hermanos Wachowski (los creadores de Matrix), pen- Poster de la película Matrix
saron de entrada un “conjunto” completo, compuesto por
tres películas, videojuegos e historias de animación, pero
que mantenían una profunda interrelación entre sí. De
ahí que quienes sólo vieron las películas tenían una expe- Actividades
riencia distinta de la de los que jugaron a los videojuegos
y vieron los cortos animados. El “todo” vale más que la
1) Consigan las películas
suma de las partes independientes: hablamos del saber
(Matrix, Matrix reloaded,
(o sentido) “extra” que surge de comprender el universo
Matrix revolutions), las
Matrix en su amplia extensión. Por eso mucha gente no
animaciones (Animatrix,
entendió de qué se trataban las películas, mientras que http://www.intothematrix.
muchos otros piensan que es una de las mejores historias com/) y el videojuego
de todos los tiempos. (Enter the matrix).
Dice Jenkins: “Matrix es un entretenimiento para la era de 2) Dividánse en grupos y
la convergencia mediática, integrando múltiples textos vean las películas, las
para crear una narración de tales dimensiones que no series y jueguen a Enter
puede confinarse a un único medio” (Jenkins, 2008). Y da the matrix (una activi-
ejemplos claros: en la película Matrix Reloaded, aparece dad para cada grupo).
el personaje del “Chico” (Kid), y tiene una conversación Anoten, graben o regis-
tren las cosas que les
con Neo que sólo entenderán completamente quienes
SDUH]FDQ LQWHUHVDQWHV
hayan visto el corto de animación de donde viene este
para tenerlas presentes
personaje, The Kid´s story. La película no explica nada, sino
en clase.
que da por sentado que los espectadores saben de qué
3) Con lo que cada grupo
se está hablando. Por otro lado, esa película empieza con
averiguó y entendió de la
los personajes revisando las “últimas transmisiones del
parte del “universo ma-
Osiris”, algo que sólo entenderán quienes hayan jugado trix” que le tocó recorrer,
al videojuego Enter the Matrix, en el que al primera misión reconstruyan la historia
del jugador es recuperar una carta para entregarla a los de Neo y sus compañe-
protagonistas, que contienen la información que apare- ros. Discutan, lleguen
cen analizando en la gran pantalla. Y es que la narración a acuerdos, propongan
transmediática ofrece y exige un gran trabajo de los se- sus interpretaciones.
guidores; el rol ya no es de un espectador activo, sino que 4) Elaboren un blog con
tenemos que convertirnos en participantes para entender toda la información que
este tipo de universos narrativos. Hay además ganas de dedujeron, explicando
compartir ese saber a través de muchísimos blogs y foros este universo para quie-
que dan pistas para entender este universo, trucos para nes no hayan tenido un
el videojuego, datos que resultan interesantes... acceso completo a él.

119
¿Y AHORA QUÉ? LOS ÚLTIMOS AÑOS Y LA REVOLUCIÓN PARTICIPATIVA

Desde acá, la realidad latinoamericana


El investigador brasileño Dênis de Moraes es uno de los pensadores que más tiempo
llevan trabajando sobre la comunicación y el impacto de los cambios tecnológicos en
esta parte del mundo. Es cauto con respecto a las posibilidades de la mayor circula-
ción de voces porque, como ya comentamos, ésta también implica un refuerzo de las
desigualdades. Su visión es clara: si bien los últimos tiempos han permitido una fu-
sión (de datos, imágenes, sonidos, etc.) en un “lenguaje digital único”, con beneficios
indiscutibles, también hay problemas: existe (y se mantiene) un abismo entre los que
tienen acceso y los que no lo tienen (a las nuevas tecnologías y, por lo tanto, a esa nue-
va ebullición comunicativa). Decíamos antes que con la desaparición de las distancias
físicas se ahondan las culturales; es lo mismo que afirma este autor en una entrevista
en Diálogos, en el diario Página 12, el 6 de septiembre de 2010: “La sociedad continúa
siendo extremadamente desigual, injusta. Las diferencias en el usufructo tecnológico
acentúan las diferencias entre las clases, los grupos, las comunidades. Y eso tiene que
ver con la hegemonía”. Esto parte desde la tecnología misma, existe una para los po-
bres y otra para los ricos. Por lo tanto, la posibilidad de participar también es distinta
para unos y otros. Sin embargo, De Moraes reconoce un margen de maniobra –como
afirmaba también Wolton– algo más amplio que en otras épocas: para él, de a poco se
va construyendo una forma de comunicación alternativa, más estimulante y combativa
que la de años anteriores. Esto es posible porque las nuevas tecnologías produjeron un
quiebre en la relación con los usuarios, que permite un proceso de producción mucho
más directo y barato que hacer, por ejemplo, una revista alternativa en papel. Es un
camino largo, que está en construcción, pero muy interesante.
Y frente a la lógica del capital privado, que parece ser lo único válido desde hace
mucho tiempo, pero que se vio reforzado en las décadas del ochenta y noventa del
siglo pasado, cuando el rol del Estado pasó a ser algo antiguo e ineficaz, De Moraes lo
recupera. Afirma que tiene un papel fundamental en América Latina y sus políticas
de comunicación. Ha realizado un trabajo sobre ellas, publicado en Brasil como La
batalla de los medios, en el que incluye los gobiernos de Hugo Chávez (Venezuela), Evo
Morales (Bolivia), Néstor y Cristina Kirchner (Argentina), José Mujica (Uruguay), Miche-
lle Bachelet (Chile), Daniel Ortega (Nicaragua) y Luiz Inácio “Lula” da Silva (Brasil). Si
bien en el último caso plantea algunas dudas, sostiene que la mayoría de estos países
cuentan con un gobierno consciente de la necesidad de desarrollar nuevas políticas de
comunicación que se adapten adecuadamente al “paradigma de las redes”. Continúa
afirmando que los Estados tienen que hacer inversiones “en el desarrollo de la infor-
mática ciudadana, que tenga como punto de partida el fortalecimiento de las redes sin
finalidades lucrativas.” La idea es fomentar las formas de expresión y comunicación
“por fuera de la lógica hegemónica de las industrias culturales”. Aclara que el Estado
no debe anular la actividad e iniciativa privadas, sino que deben convivir, para evitar
dictaduras que impidan la existencia de otras maneras de ver el mundo. Y es que siem-
pre se trató de esto, pero la mayor multiplicación de voces gracias a Internet lo hace
más visible: reconocer al otro y aprender a vivir con él, respetándose mutuamente. En
teoría, es algo fantástico, que lamentablemente se choca con muchas imposibilidades
reales, más allá de las buenas intenciones. Además, en países como los latinoameri-

120
CAPÍTULO 4

canos, tan extensos, las identidades son múltiples y fragmentarias. Es algo con lo que
convivimos hace años –se reconozca o se elija ignorarlo–, y en el mundo desarrollado
–les guste o no– están notándolo: tanto en Estados Unidos, con la inmigración de los
llamados “espaldas mojadas”, como en Europa, con las recientes olas inmigratorias
de África, Latinoamérica y la llamada “Europa del Este” hasta hace poco tiempo. El
mundo es plural, fragmentado y complejo; aunque lo sabíamos o al menos, intuíamos,
Internet y todo su cambio social nos lo pusieron frente a los ojos. Ya no se puede seguir
pretendiendo que no nos damos cuenta; tenemos que desarrollar una mirada que nos
permita entender y compartir (o no) las distintas versiones del mundo, pero desde un
punto de vista justificado y razonable, fruto de una comprensión y actitud crítica en
sentido amplio. Y para ello es importante reconocer y respetar a “los otros”, teniendo
en cuenta que nosotros también lo somos en determinadas situaciones.

La tele cultural, en sentido amplio


Con respecto a lo que comenta de Moraes, es interesante considerar dos propuestas
que se dieron en los últimos tiempos como iniciativas del Estado en Argentina: la crea-
ción de Encuentro –el canal del Ministerio de Educación– y el nuevo Canal 7. Ambas
emisoras producen contenidos de calidad, que no se rigen por una lógica comercial y
de rating, sino que ofrecen programas para intereses de distintos sectores, además de
convocar a buenos realizadores para investigar sobre las distintas identidades como
por ejemplo, la serie Pueblos originarios. También dan espacio a temas que no tendrían
cabida en los canales tradicionales, desde historieta y diversos tipos de música hasta
temas cotidianos y cercanos. Ambas emisoras tienen además sitios web que sirven
como recursos para educadores, investigadores y para cualquier persona interesada.

Dênis de Moraes nació en Río de Janeiro, Brasil, en


1954. Es doctor en Comunicación y Cultura por la
Universidad Federal del Río de Janeiro, profesor del
Programa de Doctorado en Comunicación de la Uni-
versidad Federal Fluminense e investigador del Con-
sejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico
de Brasil. Entre otros libros, ha publicado: Combates e
utopias: os intelectuais num mundo em crise (2004), Por
uma outra comunicação: mídia, mundilização cultural e
poder (edición en castellano: Por otra comunicación,
Dênis de Moraes.
2005), O concreto e o virtual: mídia, cultura e tecnologia
(2001), O planeta mídia: tendências da comunicação na
era global (1998).

121

También podría gustarte