Anuario de Arqueología, Rosario (2013), 5:149-168ISSN 1852-8554
FORTIFICANDO EL DESIERTO: LA TRANSFORMACIÓN DEL PAISAJE PAMPEANO EN EL TERRITORIO DEL ACTUAL PARTIDO DE CARLOS CASARES, 1869-1877
Juan B. Leoni
1
, Diana S. Tamburini
2
, Teresa Acedo
3
y Graciela Scaraa
4
Recibido 12 de Agosto de 2013. Aceptado 3 de Marzo de 2013
Resumen
Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo un profundo cambio del paisaje cultural pampeano, que transformó el antes llamado “desierto” en el corazón económico del modelo agroexportador implementado por las elites liberales. Abordamos aquí una parte acotada temporal y espacialmente de este crucial proceso, tomando como escala de análisis el te-rritorio del actual Partido de Carlos Casares (Buenos Aires), en el lapso transcurrido entre 1869 y 1877. En este momento, el paisaje local estuvo marcado por la presencia de la línea de frontera en la zona, un conjunto de emplazamientos militares diseñado para marcar la presencia efectiva del estado en la región, proteger a los pobladores de la zona de las incur-siones indígenas y servir de plataforma para la eventual continuación del proceso de apro-piación de los territorios indígenas ubicados al oeste y al sur. A través del análisis de fuentes
documentales escritas y grácas se describen los aspectos materiales y simbólicos de este proceso de modicación del espacio físico y social, detallando las distintas intervenciones en
el espacio emprendidas para “domesticar el desierto”. Asimismo, se evalúa el efecto material de este proceso, examinando las trazas materiales y simbólicas resultantes del mismo y su persistencia en el tiempo.
Palabras clave:
paisaje forticado, Pampa Húmeda, fuertes, fortines, Carlos Casares
Abstract
A profound transformation of the Pampean cultural landscape took place in the second half of the nineteenth century, which transformed the so-called “desert” into the economic heart of the agro-export model implemented by the Argentine liberal elite. We discuss here a tem-porally and spatially localized part of this crucial process, taking as an analytical scale the territory of modern Carlos Casares County (Buenos Aires Province), between 1869 and 1877. At that time, the local landscape was marked by the presence of the frontier line, a set of military facilities designed to signal the effective presence of the national state in the area, to protect civilian establishments from raids by indigenous groups, and to serve as an offensive platform for the eventual continuation of the process of appropriation of the indigenous lands located to the west and south. Through the consideration of documentary written and gra-
phic sources, we describe the material and symbolic aspects of this process of modication
of the physic and social space, pointing out the different interventions in the space carried out to “domesticate the desert”. Likewise, we assess the material effects of this process, exa-mining its material and symbolic traces as well as their persistence over time.
Keywords:
fortied landscape, Humid Pampa, forts, outposts, Carlos Casares
1
CONICET. Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Escuela de Antropología, UNR. jbleoni@hotmail.com
2
Centro de Estudios Arqueológicos Regionales. Departamento de Arqueología. UNR. dianatamburini@hotmail.com
3
Dirección de Patrimonio, Museos y Turismo de Carlos Casares. trauku@intercasares.com.ar
4
Centro de Estudios Arqueológicos Regionales. UNR. grscaraa@hotmail,com
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Introducción
Este trabajo busca abordar una parte bien acotada temporal y espacialmente del crucial proceso de transformación del paisaje cultural pampeano ocurrido en la segun-da mitad del siglo XIX. Como es bien sabido, este proceso implicó la transformación del entonces llamado “desierto”, entendido como un área por fuera del ámbito del control
efectivo del estado nacional y de la inuencia de la civilización, en la “Pampa Húmeda” o
corazón económico del modelo agroexportador promovido por la elite política liberal que dirigió el proceso de construcción del estado nacional argentino a partir de 1862 La investigación llevada adelante se enfoca en el breve lapso durante el cual se produ- jo en el territorio del actual Partido de Carlos Casares (Provincia de Buenos Aires) la “for-
ticación del paisaje”. Es decir, el asentamiento de las distintas instalaciones militares
que componían la línea de frontera en la zona, como parte de la toma de control efectiva por parte del estado nacional del territorio en este lugar y del intento de establecer un sis-
tema defensivo ecaz contra las incursiones de los grupos indígenas. Interesantemente,
esta instalación, que se produce en 1869 y se extiende hasta 1877, se realiza en un con-texto de presencia preexistente de colonos, que habitaban en la zona ya desde varios años antes, y que convivían cotidianamente con los grupos originarios en una compleja trama de relaciones interétnicas, signadas por diversas prácticas relacionadas con la guerra, comercio, relaciones de trabajo y alianza políticas, desplegadas sobre un territorio que nominalmente formaba parte del estado nacional pero cuyo control sobre el mismo dis-taba mucho de ser completo.En este trabajo adoptamos una perspectiva que concibe a la arqueología como el es-tudio e interpretación del paisaje y la cultura material pretéritos (Quiroga 1999:273; ver también McGuire 1991; Strang 2008; Zarankin 2008; entre otros). El paisaje cultural consiste tanto en el espacio material, natural y construido, como en su representación
gurativa y simbólica. Se trata de un espacio denido y humanizado, al cual se asignan signicados sociales, ocupando un lugar central en la denición de identidades grupales
e individuales. Lejos de ser un espacio pasivo, simple escenario para el desarrollo de las actividades humanas, el paisaje cultural juega un rol activo, siendo a la vez estruc-turado y estructurante de la agencia humana (David y Thomas 2008; Strang 2008). Los diversos tipos de relaciones sociales se materializan en relaciones espaciales, por lo que el asentamiento de las instalaciones militares en la zona implica no sólo una transfor-mación del espacio físico sino también una forma de control y dominio estatal, expresada tanto en los asentamientos mismos como en su rol simbólico y coercitivo (ver Quiroga 1999:273). Intentamos aquí describir los aspectos materiales y simbólicos del proceso
de modicación del espacio físico y social resultantes de la presencia militar en la zona, basándonos fundamentalmente en el análisis de fuentes documentales escritas y grá
-cas. Una fuente importante de información está constituida por los diversos mapas y pla-nos históricos, aunque entendiendo que los mismos son artefactos altamente simbólicos que representan e interpretan intencionadamente materialidades y relaciones sociales pasadas. Por otra parte, las investigaciones arqueológicas tradicionales en sitios espe-
cícos contribuyen a identicar tanto las manifestaciones locales de este proceso como la
interacción entre sus dimensiones locales y regionales, expresadas en los conjuntos arte-factuales y formas de uso del espacio resultantes de la vida cotidiana en los emplazami-entos militares fronterizos. Si bien venimos desarrollando investigaciones arqueológicas en la zona desde hace varios años (e.g. Acedo 1991; Leoni
et al.
2006, 2007, 2008), no las
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detallamos aquí, concentrándonos más bien en la discusión del proceso social general desarrollado a una escala regional. Sin embargo, nos referimos a dichas investigaciones
en la discusión al nal del trabajo, contextualizándolas críticamente en el marco actual
de la revisión de narrativas históricas tradicionales y de construcción de nuevas narrati-vas que recuperen la voz y presencia de actores sociales generalmente ignorados o poco representados.
El territorio antes de la presencia militarAmbiente y ocupantes originarios
Si bien no existen estudios arqueológicos especícos para nuestra zona, podemos
suponer que, como el resto de la región pampeana, el territorio del actual Partido de Carlos Casares, estuvo habitada por grupos indígenas desde hace milenios. Original-mente tratándose de grupos de cazadores-recolectores móviles (Politis 2012), para el siglo XIX las sociedades originarias de la región pampeana habían experimentado complejos procesos de cambio cultural, en buena medida desatados a partir de la llegada de los españoles. La adopción del caballo, la caza y cría de ganado vacuno, las relaciones de
conicto y comercio con los habitantes hispano-criollos que crecientemente expandían su dominio territorial sobre las tierras pampeanas, contribuyeron a crear congura
-
ciones sociopolíticas especícas, estrechamente vinculadas al desarrollo de la sociedad
blanca (Mandrini 1986, 1992; Palermo 2000; Villar 2012). En términos generales, sus asentamientos eran móviles aunque se concentraban reiteradamente en algunos parajes favorables por la presencia de pasturas y aguadas, que a su vez solían estar interconec-tados por extensas y complejas redes de rastrilladas o caminos, que cumplían funciones económicas, sociales, políticas y simbólicas (Curtoni 2001, 2006, 2007). Una de estas rastrilladas principales pasaba por el actual territorio del Partido de Carlos Casares, jun-to a la cual se emplazaría luego el Fuerte General Paz y que comunicaba con Guaminí/Laguna del Monte, aunque probablemente otras más y de las cuales no se tiene registro, habrían existido también.Las relaciones entre los grupos indígenas y la sociedad blanca pasaron por diversas
etapas de conicto y convivencia más o menos pacíca, aunque después de 1852 se
rompió el equilibrio que se había creado durante el gobierno de Rosas. Producto en parte de la nueva realidad política surgida tras la batalla de Caseros, se alcanzaron niveles de
conictividad muy altos entre los distintos grupos indígenas pampeanos, especialmente
la denominada “confederación salinera”, y el estado de Buenos Aires (segregado de la Confederación Argentina entre 1852 y 1861) primero y el nuevo estado nacional luego de 1862. A partir de entonces la política nacional pasó a ser la de avanzar la línea de frontera para consolidar los territorios ya ocupados y para incorporar nuevas tierras, ale- jando y eliminando la amenaza que suponía la presencia de los grupos indígenas (Ratto 2007; Villar 2012).En este contexto, varios caciques pampeanos optaron por establecer relaciones amis-tosas con el gobierno provincial y nacional, instalándose en la zona aquí considerada o en sus cercanías, y sirviendo en muchos casos como fuerzas auxiliares en la defensa de la frontera. Así, grupos como los liderados por los caciques Tripailaf, Manuel Grande y Coliqueo se establecieron en la zona o estuvieron directamente vinculados con el Fuerte General Paz durante el período de su existencia (ver por ejemplo Gutiérrez 2001
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[1886]:28-30, 250-255).El entorno físico de la zona aquí considerada corresponde al típico de la Pampa Dep-rimida; es decir, una vasta llanura casi sin elevaciones, excepto por algunos médanos, y con numerosas lagunas, bañados, bajos y pajonales, resultado de una red de drenaje
deciente (Garavaglia 2012:81-82). El paisaje pampeano había estado sufriendo un mar
-cado proceso de transformación de origen antropogénico, resultante de la introducción de animales domésticos por los españoles, su multiplicación en estado salvaje y por la
ganadería, tanto indígena como blanca, que modicó la vegetación, mejorando suelos y
pasturas, y extendiendo la formación de praderas, mucho antes de la presencia efectiva de poblaciones blancas-criollas estables (Garavaglia 2012:84-87). Las condiciones climáticas estuvieron caracterizadas durante el siglo XIX por mar-cadas oscilaciones en los ciclos de lluvias, que redundaban en sequías e inundaciones alternantes (Garavaglia 2012:104-107). Para el período comprendido en este trabajo, la
Figura 1. Distribución espacial de las principales instalaciones (fuerte, fortines, azoteas) que componían la Frontera Oeste (1869-1877), en el territorio del actual Partido de Carlos Casares. Derecha abajo: repre-
sentación gráca de la línea de frontera como límite físico del estado nacional y como divisoria entre los
mundos blanco e indígena (redibujado de Raone 1969).