RCP-BÁSICO EN LACTANTES Y NIÑOS PARTE ERI y SEBAS
RCP-BÁSICO EN LACTANTES Y NIÑOS PARTE ERI y SEBAS
RCP-BÁSICO EN LACTANTES Y NIÑOS PARTE ERI y SEBAS
Noveno P3
Dra. Alexandra Rosero
REANIMACION CARDIOPULMONAR BÁSICO EN
LACTANTES Y NIÑO MAYOR
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR BÁSICA:
1. DEFINICIÓN:
Las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) son un conjunto de medidas y
actuaciones que, por un lado, permiten identificar la situación de PCR y, por otro,
pretenden sustituir, primero, y tratar de recuperar, después, la respiración y la
circulación espontáneas, constituyendo el tratamiento esencial de la PCR. Su objetivo
fundamental es procurar una distribución suficiente de oxígeno al cerebro y a otros
órganos vitales.
En la RCP básica, las maniobras de reanimación se realizan sin contar con ningún
equipamiento específico, pudiendo ser realizadas por cualquier persona.
2. EPIDEMIOLOGÍA:
La incidencia estimada de Parada Cardiorrespiratoria (PCR) extra hospitalaria en la
edad pediátrica, es de 8 a 20 casos/100.000 niños/por año, y la de PCR hospitalaria,
aproximadamente, cien veces mayor (2-6% de los niños ingresados en unidades de
cuidados intensivos); es importante recordar que el riesgo de paro cardíaco
intraoperatorio en paciente pediátrico es inversamente proporcional a la edad, mayor
riesgo en menores de un mes.
La PCR en los niños, aunque es menos frecuente que en los adultos, supone un
importante problema de salud pública, ya que tiene una mortalidad muy elevada y
porque un porcentaje significativo de supervivientes pueden presentar secuelas
neurológicas importantes, que reducen su calidad de vida y suponen una importante
carga asistencial para el sistema sanitario y para sus familias.
3. ETIOLOGÍA:
El paro cardiorrespiratorio en pacientes pediátricos es típicamente causado por hipoxia
y acidosis, como resultado de una falla respiratoria o shock. Es importante tener en
cuenta dentro de las principales causas las 8 H y las 8 T, (hipoxia, hipovolemia,
hipervagal, hidrogeniones, hipo- e hiperkalemia, hipertermia maligna, hipotermia,
hipoglicemia) (trauma, neumotórax, trombosis coronaria y pulmonar, QT largo, toxinas,
hipertensión pulmonar).
La PCR en el niño suele ser de causa respiratoria y se presenta con más frecuencia
en los lactantes, siendo las causas fundamentales en ellos: el síndrome de muerte
súbita (SMSL), las malformaciones congénitas, las complicaciones de la prematuridad
y la enfermedad respiratoria aguda. En el niño mayor de 1 año, la causa más frecuente
de PCR es el traumatismo grave, generalmente, secundario a un accidente con
vehículo a motor, seguido por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. La PCR
de origen cardíaco se observa casi exclusivamente en niños con cardiopatías
congénitas, especialmente en el postoperatorio de la cirugía cardiaca
4. CLINICA:
Paro respiratorio
Ausencia de pulso (Si bien la presencia de pulso carotídeo o femoral
cuando las maniobras de reanimación se han detenido es un signo claro de
retorno a la circulación espontánea, su significado durante las
compresiones torácicas no es de utilidad ya que la vena cava inferior no
posee válvulas, por lo que el flujo sanguíneo retrógrado en el sistema
venoso puede producir una onda de pulso palpable durante la reanimación,
dando una errada impresión de flujo sanguíneo arterial. Además esta onda
de pulso está lejos de indicarnos qué es lo que sucede con la perfusión
coronaria y/o cerebral, objetivos primordiales de la reanimación).
Pérdida del conocimiento
5. CLASIFICACIÓN SEGÚN EDADES PEDIÁTRICAS
Según la edad del niño el manejo va a ser distinto
•Si aun así no se consigue expandir el tórax: considerar que existe una
obstrucción completa de la vía aérea, e iniciar en ese momento las
compresiones torácicas, sin necesidad de comprobar la circulación.
Técnica de colocación:
Niño: es igual que en el adulto. La cánula se introduce con la concavidad hacia arriba
deslizándola hasta que la punta alcance el paladar blando; a continuación se rota
180.º y se desliza detrás de la lengua.
Lactante: para evitar dañar el paladar blando, se introduce directamente con la
convexidad hacia arriba utilizando un depresor o la pala del laringoscopio para
deprimir la lengua y evitar el desplazamiento de ésta hacia atrás.
3. º Aspiración de secreciones.
Se debe aspirar de boca, nariz, faringe y tráquea. Se emplearán sondas adecuadas
para la edad de cada niño. La sonda rígida de Yankauer es útil para aspirar contenido
alimenticio y secreciones espesas de la boca. En niños pequeños la presión del
sistema de aspiración no debe superar los 80-120 mmHg.
4. º Intubación endotraqueal.
La intubación endotraqueal constituye el método definitivo para asegurar la
permeabilidad y el aislamiento de la vía aérea 1-4. Además, garantiza una ventilación
y un aporte de oxígeno adecuados, previene la distensión gástrica y la aspiración
pulmonar, facilita la aspiración de secreciones de la vía aérea, permite administrar
algunos de los fármacos empleados en la RCP mientras se consigue un acceso
vascular y elimina la necesidad de sincronización entre la ventilación y el masaje
cardíaco, no siendo necesario interrumpir este último durante la ventilación.
Finalmente, permite aplicar presión positiva al final de la espiración (PEEP) en los
casos de hipoxemia refractaria.
La intubación durante la RCP se efectuará por vía oro traqueal ya que es más rápida y
presenta menos complicaciones que la vía naso traqueal. Existen varias diferencias
anatómicas en la vía aérea del niño con respecto al adulto que hay que tener
presentes al realizar la intubación: la lengua es proporcionalmente mayor; la laringe es
más estrecha y más corta, y está situada más alta y anterior, su ángulo con respecto a
la lengua es más agudo, y la epiglotis es proporcionalmente más larga y en forma de
omega. Por estas razones, se recomienda la utilización de un laringoscopio con pala
recta en recién nacidos y en lactantes pequeños. El calibre de la tráquea de los niños
es más pequeño, presentando los menores de 8 años el mayor estrechamiento a nivel
del cartílago cricoides, que proporciona un anclaje anatómico para el tubo
endotraqueal. Por esta razón, en los lactantes y niños menores de 8 años se
aconsejaba utilizar tubos sin balón para minimizar la lesión de la mucosa traqueal. Sin
embargo, se ha demostrado que los tubos con balón son seguros tanto en niños como
en lactantes, y son más eficaces en situaciones de aumento de las resistencias en las
vías aéreas, disminución de la distensibilidad pulmonar o fuga importante a nivel de la
glotis, situaciones que son más frecuentes en la PCR hospitalaria . El balón se inflará
con el mínimo volumen necesario para que no haya fuga aérea, evitando siempre que
la presión de inflado sobrepase los 20 cmH2O.
3. Administrar un fármaco hipnótico (midazolam 0,2- 0,3 mg/kg i.v., etomidato 0,3
mg/kg, propofol 1-2 mg/kg o tiopental 3-5 mg/kg) en bolo rápido, e
inmediatamente después un relajante muscular (succinilcolina 1 mg/kg i.v. o
rocuronio 0,6 mg/kg i.v. si la succinilcolina está contraindicada).
5. Intubar rápidamente.
Si una vez intubado el paciente, la oxigenación empeora súbitamente es necesario
descartar las siguientes causas:
EXTUBACIÓN.
Intubación en bronquio derecho.
Obstrucción del tubo endotraqueal.
Neumotórax.
2. Colocar al niño en posición de olfateo igual que para la intubación y abrirle bien
la boca.
3. Introducir la mascarilla laríngea con la apertura orientada hacia delante,
deslizando la punta y la parte posterior por el paladar, usando el dedo índice
para guiar el tubo hacia la parte posterior de la faringe.
4. Avanzar a ciegas hasta notar una resistencia que indica que el tubo ha
alcanzado el esfínter esofágico superior.
5. Hinchar el manguito del balón para sellar la hipofaringe, de manera que la
apertura del tubo encare la glotis. Comprobar que la línea negra que tiene el
tubo en su cara posterior coincide con la mitad del paladar para asegurarse de
que la mascarilla está centrada.
6. Ventilar a su través con la bolsa de reanimación.
VENTILACIÓN
Antes de intubar al niño se le debe ventilar con bolsa y mascarilla y oxígeno a la
concentración más elevada posible.
Bolsa de reanimación
La bolsa de reanimación o resucitador consta, de forma simplificada, de una bolsa
autoinflable y de una válvula que impide la reinspiración del aire espirado. Existen 3
tamaños diferentes: modelo neonatal con una capacidad de 250 ml; modelo infantil
con una capacidad de más de 450 ml; y modelo de adulto con una capacidad de
1.600-2.000 ml. En RCP pediátrica se utilizarán únicamente los modelos infantil y
adulto, empleándose uno u otro según la edad del paciente.
Los resucitadores empleados en RCP no deben tener válvula de sobrepresión, o si la
tienen debe existir la posibilidad de que sea anulada, ya que la presión requerida
durante la RCP puede exceder la presión limitada por la válvula y proporcionar
volúmenes insuficientes, especialmente durante la ventilación con mascarilla. Los
resucitadores manuales deben disponer de una bolsa o tubo reservorio en la parte
posterior para que al conectarse a un caudalímetro con un flujo de oxígeno de 15 l/min
puedan aportar una concentración de oxígeno superior al 90 %.
Mascarilla facial
Las mascarillas faciales varían de tamaño y forma según la edad. La mascarilla
correcta es aquella que proporciona un sellado hermético en la cara, desde el puente
de la nariz hasta la hendidura de la barbilla, cubriendo la nariz y la boca sin comprimir
los ojos. Debe disponer de un borde de silicona o de un manguito con cámara de aire
para conseguir un contacto más estrecho con la cara y evitar que se produzcan fugas
durante la ventilación.
En menores de 6-12 meses pueden utilizarse indistintamente mascarillas redondas o
triangulares, mientras que en los mayores de esa edad deben ser triangulares. Las
mascarillas deben ser transparentes, con el fin de poder observar el color de los labios
y si se produce regurgitación de contenido gástrico.
Técnica de ventilación con bolsa y mascarilla.
1. Colocar la cabeza en la posición de "olfateo". El grado de hiperextensión será
variable, mayor grado de hiperextensión cuanto mayor sea el niño. En los lactantes se
mantendrá una posición neutra, evitando la hiperextensión.
2. Colocar una cánula orofaríngea.
3. Elegir una mascarilla del tamaño apropiado y colocarla sobre la cara bien ajustada.
4. Colocar el dedo pulgar sobre la zona nasal de la mascarilla, el dedo índice sobre la
zona mentoniana y el resto de los dedos debajo del mentón manteniendo la elevación
de la mandíbula (fig. 7). En los niños pequeños colocar los dedos 4. º Y 5. º detrás del
ángulo de la mandíbula y el 3. º debajo del mentón, desplazando hacia arriba y
adelante el maxilar inferior. Con la otra mano manejar la bolsa de reanimación.