Poliakov, Leon - Auschwitz
Poliakov, Leon - Auschwitz
Poliakov, Leon - Auschwitz
Auschwitz
DEL GENOCIDIO
SERVICIO:
Agentes apresores:
Nombre............................................................
Nombre...........................................................
Servicio.............................................................
Servicio..............................................................
Llaves entregadas al Sr..................................
N.°.............................................................................
Calle .............................................................
Informaciones en caso de no arresto:..........
El Jefe
de la Policía Municipal
firmado HENNEQUIN.
LAS SELECCIONES
Al SS-Sturmbannführer Caesar.
Jefe de las empresas agrícolas del campo de concentración
de Auschwitz (Alta Silesia).
De acuerdo con una orden del SS-Obersturmbannführer
Hoess, comandante del campo, los hornos crematorios y II del
campo de concentración estarán provistos de una zona verde
que sirva de límite natural al campo.
He aquí la lista de las plantas que deberán trasplantarse de
nuestras reservas forestales:
200 árboles de hoja de 3 a 5 metros de altura; 100 árboles de
hoja de un metro y medio a cuatro metros de altura;
finalmente, 1.000 arbustos de relleno de uno a dos metros y
medio de altura, todos ellos de nuestras reservas de planteles.
EL «CANADÁ»
40Grete Salus, Eine Frau erzählt («Una mujer narra»), Bonn, 1958, p. 46
y p. 23.
LOS FICHEROS DE AUSCHWITZ
46 L. Poliakov-J. Wulf, Das Dritte Reich und die Juden, Berlín, 1956, p. 358.
SS Tauber incitaba su perro contra ella, divirtiéndose con este
espectáculo47...
Volvamos a Auschwitz:
Adolfo Rey, cabo SS, era el terror personificado hasta en un
campo como el de Auschwitz. Siempre andaba con un nervio
de buey en la mano... Los prisioneros lo habían bautizado
«Kowal», que, en polaco, significa herrero. Hijo de un propietario
bávaro, había estudiado en la Universidad de Munich. Este
individuo amaba mucho su «trabajo» y se dedicaba a su oficio
de verdugo con verdadera pasión y entusiasmo. Una vez arrojó
a un detenido por el suelo y se puso a saltar encima suyo con
sus botas de clavos; luego ordenó que le abriesen el vientre y
se lo llenasen de arena. Enterró a su víctima, todavía viva, en
la nieve y continuó silbando la canción «Horst-Wessel», hasta
que el hombre dejó de moverse49...
1956, p. 64.
...fue sin duda el deseo de poder lo que empujó a los
Himmler, Heydrich, Kaltenbrunner, Müller, a crear este sistema
y a mantenerlo; este sistema gracias al cual centenares de
miles de SS han adquirido esta mentalidad bajo la cual serán
conocidos para siempre por la Humanidad. Estos hombres no
deseaban más que el poder, el poder sobre los hombres, las
instituciones, sobre Alemania, sobre los pueblos, a ser posible
sobre el mundo y sobre el porvenir. Todo tenía que suceder
de acuerdo con su voluntad. Ambicionaban, seguramente, el
poder de una manera más instintiva que consciente, bajo el
pretexto de que era para Alemania y es muy posible que
hubiesen instalado los engranajes de esta farsa nacional para
engañarse a sí mismos, para engañar a los que íes rodeaban y
a la opinión pública, ya que la violencia desnuda, fin en sí
misma, no habría sido aceptada. Por ello, en la primera época,
las consecuencias actuaron en profundidad, sin que por ello
resultaran débiles. De la misma manera que el
nacionalsocialismo creó un estado en la república de Weimar,
para debilitar a ésta, igualmente hizo lo mismo la SS en el
nacionalsocialismo...
Personajes tales como Eicke y Pohl eran ya de otra calaña, a
pesar de ser atraídos por los demás como el hierro por el
imán; eran unos enormes carreteros, amos para los que tenían
debajo, vasallos ante sus superiores y que proveían todo lo
necesario para construir y mantener en buen estado la
penitenciaría universal: material, dinero, esclavos, armas51...
Más sugestivo aún, por lo que a dar una idea del estado de
espíritu de sus feligreses se reñere, resulta este sermón del
cardenal Faulhaber:
...Una odiosa mentira ha sido puesta en circulación contra el
Santo Padre (Pío XII), según la cual el Sumo Pontífice es judío,
habiendo sido su madre una judía holandesa. Veo que mis
oyentes se estremecen de horror. Esta mentira es
especialmente apta para hacer de la reputación del Papa, en
Alemania, objeto de risa...
LA COMIDA
1. Dr. Kitt
2. Dr. Thilo
3. Dr. Wirths
4. Prof. Clauberg (en el bloque 10)
Del Dr. Wirths y del Dr. Clauberg no puedo precisar más. El
primero no venía más que para las visitas de inspección. En
cuanto al Dr. Clauberg, lo veía sólo cuando iba al bloque 10 del
campo principal. Yo no estaba allí ni en calidad de médico ni
en calidad de objeto de investigación médica. Si el Dr. Rhode
pidió mi traslado a este bloque no fue más que para
protegerme del peligro enorme de infección del FKL (campo de
concentración femenino) de Birkenau, de condiciones higiénicas
catastróficas. Estaba allí para «reponerme» un poco durante mi
convalecencia del tifus. Debo estos miramientos a que el Dr.
Rhode había sido colega mío en Marburgo Lahn. Estaba yo
misma, entonces, tan afectada aún por mi grave enfermedad,
que no tenía la menor idea de lo que pasaba en el bloque 10.
Siendo la única aria alemana del campo, tampoco estaba al co-
rriente a través de las informaciones de los detenidos que allí
se hallaban.
Respecto a los otros médicos SS mencionados (el Dr. Rhode,
el Dr. Klein, el Dr. König, el Dr. Mengele y el Dr. Thilo (sólo vi al
Dr. Kitt dos o tres veces de visita en mi bloque), puedo afirmar
que todos, sin excepción, han participado en selecciones, es
decir, en la designación de las detenidas consideradas
incurables, para el gaseamiento, y también en selecciones de
judíos no aptos para el trabajo en la rampa de llegada.
O bien estos médicos procedían a las selecciones
directamente, mandando traer a las pacientes de los bloques
de enfermas judías, o procedían indirectamente.
Tenía la impresión de que el Dr. Rhode y el Dr. Kónig se
prestaban a estas actividades a desgana y bajo la influencia de
importantes cantidades de alcohol. Con ellos se tenían más
posibilidades de obtener una revisión a posteriori de su
diagnóstico y salvar de la cámara de gas a algunas mujeres.
En cuanto al Dr. Klein, era éste un antisemita orgulloso; en sus
conversaciones privadas conmigo era partidario no sólo de la
exterminación, sino que aún la justificaba moralmente.
Declaraba que un buen médico extraía con un bisturí el
apéndice lleno de pus para salvar a un hombre; los judíos eran
el apéndice lleno de pus en el cuerpo de Europa.
El Dr. Mengele era un cínico puro; basta decir que
encogiéndose de hombros y tarareando una musiquilla, movía
el pulgar que decidía la vida o la muerte de las personas.
Empleaba a menudo métodos indirectos de selección en el
pabellón de los enfermos; y pedía a los demás médicos
detenidos le presentásemos una lista de todos nuestros
pacientes, con nuestra diagnosis y nuestro pronóstico. Si
recomendábamos un largo período de descanso antes de la
vuelta al trabajo, la interesada estaba perdida. Si, en cambio,
escribíamos, frente a su apellido, que estaría restablecida en
pocas semanas, nos gritaba:
«Qué, ¿queréis que esta especie de esqueleto se ponga a
trabajar dentro de unas semanas? ¿Qué clase de médicos
sois?»
Todas las mujeres que fueron declaradas inmediatamente
aptas para el trabajo, para que no fueran a la cámara de gas,
habían de ser evacuadas al momento de la enfermería,
aunque su estado fuese absolutamente deficiente.
Como el Dr. Mengele había pedido, aparentemente, que se
luchase enérgicamente contra las epidemias de tifus que
hacían su aparición cada otoño, exigía una desinfección seria
de nuestro HKB (Haupt-Kranken-Bau: pabellón principal de los
enfermos), y la llevaba a cabo con éxito. Verdad es que la
primera de sus medidas fue el envío de todo un bloque de
israelitas a las cámaras de gas; después de lo cual, lo desin-
fectó y envió allí a las mujeres del bloque vecino,
completamente desnudas, una vez que éstas hubieran pasado
por un baño desinfectante. Luego hizo desinfectar el siguiente
bloque y, así, hasta el final. En realidad, era ésta la única
manera de combatir la epidemia; en efecto, los
despiojamientos que se habían realizado previamente en masa
entre los bloques de enfermos no habían surtido efecto alguno
y los enfermos seguían tan llenos de piojos como antes. Pero
lo que caracterizaba al Dr. Mengele era su forma de llevar a
cabo la ofensiva: en lugar de empezar construyendo un nuevo
bloque limpio, mandaba a las cámaras de gas a las ocupantes
de un bloque antiguo.
Yo misma sostuve un día con el Dr. Mengele la siguiente
conversación:
—¿Cómo es que está usted en el campo?
—Por haber tratado de facilitar la huida al extranjero de
algunos judíos.
—¿Cómo podía usted pensar en el éxito de semejante
empresa?
—Bueno, el caso es que hubo enlaces indispensables que se
dejaron corromper.
—Claro, nosotros vendemos judíos; bien tontos seríamos si no
lo hiciéramos. Pero ¿por qué se habrá metido usted en esto?
Mire dónde ha venido a parar.
De esta conversación saqué la impresión de que el
antisemitismo del Dr. Mengele no era para él una cuestión de
convicciones, sino oportunismo cínico del más puro.
La misma actitud de cinismo gruñón exhibía el Dr. Mengele
frente a las pacientes no judías. Una vez en que entraron en
mi bloque mujeres de edad avanzada en número considerable,
muchas de las cuales estaban enfermas de neumonía, efectuó
un control y examinó las gráficas de temperatura, sobre las
que se inscribían los medicamentos, distribuidos con bastante
generosidad (la mayor parte de dichos medicamentos habían
entrado, en fraude, a través de detenidas que «se las
arreglaban»). Se enfadó y se puso a gritar ante las enfermas:
«¿Qué quiere que salga de provecho de esos vejestorios? ¿Para
qué las hincha de inyecciones? ¡Si ya no van a servir para
nada!»
En cuanto al Dr. König era, en general, más o menos objetivo
y, fuera de las selecciones, quería sinceramente que sus
enfermos se curasen. Con él, como con el Dr. Rhode, resultaba
algo más fácil conseguir la autorización necesaria para tratar
de introducir mejoras en el avituallamiento de las enfermas.
Recuerdo una selección particularmente solapada efectuada
por el Dr. Thilo. Como todos los médicos SS sabían que
ocultábamos en lo posible a las judías enfermas de gravedad
para no tener que presentarlas a las selecciones, una vez
procedió a la operación inversa. Hizo desfilar a las enfermas
ante él, mientras anotaba sus números. Y luego dijo: «Muy
bien, éstas están fuertes y pueden quedarse. Las demás
números del bloque serán deportadas.» Y fueron necesarios
grandes esfuerzos paral que incluyera a otras pacientes en la
lista de las que se libraban.
Lo único que se puede decir en favor de estos médicos es
que, quizá por vagas reminiscencias de la Convención de
Ginebra, excluían de las selecciones al personal de las
enfermerías, es decir, a médicos y enfermeras, y que, sobre
todo, mostraban cierta consideración, dentro de lo posible, al
personal médico femenino. Yo misma, siendo la única mujer
alemana de raza aria en Auschwitz, pude disfrutar al máximo
de este trato favorable y pasé por el campo sin haber sido
maltratada ni haber tenido que sufrir crueldades por parte de
los SS y, en particular, de los médicos SS83.
Gmund am Tegernsee.
4 de enero de 1937.
Hoy, 4 de enero de 1937, el SSBrigadeführer (general) Karl Wolff
me ha presentado, a mí, su Reichsführer, en su casa de
Schorn, en Rottach-Egern, el siguiente informe:
«Reichsführer-SS: Os presento a nuestro tercer hijo y primer
varón, dado a luz por mi esposa Frieda von Römheld, el 14 de
enero de 1936, al final del tercer año del III Reich.»
A ello he contestado:
«Os lo agradezco. Los testigos, padrinos de este niño, a saber,
yo mismo, SS-Brigadeführer Weisthor, SS-Gruppenführer
Heydrich y SS-Sturmbannführer Diebitsch, han dado fe de
vuestro informe. Vuestro hijo será inscrito en el libro de
nacimientos SS y será anotado en el libro del clan
(Sippenbuch) de los SS.»
A continuación, el Brigadeführer Wolff entregó el niño a la
madre, quien lo tomó en brazos.
Luego encargué al SS-Brigadeführer Weisthor le pusieran el
nombre.
El SS-Brigadeführer Weisthor rodeó al niño con la cinta azul de
la vida y pronunció las palabras rituales:
«Que la cinta azul de la fidelidad marque toda tu existencia.»
«El que es alemán y siente como alemán ¡debe ser fiel!»
«Nacimiento y matrimonio, vida y muerte se unen
simbólicamente con esta cinta azul.»
«Que este niño forme parte de la familia y del clan. Le deseo
que sea un verdadero joven y un hombre alemán íntegro.»
El SS-Brigadeführer Weisthor tomó, luego, en sus manos la copa
y pronunció las palabras rituales:
«¡La fuente de toda vida es (el Dios alemán) Goth!
«De Gotte viene todo saber, toda tarea, toda revelación y la
meta de tu existencia.»
«Que cada trago tomado de esta copa sea testimonio de que
estás ligado a Got.»
Entregó luego la copa al padre del niño.
Tras de lo cual el SS-Brigadeführer tomó la cuchara y
pronunció las palabras rituales:
«Que esta cuchara te alimente desde ahora hasta tu mayoría
de edad. Que tu madre te dé, así, prueba de su amor y que te
castigue, privándote de alimento, si violas las leyes de Got.»
Entregó, luego, la cuchara a la madre del niño.
Después, el SS-Brigadeführer Weisthor tomó el anillo y
pronunció las palabras rituales:
«Este anillo, el anillo de la familia Wolff del clan SS, tú lo
llevarás un día, hijo mío, cuando, en plena juventud, te
muestres digno de los SS y de tu clan.»
«Y, ahora, según es deseo de tus padres y tal como me lo ha
encargado la SS, te impongo los nombres de Thorisman,
Heinrich, Karl, Reinhard.»
«A vosotros, padres y padrinos, corresponde cultivar en este
niño un fiel y valeroso alemán, siguiendo la voluntad de Got.»
«A ti, querido niño, te deseo que te muestres digno del noble
nombre de Thorisman, para poder conservarlo después de tu
mayoría de edad y durante toda tu vida.»
«¡Así lo quiera nuestro Got! »
Firmo la presente acta y he pedido a los padrinos que lo
firmen como testigos.
El comendador:
(firmado) H. Himmler
Los padrinos:
INTRODUCCIÓN
y= a I x
y= DC x = trabajo y= f (x)
300 = NE — 1.500
NE (energía necesaria) — 1.800 cal. (¡con un DC de 300 cal.!).
También podemos representar DC como función de NE (resulta,
nuevamente, una recta que pasa por O con una inclinación de
45 grados), lo cual nos permite prescindir, en el estudio de los
efectos de la inanición, de la noción de DC, desconocida en la
vida corriente, y calcular, según los casos, en trabajo o en NE.
Esto hará más accesibles los desarrollos siguientes.
ESTADÍSTICA
1943
Julio-Septiembre 4,2 meses
Octubre-Diciembre 4,5 meses
media anual 4,35 meses
1944
Enero-Marzo 5,9 meses
Abril-Junio 6,3 meses
Julio-Septiembre 6,0 meses
Octubre-Diciembre 8,0 meses
media anual 6,5 meses