Informe Sobre La Legitimación

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

ASIGNATURA;
DERECHO ADMINISTRATIVO II

CATEDRÁTICO:
ABOG; JENNY SUYAPA ÁGUILAR RECONCO

ACTIVIDAD:
INFORME SOBRE LA LEGITIMACIÓN
PRESENTADO POR:
RITZA YOLANDA MEDINA ESPINOZA
CTA# 322460002

SAN LORENZO, VALLE 19 DE NOVIEMBRE 2023


Capacidad y legitimación procesales

Para responder a la pregunta de ¿quién puede ser parte en un proceso? Es preciso


aproximarse a los conceptos de capacidad y legitimación. La capacidad sería la aptitud
abstracta para ser parte en cualesquiera procesos judiciales (por ejemplo, en términos
estrictos, una persona fallecida no puede ser parte, aunque sí sus herederos vivos); en
cambio, la legitimación es la aptitud para ser parte en un proceso concreto y determinado
(por ejemplo, una persona no puede comparecer en un proceso para pedir unas cantidades
que se adeudan a su hermano, aunque tenga capacidad para ser parte)
En lo que refiere a la capacidad, el Derecho Civil distingue entre la capacidad jurídica y la
capacidad de obrar. La capacidad jurídica es la aptitud para ser sujeto de derechos y
obligaciones (que corresponde a las “personas” físicas o jurídicas); en cambio, la capacidad
de obrar es la facultad de ejercer estos derechos y obligaciones sin el auxilio de un tercero.
Así, por ejemplo, un niño de 6 años tiene capacidad para ser el único propietario de una
finca, pero no tiene capacidad para alquilarla o venderla sin la intervención de sus padres
o tutores.
Esta distinción se proyecta también sobre el Derecho Procesal. La capacidad jurídica
procesal es la capacidad para ser parte en un proceso. En principio, la capacidad jurídica
coincide con la capacidad para ser parte: toda entidad capaz de ser sujeto de derechos y
obligaciones puede a su vez reclamarlos en un pleito judicial, o defenderse de la
reclamación de otra persona. En cambio, la capacidad de obrar procesal es la facultad de
tomar decisiones en el proceso y asumir la responsabilidad derivada de estas decisiones;
así, por ejemplo, el niño de 6 años dueño de una finca al que nos referíamos en el párrafo
anterior podría ser el titular a título individual de una explotación agraria y podría ser
demandado en un proceso, pero su voluntad debería manifestarse a través de sus padres
o tutores. No debe confundirse la falta de capacidad de obrar procesal con la mera
exigencia de intervenir en el proceso a través de un representante; en otros órdenes
jurisdiccionales distintos del social es frecuente que las partes tengan que estar
representadas por un Procurador, pero eso no impide que puedan tomar libremente
decisiones en el proceso (si tienen capacidad de obrar procesal).

● Capacidad jurídica procesal en el Derecho Procesal Laboral


Como regla general, corresponde a todas las personas, ya sean físicas o jurídicas, de
acuerdo con las reglas del Código Civil; por ejemplo, la muerte supone la extinción civil de
la personalidad, por eso hemos señalado anteriormente que los fallecidos no pueden ser
parte en un proceso (aunque sí otras personas que se subroguen en sus derechos y
obligaciones). La “extranjería” no limita la capacidad jurídica ni de obrar, dado que el
derecho a la tutela judicial efectiva se concede plenamente a los extranjeros, con
independencia de su nacionalidad y situación administrativa.
Además, se reconoce capacidad jurídica procesal a entidades que no gozan de
“personalidad jurídica”. Esto sucede con las “comunidades de bienes”, que no tienen
personalidad jurídica. Otro supuesto es el de las “representaciones unitarias” de los
trabajadores, a las que la ley material expresamente otorga capacidad para actuar en juicio.

● Capacidad de obrar procesal


Tendrán capacidad de obrar procesal y podrán, por tanto, tomar decisiones en el proceso
de manera independiente:
– Mayores de edad no incapacitados
– Menores de edad emancipados y no incapacitados: son personas de más de 16 años y
menos de 18 a los que el Derecho permite participar normalmente en el tráfico jurídico sin
el auxilio de sus padres o tutores. Las causas son: matrimonio, concesión por parte de las
personas que tienen la patria potestad o concesión judicial.
– Como una especialidad propia del Derecho del Trabajo, los mayores de 16 años, pero
menores de 18 que hubieran sido autorizados por sus padres para trabajar, aunque no
estuvieran emancipados. A raíz del reciente Estatuto del Autónomo, también se concede
capacidad procesal a los trabajadores autónomos económicamente dependientes mayores
de 16 años.
Los menores de edad no incluidos en los supuestos anteriores deberán ser necesariamente
representados en el proceso por los padres que ejerzan la patria potestad o los tutores; los
incapacitados serán representados por sus tutores o auxiliados, en su caso, por los
curadores, en función del contenido de la sentencia de incapacitación. Las personas
jurídicas, por su propia naturaleza, deben ser también representadas, de acuerdo con las
normas que regulan su funcionamiento (que pueden ser muy diversas); por su parte,
comparecen en nombre de las comunidades de bienes quienes aparezcan como
organizadores, directores o gestores de éstas.

● Legitimación procesal
Se trata, como hemos dicho, de una conexión o vínculo entre un sujeto con capacidad
jurídica procesal y el objeto de un concreto proceso (la pretensión). Así, como se ha
señalado, una persona no puede reclamar el salario de un familiar suyo, sino el que se le
debe a él en su calidad de trabajador; de la misma manera, tampoco puede reclamar este
salario a una persona que no es su empleador (u otro empresario responsable solidario).
-La legitimación activa es la aptitud para ser demandante en un determinado proceso.
-La legitimación pasiva es la capacidad para ser demandado en un determinado proceso.
Habitualmente, en el proceso social, suelen ser legitimados activos los trabajadores y
beneficiarios de la Seguridad Social, y legitimados pasivos los empresarios y las entidades
gestoras de la Seguridad Social; ello se debe a la propia configuración del derecho material
(por ejemplo, si el empresario cree que una huelga es ilegal, actúa en consecuencia y si los
trabajadores reclaman, entonces es cuando se plantea judicialmente la legalidad de la
huelga), pero no es estrictamente necesario; por ejemplo, no es de ningún modo imposible
que un empresario demande a un trabajador (por ejemplo, para reclamarle daños y
perjuicios que no ha podido deducir directamente del salario).
-Normalmente, el ordenamiento concede legitimación al titular de un derecho o interés
legítimo. Este supuesto se conoce como legitimación ordinaria.
Excepcionalmente, el Derecho permite a una persona actuar en nombre propio para
defender un interés ajeno, lo que habitualmente se conoce como legitimación
extraordinaria. En el orden social actúa en nombre propio e interés de otro el Ministerio
Fiscal (como se vio en el tema 1) y pueden hacerlo en algún caso los sindicatos y, en su caso,
las asociaciones cuyo fin sea la igualdad de trato entre hombres y mujeres. Cuando se
interviene en nombre e interés de otro, estamos ante la institución de la representación.
Es fácil confundir la legitimación como requisito procesal con la consideración de si el
demandante o el demandado tienen “la razón” en el fondo del asunto al plantear la
pretensión o en la resistencia. Así, por ejemplo, si un trabajador reclama una cantidad a la
empresa RENFE en función de las tablas salariales pactadas en convenio, afirmando que es
un trabajador por cuenta ajena de esta compañía, y luego, en el curso del proceso se
determina que en realidad no era un trabajador asalariado, sino un autónomo
económicamente dependiente, puede quizás deducirse que el trabajador carecía de
legitimación activa (no podía ser demandante) y la empresa de legitimación pasiva (no
podía ser demandada en este tipo de reclamación en concreto, puesto que no se aplica el
convenio colectivo). Cuando se produce esta confusión, el concepto de legitimación pierde
todo sentido, reduciéndose al derecho a la acción en sentido concreto.
Así pues, para evaluar si existe legitimación como un presupuesto procesal no es necesario
pronunciarse sobre el “fondo del asunto”, sino más bien analizar la coherencia interna de
la pretensión: esto es, si se considerara que son ciertos los hechos y las calificaciones
jurídicas expresados en la demanda, ¿sería el demandante la persona indicada para actuar?
¿sería el demandado la persona a la que hay que dirigirse?

¿Qué se entiende por Capacidad Procesal?

Es la aptitud legal de poder ser sujeto activo o pasivo en una relación jurídica procesal. No
toda persona tiene capacidad procesal, aunque toda persona individual o jurídica tenga
personalidad procesal. Un niño, un loco, pueden ser titulares de un patrimonio y por ello
podrán ser parte de un proceso sobre derechos y obligaciones, derivados de esa titularidad;
tienen personalidad procesal, pueden ser parte en un proceso, pero no pueden comparecer
ni actuar en propio nombre, pues no están en el pleno uso de sus derechos civiles y asi
como en la esfera privada no tienen capacidad de obrar, no tienen capacidad para
comparecer en un proceso, no tienen capacidad procesal. Por los que no están en el pleno
uso de sus derechos civiles comparecerán en juicio sus representantes o las personas que
deban suplir su incapacidad con arreglo a las leyes. La representación, la asistencia y la
autorización son medios de suplir o completar la falta de plena capacidad. La ley señala
cómo se presta ese suplemento en el caso del menor de edad, el emancipado menor, el
loco, sordomudo, pródigo, condenado a interdicción, ausente, etcétera. La falta de
capacidad es un defecto que da lugar a una excepción de falta de personalidad
(impropiamente llamada así) que puede ser alegada por la otra parte impidiendo que, si se
acepta, pueda dictarse una sentencia de fondo.

También podría gustarte