Las Parábolas de Jesús de Nazaret

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Las parábolas de Jesús de

Nazaret

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN... Pág. 3
MATEO ……………Pág. 4-9

1 Parábola del sembrador.


2 Parábola del trigo y la cizaña.
3 Parábola de la semilla de mostaza.
4 Parábola de la levadura.
5 Parábola de la oveja perdida.
6 Parábola de los dos hijos.
7 Parábola de la fiesta de bodas.
8 Parábola de las diez vírgenes.
9 Parábolas de los talentos.

MARCOS……….. .Pág. 10

1 Parábola del crecimiento de la semilla.


2 Parábola de la semilla de mostaza.

LUCAS………..….Pág. 10-17

1 Parábola de la higuera estéril.


2 Parábola de la gran cena.
3 Parábola de la moneda perdida.
4 Parábola del hijo pródigo.
5 Parábola del mayordomo infiel.
6 Parábola de la viuda y el juez injusto.
7 Parábola del fariseo y el publicano.
8 Parábola de las diez minas.

JUAN…………… Pág. 17

1 Parábola del redil.

Bibliografía……Pág.18

2
Introducción

A lo largo de los tres años en los que Jesús estuvo predicando, la


manera que utilizó para hablarle al pueblo, fueron las parábolas;
éstas nos han llegado a través de los Evangelios.

Pero, ¿qué son las parábolas?, la palabra parábola deriva del


griego "parabolé", término que sugiere una comparación.

Una parábola es un relato corto, con forma de historia sencilla,


mediante la cual se establece una comparación: "igual que sucede
en tal caso, así sucede en tal otro".

¿Por qué utilizó Jesús las parábolas?

Jesús utilizó las parábolas porque buscaba que la gente sencilla del
pueblo le entendiera; en aquella época eran muy pocos los que
sabían leer y escribir y a través de estas historias sencillas, que
hablaban de lo cotidiano, de lo que la gente conocía, (el comercio,
la agricultura, la ganadería…) Jesús expuso y explicó su mensaje.
No eran enigmas, a la gente le fascinaba precisamente porque las
entendían.

3
Principales parábolas o relatos parabólicos de Jesús según los
evangelistas:

MATEO

1 Parábola del sembrador.

1
Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto
al mar.
2
Se le acercó mucha gente, así que él, entrando
en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en
la playa.
3
Les habló muchas cosas por parábolas,
diciendo: "El sembrador salió a sembrar.
4
Mientras sembraba, parte de la semilla cayó
junto al camino, y vinieron las aves y la
comieron.
5
Parte cayó en pedregales, donde no había
mucha tierra, y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra;
6
pero cuando salió el sol, se quemó y, como no
tenía raíz, se secó.
7
Parte cayó entre espinos, y los espinos
crecieron y la ahogaron.
8
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál
a ciento, cuál a sesenta y cuál a treinta por uno.
9
El que tiene oídos para oír, oiga".

2 Parábola del trigo y la cizaña.


24
Les refirió otra parábola, diciendo: "El reino de
los cielos es semejante a un hombre que sembró
buena semilla en su campo;
25
pero mientras dormían los hombres, vino su
enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

4
26
Cuando brotó la hierba y dio fruto, entonces
apareció también la cizaña.
27
Fueron entonces los siervos del padre de
familia y le dijeron: "Señor, ¿no sembraste buena
semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene
cizaña?"
28
Él les dijo: "Un enemigo ha hecho esto". Y los
siervos le dijeron: "¿Quieres, pues, que vayamos
y la arranquemos?"
29
Él les dijo: "No, no sea que al arrancar la cizaña
arranquéis también con ella el trigo.
30
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta
la siega, y al tiempo de la siega yo diré a los
segadores: Recoged primero la cizaña y atadla
en manojos para quemarla; pero recoged el trigo
en mi granero "".

3 Parábola de la semilla de mostaza.

31
Otra parábola les refirió, diciendo: "El reino de
los cielos es semejante al grano de mostaza que
un hombre tomó y sembró en su campo.
32
Esta es a la verdad la más pequeña de todas
las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor
de las hortalizas y se hace árbol, de tal manera
que vienen las aves del cielo y hacen nidos en
sus ramas".

4 Parábola de la levadura.

33
Otra parábola les dijo: "El reino de los cielos es
semejante a la levadura que tomó una mujer y
escondió en tres medidas de harina, hasta que
todo quedó leudado".

5 Parábola de la oveja perdida.

10
"Mirad que no menospreciéis a uno de estos
pequeños, porque os digo que sus ángeles en

5
los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que
está en los cielos,
11
porque el Hijo del hombre ha venido para
salvar lo que se había perdido.
12
"¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien
ovejas y se descarría una de ellas, ¿no deja las
noventa y nueve y va por los montes a buscar la
que se ha descarriado?
13
Y si acontece que la encuentra, de cierto os
digo que se regocija más por aquella que por las
noventa y nueve que no se descarriaron.
14
De igual modo, no es la voluntad de vuestro
Padre que está en los cielos que se pierda uno
de estos pequeños.

6 Parábola de los dos hijos.

28
"Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos
hijos, y acercándose al primero le dijo: "Hijo, vete
hoy a trabajar en mi viña".
29
Respondiendo él, dijo: "¡No quiero!" Pero
después, arrepentido, fue.
30
Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y
respondiendo él, dijo: "Sí, señor, voy". Pero no
fue.
31
¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?
Dijeron ellos: --El primero. Jesús les dijo: --De
cierto os digo que los publicanos y las rameras
van delante de vosotros al reino de Dios,
32
porque vino a vosotros Juan en camino de
justicia y no le creísteis; en cambio, los
publicanos y las rameras le creyeron. Pero
vosotros, aunque visteis esto, no os
arrepentisteis después para creerle.

7 Parábola de la fiesta de bodas.

1
Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en
parábolas, diciendo:

6
2
"El reino de los cielos es semejante a un rey que
hizo una fiesta de boda a su hijo.
3
Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la
boda, pero estos no quisieron asistir.
4
Volvió a enviar otros siervos con este encargo:
"Decid a los invitados que ya he preparado mi
comida. He hecho matar mis toros y mis
animales engordados, y todo está dispuesto;
venid a la boda".
5
Pero ellos, sin hacer caso, se fueron: uno a su
labranza, otro a sus negocios;
6
y otros, tomando a los siervos, los golpearon y
los mataron.
7
Al oírlo el rey, se enojó y, enviando sus
ejércitos, mató a aquellos homicidas y quemó su
ciudad.
8
Entonces dijo a sus siervos: "La boda a la
verdad está preparada, pero los que fueron
invitados no eran dignos.
9
Id, pues, a las salidas de los caminos y llamad a
la boda a cuantos halléis".
10
Entonces salieron los siervos por los caminos y
reunieron a todos los que hallaron, tanto malos
como buenos, y la boda se llenó de invitados.
11
"Cuando entró el rey para ver a los invitados,
vio allí a un hombre que no estaba vestido de
boda,
12
y le dijo: "Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar
vestido de boda?" Pero él guardó silencio.
13
Entonces el rey dijo a los que servían: "Atadle
de pies y manos y echadlo a las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes",
14
pues muchos son llamados, pero pocos
escogidos.

8 Parábola de las diez vírgenes.

1
"Entonces el reino de los cielos será semejante
a diez vírgenes que, tomando sus lámparas,
salieron a recibir al novio.

7
2
Cinco de ellas eran prudentes y cinco
insensatas.
3
Las insensatas, tomando sus lámparas, no
tomaron consigo aceite;
4
pero las prudentes tomaron aceite en sus
vasijas, juntamente con sus lámparas.
5
Como el novio tardaba, cabecearon todas y se
durmieron.
6
Y a la medianoche se oyó un clamor: "¡Aquí
viene el novio, salid a recibirlo!"
7
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron
y arreglaron sus lámparas.
8
Y las insensatas dijeron a las prudentes:
"Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras
lámparas se apagan".
9
Pero las prudentes respondieron diciendo: "Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más
bien a los que venden y comprad para vosotras
mismas".
10
Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el
novio; y las que estaban preparadas entraron
con él a la boda, y se cerró la puerta.
11
Después llegaron también las otras vírgenes,
diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!"
12
Pero él, respondiendo, dijo: "De cierto os digo
que no os conozco".
13
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora
en que el Hijo del hombre ha de venir.

9 Parábola de los talentos.

14
"El reino de los cielos es como un hombre que,
yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó
sus bienes.
15
A uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro
uno, a cada uno conforme a su capacidad; y
luego se fue lejos.
16
El que recibió cinco talentos fue y negoció con
ellos, y ganó otros cinco talentos.

8
17
Asimismo el que recibió dos, ganó también
otros dos.
18
Pero el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra
y escondió el dinero de su señor.
19
"Después de mucho tiempo regresó el señor de
aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.
20
Se acercó el que había recibido cinco talentos y
trajo otros cinco talentos, diciendo: "Señor, cinco
talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado
otros cinco talentos sobre ellos".
21
Su señor le dijo: "Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra
en el gozo de tu señor".
22
Se acercó también el que había recibido dos
talentos y dijo: "Señor, dos talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos
talentos sobre ellos".
23
Su señor le dijo: "Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra
en el gozo de tu señor".
24
Pero acercándose también el que había
recibido un talento, dijo: "Señor, te conocía que
eres hombre duro, que siegas donde no
sembraste y recoges donde no esparciste;
25
por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento
en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo".
26
Respondiendo su señor, le dijo: "Siervo malo y
negligente, sabías que siego donde no sembré y
que recojo donde no esparcí.
27
Por tanto, debías haber dado mi dinero a los
banqueros y, al venir yo, hubiera recibido lo que
es mío con los intereses.
28
Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene
diez talentos,
29
porque al que tiene, le será dado y tendrá más;
y al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado.
30
Y al siervo inútil echadlo en las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes".

9
MARCOS

1 Parábola del crecimiento de la semilla.

26
Decía, además: "Así es el reino de Dios, como
cuando un hombre echa semilla en la tierra.
27
Duerma y vele, de noche y de día, la semilla
brota y crece sin que él sepa cómo,
28
porque de por sí lleva fruto la tierra: primero
hierba, luego espiga, después grano lleno en la
espiga;
29
y cuando el fruto está maduro, en seguida se
mete la hoz, porque la siega ha llegado".

2 Parábola de la semilla de mostaza.

30
Decía también: "¿A qué compararemos el reino
de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para
representarlo?
31
Es como el grano de mostaza, que cuando se
siembra es la más pequeña de todas las semillas
que hay en la tierra,
32
pero después de sembrado crece y se hace la
mayor de todas las hortalizas, y echa grandes
ramas, de tal manera que las aves del cielo
pueden morar bajo su sombra".

LUCAS

1 Parábola de la higuera estéril.

6
Dijo también esta parábola: "Un hombre tenía
una higuera plantada en su viña, y vino a buscar
fruto en ella y no lo halló.
7
Y dijo al viñador: "Ya hace tres años que vengo
a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo.
¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?"
10
8
Él entonces, respondiendo, le dijo: "Señor,
déjala todavía este año, hasta que yo cave
alrededor de ella y la abone.
9
Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después"".

2 Parábola de la gran cena.

15
Oyendo esto uno de los que estaban sentados
con él a la mesa, le dijo: --¡Bienaventurado el
que coma pan en el reino de Dios!
16
Entonces Jesús le dijo: "Un hombre hizo una
gran cena y convidó a muchos.
17
A la hora de la cena envió a su siervo a decir a
los convidados: "Venid, que ya todo está
preparado".
18
Pero todos a una comenzaron a excusarse. El
primero dijo: "He comprado una hacienda y
necesito ir a verla. Te ruego que me excuses".
19
Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de
bueyes y voy a probarlos. Te ruego que me
excuses".
20
Y otro dijo: "Acabo de casarme y por tanto no
puedo ir".
21
El siervo regresó e hizo saber estas cosas a su
señor. Entonces, enojado el padre de familia, dijo
a su siervo: "Ve pronto por las plazas y las calles
de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los
mancos, a los cojos y a los ciegos".
22
Dijo el siervo: "Señor, se ha hecho como
mandaste y aún hay lugar".
23
Dijo el señor al siervo: "Ve por los caminos y
por los vallados, y fuérzalos a entrar para que se
llene mi casa,
24
pues os digo que ninguno de aquellos hombres
que fueron convidados gustará mi cena"".

3 Parábola de la moneda perdida.

8
"¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde
una dracma, no enciende la lámpara, barre la
casa y busca con diligencia hasta encontrarla?

11
9
Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y
vecinas, y les dice: "Gozaos conmigo, porque he
encontrado la dracma que había perdido".
10
Así os digo que hay gozo delante de los
ángeles de Dios por un pecador que se
arrepiente".

4 Parábola del hijo pródigo.

11
También dijo: "Un hombre tenía dos hijos,
12
y el menor de ellos dijo a su padre: "Padre,
dame la parte de los bienes que me
corresponde". Y les repartió los bienes.
13
No muchos días después, juntándolo todo, el
hijo menor se fue lejos a una provincia apartada,
y allí desperdició sus bienes viviendo
perdidamente.
14
Cuando todo lo hubo malgastado, vino una
gran hambre en aquella provincia y comenzó él a
pasar necesidad.
15
Entonces fue y se arrimó a uno de los
ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su
hacienda para que apacentara cerdos.
16
Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que
comían los cerdos, pero nadie le daba.
17
Volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos jornaleros en
casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo
aquí perezco de hambre!
18
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre,
he pecado contra el cielo y contra ti.
19
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme
como a uno de tus jornaleros> ".
20
Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando
aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a
misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y
lo besó.
21
El hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo
y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu
hijo".
22
Pero el padre dijo a sus siervos: "Sacad el
mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su
dedo y calzado en sus pies.

12
23
Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y
hagamos fiesta,
24
porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se
había perdido y es hallado". Y comenzaron a
regocijarse.
25
"El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar,
cerca ya de la casa, oyó la música y las danzas;
26
y llamando a uno de los criados le preguntó
qué era aquello.
27
El criado le dijo: "Tu hermano ha regresado y tu
padre ha hecho matar el becerro gordo por
haberlo recibido bueno y sano".
28
Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por
tanto su padre, y le rogaba que entrara.
29
Pero él, respondiendo, dijo al padre: "Tantos
años hace que te sirvo, no habiéndote
desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un
cabrito para gozarme con mis amigos.
30
Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha
consumido tus bienes con rameras, has hecho
matar para él el becerro gordo".
31
Él entonces le dijo: "Hijo, tú siempre estás
conmigo y todas mis cosas son tuyas.
32
Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos,
porque este tu hermano estaba muerto y ha
revivido; se había perdido y ha sido hallado"".

5 Parábola del mayordomo infiel.

1
Dijo también a sus discípulos: "Había un hombre
rico que tenía un mayordomo, y este fue
acusado ante él como derrochador de sus
bienes.
2
Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es esto que
oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía,
porque ya no podrás más ser mayordomo".
3
Entonces el mayordomo dijo para sí: "¿Qué
haré?, porque mi amo me va a quitar la
mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da
vergüenza.

13
4
Ya sé lo que haré para que, cuando se me quite
la mayordomía, me reciban en sus casas".
5
Y llamando a cada uno de los deudores de su
amo, dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?"
6
Él dijo: "Cien barriles de aceite". Le dijo: "Toma
tu cuenta, siéntate pronto y escribe cincuenta".
7
Después dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?"
Este contestó: "Cien medidas de trigo". Él le dijo:
"Toma tu cuenta y escribe ochenta".
8
Y alabó el amo al mayordomo malo por haber
actuado sagazmente, porque los hijos de este
siglo son más sagaces en el trato con sus
semejantes que los hijos de luz.
9
"Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las
riquezas injustas, para que cuando estas falten,
os reciban en las moradas eternas.
10
"El que es fiel en lo muy poco, también en lo
más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto,
también en lo más es injusto.
11
Si en las riquezas injustas no fuisteis fieles,
¿quién os confiará lo verdadero?
12
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os
dará lo que es vuestro?
13
"Ningún siervo puede servir a dos señores,
porque odiará al uno y amará al otro, o estimará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir
a Dios y a las riquezas".
14
Oían también todas estas cosas los fariseos,
que eran avaros, y se burlaban de él.
15
Entonces les dijo: "Vosotros sois los que os
justificáis a vosotros mismos delante de los
hombres, pero Dios conoce vuestros corazones,
pues lo que los hombres tienen por sublime,
delante de Dios es abominación.

6 Parábola de la viuda y el juez injusto.

1
También les refirió Jesús una parábola sobre la
necesidad de orar siempre y no desmayar,
2
diciendo: "Había en una ciudad un juez que ni
temía a Dios ni respetaba a hombre.

14
3
Había también en aquella ciudad una viuda, la
cual venía a él diciendo: "Hazme justicia de mi
adversario".
4
Él no quiso por algún tiempo; pero después de
esto dijo dentro de sí: "Aunque ni temo a Dios ni
tengo respeto a hombre,
5
sin embargo, porque esta viuda me es molesta,
le haré justicia, no sea que viniendo de continuo
me agote la paciencia"".
6
Y dijo el Señor: "Oíd lo que dijo el juez injusto.
7
¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos,
que claman a él día y noche? ¿Se tardará en
responderles?
8
Os digo que pronto les hará justicia. Pero
cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en
la tierra?"

7 Parábola del fariseo y el publicano.

9
A unos que confiaban en sí mismos como justos
y menospreciaban a los otros, dijo también esta
parábola:
10
"Dos hombres subieron al templo a orar: uno
era fariseo y el otro publicano.
11
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo
de esta manera: "Dios, te doy gracias porque no
soy como los otros hombres: ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano;
12
ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo
lo que gano".
13
Pero el publicano, estando lejos, no quería ni
aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a mí,
pecador".
14
Os digo que este descendió a su casa
justificado antes que el otro, porque cualquiera
que se enaltece será humillado y el que se
humilla será enaltecido".

15
8 Parábola de las diez minas.

11
Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y
dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de
Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios
se manifestaría inmediatamente.
12
Dijo, pues: "Un hombre noble se fue a un país
lejano para recibir un reino y volver.
13
Llamó antes a diez siervos suyos, les dio diez
minas y les dijo: "Negociad entre tanto que
regreso".
14
Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron
tras él una embajada, diciendo: "No queremos
que este reine sobre nosotros".
15
"Aconteció que, al regresar él después de
recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos
siervos a los cuales había dado el dinero, para
saber lo que había negociado cada uno.
16
Se presentó el primero, diciendo: "Señor, tu
mina ha ganado diez minas".
17
Él le dijo: "Está bien, buen siervo; por cuanto en
lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre
diez ciudades".
18
Llegó otro, diciendo: "Señor, tu mina ha
producido cinco minas".
19
También a este dijo: "Tú también sé sobre
cinco ciudades".
20
"Se presentó otro, diciendo: "Señor, aquí está
tu mina, la cual he tenido guardada en un
pañuelo,
21
porque tuve miedo de ti, por cuanto eres
hombre severo que tomas lo que no pusiste y
siegas lo que no sembraste".
22
Entonces él le dijo: "Mal siervo, por tu propia
boca te juzgo. Sabías que yo soy hombre severo
que tomo lo que no puse y siego lo que no
sembré.
23
¿Por qué, pues, no pusiste mi dinero en el
banco para que, al volver, lo hubiera recibido con
los intereses?"
24
Y dijo a los que estaban presentes: "Quitadle la
mina y dadla al que tiene las diez minas".

16
25
Ellos le dijeron: "Señor, tiene diez minas".
26
"Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le
dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le
quitará.
27
Y también a aquellos mis enemigos que no
querían que yo reinara sobre ellos, traedlos acá
y decapitadlos delante de mí””.

JUAN

1 Parábola del redil.

1
"De cierto, de cierto os digo: El que no entra por
la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube
por otra parte, ese es ladrón y salteador.
2
Pero el que entra por la puerta, el pastor de las
ovejas es.
3
A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz;
y a sus ovejas llama por nombre y las saca.
4
Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va
delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque
conocen su voz.
5
Pero al extraño no seguirán, sino que huirán de
él, porque no conocen la voz de los extraños.
6
Esta alegoría les dijo Jesús, pero ellos no
entendieron qué era lo que les quería decir.

17
BIBLIOGRAFÍA

Biblia Reina Valera, edición 1995.

18

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