Cacaconpixi
Cacaconpixi
son de las preguntas más recurrentes cuando le comento a ciertas personas, ajenas
(según ellas) al trabajo sexual
fíjate que nunca me ha pasao nada malo puteando y creo que eso me ubica en una
posición de privilegio. Claro que he sentido miedo,
desconfianza y recelo con ciertos clientes, pero al día de hoy (16 de agosto 2020)
estoy viva para poder escribir esto
Esa situación de abuso/salir del paso descrita anteiormente me hizo tomar cuenta de
las maneras en que estaba culiando con las personas en general, siempre parecía que
seguía una receta similar: un pito, chelas y ver qué pasa. Empecé a sentir que, con
sinceridad todo podía ser mejor. Si "un pito, chelas y ver qué pasa" era
una invitación a culiar, entonces: quizás no inviertas tu dinero en pito y chela,
dámelo a mi y puedo entregarte eso que buscas, no vas a necesitar llevar a cabo
el ritual de seducción (que entre tanto alcohol niñia, parece más violación). En
definitiva, te voy a evitar toda la paja que puede suponer llevar a cabo
las estrategias heterosexuales que el "amor" nos ha enseñado para poder compartir
un rato de afecto con otrx cuerpx.
Fueron estos estados de darse cuenta, lo que me llevó a capitalizar no solo sobre
mi capacidad sexual, sino también performática y es que la sexualidad la siento
tan amplia que se puede notar hasta en los cambios de voz que utilizamos para
hablar, las distancias o cercanías que tomamos con las personas.
fue así como partió mi modalidad de encuentros, mientras que el trabajo sexual
virtual lo ejercí sin saber que lo estaba haciendo, tenía 17 años cuando conocí
la página chaturbate, me registré mintiendo sobre mi edad, obviamente estaba en la
sección de exhibicionistas porque para recibir tokens necesitaba contar con
un documento que acreditara mi mayoría de edad. Como vivía dependiendo de mis
padres, no estaba en una situación de necesitar dinero para vivir, entonces
desde el hobby y el morbo que me producía el hablar con más personas mientras me
masturbaba, fue que conocí a una espectadora recurrente, quien tuvo la idea de
pagarme
por shows privados por skype.
Un par de cosas quiero decir, primero: no creo que exista trabajo digno bajo el
sistema hetero/winca/patriarcal/capitalista/racista/neoliberal/especista, pero sí
existen
trabajos que hago con mayor placer que otros, y en este sentido, el trabajo sexual
me acomoda mucho más que empleos anteriores, principalmente ligados al retail y
atender público.
Segundo (y aquí retomo la idea de personas que se sienten ajenas al trabajo sexual)
todas las personas nos prostituimos, ya sea en la oficina, en la caja, en la red
o en el matrimonio. Nuestro tiempo y fuerzas de trabajo son puestas al servicio de
un otro. Venga la prohibición desde el Estado, la aplicación
de citas de turno o desde la feminista-abolicionista, esa prohibición está cargada
de pánico sexual y de un profundo odio y recelo de cuerpas que han visto en la
capitalización de sus saberes y prácticas eróticas, sus fluidos y secreciones, sus
lenguajes y puestas en escenas, una alternativa al exterminio.