Bodas de Sangre Dialogos
Bodas de Sangre Dialogos
Bodas de Sangre Dialogos
BODAS DE SANGRE
TRAGEDIA EN TRES ACTOS
Y SIETE CUADROS
(1933)
PERSONAJES.
LA MADRE..
LA NOVIA.
LA MUJER DE LEONARDO.
LA CRIADA.
LA VECINA.
LEONARDO.
EL NOVIO.
EL PADRE DE LA NOVIA.
LA MUERTE (como mendigo).
LEÑADORES.
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
Habitación pintada de amarillo.
NOVIO.-(Entrando.) Madre.
MADRE.-¿Qué?
NOVIO.-Me voy.
MADRE.-¿Adónde?
NOVIO.-A la viña. (Va a salir.)
MADRE.-Espera.
NOVIO.-¿Quiere algo?
MADRE.-Hijo, el almuerzo.
NOVIO.-Déjelo. Comeré uvas. Deme la navaja.
MADRE.-¿Para qué?
NOVIO.-(Riendo.) Para cortarlas.
MADRE.-(Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja. .. Malditas sean todas y el bribón que las
inventó.
NOVIO.-Vamos a otro asunto.
MADRE.-Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño.
NOVIO.-Bueno.
MADRE.-Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca,
que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados...
NOVIO.-(Bajando la cabeza) Calle usted.
MADRE.-y ese hombre no vuelve. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo.
NOVIO.-¿Está bueno ya?
MADRE.-Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre; lo disfruté tres años
escasos. Luego tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una
navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la
desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.
NOVIO.-(Fuerte.) ¿Vamos a acabar?
MADRE.-No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre? ¿Y a tu hermano? Los
matadores, frescos, viendo los montes. ..
NOVIO.-¿Es que quiere usted que los mate?
MADRE.-No. ..Si hablo es porque. ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me
gusta que lleves navaja ,no quisiera que salieras al campo.
NOVIO.-(Riendo.) ¡Vamos!
MADRE.-Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora , bordaríamos y
tejeríamos perritos de lana.
NOVIO.-(Coge de un brazo a la MADRE y ríe.) Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?
MADRE.-¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?
NOVIO.- Vieja, revieja, requetevieja.
MADRE.- Tu padre sí que me llevaba..
NOVIO.-¿ Y yo, madre?
MADRE.-¿ Tú, qué?
NOVIO. -¿Necesito decírselo otra vez?
MADRE.-(Seria.) ¡Ah!
NOVIO.-¿Es que le hace
mal?
MADRE.-No.
NOVIO.-¿Entonces?
MADRE.-No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena.
¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento sin embargo, cuando la
nombro, como si me dieran una pedrada en la frente.
NOVIO.- Tonterías.
MADRE.-Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me quedas más que tú y siento que te vayas
. NOVIO.-Pero usted vendrá con nosotros.
MADRE.-No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas,
y si me voy es fácil que muera uno de los Félix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al
lado. ¡Y eso sí que no! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco
contra la tapia.
NOVIO.-(Fuerte.) Vuelta otra vez.
MADRE. -Perdóname. (Pausa.)¿Cuánto tiempo llevas en relaciones?
NOVIO.-Tres años. Ya pude comprar la viña.
MADRE.- Tres años. ¿Ella tuvo un novio, no?
NOVIO.-No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quién se casan.
MADRE.-Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente . Una
mujer con un hombre, y ya está.
NOVIO.-Usted sabe que mi novia es buena.
MADRE.-No lo dudo. De todos modos siento no saber cómo fue su madre.
NOVIO.-¿Qué mas da?
MADRE.-¡Que es verdad!¿Cuándo quieres que la pida?
NOVIO.-(Alegre) ¿Le parece bien el domingo?
MADRE.-(Seria.) Le llevaré los pendientes de azófar, que son antiguos, y tú le compras. ..
NOVIO.-Usted entiende más. ..
MADRE.-Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes. .. ¡Tres! ¡No te tengo más que a ti!
MADRE.-Sí, sí, y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo
lugar de hacérmelos a mí.
NOVIO.-El primero para usted.
MADRE.-Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
NOVIO.-Estoy seguro de que usted querrá a mi novia.
MADRE.-La querré. (Se dirije a besarlo y reacciona.) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das
a tu mujer. (Pausa. Aparte.) Cuando lo sea.
NOVIO.-Me voy.
MADRE.-Anda con Dios.
(Vase el NOVIO. La MADRE queda sentada de espaldas a la puerta. Aparece en la puerta una
VECINA vestida de color oscuro, con pañuelo a la cabeza.)
MADRE.-Pasa.
VECINA.-¿Cómo estás?
MADRE.-Ya ves.
VECINA.-Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos!. ..
MADRE.-Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle.
VECINA.-Tú estás bien.
MADRE.-¿Lo crees?
VECINA.-Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos brazos cortados por la
máquina. (Se sienta.)
MADRE.-¿A Rafael?
VECINA.-Sí. y allí lo tienes. Muchas veces pienso que tu hijo y el mío están mejor donde están, dormidos,
descansando, que no expuestos a quedarse inútiles.
MADRE.-Calla. Todo eso son invensiones, pero no consuelo
. VECINA.-jAy!
MADRE.-¡Ay! (Pausa.)
VECINA.-(Triste.) ¿ y tu hijo?
MADRE.-Salió.
VECINA.-¡Al fin compró la viña!
MADRE.- Tuvo suerte.
VECINA.-Ahora se casará.
MADRE.-(Como despertando y acercando su silla a la silla de la VECINA.) Oye.
VECINA.-(En plan confidencial.)Dime.
MADRE.-¿Tú conoces a la novia de mi hijo?
VECINA.-¡Buena muchacha!
MADRE.-Sí pero...
VECINA.-Pero quien la conozca a fondo no hay nadie. Vive sola con su padre allí, tan lejos, a diez leguas de
la casa más cercana. Pero es buena. Acostumbrada a la soledad.
MADRE.-¿Y su madre?
VECINA.-A su madre la conocí. Hermosa. Le relucía la cara como a un santo; pero a mí no me gustó nunca.
No quería a su marido.
MADRE. -(Fuerte.) Pero ¡cuántas cosas sabéis las gentes!
VECINA.-Perdona. No quise ofender; pero es verdad. Ahora, si fue decente o no, nadie lo dijo. De esto no se
ha hablado. Ella era orgullosa.
MADRE.-¡Siempre igual!
VECINA.- Tú me preguntaste.
MADRE.-Es que quisiera que ni a la viva ni a la muerta las conociera nadie.
VECINA.-Tienes razón. Tu hijo va le mucho.
MADRE.-Vale. Por eso lo cuido. A mí me habían dicho que la muchacha tuvo novio hace tiempo.
VECINA.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años, con una prima de ella, por cierto. Nadie se
acuerda del noviazgo.
MADRE.-¿Cómo te acuerdas tú?
VECINA.-¡Me haces unas preguntas! ..
MADRE.-A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele. ¿Quién fue el novio?
VECINA.-Leonardo.
MADRE.-¿Qué Leonardo?
VECINA.-Leonardo el de los Félix.
MADRE. -(Levantándose.) ¡De losFélix!
VECINA.-Mujer, ¿qué culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía ocho años cuando las cuestiones. MADRE.-Es
verdad... Pero oigo eso de Felix que llenárseme de cieno la boca (Escupe) y tengo que escupir, tengo que escupir por
no matar.
VECINA.-Repórtate; ¿qué sacas con eso?
MADRE.-Nada. Pero tú lo comprendes.
VECINA.-No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas nada. Tú estas vieja. Yo,
tambien. A ti y a mí nos toca callar.
MADRE.-No le diré nada.
VECINA.-(Besándola.) Nada.
MADRE.-(Serena.) ¡Las cosas!...
VECINA.-Me voy, que pronto llegará mi gente del campo.
MADRE. -¿Has visto qué día de calor?
VECINA.-Iban negros los chiquillos que llevan el agua a los segadores. Adiós, mujer.
MADRE.-Adiós (La Madre se dirige a la puerta de la izquierda. En medio del camino se detiene y lentamente se
santigua.)
TELÓN
. Es la mañana.
MUJER.-¿Sabes que piden a mi prima?
LEONARDO.-¿Cuándo?
MUJER.-Mañana. La boda será dentro de un mes. Espero que vendrán a
invitarnos.
LEONARDO.-(Serio.) No sé. La madre de él creo que no estaba muy satisfecha
con el casamiento y quizá tenga razón. Ella es de cuidado.
MUJER.-No me gusta que penséis mal de una buena muchacha , pero cuando dice eso es porque la conoce.
¿No ves que fue tres años novia tuya? (Con intención.)
LEONARDO.-Pero la dejé. ¿Vas a llorar ahora?
MUJER.-¡Quita! (Le aparta bruscamente las manos de la cara.)
TELÓN.
CRIADA.- Pasen... (Muy afable, llena de hipocrecía humilde. Entran el NOVIO y su MADRE. La
MADRE viste de raso negro y lleva mantilla de encaje. El NOVIO, de pana negra con gran cadena
de oro.) ¿Se quieren sentar? Ahora vienen. (Sale.)
MADRE.-¿Traes reloj?
NOVIO.-Sí. (Lo saca y lo
mira.)
MADRE.-Tenemos que volver a tiempo. ¡Qué lejos vive esta gente!
NOVIO.-Pero estas tierras son buenas.
MADRE.-Buenas; pero demasiado solas. Cuatro horas de camino y ni una casa ni un
árbol.
NOVIO.-Éstos son los secanos.
MADRE.-Tu padre los hubiera cubierto de árboles.
NOVIO.-¿Sin agua?
MADRE.-Ya la hubiera buscado. Los tres años que estuvo casado conmigo, plantó diez cerezos.
(Haciendo memoria.) Los tres nogales del molino, toda una viña y una planta que se llama Júpiter, que
da flores encarnadas, y se secó (Pausa.)
NOVIO.-(Por la novia.) Debe estar vistiéndose.
(Entra el PADRE de la novia. Es anciano, con el cabello blanco reluciente. Lleva la cabeza
inclinada. La MADRE y el NOVIO se levantan y se dan las manos en silencio.)
(Aparece la CRIADA con dos bandejas. Una con copas y la otra con dulces.)
(Pasa la CRIADA.)
PADRE.- Díle que ya puede entrar, (A la MADRE.) Celebraré mucho que te guste.
(Aparece la NOVIA. Trae las manos caídas en actitud modesta y la cabeza baja.)
ACTO SEGUNDO
CUADRO PRIMERO
(Se sienta la NOVIA en una silla baja y se mira en un espejito de mano. La CRIADA la peina.)
NOVIA.-Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica.
CRIADA.-¡Así era ella de alegre!
NOVIA.-Pero se consumió aquí.
CRIADA.-El sino.
NOVIA.-Como nos consumimos todas. Echan fuego las paredes. ¡Ay! No tires demasiado.
CRIADA.-Es para arreglarte mejor esta onda. Quiero que te caiga sobre la frenté. ( La NOVIA se mira
en el espejo.) ¡Qué hermosa estás! ¡Ay! (La besa apasionadamente.)
NOVIA. -(Seria.) Sigue peinándome.
CRIADA. -(Peinándola.) ¡Dichosa tú que vas a abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir
su peso!
NOVIA.-Calla.
CRIADA.-Y lo mejor es cuando te despiertes y lo sientas al lado y que él te roza los hombros con su
aliento, como con una plumilla de ruiseñor.
NOVIA.-(Fuerte.) ¿Te quieres callar?
CRIADA.-¡Pero niña! ¿Una boda, qué es? Una boda es esto y nada más. ¿Son los dulces? ¿Son los ramos
de flores? No. Es una cama relumbrante y un hombre y una mujer.
NOVIA.-No se debe decir.
CRIADA.-Eso es otra cosa ¡Pero es bien alegre!
NOVIA.-O bien amargo.
CRIADA.-El azahar te lo voy a poner desde aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca sobre el
peinado. (Le prueba un ramo de azahar.)
NOVIA. -(Se mira en el espejo.) Trae. (Coge el azahar, lo mira y deja caer la cabeza, abatida.)
CRIADA.-¿Qué es esto?
NOVIA.-Déjame.
CRIADA.-No son horas de ponerse triste. ( Animosa.) Trae el azahar. (La NOVIA tira el azahar.)
¡Niña! ¿Qué castigo pides tirando al suelo la corona? ¡Levanta esa frente! ¿Es que no te quieres casar?
Dilo. Todavía te puedes arrepentir. (Se levanta.)
NOVIA.-Son nublos. Un mal aire en el centro, ¿quién no lo tiene?
CRIADA.-¿Tú quieres a tu novio?
NOVIA.-Lo quiero.
CRIADA.-Sí, sí, estoy segura.
NOVIA.- Ya me he comprometido.
CRIADA.- Te voy a poner la corona.
NOVIA. -(Se sienta.) Date prisa, que ya deben ir
llegando. CRIADA.-Ya llevarán lo menos dos horas de NOVIA.-Pero éste es un paso muy grande.
camino. CRIADA.-Hay que darlo.
NOVIA.-¿Cuánto hay de aquí a la iglesia? NOVIA.-(Fuerte.) ¿Te quieres callar?
CRIADA.-¡Pero niña! ¿Una boda, qué es? Una boda es
esto y nada más. ¿Son los dulces? ¿Son los ramos de
flores? No. Es una cama relumbrante y un hombre y una
mujer.
NOVIA.-No se debe decir.
CRIADA.-Eso es otra cosa ¡ Pero es bien alegre!
NOVIA.-O bien amargo.
CRIADA.-El azahar te lo voy a poner desde aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca sobre el
peinado. (Le prueba un ramo de azahar.)
NOVIA. -(Se mira en el espejo.) Trae. (Coge el azahar, lo mira y deja caer la cabeza, abatida.)
CRIADA.-¿Qué es esto?
NOVIA.-Déjame.
NOVIA.-(Sonriente.) Vamos. CRIADA.-No son horas de ponerse triste. (Animosa.)
Trae el azahar. (La NOVIA tira el azahar.) ¡Niña!
¿Qué castigo pides tirando al suelo la corona? ¡Levanta
esa frente! ¿Es que no te quieres casar? Dilo. Todavía te puedes arrepentir. (Se levanta.)
NOVIA.-Son nublos. Un mal aire en el centro, ¿quién no lo tiene?
CRIADA.-¿Tú quieres a tu novio?
NOVIA.-Lo quiero.
CRIADA.-Sí, sí, estoy segura.
NOVIA.-Pero éste es un paso muy grande.
CRIADA.-Hay que darlo.
CRIADA.-Cinco leguas por el arroyo, que por el camino hay el doble.
NOVIA.-¡Abre! Deben ser los primeros convidados. (Entra. La CRIADA abre sorprendida.)
CRIADA.-¿ Tú?
LEONARDO.-Yo. Buenos días.
CRIADA.-¡El primero!
LEONARDO.-¿No me han convidado?
CRIADA.-Sí.
LEONARDO.-Por eso vengo.
CRIADA.-¿Y tu mujer?
LEONARDO.-Yo vine a caballo. Ella se acerca por el
camino.
CRIADA.-¿No te has encontrado a nadie?
LEONARDO.-Los pasé con el caballo.
CRIADA.-Vas a matar al animal con tanta carrera.
LEONARDO. -iCuando se muera muerto está! (
Pausa.)
CRIADA.-Siéntate. Todavía no se ha levantado nadie.
LEONARDO.-¿Y la novia?
CRIADA.-Ahora mismo la voy a vestir.
LEONARDO.-¡La novia! ¡Estará contenta!
CRIADA. -(Variando de conversación.)
NOVIA.-
¡Despierte la novia!
VOCES..-
¡Despierte la novia!
CRIADA.-(Moviendo algazara.)
Que despierte
con el ramo verde
del amor florido.
¡Que despierte
por el tronco y la rama de los laureles!
MUCHACHA 2ª (Entrando.)
Que despierte
con el largo pelo,
camisa de nieve,
botas de charol y plata
y jazmines en la frente.
(Aparece la NOVIA. Lleva un traje negro mil novecientos, con caderas y larga cola rodeada de gasas
plisadas y encajes duros. Sobre el peinado de visera lleva la corona de azahar. Suenan las guitarras.)
NOVIA.-Sí. Estoy deseando ser tu mujer y quedarme sola contigo, y no oír más voz que la tuya.
NOVIO.-¡Eso quiero yo!
NOVIA.- Y no ver más que tus ojos.y que me abrazaras tan fuerte, que aunque me llamara mi madre,
que está muerta, no me pudiera despegar de ti.
NOVIO.-Yo tengo fuerza en los brazos. Te voy a abrazar cuarenta años seguidos.
NOVIA. -(Dramática, cogiéndolo del brazo.) ¡Siempre!
PADRE.-Vamos pronto! ¡A coger las caballerías y los carros! Que ya ha salido el sol.
MADRE.-¡Que llevéis cuidado! No sea que tengamos mala hora.
MUJER.-Vamos.
LEONARDO.-¿Adónde?
MUJER.-A la iglesia. Pero no vas en el caballo. Vienes conmigo.
LEONARDO.-¿En el carro?
MUJER.-¿Hay otra cosa? ,
LEONARDO. -Yo no soy hombre para ir en carro.
MUJER.-Y yo no soy mujer para ir sin su marido a un casamiento. ¡Que no puedo más!
LEONARDO.-¡Ni yo tampoco!
MUJER.-¿Por qué me miras así? Tienes una espina en cada ojo.
LEONARDO.-¡Vamos!
MUJER.-No sé lo que pasa. Pero pienso y no quiero pensar. Una cosa sé. Yo ya estoy despachada. Pero
tengo un hijo. y otr19 que viene. Vamos andando. El mismo sino tuvo mi madre. Pero de aquí no me
muevo. (Voces fuera.)
¡Al salir de tu casa
para la iglesia,
acuérdate que sales
como una estrella!
TELÓN LENTO
CUADRO SEGUNDO
Exterior de la cueva de la NOVIA. Entonación en blancos, grises y
azules
fríos. Grandes chumberas. Todos sombríos plateados. Panorama de
mesetas color barquillo, todo endurecido como paisaje de cerámica
popular.
MADRE.-(Entrando.) ¡Por fin!
PADRE.- ¿Somos los primeros?
CRIADA.-No. Hace rato llegó Leonardo con su mujer. Corrieron como demonios. La mujer llegó
muerta de miedo. Hicieron el camino como si hubieran venido a caballo.
PADRE.-Ése busca la desgracia. No tiene buena sangre.
MADRE. ¿Qué sangre va a tener? La de toda su familia.
PADRE.-¡Vamos a dejarlo!
CRIADA.- ¿Cómo lo va a dejar?
MADRE.-Me duele hasta la punta de las venas. En la frente de todos ellos yo no veo más que la mano
con que mataron a lo que era mío. ¿Tú me ves a mí? ¿No to parezco loca? Pues es loca de no haber
gritado todo lo que mi pecho necesita. Tengo en mi pecho un grito siempre puesto de pie a quien tengo
que castigar y meter entre los mantos. Pero se llevan a los muertos y hay que callar. Luego la gente
critica. (Se quita el manto.)
PADRE.-Hoy no es día de que to acuerdes de esas cosas.
MADRE.-Cuando sale la conversación, tengo que hablar. Y hoy más. Porque hoy me quedo sola en
mi casa.
PADRE.-En espera de estar acompañada.
MADRE. - Ésa es mi ilusión: los nietos. (Se sientan.)
PADRE.-Yo quiero que tengan muchos. Esta tierra necesita brazos que no sean pagados. Hay que
sostener una batalla con las malas hierbas , con los pedruscos que salen no se sabe dónde. Y estos
brazos tienen que ser de los dueños, se necesitan muchos hijos.
MADRE.-¡Y alguna hija! ¡Los varones son del viento! Tienen por fuerza que manejar armas. Las niñas
no salen jamás a la calle.
PADRE.-(Alegre.) Yo creo que tendrán de todo.
MADRE.-Mi hijo la cubrirá bien. Es de buena simiente. Su padre pudo haber tenido conmigo muchos
hijos.
PADRE.-Lo que yo quisiera es que esto fuera cosa de un día. Que en seguida tuvieran dos o tres
hombres.
MADRE.-Pero no es así. Se tarda mucho. Por eso es tan terrible ver la sangre de una derramada por el
suelo. Una fuente que corre un minuto y a nosotros nos ha costado años.
PADRE.-Ahora tienes que esperar. Mi hija es ancha y tu hijo es
fuerte.
MADRE.-Así espero. (Se levantan.)
PADRE. - Prepara las bandejas de
trigo.
CRIADA.-Están preparadas.
MUJER DE LEONARDO.-(Entrando.) ¡Que sea para bien!
MADRE.-Gracias.
LEONARDO. ¿Va a haber fiesta?
PADRE.-Poca. La gente no puede entretenerse.
CRIADA.-¡Ya están aquí!
(Van entrando invitados en alegres grupos. Entran los novios cogidos del brazo. Sale
LEONARDO.)
NOVIA.-(Sombría.) En ninguna.
PADRE.-Fue lucida.
(Pasan al fondo dos MUCHACHAS; durante todo este acto el fondo será un animado cruce de figuras.)
NOVIO.-(Alegre.) Eso se llama no entender. Las viejas frescas como tú bailan mejor que las jóvenes.
CRIADA.-Pero ¿vas a echarme requiebros, niño? ¡Qué familia la tuya! ¡Machos entre los machos!
Siendo niña vi la boda de tu abuelo. ¡Qué figura! Parecía como si se casara un monte.
NOVIO-Yo tengo menos estatura.
CRIADA.-Pero el mismo brillo en los ojos. ¿Y la niña?
NOVIA.-Quitándose la toca.
(Salen. Se oye gran algazara. Sale la NOVIA.)
(Echan a correr las dos. Llega el NOVIO y muy despacio abraza a la NOVIA por detrás.)
(Aparece la
MADRE.)
MADRE.-Hijo.
NOVIO. ¿Dónde anda usted?
MADRE. En todo ese ruido. ¿Estás contento?
NOVIO.-Sí.
MADRE. ¿Y tu mujer?
NOVIO. - Descansa un poco. ¿Usted se va a ir?
MADRE.-Sí. Yo tengo que estar en mi casa.
NOVIO.-Sola.
MADRE.-Sola no. Que tengo la cabeza llena de cosas y de hombres y luchas.
NOVIO.-Pero luchas que ya no son luchas.
(Sale la CRIADA rápidamente; desaparece corriendo por el fondo.)
MADRE.-Mientras una vive, lucha.
NOVIO.-¡Siempre la obedezco!
MADRE.-Con tu mujer procura estar cariñoso , que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú
eres el macho, el amo, el que manda. Así aprendí de tu padre. Y como tu no tienes, tengo que ser yo la
que te enseñe estas fortalezas.
NOVIO.-Yo siempre haré lo que usted
mande.
PADRE.-(Entrando.) ¿Y mi hija?
NOVIO.-Está dentro.
PADRE.-(Saliendo.) ¡Aquí no está!
NOVIO. ¿No?
PADRE.-Debe haber salido a la baranda.
NOVIO.-¡Voy a ver! (Entra.)
NOVIO.-(Saliendo.) No está.
MADRE.-(Inquieta.) ¿No?
PADRE.-¿Y dónde pudo haber ido?
CRIADA.-(Entrando.) ¿Y la niña, dónde está?
MADRE.-(Seria.) No lo sabemos.
TELÓN
ACTO TERCERO
CUADRO PRIMERO
LEÑADOR 1°.-
¡Ay luna que sales!
Luna de las hojas grandes.
LEÑADOR 2°.-
¡Llena de jazmines la sangre!
LEÑADOR 1°-
¡Ay luna sola!
¡Luna de las verdes hojas!
LEÑADOR 2°-
Plata en la cara de la novia.
LEÑADOR 3°.
¡Ay luna mala!
Deja para el amor la oscura rama.
LEÑADOR 1°
¡Ay triste luna!
¡Deja para el amor la rama oscura!
MENDIGA.-¡Ay!
NOVIO. ¿Qué quieres?
MENDIGA.-Tengo frío.
NOVIO.-¿Adónde to diriges?
MENDIGA. - (Siempre quejándose como una mendiga.) Allá lejos. . .
NOVIO.-¿De dónde vienes?
MENDIGA.-De allí . . . , de muy lejos.
NOVIO. ¿Viste un hombre y una mujer que corrían montados en un caballo?
MENDIGA.-(Despertándose.) Espera. . . (Lo mira.) Hermoso galán. (Se levanta.) Pero mucho más
hermoso si estuviera dormido.
NOVIO.-Dime, contesta, ¿los viste?
MENDIGA.-Espera... ¡Qué espaldas más anchas! ¿Cómo no to gusta estar tendido sobre ellas y no andar
sobre las plantas de los pies que son tan chicas?
NOVIO.-(Zamarreándola.) ¡Te digo si los viste! ¿Han pasado por aquí?
MENDIGA.-(Enérgica.) No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No to oyes?
Novio-No.
MENDIGA. ¿Tú no conoces el camino?
NOVIO.-¡Iré sea como sea!
MENDIGA.-Te acompañaré. Conozco esta tierra.
NOVIO. - (Impaciente.) ¡Pues vamos! ¿Por dónde?
MENDIGA.-(Dramática.) ¡Por allí!
(Salen rápidos. Vuelven los LEÑADORES. Llevan las hachas al hombro. Pasan lentos entre los
troncos.)
LEÑADOR 1°.-
¡Ay muerte que sales!
Muerte de las hojas grandes.
LEÑADOR 2°.-
¡No abras el chorro de la sangre!
LEÑADOR 1°.-
¡Ay muerte sola!
Muerte de las secas hojas.
LEÑADOR 3°-
¡No cubras de flores la boda!
LEÑADOR 2°-
¡Ay triste muerte!
Deja para el amor la rama verde.
LEÑADOR 1°.-
¡Ay muerte mala!
¡Deja para el amor la verde rama!
NOVIA.)
LEONARDO.-
¡Calla!
NOVIA.-
Desde aquí yo me iré sola.
¡Vete! Quiero que to vuelvas.
LEONARDO.-
¡Calla, digo!
NOVIA.-
Con los dientes,
con las manos, como puedas,
quita de mi cuello honrado
el metal de esta cadena.
Y si no quieres matarme
como a víbora pequeña,
pon en mis manos de novia
el cañón de la escopeta.
¡Ay, qué lamento!
LEONARDO.-
Ya dimos el paso; ¡calla!
porque nos persiguen cerca
y voy a llevar conmigo.
NOVIA.-
¡Pero ha de ser a la fuerza!
LEONARDO.-
¿A la fuerza? ¿Quién bajó primero las escaleras?
NOVIA.-
Yo las bajé.
LEONARDO.-
¿Quién le puso al caballo bridas nuevas?
NOVIA.-
Yo misma. Verdad.
LEONARDO.-
¿Y qué manos me calzaron las espuelas?
NOVIA.-
Estas manos, que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramas azules
¡Te quiero!¡Aparta! Que si
matarte pudiera,
te pondría una mortaja con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
LEONARDO.-
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No to recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
NOVIA.-
¡Ay qué sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo .
He dejado a un hombre duro
y a toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.
LEONARDO.-
La noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente
que el veneno que nos
echa.
(La abraza f uertemente.)
NOVIA.-
¿Adónde me llevas?
LEONARDO.-
Adonde no puedan ir
estos hombres que nos cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!
NOVIA.-(Sarcástica.)
Llévame de feria en feria,
dolor de mujer honrada.
LEONARDO.-
También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
Pero voy donde tú vas.
Tú también. Da un paso. Prueba.
NOVIA.-
¿Oyes?
LEONARDO. -
Viene gente.
NOVIA:
¡Húye!
Es justo que yo aquí muera
con los pies dentro del agua
y espinas en la cabeza.
LEONARDO.-
Cállate. Ya suben.
NOVIA.-
¡Vete!
LEONARDO.-
Silencio. Que no nos sientan.
Tú delante. ¡Vamos, digo!
(Vacila la
NOVIA.)
NOVIA.-
¡Los dos juntos!
LEONARDO.-(Abrazándola.)
¡Como quieras!
Si nos separan, será
porque esté muerto.
NOVIA.-
Y yo muerta.
(Salen abrazados.)
TELÓN
CUADRO ULTIMO
MENDIGA.-
Yo los vi; pronto llegan , dos
hombres en las patas del caballo.
Muertos en la hermosura de la noche.
(Se va. Queda la escena sola. Aparece la MADRE con una VECINA. La VECINA viene llorando.)
MADRE.-Calla.
VECINA.-No puedo.
MADRE.-Calla, he dicho. (En la puerta.) ¿No hay nadie aquí? (Se lleva las manos a la frente.) Debía
contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás
de los montes. (Con rabia a la VECINA.) ¿Te quieres callar? No quiero llantos en esta casa. Vuestras
lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los
pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.
VECINA.-Vente a mi casa; no te quedes aquí.
MADRE. Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. A medianoche dormiré, dormiré
sin que ya me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se asomarán a las ventanas, azotadas por la
lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo no. Hemos de pasar días terribles. No quiero ver a nadie. La
tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay! (Se sienta transida.)
VECINA.-Ten caridad de ti misma.
MADRE.-(Echándose el pelo hacia atrás.) He de estar serena. (Se sienta.) Porque vendrán las vecinas y
no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse
llevar a los labios.
MADRE.-
Girasol de tu madre,
espejo de la tierra.
Que te pongan al pecho
cruz de amargas adelfas;
sábana que te cubra
de reluciente seda.
y el agua forme un llanto
entre tus manos quietas.
MU JER.-
¡Ay, que cuatro muchachos
llegan con hombros cansados!
NOVIA.-
¡Ay, qué cuatro galanes
traen a la muerte por el aire!
MUJERE.-
Dulces clavos,
dulce cruz.
dulce nombre
de Jesús.
NOVIA.-
Que la cruz ampare a muertos y vivos.
MADRE.-
Con un cuchillito,
en un día señalado, entre las dos y las tres,
se mataron los dos hombres del amor.
Con un cuchillo,
con un cuchillito
que apenas cabe en la mano,
pero que atraviesa fino
por las carnes asombradas,
y que se para en el sitio
donde tiembla la oscura
raíz del grito.
NOVIA.-
Y esto es un cuchillo,
un cuchillito
que apenas cabe en la mano;
pez sin escamas ni río,
para que un día señalado, entre las dos y las tres,
con este cuchillo,
se queden dos hombres duros
con los labios amarillos.
MADRE.-
Y apenas cabe en la mano,
pero que penetra frío
por las carnes asombradas
y allí se para, en el sitio
donde tiembla la oscura
raíz del grito.
TELÓN
FIN DE
“BODAS DE SANGRE”
El final de "Bodas de sangre" es la llegada de La Novia cubierta de sangre a la
casa de su suegra. Dice que ha venido para que la maten por sus pecados pero
que, por mucho que huyera con Leonardo, ella sigue siendo honrada. Defiende
que ella no es así, que se ha dejado llevar por culpa de un hombre. Esta
imagen de la mujer víctima del amor y de la pasión es aceptada por la suegra
que termina abrazando a La Novia y llorando, junto a ella, la tragedia de la
vida.