Coleccion Estudios Cieplan - N°37 1993
Coleccion Estudios Cieplan - N°37 1993
Coleccion Estudios Cieplan - N°37 1993
estudios
U! ;MN
COLECCION ESIWDIOS CIEPLAN NQ31
JUNIO DE 1993, pp. S-36
EFECTOS DE LA ESTRATEGIA DE
DESARROLLO CHILENA EN LAS REGIONES:
UNA ESTIMACION DE LA RENTABILIDAD DEL
SECTOR TRANSARLE REGIONAL*
BERNARDITA ESCOBAR
ANDREA REPETTO
INTRODUCCION
La estrategia de crecimiento basada en el desarrollo exportador, adoptada
en Chile desde mediados de la década de los 80, ha tenido múltiples impactos
sobre la economía del país. A nivel nacional ha sido exitosa en el incremento del
ingreso per cápita y de la capacidad del pak de enfrentar pagos al exterior. La
promoción del sector transable, basada fundamentalmente en la mantención de
un tipo de cambio real (TCR) en niveles competitivos, ha implicado no ~610 un
importante crecimiento del sector, sino que tambitn una mayor diversificación de
las exportaciones. A su vez, el sector sustituidor de importaciones, aun cuando ha
experimentado el alza en el TCR, ha enfrentado una desprotección arancelaria
progresiva, lo que ha significado un incentivo adicional para el desarrollo del
2 La exclusibn de las exportaciones de estos productos industriales hace que las conclusiones
dependan de las dotaciones de ICCYISOS naturales de cada región relativamente más que en el
caso de incluirlas.
3 En Escobar (1993) se desarrolla la metodología utilizada para regionalizar las exportaciones.
Cuadro Np2 Participación de los principales socios comerciales en la exportaciones regionales
(porcentajes)
Alemania 20,8 ll,9 14,7 15,9 10,2 9,O 4s ll,2 1,2 2,l 4,6 895 7,2 10,s
Arabia Saudita 070 w 41 0,3 0,4 290 68 l-41 0,4 0,o 0,l 2,4 0,7 ‘46
Argentina 0,3 12’ 48 0,3 196 13 2,7 l,o l,o 0,s 2,9 4,2 198
Bélgica 097 23 13 03 2; 2,9 4,4 395 2,7 2,l 3,6 221 4,9 28
Brasil 22 7,6 579 2,9 5,4 61 3,5 396 0,2 0,9 0,2 02 796 576
Canadá 0.5 091 OJ 031 032 03 4,3 0,7 0,4 43 0,5 ‘46 46 OS
Corea 115 5s 597 5,2 338 471 395 5,s 9,6 4,3 0,6 1.2 478
Ecuador 090 020 w w 030 092 46 28 0,o 0,3 0,o 0;1 g 075
España 1,3 4,l 50 03 4,4 4,2 51 7,2 191 W 33,3 241 1,s 4,6
EE.UU. 14,3 ll,3 257 33,l 242 20,7 18,0 338 13 22,7 l5,9 16,0 31,4 17,2
Finlandia W 0,7 093 091 OS OS 0,5 02 0,s 0,5 5,5 090 092 03
Francia 2,6 993 596 3,3 634 731 2,7 2,4 0,l 1,3 2,0 2,9 499 61
Grecia w 48 O,l 095 03 w w 0,2 0,2 4,s 04 02 OS
Holanda 50 192 20” 4,O 5,2 7,5 17,6 490 2,6 1,l 3,l 16,3 4,l
Italia 4,l 891 3,9 137 598 696 3,7 24 1,7 1,l 1,9 2,o 2; 594
Japón 27,2 2~568 27,2 2496 19,9 19,l 10,7 34,0 67,s 44,3 20,s 916 10,5 WI
Perú o,o 090 w w w 0,4 3,7 3,3 0,2 0,5 0,l 3,9 4,9 14
Reino Unido 6,4 7,7 62 61 635 6,7 5,7 391 3,6 3,4 2,O 414 4,O 61
Sudáfrica 12,7 093 037 OS l,O w w 41 0,o 0,o 0,l w ao 14
Turquía 0,O 0,l 0,O 0,O 0,l 0,2 1,7 1,9 4,9 1,3 0,2 0,6 0,O OJ
10 B. FTSCOBAR Y A. REPEITO
4 Los países considerados son aquellos que en 1991 recibieron al menos un 10% de las
exportaciones de alguna de las partidas escogidas.
5 En el período 1991 - noviembre 1992 SCaplicó la variación del IPC al deflactor del PGB, pues el
dato original no está disponible para ese período.
EWXATEGIA DE DESARROLLO CHILENA EN LAS REGIONES ll
Devaluación
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 92-91 92-87
1 86,9 113,l 102,5 191,3 163,9 166,3 179,4 163,5 -8,8% 59,5%
II 91,5 108,5 135,3 219,2 229,9 216,2 183,0 148,6 -18,8% 9,8%
III 93,l 106,9 123,s 162,s 163,s 158,7 142,4 115,6 -18,8% -6,7%
Iv 92,s 107,2 117,s 128,s 122,9 125,2 124,7 100,l -19,7% -15,0%
V 91,l 108,9 125.1 180.0 184,l 175,3 163,l 131,l -19,6% 4,8%
VI 90,s 109,2 128,l 181,s 18.3,5 181,5 164,s 135,l -18,0% 5,4%
VII 88,2 111,s 125,l 128,6 126,7 139,s 152,s 137,s -lO,O% 9,9%
VIII 83,6 ll&4 123,7 197,7 189,4 192,8 206,2 177.6 -13,9% 43,6%
Ix 86,5 113,5 x25,5 160.7 168,2 184,2 184,9 160,6 -13,1% 27,9%
X 87.8 112,2 131,0 166,s 164,6 164,6 168,2 151,2 -10,4% 15,4%
XI 89,0 111,0 138,3 165,8 178,3 186,9 190,O 167,l -12,1% 20,8%
XII 92,3 í07,1 138,7 161,0 172,7 164,5 170,3 154,5 -9,3% 11,4%
RM 88,3 111.7 133,9 165,s 174,5 159,3 154,s 115,0 -25,7% 14,1%
Pals 90,l 109,9 128,7 187,5 191,5 185.5 171,6 141,5 -17,5% lO,O%
e Promedio Enero-Noviembre.
II III V lo País
Devaluación
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1991 92-91 92-87
1 86,9 113,l 102.5 191.3 163,9 166,3 179,4 163,5 -8,6% 59,5%
II 91,4 108,6 134,3 217,7 226,9 213,9 182,4 148,7 -18,5% 10,8%
III 94,0 106,O 116,3 121,9 122,3 123,7 118,0 95,5 -19,1% -17,9%
Iv 92,8 107,2 117,8 128,8 122,9 125,2 124,7 100,l -19,756 -15,0%
V 90,7 109,3 118,O 154,0 152,9 148,0 150,o 119,7 -20,2% 1,4%
88,5 111,5 111,7 102,3 97,4 105,8 126,0 106,5 -15,5% -4,7%
TiI 88,2 111,8 125,l 128,6 126,7 139,8 152,8 137,s -lO,O% 9,9%
VIII 83,6 116,4 X23,7 197,7 189,4 192,8 206,2 177,6 -13,9% 43,6%
Ix 86,5 113,5 125,5 160,7 168,2 184,2 184,9 160,6 -13,1% 27,9%
87,8 112,2 131,0 166,8 164,6 164,6 168,2 151,2 -lO,l% 15,4%
:: 89,0 111,0 138,3 165,8 178,3 186,9 190,O 167,l -12,1% 20,8%
XII 92,3 107,7 138,7 161,O 172,7 164,5 170,3 154,5 -9,3% 11,4%
RM 88,3 111,7 133,9 165,8 174.5 159,3 154,8 115,O -25,7% -14,1%
Pafs 89,3 110,7 124,6 170,2 169,5 166,9 164,2 136,6 -16,8% 9,6%
a Pmmcdio Enero-Noviembre.
180-
80 ! I I I I I I
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
180-
80 I I I I I
1985 1988 1987 1988 1989 1990 1991 1992
180
180
80 r I l 1
180
160
140
80 ! I
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
6 Esto también es cierto para el caso en que se incluyen las exportaciones de CODELCO (ver
cuadro NQ 3). En ese cas” no sólo menos regiones aparece” enfrentando una revaluación
cambiaria, sino que el TCR para el país se deprecia relativamente más en 1992 respecto a 1987
que cuando se excluyen las exportaciones de CODELCO.
7 La evolución del TCRRE de la III región debiera ser algo mejor que la aquí presentada, puesto
que sus exportaciones de uva obtienen mejor precio que la uva proveniente de otras regiones.
Esto se debe a que el mejor clima hace madurar la fruta antes, pudiendo hacer sus envíos en una
kpoca de menor competencia y, por lo tanto, de mayores precios.
8 TambiCn lo son con la distribución regional de recursos financieros. Al respecto, véase Daher
(1992).
18 B. ESCOBAR y A. REPEI-I’O
Fuenk @laborado en base a la canasta exportadora de 1991, registrada por el Banco Central.
EZTIRA-IEGIA DE DE?SARROLLO CHILENA EN LAS REGIONES 19
1 581 51
II 2.718 261
III 899 8,s
Iv 110 131
V 142 194
VI 539 5,3
VII 1s O,l
VIII 1.335 13,l
Ix 670 6.6
X 1.944 19:1
XI 61 071
XII 535 5,3
RM 569 5,6
Total 10.182 100.0
productores nacionales respecto a los del resto del mundo. Para algunos de ellos
se han implementado políticas especiales que en definitiva se han traducido en
aumentar el grado de protección respecto a otros sectores productores de
importables (bandas de precios, sobretasas arancelarias, subsidios directos,
etc.g). Con ello, en esos sectores la rebaja de aranceles no se ha reflejado de igual
forma que en el resto de los sectores sustituidores de importaciones. Así, la
situación de estos productores de importables frente al resto de los sustituidores
de importaciones no ha sido estable en el tiempo, pues ha dependido de la
interacción entre los cambios experimentados por el TCR relevante, aranceles
generales y/o políticas específicas a cada uno de los bienes.
Para determinar cómo las políticas comerciales y sectoriales especificas han
afectado a sectores sustituidores de importaciones, el análisis de esta sección se
centrará exclusivamente en la evolución de la rentabilidad de algunos de ellos:
productores de carbón, trigo, azúcar y arroz. Estos sectores fueron escogidos,
primero, por la posibilidad de regionaliiar su producción, y segundo, debido a
que es en estos sectores donde se ha abierto la actual discusión sobre la
necesidad de reconversión productiva. A continuación se hace un antiiis por
separado de cada una de las variables que afectan la rentabilidad de estos
sectores, es decir, TCRR, y políticas arancelarias y de protección específica.
Luego se estudia la evolución de la rentabilidad regional de los sectores
escogidos, considerando todas estas variables a la vez.
1 w 090 090
II o,o o,o w
III o,o 090 w
IV w w 0.0
V w w w
VI 9;2 19,0 w
VII ll,5 61,l 47,9 Ix
VIII 255 i9,a 38,3 4510
IX 27,9 w 1.5 NJ
X 14,9 090 12,3 RO
XI o,o 070 070 0.0
XII o,o w RO 55,o
RM 84 w w 60
País 100.0 100.0 100.0 100.0
cada bien como precios externos y el deflactor del PGB como precios
domésticos. Como TCN se consideró la ponderación de monedas de los países
competidores de los productores que proveyeron las importaciones de 1991 de
estos bienes. La ponderación corresponde a la participación de las importaciones
de cada uno de estos países sobre el monto total importado de cada bien en ese
año. El cuadro N* 10 presenta la importancia de los principales países que
proveen estas importaciones.
Para obtener un TCRRSI se ponderó los TCR de cada bien de acuerdo a la
importancia que cada uno tuvo en el valor de la producción regional de 1989l’.
Los TCRRSI se presentan en el cuadro Np ll junto a un TCR importador para el
pafs (TCRI), el que se construyó considerando todas las importaciones de 199111.
Con ello se pretende comparar la evolución del tipo de cambio real de los
sectores sustituidores de importacibn regionales escogidos con el resto de los
importables existentes en el país. Los TCRRSI y el TCRI no consideran la
protecci6n arancelaria general ni la específica de los bienes.
La evidencia presentada en el cuadro NQ ll indica que el TCRRSI de todas
las regiones ha disminuido en 1992 respecto a 1991, fluctuando la revaluación
10 La producción de cada uno de los bienes se valoró a los precios internacionales de 1989. En el
Anexo II se presentan los ponderadores utilizados.
ll El TCRI del país consideró corno precios externos el índice de precios de importaciones del
Banco Central; como TCN, la ponderación de monedas de los países que proveyeron las
importaciones de 1991 según su participación en el total, y como índice de precios doméstico, el
dcflactor del PGB.
ESTRATEGIA DE DESARROLLO CHILENA EN LAS REGIONES 23
Devaluación
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 92-91 92-87
VI 1059 94,l 954 128,O 139,6 120,8 127,0 120,2 -54% 26,1%
VII 102,l 97,9 lOO, 136,l 147,3 137,3 143,2 127,6 -10,9% 26,7%
VIII 103,o 97,0 91,4 113,2 126,3 117.6 118,s 111,9 -58% 22,4%
Ix 108,3 91,7 89,9 121,7 136,5 lí6,6 118,7 117,4 -l,l% 30,6%
X 107,2 92,8 90,9 123,5 138,9 122,3 123,4 119,s -2,9% 31,8%
XII 97.7 102,3 85,7 82,3 93,0 95,l 94,l 88,9 -5,5% 3,7%
RM 108,4 91,6 89,s 1215 136,3 116,2 118,4 117,3 -0,9% 30,5%
Pafs 98,s 101,2 112,4 120,2 122,3 133,l 128.0 126,3 -1,3% 12.3%
120 -
70 - /’
:, ,/’
\ ,j
.,-’
I I I I I
60
19.85 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
I I I I
60
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
120 -
60 I I I I I I
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
14 Esta conclusión hay que considerarla con cierto cuidado, pues no todas las importaciones son
posibles de producir domésticamente.
28 B. ESCOBAR y A. REPEXTO
15 Es importante aclarar que estos precios relativos suponen que et valor de la producción de
exportables e importables esth siendo ponderados de igual forma, aun cuando los valores de
cada una de estas pmducciones sea muy disímil. Esto implica, ademas, que estos precios son
v8lidw si se analizan desde el punto de vista de un productor que tiene la capacidad de sustituir
cn al& plazo su produccih entre transables.
E?XRATEGIA DE DESARROLLO CHILENA EN LAS REGIONES 29
VI Región
A General 81,7 121,7 120,3 85,6 14,7 93,l 108,2 98,3
P. E!specma 64,5 88,3 111,l 90,9 14,7 88,l 86,3 89,5
Trigo 58,l 81,6 123,9 98,2 16,6 90,3 85,l 89,4
Arroz 86,4 114,2 105,l 76,0 70,5 85,4 92,5 90,2
VII Regibn
A General 84,4 117,0 127,4 101,l 92,O 109,O 116,2 119,4
P. E$leclfica 66,3 121,3 104,7 92,3 105,4 100,3 108,9
Trigo 57.9 2: 138,7 123,5 99,6 119,4 103,8 115,4
Arroz 86:2 11415 117,6 95,6 91,7 112,9 112,2 116,5
Azúcar 51,3 67,7 91,6 87,0 75,6 66,2 75,7 75,l
VIII Región
A General 79,3 123,l 138,9 187,0 160,6 175,5 189,l 176,0
P. Especifica 63,2 93,7 128,O 170,7 154,0 163,5 150,2 152,4
Trigo 54,9 85,2 137,l 189,7 149,0 164,7 140,2 149,l
Arroz 81,6 119,3 116,3 146,9 131,l 155,s 151,4 150,4
Azúcar 48,6 70,6 90,5 133,7 113,l 91,4 102,2 97,0
Carbón 83,5 116,6 121,5 179,3 191,3 197,6 196,s 181,5
IX Región
A. General 78,l 121,l 143,4 141,5 132,l 169,3 170,O 151,s
P. Especifica 56,7 83,0 138,9 153,9 132,l 156,8 125,4 134,5
Trigo 56,s 83,l 139,2 154,2 132,3 157,4 125,7 134,8
Azúcar 50,3 68.8 91,9 108,6 100,4 87,3 91,6 87,7
X Región
A General 80,l 124,2 148,0 144,7 127,O 144,2 148,7 140,l
P. Específica 57,0 81,2 141,5 156,7 127,l 134,l 111,O 123,5
Trigo 57,7 82,l 145,2 160,l 129,4 140,6 114,3 126,9
Azúcar 51,l 68,0 95,s 112,8 98,3 78,0 83,3 82,5
XII Región
A. General 92,2 107,8 165,l 209,l 198,4 184,9 196,8 192,5
P. Especma 92,2 lOI,8 165,7 209,l 198,4 184,9 196,8 192,5
Carbón 92,2 107,8 165,7 209,l 198,4 184,9 196,s 192,5
R. Metropolitana
A General 79,7 125,2 153,l 146,2 137,2 147,0 142,7 108,9
P. Especlflca 58,0 81,8 148,5 159,l 137,2 136,l 105,2 96,5
Trigo 58,0 81,8 148,5 159.1 131,2 136,l 105,2 96,5
País
A General 88.2 112,l 113,6 151,4 148,l 133,6 139,5 119,s
P. Especmca 88,2 112,l 113,6 151,4 148,l 133,6 139,5 119,s
Trigo 58.6 81.1 138.1 163,3 133,3 142,6 111,6 114,7
Arroz 87;2 113;5 117;l 126,5 122,6 134,s 120,5 115,7
Azúcar 51,9 67,1 91,2 115.1 101,2 79,l 81,3 74,6
Carbón 89,l 110,9 12E,5 154,4 171,2 171,0 156,7 139,6
30 B. ESCOBAR y A. REPElTO
140
120
100
80
60
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
60- I I I I I I
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
100
80
80’
1985 1988 1987 1988 1989 1990 1991 1992
180-
160 -
80 I I 4 I l I
80'
1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
150
130
110
90
70
50
19185 1986 1987 1968 1989 1990 1991 1992
un todo. Aun cuando las dotaciones de recursos que posee cada región constituye
una limitante a sus posibilidades de diversificación, los productores regionales
pueden tomar medidas tendientes a disminuir el riesgo al que está expuesta su
rentabilidad (instrumentos financieros, fondos de estabilización, etc.). Además,
existe la alternativa de que, a través de aumentos en la productividad y mejoras
en la calidad de los productos, se logre mantener y/o elevar el nivel actual de
rentabilidad del sector transable regional.
Por ultimo, si bien es cierto que el análisis del TCRR es útil para conocer la
evolución de la rentabilidad del sector transable de una región, no
necesariamente refleja la capacidad de compra de bienes de sus habitantes,
considerando que del monto total exportado y el valor de la producción de
sustitutos de importación, sólo el pago de los insumos provenientes de la región
son ingresos seguros para ella. Este hecho permite preguntarse en qué medida las
regiones se benefician del esfuerzo productivo que realizan generando los bienes
que producen. Esta es una pregunta no resuelta en este trabajo y, por ello, un
campo abierto para futuras investigaciones.
ANEXO 1
FUENTES DE INFORMACION
ANEXO II
PONDERADORES PARA LA CONSTRUCCION DE LOS TCRRSI
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colección
estudios
U! ;MN
COLECCION ESTUDIOS CIEPLAN NQ 37
JUNIO DE 1993, pp. 37-68
CECILIA MONTERO
INTRODUCCION
El argumento desarrollado en este trabajo es que el empresariado chileno,
como actor colectivo, ha modificado su relación con el sistema polftico y el
Estado. Esto no obedece aun comportamiento oportunista o coyuntural, sino que
es el resultado del proceso de aprendizaje polftico de los últimos treinta anos.
Dicho aprendizaje comienza en forma traumática durante las reformas sociales
de los años 60, prosigue con la reconversión productiva y recuperación ideológica
neoconservadora de los 70, continúa durante el proceso de “normalización” de los
sectores sindicales y empresariales por parte del régimen militar, para cu1minar
con la experiencia concertacionista durante los dos primeros años de la transición
democrática.
Analizamos dicha evolución poniendo el énfasis teórico en la relación de los
empresarios con el Estado, con base en los avances que se han producido en la
teoría del empresario. Este ha dejado de ser el “punto ciego” de las Ciencias
Sociales, por lo menos en la Ciencia Política y en la Sociología (Acuña, l992), lo
cual se manifiesta en el número de publicaciones colectivas sobre el tema
. Este trabajo forma parte del programa de cooperación entre cl Centre d’Analyse et de
Rccherches Sociologiques (CNRS, Francia) y CIEPLAN. Agradecemos el apoyo de la Fundaci6n
Ford y del Ministère de la Rccherche de Francia.
38 CECILIA MONTERO
(PREALC, 1988, Garrido, 1988; CIESU, 1992)l. Sin duda que esta
revalorización de la función empresarial está directamente vinculada a la
percepción de la opinión pública respecto a dicha actividad. El empresario, su
vida, su obra, sus valores y opiniones, constituyen la figura emblemática de la
triunfante economía de mercado de los años 80.
En las ciencias sociales latinoamericanas el tema del empresario comienza a
tener un protagonismo que nunca tuvo en el pasado. Ya no se habla de los
empresarios como de aquella oligarqula que se destacó por ser conservadora,
antidemocrática, corporatista y rentista*. El énfasis no está en esas
caracterfsticas, que aún pueden estar presentes, sino en el papel de los
empresarios en el desarrollo económico y en los procesos de democratización.
En esta postura coinciden las más variadas corrientes de pensamiento, desde el
neoliberalismo al neomarxismo, ya sea para apuntar a la emergencia de un “nuevo
empresariado”, al apoyo del sector privado a los procesos de democratización, o
bien para alertar contra un nuevo tipo de corporativismo3.
En Chite los primeros estudios se realizaron durante los años 60 y su
objetivo fue demostrar el poder económico y político de la gran empresa (Lagos,
1966; Carretón, 1970) y de las organizaciones gremiales (Arriagada, 1970)4. El
interés por los empresarios vuelve a surgir en los anos 80 y se aborda desde la
perspectiva de los movimientos sociales, siendo el enfoque dominante el que
estudia a los empresarios como un actor social (Campero, 1984). También se han
efectuado algunas investigaciones empíricas sobre la morfología social de la clase
empresarial, las que en general se litan a ciertos sectores productivos (Cruz,
1988; Gómez y Echeñique ,1986; Rodríguez y Venegas, 1989).
El renovado interts por el tema empresarial coincide con una reflexión
sobre la relación entre el Estado y el mercado, ambito en el cual también se han
producido avances significativos. La teoría del Estado osciló entre el enfoque
estatista que enfatizaba su autonomía respecto de los actores sociales, y el
relativista, que lo consideraba sólo el instrumento de la clase dominante de turno,
o bien un simple campo de batalla por el pode?. En los Wtimos años el debate
sobre la competitividad ha generado un renovado interés por el rol del Estado en
el desarrollo, priorizando las ambigüedades propias de la relación entre los
sectores público y privado, sobre las relaciones de dependencia.
Las economías nacionales han ingresado en una era postkeynesiana, que
implica cambios en la estructura y el tipo de intervención económica del Estado y
un modelo de organización económica centrado en la empresa privada. A su vez,
las estructuras productivas se encuentran redefiniendo las reglas del juego
1 Estas publicaciones no reflejan sino muy parcialmente los avances en la investigación sobre los
empresarios. Para una mayorprofundización de los casos nacionales ver los trabajos de C. Acuba
(CEDES, Argentina), B. Heredia (El Colegio de México), E. Diniz y R Bosch¡ (IUPERT,
Brasil), S. Bmera y D. Piñeim (CIESU, Uruguay).
2 Sobre la oligarquía en América Latina y Chile ver Touraine (1987) y Arriagada (1970).
3 Ver, respectivamente, Lanzarn (1992), Montero (1990), Boschi (1979), Luna y Pozas (1992).
4 Una excepción a este interks exclusivo por el poder de la “clase dominante” fue la tesis no
publicada de F. Galofré (1970)
5 Para una excelente síntesis de estas teorías ver Jessop (1990).
EL ACTOR EMPRESARIAL EN TRANSICION 39
6 Sobre el tema de las ~U.ZMI regulacionesver Mu6oz (1992) y sobre el impacto político de las
privatizaciones, Schamis (1992).
7 Ver Atria (1992), Garretón y Espinoza (1992).
8 En el periodo 1988-92 la tasa de crecimiento promedio fue de 6,2%.
40 CECILIA MONI-ER0
9 Esta ahnación se acerca al razonamiento de tipo neomamista: una elite o clase dirigente (en lo
político) que está al servicio de una clase dominante (en lo económico).
10 Para un mayor desarrollo de este punto ver C. Acuila (1988).
ll Nos limitamos en este trabajo a un análisis del comportamiento de las organizaciones
empresariales en cuanto has buscan influir en las politicas públicas. Estamos conscientes que
esto no agota el tema, pu.% el empresario también es un actor en la medida en que sus decisiones
influyen en el desarrollo.
EL ACTOR EMPRESARIAL EN TRANSICION 41
el golpe dado por los militares, con el apoyo de la derecha y de los empresarios,
no significó en modo alguno una relación fácil con el gobierno militar. Durante
ese período la clase empresarial sufre transformaciones de importancia, tanto en
su composición interna como en su participación en la política económica y en el
debate ideológico. Decimos por ello que el Gobierno de Pinochet, si bien
favoreció a los empresarios, también regularizó sus comportamientos, en el
sentido de imponerles una disciplina a la cual no estaban acostumbrados.
16 Para un análisis cn tbminos de coaliciones ver Gourevitch (1986); Silva (1991) aplica b” teoría al
caso chileno.
46 CECILIA MONl-ERO
18 Fue el caso del grupo BHC, Cruzat-Larraín, Edwards, Banco de Concepción y grupo Aetna
(Silva, 1991).
19 Al violar la promesade que no habría devaluación, el Gobierno reconoceimplícitamente que el
equipo económico pierde credibilidad. Con esto, se desata la crisis abierta. Las empresas no
pueden enfrentar el alza de las tasas de interés, la caida de la demanda y la revalorización de las
deudas en dólares.
20 Declaración de Valdivia. 24.10.82.
48 CECILIA MONTERO
lo cual converge en un llamado a una acción conjunta con los sindicatos y otros
sectores. Pero la agitación no prospera debido a la enérgica acción del Gobierno
y a que algunos sectores de la gran empresa, si bien conscientes de la necesidad
de cambios, temen la movilización social.
Pragmatismo y ofensiva ideol@a de los empresarios (1983-88). Ante la
magnitud de la crisis económica y la efervescencia política, el Presidente Pinochet
introduce cambios de importancia en la gestión económica, lo cual puede
interpretarse como siguo de la mayor influencia de las organizaciones
empresariales (Silva, 1991; Barrett 1992). El Gobierno, para salvar el sistema
financiero, interviene directamente en 10 bancos, y a través de ellos en los grupos
financieros. Con esta intervención se termina la fase de liberalizacibn a ultranza y
comienza una conducción económica inspirada en el neoliberalismo, pero con un
manejo mas flexible de las políticas. Como signo de una mayor receptividad
respecto de los sectores empresariales, Pinochet designa a importantes figuras
del sector privado en los Ministerios*‘. Por último, acoge algunas de las
propuestas hechas por la Confederación de la Producción y del Comercio. Esta,
a pesar de su discurso antiestatista y anticor oratista, propiciaba una mayor
intervención estatal en apoyo de los productores 42
La política económica de los últimos años de gobierno militar fue más
favorable a la industria nacional, en la medida en que se basó en un dólar alto,
bajas tasas de interés, reducción de los impuestos y medidas sectoriales de
fomento y promoción de las exportaciones chilenas. El Gobierno no recurrió, sin
embargo, a una mayor emisión monetaria e inversiones en obras públicas como
instrumento de reactivación. Los resultados económicos comienzan a mejorar y
con ello los excedentes de las empresas. Al mismo tiempo las organizaciones
empresariales recuperan su influencia en el Gobierno, al ser invitadas a participar
en comisiones de consulta y en el Consejo Económico y Social. Se trata,
entonces, de implementar una política mzk pragmática que persigue igualmente
una mayor legitimación social.
Con respecto a la estructura del capital, se produce un desplazamiento de
los sectores financieros y especulativos hacia los sectores productivos y
exportadores. La devaluación, al no compensar las reducciones de precios
internacionales, significó una ganancia de competitividad para los exportadores
(Arellano, 1988). La redistribución de recursos hacia el sector exportador se
tradujo en un aumento del volumen de exportaciones y en el desarrollo de una
“mentalidad exportadora’“3. Esto se logró en detrimento del sector asalariado, ya
que el Índice del salario real cay6 a consecuencia de reajustes salariales menores
que la inflación. Ello, debido a la supresión de la norma de otorgar, en los
contratos colectivos, al menos el 100% de la inflación anterior.
En este breve análisis del gobierno militar habría que enfatizar el fracaso
del monetarismo en asegurar la estabilidad macroeconómica, y el éxito de las
polfticas de ajuste y de la reconversión exportadora. El programa de
modernizaciones de fines de los 70a favoreció la creación de nuevos mercados,
de servicios previsionales, de salud y educacionales, lo cual representó un espacio
para sectores empresariales emergentes. Por otra parte, los empresarios
recuperaron márgenes inéditos de flexibilidad y estabilidad en la gestión del
factor trabajo, gracias a una legislación laboral restrictiva. Después de la crisis
financiera se generan condiciones favorables para el desarrollo de exportaciones
no tradicionales. A su vez, las organizaciones empresariales logran una presencia
más activa en la orientación del desarrollo.
24 Los principales artifices de las llamadas modernizaciones sociales llevadas a cabo entre 1979 y
1981 fueron Miguel Kast y Jos Pifiera. Este último era ejecutivo del grupo Cruzat-Larraín.
50 CECILIA MON-IERO
25 Firma consultora estadounidense contratada en 1955 por el gobierno para dar recomendaciones
sobre la inflación; estuvo 3 afios en el país y logró disminuir la inflación del 80% en 1953 al 17%
en 19.57.
26 A raíz de la fundación del Partido Nacional, en 1966, que fusionó a Iiber&s y conservadores e
integró a grupos nacionalistas que habían estado marginados de los partidos.
EL A<JTOR EMPRESARIAL EN TRANSICION 51
27 El componente represivo del @men autoritario fue ignorado por los empresarios.
28 El plebiscito de 1960, el de 1983 y las elecciones de 1989.
EL ACl-OR EMPRFGUUAL EN TRANSICION 53
29 Se trata de centros con financiamiento privado, creados con el objetivo explícito de participar en
el debate ideológico. El Centro de Estudios Públicos se define como “un lugar de formación de
dirigentes y líderes, y un semillem de ideas e informaciones en materia de asuntos públicos”. Su
presidente, Eliodoro Matte, es propietario de una de las empresas más grandes del país.
Figuran, como consejeros, miembros de los grupos Angelini, Aetna, Cap, Pizarrefio, Soquimich,
Endesa. En cambio en el Instituto Libertad y Desarrollo hay una mayor presencia de ex ministros
y altos funcionarios del gobierno militar. Esta tendencia se obsesa tambi&n en otros paísesde la
región, como, por ejemplo, el caso de la Fundación Mediterránea en Argentina, liderada por el
Ministro Cavallo.
54 CECILIA MONI-ER0
36 Dicha inquietud la expresará después el empresario del grupo COPEC, Felipe Lamarca, con el
ttrmino de “Contrarrevolución silenciosa”,expresióna la cual no adhiere el presidente de la
Confederación de la Producción y el Comercio (CPC).
60 CECILIA MONTERO
37 En noviembre de 1991 los empresarios esperaban un aumento importante en el valor del dólar.
Este ser-d el principal tema del conflicto al a6o siguiente.
EL ACTOR EMPRESARIAL EN TRANSICION 61
X. CONCLUSIONES
La mayor coherencia del planteamiento empresarial, su creciente
autonomía tanto del Estado como de los partidos de derecha, su presencia más
activa en la sociedad civil, son signos de su constitución en sujeto colectivo. El
actor empresarial interviene con una postura propia en lo que A. Touraine llama
el sistema de acción histórica, es decir, en las grandes orientaciones del
desarrollo económico, social y cultural. También 10 hace proyectándose
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NORBERT LECHNER
1. ¿DESAFECCION CIUDADANA?
Apenas se restableció la democracia en casi todos los países de América
Latina y se instalaron regímenes democráticos en Europa Orienta1 cuando
aparecen señales de desafección ciudadana. Se trata de un fenómeno incipiente
que no debemos dramatizar, pero tampoco ignorar. Particularmente en países
como Chile, preocupados por consolidar un orden democrático, el eventual
retraimiento de la ciudadanía merece una atención especial.
Aproximándonos al fenómeno, lo primero que salta a la vista es su perfil
vago. La única señal más precisa consiste en la proporción comparativamente
alta (cercana al 10%) de votos blancos y nulos en la elección municipal de jumo
de 1992. Podrían mencionarse otras señales, pero de interpretación
controvertida. Más que reivindicaciones concretas, la supuesta desafección
ciudadana expresa un sentimiento de malestar de contenido inasible. Flota en el
aire, sin anclaje material visible. Otro rasgo pareciera ser su localización difusa;
no se trata de un fen6meno representativo de determinadas clases o sectores
sociales. Por consiguiente, este análisis no puede ser sino una interpretación
preliminar, invitando ala reflexión.
En el caso de Chile conviene abordar la posible desafección ciudadana con
gran cautela pues contradice la situación económicamente favorable y
polfticamente estable del país. iQu6 razones pueden motivar un malestar en un
pats cuya economía muestra un notable desempeño y que ha llevado a cabo con
éxito una compleja transición desde el gobierno de Pinochet a un régimen
democrático relativamente afianzado?
En realidad, las causas más conocidas de la desafección ciudadana no
operan en Chile. Un motivo “clásico” radica en el grave y rápido deterioro de la
situación económica. De hecho, la sociedad chilena se encuentra dividida por
fuertes desigualdades sociales, particularmente económicas, que relegan a un
una visión sistémica del desarrollo que permita compatibiliir los objetivos
propuestos. Dicho en otros términos, falta un mapa que vuelva inteligible la
compleja trama de relaciones.
La política y, en particular, el Estado ya no son la instancia de articulación
social a la cual está acostumbrada la sociedad chilena. Pero el fenómeno tiene
otra cara no menos importante. Al retraimiento (más exacto: transformación) de
la articulación política corresponde, por otro lado, un avance del mercado como
“modelo” de coordinación social. En este sentido, tiene éxito la ofensiva
neoliberal en Chile. El neoliberalismo fracasa como “modelo” económico: no es
factible hacer del mercado el principio constitutivo de la organización social. Sin
embargo, el discurso neoliberal es exitoso en ofrecer al mercado como una
instancia alternativa de coordinación de las relaciones sociales.
Una de las tendencias de mayor incidencia en el futuro de la sociedad
chilena radica en la expansibn del mercado a esferas no económicas. Tiene lugar
un “imperialismo económico” que extiende criterios y mecanismos económicos a
otros ambitos. Así, la vida pohtica comienza a ser regida por normas de
eficiencia, competitividad y cálculos económicos, desplazando las venerables
virtudes públicas de prudencia, confianza y lealtad. Veamos los casos de
corrupción: en algunos se han cometido delitos, pero en muchos otros no se trata
tanto de la transgresión a una norma establecida como del desvanecimiento de
los límites entre lo correcto y lo indebido. Las propias normas éticas se diluyen.
Cuando la Iglesia católica denuncia una crisis moral en Chile, ella apunta a la
insuficiente adhesión a los valores consagrados cuando, en realidad,
probablemente tengamos una moral en crisis. Persisten las opciones éticas
individuales, desde luego, pero ya no hay acuerdo en torno a los valores como
norma social.
En Chile, el avance del mercado significa no sólo la privatización de las
empresas públicas, sino por sobre todo la privatización de las actitudes,
expectativas y preferencias individuales. Es decir, ocurre un proceso de
individuación con débil referencia a la vida colectiva. Este tipo de privatización
fomenta actitudes de acomodo, muy creativas en el ámbito individual, pero
irresponsables respecto a los bienes públicos. En consecuencia, asistimos a un
notorio deterioro de la esfera pública. Ello distorsiona la estructura
comunicativa de la sociedad chilena, que encuentra dificultades en definir su
futuro en tanto orden colectivo. Síu mapas interpretativos ni espacio para
elaborarlos se abre un vacío y quizas la llamada “desafección ciudadana” no sea
sino la expresión de este silencio ante el mañana.
colección
estudios
U! ;MN
COLECCION EKTLJDIOS CIEPIAN NQ 37
JUNIO DE 1993, pp. 77-99
MANUEL MARFAN
INTRODUCCION
Este trabajo presenta algunos argumentos teóricos acerca de la relación
entre el crecimiento y la distribución del ingreso’. Revisamos los enfoques que
vinculan en forma más o menos directa el crecimiento con la equidad, y las
contraargumentaciones teóricas a dichos enfoques. Los trabajos empíricos
citados son aquellos que intentan determinar si la evidencia estadística avala o
rechaza los planteamientos teóricos, o si ella es dtbil como para zanjar la
discusión entre argumentaciones teóricas alternativas.
’ EFte trabajo forma parte del área de investigación sobre macroeconomía, crecimiento y
distribuci6n del ingreso de CIEPLAN, la que cuenta con el apoyo de IDRC-CIID de Canadá, y
constituye una versión revisada y actualizada de una presentación del autor en un seminario sobre
crecimiento y equidad organizado en México por el FMI y la UNAM hace algunos afios. El autor
agradece los comentarios de los participantes del seminario interno de CIEPLAN y de Gabriel
Palma, quienes no son responsables por los errores y omisiones del trabajo.
1 Véase Taylor y Arida (1988) para una resefia reciente acerca del tratamiento teórico del tema.
Véase también Fields (1988) para un examen de las lecciones y vacíos que deja el análisis de la
evidencia empírica acumulada hasta ahora.
78 MANUELMARFAN
Las primeras teorias del desarrollo económico enfatizaron este indicador, reflejando que SY
preocupación inicial era explicar las diferencias de ingreso enmpnlres (Amdt, 1983).
Se podríá plantear, por ejemplo, que la vinculacibn surge a partir de la remunemcib e los
factores productivos (disbibucidnfuncionol del ingreso) y que, para una dotación y distribución
dada de los ICCUISOS,es posible relacionarla con la distribución personal del ingreso, previa
corrección por la acción del Fstado en materias tributarias, gasto y distribución de sewicios
sociales básicos de educación, salud, etc. (Ffrench-Davis, 1974). Dentro de este tipo de enfoques
resaltan aquellos que estudian el funcionamiento de los mercados laborales, bajo la hipótesis de
que las principales desigualdades de ingresos son explicadas por los diferenciales & ingresos del
trabajo (Fields, 1979, por ejemplo). Los enfoques que enfatizan el patrón de crecimiento, por
otro lado, examinan en primera instancia la dieibucidn sectorial del ingreso, el crecimiento y el
progreso t&nico, tanto entre sectores productivos (e.g, agricultura e industria) como entre
desagregaciones al interior de éstos (sectores moderno y tradicional, sectwes formal e informal,
etc.). TambiCn, los modelos que examinan el patrón de acumulación suelen resaltar la
distribución del ingreso entre agentes económicos (empresarios y trabajadores, Estado y sector
privado, agentes externos e internos, etc.).
VCase Bacha (1979) y Fields (1988).
REFLEXIONES TJZORICAS SOBRE CRECIMIENTO Y EQUIDAD 79
El caso m.& clásico -en todos los sentidos del término- de este tipo de
enfoque es aquel en que los agentes A y B son el capital y el trabajo, o bien la
clase capitalista y la clase trabajadora. En la medida que se ahorre una fracción
mas alta del ingreso del capital que del trabajo, mayores tasas de crecimiento se
asociarán a distribuciones del ingreso más favorables al capital.
Por ejemplo, el modelo de Kaldor (1956) supone una tasa de crecimiento
exógena, como es habitual en los desarrollos teóricos poskeynesianos de
Cambridge’. Además supone que el factor capital ahorra una fracción más alta
de su ingreso que el factor trabajo. En este caso, para lograr la tasa de ahorro de
“equilibrio” -esto es, la que es compatible con el crecimiento predeterminado-, la
distribución del ingreso entre el capital y el trabajo queda endógenamente
determinada. Así, la participación del ingreso del capital en el ingreso total sera
mayor cuanto (a) mayor sea la tasa de crecimiento exógena, (b) mayor sea la
relación capital-producto, y (c) menor sea la tasa de ahorro del ingreso del
capital y/o del trabajo.
5 La idea es que el ahorro se adapta a una inversión determinada exógenamente, como en los
modelos keynesianos mas ortodoxos. La principal motivación de estos modelos es la de
proporcionar argumentos a favor del carácter endógeno del ahorro para, de esta manera,
resolver el dilema de la trayectoria única de crecimiento implícita en el modelo de
Harrod-Domar.
80 MANUELMARFAh’
medida que una distribución mas regresiva implique un crecimiento más rápido,
el deterioro en el bienestar de los más pobres será transitorio, ya que a la larga
también se beneficiarían de un crecimiento más alto.
La respuesta estructuralista a este enfoque reconocía que, aunque en otras
realidades históricas la desigualdad en la distribución del ingreso habría
favorecido la acumulación de capital y el progreso técnico, ese no era el caso
latinoamericano. Por el contrario, los grupos de mayores rentas en la región no
se caracterizarían por su austeridad, sino por su alto y sofisticado nivel de
consumo. Por consiguiente, la regresividad en la distribución del ingreso no sólo
no favorecería el crecimiento, sino que incluso implicaría un patrón de desarrollo
basado en una creciente sof~ticación del consumo. Esto es, un patrón de
crecimiento basado en la multiplicación incesante de productos para una minoría
mientras se descuidan los bienes y servicios esenciales y la ampliación de la
capacidad productiva (Pinto, 1970)‘. Este proceso crearía una “espiral
desigualizadora” si se dan ciertas condiciones en cuanto al tamarío de los
coeficientes de insumo de capital y trabajo (Taylor y Bacha, 1976).
La presencia del “consumo conspicuo” respondería al intento de los sectores
de mayores ingresos por replicar el patrón de gastos de las economías
desarrolladas, con promedios de ingreso varias veces superior al de la región -un
efecto demostración entre países-. Es más, se argumentaba que un mayor
crecimiento del ingreso real en las economías desarrolladas se reflejaría en un
aumento de la propensión a consumir en las nuestras (Furtado, 1953). Los
enfoques neo-estructuralistas más recientes han reiterado este diagnóstico. Se
plantea que la modernidad en América Latina se introduce más rápidamente en
la disponibilidad de bienes de consumo sofisticados que en el desarrollo de
nuevos procesos productivos, generando una suerte de “modernidad de
escaparate” (Fajnzylber, 1987).
iQué salidas habría para solucionar este dilema en que aparece un conflicto
entre las posibilidades de crecimiento y una distribución del ingreso más
equitativa?
Un planteamiento surge de la hipótesis de que los bienes que consumen los
sectores de ingresos mas bajos son producidos con tecnologías más intensivas en
el uso del trabajo. De esta manera, una redistribución progresiva del ingreso se
sostendrfa por sí sola ya que aumentaría el consumo de bienes más intensivos en
trabajo y, por lo tanto, habrfa señales que fomentarian una mayor actividad en
esos sectores, reforzando la progresividad de la redistribución inicial. La
evidencia empírica disponible, sin embargo, no avala esta conclusión.
Aparentemente no habría grandes discontinuidades en los patrones de consumo
(Bacha, 1979). Y, aunque las hubiera, la evidencia tampoco muestra que la
tecnología de producción utilizada se relacione con el destino del bien producido
(Tokman, 1975). También, en una economía abierta al comercio exterior la
11 Tobin (1969). El coeficiente Q -esto es, el cuociente entre el precio de mercado de los activos
productivos y el costo de reposición del capital-, empíricamente aproximado por el precio de las
acciones, reflejaría la rentabilidad esperada de la inversión.
12 Este razonamiento, al igual que el del modelo de brechas, establece los desequilibrios ex ante.
Ex post, todas las identidades contables se cumplen, sólo que la variable de ajuste es otra distinta
al crecimiento de la capacidad productiva.
13 La estimaci6n empírica para el caso uruguayo presentada por Rama arroja un excelente ajuste
para un período turbulento corno el de 1976-85. la implicancia de política evidente de este
enfoque apunta a la necesidad de relajar simult~ncamente estas tres restricciones para lograr
niveles de ahorro, inversión y crecimiento altos y sostenidos.
14 Por ejemplo, el agente A podríá utilizar los recursos transferidos desde el agente B para adquirir
bienes de consumo durable. Desde la perspectiva privada, el análisis teórico de la decisión de
realizar una inversión productiva o financiera no difiere esencialmente de la de adquirir bienes
de consumo durable. En ambos casos, hay un gasto inicial alto que tiene corno contrapartida
beneficios en los siguientes períodos.
15 El caso más claro en este sentido es aquel en que el agente A iuga capitales, desligando así su
ahorro del financiamiento de proyectos de inversión nacionales.
REFLEXIONES TEORICAS SOBRE CRECIMIENl-0 Y EQUIDAD 8s
inmediato. Una vez pagado ese costo, hay pocos mecanismos que fuercen al
receptor de la transferencia inicial a cumplir su parte.
Lo mismo es válido para postular la conveniencia de una transferencia
desde el sector privado al Estado. Una vez realizada la transferencia, los agentes
privados cuentan con pocos mecanismos para asegurar que el Estado usará
dichos recursos en la forma prometida y no en financiar nuevos gastos públicos
corrientes16.
La razón bkica de esta inconsistencia es que en un contexto
descentralizado los agentes económicos no internalizan necesariamente los
impactos que sus decisiones de ahorro e inversión tienen sobre otros agentes.
Una decisión de inversión acertada no solo implicará una rentabilidad para el
inversionista, sino que también aumentará la capacidad productiva del sistema,
con los consiguientes efectos positivos sobre la demanda de otros factores
productivos y una mayor disponibilidad de bienes y servicios. Es justamente esta
externalidad positiva del ahorro, la inversión y el crecimiento, la base del
argumento para convencer al agente B de que el sacrificio que se le impone es
sólo transitorio. El problema de la falta de credibilidad de fa solución surge
porque nada asegura que posteriormente el agente A internalizará los efectos
positivos sobre B en sus decisiones económicas.
Este argumento se ha desarrollado de manera simple en Lancaster (1973),
donde se plantea un modelo dinámico para una economía en la que sólo
coexisten trabajadores y duefios del capital. En ese modelo las decisiones de
ahorro e inversión benefician a los dos sectores en última instancia, pero las
decisiones de cada uno consideran sólo los beneficios propios. Por ello, el
equilibrio intertemporal resultante es ineficiente. Al no internalizarse los efectos
“sociales” de las decisiones de ahorro e inversión, el proceso de acumulación se
detiene antes del momento socialmente óptimo. La falta de cooperación para
buscar una solución coordinada es la causa de la ineficiencia dinámica en el
modelo de Lancaster, la que justificaría la intervención del Estado.
Hay varias extensiones que surgen del razonamiento anterior. La primera
es la de la factibilidad de institucionalizar mecanismos de concertación que, al
favorecer soluciones cooperativas entre distintos actores económicos,
permitieran incorporar las externalidades del proceso de ahorro e inversión en
las decisiones económicas. Ello, sin embargo, requeriría formas de organización
social complejas que no discutimos aquí17.
16 El fortalecimiento de los sistemas tributarios de América Latina observado durante los años 50 y
60 se justificó parcialmente para incrementar el ahorro global. Aunque la evidencia muestra un
aumento concomitante en los gastos corrientes del sector público para el mismo período, cabe
advertir que mayores gastos en educación, salud y otros son. en la práctica, inversiones para
mejorar la calidad del trabajo. Al respecto, véase Arellano (1985~3).
17 V&se Cortázar (1989) para un analisis de algunas de las precondiciones que se requieren para
lograr acuerdos concertados a nivel macroeconómico.
86 MANUEL MARFAN
18 V&se Pohjola (1984) para una extensión del modelo de Lancaster con un fondo de inversión de
los trabajadores. Para el caso de los fondos previsionales-que constituyen una forma de ahorro
FOI-ZOSO- vtase Arellano (1985b).
19 En términos de nuestra nomenclatura, se trataría de institucionalizar un “agente A” que ahorre
todo su ingreso.
REFLEXIONES TEOFUCAS SOBRE CRECIMIENTO Y EOUIDAD 87
23 VCase OECD (1981), Bosworth (1982) y Penner (1983) p ara una reseña al respecto. Para los
países en desarrollo, véase Giovannini (1983).
24 béase 7ahler (1986) para una revi& cktica de los aspectos teóricos y las consecuencias
empíricas de la liberalización financiera en América Latina.
25 Véase Díaz-Alejandro (1964) para un recuento teórico y empírico de la eqxxicncia de
profundización financiera en el Cono Sur.
REJLEXIONES TEORICAS SOBRE CRECIMIENTO Y EQUIDAD 89
privada. Estáticamente, el efecto riqueza del mayor precio de los activos elevaría
el consumo y disminuiría el ahorro productivo y la inversibn nuevaz6. En
términos dinámicos, la economía podría montarse en una trayectoria
desequilibrante que desemboque en una crisis financiera.
La conclusión de todo esto sería que la regulación del sector financiero es
importante para preservar la estabilidad del sistema, siendo el problema de fondo
la calidad de dicha regulacibn. La desregulación indiscriminada de fines de los
70 mostró que este intento de incrementar el ahorro y la inversión no sólo se
frustrb, sino que generó impactos fuertemente regresivos en el corto plazo al
promover altas ganancias patrimoniales para los propietarios de la riqueza
privada; y también en el mediano plazo, al desembocar el proceso en fuertes
recesiones.
Otra sugerencia para aumentar el ahorro privado es la de introducir
incentivos fiscales que eleven la rentabilidad después de impuestos de éste. No
hay enfoques que nieguen que una disminución de impuestos o mayores subsidios
al ahorro aumentarían la acumulación del sector prkdo. El problema es que
este tipo de políticas haría caer el ahorro del gobierno . Si los mayores subsidios
o menores impuestos constituyen una transferencia pura, el efecto final probable
será el de una calda en el ahorro global, con un cambio en la composición
pública-privada de éste. Este tipo de sugerencia confía, por lo tanto, en que al
aumentar la rentabilidad del ahorro primará el efecto sustitución por sobre el
efecto ingreso en una magnitud que permitiría revertir plenamente el efecto del
menor ahorro fiscal. Pero, como vimos, este es un resultado teórica y
empíricamente incierto.
Lo que es menos incierto es el impacto distributivo de los incentivos
tributarios al ahorro. De partida, los impuestos que inciden más directamente
sobre la rentabilidad del ahorro son los que gravan los ingresos y el patrimonio
privados. En la medida que estos impuestos tengan un sesgo progresivo, la
desgravación del ahorro tendrá un impacto regresivo. Pero, el efecto más claro
en este sentido surge del hecho que los incentivos a la rentabilidad del ahorro no
discriminan entre la rentabilidad del ahorro “nuevo” vis-à-vis la de los activos ya
existentes (Auerbach y Kotlikoff, 1982; Kotfikoff, 1983). Este tipo de incentivos,
por lo tanto, contiene una fdtración importante que beneficia a los propietarios
de los activos ya existentes. En la medida que la propiedad esté más concentrada
que el ingreso, la introducción de estos incentivos tendría un impacto regresivo”.
Un aspecto más promisorio para el ahorro y la equidad en la discusión
sobre incentivos tributarios es la de si los impuestos debieran gravar el ingreso o
el gasto privadoz9. El principal argumento en contra del impuesto al ingreso es
26 V&se Arellano (1983) para un modelo formal sobre este punta. Véase también Barandiarán
(1983) para un análisis de la expetiencia chilena en este respecto.
27 Excepto si el gobierno baja sus gastos corrientes, lo que elevaría el ahorm por sí solo,
independientemente de lo que ocurra con los impuestos y subsidios.
2.8 Boswxth (1982).
29 VCase Pechman, 1980para una discusión al respecto.
90 MANUEL MARFAN
que gravaría dos veces el ahorro: la primera cuando se percibe el ingreso por
primera vez, y la segunda cuando la fracción ahorrada del ingreso reporte una
rentabilidad más tarde, generandose así una distorsión en la asignación de
recursos. El argumento es teóricamente impecable, a pesar de que no dice nada
acerca de si el ahorro será mayor o no bajo un impuesto al gasto. Aun así, el
impuesto al gasto tiende a tener mayor incidencia sobre el efecto sustitución que
sobre el efecto ingreso, con lo que hay más certeza de que una reforma tributaria
que apunte hacia un impuesto al gasto, diseñada de manera de compensar los
efectos ingreso, efectivamente aumentaría el ahorro privado. Las principales
objeciones que descartan la introducción de un impuesto al gasto son mas
prácticas que teóricas (Mina&, 1982).
Finalmente, un argumento importante para mantener una rentabilidad
atractiva para los ahorrantes nacionales es que ésta, más que generar con certeza
un mayor ahorro nacional, permite prevenir la fuga de capitales. En este sentido,
parece razonable establecer en forma estable y segura una cota inferior o piso de
rentabilidad que no caiga por debajo de la de los capitales fugados.
Por otro lado, hay fuertes razones teóricas y empfricas que respaldan la
conclusión de que los incentivos tributarios a la inversión productiva privada (en
vez de al ahorro privado) sí tendrían efectos en la dirección esperadaN. Sin
embargo, este tipo de incentivos también podría tener efectos regresivos, los que
se manifestarían en pérdidas de recaudación del gobierno a cambio de mayores
beneficios para los inversionistas privados. Pero, no todos los impuestos y
subsidios tienen el mismo impacto sobre la inversión ni sobre los ingresos
públicos. En este sentido, es posible incentivar la inversión privada utilizando
instrumentos que tengan un menor impacto fiscal, y compensar este último a
través de otros instrumentos de política fiscal que afecten en menos grado a la
inversión.
En Marf&n (1985) utilizamos este razonamiento en un modelo formal que
supone una economfa neoclásica, segmentada a la Lewis, Ranis y Fei, y en donde
la inversión privada esta determinada por la Q de Tobin. Ahí concluimos que
instrumentos tales como la depreciación acelerada, subsidios directos a la
inversión productiva e impuestos a las utilidades retenidas y a las ganancias de
capital de largo plazo tendrían un mayor impacto relativo sobre la inversión y
menor sobre la recaudación fiscal. Por otro lado, los impuestos a las utilidades
distribuidas, a los ingresos personales y al valor agregado tendrían un mayor
impacto fiscal y menor sobre la inversión privada. En consecuencia, los primeros
debieran alterarse de manera de incentivar la inversión, y compensar el impacto
fiscal de ellos recurriendo al segundo grupo de instrumentos fiscales. Una
mezcla de polfticas de esta naturaleza permitiría aumentar la inversión privada
sin sacrificar recursos fiscales que pudieran destinarse a otros fines, y sin generar
necesariamente efectos adversos sobre la distribución del ingreso.
31 0 bien, como en el modelo de Harris y Todaro, un salario superior al del sector tradiciodal que
regule la migración al sector moderno y la tasa de desocupación.
92 MANUEL MARFAN
39 VCase Bacha (1979) para una reseña de los trabajos empíricos al respecto.
40 Adelman (1975), Bacha (1979), Fajnzylber (1987), Fei, Ranis y Kuo (1978), Fields (1988), Stewart
ystreeten (1979), entre muchos otros.
96 MANUEL MARFAN
IV. CONCLUSIONES
La principal conclusión de este trabajo es que es posible abordar el desafío
del crecimiento alto e igualizador. También, que la preocupaci6n exclusiva por el
crecimiento tiene un sesgo desigualizante. Por ello, el abordar con exito este
desafio requiere una preocupación simultánea por ambos aspectos. La idea de
crecer para después redistribuir no constituye una necesidad histórica.
Este razonamiento surgió reiteradamente en las distintas secciones: (a) si
bien una distribución del ingreso más progresiva podría afectar negativamente el
ahorro global, no es cierto que una redistribución que intente aumentar el ahorro
sea necesariamente regresiva. (b) Las políticas que se han sugerido para motivar
el ahorro privado a través de incentivos a la rentabilidad impactarían con mayor
certeza en la distribuci6n del ingreso que en el ahorro. Por otro lado, las polfticas
encaminadas a incentivar la inversión privada tienen una mayor probabilidad de
éxito, siendo posible revertir sus efectos regresivos. (c) Cuando el sistema de
precios es utilizado para redistribuir ingresos, existe un conflicto más claro entre
el crecimiento y la equidad, al menos en el corto plazo. Pero, el utilizar el sistema
de precios en este sentido suele ser un síntoma de la falta de otros instrumentos
menos distorsionadores para enfrentar el desafío de la equidad. Un
fortalecimiento del sistema de transferencias -probablemente a través de un
sistema tributario más eficaz- junto a una institucionalidad que posibilite llegar a
los grupos objetivo en forma más selectiva y focaliida, permitiría que los precios
jugaran su rol más importante como asignadores de recursos.
Pero, el elemento que parece mas determinante para relacionar el
crecimiento con la equidad lo constituye el patrón de desarrollo. La constatación
de varios casos en que se combinan altas tasas de crecimiento con bajos niveles
de desigualdad debiera arrojar mayor luz para establecer las condiciones y
acciones necesarias para enfrentar con éxito este desafío. Las comparaciones de
los países de América Latina con estas otras experiencias debiera alimentar
investigaciones futuras sobre el tema. Las comparaciones ya existentes en la
literatura reciente han dado lugar a importantes conclusiones, dentro de las
cuales se destacan las diferencias en el patrón de industrialización y en la
inserción internacional de las economías. Pero, tal vez la conclusión más
significativa es que los países que han enfrentado con éxito el desafío de crecer
con igualdad no han postergado el tema de la equidad para después de resolver
el del crecimiento.
98 MANUEL MARFAN
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estudios
U! ;MN
COLECCION ESITJDIOS CIEPLAN N” 37
JUNIO DE 1993, pp. 101-129
l Este trabajo ha sido patrocinado por IDRC, de Canadá. Juan Jiles colaboró con la información
estadística. Pero la responsabilidad final es exclusiva de los autores. El artículo se publica
simult&teamente el la Revista de Ciencia Polfticn, Val. 15, NQ 1,199X
102 0. MUli’OZ G. y C. CELEDON
por la crisis financiera de 1982. La tasa de crecimiento del PGB pasó de 57% en
1987, a 7,4% en 1988 y a 10% en 1989. Los principales indicadores
macroeconómicos mostraron resultados muy positivos, a pesar de que se observó
una progresiva presión inflacionaria, derivada del alto crecimiento del gasto. Esto
llev6 a las autoridades económicas de la época y al candidato Büchi a mirar con
mucho optimismo el desarrollo de la economía chilena a mediano plazo, bajo el
supuesto de que se mantuvieran las condiciones estructurales y los incentivos a la
inversión privada. Por otro lado, no se veían problemas derivados del sector
externo. De hecho, en 1988-89 la balanza de pagos arrojó saldos positivos, con
una fuerte acumulación de reservas internacionales, especialmente en 1988. Esto
fue el producto tanto de un superávit en cuenta corriente como de altos ingresos
netos de capital. Al superávit corriente contribuyeron decisivamente el aumento
del precio del cobre a niveles récord y un fuerte crecimiento del volumen de
exportaciones distintas al cobre.
Bajo esta visión, el principal desafío era mejorar las condiciones sociales:
“La modernización de nuestro sistema económico y social está inconclusa. Hay
que profundizarla para mejorar las condiciones de vida de los chilenos, con una
polftica social que abra oportunidades para todos y saque de la estrechez
económica a quienes aún no reciben en plenitud los beneficios del progreso”
(Democracia y Progreso, “Programa de gobierno de Hernán Büchi”). Según esta
estrategia, ello debería lograrse fundamentalmente a través del crecimiento del
empleo (un millbn de nuevos empleos en el período 1990-94) y de una política
social destinada a aumentar la igualdad de oportunidades para todos. En este
sentido, la educación debería ser el principal mecanismo de movilidad social.
La base de esta estrategia debería estar en la preservación del equilibrio
macroeconómico y en un crecimiento económico sostenido, del orden del 5%
anual, impulsado por la continuidad del esfuerzo de exportación y de la inversión
privada. Se deberfa llegar a un volumen de exportaciones de 12 mil millones de
dólares en 1994. El Estado debería apoyar subsidiariamente la diversificación de
las exportaciones y el aumento del valor agregado.
Tal ritmo de crecimiento permitiría generar los recursos fiscales necesarios
para financiar el gasto social destinado a los sectores en extrema pobreza. Pero
ese crecimiento debería ser el producto de incentivos al sector privado, para
seguir aumentando la inversión privada, y de un aumento del ahorro público.
Según este enfoque, los incentivos a la inversi6n privada suponen una
disminucibn de la carga tributaria global, a lo cual contribuyeron las rebajas de
1988 y 1989; y aun la concesión de franquicias tributarias mediante Certificados
de Crédito Tributario. La disminución de ingresos fiscales debería ser
compensada tanto por la mayor recaudación derivada del propio crecimiento
como por una reducción relativa del gasto público. Por otra parte, la
continuación de la política de privatizaciones de empresas públicas debería
complementar la política de reducción tributaria.
El otro componente básico de la política de crecimiento debía ser el
aumento sostenido de la competitividad internacional. El alto tipo de cambio real
alcanzado en los anos anteriores debería sostenerse en el mediano plazo, a tin de
104 0. MUh’OZ G. y C. CELEDON
1. EQUIDAD DISTRIBUTIVA
A. La reforma tributaria
expresar la causa. Esta puede ser objeto de apelación ante los Tribunales del
Trabajo, de cuyo resultado pueden variar los costos del despido para la empresa,
ya que en caso de ser injustificada, el empleador debe pagar una indemnización
adicional. El gobierno consideró conveniente mantener la flexibilidad del
mercado del trabajo, dado el carácter abierto de la economía chilena, en
contraste con el sistema de inamovilidad que hubo históricamente y que impedía
el ajuste de las empresas en condiciones de pérdida de competitividad o de
shocks externos.
A pesar del Acuerdo Marco y la buena disposición de los principales
dirigentes, estas políticas han sido objeto de críticas por la derecha y los
empresarios. La principal preocupación de éstos se refiere al efecto de las
reformas laborales sobre eventuales mayores costos del trabajo. Otra crítica se ha
dirigido a los supuestos efectos negativos sobre el empleo del aumento del salario
(mínimo). La base empírica de esta crítica fue el aumento en la tasa de
desempleo que se registró transitoriamente durante 1991. De acuerdo a dichos
críticos la causa de este fenómeno sería el alza experimentada por las
remuneraciones reales, lo cual generaría una incapacidad para absorber el
crecimiento en la fuerza de trabajo del país.
En realidad, la evidencia empírica no avala esas críticas. La evolución del
empleo y de los salarios depende en mayor grado de las condiciones de
crecimiento de la economía que del costo de la mano de obra. De hecho, durante
1991 y 1992 hubo un incremento importante en las remuneraciones reales. El
salario real promedio durante 1991 aumentó en alrededor de 5% y una cifra
similar se proyecta para 1992. Sm embargo, el desempleo disminuyó desde un
6,3% en 1989 a un 4,5% en 1992 (como promedio nacional), con un repunte
transitorio durante 1991 como producto del ajuste macroeconómico del año
anterior (ver sección III). Ello pone en evidencia la estrechez que se está
produciendo en el mercado del trabajo. Aparte de los favorables efectos que esto
tiene para la equidad distributiva, la situación del mercado del trabajo podría
repercutir desfavorablemente en la competitividad internacional, pero más en
razbn de los efectos del propio crecimiento que a causa de la nueva
institucionalidad laboral. Ello dependerá en definitiva de la evolución de la
productividad, que está pasando a ser una variable clave para el sostenimiento
del ritmo de crecimiento, especialmente en el sector de los bienes transables.
que se basa sólidamente en recursos propios del pafs, estimulados por una
polftica económica coherente.
Balanza de Pagos
(Millones de US%):
Exportaciones 7052 8080 8310 8929 9986
Importaciones 4833 6502 7037 7353 9231
Balanza Comercial 2219 1578 1273 1576 749
Saldo Cuenta Corriente -167 -740 -597 143 -583
Variación de Reservas 679 398 2409 1283 2369
los proyectos de inversión que estaban en marcha. Por su parte, durante 1990 las
exportaciones continuaron creciendo a tasas elevadas, del orden del 8% anual,
alcanzando una participación superior a un 30% del producto.
Las posibilidades de reactivación dependfan fuertemente de la tendencia
inklacionaria, ya que ésta es, a su vez, muy determinante de la polftica de tasas de
interés del Banco Central. Siu embargo, a pesar de la disminución del gasto y del
enfriamiento de la economía provocado por el ajuste, las presiones inflacionarias
continuaron durante el segundo semestre de 1990, ante la creciente impaciencia
del sector privado.
Algunos factores tanto de origen interno como externo contribuyeron en ese
sentido. Estos factores fueron el alto grado de indexación de la economía chilena
(83% de los contratos en Chile tienen una cláusula de indexación semestral de
acuerdo al 100% de inflación pasada), el alza internacional en el precio de los
combustibles originada por la crisis del Golfo Pérsico, el prolongado período de
sequía y su impacto sobre los precios agrícolas y los efectos de la reforma
tributaria implementada en el mes de julio, que determinó un alza del impuesto al
116 0. MUÑOZ G. y C. CELEDON
valor agregado de 16% a 18%. Todo ello incidió para que la inflación continuara
acelerandose a lo largo de 1990, hasta culminar en una tasa de 30% en 12 meses,
a octubre de ese año. A partir de entonces se inició la desaceleración, lo cual se
vio favorecido por el mejoramiento de las expectativas para el sector externo
(mantención del alto precio del cobre y renegociación exitosa de la deuda
externa), el término de la incertidumbre respecto del precio del petróleo y de las
condiciones de la economía internacional al concluir la guerra del Golfo, la
rebaja de las tasas de interés durante el segundo semestre de 1990 y, desde luego,
el efecto esperado de la disminución del gasto interno. La economía chilena
comenzó a reactivarse en el último trimestre de 1990, bajo el estímulo de tasas de
interés más bajas y de las alentadoras expectativas que comenzaron a formularse
los agentes económicos. Esta tendencia continuó reforzándose en 1991, con una
tasa de crecimiento máxima de 9,9% en el último trimestre de ese año y un
promedio anual de 6%.
Con todo, el tema del equilibrio macroeconómico y sus posibles desajustes
es permanente. De hecho, a Fmes de 1992 volvió a replantearse a raíz de la fuerte
aceleración del gasto y del crecimiento experimentados en el tercer y cuarto
trimestre, aunque esta vez ella coincidió con una baja sostenida de las tendencias
inflacionarias. Pero subsisten aprensiones acerca de si efectivamente la inflación
chilena esta en una tendencia descendente. Se argumenta que la disminución
inflacionaria de 1991-92 dispuso de varios factores favorables relacionados con
las presiones de costos, como la disminución del precio del petróleo, la caída de
la inflación internacional y, sobre todo, la apreciación cambiaria, a la cual se hará
referencias más abajo. A mediados de 1992 el tipo de cambio real era alrededor
de un 15% más bajo que el promedio de 1990. En el segundo semestre de ese año
se logró una pequeña devaluación real, producto de algunas políticas orientadas a
recuperar un mayor valor del tipo de cambio real y no desincentivar las
exportaciones.
Al cesar los factores favorables para la desaceleración inflacionaria por el
lado de los costos, las fuertes presiones de demanda existentes y los lííites de
capacidad productiva a los cuales se ha llegado, podrían arriesgar un rebrote
inflacionario. En el mejor de los casos, hacen muy difícil seguir bajando la
inflación desde el 12,7% de 1992 a niveles de un digito.
Las propias autoridades económicas, especialmente del Banco Central,
transmitieron señales de su preocupación al respecto. Algunos aumentos de las
tasas de inter& durante 1992 fueron claros reconocimientos de que la economía
se encontraba en el límite de sus posibilidades de crecimiento con estabilidad. La
política fiscal anunciada para 1993 se enmarcó en el supuesto de un crecimiento
más moderado, del orden de 5,5%. En otras palabras, a fines de 1992 la economía
chilena revelaba una pujanza del sector privado por aumentar la inversión y
expandir sus niveles de actividad a ritmos sin precedentes, frente a lo cual la
política econbmica ha tratado de frenar esos ímpetus para mantener el equilibrio
macroeconómico que asegure un crecimiento estable a largo plazo.
Diagnósticos alternativos, sin embargo, cuestionan la existencia de un
exceso de gasto, en base a que la inflación ha continuado bajando y las reservas
CHILE EN TRANSICION: E5SIXATEGIA ECONOMICA Y POLITICA 117
1 Entre enero y diciembre de 1991 la tasa de interks Liba se redujo en cerca de 3 puntas
porcentuales, desde 7,3% a 4,6%.
CHILE EN TRANSICION: ESI’RATEGIA ECONOMICA Y POLITICA 119
3. LA DEUDA EXTERNA
Durante los aiios 80 Chile acumuló una considerable deuda externa como
resultado de un flujo masivo de préstamos que permitieron financiar un nivel de
120 0. MtlNOZ G. y C. CELEDON
DSCTO.
PAGARES DE DEUDA (%) 33,0 40,2 32,4 ll,Sb n.d.
Deudamenosreservasinter-
nacionaless/exportaciones 4>7 16 1,s Ll 0,9
2 Constitucionalmente el gobierno del Presidente Aylwin tendrá una duración de sólo cuatro años,
hasta marzo de 1994.
126 0. MUÑOZ G. y C. CELEDON
crecimiento alto de la economía, a través del cual deben generarse los nuevos
empleos y el aumento de las remuneraciones. Este mecanismo sin duda ha estado
operando en los últimos años, pero es evidente que hay importantes grupos
sociales que quedan marginados de esos beneficios, por no poder acceder al
mercado del trabajo. Se trata de los ancianos y los jóvenes no calificados, en
particular. Los programas sociales destinados a enfrentar estas situaciones de
emergencia están en marcha y probablemente requieran mantener y aumentar los
recursos que los financian. Como la reforma tributaria que permitió generar los
recursos necesarios fue un programa transitorio, al acercarse el término de su
vigencia se replante6 el tema de la carga tributaria y su proyección social.
Más allá de los programas sociales orientados a los grupos más pobres
surge con fuerza el tema de la calidad y accesibilidad de los servicios sociales
orientados a los grupos medios. El encarecimiento de los costos, los cambios
tecnológicos en 5reas como la salud y la educación, las demandas de mayor
calidad de las prestaciones, la transparencia de los mercados y del
comportamiento de los agentes de intermediación, las remuneraciones de los
profesionales y técnicos que laboran en esas actividades, son todas cuestiones
críticas. El gobierno del Presidente Aylwin ha tenido que enfrentar conflictos
serios en estas áreas, uno de los cuales incluso originó un cambio ministerial.
Este tema toca directamente la cuestión de la reforma del Estado,
especialmente en relación al área de las prestaciones sociales. La pregunta no es
sólo cómo puede el Estado proveer directamente y con mayor calidad esos
servicios, sino también cómo puede descentralizarlos hacia el mercado,
ejerciendo con eficacia las funciones de regulación que le corresponden.
El tema de la competitividad internacional de la economía será crucial en
los años 90. En sus aspectos más generales, se relaciona con el problema del
crecimiento a mediano plazo de la economía chilena. En sus aspectos más
específicos, alude a la necesidad de mantener los altos ritmos de crecimiento de
las exportaciones.
El desempeiío muy satisfactorio en términos del crecimiento de la economía
chilena en los últimos años puede llevar a olvidar que históricamente las tasas de
crecimiento fueron modestas. En el período 1950-73 el crecimiento medio anual
del PGB fue de 3,4%, promedio que se repitió en el resto de los ahos 70 y bajó a
2,9 durante los años 80 (Bosworth y Marfán, 1993). El desempeño del orden del
6% de crecimiento desde 1986 es, desde esta perspectiva, excepcional y debe
considerarse en primer lugar como un fenómeno cíclico que representa la
recuperación sostenida después de la más profunda depresión económica desde
los años 30, ayudada por cierto por la consolidación de las reformas económicas y
por la estabilidad lograda después de los ajustes estructurales.
A partir de 1990 el PGB recuperó su nivel potencial de acuerdo a la
tendencia histórica y, por lo tanto, el crecimiento más reciente corresponde a una
expansión genuina de la capacidad productiva. Sin embargo, la preocupación de
algunos analistas, como Bosworth y Marfán (1993), es que esta expansión
reciente se basó principalmente en la utilización muy intensiva de una fuerza de
trabajo desocupada o subempleada, lo cual permitió la disminución de la tasa de
128 0. MIJNOZ G. y C. CELEDON
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colección
estudios
U! ;MN
COLECCION
JUNIO
E!SIWDIOS
DE 1993, pp. 131-167
CIEPLAN NQ 37 DOCUMENTOS
PABLO GONZAL-EZ
INTRODUCCION
El ritmo acelerado del cambio tecnológico, el incremento de la competencia
internacional, la profundiiaci6n de los mercados y la sofiiticación creciente de las
demandas determinan una exigencia de renovación y transformación constante
sobre el aparato productivo, que se hace extensiva a los recursos humanos. El
mayor tamaño de los mercados y la creación de nuevos mercados, así como la
incorporación de tecnologías crecientemente sofisticadas, llevan a una
especialización de las ocupaciones y una heterogeneidad de los trabajadores que
en ellas se desempeñan cada vez mayor. La especialización debe, sin embargo,
ser balanceada por la necesidad que los trabajadores puedan adaptarse con
prontitud a los cambios y nuevas exigencias del medio, y al mismo tiempo faciliten
la coordinación de actividades crecientemente interdependientes. A nivel del
mercado laboral en su conjunto se requiere de instituciones que faciliten y
reduzcan los costos de coordinación, que mejoren la información con que los
agentes toman sus decisiones y, en particular, que permitan una movilidad y
adaptabilidad más rápida y menos costosa de los trabajadores hacia los sectores,
ocupaciones y regiones donde su productividad marginal es mayor.
La pregunta específica que se hace este trabajo es cuáles son las
repercusiones que este nuevo entorno tiene sobre la educación escolar. En Chile
1. EL DESAFIO DE LA PRODUCTIVIDAD
Desde el punto de vista del mercado laboral, el crecimiento económico
debe estar asociado ya sea a incrementos en el empleo o bien a incrementos en la
productividad del trabajo. El aumento en el número de ocupados entre el aiio 0 y
el año 1 puede a su vez descomponerse como:
1984-89 62 OS 2,4 w L4
2 Por otra parte, relaciones laborales menos confrontacionales están relacionadas con una
institucionalidad global más eficiente, al entender los distintos actoxs que las relaciones
económicas y sociales son juegos de suma positiva, y que todos pueden beneficiarse de la
cooperación. Ello permite entre catras cosas reducir los comportamientos del tipa roU-seeting
que reprcscntan efectivamente juegos de suma cero para la sociedad en su conjunto (Rama,
1991).
DOCUMENTOS 135
1. EDUCACION E INCERTIDUMBRE
Este trabajo parte del supuesto que la educación debe ser interpretada, por
el lado de la demanda, como una inversión -de beneficios inciertos- y no como un
bien de consumo, y por el lado de la oferta, como un proceso productivo
prolongado y con un output sujeto a múltiples influencias externas no
controlables (familia, radio y televisión, amigos). Es decir, la incertidumbre en
torno a la educacibn es doble: la demanda por el producto final de la educación,
así como las caracterfsticas de ese producto, son inciertas. Más adelante
discutiremos los efectos del aumento de esta incertidumbre, que se ha registrado
durante el ultimo tiempo.
Como inversión, la educación, a todo nivel, debe responder a las
necesidades del aparato productivo. El mecanismo por el cual son asignados los
recursos humanos en una economía de mercado son los salarios reales, que son
los precios que ligan las necesidades del aparato productivo con el stock de
recursos humanos en cada momento del tiempo. Dadas las preferencias de las
personas por uno u otro tipo de ocupación, el rol de los salarios reales es, por un
lado, balancear la oferta y la demanda por las distintas ocupaciones (equilibrio de
stocks) y determinar las decisiones de inversión en capital humano de las
personas (equilibrio de flujos). Es esta última función que los salarios cumplen
en forma más imperfecta, especialmente en el caso de las especialidades que
requieren un mayor tiempo de aprendizaje. No existe un mercado a la
Arrow-Debreu que permita que los individuos tomen sus decisiones de inversión
en capital humano conociendo con certidumbre los salarios que determinarán la
rentabilidad de la inversión en el futuro ni “Arrow-securities” que les permitan
diversificar el riesgo de cualquier eventualidad. Cuando los individuos invierten
en capital humano, toman una decisión más o menos irreversible, cuyos riesgos
son mayores mientras mayor es el grado de especificidad de su inversión. La
inversión en capital humano representa costos hundidos (sunk-cm&) una vez que
se efectúa, yen este sentido le es aplicable la teoría de opciones irreversibles bajo
incertidumbre, con que Dixit (1989a y b) ha analizado las bandas de los tipos de
cambios y la entrada de empresas a nuevos mercados. El punto más relevante de
esta teorla es que la “espera” (wait-and-see) tiene un valor en términos de
disminuir la incertidumbre. Al posponer en el tiempo la decisión de inversión, se
conserva la opción a efectuarla, pero se disipa parte de la incertidumbre y se
puede tomar una decisión con mejor información. La incertidumbre relevante a
una decisión de inversión es su rentabilidad y en el caso de la inversión en capital
humano ésta está determinada básicamente por el perfil de salarios reales, el que,
a su vez, depende de la demanda del mercado, determinada por la valoración del
capital humano específico por parte del aparato productivo, y de la oferta,
DOCUMENTOS 137
determinada por el stock inicial de ese capital y sus cambios a través del tiempo.
La apertura hacia el exterior de nuestra economía y las características de la
economía mundial determinan que la incertidumbre respecto a la demanda
futura por las distintas especialidades ha crecido enormemente en las últimas
décadas. El incremento de la incertidumbre lleva a que la posposición de la
decisión respecto a qué especialización elegir sea cada vez más rentable desde el
punto de vista social, y quizás más importante, hace deseable que los “sunk-costs”
de la educación específica sean reducidos a un mínimo, ya que con ello se
minimiza la pérdida para el individuo de una mala inversión. Ello requiere
aumentar la educación general -que no se pierde por el hecho de cambiar la
demanda de especialidades y facilita el aprendizaje rápido de actividades
específicas-, y disminuir los costos (precio más tiempo) de la educación
específica. Como polftica pública, se debe forzar un período relativamente más
largo de educación general (con un cambio en sus contenidos -en la sección III
nos referimos al tipo de formación general más en detalle-) y a que los momentos
en que los individuos deben hacer sus opciones de especialización sean
pospuestos en el tiempo, hasta donde sea posible. Es decir, si bien la
especialización de las actividades que cada trabajador realiza puede aumentar en
el tiempo, esto no significa que la educación que requiere deba ser más
especializada.
Por otra parte, no cabe duda de que el sistema educativo sigue siendo la
principal herramienta que el Estado puede utilizar para influir sobre las
caracterfsticas del factor trabajo, aun cuando se entiende que la influencia del
proceso educativo opera dentro de un contexto individua1 y social, donde son
muchas las variables que en definitiva determinaran el resultado final. La
incertidumbre en el output del proceso educativo debido a factores externos a él
mismo también ha crecido en forma considerable, principalmente debido a la
creciente importancia de los medios de comunicación masivos. Una política
educacional debe tomar en cuenta y asignar un rol a estos medios, de forma de
disminuir la brecha entre los objetivos que se plantea el proceso educacional y el
output efectivo. Si bien es ampliamente reconocida la importancia de la familia y
el entorno social en el proceso de formación de cada individuo, el rol de los
medios de comunicación no puede ser minimizado toda vez que son el principal
mecanismo por el cual se puede llegar a estos otros agentes que afectan en forma
determinante el desarrollo de cada individuo. Una polftica educacional debe
abarcar ambas dimensiones: familia-entorno y medios de comunicación de masas.
cualitativos es mensurable con cierta facilidad, así como los costos incurridos
durante su producción. El proceso de producción de educación es más largo que
cualquier otro proceso productivo, aun cuando el período escolar fuese acortado
en uno o dos años. Debido a esto, es necesario generar mediciones en distintos
momentos en el tiempo que permitan evaluar los resultados parciales del
proceso, teniendo en cuenta que, por otra parte, los resultados finales también
serán mediciones imperfectas en base a instrumentos, incluso si fuese posible una
evaluación exhaustiva de la inserción laboral de cada individuo, al no ser este el
único objetivo de la educación. La otra diferencia con los procesos productivos
normales es que el valor del producto de la educación es diiícilmente medible.
Los incentivos por el lado de la oferta que se describirán a continuación
constituyen una adaptación de esquemas de incentivos basados en la
participación en los resultados, en (i) un mercado en que hay una definición
imperfecta del producto, (ii) se requiere un instrumento de evaluación y (iii) el
Estado subsidia a los agentes con menor capacidad de pago debido a las
externalidades de esta inversión.
Actualmente en Chile se utilizan dos instrumentos de evaluación de los
resultados del proceso educacional: el SIMCE y la PAA. Esta última es la que
lleva un mayor tiempo de aplicación y la que tiene un impacto mas relevante, al
ser determinante fundamental de las posibilidades de ingreso a la Universidad.
La evaluación de los resultados del proceso educativo en las distintas etapas
pretende entregar un conocimiento adecuado del producto (outputs parciales),
de modo de generar una estructura de incentivos basados en estas mediciones
para maximizar el producto final. Confiar en una única evaluación final (LPAA,
ingreso al mercado laboral?) disminuye los incentivos individuales a los
profesores y acentúa los problemas defree-rider, dado que el esfuerzo de cada
uno tiene un impacto menor sobre el producto medido. Es óptimo reducir el
tamaño del grupo que colabora en la producción de un bien6 hasta el punto en
que los beneficios marginales de reducir el tamaño (que da una mayor
importancia al esfuerzo individual en la producción) igualen a los costos
marginales de identificar con mayor exactitud la producción del grupo. A ello
debe añadirse que el proceso de producción de educación es muy largo, por lo
que los cambios positivos que se puedan generar en los distintos niveles pueden
tener impactos demasiado marginales y estar demasiado espaciados en el tiempo
como para permitir el diseiio de incentivos adecuados. Como veremos a
continuación, a estos beneficios de afinar la medición del estado del proceso en
distintos niveles se contraponen costos importantes.
La elaboración de los instrumentos de evaluación debe hacerse en función
de los objetivos, de modo que recojan el grado de cumplimiento de las metas.
Este tipo de instrumento tiene tres problemas importantes:
el instrumento puede transformarse en el objetivo de los evaluados. Esto es
lo que ha ocurrido con la PAA, que ha dado lugar a la creación de una serie
6 En este caso se conseguiría acortando el período de tiempo entre evaluaciones a una misma
cohorte de estudiantes.
DOCUMENI’OS 141
7 Existen dos formas de mejorar los rendimientos en el tiempo: mejorar la calidad de la enseñanza
y aumentando la calidad promedio de los alumnos mejorando el proceso de selección o
eliminando a los alumnos de bajo rendimiento. Para evitar este último tipo de problema se
puede penalizara las escuelas que rechacen postulantes o que los expulsen.
DOCUMEiWOS 143
imparten los colegios. Por distintas razones, la información parece mejor en los
sectores de altos ingresos. Una de estas razones* es que estas familias pagan
directamente por el costo de la educación que sus hijos reciben. De ahí una
justificacibn para reemplazar el sistema actual de financiamiento por matrícula
por el sistema de cupones de educación, entregados en forma directa a las
familias más pobres para que paguen por la educación de sus hijos. Esto por un
lado daría mayor poder de decisión y participación a estas familias (tienen más
conciencia que el colegio no les está haciendo un favor al educar a sus hijos y que
pueden castigar al colegio cambiando a sus hijos) y por otro crearía más
conciencia en los educadores que su remuneración depende de la satisfacción de
estas familias con su desempefro. Eliminaría asimismo posibles filtraciones del
sistema por adulteración de datos respecto al numero de inscritos. El sistema de
cupones es, sin embargo, insuficiente. iCómo pueden evaluar las familias de
menores recursos la calidad de la educación que estan recibiendo sus hijos? En
este sentido, es imperativa la difusión pública masiva de los resultados de la
prueba SIMCE o de los instrumentos de evaluación que en el futuro puedan
diseñarse, tanto para el mismo establecimiento como en relación a otros
establecimientos educacionales. El problema de información respecto a calidad
de la educación hace necesario, para que los incentivos a la demanda funcionen,
la aplicación de instrumentos que midan en forma estandarizada la calidad de
cada establecimiento, y ello hace compatible el incentivo a la demanda con el
incentivo a la oferta. Si existe el instrumento ipor qué no utilizarlo para dar
incentivos directos a los establecimientos y a sus profesores para mejorar la
calidad de la enseñanza? Hacer el ingreso función del propio esfuerzo y el de los
grupos de trabajo es la solución óptima al problema de “moral hazard” en la
produccibn, que es más eficiente que simplemente permitir al cliente comprar en
otro lugar, que desputs de todo es una “libertad” que, dados sus recursos, ya
tiene.
El otro supuesto importante que falla es el de perfecta movilidad. De
adoptarse el sistema de cupones se puede incluir una asignación de movilización
que permita reducir esta traba. Esto tendría una externalidad si con estos
cupones el escolar pagara el verdadero costo de su movilización, permitiendo por
una parte una reducción de las tarifas promedio del transporte público (en teoría
el verdadero precio competitivo, si tal cosa existe, se situaría en un promedio
ponderado entre la tarifa normal y la escolar) y por otro un mejor trato de los
choferes hacia los escolares, que dejarían de ser “los que ocupan hueco” para
pasar a ser los que maximizan el uso del espacio.
8 Otras pueden ser la prdctica bastante difundida de inscribir a los hijos en el mismo colegio donde
estudiaron los padres o el mejor nivel educacional de los padres que les permite un mejor acceso
a la informaci6n relevante y un mejor procesamiento de ésta. Además como consumidores están
m8s adiestrados en la ptictica de “comprar” seleccionando entre distintas alternativas. Por otra
parte, los beneficios esperados de la “búsqueda” para las familias de menores recwsos son
probablemente menores, debido a la poca vtianza de calidad entre los establecimientos
educacionales a que tienen acceso.
144 DOCUMENTOS
9 De acuerdo a Nilo (1993), la flexibilidad curricular introducida en 1981 fue aprovechada para
expandir la diversidad sólo por los establecimientos particulares pagados, mientras el resto
disminuyó el número de asignaturas cientificas en forma alarmante, obligando a revertir la
reforma.
DOCUMENTOS 145
VI. CONCLUSIONES
Una de las aristas fundamentales del desafío de la productividad es la
educación escolar. La política educacional será determinante fundamental de las
posibilidades de crecimiento de nuestra economía en el largo plazo. La
educación, fenómeno que antecede en el tiempo al ingreso al mercado laboral,
debe responder a las necesidades de éste con el mismo desfase. Diversas
DOCUMENTOS 147
’ DESCENTilALIZACION
’ DESBUROCRATIZACION
l FISCALIZACION
l NECESIDADES Y
CARENCIAS
‘ RECURSOS +
“DISPOSICION A PAGAR”
DEFINICION DE - PROFESORES
INSTRUMENTOS DE
EVALUACION ALUMNOS
DISENO DE
INCENTIVOS
A l RECURSOS
l CARENCIAS
l CAMBIOS
l
DEMANDA OFERTA
EVALUACION
EDUCACIONALES
148 DOCUMEiWOS
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colección
estudios
U! ;MN
150 DOCUMENTOS
Oscar Muñoz ’
El tema general del libro “Después de las privatizaciones: hacia el Estado
regulador” es el de las relaciones entre el Estado y el mercado, con especial
referencia a los cambios que han tenido lugar en el Wtimo tiempo, digamos,
desde hace dos décadas. Con las privatizaciones realizadas en los aftas 80 -y a
pesar de que todavfa el Estado posee la propiedad de una serie de empresas
importantes- bien podría afumarse que en Chile concluy6 una larga época de la
historia económica contemporanea: la del “Estado-empresario”.
Se trata de una historia que muestra grandes éxitos y también algunos
fracasos. A pesar de que desde el siglo pasado se habían creado algunas
empresas estatales -por ejemplo, Ferrocarriles-, fue a partir de los arios 40, con la
creación de la Corfo, que el Estado chileno comenzó realmente a ejercer una
función empresarial. Hoy día, con la perspectiva que da el tiempo, es fácil criticar
la actividad del Estado en el campo empresarial, pero no debemos olvidar que se
trató de una tpoca de enormes dificultades económicas y políticas, tanto en el
plano internacional como en el interno. El comercio y las finanzas internacionales
fueron alterados por los avatares de la Segunda Guerra, y las secuelas de la Gran
Depresión de los años 30 contribuían todavía a rigidizar el acceso a los mercados
externos.
Por otro lado, en el plano interno la estructura social de Chile
experimentaba cambios importantes. La urbanización se aceleraba; se generaba
una demanda por empleos que habían desaparecido en los sectores tradicionales
del salitre, la minería, e incluso la agricultura; se percibía la escasez de
infraestructura básica, que en el caso de la energía eléctrica era especialmente
grave por los “cuellos de botella” para el desarrollo nacional.
Frente a estas necesidades, y dadas las dificultades del sector privado para
responder eficazmente a ellas, se llegó al acuerdo nacional y político de que el
Estado debía involucrarse más activamente en la marcha de la economía, y
emprender y coordinar iniciativas productivas con miras al desarrollo de largo
plazo. La Corfo se convirti6 en un verdadero semillero de iniciativas, no sólo en
el area industrial sino también en la agricultura, la minería, los servicios, la
energía y la investigación tecnológica. Simultáneamente comenzó a dar apoyo
crediticio al sector privado, cursando préstamos de largo plazo, que hasta
entonces prácticamente no existían.
Así fue que el pafs pudo, entonces, sortear con éxito las dificultades del
período de guerra y de postguerra, sustituyendo importaciones, expandiendo la
1 Presidente de CIEPLAN.
DOCUMENTOS 151
Raimundo Beca’
Quisiera, antes que nada, agradecer la invitación a participar en este panel.
Dicho esto, aclaro que formularé una opinión personal, fruto de una larga
experiencia de trabajo en la Compañía de Teléfonos de Chile yen otros lugares.
Quienes han trabajado las ideas de este libro merecen, en primer lugar, una
felicitaci6n. Desde luego por la importancia del tema, que tiene una tremenda
actualidad en Chile y en el extranjero, pero también por el rigor científico con
que han trabajado los autores, y todavfa por algo mas, que me parece
extraordinariamente rescatable: la modestia del planteamiento del prólogo, que
seríala que “aquí no hay certezas, sino que se abren las puertas de un debate y de
un análisis”. Me parece muy importante que en temas como éstos no tengamos
certezas.
En rigor, el tema que se analiza y se debate no es tanto el paso del
Estado-empresarial o Estado-empresario al Estado-regulador; no es tanto la
transición en sí, sino los dos extremos de la transición. Como dice la tonada, “dos
puntas tiene el camino ...“. Aquf, una punta es el tin del Estado-empresario, y la
otra es el Estado-regulador. Puesto que nada obliga a que las dos sean validas
simultaneamente, quisiera hacer algunas reflexiones separadamente sobre estos
dos temas.
Veamos primero el Estado-empresario. El fin del Estado-empresario me
parece perfectamente bien argumentado, y creo que pasa sin dibcultades
cualquier test de demostración; incluso se examina la racionalidad económica de
las privatizaciones desde el punto de vista del bienestar social, en Chile y en el
extranjero. En particular, se extraen claras lecciones sobre cómo privatizar mejor.
En lo personal, me satisface percibir una gran convergencia en torno a un
“decálogo” que me correspondió formular, hace ya un año y medio, cuando
trabajaba en Cepal, respecto de cómo privatizar las empresas de las
telecomunicaciones en América Latina. Las reglas de ese “decalogo”, que no
repetiré aquf, pero que estan disponibles en el Libro Verde de lar
Telecomunicaciones, de Cepal, tienen una gran similitud con el conjunto de las
observaciones que, sobre el punto, recoge este libro.
El postulado en favor del Estado-regulador, en la otra punta, no me
pareció, en cambio, tan bien argumentado. Francamente hablando, la lectura del
libro no me convenció de que esto estuviera claramente demostrado. Me pareció
más bien casi más un axioma que una demostración, y el peligro de los axiomas es
que no aceptan demostración.
aludiendo a lo que llamo “el síndrome del tenis respecto del fútbol”. ¿Han visto
ustedes un partido de tenis?: juegan dos jugadores y hay 17 árbitros en la cancha,
cada uno cuidando una hnea... porque el regulador se dedicó a rayar la cancha;
en el fútbol, en cambio, juegan 22 hombres y solamente hay tres árbitros. iHan
reparado ustedes en cuál de estos dos deportes hay más problemas y reclamos?
Por si no lo han hecho les aseguro que en el tenis los jugadores se lo pasan
reclamando porque no están de acuerdo con lo que los árbitros dijeron. Con esto
quiero subrayar que los contlictos y litigios son proporcionales al número de
jueces, y que el número de jueces y reguladores es proporcional al numero de
líneas que trazó al arbitro. Cuando uno traslada esto a la realidad económica
existe el peligro de un agravante: iqud ocurre si el regulador se equivocó en
estructurar los mercados? Medio en broma, y porque atañe a un sector que no es
el mío, me atrevo a repetir aquí una reflexión festiva que circula en Chile:
“cuando se regularon las kreas de exclusividad de pesca, a los únicos que no les
preguntaron fue a los peces, y ellos se fueron justamente a donde el regulador
dijo que no tenían que irse”.
Los hechos son más porfiados que las regulaciones. Se dice por ahí que la
geometría es el arte de sacar conclusiones correctas con figuras falsas; el arte de
regular, cuando uno quiere estructurar un mercado, es el arte de sacar
conclusiones robustas desde supuestos falsos o inciertos. En el tema de las
economías de escala en el área de telecomunicaciones, por ejemplo, los últimos
descubrimientos econométricos muestran que quienes inventaron las economfas
de escala fueron los reguladores norteamericanos: crearon monopolios
regulados, y estos monopolios regulados, que incluían los laboratorios mas
importantes del mundo -los Bell- obviamente no iban a investigar a escalas que
ellos no trabajaban; iqué les importaba inventar productos para escalas en que
ellos no operaban? En consecuencia, fue el propio regulador el que creó el
incentivo para que la investigación y el desarrollo en telecomunicaciones
asumieran las economías de escala que se dieron. Digo todo esto para subrayar
que la regulación debe ser más conductual que estructural. Estructuralmente el
regulador tiene una alta probabilidad de equivocarse, y, si se equivoca, quien
paga los platos rotos no es él, sino toda la economía, que empieza a funcionar en
forma inadecuada en un sector.
Tercer elemento: la regulación, en la medida de lo posible, tiene que ser
simple y operar con un patrón muy similar en los distintos sectores. ¿Por qué?
Porque después va a tener que ser interpretada por jueces y por reguladores;
ellos tienen que trabajar con parámetros comunes, con el lenguaje del hombre de
la calle y con el sentido común, evitando la necesidad de un experto para
interpretar cada ley, porque algo como eso haría absolutamente ineficiente el
costo de la regulación. Les doy un ejemplo, nuevamente vinculado a las
telecomunicaciones. Hay en la actualidad un gran debate sobre la integración
vertical en telecomunicaciones; el hombre de la calle no tiene muy claro qué es
esto de la integración vertical, pero el que haya estudiado algo de economía sabe
que es la integración desde los insumos hacia los productos. Resulta que en este
tema de la larga distancia todavía nadie ha podido dilucidar si es el local el que
DOCUMENTOS 157
insume larga distancia o es ésta la que insume al local; quienes están apreciando
este asunto piensan que están regulando un tema de integración vertical, y a 10
mejor estan regulando un tema muy distinto.
Cuarto elemento: la regulación debe ser estable en el tiempo; tiene que
durar por un período vinculado a la vida útil de los proyectos.
En quinto lugar, la regulación tiene que ser objetiva e institucional: tiene
que estar fundada en instituciones que funcionen con sus reglamentos en forma
objetiva e institucional. Entregar demasiada discrecionalidad a la interpretación
de las reglamentaciones es -perdónenme que 10 diga, pero es una experiencia en
el mundo entero- abrir la puerta a la corrupción. Chile está hoy día, yo diría, en
una mala pendiente respecto del tema de la corrupción; mi opinión personal es
que hasta ahora se ha salvado, pero creo que mientras más discrecionalidad haya
en la reglamentación, peor iremos por esa pendiente. Regulaciones objetivas,
claras y automáticas, evitan la posibilidad de la corrupción, porque entonces ya
no se trata de encontrar al regulador “buena persona”, o de cambiarse de comuna
“porque a lo mejor allí encuentro un regulador que es más manga ancha”.
Por último, la regulación tiene que ser lo que yo llamo “global”, para una
economía global. Chile ha hecho la opción de ser una economía abierta, y las
regulaciones del país no pueden ser un hnndicap para las empresas nacionales. Si
una empresa tiene que competir en una economía global no puede ser castigada
por su propia regulación. Una gran parte del esfuerzo de la Comunidad
Económica Europea por abrir mercados está, justamente, en levantar las barreras
regulatorias que terminan por penalizar a las propias empresas de un país. Hoy
día las empresas chilenas pueden participar, y están participando, de una manera
muy activa en los procesos de privatización que experimentan otros países de
América Latina. Cualquier regulación que signifique para ellas un handicap de
cualquier especie en Chile va a reducir sus posibilidades de participar en esos
procesos de privatizacibn en otros países.
Cristián Larroulet3
Quiero, en primer lugar, agradecer la invitación a comentar este interesante
libro. Debo decir que, en 10 personal, a mí me resulta doblemente interesante:
primero, porque aborda uno de los temas que me preocupan profesionalmente y,
segundo, porque he estado personalmente involucrado, en forma bastante activa,
en el proceso que el libro describe. Obviamente, mis comentarios tendrán mi
sesgo personal; supongo que esa es, también, una de las razones para haberme
invitado.
Quiero dividir en dos partes el análisis del libro y mis comentarios. Primero
querria abordar, desde un punto de vista global, el tema central -tocado en una
serie de capítulos- para hacer algún aporte desde lo que es, desde mi perspectiva,
el enfoque teórico y empírico desarrollado en la economía, principalmente en los
hizo aquí. Voy a citar solamente un trabajo del Banco Mundial, en que se
examinan los casos de empresas de monopolio natural reguladas. Allí se afííma
que lo primero que hay que preguntarse es cuánto perdieron los consumidores
luego de la privatización de empresas mal reguladas. Según ese estudio, en el
caso de la CIC el bienestar de los consumidores chilenos subió en un lOO%, y en
el caso de Enersis, distribuidora de energía, se mantuvo exactamente igual. Aquí
hay, pues, una demostración empírica de que la idea de que se privatizó sin
regular previamente es altamente discutible.
Otro punto central es el tema de si se vendió mal o si se vendió bien. Al
respecto existen los trabajos de Mario Marcel, y de Rolf Lüders y Dominique
Hachette. Yo quiero entregar aquí mi testimonio personal: hicimos un gran
esfuerzo por vender bien y por cumplir un conjunto de objetivos que significaran
dispersar la propiedad y asegurar la competencia, pero ademas para que el fisco
maximizara sus ingresos. Primero, se vendió fundamentalmente a trabajadores y
pequefios accionistas. Es obvio que en esos casos hubo un subsidio, pero se
trataba de cumplir un objetivo de dispersión de la propiedad, y de dar
credibilidad y sustento social al proceso, lo cual permitiría posteriormente
mejorar las condiciones de venta. Quiero dar un solo dato: entre 198.5 y 1986 ~610
se vendió un 30% del total de las acciones, y ellas fueron especialmente al sector
trabajo, En un estudio que yo hice sobre esta materia -y que pronto será
publicado- analizo el efecto distribución para concluir que, desde el punto de
vista de distribución del capital en Chile, este proceso fue muy importante en
favor del factor trabajo. Además, cuestiono el punto de una “pérdida social” que
en los cálculos de Marcel asciende a aproximadamente el 40% del valor de los
ingresos: primero, ese cálculo sólo incluye hasta el año 1987, segundo, el trabajo
de Lüders, cambiando básicamente la tasa de descuento y el horizonte, e
incluyendo hasta 1988, sin supuestos de ganancias de eficiencia, llega a la
conclusión de que la pkrdida fue sólo de 18%; tercero, hay un trabajo más
reciente atín, de Cecilia Cifuentes (una tesis de grado en la U.C.), que incluye los
ingresos fiscales percibidos hasta 1990 y que considera un aumento de eficiencia
de sólo 2 puntos porcentuales, y que llega a la conclusión de que el impacto fiscal
fue favorable en un 23% del valor de los ingresos, lo que no me extraña nada si se
tiene en vista la estrategia que se siguió para vender.
Por último, hay otros comentarios más respecto del destino de las platas.
Quiero decir que no se aumentó el gasto corriente y que el ahorro del sector
público subió desde un monto prácticamente insigniíicante en 1984 a un 8% del
producto el año 1989.
El libro plantea como uno de sus temas centrales que ya estamos en otra
etapa; que se acabó la discusión del Estado-empresario. Yo pienso que no es tan
así: el Estado-empresario en Chile es muy grande hoy día, si uno lo mide con
parametros internacionales; estará concentrado en pocas empresas pero es muy
grande; de hecho, más que duplica el tamaño promedio del Estado en los países
en el hemisferio occidental. Digo esto para subrayar que éste sigue siendo un
tema muy relevante.
162 DOCUMENl-OS
Finahnente quiero hacer destacar que otro aspecto relevante es el gran nivel
de consenso que hoy existe en torno a la importancia de los equilibrios
macroeconómicos, pero yo no noto necesariamente que se asigne la misma
gravitación e importancia a las que yo llamo “polfticas microeconómicas”. Más
que del Estado-regulador o la regulacibn, me gusta hablar de políticas
microeconbmicas. Para un pafs que, como Chile, tiene plena conciencia de sus
recursos, y de la necesidad de ganar eficiencia, estas polfticas son realmente muy
importantes.
Eduardo Bitrán4
En primer lugar, quisiera agradecer a CIEPLAN la oportunidad de
intervenir en este panel, junto con la de haber podido contribuir a este libro y a
este tema. La tentación de dedicarse a contestar o a replicar a los otros panelistas
es grande, pero voy a tratar de mantenerme en lo que había planeado. Por lo
demás, quisiera plantear que mi intervención es a título estrictamente personal y
no compromete a las instituciones en donde yo trabajo.
El tema que quiero abordar es el de la provisión de bienes y servicios en
sectores en que existen características de monopolio natural o de bien público.
Para empezar, nadie puede decir que tiene la verdad respecto de cómo resolver
el problema de la provisión eficiente de este tipo de servicios. Sabemos bien que
cuando tenemos un monopolio natural, o cuando tenemos bienes públicos, el
mercado “libre” no necesariamente garantiza una óptima asignación de recursos:
existe el riesgo y la posibilidad efectiva de abuso, de posición monopólica en el
caso de los monopolios naturales, y la posibilidad cierta de que el nivel de
provisión del servicio sea inferior a lo que es el óptimo social en el caso de los
bienes públicos. Eso está bien establecido, y por lo tanto es necesario plantear la
posibilidad de un rol del Estado para corregir estas distorsiones. Digo la
posibilidad, porque como decía alguna de las personas que intervinieron
anteriormente, no siempre la intervención del Estado mejora o puede mejorar el
bienestar. La intervención por cualquier mecanismo involucra costos, y es
necesario ser muy pragmático y hacer una análisis beneficio-costo, considerando
si los beneficios de la intervención son mayores que los costos de llevarla a cabo.
Por lo mismo, la definición de los ámbitos en los cuales el Estado interviene para
corregir estas distorsiones debe ser selectiva.
Cuando teníamos empresas con caracterfsticas de monopolio natural, la
solución tradicional en el mundo occidental fue la idea del Estado-empresario. Se
decfa que “la mejor forma de limitarse en el ejercicio del poder monopólico es
que el Estado actúe directamente como empresario, y se restrinja en el ejercicio
de su posición”. Esa fue, en el pasado, la historia de Chile y de la mayoría de los
países de América Latina. Crecientemente este planteamiento tradicional ha sido
que cada 4 o 5 años tiene que encontrar, en alguna parte, este modelo que
permite establecer un salto discreto en las tarifas.
Así pues, la experiencia acumulada hasta ahora indica que ninguno de los
tres esquemas es satisfactorio. En conclusión, podemos decir que estamos en un
mundo de “segundo mejor”. El Estado-empresario tiene problemas, pero también
los tienen los tres esquemas que hemos esbozado. Por lo mismo, nadie puede dar
una receta universal de cuál es la solución. Eso va a depender de muchas cosas:
del contexto institucional, de las complejidades de informaci6n, de las
posibilidades de comparación, del dinamismo de los ambientes en que estan las
empresas, etc.
Algunos de los problemas que normalmente conducen al fracaso del
Estado-empresario están tambikn presentes en el revés o eventual fracaso del
Estado-regulador. La permeabilidad a grupos de interés, a ámbitos más políticos,
que normalmente es un problema en el caso de empresas públicas, también
puede constituir un factor que conduzca, por ejemplo, a que el regulador sea
“capturado” por el regulado. Claramente estamos en un mundo de soluciones
bastante imperfectas.
Una opción reciente, planteada con mucha fuerza por los británicos a la luz
de su propia experiencia, es la idea de que, en vez de ir a la privatización
completa de la propiedad, se avance a un esquema de licitaciones periódicas del
derecho a proveer un servicio. Un esquema parecido se ha aplicado
empíricamente sólo en el caso de la industria de TV cable, en los Estados
Unidos, y no con muy buenos resultados. Esto tiene un problema obvio y
evidente: en vez de recalcular el X cada cinco años, o de utilizar el concepto de
empresa modelo eficiente, la idea de relicitar es bastante complicada cuando hay
inversión irreversible, costos hundidos importantes. En dicho caso es obvio que el
que sale debe ser compensado por el que entra; la pregunta es icómo se
establece la compensación? Entonces, todos los problemas de comportamiento
oportunista se transfieren a la determinación del valor residual de la
compensación. En consecuencia, incluso este esquema tiene sus problemas, y lo
que tenemos aquí es un área abierta a la investigación donde nadie puede decir
que tiene la solución final.
Una vez que se reconocen los problemas que plantea tanto el
Estado-empresario como el Estado-regulador, se concluye que hay una opción
primaria, fundamental, y es la opción por la competencia, por la promoción de la
competencia. Mi crítica respecto al proceso de privatización anterior no es que
no se hizo un esfuerzo por establecer marcos regulatorios; se hizo efectivamente
un esfuerzo por establecer marcos regulatorios complejos, que generan los
problemas de incentivos que he mencionado, con el deseo de avanzar, entiendo, a
un sistema más perfeccionado. Mi crítica subraya, fundamentalmente, que no se
hizo un suficiente esfuerzo por promover la competencia antes de privatizar, por
la vía de definir y reestructurar las empresas en el momento previo a la
privatización. El sector eléctrico es un ejemplo claro: se estableció un modelo de
regulación muy adecuado, donde se parte del supuesto de que hay competencia
en la generación eléctrica; pero el mundo real no se condice con el modelo
166 DOCUMENTOS
the second place, the paper examines the distributive effects of the most standard
economic policies to stirnulate private savings and investment, with special
emphasis on the taxation mechanisms. Finally, a discussion is offered of the
theoreticaf approaches which afford a more comprehensive view of the styles of
development, analyzing their implications both for growth as well as for equity.
The major conclusion of the paper is that regressivity in income distribution and
opportunities is in no way an historical need to grow more. Neither recent theory
nor experience in countries which have managed to combine a high and stable
growth with equity are a proxy for the notion that such an historical need does
exist.
The aim of this paper is to review and discuss what the experience of
transition to democracy has been in Chile, over the years 1990-1992. The paper
focuses essentially on the issues of economic policy and its results, which have led
many to hold that the Chilean economy is one of the most successful ones in
recent tunes. But this analysis could not be carried out without a referente to the
political context which has made such achievements possible.
The paper is divided into four parts. The fust one addresses the issue of the
great strategic options which the country faced when the military regime came to
an end and the alternative proposals which were put forth. The second part
analyzes the economic policy implemented by the govemment of the
Concertación of Parties for Democracy in 1990-1992 and its most important
attainments. The third section centers on the role played by entrepreneurs, whose
relationship with the government of the Concertación has been vital during the
process of transition. Finally, the most relevant issues which the revived Chilean
democracy will contend with over the rest of the nineties, not only in the political
domaiu, but also in the socio-economic sphere are discussed.
LISTA DE PUBLICACIONES
1988-1992
LIBROS*
DESPUES DE LAS PRIVATIZACIONES: HACIA EL ESTADO REGULADOR
Oscar Mufioz G. (editor), Ediciones CIEPLAN, 1993.
EL ALMA DE CHILE
Cardenal Raúl Silva Henrfquez y Monscflor Cristián Preeht BaAados, Ediciones
CIEPLAN, 1986.
INTERCAMBIO Y DESARROLLO
Ricardo Ffrench-Davis (editor), Fondo de Cultura Económica, M&ico, 2 voldmenes,
1981.
DOCUMENTO
“Hacia una racionalidadde la accióndel Estadoen América Latina -el casode Chile-”
OscarMuhoz
“Lasconsecuencias
ambientalesde la apertura comercialen Chile”
Andres Gómez-Lobo
LISA DE PUBLICACIONES
“El ajuste de las empresas del sector industrial en Chile durante 1974-1982”
Vittorlo Corbo y Jos.4 Miguel Sánchez
“Lasreformaseconómicas
de losanossetentay la industriamanufacturerachilena”
Alejandra Mizala
“Derechos humanos y limitaciones polfticas en las transiciones democraticas del cono sur”
Jose Zalaquett
DOCUMENTO
DOCUMENTOS
“Fundamentosde laspolfticasmacroecoobmicas
del gobiernodemocráticochileno (1998-
1993)”
JoaqufnVial, Andrea Butelmanny CarmenCeledón
DOCUMENTOS
DOCUMENTOS
In Memoriam
Eduardo GarcfaD’AcuAa (1930-1990)
“Actores sociales
y la transicibna la democraciaen Chile”
Guillermo Camperoy RenCCortázar
“Comparaciónde modelosmacroeconometricos
latinoamericanos”
JoaqulnVial
“Monetarismoy neoestructuralismo:
Leccionesmacroeconómicas”
Andres Velasco
“Desindustrializaci6n
y reestructuraciónindustrialen AmericaLatina”
CarlosOminami
“Estrategiasfinancieraslatinoamericanas:
la experienciadel ConoSur”
Roberto Zahler
No 145. “Necesidades
de caja y fuentesde financiamientodel Banco Central de Chile:
1990-1992”
CarmenCeledbny FernandoLefort, diciembre1991,(30 págs.).
No 144. “Sobretasas
arancelariasen Chile: 1982-91”
Andres G6mez-Loboy SergioLehmann,noviembre1991(39 págs.).
N” 115. “Revisión del modelo de proyección de mediano y largo plazo del Banco Mun-
dial. Aplicación para el caso chileno”
Jose Miguel Cruz, mayo 1988 (64 pags.).
No 112. “El sector frutfwla en la encrucijada: opciones para una expansión sostenida”
Cecilia Montero, Lovell Jarvis y Sergio G6mez (Coordinadores), septiembre
1992 (68 pags.)
No 78. “El Estado y el sector privado: hacia un nuevo enfoque de política industrial”
(con especial referencia a la pequetia y mediana empresa)
Oscar Mufloz, julio 1989 (22 pags.).
SERIE DOCENTE
No 6. “Instituciones y macrocconomla”
Martin Rama, octubre 1991.
NoS. “La iniciativa para las Americas, acuerdw de libre comercio y el medio ambiente”
Andres Gómez-Lobo, febrero 1992.
CIEPLAN PERSPECTIVAS
Agaste1993-Añoz-NO6
“Los Fruticultores ante la crisis”
Lovell Jarvis, Cecilia Montero y Mauricio Hidalgo
‘“La crisis social en Europa”
Cecilia Montero
“El Desaffo de la productividad”
Pablo González
Mayo1993-Año2-No3
“Tipo de cambio y rentabilidad exportadora regional”
Bernardita Escobar y Andrea Repetto
“¿QuC seflalan los indicadores de remuneraciones?”
Alejandra Mizala y Pilar Romaguera
Abrtt1993-Año2-No2
“Plan económico de Clinton”
M. Pilar Campero
“Los costos del crecimiento”
Oscar Munoz
“Senales preocupantes en el comercio mundial”
Raúl E. Saez
Octubre 1992 - Mo 1 - N” 8
“ALCAN: algunasconsecuencias paraChile”
Andrea Butelmanny M. Pilar Campero
“Losempresarios frente a la políticaeconbmica”
CeciliaMontero
“Dilemasde un mundo de bloqueseconbmicos”
Patricio Meller
“Estado,regulacióny medioambiente”
Andres Gdmez-Lobo.
Mayo1992-Mol-N” 3
“Municipios: iQue opinala gente?”
DagmarRaczynstd
“Perú, Venezuela,la consolidaciúndemocrzWay losdemás”
Hkctor E. Schamis.
Abril1992-Aiiol-N” 2
“El comienzode una nuevaera en CODELCO”
Miguel BaschH.
“El Acuerdo de Libre ComercioChile-EEUU”
Andrea ButelmannP.
“Opini6n públicay percepciones
econdmicas”
Pablo Halpern B.
La Revista de la CEPAL se publica en español e inglés, tres veces por año, y cada ejemplar
tiene un valor de US$lO (diez dólares o su equivalente en moneda nacional). El valor de la
suscripción anual es de US$16 (en español) y de US$l8 (en inglés). Como todas las
publicaciones de la CEPAL y del ILPES. esta Revista se puede adquirir a través de la Uni-
dad de Distribucibn de la CEPAL, Casilla 179-D. Santiago de Chile, o de Publicaciones de
las Naciones Unidas, Sección Ventas: DC-2-866, Nueva York, 10017, Estados Unidos de
América, o Palais des Nations. 1211 Ginebra 10, Suiza.
EL TRIMESTRE
ECONOMICO EI l
COMITÉ DICTAMINADOR: Catos Bazdresch P.. Jorg-s Camblaso. Benjami” Contreras. Carlos Mdrquez.
Lucía Segovia, John Scott, Rodalia de la Torre. CONSEJO EDITORIAL: Edmar L. Bacha. José
Blanco. Gerardo Bueno. Enrique C&de”as. Arturo Fernindez. Ricardo Ffrench-Davis. Enrique
Florescano, Roberto Frenkel, Rcardo Hausmann, Albert 0. Hwschmen, David Ibarra, Franusa,
Lope% Guillermo Maldonado. Jo.4 A. Ocampo. Luis Ángel Rojo Duque. Gert Rosenthal. Fernando
Rosenzwelg (t), Franasco Sagasb. Jatme Jos6 Serra, Jestis Silva Herzog Flores, Osvaldo Sunkel.
Carlos Tello, Ernesto Zedilla.
Felipe Larrsin y Rodrigo Vergara Inversi6n y ajuste mawoecon6mico: El cato del Este de
AM
Contenido
EDITORIAL 5
INDICADORES DE COYUNTURA
1. Actividad Productiva ll
II. Situación Laboral 25
III. Sector Externo 27
IV. SRuaci6n Fiscal 40
V. Situación Monetaria y Financiera 42
VI. Precios y Salarios 46
ANALISIS COYUNTURAL 51
INFORMES DE ACTUALIDAD
Cholo del impacto de los productos agropecuarios
sobre el nivel precios
Fabio Sánchez Torres 69
INFORMES DE INVESTIGACION
Inversión. liquidez y fuentes de financiaci6n en la
industria colombiana
Juan José Echavarría
Fernando Tenjo 103
COMENTARIOS
Polarización o convergencia? A propósito de
Cdrdenas, Pont6n y Trujillo
AdoMo Meisel Roca 153
FEDESARROLLO
Informes: Calle 76 No. 9 - 91 Apartado Aho 75074
Tels: 2116714 -2116734
SantafB da Bogotl. Colombia
REVISTA DE
ANALISIS
ECONOMICO
Número Especial: Crecimiento Económico
Editor Invitado: William Easterly
SUSCRIPCIONES
Los valores de suacripci6n para lo6 dos mlmems de 1993. incluyendo envlo aéreo. son los siguientes:
Chile Resto del Mundo
(peros chilenos) (dólares)
Individuos 4sQo 30.00
Inniluciones 6.ooO 40.00
Números suellos 2.ooo z5.w
El pago del resto del mundo debe hacerse en cheque en dólares de Estados Unidos o por medio de una “monsy
arder” insmuional. pagadero a ILADES.
Envle toda correspondencia relativa I esta materia P: Editor. Revista de An4Jisis Ecodmico. Programa
ILADES/Gwrguown Univenity. Casilla 51970. Santiago 1. Chile.
SUBSCRIPTIONS
ILADESIGEORGETOWN UNIVERSITY
PROGRAMA DE POSTGRADO EN ECONOMIA
R E V I S T A D E
Mo 1, NP 2 JuliwDiciembre 1993