Mi Pequeña Esposa

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 76

acebook Twitter WhatsApp Pinterest

Una Visita a mi Madre

Frente al espejo, me debato en si usar tacones o mocasines.

Los mocasines son cómodos para mí, me gusta usarlos siempre y aparte de brindarme
ese confort durante el dia, no me cansarian al finalizar el mismo. En cambio, los
tacones me brindan la estatura que no tengo, y también me

hacen lucir más esbelta, elegante y sensual.

«Es lo que quiero comenzar a trasmitir»

Me he puesto un jean tiro alto ancho en las piernas, junto con un suéter de lana corto
que muestra solo un poco mi abdomen; mi reloj, mis aretes pequeños y, una delicada
cadena de oro blanco con un diminuto diamante colgando en el centro

«Todo obsequiado por mi suegra>>

Mi cabello lo he peinado con unas ondas en las puntas, y mi maquillaje me lo he


realizado hoy estilo parisino; cejas laminadas, máscaras de pestañas, iluminador,
contorno y para mis labios, un rojo brillante.

Me encanta, porque luzco como si no estuviese maquillada, pero en realidad si lo


estoy. Además, mi piel se ve

bastante perfecta.

<<Mejor uso los tacones>>

No son altos, y se sujetan con delicadas tiras alrededor de mi tobillo. Son minimalistas,
pero bastante

elegantes.

A veces comprendo un poco cuando Ares me llama “niña” y es que mi estilo a la hora
de vestir es muy fancy. Amo
ser sofisticada, elegante y clásica. Mi estilo va más allá en utilizar prendas de marcas
comerciales -que tengo

muchisimas por escoger, siendo la esposa del dueño de al menos unas diez de ellas-.
Lo mio es más de gusto, y el

estilo old money, es lo mío.

No me gusta mucho la logomania, a pesar de que tengo muchas prendas en mi


vestidor de ese estilo, pero

también tengo camisetas que no son de marcas comerciales, y valen al menos dos mil
dólares. Amo el lujo silencioso,

el estilo fancy, y aparte de mi edad, estoy convencida de que por esto mismo Ares me
llama de esa manera, porque

visto asi y, en tonos muy femeninos y para nada atrevidos.

Creo que lo más sexy que he utilizado en mi vida, fue el vestido n***o. Del resto, lo mio
son los jerséis de lana, los cárdigans, los pantalones de vestir, conjuntos de falsas con
blazer, abrigos largos, y todo lo que me haga lucir

sumamente elegante, pero tierna y delicada a la vez.

Tomo mi boldo Polene; otra firma de lujo bastante silenciosa. Es n***o con un cerrador
en dorado, igual que la

cadena para colgarmelo; minimalista, discreto. Aunque el precio para nada lo es. Al
menos uno trescientos mil euros

por esto tan pequeño.

«A veces pienso que mi suegra me da obsequios demasiado costosos>>

El que se vista con el lujo silencioso, es el único que puede saber cuánto vale y que
está usando la otra persona con solo mirar. Un ejemplo; el dueño de f******k con sus
camisetas grises. Son hasta insulsas y el que sabe de marcas lujosas, sabe
perfectamente que en esa simple camiseta hay al menos tres mil dólares.

Eso marca la diferente en el nuevo rico, al rico de cuna y años.

Yo vestía así antes, luego de la caida, pasé a quedarme con lo necesario; todo lo
demás lo vendimos en

internet.

Ahora, desde que me volví la esposa de Ares, su madre se encargó de comprarme


todo lo que está dentro de mi

vestidor.

«Absolutamente todo, hasta mi ropa interior>>

Me alegro saber y notar que ella se mantuvo fiel a mi estilo respetando mis gustos. La
única vez que me animé a salir de compras por mi propia cuenta, pasó lo que pasó.

<<Ahora que lo pienso, debería de ser yo quien haga eso, ya que tengo ahora con Ares
tengo muchísima más

libertad»>

Como siempre, finalizo aplicándome perfume y salgo del vestidor lista para comenzar
mi dia.

Iré al fin a visitar a mi madre y darle la noticia. Estuve los últimos días ignorando sus
mensajes adrede por no tener ganas de conversar con ella al respecto.

O más bien, creo que andaba en una burbuja con Ares.

El caso es que hoy decidi ir a darle esa noticia y, nada más espero que no lo tome tan
mal como la tome yo.
Anoche al llegar a casa, mientras lellenaba la cara de besos a mi esposo, le dije que
hoy saldria. Al comienzo, no se lo tomó muy bien que digamos, pero al final comprendió
que no puede tenerme encerrada para siempre en esta jaula de oro.

No comprendo como de momentos puede ser un hombre tan intenso, pasional y


hacerme flotar hasta llegar al cielo, y al otro, un narcisista egolatra bastante dictador.

Sé que desde ayer, con esa declaración, él se está esforzando un poco en no ser todo
eso, pero es algo que siempre será motivo de discusión para amos.

Ser su esposa no me convierte en su prisionera, y eso Ares lo deberá de aprender.

Él se jacta llamandome “niña tonta” y por el tono usado, sé que no lo dice por mal y
supongo que es su manera de demostrarme afecto. Pero esta “niña tonta” le ha
demostrado en más de una ocasión lo mucho que lo puede poner en su lugar cuando
se comporta muy mal conmigo.

Llego al living y camino hacia el comedor. Ares se levantó bastante temprano hoy y
salió dejandome un beso en la cabeza. Yo aún estaba medio dormida, pero pude sentir
su beso y oir su despedida. Quise preguntar el motivo por el cual se despertó mucho
antes del amanecer, pero tenia flojera de hablar, ya que hasta hace unas tres horas
atrás. estábamos bastante acaramelados debajo de las sabanas.

Un suspiro de mi parte y listo, segui dimiendo hasta que Eliza fue a despertarme para
informarme que el desayuno ya estaba listo.

-¡Buenos dias a todos!

Saludo al personal asomándome en la cocina. Todos me responde con los mismos


ánimos que yo. Sigo mi camino hacia el comedor, y me sorprende al no ver a Ares
presente.

Con la intriga en mi rostro, camino hasta sentarme en mi lugar dándole los buenos días
a Arnold y Lucia. Ambos me responden los buenos dias tan cordiales como siempre y
una leve sonrisa.

«Al menos la de Lucia se ve más sincera»


Sonrio al ver que hay en la mesa cereal, leche y frutas picadas junto con todo lo
demás; al igual que un cuenco

con su cuchara.

«Ares…>>

Sintiéndome bastante consentida por ese hombre bastante raro, me sirva lo que
comeré y agradeciéndole a mis acompañantes del dia por el buen apetito deseado, me
dispongo a desayunar.

-Abigail, mi hermano me comentó antes de irse que tú saldrás.

-Si…

Le respondo algo confundida, pero igual no dejo de sonreirle un poco.

-Yo te llevarė.

-¿Disculpa? -dejo de comer y lo miro con suma atención. ¿Y Rodrigo? No es que me


moleste, pero no quiero molestarlos a ambos. Incluso, podría llamar un taxi.

Lucia se ríe un poco, pero no dice nada, sigue con su espalda recta comiendo muy
tranquila.

-Yo te llevaré, Abigail -sentencia-. No es ningún problema para ambos llevarte.

Me mira con un atisbo de sonrisa en espera que le refute, pero decido no hacerlo. A
veces, tratar con Arnold es como tratar con una versión más joven de Ares. La única
diferencia, es que uno al menos este un poco más empático que el otro.

Asiento, pero no negaré que me siento algo nerviosa por tener que ser llevada por ellos
a casa de mis padres.

Luego de un año, apenas es que estoy tratando con Lucia, y con respecto a Arnold, él
ha pasado todo este año
transcurrido siendo pasivo-agresivo conmigo. No me dejó estudiar en la universidad de
manera presencial, tampoco estuvo de acuerdo en que yo saliese de casa. Mas de una
vez comentó que yo engañaria a su hermano por ser más joven y manchando asi el
apellido de la familia, y a pesar de todo esto, yo segui con el mismo trato hacia él.

“¿Cómo es que de un tiempo para acá es más “amistoso” conmigo?»>

Acabo mi desayuno oyendo a la pareja cerca de mi conversar entre ellos muy


acaramelados. No pude evitar mirar

de una vez como se daban muestras de afecto en la mesa, y sonreir al oir la manera
coqueta de hablarse entre ellos

en bajos susurros.

«Algún dia tendré eso≫

-Los estaré esperando afuera.

Con una sonrisa, me levanto de la mesa para dejarlos solos.

«Siento que aqui estoy de mas>>

Cruzo el living y llego a la puerta principal saliendo de la casa. Llevo mis manos a mis
ojos al ser saludada por el

sol mañanero de una manera tan espléndida. Camino cruzando hasta el frente donde
está el hermoso jardin

sentándome en el césped con mis piernas cruzadas.

Me quedo mirando la gran mansión de lo cual se supone que soy dueña. Dejo salir un
suspiro al recordar lo que

senti cuando llegue aqui la primera vez.

Miedo, terror, incertidumbre. Esos fueron mis sentimientos internos al llegar esa
mañana a esta casa.
Hace un año, la ambición fue mi impulso para quedarme y pelear por esa herencia.
Ahora que no hay nada de

eso en mi, lo que me impulsa en quedarme es algo totalmente diferente.

“¿Amor? No lo creo, pero de que siento algo en mi corazón por Ares, lo siento>>

Veo salir a Arnold de la casa usando unas gafas espejadas, y luciendo tan pulcro como
siempre.

Es increible el parecido que tiene con Ares; ambos con cabellos caoba, altos, ojos
negros azabache, y una extraña

mania de controlarlo todo a su alrededor.

Me pregunto por qué su abuela es así con él. No me ha demostrado que no lo quiere,
pero si es más firme con él

que con Ares. Su propia madre también lo es, aunque el abuelo Franco lo trata de la
misma manera que lo hace con el

otro; mano firme.

-¿Piensas quedarte todo el dia sentada ahi, Abigail?

Reacciono colocándome de pie con rapidez al oir su pregunta. Camino directo hacia el
auto viendo como él abre la puerta del asiento del acompañante. Llego al auto y sin
perder tiempo, abro la puerta de atrás para entrar, pero su

mirada inquisitiva me detiene.

-¿Qué se supone que haces?

-¿Entrar al auto…?-lo miro dudosa sintiéndome ahora bastante confundida-. ¿Es en


este auto, verdad?

Una Visita a mi Madre


-Claro, Abigail. Pero no soy tu chofer para que te sientes atrás.

-¿Y Lucia?

«<Ahora si no comprendo nada><

-Lucia se quedarà en casa a descansar. Soy yo quien te llevaré.

+10 Daru

Levanto mis cejas al comprenderlo. Me disculpo por mi confusión y me voy al asiento


de adelante de inmediato. Arnold espera a que m asiento cómoda para cerrar la puerta
y luego rodear el auto para entrar en él. No negaré que me siento algo nerviosa porque
seria la primera vez en compartir más de diez minutos con juntos. Nunca antes hemos
estado a solas, además, la relación que Ares tiene con él es muy extraña. Su trato es
muy aspero, distante, o eso es lo que he percibido desde que el despertó del coma.
Pocas veces los he visto sonreírse mutuamente, pero si he notado bastante las
miradas que se dan. Antiguamente no preguntaba nada, pero ahora me ha dado mucha
curiosidad saber el motivo por el cual se tratan asi.

*¿Habran tenido algún problema antes?»

-Sé que han pasado muchos dias, Abigail, pero quiero que sepas que lamento
muchisimo la perdida que tuviste. Si antes no te lo dije, fue por petición de Ares y
porque siendote sincero, me confrontó un poco la noticia.

Oirlo decirme eso luego de casi dos semanas, duele. Ahora comprendo el motivo por el
cual todos actuaron como si nada frente a mi, y nada mas a solas fue me dijeron
alguna que otra palabra aliento. Mi suegra lo hizo aquella mañana, Lucia cuando
estábamos a solas, la abuela cuando los visité; incluso, Eliza lo hizo hasta hace poco y,
el resto del personal han actuado conmigo muy dulces nada más. Como si con sus
acciones hacia mi, me estuviesen diciendo lo mucho que lo sentian.

-¿Por qué Ares les prohibió algo como eso?

Arnold se mantiene callado sin dejar de conducir.


-A veces Abi, es mejor fingir que nada trágico está pasando a nuestro alrededor para
no ser atormentados.

-No comprendo.

Arnold me da una leve mirada con una pequeña sonrisa en sus labios. Verlo hacer ese
gesto, me hace recordar aquel dia cuando me escapé de la habitación. Se veia
orgulloso de mi por haberme revelado ante su hermano

mayor.

-Asi es Ares, Abigail.

No dice más. Sigue conduciendo hacia la zona donde mis padres viven en total
silencio. Yo hago lo mismo que él no queriendo quedar como la cuñada parlanchina y
molesta.

A estas alturas, no me parece extraño que mi cuñado sepa la dirección de la casa de


mis padres a la perfección. Al final del dia, yo fui la que se casó con su hermano en
coma.

«Deben de saber hasta mi ADN⟫

-Muchas gracias por traerme -digo quitándome el cinturón-. Disculpa que te pregunte
esto, Arnold, pero, ¿Ares no te dijo a donde iria?

-No sé si no lo has notado, Abigail… pero mi hermano no es de dar explicaciones.

Asiento pensativa.

-Nunca es tarde para aprender.

Sonrio muy campante y me bajo del auto oyendo la carcajada de Arnold debido a mis
palabras. Una vez más me despido de él, y camino directo hacia la puerta de la casa
de mis padres.

Me preparo mentalmente para decirle a mi madre lo que le he ocultado con recelo y


espero no llorar al confesarle algo que tanto me duele.
Antes de ser recibida por Betty invitándome a entrar a la casa, doy una mirada rápida a
la casa de los

«Solo espero no encontrármelo hoy>>

Una pregunta directa

-¿Cómo ha estado señorita, Abi?

-Me encanta oirte decirme “señorita” cuando no lo soy… -la abrazo con dulzura-. Pero,
respondiendo a tu

pregunta mi querida, Betty, estoy bien.

Ella rie un poco avergonzada, yo si lo hago con muchas ganas. Si ella supiera lo que
hice en la oficina con mi esposo, creo que dejaria de tratarme como si fuese una niña
de quince años.

«No comprendo cómo es que todos me ven como una niña»

Avanzo hacia la habitación de mi mamá, ya que ahi fue que me ha dicho Betty que ella
está. Soy rápida en subir

las escaleras y llegar hasta ella. Estando dentro de su habitación, yo misma me he


respondido a la pregunta que me

hice hace un momento, puesto que me he tirado en la cama de mi madre dejandome


consentir por ella con sus

caricias en mi cabeza tal cual como cuando era una adolescente.

Ambas nos ponemos al dia. Ambas nos reimos por los acontecimientos ocurridos en
los últimos meses en cuanto

a la familia. Ahora que estoy acostada con mi madre riéndome hasta más no poder
mientras le pregunto de todo

queriendo saber más de los problemas comunes familiares, supongo que Ares tiene
razón. Si soy algo chismosa.

<<¡No puede ser!>>

Es que es emocionante que ya me tome en cuenta para contarme de los problemas


familiares por mi edad, y no

me mantenga ajena como cuando era una cría. No me juzguen.


-Hablando de perdidas, hay algo que te debo confesar.

La risa se ha esfumado de mi, la diversión también. Decido sentarme en la cama


mirando a mi madre fijamente a

los ojos para contarle lo que me sucedió. Duele verla pasar de la alegria a la tristeza en
segundos, duele haberla oido

reír sin para conmigo, a estar ambas llorando por mi bebé.

<<Duele que ya no esté dentro de mi>>

Evito contarle la manera en que pasó, también lo que estuve viviendo con Ares antes y
después de eso. Para ella,

somos un matrimonio concertado que se ha intentado llevar bien por sobre todas las
cosas. Por alguna razón, no

quiero que mi madre sepa los malos momentos que he vivido con Ares. Me siento con
la necesidad de protegerlo a él delante de mis padres, por eso omito decirle a ella los
enfrentamientos que hemos tenido con anterioridad, al igual que lo creo está pasando
con respecto a Renata. Únicamente hablamos sobre mi embarazo, la perdida, y del
cómo me

senti y me siento con respecto a eso.

-No merecias pasar por algo asi siendo tan joven, mi niña… con sus manos me acaricia
mi cabello. Pero,

supongo que no era el tiempo de ser madre.

-Supongo… —dejo salir un suspiro limpiando mis lágrimas con delicadeza.


¿Consideras que haya algo malo

en mi?

-Eres joven, mi Abi. Los abortos espontáneos son bastante comunes, aunque no está
de más que te chequees.

Asiento dejando salir el aire. Mi madre vuelve a darme un abrazo que me reconforta
más de lo que consideré imaginar. Es bonito saber que tengo su apoyo, poder llorar en
sus brazos y decirle todos los miedos que eso ha traido

en mi.

Tengo miedo de volver a pasar por algo así. Tengo miedo de que en un futuro, mi
cuerpo vuelva nuevamente a fallar de esa manera. Tengo muchisimo miedo de que lo
que fue común, se vuelva normal dentro de mi y me destroce
mis sueños en un futuro.

-Cambiando un poco el tema, mamá… ¿Es verdad que papá tiene un socio en la
empresa?

Mi pregunta le causa confusión.

-¿Tu padre no te llamó para decirtelo?

*Esto tiene que ser un chiste⟫>

-¿¡Es en serio!? ¡Apenas y cruzamos palabra, mamá…!-me levanto de la cama al saber


que en efecto, si hay un socio del que yo no sé su existencia-. Creo que no hablamos
desde que Ares despertó del coma. Comprendo que esté

ocupado en llevar a la empresa a flote, pero soy su única hija, al menos una llamada
una vez a la semana no estaria

de más.

-Cariño, yo pensé que si tenias comunicación con él, asi como la tienes conmigo -niego
de inmediato-

Hablaré con el esta noche sobre eso.

-No hace falta mamá, yo misma lovire a hacer en este instante.

Sentencio tomando mi bolso y colgandomelo en el hombro. Mi madre se levanta de la


cama preocupada por mi reacción. Ella comprende lo mucho que yo me he esforzado
por ser una excelente estudiante para graduarme con

honores y de esta manera ser un día la sucesora de la empresa. Soy la única hija de
ambos, y por ley, la futura dueña,

de la empresa. El hecho de que mi padre haya optado por un socio sin haberme
notificado al respecto, me enoja.

*Me enoja muchisimo»>

No digo que me pida permiso, porque estaria fuera del lugar. Justo ahora, él es el
dueño. Pero al menos que me

haya comentado para saber lo que yo pensaba sobre esa decisión, no hubiese estado
mal.

Por lo menos decirme quien es ese socio y lo que aportaría para la empresa aparte del
capital, y sobre todo,
contarme cuanto le ha cedido por algo así.

«Justo hoy con esta confirmación, siento que me ha destruido mi sueño>>

-Abigail, ¿podrias dejar de ser tan impulsiva? No puedes llegar así en plena empresa a
discutir con tu padre algo

que pueden hacerlo en casa a solas.

-¿Qué parte de que no responde a mis mensajes no comprendes? Por semanas tenia
esa duda en mi cabeza,

pero ahora comprendo por qué ha estado evitandome. No quería decirme que ya no
podré sé yo la futura jefa, mama.

Me ha jugado sucio mi papá, igual como cuando lo hizo con las apuestas.

-Abi… no pienses esas cosas de tu padre. Él ha hecho lo que mejor cree para que la
empresa resurja

nuevamente.

Asiento bajando las escaleras directo a la salida.

-¿Y cuándo él ya no esté, que? ¿No te has puesto a reflexionar en eso, mama? El
hombre que nos esté ayudando

justo ahora, puede ser el mismo que nos eche a la calle el dia de mañana.

Se queda callada al oirme, ya luego me da una mirada de reproche.

-Tú no deberias de preocuparte por eso, eres una West.

-¿Y consideras que por eso estoy segura de por vida? Tengo el apellido, pero la fortuna
de mi esposo no es la

mía. Para estoy estudiando madre, para crear mi propio imperio. Grande o pequeño,
pero mio al fin.

Con mentón el alto la miro, y ella en respuesta supiera. Nunca discutimos, pero está
vez ella sabe que tengo toda

la razon.

Llego a la puerta principal dispuesta a irme a buscar respuestas. Me despido de mi


madre algo molesta al oirla justificar nuevamente lo que mi padre ha hecho.
Comprendo perfectamente de que si ese hombre la ha dado el dinero y las
herramientas necesarias para volver a posicionarse, debe de querer una tajada del
pastel.

“Asi son los negocios>>

Pero igual me causa mucha molestia saber que mi padre me lo ocultó, o evitó
decirmelo, y mi madre fue incapaz

de mencionármelo también. Si no es por la abuela, yo ni enterada.

Saco mi móvil de mi bolso para llamar a Ares y pedirle que envié a Rodrigo por mi.
Camino por la acera hacia la salida con el móvil en mi oreja. No quiero quedarme a
esperarlo en casa para no discutir de una peor manera con ella.

lleve.

Es mejor evitar.

«Ares, respóndeme, por favor…>>

Bufo al quinto intento. Guardo mi móvil y sigo caminando para salir de la zona y asi
buscar un taxi que me

El sonido insistente de una bocina del otro lado llama mi atención. Giro mi rostro y veo
quien es el chofer del auto plateado que no se cansa de sonar el claxon para mi.

«Evans…>>

Me debato en si detenerme o no, en si saludarlo o seguir con mi camino ofreciéndole


una disculpa, pero al final, opto por cruzar la calle e ir a su encuentro.

Al final, es mi amigo y nunca olvidaré que estuvo a mi lado en mi peor momento

-¿Por qué estás caminado sola, Abi?

-Hola, Evans… -le sonrio saludándolo viéndolo salir del auto-. Recuerda que no sé
conducir y mi esposo no me responde las llamadas. He salido en busca de un taxi para
ir a la empresa de mi padre.

Un na leve explicación con bien actitud le ofrezco.

Lo veo llegar a mi respondiendo a mi saludo con un beso fugaz en mi cabeza el cual no


me esperaba para nada. Pasa por mi lado hasta llegar a la puerta del acompañante y
abrirla.

-Sube, yo te llevo.

-No es necesario, Evans. Puedo caminar a la salida y esperar por un taxi.


-Abigail, somos amigos, no? -Asiento-. Entonces entra al auto que yo te llevaré.

-Evans, no creo que…

-¿Le guste a tu esposo? -pregunta con su ceja alzada y yo avergonzada asiento


nuevamente ante la pregunta

mirándolo a los ojos-. Aún te amo, Abigail, pero sé cuál es mi lugar en tu vida en este
momento. Somos amigos, y

actuaré como tal.

“¿Me ha dicho que me ama?»

¿Cómo se supone que reaccione a eso? Siento en mi corazón estrujarse dentro de mi.
Antes, tal vez esa

declaración me hubiese hecho gritar de alegria, esperanza. Pero hoy no, hoy se siente
extraña, confusa debido a lo

que aún albergo por él, pero no se siente feliz.

-Evans… -no sé que decirle, o tal vez si, pero el mismo sentimiento de vergüenza me
prohibe decir las palabras

en voz alta-. Yo quiero que sepas que lo que vivimos, jamás lo olvidaré. Pero eso ya
quedó en el pasado… creo que es

mejor caminar hacia el futuro, así sea que en ese futuro no estemos tomados de las
manos.

Su mirada grisácea me traspasa, pero considero que es mejor dejar las cosas claras
desde ya. No negaré que amo a Evans, pero no como él espera a que sea. De
haberme dicho esa declaración semanas atrás cuando nos vimos por

primera vez, yo sin duda hubiese peleado con uñas y dientes por salir de las garras de
Ares, pero ahora todo es

distinto para mi, y el por qué aún no ha dejado de amarme, me causa más tristeza que
felicidad porque sé que no

podré corresponderle jamás.

-Suficiente para mi.

-¿Por qué?
Porque al menos podré seguir teniéndote Ahi. Te quise como mujer, pero también
como ser humano, y a pesar

de lo mal y precipitado que acabó lo nuestro, nuestros planes y proyectos de vida, tú


fuiste mi amiga además de mi novia y prometida. Me doleria perderte también de esa
manera.

-¿Eso significa que…?

-Estamos bien… ahora, ¿Podrías entrar al auto de una buena vez para llevarte?

Una sonrisa le muestro al oir la impaciencia de su petición.

Evans es y fue tan dulce conmigo, que por mucho que yo lo intentaba exasperar con
mis ocurrencias, jamás me demostró estar irritado. Creo que nunca me dejaré de sentir
mal por lo que le hice, pero ya es tiempo de soltar eso también. Lo hecho, hecho está,
no vale la pena cargar con ese peso en mis hombros.

Entro al auto aceptando que me lleve, y estando dentro no dejo de marcarle a Ares.
Quiero saber de él, quiero saber dónde está, quiero oir su voz. Incluso, decirle lo que
haré y con quién estoy, pero más de seis llamadas de mi parte, y el señor no me
responde.

El camino se me hace corto, ya que ambos no dejamos de hablar de su viaje a Europa


y todo lo que hizo. Conozco a Evans, y sé que me está haciendo sentir cómoda para
poder yo poder abrirme a él y contarle lo que me pasó aquel dia, pero decido no
hacerlo a pesar de haberle dicho que lo haria.

dia.

Por alguna razón, siento que deberia de dejar ese tema en el núcleo de la familia tanto
de Ares, como la mia.

-Muchisimas gracias por traerme -le digo estando fuera del auto frente a la empresa-.
Te deseo un bonito

-Para lo que necesites, sea lo que sea, no dudes es llamarme Abi.

Asiento alejándome del auto y con mi mano, me despido una última vez.

Con caminar seguro y dispuesta a enfrentar a mi padre, entro a la empresa con mi


frente en alto ignorando las miradas de todo el personal. Se lo que podrían estar
pensando de mi, se lo que podrían estar murmurando luego de yo pasar a lado de
ellos, pero no me importa.

Para ellos yo soy la hija consentida de Jackson Castile, la joven que se casó
repentinamente enamorada de un
hombre en estado vegetativo.

<<“La más romantica”, si supieran…>>

Subo las escaleras a causa de la impaciencia, ya en cuestión de minutos llego al tercer


piso donde está la oficina

de mi padre.

Esta empresa es grande en anchura, más no altura.

Veo a su asistente sentada en su lugar de siempre. Dándole las buenas tardes, ya que
es medio dia, paso de largo

sin esperar a ser anunciada. Abro ambas puertas y entro como la única dueña del lugar
aparte de él y mi madre.

-¿Se puede saber en qué estabas pensando al asociarte con un total desconocido, sin
siquiera habérmelo

contado? ¿Acaso te volviste loco? ¡Esto es lo único que nos queda, papȧ!

Molesta, decepcionada y bastante exaltada, suelto todo lo que siento con respecto a
este tema a mi padre al verlo

sentado en su silla muy tranquilo leyendo unos documentos. No me retengo nada, le


expongo mi desacuerdo total y

lo que pienso que nos hará ese hombre al el serle indispensable en los negocios.

Mi padre se mantiene callado, lo que causa más irritación en mi.

-Vaya, y yo que deseaba conocer a la única hija de mi nuevo socio, pero al parecer ella
ya me ha cavado una tumba sin siquiera conocerme primero.

“¡Ay no!»>

Mi padre coloca los documentos en la mesa y se quita sus gafas llevando sus dedos en
el puente de su nariz. Su mirada es de vergüenza total a mis palabras declaradas tan
explicitas en cuanto a ese socio repentino.

“Ahora me siento terrible>>

Me giro para darle cara al recién llegado a pesar de sentir mi cara roja y estar
temblando de la ira.

Frunzo mi rostro al mirarlo sonreirme con amabilidad como si nada.


<<Como si no lo acabase de insultar>>

Su piel es bronceada, alto como Ares, pero más fornido. Mandibula cuadrada, cejas
tupidas y nariz perfilada. El recién llegado se muestra imponente a pesar de que no
deja de sonreirme, y por alguna razón, su aspecto me resulta algo familiar. Con sus
ojos me miran con interés acercándose hasta llegar a mi.

-¿Y usted quién es? -con defensiva actitud mirándolo a los ojos le pregunto- ¿Por qué
interrumpe de estal manera en la oficina de mi padre?

Un nuevo compañero

Una sonrisa ladina se dibuja en sus labios causándome ahora mucha intriga debido a la
seguridad que está

mostrando ante mi.

El recién llegado se muestra seguro de si mismo. Puedo asegurar que no es actuado,


que en realidad asi se siente

estando frente a mi.

Tiene porte, elegancia, pero hay algo en él que me llama mucho la atención y
realmente no sé que es.

-Mucho gusto, me llamo Enzo Jones. Soy el nuevo socio de su padre, y dueño del
cincuenta por ciento de esta empresa. Lo que me da el derecho de entrar a esta oficina
sin ser anunciado las veces que quiera, Abigail West. ¿O

estoy equivocado? De ser asi, me disculpo de inmediato.

<<Entonces este es el bendito socio»>

Aprieto mis dientes con fuerza al oir lo que me ha dicho con engreida actitud. Mi padre
le ha entregado en bandeja de plata lo único que tenemos, lo único que no pudimos
perder a causa de su ambición por las apuestas y él me lo restriega en la cara con
orgullo.

“¿Cómo se le ocurre otorgar la mitad de nuestra empresa a un total desconocido?»>


-Usted está en lo correcto, señor Enzo. Pero existe algo llamado educación por si no lo
sabía… -espeto con total

seriedad.

-Tienes muchisima razón, pero en mi defensa, crei que mi socio estaba solo.

Asiento sin decir algo al respecto. Coloco mis labios en una delgada linea sin dejar de
mirar a este hombre que no

deja de escudriñarme a detalle con sus ojos.

-No queria que las cosas se dieran de esta manera, incluso, planifiqué una cena esta
noche para presentarlos a

ambos, pero ya está listo, ya se conocieron… -las palabras de mi padre aumentan el


enojo dentro de mi. Fijo mis

ojos en él mirándolo sin poder creer que está actuando como si nada malo hubiese
cometido y él lo nota-. Son

negocios, Abigail. Algún día lo entenderás.

-¿De qué me vale aprender si ya no podre tener ni voz ni voto en esto?

La rabia que siento no la puedo ocultar.

-En eso se equivoca, señora West… -vuelve una vez más a interrumpir el nuevo socio-.
Usted pasó a ser dueña

de la otra mitad en cuanto cerré negocios con su padre, y si el permanece aqui, es


debido a mi petición, ya que no la

quiero al frente hasta que usted se gradue.

“¿Y este quien de cree?»>


Eso si que no me lo esperaba por eso no dejo de estar asombrada, pero tampoco me
gusta su actitud de

superioridad hacia ambos.

Vuelvo mi vista a mi padre una vez más mirándolo con mucho enojo sin comprender
nada al respecto.

-Yo únicamente soy la cara Abi, tú eres legalmente la dueña de ese otro cincuenta por
ciento restante. Quiero jubilarme, ya estoy viejo cariño… pensaba llamarte para
invitarte a cenar esta noche, y como te dije, darte las buenas

noticias. Al parecer mi socio no se pudo contener de tanta emoción.

Su sonrisa no llega a sus ojos, supongo que debido al cansancio. Yo no sé si estar feliz
o continuar molesta. Era lo

que siempre habia querido, pero no asi, no compartido.

«Todo debia de ser para mi>>

Quizás estoy siendo egoista, tal vez andar mucho con Ares me está influenciado serlo,
pero mi pensar lo

mantendré siempre.

«Todo debía de ser mio»

-Igualmente podemos ir a celebrar, ¿no? Al fin he conocido a mi pequeña socia, y eso


era algo que anhelaba con ansias hacer meses atrás.

“Lo de “pequeña” está demás>>

-¿Qué dices mi niña? ¿Salimos a celebrar esta noche con el nuevo socio?

Me quedo reflexionando en que responderle a mi padre. Sé que es una cena normal,


pero ahora está Ares en mi vida. Supongo que deberia de comunicarlo con él antes,
pero tampoco quiero que me tomen como la niña que debe de pedir permiso para ir a
una cena con sus padres y su nuevo socio.

<<Me duele la cabeza»

-Está bien. Enviame la dirección y ahi estaré.

No digo más. Con una sonrisa que no me llega ni a los ojos, me despido de mi padre
dándole un beso en su mejilla y rodeándolo con un cálido abrazo. Realmente lo
extrañaba demasiado, y a pesar de que justo ahora estoy muy enojada con él por lo
que hizo, no podia irme sin abrazarlo antes.

<<Lo amo, pero también me ha herido por hacer algo asi»

Llego al frente de Enzo y únicamente le extiendo mi mano como despedida.

Él la toma sosteniéndola más de lo que deberia. Me sigue sonriendo y algo en sus ojos
que ya he visto antes en alguien más. De acerca y me da un beso en mi mejilla
dejándome sin saber que decir o hacer, asi que sin más, salgo de la oficina con los
sentimientos a flor de piel.

Estoy feliz de que todo esté yendo muy bien, y también por ser dueña de algo que aún
no manejo; pero al menos mi nombre está en esos documentos plasmados. Pero
también estoy decepcionada por lo que mi padre hizo. Entregar la mitad del trabajo de
su vida asi nada más, no me parece para nada la solución.

La empresa era de mi abuelo, al morir, la heredó él. Se supone que al yo graduarme


seria la que continuaría estando al frente. No contábamos con que mi padre harias las
cosas mal, y realmente agradezco con el alma que él haya querido reivindicarse
nuevamente trabajando para salir de donde estábamos, pero ¿con un socio? Es lo que
no

me parece.
Si hubiese tomado la decisión de buscarse un socio antes, me hubiera ahorrado a mi el
casarme con Ares. No es

que en este momento me arrepienta de ser su esposa, porque ambos decidimos ser
maduros y darnos una

oportunidad. ¿Pero y si no?

<<No hubiese pasado por todo lo que pasé⟫>

Salgo de la empresa en busca de un taxi. Sigo preguntándome donde rayos estará


metido Ares que no me ha devuelto ninguna de las llamadas que le he hecho. Podría
llamar a la empresa, pero eso seria verme como esposa desesperada o tóxica.

paz.

Además, me da algo de vergüenza con Melissa. Creerá que soy una niñita inmadura
que no deja a su esposo en

«Yo nada más quería saludarlo>>

Le extiendo la mano al primer taxi que veo y entro sin perder el tiempo. Le indico la
dirección hacia la zona norte donde está el urbanismo privado donde se encuentra la
mansión. El hombre sonrie complacido porque sabe que el viaje es largo y la paga será
buena.

Me quedo sentada con el móvil en mi mano llamando a Ares en alta voz para decirle
que estoy dentro de un taxi via a la casa, pero igual que antes, no me responde.

El viaje se me hace eterno debido al tráfico del centro de la ciudad, pero casi una hora
después, llegamos al fin la zona norte. No hay tráfico, la autopista está despejada y el
auto va a más velocidad.

Quince minutos después y luego de haber pasado ya la seguridad, el taxi se estaciona


frente a la mansión.

-Son cien dólares, señorita.


Me notifica sin siquiera dejarme a preguntarle primero.

No me sorprende el precio, ya que la distancia fue bastante. Pero el que me lo diga sin
esperar a que yo le

pregunte, si me parece de mal gusto.

Asiento y comienzo a buscar en mi bolso dinero para pagarle. Siento que mi corazón se
detiene debido al susto

que estoy experimentando.

“¡No tengo dinero!»

Que tonta soy. Sali de casa, Arnold me llevó. Yo no cargo efectivo, no tengo en mi
bolso más que mi móvil y un

labial. Sigo buscando en algunos bolsillos con las esperanzas de encontrar algo, pero
no hay nada.

-Lo lamento muchisimo, pero no tengo dinero señor…

El hombre se gira para verme con ganas de querer lanzarme del auto.

-¿Es una broma, verdad? -niego-. ¿Cómo carajos pensabas pagarme?

Wig

-Pienso pagarle-me apresuro a responderle bastante nerviosa por cómo me ha hablado


y me está mirando-.

Nada más dejeme ir adentro por dinero.

«No sé a quien le pediré, pero de seguro Eliza si>>

-Tú de aqui no sales hasta pagarme, niña.

-Vivo aqui, señor… esta es mi casa. No tardaré ni dos minutos, lo prometo…


El hombre no entiende, está molesto creyendo que lo he engañado. Discute, refuta, y
noto como su rabia va en

aumento. Decido salir del auto en busca de alguien que me ayude a calmarlo, pero este
es más rápido y me sujeta por

la muñeca con fuerza no dejándome salir.

-O me pagas o…

Dos golpes fuertes en la maleta del auto nos sobresaltan a ambos al mismo tiempo.
Giro mi rostro por reflejo y

veo a un Ares acercarse a la ventana del piloto con andar seguro.

Toca el vidrio con una calma que yo solo conozco y he visto y ahora me siento
nervioso.

Lo quiere matar>>

-Dame una razón para no cortar tu mano justo ahora -sus ojos están sombrios, sus
facciones endurecidas, y el

aura que emana de él es de peligro total-. La paciencia no es lo mio, asi que responda
rápido.

-Su hermanita me ha pedido un servicio sin tener como pagarme.

Se rie, le hace una seña para que baje el vidrio y este obedece. Pésimo error de su
parte.

«Este hombre quiere ver a San Pedro>>

-¿Podrías soltarle la muñeca, por favor?

El taxista dudoso lo mira, pero intimidado por la actitud del hombre frente a él, termina
soltándome. Ares me hace una señal con su cabeza para que salga y no lo pienso ni
por un segundo. Abro la puerta y disculpándome una
última vez con el taxista, salgo del acercándome a Rodrigo quien está a una distancia
prudente.

«Si él está alejado, por algo será>>

Veo el golpe en el auto, y también el bastón de Ares en el suelo. Luego lo demás


ocurre muy rápido. Ares agarra al hombre por el cuello privándole respirar. Mi reacción
es acercarme para evitar que cometa una locura, pero Rodrigo

me lo impide colocando su mano frente a mi.

-La mujer que tocaste, no es mi hermanita, es mi esposa. ¿Cuánto te debe?

Pregunta muy cerca de su rostro lleno de ira. El averno le ha caido a este pobre
hombre y sin saberlo, ha invocado

al mismo diablo. A duras penas responde el hombre. Lucha con soltarse del agarre de
Ares, pero no puede. Me quedo mirando con mi corazón latiendo con fuerza contra mi
pecho como el rostro del hombre que duerme a mi lado cada noche, se trasforma en un
demonio. Las venas en sus brazos están marcadas, su piel enrojecida, su facciones
tensas. Lo está estrangulando sin mostrar remordimiento alguno, el hombre patalea,
lucha, pide en gemidos que lo suelte mientras que su piel se torna morada y es ahi
donde yo ya no puedo más.

-¡Ares, basta! -le grito entre molesta y asustada-. Solo págale, por favor…

Me mira aun estrangulando al hombre, yo le suplico con la mirada con el pánico


presente en mis ojos.

Lo suelta y el pobre taxista no deja de toser buscando la manera de recomponerse ante


el arrebato de mi

esposo.

Ares saca su billetera tomando un puñado de dinero en efectivo para luego lanzárselo
al hombre desde la ventana dentro del auto con desprecio.
-Eso compensará el malentendido. Ahora, lárguese de mi casa.

La orden es acatada sin rechistar. El hombre acelera su auto dejando nada más el
humo de polvo detrás.

Ares se queda de pie con sus manos en su cadera mirando hacia el suelo. No sé por
qué siento que de alguna manera se está conteniendo antes de venir a hablar conmigo.
Levanta su cabeza y fija sus ojos en mi.

-¿Como se te ocurre tomar un taxi? No ya va… déjame mejor reformular bien la


pregunta, ¿Cómo carajos se te ocurre tomar un taxi sin dinero, Abigail?

«Aqui viene la tormenta>

-Se me pasó, Ares… ¡Yo te llamé! ¿Dónde estabas metido tú que no me respondias las
llamadas!?

Grito exasperada al sentirme atacada por él. De haberme respondido, esto no hubiese
ocurrido. Veo como Rodrigo se da la espalda dejándome a mi con el huracán Ares
viviendo a mi con su caminar cojo, pero bastante seguro de querer iniciar una guerra
debido a esto.

-¡No tenias que haber tomado un taxi! -grita lleno de cólera

-¡Tenías que haberme respondido las malditas llamadas! -retruco en el mismo tono que
él-. Tu te fuiste desde temprano, no tengo un chofer conmigo, ¡Ni siquiera tengo un
auto porque no sé conducir un maldito auto! Te llamé unas quince veces, y cansada de
esperar, me movi por mis medios. ¡Perdón por ser despistada y creer que tenia dinero
en mi bolso, Ares! Pero no me parece justo que me ataques de esta manera cuando yo
si te llame muchas

veces.

No me importa si me oyen los demás, no me interesa que algún empleado este


presenciando esta discusión, pero es el colmo que Ares me hable tan feo cuando el ni
siquiera dio señales de vida en toda la mañana,
-Para ver tu muñeca -me pide extendiendo su mano bajando el tono de su voz.

-Estoy bien.

-Abigail, dame tu muñeca.

Insiste tan cerca de mi, que me abruma un poco. Le extiendo mi mano de mala gana
mostrándole mi muñeca sin verlo a la cara debido a mi enojo hacia él.

Siento como me quita el reloj, así como también siento como acaricia con sus dedos mi
muñeca y oigo la maldición que deja salir entre dientes al revisarme.

-Un poco de hielo bastará -asiento sin decir algo-. Mírame a la cara Abigail.

*¿Es normal no quererlo justo ahora?»>

Tomo mucho aire y lo dejo salir también poco a poco para verlo al fin a los ojos. Dentro
de mi ya venia con las emociones a flor de piel, y llegar a casa y encontrarme con un
Ares dispuesto a estrangular hasta dejar sin respirar a un desconocido debido a mi
despiste, no era lo que tenia en mente.

<Mucho menos su exploté de ira en mi contra»

-Lamento que hayas tenido que presenciar eso, pero no me disculpare por lo que le
hice a ese hombre. Él te tocó

y estoy seguro de que estaba dispuesto a más. No te pido que comprendas mi


reacción, pero si que por favor dejes de

mirarme con miedo.

“¿Y como no temerte, Ares?»>

-¿Dónde estuviste?

-Ocupado.
Responde tranquilo. Las palabras de su hermano retumban en mi cabeza,
demostrándome que él tiene razón; Ares no da explicaciones.

<<Pero conmigo aprenderá>>

-¿Haciendo qué? Y más te vale ser sincero conmigo.

Alzo mi ceja y quito mi mano cruzándome de brazos. Ares me mira fijamente


sopesando su respuesta, para luego darme una leve sonrisa.

“¿Por qué es tan bipolar?>>

-¿No te dejas sorprender, verdad? -ahora lo miro confundida-. Estuve en mi terapia


toda la mañana, por eso no te contesté. Luego, estuve ocupado…

-¿Haciendo qué? -insisto

-Buscando un obsequio para ti, pequeña niña tonta.

“¿Un obsequio?»>

Ares me da una leve sonrisa y me pide voltear detrás de mi. No comprendo como es
que ha pasado de la ira a la calma en segundos, mucho menos porque me ha querido
dar un obsequio repentino, pero le hago caso a lo que me

dice y volteo mi rostro para ver a lo que se refiere.

<<¡Pero que ternurita!>>

Abro mi boca y dejo salir un jadeo al ver al pequeño cachorro de Doberman soltado por
Rodrigo en el suelo. Es

n***o, gordito y robusto. Y lo que más me hace sonreir con embeleso, es ver el globo
rojo que tiene anudado en la

correa de su cuello con una cinta roja que permite que el globo flote arriba de su
pequeña cabecita.
-¿¡Me has comprado un cachorro!? -estoy demasiado feliz al verlo asentir con total
seriedad-. ¡Ares!

Me lanzo en sus brazos dándole muchos besos en sus labios.

<<!Esto no me lo esperaba!>>

-Estoy feliz por ese obsequio, pero lo que pasó, no se quedará así, Ares.

-¿Piensas seguir molesta conmigo?

-¡Casi matas a ese hombre, Ares!

-No me disculparé por defenderte.

—Me gritaste. Por eso si deberás de hacerlo, Ares West. Yo me iré con mi obsequio
peludo. Al menos él si me

tratará con amor…

Me alejo de él con total seriedad luego de mi agradecimiento y voy en busca de mi


nuevo compañero peludo de

aventuras.

Siento la mirada de Ares sobre mi, pero no volteo. Tomo en mis brazos al cachorro y
sigo mi camino a la mansión

pasando al lado de Rodrigo sin siquiera verlo.

“Gracias, pero sigo molesta>>

Una Explicación

Acostada en mi cama, me quedo mirando al hermoso cachorro de pelaje n***o con


embeleso y atención. Es sumamente regordete, sus orejitas son tan suaves y
esponjosas, al igual que sus patitas que no quiero dejar de tocarlas. No para de
morderme la manga de mi suéter, incluso, ya le ha abierto varios agujeros, pero no
puedo regañarlo.

<<No cuando me mira de esa manera tan tierna»


Sus ojos negros brillan, al igual que su liso pelaje corto. De todos los perros para
mascotas que existen en el mundo, solo a Ares se le ocurre obsequiarme una criatura
como esta. Le dije que me gustaban los perros grandes, pero en mi mente me
imaginaba uno con apariencia más delicada y hasta peluda.

No este pequeño que justo ahora se ve tan cuchi, pero que dentro de unos años será la
viva imagen del peligro, a pesar de que lo instruya para que sea la,más amorosa.

Nadie se me acercará en cuanto él esté a mi lado, ningún desconocido o alguien que


venga con malas intenciones hacia mi, podrá siquiera acercarse a un metro de
distancia, porque esta r**a de perros en particular son sumamente leales a su dueño.
Puede que crezca con esas caracteristicas de estilizado y elegante, pero son
sumamente inteligentes y siempre están en estado de alerta de lo que sucede a su
alrededor.

Lo que los convierte en unos excelentes perros guardianes.

“¿Esas fueron las intenciones de Ares?>>

-¿Tú me cuidarás? -le pregunto a la bolita negra que permanece acostada en mi


abdomen-. Te advierto que tu mami es muy despistada.

Le hago un puchero y este responde con un ladrido tan inesperado, que comienzo a
gritar como loca de la

emoción mientras lo lleno de muchos besos.

Me lame, me muerde, y sigue ladrando alborotado por mi efusividad hacia él.

¿Cómo debería de llamarlo? Desde que llegamos a nuestra habitación -porque también
será suya a partir de hoy

no he dejado de pensar un nombre ideal para él.

No podria ponerle un nombre delicado, porque cuando crezca y alcance su máximo


tamaño, sería un insulto a su

r**a.

<<Inaceptable llamarlo “Punky” cuando a leguas se ve que tendrá cara de


“Tutankamon”>

Tomo asiento en la cama y él de inmediato se sienta en el medio de mis piernas


posando su cabeza en mi

muslo.

<<Pobre, está cansadito>>


-¿Te gustaría llamarte Drogo, pequeño? -acaricio su cabecita y este la levanta para
mirarme-. Justo ahora.

Tienes cara de “Droguito”, pero cuando crezcas, si que le harás justicia al nombre.

Me da pequeños ladridos en respuesta. Cómo si me entendiese o comprendiera un


poco lo que me estoy

diciendo.

El pequeño cachorro ya tiene nombre, y al parecer uno que le gusta bastante porque
no deja de lamer mis manos

y mover su colita cada que lo llamo ahora de manera directa con el nombre elegido.

Oigo la puerta de la habitación abrirse y ambos miramos hacia ella curiosos. Aunque a
diferencia de mi, el pequeño levanta un poco sus orejas y deja salir un gruñido, que
según él, es amenazador, pero más bien me causa

mucha dulzura.

«No sé si me está cuidando, celando, o no soporta a Ares>>>

Mi sonrisa se esfuma al ver al causante de que ahora tenga un Drogo en mi vida entrar
a la habitación con su cojo

caminar, pero aun así, sin dejar de verse imponente.

Le agradeci con total felicidad lo que hizo, pero eso no quita que esté enojada con él.

No respondió a mis llamadas, y algo dentro de mi me dice a gritos de que me está


mintiendo con respecto a su

ausencia.

—¿También dormirà con nosotros, Abigail?

-Claro que si. ¿Algún problema, Ares Jefferson West?

Le pregunto con mi mentón en alto.

-¿Me has llamado por ni nombre completo? -me encojo de hombros levantándome de
la cama con Drogo en

mis brazos. ¿A dónde vas?

-Al balcón -señalo con obviedad los ventanales-. Le mostraré cuál será su nueva
cama.
-¿Cual cama, Abigail?

-El sofá.

Dictamino con total seguridad sin pedirle permiso antes.

El hombre detrás de mi viene echando humo. Noto lo exasperado que está a causa de
mi actitud. Puede que esté actuando infantil, pero no llevamos ni dos días desde que lo
hicimos en su oficina donde me dijo semejante

declaración, y ya falló.

«¿Pretende que este como si nada? Pues no»>

Abro ambas puertas y salgo directo al sofà que está en la esquina. Estoy descalza, asi
que me siento con mis piernas cruzadas y Drogo en medio de ellas. No deja de morder
mi mano junto con la manga, está empecinado en

rasgar con sus pequeños dientes la tela de lana, pero lo dejo.

«Está muy chiquito para regañarlo»>

La tarde ha caido y el cielo se puede ver pintado con los colores del atardecer. La
fresca brisa mueve mis cabellos,

pero no me quejo. De alguna manera me infringe paz, y es justo lo que necesito en


este instante.

“Demasiadas emociones por hoy>>

-¿Por qué no atendiste a mis llamadas, Ares?

Le pregunto con calma y decido mirarlo al fin a la cara.

Está de pie frente a mi sosteniendo su bastón con una mano, mientras que la otra la
tiene dentro del bolsillo de

su pantalón.

-“Me tendrás encima de ti veinticuatro siete queriendo saber todo lo que haces” -cito de
memoria sus mismas palabras declaradas en la oficina-. ¿Qué sucedió hoy que te
prohibió cumplir esa promesa?

Acaricio a Drogo con la única intención de contenerme para no llevar esto a otro nivel.

Lo veo endurecer sus facciones, tensar su mandibula. Incluso, puedo notar como
sostiene el bastón con más fuerza de la que debería.
Tengo secretos que podrían causarte repulsión si te los llego a declarar”

«Secretos que quiero saber>>

Coloco mis labios en una delgada linea al oir la continuación a esa promesa.

*¿Por qué no puede confiar totalmente en mi?»

-¿Algún dia me los declararás?-coloco a Drogo en el suelo debido a lo inquieto que


está y me levanto del sofá dispuesta a no ser como él en cuanto a los secretos-. Hoy
fue un pésimo dia para mi. Fui a casa de mis padres para

contarle a mi mamá sobre la perdida de nuestro hijo y fue bastante doloroso para mi
recordar algo tan reciente y no

desmoronarme frente a ella. Añadido a esto, me enteré de que mi padre tiene un nuevo
socio del cual nunca me dijo y sali de casa bastante enojada para buscarlos y exigirle
respuestas. Te llamé caminando bajo el sol en busca de un taxi, ¿Y tú, dónde estabas?
-intenta responder, pero no lo dejo-. Evans me encontró a medio camino, me ofreció
llevarme y aún dentro de su auto, te llamé. ¿Dónde estaba tú, Ares? Llego a la
empresa de mi padre y me entero de que en efecto, hay un nuevo socio arrogante que
no me gusta para nada, el cual es el dueño de la mitad de lo que es mío, destruyendo
así mis sueños de ser la próxima al frente, ¡Y para colmo! ¡Soy yo la dueña al fin de la
otra mitad pero sin poder hacer nada aún por no ser una profesional titulada! Lo que
significa, que de aquí a que eso ocurra, ese socio ya me habrá hecho y desecho para
luego darne una patada por el trasero… Sali con los sentimientos.

alborotados, enojada y llamándote dentro de un taxi, que al final resultó ser un loco
maltratador de mujeres y estaba dispuesto a hacerme algo peor por dinero. ¿Dónde
estabas metido tú, Ares?

Insisto de brazos cruzados muy cerca de él.

Sin miedo, sin que me quede nada por dentro, sintiendo como mi corazón late fuerte
dentro de mi pecho, le declaro al hombre que me hizo una promesa y no le tomó dos
días en romperla, todo lo que me sucedió.

Tal vez esté siendo yo una malcriada, una infantil al molestarme por él no responder a
mis llamadas, pero no me siento de esta manera. No cuando tengo la sospecha de algo
que espero no sea cierto, pero al decir mis verdades, espero que él me declare las
suyas por muy dolorosas que sean.

-No respondi a tus llamadas porque estaba ocupado, Abigail.

-¿Haciendo qué?

Se tensa nuevamente. Su mirada está sombría, oscura.


-Hay cosas, Abigail, que es mejor que no las sepas.

-¿Por qué?

-No te conviene saberlas.

-¿Por qué? -Insisto.

-Abigail…

-¡Dime por qué!

-¡Porque no quiero que lo poco que hemos construido, se arruine, carajo! -explota lleno
de ira con un grito que

me sobresalta. No me pidas que te exponga mis verdades porque no lo haré, no hoy.


¿Quieres saber hoy donde

estuve? Yo te lo dire: fui al cementerio, a sus tumbas para ser más especifico. Oi tus
llamadas, sabia que para algo me

necesitabas, pero estaba tan sumergido en mi propia miseria, que simplemente no


quise hacerte a ti participe de ella.

Al parecer, ambos hoy tuvimos un mal dia, porque mentiras tú chocabas con el choque
de realidad de tu familia, yo

estaba siendo golpeado por el mio frente a las tumbas de mi difunta esposa y mi hija. Y
luego de sentir que ya fue

suficiente tortura para mi, fui por ese cachorro para sorprender a la pequeña esposa
que tengo en casa nada más

para verla sonreir alegre y asi sentirme menos desgraciado al menos. Eso fue lo que
hoy hice durante todo el dia,

Abigail, ¿alguna otra pregunta?

Cómo si de un cofre de oro que guarda con recelo muchisimos tesoros, tanto buenos
como malos, Ares acaba de quitarle el seguro al suyo y me ha soltado a causa de su
misma rabia, unas cuentas verdades. Una que me golpea, me

deja petrificada al comprenderla justo en este instante.

Un nuevo sentimiento
Mi corazón duele. Siento tanta pena por él, que no puedo evitar dejar salir mis
lágrimas.

Ahora comprendo por qué es asi, ahora entiendo por qué al comienzo se negó tanto a
la idea de ser padre. No justifico las palabras crueles que me dijo al comienzo, pero no
puedo dejar de ser empática y sentir comprensión por lo que tuvo que vivir.

Sé lo que siente, porque lo viví hace poco. Yo también perdi un hijo, también perdi a mi
bebé. Si para mi fue sumamente doloroso al comienzo, y aun sonriéndole al mundo
siento ese vacio dentro de mi, no me quiero imaginar cómo debe de sentirse Ares al
haber perdido por partida doble, más su primera esposa.

Sabia que estuvo casado, de su boda se habló muchísimo en aquellos tiempos por ser
la mejor del año para ese entonces en la alta sociedad, pero yo era una adolescente
que en mi mente estaba seguir siendo la popular de la clase, yo no tenia conocimiento
del mundo allá afuera en cuanto a esos temas. Conocía a Ares únicamente de dichos,
y si llegué a ver alguna fotografia de él con su esposa, sinceramente no lo recuerdo
justo ahora.

No sé lo que sucedió, no sé cómo es que su matrimonio terminó ni los motivos exactos,


porque fue mucho de lo que se habló, y para ese entonces, mi vida giraba en torno al
colegio y mis amigos.

Me duele saber que no están, que partieron de este mundo y lo dejaron a él. Me duele
verlo cargar con el peso de sus pérdidas, pero sobre todo, me duele ver en sus ojos la
culpabilidad por eso.

En momentos asi, las palabras están de más, solo nos queda consolar con un abrazo y
es lo que decido hacer.

Me acerco al hombre abatido así como airoso frente a mi, y lo abrazo. Lo abrazo con
fuerza dejando salir mis lágrimas en total silencio. Lo abrazo para que comprenda con
este acto, que aqui me tiene; que aqui estoy y estaré para el siempre y cuando me
necesite. Lo abrazo porque es mejor para sanar el alma.
Él no esperaba mi acción, pero no me importa. Aun con su cuerpo tenso, rígido y
endurecida postura, yo lo sigo abrazando con toda la fuerza que puedo tener en este
momento.

-Lo lamento tanto, Ares… -siento el nudo en mi garganta, pero decido continuar-.
Realmente lamento tanto sus pérdidas…

No puedo contenerme. Lloro nuevamente porque todo se asocia y volvemos aqui, a


nosotros. Él perdió ya una hija, conmigo un bebé a pesar de haberse mostrado
renuente a no tenerlo. También perdió a su esposa, a la mujer que de seguro amó con
locura. Eso deja marcas que son imposibles de borrar. Deja traumas.

años.

«Traumas que Ares arrastra y no quiere soltar>>

-Ya deja de llorar, Abigail -niego con mi rostro pegado a su pecho-. Tu no debias de
saber esto.

-Me alegra saberlo, Ares, porque asi puedo comprenderte un poco…

-No pierdas el tiempo tratando de comprenderme, Abigail. Ni yo mismo he podido en


mis últimos quince

Siento sus manos en mis hombros y me aleja un poco para mirarme a la cara. Me
quedo callada perdida en lo n***o de sus ojos. Sé que se está queriendo mostrar
inquebrantable, pero puedo ver en ellos la tormenta que hay dentro de él mismo.

«¿Qué tanto hizo para sentirse asi?>>

Siento que Ares es solo un hombre herido que se oculta detrás de esa imagen de
imponente y peligroso. Tiene que ser de esta forma, porque no es normal que de un
momento a otro sus emociones lo dominen, o pase de la rabia a la felicidad asi como
asi nada.

-Nosotros los jóvenes, somos más pacientes que ustedes las personas con mayor
edad.
-¿Me estás llamando viejo, Abigail?

-¡No! -niego conteniendo la risa en mis labios-. Nada más digo que por tu edad,
comprendo que seas un

cascarrabias.

-¿Entonces soy viejo y amargado?

-¿¡Que!? -ni siquiera se cómo llegamos a esto. O sea, si pareces mi Sugar Daddy, pero
no te estoy…

-¿Tu sugar daddy?

«¡Ay Jesús! Eso se me ha chispoteado>>

Con mis manos en mi boca y mis ojos bien grandes, lo miro sintiendo mi cara caliente
debido a la vergüenza.

«Debo de estar roja como un tomate>>

-Chiste interno, no te sientas ofendido conmigo ni te lo tomes a mal, por favor.

Le doy una sonrisa bastante forzada por lo incómoda que me siento.

Ares alza su ceja mirándome a detalle. Me toma por la cintura y me pega a él con una
rapidez que me

abruma.

-Justo ahora siento todo lo contrario.

-¿Cómo así?

-¿Debo de explicar lo obvio? -me pega más a él causando que sienta bastante bien la
obviedad en medio de sus

piernas. Tus insolencias y niñerias, ocasionan en mi, dos cosas Abigail… Y ambas se
sienten asi.
«¡Madre santa!»

-¿Te excito, Ares?

Trago grueso al hacerle está pregunta tan personal. Una que nunca me atrevi a
preguntarle a Evans por

vergüenza, pero con Ares me siento diferente.

«Es como si yo pudiese hablar con él de estas cosas sin sentirme juzgada >>

-¿Qué te hace pensar de qué no?

-No soy tu tipo, ¿lo recuerdas?. Tú mismo lo dijiste…

Le sonrio en una muestra de burla a el mismo y sus palabras.

«Nunca digas: de esta agua no beberé, Ares>>

-Tú eres todo lo que no busqué, pero también todo lo que no me deja tener mi dia en
paz. ¿Eso responde a tu

pregunta?

Niego sin comprender su manera de expresar lo que siente.

-Entonces espero que esto si.

Sus anchas manos sostienen mi rostro, su boca ataca la mia, sus gruesos labios me
dejan sin aliento, y su lengua

invade el interior de mi boca robandome más de un suspiro.

Un beso intenso, apasionado. La vehemencia con que Ares me besa me eleva al cielo.

Siento mi cuerpo caliente, el escalofrio recorrer mi cuerpo por ser tomada de esta
manera tan potente por

Lo hace con más propiedad, con más derecho de ser conmigo feroz.
Derecho que yo misma le otorgue ayer, del cual apenas estoy siendo consciente.

-¡Auch! -chillo al sentir la mordida en los dedos de mi pie derecho. ¡DROGO!

él.

El pequeño guardian me está mordiendo ahora mis dedos de mi pie derecho. Sus
filosos colmillos de cachorro se

entierran en mi piel sacándome más de un quejido.

-¿Drogo? -su mirada es inquisitiva, pero asiente pensativo-. Me gusta, pero, ¿no
piensas decirle algo?

-¡No! ¡Es muy pequeño! -le hago un puchero negándome a reprenderlo-. Mira esa
carita, imposible

regañarlo.

-Yo justo ahora yo deseo hacerlo.

-Tú siempre quieres andar regañando, Ares. Eso no es nuevo.

Suelto una leve risita al verlo actuar asi por ser interrumpido por un cachorro inocente.

Me inclino tomando a Drogo en mis manos y comienzo a caminar hacia el interior de la


habitación con Ares

detrás de mi.

-¿Sabes lo que quiero justo ahora, Abigail?

Oigo su pregunta, pero me tomo mi tiempo en responderle. Llego a nuestra cama y


coloco a Drogo en la alfombra

que está al pie de ella. Subo a la cama y’tomo asiento en el medio para verlo
nuevamente antes de respóndele.

-¿Qué quieres?
Lo veo acercarse a mi dejando su bastón a un lado de la y como león cazador en busca
de la presa, me jala por

mis piernas, sostiene mis muñecas y se posiciona arriba de mi dispuesto a atacarme.

-¡Ares!

-Quiero repetir lo mismo de ayer.

¡Que calor siento!>>

Mi respiración se vuele pesada, mi cuerpo reacciona a su cercanía, al roce de su


hombria en mi. Se inclina

oliéndome poco si fuese un animal, causando que mi piel se erice por completo al
sentir el roce de su nariz en mi

cuello.

De reojo veo a Drogo, y este está muy dormido. Él está ajeno al fuego que está
comenzando a avivarse a

centimetros de él.

Cierro mis ojos dejándome llevar por lo que sus besos me causan. Mi feminidad se
humedece por sus leves

estocadas, y mi pulso se acelera al sentir su lengua trazar una linea hasta llegar a mi
mentón.

favor.

-Ares… -jadeo su nombre totalmente entregada a lo que estoy sintiendo-. Vuelve a


hacerme tuya, por

Le pido casi que suplicándole mientras lo miro a los ojos.

<<Lo necesito dentro⟫>>


Muerdo mi labio inferior conteniendo mis palabras. Yo no soy asi, pero con Ares si lo
soy, y eso es lo que más de

deja sorprendida.

Sus ojos están oscurecidos, en su mirada puedo notar el deseo carnal de hacerlo, de
poseerme, de estar dentro

de mi. Lo que sucedió en la oficina fue algo lo mágico, intenso, especial… pero fue un
momento, uno que jamás

olvidaré, pero estoy segura de que dentro de nuestra habitación, estando ambos en la
cama, superarà lo que ayer

hicimos.

«Anoche fueron besos y caricias nada más»

-Por favor…

Una súplica susurrada basta para que Ares acate a mi petición.

El peso de su cuerpo me es Insignificante en este instante cuando estoy sintiendo


como sus manos me desprenden de mi suéter tirándolo al suelo. Con cuidado de no
lastimar sus piernas, me deshago de mi pantalón aún estando debajo de él, quedando
de esta forma en ropa interior. Ares no pierde tiempo en abordar mi boca con un

intenso beso, yo tampoco en abrir mis piernas para sentirlo más cerca de mi.

Llevo mis manos a detrás de su cuello perdida en medio del fervor que estamos
teniendo. Siento como una de sus manos baja por mi cadera hasta llegar a mi vientre.
Su mano juega con la delgada tela de encaje de mi panti hasta colarse al fin dentro de
ella.

Gimo con fuerza, sin miedo a que me oigan, sin vergüenza alguna frente a él al sentir
como sus dedos me

tocan.
Abandona mis labios y ataca mi cuello sin dejar de tocarme. Arqueo mi espalda en
reacción a causa de todo lo que estoy sintiendo.

<<Pasión, excitación, lujuria, deseo, ganas de ser tomada por él, y calor. Mucha
calor…»

El estimulo de sus dedos me hace retorcer de placer. Luego, el ardor en mi piel al sentir
como jala la tela hasta romperla, me roba un gemido de dolor.

-¡Ares!

-No será la primera ni la última -advierte incorporándose frente a mi.

Estoy totalmente expuesta, ayer también lo estuve, pero hoy es otra perspectiva de la
situación. Siento mis mejillas calientes, ¡Mi cuerpo está caliente! Pero no dejo de
mirarlo a los ojos.

Mi respiración está errática y mi pulso bastante acelerado.

<< Loco por él»>

Ver a Ares desprenderse su cinturón y desbotonar su pantalón hasta bajarlo un poco y


asi poder sacar también lo notorio en medio de sus piernas, es algo sexy de presenciar,
pero bajo impulso, lo detengo.

Me coloco de rodillas en la cama y lo jalo por su camisa. Con mis manos temblorosas,
comienzo a desbotonar cada uno de los botones de ella hasta llegar al último. Subo mis
manos por su abdomen hasta llegar a sus hombros y desprenderla de su cuerpo
tirandola también al suelo.

Nunca antes lo habia hecho, por eso estoy nerviosa, pero continuo.

Tomo su rostro en mis manos y comienzo a besar sus labios con calma, sin apuros,
disfrutando de ellos como si fuesen el mejor dulce del mundo.
Siento sus manos en mi cadera, al igual como me pega más a su cuerpo. Bajo de la
cama y lo giro a él dejando de besarlo hasta sentarlo en ella con la ayuda de mis
manos y un leve empujón.

Ambos nos miramos fijamente sintiendo lo mismo en este instante. Frente a él, me
desprendo de mi brasier dejándolo caer al suelo. Acaricio con mis manos sus cabellos
oyendo como gruñe a mi toque sutil.

Puede que Ares esté acostumbrado a la alta potencia; yo también podría


acostumbrarme a ella si me enseña.

Pero justo ahora no quiero eso, justo en este instante quiero ir con calma, a mi ritmo, y
me alegra saber que él lo está

respetando.

Me inclino y dejo un beso en sus carnosos labios, otro en la comisura de ellos, y así
sucesivamente hasta bajar a

su cuello, a su pechoy finalizar en su abdomen el cual está un poco más marcado.

Me inclino frente a él quedando de rodillas, Ares me mira atentamente sin decirme o


hacer algo. Mis manos tiemblan un poco, pero no me dejó vencer por la vergüenza
porque la libido dentro de mi es más grande.

En un acto de afecto a él, me agacho un poco más y le quito sus zapatos, al igual que
sus medias. Vuelvo a colocarme erguida de rodillas y abro la cremallera de su pantalón
y comienzo a bajarlo justo con su bóxer n***o hasta sus rodillas sin dejar de mirarlo. Él
me ayuda, se levanta un poco para poder desnudarlo, y aunque en sus ojos puedo ver
cierto asombro, no dejaba de comerme con ellos.

Yo lo he desnudado, he sido yo quien le ha demostrado con esto lo mucho que de


verdad quiero que lo nuestro

funcione. Para mi no es solo sexo, para mi no es algo de momento. No estamos


haciendo el amor, pero eso no le quita el que sea un acto romántico.
<<Por lo menos asi yo lo veo, o realmente soy muy ingenua…»

Su hombría salta a la vista. No sé por qué mi boca se hace agua con nada más mirarla,
pero la curiosidad puede

conmigo y por simple antojo no dejo de ver como sus venas están marcadas, lo grueso
que está, lo firme que es. Lo

detallo imaginando una sola cosa.

Justo ahora quisiera hacer algo que jamás he hecho, pero de solamente pensar que
podria arruinarlo me

cohibo.

“¿Qué se sentirȧ>>

Sin duda, Ares ha sido bien bendecido en proporción. No me imagino como sería…

*¡Eso me ahogará!»

-Abigail, ven aqui -ordena con su voz ronca.

Piso tierra y dejo de mirar como niña pegada en una vitrina de juguetería y enfoco mis
ojos en él.

-¿Cómo pretendes que no esté de esta manera, si no dejar de hacer estas cosas?

-¿Qué cosas?

-Mirarme de esa manera tan inocente, y tan pervertida a la vez, pequeña Ninfa.

Me toma por debajo de mis brazos acostándose en la cama conmigo en su regazo. Me


besa con la misma

intensidad de hace unos segundos, y yo muy gustosa me dejo. Sentir su hombria


rozarme me alborota las hormonas,

al punto de no querer aguantarme más.


Abro mis piernas y busco en medio de nuestro beso, tenerlo dentro de mi. Él lo nota,
sabe lo que quiero y no

pierde tiempo en darmelo.

-Ahh-gimo al sentir la estocada.

No se mueve, yo tampoco. Nos miramos fijamente como si con eso, nos dijeramos
muchas cosas.

Es un silencio agradable, necesario. Hemos avanzado un poco más, y sé que cuando


ya no haya murallas que

saltar, todo serà una locura para ambos.

Ares es muy intenso, yo quiero aprender de eso a pesar de ser todo lo contrario. He
tenido sexo con un solo

hombre en mi vida, pero el estar con Ares me hace sentir como si fuese mi primera
vez.

Comienzo a mover mi cadera en busca de más. Digamos que dentro de mi si hay algo
de ambición, y no me

quiero conformar con lo de ayer.

No dejo de mirarlo a medida me muevo con lentitud. Él quita los cabellos de mi cara
llevándolos detrás de mis

orejas, no deja de tocar mi piel, de acariciar mis labios mientras me muevo. Me está
dejando llevar el control mientras

no para de acariciarme, de mirarme, de besarme.

Sus manos van a mis glúteos y los aprieta con una fuerza que me roba un suspiro.
Comienza a marcar el ritmo,
comienza a embestirme con rudeza causando que abra mi boca en busca de aliento.
Me sostengo de sus hombros y dejo que me haga suya, que se adueñe de mi cuerpo,
mis reacciones y hasta mis sentimientos.

Agitada y sintiendo el sudor correr por mi espalda, me entrego à Ares nuevamente.


Cierro mis ojos para no

perderme dé nada.

Cada embestida me elevan más y más a la cúspide del placer, su manera tan fuerte de
sostenerme me descontrola, y oir el sonido de nuestros cuerpos al chocar juntos con
nuestros gemidos, es para mi en este instante, la

mejor melodia.

Siento que no puedo más, siento que una ola de calor me azotará con fuerza. Abro mis
ojos buscando los suyos, y

perdiéndome es sus obres centelleantes, salto a esa oscuridad que emana de ellos en
medio de un orgasmo que me

deja sin aliento.

Mi cuerpo convulsiona sobre el suyo aún en medio de sus estocadas. Siento como
sostiene mi cabello en sus

manos y el beso que estampa en mis labios en medio aún de mi climax me invita a
seguir nadando.

-Me estás volviendo loco, Abigail -jadea besándome una y otra vez. No sé que vas a
hacer conmigo, pequeña, pero me estás enviciando.

-Por favor, no pares…

<<Me conozco. Ya estoy más que perdida»

Me incorporo, comienzo a cabalgar encima de él entregada completamente al lo que el


orgasmo me ha hecho
sentir.

Sin vergüenza, sin tapujos, me muevo dejando salir de mi boca incontables gemidos.

Le pido más, jadeo su nombre en medio de esta bruma placentera que me ha cegado
los sentidos.

Sus estocadas son firmes, rápidas y deliciosas.

Hasta que vuelvo nuevamente a llegar al climax y el orgasmo me golpea con fuego
incluido.

Y lo que me hace reir como idiota, es que no soy la única esta vez. El hombre debajo
de mi, deja salir un gruñido animal al llegar junto conmigo a esa cúspide.

Caigo en su pecho sin fuerzas, agitada, pero con una gran sonrisa en mis labios. Él me
recibe abrazandome, besando mi cabeza varias veces sin dejar de respirar acelerado
igual que yo.

Tengo muchos sentimientos encontrados, mi cuerpo tambien está experimentando lo


carnal de la mejor manera. Sin dejar de abrazarlo busco su rostro, me acerco y dejo un
beso en su mejilla.

-Ares… llamo su atención preparándome para lo que le diré-. Creo que te quiero.

«No miento>>>

Me mira atentamente por segundos para que mi parecen horas. Pero no me siento mal
de decirle lo que está pasándome, lo que estoy sintiendo, porque sé que no es algo
dicho bajo impulso a causa de lo que acabamos de hacer. Es algo que me viene
sucediendo desde el día en que me besó por primera vez.

-¿Quieres que te diga algo, Abigail?-asiento en silencio con mi corazón latiendo con
fuerza. Yo considero que

me está pasando lo mismo contigo, pequeña niña tonta.

“¡Gritos de nutria locaaa!>>


Sonrio de oreja a oreja al oírlo. No me contengo, comienzo a besarlo en ambas mejillas
como loca al saber que no

soy la única que está albergando sentimientos nuevos aquí.

Me levanto rapido de la cama colocándome de pie y Drogo no pierde tiempo en


comenzar a morder mis dedos

emocionado por mi presencia.

Ahora que lo pienso, estuvo oyendo a sus papis tener intimidad.

<<¡Que vergüenza!>>

-¿A dónde supones que vas?

-A darme una ducha -respondo con calma-. ¿Quieres acompañarme?

Muerdo mi labio inferior y lo miro con coqueteria en espera a que responda.

-¿Pensabas no invitarme?

-Tal vez… -me encojo de hombros retrocediendo dos pasos al verlo incorporarse de la
cama-. Si me alcanzas,

te dejo ducharte conmigo… incluso, podría dejarte aplicarme jabón.

-No juegues con eso, pequeña insolente -exige y yo contengo la risa al ver el enojo por
mis palabras- Cojeando o no, te aseguro que soy más rápido que tú con tus piernas
cortas.

“Ay, pero que amargado>>

-¡Solo fue una bromita! -me excuso dejando salir mis carcajadas y vuelvo nuevamente
a él-. Vamos, que esto

no termina aquí, señor West.

Beso su mejilla y tomo su mano invitándolo a sostenerse de mi para llegar al baño.


A pesar de cojear un poco debido al golpe en su columna, sé perfectamente que Ares
en tres zancadas puede alcanzarme, y de querer correr, también lo haría.

El bastón es de apoyo y por prudencia. No lo dejará de usar hasta que el especialista le


ordene hacerlo, pero estoy segura de que, con tal de alcanzarme y darme una
reprendida, lo dejaria tirado hasta llegar a mi.

Dentro de la ducha, ocurre lo mismo que en la cama. Mojados bajo la lluvia artificial,
nos saciamos nuevamente hasta más no poder, pero también con demostraciones más
allá de la lujuria.

Nuestra primera ducha juntos, y a pesar de que recibi gustosa Ares dentro de mi otra
vez, me aseguré de hacer el momento especial.

Froté su piel con la esponja, en medio de risas y besos le lavé sus cabello; un acto
simple, pero que marca.

Él hizo lo mismo conmigo, aunque sus manos terminaron frotándome a profundidad.

«Bastante…»

El baño se inundó de mis gemidos, y el climax me visitó una vez más.

«Ares, Ares, Ares… tan cruel como tan buen semental»>

-Abigail.

Levanto mi rostro para verlo al oirlo llamarme. Me estaba aplicando crema perfumada
en mis piernas sentada en la cama aún con la toalla cubriendome.

El ya está vestido, listo para salir de la habitación en busca de Rodrigo. Aún no


anochece, y yo me debato en sí decirle o no sobre la cena de esta noche.

-¿Si?

-Te diré una cosa y te pediré otra asiento algo confundida, pero le presto total
atención-. Prometo responder a tus llamadas a partir de ahora.
«!Wow!»

-Está bien… ¿Y la petición?

-No te quiero cerca de él.

Una Cena

Termino de aplicar mi crema perfumada en mis piernas pensando en su orden directa.

<<“No te quiero cerca de él”>

35

Imposible para mi refutar a eso en este momento. Primero, porque acabamos de tener
un momento bastante bonito y agradable entre ambos como para discutir por alguien
que está más que claro cuál es su lugar en mi

vida.

<<No vale la pena»

Si al caso vamos, yo podria ejercer la misma demanda en cuanto a su amiga, pero no


lo hago. Prefiero

mantenerme observando hasta saber cuándo y cómo hacerlo. Además, hasta ahora, yo
no he visto nada fuera de lo

normal en ambos. Nada más aquella vez que colocó su mano en su pierna y hubo esa
tensión extraña en la

mesa.

Del resto, solo miradas de parte de ella, actitudes que la hacen sentir con derecho
sobre él, y eso se debe a que el mismo Ares, se lo ha otorgado. Sé que existen
amistades así de tóxicas, que celan a sus amigos, pero esta en especial,
no deja de hacer ruido en mi cabeza porque siento que hay algo más profundo, solo
que desconozco la misma

profundidad puede llegar a tener gracias al hermetismo de mi esposo.

Son amigos de años, ¿tanto han vivido en cuanto a amistad se refiere, para que ella
actué de esta manera? Ella

es una mujer felizmente casada, o al menos eso supe en la fiesta de cumpleaños. No


comprendo por qué ser tan

posesiva con Ares. Al menos que mis malos pensamientos sean reales.

«El golpe de realidad si que me doleria>>

Me levanto de la cama dispuesta a vestirme de una buena vez. Llego a mi vestidor y


decido usar un jumper color

beige de tiros, ajustado en mi cintura con su falda de tachones cayendo hasta mis
rodillas. Una camisa blanca manga

larga por dentro para combinar, ajustada hasta mi cuello y, complemento todo mi
atuendo con unas sandalias

blancas de tiros de tacón fino, pero no altos.

Me veo frente al espejo ajustando mi camisa por dentro del jumper y me gusta cómo
me queda. Me veo elegante,

distintiva y sofisticada. Es una cena en un elegante restaurante de clase, así que ir


vestida de Brunello Cucinelli, es la

mejor opción para esta noche.

Vestida, peinada, maquillada y perfumada, salgo de la habitación. Ares me comentó


que estaría con Rodrigo
encargándose de algunas cosas antes de cenar. Lo que él no sabe, es que estoy
invitada a otra cena del cual quiero que él sea participe. No sé cómo decirle, mucho
menos como abordarlo luego de lo que me dijo al salir de la

habitación sobre el tema de Evans.

«Mucho había tardado en dejar salir ese lado suyo egoista y controlador>>

Llego al living saludando a Eliza. Me informa que en la sala principal está mi suegra
con una visita repentina. Me

dice nombre y apellido y eso basta para mí.

«Quiero verlas

Camino directo hacia allá con la curiosidad rondándome la cabeza. Tenia días sin venir
como tal de visita, creo

que desde aquel incidente del desayuno.

«¿Por qué ha venido?>>

Llego a la elegante sala, esa que usan para demostrar lo sofisticada que es la mansión.
Es la más grande y hermosa de todas, y la que más me gusta para pasar el rato
leyendo mis libros, aparte de la biblioteca.

Hago acto de presencia mostrándole a mi suegra una calida sonrisa por ser la primera
en verme.

-¡Abi!-Se levanta del sofá-. Ven, acércate. Estás hermosa mi niña.

-Buenas noches, espero no interrumpirlas-me acerco a ella dejándome abrazar por esa
calidez que siempre me

ha mostrado. ¿Considera que me veo hermosa?

-¡Por supuesto, Abi! -me invita a tomar asiento y eso hago-. ¿Dime que no está
hermoso el atuendo de Abi esta
noche, Renata?

<Me muero»>

-No suelo vestir de esa manera, Fátima. Pero no negaré que está bonita esta noche
Abigail.

-Cariño, es que son gustos diferentes. Tú usas lo comercial; prendas que te hacen lucir
sexy, provocativa y a la moda. En cambio, Abigail el lujo silencioso; y en este, lo simple,
sutil, y estilizado, es lo que resalta a la vista. Además, es Cucinelli, eso no lo utiliza
cualquiera. Por suerte para Abi, tiene un esposo que lo hace posible y una suegra con

buen gusto.

Ambas se rien con gracia, yo también lo hago, pero sintiéndome bastante incómoda.

<<Creo que mi suegra le ha querido decir otra cosa⟫>

-Hola Renata, bienvenida a mi casa… gracias por el cumplido.

«Sinceramente, no sé qué más decirle>>

Ella me mira extraño a pesar de mantener esa perfecta sonrisa en su rostro. Me


pregunto si tanto será la

confianza de ambas como para que mi suegra le haya dado esa respuesta. Ya a estas
alturas, no sé qué pensar porque

hay momentos donde todos se muestran con ella muy educados, y luego momentos
como este, donde la tratan

diferente, como por obligación, o soy yo la que así lo percibe.

-Siempre te he dicho que me encanta tu estilo algo colegial-comenta con frescura.

Loro Piana como las que


Renata! No digas tonterias, ¿Acaso tú tienes en tu guardarropa faldas cachemir de
utiliza Abigail? ¿Alguna prenda Sandro? ¿TED BAKER? ¿Ralf Lurent? ¿Proenza
Schouler? -rie bajo-. Nunca te he visto con alguna de esas, y créeme querida que yo sé
de marcas tanto lujosas como comerciales, asi que si al caso vamos,

entonces Abigail luce como una colegiala de excelente gusto -asegura con orgullo

«Esto se ha vuelto bastante raro⟫

-Bueno, al final del dia, creo que lo externo no importa tanto como lo interno, ¿No?

Comento en medio de la conversación de estas dos mujeres empecinadas en atacarse


mutuamente con disimulo

escudándose en un tema de ropa, dinero, lujo y todo lo contrario a la hora de vestir,


pero ellas siguen empecinadas en

el tema. Mi suegra le habla de ambas diferencias; de lo vulgar a lo elegante. De las


marcas inundadas en el mercado, a las que no se ven a simple vista porque son
demasiado exclusivas y costosas para un nivel más alto de la

sociedad.

Nivel que claramente Renata no tiene, pero eso no quita de que se vista bien, es solo
que ella y mi suegra están

en niveles diferentes.

Renata es sumamente hermosa, no lo negare. Rubia, de buen cuerpo, alta, ¡Una mujer
preciosa! Pero se nota que su estilo de vestir va más a lo comercial para asi decir a
gritos que tiene como costearse un vestido ceñido

Balenciaga, y no la juzgo.

«Eso no le quita lo hermosa que es

Pero a diferencia del nivel donde están los West; incluyéndome. La posición
socioeconómica de Renata, está
muchísimo más abajo que la nuestra.

-Bueno… yo yine buscando a mi esposo y me he quedado sentada aqui.

Digo colocándome de pie notando que mi suegra no quiere detenerse en darle cátedra
del buen gusto a la mejor

amiga de su hijo.

-Yo también he venido buscándolo -dice Renata colocándose de pie.

-¿A tú esposos? -pregunto confundida-. ¿Ha venido contigo?

-No, Abigail, hablo del tuyo.

«Ah»>

-Abigail, tu esposo estaba en su despacho con Rodrigo, deberías de ir a buscarlo ahi-le


doy una leve sonrisa a mi suegra, agradeciéndole por la información dada. ¡Ay querida!
No es necesario, aqui viene.

Volteo y lo miro. No puedo evitar sentir en mi estómago cierto hormigueo después de lo


que hicimos en nuestra habitación y dentro del baño. Fija sus ojos en mi mirándome a
detalle. Sé que estoy más elegante de lo que suelo vestir, pero es porque se supone
que iremos a la cena justos, aunque él no lo sepa aún.

Se mantiene totalmente serio, pero igual se acerca a saludar a su madre con un beso
en su cabeza.

-Hola Ares, perdón que aparezca asi, pero no respondiste a mis llamadas. Me urge
hablar contigo.

“¿Sus llamadas?»

Sigo sonriendo mostrándome ingenua a sus palabras, mirando a Ares en espera de


una respuesta.

-Estoy ocupado.
-Prometo que será rápido -insiste.

-¿Por qué te has vestido de esta manera? -ignora las palabras de ella enfocándose en
mi.

<<¡Gracias por el cumplido!»>

Le sonrio y me acerco a él buscando un poco de privacidad, aunque sé que de igual


forma serán oidas mis

palabras.

-Mis padres nos han invitado esta noche a cenar junto con el nuevo socio. No te lo
comenté antes por razones

que conoces, pero, ¿te apetece ir conmigo?

Su mirada me pone bastante nerviosa, incluso el mismo silencio que me muestra


también. Oigo a mi suegra

seguir conversando con Renata, pero estoy segura de que ambas escucharon mi
pregunta y también escucharán su

respuesta.

-Tengo asuntos que atender.

-Pero no dudaremos mucho, lo prometo. Yo misma me…

-Creo que se tendrá que cancelar la cena -interrumpe mis palabras-. Tengo asuntos
que atender.

Lo miro con mi ceño fruncido echando mi cabeza un poco hacia atrás. Se que
probablemente esté molesto

conmigo por lo de Evans, pero eso no le da el derecho de ser tan despota conmigo
frente a los demás.
Asiento comprendiendo que no habrá nada que lo haga cambiar de opinión, pero de
igual forma yo si iré. No

tengo por qué cancelar la cena. Es algo que me compete, ya que soy la otra dueña
ahora, y aunque no de la manera

que quiero, pero igual es algo que me gustaría celebrar.

«Si él no quieren ser participe de este momento conmigo, no lo obligare>>

-Claro, atiende esos asuntos. No te preocupes -fuerzo una sonrisa y me giro hacia mi
suegra-. Fue un placer

conversar con ustedes, que pasen buenas noches.

Me giro sin perder tiempo y paso por el lado de Ares sin decirle algo más.

Me tragaré lo que estoy sintiendo justo ahora para no arruinarme la noche. Hasta
ahora, todo estaba bien, e incluso aún siento que esta, a pesar de su mal genio
repentino.

Pero no me mataré pensando en cuales serán esos asuntos y si son tan importantes
como para que él se niegue a

querer salir a cenar conmigo fuera.

Llego nuevamente a nuestra habitación en busca de mi bolso y mi móvil. No pierdo


tiempo en llamar a un

servicio de taxi privado, y también a la seguridad del recinto para notificar que he
pedido un servicio de taxi. Le doy mis datos al señor a través de la linea y también los
que el servicio de taxi privado me facilitó en medio de la llamada. Ya con ese lado
cubierto, guardo mi móvil y salgo una vez más de la habitación con mi bolso en mano.

Llego a la cocina en busca de Eliza, pero no la encuentro, en cambio, si me topo con


Julián.
-¿Puedo hacerte una pregunta? -digo después de haberlo saludado-. No es nada
personal.

Aclaro sentada en el taburete muy tranquila mirándolo. Julián deja de cortar unos
vegetales y procede a lavarse sus manos y secarlas para enfocar su atención en mi.

-A ver.

-¿Tienes algún bolso donde puedes guardar tu dinero?

-¿Hablas de una billetera? -asiento efusiva. Habia olvidado el nombre-. Si, ¿Por qué?

-¿La tienes justo ahora contigo?.

-Si…-responde algo dudoso.

Julián me mira extraño, pero yo, en cambio, le sonrio.

-¿Tiene dinero dentro?

-A ver Abigail, ¿Qué quieres?

-¡Que me prestes cien dólares! -respondo exasperada con total libertad. Justo en este
momento estamos solos, asi que no me preocupa ser más directa con mi amigo el
chef-. Prometo pagártelos, ¿Si?

Suplico con mis manos unidas viéndolo dejar salir un bufido.

-¿Y te costaba decir eso desde el comienzo? -niega sacando su billetera y del interior
toma el billete de cien dólares y me lo extiende-. No me pagues nada.

Añade conteniendo la diversión.

Tomo el dinero como si fuese contrabando, le agradezco con bastante emoción, y


salgo de la cocina guardándolo

en mi bolso dispuesta a irme a la cena.


Ares me quitó a Laverde, y aunque me dijo que volveria, aún no lo veo en casa. Por
eso decido tomar un taxi

nuevamente, pero esta vez he sido más prudente. Llamé a una empresa privada para
no tener que elegir un taxi al

azar en plena calle. Sé que si le pido a Rodrigo que me lleve, me dirá que no, tampoco
quiero molestar a mis padres

para que vengan por mi porque eso sería muy extraño para ellos.

“Es mejor no dar que hablar>>

Cruzo el living con total tranquilidad. Desearia buscar a Ares y despedirme de él, pero
eso seria arruinar la noche

en una posible discusión.

«Aunque, lo más seguro que al volver tendremos otra>>

Me encuentro a Eliza y le informo que saldré y también el lugar donde estaré. Ella lo
toma con tranquilidad porque yo le estoy demostrando estar tranquila y no me estoy
prácticamente escabullendo de la casa sin decirle nada

a su señor.

-Te deseo una bonita velada.

-Gracias Eliza.

Me despido de ella dándole un abrazo. Salgo al fin de la mansión y camino hasta


donde está auto del servicio privado del taxi esperando por mi.

Entro en la parte de atrás dando las buenas noches. No necesito decir hacia donde iré,
ya que eso ya fue

acordado en la llamada.
Le envio un mensaje a mi madre avisándole que ya voy en via hacia el restaurante, ella
responde a los segundos

con un simple “está bien”, y procedo a guardar mi móvil dentro de mi bolso para mirar
por la ventana.

*Aún no puedo creer que Ares me haya dicho que no>>

Realmente estoy siendo paciente con sus cambios repentinos de actitud. Sé que lo que
pasó pudo marcarlo para siempre, pero eso no es excusa para actuar asi.

“¿Cuándo dejará de ser tan amargado?>>

Salgo del auto agradeciéndole al conductor por su excelente servicio, también le


agradezco al mozo que se ha acercado a abrir la puerta por mi.

<<Esta vez si he pagado»>

Ajusto la falda de mi jumper a medida que avanzo a la entrada del restaurante. Lo


conozco, he venido antes con mis padres cuando era una adolescente. La comida es
exquisita, y la atención es de calidad.

«Para ser un restaurante exclusivo, tienen que ser asi»

Subo cada escalón de piedra lisa, las cuales están iluminadas, hasta llegar al último y
ser recibida por el

maitre.

1.

-Buenas noches. Abigail West -me presento frente a él-. Mis padres están dentro
esperando por -Bienvenida, señora West. En efecto, el señor y señora Castile la están
esperando. También el señor Enzo Jones, quien llegó hace unos minutos.

Sonrio un poco ocultando mis nervios al oir que el nuevo socio ha llegado primero que
yo.
-Sigame para guiarla a la mesa por favor.

Asiento y comienzo a caminar detrás del elegante maitre adentrándonos al interior.

En serio me siento algo nerviosa, me hubiese encantado de que Ares estuviese aquí a
mi lado.

Él en esto es más seguro que yo. Yo de negocios no sé nada. Esta sería mi primera
cena con un socio y realmente tengo miedo de equivocarme. Sé que no es una reunión
de negocios como tal, únicamente celebraremos y nos conoceremos un poco más,
pero igual no sabria que decir si me hablan de ese tema, porque siempre se termina
hablando de eso queramos o no, ya que es lo que nos une.

<<Cuanto te necesito Ares>>

Veo a mis padres en la mesa, también al señor Jones. Los tres se colocan de pie para
recibirme.

-Perdón por llegar tarde -digo saludando a mis padres con un beso y un abrazo-. El
tráfico estaba algo

pesado.

-No te preocupes cariño, el señor Enzo no tiene mucho que llegó también. Por cierto,
¿Y Ares?

<<No quiso venir>>

-En la empresa -miento acercándome al otro invitado extendiendo mi mano para


saludarlo-. Buenas noches, señor Jones.

-Buenas noches, señora West. Un placer verla nuevamente, está usted muy hermosa
esta noche.

Toma mi mano estrechándola y un escalofrio extraño me invade.

“¿Por qué me parece tan familiar?»


-Grácias.

Esto es el colmo. No comprendo cómo es que un total desconocido me halaga, y el


hombre que me hizo suya en la cama ni siquiera se dignó a decirme que huelo bien

No sé que más decirle, asi que suelto su mano y tomo asiento. Veo el asiento vacío a
mi lado y la pena me

invade.

<<Realmente quería tenerlo aqui conmigo≫

-Bueno, ahora que al parecer ya estamos todo, vamos a ordenar-dice mi padre-.


Tenemos una sociedad que

celebrar.

La sonría en el rostro de mi madre me anima a mi también a sonreir. No es que esté


molesta, pero la mirada de Enzo sobre mi me tiene bastante nerviosa. Sonrio, pero sus
ojos me intimidan. Él habla tranquilo, pero no deja de darme miradas que no
comprendo.

No sé si quiere congraciarse conmigo, o realmente quiere que nos llevemos bien, el


caso es que mientras la cena transcurre, él no deja de buscarme conversación.

-¿Puede decirme su edad? -le pregunto dando un sorbo de agua a mi copa-. Si se


puede saber, claro.

-Por supuesto, no tengo problema en decirla. Tengo treinta y nueve años, ¿Por qué?

-Simple curiosidad. Yo tengo veinte -comento con una leve sonrisa-, y espero
graduarme a mis veintitrés. No puedo dejar de mostrarme orgullosa por mi carrera y
mis notas académicas.

-Lo sé.

Mi sonrisa se torna nerviosa al oirlo decir eso. Mi madre lo nota e interfiere cambiando
el tema y mi padre añade algo más a la conversación.
Decido ignorar lo que Enzo Jones causa en mi, y me enfoco en disfrutar de la cena y
de la presencia de mis padres. Tenia mucho tiempo sin compartir con ellos de esta
manera; tiempo sin reir y compartir con ellos una comida en la mesa.

A esta altura de la cena, me siento más relajada, menos intimidada por la presencia del
nuevo socio, incluso, me rei de algunas anécdotas que contó.

Resulta que es un hombre muy amigable, o asi se ha dejado conocer. Pero al menos
ya no me siento en este momento tan cohibida de conversar con él directamente.

La cena transcurre con normalidad, y gracias al cielo que no están hablando de


negocios. Mi vejiga duele un poco, asi que decido ir al tocador.

Me levanto de mi lugar disculpándome y prometiendo volver. Tomo mi bolso y avanzo


en medio de las mesas directo al corredor.

Peino mis cabellos frente al espejo asegurándome de estar igual que cuando llegué.
Sonrio saliendo del tocador para volver a la mesa para despedirme porque la hora lo
amerita.

Cuando llego al salón, mi corazón se desemboca al ver al hombre de pie frente a mis
padres saludando aparentemente acabando de llegar.

«No me esperaba esto»>

Avanzo hacia él y cuando nota mi presencia, su mirada me traspasa. Yo conozco esa


mirada, el está simulando bastante estar en calma, cuando en realidad está bastante
molesto conmigo por haber venido. Si al caso vamos, yo debería de estar más molesta
que él por no acompañarme y tratarme de manera chocante frente a su madre y su

amiga, y con todo y eso, no lo estoy.

<<Lo miro con dulzura>>

-Hola…
to saludo ocultado mis nervios, pero a diferencia de lo que yo crei, Ares me toma por la
cintura dándome un beso en mis labios que me deja bastante atolondrada.

-¿Qué estás haciendo aquí?

Le pregunto cerca de sus labios en medio del beso.

-Vine por ti.

“¿Ah?»

-La cena aún no ha terminado, Ares-le dice mi padre sacándome de la nube donde
estoy sumergida-. Toma asiento y comparte una copa con nosotros.

-No tengo tiempo para eso. Vine aquí fue por mi esposa.

“¿Por qué ahora la aspereza?»>

Lo miro confundida.

-Vamos, Ares. Celebra con nosotros la sociedad que ahora tenemos con el señor Enzo
Jones y mi hija Abi.

«¿Ya se presentaron?>>

La tensión que Ares está mostrando supongo que soy la única en notarla, porque mis
padres, e incluso el mismo Enzo, no dejan de sonreir con normalidad.

-No considero que sea motivo de celebración, pero cada quien con sus cosas.

-Ares…-lo miro sin poder creer sú mala actitud.

-¿Ares, qué? -me enfrenta dejándome muda-. Con todo respeto señor Castlle, le diré lo
que pienso con

respecto a esto. Me parece una desfachatez esta sociedad. Usted se está lavando las
manos en cuanto a los pésimos
negocios que hizo en los últimos años, llevando asi su misma empresa a la quiebra, y
le está dejando toda la carga a

una joven de veinte años e inexperta en negocios. Que conveniente que el nuevo socio
si sea un experto, ¿Verdad?

Cuando Abigail pueda hacer manejo de su poder dentro de esa empresa, estoy más
que seguro que ya no habrá

empresa que ella pueda manejar. Pero claro, son negocios, ¿No?

-Ares, detente.

-Lo hago, pero tú y yo nos vamos ahora -sentencia mirándome con esa mirada sombría
que muestra cuando está conteniendo la ira dentro de él mismo-. Tienes cinco minutos
para despedirte. Te estaré esperando dentro del

auto.

“¿¡Qué rayos acaba de pasar aqui!?>>

Una Guerra

La vergüenza me invade. No sé qué decir, no sé qué hacer frente a mis padres y a


Enzo Jones. Mi corazón está latiéndome fuerte, mis piernas tiemblan, me siento muy
indignada. No nada más las tres personas en la mesa han presenciado la situación,
también los comensales a nuestro alrededor.

Tengo las ganas de llorar atoradas en mi garganta, la rabia que siento en este instante
me ha paralizado también. Veo a mi madre con mis ojos desorbitados conteniéndome y
ella lo nota, sabe que me siento bastante mal.

<<No quiero verle la cara a mi padre>>

-Cariño…-mi madre se levanta de su asiento mirándome con preocupación-.


Acompáñame.

<<Ni siquiera puedo moverme por mi cuenta>>


Mi madre llega a mi tomándome por el brazo para sacarme de aqui. Le doy una mirada
a mi padre y su rostro está totalmente contrariado debido a las palabras de Ares hacia
él, en cambio, Enzo Jones se mantiene tranquilo con una sonrisa ladina en sus labios
tomando de su copa de champán como si nada.

«Quisiera poder reaccionar como el…>>

Mi madre me aleja del salón principal hasta salir. Hemos llegado en el elegante
recibidor del mismo restaurante donde el maitre nos mira con algo de preocupación
debido a mi rostro. Nos pregunta si ha sucedido algo y mi madre niega de inmediato
diciéndole que no ha sucedido nada, que todo está bien. Le sonrie, le da a entender
que me he mareado un poco y que pronto se me pasará.

-Lo lamento… no sé qué sucedió para que Ares actuara asi, mama -susurro para que
ella nada más pueda oirme-. Qué vergüenza con ustedes.

-Abigail, ¿Ares es abusivo contigo?

“¿Qué?»

-¡No! -respondo de inmediato-. Si hemos tenido nuestras diferencias, pero no de esa


manera mamá.

«Ni yo misma comprendo por qué lo sigo defendiendo»

-Abi, cariño, puedo comprender que tengan diferencias, pero eso no le da el derecho
de tratarte de esa forma en frente de los demás, ni a solas. Por lo visto, no es la
primera vez que sucede…

“¿Cómo le miento a la mujer que me ha dado la vida?»

-No lo ha sido mamá, pero desde que despertó del coma, apenas es que nos estamos
llevando bién… no sé por qué ha actuado de este modo si estábamos tan bien en
casa.

«Al menos hasta que nos duchamos>>>


Mi madre asiente y me da un abrazo. Mis ojos se cristalizan y la verdad desearia llorar,
pero con eso no lograré nada.

«Me veré como una tonta más bien»

-No necesitas entrar a darles explicaciones, yo me encargo cariño. Vete con tu esposo,
y no dudes en llamarme si algo ocurre.

-¡Pero mamá, el señor Jones…! Debo de ir a disculparme con él.

-Abi…

-No soy una niña cobarde. Es lo mínimo que puedo hacer por arruinar la velada,
además, he dejado mi bolso en

la mesa.

No refuta a mis palabras ni a lo que haré porque ella sabe que no dejaré que sea ella
quien me excuse a mi o a él. Puede que sea una joven inexperta en cuanto a negocios
como lo dijo Ares, pero soy educada, y sé cuándo tengo que dar la cara y pedir
disculpas.

Ambas entramos nuevamente al salón. Camino con mi frente en alto siendo consciente
de las miradas están dando. Enzo Jones fija sus ojos en mi, e igual como la primera
vez, su mirada me hace sentir extraña.

“¿Me está mirando con fascinación?»>

-Me disculpo por lo que acaba de suceder -digo tomando mi bolso-. Realmente lamento
que hayan.

presenciado eso.

-No te preocupes cariño, ambos sabemos la reputación que precede tu esposo. Es un


poco tosco y

temperamental.
Frunzo mi rostro al verlo reir bajo.

que me

-Señora West, aqui no ha pasado nada -levanta su copa en mi dirección-. Aunque, en


este momento brindo.

por tu tenacidad. Volver aqui y disculparse por algo que no hizo, es de admirar para
mí.

Sonrió para no llorar.

Saco mi móvil de mi bolso, y disculpándome con los presentes en la mesa, me alejo un


poco para tener algo más

de privacidad.

Al tercer repique mi llamada es contestada.

-Respondeme algo, ¿ella aun está en casa?

-Si.

-Gracias. Dile que no se vaya todavia, que de inmediato iré para allá porque me
gustaría conversar con ella.

Guardo mi móvil en mi bolso y regreso nuevamente a la mesa..

-Muchisimas gracias por la velada, a pesar de lo acontecido, la pasé bastante bien,


aunque como saben, debo

de retirarme.

-Ve tranquila, cariño.

Mi madre se levanta nuevamente para darme un abrazo de despedida. Me acerco a mi


padre con mucha
vergüenza aun, pero él se muestra tranquilo, aunque puedo notar un poco la molestia
en sus gestos. Me despido de

Enzo Jones con un estrechón de manos, pero no conforme, se me acerca dejando un


beso en mi mejilla con total confianza y tranquilidad.

«Creo que reirme de sus anécdotas le dio la señal incorrecta >>

Me alejo de la mesa con la poca dignidad que me ha quedado a causa del vergonzoso
momento, y salgo del salón

principal hacia el averno que me está esperando dentro del auto.

Rodrigo al verme, únicamente se limita a abrirme la puerta. Igualmente, lo saludo y


entro tomando asiento a una distancia prudente de él. Me coloco el cinturón de
seguridad mientras Rodrigo rodea el auto. La tensión es palpable,

pero no volteo a verlo aun cuando siento su mirada sobre mi.

El auto se pone en marcha por Pantoja y mi cabeza no deja de dar vueltas de tanto que
estoy pensando.

Lo poco que hemos vivido para mi ha sido real; yo he sido real con él.

Desde que le hablé con mis verdades, decidi darle una oportunidad a esto, a esta
amistad, a lo que se supone debemos de ser.

«Me entregué a él, ¿Y asi me paga?»

He sido paciente, he sido empática, pero Ares no ha dejado de ser cruel conmigo.
Siempre explota, siempre me dice cosas muy hirientes y yo aun asi, le doy la
oportunidad de redimirse, de intentar mejorar.

¿Cómo es posible que me haya hecho el desplante frente a su madre y frente a ella? Y
no conforme con eso, me lo

ha hecho nuevamente en la cena.


Tambien temprano cuando sali de la empresa de mi padre. Casi mata al taxista por un
error mio, y para colmo, estalla en mi contra cuando él nunca me respondió las
llamadas.

Cuando lo hicimos por primera vez en su oficina, antes de eso, también fue déspota
conmigo. Las veces anteriores a esas, también… siempre me ha tratado de esta
manera, aun cuando yo le he demostrado todo lo

contrario.

<<Soy una tonta>>

¿Para esto me quiere? ¿Para estar conmigo y luego desquitarse de esta forma sin
más? ¿Siempre será de esta

manera conmigo?

No concibo vivir una vida con un hombre tan cambiante, que de momento me trate
como la flor más frágil, y luego me rompa como sus actitudes como si yo fuese de
barro.

«Siento todo atorado en mi pecho>>

Lo que hizo estuvo muy mal. Hay maneras de decir las cosas, ¡Ni siquiera sé por qué
su ataque tan mordaz en contra de mi papa!

Pudo haberse ahorrado lo que piensa respecto a esto, yo realmente me sentia feliz de
al fin tener algo de participación. Tiene razón, soy inexperta, pero nadie nace
aprendido.

Ahora ya no me siento feliz, justo ahora tengo mucha ira contenida.

El auto se estaciona frente a la mansión. Me quito el cinturón de seguridad y tomo mi


bolso viendo como Pantoja

y Rodrigo salen del auto como almas que lleva el diablo, dejándome a mi sola con el
mismo.
-No debiste de ir a esa cena, Abigail.

Me dice con su voz áspera, totalmente indiferente.

-Tú no debiste de ser tan descortés, Ares.

-Te estoy cuidando.

“¿De andar en un taxi sola?»>

Abro la puerta dispuesta a salir del auto, pero él me detiene por la muñeca.

-Una vez más me desobedeciste, te ordené que cancelaras.

-¡NO SOY TU EMPLEADA! -grito zafándome de su agarre-. ¡ENTIENDE DE UNA VEZ,


ARES! ¡SOY TU ESPOSA!

Salgo del auto oyendo como me llama en medio de un estruendoso grito. Mi pecho
arde y me contengo para no

llorar, pero mi esfuerzo se va por el caño porque es tanta la rabia que siento, que me
detengo para enfrentarlo

dejando salir mis lágrimas.

Vuelvo a él viéndolo caminar en mi dirección dispuesto también a continuar, pero


impulsada por la indignación

que siento, en unos cuantos pasos llego a él y lo abofeteo bajo la rabia.

Su rostro poco se ha ladeado, pero la marca de mi mano está en su mejilla. Veo sus
facciones endurecidas, el

infierno en sus ojos, la rabia desatada por lo que acaba de hacer.

«Yo no queria llegar a esto»

-¿Por qué eres así conmigo? -pregunto en hilo de voz con mis labios templando-. Yo no
he hecho más que
intentar, ¿y tú?

-Creo que me has idealizado demasiado, Abigail.

-Me dijiste que nadarias conmigo, Ares. Ayer me dijiste que…

-¿Y me creiste?

-Si!-respondo con obviedad-. ¿Me mentiste? Juro por Dios que estoy tratando de
entenderte, pero me

confundes…

-Te lo adverti, te dije que no intentaras entenderme, niña tonta. Te dije que no sería
como los hombres que lees en tú novelistas. No pretendas venir a reclamarme como
adolescente dolida.

-¡Claro, porque la única que puede entender al hombre despota es Renata, ¿Verdad?!

Grito empujando su pecho, pero el ni se mueve.

«Ya no puedo más>>

Mi pregunta transforma por completo su rostro, me mira de arriba abajo en estado de


alarma, pero ya lo dije,

ahora lo que viene es afrontar.

-Dime tú tus verdades, Ares. ¿Por qué no te deshaces de ella? -no me responde y más
rabia me da-. ¡Eres un

hipocrita! Me prohibes a mi dejar de ver a Evans, pero a ella la tienes bajo el mismo
techo de nuestra casa.

Lo miro con desprecio, con dolor por no ver qué me contradice o intenta defenderse al
menos.

-No sabes lo que dices.


-¡No me quieras ver la cara de tonta! -nuevamente grito cerca de él a causa de lo que
mi corazón está sintiendo

¿Crees que no me he dado cuenta? ¿Consideras que tan ingenua soy?


¡RESPONDEME!

-¡ES LA ÚNICA QUE ME COMPRENDE, POR SER LA ÚNICA EN AGUANTAR MIS


MIERDAS, CARAJO! -estalla en medio

de un bramido que me rompe en mil pedazos. ¡Tú me idealizaste demasiado viéndome


como alguien que no soy!

Eres una ingenua, la gente no cambia de la noche a la mañana, niña. ¿En serio
consideraste que seria como tu ex? – se burla de mi con una escalofriante sonrisa.
¡Soy cruel, soy malo, y aunque te dije lo que te dije por estar

hechizado con tus encantos, tengo mañas que me han acompañado desde hace años!
¡TENER SEXO CONTIGO NO ME

HACE ENAMORARME DE TI. DECIRTE PALABRAS BONITAS, TAMPOCO…!


PREGUNTALE A RENATA, TENGO AÑOS

TENIENDO SEXO CON ELLA…

No lo dejo continuar debido al la cachetada con fuerza que le he dado nuevamente.

Al final, no estaba tan loca, todo lo que pensaba si es real. Y también duele como lo
imaginé…

Doy un paso hacia atrás. Aqui ya no hay nada que decir. Ahora me toca es actuar y
enfrentar.

-¿Ah donde piensas que vas?

-Ella está allá adentro de mi casa, siempre lo estuvo. Pero hasta hoy.

Sentencio con impetu.


-¡Abigail ven aqui!

No lo hago. Le doy la espalda y camino con rapidez hacia la mansión dispuesta a sacar
la basura.

Oigo el huracán que viene tras de mi invocando mi nombre con bramidos de rabia, pero
sigo avanzando con mi cabeza en alto.

Abro la puerta y lo primero que hago es buscarla con la mirada.

-¿Dónde está?

-Están en la sala principal… todos están ahí.

-No me interesa, reunión familiar será.

En este momento, la decepción y la rabia han hecho una mezcla en mi la cual me


impulsa a caminar hacia ella. Me cansé, realmente me cansé de todo lo que él me ha
hecho y aun así, no buscó la forma de dejar atrás lo cruel conmigo.

Se burló de mi, y esto ha sido mi limite.

Abro ambas puertas que permiten el acceso a la sala de estar y todos voltean a verme
confundidos. Camino

siendo consciente que hasta el abuelo Franco me mira extrañado al yo no saludar y


mucho menos sonreir. Mi vista está fija en ella, y no me detengo hasta llegar justo al
frente.

-Abigail, ¿Qué sucede? Me dijeron que querias hablar conmigo.

No respondo a la pregunta de la rubia asombrada por mi actuar.

Sostengo el brazo de Renata con una fuerza que ni yo misma sabía que tenía, y la
obligo a colocarse de pie. Ella es más alta que yo, incluso, creo que tiene mucho más
fuerza, pero igual se levanta desconcertada, ya que es mejor eso, a quedar frente a
todos como la arpia que realmente que es.
-¿Qué está pasando, Abi?

-Sucede, abuelo, que tu nieto me ha faltado el respeto en mi propia casa. Siempre ha


tiendo a su amante bajo el mismo techo.

Respondo sin detenerme. La rubia refuta, intenta zafarse de mi, pero no la dejo.

«No soy yo justo ahora>>

Prácticamente, la estoy arrastrando hacia la salida oyéndola gritar ofendida por mis
palabras y lo brusca que estoy siendo. También oigo a los demás detrás de mi
pidiéndome que me detenga, pero no lo hago, no quiero detenerme, quiero que me
respeten en esta casa, porque al final del día, al parecer todos lo sabian y callaron por
miedo a Ares, pero yo hasta eso ya le he pedido justo ahora.

«Así como los sentimientos que albergué por

él»

-¡Sueltame! -grita en medio de la puerta principal que he dejado abierta. ¡Ares! O


controlas a tu niña, o

-¿O qué? -la suelto empujándola con fuerza de su brazo-. ¿Te atreverás a decirme o
hacerme algo? Suficiente has hecho con tener sexo con él en mi propia casa. Atrévete
a tocarme, y tu esposo el politico corrupto se enterará por mi lo que su esposa hace en
su ausencia.

Palidece mirándome con ganas de querer matarme. Por algo me resultó familiar la cara
de su esposo, y es que en

el internet abundan titulares donde lo asocian con lavado de dinero y contrabando.

-¿¡Qué está pasando aqui!? -la voz de abuelo Franco retumba en medio de la sala.

Veo a Ares contendiendo las lágrimas en espera que sea él quien responda, pero no lo
hace. Se queda callado mirándome con sus ojos oscuros demostrando la tormenta que
hay dentro de él.
«Eso ya no me conmueve>>

Ignoro a los presentes, ignoro el dolor que estoy sintiendo en mi pecho, ignoro lo que
su mirada me está causando y me acerco un poco nada más para dejarle los puntos
claros.

-Busca donde estar con tu amante, busca dónde tener sexo con ella, y también busca a
tu abogado, Ares West, porque no te la pondré fácil -sentencio con mi frente en alto.

Mis palabras son claras, directas y duras, pero duelen muchisimo decirlas en voz alta.

No espero a que diga algo, no quiero oir sus mentiras. Me soy la vuelta directo a las
escaleras para ir en busca de Drogo y encerrarme en mi antigua habitación a llorar por
lo ingenua que fuí.

También podría gustarte