RCP-BÁSICO EN LACTANTES Y NIÑOS PARTE ERI y SEBAS

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 24

REANIMACÓN CARDIOPULMONAR

BÁSICO Y AVANZADO EN LACTANTE Y NIÑO MAYOR

Noveno P3
Dra. Alexandra Rosero
REANIMACION CARDIOPULMONAR BÁSICO EN
LACTANTES Y NIÑO MAYOR
REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR BÁSICA:
1. DEFINICIÓN:
Las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) son un conjunto de medidas y
actuaciones que, por un lado, permiten identificar la situación de PCR y, por otro,
pretenden sustituir, primero, y tratar de recuperar, después, la respiración y la
circulación espontáneas, constituyendo el tratamiento esencial de la PCR. Su objetivo
fundamental es procurar una distribución suficiente de oxígeno al cerebro y a otros
órganos vitales.
En la RCP básica, las maniobras de reanimación se realizan sin contar con ningún
equipamiento específico, pudiendo ser realizadas por cualquier persona.

2. EPIDEMIOLOGÍA:
La incidencia estimada de Parada Cardiorrespiratoria (PCR) extra hospitalaria en la
edad pediátrica, es de 8 a 20 casos/100.000 niños/por año, y la de PCR hospitalaria,
aproximadamente, cien veces mayor (2-6% de los niños ingresados en unidades de
cuidados intensivos); es importante recordar que el riesgo de paro cardíaco
intraoperatorio en paciente pediátrico es inversamente proporcional a la edad, mayor
riesgo en menores de un mes.

La PCR en los niños, aunque es menos frecuente que en los adultos, supone un
importante problema de salud pública, ya que tiene una mortalidad muy elevada y
porque un porcentaje significativo de supervivientes pueden presentar secuelas
neurológicas importantes, que reducen su calidad de vida y suponen una importante
carga asistencial para el sistema sanitario y para sus familias.
3. ETIOLOGÍA:
El paro cardiorrespiratorio en pacientes pediátricos es típicamente causado por hipoxia
y acidosis, como resultado de una falla respiratoria o shock. Es importante tener en
cuenta dentro de las principales causas las 8 H y las 8 T, (hipoxia, hipovolemia,
hipervagal, hidrogeniones, hipo- e hiperkalemia, hipertermia maligna, hipotermia,
hipoglicemia) (trauma, neumotórax, trombosis coronaria y pulmonar, QT largo, toxinas,
hipertensión pulmonar).
La PCR en el niño suele ser de causa respiratoria y se presenta con más frecuencia
en los lactantes, siendo las causas fundamentales en ellos: el síndrome de muerte
súbita (SMSL), las malformaciones congénitas, las complicaciones de la prematuridad
y la enfermedad respiratoria aguda. En el niño mayor de 1 año, la causa más frecuente
de PCR es el traumatismo grave, generalmente, secundario a un accidente con
vehículo a motor, seguido por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. La PCR
de origen cardíaco se observa casi exclusivamente en niños con cardiopatías
congénitas, especialmente en el postoperatorio de la cirugía cardiaca
4. CLINICA:

Identificación del niño con riesgo de presentar una PCR


La RCP se debe llevar a cabo si el niño tiene alguno de los siguientes síntomas:

 Paro respiratorio
 Ausencia de pulso (Si bien la presencia de pulso carotídeo o femoral
cuando las maniobras de reanimación se han detenido es un signo claro de
retorno a la circulación espontánea, su significado durante las
compresiones torácicas no es de utilidad ya que la vena cava inferior no
posee válvulas, por lo que el flujo sanguíneo retrógrado en el sistema
venoso puede producir una onda de pulso palpable durante la reanimación,
dando una errada impresión de flujo sanguíneo arterial. Además esta onda
de pulso está lejos de indicarnos qué es lo que sucede con la perfusión
coronaria y/o cerebral, objetivos primordiales de la reanimación).
 Pérdida del conocimiento
5. CLASIFICACIÓN SEGÚN EDADES PEDIÁTRICAS
Según la edad del niño el manejo va a ser distinto

6. PASOS DEL RCP BÁSICA PEDIÁTRICA

1.Garantizar la seguridad del niño y del reanimador: Antes de iniciar la RCP, se


asegurará la integridad del niño y la del reanimador, movilizando, si es preciso, a la
víctima a un lugar seguro. El reanimador se protegerá con todas las medidas que
tenga disponibles (guantes, métodos barrera, dispositivos de señalización, etc.).
2.Comprobar el estado de conciencia: Estimular al niño: primero verbalmente
preguntando en voz alta “¿cómo estás?” o llamándole por su nombre, si se conoce. Si
no hay respuesta, aplicar estimulación táctil intensa o dolorosa (p. ej., pellizcos),
evitando sacudidas vigorosas. Se considerará que el niño responde si habla, llora,
grita o se mueve. Si hay respuesta a estímulos: mantener la posición, investigar la
presencia de lesiones y valorar si precisa atención médica. Si no hay respuesta a
estímulos: el niño está inconsciente, y se debe continuar con la secuencia de RCP.
3.Solicitar ayuda y activar los servicios de emergencia médica (SEM):
Si el niño responde (hablando, llorando o moviéndose), hay que dejar al niño en la
posición en que se le ha encontrado (a menos que esté expuesto a algún peligro),
pedir ayuda si es necesario y revaluar su situación de forma periódica
• Si el niño no responde, hay que gritar pidiendo ayuda y ponerle en decúbito supino
con cuidado (si ha podido sufrir un traumatismo cervical es importante movilizar al niño
manteniendo la alineación cabeza-cuello, evitando la flexión y extensión).
4.Optimizar la posición del niño: Colocar al niño sobre una superficie dura y
plana (fundamental para optimizar la calidad de las compresiones torácicas),
en decúbito supino y con la cabeza, cuello, tronco y extremidades bien
alineados. Si se sospecha la presencia de lesión espinal (accidentes de tráfico,
caídas desde cierta altura, etc.), se movilizará al niño en bloque, al menos por
2 reanimadores, procurando proteger la columna cervical.

5.Abrir la vía aérea: Ya que, en el niño inconsciente es frecuente la


obstrucción parcial o completa de la vía aérea por la lengua o por
secreciones/cuerpos extraños, es esencial aplicar correctamente las maniobras
de apertura de la vía aérea, para permitir una correcta ventilación
posteriormente.
Maniobra frente mentón: es la maniobra de elección. Una mano del
reanimador en la frente y la otra elevando el mentón, extendiendo la
cabeza hasta una posición neutra en el lactante, y algo más, hasta la posición
de “olfateo”, en el niño. Es importante, no hacer presión sobre los tejidos
blandos bajo la mandíbula, ya que esto puede obstruir la vía aérea.

Maniobra de apertura de la vía aérea tipo frente-mentón y comprobación de la


respiración espontánea (“ver-sentir-oír”).
•Maniobra de tracción mandibular: similar a la anterior pero, en este caso, no
se produce extensión cervical con la mano de la frente, y con la otra mano se
tracciona de la mandíbula hacia arriba y hacia adelante, colocando el pulgar
tras los incisivos y el índice y el corazón bajo el mentón. Esta técnica se debe
emplear cuando se sospeche lesión cervical.

Tras abrir la vía aérea, inspeccionar la cavidad oral en busca de cuerpos


extraños, procurando retirarlos mediante barrido lateral con el dedo, solo si
están claramente accesibles.

6.Comprobar si existe respiración espontánea: Acercando la mejilla a la


boca del niño, para “ver” si hay excursiones torácicas, “oír” si hay ruidos
respiratorios y “sentir” en su mejilla el movimiento del aire. En este proceso no
se debe invertir más de 10 segundos.

•Si el niño está inconsciente, pero respira, se colocará en posición de


seguridad, como se detalla en la figura 4, siempre que no existan o se
sospechen lesiones que lo impidan, buscando mantener la vía aérea
permeable y reducir el riesgo de aspiración. Activar los servicios de
emergencias y permanecer a su lado, reevaluando su situación
periódicamente.

Posición de seguridad para el paciente inconsciente con respiración


espontánea normal.

Si el niño está inconsciente y no respira o presenta movimientos respiratorios


ineficaces, en forma de bocanadas ocasionales (gasping), se deben administrar 5
ventilaciones de rescate, para demostrar la permeabilidad de la vía aérea.
7.Administrar 5 insuflaciones de rescate:

Con las ventilaciones de rescate se pretende fundamentalmente demostrar la


permeabilidad de la vía aérea.

•Dar 5 insuflaciones, manteniendo la apertura de la vía aérea, con técnica de


“boca a boca-nariz” en el lactante o “boca a boca” en el niño, como se describe
en la figura 5, o con mascarilla facial y bolsa autoinflable (RCP básica
instrumentalizada), como se describe en la figura 6, si se dispone de ellas en
ese momento. También, se recomienda la ventilación con oxígeno siempre que
esté disponible. Tras cada ventilación, el reanimador debe separar por
completo su boca de la del niño, realizando una inspiración profunda antes de
la siguiente, para así optimizar la cantidad de O2 y disminuir la cantidad de
CO2 que se administra al niño. Las insuflaciones serán de aproximadamente 1
segundo, con la intensidad suficiente para producir una excursión evidente del
tórax del niño.

Ventilación boca a boca-nariz en el lactante y boca a boca en el niño.

Técnica de sujeción de la mascarilla facial para ventilación con bolsa autoinflable.


•Si no se consigue movimiento torácico con las primeras insuflaciones de
rescate: optimizar la posición de apertura de la vía aérea y asegurar el correcto
sellado de la boca y la nariz del niño.

•Si aun así no se consigue expandir el tórax: considerar que existe una
obstrucción completa de la vía aérea, e iniciar en ese momento las
compresiones torácicas, sin necesidad de comprobar la circulación.

•Si se consigue expandir el tórax, al menos con 2 de las 5 insuflaciones: se


descarta la obstrucción completa de la vía aérea, y se debe continuar con la
evaluación de la situación circulatoria (signos de vida).

8.Comprobar si existe circulación espontánea: Mediante la búsqueda de


“signos de vida” (movimientos, tos o respiraciones normales), sin emplear para
ello más de 10 segundos. Habitualmente, esto se puede hacer mientras se
administran las 5 insuflaciones de rescate.

•Solo el personal sanitario con experiencia puede investigar también la


presencia de pulsos centrales (braquial o femoral en el lactante; carotídeo o
femoral en el niño).

•Si se detectan signos de vida o si se palpa con seguridad un pulso central a


una frecuencia mayor de 60 por minuto: continuar manteniendo la apertura de
la vía aérea, administrando entre 12 y 20 ventilaciones por minuto, según la
edad del niño. Reevaluar continuamente, la situación respiratoria y circulatoria
hasta que llegue personal del SEM o más cualificado, o hasta que se recupere
la respiración espontánea, debiéndose colocar al niño en posición de seguridad
en ese momento.

•Si no hay signos de vida: administrar compresiones torácicas.

9.Administrar compresiones torácicas: Las compresiones torácicas son la


piedra angular de la RCP básica; por lo que, la administración precoz y con
calidad de las mismas es un objetivo prioritario. Para conseguir compresiones
de calidad, se deben cumplir las siguientes recomendaciones:
• Si en estos 10 segundos se comprueba claramente que existen signos vitales,
continuar con las respiraciones, con una frecuencia normal según la edad,
hasta que el niño recupere una respiración adecuada por sí mismo. Si el niño
respira adecuadamente, pero permanece inconsciente, colocarle en posición
de seguridad (salvo que haya sufrido un traumatismo) y revaluar al niño
frecuentemente.

• Si no hay signos vitales, empezar las compresiones torácicas a una


frecuencia de 100-120 por minuto. Hay que comprimir en la mitad inferior del
esternón. La fuerza de la compresión debe ser la suficiente para deprimir el
esternón al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax. Liberar la
presión por completo y repetir la maniobra después de 15 compresiones, abrir
la vía aérea con la maniobra frente-mentón y realizar dos insuflaciones
efectivas. Coordinar las insuflaciones con las compresiones torácicas (con una
relación de 15 compresiones y 2 insuflaciones).

• Compresiones torácicas en los lactantes (menores de un año):

– Si hay solo un solo reanimador, la compresión del esternón con la punta de


dos de sus dedos perpendiculares al esternón en la zona intermamilar permite
una mejor coordinación entre las compresiones torácicas y la ventilación.
– Si hay dos o más reanimadores se debe usar la técnica “del abrazo” con dos
manos. Colocar ambos dedos pulgares juntos sobre la mitad inferior del
esternón con sus puntas dirigidas hacia la cabeza del niño. Con el resto de las
manos y los dedos abrazar la parte inferior de la caja torácica del lactante, con
la espalda del niño apoyada sobre los dedos – Con ambos métodos, se debe
deprimir el esternón al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax
del lactante o unos 4 cm

Compresiones torácicas en niños mayores de un año:


-Localizar la punta del esternón. Para evitar comprimir sobre el abdomen
superior, se debe localizar la apófisis xifoides del esternón, encontrando el
punto donde se unen en el centro las costillas inferiores.
– Compresiones con una mano: colocarse en la vertical del pecho de la
víctima con el brazo extendido. Colocar el talón de una mano sobre el
esternón, aproximadamente un través de dedo por encima de la apófisis
xifoides o en la línea intermamilar. Elevar los dedos para asegurar que la
presión no se aplica sobre las costillas del niño. Comprimir el esternón para
deprimirlo al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax o 5 cm
– Compresiones con dos manos: en niños mayores o cuando los
reanimadores no tienen suficiente fuerza, las compresiones torácicas se
realizan más fácilmente utilizando las dos manos, con los dedos del
reanimador entrelazados
•Para evitar la fatiga, si hay más de un reanimador, cada 2 minutos estos se
irán sustituyendo en la tarea de administrar las compresiones.

10.Comprobación de la eficacia de las maniobras de RCP:

•Cada 2 minutos desde el inicio de la RCP, se detendrá brevemente la


secuencia de compresiones-ventilaciones para reevaluar la presencia de
respiración y circulación espontáneas, debiéndose emplear para ello el menor
tiempo posible (no más de 10 segundos).

Duración de la RCP básica

Las maniobras de RCP se mantendrán hasta que:

 Se comprueba la recuperación de la respiración y circulación


espontáneas (signos vitales o pulso central a más de 60 por minuto).
 Llega personal más cualificado que continua con la RCP.
 El reanimador está agotado.

INTEGRACIÓN DEL DESFIBRILACIÓN EXTERNA SEMIAUTOMÁTICA (DEA)


DURANTE LA RCP BÁSICA
En los niños mayores de 1 año está indicada la utilización del DEA, tras 1 min de RCP
Básica, siendo aceptable también su uso en lactantes < 1 año si no hay otra
alternativa. Si el reanimador está solo no se debe abandonar nunca la RCP para ir a
buscar un DEA, salvo que esté cercano y accesible y haya sospecha de que la causa
de la parada cardiaca sea una arritmia ventricular.
Utilización de los DEA
Los (DEA) son seguros y eficaces cuando se utilizan en niños mayores de un año, tras
1 mn de RCP, ya que son capaces de identificar con fiabilidad las arritmias en los
niños.
En el momento actual no hay evidencias ni para apoyar ni para desaconsejar el uso de
DESA en niños menores de un año. La fibrilación
ventricular (FV) es una causa muy rara de parada
cardiaca en niños pequeños (menos de 1 año) fuera
del hospital, pero su incidencia aumenta según
aumenta la edad de los niños.
Tipo de parches.
 En niños > 8 años se utilizarán los parches de
adultos. (150 J).
 De 1 a 8 años: parches pediátricos (atenúan la dosis a 50-75 J,) aunque podría
utilizarse el del adulto si no se dispone de los parches pediátrico.
Colocación de los parches. Uno debajo de la clavícula y otro en parte inferior de la
axila izquierda. Si los parches son demasiado grandes, puede haber riesgo de que se
produzca un arco eléctrico por su cercanía y en este caso se puede colocar uno en la
espalda debajo de la escápula izquierda y otro delante, a la izquierda del esternón. Se
hará igual con las palas del desfibrilador manual.
1) Fin de la reanimación

No se debe interrumpir la reanimación hasta que:


• El niño muestre signos de vida (empiece a despertarse, moverse, abrir los ojos
y respirar normalmente).
• Lleguen otros profesionales sanitarios que puedan ayudar o tomar el control de
la reanimación.
• El reanimador esté agotado
ALGORITMO:

Algoritmo de la reanimación cardiopulmonar (RCP) básica pediátrica.


SEM: Servicio de Emergencia Médica. DESA: desfibrilador
semiautomático.

Algoritmo para el tratamiento de la obstrucción de la vía aérea por cuerpo


extraño
PERSONAS MINIMAS PARA REALIZAR UN RCP HOSPITALARIO
Se necesitan como mínimo 5 personas las mismas que realizaran diferentes
actividades
1.- Controla Vía Aérea
2.-Realiza compresiones
3.-Administracion de drogas y procesos
4.-El líder
5.-Vigila el tiempo
COMPRESIONES
Compresiones torácicas Infante (niño < 1 año)
• Abarcando el tórax con las dos manos: se colocarán los pulgares sobre el
tercio inferior del esternón y se comprimirá el esternón mientras se abarca el
tórax con el resto de los dedos. Comprimir el esternón con los dos pulgares.
Esta técnica es más efectiva y está indicada cuando hay dos reanimadores y el
reanimador puede abarcar el tórax entre sus manos.
• Con dos dedos, el mecanismo indicado con anterioridad: se colocarán los
dedos medio y anular en el tercio inferior del esternón. Con la punta de los
dedos se deprimirá el esternón aproximadamente 1/3 de la profundidad del
tórax. Esta técnica es preferible cuando hay un solo reanimador
Niño de 1 a 12 a 14 años.
• Con el talón de una mano.
• En la mitad inferior del esternón
• No presionar el apéndice xifoides o las costillas
REANIMACION CARDIOPULMONAR AVANZADO EN LACTANTES Y NIÑO
MAYOR
La reanimación cardiopulmonar avanzada (RCPA) incluye un conjunto de técnicas y
maniobras cuyo objetivo es restaurar definitivamente la circulación y la respiración
espontáneas, minimizando la lesión cerebral anóxica en el paciente que ha sufrido una
parada cardiorrespiratoria (PCR). Para ello se precisa un equipamiento material
adecuado y personal bien entrenado. Los resultados mejoran significativamente
cuando la reanimación cardiopulmonar básica (RCPB) se inicia precozmente por las
personas que presencian el episodio y la RCPA antes de 8 min.
Pasos de la reanimación cardiopulmonar avanzada
1. Control instrumental de la vía aérea y ventilación con oxígeno al 100 %.
2. Acceso vascular y administración de fármacos y fluidos.
3. Monitorización lo antes posible para el diagnóstico y tratamiento inmediato de
arritmias.
Estos pasos deben realizarse, si es posible, de forma simultánea. Mientras tanto, es
esencial no interrumpir la RCPB.
Control instrumental de la vía aérea y ventilación con oxígeno
Vía aérea
Asegurar una vía aérea permeable y una ventilación eficaz es fundamental en la
RCPA en los niños, en los que la principal causa de PCR son las enfermedades
respiratorias. En la tabla 1 se expone el material necesario para optimizar la apertura
de la vía aérea y la ventilación en las diferentes edades pediátricas.
Para conseguir una vía aérea permeable se procederá como sigue:
1. º Apertura manual de la vía aérea
Se realizará mediante la maniobra frente-mentón, o si se trata de un traumatizado,
mediante la maniobra de tracción o la elevación mandibular
2. º Introducción de una cánula orofaríngea
La cánula orofaríngea evita el prolapso de la lengua en la faringe, permitiendo en
muchos casos abandonar la tracción del mentón. Es muy importante escoger una
cánula del tamaño adecuado, ya que si es demasiado grande puede obstruir o
sobrepasar el orificio de la glotis y si es demasiado pequeña puede empujar la parte
posterior de la lengua obstruyendo la faringe y agravando por tanto el problema que se
pretende solucionar. Para calcular el tamaño adecuado, se debe colocar la cánula
sobre la mejilla y elegir aquella cuya longitud sea igual a la distancia entre los incisivos
superiores y el ángulo de la mandíbula. La cánula orofaríngea nunca se debe utilizar
en pacientes conscientes o agitados ya que se puede provocar el vómito, con el riesgo
asociado de bronco aspiración, o inducir laringoespasmo.

Técnica de colocación:
Niño: es igual que en el adulto. La cánula se introduce con la concavidad hacia arriba
deslizándola hasta que la punta alcance el paladar blando; a continuación se rota
180.º y se desliza detrás de la lengua.
Lactante: para evitar dañar el paladar blando, se introduce directamente con la
convexidad hacia arriba utilizando un depresor o la pala del laringoscopio para
deprimir la lengua y evitar el desplazamiento de ésta hacia atrás.

3. º Aspiración de secreciones.
Se debe aspirar de boca, nariz, faringe y tráquea. Se emplearán sondas adecuadas
para la edad de cada niño. La sonda rígida de Yankauer es útil para aspirar contenido
alimenticio y secreciones espesas de la boca. En niños pequeños la presión del
sistema de aspiración no debe superar los 80-120 mmHg.

4. º Intubación endotraqueal.
La intubación endotraqueal constituye el método definitivo para asegurar la
permeabilidad y el aislamiento de la vía aérea 1-4. Además, garantiza una ventilación
y un aporte de oxígeno adecuados, previene la distensión gástrica y la aspiración
pulmonar, facilita la aspiración de secreciones de la vía aérea, permite administrar
algunos de los fármacos empleados en la RCP mientras se consigue un acceso
vascular y elimina la necesidad de sincronización entre la ventilación y el masaje
cardíaco, no siendo necesario interrumpir este último durante la ventilación.
Finalmente, permite aplicar presión positiva al final de la espiración (PEEP) en los
casos de hipoxemia refractaria.
La intubación durante la RCP se efectuará por vía oro traqueal ya que es más rápida y
presenta menos complicaciones que la vía naso traqueal. Existen varias diferencias
anatómicas en la vía aérea del niño con respecto al adulto que hay que tener
presentes al realizar la intubación: la lengua es proporcionalmente mayor; la laringe es
más estrecha y más corta, y está situada más alta y anterior, su ángulo con respecto a
la lengua es más agudo, y la epiglotis es proporcionalmente más larga y en forma de
omega. Por estas razones, se recomienda la utilización de un laringoscopio con pala
recta en recién nacidos y en lactantes pequeños. El calibre de la tráquea de los niños
es más pequeño, presentando los menores de 8 años el mayor estrechamiento a nivel
del cartílago cricoides, que proporciona un anclaje anatómico para el tubo
endotraqueal. Por esta razón, en los lactantes y niños menores de 8 años se
aconsejaba utilizar tubos sin balón para minimizar la lesión de la mucosa traqueal. Sin
embargo, se ha demostrado que los tubos con balón son seguros tanto en niños como
en lactantes, y son más eficaces en situaciones de aumento de las resistencias en las
vías aéreas, disminución de la distensibilidad pulmonar o fuga importante a nivel de la
glotis, situaciones que son más frecuentes en la PCR hospitalaria . El balón se inflará
con el mínimo volumen necesario para que no haya fuga aérea, evitando siempre que
la presión de inflado sobrepase los 20 cmH2O.

SECUENCIA DE INTUBACIÓN ENDOTRAQUEAL


1. Ventilar con bolsa y mascarilla y oxígeno al 100 % (ver más adelante en
ventilación).
2. Monitorizar con electrocardiograma (ECG) y pulsioximetría, aunque ésta es poco
valorable en situaciones de PCR y shock profundo.
3. Elegir el calibre del tubo endotraqueal y comprobar el material de intubación,
especialmente el aspirador, la luz del laringoscopio cuya pala debe ser del tamaño
adecuado a la edad del paciente, y el balón del tubo endotraqueal seleccionado. El
calibre interno del tubo endotraqueal recomendado es:

 En los recién nacidos a término y lactantes menores de 6 meses: 3,5 mm.

 En los niños entre 6 meses y 1 año: 4 mm.

 En los niños mayores de 1 año se puede utilizar la siguiente fórmula:


 Calibre del tubo endotraqueal (diámetro interno) = 4 + (edad años/4).
Siempre se deben tener preparados un tubo de calibre superior y otro inferior por si
fueran necesarios.
4. Intubación (técnica):
Alinear al paciente con la cabeza en extensión moderada, menor cuanto más pequeño
sea el niño. En los niños menores de 2 años bastará con colocar la cabeza en posición
de "olfateo" , no siendo necesaria la extensión del cuello para la intubación oral, ya
que la laringe se sitúa en una posición más anterior que en el adulto, y la extensión del
cuello desplazaría la laringe más hacia delante, haciendo más difícil la intubación. Si
existe sospecha de traumatismo, mantener la cabeza en posición neutra con
inmovilización cervical simultánea durante la intubación.
Coger el laringoscopio con la mano izquierda. Abrir la boca con los dedos pulgar e
índice de la mano derecha e introducir la pala del laringoscopio por el lado derecho de
la boca, desplazando la lengua hacia la izquierda.
Avanzar la hoja del laringoscopio hasta la base de la lengua (vallécula) en caso de
usar la pala curva, o hasta deprimir ("calzar") la epiglotis si se utiliza una pala recta.
Una vez visualizada la epiglotis, traccionar verticalmente del mango del laringoscopio
hasta visualizar la glotis. En algunos casos puede ser útil deprimir la tráquea desde
fuera.
Introducir el tubo endotraqueal con la mano derecha por la comisura labial derecha
hasta la desaparición del balón a través de las cuerdas vocales o de la marca negra en
los tubos sin balón. La longitud a introducir el tubo endotraqueal desde la comisura
bucal puede calcularse mediante la fórmula siguiente:
Longitud a introducir (cm) = n. º de tubo x 3, o en niños mayores de 2 años = 12
+ (edad/2)
La intubación debe intentarse únicamente si se visualiza la glotis completamente, en
caso contrario es muy probable que el tubo se introduzca en el esófago provocando
una situación de hipoxia. En caso de intubación orotraqueal difícil un estilete
semirrígido introducido en la luz del tubo facilitará el paso de éste a través de las
cuerdas vocales. El estilete debe lubricarse previamente y la punta no debe
sobrepasar el extremo distal del tubo para evitar lesionar la laringe o la tráquea.
Una vez que el paciente está intubado, inflar el manguito si se trata de un tubo con
balón y comprobar que su posición es correcta evaluando los siguientes signos:

 Ambos hemitórax se expanden simétricamente durante la ventilación con


presión positiva.
 El tubo se empaña durante la espiración.
 Ausencia de distensión gástrica.
 Auscultación anterior y axilar con presencia de murmullo vesicular en ambos
pulmones.
 Ausencia de ruido de entrada de aire en la auscultación del hemiabdomen
superior (estómago).
 Detección del dióxido de carbono (CO2) espirado mediante capnografía
continua o detector colorimétrico, si hay un ritmo cardíaco con perfusión tisular.
Si el tubo está en el esófago no se detectará CO 2 espirado tras varias
insuflaciones. Sin embargo, si el niño está en PCR puede no detectarse
CO2 espirado aunque esté correctamente intubado.
 Mejora de la saturación arterial de oxígeno (SaO 2) en la pulsioximetría y de la
frecuencia cardíaca si el paciente no está en PCR.

a) Si hay dudas, es imprescindible comprobar la posición del tubo mediante


laringoscopia directa.
b) Si se sospecha intubación en el bronquio principal derecho (asimetría de
movimientos torácicos y de la auscultación pulmonar), extraer progresivamente
el tubo de 0,5 en 0,5 cm, hasta que se ausculte el hemitórax izquierdo igual
que el derecho.
Una vez confirmada la posición correcta del tubo es importante marcarle a nivel de los
incisivos centrales y fijarlo en la comisura labial para evitar su desplazamiento.
En el paciente en PCR, el masaje cardíaco no debe interrumpirse durante más de 30 s
para intubar. Si la intubación no se consigue en ese tiempo, se debe suspender la
maniobra, colocar de nuevo la cánula orofaríngea y ventilar con bolsa y mascarilla
facial para oxigenar adecuadamente al paciente antes de realizar un nuevo intento de
intubación. En el paciente que no esté en asistolia, si durante la intubación presenta
bradicardia menor de 60 lat./min o disminución rápida, e importante de la saturación,
se debe interrumpir la intubación y ventilar con oxígeno al 100 % antes de intentarlo de
nuevo (ver protocolo de bradicardia).
Secuencia de intubación rápida. Se realizará en los pacientes que no están en PCR,
ni en coma profundo y que requieren intubación urgente. Su objetivo es limitar el
tiempo de hipoxia cerebral y prevenir la bronco aspiración. Los pasos son los
siguientes:
1. Pre oxigenar durante 3 a 5 min con oxígeno al 100 % mediante una mascarilla
con bolsa reservorio para conseguir una SaO2 por pulsioximetría superior al 90
%. Si se precisa ventilar con bolsa y mascarilla, utilizar flujos de oxígeno
máximos y presión cricoidea (maniobra de Sellick).

2. Administrar atropina 0,02 mg/kg i.v., para evitar el reflejo vagal).

3. Administrar un fármaco hipnótico (midazolam 0,2- 0,3 mg/kg i.v., etomidato 0,3
mg/kg, propofol 1-2 mg/kg o tiopental 3-5 mg/kg) en bolo rápido, e
inmediatamente después un relajante muscular (succinilcolina 1 mg/kg i.v. o
rocuronio 0,6 mg/kg i.v. si la succinilcolina está contraindicada).

4. Ventilar con bolsa mascarilla durante 1 min.

5. Intubar rápidamente.
Si una vez intubado el paciente, la oxigenación empeora súbitamente es necesario
descartar las siguientes causas:

EXTUBACIÓN.
Intubación en bronquio derecho.
Obstrucción del tubo endotraqueal.
Neumotórax.

 Fallo del equipo de ventilación: Tubo pequeño, balón desinflado, fuga a


través de alguna de las conexiones, fallo de la válvula de la bolsa de
reanimación, etc.
 Distensión gástrica excesiva: Es necesario colocar una sonda nasogástrica a
todo paciente ventilado mecánicamente.

ALTERNATIVAS A LA INTUBACIÓN ENDOTRAQUEAL.


Es muy importante tener elaborado un plan alternativo para el manejo de la vía aérea
en el caso de imposibilidad de intubar la tráquea
Mascarilla laríngea. La mascarilla laríngea puede ser una alternativa aceptable en los
casos de intubación difícil como consecuencia de traumatismos cervicales o faciales,
quemaduras en cara o anomalías anatómicas, o cuando el reanimador no tiene
experiencia en la intubación endotraqueal. Sus ventajas fundamentales son la facilidad
y la rapidez de colocación. Sus desventajas son que la ventilación puede ser deficiente
cuando se requieren presiones elevadas en la vía aérea y que no proporciona un
aislamiento completo de la vía aérea, con riesgo de aspiración pulmonar si se produce
un vómito. Un modelo reciente (Proseal) permite un mejor aislamiento de la vía aérea
e introducir una sonda nasogástrica para descompresión gástrica. Además, su uso en
manos inexpertas se ha asociado con un mayor número de complicaciones en niños
pequeños con respecto a los adultos.
Técnica de inserción:
1. Preparar la mascarilla: Elegir el tamaño adecuado, comprobar el manguito
(hinchar y deshinchar), lubricar sólo la parte posterior del manguito y
deshinchar parcialmente la mascarilla apoyando su cara anterior sobre una
superficie plana, para evitar que se formen pliegues.

2. Colocar al niño en posición de olfateo igual que para la intubación y abrirle bien
la boca.
3. Introducir la mascarilla laríngea con la apertura orientada hacia delante,
deslizando la punta y la parte posterior por el paladar, usando el dedo índice
para guiar el tubo hacia la parte posterior de la faringe.
4. Avanzar a ciegas hasta notar una resistencia que indica que el tubo ha
alcanzado el esfínter esofágico superior.
5. Hinchar el manguito del balón para sellar la hipofaringe, de manera que la
apertura del tubo encare la glotis. Comprobar que la línea negra que tiene el
tubo en su cara posterior coincide con la mitad del paladar para asegurarse de
que la mascarilla está centrada.
6. Ventilar a su través con la bolsa de reanimación.

Cricotiroidotomía. La cricotiroidotomía se empleará únicamente en los casos en que


sea imposible intubar y ventilar adecuadamente al paciente (edema o cuerpos
extraños en la glotis, traumatismo con edema facial grave, etc.). Se puede realizar con
un equipo de cricotiroidotomía (técnica de Seldinger o punción directa con aguja sobre
la que va montada una cánula). Si no se dispone del equipo o se trata de un lactante,
usar un angiocatéter del número 14 al que se le adaptará una conexión de un tubo
endotraqueal del número 3,5.
1. Colocar al niño con el cuello en hiperextensión.
2. Localizar la membrana cricotiroidea y puncionar en su parte central desde la
cabecera del paciente con una inclinación de 45° y en dirección caudal, con la aguja
conectada a una jeringa con suero.
3. Ir entrando y aspirando simultáneamente y cuando se aspire aire, introducir la
cánula y retirar la aguja.
4. Conectar la bolsa, ventilar y comprobar la entrada de aire.
La cricotiroidotomía sólo debe realizarse como último recurso, ya que si el operador no
tiene experiencia, aumenta el riesgo de complicaciones entre las que se encuentran
por orden de frecuencia la hemorragia, la colocación incorrecta y la perforación
traqueal. La punción cricoidea permite oxigenar al paciente durante un corto período
de tiempo que en el mejor de los casos puede llegar a los 30 min además la
ventilación será deficiente, por lo que se debería conseguir rápidamente otro acceso a
la vía aérea.

VENTILACIÓN
Antes de intubar al niño se le debe ventilar con bolsa y mascarilla y oxígeno a la
concentración más elevada posible.
Bolsa de reanimación
La bolsa de reanimación o resucitador consta, de forma simplificada, de una bolsa
autoinflable y de una válvula que impide la reinspiración del aire espirado. Existen 3
tamaños diferentes: modelo neonatal con una capacidad de 250 ml; modelo infantil
con una capacidad de más de 450 ml; y modelo de adulto con una capacidad de
1.600-2.000 ml. En RCP pediátrica se utilizarán únicamente los modelos infantil y
adulto, empleándose uno u otro según la edad del paciente.
Los resucitadores empleados en RCP no deben tener válvula de sobrepresión, o si la
tienen debe existir la posibilidad de que sea anulada, ya que la presión requerida
durante la RCP puede exceder la presión limitada por la válvula y proporcionar
volúmenes insuficientes, especialmente durante la ventilación con mascarilla. Los
resucitadores manuales deben disponer de una bolsa o tubo reservorio en la parte
posterior para que al conectarse a un caudalímetro con un flujo de oxígeno de 15 l/min
puedan aportar una concentración de oxígeno superior al 90 %.
Mascarilla facial
Las mascarillas faciales varían de tamaño y forma según la edad. La mascarilla
correcta es aquella que proporciona un sellado hermético en la cara, desde el puente
de la nariz hasta la hendidura de la barbilla, cubriendo la nariz y la boca sin comprimir
los ojos. Debe disponer de un borde de silicona o de un manguito con cámara de aire
para conseguir un contacto más estrecho con la cara y evitar que se produzcan fugas
durante la ventilación.
En menores de 6-12 meses pueden utilizarse indistintamente mascarillas redondas o
triangulares, mientras que en los mayores de esa edad deben ser triangulares. Las
mascarillas deben ser transparentes, con el fin de poder observar el color de los labios
y si se produce regurgitación de contenido gástrico.
Técnica de ventilación con bolsa y mascarilla.
1. Colocar la cabeza en la posición de "olfateo". El grado de hiperextensión será
variable, mayor grado de hiperextensión cuanto mayor sea el niño. En los lactantes se
mantendrá una posición neutra, evitando la hiperextensión.
2. Colocar una cánula orofaríngea.
3. Elegir una mascarilla del tamaño apropiado y colocarla sobre la cara bien ajustada.
4. Colocar el dedo pulgar sobre la zona nasal de la mascarilla, el dedo índice sobre la
zona mentoniana y el resto de los dedos debajo del mentón manteniendo la elevación
de la mandíbula (fig. 7). En los niños pequeños colocar los dedos 4. º Y 5. º detrás del
ángulo de la mandíbula y el 3. º debajo del mentón, desplazando hacia arriba y
adelante el maxilar inferior. Con la otra mano manejar la bolsa de reanimación.

5. La distensión gástrica puede ser minimizada mediante la aplicación de presión en el


anillo cricoides para comprimir el esófago (maniobra de Sellick). Hay que tener en
cuenta que en los lactantes, una excesiva presión sobre el cricoides puede colapsar la
vía aérea. Si dos reanimadores pueden ocuparse de la vía aérea, uno se encargará de
asegurar un sellado correcto de la mascarilla con ambas manos, mientras el otro
maneja la bolsa de reanimación y efectúa la maniobra de Sellick.
6. Insuflar el volumen mínimo suficiente para movilizar el tórax.
7. La frecuencia respiratoria será de 12 a 20 resp /min en el lactante y niño; debe
evitarse la hiperventilación, ya que además de disminuir el flujo cerebral aumenta la
presión intratorácica.
APOYO CIRCULATORIO
Masaje cardíaco
El masaje cardíaco es esencial para mantener una perfusión coronaria que aporte a la
célula miocárdica los sustratos metabólicos suficientes para poder reanudar su
actividad, por lo que las interrupciones deben ser mínimas y durante el menor tiempo
posible. Se deben realizar 100 compresiones por minuto con una relación masaje
cardíaco/ventilación 15:2. Si el paciente está intubado no es necesaria la
sincronización entre el masaje y la ventilación.
Para garantizar la eficacia del masaje es imprescindible que el niño descanse sobre un
plano duro. Cuando la parada cardíaca se presenta en un niño que se encuentra en
una cama es necesario utilizar un tablero dorsal que abarque desde los hombros hasta
la cintura del paciente y ocupe todo el ancho de la cama.
En niños no está indicada la utilización del cardiocompresor mecánico o de la
compresión y descompresión activa (ACD), ya que no existen tamaños adecuados y
pueden producir graves complicaciones. El masaje cardíaco interno (tórax abierto) sólo
se utilizará en casos excepcionales como cirugía cardíaca y en áreas específicas,
como el quirófano y la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP). La utilización
de otras técnicas asociadas al masaje cardíaco externo como la compresión
abdominal continua, la contra pulsación abdominal o el pantalón antishock no han sido
suficientemente contrastadas en el campo pediátrico. Por tanto, su uso en niños no
está recomendado en el momento actual.
El control de la eficacia de las maniobras se hará como en la RCPB.
Referencias
 Análisis de las nuevas guías AHA y ERC (2015). Soporte Vital Básico
Pediátrico.Disponible en: http://signosvitales20.com/analisis-de-las-nuevas-
guias-aha-y-erc-2015-soporte-vital-basico-pediatrico/
 Grupo Pediátrico del Consejo ERC y del Grupo Español de RCP Pediátrica y
Neonatal (2017). Actualización de las recomendaciones internacionales de
reanimación cardiopulmonar pediátrica (RCP): recomendaciones europeas de
RCP pediátrica.Madrid-España; 29:266-281

 Hervilla, S. (2015). Soporte Vital Básico y avanzado en Pediatría: Guías


ILCOR. Disponible en https://anestesiar.org/2015/soporte-vital-basico-y-
avanzado-en-pediatria-guias-ilcor-2015/amp/

 J.J. Menéndez Suso (2014). Reanimación cardiopulmonar básica. Servicio de


Cuidados Intensivos Pediátricos. Hospital Universitario. Pediatr Integral 2014;
XVIII(4). La Paz-Madrid. Pags 252-260

También podría gustarte