Resarcibilidad Del Daño Al Proyecto de Vida

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RESARCIBILIDAD DEL DAÑO AL PROYECTO DE VIDA

Profesor José Francisco Carreón 1


Romero
Introducción.
Es un agrado aportar al especial que Gaceta Jurídica ha organizado sobre la
resarcibilidad del daño al proyecto de vida. En este breve ensayo trataré
demostrar que sí es viable resarcir el daño al proyecto de vida de una persona,
siempre y cuando concurran determinadas condiciones. Por otro lado,
demostrar que la discusión sobre la viabilidad o no del resarcimiento del
mencionado daño, está marcada por una concepción errónea de los conceptos
de “daño” y “perjuicio”, concibiéndolos en forma equivocada como conceptos
sinónimos; cuando en realidad son conceptos distintos que requieren
relacionarse mediante el concepto del “resarcimiento”, para explicar la
posibilidad del resarcimiento del daño al proyecto de vida.

Los casos de la jurisprudencia. (los hechos reconstruídos para este ensayo)


1.- (Casación N° 421-2009-Arequipa y Sentencia de vista N° 923-2008)
“Juvenal Briceño el año de 1991, había sido incorporado al Club Sporting
Cristal después de negociar su pase del Club FBC Melgar de Arequipa. En los
años que jugó en el Melgar demostró tener calidades que lo hacían merecedor
para integrar uno de los Clubs grandes del deporte del futbol peruano. Ocurrió
que un domingo después de ver el encuentro de fútbol de su exclub, Juvenal
con su hermano transitaban en moto por la avenida Ejército de la ciudad de
Arequipa y llegado a una parte de la pista en la que habían dejado cascajo y
arena, el vehículo resbala y Juvenal se fractura la pierna derecha;
inmediatamente es llevado a la Clínica San Juan de Dios ubicada en la misma
avenida, y es atendido por el médico de turno traumatólogo con la colocación
de yeso en la pierna derecha; manifestó pérdida de sensibilidad durante el
primer día y medio que permaneció en la clínica y en la mitad del segundo día
arribó de la ciudad de Lima el médico del club del Cristal para hacerse cargo de
1
Máster en Derecho Civil y doctorando en Derecho por la Universidad Católica Santa María de
Arequipa. Profesor principal de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de San Agustín de
Arequipa, profesor invitado de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica San Pablo, docente
asociado de la Academia de la Magistratura. Juez Civil Superior, Presidente de la Primera Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Arequipa.
su atención y después de otro día entero recién lo transporta vía aérea a las
clínicas de Lima, en la que a los dos meses le tienen que amputar la pierna
derecha desde la rodilla por una complicación arterial que debió advertirse y
solucionarse desde un inicio. La sentencia emitida en el proceso sobre
indemnización de daños determinó que la culpa la tuvieron los médicos al omitir
intervenirlo oportunamente con cirugía de la lesión arterial y no solo con yeso la
lesión anatómica de la pierna, causándole daños a su integridad personal y
proyecto de vida de futbolista. La sentencia valoró el daño en la suma de 98 mil
dólares por lucro cesante hasta los 30 años de promedio de actividad de un
jugador y daño moral”.
Sostiene (considerando 7.3.c Sent. Vista): “Daño moral: Ha quedado acreditado
el dolor emocional sufrido por las constantes operaciones efectuadas y por
habérsele truncado su carrera deportiva al haber quedado inválido en forma
definitiva. Daño a la persona: ya que su incapacidad física es permanente,
convirtiéndolo en una persona minusválida. (considerando 10.3.4 S. vista) Este
debe medirse conforme a las actividades cotidianas dejadas de realizar y la
reparación adecuada; es decir, la pérdida de una pierna conlleva dejar de
realizar las actividades deportivas y el simple hecho de caminar, no obstante,
puede ser sujeta de reparación mediante la colocación de una prótesis que le
permita recuperar un porcentaje de movilidad, pero al no haberse establecido,
durante el proceso, el costo promedio de una prótesis, este colegiado
determina el monto…”
2.- “Margot Guadalupe contrajo matrimonio con Alfonso Salas el año de 1974 y
acordaron que Margot dejara de ejercer la profesión de contadora para
dedicarse a la administración de su hogar (llegaron a tener la pareja dos hijos)
y que Alfonso se dedicaría a ejercer su profesión de arquitecto para proveer el
sustento del hogar. Después de 13 años de casados, cuando sus dos hijos
eran aún menores de edad y Margot seguía al frente del hogar; Alfonso decide
separarse de Margot por haber surgido una relación extramatrimonial dada la
incompatibilidad de caracteres que tenía con su esposa. Hasta meses antes del
rompimiento, quien aportaba al sustento del hogar era Alfonso y Margot
aportaba con su trabajo a la administración del hogar, gozando del seguro por
salud en su condición de cónyuge. Ante esa situación, Margot demanda
indemnización por daños y perjuicios y la sentencia emitida dispone que el
excónyuge pague la suma de 30 mil dólares por el daño al proyecto de vida
matrimonial que se le frustró a Margot”.
Sostiene (considerando 3): “haber impedido su desarrollo profesional y laboral,
debiendo el demandado abonar una suma de dinero que le permita el reinicio
de una actividad que le posibilite desarrollarse y atender a su superviviencia” y
“haber sufrido un desmedro que ha influído negativamente en la vida subjetiva
de la afectada por el rompimiento de la cohabitación y frustración del proyecto
de vida matrimonial” (Casación 3973-2006-Lima).
Sostiene (Considerando 12): “La existencia del daño a la persona en la forma
de daño al proyecto de vida matrimonial, entendido como aquel que afecta la
manera como los cónyuges decidieron vivir, esto es, realizarse juntos a través
del matrimonio y por ende idearon, escogieron y desarrollaron un conjunto de
medidas, planes, proyectos, para dicho fin, los que muchas veces comportan la
asunción de posiciones que desde el aspecto económico manifiestan en que
uno de los cónyuges cede al otro la situación de proveedor y se le facilita toda
oportunidad para que dicha provisión sea mejor y mayor y aquel asuma la de
cuidado, crianza, protección y vigilancia de la casa y de los hijos que la
conformen, todo en aras de dicho plan común que al verse truncado por el
actuar del referido cónyuge proveedor, el otro cónyuge deviene lógicamente en
cónyuge perjudicado con la separación de hecho” (Casación 4921-2008-Lima)
3.- “Gaspar Huamán, casado, de 46 años de edad, chofer profesional; el 09 de
octubre del 2003 ingresó por emergencia de Essalud y se le diagnosticó
“obstrucción urinaria severa y próstata”, siendo tratado con medicamentos
hasta el 11 en que a las 8 am se le realiza el diagnóstico médico preoperatorio
por “hipertrofia benigna de próstata”, pese a que no existía evidencia del
mismo; realizándose actos previos a una intervención quirúrgica colocándole
una sonda Foley en su uretra, para que a las 12 hrs, ingresara a la sala de
operaciones, siendo intervenido por el médico cirujano, su ayudante y la
anestesióloga; diagnosticándose “obstrucción urinaria severa”; y luego el 23 de
octubre, ante el rebosamiento de orina por el pene y talla vesical, fue retirada la
sonda sin indicación médica y posteriormente intentaron recolocarla la sonda
sin éxito, debido a la estrechez uretral proximal postraumática; dañándose el
órgano en forma definitiva y produciéndole incontinencia urinaria. La sentencia
fijó como indemnización por daño moral la suma de 800 mil soles”
Sostiene (considerando 5): “En cuanto a la integridad sicosomática del actor y
su proyecto de vida se aprecia que el recurrente fue afectado por acto externo
que perjudicó su capacidad de orinar, de eyacular, de mantener relaciones
sexuales. Se trata de un grave daño sicosomático, que atenta contra sus
propios derechos sexuales en su variante de goce del ejercicio de su
sexualidad o reproductivos como la capacidad de reproducirse y la libertad de
decidir si, cuándo y con qué frecuencia, y aún con su proyecto existencial en
cuanto a la forma en que construyó su relación conyugal y pensó continuar con
ella (su esposa) a lo largo de los años, que se ve menoscabada por la situación
que padece. No hay aquí, pues un daño inasible e irreal, sino uno concreto que
ha vulnerado la propia realización del actor”.
Sostiene (considerando 6): “Existiendo acto legítimo, nexo causal y daño no
queda mas que brindar la indemnización respectiva a la víctima para equilibrar,
en lo posible, el daño sufrido. Sin duda esto no logrará restablecer la situación
anterior al daño, pero propiciará un ambiente necesario para que la víctima
pueda atenuar en algo el perjuicio en su contra”.
Sostiene (considerando 7): “Estando a lo expuesto se estima que la
indemnización que debe otorgarse por daño moral es la suma de 800 mil soles,
teniendo en cuenta: a) lo perdurable del daño y la imposibilidad de la víctima de
rehacer a plenitud su proyecto original; c) La edad de la víctima (46 años al
momento de la producción del daño) y el tiempo que mantendrá la lesión, así
como las escasas posibilidades de rehacer su periplo vital” (Casación 1318-
2016-Huancavelica).
Análisis de las casaciones.
1.- En el primer caso del futbolista, fue evidente que Juvenal tenía un proyecto
de vida como futbolista de las ligas mayores del país; el mismo que
injustamente se le truncó; generando también daños a su integridad física,
síquica y moral; con consecuencias económicas de perjuicios para lograr en lo
posible el restablecimiento de la situación que tenía Juvenal antes del daño
mediante el pago: a) de los gastos que sirvieron para su recuperación como los
de hospitalización y posterior rehabilitación con la prótesis colocada en la
pierna derecha como daño emergente; b) de lo dejado de percibir en su
condición de futbolista del Cristal hasta una edad promedio de 30 años, como
lucro cesante; c) de una suma de dinero de compensación que consuele la
aflicción moral sufrida al verse incapacitado para jugar futbol de por vida (daño
a su integridad física, síquica y moral); d) a ello, agrego también pudo fijarse un
monto de dinero para resarcir la pérdida de su chance u oportunidad de ser en
el futuro un entrenador de las ligas mayores de futbol; monto que sirva para
realizar una actividad de reemplazo; esto es, pagar los gastos que tuviera para
la capacitación como entrenador de futbol de menores; lo que en efecto ocurrió
y funciona hasta el día de hoy su academia.
2.- En el segundo caso, también fue evidente que Margot tenía un proyecto de
vida como contadora, que por su matrimonio lo renunció; reorientando su plan
a la de ser administradora del hogar que formó con Alfonso. El rompimiento de
la relación matrimonial de la pareja generó consecuencias morales y
económicas importantes para María, como es el de encontrarse fuera del
mercado laboral de la profesión que siguió; y la dificultad de proverse el
sustento de sus necesidades después de la separación de Juan; así como
verse afligida moralmente porque su expectativa de tener una vida matrimonial
se vió truncada por la decisión de Alfonso de tener una relación
extramatrimonial. En efecto, María en su momento perdió la chance o
expectativa de realizarse como contadora por lo que ahora para resarcir el
daño a su proyecto profesional necesitaba un capital de dinero para retomar su
profesión o iniciar una actividad económica que le permita atender sus
necesidades, al dejar de recibir el aporte económico de su excónyuge; y de otro
lado, una suma de dinero que compense su aflicción moral por la frustración de
su proyecto matrimonial.
3.- En el tercer caso, también es palpable que Gaspar tenía un proyecto de
vida laboral y matrimonial en cuanto a su vida sexual y reproductiva; sin
embargo, la negligencia médica frustró y menoscabó dicho proyecto,
causándole además daños a su integridad física, síquica y moral. No fue
posible que el resarcimiento ordenado pudiera restablecer la situación personal
del actor; quedando solo la posibilidad de atenuar y compensar
económicamente un nuevo destino de su vida íntima con su esposa; así como
la imposibilidad de procrear descendencia. Es más, la actividad laboral que
realizaba ya no la podía realizar, por la incontinencia urinaria permanente y el
olor fétido que producía. Su vida personal se alteró gravemente.
4.- En el análisis de los tres casos, para explicar la resarcibilidad del daño a los
proyectos de vida de Juvenal, Margot y Gaspar hemos distinguido los
conceptos de “daño” y “perjuicio” y los hemos relacionado con el concepto de
“resarcimiento”. En efecto, los daños sufridos afectaron los derechos a la
integridad física, síquica y moral; así como el derecho a su libre desarrollo
personal, sexual-reproductivo y profesional; generando consecuencias
económicas como perjuicios de daños emergentes, pérdida de chance y lucro
cesante; a efecto de lograr en lo posible el restablecimiento de la situación de
los actores o en su caso en su caso, condiciones sustitutas de la actividad que
venían realizando o una compensación por el daño a su integridad física,
síquica y moral.
La función de distinguir el concepto de “daño” del concepto de
“perjuicio”.
Revisando la Doctrina Francesa, encontramos tres posturas
(Gastón Fernández, 2013)(p. 6-7):
 a) La primera de los juristas Starck, Rolan y Boyer que consideran
ambos conceptos sinónimos; que es la postura de nuestro Código civil y
la jurisprudencia peruana.
 b) La segunda del jurista Pothier que considera que el vocablo “daño”
explica la pérdida en el patrimonio conocida como daño emergente; y el
vocablo “perjuicio” explica el beneficio perdido conocido como lucro
cesante; que no ha tenido acogida en la jurisprudencia y doctrina
peruana.
 c) La tercera, de los juristas Borgueti y Le Tourneau que consideran su
distinción, asignando al concepto de “daño” el significado de lesión a una
persona o una cosa en sí; y “perjuicio” a las consecuencias económicas
de esa lesión que pueden traducirse en daño emergente y lucro cesante.

Por su parte, en la Doctrina Italiana encontramos el desarrollo de esta


distinción en la forma siguiente:
 El jurista Massimo Bianca sostiene: “daño como lesión al ente afectado
de una persona, sea en forma directa: la pérdida de un brazo; o si afecta
a su patrimonio; y perjuicio, lo que él llama daño consecuencia, que
serían los efectos patrimoniales perjudiciales, que se traducen en daño
emergente y lucro cesante” (p. 14)

 La jurista Giovanna Visintini: “Hay una confusión entre daño como lesión
a un interés tutelado, como la integridad física y la salud, el nombre, la
imagen, la intimidad, el honor y demás derechos de la personalidad; y
del patrimonio: como la propiedad, la posesión, el uso, la habitación,
usufructo y demás derechos reales de la persona; y el perjuicio o las
consecuencias perjudiciales como objeto de resarcimiento, que asumen
el significado de daño emergente y lucro cesante”. (Visintini, 1999) (p.
18-19)

En la Doctrina Peruana también encontramos ese similar desarrollo:


 El Jurista Carlos Fernández Sessarego dice: “Distinguimos en primer
término en cuanto a la naturaleza del ente susceptible de ser dañado, el
daño objetivo o daño a las cosas, del daño subjetivo o daño a la
persona. En segundo lugar, diferenciamos las diversas consecuencias
derivadas de los daños ocasionados a las cosas de aquellas causadas
al ser humano” (Fernandez Sessarego, 1998) (p.453-464).

 El jurista Gastón Fernández dice: “es posible adecuar la distinción de


daño y perjuicio a nuestro sistema jurídico dentro de una nueva
clasificación de los daños:
 a) Por la naturaleza del ente afectado: Daño no patrimonial que lesiona
los valores y derechos fundamentales inherentes a todo sujeto de
derecho; y daño patrimonial que lesiona a la propiedad, la herencia o
cualquier otro de naturaleza patrimonial.
 b) Por las consecuencias económicas que genera: daño emergente y
lucro cesante; que no es el daño a la entidad patrimonial o no
patrimonial de la persona”. (Fernandez, 2013) (p. 15-17)

Es más, el mismo Gastón Fernández, explica que el daño al proyecto de


vida tiene su fundamento en el derecho al libre desarrollo de la persona
consagrado en el artículo 2.1 de la Constitución; y las consecuencias
económicas que generan ese daño puede expresarse como el daño a la
pérdida de la chance como daño emergente.
Por la importancia de lo sostenido, reproducimos su pensamiento (p. 11-12):
“Sabemos que la protección de la persona humana tiene un basamento
constitucional en el Perú (art. 2.1 Const); así como del daño existencial
peruano llamado aquí “daño al proyecto de vida”, en el derecho al libre
desarrollo y bienestar, que consiste en la posibilidad que debe tener cada ser
humano de desarrollar todas sus potencialidades y que en conjunto son
irrepetibles en otro ser humano, ejercitando su libertad y realizándose como
persona válida por sí misma. Es un derecho que se ejecuta necesariamente en
el devenir del presente hacia el futuro. Protege a la persona en dos aspectos
complementarios: 1) en mantener sus potencialidades como tales, de manera
que no sean afectadas por otros; y 2) en facilitar que la persona tome las
acciones que la conduzcan a desarrollarse dentro del cumplimiento de sus
deberes y de los límites que imponen las leyes. (Rubio Correa, Eguiguren
Praell, Bernales Ballesteros); por lo que en puridad, este derecho significa el
ejercicio de una facultad que reconoce a cada persona la posibilidad de hacer
uso de todas sus potencias físicas, intelectuales y morales en su propio
beneficio. Ello a efectos de coronar su realización integral como ser humano.
Mediante este derecho se busca asegurar la realización del plan de vida
libremente escogido y en donde el desarrollo de la persona es expresión de sus
aptitudes, intereses, convicciones y deseos mediante su actuación o
verificación en el seno de la sociedad (García Toma).
“La Jurisprudencia del TC ha expresado: el derecho al libre desarrollo
pertenece a toda persona como expresión del principio de igualdad. Este
principio no significa necesariamente el trato igualitario de todas las personas
sino la justificación de un trato desigual, de ser el caso, para lo cual, no solo
exige para el tratamiento desigual en la aplicación de la ley a las personas, que
la finalidad legislativa sea legítima sino que los que reciban el trato desigual
sean en verdad desiguales; por lo que los derechos personales del tipo del libre
desarrollo, entre otros, son derechos constitucionales aplicables a todo ser
humano, sin que interese su grado de educación, sus costumbres, su conducta
o su identidad cultural (STC. 0018-96-I). El reconocimiento de un proyecto de
vida a cada individuo, entonces, no es otra cosa que el de un derecho que le
pertenece a todo individuo en función a sus particulares características y, en
ese sentido, no es sino la proyección de un derecho de igualdad entre
desiguales. La dificultad de resarcimiento no es distinta de toda aquella que se
reconoce en torno a la problemática de la cuantificación del daño no
patrimonial; y no así en lo que se atañe a su certeza, que es un requisito de
verificación de cualquier daño resarcible, siendo sus consecuencias
económicas reparables siempre bajo la modalidad de “pérdida de chance”
(el resaltado en negrillas es nuestro).
Por su parte el jurista Carlos Fernández Sessarego (Fernández
Sessarego,1998) (pp. 459), citando a la sentencia de la CIDH nos dice: “ En lo
que concierne al daño al proyecto de vida no se trata de un resultado seguro,
que haya de presentarse necesariamente, sino de una situación probable no
meramente posible –dentro del natural y previsible desenvolvimiento del sujeto,
que resulta interrumpido y contrariado por hechos violatorios de sus derechos
humanos”. Dichos en otros términos, “el daño al proyecto de vida, es entendido
como una expectativa razonable y accesible en el caso concreto, implica la
pérdida o el grave menoscabo de oportunidades de desarrollo personal en
forma irreparable o muy difícilmente reparable”

Nuestra tesis:

La categoría de DAÑO está referida a la lesión que sufre la entidad de la


persona en sus dos dimensiones o ámbitos: el personal o subjetivo, que
comprende el daño a los derechos fundamentales de la persona de carácter
subjetivo: la vida, la integridad, la identidad, la libertad, la intimidad, el honor,
etc. y daños a los derechos de carácter objetivo: el de propiedad, posesión,
usufructo, crédito, etc. (Principios europeos de la RC).
La categoría PERJUICIO está referida a las consecuencias económicas que
genera la necesidad del resarcimiento del daño, expresado en los conceptos de
daño emergente, y dentro de esta categoría a la pérdida de la chance
(Osterling Felipe, citado por Lilian Calderón Cabrera 2014,p. 97) y lucro
cesante.
La categoría de RESARCIMIENTO está referida a la función principal de la
responsabilidad civil, cual es, restablecer o restituir el estado de cosas o
situación personal, familiar, social que tenía la víctima antes del evento dañoso,
en la misma posición en que se encontraría si el hecho dañoso no se hubiera
producido (Cesare Salvi, 2001. p. 303).
Nuestro código civil en ambos regímenes de Responsabilidad se refiere a los
daños y perjuicios (arts. 1317, 1321, 1331) en Inejecución de las obligaciones y
(art. 1982) en responsabilidad extracontractual); pues bien, como hemos visto
una corriente reformadora en la doctrina francesa, italiana y peruana actual ha
hecho esa distinción y nos dice que el daño está referido a la lesión a la entidad
de la persona; y el perjuicio está referido a las consecuencias económicas de
ese daño, que se producen en la búsqueda de resarcimiento para restablecer
la situación subjetiva y objetiva de la persona que ha sufrido el daño, para lo
cual hay que realizar GASTOS para ese restablecimiento.
En ese sentido, bajo el enfoque de los derechos de la persona es que se
aborda el concepto de “daño”, podemos explicar la existencia de los daños a
los derechos de la persona, dentro de ellos, el daño al derecho al libre
desarrollo y bienestar de la persona, entendido como la posibilidad de
realización de sus proyectos o planes de vida personal (Fernandez Sessarego,
1998, p. 455); que pueden verse truncados por la acción injusta de un
dañador. Asimismo, explicar la necesidad de resarcir ese daño al plan de vida
de la persona, buscando en lo posible su restablecimiento en el ejercicio de su
derecho para desarrollar el plan o proyecto de vida trazado; o en su defecto, la
generación de condiciones sustitutas que permitan a la víctima trazar una plan
similar o un nuevo plan de vida.
Crítica a la resarcibilidad del daño al proyecto de vida. Nuestro
comentario.
La sentencia penal del caso de “Arlet Contreras” (Expediente 75-2018:
considerando 9.3) expone que: “Sobre lo alegado “daño al proyecto de vida” se
deben señalar dos cuestiones: primero, lo argumentado por la defensa de la
víctima no se condice con lo que un sector de la doctrina reconoce como “daño
al proyecto de vida”; segundo, dicho daño no tiene reconocimiento legal; por lo
que este colegiado considera que no resulta amparable tal extremo de la
pretensión”; sin embargo, a continuación señala en forma contradictoria:
“efectivamente, en lo relativo a la frustración del proyecto de vida, pensamos
que no se trata de cualquier posibilidad de desarrollo de una persona, que
puede ser incierta, sino que deberá tratarse de la frustración de un proyecto
evidenciado y en proceso de ejecución y desarrollo que se frustra de un
momento a otro. No se debe confundir proyecto de vida con cualquier
posibilidad respecto de la cual no exista ningún tipo de evidencia comprobada.
Por lo tanto, si se quiere guardar coherencia con lo descrito por algún sector de
la doctrina que postula el “daño al proyecto de vida”, resulta ser elemental que
debe quedar fuera de toda discusión que la agraviada no pudo seguir
ejerciendo su profesión de abogada, es decir, debe haberse actuado algún
medio de prueba que demuestre de manera fehaciente que ella tenga alguna
imposibilidad física o mental para no poder seguir ejerciendo tal profesión u
otra actividad esencial o necesaria que haya estado desarrollando al momento
de suscitarse los hechos y que se haya visto truncada con la afectación de su
esfera emocional”
Comentario: como se verá, la sentencia penal no rechaza la posibilidad de la
existencia de un daño al proyecto de vida de una persona, siempre y cuando
“se demuestre de manera fehaciente la imposibilidad física o mental para no
poder seguir ejerciendo tal profesión u otra actividad esencial o necesaria que
haya estado desarrollando al momento de suscitarse los hechos”. Lo que no
llega a decir la sentencia, es cómo se resarciría tal daño; sin embargo, como
hemos señalado en los casos de la jurisprudencia civil , la manera de resarcir
sería generar condiciones sustitutas a las pérdidas de chance, ya sea
restableciendo el estado de cosas o reorientando su actividad profesional o
laboral a otro rubro o ámbito que le permita realizar sus potencialidades y
capacidades (p. 457)
Por su parte el profesor Leysser León sostiene (Amag, 2016, p. 69-70): “ Si se
efectúa un balance de la jurisprudencia nacional acumulada en dicho sentido,
parece ser que por proyecto de vida se entiende una expectativa de desarrollo
en el campo profesional o, en todo caso; en un ámbito de actividad que sea
redituable para el damnificado. En paralelo se ha postulado también la
existencia de un proyecto de vida familiar que se identifica con la felicidad,
sosiego, tranquilidad y ausencia de sobresaltos en la vida matrimonial cuando
refiere a los “daños personales”. Y se ha postulado también, la existencia del
daño de un proyecto de vida laboral, para conceder resarcimientos irreales en
los casos de despido arbitrario, aún cuando el empleador demandado llegue a
demostrar que el despedido es capaz de iniciar o ha iniciado ya un nuevo
trabajo; pero los proyectos de vida no son bienes jurídicos resarcibles, …ni
siquiera se le puede tomar como base para la contratación de seguros de
responsabilidad civil; pues solo admiten ser asegurados, cuando se trata de
proyectos profesionales importantes económicamente (deportistas
profesionales y exitosos, los actores de cine u hombres de negocios)…. Es
improbable un seguro del proyecto de vida familiar o de vida laboral”
Sostiene (pp. 73-74): “La dificultad insuperable que padecen los partidarios del
“daño al proyecto de vida” cuando se les formula preguntas tan simples y que
no pueden contestar: ¿cuál es el proyecto de vida de un recién nacido o el de
un menor de edad en general?, ¿cuál es el proyecto de vida de un delincuente
(en los delitos mas atroces)? , ¿cuál es el proyecto de vida de una persona de
la tercera edad..?..de una persona jurídica?...¿es lícito diferenciar el proyecto
de vida del escolar según el colegio de proveniencias público o privado?; ..del
futbolista peruano de segunda división que el futbolista de primera división?”
Comentario: No se niega en ningún momento la existencia de un derecho al
libre desarrollo de la persona, que implica la realización de sus capacidades
para lograr hacer y ser lo que cada uno se propone en la vida (Fernández
Sessarego,p. 455). Tampoco que el ejercicio de ese derecho puede verse
frustrado o menoscabado por la acción injusta de un dañador. Lo que cuestiona
el autor en realidad es cómo podría resarcirse ese daño. Es evidente que una
persona que no viene realizando ninguna actividad en forma concreta, no
puede reconocérsele la existencia de un proyecto o plan de vida; por lo que el
recién nacido o el menor de edad carecerían aún de un proyecto. Lo que no
podría desconocerse es que una persona de la tercera edad tenga un proyecto
de vida que ha venido realizándolo, y es en la última etapa de su vida, que la
acción de un dañador, le trunca seguir haciéndolo y con ello siendo lo que se
propone ser.
No tiene sentido, intentar reconocer un proyecto de vida tutelable a un
delincuente por el ordenamiento jurídico y tampoco a una persona jurídica, que
no es otra cosa que el instrumento jurídico del que se valen las personas
naturales para realizar sus fines y objetivos. Son estas personas que se verían
afectadas en sus planes, si alguien destruye o afecta la existencia de ese
instrumento jurídico.
Finalmente, en cuanto a la licitud o no de reconocer la existencia de proyectos
de vida distintos que implican condiciones económicas de mayor o menor
ventaja; de ningún modo vulnera el principio-derecho de igualdad; porque ya
nuestro tribunal constitucional definió que “este derecho no garantiza que todos
los seres humanos sean tratados de la misma forma siempre y en todos los
casos. Como ha sostenido la CIDH, puesto que la igualdad y la no
discriminación se deprenden de la idea de unidad de dignidad y naturaleza de
la persona, es preciso concluir que no todo tratamiento jurídico diferente es
propiamente discriminatorio, porque no toda distinción de trato puede
considerarse ofensiva, por sí misma, de la dignidad humana. La igualdad
jurídica presupone, pues dar un trato igual a lo que es igual y desigual a lo que
no lo es. De modo que se afecta a esta no solo cuando frente a situaciones
sustancialmente iguales se da un trato desigual sino también cuando frente a
situaciones sustancialmente desiguales se brinda un trato igualitario” (STC: N°
01423-2013-PA/TC: fundamento 20).
Por tanto, el problema nuevamente se presenta en identificar cuando estamos
ante un proyecto de vida real o probable y cómo se le resarce. A ese respecto,
hemos dicho que la condición para su resarcimiento es que la persona afectada
esté realizando su proyecto; y la forma de resarcir tiene que ver con la
posibilidad de restablecer las condiciones de su ejercicio o propiciar con el
resarcimiento nuevas condiciones para que la persona opte por un nuevo
proyecto o plan de vida.

Conclusiones:

1.- Es importante distinguir los conceptos de “daño” y “perjuicio” y relacionarlos


con el concepto de “resarcimiento” para explicar que el “daño” está referido a la
lesión a los derechos de la persona en su ámbito subjetivo de los derechos
inherentes a su personalidad; dentro de ellos, el derecho al libre desarrollo y
bienestar consagrado en el art. 2.1 de la Constitución, que es el fundamento
del daño al proyecto de vida; y el ámbito objetivo de los derechos sobre los
bienes materiales e inmateriales de los que se sirve para la satisfacción de su
necesidades y realización de sus proyectos de vida personal, matrimonial,
familiar, laboral, profesional, etc.
2.- Explicar también que esos daños generan consecuencias económicas o
perjuicios expresados en el daño emergente (disminución patrimonial), dentro
de él, la pérdida de la chance u oportunidad (las expectativas como parte del
patrimonio); y en el lucro cesante (lo dejado de percibir); que se buscan resarcir
a fin de restablecer en lo posible el estado de cosas de la víctima o ponerla en
situación similar o sustituta a la que tenía antes del daño (resarcimiento).
3.- Por tanto, es viable resarcir el daño al proyecto de vida, siempre y cuando
concurran las siguientes condiciones: a) que preexista un proyecto de vida en
plena realización; b) que exista la probabilidad de que ese proyecto va a seguir
realizándose; c) que el proyecto sea frustado o menoscabado por acción del
dañador.
4.- Entonces, la forma de resarcir ese daño, podría ser mediante el pago de un
monto dinerario: a) por lucro cesante; b) por la pérdida de la chance u
oportunidad, como daño emergente; c) los gastos que generan la afectación a
la integridad física, síquica y moral de la persona por la frustración de su
proyecto de vida, también como daño emergente.

BIBLIOGRAFIA

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 Casación N° 421-2009-Arequipa y Sentencia de vista N° 923-2008


 Casación 3973-2006-Lima
 Casación 4921-2008-Lima
 Casación 1318-2016-Huancavelica
 STC. 0018-96
 N° 01423-2013-PA/TC

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