Guía Utilitarismo Grado Décimo

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NIT. 860.006.774-9. demás, tampoco era así en el hedonismo antiguo),


sino de calcular los efectos a medio y largo plazo de
las propias acciones de manera que el saldo final
arroje más placer que dolor.
ÁREA DE HUMANIDADES
ASIGNATURA DE FILOSOFÍA - GRADO DÉCIMO Así, en ocasiones el sacrificio inmediato será lo
GUÍA DE LECTURA “EL UTILITARISMO” correcto en aras de un beneficio futuro que se prevé
DOCENTE: CLAUDIA ELENA GÓMEZ PARRA mayor. Dicho cálculo ha de resultar en principio
sencillo, pues, aunque Bentham reconoce que hay
El utilitarismo es una doctrina ética formulada placeres y dolores tanto del cuerpo como del alma,
explícitamente a finales del siglo XVIII y desde ve posible aplicar criterios simplemente cuantitativos
entonces ha contado con numerosos partidarios, para esa evaluación (criterios como la duración del
particularmente en el mundo anglosajón. placer, su intensidad y extensión, la probabilidad de
obtenerlo, etc).
Como su nombre indica, su contenido esencial es
definir la corrección de toda acción por su utilidad, es En segundo lugar, esta doctrina tampoco pretende
decir, por los resultados o consecuencias producidos alimentar directamente el egoísmo. Si bien es
por ella. De ahí que esta doctrina se conozca también asimismo un presupuesto psicológico y moral (como
con el nombre de consecuencialismo. en Thomas Hobbes) que el hombre es por naturaleza
egoísta y busca su propio interés, y que por tanto las
1. El utilitarismo clásico: Jeremy Bentham y John relaciones sociales y políticas son artificiales, el
Stuart Mill utilitarismo tendrá como misión corregir
precisamente ese primer impulso.
El creador y configurador del utilitarismo fue Jeremy
Bentham (1748-1832) con su Introduction to the El utilitarista se percatará de que, puesto que el bien
Principles of Morals and Legislation (1780). De conjunto es la suma de intereses individuales, el
hecho, puede decirse que los utilitaristas posteriores mejor modo de fomentar el propio interés es
no han hecho más que retocar diversos aspectos de promover el interés global. Por eso el utilitarismo
esa propuesta inicial. Naturalmente, tampoco propugna no sólo no limitarse al propio bien, sino
Bentham parte de cero al concebir su teoría moral: cuidar escrupulosamente la imparcialidad en las
fácilmente se perciben los influjos tanto del decisiones y evitar cualquier acepción de personas.
empirismo británico (sobre todo de John Locke y
David Hume) como de algunos pensadores de la Únicamente esta regla hará que el saldo de bien sea
Ilustración francesa (como Claude-Adrien Helvétius), el mayor; de ahí la famosa consigna atribuida a
y puede notarse asimismo la huella de Francis Bentham por John Stuart Mill: everybody to count for
Hutcheson, de Cesare Beccaria y de Joseph one, and nobody for more than one [Mill 2002:
Priestley. Capítulo V]. El contenido y sentido del utilitarismo de
Bentham se comprende mejor si se recuerda la
Bentham parte de un supuesto psicológico que no intención de su autor. Esta no era otra que reformar
discute por parecerle evidente. Según él, el hombre profundamente la legislación británica, que contribuía
se mueve por el principio de la mayor felicidad: este en realidad a mantener unas desigualdades sociales
es el criterio de todas sus acciones, tanto privadas y discriminaciones políticas muy notables. Y,
como públicas, tanto de la moralidad individual como conforme al espíritu ilustrado de la época, nada mejor
de la legislación política o social. Una acción será que sustituir ese régimen jurídico basado en
correcta si, con independencia de su naturaleza privilegios heredados por un sistema transparente,
intrínseca, resulta útil o beneficiosa para ese fin de la racional y secular.
máxima felicidad posible. Una felicidad que concibe,
además, de modo hedonista; se busca en el fondo y Una vez determinado el fin natural de la felicidad
siempre aumentar el placer y disminuir el dolor. placentera, todo consiste en dejar que la luz de la
razón ordene y sancione lo justo y lo injusto,
Ahora bien, no se trata, en primer lugar, de una aboliendo
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9#5N-51 otra regla procedente de oscuras e
incitación al placer fácil e inmediato (como, por lo Tel: 317 648 46 34 – 318 254 30 73
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injustificadas la asignación de un valor o superioridad a cierto tipo
instancias de placeres plantea la dificultad de si con ello no se
(metafísicas, les reconoce ya una bondad intrínseca, siendo así
religiosas, tradicionales, etc.). que el utilitarismo de Bentham y Mill mide la bondad
de las acciones por el placer siempre resultante de
En realidad, se trata de trasladar a la vida social y ellas. Tal vez por este motivo, Henry Sidgwick (1838-
política el criterio que sirve para la vida individual, a 1900), otro representante del utilitarismo vuelve a la
saber, el sensato procedimiento —ya expresado por posición de Bentham sosteniendo que esas
el hedonismo clásico— de calcular los costes y aparentes diferencias cualitativas entre los placeres
beneficios de cada acción para elegir en cada caso son, en el fondo, diferencias cuantitativas [Sidgwick
la más fecunda en términos de placer. 1962].

El más importante continuador de la doctrina En cambio, luego se verá que en este punto G. E.
utilitarista es John Stuart Mill (1806-1873). J. S. Mill Moore sostiene, con su particular utilitarismo, una
fue un estrecho discípulo de Bentham y de su propio posición peculiar.
padre, James Mill, y la exposición de su concepción
moral se encuentra en su Utilitarismo, de 1863. Allí Por lo demás, Mill compartía la preocupación de
define su teoría —de acuerdo con Bentham— como Bentham de provocar reformas sociales que
«el credo que acepta como fundamento de la moral condujeran a una sociedad más equitativa. Sin duda,
la ‘utilidad’ o el ‘principio de la máxima felicidad’, el la deseada y deseable democratización y
cual sostiene que las acciones son buenas en cuanto racionalización de la vida pública, que ha tenido lugar
tienden a promover la felicidad, malas en cuanto gracias a las ideas de Mill (no sólo la doctrina
tienden a producir lo opuesto a la felicidad. Por utilitarista, sino su idea de las libertades individuales
‘felicidad’ se entiende placer y ausencia de dolor; por y cívicas), es una de las mayores razones de la
‘infelicidad’, dolor y privación de placer» [Mill 2002: amplia aceptación del utilitarismo como teoría moral
50]. y política.

Sin embargo, Mill corrige a su maestro en un punto 2. Evolución del utilitarismo


importante. Mientras que para Bentham los placeres
son todos homogéneos y sólo se distinguen Como era de esperar, el utilitarismo se ha visto
cuantitativamente (lo cual hacía sencillo el cálculo de contestado por numerosas críticas que reclaman el
la suma entre diversos conjuntos de ellos), Mill valor de la naturaleza intrínseca de la acción, además
advierte que hay placeres cualitativamente distintos; de sus consecuencias, a la hora de evaluarla
diferencia cualitativa que se traduce en superioridad moralmente. Y la reacción de los utilitaristas ha sido
o inferioridad. la de reformular continuamente su teoría.

Más concretamente, sostiene que los placeres Un intento de escapar a la estrecha concepción del
intelectuales y morales son superiores a las formas utilitarismo clásico vino pronto de la mano de George
más físicas de placer; y asimismo distingue entre Edward Moore (1873-1958). La propuesta de este
felicidad y satisfacción, afirmando que la primera filósofo británico (en lo que al utilitarismo se refiere),
tiene mayor valor que la segunda. Ahora bien, esta expuesta en sus Principia Ethica (1903), consiste en
posición de Mill, que retoma una de las ideas de la superar el hedonismo de Bentham y Mill aun
moral tradicional más común, cuestiona en realidad manteniendo la tesis principal utilitarista. Según él, el
las bases del utilitarismo. placer no es la única experiencia valiosa, no es el
único componente de la felicidad, y por tanto no es el
Pues, por un lado, introduce necesariamente un único fin que se debe perseguir.
criterio de valor ajeno al placer, lo cual sale ya de la
propia teoría de Mill y plantea problemas Por eso, además, el fin moralmente correcto no es
prácticamente irresolubles a la hora de calcular sólo promover la felicidad humana, sino fomentar
comparativamente, de modo homogéneo, beneficios todo lo valioso, con independencia de que nos haga
resultantes de acciones alternativas. Y, por otro lado, o no9#5N-51
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decir, se trata de promover el mayor
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posible, propio Según este último, una acción es correcta cuando
o ajeno, humano o cumple una norma que, de ser obedecida de modo
en la naturaleza (por general, acarreará mejores consecuencias que
ejemplo, la belleza). Moore no tiene ningún reparo en cualquier otra norma pertinente en el caso. Sin
introducir la noción de valor o bondad intrínseca embargo, esta forma de utilitarismo ha sido criticada
como una propiedad “no natural” —en el sentido de como inconsecuente, pues en favor de una regla
no física o sensible—, simple e indefinible; por lo que ciertamente beneficiosa a veces habría que dejar de
su teoría es conocida como un utilitarismo “ideal”. realizar una acción concreta que efectivamente
tuviera los mejores efectos, con lo que en realidad se
Con lo cual el modo de captar lo valioso no puede ser renunciaría a la esencia al utilitarismo.
la inducción a partir de lo sensible ni la deducción
racional, sino únicamente la intuición [Moore 1983]. Pero no acaban ahí las discrepancias entre los
utilitaristas. Discuten también, por ejemplo, acerca de
Aunque algunos utilitaristas secundaron a Moore, si la felicidad que se trata de producir con la acción
como Hastings Rashdall (1858-1924), la mayoría de correcta es la mayor suma total de felicidad o el mejor
los pensadores posteriores de esta matriz promedio de felicidad. Como se ve, la cuestión no es
rechazaron de plano las tesis de Moore. trivial, pues a veces un aumento del bienestar total
puede conducir simultánea o posteriormente a una
En primer lugar, porque casi todos ellos eran disminución del mismo en promedio (por ejemplo,
empiristas de entrada; en segundo lugar y de modo aumentando mucho el bienestar de unos pocos
complementario, porque en la intuición con la que se olvidando al resto; o, al contrario, repartiendo los
accede a los valores intrínsecos veían un peligroso bienes materiales entre tantos que finalmente no se
subjetivismo que se prestaba a la arbitrariedad o al puedan disfrutar en su máximo y global rendimiento).
elitismo. Últimamente, además, hay utilitaristas (sobre todo P.
Singer) que defienden que, si realmente el bien que
Posteriormente, el utilitarismo evolucionó hacia el trata de promoverse es el placer, no hay razón para
denominado utilitarismo de la preferencia; entre sus limitar los beneficiarios a los hombres y no ampliarlos
defensores recientes puede mencionarse al también a los animales, incluso en pie de igualdad
economista John C. Harsanyi (1920-2000) y a Peter con los seres humanos, especialmente a los grandes
Singer (1946). Se trata en realidad de avanzar en la simios [Singer 1999].
coherencia con el principio empirista e individualista
que ya incluía el utilitarismo inicial. De este modo, ya Por lo demás, hay que destacar también el
no es posible apelar a una naturaleza común a todos importante influjo del utilitarismo en el pragmatismo
los seres humanos que tuviera un único fin (aunque americano (aunque no es directamente una corriente
fuera el mero placer); ahora se habla de preferencias ética), que imprimió una huella tan profunda en la
individuales de las personas afectadas, sin ninguna cultura estadounidense y que vino representado
referencia objetiva, alegando la diferente concepción especialmente por Charles S. Peirce (1839-1914),
de la felicidad que cada cual puede libremente William James (1842-1910) y John Dewey (1859-
sostener [Singer 1984, Harsanyi 1976]. 1952).

No es difícil imaginar los problemas en los que se ve En las doctrinas de estos autores, aunque poseen
envuelto quien pretende calcular las consecuencias sus respectivas características peculiares, destaca
de sus acciones bajo este presupuesto, pues las un rasgo común: el pensamiento es en el fondo una
preferencias individuales (si es que se conocen) intervención activa sobre la realidad y su validez se
pueden ser muy dispares y además cambiantes. justifica por su utilidad práctica. Peirce se dedicó más
a la lógica con el fin de fundamentar el conocimiento;
Otra discusión en el seno del utilitarismo es la de si el James profundizó en la psicología; y Dewey aplicó el
criterio de utilidad se aplica no tanto a actos cuanto a pragmatismo a la educación.
normas; es decir, si hay que hablar no tanto de un
utilitarismo de actos sino de un utilitarismo de reglas.
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NIT. 860.006.774-9. el placer motiva toda acción ¿cómo podría explicar


un principio moral que se caracteriza por el
desinterés personal y la atención, en cambio, a la
generalidad de los hombres? Su respuesta (difundida
3. Razones en favor del utilitarismo hasta hoy en todo hedonismo) es que existe también
un placer, al que igualmente tendemos, aparejado al
Ya antes se han mencionado dos razones del éxito o altruismo que supone promover la felicidad de los
de la amplia aceptación del utilitarismo: su carácter demás. De este modo, el principio del utilitarismo
reflexivo y ponderado en la conducta individual, y la hedonista es posible, pero ¿por qué es un deber
racionalización objetiva e imparcial de la vida social. moral? Bentham responde sencillamente que tal
Todo ello en el marco de una doctrina que proclama principio es indemostrable, pues se trata de un
como principio el interés por la felicidad general, la principio simple y primero.
benevolencia uclass="Citation"niversal.
Mill defiende asimismo la indemostrabilidad del
Mayor y mejor principio no cabe; con lo que se axioma utilitarista. Pero además argumenta diciendo
pretende cargar el peso de la prueba sobre toda otra que, ya que deseamos de hecho la felicidad, éste es
teoría que se enfrente al utilitarismo. el mayor bien; y si lo es para cada uno, lo será para
todos. Sidgwick da un paso más afirmando que el
De hecho, el utilitarismo se presenta a sí mismo como principio de utilidad se conoce por intuición; Moore
la única teoría responsable, por tener en cuenta las también acabará reclamando la evidencia intuitiva
consecuencias y su influjo con vistas al bien general. para su utilitarismo. Sin embargo y
En cambio, son tachadas de irresponsables aquellas consecuentemente, al igual que se vio que ocurría
doctrinas que se desentienden de los efectos de una con la concepción de lo bueno en general, también
decisión sean lo graves que sean, por defender aquí el empirismo ha terminado por rechazar la
tercamente supuestos principios dogmáticos e evidencia intuitiva por verla como peligroso signo de
irrenunciables; es decir, las éticas que se moverían un dogmatismo arbitrario, pues se trata —dicen— de
por el principio “Fiat justitia et pereat mundus”. un criterio privado y subjetivo.

Además, la aparente simplicidad sistemática de la Así, utilitaristas más recientes defienden su doctrina
teoría utilitarista le otorga una ventaja indudable para desde una postura o justificación no-cognoscitiva, no
defenderse frente a la complejidad de otros sistemas racional. Bertrand Russell (1872-1970) en su etapa
morales, los cuales no se libran por lo general de de madurez lo pensaba así, ya que para él toda moral
enfrentarse a difíciles conflictos de deberes. Esa no se basaba en el conocimiento sino en el deseo.
simplicidad se ve bien en tres campos. De modo similar, Richard M. Hare (1919-2002) y el
mismo Singer, entre otros, sostienen que quien
Primero, en su enunciado teórico, pues el utilitarismo abraza el utilitarismo —como cualquiera otra doctrina
sostiene un único principio, otorgándole una claridad moral— no lo hace por convencimiento racional, sino
y sencillez máxima; segundo, en su descripción por preferencias subjetivas, privadas y, en definitiva,
psicológica, pues lo único relevante para la moralidad ni defendibles ni discutibles racionalmente [Hare
es la intención de producir felicidad, obviando el 1975].
complejo sistema de motivos, normas, virtudes…; y
tercero, en su aplicación, pues se trata de una misma 4. Críticas al utilitarismo
doctrina tanto para la moral individual como para la
pública. Ahora bien, a pesar de todas estas razones que los
utilitaristas han esgrimido en favor de su teoría,
nunca faltaron desde muy pronto las objeciones a
dicha concepción. Objeciones que, o bien pretenden
En un plano más teórico, el utilitarismo ha procurado descubrir alguna incoherencia en el seno del
ofrecer —como es lógico— una justificación de la utilitarismo, o bien —sobre todo — resaltan su
racionalidad de su propia propuesta. Ya Bentham se inconsistencia e incluso oposición a convicciones
enfrentó con esta tarea no fácil, pues al sostener que muy9#5N-51
Carrera arraigadas en el sentir común moral. En
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realidad, al Es sin duda motivo de felicitación el que cada vez
utilitarismo se opone esté más presente, al menos en teoría, la conciencia
toda aquella de la dignidad de cada persona humana individual.
doctrina moral que admita, además del principio de
utilidad benevolente, otros principios morales o del Pero quizá sea más provechoso exponer las
deber. A cualquier sistema ético de esta clase se le objeciones al utilitarismo por el orden en que se han
llama deontologismo, en oposición al utilitarismo. De presentado los argumentos en los que se apoya esa
modo que las doctrinas morales deontológicas han doctrina.
sido las dominantes en la historia de la ética; lo cual,
por supuesto, nada dice en su favor. Es más, En primer lugar, se invocaba el carácter reflexivo y
precisamente el utilitarismo nace con la expresa ponderado en la conducta individual, así como la
intención de sustituir por fin todas esas teorías racionalización objetiva e imparcial de la vida social.
confusas y complicadas. Mas esta ventaja es en realidad ambigua mientras no
se llene de contenido, pues una conducta egoísta y
Por su acento en la experiencia y noción de diversas desconsiderada puede llevarse también con la mayor
clases de deberes, los deontologistas más relevantes reflexión y objetividad; e incluso podría decirse que,
son acaso Inmanuel Kant en el continente europeo y en ese caso, las decisiones morales habrían de
Sir William David Ross (1877-1971) en el ámbito dejarse en manos de expertos en objetivar fríamente
anglosajón, con su predecesor, Harold Arthur los datos de la situación y aplicar el criterio oportuno.
Prichard; ambos deontologistas e intuicionistas.
Lo cual, de nuevo, es por sí mismo ambiguo o
Los dos piensan —como todo deontologista— que meramente formal hasta que no se diga qué tipo de
muchas convicciones del sentido común moral, que objetividad se aplica, qué clase de experiencia o
comparecen ante nuestra conciencia, son auténticos sabiduría se requiere y, en definitiva, qué criterio se
deberes morales (ciertamente no todas, y usa.
precisamente es una tarea de la ética el discernirlas
como tales deberes). Es verdad que el deber de Es verdad que justamente ese criterio es el que se
realizar lo útil para producir el mayor bien que aduce con el interés por la felicidad general, con la
podamos es una de esas convicciones, pero también benevolencia altruista universal. Como se ha
lo es el cumplir nuestras promesas, el no matar a un recordado de la mano del deontologismo, el
inocente, la gratitud, etc. Es asimismo cierto que esta problema no es sostener ese principio (¿quién podrá
pluralidad de deberes enfrentará al deontologismo al negar su conveniencia?), sino sostenerlo como el
problema de decidir qué deber observar en el caso, único.
no raro, de que varios deberes coincidan en una
misma situación, o sea, de establecer criterios de En particular, el sentido moral común advierte los
prioridad entre esos diversos deberes. peligros de un principio de tal generalidad sin el
complemento de otro principio que salvaguarde la
Pero el deontologismo entiende que es preferible individualidad de la persona, no para perpetuar
atenerse a la realidad moral, por compleja que sea, injustos privilegios sino para respetarla, pues las
antes que optar por una teoría más sencilla pero que personas humanas son en última instancia
cercena los datos de la experiencia ética [Prichard individuales. En efecto, es fácil suponer que un
1949, Prichard 2003, Ross 1972, Ross 1994]. utilitarista sacrificará el bienestar de un inocente
(quizá incluso su vida) si ello contribuye a aumentar
Por otra parte, la resistencia al utilitarismo es mayor la felicidad del conjunto. De manera que la crítica al
no sólo cuanto más se imaginan casos en los que se utilitarismo en este punto no se basa tanto en lo que
conculcan convicciones morales básicas y que dicha éste dice, sino en lo que calla. Dicho de otra manera,
teoría justificaría, sino cuanto más se constatan la felicidad de todos ha de comprenderse como la
casos reales y escandalosos de esas posibles felicidad de todos y de cada uno, pues tratándose de
atrocidades (desgraciadamente, los totalitarismos del personas, una no vale menos que varias, ni varias
siglo XX son prueba patente de esto; no menos que más que una.
las actuales injusticias entre países ricos y pobres). Carrera 9#5N-51 Popayán
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NIT. 860.006.774-9. En fin, el utilitarismo se presenta también a sí mismo


como la actitud auténticamente responsable por
Esta peculiaridad de hacerse cargo de las consecuencias de las acciones,
la persona humana, su dignidad absoluta, o sea, en contraposición a todo deontologismo que se
irreductible a un conjunto, se apoya en una desentiende de ellas por sostener férrea y
convicción común y es proclamada tanto por la ética obstinadamente ciertos deberes.
clásica como por autores modernos (por ejemplo, se
expresa en la famosa frase de Kant en su Max Weber ha caracterizado esta oposición, para él
Fundamentación de la metafísica de las costumbres: irreconciliable, como la tensión entre la “ética de
«Todas las cosas tienen ‘precio’, pero el hombre responsabilidad” y la “ética de convicción”; la primera
tiene ‘dignidad’»). En efecto, todas las cosas son es la sensata y la propia de los políticos, mientras que
calculables y canjeables, pero no las personas. la segunda es la inflexible y la propia de los santos
[Weber 2002].
Y no se trata sólo de una cuestión cuantitativa (lo cual
no tendría sentido, como piensa el utilitarismo), sino
de una raíz cualitativa. Únicamente la peculiar e
irrepetible índole del ser humano puede dar cuenta
de esa dignidad de que goza; índole no sólo innata,
sino también cualificada por sus actos.

Esto explica que, aunque el resultado sea


cuantitativamente el mismo (si es posible hablar así,
tal como lo haría un utilitarista), no es lo mismo que
un castigo lo sufra un inocente o el correspondiente
culpable, que sea cualquiera quien perdone una
ofensa o precisamente el ofendido, que el
agradecimiento se dirija a cualquier persona o al
respectivo benefactor, etc.

Pero para poder percibir estas peculiaridades


cualitativas no precisamente sensibles se requiere
ejercer un conocimiento no sensible. Y como es así
que el utilitarismo se aferra solidariamente —en casi
la totalidad de sus versiones— al empirismo, esa
teoría no puede hacerse cargo de tales datos
morales y ontológicos.

Lo cual se echa de ver cuando los utilitaristas cifran


las acciones malas en aquellas que producen algún
daño físico o psíquico a otros, o cuando miden la
dignidad de la vida humana por la llamada “calidad
de vida” según baremos de bienestar material y
saludable. (Naturalmente, los partidarios del
utilitarismo mostrarán acaso gran pesar cuando el
logro del mayor bien posible material acarree
inevitables sufrimientos de otra supuesta índole no
deseados directamente, pero la teoría exige
desatender ese buen sentimiento y no profundizar en
su naturaleza y fundamento).

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