HISTORIA

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HISTORIA

INDICE ................................................................................................................................................ 1

*ELEMENTOS METODOLOGICOS PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA

-Objeto e importancia del estudio de la historia....................................................................................1

-La historia y su relación con otras ciencias .......................................................................................... 2

*MEXICO ANTIGUO Y MEXICO INDEPENDIENTE

-México prehispánico ..........................................................................................................................4

-Estructura política de la colonia .......................................................................................................... 6

-Desarrollo de movimiento de la independencia (1810-1821) ................................................................. 6

-La restauración de la republica..............................................................................................................7

*REVOLUCION MEXICANA Y MEXICO CONTEMPORANEO

-El movimiento revolucionario de 1910 a 1920......................................................................................... 8

-La reconstrucción política, económica, agraria, laboral y educativa (de la posrevolución al cardenismo) ... 9

-Crisis del sistema político mexicano y transición democrática (1968-2000) del populismo al neoliberalismo
global .................................................................................................................................................. 11

*HISTORIA GLOBAL DEL SIGLO XVI AL SIGLO XIX

-Transición a la sociedad capitalista y las revoluciones burguesas ........................................................... 15

-El imperialismo: capitalismo monopólico de Europa y América.............................................................. 17

*PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS MUNDIALES

-Primera guerra mundial y revolución rusa .............................................................................................. 18

-Crisis del capitalismo, segunda guerra mundial y guerra fría ................................................................... 19

*CRISIS DEL MUNDO BIPOLAR Y GLOBALIZACION

-La globalización ................................................................................................................................... 24

-La caída del sistema soviético .............................................................................................................. 26

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HISTORIA

*ELEMENTOS METODOLOGICOS PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA

-Objeto e importancia del estudio de la historia

Tiene como objetivo el estudio de sucesos del pasado, tradicionalmente de la humanidad, y como método, el
propio de las ciencias sociales/humanas, así como el de las ciencias naturales en un marco de
interdisciplinariedad. Se trata de la disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos
pasados. Se denomina también «historia» al periodo que transcurre desde la aparición de la escritura hasta
la actualidad, aunque es un convencionalismo ampliamente superado, y se considera a la prehistoria también
como parte intrínseca de la historia.
Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, ciencia de la historia, ciencias históricas o ciencias
de la historia, «historia», en el lenguaje usual, es la narración de cualquier suceso, incluso de
sucesos imaginarios y de mentiras;34 sea su propósito el engaño, el placer estético o cualquier otro (ficción
histórica). Por el contrario, el propósito de la ciencia histórica es averiguar los hechos y procesos que
ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos ateniéndose a criterios de la
mayor objetividad posible; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean
posibles son en sí mismos objetos de estudio de la historiología o teoría de la historia, como epistemología o
conocimiento científico de la historia.
A su vez, se llama «historia» al pasado mismo, e incluso puede hablarse de una «historia natural» en que la
humanidad no estaba presente (término clásico ya en desuso, que se utilizaba en oposición a la historia social,
para referirse no solo a la geología y la paleontología, sino también a muchas otras ciencias naturales —las
fronteras entre el campo al que se refiere tradicionalmente este término y el de la prehistoria y
la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología—, y que se pretende complementar con
la historia ambiental o ecohistoria5, y actualizarse con la denominada «Gran Historia»: campo académico
interdisciplinar que se define como "el intento de comprender de manera unificada, la historia
del Cosmos o Universo, la Tierra, la vida y la humanidad", cubriendo los acontecimientos ocurridos desde
el Big Bang hasta la historia del mundo actual).
Ese uso del término «historia» lo hace equivalente a «cambio en el tiempo».9 En ese sentido, se contrapone
al concepto de filosófico equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía
natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como
equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica —
el cambio— o bien filosófica —su esencia—. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma
(véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del tiempo, de Stephen Hawking, libro de
divulgación sobre cosmología). En este sentido, todo pasado en relación con el presente hace alusión
al tiempo y a su cronología, y por lo tanto tener historia.
En las ciencias de la salud, se utiliza el concepto de historia clínica para el registro de datos sanitarios
significativos de un paciente, que se remontan hasta su nacimiento o incluso hacer lo propio con respecto a
su herencia genética.
Se denomina historiador o historiadora a la persona encargada del estudio de la historia. Al historiador
profesional se le concibe como el especialista en la disciplina académica de la historia, y al historiador no
profesional se le suele denominar cronista.
La identificación del concepto de historia con la narración escrita del pasado produce, por un lado, su
confusión con el término historiografía (historia se llama a la vez al objeto estudiado, a la ciencia que lo
estudia y al documento resultado de ese estudio); y por otro justifica el empleo del término prehistoria para
el período anterior a la aparición de la escritura, reservándose el nombre historia para el periodo posterior.
Según ese uso restrictivo, la mayor parte de la humanidad queda fuera de la historia, no tanto porque no
accede personalmente a la lectura y la escritura (el analfabetismo fue la condición común de la inmensa
mayoría de la población, incluso para las clases dominantes, hasta la imprenta), sino porque los reflejados en

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el discurso histórico han sido siempre muy pocos, y grupos enteros quedan invisibilizados (las clases bajas, las
mujeres, los discrepantes que no pueden acceder al registro escrito), con lo que ha sido objeto de
preocupación de algunos historiadores la reconstrucción de la visión de los vencidos y la historia desde abajo.
Lo mismo ocurre con gran número de pueblos y culturas (las consideradas como culturas primitivas, en una
terminología ya desfasada de la antropología clásica) que no tienen historia. El tópico los idealiza al considerar
que son pueblos felices. Entran en ella cuando se produce su contacto, habitualmente destructivo
(aculturación), con civilizaciones (sociedades complejas, con escritura). Incluso en ese momento no son
propiamente objeto de la historia sino de la protohistoria (historia realizada a partir de las fuentes
escritas producidas por los que generalmente son sus pueblos colonizadores por oposición a los pueblos
indígenas). No obstante, independientemente de que los historiadores y
los antropólogos ideológicamente tengan una tendencia etnocentrista (eurocentrista, sinocentrista
o indigenista) o, de forma opuesta, multiculturalista o relativista cultural, existe la posibilidad de obtener o
reconstruir un relato fiable de los acontecimientos que afectan a un grupo humano utilizando otras
metodologías: fuentes arqueológicas (cultura material) o historia oral. En buena parte, esta diferencia es
artificial, y no necesariamente novedosa: el mismo Heródoto no puede sino usar ese tipo de fuentes
documentales cuando redacta la que se considera la primera Historia, o al menos acuña el término, en la
Grecia del siglo V a. C. para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones de los hombres y que las
grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también
razón del conflicto que puso a estos dos pueblos en la lid. Así comienza su obra
titulada Ἱστορίαι (léase históriai, literalmente «investigaciones», «exploraciones», latinizado Historiae —
«Historias», en plural—), seminal para la ciencia histórica, y que suele denominarse en castellano Los nueve
libros de historia. La lid citada son las guerras médicas y los bárbaros, persas.

-La historia y su relación con otras ciencias

Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a clasificar a la historia entre las
disciplinas humanísticas junto con otras ciencias sociales (también denominadas ciencias humanas), o incluso
se la llega a considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de estas a aquellas.
La ambigüedad de esa división del conocimiento humano y el cuestionamiento de su conveniencia ha llevado
al llamado debate de las dos culturas.
No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al considerarla una
reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del arte si se basan en la imaginación (postura
adoptada en mayor o menor medida por Hugh Trevor-Roper, John Lukacs, Donald Creighton, Gertrude
Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición científica son la mayor parte de los historiadores
de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI (incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus
preocupaciones metodológicas, a Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy Ladurie, Hans-
Ulrich Wehler, Bruce Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien
Febvre, Lawrence Stone, E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón
de Lara o Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, lo hicieron desde una perspectiva multidisciplinar (Braudel
combinaba historia con geografía, Bracher con ciencia política, Fogel con economía, Gay con psicología,
Trigger con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores y con otras, como
la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre ellos hayan alcanzado una posición común sobre
las consecuencias metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos que
propongan un determinismo que (al menos desde la revolución einsteniana de comienzos del siglo XX) no
proponen ni las llamadas ciencias duras. Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica
su actividad tampoco defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el conocimiento de
la historia y su transmisión, y de hecho de un modo general aceptan y se someten a los mecanismos
institucionales, académicos y de práctica científica existentes en la historia y comparables a los de otras
ciencias (ética de la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y consenso científico,
etcétera).

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La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para obtener, procesar e
interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias auxiliares de la historia de metodología muy
diferente, cuya subordinación o autonomía depende de los fines a los que estas mismas se apliquen.
La historia considerada una ciencia social, está íntimamente relacionada con todas las ciencias de
esta categoría.

-Geografía: la historia se relaciona con la geografía porque para poder saber de los hechos históricos es
necesario tener la ubicación en el espacio y tiempo. Además nos puede ayudar a ubicar ciertos territorios de
lo que fueron culturas antiguas y ciudades que ahora no existen.
-Economía: esta materia tiene que ver con la historia porque estudiando la economía de la sociedad de ahora
y comparándolas con la economía de otras épocas se pueden conocer las causas de los movimientos o hechos
históricos que ocurrieron en el pasado.
-Lingüística: la lingüística es el estudio de las lenguas y si se conocen los dialectos utilizados por las culturas
del pasado se puede conocer más de éstas por eso la lingüística se relaciona con la historia de una manera tan
importante.
-Cronología: es la ciencia que tiene como objetivo ordenar los acontecimientos y las fechas y ayuda a la
historia dándonos una ubicación en el tiempo.
-Antropología: es la ciencia que estudia al hombre en los aspectos físicos y sociales y también es útil en la
historia ya que nos proporciona información acerca de cómo eran las sociedades en la antigüedad y como era
la gente físicamente esto nos sirven para poder comprender nuestro presente.
-Arqueología: es la ciencia que estudia los restos de los huesos u objetos de las civilizaciones pasadas lo que
nos ayuda a conocer como eran las personas, sus ritos, etc. Por eso es importante para la historia.
-La demografía, que, auxiliándose de los censos y estadísticas, nos ayudan a entender al distribución del
hombre sobre la tierra; el crecimiento de la población; el desplazamiento de los núcleos humanos, las causas
que lo provocan y sus consecuencias.
-La psicología social, que tiene a su cargo el estudio del comportamiento de los individuos frente a su medio
ambiente que los rodea para ello, aprovecha las aportaciones de las demás ciencias con el fin de que los
individuos estén aptos para integrarse a la comunidad.

-El derecho, cuyo campo de estudio lo constituyen las normas y los reglamentos que regulan las relaciones
entre los individuos en sociedad para que hayan las ordenes y no se lesionen los intereses de la comunidad.
Así existen las leyes que regulan las relaciones de este tipo de económico, la de tipo social, etc.; pero todas
buscan siempre que los hombres vivan en paz y armonía, tanto en su comunidad como entre las sociedades
de todo el mundo.
Ninguna de las disciplinas mencionadas se estudia en forma aislada; se tiene la necesidad de recurrir a las
demás para lograr que el hombre, a través de ellas, logre comprender de tal manera más amplia posible las
relaciones tan complejas y variadas que se dan en todas las sociedades.

Hay más ciencias que van relacionadas con la historia pero aquí mostramos algunas que resulta interesante
conocerlas y que quizás no sabías que tenían que ver con la historia.

*MEXICO ANTIGUO Y MEXICO INDEPENDIENTE

-México prehispánico

México prehispánico es un período de la historia del país anterior a la conquista y colonización española a
partir de 1521. Es necesario aclarar que México es un Estado moderno cuyas fronteras fueron fijadas a
mediados del siglo XIX. Por lo tanto, la historia mexicana de la época prehispánica es la historia de los pueblos
que vivieron en ese territorio, no la historia del estado mexicano en la época precolombina.
La historia prehispánica de México comienza con la llegada de sus primeros pobladores. Sobre el poblamiento
de América se han propuesto numerosas hipótesis, pero la que cuenta con mayor aceptación y evidencia de

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apoyo señala que los humanos entraron al continente a través de Beringia durante la época de las
glaciaciones. Esta teoría está demostrada por estudios recientes de ADN basados en los haplogrupos del
cromosoma Y (ADN-Y) y los haplogrupos del ADN mitocondrial (ADNmt). La época en que esto ocurrió es
motivo de debate entre quienes defienden la teoría del poblamiento temprano y la del poblamiento tardío.
En el caso de México, algunos autores han querido ver evidencia que apoya la primera, como los hallazgos de
El Cedral (San Luis Potosí), a los que se atribuye una antigüedad de 33 mil años.
Con la llegada de los primeros habitantes comenzó la Etapa Lítica —correspondiente con el
período paleoamericano— durante el cual los grupos humanos eran nómadas, sobrevivían de la recolección,
la cacería y la pesca y contaban con una tecnología lítica que fue mejorándose constantemente a lo largo de
milenios. De esta época data la invención del molcajete, el metate y otros instrumentos asociados al
aprovechamiento de las semillas; así como el desarrollo de armas de sílex y obsidiana entre las que destacan
las puntas clovis, que supusieron un gran adelanto tecnológico por su eficacia.
La interacción de diversos factores ambientales, sociales y culturales fue uno de los elementos que tomaron
parte en la diversificación de las sociedades indígenas que vivieron en lo que actualmente es México. Un hito
fundamental en este proceso fue el descubrimiento de la agricultura, que tuvo lugar entre los años 8000 y
2000 a. C. La domesticación de diversos vegetales —como la calabaza (Cucurbita sp.), el maíz (Zea mays), el
frijol (Phaseolus vulgaris) y el chile (Capsicum annuum), entre otros— supuso condiciones que propiciaron la
sedentarización humana en el sur del actual territorio de México y América Central.
De acuerdo con la propuesta de algunos antropólogos y arqueólogos como Julian Steward y Paul Kirchhoff,
las sociedades prehispánicas de México forman parte de tres grandes super áreas culturales. El norte de
México, aproximadamente hasta la línea del trópico de Cáncer, se encontraban los pueblos nómadas
organizados en formaciones sociales poco complejas. Esta gran área cultural es llamada Aridoamérica, y se
extiende hacia los Estados Unidos por el territorio de Texas, las Montañas Rocosas y California. De estos
pueblos se conservan escasos testimonios, pero de ninguna manera debe pensarse que carecían de cultura.
En el sur de México y el noroeste de América Central se desarrolló la civilización
mesoamericana. Mesoamérica fue un mosaico étnico y lingüístico compuesto por pueblos que compartían
varios rasgos culturales, entre ellos la formación estatal, la arquitectura monumental, la escritura, el uso de
calendario civil y ritual, y una economía basada en la agricultura del maíz. Las culturas mesoamericanas son
las mejor conocidas del México prehispánico porque la evidencia arqueológica de su desarrollo ha sido
investigada más intensivamente que en el caso de las otras áreas. Se toma generalmente como hito inicial de
la historia mesoamericana la invención de la cerámica, que ocurrió aproximadamente alrededor del año 2500
a. C. La conquista y colonización española supuso el fin de esta civilización, y los pueblos mesoamericanos
fueron sometidos desde entonces a un proceso de aculturación que prosigue en la actualidad.
Oasisamérica es la tercera de las superáreas culturales del México, formada por la progresiva sedentarización
de algunos pueblos aridoamericanos en el noroeste de México y la Gran Cuenca del suroeste de los Estados
Unidos. Los pueblos de la región oasisamericana tuvieron una relación muy intensa con Mesoamérica desde
épocas muy antiguas, pero fue alrededor del siglo VII de la era cristiana cuando se establecieron las
comunidades sedentarias y la organización social compleja que las caracterizó. Los oasisamericanos también
eran pueblos agricultores, pero sólo unos pocos cultivos fueron domesticados por ellos, entre ellos el frijol
tépari (Phaseolus acutifolius). Una mezcla de factores ambientales adversos y la crisis social propició la ruina
de las civilizaciones oasisamericanas, en algunos casos antes de la llegada de los españoles.
La historia de las sociedades que vivieron en el México prehispánico básicamente es conocida a partir de la
investigación arqueológica por varias razones. En primer lugar, porque no todos los pueblos habían
desarrollado la escritura, que es uno de los rasgos que distinguen a Mesoamérica del resto de las culturas y
civilizaciones americanas. En segundo lugar, porque cuando se retomó el interés en sus registros escritos —
monumentos, estelas, códices, cerámica— se había olvidado el modo de leerlo, por lo que hubo que esperar
a los avances en el campo de la arqueología, la historiografía y la lingüística para poder interpretarlos.
Finalmente, porque muchos documentos indígenas fueron destruidos en las primeras décadas después de
la Conquista.

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A los escasos registros documentales y los descubrimientos arqueológicos se suman los documentos escritos
después de la Conquista. Estos registros comprenden las crónicas de conquistadores y evangelizadores, la
investigación realizada por algunos clérigos con información de personas que vivieron en la época
precolombina, la obra de autores indígenas que aprendieron a escribir en el alfabeto latino y los códices
históricos que emplearon algunas comunidades indígenas para reclamar la posesión legítima de sus tierras
ante el rey de España.

-Estructura política de la colonia

El esquema de la organización política de la Nueva España fue:

El Rey, gobierna desde España, responsable de la soberanía sobre las Indias Occidentales, máxima autoridad
política y militar, nombraba a los miembros del clero. Carlos V, rey de España.

-Consejo de Indias, funcionaba como eslabón entre el rey y las colonias, cumplía funciones administrativas,
judiciales y legislativas, intervenía en asuntos económicos, autorizaba nuevos descubrimientos y conquistas.

-El Virrey, representante del poder real, ejecutaba las órdenes reales en los aspectos militar, jurídico y
religioso, tenía autoridad para tomar decisiones. Reunía en su persona cinco cargos: gobernador, capitán
general del ejército, presidente de la Real Audiencia de México, superintendente de la Real Hacienda y vice
patrono de la Iglesia, la autoridad del virrey sólo era limitada por la Real Audiencia. Las obligaciones de los
virreyes eran: propagar la fe católica entre los naturales y vigilar que se les diera buen trato, desarrollar la
riqueza de la Colonia y fomentar los recursos del tesoro, vigilar el reparto de las tierras, reunir datos sobre la
población.

-Las Audiencias, tribunal civil, religioso y militar que fiscalizaba a los virreyes en casos de faltas notorias.

-Gobernadores de reinos y provincias, formaban parte del aparato regional del gobierno, dependían del virrey
y ejecutaban las órdenes recibidas de él en los aspectos civiles y militares.

-Cabildos, Alcaldes, Regidores y Caciques Indígenas, constituían las autoridades locales, recaudaban
impuestos, informaban del funcionamiento de las ciudades españolase indígenas y resolvían problemas
menores.

-Iglesia, se encargaba de la evangelización, la educación, la creación y supervisión de hospitales y orfanatos.


Se estableció la inquisición- castigaba a los que se alejaban de la fe católica.

-Desarrollo de movimiento de la independencia (1810-1821)

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto con las armas, que
puso fin al dominio español en la mayor parte de los territorios de Nueva España. La guerra por la
independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se extendió desde
el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de
México, el 27 de septiembre de 1821.
El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la
última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones
entre la España peninsular y el resto del imperio. Los cambios en la estructura social y política derivados de
las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también
generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que
desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente

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en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como
respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en
ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los
cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se
reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México.
Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión.
En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse
descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y
campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes fueron
puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía
de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales,
incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitud. José María Morelos y
Pavón convocaron a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al
movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a
una guerra de guerrillas. Hacia 1820, solo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre
del Sur y en Veracruz.
La rehabilitación a partir del pronunciamiento de Riego de la Constitución de Cádiz, de carácter liberal,
en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio
español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la independencia de
Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo
militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos
proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo
de la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de
septiembre de 1821.
Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica que dio paso a
una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación de América Central.
Después de algunos intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro Barradas en 1829, España
reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando VII.

-La restauración de la republica

La restauración republicana en México comenzó el 15 de julio de 1867, cuando Benito Juárez regresó a
la Ciudad de México luego de su victoria contra el imperio de Maximiliano I de México. Generalmente se
considera que terminó en 1879, cuando Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor de Juárez (muerto en 1853 ), fue
derrocado por la revolución encabezada por Porfirio Díaz.
Juárez de inmediato convocó a elecciones, en las que resultó triunfador, y su siguiente período presidencial
estuvo orientado a reparar la economía, impulsar la educación, fomentar la seguridad pública y terminar con
las gavillas de ladrones y caciques que asolaban al país. Al presentarse el período electoral de 1884, los
candidatos fueron Juárez, Lerdo y Díaz. Luego de unas elecciones con altas sospechas de fraude electoral,
Juárez se reeligió y Díaz proclamó el Plan de la Noria con el que desconocía a Juárez. Una nueva revolución
sacudió al país, pero en julio de 1872 Juárez murió y la revuelta, prácticamente derrotada, debió acogerse al
indulto del nuevo presidente: Sebastián Lerdo de Tejada.
La república restaurada significó la cristalización de los ideales liberales y el periodo donde se consolidó la
actividad legislativa, pues en 1874 se restauró el Senado, que la Constitución de 1857 había abolido. El
federalismo enfrentó varios problemas, como las numerosas revueltas que se produjeron bajo Lerdo, cuyo
excesivo jacobinismo le granjeó la enemistad del clero y de las clases altas.

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Díaz encabezó una última rebelión en 1876, contra la reelección de Lerdo. Luego de una campaña bastante
mala para sus tropas, logró vencer a los federales en Tecoac y entrar triunfante a la capital en noviembre de
1876, con lo que comienza el Porfiriato.

*REVOLUCION MEXICANA Y MEXICO CONTEMPORANEO

-El movimiento revolucionario de 1910 a 1920

La Revolución mexicana fue un conflicto armado que se inició en México el 20 de noviembre de 1910. Los
antecedentes del conflicto se remontan a la situación de México bajo la dictadura conocida como el porfiriato.
Porfirio Díaz ejerció el poder en el país de manera dictatorial desde 1876 hasta 1911. Durante estos 35 años
México experimentó un notable crecimiento económico y tuvo estabilidad política, pero estos logros se
realizaron con altos costos económicos y sociales, que pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad
y la oposición política al régimen de Díaz. Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en
diversas esferas de la vida nacional, que reflejaban el creciente descontento de algunos sectores con el
porfiriato.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato sin buscar la reelección, la
situación política comenzó a agitarse. La oposición al Gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada
por Díaz. En ese contexto, Francisco I. Madero realizó diversas giras en el país con miras a formar un partido
político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una
nueva candidatura a la presidencia y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su
estancia en la cárcel se llevaron a cabo las elecciones que dieron el triunfo a Díaz.
Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los Estados Unidos. Desde San Antonio (Texas), el 20 de
noviembre de 1910, proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a tomar las armas contra el Gobierno de Díaz.
El conflicto armado se inició en el norte del país y posteriormente se expandió a otras partes del territorio
nacional. Una vez que los sublevados ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia
y se exilió en Francia.
En 1911 se realizaron nuevas elecciones en las cuales resultó electo Madero. Desde el comienzo de su
mandato tuvo diferencias con otros líderes revolucionarios, que provocaron el levantamiento de Emiliano
Zapata y Pascual Orozco contra el Gobierno maderista. En 1913 un movimiento contrarrevolucionario,
encabezado por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta, dio un golpe de Estado. El levantamiento
militar, conocido como Decena Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el
vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la reacción de varios jefes
revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco Pancho Villa. Tras poco más de un año de lucha, y
después de la ocupación estadounidense de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.
A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias entre las facciones que habían luchado contra Huerta,
lo que desencadenó nuevos conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de Guadalupe,
convocó a todas las fuerzas a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único. En esa
reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades reiniciaron cuando Carranza
desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos
para la redacción de una nueva Constitución y llevar a Carranza a la presidencia en 1917. La lucha entre
facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes
revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.
Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan
en 1917, con la proclamación de la Constitución mexicana, algunas otras en 1920 con la presidencia de Adolfo
de la Huerta4 o en 1924 con la de Plutarco Elías Calles. Incluso hay algunas que aseguran que el proceso se
extendió hasta los años 1940.

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-La reconstrucción política, económica, agraria, laboral y educativa (de la posrevolución al cardenismo)

Antecedentes económicos, sociales y culturales

Durante la Colonia muchos pueblos pudieron conservar algunas propiedades comunales, llamadas de forma
genérica «ejidos». La ley Lerdo de 1856 declaró baldías las propiedades corporativas, particularmente las de
la Iglesia y las comunidades indígenas. Entre 1889 y 1890 el gobierno de Díaz dispuso que las tierras comunales
se hicieran parcelables. Los nuevos propietarios, no acostumbrados a la propiedad privada, fueron estafados
por particulares o funcionarios. Como resultado mucha de la población indígena se vio sin posesión de tierras
y tuvo que emplearse en las haciendas cercanas. Otra serie de leyes de deslinde de los años 1863, 1883 y
1894, en las que una parcela sin su respectivo título podía considerarse como terreno baldío, propició que
aquellos que tuvieran los recursos necesarios se hicieran con grandes porciones de tierra. Para 1910 menos
del 1 % de las familias en México poseían o controlaban cerca del 85 % de las tierras cultivables. Los pueblos,
donde se albergaba el 51 % de la población rural, contaban con tan solo pequeñas porciones de tierra y la
mayor parte de ella dependía de las haciendas vecinas. Además, las leyes y la situación nacional favorecían a
los hacendados, pues eran los únicos con acceso a créditos y a proyectos de irrigación por ejemplo. Por su
parte, los pequeños pueblos y agricultores independientes se veían obligados a pagar altísimos impuestos.
Esta situación afectó grandemente a la economía agrícola, pues las haciendas tenían grandes porciones sin
cultivar y eran menos productivas que las propiedades menores.

Otra de las repercusiones del deslinde de tierras y el fraccionamiento de las tierras comunales indígenas fue
que algunos de ellos se rebelaron contra el gobierno. Los conflictos, que tuvieron lugar a finales del siglo XIX
y principios del XX, fueron protagonizados por mayas, tzotziles, coras, huicholes y rarámuris, entre otros. Los
conflictos más duraderos fueron los ocurridos en Yucatán, Quintana Roo y Sonora. Ante dichos grupos se tomó
una política de deportación, Yucatán y Quintana Roo fueron los principales destinos.13 En el norte, el gobierno
de Díaz tomó contra los yaquis una política de violenta represión y deportación hacia el sur del país. El
momento cumbre contra este grupo tuvo lugar en 1908, momento para el cual entre un cuarto y la mitad de
su población había sido enviada a las plantaciones de henequén en Yucatán. A la postre, estos grupos étnicos
habrían de colaborar con las fuerzas revolucionarias.

A principios del siglo XX comenzó la explotación petrolera en México, aunque las concesiones se dieron a
compañías extranjeras como Standard Oil y la Royal Dutch Shell. Este proceso finalmente llevó al país a una
transformación industrial. Inversionistas extranjeros, protegidos por el gobierno, invirtieron en industrias y
explotación de materias primas, se impulsó la minería y fue modernizada la industria textil, lo que además
desarrolló el sistema ferroviario. Para 1910, ya existían 24 000 kilómetros de líneas ferroviarias.

Sin embargo, en 1907 se desató una fuerte crisis internacional en Estados Unidos y Europa, lo que llevó a la
disminución de las exportaciones, el encarecimiento de las importaciones y la suspensión de créditos a
industriales. La situación desató un fuerte desempleo, además de que disminuyeron los ingresos del resto.

Una sequía que tuvo lugar en 1908 y 1909 afectó la producción agrícola, por lo que se tuvo que importar maíz
por un valor de 27 millones de pesos. Esta situación afectó a gran parte de la población, ya que el maíz era
parte de la dieta del 85 % de la población.

La consecuente disminución en la actividad económica del país redujo drásticamente los ingresos del
gobierno. Se intentó solucionar este problema castigando salarialmente a la burocracia y aumentando los
impuestos y la base fiscal, lo que afectó a los miembros de la clase media, tanto urbana como rural, así como
a los miembros de la clase alta que no estaban adheridos a «los Científicos», grupo selecto de intelectuales,
profesionales y hombres de negocios que compartían las creencias del positivismo y darwinismo social e
influían en la política del país.

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En términos generales, la crisis económica desacreditó severamente la imagen presidencial y de su grupo de
allegados.

Durante el gobierno de Díaz Mori existían numerosos latifundios, y el 80 % de la población mexicana dependía
del salario rural. Además, las tiendas de raya consistían en una práctica común en estos lugares, en los que se
otorgaban los salarios de los trabajadores en mercancía. Mediante este sistema se lograba que los
trabajadores alcanzaran tal cantidad de crédito, que quedaban endeudados de por vida. Este sistema, junto
con prácticas que eran cotidianas como la contratación por engaño o la adjudicación de una deuda inexistente,
es conocido como «enganche», sistema que involucraba elementos coercitivos, extraeconómicos y
extralegales. La penosa situación de muchos campesinos y grupos indígenas en vísperas de la revolución fue
ampliamente denunciada en el libro México bárbaro de J. K. Turner.

Las leyes de la nación raras veces se aplicaban dentro de las haciendas, donde los trabajadores eran vistos
como esclavos u objetos de propiedad, existiendo prácticamente una especie de feudalismo. En el campo
además actuaba el llamado Cuerpo de Rurales, el cual era un grupo policíaco encargado de «resguardar la
paz», generalmente a través de métodos brutales. Otra práctica de este grupo era la leva, o reclutamiento
obligatorio.

En las ciudades, a partir de 1906 comenzaron a surgir numerosos movimientos obreros —son representativas
en este rubro las huelgas de Cananea y Río Blanco—, que habrían de ser reprimidos por el gobierno mediante
el uso de la fuerza militar.

Diversos intelectuales lucharon por defender los derechos de la clase obrera, tal como el caso de Lázaro
Gutiérrez de Lara, Práxedis G. Guerrero, Juan Sarabia y Ricardo Flores Magón, quien había alentado los
movimientos obreros en Cananea y Río Blanco.27 Uno de los medios de comunicación de esta línea era el
periódico Regeneración, surgido en 1900.28 El movimiento encabezado por estos y otros intelectuales era de
naturaleza compleja porque bebía en diversas corrientes de pensamiento, desde la Ilustración hasta el
positivismo. Los hermanos Flores Magón llegaron a radicalizarse notablemente después de ser expulsados del
territorio mexicano. En 1908 intentaron sublevar al país internándose por el norte, aunque el levantamiento
no tuvo mayores repercusiones y ello provocó que decayera su influencia.

Antecedentes culturales

Desde principios de siglo comenzó a cuestionarse el positivismo, ideología que mantenía el grupo en el poder,
lo que llevó al descrédito del darwinismo social. Fue entonces cuando la mayoría mestiza comenzó a reclamar
mayor participación en la toma de decisiones, además de que el grupo de «los Científicos» dejó de ser visto
como congénitamente superior o el único capaz de dirigir el gobierno.

Antecedentes políticos

James Creelman, de la Pearson's Magazine, realizó una entrevista al presidente Díaz en 1908 donde este
último aseguraba que dejaría la presidencia al finalizar su término.

El coahuilense Francisco I. Madero fue cabeza del Partido Nacional Antirreeleccionista y autor del Plan de San
Luis, que convocaba a tomar las armas contra el gobierno de Díaz.

El sistema político del gobierno de Díaz sufrió una severa crisis debido al envejecimiento del presidente y su
camarilla, conocidos comúnmente como «los Científicos», lo que lo volvió un sistema excluyente al que no
tenían acceso las nuevas generaciones. Por otro lado, el sistema político de Díaz se había basado en el
equilibrio de poderes entre su grupo cercano y los seguidores de Bernardo Reyes, conocidos como «reyistas»,
pero debido a la avanzada edad del presidente, la cuestión de la sucesión presidencial cobró más importancia.
Así, los científicos redujeron el poder político de los reyistas, quienes pasaron entonces a ser miembros de

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oposición. Esta decisión además ocasionó concentración de poder político y económico en varias regiones,
tales como Chihuahua, Morelos y Yucatán, lo que ocasionó descontento.

En 1908 la situación política del país comenzó a agitarse, al darse a conocer una entrevista que realizó James
Creelman, reportero de la Pearson's Magazine, al entonces presidente de México el 18 de febrero de ese año.

En dicha entrevista, Díaz aseguraba:

He esperado con paciencia el día en que el pueblo mexicano estuviera preparado para seleccionar y cambiar
su gobierno en cada elección sin el peligro de revoluciones armadas y sin estorbar el progreso del país. Creo
que ese día ha llegado.

A partir de ese momento comenzaron a formarse diversos clubes antirreeleccionistas en todo el país. En el
estado de Coahuila surgió además el libro La sucesión presidencial en 1910, donde su autor, un hacendado de
nombre Francisco I. Madero, hace un análisis de la situación política mexicana y además hace una crítica el
gobierno de Díaz, aunque de manera moderada y positiva.

A raíz de la entrevista de Creelman al presidente Díaz, y de la aparición del libro de Madero, surgieron varios
partidos políticos, algunos a favor del actual gobierno y otros completamente en contra. Entre ellos se
encontraban el Partido Democrático (en el que habían participado entre otros Benito Juárez Maza y Manuel
Calero) y los Reyistas (partidarios del general Bernardo Reyes), quienes fundaron el Club de Soberanía
Popular,36 aunque posteriormente el general fue eliminado de la planilla debido a que fue comisionado a
Europa en septiembre de 1909.

A final de cuentas, Díaz decidió postularse nuevamente para presidente, junto a Ramón Corral para
vicepresidente. Asimismo, en 1909 fue reorganizado el Club Reeleccionista por parte de los miembros de la
aristocracia con la finalidad de promover su campaña. Como contrapropuesta surgió el Centro
Antirreleccionista, con Francisco I. Madero como figura central.

-Crisis del sistema político mexicano y transición democrática (1968-2000) del populismo al neoliberalismo
global

El Sistema Político Mexicano (SPM) se podría entender como el conjunto articulado de las prácticas y
relaciones de poder efectivamente vigentes en una sociedad. Es el ámbito práctico de un gobierno, pues la
parte formal estaría compuesta por las leyes y normas. Lo deseable es que tal sistema debería tender a un
orden político resultante de la interrelación de sus elementos. Esto se logró, de alguna medida, desde 1929
hasta 1988 cuando el modelo político ya no dio más de sí, quedó agotado y se mantenía con base en reglas
autoritarias.

Antes de la alternancia presidencial el SPM tenía como núcleo central el binomio Presidente de la República-
Partido del Gobierno, y de ahí emanaba la fuente de poder a partir de la cual se alimentaba todo el mecanismo
socio-político. La burocracia, los niveles de gobierno (Federal, Estatal y municipal), los Poderes de la Unión
(Legislativo y Judicial), los partidos políticos, las organizaciones sociales y corporativizadas, los medios de
información y el mismo Ejército estaban a expensas del núcleo de poder. La forma gráfica que adoptaba era
un símil con un sistema solar.

Hoy las cosas son distintas, el anterior esquema está roto y aún no hemos organizado otro nuevo y diferente,
las relaciones sociales y políticas entre los niveles de gobierno y la sociedad operan a partir de un híbrido de
viejas y nuevas reglas. Por ello es que observamos hechos novedosos, espectaculares, contradictorios,
desordenados, como si se tratara de un navío al que le han cortado las amarras y aún no encuentra la brújula
y el plan de ruta para buscar el puerto de la consolidación democrática. Lo retante es que ya no podemos
anclar el pasado, el viejo esquema difícilmente podría ser reconstruido, la sociedad no permitiría la regresión.

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Antecedentes del Sistema Político Mexicano

El sistema que nace en 1929, es resultado de la lucha armada que culmina en 1917. Los caudillos Venustiano
Carranza, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles son quienes ganan la Revolución y no así los representantes
de los sectores más pobres, Francisco Villa y Emiliano Zapata.

De todos ellos destacó Plutarco Elías Calles, quien impuso una especie de Maximato, al extender su poder más
allá de su gobierno. Pero fue él quien acordó el fin de la etapa de los caudillos y el principio de la época de las
instituciones, su logro principal: la transmisión pacífica e institucional del poder.

El instrumento fue la conformación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), una constelación de fuerzas
regionales y partidos de carácter disímbolo que se aglutinan en torno al “partido del gobierno”
(cooperativistas, agraristas, socialistas, regionalistas, militaristas, profesionistas, gremialistas, obreristas). El
PNR nace con los objetivos de: establecer la democracia, mejorar el ambiente social y la reconstrucción
nacional.

La consolidación del Sistema Político Mexicano

El presidente Lázaro Cárdenas del Río se afianza en el poder golpeando a Plutarco Elías Calles, quien en 1936
tuvo que comparecer ante las autoridades acusado de acopio de armas, ante lo cual abandonó el país, por la
fuerza, para un exilio físico y político que habría de durar casi un decenio. Antes de que el callismo pudiera
reaccionar, el Maximato había tocado a su fin. Al mismo tiempo destruyeron su principal base de apoyo, la
maquinaria política de Garrido Canabal y sus ‘camisas rojas’ en Tabasco.

En 1938 el PNR se transforma en Partido de la Revolución Mexicana (PRM), con una base formada por los
sectores obrero, campesino, popular y militar. La diarquía Presidente/jefe máximo, fue sustituida por la de
Presidente/Partido.

A partir de 1940, los elementos centrales del sistema político se definieron con mayor nitidez y en muchos
casos se ampliaron pero muy pocos cambiaron. El centro aglutinador siguió siendo la Presidencia de la
República, cuyas facultades constitucionales y meta constitucionales no se vieron obstaculizadas ni limitadas
por los otros poderes federales con las que se supone comparte el poder, ni tampoco por el surgimiento de
centros informales de poder. El Congreso, el poder judicial, el gabinete, los gobernadores de los estados, el
ejército, el partido oficial, las principales organizaciones de masas, el sector paraestatal e incluso las
organizaciones y los grupos económicos privados, reconocieron y hasta apoyaron el papel de la Presidencia y
el presidente como instancia última e inapelable en la formulación de iniciativas políticas y resolución de los
conflictos de intereses en la cada vez más compleja sociedad mexicana.

Como conclusión en 1946 desparece el cuarto sector del PRM, los militares, y de paso este se transforma en
Partido Revolucionario Institucional (PRI). Una parte consubstancial a la institucionalización del poder de los
hombres que triunfaron con la Revolución fue la estabilidad y el crecimiento económico. Con dos fases o
ritmos que, Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, identifican como el “milagro mexicano” que va de 1940 a
1968 y observa un crecimiento económico de 6% sostenido en promedio; y el momento que va de 1968 a
1984, que describe el agotamiento de una estrategia económica, identificada con la crisis.

El “desarrollo estabilizador” que tuvo su florecimiento hasta 1973, mantuvo como características la
sustitución de importaciones, barreras proteccionistas y fuerte inversión en irrigación, ferrocarriles y energía.
La salida planteada, después, no tuvo éxito y se cayó en el populismo económico.

Conflictos sucesorios y oposición al Sistema

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El agotamiento del sistema político se explica, también, por los enfrentamientos internos de la clase política
gobernante, expresados de manera palpable en la coyuntura de la sucesión presidencial y por el mismo
crecimiento e implantación territorial de las fuerzas de oposición.

1939–1940. La revolución cardenista viró a la derecha en la persona de Manuel Ávila Camacho (1940–1946).
Sin embargo la sucesión no fue tersa, pues el general Juan Andrew Almazán se fue por la libre y buscó vencer
al candidato cardenista.

1945–1946. A la candidatura de Miguel Alemán Valdés (1946–1952) se opuso la de Ezequiel Padilla, operando
la llamada ‘oposición desde adentro’.

En 1952 la candidatura de Adolfo Ruiz Cortines (1952–1958) encontró la oposición del general Miguel
Henríquez Guzmán.

1970. Con el movimiento previo del conflicto estudiantil de 1968, se interpreta que Luis Echeverría Álvarez
(1970–1976) no fue ajeno y uso el conflicto como una forma de posicionarse y presionar a favor de su
candidatura, originalmente el no era el favorito de Gustavo Díaz Ordáz.

1976. Las pugnas sucesorias se expresan en los apoyos de la “familia revolucionaria” hacia Mario Moya
Palencia, y sin embargo Luis Echeverría, apoyado por Fidel Velázquez Sánchez, se decide por José López
Portillo (1976–1982). Además hay una devaluación del peso.

Durante el gobierno de José López Portillo el Sistema adopta una medida liberalizadora, la reforma electoral
de 1977. Tal reforma permitió la legalización del Partido Comunista Mexicano (PCM), el Partido Socialista de
los Trabajadores (PST) y el Partido Demócrata Mexicano (PDM). La flamante Ley de Organizaciones Políticas y
Procesos Electorales (LOPPE) permitió la creación de los distritos uninominales (300) y plurinominales (100).

1982. La clase política se enfrenta cuando los políticos tradicionales apoyan a Pedro Ojeda Paullada y Javier
García Paniagua, mientras que José López Portillo “destapa” a Miguel de la Madrid Hurtado (1982–1988).

En lo económico 1982 expresa otra crisis, ahora se maneja como la causa principal la caída internacional de
los precios del petróleo y entre las supuestas soluciones se nacionaliza la Banca.

Es en 1982 cuando diversos sectores empresariales del país se movilizan a partir de la nacionalización de
banca. En particular las reuniones denominadas “México en la Libertad”, cuyos objetivos eran oponerse a tal
nacionalización e incidir en la opinión pública.

Este bloque al que podemos denominar como los empresarios críticos (en donde participaron sobre todo
pequeños y medianos empresarios) mantuvieron posturas de rechazo al modelo estatista y de economía
mixta, pero también hacia el autoritarismo político; la tendencia empresarial de oposición que estuvo muy
activa en los años 70 se reactivó y adquirió un nuevo perfil, el de abrirse hacia el entorno de las empresas.

Desde entonces, un sector del empresariado entendió que la transición política estaba en puerta y que era
necesario actuar a su favor desde su realidad institucional. Pero también, que para hacer posible la
modernización económica y política era necesario relacionarse o vertebrarse con organismos cívicos y
sociales; de alguna manera, como ha ocurrido en otras transiciones a nivel internacional, algunos sectores
empresariales tuvieron que actuar como órganos socio-políticos de sustitución. Es decir, tuvieron que asumir
funciones que los partidos de oposición o movimientos sociales no realizaban en favor de ciertas demandas
sociales.

Sin embargo, la acción circunscrita a las instituciones empresariales tenía sus límites, en particular la acción
político-partidista, y fue cuando varios empresarios decidieron postularse a cargos de representación pública;
situación emblemática en el caso de Manuel J. Clouthier. Estableciendo la diferencia entre “lo político” y “la
política” (en sentido partidista).

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En lo que toca al espacio electoral el PAN se fortaleció como opción política, logrando el 17.5% de la votación
presidencial.

Durante el gobierno de Miguel de la Madrid se fue dejando el control de la economía en manos de Carlos
Salinas de Gortari y de su equipo, a tal grado que, a mediados del sexenio, tomaban prácticamente todas las
decisiones en ese rubro. Por eso era previsible que De la Madrid se inclinaría por CSG (1988–1994) para
colocarlo como el sucesor. Esa fue la causa de la confrontación entre salinistas y los “duros” del sistema, según
la “ley del péndulo” le tocaba el turno a la vieja guardia y en cambio los tecnócratas querían mantenerse en
el poder.

En 1987 la crisis cobra forma con la caída de la Bolsa de Valores. Con MMH la inflación alcanzó, en 1987, el
159%.

Las pugnas en la clase política llegan al punto de la escisión, con la salida del PRI de un importante núcleo
identificado con el cardenismo y el nacionalismo revolucionario. Entre las figuras representativas estaban
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, que primero formaron la Corriente
Crítica y luego el Frente Democrático Nacional.

Etapa contemporánea

El grupo de Carlos Salinas de Gortari (CSG) se preparón con antelación para tomar el poder, inició su despegue
al formar la Asociación Política y Profesión Revolucionaria (1971), donde estaban José Francisco Ruiz Massieu,
Emilio Lozoya, Manuel Camacho, Hugo Andrés Araujo, Raúl Salinas y René Villarreal. Su padrino fue Mario
Moya Palencia.

Al trabajar con Miguel de la Madrid Hurtado (MMH), CSG conoció a Pedro Aspe y a la vez tenía parentesco
con Leopoldo Solís Manjarrez (subdirector del Banco de México), quien fue jefe de Ernesto Zedillo. Además,
una parte de sus aliados ingresaron como profesores al Colegio de México, tal fue el caso de Manuel Camacho,
Luis Donaldo Colosio, Otto Granados, Jaime Serra Puche y Guillermo Ortiz quien conoció en Stanford a José
María Córdoba Montoya, éste último fue invitado al Colmex por Francisco Gil Díaz.

En las elecciones presidenciales de 1988, como nunca antes, la oposición se manifestó electoralmente y la
ciudadanía encontró en Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier opciones reales para terminar con el ciclo
de dominación priista. El candidato triunfador apenas logra superar el 50% de la votación presidencial.

Carlos Salinas de Gortari, cuestionado en su legitimidad presidencial, llega con la oferta de un Acuerdo
Nacional para la Ampliación de la Vida Democrática, sin embargo su estrategia modernizadora le da prioridad
a la reforma económica sobre la reforma política. En 1989 nace el Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales (COFIPE), nuevo intento liberalizador.

La reforma política salinista es limitada, pero tiene que aceptar triunfos panistas a nivel municipal, federal, en
las gubernaturas de Baja California y Chihuahua, y el interinato de Guanajuato.

La reforma salinista quedó incompleta, aunque supuestamente la reforma económica preparaba el terreno
para una futura democratización, así lo dejaba ver la conformación y renovación de los principales mandos
políticos en el PRI, las gubernaturas y el grupo de presidenciables.

No obstante, llegamos a 1994 con la agudización de los enfrentamientos al interior de la clase política: el
levantamiento armado en Chiapas, y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu son
los indicadores visibles de que el régimen y el sistema ideado en 1929 ya no eran funcionales.

El gobierno responde con nuevas reformas, se aprueba la inclusión de consejeros ciudadanos en el Consejo
General del IFE, se acepta un debate televisivo entre los candidatos a la Presidencia de la República y se admite
la participación de observadores electorales, entre otras novedades.

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Ante la amenaza de un triunfo opositor, se interpreta que la clase política realiza una “tregua”, misma que
posibilita el triunfo del PRI, que logra una mayoría relativa, pero no recupera su hegemonía política.

Después de las elecciones la crisis económica, en diciembre de 1994, confirma el ciclo recurrente de fin de
sexenio; cada seis años las contradicciones han venido estallando, pero cada vez con más fuerza. Al finalizar
el sexenio salinista parecía que el ciclo del Sistema Político Mexicano había terminado, estábamos como en
1929.

Ante la crisis de 1994, Ernesto Zedillo no dudó en culpar a su antecesor, a tal grado que Carlos Salinas
abandonó el país mientras su hermano fue encarcelado como autor intelectual del asesinato de José Francisco
Ruiz Massieu. Las tensiones al interior del grupo gobernante no cesaron de manifestarse a lo largo del sexenio
y, en consecuencia, el priismo perdió cohesión, eficacia y legitimidad. Un indicador de estas tensiones es el
hecho de que el gabinete presidencial experimentó más de medio centenar de cambios a lo largo del sexenio.

En estas condiciones, el PAN derrotó al partido oficial en Jalisco, Guanajuato, Nuevo León, Aguascalientes y
Baja California; mientras que el PRD y sus aliados triunfaron en Zacatecas, Tlaxcala y Baja California, al tiempo
que una coalición PAN-PRD obtuvo la victoria en Nayarit, Chiapas y Guerrero. Cuando ocurrieron las elecciones
federales de mediados del sexenio -junio de 1997-, una opinión pública cada vez más alejada del gobierno que
se vio cobijada por la independencia del Instituto Federal Electoral (IFE) dio el control de la Cámara de
Diputados a la oposición. Efectivamente, el PRI apenas logró 38% de los votos, en tanto que los dos grandes
partidos de oposición -el PAN y el PRD- obtuvieron resultados muy similares: cerca de 27% de los escaños. Por
primera vez desde el siglo XIX, el Poder Legislativo estaba en manos de la oposición.

Sin embargo lo ocurrido únicamente era el prólogo de algo más importante: el enfrentamiento electoral en
condiciones de equidad que ocurriría el 2 de julio del año 2000, fecha en la cual terminaría el viejo sistema de
partido dominante.

*HISTORIA GLOBAL DEL SIGLO XVI AL SIGLO XIX

-Transición a la sociedad capitalista y las revoluciones burguesas

“Capitalismo” ha sido durante un tiempo una palabra vedada, al menos entre los políticos y los medios
prosistema, que consideraban que es un término utilizado en sentido peyorativo por la izquierda. En su lugar
hablaban de “empresa privada”, “mercado libre”, etc. La palabra ha vuelto ahora al uso común, aunque su
significado suele ser un poco vago. Si se les pidiera una definición del capitalismo, la mayoría de las personas
mencionarían los mercados, la producción y el comercio. Toda sociedad con una actividad comercial bien
desarrollada, particularmente (¿pero no solo?) si el comercio y la industria están en manos privadas, sería
considerada capitalista. Algunas personas insisten en definir el término de forma más precisa. Yo soy una de
ellas y nos han criticado por plantear una definición demasiado precisa (más adelante retomaré esta cuestión).
Sin embargo, creo que tiene sus ventajas aclarar qué es lo que distingue verdaderamente al sistema capitalista
de cualquier otra forma social, al menos si queremos comprender por qué funciona tal como lo hace, tanto
en los tiempos de vacas (relativamente) gordas como en los de vacas flacas.

El capitalismo es un sistema en que los principales agentes económicos dependen del mercado para cubrir
sus necesidades básicas para la vida. Ha habido otras sociedades que tenían mercados, a menudo a gran
escala, pero únicamente en el capitalismo la dependencia del mercado constituye la condición fundamental
de la vida de todos y todas. Y esto es cierto tanto para los capitalistas como para los trabajadores. La relación
misma entre el capital y el trabajo pasa por el mercado. Los asalariados han de vender su fuerza de trabajo a
un capitalista simplemente para ganarse el sustento y tener acceso a los medios de trabajo; y el capitalista
depende del mercado para acceder a la mano de obra y realizar el beneficio que generan los trabajadores.
Desde luego que existe un enorme desequilibrio de poder de clase entre el capital y el trabajo, pero los
capitalistas no dependen menos del mercado para mantenerse a sí mismos y a su capital.

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En las sociedades no capitalistas, los productores directos, como los campesinos, solían ser propietarios de
sus medios de subsistencia y de producción (tierras, herramientas, etc.), de manera que no dependían del
mercado. En consecuencia, la clase dominante tenía que ser capaz de ejercer un poder superior para
apropiarse del trabajo excedentario de otros, utilizando lo que Marx llamaba “medios extraeconómicos” –es
decir, la fuerza coercitiva de algún tipo u otro: jurídica, política o militar–, como cuando, por ejemplo, el señor
feudal imponía labores o cobraba rentas de los campesinos. El beneficio capitalista, en cambio, no se extrae
directamente de los trabajadores. Los capitalistas pagan a los trabajadores por adelantado y han de realizar
su ganancia vendiendo lo que producen estos. El beneficio depende de la diferencia entre lo que el capitalista
paga a los trabajadores y lo que obtiene de la venta de los productos y servicios que le suministran los
trabajadores. El hecho de que los capitalistas solamente puedan realizar el beneficio si logran vender sus
productos y servicios en el mercado y venderlos por más de lo que les cuesta producirlos, hace que la
realización del beneficio esté sujeto a incertidumbre.

Los capitalistas también han de competir con otros capitalistas en el mismo mercado con el fin de asegurarse
un beneficio. La competencia es, en efecto, la fuerza motriz del capitalismo, por mucho que los capitalistas
traten a menudo de evitarla, por ejemplo, estableciendo monopolios. Sin embargo, el promedio social de la
productividad, que determina en cualquier mercado dado el éxito en la competencia de precios, está fuera
del control de los capitalistas individuales. Estos no pueden fijar los precios a los que se van a vender
efectivamente sus productos, y ni siquiera saben de antemano qué condiciones deberán cumplirse para
garantizar la venta, por no decir ya la venta rentable.

Lo que sí pueden controlar los capitalistas, hasta cierto punto significativo, son sus costes. Así, puesto que sus
beneficios dependen de que la relación precio/coste les sea favorable, harán todo lo posible por reducir sus
costes con el fin de asegurarse un beneficio. Esto supone, ante todo, reducir el coste de la mano de obra, lo
cual exige a su vez mejorar de modo constante la productividad del trabajo y hallar los medios organizativos
y técnicos necesarios para detraer tanta plusvalía como sea posible de los trabajadores dentro de un
determinado espacio de tiempo al menor coste posible.

Para mantener este proceso en marcha hace falta invertir regularmente, reinvertir los superávit y acumular
capital constantemente. Esta necesidad les viene impuesta a los capitalistas independientemente de sus
necesidades y deseos personales y de si son altruistas o avaros. Hasta el capitalista más modesto y socialmente
responsable está sometido a estas presiones y se ve obligado a acumular capital maximizando su beneficio
simplemente para mantenerse a flote. La necesidad que tienen los capitalistas de adoptar estrategias de
“maximización” es una característica básica del sistema. Por tanto, el conjunto del sistema capitalista está
regido por los imperativos del mercado, las servidumbres de la competencia, la maximización del beneficio,
la acumulación de capital y la obligación constante de mejorar la productividad del trabajo para reducir los
costes y con ellos los precios.

Las revoluciones burguesas son un concepto historiográfico originado por la escuela del materialismo
histórico o marxismo que se utiliza para manifestar que el componente social dominante en un movimiento
revolucionario corresponde a la burguesía.

Aunque pueden remontarse al mismo nacimiento de la clase burguesa en las ciudades europeas medievales,
el concepto suele restringirse a los ciclos revolucionarios que se sucedieron desde finales del siglo XVIII y que
en su definición política se conocen como Revolución Liberal. Su principal ejemplo fue la Revolución
francesa (1789), seguido en distintos momentos por los demás países europeos (revolución de
1820, revolución de 1830, revolución de 1848) o americanos (Independencia de la América Hispana, pues
la Independencia de Estados Unidos es anterior, de 1776) hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que
acaba definitivamente con los últimos recuerdos del Antiguo Régimen; notablemente en Rusia con
la Revolución de febrero de 1917, que sólo precede en pocos meses a la Revolución de Octubre, que se
clasifica ya como revolución socialista y proletaria.

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Según esa concepción materialista de la historia (muy matizada desde mediados del siglo XX incluso por la
propia historiografía materialista), los intereses de la burguesía se manifestaron en
la superestructura político-ideológica por las ideas de la Ilustración, que hablaban de libertad y derechos en
oposición al absolutismo y la sociedad estamental; y de libre mercado frente a las restricciones del modo de
producción feudal. La ideología burguesa no se restringe a esa clase, sino que se extiende por el cuerpo social,
tanto en el conjunto de la población dominada (mucho más numerosa por incluir a todos los no privilegiados),
así como a elementos individuales de los están menos privilegiados (nobleza y clero), e incluso en algunos
casos al aparato mismo del poder de la monarquía absoluta, que se veía a sí misma como despotismo
ilustrado.

Símbolo de la alternativa social y política, la Toma de la Bastilla (con mayor repercusión que la
anterior Declaración de Independencia de los Estados Unidos) había demostrado la posibilidad de una
emancipación vista con temor por toda la aristocracia europea, al tiempo que con esperanza por los
partidarios de los cambios revolucionarios que iban a acabar con los obstáculos que impedían a la burguesía
el libre desarrollo de la fuerza productiva de su capital, le negaban el ascenso social y le imposibilitaban el
ejercicio del poder político.

Tras el prolongado proceso histórico de la revolución burguesa, esta clase reemplazó como clase dominante a
los señores feudales, fusionándose de hecho en una nueva élite social, de la que formarán parte tanto la alta
nobleza como la alta burguesía. Las revoluciones burguesas incluyeron y se simultanearon con el proceso
de industrialización y la transformación de la sociedad preindustrial en sociedad industrial, un cambio
verdaderamente revolucionario que ha merecido el nombre de Revolución industrial. Ambas revoluciones,
política y económica, son inseparables de la revolución social que es el proceso de dominación burguesa.
La transición al capitalismo puede referirse a la transición del feudalismo al capitalismo, correspondiente al
modelo del materialismo histórico y que todas las formaciones sociales históricas han de pasar, según ese
modelo. Para Europa Occidental, se produjo durante la Edad Moderna, o más propiamente en la formación
histórica conocida como Antiguo Régimen (desde finales de la Edad Media hasta comienzos de la Edad
Contemporánea).la economía de transición, forma de economía que procura pasar del socialismo hacia
el capitalismo.

-El imperialismo: capitalismo monopólico de Europa y América

La evolución de los países europeos durante el siglo XIX estuvo marcada por el interés constante de las
diferentes naciones de convertirse en una gigantesca fábrica que necesitara abrir sus puertas a los productos
primarios provenientes de todo el mundo. La gran actividad industrial generada por la revolución inglesa
creció paulatinamente, profundizando la división del trabajo por la utilización de máquinas cada vez más
complejas que llevaron al aumento de la productividad.
Así, los países industrializados se fueron perfilando como grandes potencias frente a aquellos con industria
incipiente o sin ella, provocando situaciones de absoluta dependencia económica a nivel internacional, como
Inglaterra que obtuvo las importaciones, los productos agrícolas y materias primas a menor costo que si las
produjera internamente. Inglaterra pudo así romper todas las barreras comerciales en condiciones mucho
más favorables que el resto de los países.
Para mediados del siglo XIX, el 75% de los productos manufacturados que se vendían en el comercio
internacional eran de origen inglés.
Francia, los Países Bajos y Alemania emprendieron la gran tarea de industrializarse, adecuar sus sistemas de
comunicación y transporte a las necesidades creadas por los nuevos modelos de desarrollo industrial.

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A partir de 1870 inicia la concentración industrial, los monopolios y las asociaciones capitalistas crecen
vertiginosamente. Se reparten los mercados o las áreas de influencia donde colocan sus productos; fijan las
cantidades de esos productos, establecen los precios y distribuyen las ganancias entre sus respectivas
empresas. Los truts y cárteles son base fundamental de esta nueva etapa
Las riqueza que Europa amasó durante el siglo XX se fundó sobre todo en el saqueo de recursos y las
poblaciones de sus colonias en América, Asía y África. Tan sólo en África hasta mediados del siglo XIX los
árabes y europeos organizaron un comercio humano llamado “trata de negros”, en donde unos 20 millones
de africanos fueron deportados al continente americano en condiciones de esclavos para trabajos pesados,
este negocio provocó unas 100 millones de muertes en el continente africano.
En menos de 30 años el dominio europeo sobre el continente africano abarcaría del 11 al 90 por ciento del
territorio.
El colonialismo también fue utilizado por las potencias europeas para evitar conflictos sociales internos al
mismo tiempo que mantener un ritmo acelerado de desarrollo industrial explotando los productos de sus
colonias como el oro, plata, cobre, estaño, salitre, café azúcar, algodón, trigo, carne, cacao y a finales del siglo
XIX el petróleo con fines energéticos.
En México fue hasta 1908 que Porfirio Díaz autorizó la creación de una subsidiaria de la Estándar Oil: La
huasteca Petroleoum Company, al mismo tiempo que la royal Dutch Shell se instalaba en México por medio
de la empresa denominada el Águila.
La industrialización de Rusia y Japón aparecen de forma tardía.

*PRIMERA Y SEGUNDA GUERRAS MUNDIALES

-Primera guerra mundial y revolución rusa

El 28 de junio de 1914, un joven estudiante serbio vinculado a la organización nacionalista clandestina Mano
Negra asesinó en Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina, al heredero del trono austro-húngaro, el
archiduque Francisco Fernando, y a su esposa, la duquesa Sofía. En un primer momento el atentado no
conmovió a la opinión pública. El escritor Stefan Zweig recordó años después que en Baden, cerca de Viena,
la vida siguió su curso normal y a última hora de esa tarde la música había vuelto a sonar en los lugares
públicos.

Un mes después, Austria-Hungría presentó un durísimo ultimátum a Serbia y, al recibir una respuesta que
consideró “insuficiente" le declaró la guerra. Inmediatamente Rusia ordenó la movilización general de sus
ejércitos y Alemania dispuso entrar en guerra con el imperio zarista. El 2 de agosto invadió Luxemburgo y
solicitó a Bélgica derecho de paso para sus ejércitos. Entre el 3 y 4 de agosto Francia y Gran Bretaña declararon
la guerra a Alemania. El ciclo se cerró entre el 6 y el 12 de agosto, cuando Austria-Hungría declaró la guerra a
Rusia, y Gran Bretaña y Francia lo hicieron contra el imperio de los Habsburgo.

Esta acelerada generalización del conflicto fue resultado del sistema de alianzas creado por las potencias en
el marco de la competencia por la supremacía mundial. En el curso de la guerra ingresaron como aliados de
la Triple Entente: Japón, Italia, Portugal, Rumania, Estados Unidos y Grecia, mientras que Bulgaria se incorporó
a la Triple Alianza. En el territorio europeo permanecieron neutrales España, Suiza, Holanda, los países
escandinavos y Albania.

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La Revolución Rusa fue la gran revolución del siglo XX, y mientras perduró el régimen soviético alentó, entre
gran parte de aquellos que rechazaban el capitalismo, la convicción de que era factible oponer una alternativa
a las crisis y a la explotación impuestas por dicho sistema. La trayectoria soviética decepcionó sin lugar a dudas
las esperanzas que suscitó. Pero también, desde que los bolcheviques tomaran el Palacio de Invierno, el
campo socialista se fracturó entre quienes asumieron esta acción como el ejemplo a seguir y quienes la
visualizaron como un peligroso salto al vacío.

Este texto se concentra en la caracterización de la crisis del régimen zarista y de la oleada revolucionaria que,
iniciada en 1905, culmina con la doble revolución de 1917.

-Crisis del capitalismo, segunda guerra mundial y guerra fría

La Guerra Fría es un conflicto de orden mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, los cuales en el
trascurso del siglo XX se instalaron en la cúspide del poder, alcanzando ambos la categoría de superpotencias.
Tradicionalmente se considera que este peculiar conflicto tuvo su punto de partida tras la Segunda Guerra
Mundial, una vez que los dos principales vencedores de la misma no lograron compatibilizar sus tan disímiles
puntos de vista respecto de los destinos que habrían de seguir los territorios que habían sido asolados por la
guerra y que acababan de ser liberados y a la vez ocupados por sus tropas. No obstante, como ya ha sido
precisado en el primer capítulo del presente trabajo, no es posible comprender el conflicto suscitado entre
Estados Unidos y la Unión Soviética a partir de 1945, si no se tiene presente el origen de las desavenencias
entre ambas entidades políticas, es decir, el año 1917, cuando se produjo la Revolución Bolchevique en
Rusia.Conocer los elementos constitutivos de dicha revolución, sus planteamientos y objetivos, permite
comprender que la Guerra Fría no es simplemente una lucha de poder entre dos Estados, aunque también
tiene añadido tales elementos. Esta peculiar guerra es un enfrentamiento entre dos tipos de sociedades con
planteamientos profundamente diferentes respecto de la organización social, política y económica.

Es una lucha que alcanza su concreción máxima una vez que ambas entidades políticas se instalan en la cúspide
del escenario internacional, quedando frente a frente en mitad del continente Europeo, allí hasta donde sus
tropas habían logrado llegar en la arremetida contra las tropas nazis. Desde esta perspectiva, la Segunda
Guerra Mundial sólo viene a constituir el último paso que hará de la Guerra Fría un conflicto de orden mundial.
Así la alianza forjada entre la Unión Soviética y los países occidentales, sólo habría significado un paréntesis
en la historia de la Guerra Fría. Para el historiador británico Eric Hobsbawm la Alianza de Guerra contra Hitler
constituye un hecho insólito y temporal, y a la vez “un proceso paradójico, pues durante la mayor parte del
siglo, excepto en el breve período de antifascismo, las relaciones entre el capitalismo y el comunismo se
caracterizaron por un antagonismo irreconciliable”. En efecto, esto último será clave para comprender los
acontecimientos que se suscitaron tras el fin de la guerra. Aquella “insólita alianza” no logró sobrevivir una
vez que el enemigo común había sido derrotado.
GUERRA FRÍA ENCUBIERTA (1917-1945)

Las primeras medidas del régimen soviético


Tras la Revolución de 1917, Rusia se convirtió en el primer país en que un partido obrero alcanzaba el poder,
por lo que carecía de experiencias previas sobre la construcción de una sociedad socialista.

En los días siguientes a su constitución, el Consejo de Comisarios del Pueblo promulgó una serie de decretos
que pretendían satisfacer las principales reivindicaciones de las clases populares y conseguir su adhesión: el
decreto sobre el final de la guerra proponía una paz sin anexiones ni indemnizaciones; el decreto sobre la
tierra expropiaba sin contrapartida económica, las grandes propiedades, que pasaban a manos de comités

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agrarios; el decreto sobre empresas industriales ponía las fábricas bajo control de obreros y empleados; el
decreto sobre las nacionalidades declaraba el derecho de los pueblos de Rusia a disponer libremente de su
destino.
En enero de 1918 se reunió la Asamblea Constituyente, prevista ya por los gobiernos anteriores a la revolución
de octubre. Los bolcheviques eran minoritarios en ella, frente a una mayoría de los militantes del partido
Socialista Revolucionario. Para Lenin, la Asamblea representaba el modelo político burgués frente a la
democracia más profunda, la de los soviets, y precedió a su disolución. De este modo el poder soviético y la
dictadura del proletariado se convirtieron en los pilares básicos de la Rusia revolucionaria. Paulatinamente, la
oposición fue silenciada.
En julio de 1918, el Congreso de los Soviets aprobó la primera constitución soviética, en la que se declaraba la
decisión de construir el socialismo sin clases sociales ni Estado, y se confirmaba a los soviets como base del
poder revolucionario.

Para el gobierno se convirtió en primer objetivo la desvinculación de la guerra. En diciembre de 1917 se firmó
un armisticio con Alemania y Austria-Hungría, y se abrieron negociaciones sobre la paz. Dentro del partido
bolchevique, Lenin defendía la necesidad de alcanzar la paz a cualquier precio como única forma de asegurar
la pervivencia de la revolución. La facción más radical, Trotski a la cabeza, se pronunciaba por la continuación
de la guerra como forma de exportar la revolución a otros países.
Las presiones del ejército alemán forzaron al partido bolchevique (que a partir del 7 de marzo de 1918 adoptó
el nombre de comunista), y al Gobierno a aceptar las duras condiciones impuestas por Alemania. La paz se
firmó en la ciudad de Brest-Litovk el 3 de marzo de 1918. Rusia perdía 780.000 kilómetros cuadrados, perdía
también 56.000.000 de personas, un tercio de la longitud de su red de ferrocarriles, un 73% de su producción
de hierro, así como su provisión de carbón en un 89%.

La Guerra Civil y el comunismo de Guerra


Entre 1918 y 1920, el nuevo régimen se enfrentó a una guerra civil que asoló el país, promovida por las fuerzas
antirrevolucionarias y por la intervención extranjera. Sin embargo, el régimen comunista se consolidó con la
creación de la URSS.
Francia, Reino Unido y Japón intentando frenar el contagio revolucionario y castigar al nuevo régimen
establecido en Rusia, que había expropiado todas las grandes inversiones de capitales extranjeros y que se
negaba a devolver los empréstitos de la época zarista, enviaron cuerpos expedicionarios, pero sobre todo
aportaron capitales y armas a los ejércitos antirrevolucionarios, conocidos como “Blancos”, enfrentaron a los
revolucionarios del ejército Rojo.

Como ya fue señalado en el capítulo I, fue el año 1917 el que marcó el punto de inflexión en la relación entre
Estados Unidos y Rusia. En este año la Revolución Bolchevique instauró en Rusia un nuevo tipo de gobierno,
que comprendía también un nuevo tipo de sociedad. Un modelo que pretendía desplazar al actual modelo
capitalista, liberal y burgués que predominaba hasta ese momento en el mundo. En efecto, “Cuando los
bolcheviques subieron al poder en Rusia en noviembre de 1917, esperaban, como marxistas devotos, que los
trabajadores del mundo, incluidos los norteamericanos, siguieran la iniciativa rusa y derrocaran a sus
gobiernos dominados por el capital. Los capitalistas del mundo, incluidos los de Estados Unidos, temían que
esa posibilidad se hiciera realidad”.
La Revolución Bolchevique se llevó a cabo en Rusia mientras se desarrollaba la Primera Guerra Mundial. En
esta última, Francia, Gran Bretaña y Rusia luchaban desde 1914 en el mismo bando contra los Imperios
Centrales, Alemania y el Imperio Austro-Húngaro. Pero como se dijo, el año 1917 se produjo un giro crucial
en los acontecimientos. Estados Unidos, que hasta entonces había proclamado su neutralidad, cambió de
parecer y el 2 de abril de 1917 el Congreso declaró la guerra a Alemania. Mientras tanto, en ese mismo año,
las desastrosas consecuencias de la guerra, produjeron en Rusia el derrocamiento de la monarquía zarista.

Así, tras un breve período de gobierno provisional (desde marzo a noviembre de 1917), triunfó en Rusia la
revolución bolchevique. Los revolucionarios habían explotado muy bien la decisión del gobierno provisional

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acerca de mantener la participación Rusa en la guerra y habían alentado a la población a levantarse y exigir
cambios radicales.

Pero la Rusia Bolchevique no encajaba con el mundo que quería diseñar el presidente Norteamericano, W.
Wilson, tras la Primera Gran Guerra, ese mundo ideal que tenía por fundamento, aspectos tales como la
cooperación internacional, la seguridad colectiva, los mercados abiertos y la autodeterminación de los
pueblos. Esta última, según Wilson implicaba casi de forma automática la adhesión a los sistemas
democráticos, por tanto, el concepto democracia también venía a añadirse al conjunto de características con
las que debía contar ese mundo que surgiría tras la conflagración mundial.
Efectivamente, todos esos conceptos formaban parte vertebral de los denominados “14 puntos de Wilson”,
los cuales había presentado ante el pueblo norteamericano y ante los aliados europeos como imprescindibles
dentro del nuevo orden internacional que debía surgir una vez que acabara la gran conflagración comenzada
en 1914. “Obviamente, en el nuevo orden internacional que preveía Wilson no había ningún lugar para los
bolcheviques comprometidos con el derrocamiento violento del capitalismo y la democracia”. Desde esta
perspectiva, en el nuevo orden mundial que vendría tras la guerra no habría habido lugar ni para la autárquica
Rusia zarista, ni para la dictadura comunista que pretendía instaurar la revolución de 1917.
Por todo los expuesto, W. Wilson se negó a reconocer el gobierno Bolchevique, y, además, autorizó el envío
de ayuda económica encubierta a las fuerzas antibolcheviques de Rusia, mientras que las otras dos grandes
potencias capitalistas, Francia y Gran Bretaña, se decidieron a actuar de un modo más directo, con
participación efectiva en la Guerra Civil Rusa, apoyando a las fuerzas antibolcheviques. No obstante, los
objetivos de las potencias capitalistas se vieron frustrados, ya que “La intervención militar de las potencias
capitalistas no hizo más que reafirmar los temores de los bolcheviques de que los objetivos principales eran
ellos y no los alemanes. Aun cuando no logró derribar el régimen soviético, la intervención militar occidental
en la guerra civil rusa sembró en la mente de los líderes soviéticos el temor eterno a un cerco capitalista y la
creencia de que la guerra entre el comunismo y el capitalismo era inevitable. Desde este momento se
empiezan a configurar los elementos que van marcando el derrotero de las relaciones entre el mundo
capitalista y el mundo comunista. Ha aparecido en escena un nuevo tipo de sociedad, a la que J. Fermandois
ha denominado “Sociedad Revolucionaria”, incompatible en esencia con el tipo de sociedad tradicional
encarnada en los países occidentales.
En la guerra civil, el Ejército Rojo, dirigida por Trotski, adquirió una rígida disciplina y una notable eficacia que
le permitió acabar con los ejércitos blancos a fines de 1919. En los años siguientes los soviéticos recuperaron
Ucrania, el Caucaso y Asia central. La consolidación del poder soviético se manifestó con la creación de la
Unión de Repúblicas Socialistas soviéticas (URSS) en diciembre de 1922. La guerra civil contribuyó a la
radicalización del régimen y a la supresión de todo tipo de oposición política.
Como se dijo, W. Wilson no reconoció al gobierno bolchevique y esa actitud la preservaron los gobiernos
norteamericanos hasta 1933, cuando el Presidente F. Roosevelt decide cambiar la política seguida por sus
antecesores respecto de la Unión Soviética. Entre 1933-34 se produjo el reconocimiento del gobierno
soviético y el establecimiento de las relaciones diplomáticas. Recordemos las ya citadas memorias de George
Kennan, quien tuvo la posibilidad de ser participe directo de aquel acercamiento.
Como señala Powaski, Roosevelt creyó firmemente en la posibilidad de poder llegar a acercamientos y
acuerdos fructíferos con Stalin, sobre todo después de 1941, cuando Alemania había comenzado la invasión
de la Unión Soviética. “Roosevelt creyó que el ejército soviético podría tener inmovilizado a la mayor parte
del ejército alemán, con lo cual salvaría a Gran Bretaña y posiblemente evitaría la necesidad de que Estados
Unidos participara directamente en la guerra. Así pues, Roosevelt hizo cuanto pudo por evitar una derrota
soviética, incluido el envío de ayuda por el valor de miles de millones de dólares al amparo de la Ley de
Prestamos y Arriendos. A partir de la entrada en guerra de Estados Unidos en diciembre de 1941, Roosevelt
se esforzó mucho por mantener la Gran Alianza”.
En efecto, Roosevelt manifestó siempre un gran interés por mantener en pie la Gran alianza, no obstante, su
muerte se produjo justo al momento en que la guerra en Europa tocaba su fin, y como diría H. Kissinger, su
sueño de las 4 grandes potencias gobernando el mundo no llegó a sobrevivirle. Y es que terminada la lucha
contra el enemigo común ya no había razones para seguir soslayando el sinfín de diferencias entre ambas
entidades, más aún cuando tanto Estados Unidos como la Unión Soviética, sabían se y sentíase enormemente

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poderosos, de hecho, la guerra los había convertido en las principales o las únicas potencias militares del
mundo. En Europa, vencedores y perdedores estaban exhaustos, mientras que en Asia, Japón había sido
completamente derrotado y China retomaba los caminos hacia la guerra civil.
La URSS: Consolidación de un nuevo sistema económico y un nuevo tipo de sociedad, La Nueva Política
Económica
La revolución había triunfado, pero los costes habían sido enormes. Al acabar la guerra civil, el país estaba
agotado; el hambre, las enfermedades y la guerra habían causado millones de muertos; la producción agrícola
era equivalente a dos tercios, respecto de la anterior a la guerra mundial; la industria se había reducido a una
séptima parte; y las privaciones y el descontento eran generales.

Entre 1921 y 1927, la Nueva Política Económica (NEP) significó un giro radical en la política económica y social
de la URSS. La idea fundamental de la NEP era reinstaurar, por breve tiempo, un capitalismo limitado con el
fin de reconstruir la economía. Como señala Powaski, el objetivo de la NEP era salvar al país del desastre
económico fomentando temporalmente el desarrollo de la empresa privada e intentando atraer inversiones
y tecnologías extranjeras. Lenin arguyó que sólo después de que Rusia recuperase la salud económica sería
posible reanudar la socialización de la economía.
La economía se liberalizó en parte: se restableció la libertad de comercio interior; los campesinos, que habían
pagado sus impuestos en especie, podían vender libremente los excedentes, se permitió la existencia de
pequeñas empresas privadas en la industria y en los servicios; y se autorizó la entrada de capital extranjero.
Pero el Estado siguió reservándose el control del crédito y de los sectores clave de la economía: ferrocarriles
y otros medios de transporte, las grandes empresas, bancos y el comercio exterior. Al mismo tiempo, se
introdujeron mejoras en la gestión de las empresas socializadas, que copiaron los procedimientos capitalistas,
y se fomentó el cooperativismo en el comercio interior y en el campo.
El Periodo Stalinista
Stalin protagonizó el segundo período de la historia de la URSS. Instauró una dictadura personal, consolidó el
régimen soviético y convirtió la URSS en una gran potencia. Los pilares sobre los que se basó la época stalinista
fueron la socialización de la tierra y la planificación económica.

Cuando Lenin se retiró del poder a causa de una enfermedad en 1923 no había claridad de quien sería su
sucesor. En estas circunstancias quedó en manos del Comité central del Partido la elección del nuevo líder.
Dos eran los candidatos principales: León Trotski y Stalin. El primero había sido Director del Soviet de San
Petersburgo en 1905, organizador de la Revolución de Octubre y creador del Ejército Rojo. Stalin había tenido
un papel activo en la Revolución de 1905 y estuvo deportado hasta 1917. Formó parte del Gobierno
Bolchevique y ocupó la Secretaria General del Partido en 1922. Frente al pensamiento de Trotski, que insistía
en la idea de la revolución mundial, Stalin defendía la tesis del ”socialismo en un solo país”. Esta posición era
mayoritaria, teniendo en cuenta los sacrificios llevados a cabo desde 1917. Desde la muerte de Lenin, la
posición de Trotski se fue debilitando. Perdió los cargos que acumulaba, fue detenido y deportado a Siberia,
y finalmente en 1929 fue expulsado de la URSS.

Socialización y planificación
El período comprendido entre 1927 y 1939 se caracterizó, desde el punto de vista económico y social, por la
planificación de la economía y la colectivización del campo. La NEP fue oficialmente abandonada en abril de
1929, y la planificación estatal de la economía fue presentada como la respuesta de la economía socialista
frente al liberalismo capitalista. La planificación suponía la implantación de las directrices económicas, que
sólo podían ser alcanzadas mediante el control de la producción industrial y la colectivización de la tierra.
Según las propias palabras de Stalin el objetivo de los planes quinquenales consistía en transformar a la URSS
en un país industrial para eliminar hasta el final los elementos capitalistas, extender el frente de las formas
socialistas de la económica y crear una base económica para la supresión de las clases en la URSS, para la
construcción de una sociedad socialista. En esencia, el pan quinquenal debía convertir la pequeña economía
rural en una gran economía colectivizada. Finalmente la labor del plan quinquenal consistía en crear en el país
todas las condiciones técnicas y económicas necesarias para aumentar al máximo la capacidad de defensa,

22
para permitir organizar una respuesta vigorosa a todas las tentativas de intervención a todos los intentos de
agresión armada del exterior, o de donde quieran que vengan.
El Primer Plan Quinquenal se inició el 1 de octubre de 1928. Sus principales objetivos eran la desaparición del
sector privado, que había resurgido con la NEP, la autofinanciación de las grandes inversiones industriales
ante la falta de empréstitos exteriores, la formación, a gran escala, de técnicos y mano de obra especializada,
y el desarrollo de la industria pesada, así como la construcción de gigantescas obras públicas, que debían
permitir a la URSS superar su atraso histórico. Como señala Powaski, el objetivo de Stalin al aplicar El Primer
Plan Quinquenal era adoptar una política que consistía en emplear capital nacional, en vez de extranjero, para
industrializar la Unión Soviética. El Primer Plan Quinquenal recurría a los contratos para adquirir ayuda técnica
extranjera. Con este hecho, por primera vez desde la Revolución Bolchevique, empezaron a llegar a la Unión
Soviética, grandes cantidades de artículos y ayuda técnica norteamericana. Durante el Primer Plan Quinquenal
hasta mil ingenieros norteamericanos trabajaron en la Unión Soviética en virtud de contratos individuales, y
muchos más llegaron a Rusia a trabajar para compañías estadounidenses que habían firmado contratos.
Para alcanzar estos objetivos enormemente ambiciosos, se movilizó a la población de forma casi militar y se
obtuvieron unos resultados espectaculares. El número de obreros industriales se dobló en cinco años, igual
que la producción de carbón y hierro. La producción eléctrica se quintuplicó; pero los resultados en el campo
fueron mucho menores, como consecuencia, sobre todo, de los aspectos negativos de la colectivización.
El campo constituía uno de los principales problemas del gobierno stalinista, ya que la transformación que
disfrutó durante la NEP, iba en contra de las ideas comunistas de eliminar la propiedad privada. Por el
contrario algunos campesinos, los kulaks, se habían enriquecido y podían ser un peligro por su creciente poder
económico. Una serie de medidas pusieron en marcha el proceso de colectivización, que acabó en una guerra
abierta contra los propietarios agrarios. Pero la férrea voluntad de Stalin de acabar con la propiedad privada
se impuso. En 1928 solo el 5% de las tierras formaban parte de las cooperativas (Koljoses) y de las granjas del
estado (Sovjoses), en 1937 ambas agrupaban el 37%.
La colectivización acabó con los Kulaks, pero con un coste enorme: Centenares de miles de campesinos
murieron en una deportación inhumana. “Centenares de millares de familias fueron desposeídas de sus bienes
y desterradas al norte… haya donde se producía alguna vacilación se enviaba a la tropa. Hubo centenares de
revueltas como especialmente en el Caucaso y Siberia. La producción ganadera se hundió por un período de
tiempo muy largo, y el campo se quedó sin sus trabajadores más calificados.
El segundo plan quinquenal se llevó a cabo entre 1933 y 1937. Su balance final fue igualmente espectacular.
La producción industrial se dobló, y la agraria aumento en un 50%. Las condiciones de vida de la población
mejoraron y la sociedad soviética lograba su consolidación. El tercer plan quinquenal (1937-1942) tuvo que
ser modificado para atender las necesidades de la guerra.

En 1939 en vísperas del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la sociedad soviética era muy diferente a la
de 1917. El poder soviético se había consolidado y el partido comunista dominaba todos los aspectos de la
vida de la URSS. La propiedad privada había sido abolida y la interpretación soviética del Marxismo se había
hecho realidad. El país se había industrializado y las ciudades habían crecido de forma considerable.

La Segunda Guerra Mundial


Desde el punto de vista del desarrollo de la Guerra Fría, la Segunda Guerra Mundial viene a constituir el hito
fundamental que en definitiva se encargó de dejar frente a frente a Estados Unidos y la URSS. No es el objetivo
del presente trabajo, ahondar en el desarrollo de este conflicto, sino señalar en qué medida esta conflagración
se transformó en el último eslabón que condujo hacia la Guerra Fría Abierta.
Un punto crucial en el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial estuvo dado por la firma del Pacto
de No Agresión Germano Soviético. Stalin, al verse rechazado por los ingleses y los franceses, hizo un trato
con Hitler el 23 Agosto de 1939 y firmó el Pacto de no-agresión Germano- Soviético. El pacto permitió a Hitler
empezar la Segunda Guerra Mundial, mientras la Unión Soviética empezaba a ocupar los estados Bálticos y el
Este de Polonia. La actitud de Stalin convenció a la mayoría de los norteamericanos que no se podía confiar
en él. Como Señala Henry Kissinger este hecho demostró un fuerte realismo político por parte del Gobierno
Nazi y Soviético, pues a pesar de la fuerte carga ideológica a partir de la cual se constituían ambos sistemas,
al final lo que primó fue el cálculo de los beneficios. En efecto, el interés geopolítico fue un nexo poderoso

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que atrajo a los viejos enemigos: Hitler y Stalin. Hitler necesitaba contar con la neutralidad del coloso del Este
para llevar a cabo sus planes, y a pesar de haber tildado abiertamente a Rusia como un pueblo “inferior
dominado por los judíos” se buscó la negociación con la URSS. Para Stalin, Hitler era la muestra más extrema
de la belicosidad intrínseca de las fuerzas capitalistas y así lo corroboraba a partir de la expansión alemana
sobre Austria y Checoslovaquia. No obstante ello, ambos líderes terminaron sellando su unión en Moscú en
agosto de 1939. En la imagen que se presenta a continuación Vyacheslav Molotov (Ministro de Relaciones
Exteriores de la URSS) firma el pacto bajo la mirada de Von Ribentropp (Ministros De Relaciones Exteriores de
Alemania) y un sonriente Stalin.
Stalin utilizó el contexto mundial a su favor y anexó los territorios aledaños, además de Estonia, Letonia y
Lituania, en Julio de 1940 también incorporó Besarabia y Bukovina, a expensas de Rumania. Comenzaba en
estos territorios una brutal sovietización, implantando la dictadura comunista de partido único, y la
nacionalización de fábricas, bancos, minas.
Stalin esperaba que la guerra en Europa fuera larga, pero Holanda, Bélgica, Dinamarca y Noruega ya habían
sido ocupadas en Junio de 1940, mientras que la resistencia francesa se venía abajo. Según señala Robert
Service, si bien es cierto que Stalin y sus generales habían pensado ya en la posibilidad de una invasión
alemana a la URSS, cuando ésta se produjo, el 22 de julio de 1941, Stalin sufrió un colapso y el encargado de
entregar el discurso para coger las armas fue Molotov. Para compensar el fracaso en Inglaterra, Alemania
había roto el pacto de no-agresión, confiando en que su guerra relámpago, que ya tantos triunfos le había
dado, aplastaría a los desprevenidos ejércitos soviéticos en breve plazo.
La invasión alemana ponía fin a la cooperación entre Hitler y Stalin. Como señala Ronald Powaski, este hecho
se produjo en momentos en que Estados Unidos seguía tomando medidas para que Gran Bretaña continuase
luchando contra Alemania. En efecto, debido a la brutal conquista de Polonia por parte de Alemania, la opinión
norteamericana era cada vez más favorable a la idea de ayudar a los aliados, aunque sin llegar a una
intervención militar directa de Estados Unidos. En noviembre de 1939, el Presidente Roosevelt logró que el
Congreso modificara la Ley de Neutralidad, se sustituía el embargo de armas y se daba la posibilidad de que
las potencias beligerantes pudieran adquirir armas en Norteamérica si ellas mismas se hacían cargo de su
traslado. Este fue el primer paso significativo de Estados Unidos en la ayuda de los países que luchaban contra
Hitler. No obstante como se podrá ver a partir del Mapa Nº 1, tales medidas no impidieron a Hitler hacer caer
bajo las botas nazis a casi toda Europa. En pocas semanas, el ejército alemán invadió Dinamarca, Noruega,
Bélgica, Luxemburgo, los países bajos y Francia. Como se ve en el Mapa Nº 1, el armisticio firmado por los
franceses el 22 de junio dejó la mitad de Francia en poder de los alemanes, pero permitió a los franceses
instaurar un gobierno en Vichy, que controlaba el sur del país. Aunque a decir verdad, este último también
estaba bajo una fuerte influencia alemana.
Con Francia fuera de combate, Gran Bretaña quedó sola ante la arremetida alemana. Ante tales circunstancias,
el Congreso norteamericano volvió a tomar medidas cruciales para apoyar la causa británica. En marzo de
1941, la “Ley de Préstamos y Arriendos” autorizaba al presidente a vender, traspasar, intercambiar, arrendar
o prestar envíos de municiones, alimentos, armas y otros artículos defensivos a cualquier nación cuya defensa,
el presidente juzgase importante para la seguridad de Estados Unidos.
Al principio la opinión pública norteamericana y el Congreso se resistieron a la idea de prestar ayuda a los
soviéticos. No obstante, en septiembre de 1941 el gobierno norteamericano presentó al Congreso un segundo
proyecto de ley de Prestamos y Arriendos, en él no se mencionaba específicamente la ayuda a la URSS pero
tampoco se excluía. El proyecto fue aprobado el 10 de octubre de 1941 y una semana después el Presidente
Roosevelt hizo saber a Stalin que Estados Unidos proporcionaría a la Unión Soviética material por valor de
1.000 millones de dólares al amparo de la “Ley de Prestamos y Arriendos”. A cambio, los soviéticos accedieron
a devolver el dinero en un periodo de 10 años, sin intereses. Como señala Ronald Powaski, la aprobación de
la Ley de Prestamos y Arriendos convirtió a Estados Unidos en Aliado de facto de Gran Bretaña y la URSS,
cuestión que pasó a concretizarse tras el ataque perpetrado por Japón contra las bases norteamericanas
instaladas en Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941.

*CRISIS DEL MUNDO BIPOLAR Y GLOBALIZACION

-La globalización

24
El mundo bipolar es una etapa histórica que comenzó después de que termino la segunda guerra mundial, en
1948, y termino a fines de la de cada de 1980 por la caída de la URSS.

Características Principales

Esta etapa histórica está caracterizada principalmente por una guerra fría entre Estados Unidos y La Unión
Soviética (las grandes superpotencias de este tiempo).Estas estaban diferenciadas por su organización política
y económica, EE.UU estaba asociada al capitalismo y URSS al socialismo-comunismo. Ambos eran estados
centrales, es decir, mucho más desarrollados que los periféricos, en torno a la tecnología, industrialización,
apertura de los mercados económicos, distribución económica más flexible en el mundo. Los países se
alineaban con una o con otra potencia por distintas razones. La interferencia de estas potencias en asuntos
de otros los países era permanente.

Así Europa quedo dividida entre los países de Europa occidental (integrados en la OTAN liderado por EE.UU)
y oriental (integrados en el Pacto de Varsovia liderados por URSS).Estos eran oponentes y por eso los
integrantes del pacto de Varsovia decidieron hacer una cortina de hierro (cerraron sus fronteras) con la OTAN
.

De la Bipolaridad a la globalización

La estructura bipolar se fue modificando desde fines de la de cada de 1980. En 1993 quedo conformada la
Unión Europea como un bloque político y económico que adquirió la representación de la mayoría de los
países de Europa ante el mundo.

Con la desaparición de la estructura bipolar Estados Unidos-Unión Soviética, se consolido el capitalismo como
único modelo global. Empezaron a venir procesos que generarían cambios en el mismo capitalismo y
conformando una nueva etapa llamada "globalización".

El comienzo de la Globalización

Se establecían nuevos lazos de poder entre otros países, adquirían importancia las economías de algunos
países, hasta entonces periféricos, en especial China. Los países emergentes, se transforman en la nueva
globalización de comienzos del siglo xxi

Se caracteriza por una relación más intensa entre las economías de los países, pero además entre las empresas
y las personas que se encuentran en distintos territorios del mundo

¿Que Cambio?

Eric Hobsbawm define al periodo entre 1945 y 1975 como los "años gloriosos del capitalismo". Las economías
centrales capitalistas crecieron sobre la base del aumento de la producción, en especial la industrial. Las
grandes empresas lograban un nivel de ganancias acorde con sus expectativas.

El Estado tenía una participación activa en la economía a través de medidas proteccionistas. En muchos
Estados se aplicaron políticas para optimizar la salud, la educación, el transporte, etc., a lo cual se le debe el
nombre de estado de bienestar.

Pero en 1970 aparecieron señales de resistencia de los pilares de la etapa, como por ejemplo la disminución
de la productividad del trabajo y dentro de este problema la rentabilidad empresarial. Los "mayores costos"
fueron un problema central que se instaló en las empresas. Algunos hechos fueron muy detonantes, como el
aumento del petróleo en 1973 ya que las industrias dejaron de contar con una "energía barata"

Difusión de las ideas neoliberales:

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Estas proponen que el Estado tenga una mínima participación en la economía, pero que aplique políticas para
ajustar los salarios y liberar los mercados y economías.

En la búsqueda de mayores niveles de ganancia, las empresas implementan sus nuevas estrategias, como
cambios en la forma de producción. También la deslocalización que significa ubicar el proceso productivo en
cualquier parte donde los costos sean menores.

Las nuevas tecnologías juegan un papel importante en los cambios de producción: permiten abaratar costos,
disminuir tiempos de traslado y comunicación, acortando las distancias entre distintas partes del mundo y
también permiten producir bienes con características de calidad similares en distintos puntos del planeta,
facilitando así el intercambio.

Las características del contexto mundial

Las actividades financieras adquieren más importancia para producir el capital de las actividades productivas.

-La caída del sistema soviético

Unión Soviética, en plena Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Soyuz Sovetskikh
Sotsialisticheskikh Respublik o Sovetsky Soyuz, antiguo imperio euroasiático septentrional (1917/22-1991)
que se extiende desde el Mar Báltico y el Mar Negro hasta el Océano Pacífico y que, en sus últimos años, se
compone de 15 Repúblicas Socialistas Soviéticas (R.S.S.S.).

Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia (ahora Bielorrusia), Estonia, Georgia, Kazajstán, Kirguizistán (ahora
Kirguizistán), Letonia, Lituania, Moldavia (ahora Moldavia), Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y
Uzbekistán. La capital era Moscú, entonces y ahora la capital de Rusia.

Fue el estado socialista establecido más poderoso de la historia, llegando al poder bajo Lenin en 1918 y
matando a millones de sus ciudadanos para establecer una dictadura comunista despiadada bajo Joseph Stalin
en la década de 1930.

Después de cooperar con la URSS (1939-41), los alemanes nazis bajo Adolf Hitler invadieron en una guerra a
muerte.

La URSS derrotó a los nazis en la Segunda Guerra Mundial (1941-1945) y tomó el control de la mayor parte de
Europa Central, convirtiendo a los antiguos países independientes en estados satélites comunistas.

Fue el principal antagonista de Estados Unidos durante la Guerra Fría (1947-1989); luego se derrumbó debido
a la presión estadounidense y a sus propios fracasos económicos y sociales internos.

En su apogeo, la URSS cubrió una sexta parte de la superficie terrestre de la Tierra, extendiéndose desde
Europa Central a través de Europa Oriental y el norte de Asia hasta el Océano Pacífico.

Aunque Rusia y la mayoría de las repúblicas soviéticas son países occidentales, durante el período soviético
se declaró una guerra al cristianismo, el país quería cortar sus raíces occidentales y crear una nueva
civilización, una utopía comunista.

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