San Leonardo de Porto Maurizio (1676-1751)
San Leonardo de Porto Maurizio (1676-1751)
San Leonardo de Porto Maurizio (1676-1751)
«Morir con la
Reproducción
espada en la mano
contra el infierno»
La labor misionera no le suponía un obstáculo para su
recogimiento, sino que la veía como una campaña contra los
infiernos, en función de la cual abandonaba momentáneamente la
paz del claustro conventual para el bien de las almas.
õ Gabriel Denkiewicz
E
l templo sagrado esta- Iniciado en las vías de sas maneras. Una vez, regresaba a casa
ba abarrotado de gente la santidad por sus padres con sus amigos y en el camino pasaron
deseosa de escuchar a Paolo Girolamo nació el 20 de di- por una hermosa playa donde el mar
aquel gran predicador. ciembre de 1676 en Porto Maurizio, se mostraba placentero. Un hombre se
Vestía la túnica marrón de los hijos hoy Imperia, en la Liguria italiana. Sus acercó al grupo y enseguida entabló
de San Francisco; pocos sabían que progenitores supieron educarlo en el te- una conversación con ellos, pero no
debajo de ella se escondía un cilicio mor de Dios. Sobre todo su padre, Do- tardó mucho en cambiar a temas im-
que llevaba día y noche. Sus rasgos ménico Casanuova, hombre de mucha puros. Inmediatamente, al darse cuen-
fisonómicos denotaban austeridad, virtud. En su juventud, celoso por man- ta de sus malas intenciones, el joven
pero su mirada y el tono que le tener intacta su castidad, hizo un voto: les hizo señas a sus compañeros para
daba a sus palabras revelaban una siendo capitán de un barco, no permiti- que huyeran y salieron corriendo, y
bondad propia de quien conocía el ría que ninguna mujer mal intenciona- Paolo encabezaba la fuga. El descono-
infinito amor del Redentor, siem- da estuviera entre la tripulación. cido desenvainó su espada y empezó a
pre dispuesto a perdonar al pecador La infancia de Paolo transcurrió perseguirlos. Sin embargo, su edad no
arrepentido. tranquila y saludable a orillas de las le permitió alcanzarlos.
Un obispo, cuya diócesis se había aguas cristalinas del mar de Liguria. Todos llegaron a la marina de
beneficiado de una de las centenares Nunca cultivó malas amistades que pu- Porto Maurizio y se despidieron,
de misiones que fray Leonardo reali- dieran desviarlo del camino del bien, y pero Paolo decidió agradecerle a la
zó a lo largo de su vida, escribió: «La sus diversiones, además de las comunes Virgen su protección y se fue descal-
gracia divina triunfa en él, porque no a otros niños, muchas veces consistían zo hasta la iglesia de Nuestra Señora
me parece posible que sin una ayuda en improvisar un altar y simular una dei Piani, que estaba a poco más de
muy especial de Dios un hombre pue- misa, con sermón y todo. Así la Provi- tres kilómetros.
da hacer tanto».1 De hecho, el Señor dencia lo iba preparando para el futuro.
acompañó con sus dones a este fiel
Ida a Roma y confirmación
servidor, siempre dispuesto a trabajar
Primeros combates de su vocación religiosa
por el bien de las almas y de la Iglesia. Durante este período, no obstante, Uno de los tíos de Paolo, llamado
¿Quién era él? el diablo intentaba perderlo de diver- Agostino Casanuova, lo invitó a estu-
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La santa misa se cele- vida comentó: «Cuando mue-
braría siempre con cilicio y ra revolucionaré el Paraíso y
estaría precedida por la con- obligaré a los ángeles, a los
fesión, y la meditación de la apóstoles, a todos los santos,
Pasión acompañaría el oficio He aquí el resumen de su vocación: «Misión, a que hagan una santa vio-
divino. Como penitencia, estando siempre ocupado por Dios; soledad, lencia a la Santísima Trini-
realizaría con frecuencia el estando siempre ocupado en Dios» dad para que mande hombres
viacrucis, y cada falta come- San Leonardo de Porto Maurizio apostólicos y llueva un dilu-
tida debía ser reparada de in- vio de gracias eficacísimas
mediato con una oración. En cuanto pre ocupado en Dios»,5 escribió una que conviertan la tierra en Cielo».7
a la devoción a la Virgen, se propo- vez acerca de su vocación. Unamos nuestras oraciones e in-
nía predicar con especial fervor so- De hecho, la labor misionera no le tenciones a las suyas, para que cuan-
bre sus virtudes, y llevaría siempre suponía un obstáculo para su recogi- to antes podamos ver cumplido este
en el pecho una cruz de siete puntas, miento; más bien, era vista como una deseo.
en honor a los siete dolores de Ma- campaña contra los infiernos, en fun-
ría. El último de los propósitos era ción de la cual abandonaba momentá-
estar constantemente en la presencia neamente la paz del claustro conven-
de Dios. tual para el bien de las almas. 1
DA ORMEA, Salvatore. Vita di San Leo-
Los recopió cinco veces a lo largo En 1712 redactó un reglamento nardo da Porto Maurizio. Roma: Tipogra-
de los años, pidiendo siempre la fir- que ordenaba este género de activi- fia Tiberina, 1867, p. 31.
ma de su confesor, para practicarlos dades. Cada misión debía durar de 2
Fragmento del salmo 84: «Conviértenos,
bajo obediencia. El último registro quince a dieciocho días. Comenzaba ¡oh Dios, salvador nuestro!».
es de cuando tenía 69 años, lo que con la entronización de un gran cru- 3
DA ORMEA, op. cit., p. 16.
demuestra que estos propósitos no cifijo, ya que la Pasión del Redentor 4 Ídem, p. 18.
fueron fruto de un fervor primaveral era objeto de las predicaciones y 5 VILLAPADIERNA, Isidoro de. «San Leo-
y pasajero. Al contrario, constituye- meditaciones, e incluía procesiones, nardo de Porto Mauricio». In: ECHEVE-
ron el corolario de veinte años de vida meditaciones y momentos de direc- RRÍA, Lamberto de; LLORCA, SJ, Ber-
religiosa perfecta. ción espiritual. El final siempre es- nardino; REPETTO BETES, José Luis
taba señalado con la construcción de (Org.). Año Cristiano. Madrid: BAC,
Misión y soledad un viacrucis. 2006, t. XI, p. 632.
«Misión, estando siempre ocupa- Fray Leonardo recorrió durante
6
Ídem, p. 634.
do por Dios; soledad, estando siem- cuarenta y nueve años los penosos ca- 7
Ídem, ibídem.