Medicina Popular, Medicinas Alternativas y New Age: Hacia Un Nuevo Mundo Mágico
Medicina Popular, Medicinas Alternativas y New Age: Hacia Un Nuevo Mundo Mágico
Medicina Popular, Medicinas Alternativas y New Age: Hacia Un Nuevo Mundo Mágico
MEDICINAS ALTERNATIVAS
Y NEW AGE: HACIA UN
«NUEVO MUNDO MÁGICO»
Isabella Riccò
Universitat Rovira i Virgili
[email protected]
1 La tesis ha sido financiada por una beca predoctoral para la formación de personal investigador
de la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca de la Generalitat de Catalunya (FI-DGR).
2 Al ser un resumen de las conclusiones de mi tesis, este artículo no profundiza en los datos empíri-
cos del trabajo de campo. Para una mayor comprensión de los mismos, se aconseja consultar directa-
mente la tesis doctoral: <https://www.tesisenred.net/handle/10803/461159>.
3 Si bien existen sutiles diferencias entre el concepto de medicina popular y el de medicina tradicio-
nal, en este artículo emplearé las dos terminologías como sinónimos.
4 Ejemplos de estas congruencias se pueden encontrar en el texto de Idoyaga Molina (2013) sobre el
mal de ojo o en el texto Bartoli, Falteri, Loux y Saillant (1997) sobre la sanación de las verrugas.
5 Algunos de los trabajos más significativos sobre medicina popular y curanderos en Italia son los de
Pitrè (1896), Zanetti (1891), Di Nino (1892), Seppilli (1989), Bartoli y Falteri (1983), y Bartoli et alii, (1997).
Además de las publicaciones de Ernesto de Martino sobre la magia en Lucania y en Puglia (1958, 1973,
1959, 1961), que influenciaron profundamente la antropología médica italiana.
6 Un papel fundamental en el estudio del folklore catalán lo ocupó Joan Amades (1890-1959), quien,
durante cuarenta años, recogió material relacionado con la cultura popular de Cataluña y dedicó
parte de su atención al universo de la medicina popular. A nivel estatal enumeramos también los
trabajos de Lis Quibén (1949), Castillo de Lucas (1958), Lisón Tolosana (1980; 1990a; 1990b) y Alcantud
y Becerra (1996).
7 El sistema de salud italiano desde la posguerra hasta finales de los setenta se basó en un dispositivo
mutualista (Enti di Mutualità) que se ocupaba de proteger la salud de los trabajadores y de sus fami-
lias. Aunque en los últimos años la cobertura del seguro llegó a muchas categorías de asalariados,
los estratos sociales más vulnerables (desempleados, alcohólicos, adictos a las drogas, subemplea-
dos) fueron excluidos durante mucho tiempo. Asimismo, la duración de la cobertura se limitaba a un
período máximo de 180 días al año y las enfermedades crónicas gozaban de una asistencia limitada. En
1975 la asistencia hospitalaria pasó a las regiones y en 1978 se aprobó la ley de reforma sanitaria que
predecía la abolición de los sistemas mutualistas y la introducción del Sistema Nacional de Salud (SSN),
creado en 1980 (Mapelli, 1999). En el caso del Estado español, durante el Franquismo se emitieron dos
reformas fundamentales: la Ley del Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE) de 1942 (implantado en
1944) y la Ley de Bases de la Seguridad Social (LBSS), en vigor desde 1967. Con la primera se estableció el
sistema de los seguros sanitarios para los trabajadores y sus familias mediante una mutua privada
y obligatoria, pagada a través de tasas salariales, que dejaba excluidos a los trabajadores del sector
primario, es decir, los campesinos no podían inscribirse al SOE. Con la segunda se intentó pasar de un
sistema de diferentes seguros a un sistema de seguridad social, se dio la posibilidad de comprar di-
rectamente los medicamentos y se incorporaron los campesinos y los artesanos (Comelles et alii, 2013).
8 Para profundizar sobre el tema, se pueden consultar Cant y Sharma (2001) y Ross (2012). Para el
contexto español véanse: Cornejo Valle y Blázquez Rodríguez (2013), Perdiguero-Gil (2004a; 2004b),
Párdo Jávega (1996), Perdiguero-Gil y Tosal (2007) y Prat (2012). En el italiano: Dei (1996, 2012, 2014)
y Roberti (2012).
de la técnica, del Estado y del sexo. Por todo lo anterior, los curanderos
africanos se encontrarían en el medio de un conflicto entre sus raíces y el
«mundo que los rodea».
Hay que tener presente que el individuo occidental tampoco está
exento de este conflicto, en cuanto resulta ser víctima de las lógicas crea-
das por él mismo, las del neoliberalismo y del sistema capitalista. En la
sociedad contemporánea el sujeto está en una continua búsqueda de su
papel en el mundo, que se ha transformado en un lugar que deja poco es-
pacio para lo espiritual, porque convierte eso también en una herramien-
ta de consumo. Ya en la primera mitad del siglo xx, Fromm (1941) hacía
hincapié en el proceso de desintegración de la personalidad individual
debido a la progresiva pérdida del yo, cuya consecuencia era el aumento
del conformismo y una «necesidad de seguridad» que solo se podía lo-
grar satisfaciendo las expectativas de los demás. Siguiendo este discurso,
el papel del «profeta occidental» sería entonces el de guiar a los indivi-
duos dentro de la fluidez contemporánea, permitiéndoles enfrentarse a
la crisis y al vacío existencial. Aunque Josep y Catia, con sus múltiples
identidades, tampoco están exentos de esta situación de incertidumbre,
han encontrado su punto firme en su don y en su necesidad de sanar. La
capacidad que tienen de conformarse a las necesidades de sus pacientes,
así como a aquellas de un determinado contexto histórico, es parte de
su peculiar identidad dinámica de «profetas» (o sanadores). La estrategia
es la de la adaptación, si por un lado las terapias varían y se ensamblan,
por el otro, ellos se amoldan a lo que haga falta y a lo que la sociedad y los
pacientes piden en ese momento.
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