Constancia

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Las reglas de la percepción visual

Para empezar
La primera lección de esta semana nos permitió conocer las partes de nuestro cuerpo que
se asocian con nuestra capacidad para ver (ojo y cerebro). Sin embargo, esto es solo una
pieza del rompecabezas. Entender la anatomía del sistema visual y con qué áreas se asocian
las capacidades visuales no nos dice mucho sobre cómo funciona la percepción visual. El
objetivo de esta lectura es introducirte algunos trucos (principios y claves) que aplica
nuestra percepción para generar rápidamente una experiencia del ambiente y la posibilidad
de interactuar con él. Si pensamos en el proceso perceptivo, ¿dónde ubicamos los temas
de esta lección? Forman parte de la organización.

Antes de continuar, hagamos dos aclaraciones importantes. Siguiendo nuestro espíritu


introductorio, en esta lección veremos algunos de esos principios, pero no todos (¡son
muchos y operan en distintos niveles!). Por otro lado, en el título de esta lectura hablamos
de las reglas de la percepción. En verdad, es más correcto llamarlos principios y claves, en
lugar de reglas. La diferencia es sutil, pero importante. Una regla se aplica siempre por igual
(o debería). La percepción es un poco más flexible, es sensible a variaciones de cada
situación y se deja influir por la experiencia previa. Como resultado, es preferible hablar de
principios y claves en lugar de reglas, justamente para acentuar esa naturaleza estratégica.
Los principios y claves actúan como guías, pero pueden volverse más o menos dominantes
dependiendo del contexto puntual.

Algunos trucos bajo la manga


Ya lo hemos dicho: si nos guiamos por nuestra intuición, la percepción parece ser una
actividad muy simple. Esto es porque no tenemos que pensar para percibir. Pero, en verdad,
la percepción debe igualmente resolver unos cuantos problemas. Veamos algunos ejemplos
en la modalidad visual:

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 La tarea principal de la
percepción visual es mostrarnos
el estímulo en el ambiente a
partir de la imagen que se forma
en el ojo (en la retina). Pero,
dependiendo de dónde nos
paremos a mirar el estímulo, la
forma que adquiere la imagen en
la retina cambia. En otras
palabras, un mismo estímulo
ambiental forma distintas
imágenes en el ojo, dependiendo desde dónde lo miremos.

En la figura vemos algunos ejemplos. Según la perspectiva, un camión (A), un tapabocas (B),
un frasco de mermelada (C) o una simple grieta en el piso (D) generan imágenes muy
diferentes. Este es un primer problema a resolver por la percepción visual: si un mismo
objeto puede generar múltiples imágenes en la retina, ¿cómo establece la percepción cuál
es la forma del estímulo ambiental?

 Otro ejemplo es la falta esporádica de bordes. Los


estímulos en el ambiente pueden estar ocultos o verse
borrosos. La percepción debe determinar cuáles son los
bordes de los objetos (dónde empiezan y terminan sus
formas). La flecha que se muestra en la figura se percibe
a partir de “contornos ilusorios” (contornos que
realmente no están ahí, como ya vimos en otra lección).
Aunque sus bordes son claramente visibles (según
nuestra percepción), no hay diferencia física con el
Fuente: Kanisza, G. (1979). Organization in fondo: todo es igual de blanco, el borde y el fondo.
Vision: Essays on Gestalt Perception.
¿Cómo “sabe” la percepción cuándo agregar un borde y
Praeger Publishers.
cuándo no?

Los problemas de la falta de bordes o la multiplicidad de formas posibles son solo algunos
de los desafíos con los que se enfrenta la percepción visual todo el tiempo. La psicología ha
brindado distintas respuestas a cómo la percepción se las ve con estos problemas. Lo común
a estas explicaciones es proponer que la percepción visual aplica principios y/o usa

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información clave en los datos oculares para organizar rápidamente una experiencia de
los estímulos en el ambiente. En los siguientes apartados, veremos algunos de esos
“trucos” perceptivos separándolos por dimensiones: la forma, la profundidad y el tamaño
de los estímulos que vemos.

Una forma no es lo mismo que sus partes


La pregunta sobre cómo vemos las formas cuenta con una larga tradición en psicología. La
escuela psicológica de la Gestalt (palabra en alemán que significa forma o figura) fue
pionera en el tema cuando, a inicios del siglo XX, planteó que descomponiendo lo complejo
en partes más simples se pierde, justamente, lo complejo. Aunque la teoría gestáltica
eventualmente se extendió hacia varios ámbitos, como las psicoterapias y la psicología
social, su interés inicial fue la percepción. Max Wertheimer, considerado el fundador de
este movimiento, notó en ejemplos cotidianos que las características percibidas en una
forma no permanecen al analizar cada parte por separado. El fenómeno de los contornos
ilusorios nos sirve, nuevamente, para ejemplificar esta idea: los bordes dejan de verse si nos
concentramos en pequeñas partes de la imagen, porque el borde es una propiedad que
“aparece” al percibir la forma total, no sus partes. Esta noción decantó en una de las
afirmaciones más célebres de mundo psi: “el todo es distinto de la suma de las partes”1.
Pongamos esta afirmación ahora en el contexto de la percepción visual: la forma que vemos
(el todo) es distinta de la suma de sensaciones visuales (las partes). Como puedes notar, la
psicología gestáltica hizo una clara distinción entre tener sensaciones y percibir: el “diseño
natural” de nuestra percepción es organizar formas o figuras; concentrándonos en las
sensaciones nunca entenderemos la percepción.

Ahora bien, ¿cómo genera nuestra percepción esas formas o figuras? Ya dijimos que no es
razonando o pensando. Ya sabemos, también, que el dato en el ojo es una imagen, y que
una imagen no es más que muchos puntos de luz. Los gestálticos propusieron un conjunto
de principios de organización de figuras que se aplican sobre la imagen2. Veamos algunos
ejemplos (recordar que no haremos una revisión exhaustiva), pero antes otra aclaración:
las demostraciones gestálticas suelen ser disponiendo bolitas o líneas de diferentes

1
La idea de la forma como algo que no se obtiene sumando sus partes fue introducida al mundo psicológico por el filósofo
y psicólogo austríaco Christian von Ehrenfels, considerado un precursor del movimiento gestáltico, en su libro Über
Gestaltqualitäten (Sobre cualidades de la forma) de 1890. La psicología gestáltica de la escuela de Berlín (ese es su nombre
completo) llevaría esa idea a otras alturas teóricas en el siglo siguiente.
2 Los principios gestálticos de percepción de la forma han tenido buena asimilación con desarrollos más recientes y, a

pesar de tener más de un siglo, siguen siendo utilizados para entender cómo organizamos lo que vemos (otras ideas
gestálticas no tuvieron la misma suerte y hoy solo se estudian por su interés histórico).

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maneras y observando qué forma “se impone naturalmente” a la percepción, es decir, cómo
organizamos esas bolitas y líneas en formas o Gestalten. No obstante, no debe perderse de
vista que estos principios sirven para entender cómo funciona nuestra percepción en
situaciones cotidianas y normales (no solo cuando miramos “bolitas”, recordar que las
imágenes que se forman en el ojo no son más que un arreglo de muchos puntitos, o bolitas).

Dos de los principios más básicos son la proximidad y la


semejanza. Según estos, si varios elementos están cerca en el
espacio (proximidad) o si se parecen en color, textura u
orientación (semejanza), la percepción tenderá a agruparlos en
una totalidad mayor. En a) vemos que es más fácil agrupar las
bolitas que están más cerca (en columnas verticales) que las que
están más lejos (en filas horizontales). En b) vemos que la
semejanza de color hace que nuestra percepción tienda a ver
dos áreas: lo rojo por un lado y lo verde, por otro.

Durante el 2020, como consecuencia del encierro asociado a la pandemia de COVID-19, fue
común ver en los hogares grandes despliegues de frutas y verduras sobre las mesas,
esperando secarse luego de su desinfección con alcohol y vinagre.

Observa la foto con uno de tales despliegues, en


dos versiones: a colores y en niveles de gris.
Como notarás, en la versión a colores es más
fácil ver dónde empiezan y terminan las formas
de las frutas y verduras: los principios de
proximidad y semejanza (en este caso, basados
en el color) operan para que así sea.

Otros principios de agrupamiento gestáltico que han encontrado buen apoyo empírico son
la buena continuación y el destino común. Según estos, ante una interrupción en los
bordes, nuestra percepción continúa la forma siguiendo la dirección o progresión de las
líneas visibles (buena continuación) y agrupa en una organización mayor los elementos que
se mueven juntos en una misma dirección (destino común).

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Ve la imagen del tejido natural entrelazado. La
sección marcada como “1” queda cortada por otras.
¿Con cuál te resulta más fácil continuarla, con A o
con B? Según el principio de buena continuación, la
respuesta es A.

Hay algo indescriptible en ver una bandada de


pájaros recortada contra el cielo. Cuando se
mueven juntos no podemos evitar verlos como
una sola gran “entidad”. Según el principio de
destino común, tendemos a ver a las aves
como una agrupación mayor que individuo
porque se dirigen en la misma dirección.

A esta altura puedes estar preguntándote: ¿por qué tanto ruido con estos principios?
¿Acaso no es evidente ver las formas de las verduras, el entretejido y la bandada de
golondrinas? La respuesta es no, no lo es. O, en todo caso, “evidente” no significa “mágico”.
Recuerda que estamos metidos dentro de un proceso completamente automatizado.
Percibir formas depende tanto de los datos que llegan al ojo como de lo que nuestra
percepción haga con ellos. La identificación de principios y claves es el resultado de mucho
trabajo científico para inferir lo que, de otra manera, nos resulta imposible de conocer.

Mira por ejemplo esta otra imagen. ¿Detectaste la figura


humana?

La dificultad inicial que puedes haber experimentado se


debe a que el modelo ha sido pintado para « camuflarse »
entre los colores y formas básicas del entorno. Los
principios de semejanza, proximidad y buena continuación
hacen que percibamos la biblioteca y la persona como una
sola “forma”. Y así, las formas evidentes dejan de serlo: se
trata del resultado de la organización perceptiva.
Fuente de la imagen: http://www.desireepalmen.nl/camouflage2004.php

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Una vez que se han organizado agrupamientos en el campo visual, la percepción les asigna
roles. Ciertos agrupamientos se organizan como formas, a estas se las llama figuras. El resto
se organiza como espacio sin forma y se lo llama fondo. La asignación figura-fondo es muy
importante por las consecuencias que tiene en nuestra experiencia del mundo. Como saben
bien los psicoterapeutas gestálticos, la figura se ve más adelante, será más reconocible y se
recordará mejor que el fondo.

Organización perceptiva y datos ambiguos

¿Qué sucede cuando, entre las múltiples opciones de agrupamiento, hay dos o más
versiones igualmente válidas? La figura de Rubin ilustra uno de los casos raros en que la
organización tiene dificultad para establecer qué es forma y qué figura.

La percepción oscila entre ver dos perfiles (figura) con un


espacio naranja (fondo) entre ellos, o una copa (figura)
delante de un espacio blanco (fondo).

Todos los estímulos visuales pueden ser inherentemente


ambiguos, pero la percepción casi siempre llega a una
conclusión única. Nos sorprendemos cuando el proceso
envía dos o más interpretaciones: nos recuerda que
habitualmente damos por sentada la relación percepcion-
ambiente.
Fuente de la imagen: Edgar Rubin, Synsoplevede Figurer, 1915.

El artista canadiense Greg Payce es un especialista


en trabajar el espacio negativo. En esta foto de su
obra Apparently (ca. 1999), actualmente en el
Gardiner Museum de Canadá, puede verse un
efecto similar al de la figura de Rubin. Los jarros
están dispuestos de tal manera que entre ellos se
forman dos figuras infantiles. La percepción tiene
dificultad para establecer si los niños son figura
(estímulo) o fondo (espacio entre los estímulos).
Fuente de la imagen:

https://artsandculture.google.com/culturalinstitute/beta/exhibit/modern-and-contemporary-
ceramics/OwLSRKWOJ4A3LA

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Las cosas toman relieve: un mundo en 3-D
Junto con la forma, la profundidad es otra de las dimensiones básicas de la organización
perceptiva. La imagen en el ojo, igual que toda imagen, no tiene profundidad real (las
imágenes no tienen profundidad, la representan). Así, a partir de una imagen plana, la
percepción debe organizar qué está más lejos y qué más cerca en el ambiente.

Veámoslo con un ejemplo. Como la figura de Rubin, el cubo de Necker (ver figura) es
ambiguo y “delata” los análisis de la percepción. El cubo puede ser organizado de dos
maneras: en una de ellas, el vértice A parece estar más adelante. En la otra, el vértice B
parece estar más adelante.

¿Ya pudiste organizar ambas


configuraciones?

Una vez logrado, verás que tu percepción


alterna entre una y la otra (no puede
establecer que una versión de la
profundidad sea mejor que la otra).

¿Cuál de los dos vértices está más lejos?


A la derecha las dos configuraciones posibles

El problema de la profundidad se resuelve mediante las claves de profundidad. Estas son


informaciones puntuales que permiten organizar la profundidad del ambiente a partir de la
imagen formada en la retina o el propio movimiento de los ojos. Se han identificado muchas
claves, algunas de ellas son binoculares y otras monoculares. Las claves binoculares
requieren comparar la información que llega a ambos ojos (de ahí su nombre). Las claves
monoculares, por otra parte, pueden funcionar con la información provista por un solo ojo.

La clave binocular más importante se llama disparidad retiniana. Cuando vemos algo, la
imagen que se forma en la retina de cada ojo es parecida, pero no es igual; es decir, ambas
imágenes presentan disparidades (haz la prueba de abrir y cerrar tus ojos alternadamente
y verás que, como dos cámaras apuntando hacia el mismo lado, la versión que genera cada
ojo se asemeja a la otra, pero no completamente). La disparidad retiniana es crucial para
estimar diferentes localizaciones y movernos entre los objetos. De hecho, cuando por un
problema puntual las personas no pueden aprovechar esta clave, el mundo se experimenta
más plano y compacto. ¿Por qué la disparidad retiniana informa sobre la profundidad del
ambiente? Porque la cantidad de disparidad entre ambas imágenes cambia,

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sistemáticamente, dependiendo de si los estímulos están más cerca o más lejos. Por lo
tanto, se convierte en una información muy útil y precisa.

Las películas 3-D, por ejemplo, usan esta clave


para “engañar” a nuestra percepción de
profundidad, logrando que veamos más
volumen en la pantalla plana del que
normalmente veríamos. Si alguna vez te
sacaste los anteojos 3-D (pregunta retórica, sé
que la respuesta es un avasallador “sí”), habrás
visto la imagen proyectada. Es doble (y cada
versión es levemente dispar respecto de la
otra). Si te quedaste mirando por un tiempo largo sin los anteojos, tal vez hayas notado que
ese desdoblamiento (o disparidad) a veces es más pronunciado y a veces menos.

¿De qué depende la cantidad de disparidad en la película 3-D? Igual que en la vida real, de
si los personajes u objetos en la pantalla se “acercan” o se “alejan” (las comillas son porque
todo está igual de lejos en la pantalla). Los anteojos filtran la doble imagen para que solo
una versión sea vista por cada ojo. El resultado: una película en la que los autos parecen
venírsenos encima, nos sumergimos en océanos profundos o volamos por las alturas de
Manhattan junto con el hombre araña.

Las películas 3-D utilizan una tecnología basada en lentes polarizdos (los anteojos
polarizados ayudan a enviar cada una de las imágenes superpuestas a un solo ojo y así
«engatusar» a las neuronas binoculares que analizan la disparidad retiniana), pero hay otras
maneras de generar ilusión de mayor profundidad en una foto o pintura valiéndose de la
disparidad retiniana.

El estereoscopio, por ejemplo (más antiguo que las películas 3-D), es un aparato que exhibe
dos fotografías tomadas por una cámara con dos lentes separados por la misma distancia
de separación de ambos ojos. Al presentar la imagen de la izquierda al ojo izquierdo y la de
la derecha al ojo derecho se crea una percepción tridimensional de la escena (puede que
incluso tengas un estereoscopio en tu casa, porque existen formas comerciales desde hace
tiempo: se ven como unos largavistas ocluidos que, cuando miramos en su interior, nos
muestran paisajes turísticos de Europa o una escena de alguna película en 3-D, es decir, con
volumen).

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A veces, los estereogramas (las imágenes duplicadas) pueden producir una imagen
tridimensional sin mediación del estereoscopio, solo “relajando” la mirada. Si quieres,
¡puedes probar!:

https://actualidad.rt.com/viral/222027-capaz-ver-tiburon-ciencia-ilusiones-opticas

La disparidad retiniana es un ejemplo de clave binocular. Además, la percepción se vale de


una gran cantidad de claves monoculares para organizar la profundidad. La mayoría de las
claves monoculares están en la imagen que se forma en el ojo. Son distintas piezas de
información que nuestra percepción aprende (muy rápidamente) a traducir como “más
lejos” o “más cerca”. Probablemente, la clave monocular más importante sea el paralaje de
movimiento. Esta clave se basa en cuán rápido cambian las imágenes de los estímulos en la
retina cuando hay movimiento. Por ejemplo, al mirar por la ventanilla del auto, los objetos
cercanos parecen quedarse atrás rápidamente, en tanto que los distantes parecen moverse
más lento. Así, la percepción traduce “movimiento rápido” por “más cerca” y “movimiento
lento” por “más lejos”. Del resto de las claves monoculares, la gran mayoría son los mismos
indicios que usan los/as pintores/as para sugerir profundidad en una pintura figurativa; por
eso, se las conoce como claves pictóricas (es decir, las mismas que usamos al dibujar o
pintar). Veamos algunos ejemplos (recuerda que no estamos viendo una lista completa).

Imaginemos que tenemos una amiga con un especial talento para el dibujo. Un día llegamos
a su casa y vemos sobre la mesa un dibujo de un paisaje marítimo (ver figura).
Estrictamente, todo está igual de lejos
(todo está dibujado sobre la hoja plana).
¿Cómo sabe nuestra percepción qué está
más cerca y qué más lejos? Gracias a las
claves pictóricas que usó nuestra amiga.
Una clave es la oclusión: las formas que
tapan (u ocluyen) otras formas están “más
cerca”. Otra clave es la altura en el dibujo:
las cosas que empiezan más arriba están
“más lejos” (por ejemplo, la segunda línea
de rocas, comparada con la primera línea
de rocas). Otra es el tamaño relativo de las
cosas: más pequeño significa “más lejos”. Finalmente, también vemos que, a medida que
“se alejan”, las cosas están dibujadas de forma más compacta (una clave conocida como

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gradiente de textura) y más borrosa o con menos detalles (una clave conocida como
perspectiva aérea). ¡Y hay varias claves más!

Observa la siguiente pintura hiperrealista del artista ruso Stefan Pabst (2017).

La aparente tridimensionalidad
está lograda solo mediante
claves pictóricas de
profundidad. ¿Logras
identificar alguna?

¡La psicología propone que


nuestra percepción realiza un
ejercicio similar todo el tiempo
con las imágenes que se
forman en los ojos!
Fuente: https://artist.com/stefan-pabst/hyper-realism-painting-in-3d paints-master-class-st-petersburg/?artid=7858

Tamaño y constancia
Organizar forma y profundidad es fundamental, pero la percepción debe también, entre
otras cosas, establecer el tamaño de los estímulos en el ambiente. Esto depende, la mayor
parte del tiempo, de la percepción de la profundidad. Si dos estímulos tienen tamaños
similares en la imagen reflejada en la retina, pero la organización de la profundidad indica
que uno está más lejos que el otro, pues entonces percibimos tamaños diferentes en esos
estímulos.

En la figura, la percepción del tamaño se ve “engañada”


por la percepción de la profundidad.

Los dos objetos parecen estar igual de lejos porque


faltan claves de profundidad para entender la distancia
entre la copa y la joven. ¡De ahí el efecto!
Fuente: https://www.pinterest.fr/pin/615445105298917760/

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La organización perceptiva también supone atribuir constancia a los estímulos percibidos.
Nuestra percepción prioriza solo alguno de los cambios que captan los ojos. El resto de los
cambios son “callados”. El resultado es que seguimos percibiendo lo mismo, a pesar de que
haya habido cambios. A esta capacidad de la percepción se la conoce como constancia y
existe tanto para las formas, los tamaños o los colores que vemos en el ambiente.

La importancia del movimiento y de la experiencia previa para la organización


perceptiva

Como hemos visto, una buena parte de la organización perceptiva se basa en aplicar
principios e identificar claves en la información que llega del ambiente, pero debemos hacer
dos aclaraciones finales. El movimiento resulta fundamental para que estos “trucos”
organizativos funcionen. Sin movimiento, muchas de los principios y claves revisados
pierden utilidad. El movimiento, en muchos casos, permite resolver la información ambigua.
De hecho, una posibilidad es que muchas ilusiones visuales sean “anticipaciones” de la
percepción a cómo se vería el estímulo si nos moviéramos.

En este video puedes ver un ejemplo. La ilusión de tamaño que se produce al principio se
desambigua rápidamente cuando las personas, o quien observa, se mueven.

Otro componente importante para lograr la organización perceptiva es la experiencia


previa. Las formas, tamaños y profundidades que ya conocemos se perciben más fácilmente
que las que no conocemos. Esta facilitación acelera la organización perceptiva y ayuda a dar
constancia.

¿Ya pudiste ver la forma del dálmata? Trata de


pensar cuánto tardaste la primera vez que viste la
imagen. ¿Tardaste lo mismo ahora?

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Repaso
 Revisamos algunos problemas que debe resolver la percepción para representarse
la forma, la profundidad y el tamaño (problemas específicos, distintos del nivel
sensorial).

 Vimos ejemplos de principios gestálticos de agrupamiento visual y de claves de


profundidad.

 Revisamos la relación entre la percepción del tamaño y de la profundidad.

Después de leer este material, deberías poder…


 Caracterizar brevemente la idea de que la percepción usa “trucos” para organizar la
información visual.

 Explicar con ejemplos cómo percibimos la forma, la profundidad y el tamaño y qué


es la constancia perceptiva.

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