Tafalla Ecoanimal

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trCOAI\IMAL

Ll n a e stética pluris erusorial,

ecologista y animalista

Marta Tafalla

PLAzAYVALDÉS

EI]ITORES
Para tni madre,
que uiuió su in/ancia en los bosques de Galici¿
y que Jurunte mi infancia ne bablaba d¿ ¿Llo¡

Primera edición: 2019

O Ivlarta Tafd).a, 2A \')


@ Plazay Valdés Editores, 2019

Colección DrLErlrA1A. Érica, íi.losofía y asuntos públicos


Directores de la colección: T:<etr,u Ausin y lúarcos de Miguel

De¡echos exclusivos de ,-dición reseryacios paruPlaza y Valdés Editores, Queda prohibida cual-
quier forma de reproducción o tr¿nsformación de esta obra sin previa ¿utorización escrita de los
editores, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Cen¡ro Español de Derechos
Reprográ6cos, m.cedro.org) si necesita fotocopiar o escmear algún i'ragnento de esta obra.

Plaza y Valdés, S. L.
lvfurcia,2. Colonia de los Angel..
2822), P ozuelo de Alarcón.
Madrid (España).
Tel.: (11) 91512/ci15
madrid@plazayvaldes. es
utDu.plazdy1dldes.es

ISBN: 978-84- 17r21-20-1


D.L.: M-1020-2019
CódigO IBIC: QDTN; RNA;JBFU

Diseño de portada: María Rosa Encinas

Impresión: Safekat, S. L.
Impreso en Esp¿ña - Printed in Spain

A'
vaJ
FSC
)

Índice

Introdacción t1

1.. La apreciación estética t9


i . 1. De ia percepción a la apreciación t9
1.2. Silenciar el yo para escuchar lo diferente 22
1,3. La perspectiva 29
1.4. La v'¿loracion.. )5
1.5 . La feaidaci 42
1.6. La profundidad 5l
2. l.as sentid.os estétícos en la filosofía moderna 65
2.1. Dualisrno metafísico 65
2.2. La jewqwa de los sentidos 69
2.3. El argumento del desinterés 12
2.4. El argumento c1e la comunicabilidad 75
2.5. El argumento de Ia forma 17
2.6. El argumento de la distancia 78
2.1 . El argumento de la permanencia ................... 19
2"8. El argumento de la irracionalidad del olor 81
2.9. Repensando el dualismo metafísíco y la jerarquía de 1os sen-
tidos 84

3. Los sentidos estéticos en la Jilosofía conternportinea 9)


1.1. Rehaciendo el mapa de los sentidos .................,......... 9)
3.2. La plurisensorialidad en las diferentes ramas de Ia estética ....... 101
).3. Contra el argumento del desinterés 106
3.4. Contra el argumento de la comunicabilidad 108
1.5. Contra el argumento de la forma 110
1.6. Conra el argumento de la distancia 112
).J . Contra el argumento de 1a permanencia 114
iNotc¡ i1
10 Írrorce

2i9
.3.8.Contra el argumento de la irracionalidad del olor 117 8. Jardines
279
3.9. DeI cíelo a ia tierra Tfi 8.1. Hua.rtos un hogar en la naturaleza
284
8.2. El jarün como Paraíso.
290
4. Una defensa del olfato desde su ausencia 119 8.1. E1 jardín como diáIogo
294
4.1. Anosmía 119 8.4. Un hogar también Para otros animales
296
4.2. ¿Y si fuera ai revés7 129 S.r. El iardín como arte .... ............
t01
4.1 . Cómo afecta la anosmia a la apreciación estética r32 8.ó. La'apreciación estética de los jardines y el olor
108
4.4.Un mundo sin peste 1)4 8.7. Equübrio, propiocepción y kinestesia
4.5. Apreciar ei tiempo que se nos va,....................... 136 8.8. Cuídar jardines y sentído del tacto
4.6. Relaciones entre olf'ato, estética y salud 138
Del huerto al plato " )t7
9. ....... . ..,.... . ^

)11
5. Apreciu la n¿turaleza t41 9.1. Comida y plurisensorialidad '
g.2. Ei desarrollo temPoral 118
5.1. Qué entendemos por natura-leza t4t \))
5 .2. Contra la afi¡mación de que ya aada es natural 146
9.1. Cocilrar
32)
9.4. La percePción dei sabor
5.J. B¡eve historia de la estética de la naturaleza L5) )26
9.5. Los sabores que los demás describen
5.4. Entorno versus paisaje r62 ))v
9.6. Gusto sin olfato ......., .......
5.5. La sensación de estar dentro 167
.
Estimular el resto de sentidos
))1
9.1
5.6. La naturaleza no es un escenario Llt 9.8. Diáiogos entre el sabor y el entorno
)32
5 .l . Las voces de la natrtaleza t75 9.9. Saboq gusto y olor ))4
5.8. Destruir la riqueza estética de Ia natulaleza 18) 3)8
9.10. Una estética Profunda de la comida
5.9.La riqueza estética de la naturaleza coÍro fuente de sentido
y placer 188 " " 35)
Postfacio. Estéticas ¡i,rtita-t ............ ".

6. Apreciar a los demás animales 195 359


6.1. Cuando no aprecíamos a los animales como animales 195
6.2. La pandoja estética 240
6.1. Culpamos a los animales de producir fealdad 205
6.4. Estética profunda para reconectar con los animales 2tL
6.5. Animales y plurisensorialidad 220
6.6. Aprecio de los animales y conocimiento científico...... ................. ?)4
6.7. ¿Son los anímales capaces de aprecio estético? ))q
6.8. Ane af.avor de los animales 2)2
6.9. Animales domesticados versus salvajes )a)

l. Land art 255


7.1. L1evar el arte a la natu¡aleza 256
7.2. Miradores mu.ltisensoriales .. 262
7.2.1. Nancy Holt 26)
7.2.2. AnaMendieta 264
7.2.3. Angek Ribé 267
7.2.4. Richard Long 269
7.2.5. Hamish Fu.lton 272
1 .3. Unproblema final 276
Introducción

f-l stelibro es la fusión de dos proyectos. Por un lado, elabora un mapa


H d. los principales temas y problemas de la estética dela natutaleza,
J-.¡luna discíplina fi-losófica que ha tenido una historia marginal y minori-
taria, pero que actualmente se revela colno una potente arma de reflexión
ante la catástrofe ecológica que estamos provocando. Por otro lado, es una
reivindicación de la plurisensorialidad con Ia que superar el viejo paradigma
de una estética primordialmente visual y auditíva; y ahora que las ciencias
sensoriales nos aseguran que poseemos más de diez sentidos, es una explo-
ración de cómo tal diversidad sensorial articula nuesrra percepción y aprc-
ciación estética.
Ambos proyectos tienen más en común de 1o que podría parecer de en-
trada, pues en ambos denunciamos olvidos seculares: la estética tradicional
ha marginado el tema de la belleza natural de la misma manera en que ha
marginado la plurisensorialidad, y 1o ha hecho por razones similares, porque
ambas la arrastraban haciala mafeúa, hacia el cuerpo, hacia el animal que
somos. Por ello, estudiar los dos olvidos aIa vez permite comprenderlos
mejor.
Mi. reivindícación de la plurisensorialidad se origina desde la ausencia de
uno de esos sentidos injustamente considerados menores y expulsados de la
estética por nuestra tradición fi.losófica. A mí me falta ese sentído que Kant
consideraba el más prescindible, el que la gente suele juzgar menos necesa-
rio. Pregunte a sus amigos qué sentido preferirían perder y casi todo el mu¡-
do 1e responderá que el olfato. Mucha gente cree que no tiene gran utilidad,
que quizás fue necesario en el pasado, cuando éramos cazadores-recolectores
en la naturaleza sa)vaje, pero que dejó de se¡lo una vez construimos ciuda-
des, desarrollamos tecnología y supuestamente dejamos aüás la naturaleza.
Lo consideran una especie de reliquía del pasado. Un senrido superado. Casi
una molestia. Cuando explico que nací sin sentido del olfato, siempre hay
alguna gente que me felicita, como si me hubiera liberado de un defecto. Me
dicen que soy <(una mujer del futuro».
14 Ecoamuar INrnopuccró¡v t5

Comencé a estudiar los sentidos para comprender qué me pierrlo al no A partir de aquí, estas ideas nos permiten expiorar en los sigüentes cinco
poder oler, qué placeres rne son inaccesibles y en qué medida el mundo que capítulos diferentes ámbitos de la estética de Ia naturaleza y reflexionar sobre
habíto es distinto del mundo que habitan las personas con oHato. pe¡o tam- nuestra apreciación de entornos naturales, arrimales, land art,jardines y co-
bién para cntender por qué ranta genre que tiene Ia suerte de poder oler está mida. Sin embargo, cuando hoy pretendemos apreciar labelleza natural,
convencida de que su oHato apenas le aporta nad¿ valioso. una figura clave tropezamos al instante con el calentamiento global, el exterminio de espe-
son aquellas personas que han vrvido en ambos mundos, personas que han cies, 1a explotación de ios anima.les, la destruccíón de ecosistemas y la conta-
nacido con olfato, pero lo han perdido durante la vida adu_ita a .uuru d. ,., minación, que configuran el problema más grave que ha tenido que afrontar
accidente o de alguna enfermedad. EIIos nos a:rudan a calibrar el peso de su la humanidad en toda su existencia y que no solo nos afecta a nosotros, sino
ausencia; la mayoúa experimentan una pérdida ter¡íble, y más terrible aún a todos 1os seres con los que compaftimos ia Tierra. Son muchos los científi-
por inesperada, porque no imaginaban que dejar de oler cambiaría su vída cos que trabajan en busca de soluciones, y también desde las humanidades
en tantos aspectos y les robaría experiencias y placeres muy queridos que ni se cor-rtríbuye a el1o. La filosofía aporta, sobre todo, ética y política, pero
siquiera sa.bían qLie se podían perder. necesitamos desarrollar asimismo una estética. Nuestra relación con la natu-
En este libro, parto de mi experiencia personal como anósmica congénita raleza y los animales pasa inevitablemente por la apreciación estética, y re-
para empreld.er un¿ reflexión filosófica sobre nuest¡os sentidos y defender flexionar sobre ello, construir una estética de ia naturaleza profunda y críti-
una estética piurisensoriai. Defender que la experiencia estética de un jardín ca, nos ayudará a comprender por qué estamos poniendo en riesgo la
no solo consiste en mirarlo, sino tambíén en hu¡dir los dedos en \a tierri:a para biosfera y a buscar caminos de reconciliación y convivencia. Ei propósito de
admirar su textua, en escuchar el sonido que emite cada una de las plantas este libro es contribuir a ello. Con ese frn, he apostado por el concepto esté-
cuando se agitan al üento, en apreciar el frescor que proyecta sobre nuestra tica ecoanírnal, que tomo prestado de mi editor, Marcos de Miguel, quíen 1o
piel la sombra de los árboles. Así, por ejemplo, estudiaremos cómo el arqü- propuso cuando colnenzamos a hablar sobre estas cuestiones. Con él preten-
tecto Daniel Llbeskind utfizó el sentido del equilibrio para encarnar un sig- do englobar cinco ideas complementarias:
nificado polític,., en el lardín E. T. A. Hoffmann det Exilío y la Eruigracíón, Errprirner lugar, el término ecoaninzal me permite señalar una deficiencia
que creó para el Nluseo Judío de Berlín Caminar por un jardín inclinado, en Ia estética de la naturaleza tradicional, que §e ha cenrado en la aprecia-
junto con la imposibilidad de tocar los árboles escondidos dentro de colum- ción de los entornos y ha prestado menos atención a los animales que los
nas de hormigón también inciiradas, nos genera una profirada incomodidad habitan. Es cierto que la estética de la natura.leza es uná disciplina filosófica
cc.rrporal, y es así como el jardín logra transmitir un mensaje inqüetante sobre mi¡o¡itaria y marginal que ha tenido una historia difícil, como tendremos
el significado del exilío. Pero, con esto, Libeskind no está inventando nada ocasión de explicar más adelante, pero también 1o es que los animales están
nuevo' porque eu ia jardineúa japonesa la exploración del sentido del equiJi- lamentablemente ausentes en buena parte de sus teorías y discusiones. Ape-
brio es centenaria. En efecto, ha¡, experiencías estéticas basadas en el sentrdo nas hay un puñado de textos que reflexionen sobre ia apreciación estética
del equilibrio, algo que no solo sucede en los ¡'ardínes, sino también en acti- de los ¿nimales. Mi propuesta de una estética ecoanimal quiere poner el
vidades como la escalada o el surf, donde el equilibrio es fundament d, para acento en que los entornos están habítados por animales y eso resulta fun-
lograr una relación armoniosa entre nuestro cuerpo y la naturaTezu, o tu-tié., damental para comprenderlos y apreciarlos. No quiero con ello restar im-
en Jos espectácu.los de trapecistas y conto{síonístas en el circo. portancia a las plantas o a los elementos geológicos que conforman los eco-
Analizaremos tcdos estos temas a io largo de nueve capít,los. El primero iirte-m, pero sí resaltar que los animales resultan centrales por la sencilla
funciona como una introducción a la estética, pensada sobre rodo paia aque- razón de que son sujetos, de que experimentan subietivamente lo que 1es
llos lectores que no estén familiarizados con esta materia. El segundo .*pá.. sucede, y es desde esa subietividad desde Ia que perciben los ecosistemas
cómo la estética rnoderna se centraba exclusivamente en la vista y el áído, que habitan y también a nosotros. Apreciar anímales añade algo que no
mientras que el tercero explora cómo la estética conternporánea se está hallamos a1 apreciar una montaña o un río: que los animales nos devuelven
abríendo al resto de sentidos, una apertura que coincide con el auge de 1as la mirada o que se esconden de nosotos ¿ntes de que los veamos. Los hu-
ciencias sensoriales. Finalmente, el cuarto reivindica la importancia de los manos no somos los únicos que percibimos Ia naturaleza, no somos los úni-
sentidos considerados menores mediante un ejemplo: en éI intento mostrar cos sujetos que la habitamos. Acostumbramos a pensar en la biodiversidad
cómo la falta de olfato impide disfrutar de ciertas experiencias estéticas. Así, cemo una pluraiidad de formas de vida, pero necesitamos insistir en que
estos prirneros cuatro capítu1os configuran la base teórica del libro, ofrecien- incluye también una enorme diversidad de subietiüdades. Por ello, apreciar
do ideas, conceptos y argumentos con los que articu.lar una estética plurisen- estéticamente \a natualeza no solo incluye contemplar objetos, sino tam-
sorial. bién sujetos. Esa mirada delruelta puede regalarnos experiencias estéticas
T7
INrroouccrÓu
Eco¡¡rmr

vidas terribles para mi1lo-


extraordioarias y ala vez alertarnos del daño que tan a menudo causamos a de basuras y contaminación, significa también
los animales y al entorno. nes de animales de muchísimas especies' -el
En segturdo iugar, al estudiar la apreciación estética de los animales, el Y fi¡almente, en qulnto lug", concepto ecoanirnal se 3nli.9a también a
hu b'sudo en el duaLismo metafí-
concepto ecoanirnal me permite reivindicar la importancia de entender a los nosotros mismos. L, *t¿;l;;;ácional s"
de despreciar el cuerpo'-y e§ por ello que se
animales como habitantes de sus ecosístemas, como miembros de redes de ;i;;, ;;; ensalza el espiritt-' a costa
el resto de los sentidos que
relaciones. Extraer a un animal de su entorno para exhibir su belleza enjau- ha centrado en Ia vista y.i o'do y hu oÑidado
naturaleza de un'r manera
lada en zoos, acuarios, tcrrarios o aviarios es algo tan cruel como absurdo. nnccemos. Ivf-i proprr.rru reivindica que apreciar la
v"":'"-:"
Para que los animales puedan exhibir con plenitud las cualidades sensoriales prol-unda requiere de ' to d; nuestro iuttio y de cada uno de nuestros senti-
que despier-tan nuestros ;uicios estéticos de belleza, deben vívir en su hábitat, dos; exige que tomemos conciencia de
nt"'tt' propia animalidld,.Cue.febe
a la naturaleza' Nuestra civilización
se
reafizar su conducta natural, desplegar la forma de vivir propia de su especie entenderse también como pefienencia
el víncu-lo con el
ha encerrado en una U,,t"l u"ttopocéntrica
que niega
en relación con el resto de habitantes de sus ecosistemas. Si pretendemos para {omentar la ignorancia y
atraparlos para garcntizarnos que podremos contemplarlos siempre que 1o resto de seres vivos, p.t" ttá solo ha servido
la
la biosfera' Necesitamos salir de
deseemos, al robarles su Libertad perderemos también su belleza. el egoísmo ,u" u*.nu'in'ton átt*"it
burbuja y recooocernos como animales ecodepedendientes'
En tercer lugar, con el corcepto ecoanirnal quiero reivindicar una estética "*óiía'i"r.i J.*r-[, ae Ia esrérica ecoanimal contribuya a la protección
que aspira a ser a la vez ecologista y animalista. La perspectiva ecologista
dd;;;;t. q"e es este planeta y lauda que 1o habita'I
presta atención a los sujetos colectivos, tales como especies, ecosistemas o Ia
biosfera, mientras que la perspectiva animalista pone el foco en los sujetos
indrviduales, en cada animai concreto. Creo que aml¡as perspectivas son
complementarias y se nccesitan mutuamente para lograr una apreciación
estética profunda. Cada anrnal. posee la forma de viür propia de su especie,
y necesitamos entenderlo como miembro de una especie y de los ecosistemas
que habita, pero, a la vez, cada animai es un suieto con su propia personali-
dad y su historia individual. Insisto en ello; un animal no es solo un organis-
mo, es también una historia que para el propio animal se traduce en recuer-
dos y expectatívas, y cada historia es única. También la éúca necesira esas dos
perspectivas. Soy plenamente consciente de las diferencias entre la concep-
ción ecologista y la anmtahsta, porque rrivo en ese territorio de encuentros y
desencuentros que a menudo experimento como un conllicto interior. Pero
también creo necesario el diáIogo y el consenso, porque está en juego cómo
proteger este planeta y la vida que 1o habita en una situación de catástrofe.
No tengo 1as respuestas a muchas de las divergencias entre ecologistas y
animalistas, y soy consciente de cuánto puedo equivocarme y de cuánto po-
demos equivocarnos todos en problemas que son muy complejos, pero sí
creo que necesitamos trabajar juntos.
En cuarto lugaq creo que Ia perspe ctiva ecoanirn¿/ es necesaria para com-
prender lo que significa la catástrofe ecológica. |'iuestra civfización se resis-
te a tomar conciencia del ecocidio que estamos cometiendo, pero, cuando lo
hace, se centra en el calentamiento global y en sus consecuencias para la
humanidad. Mucha menos atención recibe el exterminio global de especies
de fauna y flora, y aún menos las consecuencias que dene para las vrdas de
los animales entendidos como sujetos individuales. La catásrofe ecológica
I r* A§I y el Fondo
de Invesrigacíón,
no significa simplemente que la temperatura de la Tíerra puede aumentar ,.ruajo ha si,lo E¡anciado por la Agencia Estatal
Regional IFEóER) coi la referencia CSO2016-78421-R'
entre 3 y 5 grados a lo largo de este siglo o que el planeta se está inundando Europeo de Desar¡ollo
1. La apreciación esrérica

1.1. DE L¡ pEncEpcTÓN A LA APRECIACIÓN

lbdo comienza conla percepción. Los sentidos nos proporcionan informa-


clón acerca del mundo que habitamos, del cuerpo que somos y de la interac-
ción entre nuestro cuerpo y el mundo. En esa información se basan nuestras
emociones, nuestros pensamientos y nuestra conducta. Y, por supuesto, la
percepción nos genera una serie de placeres y desplaceres biológicos, simila-
res a los que sienten animales de otras especies. Ver un cerezo cargado de
fruta nos resulta placentero y comeroos las cerezas a su sombra en un día
de calo¡ todavía más. Los mirlos que se comen las cerezas del arbolito que
crece en mi patio parecen sentír un placer similar. Por otro lado, las personas
que huelen experimentan un profundo malestar si una mofeta les rocía con
el apestoso líquido que esta especie utilíza como arma de defensa y los perros
reaccionan de manera parecida.
Pero 1o que nos interesa aquí es otra cuestión. Desde sus orígenes en la
Antigua Grecia, en el siglo vI a. C., la f,losofía ha afirmado que, más allá del
placer biológico que nos genera 1a percepción, existe un placer intelectual en
contemplar lo que percibimos. La apreciación estética no es solo una res-
puesta corporal, sino sobre todo una actiüdad mental que puede ser el inicio
de emociones y pensamientos complejos. Es el placer de contemplar el mun-
do que nos rodea y a nosotros mismos en é1, de admirar cómo las cosas se
presentan a nuestros sentidos, de observar sus formas, examiriar sus estruc-
turas y proporciones, deleitarnos en sus colores, movimíentos, sonidos, tex-
turas, olores, sabores, temperarufas...
El placer de la apreciación estética nos conduce a explorar el mundo que
habitamos y es un estímu.lo paraLa observación cientfica, de modo que a
menudo ambas actividades caminan de Ia mano. Observamos los árboles y
nos preguntamos por qué las hojas de cada especie son diferentes. Compa-
ramos la forma de las conchas de los caracoles con los remolinos en el agua
o la forma de las estrellas de mar con las flores de los calabaci¡es. Nos que-
i
i1
s
.t Ecoa¡"uvrqr
LA APRECTAC]ÓN ESTÉTCA 2t

para escuchar a los pájaros: podemos concentrarnos


en lápiz,la cama donde dormimos... Podemos contemplar estéticamente tanto
ritmo y el rimbre de sus cantos, in tentar dife¡en ciat cada
especle elementos de la naturaleza (ya sean seres vivos o elementos inorgánicos)
por qué cantan, o podemos simplemente escuchar,
dejar que nos como artefactos creados por nosotros (objetos artesanales, obras de afie u
pierten emocíones y pensamientos y que inviten a nuestra
imaginación a objetos coticlianos). Podemos contemplar tanto objetos concretos como en-
revolotear con ellos. El placer de la apreciación estética
nos convence de tornos que nos rodean y que recorremos, acontecimientos que suceden o
pasar noches en vela observando el fi¡mamento
nocturno y nos provoca pfe-
guntas inquietantes sobre la est-ructura acciones que tienen lugar. Así pues, la apreciación estética no se define por
del cosmos y nuestro lugar en é1.
Asimismo, ese detenernos a cont emplar la el objeto contemplado, sino por nuestra actitud. Depende de que nosotros
apariencia de las cosas por el
mero placer de contemplarlas está en adoptemos eso que podríarnos llama¡ actitud estética o perspectiva estética,
los orígenes de 1as artesanías y las
pues inspira nuestra creatividad. artes, que consiste en deleitarnos en la apariencia de las cosas, en la forma en que
Madrugar pata vet la primera luz del
nos lleva con facilidad a intenrar reproducirla día las cosas se nos aparecen a los sentidos, en sus cualidades sensoriales.
en un lienzo o captada con
una cámara. Así, la apreciación estética Por tanto, ana)izar Ia apreciación estética es explorar en qué consiste esa
nos conduce haciala cíencia, el afie
y tambíén la fiJosofía y la espiritualidad. actitud o perspectiva que adoptamos cuando nos entregamos a contemplar
Nos provoca emociones, nos genera
inquietudes y dispara nuestra imagina el mundo que nos rodea. Durante la Ilustración, una serie de pensadores
ción. Es una puerta hacia una com-
prensión profunda del mrmdo yde caracteizaron la apreciación estétíca como una aprecíación desinteresada.
nosotros mismos. La estética es, pues,
inicio de muchos viajes el La propuesta la desarrollaron filósofos británicos como Shaftesbury y Hut-
Aunque todos estamo s {amriarizados cheson, y posteriormente Kant intentó frjar una definición del concepto de
con ra estética de un modo u otro,
explicarla de manera rigurosa rro ., desinterés en su Crítica del Juicio.t El concepto fue heredado y repensado
,u..u f¿.ir. Describir con exactitud en
qué consisre ha llevado de cabeza por muchos de los autores que, desde entonces, se han dedicado a esta rama
n fiIasofos y filósofas
-U.U.rrl.
desde hace sigros. Los
gran des interroganres acerca de la filosofía. Y, sin embargo, nunca ha dejado de ser tan esquivo e inapre-
del j *.i" ;;;;";:..,
ción anística han estado pr.r.rr,Á ." "rieíiü-r, sable como la misma actitud estética que debía aludar a defi¡ir. Cada autor
,oau, i^ etapas de la historia de la fi-
losofta occidental. Sin embargo, dr;;;;. lo explicó de una manera distinta, de modo que el concepto de desinterés no
i; rinro. pr.,. de esa historia, las posee un significado unívoco, sino que más bien abruzaun entramado de
preguntas de la estérica aparecianentrelazadas
con cuestiones éticas, metafi- ideas inte¡relacíonadas. Vamos a explorar brevemente esa red de sentidos
sicas.y epistemológicas,
¡no.fue hasta.la [.g.d. de la I]ustración cuando la
estérica se convirtió en una con los que el concepto de desinterés intenta expJicar Ia actitud estética.
-disciprina firosó?ca autónoma y Baumgarten re
dio el nombre con el qr. rho.uiu.;";;;;;;. Que Ia apreciación estética sea desi¡teresada significa que en e1la no nos
Desde entonces, sucesivas mueve satisfacer un deseo corporal como el hambre, ni tampoco resolver un
generaciones de pensadores han
rratado de defi¡ir qué es ro .rp..m.o
estérica, Io que la diferencia de disciplinas i. ru problema práctico como encontrar el camino más corto entre dos puntos.
..r.r.ru, como la ética, lametafi_ Cuando nos entregamos aI placer estético podemos olvida¡nos de la hora de
sica, Ia epistemología o las ciencias.
En esteprimer capítu-lo, vamos comer y decidir regresar a casa por un camino más largo porque el paisaie
a trazar con brocha gruesa argunos de ros
rasgos fundamentales de Ia estética nos parece más bello. Desinterés significa que no tratamos de satisfacer esas
a. -rn.* rrrrroductoria y sencina; luego, necesidades biológicas que a menudo sentimos que nos atan y nos imponen
a medída q,e el libro avance, rendremos
plicaciones. Los lectores que ya
o.rrl* d. i, d.r.;ú;;;;;i;;;_ sus ritmos, sino deleitarnos en un placer intelectual. También es lo contrario
estén másfamils.arizados con esta disciplina
sabrán que cada frase de rás escritas de una actitud eminentemente práctica entregada a resolver problemas que
;;rr^ prt-eras páginas invita a discu_ persigue laeficacia, la velocidad y el rendimiento, y por tanto es lo contrario
tir numerosos problemas.
de las obligaciones laborales y las exigencias de la vrda cotidiana. A rnenudo
, primero que debemos acratar es que cuarquier cosa puede ser contem-
T-o
plada estéticamenre: u¡ campo a. sentimos que imposiciones externas nos roban nuestro tiempo y nuestfas
,"g" orJ;;i o alalozcálida del ara¡de- energías y, en cambio, cuando nos detenemos a apreciar labelleza de algo
cer, el vuelo raudo de un hrl.ór, .";.
i", ;;;;;cielos, la ropa tendida de que nos cautiva, sentimos que recuperamos nuestro tiempo. Esto es así por-
colores en un callejó' estrecho, .r d.sord.r,
d. ,,lru *.r, de traba;'o, ras voces que la contemplación estética no es un medio para satisfacer un fin, sino que
de niños jugando v riendo, el sonído
queteando contra los cristares, el
d.;";;; ." ,.rrinniu,,rii"u," ..pi es de esas actividades que contienen su propia finalidad en sí mismas y es por
olor del ¡^r*Á,er sabor de ras moras aca-
badas de recolectar una tarde de
".r;,pá.,í;;;,
pies, un perro sa-ltando sobre nosotros
d.l *u. golpeándonos los
irul,rrrros a jugar, un espectácu-
I Immanuel Kant (1190), Kr¡¡ik der Urteilskraft, Kants Gesammelte Schnften, vol. 5 (Ber-
1o de danza, poemas recitados."
f:;;id. [n: \Walter de Gruyter, L902); Crítica del Juicio (Madrid: Espasa-Ca1pe, 2013), edición y tra-
po.riu, un üdeojuego, un
"" ducción de Manuel Ga¡cí¿ Mo¡ente.
L.t ¡pn¡cr.rcróN ESTÉrc{ 2)

No salimos a mirar las estrellas y representación,2 una de las obras fundamentales del siglo xx. Según
sino que salimos a mfuil.las est¡ellas simple_
Schopenhauer, el ser humano, como el resto de seres vivos, percibe el mu¡do
y acfi)a en él desde un egoísmo radicai. Desde que nacen, todos los seres vi-
ha ca¡acterizado como una contemplación serena.
se
vos actúan impulsados por la voluntad de vivir, una fierza irracíonal y ciega
un fin más allá de sí misma, sino que ella es su propio que les empuja a luchar por su supervivencia y que guía sus emociones,
actividad que acalla nuestres pfisas y pfeoc upaciones. pensamientos y acciones. Ese impulso vital ilev¿ a todos los seres a competir
Cuando
sumergidos leyendo una novela o viendo una obra unos con otros y los conduce al enfrentamiento y la violencia. Están conde-
de teat¡o, no
tamos hacer nada más que eso que estamos haciendo. nados a daña¡se los unos a los otros, a sufrir y a causar sufrimiento. Se en-
Nuesrra
civilnación nos impone una forma de vida acelerada, guiada cuentran atrapados en esa guerra de todos conra todos que nadie gana nun-
por idea.les de
velocidad y productividad: nos pasamos el día cor¡iendo ca: quien en un momento es verdugo será víctima en otro y la voluntad de
de aquí para allá,
luchando contra el tiempo para satisfacer todo viür nunca les concederá el consuelo delapaz ni de la reconciliación. Todos
tipo de deadlínes,y nos acos-
tumbramos a yiyir en la impaciencia, a hacer viven en el miedo constante a morir, en Ia ansiedad de lograr los recursos
varias cosas a la vez, a ínterrum_
plr una tarea paru ocuparnos de la §rguente necesarios para eütar la muerte; viven temiendo a los demás y defendiéndo-
'¡r,l,l
oa re,alizar Llna actividad pen_
sando en las otras tres que nos esperan. La se de ellos o t¡amando pactos con unos para protegerse de otros. La mhada
:r. esteüca, en cambio, nos regala
li otro ritmo. Nos varnos a dar un paseo por trágíca de Schopenhauer sobre 7a oaturaleza guarda profundas afinidades
el bosque y dejamos que se nos
muestre a través de todos nuestros sentidos, con la de Darwin.
o nos sentamos a contemplar un
cuadro cle Rothko y se nos olvida el paso Según Schopenhauer, el egoísmo que guía a todos ios seres yivos se l,uei-
del tiempo. Podríamos pasarnos la
tarde entera observando el vuelo de las golondrinas ve aúrr más sofisticado y peligroso en el ser humano. Dada nuestra capacidad
, üendo a los surÉstas para crear sociedades complejas, también articulamos siste¡nas de dominio y
cabalgar sobre las olas, escuchando
a Tom \X/aits o leyendo a Iris Mu¡doch.
En iengua inglesa, eI concepto de desinterés explotación a gran escala: imperios basados en la esclavitud, gobiernos tirá-
surgió como opuesto al de nicos, colonialismo, guerras, genocidios y una explotación de la naturaleza
self-interest. Cuando miramos el mundo
desde el self-interest , es decir, pen- sin límites. Para Schopenhauer, la situación es trágica porque los seres huma-
sando en nuestros propíos íntereses,
observamos las cosas preguntándonos nos se ven ímpelidos a actuar así por su propia natura),eza, por esa voluntad
si nos serán útiies para alca¡zar nuestros
Proposrtos. En cambio, cuando de livir que los empuja constantemente y que no saben controlar. Son como
miramos el mundo desde una actitud desinteresada,
no espefamos que las rarnas arrastradas por la fuerte corriente del río de la vida que apenas pue-
co§as slryan a nuestros intereses, que
§ean herramientas con las que al,canzar den resistirse ni entender por qué hacen 1o que hacen. No son egoístas
nuesüos objetivos, sino que simplemente
nos deleitamos en contemplarlas. porque hayan decidído serlo, sino porque ese egoísmo surge del impulso
Desinterés significa que no nos dirigimos vital que los guía.
al objeto pensando en nosotfos
mismos, er que ese obieto exlsta para nosotfos, Sin embargo, Schopenhauer tiene la esperáriza de que los seres humanos,
en que nos proporcione a1-
gún servicio, sino que consideramos a.l menos algunos de elios, pueden aprender a frenar ese egoísmo desbocado;
el objeto como un fin en sí mismo y nos
entregamos a contemplarlo sin otra finalidad para ello necesitan tomar conciencia de el, analizarlo y encontrar los modos
que la misrna contem plación.
Así, la actitud desinteresada se ofrece de contenerlo. Toda su filosofía es una búsqueda constante y rigurosa de las
como cont¡aria a la actitud instrumen _
tal. Mienrras que la actitud instrumenta.l
observa el mundo desde los propios formas con que iimitar el propio ego; una exploración que bucea en el bu-
intereses y reduce todo lo que nos rodea djsmo, en la filosofía griega, en el arte, l¿ música y la ciencia de su época con
a instrumentos con los que perse-
guir nuestros 6nes, la actitud desinteresada el objerivo de ofrecer a los seres humanos un modo de überarse de la tiranía
implica si.lenciar eI propio yo
para sumergirnos en el placer de contemplar de su propio yo. Schopenhauer propuso tres vías paru acal).at la voluntad de
lo otro, Io diferente, lo que no
somos nosotro§ vivir: la estética, la compasión y el ascetismo. Y aunque pudiera parecer
de entrada que la estética es un camino muy disdnto de los otros dos, en
realidad los tres están íntimamente relacionados.
1.2. S¿nucu¡. EL yo pAxA ESCUCTLIR
Lo DmRENTE
2 A¡thur Schopenhauer (1859) , Die 'Velt
als Ville und Vorstellung, Sámtliche Werke
U.3o los aurores que mejor supo expresar el profundo Band I. und II. (Fráncfort del Meno: Suhrkamp Verlag, 1986); El mundo corno uoluntad y
{e significado de este
silencio del yo fue Athur Schopenhaue. rcpresentdción, vol. I y II (Madrid: Trotta, 2004), traducción, i¡t¡oducción y notas de Pilar
.r, ,., r-ilro Er mun¿ro con¿o uoruntad
López de Santa María.
24
Ecoam¡¿¡¡
L¡ ¿prscucróN ESTÉTICA ?5

Según Schopenhauer, la
contemplación estética actúa
cíón temporai dc nuesrro como una pacifica-
r.r, upr..irr'iu U.ll.ru de un paisaje, .ts dental, la que ha erigido nuesta civilización y creado tantas cosas de las que
4J d.r._
canro de,",;;;;.;, .oi..*i*o, nos sentimos orgu.liosos, como la Elosofía o Ia ciencia, esa racíonalidad occi-
i::ffi f,:{;,;ll ;alamos ar .,, r, dental no es más que el üejo egoísmo racionalizado, es decir, una racionalidad
nuestros p.opa,rto.
dejar de ser ernpujacJos por
lli:: [: j: : Jffi i:iJ;"::.x* ill lTi1:rtr instrumental que no pretende conocer el mundo, síno dominarlo y explotarlo.
Así, la civilización que hemos construido no hace más que reforzar el
ese .goirro-á.:tocado que
la voluntad de vir¡ír y. u.i genera en nosorros
no, iiu.iu*o."¿. t, permanenre egoísmo individual. Nuestra cu.itura oos inculca desde la infancia una racio-
provoca v deJ sufrimienio ansiedad que
consranre r^ ,^Áád.j, ;;';;;;.^-.iril0". nos nalidad instrumental que nos impide conocer el mundo en su cornplejldad y
corriente del río de lavida.
Encontramos un modo de acallrr
i, riqueza. Cuando nos relacionamos con otlos seres humanos, con los anima-
#fft#:l eI les, la naturaleza, los objetos que creamos, a menudo solo percibimos un
Por tanto, ra colitempración aspecto: la utiüdad que puedan tener para nosotros. Lo que haya más allá de
estética no es soro un placer
nromenráneamenie. sino que nos §erena
algo ,a, p.oturrdo y ru.nbién *Ir1lo.ñrra". la utilidad se nos dice que no merece la pena y con facilidad olüdamos in-
Cuando observamos.l ,"r"d; cluso que existe. Solo vemos 1o que podemos dominar y e1 beneficio que
cooocemos
;;ri;'iollu..,ru volunrad de vivir, no lo
tal y como es, srno qr. out.rrr*o,
a. a una l.isión distorsionada esperam os obtener. Para los autores, la voluntad de viür deriva en voluntad
por nuesrros propios inrereses de dominio y no ha cesado de crecer hasta alcanzar el dominio total, encar-
egoístas. Solo oercibim.,
inreresa,.aqueLlo d;i;;;;ror.,. nado en los regímenes totalitarios que asolaron buena parte dei mundo du-
::. *J.onr.nl-á."run.r,
una i::
gy. que nos componcmos
lmagen parcial torcida. En cambio, a a.rirr,.rJri. rante el siglo >x.
nos permite ver ias cosas
_y
f, *rr*ílll"i* En obras posteriores, como Minima moralia, Dialéctica negatiua o Teoría
sin esa distorsro", nor permite
más a cómo son realme¡re. y u..r.ur.ro-r-,-,ii po.o
estética,a Adorno se concentró en ofrecer una alternativa ala rucionahdad
". ,;l;;;;; evarte paruei conocimiento
eso
del mundo, sino tarnbién
rés esrérico posee
,;;;r^;".ri, ¿r* con ér. Así, er desinte-
pr.u instrumental, en proponer una ruzón frnita y autocrítica. Y defendió que Ia
imoiica.ior., .f
iri.*&i:;. y éricas. contemplación estética es fructífera en la construcción de una nueva racio-
La fi,osofía dc ScÉopenhar.r nüdad porque no se basa en un sujeto que se impone sobre el objeto, sino
zó alogtar
rrráJffiXr. ua.p,o, y el autor no comen_
el reconocimiento que merecíarasta en un sujeto que otorga primacía al objeto contemplado. La contemplación
sus r¡rtimos años. sin embar_
go' a medida que er sigro rx
genocidios y dos guerras
*r ,.^¡"r"^lr.g)rr", a. regímenes totalítarios,
estética es la renuncia al dominio y la aceptaci1n de la propia finitud, pero
mundiales, ,uJulrrrmás autores oo es una renu¡cia amargani una derrota, sino todo lo contrarío: nos regala
reivindicar su pesimismo rú.id", comenzaron a
scliopeniauer iroporua p.r,
;;;;rri"i .nri., v también ras oías qre experiencias placenteras y nos concede serenidad, de tal modo que Ia f,nitud
ri ;;;;;;;"" egoísmo. Desde una con_
se presenta como una ganancia y no como una pérdida.
cepción schopenhaueiaÁa,ra."¿ti.. Basándonos en las ideas de Schopenhauer y Adorno, diremos que la es-
mucho menos un capricho
r" * ,", mera actividad hedonista, ni
ni ,;l;,; ;; ; |'áu tética une dos ideales. El primero es e1 ideal epistemológico de objetiüdad,
y pacíhca con los o,.o, ,"í., ouruconstruír una relación es decir, contemplar aI objeto como lo que es y no imponerle nuestros deseos
;ir_.ff, il;;;;, con la natu¡aleza en 1a que de cómo querríamos que fuera, no obligarlo a dar cuerpo a nuestras fanta-
La influencia de schopenhauer sías. E,l objeto no es un cuenco vacío donde depositar nuestras ideas, ni
está presente en uno de los
ficos más imporrantes ¿.i textos flosó-
Jgr" *, óri ínr;;;,
h lrustración,, el ríbro ,rre
tampoco un espejo donde contemplar de manera narcislsta nuestro yo, ni un
Max Horkheimer v Theodi disfraz para nuestras emociones, ni una apariencia disponible pata conver-
st ff;;ít,..on durante la Segunda
Guerra Mundiar y con e[ qr. p*;;;;;;:;;i,.r, tirla en metáfora de valores humanos. No es algo que deba ser concebido
sucumbido ar fascismo' rrÁoi¿" por qué Europa había
,árü.i*.ü Adorno buscan .n l, nrtu- por su relación con nosotros, subsumido por nuestra identidad, sino aigo
ralezalos orígenes del egoísmo hrrrr*;il,á., or. el deseo de
diferente que debe ser conocido en su diferencia. El segundo es el ideal érico
vencia. el miedo a ser dominad"
p.; i;, Ér.;;;;'rr,r.ates, Ileva al sersupervi_
no a inrenrar a su vez doln^rn_ar huma- u
ella' Pero la ideapoderosa que
la ;r";?l;;;;onerse con üolencia sobre Theodor \M Adorno (1951),M¡n¡rna noralia, Gesammelte Sch¡ifteo, vol.4 (Fráncfort
del Meno: Suhrkamp Verlag, 1980); Minima rnoralia (Madúd: Akal,2004), raducción de
teje todo el luro ., que Ia racionalidad occi-
Joaquín Chamorro Mielke.
Negatiue Dialektik (1966), Gesammelte Schrifren, vo1. 6 (F¡áncfo¡t del Meno: Suhrkamp
) Theodor W. Adorno v Max Ho¡kheimer (1944), Verlag, 1970); Dialética negatíua (Madrid: Aka1, 2005), traducción de Alfredo Brotons Mu-
Gesammelre schrif¡en' voi. 3 D¿alekuk der Aulklarang,Adorno
.(Fráncfor,
Ilusftaatón (M¿d¡id: Aka1, 2007),
J"i ¡rr.""' éri'ráp
v".rrg. r98r): Diarécilca de ra
ñoz.
t¡aducción deJoaqurn Chamo¡¡o Ásthetiscbe Tbeorie (1910),Gesammehe Sch¡iften, vol. 7 (Fráncfort dej Meno: Suhrkamp
Mielke.
Verlag, 1996); Teoría estética (Madrid: Akal, 2005), t¡aduccíón deJorge Nava¡ro.
21
LA APRECIACIÓN EsrÉTIcA
Eco¿¡rv,q

la
que sl los seres humanos no saben apreciar
de no instrumeltaLiz r. Apreciar un objeto estéticamente signi6ca que no lo sica. Adorno argumentaba estética tiene un papel
tanto' la
observamos buscando en qué puede sernos útíl, qué beneficio esperamos ob- iut r^lrrutámpoco sabrán protegerla y' por su reiündicación' Adomo em-
tener de é1. Implica entender que el objeto rro existe para nosotros, para más relevante de lo que ;;;tt títt*o'' En
»,iú )'i'*¿ ;;;p'' de la tradición hlosófica en lensua
servirnos, sino que existe por y para sí mismo. Ambos ideales apuntan en la ;i#;;i;;; ¡^"
un inciso' Belleza natural' que
alemana e inglesa, ,"bttl;;;;;f"*"s
hacer
misma dirección: el objeto se mostrará más cuanto más silenciemos nuestro
posee más fuerza retórica que otros
yo. Aprender a observar es aprender a guardar silencio. ; i;;-ril;f prtrrao u,i b'tla' ,rtes' tt'Utut de la riqueza estética de eco-
Los aficionados a los pájaros que salen a contemplarlos al campo saben cooceptos similares, *'"" ñ 5it*pio por-
iig"ificado estricto es más estrecho
que oo deben hacer ruido. En los teatros, la luz de la platea se apaga y el sistemas y especies' Eo realidad''su además de
estéticas
público se queda a oscuras y en sílencio para concentrarse en la ob¡a. Eso es que en la naturaleza apreciamos muchás oüas cualidades
1o que nos demanda la apreciación estética. Estos dos ideales mencionados, la belleza, una cuesüon ¿ti" qrrt f"Ularemos más adelante' Cuando emplee-
asumiendo que
eI ideal epistemológico de objetividad y el ideal éuco de no instrumentahza\ mos el concep ,o ¿. t'liio n;;;*l""este libro' lo haremos líreral, es deci¡, te-
,ig*fr*¿o -ás a-plio que. su senrido
implican asumir nuestr3 fi¡itud y una actitud de respeto hacia el objeto con- il"d" ;;.a;'* la naruraleza pode-
templado. Un respeto que consiste en no acallar su voz con nuestra voz, niendo siempre .,tntTIIt, .,,et ¡ia ¿" r abelleza'en
",
rn"l rp*.iri una pluralidad de cualidades estéticas'
Apreciar un bosque estéticamente significa adentrarnos en é1, recorrerlo
estédca es un intento de frenar
y contemplarlo a través de todos nuestros sentidos. Es 1o contrario de caicu- Precísamente potqtit-ü-áternplación
de libertad' Y Io es tanto para el
lar cuánta madera podríamos obtener si Io talamos y a qté precio podríamos nuestro yo y nuestro ti;;,;;;;tf*^
que es contemplado' El suieto que
venderla; lo contrario de usarlo como escenario para rodar un anuncio de **;i,1; loo,.*ptu;;;;;"" aquello egoísmo oue le empuja v entra en
un
champú. Es i¿ actitud de observar el bosque en cuanto que bosque y tnatat t":il;; , .ttápr,t se libt'a ieldelene.'se' úalar serenidad y deleitarse
de conocerlo por sí mismo en vez de reducirlo a 1os beneficios que puede tipo de experiencia .n it qut-ou"de
de mirar #;üá;' m¿s alla de sus deseos' v descubrir lo
aportarnos, en vez de convertirlo en 1o que nosotros querríamos que fuera. en el placer por-
es también una forma de l-ibertad'
Cuando admiramos una manada de caballos corriendo por los prados, diferente. Para aquello il;;l'á; donde
que puede ser percibido to*oio
que es y no conveftido en un espeio
nos inundan los sentidos con su imagen y sus voces, haciendo temblar el
vacío donde el yo proyecta sus
suelo que pisamos. Si los contemplamos estéticarnente podremos valorar en ;ar.iU," s. miiu a sí mismo, ni en un cuenco
instrumental a los servicios que
ellos fuerza, elegancia y armonía; podremos decir que nos parecen bellos. En fantasías' .ti ser ,.dotiá;;c,t una mirada
cambio, si solo vemos arumales que podríamos usar paÍa ti¡ar de un carro, si pue<Ja prestar.
que la apreciación estétíca es valiosa'
calculamos cuánto peso podrían arrastrar y cuánto alimento habría que dar- Y esta es una de las razones por las
que poit*o' experimentar la liber-
les para reducir al mínimo ios gastos y aumentar los beneficios, deiaremos de porque es una de las formas básicrs en
tad. Y porque en eila tttt"¿"*ot
q"" 1á iibtttud no es sinónimo' sino con-
apreciar belleza en ellos. Si pensamos que serían una potente arma de guerra
trario, de un yo que Jti-pont tot'"
tout"o le rodea' La líbertad no se
v que deberíamos entrega(los al ejércíto para conducir los soldados alaba-
que se sana al asumi¡ la finitud de
¡ña,labelleza desaparecerá: pero no solo porque nosotros no seamos capa- persigue con el dominio dt 1o otro' sino
impone' ia propia iaeitr-a-1! sobre el
ces de valorarla, sino porque ios animales perderán las cualidades sensoriales uno mismo. La libertad no consiste en
con nuestro yo' slno en
que merecían el juicio estétíco de belleza. un caballo que pasa doce horas al ;;;;;, ;; ver todo cuanto existe por-suro relación
día rirando de un carro o que es usado err un conflicto bélico no solo expe- ;;.'C;; l; d,r;;;; iá iir*^¿ es url monólogo' sino un diáiogo
escuchar'
rimenta una gran cantidad de sufrimiento, sino que ya no es capaz de mani- con lo que nosotros no somos Y un diálogoexige que es' ser
como lo
festar en su cLlerpo las cualidades sensoriales propias de su especie, las que Ante una mirada;;;^, el bosque puede revelarse que explotar' a un valor
u recursos
nos llevan a considerar los caballos seres [uenes y elegantes. Un caba]lo ex- reconocido como Io ü;;;;;"á"ldo
t"tn"io cinematog-ráflco donde el ser humano
plotado, maltratado, golpeado, hambriento, herido, devorado por ei dolor y económico o a un
""'o
rueda sus historias y'tt tit"it ptotagonista'.Ñ
apreciar el bosque estética-
ia frustración merecerá un juicio estético que lo valore como feo y deforme. a disfrutar del pla-
mente, el sujeto ,. [ü-r;'á.J;ián de"do*i.rio v aprend"
El probiema ¡ealmente grave es que cuando somos incapaces de apreciar la ¿t contemplarlo' Al apreciar
belleza, por ejemplo la belleza de los animales y la naturaleza, es más fácil, cer de contempl^..1ú";;;;;;;;Phtt'
a los caballos .orri."¿oiii'át po"1
*o-ttl:.uu no desea que le sirvan' que
que la acabemos destruyendo.
hagan nada para é1, qlt;;;;J;^*
ái L^ úbtttud de esa manada de caba-
Theodor tü/. Adorno sostuvo con amargura eo sú'l-eoría estética quela no
Aprender u
escasa atención que la tradición filosófica ha prestado a la apreciación esté- llos hace más iíbre al yo que los contempla' 'd-il:l:,que
conocimiento
rica de la oaturaleza puede considerarse una de las causas de la crisis ecoló- somos nosorro, *tÁái i;;;, lo dderente, amplía nuestro

{
E,
ü
Le ¡p¡¡cLtcrów ESTÉTrCA 29

dominio nos permite fantasías se proyecten sobre el obl'eto para ocultarlo. Si lo cubrimos todo con
todo 1oque se nos decía nuestro yo, acabaremos virriendo encerrados en Dosotros mismos y siendo
, La renuncia al domínio nos per- incapaces de reconocer nada diferente. Nos quedaremos solos. Y la soledad
y parciai, a una rflhada mucho más no nos dará [bertad.
Sin embargo, la objetividad no es una exígencia que podamos satisfacer
ya no quedan caballos salvajes y apenas quedan ca plenamente, oo es una rneta que vayamos a a),canzar en un momento deter-
estén controlados y gestionados por el ser humano con el 6n
minado, sino un ideal que nos guía, una estrella polar que nos orienta. La
ellos algún tipo de beneficio. Según un estudio reciente , todas
objetividad completa es inalcanzable por ia sencilla razón de que siempre
poblaciones de caballos genuinamente salvajes que un día habitaron
eI percibimos desde algún lugar, y ei mero hecho de estar siruados en un punto
planeta están extinguidas y los pocos caballos que viven libres, como
los del espacio y el tiempo nos ofrece una deteminada perspectiva del objeto y
przewalski que habitan en Asia Central, serían animales ferales,
descendíen- nos impide contemplarlo desde las otras perspectivas posibles. Una objetiú-
tes de caballos domesticados que en algún momento escaparon
y se asilves- dad total implicaría mirar el mundo desde ninguna parte y esa es una pers-
traron, como los mustangs en Nofteamérica.,
Para nuesrra civiización,los caballos no son más que
pectíva en Ia que nos resulta imposible situarnos. Alora bien, que no poda-
he¡ramientas, vehí_ rnos alcanzar la objetiüdad completa no signifca que la objetividad no deba
culos de transporre o comida. Reducimos animares, pirn,rr,.t.n
gánicos y ecosistemas enteros a rneros recursos y
.."ü ir.o.- ser nuestro ideal, pues es el ideal que nos ímpulsa a apreciar e1 objeto en sus
ro, .rprotumo, á.-a*..u propios términos. En consecueocia, hemos de aceptar que la aprecíación
tan brutal que hemos llevado a más de veintiséis mil
especies ¿ ;;;;., y estética es un camino que jamás alcanza su meta definitiva, es un viaje que
plantas al borde de ia extinción, según denuncia
en 201g Ia unión Intema-
cional para la Conservación de la ñaturaleza, y hemos p;.r;;l; nunca llega a su final. Podemos conocer cada vez más y mejor ese objeto
entera en_ peligro con el calentamiento global. cuando
;l;rL* contemplado, pero nunca agotaremos su conocimiento.
no somos .rr^.., a. Esto que nos puede parecer decepcionante a primera vista, sin embargo,
apreciar labelleza narural, es más fácil que la destruyam"r.
bién nos será más fácil olvidar que existiá.
ó;:;;:r,;;* contribuye a que la contemplación estética sea tan enriquecedora. Decíamos
Por supuesto, la defi¡ición de estética con la que más arnba que la cootemplación estética no es un medio para un 6n, sino
estamos *abajando no que ella misma es su propia finalídad y es precisamente por eso que nos re-
es descriptíva, sino normariva. No nos señara
cómo es la apreciacióá .ri*.,
que realizan los seres humanos, sino cómo debería sulta tan placentera y ros genera serenidad. Bien, pues a esa idea hay que
,.., ,rt, .rt¿ or...i.n¿o añadirle que esta actiüdad que tiene su finalidad en sí misma, además, no
un idea-l, a seguir. Lo que hacían ranro Kant como
Schopenhauer ;Á;;;".
era señalarnos el camino que deberíamos toma"r tiene un 6nal posible, no se acaba nunca. Es un camino sin meta y por ello,
si querüos desarrollar u.ra
profunda y liberadora. Los rres fi.lósofos, , p.rr. aunque hay un avance real, porque nuestra contemplación puede ser cada
;¡1eti¡a de sus diferencias, vez más profunda y podemos conocer cada vez mejor aJ objeto, no hay nun-
mtentafon pensar y mostrarnos la estética como un camino
de libenad. En ca una contemplación completa ni un final del camino. Y dado que el apre-
e,se rr.x:mo objetivo persisren aurores
contemporáneos, por mucho gue pue-
dan difenr en otras ideas o en el vocabula.i.;"";;;i¿;". yrrü cio del objeto contemplado es inagotable, cadavez que regresámos a el po-
de las grandes arrífices dela estética de ra ui¿r.a'co,ti¿liino,
Sil;:r", demos tener una experiencia que nos revele algo nuevo.
senda cuando nos dice que la apreciación estética
ur^nln-iári;;,
consiste ." ,p...i", a
objeto en sus propios términos y no .., imponer nuestras
fantasías sobre é1. 13.
Así lo expuso en un artículo ya clásico, .,Áppreciating L¡,PERSpECrrvA
Nature on Its O*r,
Terms», y en ei iibro Eueryday Aesthetics.6 Értu d.*ur"d,
á. áu;.rlriá"á,. Vamos a detenernos en esta idea: siempre que apreciamos estéticamente, 10
es una condena de la imaginación. Imaginar
es uno de los mayore";o;;;r.
poseemos y debemos cultivarlo, pero ámbién hacemos desde una perspectiva particular. Esa perspectiva en la que nos
debemos .riá;;.;;#r,
hallamos está coostituida por diversos factores, el primero de los cuales es
biológico. Los humanos pertenecemos a una especie animal determinada y
r Char.leen Gaunitz et al., <<Ancientgenomes revisit poseemos una serie de características anatómicas y f,siológicas, fruto de la
the a¡cestry of domestic and
Przewa.lski's horses», Science,vol. )60,pp. evolución, que condicionan nuestra percepción y nuestra apreciación estéti-
i1_ll4
[tambijn en línee]. niío..r¡i.'"",'fr,rn,Z
science.sciencem ag. or g/ coatent/l eO I eláqI n
6 t ca. Tenemos los sentidos que tenemos y cada uno posee un umbral determi-
. Y¡fko saito, «Appreciaring
núm. 2 (i998), pp.
Nature on Is own Term s>>, Enuircnrnentar Etbics, vor.
20, nado fuera del cual no podemos percibir. Por ejemplo, los seres humanos
D5-1,49. Eueryday Aexhetics (OyJord: O*io¡d Unirr"rsfr, p..o
.i ióóii solo oímos dentro de deterrninadas f¡ecuencias, entre los 20 Hz y los 20 l<IIz,

§i
r
l0 Ecoa¡'ru¿r
L¡ ¿p¡¡cr¡oór.¡ ESTÉncA 3l

aunque existe v¿riabfidad según las personas y con la edad se


suele perder desarrollado una tecnología que nos permite emplear ultrasonidos para ob-
capacidad auditiva. Las f¡ecuencias que escuchamos nos permiten
disírutur servar el interior del cuerpo humano; las ecografías nos regalan algo tan
de una gran variedad de sonidos naturares fascinantes, co*o.1
rugido der fascinante como observar el crecimiento de un feto dentro del cuerpo de su
már en una tormenta o los au-llidos de los lobos. Todas nuestras
cráciones madle, pero sería aún más fabuloso percibirlo sin ayrrda técníca, tal como
musicales, con la excepción de argunos tabajos experirnentales,
están dise- parece que hacen 1os delfines.
ñadas para ser distrutadas por nuestro oído. y, sin embargo,
t uy -u.t o, I{ay más aspectos que nos delimitan. Nuestro cuerpo posee un cierto
ot¡os sonidos que nos perdemos.
tamaño, mayor que el de una hormiga y menor que el de una jirafa. Y es
Llamamos inf¡asonidos aquelios cuya frecuencia está por debajo del
_a desde ese cuerpo con ese tamaño desde donde apreciamos lo que nos rodea.
espectro auüble para el oído humano .La naturafeza está iláa
de ellás: fe- Los insectos nos parecen delicados y frágiles como joyas porque comparados
nómenos como ios terrelnotos o los volcanes los producen. y respecto
a mi con nosotros son diminutos. En cambio, los cocodrilos nos parecen mons-
ejemplo anterior de una tenrpestad en er rnaq también genera irrirrror,ido,
truosos por el tamaño que poseen sus bocas y dientes en relación con nues-
que no percibimos. Las ballenas los emplean para comt.uricarse
entre sí sal- tro cuerpo. Parte de la admiración que sentimos por las ballenas se debe a su
vando distancias de centenares de kilómetros. También elefantes,
¿rroáor- tamaño. Y buena parte de la pasión que nos despiertan los dinosaurios tiene
tes, hipopótamos, jirafas y orras especies emiten y perciben infrasonídos. por
que ver asimismo con el enorme tamaño de algunas especies comparado con
supuesto, si nosotros escucháramos esas frecuencias, nuestra p.r..p.ió.,
y e1 nuestro: por eso nos fascina recomponer sus inmensos esqueletos, exhibir-
aprecíación estética de díversos fenómenos sería diferent. y n..,.'r,.,
creación Los en museos y recorrer su interior. Es cierto que, también en esto, la técni-
musical podría beneficiarse de ello.
ca nos permite ampliar nuestra percepción; microscopios y telescopios han
Lo misr¡ro sucede con los ultrasonidos, cuya frecuencia se halla por
enci- sido fundamentales para descubrir labüeza natural más allá de Io que nues-
ma de lo.que nosotros_podemos percibir. Los murciéragos 1os
.-pi.* .on tros sentidos permitían percibir. Pero eso no altera que nuestra apreciación
un se,tido denominado.ecolocalización, que les permiie orientarie y
cazar de las ballenas y las 1ibélu1as es relativa a nuestro tamaño en relación al suyo.
insectos en ia oscu¡idad: proyectan u-ltraionidos y escuchan
el eco de su Así pues, podemos sostener que existe una naturaleza humana, fruto de la
propia voz rebotando en los objetos que los rodean y así
confeccionan un evolución, que condiciona en cierto grado nuesüa forma de percibir y de
mapa mental del lugar y hoc^lízan a las presas. para defenderse,
algunos ripos apreciar. Sin embargo, aunque ser miembros de la misma especie hace que
de polilias y escarabajos han desarrollrdo l, hubilidud d. .r.,r.ñr,
.ror'rr- todos lcs humanos seamos muy similares, eso no significa que seamos idén-
trasonidos y escapar del predador; incruso hay especies de poriras q,r..-i-
Licos: a los límites que nos confere pertenecer a la especie humana, se suman
ten sonidos para desvirtuar la ecolocarización de-ros *rrr.i?1rgor. É.
¿..r, los límites de cada cuerpo particular. Algunos seres humanos poseen mejor
que cuando al atardecer contemplamos el vuelo de los murciéügos
cazando vista que otros. AJgunos están dotados con un oído especialmente 6no. Hay
insectos, para nosotros es un espectácuro silencioso, mientras q,Ie
puru .llos personas que tienen una percepción tan desarroilada de los olores, lo que
es u¡a actividad fundamentalmente sonora. También los
delf¡es emplean los llamamos híperosmia, que incluso les causa molestias, mientras que los hi-
u-ltrasonidos como sónaq 1o que nos muestra que especies muy
distintas han pósmicos tienen una percepción olfativa muy menor y los anósmicos no
acabado desarrollando sentidos simi.lares .r-ro .;e-plo d.".onr..g.n.in
percibimos los olores. Existen varios tipos de diversidad fuociona.l que afec-
evolutiva. si nosotros pudiéramos emplearros, nu.rt.u vida nocturná
sería tan a ios sentidos y el envejecimiento suele conllevar una dísminución de
completamente diferente. Además de que podríamos ahor¡arnos
el gasto nuestra capacidad sensorial en general. Esa variabilidad influye en cómo
energético de la iluminación anificial, nr.rt.^ experiencia estétíca
d. ,ui, .., cada uno de nosotros percibe el mismo bosque y, por tanto, en nuestra
busca de lechuzas y búllos seía bien distinta.
apreciación estética.
Así pues, nunca percibimos un objeto de manera completa y, por
taoro, Algunos filósofos se han planteado si, más allá de estos ejemplos claros,
nuestra apreciación estética queda limrtada por ouestra percepción. por
su- habrá otros elementos de nuestra biología que también nos influyan. Si nues-
puesto, intentamos superar esos límites con la tecnologia,
lo que nos genera tros senlidos son fruto de la evolución, ¿podrían serlo también nuestros gus-
experiencias muy interesantes, pero los límites biotógicos ,igu".,
Lo, tos estéticos o a.l menos algunos de ellos? Las flores y los pájaros son consi-
cientí6cos que estudian a los mu¡ciélagos emplean delectores"de ^]i.
,ltr.rorri derados ejemplos paradigmáticos de belleza en multitud de culturas, de la
dos,_aparatos que los rraducen a sonidás audibres para er oído
humano o a misma manera en que muchísimas personas sienten asco ante serpientes y
señales visuales en una pantalla. Escuchar a los murciélagos
con estos detec- cucarachas, así que resulta razonabie preguntarnos si esas preferencias po-
tores genera experiencias estéticas valiosas, pero distintas de las que
tendía_ drían ser fruto de ia evolución de nuestra especie. Es este un tema tan com-
mos si los escucháramos directament..orr,o.rt.os oídos. TamÉién
hemos plejo como fascinante y al que desde la estética se le ha dedicado menos
'r:" {

''; )2 Eco¿¡vr¡l¡r
L¡ ¡pnscrAcróN ESTÉficA ))

atención de la que merece. El temor a perder la autonomía de


ra estética amigos pam cantar y tocff juatos. Supongamos que las familias leyeran libros
c.omo disciplina parece ser una de las cauias por las que pocos
r¡¿soro. ..te, sobre historia de la música, acudieran a conciertos y discutieran con pa-
dispuestos a bucear en la biología evolutiva e, b.rr.a-de
respuestas. co.o y, sión sobre ellos. Imaginemos, incluso, que la fiIosofía de la música fuera una
habíamos mencionado, la estética no se convirrió en
u¡a atcrplrna autónoma de las disciplinas más sólidas y concurridas en las facultades de artes y huma-
hasta la Ilustración y, tras rantos siglos supedit ada
o atad,a, ráál.al, nldades. En esta sociedad imaglnaia,la capacidad de las personas para apre-
gíaola epistemología, es comprensible que ahora vea con recelo la "a"
idea de ciar 1a música sería más rica y sofisticada que en una sociedad que Ia consi-
que algunas líneas de investigación condurcan hacialabiología.
bargo, son líneas que -.r..-.lu pena explorar. Hay que ,..orrá...
i;;"* derase una actividad marginal. El trabajo conjunto de toda una sociedad
el traba¡o cultivando el conocimiento y Ia sensibilidad por la música permite que cada
que han venido realyando filósofos como Denis tiruor.
y Stephen Davies y uno de sus miembros tenga un disfrute mayor, pues aprenden los unos de los
¡ecomendar sus libros a los lectores interesados en esta temática.7
otros y entre todos generan un clima que fomenta una apreciación profunda
Más aJlá de nuestra natura).eza, encontramos un segundo facfor que
con- de la música.
tribuye a constituir la perspectiva desde ra cuar up..Iiu,,or, tu .rtiurr.
percepción_y la apreciación, como todas las .rpuiídrd., que
r, No es io mismo nacer en el Japón del siglo xur que en Nunal,ut en el si-
la naturaleza glo »«. No es lo mismo crecer en una isl¿ del Pacífico, viendo el mar cada
nos ha regala_do, se dejan gwar y moidear, ul
-enos .o ulg,-os urp*ár, po, día, que crecer a la orilla del río Congo y estar acostumbrado a encontrar
creencias, valores, prácticas y costumbres, ro que e*pJici.lu
..ro.*. diársi- chirnpancés en la selva. No es Io mismo haber vivido antes del descubrimien-
dad cultural de nues*a especie. soro hace farta obserua..r.r..to
la educación en nuestra manera de percibir y en el desarrorlo
[*,i.r. to de la electricidad que ahora que la iluminación artificial nos difcu-lta ver
de íuestros el frrmamento nocturno. No es lo mismo crecef en una democracia, pudien-
gustos estéticos.
do acceder libremente a la cultura, explorar todo típo de disciplinas artísti-
Imaginemos una sociedad que considerara el olfato un sentido
funda- cas y desarrollar Ia propia creatividad, que crecer en una dictadura que pro-
ment¿l. Imaginemos que en Ia escuela se enseñara a niñas y niños
a recono_ híbe manifestaciones artísticas e impone por la fuerza criterios estéricos a la
cer olores, a cultivar plantas y destilar sus aromas, a diseñár p..r,r-.,
y ,.- población. Las culturas conforman maneras de percibir, apreciar y va).orar,
flexionar sobre ellos. Supongamos que, en esa sociedad, .udu'p..ro.ro
fí.r" aI igual que generan maneras de pensar y de actua¡ códigos éticos y legisla-
capaz de elaborar sus propios produitos aromáticos y qu.,
.rÁdo oriera ros ciones, tradiciones artísticas, artesanales y filosóficas. Una manera de re-
perfumes de los demás, supiera identificar los componentes.
Imaginemos flexionar críticamente sobre nuestros gustos estéticos es tratar de descubrír
que-la perfum eú.a, \a jaÁ:n,erí* y ia enología fueran consideradas
lal tres ar- en qué medida se basan enfactores naturales y en factores culturales. Aun-
tes fundamentales y que a ellas se dedicaian murtitud de
libros, p.;;;;.r, que no es una tarea fácil, el mero hecho de plantearnos la pregunta puede ser
de radio y televisión, blogs y redes sociales. Supongamos, incluso,
iu. ,o
tradición estética incluyera teorías milenarias sobie la ap.ecíación a.'r,i-,
útil y, si somos capaces de ahondar en 1a búsqueda, nos ayudará a compren-
der mejor el origen de nuest¡as preferencias y desarrollar una concepción
res, que hubieran sido analizadas y discutidas generación
tras generación"r"
más cítica de nuestros propios gustos.
hasta el presente. En esta so.ciedad, Ias p.rso.rnJrerían capaces
á. npr..iu. Y finalmente, en tercer lugar, se haLla la variabilidad indiüdual, 1a perso-
los aromas y debatir sobre ellos de u¡a ta.rera más prof,rnda,
sofisticada y nalidad de cada cual, que se manífiesta en nuestros gustos estéticos. Hay
crítica que en urla sociedad donde se enseñara a ros niños que
el olfato es un personas que desde la infancia üven fascinadas por el canto de los pájaros,
sentido menor y que no sucede nada malo si 1o pierden.
que aprenden con facilidad a distingurr unos de otros, a reconocerlos e in-
Imaginemos ahora una sociedad donde la música estuüera muy presente,
cluso a imitarlos, mientras que otras se sienten incapaces o no tienen el me-
en cuyas escuelas fuera la asignatura central y se enseñara
a niñas y niños a nor interés. Hay seres humanos que hailan belleza en cualqüer rincón, que
leer partituras, tocar instrumentos, cantar y componer. Imaginemos
que sus están predispuestos a disfrutar de experiencias estéticas contínuamente,
canales de teievisión y de radio ofrecieran prir.rpul-..rt. p].og.u-;;uri-
mientras que para otros supone un esfuerzo. AJgunas personas son más vi-
cales. Supongamos que la mayoriade pe.so.ras compusieran
sui'propias pie suales y otras más táctiles. Unas prefieren las películas de acción y otras la
zas o supieran fabricar instrumentos y se reuniesen fre.u.nt.-".r,"
aon'lo, música minimalista. Lavariabiidad individual es importante y valiosa, por-
que nuestros gustos estéticos particulares son una de las maneras en que se
ir 7 Denis Dutton, Tbe Art Instínct: Beauty, preasure and Human desarrolla y se manifiesta nuestra personalidad. Una personalidad que, ade-
Euorution (oxford:
oxford university Press, 2oo9); Er instinto der arte. Beileza, pracer y eoorución más, se desarrolla en el tiempo conformando una historia, enriqueciéndose
lro*,n)n wlu
drid: Espasa, 2010), traduccíón de Carme Font. srephen Dawes, The progresivamente a través de todo tipo de experiencias y configurándose en
,,i Artful species. A)sthe-
{ii, tics, Art and Euolatian (Oxford: Oxford University press,2012).
relación con otros indiüduos.
ffi
ffi
)4 Eco¡r.rtur, L¡ ¡rn¡cr,ccróN ESTÉTrCA )5

¿De dónde surgen esos gustos personales? A veces son el fruto de nues- es tan placentera: porque podemos volver a percibir el mismo objeto una y
t¡as vívencias: una persona puede aficionarse a ia iiteratura porque tuvo una
otra vez y la experiencia siempre es diferente. Regresamos al bosque que
enferrnedad durante la adolescencia que le objigó a guardar cama durante hemos visitado decenas de veces y cada paseo es distinto. Volvemos a ver
meses; leer nove,las le ayr:dó a mantener e.l ánimo en un momento difícil y
aquella película que nos emocionó y descubrimos detalles que se nos habían
desde entonces Ia líteratura es su compañera de viaje. otras veces, son nues- pasado por alto. Sabemos que cada vez es única.
rra família. amigos o maesrros qüenes nos conragian sus gustos: una persona Esa perspectiva particular desde la que contemplamos el objeto, nos ím-
puede aficionarse d. jazzporque sus padres siempre lo escuchabar, .,.nu o ¡
pide conocerlo de manera completa sin embargo, nos da un punto de
descubrir los cómics de la mano de una hermana mayor. En or¡os casos, partida desde el que comenzar a conocerlo. La apreciación estérica implica
parece que son nuestras aptitudes físicas quienes nos empul'an: el mero he-
reconocer que partimos de una perspectiva particulaE pero también esfor-
cho de tener buen oído o buena voz puede facílitar que alguien se apasione zarnos por no imponede nuestra particularidad a1 objeto, por no subsumirlo
con la música. Pero a menudo no sabemos identifica¡ de dónde surgen esos bajo nuestra idenddad, sino tratar de comprenderlo en su diferencia, en sus
gustos y, sin embargo,los sentimos muy nuestros. Hay personas que no pue- propios términos. Ese ideal de obfetiüdad que nunca podremos satisfacer de
den üür sin ve¡ el mar o sin leer poesía. Cuando se les pregunta de dónde manera completa nos permite abrirnos a1 conocimiento de io üferente.
proceden esos gustos, responden que cuando en la i¡fancia tomaron con- La objetividad que perseguimos no solo nos abre a comprender un obje-
ciencia de sí misnias ya eran asÍ, ya necesitaban el mat o ya necesitaban leer to diferente de nosotros, sino que nos proporciona el deseo de compartir ese
poemas. Esos gustos no parecen se¡ el resultado de una elección, sino formar
aprecio con los demás e incluso de aspirar a un acuerdo universal. Si nos
parte de ios elementos más fundamentales de la personalidad. No sabemos gusta Lma obra de teatro, esperamos que les guste a los demás y nos decep-
en qué medida podría haber un origen biológico. Pero lo imponante, tanto en
ciona si no es así. De hecho, nos sentimos más unidos a otras personas cuan-
unos casos como en otfos, es que algunos gustos estéticos se nos presentan do tenemos gustos estéticos afires. Comparrir ia pasión por una música de-
como elementos definitorios de nuestra personalidad, caracteísticas que nos terminada o por saiir de pajareo refuerza la amistad y el sentido de
hacen ser como somos y sin las cua-les no nos reconoceríamos. pertenencia al grupo, porque sentimos que compartimos experiencias y va-
sinterizando estas ideas, diremos que dif'erenciamos tres factores que de- lores, que nos comprendemos unos a otros a pesar de nuestras diferencias.
6nen la perspectiva desde la cual percibimos y apreciamos un objero estéti- Pero, al mismo tiempo, la apreciación estética es una experiencia personal
camente: la naturaleza humana, la cultura y la personalidad individual. por que cada cual vive a su modo y también entendemos el desacuerdo. Así, en
¡odo ello, cada uno de nosot¡os desarrolla unos gustos estétícos que en cier- la estética se da siempre la tensión entre 10 particular y lo universal; por un
tos aspectos son simi.la¡es a los de los demás y eo otros aspectos son diferen- Iado tenemos nuestras experiencias estéticas individuales y nuestros gustos
tes. Hay que tener en cuenta, asimismo, que estos factores no son estáticos.
estéticos personales, mientras por otro lado aspiramos a un conocimiento
La¡atúrafeza humana es el factor que cambia con más lentitud, pero -recor- objetivo y deseamos un acuerdo universa.l. Es la tensión entre reconocer los
demos que nuestra especie no es una entidad eterna, sino el resuhado de un propios gustos estéticos como un elemento de nuestra personalidad, pero a
proceso evoludvo que conlinúa desa¡rollándose. La cultura se modilca con lavez aca\ar el propio yo para escuchar la voz del objeto y esperar que todos
mayor velocidad; durante nuestra üda nos da tíempo de apreciar cambios escuchen la misma voz y Ia valoren igual. Por eilo podemos decir que Ia es-
significativos en los gustos de sucesivas generaciones. y por supuesto, un tética es ante todo una experiencia de encuentro y diálogo, no solo con el
individuo cambia a lo largo de su vida; cuando volvemos a leei el mismo objeto contemplado, sino también con los otros sujetos que lo contemplan.
poema años después, ya no 1o leemos igua.l. Asípues, esos factores que nos La estética es una de las mejores vías que tenemos para superar la soledad
delimitan se transforman con el paso del tiempo. ontológica a la que nos condena la individualidad y a lavez para vencer la
En conclusión, 1a apreciación estérica siempre parte de una perspectiva racionaiidad instrumental que no nos permite descubrir el mundo en toda
particular. De hecho, la apreciación comienza con una experiencia estécica su riqueza. Nos ofrece la posibilidad de saLir del encierro en nosotros mís-
individual que cada uno vive en su cuerpo y en su mente, que tíene lugar en mos y encontrarnos con lo diferente.
.1
un momento y en un tiempo definidos. Un objeto no se revela del mismo
modo ante todos los seres humanos: según desde dónde lo observemos, ha-
i:
llaremos aspectos distintos. Pero un encuentro entre un rnismo ob1'eto y un 1.4. LIvALoRACTóN
,1,
mismo sujeto tampoco es siempre igual: ninguna experiencia estética se re-
pite del mismo modo, porque la perspectiva de partida nunca es exactamen- La apreciación estética suele conllevar una valoración: contemplamos un
i!i. .

te la misma. Esa es otra de las razones por las que ia contemplación estética encinar que se extiende cubriendo las suaves laderas de una sierra y emití-
)6 Eco¿mn¡r a1
LA APRÉCIACIÓN ESTÉTICA

mos un juicio de valor. Afirmamos que el bosque es berlo o bien que


es feo. Ninguna de esas cualidades estéticas existe en la realidad como las enci
Por supuesto, ni la belleza ni la feaidad existen rea-lmente con indep..rá.n.*
nas y ios pinos, sino que son form¿s de valorar lo que existe cuando 1o apre-
de nues*o juicío, como en cambio sí existen los madroño, y
lri ,¿¡lrr, ciamos desde un punto de vista estético. Sín embargo, que sean valo¡aciones
aunque a menudo, por abreviar, hablamos como si labellezaáxistiera
real_ no significa que sean un mero capricho a¡bitrarío, el producto de una subje-
mente. cuando decimos <<hay que proteger la belleza del bosquo>
estamos tividad irracional. Al contrario, podemos explorar el origen de nuestras va-
usando una expresión que nos permite cámunicar una idea de Lanera
rápi- loraciones, anaTizarlas, defenderlas con argumentos en un debate y, por
da, de forma similar a cuando decimos <<en verano el sol
se pon. -a, ,r.a.r, supuesto, también repensarlas y cuestionarlas de manera critica. Las valora-
auneyg sabemos que es la-Tierra 1a que gira alrededor del sol. En
realidad, ciones estéticas representan un papel fundamental en la vida de las personas
que el bosque sea bello o feo es rolo.ru.stru valoración, y
un juicio.r,¿,i.o y las culturas y a menudo acaban afectando a la realidad: la misma existencia
bien formu,lado debería hacerlo explícito: (<encuentro q,r. d tosqre
es be- del bosque puede verse influida por los juicios estéticos que los seres huma-
llo¿ o bien <<a mí me parece que el bosque .s t.rr.broro y horriblerr.- --
nos emitan sobre é1.
como hemos afirmado anteriormente, la estética debe guíarse por un
Cuando pronunciamos un jrücio estético no lo hacemos a) azar, sino que
ideal epistemológico de objetiüdad: emitir un juicio estético b]i..,
fr.náu*.rr- solemos basarnos en una serie de elementos a los que podemos referirnos
tado sobre un objeto exige basarnos en su conocimiento. y sin embargo,
la para justifcar nuesüo juicio ante los demás y tratados de convencer de que
valoración no podrá ser objetiva. Be|Teza,fea-ldad y las otras'cualiará.r?"e-
se adhieran a é1. Si hemos realizado uria excursión por ese encina¡ que nos
ticas que empleamos en nuestros juicios no son objetos que
existan en el ha parecido bello y queremos convencer a nuestros amigos de que nos acom-
mundo, sino que son 1a forma en que nosotros apreciamos y valoramos
un pañen a pasear por á, sabremos cómo justíficar ese juicio estético. Nosotros
objeto, un entorno, una acción o un acontecimiénto. Los juicios estéticos,
tenemos unas percepcrones del bosque y son esas percepciones las que valo-
como los juicios éticos, son juicios de valor y los valores Áo existen
en las ramos coo cualidades estétjcas como la belleza o ia fealdad. Es decír, apela-
cosas o los acontecimientos que observamos, ií.ro qra son
nuestra respuesta mos a la relación entre las cualidades sensoriales que percibimos y las cuali-
a ellos. cuando respondemos desde un punto de visia
ético uulo.u-o, urp..- dades estétícas con que las valoramos.
tos como lo justo y lo injusto, lo bueno y ro maro, mientras que
cuando res- Así, por ejemplo, en nuestro bosque encontramos árboles y arbustos de
pondemos desde un punto de vista estético valoramos Io berlo y
1o feo, lo distintas especies; podemos decir que cada una nos parece bella y que ade-
armorrioso y lo dísonante, lo elegante y 1o vulga¡ etc.
más percibirlas todas juntas nos resulta aún más bello porque nos ofrece una
Estética y ética son las disciplinas fllosóficas que estudian los valores.
-
Míentras eue la ¡¡¿yo¡a de las ramas de la f,losofía, al iguilque las
diversidad de estímulos sensoriales, de formas, colores, texturas, sonidos y
.l.rr.iur, aromas que podemos comparar unos con otros, que se complementan de
se proponen describir cómo es la realidad, en cambio?tica y
estética estu- manera agradable y que hacen que el conjunto sea más vanado y complejo.
dian la forma en que valoramos esa realidad y nos ayudan urÁoru,
de mane- Decimos que los árboles se veo sanos y fuertes, que el bosque se ve fénil y
ra más rizurosa, crítica y profunda; no son disciplinas descriptivas,
sino nor- Iieno de vida, y esa salud y vitalidad que percibimos nos parece bella. El
mativas. Describir un bosque es rarea de la cíencia, geoügía, boúnica,
üento agita los árboles, que se mueven como si danzaran suavemente a nues-
zoologia, ecología, geografia... En cambio, cuando jurgímos
á úorqr" á.r- tro alrededor alavez que emiten un rumor agradable que llena ellugar y
de un punro de vista estético no io estamos descriúierido, .irro q,r.-C.rru
cub¡en el suelo con un juego de luces y sombras, que no cesa de cambiar;
mos va-lorando; decimos que el bosque nos parece encantado¡
o iul u., -.- esos moürnientos constantes que nos atrapan la vista y el oído parecen una
lancólico, o quizás terrorífico.
invitación a movernos nosotros también, a caminar, lugar y explorar, así que
La lista de cualidades estéticas que empleamos para valorar es bien
exren- Ios valoramos como armoniosos y alegres. Afirmamos que al escuchar los
sa' citemos tan solo unas cuantas u
-oáo de ejemplo: bello, armonioso, cantos de rnirlos, herrerillos, carboneros, petirrojos, abubillas y currucas ca-
proporcionado, equilib¡ado, ordenado, elegante, delicado, precioso,
encan_ pirotadas sabemos que el bosque está habitado, lo que nos produce alegría
tador, atractivo, pintoresco, misterioso, magico, enigmático, ,.rg...r,.,
irrr_ y decimos que esos sonidos nos parecen melodiosos y encantadores. Y po-
pirador, sublime, espectaculaq grandíoso,
-ui.rt,roro, potente, Áefie, mara- demos continuar hablando de las impresiones que nos produce acariciar la
:
villoso, singular, sorprendenre, cómico, melancólico, .uo.ádo., .r¿ii.o, cotteza de pinos y alcornoques, probar las moras de una zarza, avisfar un
extravagante, extraño, deforme, desordenado, irregulaq disonante,
despro- conejo que sale corriendo, oler el romero en flor o la hierba mojada después
porcionado, desequübrado, feo, monstr,roro, t.n"broso, lúgubre,
,, .irri.r,.o, de la tormenta. Podemos decir que caminar hacia arriba por la ladera de una
¡ tétríco, te*orífico, horríble, inquietante, incongruente, ,rqrréroro, aburrido,
colina nos despierta curiosidad por la üsta que podremos disfruta¡ desde la
ffir banal, vuJgar, anodino.
cima.

ffi
Eco¡Nnar L¡ ¡pn¡cr.tcró¡ ESrEt'rc.\ )9

En cambio, si ¡rno Ce nuestros arnigos responde que no quiere entrar en debates son difíciles. Pensemos efl casos especialmente complejos, como la
el encinar, hañ una descripción distinta. Afrrmará que los árboles no crecen
eutanasía; algunas personas creen que la eutanasia activa voluntaria es el
de manera ordenada como en un jardín de fo¡mas geométricas y que ese paradigma de la autonomÍ¿ moral, de la libertad y la justicia, y reclaman que
desorden le produce malestar y le parece feo. Qurzás añada que no ve cami-
sr: leg'alice, mientras que otras personas, en cambio, se oponen a su legaliza-
oos que recorran el bosque y por eso no quiere adentrarse en é1, porque cree
ción al considerar que es un acto egoísta, que traicíona el carácter sagrado de
que enseguida perdería la orientación. También argumentará qr. oy. ,o..,
la vida humana. Unos va-loran que la libenad es más impofiante que la r.ida
de animales que no puede ver, así que no sabe de qué criaturas se trata, se
y los otros valoran que Ia üda es más importante que la libertad. El desa-
pregunta si serán peligrosas y por ello el bosque le parece tenebroso. puede
cuerdo es profundo y en muchos paÍses parece difícil llegar a un consenso
quejarse de que los colores son monótonos, de que bajo la sombra de las
que permita regular la eutanasia de forma adecuada. Sin embargo, a pesar de
ramas hace frío, de que e1 terreno está muy empinado y subir sería agotador,
las dificultades, nuestra sociedad persiste en debatiE en ana)tzar las razones
de que la tjerra le ensucia los zapatos, se ven deposicíones de animjes en
el del disenso y perseguir un acuerdo. Pacientes, famí1ias, médicos, personal
suelo, las telarañas le dan asco y los matorrales pinchan. puede señalar que
sanitario, juristas, filósofos, legísladores y políticos se reúnen y debaten; cada
ve algunos á¡boles muertos que nadie ha retiradá y que le parecen síniestros.
uno expone sus argumentos y sus objeciones a los argumentos ajenos con el
Nos dirá que, en cua'to cae la tarde, el bosque se oscurece muy rápido; las
objetivo de a)canzar entre todos la posición más justa. Así sucede con i¡fini-
sombras cadavez más densas cubren el terreno, no hay luz a.tificia] que
dad de conflictos éticos. Lo que ocurre en estética es similar: que exista
compense el ocaso y no ver bien le genera sensación de vulnerabüdad y le
desacuerdo inicial no implica que el diálogo e incluso el consenso no sean
provoca miedo. si además aú-llan los cárabos y las lechuzas, nos di¡á que
esas posibles. Aunque defendamos valoraciones de partida diferentes, cada uno
voces le resultan inquietantes. Finalmente, puede reunir todas esas p....p-
exponemos nuestra posición con argumentos y conceptos que los otros en-
ciones y todas esas sensaciones de desplacer y vaJorar que el bosquei. pur.-
tienden, de manera que podemos dia-logar e intercambiar razones, buscar
ce horrible.
entre todos la mejor opción y finalrnente alcanzar acuerdos.
En ese proceso que va de la percepción
.birnos a Ia apreciacíón, en er que perci- Como sosteníamos más arriba, si buscamos el origen de nuestras valora-
unas cualidades sensoria.les y las valoramos con cualidades estéti.rr,
ciones estéticas, encontramos un primer factor biológico ¡ dado que todos
nuestras percepciones se entrelazan con 10s conocimientos que tenemos y
1os seres humanos pertenecernos a la misma especie, nuestra naturaleza com-
también con ei placer o desplacer que experimentamos y .or. lo d.ive¡sidad
partida f.actkta que coincidamos en algunas apreciaciones estéricas. Por
de emociones que sentímos. Cuando una persona contempla el bosque y
ejemplo, una inmensa mayoúa de los seres humanos valora las flores y los
siente place¡ por ejemplo d-egria, vitalidad o serenidad, tenáerá a valo.arlo
pájaros como bellos. El firmamento nocturno ha lascinado a todas las cultu-
como bello. En cambio, si le produce miedo o inquietud, es más probable
ras desde que tenemos memoria, aunque no suele ser valorado como bello,
que 1o valore como feo. La emoción no es algo opuesto al conocimre.rtol sino qr_,e
sino con cualidades que se refieren a su inmensidad y complejidad: sublime,
ambos van íntlmam.ente ligados, pues las emociones llevan implícito un con-
maravilioso, mágico, enigmárico. Un segundo factor es cultural: es más fácíl
terrido cognitivo. Nos da miedo 1a oscuridad porque sabemoi que nos hace
que estemos de acuerdo con personas con las que compartimos una misma
más vulnerables y nos alegra encontrar árboles iargados de fruta porque
cultura y es más probabie que tengamos algunos desacuerdos con personas
sabemos que en caso de necesidad podríamos alimerita¡rros. Las emociones
procedentes de culturas distintas. Nuesüos gustos estéticos suelen esta¡ pro-
suelen surgir de manera tan inmediata , tan úpida, que parecen muy diferen-
fundamente influidos por Ia cultura en la que hemos crecido, que nos ha
tes de las reflexiones, que exigen tiempo pa.a desairoriarse. pero ,i nos d"-
enseñado una lengua o lenguas concretas, ha educado nuestros sentidos de
tenemos aana\zar nuestras emociones, veremos que hcluyen conocimientos
una manera determinada, nos ha proporcionado un conjunto de conoci-
y creencias que hemos asumido y reflexiones que hemos automatizado,
de mientos y creencias, nos ha familiarizado con ciertas disciplinas artísticas y
modo que podemos hacer expJícito todo ese contenido cognitivo, .*r-irrn.-
también con algunos ecosistema§ y paisajes. Nuestra subjetividad se ha desa-
lo detalladamente y también someterlo a crítica si lo consid*eramos necesario.
rrollado dentro de una intersubjetividad, de unos códigos compartidos con
otras veces tenemos miedos irracionales causados por ra ignorancia que los demás. Y finalmente encontramos el factor de la variabilidad individual,
podemos superar trabajando nuestros conocimientoi y .*o.ion.s con;un-
de que cada ser humano tiene una personalidad propia que se expresa a
tamente.
través de unos gustos y unas preferencias estéticas particulares. Como ya
Así, aunque ei bosque es el mismo, dos personas pueden varorarlo estéti-
habíamos explicado, los tres factores pueden cambiar con el tiempo.
camente de maneras opuestas. En estéríca hay desacuerdos igual que los hay
Por tanto, en estética no nos hallamos en el terreno de una subjetividad
en ética. En ética discutimos sobre si un acro es justo o es injusto, y algunos
pura, encerrada en sí misma, misteriosa e incomunicable. Es cierto que tam-
;1
Bt-
&i
40 Eco¡m¡ur¡r La ¡pr¡cncróN ESTÉncA 4T

w poco estamos en un ámbito en el que podamos aspifar a d,canzar una verdad


necesaria y universal. No hay un experimento capaz de revelarnos si el
gente lo juzgue encantador o que, por el contrario, 1o desprecie por desor-
bos- denado o siniestro. En consecuencia, parecería que, si queremos proteger
que es bello o feo, no hay un cálculo matemático que pueda demosrrarlo,
a1gún elemento natural, tenemos que convencer a ios demás de que rnerece
porque labelLeza o la fealdad no existen realmente en .l borqr.. Así, en la ser valorado con cualidades estéticas positivas. Sin embargo, no es exacta-
estética no valnos a encontrar verdades absolutas, pero tampoco nos queda-
mente así y, para aclararlo, vamos a introducir un par de ideas acerca de qué
mos atrapados en la incomunicabilidad de nuestras experiéncias o
er, .l .e- significa la fealdad.
lativismo de todo vale igual. La estética nos sitúa, .o..,o l, ética, en el
terri- En Ia tradición occidental, predomina la idea de que existe una equiva-
torio del encuentro, el dirilogo y ias razones, es decir, en la interconexión de
lencia entre la estética y Ia éttca, de tal modo que la belieza equivale al bien
ias subjeuüdades, en el ámbito de la intersubjetívidad. La estética
nos ofrece y la fealdad al mal. La idea es que la belleza es la apariencia del bien, Ia ma-
un espacio donde cultivar nuestros gustos e ideas y compartidos con los
nera como e1 bien se manifiesta a nuestros sentidos, mientras que la fealdad
demás, donde aprender unos de otros y, en el diflogá, tejer comunidal.
es la forma como se nos muestra el mal. Tal idea recibió una profunda fun-
Ahora bien, podemos preguntarnos: ¿es necesário liegar siernpre a un
damentación filosófica en la obra de Platón, se reforzó con el cristianismo y
acuerdoP cuando algo nos parece encantador, mágico o siñestro, a menudo
ha ejercido un impacto enorme en la historia de la filosofía y del arte duran-
aspiramos a que los demás compaftan nuestro juicio y tratamos de conven-
te siglos. Aunque, probablemente,la fuerza de dicha idea no derive simple-
cerlos. Más allá de que lo consigamos o no, diaioga. ,ob." o,r.rrrus aprecia-
mente del desarrollo fi1osófico, sino de convicciones más antiguas que están
ciones estéticas es una oportunidad para hacer áxpfcitos nuestros
i,rr,or, en la base de nuestra cultura y que se manifiestan como si fueran mero sen-
ampliar nuestro punto de üsta, percaiarnos de matiies que nos habíai pasa-
údo común.
do-por alto y disfrutar más de ese objeto contemplado. bidogr. estimula
1a En el arte occidentai, esta idea ha constituido durante siglos un código de
reflexión crítica sobre nuestras valoraciones, de manera qr. páde-os
d.t..- lepresentación fundamental: para representar el bien, los artistas creaban
tar si qüzás nos he*os basado en una primera impresióniuperEcial y
no nos cualidades sensoriales que valoraban como bellas y, para representar el mal,
hemos concedido el tiempo suficiente para obserira¡ er objeio .on .na,
á"r. of¡ecían cualidades sensoriales que valoraban como feas. El arte religioso es
nimiento. Andtzar nuestras valoraciones, someterlas a cútica,es u¡a forma
el ámbito donde ese códígo de representación ha sido más hegemónico, pero
de aprender con los demás sobre el objeto cootemprado y ámbien
stbre la idea está presente en todas ias disciplinas artísticas y en todos los géneros
nosotros mismos.
tradicionales, y todawa perdura. Pensemos en el cine comercial, donde tan a
Pero volvamos a la cuestión: ¿es necesario llegar a un acue¡do? podría
menudo los personajes buenos de la historia están encarnados por actores
parecer que el consenso es importante en temas éticos fundamentales
como que se nos presentan como atractivos, mientras que los personajes malvados
la eutanasia, pero que en estética no hay ninguna necesidad. De
ahí esas ex- se nos muestran como feos, deformes, torpes, ridícu.los, monstruosos, sinies-
presiones populares: «sobre gustos no hay nadaescrito» o <(para gustos
pin- tros, rnal vestidos, con cicatrices horribles atravesándoles el rostro. A menu-
tan colores>>, que asumen la diversidad como un ,raror propio d.la .rtética.
do, ia conversión de un personaje inicialmente bueno en uno malvado se
sin embargo, en algunas situaciones nos convendría ,.tcieio grado de con-
señala visualmente con la pérdida de la belleza. Cómics y videojuegos, que
senso. Por ejemplo, en las decisiones acerca de la creación de párques
nacio- son form¿s arrísticas recientes, reproducen a menudo el mismo código. Afor-
nales y otras figuras de protección de la naturaleza, enúar\.nJr.go
va.lora- tunadamente, esa equivalencia ha sido cada vez más cuestionada, tanto en la
ciones estéticas tanto si son explícitas y se discute expresamente sobre
ellas filosofía como en las artes, y ha permitido emprender reflexíones y represen-
como si son implícitas y a veces incluso no del todo conscientes. cuando
hay taciones artísticas más complejas y críticas. Hoy en día entendemos que,
que decidir qué entornos natura-les preserva! o a qué especies en peligro
de aunque a veces sí se produce la equivalencia entre bien y belleza, o entre
extinción dedicar recursos económicos, ponernos áe acuerdo sobi. iudo.
fealdad y maldad, no tiene por qué ser así necesariamente y en multitud de
estético que concedemos a los elementos naturales puede converrirse
en una ocasiones no 1o es. Por mucho que el deseo de esa equivalencia sea un anhe-
cuestión fundamental.
1o muy profundo en nosotros, tenemos que admitir que no hay una reiación
- Pero aquí se añade o*o problema: es más probable que los ciudadanos
de un paÍs decidan proteger un entorno que les parece singular y
necesaria entre bíen y bel7eza, fealdad y maidad.
espectacu- El autor que puso 1os fundamentos filosóficos para sostener que ética y
lar que otro que consideran aburrido o feo. Es más probÁie qí. tá,
.i,rau- estética eran dos activídades distintas y autónomas fue Kant, en los años
danos pidan a su Gobierno que proteja una pranta en perigro dL
extrnción si finales de la llustración. Kant reivindicó que el juicio ético y el jücio estéti-
la valoran como preciosa y sugerente que sila .n.u.niru' unodina y
vu-lgar. co se realizaban según criterios diferentes y no podían deducirse uno de
En este sentido, el destino de nuestro encinar podría depender a. qu. l,
otro. Aunque siguió manteniendo la idea de que lo be1lo podía emplearse
Á1
a) Eco¿.,rlr¡r LA APRECL{CIÓN ESTÉTICA, 43

como símbolo de lo bueno, tal como se venía haciendo tradicionalmente en inquietante. La valoración de fealdad es una respuesta frecuente ante un
el ane, Kant defendió que los dos tipos de juicios se formulaban de manera elemento natural que desconocemos y que por elio mismo nos produce te-
distinta y con ello impu.lsó la autonomí¿ de la estética respecro de 1a éuca y mor, incomodidad o desconlaoza.En muchos de estos casos, la valoración
viceversa. de fea-ldad irá desapareciendo a medida que la persona se famili¿rice con ese
Es¿ autonomic respectrva es imponante, pues nos permite sostcner que, elemento y obtenga los conocimientos necesarios para entenderlo.
cuando valoramos un objeto como feo, no debemos derivar de ello que ese También a veces sucede que juzgamos algo como feo porque solo cono-
objeto sea moralmente malvado y deba se¡ combatido y eiiminado. De la cemos una parte de un fenómeno o una historia. Este sería el caso, por ejem-
misma forma, cuando valoramos algo como bello, tampoco deberíamos plo, de uni caia de compostaje en un jardín. Hojarasca y restos de comid¿
concluir sin más que sea algo moraimente bueno que debamos conservar. pudriéndose, estiércol y aigunas lombrices e insectos diversos haciendo su
No deberíamos, en ningún caso, saltar precipitadamente del juicio estético irabajono conforman un espectáculo especíalmente atractivo. La visión de
al jücio ético ni a la inversa, sino que debemos rc'¿lizar cada juicio por sepa- un montón de lombrices entre materia otgántca en descomposición será iuz-
rado. Un juicío estético nunca debe servir para ahomarnos el juicio ético. gada, por la mayoría de personas, como algo asqueroso. Y, sin embargo,
Ambos tipos de juicios se formulan con criterios diferentes y es importante cuando usemos el compost para abonar las plantas, entenderemos su üncu-
atenerse a las particularidades de cada uno. Iación con las cualidades estétícas positivas que valoramos en el iardín. Así,
al conocer Ia historia entera, podemos defender que, aunque la cal'a de com-
postaje nos parezca fea, sabemos que contribuye a que el jardín sea más be-
1.5. L,t FEATDAD I1o. Este es un caso frecuente en la observación de la ¡atwaleza, cuyos pro-
cesos suelen ser ciclos de vida y muerte.
Con el fin de entender mejor estas cuestiones, merece la pena adentrarse, Veamos ahora el segundo tipo de juicio. Hay valoraciones de fealdad que
¿unque sea de manera introductoria, en el estudio de la fealdad y otras cua- no disminuyen con el conocimiento, o que incluso aumentan con é1' Por
lidades estéticas negativas. Contemplando la natu¡aleza o los objetos que ejemplo, a mila Srnilax asperd, conocida popularmente como zarzapauil)'a,
nosotros creamos, a veces h¿llamos elementos, entornos o acontecimientos me parece una planta desordenada. La razórt es que me la encuentro a me-
que valoramos como feos. Lo más importante es que esos juicios de fealdad nudo cuando salgo a caminar por la sierra de Collserola: trepa con avidez
que emitimos pueden deberse a razones diferentes que necesitamos saber por el tronco de los árboles, se eoreda por sus ramas de forma invasiva y ata
analuar y distinguir En este apartado vemos a clasficar los juicios de feaidad
rl,
unos árboles con otros generando una matala confusa. Al enredarse en va-
y otras cualidades estéricas negarivas en cuatro tipos. EI primer tipo de jurcio
l:!
rios árboles y atarlos entre sí, no permite apreciar Ia silueta individual de
de fealdad que emitimos se debe simplemente a nuestra ignorancia sobre el cada uno, y también impide que las ramas se agiten libremente al viento. A
objeto que estamos valorando y puede ser corregido con conocimiento. En veces se cuelga de tal forma del ramaje que genera una especie de cortína: en
el segLrndo tipo, en cambio, es el conocímiento el que nos lleva a apreciar el un día oscuro, le confiere al bosque un aspecto fantasmal. Un par de veces
objeto con cualidades estéticas negativas. El tercer tipo de juicio de fealdad he intentado liberar a algún árbol joven que estaba prácticamente cubierto
esnuestra respuesta a cualidades sensoriales que son la manifestación dei de zauapartTTa y he acabado arañ.adapor sus espinas, que son abundantes y
dolor y la enfermedad. I firialmente, con el cuarto tipo valoramos una dis- afiiadas, se agarran ala ropa y penetran en la piel con facilidad. Así que,
minución de cualidades sensoriales, que es la manifestación de la muerte y la cuanto más la conozco, más inquietante me resulta.
destrucción. Vamos a explorarlos con mayor detaLle y a anakzag en primer La bióloga y diseñadora de jardines Carme Farré y también una de las
lugar, cómo los aplicamos alanaturaTeza y, en segundo lugar, a los objetos biólogas que organizan visitas guiadas por el parque de Collserola me ofre-
que nosotros mismos creamos. cieron buenos argumentos para cambiar de jücio. Me ínütaron a fijarme en
Comencemos con d, prirner tipo de juicio de fealdad aplicado a la naturale- la forma de 1as hojas, que parecen dibuiar un corazón, y me mostraron sus
¿a. Puede suceder que una persona considere que una planta es fea, simple- florecillas blanquecinas ¡ sobre todo, sus racimos de frutos, de un precioso
mente, porque no la ha observado con sufi.ciente atención, no sabe cómo ro¡'o intenso. También me recordaron que el bosque mediterráneo desarrolla
cambia su apariencia durante el ciclo de las estaciones, no la ha olido ni ha en las zonas más húmedas y sombrías una gran variedad de arbustos y plan-
tocado sus hojas. En ese caso, si le ayudamos a conocer la planta con mayor tas trepadoras que crecen de manera espesa, generaodo lo que a veces se
deta-lle, podía acabar por descubrir unas cua-lidades sensoriales que le lleven llama selva mediterránea. Esas densas marañas, que a mí me disgustan, ot:re-
a juzgarla como bella. De una rnanera similar, cuando una persona üaja por cen cobiio a diversos animal.illos que se esconden en ellas; así, aunque yo
primera vez a:ufl lugar lejano, puede que la vegetación le resulte extraña e percibo la Srnilax atperd como agresiva, para otras criaturas es acogedora.
Ecoa¡u,v¡¡- Le ¡rR¡ct¡c¡óN ESTÉncA 4)

como símbolo de lo bueno, tal como se venía haciendo tradicionalmente en inquietante. La valoración de fea.ldad es una respuesta frecuente ante un
el arte, Kant defendió que los dos tipos de juicios se formulaban de manera elemento natural que desconocemos y que por ello mismo nos produce te-
distinta y con ello impulsó la autonomía de la estética respecto de la érica y mor, incomodidad o desconfi anza. En muchos de estos casos, la va-loración
viceversa. de fealdad irá desapareciendo a medida que la persona se familiarice con ese
Esa auronomía respectiva es importante, pues nos permite sosrener que, elemento y obtenga los conocimientos necesarios para entendedo.
cuando valoramos un objeto como feo, no debemos derivar cle ello que ese También a veces sucede que juzgamos algo como feo porque solo cono-
objeto sea moralmente ma.lvado y deba ser comba¡ido y eiiminado. De la cemos una parte de un fenómeno o una historia. Este sería el caso, por ejem-
misma forma, cuando valoramos algo como bello, tampoco deberíamos p1o, de una caja de compostaje en un lardín. Hojarasca y restos de comida
concluir sin más que sea algo moralmente bueno que debamos conservar. pudriéndose, estiércol y algunas lombrices e insectos diversos haciendo su
No deberíamos, en ningún caso, saltar precipitadamente de1 jtúcio estético irabajo no conforman un espectáculo especialmente atractivo. La visión de
a-i juicio ético ni a la inversa, sino que debemos rea[zar cada juicio por sepa- un montón de lombrices entre materia orgánica en descomposición será juz-
rado. Un juicio estético nunca debe servir para aho¡rarnos el jurcio ético. gada, por la mayoría de personas, como algo asqueroso. Y, sin embargo,
Ambos tipos de juicios se formulan con criterios diferentes y es importante cuando usemos el compost para abonar las plantas, entendefemos su üncu-
atenerse a las particularidades de cada uno. lación con las cualidades esréricas positivas que valoramos en el iardín. Así,
al conocer la historia entera, podemos defender que, aunque la caja de com-
postaje nos parezca fea, sabemos que contribuye a que el jardín sea más be-
1.5. L¡FEATDAD l1o. Este es un caso frecuente en la observación de La¡aturaJ'eza, cuyos Pro-
cesos suelen ser ciclos de vrda y muerte.
Con el fin de entender mejor estas cuestiones, merece la pena adentrarse, Veamos ahora el segundo tipo de jwicio. Hay valoraciones de fealdad que
aunque sea de manera introductoria, en el estudio de la fea.ldad y otras cua- no disminuyen con el conocimiento, o que incluso aumentan con é1. Por
lidades estéticas negativas. Contemplando 7a oattraleza o los objetos que ejempio, a mila Smilax aspera, cooocida popularmente como zarzaparci)la,
nosotros creamos, a veces hallamos elementos, entornos o acontecimientos me parece una planta desordenada. La razón es que me la encuentro a me-
que valoramos como feos. Lo más importante es que esos juicios de fe¿ldad nudt cuando ,olgo u caminar por la sieüa de Collse¡ola: trepa con avidez
que emitimos pueden deberse a razones diferentes que necesitamos saber por el tronco de los árboles, se enreda por sus ramas de forma invasiva y ata
anñzar y distinguír. En este apafiado vamos a clasiácar los juicios de fealdad unos árboles con otros genefando unamatala confusa. Al enredarse en va-
y otras cuahdades estéticas negarivas en cuarro tipos. El primer tipo de iücio rios árboles y ararlos entre sí, no permite apreciar 1a silueta individual de
de fealdad qr-re emitimos se debe simplemente a nuestra ignorancia sobre el cada uno, y también impide que las ram¿s se agiten libremente al viento. A
objeto que estamos valorando y puede ser corregido con conocimiento. En veces se cuelga de tal forma del ramaje que genera una especie de cortina: en
el segundo tipo, en cambio, es el conocimiento el que nos lleva a apreciar el un día oscuro, le coniere al bosque un aspecto fantasmal. Un par de veces
objeto con cualidades estéticas negarivas. El tercer tipo de juicio de fealdad he intentado liberar a algún árbol joven que estaba prácticamente cubierto
es nueslra respuest¿ a cualidades sensoriales que son la m¿nifestación del dezarzaparúl7a y he acabado arañadapor sus espinas, que son abundantes y
dolor y la enfermedad. Y, fi¡a-lmente, con el cuarto tipo valoramos una dis- afiladas, se agarran ala ropa y penetran en la piel con facilidad. Así que,
minución de cualidades sensoriaies, que es la manifestación de 1a muerte y la cuanto más la conozco, más inquietante me resulta.
destrucción. Vamos a explorarlos con mayor detalle y a anñzar, en primer Labi1loga y diseñadora de iardines Carme Farré y también una de las
lugar, cómo los aplicamos ala naturaTeza y, en segundo lugar, a los objetos bíólogas que organízan visitas guiadas por el parque de Collseroia me ofre-
que nosotros mismos creamos. cieron buenos argrrnentos para cambiar de juicio. Me inütaron a fijarme en
la forma de las hojas, que p¿recen dibujar un corazón, y me mostraron sus
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Comencemos con el prirner típo ¿e juicio de fealdad aplicado a Lt naturale-


z¿. Puede suceder que una persona considere que una planta es fea, simple- florecillas blanquecinas y, sobre todo, sus racimos de frutos, de un precioso
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mente, porque no la ha observado con suficiente atención, no sabe cómo rojo íntenso. También me recordaron que el bosque mediterráneo desarrolla
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cambia su apariencia du¡ante el ciclo de ias estaciones, no Ia ha olido ni ha en las zonas más húmedas y sombrías una gran variedad de arbustos y plan-
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tocado sus hojas. En ese caso, si le ayudamos a conocer la planta cor mayor tas trepadoras que crecen de manera espesa, generando lo que a veces se
detalle, podría acabar por descubrir uras cualidades sensoriales que 1e lleven llama selva mediteránea. Esas densas marañas, que a mí me disgustan, ofre-
cen cobijo a diversos animalillos que se esconden en ellas; así, aunque yo
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a iuzgarla como beila. De una manera simila¡ cuando una persona viaja por
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44 Eco.q-rurrur Le,t-pn¡cl¡ctóN ¡srsrrca 45

ffi Además, es üna pla.nta medicinal. Y ambas ínsistieron: no la aprecías porque apreciaciones, no las analizamos ni nos preguntamos por sus razones, de tal
no Ia comprendes. Después de unos cuantos paseos observando lugares don- mocio que corremos el peligro de derivar juicios éticos a partir de jurcios
'] de crece le zarzapari)).a entendí sus razones; sin embargo, la planta sigue estéLicos sobre los que ni siquiera nos hemos parado a pensar.
t'
pareciéndome desordenada y agresiva. No se me ocurriría cultivarla en casa. Veamos ahora el tercer típo de juicio.lv{ás allá deestos dos casos quehe-
;
Por tanto, puede haber elementos de la natu¡aieza que nos resulten feos, mos examinado, hay todavía otra razón, y muy distinta, por la que un ele-
aburridos o lúgubres sin que nuestro juicio se deba a una falta de conoci- mento natural nos puede resultar feo. La mala salud, la enfermedad y e1
miento. En realidad, es norma,l que juzguemos algunos elementos natura-les dolor son capaces de modificar el aspecto de un animal cuya especie valora-
con cua.lidades estéticas negativas. Lanaturafeza es, ante todo, diversidad, mos como bella hasta el punto de que 1o consideremos feo. Si durante un
tanto en los elementos inorgánicos como en ios seres vivos. Los biólogos paseo por el bosque nos encontramos un zorro que ha caído dentro de una
defienden que la medida de salud de un ecosistema es su biodiversidad: 1os taha abandonada, herido, desnutrido y desorientado, no percibiremos en él
ecosistemas más saludables y fuertes son aquellos que contienen una biodi- La mayoúa de nosotros con-
Ias c'':alidades sensoriales propias de su especie.
versidad más elevada, mientras que ios ecosistemas donde la biodiversidad sideramos que los zorros son animales bellos y elegantes por su silueta esbel-
es muy baja son ecosistemas dañados, enfermos, frágiles o desequili§¡¿d6s. ta, su pelaje rojizo, su andar sigiloso y muy especiaJmente su mirada curiosa.
La naturaleza tiende a geDerar ecosistemas biodiversos; ínciuso los desiertos Sin embargo, ese zorro herido habrá perdido parte de tales rasgos. Su mira-
o la tu¡dra, que a primera vista nos pueden parecer muy vacíos, acogen una da no expresará la misma ütalidad, su pelaje estará sucio y su cuerpo maltre-
considerable pluraLidad de formas de vida. En cambio, nuestra civilización cho. La fealdad que apreciaremos en é1 es una señal de su mala salud, es
tiende a reducir la diversidad, tiende al monocultivo, como se ve en la agn- decir, su problema de salud se manifiesta ¿ nuestros sentidos de un modo
cultura industrial, que destruye bosques donde conviven miles de especies que juzgamos como fealdad y, por tanto, funciona como aviso de que nece-
para plantar exclusivamente una especie y rociarla con insecticidas y herbi- sita ayuda. El juicio ético puede llegar a la misma conclusión al considerar
cidas, o como se ve también en las grandes ciudades llenas de asfalto, que no que el animal está sufriendo dolor. Así, en este caso, ambos juicios pueden
dejan de ser monocultivr¡s humanos. Nuestra cr,iluacióo tiende al monoteís- conducirnos en ia misma dirección: a ofrecer a ese animal herido los cuida-
mo, a la uniformidad y a la homogeneidad. dos y la atención veterinaria que necesita. Si 1o hacemos y el animal se tecu-
Por todo ello, aprender a apreciar lanaturdeza es abri¡se a lo plural. La pera, podremos observar que, a medida que su salud mejora, mejorará tam-
biodiversidad irnpLica una pluralidad de cualidades sensori'a-les y es normal bién su apariencia y al final del proceso apreciaremos en él la belleza propia
que respondamos a ella con una amplia variedad de valoraciones estéticas. de su especie.
Las personas también somos diversas y podemos tener gustos estéticos muy En 1a naturaleza orgánica, ciertas manifestáciones sensoriales que juzga-
diferentes. Que algunos elementos parczc^r\ feos a a.lgunas personas, srmple- mos como fealdad son indicadores de mala salud, desnutrición, enfermeda-
mente, es fruto de la diversidad natural. des ¡, sufrimiento. En estos casos, la fealdad actúa como un aviso y leerlo
Precisamente por eso es importante no de¡ivar un juicio ético a partir de adecuadamente nos permitírá ayudat. Encontramos ese tipo de aviso tam-
un juicio estético. Yo encuentro qtelaSmilax dspeld es desordenada, pero bién en las plantas, por ejemplo, cuando les falta agua, no soportan tempe-
no sería legítimo deducir de ello que sea una planta malvada que deba ser raturas demasiado altas o baias o no encuentran los nutrientes necesarios;
dañada o eliminada. La zarzapartilla cumple con sus ftinciones dentro de su percibimos cambios en ellas que valoramos como una pérdida de su belleza,
i'
ecosistema igual que todas las otras especies, tiene el mismo derecho a eristir 1o que nos invita a averiguar qué les sucede y a atenderias' Así, la fealdad
1
que las demás y su extinción sería una pérdida que debemos evitar. Esta puede actuar de u¡a manera similar a como 1o hace el dolor: es una señal de
t]
cuestión es relevante en u¡ momento en que la acción humana ha puesto a aierta de que algo va mal. La sensación de doior es efectiva, porque, a1 que-
rer liberarnos de é1, actuamos para enconlrar Ia solución. La fealdad' en al-
_ri
más de veintíséis mi1 especies de plantas y animales en diversos grados de
peligro de extinción. Cuando una de esas especies parece fea o aburrida a gunos casos, hace Io mismo. Ver al zorro con su cuerpo maltrecho nos gene-
buena parte de la población, es más probable que se acabe extingüendo, ra malestar y por tanto puede empujarnos a ayudarlo. Las pestes funcionan
..\
11
porque la gente se esforzará menos en protegeria. Los seres humanos tienden también a menudo como señales de alarma: Ia comida estropeada, por ejem-
¡r plo.
a defender 1o que encuentran bello, pero preservar la biodiversidad exíge
ffi proteger todas las especies, tanto las que nos parecen belias como las que no. En estos casos, hay que tene¡ en cuenta dos cuestiones. En primer lugar,
: Es necesario que tomemos conciencia de ello, no solo porque nuestras apre- para emitir un juicio estético apropiado debemos conocer bien ias cualidades
.i¡{
T ciaciones estéticas tienden a influir en nuestras decisiones sobre la defensa sensoriaies propias de la especie, de tal modo que podamos compararlas con
ú de la naruraleza, sino también porque a rnenudo no reflexionamos sobre esas las del ejemplar herido o enfermo. Y en segundo luga¡ por supuesto, la es-

ft
46 Eco¡¡¡ru¿r LA APRICIACIÓN ESTÉTICA 17

tética solo actúa como aüso. Lo que necesitaremos para ayudar al indiüduo problemas. Por supuesto, no basta con la estética: para comprender la catás-
dañado son conocimíentos cientÍficos.
trofe ecológica necesitamos ciencia, así como reflexión ética y política. Pero
Hay una observación que podemos extraer de este tercer tipo de iuicio. las experiencias estéticas pueden despertar la inquietud de la gente, y por
Probablemente, 1a idea que tanta fuerzaha tenido en nuestra cultura á. q.r.
ello ia estética es una buena aliada de la ciencia yIaética.
existe una equivalencia.entre belleza y bien, entre fealdad y mal, se origina La cuestíón del empobrecimiento estético de la naturaleza es un tema
en el hecho de que, en 1a naturale za, la salud a menudo se manifiesta de un
fundamental, dado que es consecuencia de nuestras acciones. Deberíamos
modo que valoramos como belleza, y la enfermedad y el dolor a menudo se
preguntarnos por qué estamos provocando una disminución de ríqueza es-
manifiestan de un modo que valoramos como feaidad. Es cierto que no es
tética, por qué estamos causando que muchos entornos sean cada vez más
una reiación universal y necesaria, pero es frecuente. y es probabie que la
pobres desde un punto de vista estético, tanto en cantidad, como en calidad,
constatación de esa relación inspirara la idea de la eqüvalencia platánica
diversidad y compiejidad. En muchos iugares, ia contaminación lumínica nos
entre bien y bd),eza, fealdad y mal, que ha vertebradola curtura occidenral
impide contemplar el firmamento nocturno. En la mayoría de ecosistemas,
durante siglos.
encontramos cadavez menos especies. En los mares, disminuye 1a vída ma-
Examinar estos tres tipos de jücio nos permite ver que, cuando valora-
rina y aumentan las basuras. ¿Por qué empobrecemos el mundo que habita-
mos un elemento natural con cualidades estéticas negativas, puede deberse
mos? Esta es una cuestión a la que regresaremos varias veces a lo largo de
a razones bien diferentes y por e1lo es tan necesario pregirntarse en cada caso a
este libro.
qué se deben nuestros juicios de fealdad.
Vamos a abandonar ahora el tema de la fealdad en la naturaleza pate
Vayamos, finalmente, al cuarto tipo de juicío. A veces no juzgamos como
abordar 1as cualidades estéticas negativas con las que valoramos objetos crea-
feo un individuo parricula¡ sino un ecosistema entero. por.¡.mplo, un bos-
dos por nosotros mismos, y veremos que aquí 1a fealdad se convierte en un
que destruído, con los árboles talados y la vegetació n urrurudu, con ra tierra
asunto bastante más complejo. Nos centraremos en el arte y comentaremos
removida por las excavadoras, con nidos caídos en el suelo y el cadáver de
brevemente algunos casos.
algún animal atropellado por ia maquinaria, merece ser valoiado como ho- El primer tipo de juicio de fealdad aplicado al arte se debe a la ignorancia,
rrible, tétrico y siniestro. Pero, en realidad, no se trata exactamente de feal- pero, en e1 caso de las creacíones hurnanas, son dos sujetos distintos 1os que
dad, sino de algo distinto. Aquí'o esramos simplemente ante un problema pueden c¿recer de los conocimientos adecuados: el creador y el público. Así,
de dolor que se manifiesta como fealdad, lo que sucedía .n el terce, tipo de u¡a obra de arte puede merecer el juicio de horrible, desequilibrada o ano-
jurcio, sino ante un problema de muerte y destrucción que se manifiistan
dina simplernente porque no está bien lograda. Si un artista pinta un cuadro
como un empobrecimiento estético. Es deciq no se trata simplemente de que o toma una fotografía sin tener suf,ciente dominio de la técnica o sin una
va.loremos unas cualídades sensoriales como negativas, sinoque percibimos buena idea con la que tmbajar y el resultado es un fracaso, quien tenga oca-
una disminución drástica de las cualidades sensoriales del bosque y, en con- sión de apreciar la obra afrrmará cor, ruzón que es aburrida o lrrlgar, Lo que
secuencia, de las experiencias estéticas que podemos disfrutar. encontramos aquí es, simplemente, una mala obra de arte, un error. Tales
La pérdida de riqueza sensoria.l es la manera como se manifiesta a nues- errores impulsan a 1os artístas a dominar mejor su técnica, ahondar en el
tros sentidos la destrucción de la naturaleza y es por el1o r¡na seña.l de alerta. conocimiento de su disciplina y desarrollar ideas más porentes.
Tanto si se trata del exterminio de especies como de ríos contaminados o Pero Ia falta de conocimiento puede hallarse en e1 público. El desconoci-
mares llenos de basuras, el resultado es una naturaleza empobrecida en la miento lleva con facilidad a emitir un juicio estético negativo ante obras de
que disminuyen la canridad, la calidad, Ia diversidad y la complejidad de las arte bien logradas. Alguna gente, cuando se encuentra ante disciplinas afiís-
experiencias estéticas que podemos tener. Así como desde Ia ciencia se ad- ticas, movimientos o estilos que no entiende, o con obras de una cultura le-
vierte de las consecuencias de la pérdida de especies, los desequfibrios en jana que no sabe cómo interpretar, responde con un juicio estético negativo.
los ecosistemas y el daño que causa la contaminación, 1a estéüca ayuda a Ese juicio podría desapareceq simplemente, con ia adquisición del conoci-
hacer apreciable esa pérdida. Es por ello que muchas campañas que miento apropiado.
ireten-
den concienc iar acerca de la catástrofe ecológica acuden a ia estética y ,l un.' Veamos ahora el segundo tipo de juicio, que no se basa en la ignorancia
como vehícu-los de comunicación. Imágenes de animales famélicos y plantas sino en eI conocimiento. Los artistas pueden incorporar -[a fealdad como un
secas en un ecosístema arrasado por Ia faita de agua, vídeos de selvas destrui- elemento más del lenguaje artístico y crear obras feas a propósito, porque
das por excavadoras de las que intentan huir deiorientados los oranguranes, con e1las pretenden denunciar el conservadurismo del mundo del arte, plan-
grabaciones que muestran la disminución del canto de los pájaros á entor- tear preguntas difíciles, provocar al público o hacer un experimento. Desde
nos dañados nos generan malestar y así llaman nuestra atención sobre tales los inicios del siglo )cx, crear arte que fuera intencionadamente horrible, vul-
4B Eco¡sruru- LA APP€CIACIÓN ESTÉNCA 19

gar o incluso asqueroso ha sido una poderosa es¡rategla de cuestionamiento representar el dolor y denunciar injusticias. Pensemos eD Los desastres de la
del propio a¡te. Una obra paradigmática en este sentido es el urinario que gueffa, eI conjunto de ochenta y dos grabados que realizó Goya entre 1810
Marcel Duchamp presenló e¡ 1971 en Nueva York con el título de Fuente. y 1815. Contemplarlos genera un profundo malestar, pues Goya representó
No puede decirse que un urinario sea placentero de contemplar, y menos con crudeza los estragos de la guerra de la Independencia: batallas, tofiuras,
aún las cosas que nos hace imaginar. Sin embargo, la obra es revolucionaria rriolaciones, ejecucíones, linchamientos, hambrunas... Los grabados no sua-
.:|
por 1o que cuestiona ¡ un sigio después, continúa siendo una de las obras vtzan niembellecen ni disimulan la violencia, sino todo 1o contrario. La sub-
más an'¿hzadas e interpretadas de la historia del arte. Fuente parece sugerir- rayan, la exeminan en detalle, la muestran en todas sus modalidades, una y
nos que Ia belleza y la experiencia estética no son lo más importante en ei offavez, sin concesíones. Goya observó la violencia como un reportero de
arte y que el significado, la reflexión y la teoía debeían prevalecer sobre ia guerra, casi como un nota¡io que deja testimonio, que enumera meticu-losa-
apariencia. Asimismo, cuestiona la definición tradicionai de obra de arte, mente 1a larga lista de horrores que va encont¡ando. Latristeza y Ia indigna-
pües Fuente había sido fabrícada como un urinario, un objeto cotidiano, y
ción que sentimos al contemplar esas obras son la prueba de que Goya logró
tan solo se convirtió en afie gracias a la decisión de Duchamp de ponerle un transmitirnos su mensaje acerca del sinsentido de Ia guerra. Así, ias cualida-
título y exhibirla como una obra de arte. Duchamp acuñó el concepto de des estéricas negativas son una forma efrcaz de denunciar 1a víolencia y la
ready-made para designar objetos cotidianos que eran transfigurados en
injusticia. En estos casos Ia fealdad es, simplemente,lavoz del dolor.
obras de arce por la decisión del arrista y con ello cuestionó de manera nove-
Encontramos un ejemplo no visual en la lite¡atura de Kaflia. Novelas
dosa qué diferencia a los objetos mundanos de los objetos artísticos. La feaJ-
como La metamorfosis, de 1915, o El proceso, publicada póstumamente en
dad puede decir muchas cosas.
1925,Ie sientan al lector como un mal sueño, pues ie hacen transitar por
La obra Mierda de artista, rcahzada por Piero Manzoni en 1961 , consiste i' rnundos iaberínticos en compañía de personajes desorientados y desfigura-
en noventa latas dentro de cada una de las cuales se supone que hay treinta
dos que no hallan forma de escapar del sufrimiento. En esos mundos de
gramos de dicha sustancie. La obra no nos permite percíbiq pero nos t¡wta a
pesadilla todo está torcido, todo es monstruoso y los personaies vagan en
ímagínar (1o que es aún más interesante) una sustancia fea y maloiiente. Mier-
busca de una salvación que no encuentran hasta que es finalmente la muerte
da de artista es una denuncia de ia mercantilización de las obras en el mu¡do
quien da con ellos. La inquietud y la confusión que nos provocan esas nove-
del arte contemporáneo y del desorbitado valor ecooómico que alcanzanlas
las nos llevan a plantearnos preguntas difíciles sobre la ldentidad, la justicia
grandes lirmas, así como una burla de la adoración a los afiistas y de la hipo-
y las relaciones humanas.
cresía que reina en la cntica de arte. Es, pues, un intento de provocar al pú-
Theodor \X/. Adorno defendió en diversas de sus obras, como en Teoría
blico mediante la ironía y el humor negro. La ironía no se acaba aquí, dado
que las latas de Manzoni han acabado alcanzando también ellas mismas un estética y enDialécticd negatiua, que el arte es la mejor manera de ofrecer
valor desorbitado. Lejos de alterar la dinámica de la mercantili zaci6n, la de- testimonio de la violencia, dar voz a las víctimas y denunciar ias iniusticias.
nuncia de Manzoni ha sucumbido a u¡ mercado capaz de engullir alegremen- Pero también insistió en que solo logra hacerlo cuando las formas de las
te a quienes lo critican y de convenir las protestas en mefas mercancías. El obras poseen cualidades sensoriales que el público aprecia con cualidades
artista vendió en su día las latas a precio de oro, es dech al precio qlle tenían estéticas negativas, como sucede en los casos mencionados de los desastres
üeinta gramos de oro; pero hoy en día su valor supera enormemente ese pre- de la guerra, La metamorfosis o El proceso.
,t. Según Adorno, si un afiista quiere rca)izar una obra de arte que consista
cio inicial. Para los colecciodstas de arte, es una inversión segura.
Dentro de este mismo segundo tipo de jücio, puede darse oto caso dis- en representar una injusticia, lo más importante es encontrar la forma ade-
,ii
ti¡to. Una persona podría apreciar cualidades estéticas negativas en una obra cuada para ese contenido. Si un creador pretende mostrar una ínjusticia,
sin que por parte del artista hubiera la intención de emplear la fea.lclad o lo pero la presenta con una forma bella, elegante, armoniosa y equiJibrada, esa
asqueroso como ienguaje artístico- La diversidad de gustos entre el artista y forma merecerá cualidades estéticas positivas, lo que traicionará el contenido
el públíco conduce a tales desencuentros, que no se basan en la ignorancia, y le impedirá expresarse. Cuando un artista produce una obra que aspira a
sino en que cada pane defiende su;'ücio con razones diferentes. Como ha- denunciar el sinsentido de la guerra, pero el público tiene una experienciá
bíamos explicado para el caso equivalente en la apreciacíón de la naturaleza, placentera, significa que el mensaje no ha llegado a su desd¡o. Para mostrar
la diversidad de gustos explica que algunas personas hallen fealdad donde la guetra como injusta, la obra de arte necesita una form¿ que diga lo mismo
otras no la aprecian. que dice el contenido: que la guerra es injusta. Y eso solo puede lograrlo una
Pasemos ahora al tercer tipo de juicio. Algunos artistas utilizan la fealdad, forma negativa que genere malestar a quien Ia contemple, que logre que el
el desorden, la disonancia, lo inquietante, lo monstruoso o lo siniestro para público aprecie en esa obra lo disonante, la incongruencia, lo quebrado, 1o
,0 Eco¡wil¿A,L L¿, ¡pr¡cucróN ESTÉTrcA 51

$,
*\-af invertido, lo desequilibrado: esos son los vehículos que transmiten el conte- ses. Las comunidades políticas totalitarias, que imponen una ideología y un
Hrq
nido de la injusticia representada.s código de conducta a sus ciudadanos, que prohíben obras de arte e incluso
&i,,
Así, Adorno denunció el peligro dela estetízación: el. artepuede embelle-
moyimientos artísticos enteros, persiguen a los creadores y descuidan la edu-
cer injusticias y por tanto lograr que parezcan menos injustas, menos i¡có-
i cación, tienen una menor riqueza estética. Unos pocos años de dictadura son
modas e hirientes. El arte puede estetizar el dolor, suaüzar la critica,neutra-
sulcientes para produci¡ efectos devastadores, porque rompen la transmi-
hzar la denuncia. con ello causa un nuevo daño a las víctimas y contribuye a
sión cultural entre generaciones y dinamitan las complejas estructuras edu-
la aceptación de violencias e injusticias como aJgo normalizado. cuando eI
cativas, sociales, polítlcas y económicas de las que depende el desamollo
arte estetiza el mal, se convierte en la puerta por la que el mal ent¡a en cultural. Cuando las dictaduras seprolongan durante décadas,1a riqueza que
el mnndo de la cultura: allí se deja observar, anaüzar, representaq disfruta¡
se pierde es inmensa, y un ejemplo claro lo hallamos en la guerra civil espa-
y acaba con faciiidad convenido en un tema más, entre los bodegones, los ñola y Ia posterior dictadura franquista: si observamos 1a producción anísti-
retratos y los paisajes.e Los artistas pueden hacerlo por errorJ poi-.ra sr-
ca y cultural du¡ante el franquismo, apreciamos que es mucho más pobre
perficialidad, pero tambíén intencionadamente, incluso co-o parte de un
que la fascinante explosión crealiva que se había producido a principios del
programa político. Hay obras de arte que representan la guerra como ura
siglo l«, cuando buena parte de la sociedad española intentaba avanzarhacta
aventura fascinante, un encuentro heroico o un espectácu1o sensorial; las hay
un ideal de progreso. Todawa hoy no nos hemos recuperado completamente
que aprovechan ciudades bombardeadas como un mero escenario donde
de las décadas de esterilidad impuestas por el franqüsmo. En cambio, aque-
representar las emocíones humanas o donde hurgar con una mi¡ada morbo-
llas comunidades políticas democráticas que favorecen 1a libertad, 1a partici
sa en la miseria y la desesperación; hay obras que reducen la guerra a un
pación ciudadana y el debate público, que destinan recursos económicos a
tema llamativo con el que el arrista exhibe sus habilidades técnicai y demues-
la educación y la cultura, que fomentan la creatiüdad y la pluralidad, poseen
tra su capacidad paru hacer buenas fotos de viviendas derrüdas o de cadá-
una mayor úqueza estética tanto en cantidad como en calidad, diversidad y
veres, obras cuyo único fin es que admiremos al artista. Todas esas obras
compiejidad.
pueden acabar por revestir la guerra de unas cualidades estéticas posirivas
que generen un disfrute en el público y oculten su verdadera realidad. El
arte no solo tiene la capacidad de denunciar la injusticia, sino también de
1.6. L¿ PRoFUNDTDAD
neutraluada.
Lo que sabemos del mundo que habitamos comienza siempre por la per- Unavez examinados los juicios estéticos negatívos, nos fa.lta analizat todavía
cepción, por la apariencia con que el mundo se presenta a nuestroi sentiáos.
un ú-ltimo aspecto de la apreciación estética. Como hemos dicho más arriba,
Pero no debemos confundir 7a apanencia con ia verdad, pues, a veces, las
las valoraciones estéticas que realizamos no son ni verdaderas ni falsas. Pues-
cosas se ocultan al mostrarse. En algunas ocasiones no percibimos las cosas
to que no describen lo que existe, no podemos buscar un criterio de correc-
simplemente porque las tenemos delante. Los magos que nos deieitan con :rl
ción en su adecuación a ia realidad. Ahora bien, eso no signiica que todas
sus trucos saben cómo ocultar cualquier objeto delante de nuestras narices,
las valoraciones sean igual de válidas, que rio tengamos criterios para soste-
y los artistas también saben hacerlo. un pintor puede representar la guerra y
ner que una valoración es más apropiada que otra y que en estética esternos
alavez ocultar 1o que es. Por todo ello, es imporrante insistir en Ia iáea que condenados a1 relatiüsmo.
ya hemos defenüdo varias veces: la apreciación estética del arte, como de
Si estudiamos las va.loraciones que realizamos, encontraremos elementos
cualquier otro objeto, necesita siempre conocimiento y reflexión crítica. que ias diferencian. Imaginemos los siguientes casos. Una persona emite su
Nos queda finalmente el cuarto tipo de jutlcio: de la misma manera en que juicio de valor sobre nuestro bosque después de recorrerio durante días ar-
ios seres humanos estamos causando un empobrecimiento estético de la na-
mada con una guía de flora y fauna, prismáticos y cuaderno de campo; des-
tttrafeza, también podemos provocario en una cultura, como sucede cadavez pués de observar las plantas con atención, escuchar el canto de los pájaros y
que el colonialismo, ias guerras, Ios genocidios o las dictaduras arrasan paí-
seguir rastros de animales. Otra persona, en cambio, pronuncia su jücio al
E He expuesto esta cuestión con mayor detalle y más ejemplos en «De echar un vistazo rápido mientras circula en coche por la carretera que bor-
Theodor \x/. dea el bosque. Una tercera Io emite tras tomar fotos para un catálogo de
Adorno a Rachel Whiteread. E1 arte anamnédco>>, Jacobo Muñoz (ed.), Melancolía y uerdad.
Inuitación a la lectura de Tb. w Adorno (Madrid: Biblioteca Nueva, 2011), pp. 139-156. paisaje y, por tanto, fijarse sobre todo en aspectos visuales. Una cuarta lo
e rheodor .M Ado¡no (1965), «Engagement», No¡en zur Litera¡¿¿r, Ges¿mmelte hace después de haber pasado varias noches en é1 estudiando el comporta-
Schrif-
ten, vol. 11 (Frá¡c[ort del Meno: Suhrkamp verlag, 1974);<<compromiso», Notas sobreLite- miento de los cárabos que lo habitan. Una quinta, tras recorredo en busca
raturu (M,¿d¡id Akal, 200_l), traducción de Alfredo Brotons Muñoz. de piedras, fragmentos de madera y otros elementos con texturas dive¡sas
52 Eco¡¡n¡wu- L,r t¡nscucróN ES'rÉTrc{ 5)

que le sirven de inspiración para diseñar joyas. Para uná sex¡a persona, el porque comenzará a entender lo que está percibiendo. Si durante los años
bosque es el lugar por el que pasea diariamente con sus perros desde hace siguientes estudia música, ve centenares de representaciones, lee libros de
décadas, que conoce como la palma de su mano y del que podría explicar historia de la ópera, críticas musicales y frlosofía de la música, cuando re-
incontables historias. cuerde aquel primer espectáculo que le fascinó será capaz de detectar en é1

tr Las personas que juzgan ri¡ mismo bosque coo distintas v,¿loraciones
len b¿sarse en una i¡formación sensorial diferente y en experiencias y cono-
cimientos disúntos. Esas diferencias nos llevan a afirmar que unas valoracio-
sue- elementos acerca del lenguaje musical, el argumento, ias voces de los cantan-
tes, los instrumentos de la orquesta, el estilo del director o la escenografía
que aquella primera vez se le escapararon; así aumentará su disfrute y tam-
nes son más superficiales y otras son más profundas. Pero lo super6cial y io bién su capacidad paravaTotar esa representación y compararla con otras.
profundo no configuran una alternativabinaira, sino que ent¡e ambos se Por supuesto, no podemos emprender todos 1os viajes con los que nos
extiende una infi¡iclad de grados posibles. Pa¡a contrastar qué valoraciones tientan 1a naturaleza y las artes. Reaiizar algunos de ellos implica renu¡ciar a
son más superficiales y cuáles son más profundas examinamos ios argumen- muchísimos otros. Y es en esas elecciones y en esas renuncias, con 1o que
I
tos que las sustentan mediante el dirílogo; así iremos encontrando las vaiora- sabemos y con lo que ignoramos, como vamos desamollando nuestra perso-
ciones mejor fundadas. No se trata aquí de elegir una única valoración como nalidad estética.
correcta y desestimar las demás como falsas, pues ya hemos dicho que no Aiora bien, si decimos que la apreciación estética se hace más profunda
estamos en un marco binario. De hecho, una v.aloración puede ser muy rica gracias al conocimiento, habrá qué precisar a qué conocimiento nos referi-
en unos elementos concretos y, al mismo tiempo, haber desatendido otros mos. El conocimiento necesa¡io dependerá del tipo de objeto que estemos
aspectos fundamentales. Y 1o más imporranre: el diá1ogo permíte a esas dife- contemplando. La apreciación de ia ópera se enriquece con conocimientos
rentes valo¡aciones enriquecerse mutuamente, complementarse. Si jas seis de música, así como de historia y filosofía de la música. También se enrique-
personas del ejemplopasearan iuntas por nuestro bosque, podrían aprender ce si estudiamos la historia y el fi.rncionamiento de los instrumentos, si apren-
unas de otras. demos sobre escenografía y ahondamos en iluminación, vestuario, maquilla-
Aunque no todos los fi1ósofos y filósofas esraían de acuerdo, muchos je. En cambio, si queremos apreciar el canto de los pájaros, nos ayudará a
consideramos que Ia estética es une acdüdad cognitiva. Es decir, que la apre- tener una apreciación más profunda adquirir conocimientos sobre evolu-
ciación estética se enriquece con e1 conocimiento del objeto que estamos ción, anatomía, fisiología, ecología, etoiogía y comunicación anim'al. Enten-
contemplando. Cuanto mayor conocimiento tenemos del bosque, más pro- der por qué cantan los pájaros, distínguir el canto de cada especie e incluso
funda puede ser nuestra apreciación estética ¡ a1 mismo tiempo, cuanto más aprender a imitarlo nos permitirá una apreciación más profunda. Sin emba¡-
1o contemplamos, más aumenta ei deseo de seguir conociéndolo. La estética, go, alguien podría preguntarse si resul¡aría útil esudiar las referencias a1
como decíamos más a¡riba, es una puerta al conocimiento, y ambos se retro- canto de los pájaros en la música clásica. Desde luego nos of¡ecería un cono-
alimentan mutuamente. cimiento interesante, pero no sobre el canto de los pájaros en sí mismo, sino
Eso no significa que si un día tenemos una experiencia estética sobre algo sobre la manera en que los humanos 1o han observado, imitado e incluido en
que desconocemos no vaya a tener ningún valor. Po¡ ejemplo, para una per- sus composiciones. Y es importante diferenciar claramente ambas cosas.
sona que va aIa ópera por primera vez, esa experiencia puede ser transfor- En este sentido ha sido fundamenta.l el trabajo del filósofo canadiense
madora, quedarse grabada en su memoria como ur momento decisivo de su Allen Cadson,ro qüen ha defendido que la apreciación estética de la natura-
vida y marcar el inicio de una afición creciente. Muchos de nosotros recor- leza debería basarse en el conocimiento que nos proporcionan las ciencias
damos momentos así en nuestra infancia y en nuestra juventud: ia primera naturales. Eso no significa que haya que ser catedrático de ornitología para
.:
vez que fuimos al teatro, la primera vez que leímos una novela, la prime- apreciar la belleza del canto de un mirlo, pero sí que el conocimiento cientí-
ra vez que vimos el mar. También nos sucede cuando viajamos a países leja- fico aumenta nuestra capacidad de apreciar Ia nattraleza. Aquí conviene
nos con culturas muy distintas o cuando descubrimos un artista que no co- precisar, para evitar ma.lentendidos, que ei conocimiento al que se refiere
nocíamos. A veces tenemos experiencias impactantes de cosas que apenas Carlson no es el de un científico encerrado en su laboratorio y dedicado a
entendemos. Pero si nos quedamos €n esa primera experiencia, por muy experimentar con animales enjaulados, si¡o el de un naturalista (ya sea pro-
fascinante que nos resulte, lo úníco que tendremos es la promesa de un üa;'e; fesional o aficionado) que sale a menudo al campo a observar la naturaleza
si no emprendemos el camino, la promesa no se hará real. Será como colgar
en la pared de la oficína un póster de un lugar al que nunca iremos. r0 Ailen Carlson, Aestbetics and tbe Enuironment. Tbe Appreciation of Nature, Art and
Si esa persona que acaba de descub¡ir \a ópeta quiere adentrarse en ella, Arcbitecture (Lond¡es: Routledge, 20AO). Nature ü Landscape. An Introductton to Enuiron-
necesita conocimiento. Y cuanto más aprenda, más aumentará su disfrute, mental Aestbetics (Nueva York: Columbia Universiry Ptess, 2009).
54 Eco¿r\r¡¡¡r L¡ ¡pn¡cr¡.cróN EsrÉr'rcA 55

salvaie. un natulalísta que sale cada semana con sus prismáticos, que sabe
wtu.ala naütraleza a1 otorgar una primacía absoluta al sentido de ia vista
identificar las aves por su plumaje, por su canto, por s; maneru d. uálur, q.r.
sob¡e el resto de sentidos, y alavez reducir un entorno tridimensional y
conoce su comportamiento, que entiende eI entorno en el que vive cada
es- continuamente cambiante a una imagen frja. La pintura de paisaje es intere-
pecie, que i¡cluso reconoce a algunos individuos concretos de los que
sabe sante en cuanto que pintura, pero no para comprenderla naturaleza. Si mo-
su historia, que pasa horas recorriendo bosques y subiendo montañus,
ensu- delamos nuestras experiencias estéticas de la naturaleza en función de ia
i;. ciándose las botas de Lierra, estará más capacitado para tener erperi"ncias
pintura de paísaje, la apreciaremos de una manera muy parcial. Lo mismo se
estéticas intensas y reakzar apreciaciones bien fundamentadas de las aves que
apltca a la lotografia de paisaje, hoy en día omnipresenre en nuestras vidas:
j:r. encuentre que quien no sepa nada sobre ellas.
'ir
'.'
encontramos fotografías de paisaje continuamente, en ias distintas pantallas
alguien podría preguntar; ¿nos ayudariaestudiar la representa-
1:!.,:.
. .De.nuevo con las que trabajamos o jugamos, en pósteres o calendarios que colgamos
cíón de las aves en 1a historia de la pintura? En rearidad, lo qrá eso nos lr
en la oficina, en la prensa que leemos. Además, cuando salimos aIa nafuta-
mostraría no es cómo son las aves, sino cómo han sido percibidai y
. t'l aprecia- leza, solemos hacerio con una cámara,y es habitual ir caminando y tomando
das por a-lgunos seres humanos, y es importante distingui. urru .oá
J'. o,.u. fotos, enviarlas a los amigos y colgarias en redes sociales. A veces, de hecho,
Hay que ser prudente con las representaciones a¡tísticas dela n'otraleza,
miramos Ia naturafeza simplemente buscando las fotos que podríamos tomar,
pues a menudo no tratan sobre la natrrd.eza, sino sobre nosotros
't; mismos. la observamos desde el objetivo dela cámaru, y eso condiciona 1o que perci-
Muchas obras que incluyen representaciones de elementos natura.les (amma_
bimos y cómo lo apreciamos. La pintura y Ia fotografía de paisaje son arres
ies, plantas, paisajes, el firmamento, el mar) no intentan mostrarlos
,,1
tal como fundamentales y vaiiosas, pero tomadas como el modelo de apreciación es-
son, persiguiendo la objetividad como ideai, sino que los presenran como
tética de Ia natural-eza real conlleva que nos perdamos buena parte de la ri-
símbolos y metáforas de ideas y pasiones humanas. De ese modo, no nos
queza naturaT: todo lo que no cabe en una imagen.
invitan a apreciar la natts¡aJeza en sí misma, sino a apreciar nuestras ideas y
Por supuesto, esto no sígnifica que todas las representaciones artísticas de
emociones, que se nos muestran tomando prestada la apariencia de un
ele- la natwafeza generen tales problemas. Algunos artistas intentan representar la
mento natural. si se nos ocurriera tomar esas obras de ,rt. .o.ro guia para
natural.eza tal como es, siendo fieles a ella, y buscan diversas estategias para
aprender a apreciar 7a naturaleza ¡eal, tendríamos un proble-u gáu., po.-
ayrrdarnos a conocerla y apreciarla mejor. Es aigo que habrá que anahzar
que estaríamos proyectando sobre la natual,eza nuestra propia
identidad. caso por caso. Sobre todas estas cuestiones regresaremos más adelante a 1o
-las El problema no se produce tan solo con las artes visuales. Si leemos fábu-
y cuentos infandles protagonizados por animares, en la mayoría delos
largo del libro, pero hay una idea fundamental que debemos presentar aquí:
la apreciación de elementos natu¡ales y Ia apreciación de artefactos cre¿dos
casos nos encontraremos con que las tortugas y las l_iebres desc¡itas
eIl esas por nosotros (ya sean obras de arte u obietos de cualqüer otro ripo) es dife-
historias no se comportan como Io hacen los animales reales. El cerdo y
el rente y requiere conocimientos distintos. Dicha diferencia radica en la auto-
caballo del cuento no representsn el comporramienro propio de sus especies,
ría. Cuando apreciamos u¡a obra de arte, apreciamos un objeto creado por
sino que son meros dísfraces defant.asíapara envoluár virtudes y vicios
hu- un ser humano que le permite comunicar una serie de ideas, emociones y
manos. si somos capaces de dlstingurr claramente ros animales Áales
de los sensaciones a otros seres humanos. El arte es, ante todo, un medio de expre-
imaginados no habrá problema, pero si vivimos en una curtura donde
ra sión y comunicación. En las obras de arte los humanos transmitimos ideas
mayor parte del arte representa de este modo los elemefltos naturales
v la sobre arte, percepción, filosofía, ética, política, metafísica, religión, espiritua-
gente tiende a confundir Tanafitrd.eza real con sus representaciones
.i arlsti- lidad, ciencia, sobre nosotros mismos o simplemente fantasías, divagaciones,
cas, será fáctL reakzar apreciaciones estéticas de la naturaleza
'¡i:: superEciales y estados de ánimo, miedos, esperanzas. . . , pero 1o decisivo es que las obras de
torcidas. un error que puede tener consecuencias graves a la hoia de prote-
arte contienen y transrniten significados. Y son significados elaborados por
ger ecosistemas dañados o especies en peligro de extinción. conveitir
la seres humanos y recibidos por otros seres humanos. Cuando apreciamos
Datufaleza en un mundo de símbolos que representan ideas humanas,
o en obras de arte apreciamos lo que somos y reforzamos los lazos entre nosotros.
un mundo de fantasía donde los animales actúan según nuestro .up.i.ho,
Celebramos la humanidad.
nos puede parecer muy artístico o muy divertido, pero ., ,r.,a
-ui.ra de
olvidar 1a naturaleza real en la que vivimos. La imaginación y la fantasía son
En cambio, cuando apreciamos la nattta)eza, ya sea un elemento inorgá-
nico como una roca, un ser vivo como un roble o un fenómeno como la 11u-
dones valiosos; sin embargo, hacemos un uso inadeJuado d.".llr, .runáo
u, via, estamos apreciando algo que no es humano; no ha sido creado por un ser
empleamos para ocultar la realidad.
humano y tampoco ha sido creado para los seres humanos. La naturaleza
. Carlson señala otro problema, específico de la pintura de paisaje, para
c{enunciar q'e este género pictórico tan importante en nuestra cultura
existe con independencia de nosotros y existiría aunque la evolución nunca
des- hubiera origínado nuestra especie. La wda en la Tierra suma unos cuat¡o mil
)o Eco¿¡rlrm:, L¡ ¡¡nrc¡.ccrór.¡ ESTÉncA 57

millones de años, mienrras que Ia humanidad apenas tiene doscienros mil,1l daC y del ideal érico de no insrumentalizar. Estas ideas cobran relevancia de
y \a vtda seguirá desar¡oilándose cuando los humanos nos hayamos extingü- nuevo cuando abordamos ia cuestión del conocimiento y la profundidad.
do. En la natural,eza no somos ios protagonistas: somos una especie más entre Cuanto más logremos silenciar el propio yo, observar al objeto con respeto
millones de especies de animales, planras y microorganismosl y una aprecia- y adentrarnos en su conocimiento, más profunda será la apreciación. Si en
ción estética profunda rnplica asumir este hecho tundamental. Los elemen- cambio proyectamos nuestra voz sobre el objeto hasta acallarlo, vertemos
tos naturales no contienen ningún mensaje pare nosotros. Las nubes, las sobre él 1o que queremos que signifique y rehusamos conocerlo, el resultado
águilas o las encinas no nos estaban esperando para comunicarnos ideas. En será una apreciación superficial.
las ballenas o en los corales no leemos rnensajes patalahumanrdad. La natu- AJguien podría responder que en estética cada cual es libre de hacer lo
raleza existe para sí misma, no para nosotros. Por ello, apreciar Ia naturaleza que le apetezca y que, si uno prefiere tener experiencías estéticas banales,
es apreciar 1o que no hemos creado ní podemos crear, lo diferente, lo que irrelevantes, parciales o torcidas, está en su pleno derecho. En parte es cier-
Adorno llamaba lo no-idéntico, y eso exige el esfuerzo de apreciarla como 1o to. Y, sin embargo, ias va.lo¡aciones estéticas superficiales implican a veces
que es, tratar de conocerla en sí mjsma 1o rnejor que sepamos. Si creemos que consecuencias más graves de Io que podríamos preveer de enmada. Yuril<o
i
la natualeza existe para ia humanidad, si proyectamos sobre ella nuestras Saito es una de las 6-1ósofas que se ha ocupado de esta cuestión. Como pro-
fantasías, si la reducimos a ser metáforas y símbolos para nosotros, si la usa- fesora en Ia Escuela de Diseño de Rodhe Island, es consciente de las impli-
mos como un espejo en el que contemplarnos, si tratamos de subsumir su caciones que pueden tener nuestros gustos estéticos si diseñamos objetos
diferencia bajo nuestra identidad, no lograremos conocerla ni tampoco tener que piacen a nuestros sentidos, pero que resu.ltan perjudiciales para el medio
apreciaciones estéticas profundas. En cambio, si asumimos nuestra finitud y ambiente. Nuestras preferencias estéticas tienen consecuencias y por tanto
adoptamos una actitud de humildad, descubriremos que es una fuente inago- deberíamos ser responsables y examinarlas de manera crítica. De hecho, no
table de fabu.losas experiencias estéticas y comprenderemos que somos afor- es difícil percatarse de que en nuestra civilización predominan algunos esti-
)l
tunados de vívir en un planeta tan rico, díverso y complejo. Apreciar las los estéticos superficiales que se nos imponen diariamente desde empresas
cualidades estéticas de la naturaieza se nos revela¡á como un camino para multinacionales, medios de comurricación, redes sociales y el comportamien-
comprenderla y también para aprender a convivir con ella y en ella. to que vemos a nuestro alrededor. Y algunos de ellos son terriblemente da-
Por todo ello, en Ia natuafeza apreciamos cualidades estéticas, mientras ñinos.
que en el arte, además, apreciamos también cualid¿des artísticas: vaioramos Pensemos, por ejemplo, en cómo las grandes multin¿cionales de la ali-
si e1 c¡eador domina más o menos la técnica de su disciplina o si conoce bien mentación, tanto de la producción como de la venta, han generado un esdlo
su traüción. Algunas de las cualidades artísticas con las que juzgamos una estético superficial. Cuando vamos a un supefinercado, encontramos la fruta
obra de arte serían: ingeaiosa, torpe, realista, imaginativa, fantasiosa, origi- y la verdura perfectamente ordenada; cada tipo de fruta se encuentra sepa-
nal, repetitiva, creativa, sentimental, critica, ingenua, trágica,irónica, sarcás- rada y las piezas están colocadas en filas o montones bien dispuestos. Todas
tica, etc... El hecho de que en el arre se encuentren ambos tipos de cü?üda- las piezas son similares en tamaño y forma y presentan una apariencia lisa y
des es la razón por la que algunos tilósofos creen que resulta más claro Iimpia. Todas las manzanas son iguales. Todas las peras son iguaies. Todas las
estudiar estética con ejemplos procedentes de la naturaleza, de manera que berenjenas son iguales. Todas las zanahorias son iguales. La mayoría de Ia
se evite la confusión entre cualidades estéticas y artísticas. Así se hacía de gente se acostumbra a ese estílo estético y Ie gusta: todo está ordenado y
manera habitual en el siglo xvnr y así lo hizo Kanr en su Crítica del Jut)cio. clasi6cado, pulcro y limpio. Todo es homogéneo, nada desentona.
También aquí vamos a preferir los elementos naturales corno ejemplos para Ese esti-lo estético tiene un precio: si una pieza es un poco más grande o
estudiar la apreciación estética, aunque nos ocuparemos de algunas cuestio- un poco más pequeña, si está torcida, si tiene una forma diferente, si presen-
nes relativas al arte. ta una rozadura, un golpe o una mancha, sería perfectamente comestible,
Estas ideas nos permiten retomar algunas exploradas más arriba. Ya ha- pero no encaja en la apariencia deseada y por tanto no puede venderse en el
bíamos dicho que la apreciación esrética implica silencia¡ el propio yo para supermercado. La fruta y verdura que se descana por criterios estéticos es a
escuchar al objeto y habíamos hablado del ideal epistemológico de objetivi- veces triturada para hacer zumos o sopas, pero oüas veces va a ia basura, lo
que supone un derroche de comida y de los recursos naturales que se han
It udlizado para cultivarla. Además, uno de los efectos perniciosos de este es-
Mientras escribo este texto, en 2017, e1 descubrimiento de unos lósiles enJebel
I¡houd, Ma¡ruecos, apunre a la posibilidad de que nuestra especie sea un poco más antigua y tilo estético es que transmite a los consumidores el mensaje de que io único
que sus orígenes se remonten a u¡os t¡escientos mil años [en línea]. Disponible en: http:// importante es el aspecto externo. Sin embargo, para realizar una apreciación
www.nacure. com/news/oldest-homo-sapiens-ibssil-daim,¡ewrites-our-specres-history -1.22111 estética profunda de esas tnanzanas que compramos en el supermercado
58 Eco¡¡ru¡r La APn¡craclór.¡ ESTÉTrCA 59

deberíamos saber dónde han sido cultivadas, de qué manera se han gestio- tampoco son fáciles de reciclar. Esa bandeja que nosotros usamos durante
nado los recursos naturales para producirlas, en qué condiciones hanfiaba-
unas horas o un par de días para llevar y guardar unas piezas de fruta, va a
jado los agricu-ltores, qué distancia han recorrido las manzanas hasta llegar al
tener una historia muy larga y qutzás pase décadas amontonada en un verte-
supermercado y si los dependientes que las han colocado en fi_1as tan bien dero o contaminando el ma¡. Si cada semana volvemos de la compra con tres
ordenadas han cobrado un sueldo decente. o cuátro bandejas, solo hace falta sumar la cantidad de basura que producí-
Cuando en el supermercado encofltramos Llrias manzanas doradas y bri- mos. También en este caso la apreciación estética no ha de consistir símple-
Ilantes, en una primera impresión podemos pensar que merecen un juicio
mente en e1 aspecto de la bandeja blanca de porexpán sosteniendo cuamo
estético positivo. Pero si las han cultivado utilizando pesticidas, herbicidas y rflaÍlzanas, sino que ha de tener en cuenta la historia de ese obj'eto, cómo fue
abonos artificiales que dañan la tierra y a sus habitantes, si las han recogido producido y qué va a suceder con é1 después de que lo hayamos usado. El
trabajadores mai pagados y ma1 tratados, si han llegado a España desde estilo estético superficial encarnado por las bandejas de porexpán, y eue
América del Sur después de arravesar el Atlántico en un carguero que ha ido
encontramos en otros objetos de un solo uso que resultan muy caros de pro-
contaminando el mar a su paso, la conclusión será que esas manzanas no ducir y/o muy contaminantes, está siendo respondido por todo tipo de pro-
pueden ser apreciadas estéticamente de una forma positiva porque su proce-
puestas de reutüzación, reciclaje y arte reciclado. Algunas de tales propues-
so de cultivo y traslado ha generado cuaLidades sensoria.les que merecen un
tas son interesantísimas desde un punto de vista estétíco, porque logran que
juicio negativo. En su cuitivo y en su transporte apreciamos fealdad, esa
esos objetos descartados como basura reciban una segunda oportunidad y
fealdad que es manifestación del dolor y rambién de la destrucción. Por revelen cualidades sensoriales que nos resultan atractivas, sorprendentes y
tanto, paa apreciar estéticamente vna manzana, no cuenta tan solo el aspec-
evocadoras. Sin embargo, si no produjéramos esos objetos, no haúa falta
to externo de la fruta que nos encontrámo§ en el supermercado, porque eso
reciclados después.
es solo una parte de la historia. Hay que tener en cuenta la historia entera y,
Otro ejemplo de estilo estético superficial es el que trata aJ, obl'eto como
si esa manzana aparentemente bonita se ha producido y transportado gene-
uninstruntento estético, es deci¡ lo reduce a su mera apariencia externa y a
rando fealdad, entonces no merece ser valorada estéticamente en términos
u¡a función ornamental. Según hemos explicado más arriba, una apreciación
positivos.
estética profunda implica precísamente no insrrumentaliza¡ sino respetar el
Si en cambio compramos mafizailas a productores loca.les ecológicos que
objeto contemplado. En cambio, los estilos estéticos superficiales reducen el
cultivan 7a naturaleza con respeto y dan a sus trabajadores condiciones dig-
objeto a un mero instrumento cuya utilidad consiste en adornaq como si de
oas, la experiencia estética es más positiva, aunque las manzanas sean irregu-
é1 solo tuviera valor el placer estético que nos proporciona. Este tipo de es-
Ia¡es o tengan alguna mancha. Lo importante es entender que 1a belleza de
téticas superficiales pueden ser muy dañinas, especialmente cuando se apli-
las manzanas no depende solo de su ¿specto, sino también de su historia.
can ala naturaleze y, sobre todo, a seres vivos. Pensemos en el uso de anima-
Cuando conocemos el lugar donde son culrivadas, cuando vemos la floración Ies como si fueran ornamentos. Un ejemplo claro son los acuarios que
del árbol y cómo crece ia fruta, eso es mucho más intenso que encontrarse encontramos en viviendas, comercio§, restaurantes, hoteles o parques de
las manzanas tan bien ordenadas en el supermercado. Por otro 1ado, es fun-
atracciones: los peces son presentados como meros adomos que proporcio-
damental plantearse por qué necesitamos que todas las manzanas y zanaho-
nan placer ala wsta. Lo mismo sucede con los pá.jaros enjaulados que vemos
rias sean igua.les. Ei criterio de homogeneidad puede responder a cuestiones
enlos balcones de tantas viüendas.
prácticas relacionadas con el envasado y el transporte, pero acaba imponien-
En estos casos se impone una concepción del animal como si fuera sim-
do un ideal estético de uni{ormidad cuando la riqueza de Ia naturaleza cor\- plemente un instrumento estético y se olvida que los animales son mucho
siste en su diversid¿d. En este sentido, hay que mencionar también el traba- más que su apariencia. Los animales sienten placer y dolor; están dotados de
jo de algunas organizaciones dedicadas a luchar contra el despilfarro de
capacidades cognitivas, emocionales y comunicativas; poseen memoria, ex-
comida y a dar un buen uso a las frutas y verduras descartadas por no encajar pectativas y personalidad. Y no son un mero amasijo de emociones y sensa-
en ese ldeai, como 1a ONG Espigoladors, que elabora conservás vegetaies ciones, sino que sus capacidades y sus experiencias están articuladas por un
bajo la marca Es Im-perfect.12 yo que los conüefte en sujetos de su propia vida. Los animales experimentan
Pensemos también en las bandejas de porexpán en que a menudo se nos lo que les sucede desde su subjetividad y responden a lo que 1es pasa con
presentan frutas y verduras en el supermercado: nos pueden parecer atracti-
emociones y acciones. Se alegran cuando su vida va bien y se entristecen o se
vas porque son blancas, pulcras e higiénicas, pero no son biodegradables y
asustan cuando va mal. Porsupuesto, sus capacidades varían según 1as espe-
cies, pero hoy en día sabemos que todos los vertebrados, e inciuso algunos
t2
*"*"w. espigoladors. cat invertebrados como los cefaiópodos, son más inteligentes y emocionales de
60 Ec¡¡rvr¡¿t La apr¡cnoóN ESrÉTrcA 6l

m
¡¡ili
1oque la ciencia más mecanicista nos venía repltíendo desde los tiempos de
Descartes hasta bien entrado el siglo )c(.Ii En el siglo nü, es normal que los
esencia-l de nuestra vida. Tratan de convencernos de que la experiencia esté-
tica es algo simple y fácil que podemos comprar por un módíco precio, un
,f.rt
cie¡rtíficos estudien la personahdad de ios pecesla o ias capacidades cogníti- producto lota-cost que no requiere tiempo, ni esfuerzo, ni dedicación, ní re-
¡

vas de los pollosl'. Por estas razones, encerrar animales en espacios reduci- flexrón, y que nos satisface de inmediato con uni placer pequeño y manejable,
lji ,,
dos y condiciones artificides, irnpeCiries vivi¡ sus üdas, robades su libertad Nos dicen que Ia experiencia estética de contemplar un animal cabe en una
¡.
y separarlos <1e sus famüas simplemente porque nos parecen bonitos rmpl_ica jaulita diminuta ¡ cuando enjaulan ai animal, también eniaulan nuestro pla-
l. ,

t: reducir a los animales a un lnero valor ornamental, y eso es precisamente lo cer. Intentan persuadirnos de que las experiencias estélicas se reducen a
contrario de una apreciación estéric¡ profunda. aquello que pueden vendernos, pero, en realidad, las experiencias estéticas
ril Además, enjaular pájaros y encerrar peces en acuarios no solo daña a los
ti'",; profundas están mucho más allá de lo que ninguna empresa nos podrá ven-
1". anima.les, sino que tarnbién nos impide apreciar en profundidad las cu.alida- der jariás.
l. : des sensoriales de tales especies. Las aprecíaciones estéticas superficiales Esa estética superficial también a{ecta a nuestra identidad, la manera
simpre implican una pérdida para el sujeto, aunque este no sea capaz de como nos conocemos y valoramos a nosotros mismos y a otros seres huma-
l,,,
l darse cuenta. El espectácu-lo de ver volar a los pájaros es más fascinante que nos. Un ejemplo claro es el código de apariencia que nuestra civilización
tenerlos dent¡o de una jauia donde apenas pueden moverse ni interactuar dicta a las mujeres. Ese código nos 1o impone uDa inmensa industria con
i',
i con sus congéneres. Contemplar a los peces nadando en mar abíer¡o es más multinacionales que invierten millones de euros en publicidad, pero también
ma.jestuoso que verlos encerrados en una pecera diminuta. Quien enjaula a instituciones sociales, culturales y religiosas. De difundirlo se encarga diaria-
l'
un pájaro lo hace creyendo que el animal se acaba en los límites de su cuerpo mente la prensa, entre ia que encootramos canales de teleüsión, revistas y
e ignora que su identidad se desarrolla en una red compleja de relaciones blogs dedicados exclusivameote a <<aconsejar>> a las mujeres sobre su apa-
l
con los otros seres del entorno al que pertenece. A eso me refiero con el riencia y que disfrutan adernás del eco infinito de las redes sociales. Pero
],'. concepto de ecoanima.lidad. Cuando se enjaula al animal, se le impide reali- también la prensa considerada seria, que alterna las noticias de actu'¿lidad
I
zat la forna de viür propia de su especie y desplegar sus conducras natura- con conseios de maquillaje. Solo hace falta fijarse en cómo buena parte de
les. Los animales no son objetos: son historias, son redes de relacíones, for- esa prensa supuestamente seria informa acerca de ias muieres que ostentan
mas de vivir. Po¡ eso las jaulas no solo encie¡ran, sino que rompen vidas. cargos políticos, que son arlistas, científicas o empresarias en comparación
:.: .
Rompen aquello que pretendíamos apreciar. En toda javJa y en todo acuario con cómo informa sobre los varones. Cuando ellas son noticia, 1o fundamen-
hay formas de ,,-ida mutiladas a las que no se permite expresarse como lo que tal no es lo que hacen o dicen, sino cómo van vestidas y peinadas, si Ilevan
son, a las que no se permite ser ellas mismas. wt loob original, dónde compran las joyas o, por extensión, cómo visten a sus
Es importante sub,rayar que las apreciaciones superficiales no son erró- hijos o decoran sus casas. Desde todos esos lugares se recuerda dia¡iamente
neas simplemente por motivos éticos, sino que lo son por razones estéticas, a las mujeres que deben mostrarse jóvenes, delgadas, con piel lisa y perfecta,
porque reducen la apreciación a aspectos menores y poco relevantes, y la maquilladas, con cabelleras perfectamente cuidadas, depiladas, con ropa que
enfocan desde una perspectiva parcial y torcida. Si asum-imos como nuestros encaje en u¡a lista de estilos perfectamente predeterminados, complementos
esos estilos estéúcos superficiales, nos ale.jaremos de experiencias compiejas, a juego, sonrientes con dientes muy blancos y sobretodo con actitud suave,
ricas y diversas, y acabaremos creyendo que el mar cabe en una bañera. Los amable y servicial, que encaje en las subcategorías de la joven sexy, 7a aza{.ata
estilos estéticos triüales que nuestra civilización nos ofrece cercenan nuestra simpáuca o la madre cuidadora.
capacidad de expiorar, de experímentar y apreciar, y así reducen una parte Al imponer ese estilo superficial a las mujeres, nuestra civilización 1as
concibe básicamente como un cuerpo que debe tener una apariencia placen-
ri Véase la bibliografía ¡eunid¿ en Marc Bekoff, «Animal Consciousness: New Report
tera para ia mirada masculina heterosexual. Esa persistente reducción de 1as
Puts Al1 Doubts toSleep>>,Psycholog,Today leniíneal. Disponible en:26 de e¡ero de 2018: mujeres a su aspecto externo, con la que son bombardeadas a todas horas
https://www.psychologltoday.com,4riog/animai-emotions/201801/animai-consciousness-ne\¡r'- desde la infancia, acaba teniendo un peso enorme en la vida de muchas de
repott-puts-a1l-doubts-sleep ellas, que invierten una gran cantidad de tiempo, dinero y preocupación en
'' Nicho.las D. McDonald el al «Consensus and Experience Trump Leadership, Su- acercarse al ideal que se les prescribe en vEz de dedicarse a cosas más intere-
ppressing Individual Personality durrng Social Foraging», Science Aduances,2-9 QO16),
santes como sa.li¡ de excursión a la montaña, cantar en un coro, escribir no-
ei600892: https://u'v"rr.ncbi.n1rn.nih.gov,/pmc,/artides,?MC5 O») 18/
15 Lori Marino, «Thinking chickens: a review of cognition, emotion, and behaüor in the velas o estudíar ingeniería, actividades que enriquecerían sus personalidades.
domestic chicke¡>>, Animal Cognition , vol. 20, núm. 2 QOtl ), pp. 127 -1.47 , ltambién en lí- Las mujeres son educadas para convefiirse en insÚumentos estéticos, para
neal. Disponible en: http:,//link.sptinger.com,/arricle/10.1007,/s10071-076-rc64-4 ser meras apariencias, para ofrecer placer a los varones que las miran. Las
62 Ecoar.nr.¡¡l- L¡ ¡pn¡cmcró¡¡ EsrÉTrcA o,

mujeres son ec{ucadas para ser mi¡adas y no para erigirse en sujetos que
mi cuerpo con una apreciación profunda, ni creer que toda estética es por defi-
ran el mundo, que 1o anaJtzany lo contemplárr. Co*L tantas pánsadá.r,
f.- nición superficial, porque entonces solo podríamos elegir entre el esti.lo esté-
ministas han denunciado, las mujeres son educadas puru qra ,. convieftan
tíco trivíal que se nos impone o una renuncia a la estética. Y la estética puede
en modelos y en musas, no en artistas y en fi1ósofas. p.ro ese estilo
trivial proporcionarnos experiencias de gran profuadidad. Necesitamos reiündicar
también daña a los varones, que son educados para apreciarlo superficial y
una apreciación del cuerpo que no sea banal.
no lo profundo; cuando reducen a las mujeres a meras aparienciás
agraáa- Apreciar de manera profunda tiene que ver con observar cómo las perso-
bles, también reducen su propia capacid.aáde comprendár y apreciaria
hu- nas expresan su personalidad en su apariencia: cómo manifiestan 1o que son
manidad y, en general, el mundo que habitan. Se diie u ,".á, á..ru.r,ru
,o_ en el tono de su voz, en su manera de reír, en su forma de caminar. Pensemos en
ciedad que es muy estética, pero eso no es cierto en absoluto: 1o que reina
en esas personas vitales que expresan alegría con todo su cuerpo, que ríen con
nuestra civilización es la superficiaiidad. una sociedad donde la estética
fue- todo su ser. Pensemos en esas personas que cuando cuentan una historia la
ra realmente importante desarroliaría una cultura más profund a,
i,:.
crcativa y cuentan no solo con la voz, sino también con el rostro, las manos, como si
diversa.
Sl encarn^tan en sí mismas los personajes de los que hablan. Pensemos en los
Nfientras escribía este capítulo, acudí a Iafarmacia de mi barrio a
.:i: buscar aficionados a observar pájaros que saben imitar el canto de muchas aves y
un medicamento. cuando estaba aguardando mi turno, de repente me
'i':, di que con las manos intentan describir la forma de volar de cada una. Bailari-
cuenta de que me rodeaban imágenes de mujeres semidesnudas, a mi dere-
nes, magos, pintores, escaladores o cirujanos han aprendido a usar sus cuer-
cha, Ias estanterías estaban llenus de crernas ctnra la celulitís y
el envoltorio pos de formas distintas y eso influye también en cómo se mueven y se expre-
de cada producro mosrraba la fotografíade una chica jou.r, .i .op"
interior; san en la vida cotidiana.
a mí izquierdahabía barritas energéticas para mujeres que qri.r.r,
hu.., En un parque de mi barrio me encuentro casi a diario a una vecina y su
d..rl. diversos productos para con imágáes de chicas
I perro que me parecen la encarnación de la vitalidad, Ia alegria y la belleza.
en bikini. Más aLlá, comenzaba la ^dálgurnr,iu*bién
sección de cremas antiarrugás y hrguísimas Ella es una señora mayor, ya jubilada, bajita y delgada, con el pelo canoso
estanterías dedicadas al maquill¿js. y todavía había otrar..".i¿á paá
el cui_ muy corto y aspecto fragn.Él es un chucho sin raza, bastante grande, de pelo
dado de.los pies, dirigída únícamente a un público femenino, po.'qre pu....
corto y marrón, que nunca ganaría uno de esos concursos de belleza para
ser que los varones nunca tienen durezas oi ca[os. Todo esto en
ü, iur-u- perros. La señora camina despacio, especialmente mientras sube la pronun-
cia. Si cada vez que vamos a buscar jarabe conüa la tos nos pretenden
adoc- ciada cuesta que los conduce al parque. El perro no para de corretear a su
trinar así. . . , ¿ qué podemos esperar? Cuando por fin me tcó el
turno, la alrededor y de mirada impaciente, pidiéndole que se dé prisa, deseoso de
dependienta me preguntó si quería apuntarme a un taller gratuito para
depi- llegar cuanto antes. Se adelanta corriendo y luego regresa a buscarla y da
larme las ce;'as. Le contesté que no .itubu ,"gu* de si hañía ..r,.áo
.o urru vueltas a su alrededor. Y entonces ella hace un ademán como si fuera a echar
farmacta o me había eqüvocado de tienda, y1o q,r. siguió fue
una conversa- a correr tras é1, como si 1o persiguiera, aunque no puede hacerlo, y e1 perro
ción absurda que no tiene sentido reproducir. p..o.i mensaje es claro:
si sale corriendo con todas sus energías, con todo su entusiasmo, como si co-
entras en una farmacia a buscar medicamentos contra el resfriádo y
te insis- rriera por los dos. Una vez en el parque, ella le tira ia pelota y lo recibe con
ten en que debes depilarte las cejas, los conceptos de sarud y de estética premios y cariños cuando él la devuelve. Me atrapa 1a mirada vedos jugar,
ir se
mezclan. de una forma peiigrosa. Los productás de maquiilale
colocados al porque esa señora que ya no puede correr, que quizás en poco tiempo nece-
lado de los medicamentos contra Ia giipe nos pretende, irr..rl.r, la idea
de sitará u¡r bastón, y ese perro feúcho al que le tira la pelota encarnan de una
que ese estilo estético superficial es una cuestión de salud.
manera fabulosa las ganas de vivir y disfrutar. Es fascinante, además, cómo
mujeres que caen en la trampa y siguen ese código acabanmostrando sus cuerpos se coordinan, cómo 1es basta un gesto para entenderse. A veces
.Las
todas un aspecto uniforme, como si fueran repeticiones"unas de las otras,
en el perro salta a su alrededor con tantas energías que temo que ia hará caer,
vez de seres que expresan una personalidad singular en su apariencia. porque se la ve muy frágil. Pero el perro nunca se tira sobre ella, como si
En la
dirección contraria se halla 1a posibilidad de busiar por una misma, cada fuera perfectamente consciente de 1o que e1la puede y no puede hacer.
una
d.e no_sotras, qué apariencia desearnos tener y qué queremos
expresar con El chucho no responde a los cánones super6ciales de belleza para perros
ella. cultivar un estilo estético propio implica ii mái allá de una talla
o un y ella tampoco responde a los cánones super6ciales de belleza para mujeres.
tipo de piel, de códigos prestablecidos y moldes diminutos en los que una Pero los dos me parecen bellísimos. Y no en su interior, sino en sus cuerpos
deba encajar. Pero con eso no pretendo afirmar que ra berleza d" r^ p..ronn, y en la manera en que ambos cuerpos se coordinan cuando juegan como si
solo se encuentre en su interior tú rcchazar cualquie. apreciación .stéti.,
d. bailaran. En la forma en que expresan sus ganas de üvir, en cómo ella se ríe,
su aspecto externo. No debemos confundir una apreciación super6cial en cómo 1o acaricia, en cómo se deja caer en un banco cuando está cansada
del
64 Eco.trrtuui.

y el perro sube al banco de un brinco y 1e lame \a can. En cómo ella a veces


le pide paciencia y él se la queda mirando un instante y luego \.,uelve a saltar
y brincar a su al¡ededor y eila se echa a reír. En cómo ella le habla todo el
tiempo con una voz suave y cristalina y é1 la mira atentamente. En cómo
a veces ella discute con él y ie }iama «tozudo» y él se sienta con la cabeza
gacha y espera a que pase el chaparrón. En como luego é1 se tumba en Ia
hierba panza arnba y da volteretas y 7a mita inütándola a echarse a su lado,
y e1la con esfuerzo se acuclilla, se sienta en el suelo y los dos se quedan allí
en ia hjerba al sol. Dos seres de especies distintas jugando juntos al sol de la
2.Los sentidos estéticos en la filosofía moderna
tarde, custodiando el secreto de la amistad y laalegría.
Richard Shusterman ha intentado crear un marco teórico para explorar
tales ideas.16 Su propuesta fi,losófica, que é1 denomina sornaestética, rechaza
el dualismo entre apariencia y esencia para afirmar que la esencia está en la
apariencia, es decir, que nuestra personalidad se ¡evela en nuestro aspecto
externo. Deflende así que cada persona expresa su personalidad en su cuer- 2. 1. Duai-is¡vo IvIETAFÍsICo

po mediante 1o que él llama el estilo somática.Y afrrma, además, que ese


estilo somático es mu-ltisensorial, que lo percibimos y apreciamos con todos La concepción de la percepción y la apreciación estética que se ha venido
nuestros sentidos. Su propuesta, inspirada en algunas ideas de fi.iosofía orien- desarrollando en la fllosofía occidental surgió en Ia Antigua Grecia, aunque
tal, explora cómo nuest¡os hábitos cotidi¿nos, nuestra profesión o el depor- probablemente se basó en infuiciones más antiguas. Pa¡a entenderla, es
te que practicamos acaban manifestándose en nuestra forma de movernos o imprescindible comprender e1 que ha sido su principal marco teórico: el
en el tono de nuest¡a voz. El trabajo de Shusterman es un ejemplo de cómo dualismo metatísico, que encontró en Platón su primer gran desarolio siste-
es posible reconcil-i¿r la estétic¿ con el cuerpo sin cae¡ en una mirada super- mático, se fortaleció con 1a aparición del cristianismo y en sucesivas reformu-
ficia]. laciones ha perdurado durante siglos como uno de los pilares fundamentales
Vamos a concluir aquí este prímer capítuIo introductorio paru abordar ya de nuestra tradición fi-losófica.
en el siguiente la cuestión de la sensorialidad. En el segundo capítulo expon- Según el dualismo metafísico, la reaiidad se divide en dos reinos y dos
dremos cómo la fil.osofía moderna solo aceptaba dos sentidos estéticos, la dpos de sustancias: Ia materia y el espíritu. Esta dualdad no es complemen-
t, vista y el oído, y posteriormente en el tetcero analizaremos de qué maneras taria, sino jerárquica: el espíritu es considerado superior a la materia. De
la estética contemporánea se está ampliando para acoger una concepción hecho, se asume que Ia materia está al servicio del espíritu, que puede o in-
de la sensorÍalidad más plural y diversa. duso debe usada, domarla y dominarla. Lalinea que separa los dos reinos
p¿sa justo por en medio dei ser humano, de modo que este queda dividido
entre ios dos. En vez de ser concebido como rm todo orgánico, es entendi-
do como la unión temporal de dos sustancias opuestas y, así, el ser hum¿no
se configura como un campo de batalla entre Ia materialidad y la espirituali-
dad. Comparte su naturaleza corporai con los otos animales, a Ia vez que
comparte su esencia espiritual con Dios y los ángeles; su cuerpo lo ubica en
la naturaleza, mientras que su espíritu 1o sitúa en el reino del pensamiento.
Tiene en común con los otros animales una gran cantidad de capacidades,
pero no se reconoce en ellos porque no poseen alma. Su cuerpo le permite
habitar en la naturaleza, pero no lo acepta como su verdadera identidad, sino
tan solo como una apariencia pasajera. El dua.lismo siembra en el ser huma-
no la semilla de una nostalgia permanente: ya no puede sentir la fiatvr^7eza
como su hoga¡ sino tan solo como el lugar de su exilio. Esa nostalgia se en-
16 Richard Shusterman, «Somatic Style>>, The Journal of Aestlsetics and Art Críticism,vol.
carna en la frase que el ser humano pone en boca dei Hijo de Dios: «Mi
69, núm. 2 (20tr\, pp. 147-159. reino no es de este munrlo>r.
66 Eco¡Nr¡¡¡r
Los sr¡¡rmos rsrÉTlcos EN LA mosoFí{ MoDE¡NA 67

Para comprender el dualismo metafísico es necesario recordar que


subs- do que é1 pam convertir el dualísmo en un abismo insondable que separa
tituyó a cosmoüsiones más anriguas en que lo espiritual y lo mateni
estabqn cuerpo y ilma sin posibilidad de reconci-liacíón. En ia cuarta parte de su
uaidos, como las religiones animistas de los puetlo, .urudo..r-recolectores,
Discurso del método, Descartes afrtmaba estar más seguro de ser un alma que
para las cuales el se¡ humano era un miemtro más de la natural
eza y esta de ser un cuerpo y consideraba más eüdente la existencia de Dios que la del
poseía ula dimensión espiritual a1 igual que el ser humano.
con el duir-o, mundo material, pues terua mayor confianza en su capacidad de argumenta-
7a naturaleza queda desprovista de espirituaiidad y las diünidad.,
t. tfl ln ubu.r- ción racional que en la información que le proporcionaban los sentidos.
donan para residir en otro mundo. Lo que gana el ser humano con el dualis-
" i.t
.l
También fue uno de los creadores de la concepción mecanicista de la natu-
mo es la creencia de que su a.lma lo hace superior aI resto de elementos na-
ifq
mJ,eza, que defendía en ia quinta parte del mismo Libro y según ia cual 1os
':,
turales y eso le legitima para usar y e*plotar una naru¡ale za rcducíd,a
qi a otros animales, por mucho que se parezcan a nosotros en su anatomía, no
recursos y servicios. El dualismo fue substituyendo a las cosmovisiones
ani_ son sino máquinas carentes de conciencia, incapaces incluso de sentir dolor.
mistas a medida que las prácticas de caza y recolección se fueron transfor-
Según Descartes, después del error de los que niegan a Dios, no hay nada
mando en ganadería y agricultura, un proceso que se inició hará unos
doce que más aparte al ser humano de 1a ürtud que creer que los animales poseen
mil años en diversos lugares de1 planéta. A,-,r.iue las actividades de caza,
':t' un alma como la nuestra.l
.tL recolección, pesca y marisqueía que realizaban lás cazadores-recolectores
ya Sin embargo, el dualismo cartesiano comenzó a ser cuesrionado ya en
implicaban u¡a cierta explotación y avanzabanprogresivamente hacia for-
vida de sl-r autor, y con el tiempo las críticas se fortalecieron. En el siglo xuu,
mas de gestión cada vezmás sofisdcadas, ia domesticación fue la herramien-
David Hume desarrolló u¡a sólída filosofía basada en el empirismo y en una
ta clave que le permitió al ser humano ambicionar el dominio de la naturale-
racionalídad frr,;rtay autocrítica; en elia se liberaba de la c¡eencia en el alma
za, pues con ella podía transformar el organismo y el comportamiento
de ai tiempo que reconocía la similitud dei ser humano con los otros animales.
especies animales y vegetales para adecuarlos a sus deseos. pero ese
dualismo Un siglo después, Ios avances en biología ¡ especialmente, la teoría de la
que empuja al ser humano a domesticar la naturale za lo ll.evará también
: a evolución de Charies Darwin plantearon 1a posibilidad de que Ia acti,rdad
someter su propio cuerpo. La concepción dua.l del ser humano será el
origen intelectual fuera solo un producto más de \a naturaleza. Cuando la biología
de un largo número de tensiones y batallas que se cerebrarán tanto
en sí comenzó a buscarlos orígenes de ia especie humana no en un reino espiri-
mismo como en su relación con el mundo natural.
i.
tual, sino en los primeros microorganismos que poblaron la Tierra, Io que
:
,
_- Según la concepción clualista, cuerpo y a.lma poseen funciones diferenres. hizo fue recuperar la memoria de nuestra especie y recordarnos que los ani-
El cuerpo, que no es sino un vehículo temporal
iara el alma, debe sobrevirir males son nuestra famüa.
e¡r buenas condiciones en el mundo .nut.riul pui, q.r" el alma pr..du
,.Jr, Al mismo tiempo, I\ietzsche ilevó un paso más adelante las intuiciones
las actividacles realmente importantes. pero el cuerpo ., .orr..bido
i: también biologicistas de Schopenhauer, pero con una diferencia fundamental: subs-
como una trampa. Ata al ser humano a la enfermedad, al dolor, a la precarie-
tituyó su mjrada pesimista por uná afirmación apasionada de la vida, ia na-
dad, ala suciedad de los procesos vitales, a Ia muerte a la que está
.o.rd.na- turaleza y el cuerpo. Así, denunció que la nostalgia permanente de ese otro
do; lo hace dependiente de procesos, ciclos y leyes naturales que ie roban
la mu¡do espiritual solo había sen ido para ignorar y despreciar el mundo que
libertad con la que sueña. y es también ia perÁanente tentación de de;'arse
.tf realmente existe; como alguien que, insatisfecho con su hogar, se inventa
caer en el mundo material, de dejarse arrastrar por la animalidad, por
el otro hogar imaginario, y se olvida de cuidar el único que tiene. El resuitado
placer, eldeseo, la pasión. El cuerpo, aunque necesario, será visto
.oÁo p.- es un desapego y una ignorancia creciente de la natura-leza, y cuanto más se
,d+ .
ligroso, algo que hay que ,prendár a dominur y controiar del mismo modo tarda en volver a casa, más difíqil ss volver a hacerse un sitio en ella. Níetzsche
en que el agricultor somete la tierra para sembrar cereales, tala los bosques, reivindicaría que una filosofía más basada en los sentidos y menos en los
affafica las plantas silvest¡es y ahuyenta a los pájaros. En cambio, las fr¡ncio- sueños dela razón no se habría inventado otro mundo, sino que nos habría
nes del alma son las consideradas propiamente humanas. En el
alma reside enseñado a comprender el mundo en que vivimos. Sus ideas inspiraron a
la.ldentidad, la personalidad, las cápaiidades cognitivas, er lenguaje, ra mo- Adorno, quien rompió con el dualismo metafísico proponiendo una metafí-
ralidad, la espiritualidad y también ús capacidades estéticas y u.tísti.as. pa.u sica materialista dedicada a pensar el placer y el dolor, la animaiidad y la
desarrollarlas, hay que fortalecer ei alma y dominar .r cu.rpo. La represión natutaleza, tanto como la racionalidad y la espiritualidad.
se abrirá camino como un arma indispensable.
Durante 1a Antigüedad grecorromana y la Edad Media, el dua-lismo fue
I René Descartes, Drirours de la nétbode (Leiden: Jan NIaire, 1617); Discurso del método
más o menos pronunciado según los autores, pero se rcforzó especialmente
(Mad¡id: Espasa Calpe, Colección Ausr¡al, 1989), edición y traducción de lvlanuel Ga¡cía
en la Modernidad, que en frlosofia inaugura Descanes. Nadie caió
más hon- Morente.
68 Eco¡¡,r¡r¿q,r Los spN'rmc-¡s ESTÉTICos EN L.\ FILosoFÍA N{oDERNA 69

La li.losofía norteamericane encootró su propill manera de superar el dua- Atnque las críticas procedentes de la filosofía y la ciencia no han logrado
üsmo. En el siglo >c\, un grupo de autores liderados por Ralph W'aldo Emer- todavía demoler por completo el dualismo metafísico, sí han abie¡to en é-l
son desarrolló la fi-losofia transcendentalista, que convertía de nuevo la natu- tantas fisu{as que le han artebatado su apariencia de solidez y revelado sus
raleza en el lugar donde celebrar la búsqueda espiritual. En esa corriente flaquezas. Hoy en día es una idea en decadencia.
surgió la obra de Henry Davrd Thoreau, quien supo reconciliar la corporali-
dad con la espiritualid ad a Ia vez que unía la reflexión filosófica con la obser-
vación atenta y entusiasta del mundo natural. Nos legó una ¡eivindícación de 2,2. La Jpn¡nQUfu DE LOS SENTIDOS
1o saJvaje, de los sentidos y de la apreciación estética y un idea-l de conüven- i
cia amable con los bosques y los animales. Pero no solo desarrolló estas ideas Durante la mayor parte de la tradición occidental, el dualismo metafísico fue
i;i:
en sus textos, sino que antes de ponerlas por escrito las encarnó en su forma el marco teórico desde el cual se pensó Ia percepción y la apreciación estéti-
I' de vida. Thoreau fue uno de los fundadores de lo que hoy llamamos ética ca, a las que impuso dos ideas fundamentales. La primera idea es que los
i.:
ecológica y algunos de sus libros pertenecen al canon fundamental de dicha sentidos tan solo perciben la mitad de la realidad, ya que el reino espiritual
i];tl!
d;" disciplina.2 les resulta inaccesible. El alma no puede percibirse con ningún sentido hu-
§:
¡ En los años 60 del siglo n surgió otro movimiento decisivo que hizo de mano, ni tampoco Dios ni los ángeles se manifiestan a los senddos. Tan solo
1*.'
la c¡ítica al dualismo metafísico uno de los ejes de su pensamiento. El ecofe- el cristianismo más popular defendió durante algunos períodos, especiai-
..

minismo denuncla que toda nuestra civlhzacióo se ha erigido sobre una serie mente en la Edad lvledia, que ciertas realidades espirinrales se hacían percep-
l
de dualismos afirmados de manera jerárqtatca, que se han constituido en 10 dbles de manera transitoria, por eiempio, en las apariciones de ia Virgen o
:. que Karen Varren bauttzó como lógica de la dominacíón. E\ dualismo no Ios santos, que se dejaban vet escuchar o incluso oler por algunas personas.
i}
solo justifica Ia explotación de la natura.leza y los anirnales, sino también de Pero en general, la consigna es que nuestros sentidos solo nos permiten per-
t, los pueblos indígenas y de las mujeres, pues sus identidades se consideran cibir uno de los dos reinos que conforman la realidad.
:
más mareriales que espirituales. Así, el dualismo espíritu/natural.eza,a.lma/ Así se construye una concepción de1 mundo en que 1o más elevado no es
cuerpo, humano/animal, se complementa con civilizado/sa-lvaje v varón/mu- perceptible y solo se conoce gracias a la revelación divina en ias Escrituras,
jer. En sus todavía pocas décadas de existencia, el ecofeminismo ha demos- la fe, la racionalidad más abstracta y la especulación metafísica. De ahí sur-
trado una profunda lucidez para denuncia¡ cómo las disdntas formas de girá la contraposición conceptual entre la apariencia (el envoltorio superficial
,t
dominio se refuerzan entre sí y se ha convertido en una de 1as corríentes fi- que podemos pe¡cibir) y Ia ese»cia (1o realmente valioso pero impercepti-
I
losóficas más innovadoras, aunando la mirada crítica con las propuestas fér- ble). Esa contraposición será fundamental para construir una determinada
u1es.j visión de la naturaleza humana: la apariencia del ser humano, io que se ma-
si nifiesta a los senridos, no es lo reaimente importente, mient¡as que su esencia
s
más profunda, su alma, escapa a la percepción.
2 Henry David Thoreeu (1851),lValden; or Lfe in the trVools (New Haveo: Yale Univer-
l'L La segunda idea impuesta por el dualismo metafísico es que los sentidos,
sity Press,200,l), edición deJeffrey Cramer; Valden (M¡&td: E¡rata Natu¡ae,201-l), traduc-
rlli
que tan solo perciben el mundo material, se ordenan jerárquicamente. Según
lii ción de Nlarcos N¿va García. Walking (Bosror: The Atlantic N{onthly, 1862)., El arte de carni-
nar (Barcelona'. Edicro¡es Local Global, 2009), edición de Antonio Casado da Rocha, la filosofía clásica, el sistema perceptivo del ser hurnano está compuesto por
prólogo de José Altonio Pérez- Véase 1a colección digital de obras de Thoreau: https;//www. cinco sentidos diferentes, cada uno de los cuales proporciona información
w'.rlden.orglthoreau/the-writings-of-henry-daüd,thoreau-the-digital-coilection / específica por un canal independiente sin que esas diversas informaciones se
En lengua castellana hay que agradecer ei trabajo que desde hace años ha venido ¡ea.lizan- mezclen o se influyan unas a otras. La vista y el oído están Ligados a las acti-
do Antonio Casado da Rocha para dir,ulgar su obra, como por ejemplo: Tboreau. Biografia
vidades intelectuales, lo que 1os convierte en más valiosos qlre el tacto, el
esencial (Nltd¡id: Ediciones Acuarela, 2004), pró1ogo deJoaquín Araúio [rambién en línea].
Disponible en: http://antonio.ias-¡esearch.net/ft|.es/2016/05/a¡tonio_casado_da_rocha_tho-
olfato y el gusto, cuyas funciones son corporales.
reau.pd,l Aristóteles fue el filósofo de la Antigüedad que nos legó una concepción
I Val Plumwood,FeninismandtbeMasteryof Nature (NuevaYork: Rourledge, 1993). más desarrollada de los sentidos en su iibro Acerca del alrna.a Siendo como
Karen J. \X/arren (ed.), Ecological Feminlst Pbílosopbies (Indiana University Press, 1996); Fz'- era un ávido observador del mundo naturai, fue capaz de describir de mane-
losofías ecoferninzilar (Barcelona: Ic¿ria,200l), traducción de Soledad Iriarte. A.licia H. Puleo, ra detallada el funcionamiento de cada sentido humano y de comparado con
Etofeminismo para atro mundo posible (,Madrtd. Cátedra, 2011). A[cia H. P,u]eo (ed.),Ecolo-
gía y género en diálogo interdisciplinar (Mad¡id: Plaza y Valdés, 2015) (se puede descargar
aquí: http://www.plazayvaldes.es/libro/ecologia-y-genero-en-dialogo-interdisciplinar). Angé- a Aristóteles (c. )50 a. C.), Acerca del alma (lvladrid: Gredos, i978), introducción, tta-
lice Velasco, La ética animal ¿lJna cuestión feminista2 (Madrtd: Cáted¡a, 2017). ducción y notas de Tomrís Caivo Manínez, reüsada por Alberto Bernabé Pajares.
70 Eco¡¡ru¡r Los snNroos ¡srÉrcos EN LA Ftr osoFÍA MoDERNA 7t

su equivalente en otras especies animales. Aunque algunas de las intuiciones


tética se articula como un placer superior que recompensa el sometimiento
aris¡otélices se han demostrado er¡óneas, no dé¡r.oi de ad.mirar su capaci-
de1 cuerpo y la renuncia a sus placeres.
ded de observación y su pasión por el funcionamienro der cuerpo h,r.,,ár,o y
Resulta especialmente interesante estudiar el ¡echazo a los sentidos me-
de las otras especies. Pero A¡istóteles, como platón, defendíó una
ordena- nores eo la Moderrudad, porque es el período en que la estética se establece
ción jerárquíca de los sentidos que tuvo como consecuencia 1a idea de que
como disciplina autónoma. Hasta el siglo xrur, estaba esmechamente vincu-
soio la üsta y el oído son capaces de apreciar estéticamente.
Lada ala ética y la metafisica, y es solo a partir de Ia Ilustración cuando se la
Para)a estérica tradicionai occidenta.l, la vista y er oído se corresponden
comienza a cultivar de manera independiente. Concede¡le esa autonomía
con ]a parte intelectual del ser humano. Aunque solo pueden captar
mun- i implíca refu¡darla, asegurar sus cimientos para que pueda sostenerse por sí
do material, lo perciben de forma objetiva, 1á que permite conácerlo,
com_ misma, separada del resto de disciplinas fi1osóficas. Por ello, durante el sr-
prenderlo yhablat sobre é.l. Estos dos sentidos-son ras ventanas po. Ius qre
g1o xl, u se inicia una teorización profunda y rigurosa de la apreciación esté-
el se¡ humano se asoma al mundo, haciendo posible tanto la ciencia como
la rica que la dota de una complejidad conceptual que no había tenido ante-
apreciación estética. Por ello el arre ha sido concebido t¡adicionalmente para
riormente. Es en ese momento cuando se desarrollan una serie de
ser mirado y escuchado, mientras que las creaciones que aperaban ,l gurto,
argumentos con los que justificar el rechazo de los sentidos menores, que
al olfato o al tacto no han sido aceptadas como arte, sino consideradai me-
exploraremos en ios próximos apartados, centrándonos en el pensamiento
ramente artesanías. La disdnción entre el arteyla artesanía reproduce una
de Kant y Hegel.
dualidad similar a la del espíritu y el cuerpo.
Antes de ello, cabe mencionar un aspecto. Resulta interesante que en la
En cambio, olfato, gusto y tacto se conciben como sentidos corporales,
obra de Kant y en los ensafstas ingleses en los que se inspira, de Shaftesbury
atados a ia parte animal del ser humano y sus funciones biológicas. se dice
a Burke, la naturaleza es la gran fuente de ejemplos para explicar la belleza,
que estos sentidos no permiten conoce¡ Ia realidad que existe fiera de
noso- 1o sublime y el juicio estético. Sin embargo, la natwaleza es multisensorial y,
tros, no son ventanas objetivas al mundo exterior, sino que solo informan
por tanto, no podemos dejar de percibirla por todos los sentidos, inclurdos
acerca de estados internos del cuerpo mediante sensaciones subjetivas. por
los considerados menores. Cuando Kant contempla un paisaje natural o un
e1lo, tales sentidos son incapace, á. ...onocer ni aprecia r la úelleza jar&n y sostiene que sus aromas no forman parte de su belleza, está oliendo
o la
fealdad.
esos aromes y debe hacer el ejercicio ascético y abstracto de negar que pafti-
_ Esta jerarquía de los sentidos encaja con una jerarquía de los placeres cipen de su belleza. En cambio, con el arte le resu.ltaba más fácl afirmar que
humanos. En vez de proponer 1a continüdad, ia compiementarieiad
o la labelleza solo se apreciaba con la vista y el oído, porque el arte había sido
retroalimentación entre una diversidad de placeres, el-dualismo estableció
tl., concebido exclusivamente para estos senddos. Una pintura de paisaje había
la existencia de dos tipos opuestos. L, apreiiación estética, considerada
un sido creada para apelar tan solo alavista, no para ser tocada ni olida. Si olía,
:
úpo de placer intelectual, era radicalmente diferente y superior a los placeres
, ese olor no pertenecía a la forma oi al significado de la obra y no era más que
del cuerpo. Así, la estética fue pensada, en gran medida, contra .l .rr.rpo,
una molestia a ignorar. Sin embargo, con la naturaleza es distinto: ofrece in-
como un modo de elevarse sobre é1. Platón desarrolió estas ideas en diálogos
formación para todos los sentidos y negar algunas de esas informaciones im-
como Hiptlas mayof o El banquete.6
püca asumir una pérdida en pos de un dererminado ideal de belleza.
olfato, gusto y tacto no fueron aceptados en la estética porque represen- Pero vamos ya con 1os argurnentos sin más dilación. Estudia¡emos seis
-
taban los placeres corporales, los que ,,.-..g.n al ser humano lu .rutrru_ argumentos fundamenta.les por los que se rechazan los sentidos menores en
Iezaylo acercan a ios otros animales. Son sÁtidos que conducen "r,
a los pla- la estética moderna. Los tres primeros se complementan entre sí y se podrían
ceres de comer, beber, al sexo, a todas las formas de la sensualidad. son
los considerar diferentes caras de un mismo argumento, pero los he diferencia-
sentidos por los que se manifiesta la tentación, que pueden arrastra¡ al ser
do intentando aportff mayor claridad.T
humano a un territorio donde pierde el control de sí mismo. Luchar por
dominar los placeres brológicos implica domesticar esos sentidos. Así, la es-
7 Los siguientes apartados y tambíén los capítüos 3 y 4 desarrollan ideas que habÍa
apuntado breveme¡te en un artículo, publicado en dos versiones distintas:
<<Anosmic Aesthetics», Fabian Dorsch y Dan-Eugen Ratiu (eds.), Proceedings of tbe Euro-
Platón (c. 190 a. c.), Hipias nralor,enDiárogos,vo1. 1(Mad¡id: Gredos, 19g1), pean Society for Aesthetics, vol.4 Q01,2), pp.51J-fi1[también en lÍnea]. Disporuble en:
intro-
ducción de Emilio Lledó, traduccíón y notas deJ. calonge Ruiz, Emilio Lledó y'carlos
Carcía http ://proceedings.eurosa.org/?p=3 7
Gual.
6 Platón (c. 380 a. C.), El banquete (Madrid: Gredos, 2010), <<A¡osmic Aesthetícs» (ve¡sión más extensa), Estetika. The Central European lournal of
rraducción de Marcos Mar_ Aesthetics, Praga, voL. ó, núm. 1 (2011), pp.53-80. Aprovecho para agradecer a Fabian Do¡sch,
tÍnez Hernández.
in mernoriam,las sugerencias que me hizo sobte estas cuestiones.
72 L,co¿Nrrr,r¿r Los s¡urmos ESúTrcos EN LA Ftr osoFÍA MoDERNA l)

2.3. Et ARGUM¡NTo DEL DESTNTERÉs entre los cultivos. Si nos enlregamos a admirar el cerezo desde esta perspec-
tiva, llegaremos a olvidar que nos senlimos cansados y hambrientos y apre-
E1 principa-l argumento que encontramos en Kant se refiere al desinterés, u¡
ciaremos al cerezo por sí mismo. En este caso, ya no veremos al cerezo como
concepto que ya presentamos brevemente en el pnn:er capítulo. El argumen- un instrumento, no querremos que nos preste ningún servicio ni que satisfa-
to nos dice que 1os olores, gustos o sensaciones táctiles no pueden ser estéti- ga nuestros deseos bioiógicos. Lo único que querremos es seguir contem-
camente apreciados porque no es posible contemplarlos de manera desinte- plando su belleza: es en esto en lo que consiste la apreciacíón estética. Por
resada, que es 1o que caractertza a la contemplación estética. Kant lo ello, dirá Kant, en la apreciación estética no impona si el objeto contempla-
desarrolla en 7a crít¿ca del luicio,8 y Hegel también 1o expone en sus Leccio- do existe realmente, porque io único que deseamos es contemplarlo, no usar-
nes sobre l¿ estética.e
1o. Y esa es Ia razón por la que también apreciamos estéticamente uo cerezo
La mejor forma de entenderlo es recurrir a 1a diferencia que Kant estabre- pintado en un lienzo. El cerezo representado en una pintura o en una foto-
c-e_entre lo bello y 1o agradable. Cuando decimos de un objeto que es agra- grafía no puede satisfacer nuestros deseos corporales y, sin embargo, apre-
dable nos mantenemos en una relación interesada: concebimos el objeto ciamos su bel1eza. Por ello, 1a apreciación estética abruzatanto objetos real-
.f.:ij
como un instrumento con e1 que sadsface¡ nuestros deseos. Para Kant, ios mente existentes como representaciones, mientras que nuestros deseos
.,|
alimentos que ingerimos y el víno que bebemos son agradables; el placer que biológicos necesitan, para ser saciados, objetos rea.les.
::I,l
sentimos a1 consumidos va unido a un interés, a que el objeto nos aporte Aquí podemos añadir una idea que no se halla en Kant, pero que refor-
li
a1gún tipo de beneficio. Labelleza, en cambio, es conremplada de forma zaríasu argumento. Desde una perspectiva estética podemos apreciar, inclu-
desinteresada; no deseamos consumida ni usarla, oo ,...rltu-os que nos so, que los pájaros se coman las cerezas del árbol. Si estamos pensando en
preste ningún servicio, tan solo aspiramos a admirarla. Según Kant, el placer
satisfacer nuestro apetito y un grupo de aves se posa sobre las ramas buscan-
que derivamos de lo agradable es un placer que también sienten los anima- do esas mismas cerezas, intentaremos asustarias para que se marchen y que-
les, pues es básicamente corporal. Sín embargo, solo los seres humanos son
darnos la fruta para nosotros. Sin embargo, desde una perspectiva estética,
capaces de apreciar la be.lleza. Así, la disti¡ción entre lo agradable y la belle-
ver alos pájaros comiéndose las cerezas se convierte en un profundo placer.
za refl.eja la distinción entre 1a vida biológic a y Ia vida intelectuai, a la que En casa tengo un pequeño cerezo que cada mes de mayo da un puñado de
l'l I
solo el ser humano puede elevarse. fntay 1a pareja de mirlos que yive alrededor del patio observa atentamente
i¡"
Vamos a verio con un ejemplo. Imaginemos que estámos carninando por Ias cerezas durante todo el proceso de maduración. Cada üa se posan en el
el campo u¡a mañana soleada; hace calor, estamos cansados y sentimos ham- árbol para mirarlas y, cuando finalmente están rojas, se dan un festín. Ver el
.1
bre. Y entonces, iunto a un meandro del camino, encontramos un cerezo espectáculo me resulta tan fabuloso que, cuando el puñado de cerezas se
it
cargado de fruta madura. si percibimos el árbol desde una perspectiva inte- acaba, les compro más. Eso me regala el piacer de verlos revolotear por el
resada, nos sentiremos felices de haber encontrado comida con ia que saciar patio y de que luego e1 macho se quede en una rama cercana a cantar. Es
nuestra hambre y de que además el cerezo nos proporcione somb¡a bajo la cierto que podría dar de comer a los midos simplemente por motivos éticos,
que descansar. El cerezo nos prestará un servicio, satisfará nuestras necesi- como Llna forma de compensár a las aves urbanas por 1os muchos problemas
dades biológicas y por ello nos resultará agradable. Muchos animales po- que les causamos, pero los motivos estéticos son distintos y también impor-
¡¡f
drían usar el árbol de la misma manera y sentir un placer similar. tantes. La idea de la apreciación estética como una perspectiva desinteresada
Sr Pero también podríamos ver el cerezo desde una perspectiva desinteresa-
!i.1
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nos permite defender que renunciar a comer (momentáneamente, por su-
l:i da apteciar su porte erguido y elegante, la disposición armoniosa de las ra- puesto) para ver comer a los animales es una forma de placer intelectual.
it'
j mas, la densidad frondosa del follaie y el conrraste del rojo y el verde brillan-
'ir Pero vayamos ahora a la cuestión de los sentidos menores. Kant defiende
tes bajo el soi. Podríamos contemplar cómo 1o agita ligeramente un viento que el olfato, el gusto y el tacto pertenecen al reino de 1o agradable, lo que
suave y el sonido que se escapa de sus hojas. También podemos admirarlo signiáca que son incapaces de apreciación desinteresada.Para Kant, cuando
como un elemento más de un paisaje primaveral de campos y senderos, y alguien percibe un olor, una sensación de gusto o una sensación táctil, no
atende¡ a la configuración de los diferentes árboles que se erigen aquí y ará puede contemplar esas sensaciones por sí mismas, porque le es ímposible
separarlas de los deseos biológicos que despiertan, del placer corporal que
8 Immanuel Kant, Crítica del Juiao, op. cit., S 2-j.
genefan.
e G. §L F. Hegel, Voilesungen über die Ásthetik (Berlín: Verlag das europáische Buch, Según Kant, con la vista y el oído podemos tener ambas perspectivas:
1985), según Ia segunda edición de H. G. Hotho (1E42);Leccione¡ sobre la e*ética (Madrid: interesada o desi¡teresada. Pero con el olfato, ei gusto y el tacto, no pode-
AIa1, 2007), traducción de A.lfredo Brotons Muñoz, pp. )O-)2. mos percibir sin interés, no podemos separar la percepción de los deseos que
Eco¿¡ru¡r Los srNroos psrÉrrcos EN LA mosoFrA MoDERNA 75

despierta, pues tales deseos aparecen como una reacción biológica que esca-
co del dualismo. Y aunque el propio Schopenhauer es crítico con algunos
pa a nuestro control. Si el olor es agradable, provoca hambre, sed, desecr
aspectos de este marco, en otros todavía se mantiene fiel.
sexual u otros deseos corporales. si es desagradable, genera el deseo de es-
Si liberamos la estérica del dualismo, ambas actitudes se dísocian clara-
capar de sus efectos. Así, para Kant, cuando percibimos un paisaje natural
mente, como nos muestra Adorno. Al negar el dualismo, defender una 6lo-
con los cinco sentidos, solo dos de ellos aprecian su belleza. un paisal'e es
sofía materiilista y reivindicar el cuerpo, Adorno podrá defender que 1a
bello para la vista y ei oído, pero no por las texturas de las plantas qu. to.n-
apreciación estética exige el siiencio del yo, pero no para someter al cuerpo,
mos, el gusto duice de ias moras o el aroma de 1a vegetación. La belleza de
sino para escucha¡ al objeto. Si-lencia¡ el yo no implica negar y reprimir 1o
unas piezas de fruta puede captarla la vista y puede representarse en una
que somos, sino tan solo bajar nuestra voz momentáneameote para escuchar
pintura, pero no se percibe al comerlas. Por ello en la historia del arte occi-
otras voces, para atender a io dferente. Estas ídeas se reforzarán con la pro-
dental tenemos una gran tradición de representación pictórica de comida
puesta contemporánea de una estética plurisensorial, que Adorno no desa-
mientras que la cocina no ha sido aceptada como arte.
rrolió de manera explícita, pero que encuentra en 1a fllosofia adomiana ideas
Así, según Kant, para apreciar estéticamente debemos olvidar el cuerpo
afines que la ayrrdan a construirse. Si defendemos que la apreciación estéticá
y sus deseos. De hecho, podemos decir que Kant formula la estética como
se rcaliza con todos los sentidos, como haremos en el próximo capítulo,
u¡a actividad ascética, un placer puramente íntelectual y iíberado del placer podremos desa¡roliar una apreciación estétíca que no se defina por su opo-
biológico. Ese ascetismo será todavía más pronunciado en schopenhauer.
sición al cuerpo.
Como ya habíamos comentado en el primer capítu1o, Schopenhauer nos pro-
pone en su libro El mundo corno uoluntad y representación tres caminos para
iiberarnos de la tiranía de la vida biológica, de esos deseos corporales que
2.4. Et ARGUN,TENTo DE LA coMUNTcABILTDAD
nos empujan continuamente y nos impiden hallarlaserenidad. Esos caminos
son la estética, la compasión y el ascetismo. En una primera impresión, uno
Si regresamos a Kant, veremos que el argumento de1 desinterés se comple-
podría creer que la estética es un camino contrario al ascetismo, puesto que
menta con el siguiente argumento: olfato, gusto y tacto no nos proporcionan
nos proporciona placer, pero al leerlo con detalle comprendemos que la es-
información objetiva sobre el mundo exterior, sino que nos encierran en
tética que Schopenhauer nos propone es ya una primera forma de ascetismo.
sensaciones corporales y subjetivas, difíciles de comunicar a los demás. En ia
La estética proporciona un placer intelectual, pero a cambio de renunciar a
sección )9 dela Crítica delluicio, titulada «De la comunicabilidad de una
1os placeres del cuerpo. Por ello sostendrá schopenhauer que cuando con-
sensación», afrrma: «Así, a quren falte el sentido del olfato, no podrá comu-
templamos labdleza de una puesta de sol, da igual veda desde un calabozo
nicarse esa clase de sensacíón y, aunque no le falte, no se puede estar seguro
o desde un palacio.lo
de que tenga exactamente la misma sensación de una flor que nosotros tene-
Aquí es imprescindible una precisión. En el capítulo anterior, decíamos mos de elia>>,
que la estética consiste en silenciar el yo para escuchar al objeto. Esa idea
La idea de que el olfato, el gusto y el tacto no proporcionan información
puede parecer similar, pero no 1o es, a la propuesta de olvidar el cuerpo para
objetiva sobre el mundo se basa en la distinción enrre cualidades primarias y
concentfarse en un placer intelectual. Se trata en realidad de dos actitudes
secundarias. Esta d-istinción tiene sus orígenes en los atomistas griegos y duran-
distíntas. una consiste en silenciar el yo (tanto el cuerpo como la mente)
te la Modemidad se desarrolló tanto en la filosofia como en la ciencia, conür-
para escuchar al objeto: la apreciación estética. Y otra cosa distinta es silen-
riéndose en una de las ideas fundamentales que vertebraban la concepción
ciar el cuerpo para concentrarse en la acti'idad intelectual: la apreciación mecanicista del mundo material. Galileo, Descartes, Boyle, Locke y muchos
estética entendida desde el dualismo metafisico. De hecho, uno podría olvi-
otros contribuyeron a su estudio, especialmente durante los siglos xul y xutr.
darse del cuerpo y centrarse en el placer intelectua-I, y sín embaigo no aten-
Según dicha distinción, las cualidades primarias son propiedades intín-
der al paisaje natural que tiene deiante, sino proyectar sobre él su propia voz:
secas que los objetos poseen con independencia del sujeto que Ios percibe:
en este caso estaría encarnando doblemente e1 dualismo metafísico, al acep-
e$ensión forma, tamaño, posición, movirniento... Por ejemplo, cuando per-
tar la jerarquia dela mente sobre el cuerpo y del ser humano sobre la natu-
cibimos la forma esférica de una cereza o 1a forma rectangular de una mesa,
r_aleza. Creo que ambas ideas se mezclan en las propuestas de Kant y percibimos una cualidad que existe realmente en el objeto con independen-
schopenhauer, puesto que están desarroilando sus estéticas dentro del mar-
"cia de nuestra percepcíón. Estas cualidades pueden ser cuantificadas y ex-
presadas matemáticamente y plleden ser estudiadas por las cien c1as, que
de ellas conceptos fundamentales. Empleamos tales cualidades para
10
Arthur Schopenhaue1 El mundo cono uobtntad y representac¡ón,vo|. I, op. cit., p.251 información clara y precisa sobre los objetos.
76 Ecoa¡mt¡r Los s¡Nrmos ESTÉTICCs EN LA mosoFl\ rvloDERNA 77

Las cualidades secundadas, en cambio, son el resu.ltado de Ia relación en los demás se genele una sensación subietiva distinta de la mía y, en cual-
entre el objeto y ei sujeto que lo percibe: se gene.ran en ei mismo proceso de quier caso, no tenemos forma de comprobar en qué medida mi sensación
la percepción. Color, oloq gusto y sensaciones táctiles son ejemplos de estas de gusto es similar o no a la de otra persona, porque esas sensaciones no se
cualidades sensoriales. El gusto dulce que percibimos al comer un¿ cereza dejan expresa¡ de forma clata y precisa, ni matemáticamente ni mediante
no existe en e1la de manera objetiva, si¡o tan solo como sensación que noso- conceptos. En cambio, cuando afirmo que una rosa es beIla, es razonable es-
tros percibimos. Nio hay un dulzor que exista realmente en Ia cereza, sino perar que los demás estén de acue¡do conmigo porque lo que juzgo como
que esa sensación dulce es resultado de otras propiedades. Así, las cualida- beilo es 1a forma de la rosa, una propiedad intrínseca que percibo con el

:,,,
des secundarias son relacionales, disposiciona.les y subjedvas. Por ello, se sentido de la vista y que puedo contempiar de manera desinteresada, que
decía, el gusto dulce de la cereza o la suaüdad que sentimos al tocarla no puede ser traducida a formas geométricas y descrita conceptualmente. Dado
pueden ser cuantificados y expresados matemáticamente, no pueden conver- que la forma se halla en el objeto, también los demás la perciben, pueden
r!i.
tirse en conceptos fundamentales de la ciencia. I'r-o tenemos manera de saber describirla y apreciarla. Si el jücio estético aspira a la comunicabfidad y al
si los demás perciben como nosotros el gusto dulce o salado y no son cues- acuerdo universal, es porque valora cualídades que existen realmente en el
tiones sobre las que resulte fácil comunicarnos. Cuando yo afirmo que las objetot2.
cerezas me parecen dulces, la información que ofrezco no es sobre 1as cere- Decíamos en el apartado anterior que, para Kant, ia apreciación estética
zas, sino sobre la sensación que me producen. nos eleva sob¡e el deseo corporal, y ahora debemos añadir que nos eleva
.il
La voluntad cie desentrañar ia naturaleza exacta de Ia distinción entre sobre Ia subjerividad y de ese modo nos libera de quedarnos encerrados en
ambos tipos de cu'¿lidades y de comprender la relación entre realidad yper- el goce soJipsista de sensaciones que no podemos comunica¡. La apreciación
cepción generó durante la Modernidad discusiones tan complejas como in- estética nos eleva al nivel de la universalidad, de 1o que podemos compartir
:

tensas que no podemos reproducir aquí.rr Pero, más allá de los debates, la con los demás. En cambio, los olores y las sensaciones de gusto y de tacto no
.,1,i
idea misma de la distinción entre cualidades primarias y secundarias, es de- son capaces de alzarse a esa universalidad. EI mismo aroma puede gustar a
'a;r
cir, entre cualidades intrínsecas y relacionales, se erigió como un eje funda- unas personas y no a otras; nuestro placer no permite sustentaf 1a expectati-
'
mental parala filosofía y la ciencia en los siglos xwl y xvul. Aunque Kant va del acuerdo. De hecho, no podemos siqüera comunicar propirmenre esa
introdujo ideas revolucionarias en episternología y su ídealismo transcenden- sensación porque no es una propiedad int¡ínseca del objeto que podamos
{:;-
tal cambió el rumbo de ia filosofía moderna, continuó manteniendo la dis- observar, cuantificar, conceptualizar y apreciar desde la distancia.
tinción entre ámbos tipos de cualidades y considerando que el oifato, el
gusto, el tacto y también el color no ofrecían información objetiva sobre
el mundo. 2.5. Er ARGUNTENTo DE LA FoRMA
Este argumento contra la aceptación de los senddos menores en la estéti-
ca se complementa con 1a idea del desinte¡és. Las cualidades primarias pue- Ei siguiente argumento va también íntimamente kgado a los dos anteriores.
den se¡ contempladas de manera desinteresada porque existen objetivamen- Según Kant, lo que apreciamos estéticameote en un obieto es su forma: ei
te en e1 mundo y eso nos permite tomar distancia de ellas. Sin embargo, las patón que estructura los diferentes elementos del objeto y genera entre ellos
cualidades secundarias tan solo existen en nuestra percepción, son sensacio- relaciones de proporción, simettía, equilibrio, contraste, armonía, ritmo o
nes subl'etivas que senLimos en nuestro cuerpo, y eso haría imposible tomar progresión; unas relaciones que la vista y el oído saben discriminar. En Ia
ia distancia necesaria para contempladas de fo¡ma desinteresada. sección i4 de su Cútica del Juicio afrrma Kant que en las artes visuales (pin-
En consecuencia, cuando me como un puñado de cerezas, suceden dos tura, escultura, arquitectura y jardinería) Io esencial es el dibujo, y el color
cosas. Por un lado, no puedo contemplar estéticamente el gusto dulce de las no es más que un añadido. De igual manera, en la música lo que cuenta es 1a
cerezas porque no puedo apreciarlo de manera desinteresada, no puedo se- forma de la composición y no eI timbre de los instrumentos que la tocan.
pararlo del placer biológico de comer. Por otro lado, el gusto dulce de las Resulta significativo cómo aborda Kant el arte de la jardinería en la sec-
cerezas es agradable para mí, pero no puedo esperar que los demás cornci- ción 51: aunque los jardines son entornos multisensoriales, Kant defiende
dan conmigo en que es agradable, dado que el gusto es una sensación subje- que solopueden ser apreciados con el sentido de la vista y que ni siquiera el
tiva que se genera en mí, pero no se halla realmente en el objeto. Así, qruzás color es esencial, tan solo ia forma 1o es. La razófi es que ni el color, ni
el olot ni el gusto, ni l¿s sensaciones táctiles poseen formas que puedan ser
L1 Lawrence Nolan (ed.), Primary and Secondary
Qualities: The Historical and Ongoing
Debate (OxÍord: Oxford University Press, 201 1). Citict
i2
Immanuel Kant, del luício, op cit., S 6-8.
78 Eco¡uvlvrqr Los srNtnos ¡sÉrrcos EN LA FrLosoF-IA MoDERNA 79

analizadas, pues son sensaciones difusas, vagas, sin estructura, Por ello no Para percibir una sensación táctil, nuesro cuerpo debe tocar el objeto. La
pueden ser apreciadas de manera estética, ni emplearse para construi¡ obras distancia, por tanto, es imposible. Y al tocar el objeto con nuestra piel, se
de arte, porque no es posible trabajar con ellas para generar formas. Los despiertan sensaciones corporales de placer o desplacer biológico que harán
elementos visuales de un jardín pueden ser diseñados, se les puede imponer imposíble el aprecio estético. En el caso del gusto, para percibír esa sensa-
un orden racional: el jardinero dispone las plantas trazando figuras geomé- ción tenemos que colocarnos el objeto en la boca y masticarlo, pero la per-
tricas, emplea los árboles para definir avenidas que se entrecrtzan, alza setos cepción apenas duraráunos momentos antes de consumirlo; luego el objeto
que delimitan los espacios, emplea arbustos para crear volúmenes, planta se descompondrá, será digerido, transformado por ouestro organismo, y sus
cipreses frente a sauces con el fin de generar contraste entre sus formas, nutrientes serán asimilados y pasarán a formar parte de nuestro cuerpo. El
poda los frutales para que no sobrepasen una determinada altura. En cam- caso del olfato es un poco diferente, pues para percibirlo oo es necesario
bio, no hay manera de ordenar los olores, porque se mezclan entre sí y se entrar en contacto directo con el objeto que emite el oloq pero sí con el olor
desplazan. mismo. Y 1o que sucede es que cuando un sujeto se acerca a percibir uri olor,
Esta idea se basa, de nuevo, en la distinción entre cualidades primarias y puesto que este carece de límites que puedan contenerlo, es fácil que el su-
secundarias. La forma de un objeto es una cualidad prímaria, que puede ser jeto acabe rodeado por el olor que quería percibir, que acabe inmerso en é1.
expresada geométricamente, y, en cambio, el olor, el gusto y el tacto, cuali- Es probabie, además, que el olor impregne su ropa, su piel, su cabello, y así
dades secundarias, son considerados sensaciones difusas carentes de estruc- se vea obligado a llevárselo consigo, 1o quc puede ser experimentado como
tura. Sin embargo, este argumento incide en un aspecto específico y muy algo contaminante.
importante, pues se sustenta en una concepción racionalista de la estética- En el caso del olfato, la situación es todavía peor si el olor se le impone
Según Kant, io que apreciamos estéticamente son formas, estructuras racio- a un sujeto que no había decidido percibirio. En la sección 53, critica Kant
I nales que la geometría puede estudiar, que pueden cuantificarse, es decir: una costumbre de la época: sacar del bolsillo un pañuelo perfurnado para
i.
orden. En el fondo, Kant nos está diciendo que lo que apreciamos estética- olerlo y de ese modo obligar a los demás a oledo tambíén. Para Kant ejem-
mente es la estructura matemática de la realidad. Por supuesto, esta es uria pliñca justamente 1o que no tiene cabida en la estética, que concibe como un
ídea muy antigua que arraiga en la estética pitagórica,según la cual la belleza espacio de libertad donde es el sujeto quien decide lo que contempla. El
consiste en relaciones de proporción y armonía que se expresan numérica- olor, que no respeta ni la distancia ni la libertad, no cumple con las condicio-
mente. Tal idea está presente en Platón y Aristóteles y ha seguido desar¡o- nes básicas para ser apreciado.
llándose durante toda la historía de la filosofía occidental; actualmente También la música se impone a veces sobre quien no había decidido es-
continúa teniendo defensores, aunque también ha recibido algunas objecio- cucharla, menciona un Kant que no era especialmente melómano y para
nes, como veremos en el próximo capítulo. quien resultaba una molestia que sus vecinos tocaran o cantaran. Así, olor y
sonido comparten esa característica negativa, su capacidad para imponerse
en qüen no ha elegido percibirlos. Sin embargo, e1 sonido compensa este
2.6. F,r ARGUA/rENTo DE LA DTsTANCIA defecto en cuanto puede tener una forma, como Ia que poseen la música o
los cantos de otras especies anima.les. En cambío, ei olor, según Kant, no
Otro de los argumentos que Kant nos ofrece contra los sentídos menores es compensa sus defectos con ninguna rirtud.
que no respetan la distancia entre el objeto contempiado y el sujeto que lo
contempla. Paru7a estética moderna, la apreciación impJica siempre una dis-
tancia física, que es la otta cara de la distancia psicológica en la que consiste 2.7. Et ARGUMENTo DE LA pERtvr,ANENCrA
el desinterés. Que sujeto y objeto estén separados es necesa¡ío para lograr el
silencio del cuerpo y la serenidad que hacen posible la contempla ción. La Es Hegel quien añade otro argLrmerrto contra los sentidos menores, especial-
üsta y el oído permiten esa distancia, pues nos ofrecen percepciones pano- mente contra el olJato: su carácter efímero. Un olor no permanece estable,
rámicas de lo que nos rodea, nos sitúan en un observatorío elevado desde el de tal manera que una persona pueda contemplarlo serenamente, sino que
que podemos contemplar el mundo sin participar en é1. Nos convierten en siempre está en proceso, cambia sin cesar y al fina1 desaparece.rr Si analiza-
vigías, como los marineros que se suben ala cofa en lo alto de un mástil y mos esta idea un poco más, veremos que dicha característica del olor se
otean el mar hasta el horizonte. Los sentidos menores, en cambio, nos hacen debe, en parte, a que no es autónomo respecto de su entorno, síno que inte-
caer en el torrente de 1os procesos vitales, donde la corriente nos arrastra con
fuerua y no nos permite libera¡nos. G. \L F. Hegel, Lecciones sobre la estética, op cit, p. 457
80 Eco¡.Nrirrcr los ssNTDos ESTÉncos EN LA F[osoFÍA MoDERNA 81

ractúa con é1, mezclándose con cualquier otro olor que encuentre. Tal como p¿fiitura, en un texto escrito, que permite volver a representarla una y otra
los perlumistas saben bien, un mismo perfume huele djferente según el olor vez.Por otro lado, es interesante constatar que la tecnología actual nos ha
corporal de la persona que 1o lleva y además cambia con el paso del tiempo. facilitado hacer aún más permanentes las artes per{ormatrvas: podemos gra-
La condición transitoria de1 olor era concebida en la Modernldad como un bar y conservar cada representación. En cambio, todaüa no hemos sido ca-
obstácu.lo para su contemplación, ya que rehuía los intentos de1 suieto por paces de desarrollar tecnologías con las qr.re grabar las sensaciones de oloq
fi;'ar su atención en é1. Las sensaciones de gusto son también efímeras, aun- gusto Y tacto.
que de otro modo: distrutamos del gusto du-lce de :una manzaf\a mientras la Pata acabar de presentar este argumento, debemos añadh una aclara-
estamos consumiendo, mientras la masticamos y descomponemos, y somos ción. Que la estética moderna mantuüera el requisito de la permanencia no
nosotros mismos quienes la transformamos en algo distinto. significa que rechazara cualquier tipo de movimiento o de cambio. En la
La cuestión de la permanencia era fundamenta,l en Ia estética tradiciona-I. Modernidad, muchos autores analtzaban la apreciación estética de la naru-
Para entenderlo, volvamos de nuevo al dualismo metafísico. Según este, el raleza (aunque no precisamente Hegel) y consideraban algunos elementos
mundo material se caracteriza porque todo en é1 es efimero: el cuerpo huma- naturales dinámicos como objetos apropiados de apreciación estética: 1as
no, como todos los setes rrivos, está condenado a la muerte. Sin embargo, el olas del mar, cascadas, tormentas.,. Sio enibargo, en estos casos, el tipo de
ser humano posee la esperanza de transcender esa condíción mortal, pues su cambio que encontramos es distinto de.l que hallamos en un olor. En primer
identidad más profunda es un alma destinada alavida eterna. Así, la duaLi- lugar, cuando contemplamos las olas del océano, contemplamos un objeto
dad humana es una dualidad entre 7o fugaz y lo permaoente. De la misma que, a pesar de moverse, permanece siendo é1 mismo. Pero cuando una
manera, los acontecimientos que tienen lugar en el mundo son transitorios, persona percibe un oloq no percibe un objeto, sino algo que ha escapado de
pero las ídeas permanecen en una realidad superior; una diferencia que Pla- ese objeto y que puede mezclarse con otros olores que han escapado
tón teorizó y que Schopenhauer todavía defendía. Todos los seres vivos que de otros objetos, porque no conservan una identidad estable. Y en segundo
durante un tiempo son bellos acaban por perder su be1leza, pero la idea Iugar, el movímiento que vemos en el océano posee una forma, un ritmo,
misma de lo bello existe para siempre. que puede ser estudiado y medido matemáticamente, mientras que los cam-
En este marco teórico, se concebía que la apreciación estética debía le bios que sufre un olor al mezclarse con ot¡os no responden a ningún patrón
vantar Ia mirada de 1os procesos vitales transitorios y aizarse hacia lo perma- ni a ninguna regla, son azarosos e imprevisibles, mero desorden. El olor
nente. Precisamente por ello, una de las ftrnciones del ane es tomar aspectos mr.restra una identidad cambiante que ,al final siempre acaba por desapare-
efimeros de la realidad y capturados en la representación. Así, el arte detiene cer, y eso no era aceptado por la estética moderna. Por supuesto, cuando a
el continuo fluir de la vida hacia la muerte. La pintura o la escr-rlrura retienen Io largo del siglo rx se abra paso la reivindicación del arte efímero y de las
para siempre el primer beso de los amantes, la emoción de ascender una experiencias estéticas de 1o t¡ansitorio, el olfato y los otros sentidos menores
montaña, el instante en que los náufragos son avistados por un barco que serán c onsiderados fu¡damentales.
acude a rescatarlos, e1 regreso a casa después de un largo viaje de aventuras,
los juegos de los hijos en un día especíalmente alegre. El afie conserva 1o que
la vida nos arranca. Atrapa la juventud de las personas a las que retrata y la 2.8. Er ARGUMENTo DE LA IRRACToNALTDAD DEL oLoR
conserva aún después de su muerte. Pero no es solo que congele instantes,
sino que capta lo esencial que transciende lo efímero. Cuando muestra la Más allá de los argumentos filosóficos contra los sentidos menores que halla-
belleza de unos caballos al galope no solo reliene un momento concreto y mos en la estética moderna, creo que en el caso del olfato hubo otro motivo
unos caballos particulares, sino que encarna la esencia misma del caballo, . para rcchazarlo, aunque los autores no 1o aborden explícitamente. Como
que seguirá existiendo más alLá del paso del tiempo. hemos venido explicando, para la filosofía tradícional occidental el olor no
Es cierto que algunas artes parecen más apropiadas que otras para desem- ha sido especialmente valioso. Y, sin embargo, en cienos ámbitos de la cul-
peñar esta función. Pintura, escu.ltura y arquitectura (hoy añadiríamos la tura y en ciertas épocas sí desempeñó un papel fructífero: en algunas versio-
fotografía) aspiran a transcender el tíempo. En cambÍo, las artes performati- nes del duaLismo metafisico, el olor fue considerado el sentido que conectaba
vas, como la música, el teatro o la danza, resu1tan más probiemáticas, puesto ambas realidades. El problema es que, cuando se impusieron concepciones
que necesitan tiempo para desarollarse y además cada nueva representación 'más rígidas del dua.lismo, ese papel de conexión que el oifato había desem-
de una misma obra es distinta de las anteriores. Y, sin embargo, también ellas peñado se volüó contra é1.
están al servicio dela permanencia. Aunque cada una de sus representacio- . Si leernos el Antiguo Testamento, descubriremos que algunos olores ejer-
nes es efímera y diferente de las demás,la obra puede ser conservada en ura :cían de mensajeros ent¡e los seres humanos y 1a divinidad. En el libro del
82 Eco¿i.ulur Los ssNTDos rsrÉncos EN LA Ftr-osoFÍA MoDERNA 8l

Éxodo, Dios explica detalladamente a Moisés cómo debe realizar los ¡ituales decía que su cuerpo íncorrupto, de1 que emanaba una hermosa fragancia,
religiosos y esas instrucciones incluyen recetas para elaborar los perfumes curaba la anosmia.
que se usarán en las ceremonias. De menera similaq e1 Leútico es un código Es {ácil entender Ia lógica detrás de tal concepción religiosa. El olor ema-
de comunicación en el que 1os olores son fundamenta-les. Una de las maneras na de los objetos como algo que expresa su esencia, pero no puede verse ni
como los humanos se comunicaban con Dios, le pedían perdón por los pe- tocarse; es una manifestación sutil de su identidad y por el1o evoca el alma.
cados o le expresaban su adoración era sacr.ificando animales como ofrendas. Al mrsmo tiempo, e1 olor puede desplazarse, Ilenar un espacio y pernanecer
Sin embargo, un ser puramente espiritual no puede consumir la carne; por er un lugar después de que e1 objeto que lo producehaya sido retirado. Su
e1lo, 1o que los humanos le ofrecían a Dios era el olor de los cuerpos quema- caráctef aéreo, su capacidad para de;'arse transportar por el viento y elevarse
dos que ascendía con el humo hacia el cielo. El olor parece ser el elemento hacia el cielo como el humo, lo hacen parecer menos materiai y más etéreo.
material más etéreo, más capaz de ascender, de asemejarse y acercarse a 1o Y no debemos olüdar que ios olores se perciben al respiraE 1o que los conec-
espiritual. Por otro lado, Canta¡ de los Cantares, uno de los libros más mís- ta con la esencia misma de la vida. Por todas estas características, es fácil ver
ticos y metafóricos de la Biblia, está colmado de referencias olfaúvas; en sus en él un vínculo con lo espiritual, Por otro lado, su identidad rransitoria
páginas, la espiritualidad se expresa a rravés de la sensualidad de inrensas parece subrayar los cambios que sufren las personas en los ritos de paso. Es
fragancias. El lr{uevo Testamento también concede a los aromas un papel por ello que tantas ceremonias reiigiosas de las más diversas culturas em-
central. Cuando 1os Reyes Magos acude n a adorar a Jesús recién nacido, le plean flores, incienso, aceites aromáticos, velas perfumadas y otras sustancias
ofrecen tres presentes: oro, incienso y mirra. Es significativo que, de los ües olorosas que contribuyen a crear uná atmósfera de recogímiento, misterio y
regalos, dos sean sustancias aromáticas. evocación.14
Esta concepción del olfato no es una invención del judaísmo. Las religio- Esas características del oJfato que 1o convierten en un puente entre mate-
nes más antiguas ya concedían al olor un papel de mediador y transmisor, ria y espíritu se convierten en un problema cuando la Modernidad inicia el
que encontramos en 1as más diversas cosmoüsiones animistas y que continuó gran proyecto filosófico de reforzar el dualismo merafísico. En los inicios de
presente en el poJiteísmo griego y romano. Aunque 1as reJigiones de la trans- la Edad Moderna, filosofía, cristianismo, ciencia y capitalismo se unen para
cendencia, el judaísmo, el cristianismo y el islam, abren el abismo entre 1o imponer una visión mecanicista de ia naturaleza, radicaknente separada de
material y lo espiritual, no debemos olüdar que son religiones muy jóvenes la realidad espiritual, que facilite un dominio cada vez más racional y efr,caz
que pretenden suprimir cosmoyisiones milenarias. Por ello mismo, elemen- de los ilamados recursos naturales. La naturalezapasa a ser concebida como
iT
tos animistas, elementos paganos, resurgen una y otra vez en estas religiones una gran máquina que funciona según leyes estrictas, donde los fenómenos
i"
tl y con ellos renace el poder del ol{ato. Cuando se suaviza el dualismo metafí- son regulares y predecibles y por tanto el ser humano puede tomar e1 con-
f
sico, cuando 1o espiritual se hace un poco más tangible y lo material un poco trol, dominarla y gestionarla para su beneficio. Y, sin embargo, hay elemen-
más etéreo, cuando la religión se vuelve más vivencial y encarnada, el olor tos que no encajan en ese ideal, y uno de ellos es el olor, que no cabe en ca-
adquiere de nuevo el papel de nexo que solo é1 puede rea)tzar. tegorías prefijadas, que tiende a desbordar cualquier lugar donde se lo
Pensemos en algunas de las versiones populares del cristianismo que se .intente contener y no deja de t¡ansformarse. El olor no se deja dominar y eso
extienden durante la Edad Media y para ias cuales las apariciones, las visio- 1o convierte en algo incómodo y peligroso. Alavez, su vínculo con una ¡eli-
nes, las posesiones, los trances y los milagros forman parte de la experiencia irracional y corporal se¡á un problema para un cristianismo fuerte-
cotidiana de la religión. Se consideraba que existían contactos enrre eI mun- duaiista que intenta l-iberarse de cualquier ¡esto de paganismo. Recor-
do material y el mundo espiritual, y en esos contactos el olfato era con {re- que el inicio de ia Modernidad es la época de la quemá de brujas, así
cuencia un vehículo de comunicación. Cuando la Virgen o 1os santos se ma- la conversíón forzadaal cristianismo de los pueblos indígenas colo-
nifestaban a algunas personas escogidas, a menudo la apaúción incluía o ningún resto de las concepciones árrimistas debe sobreviür, porque
consistía simplemente en un olor. La Virgen solía manifestarse con olor de la explotación de la naü)rd.eza, de los animales, de los cuerpos
rosas. También las apariciones de seres i¡fernales iban acompañadas de olo- , en la que se basa el ideal de progreso.r5 Así, el papel que el olor
res, que en este caso eran pestes. Asimismo, las personas santas se distin-
guían de las demás porque su cuerpo emitía una fragrancia agradable, nor- Jim Drobnick (ed.), Tb e Sruell Calture Readet (oxford: Berg, 2006), pp. )71-$0.
nralmente asociada a perfumes florales. El llamado «o1or de santidad» Classen, Dar.id Howes y Anthony Synnot'r., Arorna. Tbe Cultural History of Srnell
Routledge, 1994)
perrnanecía tras la muerte: el cuerpo no se corrompía y, en vez del esperado
Silüa Federici, Caliban and the \r/itub. Wonlen, Tbe Body and Prirnitiue Accumulation
mal olor característico de un cadáve¡ segr-ría emitiendo un delicíoso atoma. York: Autonome dia,2OO4); Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acuffiulación origina-
Encontramos una leyenda sugerente en el caso de Teresa de Ávila, pues se Traficantes de Sueños, 2010)
at Ecoamruur Los s¡¡toos ESTIircos EN LA F¿osorí{ rv{oDE¡NA 85

había desempeñado en las formas más üvenciales de la reLigión se conürtió ralidad nos hace frágiles y,,rujnerables y en 'algunos momentos de la vida nos
en otro motivo para descon6ar de é1. conyierte en dependientes de otros: en la infancia,Tavejez,la enfermedad.
Cuando se debilita y no nos peflnite rcÑzar los proyectos que nuestra mefr-
te ha ideado, sentimos nuestro cuerpo como un iímite, como un lastre. Yo
2,9. fupExs.rNDL) EL DUALISITo r,tETAFÍsICo y rAJEx.{,ReuL{ DE Los s}.NTIDos misma, cuando sul'ro tendi¡itis y mis brazos no me permiten escribir tantas
horas como quemía o me obligan a escribir con dolor, me quejo de que
Los argumentos contra 1os sentidos menores que acabamos de resumir per- mi cuerpo se oponga a 1os deseos de mi mente. Otras veces, cuando nuestrc)
miten a la estética moderna detender una serie de tesis. En prirner lugar, que cuerpo desea salir a correr, desea comer, desea sexo y nuestra mente se repi-
no es posible apreciar estéricamente sensaciones olfadvas, gustarivas ni tác- te que debería concentrarse en tareas intelectuales, experimentamos nuestra
tiles. En segundo lugar, que cuando contemplamos entornos naturales, aun- corporalidad como una bestia irracional que tenemos que aprender a domes-
que la percepción es rnultisensorial, ia apreciación estética es exclusivamen- tjcar con paciencia v disciplina. A veces nuestro cuerpo nos lieva a hacer
te üsual y audiiivl. Y, en tercer lugar, que no puede crearse arte pará los cosas que no queríamos hacer y de las que lr-rego nos arrepentimos, porque
sentidos menores. las emociones nos arrastran y no las sabemos controlar. Induso notamos que
Por tanto, según la estética moderna, las personas que de manera tempo- nuestros estados de ánimo se ven influidos por factores tan materiales como
:il
ral o permanenre sufran u¡a disminución o una pérdida rotal del sentido del el hambre, una mala digestión, la falta de sueño o ia temperatura dei lugar
olfato, el gusto o el tacto no por ello tendrán experiencias estéticas empobre- donde estamos. Sabemos que algo tan corporal como Llna anemia, rLna pier-
cidas. A1 cont¡ario, en la apreciación estética hay que delat atráslos sentjdos na rota o una pulmonía puede frustrar proyectos íntelectuales. Y cuando se
menores, como ai cuerpo mismo, así que incluso podríamos aventurar que la padece una deficiencia sensorial grave, una paruplejia o una tetraplejia es
ausencia o la dísminución de esos sentidos facilttalas experiencias estéticas, comprensible que la persona se sienta encarcelada en su propia carne y desee
pues no es necesario reprimir lo que no se posee. Sin alguno de esos senti- hür de elia. Aún más, cuando una persona muere, especiá-lmente si muere
dos. o con sus capacidades reducidas, qüzás resuite más sencillo pasar de Ia joven, sentimos que su cuerpo ia ha traicionado, que esa persona poseía uaa
vida biológica y los placeres corporales a ia vida intelectual y los placeres identidad que transcendía su ser material y que no es justo que la persona
estéticos. Til vez, en cierto grado, deficiencias como la anosmia son un don muera con el cuerpo.
para la apreciación esrerica. Pensemos también en cómo nuestro cuerpo nos convierte en víctimas
A¡tes de examinar cór¡o dichas ideas están siendo cuestionadas desde la potenciales. Si una persona puede secuestr¿rr a otra, si un sistema dictatorial
estética contemporánea, tarca que emprenderemos en el próximo capítu1o, puede encerrar a miles en prisiones o campos de concentración, es porque
me gustaría acabar de plantear Io que está en juego en este debate sobre la esas personas ya están de entrada atrapadas en sus cuerpos, en esas realida-
aceptación o no de los sentidos menores. Lo que podría parecer una díscu- des materiales de las que no tienen modo de escapar. Aún más, la tortura,
sión secundana, más o menos anecdótica o curiosa, es en realidad una de las causando dolor en el cuerpo, es capaz de alterar la personaLidad de un ser
manifestaciones de un debate decisivo que iremos abordando progresiva- humano. Y, de manera similar, un estupido accidente de tráfico que nos dañe
mente a lo largo de este [bro. En ia estética, como en otras ramas de la filo- el ceiebro nos robará elementos de nuestro carácter o eliminará nuestros
sofía, está en juego cómo nos concebimos a nosotros misrnos y de qué mane- recuerdos. Ei cuerpO nos convierte en una cos¿, en un objeto que se puede
ra nos construimos nuestro lugar en la t-iaturaleza. manipular y destrür. Y para todas aquellas civilizaclones que han levantado
Ya hemos visto que 1a estética tradicional se desarrolla en el marco teóri- sus imperios sobre la esclaütud, los cuerpos de millones de personas no han
co del dualismo, al que a su vez refuerza. Es una estética pensada contra el sido durante miles de años más que propiedades y herramientas de trabajo.
cuerpor una forma más de someter el cuerpo aI alma, una manera de elevar Esta üolencia que nuestros cuerpos pueden sufrir es aún mayor en el caso
al ser humanci por encima de los otros animales y la naturaleza. Para cons- de las mujeres, que en muchas sociedades se han visto reducidas a objetos
truir una estética capaz de líberarse del dualismo, necesitamos entender las placenteros y sistemas de reproducción al servicio de los varones y han sido
razones que llevaron al ser humano a querer alzarse sob¡e su cuerpo y sobre privadas de la condición de suleto y de 1a libertad de decídir sobre sus vidas.
la oaturaJ.eza; tales razones no justifican el dominio que se ha venido e.jercien- Cuando un hombre viola a una mujer y ac-lemás la deja embarazada, cuando
do sobre ambos, ni las ingentes cantidades de dolor que ha causado, pero si la sociedad en 1a qne viven prohíbe el aborto y obliga a la víctima a parir a
no las comprendemos tampoco serernos capaces de criticarlas y superarlas. esa criatura, la mujer se convierte en prisionera de un cuerpo que ya no es
Es comprensible que el ser humano experimente su propio cuerpo como suyo y que quedará dañado para siempre. Cuando una mujer es secuestrada
iuia trampa que lo encadena al dolor y lo condena a muerte. Nues[ra corpo- y vendida a las ma6as de Ia prostitución, su cuerpo es propiedad de sus se-
86 : Eco¡¡rnur Los seNTDos ESTÉrcos EN rA F[osoFÍA MoDERNA 87

cuestradores y es el territorio donde se impone díatras día la üolencia del


Por todas estas razones, es comprenstble que la filosofía occídental haya
patriarcado. cuando, en civilizaciones machistas como la nuestra, son los
formulado una concepción del ser humano que transciende el cuerpo y Ia
varones que osrenran el poder poiítico y religioso qüenes deciden ias leyes
que afectan a los cuerpos de ias mu;'eres, .rtu, ,. encuentran completamente
rñr1if^lez y que la es¡ética haya sido pensada desde ese ideal. Sin embargo,
esta es soloufla cara de la historia, y hay que contar la otra cara también.
atrapadas en su propia piel. cuando en el siglo xx el patriarcado
inventa Nuestro cuerpo es una {uente de experiencias y placeres fabulosos: nos
nu'évas formas de explotación como los vienties de alquilea
las tecnologías permite iugar, carrtar, danzar, correr, paseaE escalar montañas, nadaq cocina¡
más innovadoras vuelven a producir la misma üorencia
de siempre sobre los comer, tener sexo, tener hijos, acaiciar, besar, dormir, conversar, esc¡ibir,
cuerpos de las mujeres, reducidos a máquinas de reproducción.r6
crear afte. .. Hay muchas actividades profundamente corporales que no son
Por todas estas razones, es comprensible que ei s., hrmano anhere ser
placeres superEciales, sino formas de desarrollar nuestra identidad; activida-
algo más que ese c,u!rp9 material, áfí-..o y tiagn. La ideadel alma
repre- des tan diversas como ei deporte, la jardínería o la música que, si 1es dedica-
senta, en gran medida, la esperanza de que no todo se acabe en
una breve mos tiempo, nos permiten cultivar alavez nuestro cuerpo y nuestras habili-
historia de dolor, de que sea posíble traniender nuestra condición precaria.
dades intelectuales. Nos observamos a nosotros mismos al practicarlas y
El alma es cómo se imagina la libertad un ser atado al doior a. r,r..r.rpo,
a. vemos que día tras día nuestro cuerpo aprende: adoptamos movimientos más
la misma manera como la inmortalidad es el sueño de un ser qr.
.rdu'dí, ,. precisos, nos hacemos más fuertes, mejora nuestro sentido de1 equilibrio o
pregunta cuánto tiempo le queda. Por supuesto q.,e pod.-á.
l
entender de del oído; y a-1 mismo tiernpo se desarrollan elementos de nuesto carácteq
dónde surge la creencia de que Ia muerre .r, r.rrduá la [beración de nues
¡ "r nos volvemos más alegres o más serenos. ¿Cómo realizaríamos esas activida-
tro verdadero yo.
des, incluso las más intelectuales, sin nuestro cuerpo? ¿Cómo podría el alma
Por orro lado, también es fácil comprender que, desde que los seres
hu- de un pintor seguir pintando, ei alma de un pianista continuar tocando, ei
manos existen, han tenido que sobrevivir en una naturalezafena
de peligros. alma de una frlósofa escribir o el alma de una alpinista subir montañas? ¿De
cadavez que nuestros antepasados cazadores-recolectores saIían a turu?,
ro- verdad una sustaricia ínr¡aterial podía salvar nuestra idenridad? ¿Cómo po-
rrían ei riesgo de mori¡ en,el intento; y cada planta que probaban po. p.i-.-
dría nuestra alma desencarnada abrazar a nuestros amigos, jugar con nues-
favez, a medida que se adentraban en nuevos territoriás, podíu prouá.url.s
tros hijos, llorar o reír?
,na indigestión o simplemente envenenarlos y matarlos. cuando up...rdi..o,
De rgual manera, Ia naf,¡raleza no es solo una fuente de peligros, sino
a mariscar aprovechando las mareas o cuando aprendieron
a narrega¡ tuvie- también nuestro hoga¡ y sornos afomunados de habitar un planeta tan diver-
ron que enfrentarse alabravwa del mar. para quienes intentaron p".o,.g..ra
so y fascinante. La naturaleza nos ofrece innumerables lugares hermosos y
de las inclemencias de la naturaJezadomesticánáola y comeruaron
u pru.1i.n. fértiles en los que instalarnos a vivir, que podernos senrir como nuestros y en
la agricultura y la ganadería, 1os peiigros tomaron otras formas:
ur* i.*..r,u los que nuestra identidad se desarrolla. Recorrer bosques, desiertos y mon-
en el momento inadecuado o una plaga de insectos podían dejarlos
,i., .or.- tañas, nadar en ríos y rnares, navegar, contemplar ei frrmamento nocturno,
cha; una enfermedad contagiosa en su rebano de ovejas podtámatara
todos observar a las aves, seguir el rastro de los mamíferos, aprender a reconocer
los-animales que habían criado; los cabarlos domestiéadás para
usarlos en el cada insecto, entender las complejas ¡elaciones entre todos ios seres que
trabajo de la tierra podían resistirse, desobedecer, coceár, escaparse.lT
Así, habitan cada ecosistema o descubrir qué plantas son comestibles y cuáies
también entendemos que los seres humanos conciban Ia naaxale)a.o*o
,-u poseen propiedades medicinales son actividades con una profunda dimen-
fuerza hostil y le devuelvan una mirada hostíl a su vez y la consideren
el ene- sión corporal e intelectual, porque en ellas celebramos el encuentro entre
migo a combatir. En cierto-grado es comprensible que el ser humano
se haya nuestro ser y la nat:ufal,eza de la que formamos parte.
alzado en guerra contra ella y c¡ea que.l p.og..ro consiste
en vencerla. E1 Estamos hechos de 1a rnisma materia qr,re el resto de la naturaleza y es por
odio a la natutaleza no deja de ser la soridifi.r.ión d.i mieclo que ro, h*r-
nos hemos acumulado durante miles y miles de años y probabL-e.rte
ello que poseemos el don de comprenderla, ai mismo tiempo que diversas
¡. here- especies animales también entienden aspectos básicos de nuest¡o compofta-
dado de las especies que nos precedieron.
,, miento. Si miramos a un chimpancé o a un macaco de Gibraltar, quien nos
devuelve la mhada es ur set muy similar a nosotros. Si miramos a un delfín
m,
ffi{
t6 Ana de Miguel, Neoliberulismo sexual. Er mito de la libre elección (Madrid: o a una orca, encontramos un animal fruto de u¡a línea evolutiva muy dis-
cátedra,
F,." 2015). tante, pero con una inteiigencia muy próxima. Si miramos a un 1obo, un ca-
L7 sobre
ü.'
T1
las formas de resistencja y desobediencia de los animaies
domesticados, véase ballo, una vaca, un jabalí o un cerdo, estamos viendo a un ser con e1 que
Jason FIribal, «Animals are part o[ the working crass», Labor History,vo1. 44, núm. q (zo,or, podríamos entablar una historia de amistad. Cualquier animal que pueda
Los animales son parte de la clase trabajadora (Madrid: ochodoscuatro.a.ion"r,

k devolvemos la mirada comparte con nosotros una serie de facultades básicas,


zor¿1.-
88 Eco¡rvr¡ar Los ss¡.rrrDos asrÉncos EN LA FrLosoFrA MoDERNA 89

y üversas especies de mamífe¡os y aves son capaces de comunicarse con vent¿ de personas concebidas como instrumentos cuya vida se reduce a ser-
nosotros, de leer nuestras emociones en las expresiones facia.les y corpora-les, vír a sus dueños. E1 <lua-lismo metafisico permitíó justificar también que unos
de aprender elementos de nuestro lenguaje e incluso de compartir experien- seres humanos son superiores a otros y así ordenar jerárquicamente etnias,
cias, interactuar en reiaciones simbióticas, intercambiar afecto, regalos, cui- pueblos, países, culturas y clases sociales.
dados y alegrías. Es deci¡, Ia naturaleza no es solo nuestro hoga¡ sino tam- Para Adorno y Horkheimer, el fonalecimiento progresivo de la ideología
bién qüen nos salva de ia soleCad, de quedarnos encerrados en el solipsismo del dominio a lo largo de la historia desembocó en el dominio absoluto que
hurnano. pretendían ejercer los regímenes totalitarios que asolaron el mundo durante
Por ot¡a parte, aunque en la naturaleza encontramos problemas v dificul- el siglo rx: así alcanzaba nuestra civilización su fracaso moral. Actualmente,
tades, también es cierto que si nos esforzamos por conocerla y conülrir con la crisis ecológica que estamos provocando, con el calentamiento giobal, la
e1la de forma respetuosa, acabamos hallando buenas soluciones a conflictos destrucción de ecosistemas, el maltrato sistemático de los animales y el ex-
que de entrada parecían i¡sa.lvables. Muchas veces,la aparenre hostilidad de terminio global de especies, nos está conduciendo a otra catástfofe todavía
las fuerzas naturales se debe en realidad a nuestra ignorancia y a los errores ,:) .
más grave.
que cometemos al pretender gestionar los ecosistemas. Si en vez de perseguir Pero la teoría crítica no es la única en ofrecer esa interpretación de nues-
el dominio y la explotación nos propusiéramos comprenderia y conviür de tra historia, sino que hallamos similitudes en lecturas rea\zadas desde mar-
manera amable, nuestra relación con la natura.leza sena infinitamente más cos teóricos muy distrntos. lvlerece ia pena, por eiemplo, comparar Dialéctica
sencilla y fluida y alavez más apasionante. de la llustrac¿ón con el libro del bíólogo Jared Diamond Armas, gérrnenes y
La filosofia occidental podría haber buscado una conyivencia pacífica, un dcero.tB Aunque Diamond está lejos de la riqueza conceptual y la profundi-
diálogo enriquecedor, una sirnbiosis, una complementariedad entre lo mate- dad teórica de Adorno y Horkheimer, su Iúcido ¡eiato de nuestra historia
rial y 1o espiritual que hubiera evitado concebi¡ al ser hum¿no y su relación guarda afinidades significativas. Diamond reconstruye, desde un punto de
con la naturaleza como un campo de batalla. Pero su apuesta fue constrür vrsta biológico, cómo la invención de la ganadería y la agricultura, las técni-
una cosmovisión dualista, imponer una jerarquía según la cual la materia no cas con las que someter Ia naturaleza, permitió articular sociedades ordena-
solo era considerada i¡ferior al espíritu, sino que debía ponerse a su senricio, das jerárquicamente en las que estamentos subordinados explotaban la na-
debía renunciar a sus propios fines para servir a los fines de lo espiritual. Y turaleza y obtenían los recursos con que las é1ites se enriquecían y fortalecían
'1,,
1
ahí está el núcleo del problema, en la concepción de que la materia se redu- su dominio. A medida que tá-les sociedades se hacían más eficaces en la ges-
ce a recursos e instrumentos que el espíritu puede usar y explotar a su anto- tión de Ia naturaleza para obtener aLimentos, tejidos, minerales y otros bie-
t:
jo. Lo que hace el dualismo es ofrecer una legitimación metalisica para que nes, también se hacía más compleja su ordenación 1'erárquica, que se justifi-
caba con cosmovisiones religiosas, filosóficas y con obras de arte. Esas
&"
,i,
el espíritu pueda dominar, explotar y oprimir la naturaTeza,los animales y
i. nuestros propios cuerpos. El gravísimo problema que tenemos es que Ia cí- sociedades basadas en la explotación de la naturaleza y de los humanos de
i vlización occidental se ha erigido como un sistema de dominio y esa es Ia estamentos ínferiores no tardaron en dotarse de e;'ércitos y armas, colonizar
t razón por la que ha fracasado y nos ha conducido hasta el borde mismo de otras derras y someter otros pueblos. Diamond ha estudiado, además, cómo
ei la catástrofe. esas dinámicas de dominio pueden conducir a Ia autodestrucción, en un 1i-
§*;
6, Adorno y Horkl-reimer supieron expücarlo en Dialéctica de la llustración, bro que es también una advertencia: Colapso.te
'üi: escrita a cuatro manos duraote los años de la Segunda Guerra Mundial, Desde los años 60 dei siglo xx, las ecofeministas han añadido una idea
después de que los regímenes tota-litarios se expandieran por Europa borran- que se suma a estos diagnósticos al comparar las distintas forrnas de domrnio
do los ultimos restos de optimismo histórico y esperanza metafísica. Para y ttxzar paralelismos entre la explotación de las mujeres (que venía siendo
responder a la pregunta de por qué fracasabala civtlización occidentai, denunciada de manera sistemática por las corrientes feministas desde la llus-
Adorno y Horkheimer rastrearon en su historia el desarrollo creciente de la tación y de manera más individual por autoras anteriores) y 1a explotación
ideología del dominio. La civilización occidental nos ha llevado a domina¡ la de la naturaleza y los animales. Pensadoras como Karen \)7arren, Val Plum-
natrraleza y los animales, a considerarlos meros recursos que deben ser ex- wood, Silvia É-ederici, Carol J. Adams, Alicia H. Pu,leo o Angélica Velasco
plotados de manera cada vez más eficaz y racionai, tratándolos como las
rnáquinas que son según la visión mecanicista de la natutaJeza. Pero los cuer-
18 \M No¡ton, l99l); Armas,
pos hnmanos son asimismo parte de la naüttaleza y por ello han sido tam- Jared Diamond, Guns, Getms anl.1¡eel (Nueva York: W
gérmenes y ¿ce¡o (lvlad¡id: Debate, 1998), t¡aducción de Fabián Chueca.
bién sistemáticamente explotados. La civthzaciín occidental ha levantado re Jared Diamond, Collapse (Nueva York: Penguin Books, 2005); Colapso (Maddd: De-
uno tras otro sucesivos lmperios basados en 1a esclavitud, en la compra y bate, 2006), traducción de Rica¡do Ga¡cía.
90 Eco¡"nrlvt¡l Los sgNrmos ESTÉTICOS EN LA }TLosoFÍA MoDERNA 91

han mostrado cómo en el dualismo metafísico se ha identificado 1o espiritual Ei dualismo oo reconoce la diferencia, sino que imphca, precisamente, su
con lo masculino y lo material con lo femenino, de modo que la lógica del supresión. Aceptar la diferencia significa enrende¡ que la realidad es plural,
dominio ha justificado también la subordinación de las mujeres. Esto se hace que la naruraleza está habitada por inltnidad de seres distintos y que ninguna
especialmente palpable en la creación artística y el desarrollo de las teorías especie vale más que las otras. Significa comprender que el ser humano es la
estéticas, que han sido consideradas hasta hace tan solo unas pocas décadas configuración orgánica de una pluralidad de capacidades que se retroalimen-
actividades fundamentalmente masculinas a las que las mr-rjeres apenas te- tan entre sí. Significa que dentro de la especie humana surgen disdntas cul-
nían acceso. Y el papel del arte y la estética resulta decisivo, pues son fabu- ruras y formas de vida. Aceptar la diferencia es celebraf la piuralidad. El
losos propagadores de ideas. dualismo, en cambio, o¡dena jerárquicamente cuanto existe y establece que
Cadavez que los artistas varones representaban en sus obras a las muje- hay una identidad que es más valiosa que las demás, en referencia a la cual
res como meros cuerpos exhibidos, mujeres desnudas o se¡¡idesnudas pin- se valoran todas ias demás y a la que todas las demás deben someterse. Es e1
tadas para regalar placer a la mhada masculina, estaban reafirmando la mis- uiunfo de la identidad sobre la diferencia. El dualismo no valora que hay
ma tesis: que los varones debían elevarse sobre sus cuerpos hacia las millones de especies eo el planeta, porque 1o único que le importa es elevar
actividades intelectuales y creativas, pero las mujeres debían permanecer en al ser humano sobre el resto de seres vivos. No acepta que hay una diversi-
sus cuerpos para consagrarse a las actiüdades biológicas del sexo y1a repro- dad apabullante de culturas hurnanas, sino que impone una sobre las demás.
ducción. Al mismo tiempo, el mundo del arte evitaba que las mujeres dise- El dua-lismo es, en realidad, Ia imposición de una identidad única que se alza
minaran discursos alternativos entorpeciendo sistemáticamente 1a carrera de sobre una pluralidad que no reconoce, Todo aquel que no encaje con 1a
las artistas. La historia de las artes occidentales está dominada por una ma- identidad impuesta es 1o otro, lo contrario, y debe someterse. El dualismo
yoría de creadores varones, m-ientras ellas quedan reducidas a musas inspi- niega la pluralidad y üvide el mundo en dos reínos: idénticos y no idénticos,
radoras, esposas devotas, amantes pasionales o exuberantes modelos, es espíritu y mateda, señores y esclavos.
decir, puestas al servicio de la creatiúdad artística del varón. Ellas debían Es por eiio que ei dualismo metafísico ofrece una concepción terrible-
renunciar a crear para que ellos pudieran crear, ellas debían renunciar a sus ,n.nt. dirto.rionada de la realidad. En la naturaTeza oo existen por un lado
proyectos paru ayudat a los varones arca)var -[os suyos. EI]as debían prestar el ser humano y por otro lado el resto de seres 'trivos, sino que en ella conü-
sus servicios a la misma voz que acallaba la suya y justificaba su silencio ven millones de éspecies de anim'ales, plantas y microorganismos, fruto de
forzado mediante concepciones metafísicas. Todavía arrastramos las conse- los mismos procesos evoiutivos y por tanto emparentadas entre sí, que inte-
¡,
cuencias de esa historia and¡océnuica. A pesar de los esfue¡zos de tantísi- racrúan en los ecosistemas que compaften y en el conjunto de la biosfera que
mas mujeres, cada vez más organizadas en colectivos como las Guerrilla nos acoge a todos. La biosfera es una comunidad de vida. una red de inter-
Girls, en nuestro país la asociación Clásicas y Modernas y la Red Ecofemi- conexiones entfe millones y míllones de criaturas. ¿Qué sentido tiene aislar
nista o en Catalunya On són les dones (Dónde están las mr-rjeres), todavía a una especie de las demás? Nadie que quisiera comprender nuestro mundo
queda mucho por hecer. 1o clívidíría de ese modo: solo 1o haría alguien que desea justificar la explota-
Para entender el dualismo y sus implicaciones, es importante subrayar ción de lanaturaleza, algr-uen que quiere legitimar la voluntad del ser huma-
que ei problema no radica en diferenciar el cuerpo y la mente, 1a vista y el no de apropiarse de todo cuanto existe para sÍ mismo. El dualismo es una
tacto, mujeres y hombres, ei ser humano y los otros animales, o en distinguir cosmovisión generada por nuestro egoísmo.
unas etnias de otras, unas culturas de otras. El problema es ordenarlos en un De la rnisma manera, si tenemos una pluralidad de sentidos con los cuales
sistema jerárquico y ;'usdficar que 1o considerado superior someta y explote percibir el mundo y apreciarlo estéticamente, ¿por qué afirmar que solo dos
a 1o considerado inferior. El problema es que se conciba que la naturaleza de ellos son capaces de hacerlo? En la discusión sobre los senddos estéticos
existe para serr¡ir a nuestra especie, que un caballo debe renunciar a su pro- está en juego algo rnás que el placer de apreciar labell.eza. La tensión entre
pia üda para convertirse en el sistema de transporte de un ser humano, que la estétíca tradicional y algunas formas de la estética contemporánea que se
r.ma mujer debe renunciar a sus proyectos para senrir a los de su padre o su rebelan contra ella tiene que ver con cómo nos entendemos a nosotros mis-
marido, que algunas personas deben trabajar de sol a sol para satisfacer los mos y cómo pensamos nuestra relación con el mundo que habitamos. Para
caprichos de otras, que unos pueblos deben abandonar su cultu¡a para so- el dualisrno, nuestros sentidos se ordenan jerárquicamente, de manera que
neterse a otros, que el cuerpo debe ser reducido al vehículo temporal del unos valen más que otfos. LoS que valen menos no necesítan ser educados,
alma, que los sentidos considerados menores deben reprimirse para un ma- cüdados, cultivados; al contrario, son despreciados y reprimidos. Pero po-
yor desarrollo de los sentidos considerados superiores. El problema es un demos concebirlos de otro modo, adoptando una visión pluralista y asu-
orden metafísico jerárquico que justifica relaciones de poder y opresión. miendo que cada uno de ellos es diferente y aporta información distinta y
92 Eco,cl.n^,fr\L

valiosa. Aceptar nuestra pluralidad sensorial es apostar por una comprensión


más orgánicr del ser humano dentro de una naturaleza asimismo diversa.
El ser humano no está dividido en cuerpo y ilma como dos sustancias
opuestas, regidas por leyes diferentes, de la misma manera en que la realidad
tampoco está dívidida entre dos reinos contarios. Lo que llamamos espíritu
no es más que la actividad intelectual que genera nuestro cuerpo, nuestra
nafurafeza. Una visión orgánica del ser humano incluye rodas sus capacida-
des de forma integrada, entendiendo que lo corpor.al y 1o espiritual se nece-
sitan y complementan. Cuando un ser humano escribe poemas, admira las 3. Los sentidos estéticos en la filosofía contemporánea
estrellas y elabora perfumes, sigue siendo un primate, sigue siendo un mamí-
fero, sigue siendo un animal. Y, en realidad, eso es 1o fascinante. Ser un ma-
mífero al que la evolución ha regalado Ia capacidad de escribir poemas y
elaborar perfumes es una historia más fabulosa que ser un alfla de otro reino
atrapada en un cuerpo pecaminoso que debe reprimir. No hace falta olüdar
que somos animales pafa Bo,zar de los placeres estéticos. Somos primates I .1 . R¡u,rcmNDo EL lL{pA DE Los sENTrDos
¡
siéndolo, podemos tambíén admirar las estrellas. Si la realidad es tan profuri-
damente fascinante, ¿para qué inventarse una fantasía tan superficial? Si re- Desde hace unas décadas, la ciencia ha comenzado ¿ cuestionar seriamente la
nunciamos a.l dominio, podremos liberarnos del mal cuento dei dualismo. concepción tradicional de ia percepción. La idea de que ios seres humanos solo
|rlo es el cuerpo lo que necesitamos superaq sino nuestro egoísmo.20 poseemos cinco sentidos y 1a idea de que cada uno actúa como un canal inde-
pendiente, aunque todavía se enseñan en la mayoría de nuestras escuelas y se
repiten en ios medios de comunicación, han sido abandonadas por la ciencia
contemporánea. En su luga¡ los científicos discuten cuántos sentidos tenemos
y anduan cómo cada uno de ellos influye en los demás. Nuestro sistema per-
ceptivo se revela ahora más diverso y complejo de lo que habíamos creído.
Las ciencias sensoriales son hoy uno de los ámbitos más innovadores y
con mayor potencial para transformar nuestras vidas. Los especialistas están
rehaciendo el mapa de los sentidos humanos, así como también de las otras
especies animales. Conocer la pluralidad de sentidos que configuran la per-
cepción, cuidarlos y cultivarlos tendrá efectos positivos en nuestra salud y
calidad de vida, el desarrollo de la personalidad. la comprensión del mundo
en que vivimos y desde luego en nuestras experiencias estéticas.
No existe todavía un acuerdo científico universal para consolidar un
mapa de la sensorialidad humana y las distintas propuestas están en discu-
sión. Así, 1o que describo en ias próximas páginas es una lista provisional de
nuestros sentidos, recopilada sintetizando las concepciones de diferentes
autores, a 1a espera de que, err unos años, quízás la ciencia pueda ofrecernos
un mapa más completo y detallado. Será i¡teresante volver a esta lista dentro
de u¡as décadas y comprobar en qué medida sigue en pie.
20 Para todás estas cuestiones ¡ei¿tivas a no áceptaf nuestra natu¡aleza corporal,
merece
ia pena ver los vídeos del congreso «I am no¡ an animal>>, celebrado e¡201J en Aúanta [en
Lista provisional de los sentidos humanos
líneal. Disponible en: http://www.earthrnrransition .or9/2076/10/ rutt-animal-symposium/
Trmbién ¡ecomiendo: Daniel C. Dennetr, Danuin's Dangeroas ldea; Euolution and tbe
Nfeanings of Life (Nueva )bri<: Simon and Schuste¡, 1995); La peligrosa idea de Dant:in: eao- Vista: continlúa siendo, por supuesto, fu¡damental. Que reconozcamos la
luaón y signtficados de la uida (Gaiaxia Gutenberg, 1999), t¡aducción de Crisróbal Pera Blan- existencía y el valor de nuestros otros sentidos no le resta la menor impor-
co-Mo¡ales. taocta ala vísión, La ciencia sigue estudiando su funcionamiento y también
94 Eco¡Nrv¿r
p Los s¡Nrmos ESTiTICos EN LA mosoFÍA coNTE¡,troR-ANEA 95

explorando un territorio fascinante: cómo otros sentidos influyen en 1o que puede entorpecer nuestra relación con los alimentos y llegar a provocar pro-
vemos y cómo 1o que vemos influye en otros sentidos. Asimismo, avanzala blemas de salud. La hipogeusia (disminución de este sentido) o la ageusia (su
'
investigación sobre la ceguera y sus distintas causas y el impacto que tiene en
ausencia) impiden a una persona saber si la comida está demasiado salada o
la üda de las personas. La medicina es cada vez más capaz de cuiar algrnos
,' dulce. No percibir el amargo es peligroso, puesto que funciona como alerta
tipos de ceguera, al mismo tiempo que las nuevas tecnologías facilitan lawda de alimentos potencialmente venenosos. Sin embargo, aunque el gusto es
,t'
de los invidentes. necesario paraTapercepción del sabor, este no se agota en el gusto, como se
.l:
;!
oído:la ciencia conti¡ú¿ explorando nuesrra audición y también los pai- creía tradicionalmente, sino que depende del trabajo coniunto de diversos
sajes sonoros. Hoy se comprenden mejor los efectos de Ia sordera en la vida
! sentidos.
de las personas,hay cadavez más estrategias para ayudarlas y la medicina Sistema trigerninal: depende del nervio trigémino, que posee terminacio-
dispone de los conocimientos y tecnoiogías para curar diferentes tipos de nes en la boca, nanz, ojos y otras paftes de la cam. Este sentido percibe un
sorde¡a. Especialmente, los implantes cocleares han permitido disfruiar del conjunto de sensaciones: el picante, el f¡escor de la menta, el carácter astrin-
oído a niños nacidos sordos y devolver la audición a adultos con sordera gente de algunos ünos o la irritación que nos provocan las cebollas, que nos
profunda. A1 mismo tiempo, las nuevas tecnologías de ia comunicación faci- hacen 1lora¡ cuando 1as cortamos. Son sensaciones que contribuyen a detec-
litan el intercambio entre personas sordas y también con personas oyentes. tar sustancias irritantes y también a percibir algunos aspectos del sabor de la
Por otra parte, en nuestra sociedad han ganado presencia 1as lenguas de comida.
signos, que tienen un elevado potencial estético; por ejemplo, ,inculan la Olfato ortonasal: Ia ciencia nos ha most¡ado que el olfato se desglosa en
poesía y Ia danza de un modo único. A-lrededor de tales lenguas se han tejido dos sentidos, que en parte se complementan, pero que actúan por separado
culturas, con sus propias tradiciones artísticas, que merecen mayor atención con frrnciones distintas. El olfato ortonasáI percibe el olor de ios objetos que
de la que reciben. Cabe mencionar que las lenguas de signos han sido em- se eocuentran fue¡a del propio cuerpo, proporcionando informaciones di-
pleadas para un 6n distínto y controvertido: desde los años 60, algunos cien- versas sobre el entorno en e1 que nos encontramos y regalando placeres:
tíficos comenzaton a usarlas para comunicarse con diferentes especies de perfumes, las fragancias de un jardín, los aromas que emanan de la cocina o
grandes simios. Estos animales pueden entender y emplear elementos bási- el olor de las personas queridas. Las pestes, a su vez, constituyen un efr.caz
cos de nuestros lengual'es, pero no pueden pronunciar palabras porque ca- sistema de alerta ante posibles peligros.
recen de un aparato fonador como el nuestro, de modo que se les enséñ".o., Olfato retrona.ral: percibe el aroma de la comida y la bebida que tenemos
lenguas de signos. Esa posibilidad de comunicación nos ha permitido cono- en nuestra boca y es el sentido más importante en Ia percepción del sabor.
cer mejor a estas especies tan cercanas, aunque a cambio de mantener en Funciona de la siguiente manefa: al respiraq el aire que exhalamos de los
cautividad, y a veces en condiciones pésimas, a a-lgunos indiüduos. pulmones pasa por Ia parte posterior de Ia caüdad bucal antes de llegar a la
Tacto'. somos cada vez más conscientes de su importancia. Los casos (afor- cavidad nasal y ser expulsado por los orificios nasales. Si mientas respiramos
tunadamente infrecuentes) de personas que sufren una disminución tempo- tenemos comida en la boca, el aire exhalado arrastra compuestos volátiles
ral o permanente de este sentido en alguna parte de su cuerpo o en todo su que emánan de la comida que estamos masticando hasta e1 interior de la
organismo han mostrado lo enormemente difícil que se'uelve la üda sin é1. nariz, donde el nervio olfativo capta su olor. Si alguien duda del poder de1
Multitud de cosas que hacemos cada dta, ducharnos, vestirnos, cocinar, ca- olfato retronasal, no tiene más que recordar cómo, cuando se ¡esfría, la co-
minar, cuidar un jardín, fabricar objetos, escribir, teclear en un ordenador, ir mida le parece insípida. Si Ie falla la memoria y quiere comprobario ahora
ir
en bicicleta, conducir un coche, tocar Ia guitarra, dependen del sentido del mismo, basta con ponerse una pinza de nadador enla nariz, bloquear ia
tacto. .'.;imismo, algunas experiencías muy placenteras que compartimos respiración nasal y probar su plato favorito, un buen vino o una taza deté.
con otras personas, como abrazar, acaiciar, jugar, bailar o tener relaciones Sin olfato retonasal, el sabor característico de un melocotón o un café es
sexuales. También resulta fundamental para desarrollar una relación de inaccesible. Uno de los principales problemas que se derivan de 1a anosmia
amistad con un animal. y.[a hiposmia es precisamente que impiden percibir aspectos fundamentales
Gusto:hoy sabemos que este sefltido, locahzado en la lengua, percibe un del sabor de la cornida, 1o que altera la relación con la alimentación.
conl'unto reducido de sensaciones: dulce, salado, ácido, amargo y umami. Propiocepción: percibe 1a posición de cada uno de los miembros de nues-
Está en discusió. si también existe el gusto metálic o y quizás alguno más, tro cuerpo gracias a receptores sensoriales localízados en las artículaciones,
pero según la ciencía actual el gusto no distingue más que un puñado de ios tendones y los músculos. Sin ella no podríamos mantenernos erguidos,
sensaciones. Es u¡o de los sentidos que contribuyen a percibir ei sabor de la camina¡ bajar escaleras, trepar por una montaña, sentarnos, atamos las bam-
comida y, por tanto, resulta fundamental; si no funciona adecuadamenre, bas ni. hacer ninguna de las actividades que llenan nuestra r.ida cotidiana. El
96 Ect¿¡r¡,ul Los srr.n-roos ESTÉTrcos EN LA F[osoFL\ coNTENrpoE 4NEA 91

deporte, la danza o el teátro, ¡sí corno el yoga, pilates y disciplinas similares, c¡eciendo en su interior, 1o que regala un tipo de contemplación muy espe-
estimu.lan una toma de conciencia de la propiocepción que puede tener efec- cial.
tos beneficiosos en ia salud. Cuandc, eclucamos este senúdo es r-nás fácil per- Termocepción: se ha abierto camino la idea de que la percepción de la
catarse, por ejemplo, de que nos hemos sentado en una mala postura que nos temperntura depende de un sentido diferenciado, porque existen dos tipos
acabaráprovocando dolor. Es un senrido que nos ayuáaaprestar atención a de receptores específicos situados en la piel; unos captan temperaturas supe-
nuestro cuerpo, y también a drsfrutarlo más. Ei placer que sentimos al cami- riores a la del cuerpo y los otros, inferiores. Si este sentido no nos avisara,
nar, nadar, jugar, correr, bailar o tener relaciones sexuales aumenta cuando nos quemaríamos con los objetos muy calientes o el agua de la ducha y tam-
sentimos nuestfo cuefpo con mayot atención, 1o conocemos, lo cuidamos, poco podríamos calcular con cuánta ropa vestirnos o saber si necesitamos
evitamos dañarlo y Iratamos de flui¡ con é1 en vez de i:ata,llar contra é1. La una manta en la cama. Visitar algunos parajes extremos, como Alaska o la
propiocepcíón nos ayuda a entendernos a nosotros mismos como el cuerpo Antártida, implica adaptarse a temperaturas muy bajas, 1o que influye en 1a
que somos, a expresarnos en é1 y a desarrollar nuestra personalidad en é1 y manera de caminaq moverse y hablar, cosa que a su vez afecta ala experien-
con á. cia estética de estos lugares. En l¿ cultura predominantemente visual en Ia
EquiLibrio: se trata de un sentido que responde alafuerza de la gravedad que vivimos, ouestra concepción de los entornos naturales se basa sobre
y que result¿ funclamenta.l para maotenernos en una posición o desplazarnos todo en ímágenes, que acostumbramos a ver en el ordenador, Ia televisión o
sin caernos, especialmente cuando estamos en superficies inclinadas, inesta- el srnartphone. Por ello, a veces nos cuesta comprender que, si visitamos esos
bles o muy estrechas o nos hallamos en un vehículo en movimiento. Depen- lugares que hemos visto mil veces en las pantallas, los miraremos desde un
de dei sistema vesdbular, que se encuentra en el oído. pero parece apoyarse cuerpo que, entre otras cosas, se verá afectado por el frío o el ca-lor. El frío
también en la propiocepción y la vista, y algunos autores dudan si es un extremo combinado con viento o el calor abrasador combinado con hume-
sentido autónomo o debería incluirse en la misma propiocepciónl es uno de dad marcan completamente la experiencia de un entorno, djfcultando con-
los casos en que resuka difícil delimitar dónde acaba un senrido y comrenza centrarse en el sentido de la vista. A partir de un cierto umbral de frío o ca-
el sigüente ¡ así, nos ayuda a entender que nuestra percepción está con6gu- Io¡ la percepción de Ia temperatura se convierte en una sensación dolorosa, y
rada por un entramado de sentidos que actúan de manera conjunta. Otra los expertos creen que existe algún tipo de conexión entre la ternrocepción
cuestión interesante es que parece ser un sentido poseído por las plantas, y el sentido del dolor.
que les permite hundir sus raíces hacia abajo (en la dirección de Ia fuerza de Las mujeres constatamos la importancia del sentido de la ten-rperatura
la gravedad) y hacer crecer sus tallos hacia arriba (contra lafuerza de la gra- cuando alcanzamos la menopausia y experimentamos sofocos. La sensación
vedad) por muy incLinada que esté Ia superficie donde crecen. Por otro lado, repentina de bochomo e instantes después la sensaci.ón de [rÍo, notar ei cuer-
es uno de los sentidos que resulta más interesante estudiar en la exp-loración po destemplado y saber que no percibimos Ia temperatura exterior de mane-
espacial, pues se ve alterado cuando los cuerpos se hallan en condíciones de ra correcta resulta desconcertante.
ingravrdez. Nocicepción: aunque no acostumbramos a pensar en el dolor como un
Kinestesia: es el sentido que percibe los movimientos de nuestro cuerpo sentido, resulta imprescindible para sobrevivir. Si no nos avisara cada vez
y su fuente de info¡mación son los múscu-los, tendones y arriculaciones. Tam- que algo nos daña, no podríamos defendernos y protegernos. Así, el sentído
bién en este caso existe discusión acerca de si la propiocepción y la kinestesia del dolor funciona como un sistema de alerta que resulta básico para la es-
son el mismo sentido o dos diferentes. uno especialirado en sentir 1a posición pecie humana y para las otras especies animales. Los nociceptores se hallan
y el otro enfocado a captar el movimiento. en la piel, en las articulaciones y en'algulos órganos internos. Los científicos
Interocepción: i¡forma sobre el estado fisiológico del cuerpo y el funcio- todavta están estudiando y comparando las distintas clases 4e dolor que po-
namiento de los órganos internos. Nos permite sentir hambre y sed, saber demos senti¡, como, por ejemplo, la sensación que tenemos sí una pelota nos
que tenemos una mala digestión, que necesitamos orínar, que estamos estre- golpea, el picor que nos causa la picadura de un mosquito o el escozor que
sados o cansados o, por el contrario, que nos sentimos con suGcientes ener- provocan a-lgunas enfermedades de la piel.
gías para salir de excursión. Como sucede en el caso de la propiocepción, Cronocepción: también se abre paso la idea de que poseemos un sentido
aprender a observar nuestro cuerpo y estaf atentos a su estado inierno nos del tiempo, con el que percibimos Ia duración de los acontecimientos, su
ayada a detectar problemas de salud y a vívir de forma más armoniosa con o(den temporul,Ialejanía relativa de hechos pasados que recordamos o
nuestro organismo. Nlerece la pena subrayar que, eo el caso de las mujeres, cuánto falta para que algo suceda. Asimismo percibimos el ritmo circadia-
percibe las alteraciones provocadas por el ciclo de la menstru actóny, cuando no, la alternancía de día y noche en el ciclo de veinticuatro horas. Un tema
una mujer está embarazada, siente los movimientos de la criatura que está interesante es córno la percepción del tiempo se ve alterada por estados
EcoaNrrur¡t LOS STI.¡:T¡OS ESTETICOS EN LA FTLOSOFÍA CONTEIUPORANEA 99
98

emocionales y por la edad: a medida que nos hacemos mayores, tenemos la miemb¡os aunque tengamos los ojos cerrados, y, a pesar de que no vemos el
sensación de que transcu.rre más deprisa. A-lgunas enfermedades neuÍode- interior de nuestro cuerpo, podemos Sentir ardof de estómago o notal que
h:
*rl
generativas pueden provocar desorientacíón lemporal, de manera que ios nuestro pulso se acelera.
ir' E' icaso de la cronocepción, la cuestión del horizonte es más compleia,
afectados no saben si es de mañana o está anocheciendo, lo que les altera el
.:l
ciclo del sueño y los horarios de 1as comidas, pudiendo desordenar comple- pues la percepción del tiempo, internos de
además de basa_rse en los relojes
..: proporcío-
n.,restro-cuerpo, se alimenta de la información dei entomo que le
tamente Ia vida cotidiaoa.
r
nan el resto de sentidos. Si nos hallamos en la cima de una montaña contem-
:.

¡i
I plando una üsta panorámica, o bien recorriendo u¡a ciudad, el trabajo con-
u. jrrrrto d. todos nuestros sentidos reunírá una gfan cantidad de información
iit
Esta es, como ya hemos dicho antes, una lista provisional de ios sentidos qrr. no, ayudaráa percibir los diferentes ciclos y ritmos temporales de forma
humanos; existe todavía demasiada discusión entre los expertos para saber áetallada-y compláia. En cambio, si nos encerrarnos en una cueva dirninura
cómo se confeccionará en unas décadas. Otras especies animales poseen sen- y oscura baio tierra, será fácil que perdamos la noción del tiempo'
tidos distintos; nos referiremos a algunos de ellos en capítulos posteriores. Los sentídos se diferenci¿n entre sí no solo por el tipo de información
Una de 1as consecuencias interesantes de la díversidad de sentidos es que que proporcionan, sino también por su horizonte. Y eso es importante,
no todos tienen el mismo alcance: unos perciben el interior de nuestro cuer- jo.q". ál horizonte es 1a línea que separa las experiencias que podemos te-
po y otros el exterior, y los que perciben e1 exterior poseen horizontes disrin- n., .., .od, momento de aquello que pof ahora está fuera de nr.lestro a]cance
tos. Por tanto, según dónde se halle el objeto que estanios percibiendo, reci- y que solo nos cabe esperá! desear o inruir. cuando salimos a caminar pol
biremos de él información con unos sentidos u otros. Por ejemplo, cuando iu rntur;,rn o u nuur§u, por e1 maq el desplazamiento ptogresivo del hori-
una persona está tocando una guitarra, lave,laoye, la huele, la toca, siente zoflfe va modificando lo que podemos experimentar de lo que esperamos
su temperatura, si se da un golpe con ella siente dolor, la propiocepción le encontrar o ya hemos de1ádo atrás. Po¡ ello, cuando los horizontes de los
permite sentir cómo la coge y gracias a la kinestesia siente los movimientos distintos sentidos no coi¡ciden, se genera una mezcla de experiencias y es-
que está haciendo con los brazos para tocarla. En cambio, si estamos en un peranzas, de certezas y dudas, que resulta muy sugefente desde un punto de
puerto y contemplamos un barco que se aleja mar adentro, habrá un mo- vista estético y enormemente fértil parala creación artística. Ese barco que
mento en que tan solo la vista podrá percibirlo. vemos alejarse mar adentro: lo vemos, sabemos que está allá delante, pefo no
Vista, oído y olfato ofionasal nos muestran información panorámica so- percibimos qué sucede dentro, de qué hablan sus pasajeros, tan solo pode-
bre el entorno donde nos hallamos, pero sus horizontes son disti¡tos. Cuan- mos irnaginarlo. Así, muchas veces, la imaginación aparece para compensar
do hay tormenta y vemos un relámpago en la lejanía, tenemos que esperar aquello {ue percibimos de forma incompleta. Los diversos horizontes de
unos segundos para oír el trueno, que llega más tarde. De 1a misma manera, nuestros sentidos son un estímulo paruIa fantasía.I
el olor muestra cosas que la vista todavía no percibe: si estamos subiendo por Otro factor importante es que los diferentes sentidos se influyen entre sí
una montaña desde cuya cima se verá el mar, el olfato puede descubrirlo de divers¿s La concepción tradicional defendía que cada sentido
-urr.inr.
antes que la vista; o si estamos caminando por una ciudad, el olor puede era un canal independiente que nos transmiUa un tipo específico de informa-
alertar de que ailá delante hay una panadería antes de que 1a veamos. ción, pero hoy sabemos que esos cana.les se comunican y que 1a i¡formación
El sistema trigeminal, en cambio, tiene un horizonte mucho menor; tan qr_,. .rt, proporciona un senrido puede modificef la que nos ofrece otIo. En
1,'
solo sentimos el frescor de unas hojas de menta o la i¡¡itación que nos pro- lás útimos años ha., surgido multitud cle proyectos de investigación il res-
duce 1a cebolla cuando están muy cerca de nuestro rostro o ya denro de pecro y los resultados son asombrosos. La ciencia no posee todavía un mapa
ii
nuestra boca. El horizonte del tacto, del sentido de la temperatura y de la .o-pl"to de la red de í¡terconexiones que nos permita saber con seguridad
nocicepción es nuestra piel; para percibir e1 mar con el sentido del tacto y si cuda sentido puede influir en todos los demás y de cuántas maneras puede
para sentír su temperatura tenemos que dejar que el agua nos toque, y si las hacerlo, p.ro.ád, nuevo hallazgo nos confirma cuán sofisticado es nuestro
olas nos golpean con fuerza sentiremos dolor. El horizonte del gusto y el sistema perceptivo.
olfato retronasal son nuestros labios; si queremos saborea¡ el mar, debe-
mos tomar un sorbo de agua en nuestra boca. Por otro 1ado, aquellos sen-
ridos que informan sobre la posición, el movimiento, el equilibrio y los pro- L Le F,,LndaciónJoan N4tró de Barcelona organizó durante el cutso 2011/201-{ uná mág-
cesos fisiológicos de nuestro cuelpo nos ofrecen inJormación sobre nuestro nGca exposició n t|:Áada Ante el boizonte, comisariada por Mart.ina lvlillá. Merece la pena
organismo y su relación con ei ento¡no. Percibimos la posición de nuestros disf¡uta¡ del catálogo del mismo título.
100 Eco¡¡nr,r,rr Los saNroos ESTETrcos EN r-A FiLosoFL\ CoNTEN@oRANEA 101

Por ofrecer a,l¿Junos e;'ernpios, mencionare¡ros que la música puede alte- 3.2. L¡ PLIJRISENSORIAIIDAD EN LAS DIFERTNTES RA-N/L{S DE LA ESTÉTJCA
rar 1a percepción de1 sabor hasta e1 punto de que es posible hacer creer a una
persona que ha probado dos r¡inos diferentes, cuando en realidad ha estado El gran avance de las ciencias sensoriales en la segunda mitad del siglo rx
bebiendo siempre el mismo vino, con e1 srmpie truco de ca¡rbiar la música ruvo lugzu al mismo tíempo en que en la estética y el arte aumentaba el i¡te-
que escucha2 (dejo en manos de los lectores decidi¡ si sacar partido de esta rés por 1a corporalidad y la percepción; esa coincidencia propició Ia explo-
información cuando organ.icen una cena para sus amigos). También el color racíón de la plurisensorialidad tanto en la teoría estética como en la creación
intluye en la percepción de1 sabor. Los psicólogos Betina Piqueras-Fiszman aflística. Resulta interesante ¡ecordar que el período decisivo fueron los 60
y Charles Spence han realizado una serie de fascinantes experimentos y har-i y 70, décadas de profundos cambios culturales en la civilización occidental.
descubierto, entre otrás cosas, que el color delataza influye en el sabor de Durante los años 60 y 70, nuestra sociedad se vio sacudida por las reiün-
una bebída caliente.i También han comprobado que tomar un postre en un dicaciones en defensa de 1a democraciá, el pacifismo y los derechos huma-
plato blanco aumenta en un 10 o/o ia sensación subjetiva de dulzor respecto nos, así como de 1a ética ecológica y los derechos animales. Los movimientos
a comer el mismo alimento en r-ur plato negro, una información que resu-lta sociales intentaron transformar todas las instituciones con mayor o menor
úti1 para ias personas que deben reducir su ingesta de du.lce por motivos de éxito, y muy especialmente el mundo académico. La universidad se había
salud. Asimismo, nos dieen que tendemos a asociar el rojo con el dulce, el mantenido desde sus orígenes como una institución elitista, a la que solo
azul con el salado y el verde con el ácido.t Por oto lado, el olor influye a la teoían acceso las clases privilegiadas; el conocimiento que allí se generaba,
hora de valorar si u¡ rostro es visuaimente atraclivo.t Y, a su vez, la informa- adminisraba y transmitía servía para perpetuar a las elites en el poder. Pero
ción r¡isual influye en la evaluación subjedva del sonido en un espectáculo la segunda mitad del siglo rx trajo consigo un proceso de democratizaciífl
musical.6 cultural que permitió a las clases medias, y posteriormente a las clases humil-
Estas investigaciones nos ofrecen tina ínformación decisiva para com- des, e1 acceso a los estuüos superiores. Eso supuso un incremento significa-
prender mejor el mundo en que vivimos y a nosotros mismos, y en manos de dvo del número de personas con estudios universitarios, así como del núme-
buenos artistas dispuestos a jugar con ella puede resultar extraordinaria. Sin ro de universidades y profesores, y enseguida implicó también un aumento
x
embargo, tambíén hay que adverti¡ sobre u¡ aspecto: todavía es necesario de los proyectos de investigación, congresos y publicaciones. Nunca antes
ii,i
averiguar en qué medída tales influencias mutuas entre senddos son pura- había habido tantos filósofos, matemáticos, biólogos o hístoriadores del arte
il:
'j mente hiológicas o están matizadas por factores culturales y en qué grado como a finales del siglo >x. Y la proporción no deja de crecer.
varían con la sensibüdad individual. Pero, en cualquier caso, el mapa limpio Pero no se trató de un incremento meramente cuantitativo. A la universi-
y fácil de los cinco sentidos que nos enseñaron en la escuela ya no nos sirve dad comenzaron a acceder jóvenes de etnias tradicionalmente marginadas,
para orientarnos en este compiejo entramado sensorial que nos constituye-7 de minorías culturales, que llegaron a las aulas con sus propios puntos de
üsta y una mirada crítica hacia el sistema académico y ei corpus de conoci-
mientos que se proporcionaban en cada disciplina. Hay que subrayar espe-
2 Adtian C. North, «The effect of background music on the taste of wine», Britísh lour- cialmente que las muieres comenz¿ron a llegar de manera generalizada ala
2»:Al.
nal of Psycbology, vol. 101 (2012), pp.
r Beti¡a Piqueras-Fiszman y Charles Spence, «I'he influence of rhe colo¡ o[ rhe cup on universidad, a formarse como profesoras y dirigir equipos de investigacíón,
consumers' perception of a hot be.¡erage>>,lournal oJ Sensory Strdies, vol. 27, núm. 5 QAl2), y también ellas lanza¡on su mirada crítica sobre un mundo académíco tradi-
pp.324-))1. cionalmente masculino. Así, la universidad se vio inundada por nuevas mi-
r Charles Spence y Betina Piqueras-Fiszman, The Pe¡ect Me il. The multisensory sczence radas y preguntas. No solo se cuestionaron aspectos generales del funciona-
of¡bod and dining (Oxford: §liley Biackwell, 2011), pp. 11r-118. miento de Ia institución, sino que en todas las disciplinas se produieron
r Fcancis r\(cGlone, Roberr A. Óst¿rb.,u.r, Luis¿ lvl. Dem¿tté y Charies Spence, «The
revoluciones particulares al abrirse innovadoras líneas de investigación que
C¡ossmodal Intluence of Odor Hedonics on Facial Attr¿ctiveness: Behaviou¡al and fMRI
Measures», en Francesco Signorelli y Domeruco Chirchiglia led.\,Functional Brain Mapping cuestionabao creencias y valores heredados. En este contexto, el desmoro-
ond tbe Endeauor ro Understand the Vorking Brain (2011) l¡ambién en líneal. Disponible en: namiento del dualismo metafisico conllevó un interés creciente por el cuerpo
http://wwuintechopen.com/books,/f¡,rnctional-brarn-mrpping-and-the-endeavo¡-to-r:nders- humano y la percepción, 1o que abonó el mejor terreno posible para desarro-
tand-the -rvorking-b rain lla¡ las ciencias sensoriales y despertar el interés por los sentidos en otras
6 Yasunobu Tokunaga, Daichi Okuie y Takane Terashuna, «Influence of vrsual i¡forma-
disciplinas, desde la filosofía y las artes a la sociología y la antropología.
tion on souod ev'aluarion in auditorium», Prcceedings of Meetings on Acoustics, Acoustical
Society o( America, vol. 19, num. 1 (2011).
Los descubrimientos de las ciencias sensoriales fueroo ¡ecibidos con eo-
7 A los lectores que deseen introduci¡se en las cie¡cias sensoriales les recomiendo: Igna- tusiasmo en el mundo del arte, donde se abrían camino nuevas disciplinas
cio N{otgado, Cómo percibinos el mundo (Barcelona: A¡ie1,2012). como el body art,Tas performances, los happenings, las instalaciones, e] arte
102 Ecoa¡u¡¿ar Los s¡¡¡rmos ESTÉ'ncos EN LA FrLosoFrA coNTENpotu{NTA 101

§ efímero, el arte cinético, el land art, el afie ecológico, el bioarte o el a¡te


,: en el aprecio de los entornos naturales? ¿Los catorce de la lista? ¿Seguro?
multisensoriai. En consecuencia, la fi-losofía dei arte no tuvo otro remedio Para responder a esa pregunta hemos de tener en cuenta que Ia reiündjca-
que propone¡ teorías renovadas para unas creaciones aftísticas que desbor-
ción de que todos nuestros sentidos son capaces de contemplación estética
daban Ios viejos conceptos. Además, las fronteras entre arte y artesanía co- rmplica, por supuesto, una concepción renovada de Ia estética. Si afirmamos
menzaron a ser cuestionadas y algunas voces proclamaron que tarnbién la que ei gusto, el olf¿to retronasal y ei sistema trigeminal son sentidos estéti-
perfumería, la cocina o 1a enología debían ser consideradas artes. Estas dis- cos, es porque a su vez aceptamos que podemos apreciar estéticamente ia
cusiones coincidieron con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comu- comida, contra lo que nos decía Kant; porque creemos que la comida, ade-
nicación,1o que a su vez añadió nuevas disciplinas artísticas, metodologías, más de nutrir nuestro cuerpo, puede ser apreciada por sus cualidades senso-
temas y problemas. Videoarte, videojuegos, net art, reaiidad virtual y reali- riales y valorada con juicios estéticos. Desde esta concepción renovada, sos-
dad aumentada son algunos de esos nuevos territorios. Asimismo, los rápi- tenemos que comerse unas moras que hemos recolectado de unas zarzas del
dos desarrollos en inteligencia artificial están generando innovadoras meto- bosque puede formar pane del aprecio estético de ese entorno si al comerlas
dologías de creación artística, al mismo tiernpo que alímentan ias disciplinas no estamos simplemente saciando el hambre, síno que nos deleitamos en
tradicíonales con nuevas temáticas. La inteligencia artrfcial tambíén se retro- contemplar esos alimentos y el modo como nuestro cuerpo los transforma, y
alimenta con las ciencias sensoriales, de modo que tenemos un entramado de tom¿mos conciencia del vínculo que esos frutos establecen entre el bosque y
disciplinas científicas, tecnológícas y artísticas influyéndose y colaborando nuestro organismo.
unas con otras. Pero los lectores todavía pueden preguntar: ¿y qué pasa con los sentidos
Pero más allá de la filosofía del arte, también la estética se t¡ansformó. La que están enfocados a nuestro propio cuerpo, cómo pueden apreciar entor-
estética de la naturaleza, qüe había sido üna ramafundamental de la filosofia nos? La propiocepción, 1a kinestesia, el equilibrio o ia inrerocepción no nos
durante el siglo xvlu, había disminuido radicalmente después de que Hegel ofrecen información directa del entorno como lo hacen aqueilos sentidos
proclamara, en ios inicios del xx, que la estétic a debía centrarse de manera enfocados al exterior y, sin ernbargo, Ia información que nos ofrecen no es
exclusiva en el estudio del arte. Esa reducción de Ia estética a filosofía del de nuestro cuerpo aislado, sino en relacíón con el entorno en el que se en-
arte, que se mantuvo de manera casí hegemónica durante el siglo >u y buena cuentra y con el que interactúa. Necesitamos estos sentidos para recorrer un
parte del xx, fue u¡a de las ide¿s cuestionadas durante los 60 y 70. En este bosque o subir una montaña, por la sencilla ruzón de que necesitamos nues-
caso, ia crítica interna de la disciplina coincidió con el movimiento ecologis- üo cuerpo para adentrarnos en cualquier entorno, para percibirlo y conocer-
ta, que por primera vez deiaba de ser una corriente minoritaria para expan- 1o. Gracias a ellos apreciamos estéticamente un entorno siendo conscientes
dirse por toda la sociedad de forma global. La estética de la náturaleza se de ser un cuerpo que 1o recore y no un sujeto descorporeizado que simple-
preguntó por el papel del aprecio estético de entornos y especies en piena mente m.ira desde la distancia; gracias a e1los, nuestra experiencia estética es
crisis ecológica, lo cual le dio una fuerza ext¡aordín¿ria pr.u ,.rru.., .o-o parficipafiva, consiste en explorar los entornos e interactuar con ellos, en ser
disciplina. una creciente comunidad académica ha ido desde entonces desa- afectados por ellos. La propiocepción y la kinestesia nos permiten medir l¿
rrollando líneas de trabajo que se comunican con la éticaecológica y otras fuerza de las olas que nos levantan e impulsan cuando nadamos en el mar o
disciplinas afines. hacemos surf. El sentido del equilibrio nos regala esa sensación de riesgo que
La estética se ha ampliado aún más para aplicarse a objetos y actiüdades sentimos al trepar por una ladera empinada o subirnos a un árbol.
tan diversos como las obras de ingeniería, la moda, la pubiicidad y la misma También la interocepción es necesaria pata apreciar un entorno, porque
vida cotídiana; está creciendo en complejidad y sofisdcación, y no es de ex- nos permitírá sentir cómo ese entorno a{ecta a nuestro organismo. La inte-
trañar que Ia cuestión de los sentidos se haya convertido en un tema primor- rocepción nos muestra que caminar por un prado florido en primavera nos
dial. sin embargo, la teorización de la plurisensorialidad no ha avaÁzado a Iena de vitalidad, que darnos un atracón de piñones o arándanos renueve
igual velocidad en todas sus ramas. La estética de la naturaleza ha sido una nuestras fuerzas, que atravesar u¡ entorno estepario en un día de calor esti-
de las pioneras, porque para el].a resulta especialmente fáctl:lainformación val nos deja sedientos y agotados o que el esfuerzo de subir a una montaña
i,
mu-ltisensorial siempre ha estado ahí y no había más que reconoceda. Si las nos regala alavez alegú.a y cansancio. La interocepción nos indica si un lu-
t' ciencias sensoriales nos dicen que poseemos catorce sentidos, tan solo tene- gar nos despierta buenas energías o por el contrario nos estresa, si nuestro
mos que comenzar a explorar el rol de cada uno en el aprecio de los bosques, cuerpo se siente más o menos a gusto en é1. Y así comprendemos de una
e,
!ii, los desiertos o las playas. forma corporal que algunos entornos oos acogen de manera fácil y hospita-
{i.
En este punto, sin embargo, entreveo *na posíble pregunta de los lectores
k y qwzás incluso un cierto escepticísmo: ¿todos nuestros sentidos colaboran
laria, rnientras que otros se nos hacen más duros y los hay que son verdade-
ros retos. Cómo se encuentre nuestro orgaoismo será decisivo a la hora de

ffi
10.1 Eco¡t'1il¿qL Lcs s¡Nioos EsrÉTrcos E§- LA FrlcsoFi{ coNTEñpoRA\EA 10,

F apreciar estéticamente un entofno, porque ftos comportaremos en él de ma-


nera distinta, estaremos más o menos atentos y receptivos, más conflados o
me encontré una sala vacía, en la que únicamente había un archívador en un
rincón. No encontré nad¿ más que ver, oír, nada con lo que experimentar.
{ precaüdos, más relajados o más dispuesros a asumir riesgos. Sin embargo, cuando pregunté a los otros visitantes qué percibían, me con-
Incluso la nocicepción desempeña su papel, porque cuando salimos a testaron con fascinación que era como estar dentro de una biblioteca, que
il
recolectar moras o podamos rosales, necesitamos que nos avise para no ara- podían sentir el papel, el po-lvo, la tin¡a, la humedad; que si cerraban ios ojos,
ñarnos. Pe¡o no se trata solo de una utilid¿d práctica: pincharnos con una era como si estuüeran rodeados de libros rriejos apilados en ios estantes.
:
zarza nos ayuda a comprender la morfología de esa especie y a admirar su Lo que percibían los visitantes era una sustancia aromática emitida por
estrátegia defensiva. Aunque las plantas no sienten do1or, la evolución ha varíos difusores colocados discretamente en la sala. El aroma había sido fa-
ilevado a algunas especies a aprovecharse de1 dolo¡ que sienten los animales bricado por el perfumista Ernesto Ventós, ur ártista y coleccion.ísta de arte
para no ser devoradas por ellos. Así, darnos un pinchazo nos invita a re- que ha colaborado en diversas obras de arre olfativo.e Para las personás que
l

flexionar sobre la evolución dela zarza, a buscar conocimiento cientílico podían ver y oler, io fascinante era el contraste entre ver la sala vacía y oler
sobre eila y su relación con las especies de las que se protege. También po- los lib¡os viejos a su alrededor. Eso disparaba su imaginación y también su
demos comparar las espinas de los rosales con las que t-ienen los cactus o con memoria, evocando recuerdos persona-ies de biblíotecas de su pasado parti-
los aguijones de 1as avispas , y qtizás sintamos curiosidad por obseruarlos en cular. Pero la obra no consistía simplemente en recrear un lugar con un olor
un microscopio. Cuanto más los entendamos, cuanto mejor percibamos sus y ofrecerlo como ocasión para disfrutar experiencias emocionales, sino que
cualidades sensoriales, mayor podrá ser el aprecio estético. incluía !.1n sugerente contenido conceptual.
Esta facüdad para incorporar una concepción plunsensorial no la ha.llamos Muntadas quería rendir homenaje al edificio que acogía su obra: había
de manera exclusiva en la estética de la naruraleza, sino también en otras ramas. sido diseñado por Mies van der Rohe como pabellón nacional de Alemania
como las que estudian la vida cotidía¡a,las ciudades, los objetos de diseño o la patala Exposicíón Internacional de Barcelona de 1929, pero había sido de-
cocina. En cambio, está resultando rnás complicado para 1a filosofia del ar¡e. La molido un año después. Con el paso de1 tiempo, comenzó a ser considerado
teoía puede reivindicar la mu.hisensorialidad, pero luego depende de que se una obra fundamenta.l en la trayectoria de van der Rohe y en la historia de la
desarrollen suficientes obras y de que sean lo bastante buenas, como para gene- arquitectura del sigio )L{, y, por esta razón, el Ayrrntamíento de Barcelona
rar sobre ellas discursos potentes. Y ei arte multisensoria.l, aunque ha produci- decidió reconstrürlo. Finalmente, en 1986, e1 pabellón fue inaugurado de
do obras fabu.losas, no ha avaozado tan rápído como se deseaba, porque para nuevo y es hoy un edificio emblemático de Ia ciudad. Lo que Muntadas re-
los artistas es un reto enonne: tienen que inven[ar nuevas técnicas de creación, presentó en Ia sala de exposiciones del pabellón fue el a¡chivo que conservó
sortear todo tipo de problemas prácticos, convencer a comisarios y salas de sus planos durante medio siglo, que salvó mediante el papel la memo¡ia del
exposiciones, familiarizar .al púbJico y seducir a los críticos y al mercado. edificio y permitió que pudiera ser reconstrüdo. Así, Muntadas introdujo
Por ejemplo, el arte olfativo se ha encontrado con dificultades técnicas: dentro del pabeilón un olor que representaba ei a¡chivo dentro de1 cual se
no se puede exhibir un olor en una s.¿la de exposiciones como se exhibe un conservaron los planos del edificio, Y, al mismo tiempo, homenajeó ia me-
cuadro o una escu-ltura, porque el olor se desplaza a otras salas, se mezcTa moria conservada por ese archivo mediante un oloq sabiendo que el oJfato
con otros olores o impregna ei mobiliarío y las ropas de los visitantes. Los es el seotido más íntimamente ligado a la memoria y con mayor poder evo-
artistas no solo han de inventar cómo transmitir ideas con olores, sino que cador. Así, esta obra es un clarísimo ejemplo de cómo se puede crear un arte
también necesitan desarrollar las técnicas con que mostrar las sustancias aro, olfadvo que presente ideas complejas que no solo disfrutan quienes huelen,
máticas al público. Y cuando finalmente lo logran, todavía tienen que pensar sino que incluso resultan sugerentes patauna anósmica como yo.
cómo vender esas obras a los museos o coleccionistas privados. Veamos otro eiemplo. En el otoño de 2010, Barcelona acogió otra obra
Dada la complejidad de tales retos, merece la pena describir un par de de arte olfativo. Su autor era el joven artista Marc Serra, se titu.laba lnexpli-
obras exitosas de ane olfativo para mostrar los caminos que se es¡án abrien- cable Odeur y se exhibía en La Capella, una iglesia de1 siglo xv reconvertid¿
do. Veamos un primer ejemplo. En la primavera de 2009, el Pabellón Mies en sala de exposiciones por el ay,untamiento de 1a ciudad. Cuando fui a visi-
van der Rohe de Barcelona exhibió una obra de Antoni Muntadas, uno de tarla encontré, distribuidos por el solemne espacio de la antigua capi1la, una
los principales representantes del arte conceptual y prolífico explorador de serie de tiestos en los que crecían plantas. Visualmente, conformaban
nuevas tecnologías. La obra fo¡maba parte de su serie On Translation,y se una imagen elegante y sobria, acorde con la sala. Sin embargo, cuando los
titulaba On Translation. Paper BP/MVDR.8 Cuando me dirigí a ver la obra, visitantes se acercaban a las plantas, descubrían que apestaban. De nuevo,

hrtp://miesbcn.com/es/proyecto/muntadas-on-t¡ans.la¿ion-i¡rervenrion/ 9
http://olorvisua-I. com/colaboraciones-olfativas-la-quimica-a1-servrclo-del-a¡te/
106 Eco¿Nr¡,ar Los ssNTrDos ESTÉTrcos EN LA ¡l.osoFfu coNTErr@oRiNEA t07

difusores escondidos en los tiestos tenían la cu1pa. El contraste entre la vi- do más fructífera: defender que también con los otros senridos podemos
sión armoniosa de las plantas y la percepción de los olores molestos genera- tener una apreciación desinteresada. Y aquí no se ha tratado tanto de ofrecer
ba una sensación de discordancia e incomodi dad.Laobra se compietaba con contraárgumentos a la tesis kantj.ana como de apelat ala experiencia y mos-
¡i
un folleto informativo donde se daba nombre a 1os malos olores, una lista trar qloe también el tacto, ei olfato y el gusto nos permiten contemplar un
confgurada con sarcasmo y que despertaba sonrisas entre el público. Algu- objeto sin el deseo de usarlo, deleitarnos en sus cualidades sensoriales, valo-
nos de los malos olores eran: «discoteca antes del cierre>>, ,,probador de rar su belleza o su fealdad y obtener placer intelectual.lr De hecho, la res-
tienda de ropa>> o <<esencia a tunel de metro>>.1. La instalación incluía un ví- puesta va más ailá de la crítica kantiana, pues no solo defiende los tres senri-
I
;r
deo en el que cuatro invitados hablaban sobre e1 poder del olfaro: los arristas dos que Kant consideraba menores, sino también esos otros que hoy
Ernesto Ventós y Neil Harbisson y los científicos Jorge \X/agensberg, físico y incorporamos a la lista de los sentidos humanos, como el sistema trigeminal
{i
exdirector del CosmoCaixa de Barcelona, y Laura López-Mascaraque, bió- o 1a termocepción.
loga y presidenta de la Red Olfativa Española.1r La creencia de que vista y oído eran capaces de apreciar con desinterés y
Serra jugaba con el contraste entre visión y olfato para lanzar preguntas de que 1os otros sentidos eran incapaces se reforzaba al educar de manera
íncómodas sobre 1o natural y 1o artificial, ofreciendo una obra tan reflexiva diferente a unos y otros. Desde niños, nos enseñan a apreciar estéticamente
como iróníca. Visité la obra acompañada por Ignacio Español, un ingeniero con la üsta y el oído, mientras que apenas nos enseñan a hacerio con los de-
t"
profesor de paisaje que tenía un olfato muy sensible y unl- gtan inquietud más; pero que no hayamos aprendido no significa que sea imposible. Los
por 1os oiores. su intento de describir los malos olores que salían de los di- perfumistas dedican años de su vida a formarse y eso incluye aprender a con-
fusores y de compararlos con las pestes urbanas que pretendían representa! templar de manera serena los olores, a observados sin dejarse arrastrar por
así como escuchar los comentarios de otros üsitantes, fue una experiencia ellos, para apreciar sus matices, su volatilidad, sus combinaciones, su poder
rea-lmente cómica. Y eso quiere decir que con el olor también r. p,réd. hu.., evocador. Un perfumista puede entregarse a la contemplación de aromas de
humor y que incluso los anósmicos podemos disfrutarlo.12 la mis¡na forma en que se entrega a contempla¡ el fi¡mamento nocturno. De
En esta apertura a la plurisensorialidad, diferentes autores se han dedica- igual manera, un cocinero aprecia 1os sabores; puede trabajar durante sema-
do a analizar y rebatir los argumentos de la estética moderna que hemos nas para mejorar una receta y, cada vez que prueba la nueva versión, observar
expuesto en el capítulo anterior. Vamos a recoger algunas de sus ideas, por- el sabor en su boca como un pintor observa ios avances de su pintura. No está
que son una muestra de los nuevos discursos que están surgiendo en la esté- cocinando por el impuJso biológico de come¡ sino buscando armonías y con-
lica contemporánea. tfastes entfe aromas, gustos, temperaturas y texturas, que no son tan diferen-
tes de los que persigue un cornpositor. Comer no es solo una necesidad bio-
Iógícay un placer corporal, puede ser también un placer estético.
l.l. CoNrra EL ARGLa,TENTo DEL DESTNTERÉs
Joyeros, jardineros o alfareros desarrollan una sensibilidad táctil que les
permite apreciar estéticamente las diferentes texturas que trabajan con sus
Ante el argumento de que los sentídos menores son incapaces de participar manos. Ac¡óbatas, conto¡sionistas, gimnastas o castellers exploran el equili-
de una apreciación desinteresada,había dos líneas de respuesta posibies. brio para inventar posturas, moümientos y acrobacias con los qr. a..u., ,,r.
Una era plantearse la eliminación del concepto de desinterés o, al menos, espectáculos. Un bailarín aprende a concentrarse en la propiocepción, 1a
reformularlo. De hecho, el concepto de desinterés, como otros conceptos kinestesia y 1a interocepción. un faquir es capaz de llevar Ia estética al terri-
centrales de la estética, ha sido objeto de multitud de análisis y matizaciánes torio del dolor y, aunque nos parezca que pertenece a una tradición supera-
en los ultimos años. Sin embargo, es difi6;l eliminado sin elimina¡ a su vez lo da, algunos artistas contemporáneos debody arthanresucitado sus antiguas
que caracterizala apreciación estética. La oüalínea de respuesta ha resulta- prácticas enr,'ueltas en nuevas teorías y previsibles polémicas. El arte efímero,
el arte cinétic o y e). land art exploran ia cronocepción, que también podemos
10 http://www.marcset¡a.net/odeur/index.php?/projectlessenc disfrutar al practicar la jardrnería o 1a cocina. Y algunas obras de land art
ia-plana/
11 Imágenes de la obra y también el vídeo pueden verse aquí: juegan con la luz a 7a vez que juegan con la temperatura.
http://www.marcse¡ra.net/
work/
12 sobre arte olfativo véanse las conferencias de Larry striner, «Fragrance,
Aroma, Stench:
Perfume Among the olfactory Aro>, yJim Drobnick, <cArt and Atmosphere: curating olfactory D EmiJy Brady, «Smells, Tasres, a¡d Everyday Aestherics», en David Ni. Kaplan (ed.),
Art in the A¡osmic Nluseum>>, en el workshop Sce nt, science and Aesthetics. understanding srue- The Pbilosophy of Food (Berkeley: University of California P¡ess, 2012), pp. 69-86. Larry
ll and Anosnia, que organizamos en 201J en la UAB [en lÍnea]. Disponible en: https://www. Shiner y Yulia Kriskovets, <<The Aesrhetics of smelly Art>>, The
youtube.com/watch?v=NEZhoQ2pNawy https://wrvrv.youtube.com/watch?v=BlX¡XmpaHLo
lournal of Áistbetics and Art
Citicism, vol. 65, núm. ) (2007), pp. 27 ) -286.
108 Er:o¡¡'rtvnr Lrts sr,Nrmos ESTETTCos EN LA Frosoú\ coNTENpo&{NE\ 1C9

Lo único que hace falta para aprecier estéticeroente con cada uno de ha producido un cambio fundamental: ya no puede decirse que los sentidos
nuestros sertidos es educarlos. Y tampoco es imprescindible adquirir la for- considerados menores no se dejen estudiar científicamente. En ia actualidad,
mación reglada que necesita un prot'esional. Cada uno de nosotros puede ir la ciencia explora todos y cada uno de nuestros sentidos desde diversas clis-
cultivancio la apreciación estéLica con sus diferentes senlidos y no tardará en ciplinas, perspectivas y metodologías. Los avances en genética están ofre-
darse cuenta de que todos elios son estéIicos. Si buscamos experiencias esté- ciendo luz sobre la evolución y ei funcionamiento de todos los sentidos del
ti
t.tcas que nos perrritan disfrutar del equiJibrio, la propiocepción y la kines- ser humano, y además relacionándolos con el resto de especies. Por otro
i-
tesia, podemos jugar a columpiarnos, como hacíamos de niños; o bien nadar lado, con nuevas tecnologías como Ia reson¿incia magnética funcional es po-
I
en el mar, dejarnos lev,antar por las olas, bucear o hacer surf . Para apreciar 1a sible observa¡ ei cerebro de un ser humano mientras recibe información
j
temperatura, nada me¡'or qlre sentarse bajo un árbol agitado por el viento en sensorial, lo qrie permite estudiar de manera detallada el funcionamiento de
un día de caior, de modo que el sol y 1a sc,mbra se alternen en nuestra piel y todos los sentidos. Asimismo, los psicólogos realizan mu.ltitud de invesriga-
t e nuestro alrededo¡, creando un juego tan hipnórico como cLrnremplar el
I ciones para comprobar la influencia de los diferentes tipos de información
fuego de una chimenea. Y si queremos adentrarnos en la cronocepción, no sensorial en el comportamiento y también cómo afecta ala caltdad de üda Ia
i tenemos más qlre rrisitar cualquier entorno natural o recorrer una ciudad dismínución o la pérdida de cada uno de nuestros sentidos. De mane¡a simi-
prestando atención a sus diferentes ritmos. Finalmente, para gozil de la in- lar, algunas actividades basadas en los sentidos llamados menores han intro-
terocepción, podemos apreciar el efecto saludable que dene en nuestro cuer- ducido cadavez más conocimientos científicos y técnicas complejas, como
po salir aIa¡aturd,ezet, cómo recorrer un bosque en primavera nos llena de sucede en la cocina, la enología o la per{uniería.
vitalidad y alegría o cómo sentarnos a contemplar el ma¡ en verano nos rega- Lo mismo podemos decir del lenguaje. Basta con leer a los críticos de
i
l¿ serenidad; y asimismo podemos apreciar el cansancio que sentimos des- ünos, de cocina, de jardines, de perfumes o de arte multisensoria.l para com-
l
pués de una larga y piacentera caminata, ese suave dolor de pies en el que se probar el desarrollo de vocabularios complejos, metáforas y otras figuras
ha sedimentado la experiencia del camino y que podemos calm¿rr con un retóricas con 1os que describir y reflexionar sobre cualidades sensoriales de
i
baño y un masaje. todo tipo. Si leemos a poetas o novelistas que trabajan específicamente los
sentidos menores, hallaremos descripciones fabulosas de las sensaciones que
transmiten entrelazadas con los pensamientos, emociones y acciones de los
1.4. CoNrm EL ARGUl.,4r,NTo DE LA coMUNTcABTLTDAD personajes.la El problema dei lenguaje se reduce, sobre todo, a la educación.
Si nos educan para describir tormas vísuales pero no sabores, nos parecerá
El segundo argumento nos decía que la in-formación proporcionada por la que las formas visuales son más fáciles de describir que los sabores. Pe¡o si
vista y el oído podemos expresarla matemáticamente y estudiarla desde vivimos en una cultura donde es habitual describir sabores o sensaciones
la ciencia, ya que se trata de cualidades sensoriales realmenre existentes en tácti,les con detalle, y en la escuela aprendemos vocabularios específicos, sa-
los objetos con independencia de nuesira percepción. De la misma manera, bremos hacerlo.l'
podemos apreciar estéticámente esas cualidades sensori.¿les, así como reco- Por otro lado, hallamos unos elementos más fáciles y ot¡os más difíciles
gerlas en palabras y comunicarlas a los demás, Io que nos permite ponernos de descnbir en la información que nos proporcionan cada uno de nuestros
de acuerdo en los juicios estéticos y elevarnos a la universalidad. La vista y el sentidos. Si nos centramos en la información visual, será relativamente sen-
oído nos abren al orden racional y matemático de la reaiidad, y es por ello cilio describir formas geométricas, pero resultará más complicado describi¡
que hacen posibles la apreciación estétíca y la investigación científica. En un rostro. Pensemos en el rostro de una persona querida a la que reconoce-
cambio, se nos rlecía que los sentidos considerados menores solo proporcio- ríamos entre millones e intentemos describírselo a aiguien que no la ha üsto
nan sensaciones corporales que se generan en la rnisma percepción y que no nunca. El neurólogo Gordon Shepherd defiende que describir un rostro
existen realmente en 1os objetos. Por e11o, rehúyen el estudio matemático y
científico, no pueden ser contempladas estéficamente y no se dejan affapat ra Nl¿rcel Proust,Álarccherche du ternpsperdu (París: Éditions Ga.llimard, 79D-1927);
en palabras. En definitiva, nos dejan sumidos en una subjetividad que no En b*sca del tiempo perdido (Ba¡celona: Lumen, 2000-2009), traduccíón de Carlos Manzano.
Patrick Süskiñd , Das Parfiln. Die Geschicbte eines Mrirders (Zürich: Diogenes Verlag, 1985);
I
podemos compartir.
I

Esta diferencia se basaba en la distinción enrre cualidades primarías o El perfume. Histotia de un asesino (Barcelo¡a: Seix Baral, 1985), t¡aducción de Piia¡ Gira.lt
Gorina.
intínsecas y cualidades secundarias o relacionales. El debate sobre esta Cs- t'Mádálina Diaconu, <<Reflections on an Aesthetics of Touch, Smell and Taste>>, Con-
rinción todavía continúa y 1as discusiones sobre cuál es la relación exacta temporary Aesthetics,vol. q (2006). Barry C. Smith (ed.), Questions of Taste. Tbe Pbilosaphy
entre realidad y percepción son más complejas que nunca. Sin embargo, se o/Wine (OxfoÁ: Oxtord Uníversiry Pres, 2007).
110 Eco¿¡tu¡r Los s¿rurroos ¡srÉTrcos EN L{ FrLosoFrA coNTENpoRfNEA 111

implica-el mismo tipo de dificultad que describir un olor o un sabor, porque


perfumistas utilizan metáforas procedentes de la pintura o la composición
todos ellos se representan en nuestro cereb¡o como patrones ir.eg,ilarei.ru
musical para indicar que también en sus obras hay una estructura. Esta con-
Pero también defiende que esa dificultad no es insa.lvable y que p,Iede asu-
cepción de los olores encuentra apoyo en la ciencia contemporánea, en 1a
mírse como un reto. Si nos esforzamos, si tratamos de descomponerlo en
que se trabaja elaborando clasificaciones de olores y estudiando la manera
distintos elementos, si nos centramos en los detalles, si toma-oJ prestados
en que interactúan. 17
vocabularios elaborados para unos sentidos como metáforas de otros, si em-
Si pensamos en el sentido del tacto, la mejor prueba de que proporciona
pleamos comparaciones, seremos capáces de elaborar descripciones intere-
información sobre est¡ucturas complejas es el uso que hacen de este sentido
santes. shepherd añade una idea importante: que a
-uchas personas 1es Ias personas ciegas. Cuando se lee en sistema braí1le no se perciben sensacio-
encanta hablar de las cualidades sensoria.les proporcionadu. poilo, sentidos
nes difusas, meramente subjetivas y corporales, sino una información precisa
menores, les fascina hablar de cocina, de vlno, de cerveza, dé pedumes. Es-
que permite ieer cualquier texto, así como partituras. El alfabeto braille con-
pecialmente sobre cocina, encontramos multitud de programas de teleüsión,
siste en un código de seis puntos, ordenados en tres f,las horizontales y dos
radio, columnas en la prensa escrita, Jibros, blogs, cursos.. . No paramos de
columnas. Cada punto puede estar o no en relieve y, según cuáles de ellos 1o
hablar de ello, así que no parece que 1a dificultrá ,.u tal que nos condene al
estén, representan letras, números, signos ortográficos, símbolos matemáti-
silencio.
cos o notas musicales. Al pasar las yemas de los dedos sobre ias celdas que
contienen los seis puntos, las personas faniliarizadas con este sistema de
escritura perciben qué puntos están en reJieve y cuáles no Io están, y recono-
1.5. Co¡lrr¡. EL ARGUMENTo DE LA FoR.ndA
cen la letra, número o símbolo que representan. Así, se lee con el tacto como
se lee con la vista. Asimismo, las personas ciegas, y otras personas que han
Las respuestas que la estética contemporánea está ofreciendo al argumento
educado su sentido del tacto, comprenden la estructura de un objeto al to-
de la forma divergen en dos líneas, lo que genera discusiones a trel bandas
carlo y si se trata de un objeto de gran tamaño al tocar una maqueta, 1o que
especialmente complejas pero asimismo fascinantes. una de las líneas con-
Ies permite comprender i a forma de un edi-ficio o de una crudad.
siste en defender que también en las cualidades sensoriales que perciben los
Sin embargo, algunos autores tratan de defender los sentidos menores
sentidos llamados menores hallamos una forma, una estructu;u qr. poderrros
apuntando en la dirección contraria. Afirman que, aunque las sensaciones
analizar, medir y estudiar. Es decir, que tambíén en ellas .r,.á.rtü-o, ,r., proporcionadas por estos sentídos sean difusas, vagas e informes, eso no
orden racional . La otra, en cambio, acepta que son carentes de forma, pero
impide que puedan ser apreciadas estédcamente. El filósofo alemán Gernot
sostiene que 1o informe puede ser apreciado estéticamente
Bóhme señala, cont.ra Kant, que en 1a cultu¡a contemporánea hemos apren-
Si nos centramos en el caso del olfato, algunos autores defienden que los
dido a hallar belleza en 1o indefinido.l8 Como ejemplo, propone que 1a acti-
perfumes, los aromas de un jardín o de un paisaje, así como ras obras á. r.t.
rridad cada vez más común de volar nos ha enseñado ahalTar belleza en la
olfativo, consisten en diversos componentes que mantienen entre ellos ¡ela-
contemplación de un cielo ürtualmente infinito que no está compue§to por
ciones de equilibrio, armonía o contraste. Los perfumistas profesionales, formas definidas y pemanentes, sino por extensiones indeterminadas de luz
como por ejemplo Jimmy Boyd o Ernesto ventós, con los que ionversé sobre y color que no dejan de cambiar, por niebias espesas o masas difusas de nu-
este asunto, afr,rman que los perfumes se diseñan combinando sustancias
bes que se deshilachan. Lo mismo sucede en la contemplación de1 mar que
aromádcas para que interactúen entre sí generando formas. Las combinacio-
experimentamos cuando nadamos o buceamos. Pero esto no sucede única-
nes dependen de las proporciones de los ingredientes y reqüeren precisión
mente en Ia apreciación de entornos, sino que la estética de lo indeterminado
matemática, porque un poco más de determinado aroma puede romper el
también se ha abierto camino en el arte. Según Bóhme, Rothko nos ha ense-
equilibrio con el resro. Boyd ha desarrollado u¡a línea de perfunes qr-r. ..- ñado a concentrarnos más en el color que en la forma. Y podríamos apoyar
presentan cludades y para crc¿r cada uno de ellos ar.og. r-,n" serie de olores
a Bóhme señalando más artistas: Robert Morris y sus obras consistentes en
que simbolizan elemenros de la personalidad de la ciudad y que se comple-
vapor o James Turrell y sus obras a base de luz. Si es posible hallar placer
mentan entre sí de manera armoniosa. Además, al combinar sustancias que
se evaporan a velocidades diferentes, muchos perfumes están diseñados para
cambiar con el paso del tiempo. A] hablar de sus creaciorres, la mryoría de 17 Miguel A. Teixeira, Oscar Rodríguez y A1írio E. Rodrigues, «Perfumery
Radar: A
Predicdve Tool for Perfume Famil¡, Classifi catioo>>, Industial and Engtneering Chemistry Re-
searcb, vol..{9, núm. 22 (2010) , pp It1 64-tl7l1 .
16 Gordon M. shepherd, Neurogastronomy.
Hou tbe Brazrn Creates Flauor and\yby It '8 Gernot Bóhme, «On Beauty», The NordicJournal of Aesthetics, vol.)9 QO10), pp.22-
Matter (Nteva York: Columbia University Press , 2Ol2), pp. 7 6-g4. )).
1!2 Eco¡¡rr¡,ur Los ssNroos EsrÉTlcos EN LA Ftr.osoFÍA coN'rENpoR.4¡¡E{ t1)

estético en contemplar con ia vistá estas sensaciones difusas, ¿por qué no La ausencia de distancia se valora especialmente en ia estética de 1a vida
habría de se¡lo también con las sensaciones i¡formes que nos proporcionan coridiana y en la estética de la naturaieza. Pero también en el mundo del arte
olores, gustos, sabores, sensaciones táctiles, de propiocepción, de eqr-rilj§¡ie se crean cada vez más obras que invitan a tocar, experimentar e incluso man-
o de cronocepción? charse; instaiaciones y performances han ido borrando las líneas que separan
Sigúendo con esta línea argumentativa, algunos autores incluso defien- ia obra del público. Para este nuevo tipo de arte, el olfato, el gusto y el tacto
den que la reir,'rndicación de 1o indefinido, como 1o opuesto a 1o ordenado son sentidos valiosos, y especialmente el olor se ha convertido en un elemen-
racionalmente, es un cambio cultural que marca el paso de la estética moder- to fundamental que permite rodear al público con fragancias evocadoras,
na a 1a postmoderna. Según el antropólogo lvlark Graham, la vista es el sen- aromas rnisteriosos o todo tipo de pestes.
ri<1o paradigmático de la estética moderna porque discrimina, divide y orde- Corrlo ejemplo de instalación envolvente pensemos en lnfinity Mirror
na e1 mundo en categorías que se excluyen mutuamente. En cambio, el Room,la seríe de obras que desde 1os años 60 üene realizando la artista ja-
olfato es e1 sentido paradigmático de la estética postmoderna, porque el olor ponesa Yayoi Kusama.Cada una de estas obras consiste en una sala cuyas
no aceptá los límites y rehúye ser clasificado. Los aromas están siempre en paredes están completamente cubiertas de espejos. En las distintas obras que
proceso, se transfbrman, se trasladan, transitan de una identidad a otra, y la conlbrman la serie, la artista añade elementos específicos, como luces de
estética contemporánea los valora precisamente por eso.1e colores que cuelgan del techo o diferentes tipos de objetos acumulados en el
suelo. Cada una de las obras ha sido expuesta en distintas galerías y actual-
mente se siguen exlúbiendo. Las obras solo pueden verse desde dentro y a
1.6. Co¡¡m,q EL ARcUMENTo DE LA DISTANCIA rnenudo tan solo se admite un üsitante por vez. Cuando el visitante entra en
Iasala, se encuentra rodeado de espejos que se reflejan unos en otros gene-
Según 1a estética moderna, la ímposibilidad de contemplar olores, gustos o rando una sensación de infinito. Su cuerpo se refleja también en ellos, ro-
sensaciones táctiles desde la distancia era un p¡oblema grave, pues se consi- deándole por todas partes. Así, ei visitante queda sumergido en el juego de
deraba la distancia condición necesaria para una apreciación libre y serena. reflejos de su cuerpo y no puede mirar la obra sin mirarse ala vez a sí mismo
Apreciar un objeto, se decía, exige estar fuera de é1, mirarlo desde eI exterior mirando la obra. La distancia entre el sujeto y la obra desaparece.2o
E1 sujeto ha de mantenerse claramente separado del obieto para contemplado Encontramos un ejemplo similar enThe Weather Project, del artista danés
de la manera más objetiva posible. Y hay que evitar el contacto físico, para Oiafur Eliasson. La obra fue creada en2003 pataLa Turbine Hall de }a Tate
que los deseos del cuerpo no enturbien la contemplación íntelectual. Así, ia Modern, una sala de enormes dimensiones que recuerda el espacio de una
distancía configuró durante siglos Ia experiencia del arte, colocando en todas catedral y parala cual la Tate encarga desde hace años obras específicas. La
las galerías y museos el cartel de «no tocar>>. De la misma forma, en la con- obra pretendía recrear dentro del edificio la experiencia del cüma, de estar
templación de la naturaleza, la estética moderna no invítaba a entrar en los enr,'uelto por un fenómeno meteoroiógico. Una representación del sol creada
entornos, recorredos, experimentarlos y sumergirse en ellos con todo el con iluminación artificial inundaba el espacio de una luz cáhda, alterando el
cuerpo, sino a contemplarlos visualmente desde fuera. color de la piei y la ropa del púbiico. Además, la sala estaba liena de una
Sin embargo, Ia estérica contempolánea acepta la imposibilidad de la dis- neblina que cíclicamente se transformaba en nubes y luego desaparecía. La
tancia como un nuevo tipo de experiencia, tanto para los sentidos conside- obra generaba una hipnótica experiencia de inmersión y para algunas perso-
rados menores como paralavista y el oído y también los nuevos sentidos que nas era tan fascinante que se sentaban o se tumbaban en el suelo de la sala
hemos añadido a la lista. Hoy en üa, cada vez más autores sostienen que para contemplarla.2l
apreciar un bosque de manera profunda exige caminar por él y que la mejor Del mismo modo en que hoy la inmersión se acepta parula vista, se la
forma de apreciar el mar es bucear, porque experimentar un entorno necesi- empiea también para el resto de sentidos. Un caso claro lo encont¡amos de
ta esa sensación corporal de estar denfo, de estar rodeado, recibiendo infor- nuevo en la Turbine Hali de la Tate Modern, que durante e1 curso
mación por todos los sentidos y participando de 1o que sucede. A-1 mismo 2006/2007 acogió Test Site, una instalación creada por el alemán Carsten
tiempo, se defienden las experiencias estéticas de tocar, no solo con las ma- Hóller y consistente en cinco toboganes de gran altura. La experiencia de
nos, sino con todo nuestro cuerpo. I por supuesto, la experiencia estética la obra consistía en lanzarse por ellos, lo que era una invitación a disfrutar
de comer, que es justo lo contrario de la distancia.
20 lvlika Yoshitake (ed.),Yayoi Kusama: lnfinity Minozs (Nuev¿ York: Prestel,2017).
1e Mark Graham, <<Queer Smells; Fcagrances of Lare Capit'üsm ol Scents o[ Subver-
2L http://rvwrv. tate.o rg.uk/whats-on/exhrbition/unilever. series -olafu¡- ehass on-wea-
sion?», enJim Drobnick (ed.),The Snell Cuhure Reader, op. cit., p.305. ther-p rojecr/olafur-eliasson-weather-p roj ect
114 Eco¡Nnr¡r Los snNrmos rsrÉTrcos EN r,r r¡-osorÍ¡ coNTENFoRÁNEA tt5

del sentido del tacto, ia propiocepción, eI equilibrio y la kinestesia. Aquí, Una contemplación profunda de la nafuril.eza incluye apreciar fenóme-
1as esculturas no solo estaban para ser miradas, sino que uno podía reco- nos que suceden en un abrir y cerrar de ojos, como el paso de las estrellas
t, rrerlas, dejándose caer por ellas. Dejarse caer no es una experíencia que fugaces, que cruzan el firmarnento en segundos y exigen atención para verlas
ir
tengamos a menudo úfla vez alcanzamos la edad en la que ya no está bien a tiempo; y otros que ocurren de manera tan lenta que no podemos percibir
la visto que nos tiremos por Ios toboganes de los parques in{antiles, y el artis- el cambio en una vida humana, como por ejernplo la formación de una cor-
ta reivindicaba recuperar esa sensación como una forma lúdic¿ de experi- dillera. En la naturaleza conr¡iven ritrnos, cic-tos y velocidades, y apreciar esas
l
mentar la velocidad y ia gravedad, una manera dife¡ente de recor¡er el es- diferencias es pafte de 1o que hace tan interesante su contemplación. Encon-
t,
pacio y tomar conciencia del cuerpo. Pero la obra de Hó1ler no solo ofrecía tramos maríposas que apenas viven unos días, así como árboles que pueden
l una experiencia puntual, sino que se planteaba también como una invita- viví¡ durante siglos (secuoyas, olivos, pinsapos, alcornoques, pinos, robles,
],:
ción a imagina¡. El artista se preguntaba qué consecuencias tendría para tejos...) y estellas que bri-llarán durante millones de años. Comparar esos
'i
nuestra percepción del espacio si pudiéramos tirarnos por grandes toboga- fenómenos nos inüta a pensar en 1a duración de una vida humana y a asumir
&
nes tan a menudo como tomamos un ascensor o vamos en coche, si los in- nuestra mortalidad, a entenderla como parte del ciclo de la üda. Y también
l:
trodujéramos de manera habitual en 1as ciudades, dentro de los edificios o a considerar la breve existencia de nues[a propia especie, esos doscientos
f' parabajar al metro. Así dejaba claro que una obra tan corporal puede ser mil años que nos separan de los prímeros Horuo sapiens, y compararlos con
i1
I también una invitació n a la fantasía.22 los ciento treinta y cinco millones de años durante los cuales los dinosaurios
{a
Pero no solo son los artistas quienes están creando obras que ofrecen habitaron nuestro planeta, o con los cuatro mil míllones de años que tiene,
experiencias de inmersión, sino que cada vez más galerías de arte y museos como mí¡iimo, la historia de la vida.2a La natutd.eza se revela así como un
l
organizan exhibiciones en las que el público puede tocar las obras, inre¡ac- mírador dei tiempo donde experimentar con la cronocepción. Además, estas
1
tuar con ellas o en que ciertas obras visuales se presentan acompañadas de experiencias ilustran de manera paruügmátrca cómo los conocimientos cien-
I

§
música o de olores. Para algunos museos es una forma de acercar el arte a un tíficos enriquecen nuestras apreciaciones estéticas.
público más amplio y facilttar la experiencia para personas con diversidad También en el mundo del ane se ha abierto paso ia reivi¡dicación de lo
l funcional, pero también de fomentar una apreciación del arte más corporal.
:'
efímero. Uno de los artistas actuales más reconocidos por crear obras que
Por ejemplo, el año 2015 la Tate B¡ítain otganrzó una exposición titulada apenas perduran y de las que solo tenemos noticia porque son captadas en
Tate Sensoriurn, ideada por el estudio Flyíng Object. En ella se presentaban fotografías o películas, es Andy Goldsworthy. El artista británico trabaja fun-
i cuatro pinturas de la colección enr,'ueltas en une atmósfera multisensorial damentalmente con materiaLes naturales que encuentra, como ramas, hojas
:
diseñada específicamente pan cada una y aI público se le ofrecía probar un o piedras, y crea con eilas frágiies esculturas que luego deja a merced del
chocolate creado parala ocasión. Además, los visitantes podían conocer su viento, la corriente del río o jas mareas para que las destruyan. Las grabacio-
nivel de excitación durante la experiencia gracias a unas pulseras que medían nes en vídeo de su trabajo son especialmente interesantes, porque vemos a-l
su actividad fisiológica.2r artista racional poniendo estructura en la natu¡aleza, ordenando ramas y
piedras en formas geornétricas, prosigüendo u¡a tradición milenaria de bús-
queda de la belleza como proporción y armonía, pataluego ver a la natura-
1.7. CoNrn¡ EL ARGUMENTo DE LA pERMANENCTA leza recuperando esas obras y destruyéndolas de un modo en que la misma
destrucción es un admirable espectáculo.25
La respuesta al argumento de la permanencia es sencilla: ia estérica contem- Para quienes reivindican la estética de 1o efímero, e1 olfato se convierte en
poránea ha aprendido a valorar las experiencias efímeras al entender que en un sentido primordial, pues sostienen que ningúl otro logra como é1 subra-
ellas apreciamos los procesos vitales de los que formamos parte. La estética yar 1o transitorio. La manera en que cambia el olor de un bosque después
no está únicamente guiada por el afán de eievarse sobre el flujo de de la lluüa o como cambia la experiencia de una üvienda cuando se extiende
^ctvalya
Ia vida, de hui¡ de lo transitorio en busca de 1o eterno, sino que ha hallado por e1la el aroma de un bizcocho recién horneado son algunos de los ejem-
en la contemplación de ese flujo vital una manera de reconciliarse con nues- plos que se ofrecen. Especialmente, los olores relacionados con ia descom-
tra finitud. posición de materia orgánica resultan sugerentes, ya que evocan la muerte

22 httpy' /*'*w.tate.org.ul/whats-on/tate-mode¡n,/exhibition/unilever-series-carsten-ho- )l Véase la nota 1 de1 primer capítulo.


lle r-test-sice/carsren. hoiler.i nrerview 25
Véase el documenta-l R¡¿,ers and Tides, dfuigido por Thomas Riedelsheimer y estrenado
'?r http://w.ww.tate. org. uk/whars-on/tate-brirain/display/ik-prize-20 1 5-rate-sensorium en 2001
tL6 Ecc¡¡u¡rL¡r Los spH"¡mos ESiETlccs EN LA F[osoFL{ coNTE\,o'oRlNEA ttt

con rnás fuerza que los otros sentidos e invitan a reflexionar sob¡e el destino 1.8. CoNrn¡ EL ARGUr\,§NTo DE LA IR&\cIoNALIDA¡ DEL oLoR
común de todas las formas de üda.
Pero hay que añadir que el oliato compensa este carácter efímero con su Habíamos afirmado en el capítulo anterior que en la estética moderna pare-
poder anamnético, su capacidad para desperta¡ recuerdos leianos y traerlos cÍa haber un ultimo motivo para rechazar especficamente el olfato, a pesar
a la conciencia en experiencias muy ''¡í,,¡idas. Además, el olfato puede desper- de que no aparecía de manera explícita. El uso que diversas religiones, in-
tar esos recuerdos sin que la persona los haya buscado conscientemente. El cluído el cristianismo, habían hecho de este sentido como un puente entre
mero h.cho de volver a percibir un olor que en algún rnomento del pasado los dos reinos del dualismo metafísico, se convertía eo un motivo más para
quedó vinculado con una emoción importante es suficiente para despertar no aceptarlo en una estética enmarcada en el proyecto fuerlemente dualista
de nuevo un ¡ecuetdo emocional. Eso es io que la gente suele describir como de la Modernídad. El olor aparecía vinculado a las prácticas consideradas
más fascinante de tal experiencia, que llega de forma inesperada, como si el más irracionales, experienciales y corporales del cristianismo que la Edad
olor pudiera abrir é1 soio los álbumes de recuerdos que hemos ido guardan- Ivloderna intentaba dejar atrás y substittúr por una religíosidad más austera
do en los sótanos de 1a memoría, incluso aquellos que habíamos decidido no y racional.
volver a abdr jamás. Hoy en día, sin embargo, l¿ civillzación occidental se ha abierto a Ia di-
Una médica me contó una experiencia que 1e habíampac.ado intensamen- versidad religiosa y en ella conviven muchas versiones del cristianismo y de
te. Estando ya en slis ultimos años de profesión, un día estaba paseando de otros credos, así como diferentes formas cle espiritualidad. Al mismo tiempo,
buen humor por las calles de Barcelona y de repente sintió r¡¡a profunda tris- ia apertura de la estética filosófica a arulizr todo tipo de experiencias de la
tezay una angustiosa sensación de fracaso. Sin embargo, no le había ocurrido vida cotidiana la ha llevado a abordar también las prácticas reiigiosas. Todas
nada malo y eIIa misma no entendía de dónde surgían aquellas emociones. Se las religíones tienen un componente estético que permite la manifestación
detuvo en medio de la cal1e e intentó averiguar qué Ie pasaba. Miró a su alre- sensible de sus ideas y que acompaña ritos y ceremonias. La estética particu-
dedor, respíró hondo. Y entonces se dio cuenta de que había estado caminan- l¿r de cada religión no es un simple envoitorio arbitrario, sino uria forma de
do det¡ás de una señora que llevaba ei mismo perfume que había llevado la expresión y comunicación de sus creencias más profundas y sus prácticas
prirnera paciente a la que vio morir cuando había comenzado a trabajar como más significativas. Además, las religiones siempre han empleado el arte como
médica décadas atrás.La tristeza de ver morir a uná persona cuando comenza- vehículo de t¡ansmisión de sus ideas y hao generado sus propias traüciones
ba a ejercer su profesión lahabía afectado durante &as, pero luego esas emo- artísticas. Por todo ello, la estética iuega un papel central en la üvencia reli-
ciones habían quedado guardadas en su memoria. Alguna vez se había acorda- giosa de los creyentes y, a su vez, estudiada es un modo de comprender una
do de el1o de una forma racional, pero no había ltlelto a hundirse en el dolot y religión.
Ia frustración. Sin embargo, al oler el mismo perfume, su cerebro había gene- Si observamos su estéLica, se hace obvío que paralamayoría de religiones
rado de nuevo aquella tristeza, dejándola completamente aturdida. Esa es u¡ia el olor cumple un rol fundamenta.l: su carácter transitorio subraya la vincu-
experiencia que mngún otro senddo regala del mismo modo. Como anósmica, lación entre lo material y io espiritual que se celebra en las liturgias, los rezos,
puedo reproducir los muchos relatos que me han contado sobre e1 poder los ritos de paso como bautizos o bodas o en los entierros. Igualmente, mu-
anamnético del olfato, pero no puedo sentir nada similar chas celebraciones incluyen comidas y bebidas que se elaboran según ¡ecetas
La capacidad del olor para evocar recuerdos con taota fuerza tiene una estdctas y en las que olor y sabor están cargados de significados.
explicación fisiológica. Mientras que la información recibida por Ia üsta y el I)na vez la estética se ha liberado del marco teórico del dualismo metafí-
oído va directa al neocórtex, la parte del cereb¡o más reciente y donde pro- sico, que establecía entre mate¡ia y espíritu una relación ierárquica, y ha
cesamos el pensamíento racional, la i¡formación oJfativa pasa primero por el comenzado a explorar su integración por multiples vías, ha redescubíerto el
sistema límbico, una parte más antigua del cerebro, responsable de la memo- olor como un sentido fértil porque permite gozar de experiencias espirituales
ria y las ernociones. Por el1o,1os olores despiertan ese tipo de recuerdos en Ia sensuaLidad más corporal.
emocionales que Marcel Proust describíó de manera tan lírica y minuciosa
en En basca del tiempo perdido. El potencial que la memoria olfativa tiene
para el afie, y para la estética en general, es inmenso.26 3.9. Dw cIELo A LA TTERRA

Para concluir este capítulo, me gustaría recordar una película emblemática


'z6 La psicóloga especiaiista en olfato Rachel Iferz ,iesc¡ibe el poder anamnético del olor
en su libro The Scent o/ Desire: Discoueing Oar Entlgmatic Sense of Smell (Nueva York: Har-
de los años 80 que planteaba algunas ideas sugerentes acerca de 1a percep-
per Co11ins,2007). ción y la corporalidad . En El cielo sobre Berlín, el director alemán W'im
i18 Eco¿xrr,r¡r

\X/enders nos mostraba dicha ciudad desde la perspectiva de un grupo de


ángeles dedicados a observar los compor[amientos y pensamientos humanos,
a contemplados desde la distancia, sin participar en sus asuntos. E,stos ánge-
les, espíritus puros sin cuerpo, podían ver y oír, pero, en cambio, carecían de
sentído del tacto, del gusto y del olfato. I de hecho, su vista no les permitía
distinguir los colores. Es decir, soio percibían las cualidades primarías de las
que hablábamos más arriba.
Sin embargo, uno de estos ángeles, interpretado por Bruno Ganz, se ena-
moraba apasionadamente de una joven trapecista de circo, encarnada por 4.Una defensa del olfato desde su ausencia
Solveig Dommarti¡. En realidad, ei ángel se enamo¡aba de la humanidad, y
solicitaba entonces hacerse humano y mortal. El deseo le era concedido y en
cuanto nuestro ángel se convertía en un ser humano, 1o primero que experi-
mentaba era que caía al suelo, es decir, que se daba un golpe, y que desde el
cielo le draban ala cabeza su coraza de ángel. Descubiertos así el sentido del
tacto y la nocicepción, nuestro ángel se llevaba Ia mano a la herida que le 4.1. Auosnra
habían hecho en la cabezay d mkar sus dedos manchados por unas gotas de
i
i. sangre se daba cuenta de que por primera vez perclbía el color rojo. En una En eI capítu1o anterior hemos expuesto cómo la estética contemporánea se
escena deliciosa, el ángel aprendía los nombres de 1os colores con los grafitís abre al.a plurisensorialidad y hemos repasado los princrpales argumentos a
I del muro de Berlín gracias a un transeúnte que le orientaba con sorpresa y favor de i¡cluir todos los senridos en la apreciación estética. Sin embargo,
i!
simpatía. Luego, en una segunda escena memorable, ei ángel se tomaba un otra manera de defender una estética plurisensorial es mostrar 1o que sucede
café en un puesto callejero. En un día de frío invierno, enfundado en su en ausencia de uno de esos sentÍdos despreciados como <<menores>>. Eso es
abrigo, el ángel cogía con las dos manos su vaso de café caliente y disfrutaba lo que haremos en este capítulo.
¿

dei olfato, el gusto y la termocepción. No parecía que esos sentidos le pro- Todo el mundo sabe que la vista y el oído se pueden perder, y que su
porcionaran un mero placer biológico, sino el placer intelectual de apreciar falta con-lleva la aparición de a.lgunos obstáculos y 1a desaparición de algunos
esas sensaciones por sí mismas y comprender su va.lioso papel en la condi- placeres. Por e1lo las revisiones médicas que nos hacemos regularmente pres-
cíón humana . Y, así, nuestro ángel dejaba de ser un ángely se convertía en tan atención a estos sentidos y la ciencia dedica enormes esfuerzos a estu-
ser humano tomándose üna raza de café. El final de 1a pelícu1a nos regalaba diarlos y a me1'orar la calidad de üda de ciegos y sordos. Todos hemos cono-
unas imágenes fabulosas del ángel caído ayudando ala trapecista a ensayar cido a aiguna persona afectada por problemas de vista o de oído, hemos
sus números de circo; imágenes que reivindicaban el arte corporal de las Ieído novelas o visto películas donde aparecen persona¡'es que han nacido sin
acrobacias circenses y mostraban ia importancia de la propiocepción, la ki- estos sentidos o los han perdido y tenemos una mínima idea de lo que tales
nestesia y el equilibrio. deficiencias suponen.
Si no fuera porque el argumento tiene un tufo patriarcal, pues los prota- En cambio, la mayoúa de la gente no sabe que también el olfato se puede
gonistas son varones y la trapeci.sta no pasa de ser objeto de deseo, El cíelo perder y, cuando 1o descubren, tienden a creer que no debe ser un prob,lema
sobre Berlín sería estupen da para ilustrar el paso de 1a estética moderna a la grave. El dualismo metafísico que ha impregnado nuestra civilización duran-
contemporánea: después de siglos queriendo ser ángeies, hemos aceptado te siglos todavía 1leva a mucha gente a sostener que este sentido es más nece-
ser humanos, Hemos aceptado nuestro cuerpo y estamos aprendiendo a go- sario para ios otros animales que para nosotros, ya que nuestra posición er-
zar de nuestra sensorialidad. guida y un sofisticado sentido de la vista nos permiten depender menos de
é1. Se admite que lo necesitaran nuestros antepas¿dos cazadores-recolecto-
res, que vivían en 7a naturaleza salvaje, pero se afirma alegremente que la
actual forma de vida civlizada lo ha hecho prescrndible. A menudo es con-
cebido como una etapa de nuesüa evolución que estamos dejando atrás y
que se desea superar definitívamente. Por supuesto, si se cree que el ol{ato
no es un sentido necesario, tampoco se considerará que su pérdida sea un
problema de sa-lud importante.
120 Eco,qN.r!Lu- Uul oere,usl ¡r'L oLFATo DESDE su AUSEricrA 12L

Creer que un senticlo es <<menor>> no solo influ¡re en cómo se lo trata en diversas y van desde infecciones en las vras respiratorias a tumores cerebrales
lc,s discursos filosóficos y e1 mundo del a¡te, sino que ac¿lba afectando a la o a Los efectos secunclarios de algunos medicamentos. Es importante añadir
v{da de las personas. Hasta hace pocos años, la ciencia apenas había dedica- que, durante e1 proceso de envejecimiento, el olfato suele ser uno de 1os
do tiempo ni esfuerzo a entender los traslornos olfativos, buscar una cura primeros sentidos que comienza a disminuir, a veces tan lentamente que 1as
paia elics o mejorar la wda de los ¿fectados. Cuando una persona con un personas tardan en darse cuenta de io que les sucede. Y, a1 mismo tiempo,
problema de olfato acudía al médico, en ia mayoría de los casos no recibí¿ una pérdida de olfato puede ser la primera señal de un trastorno neurológico
ningún tipo de tratamiento ni de apoyo psicológico; se Le respondía que la conio el párkinson o el alzhéimer. Por otro lado, la quimioterapia que se
ciencia no tenía cura para sll problema porque este no ie irnpedía seguir emplea para combati¡ el cáncer causa también en algunos pacientes pérdidas
hacíendo <<vida norma-l». Afortunadamente, cuando en las ú]timas décadas totales o parciales, a veces temporales y otras permanentes, lo que disminuye
algunos cientficos han comenzado a estudia¡ el olfato y 1as consecuencias de aún más la calidad de vida de los enfermos.
perderlo, se han dado cuenta de io necesario que es y 1o poco que Io cono- Los casos de anosmia adqürida a lo largo de la vida son más frecuentes
cemos. que la anosrnia congénita y son también más traumáticos. Quienes hemos
La ausenci¿ completa de oifato se llama anosmia. Puede ser de origen nacido con anosmia estamos tan acostumbrados a ella que nos parece com-
congénito o bien adquirida en cualquíer momento de 1a vid¿. Aunque es pletamente no(mal, y 1o que en realidad nos resulta extraño es que las otras
poco conocida, en rea1idad aÍecta a una proporción conside¡able de la po- personas tengan un sentido más. Cuando me paseo por la ciudad o por el
blación. Un grupo de expertos revisó en 2072 unaserie de estudios elabora- campo, mi sensación inmediata es que mis sentídos perciben correctamente
t:
dos en distintos países para estimár el número de atectados y liegó a la con- la realidad; no tengo la impresión de que funcionen de manera defectuosa,
1i"
clusión de que entre ttn 15 oA y r:n 20 "/, de la población sufre algún tipo de de que me estén hurtando hlormación básica o de que me muestren las co-
w' pérdida olfativa, algún grado de hiposmia, y que entre un 2,5 '/o y on 5 Y" sas de manera incompleta. Me siento cómoda con la información que mis
Á
padece anosmia.l sentidos me ofrecen. Esto es así porque mi cuerpo, mi cerebro, mis emocio-
Cuando es de nacimiento, una de las causas más frecuentes de anosmia es nes y mis capacidades cogdtivas se han desarrollado en ausencia de olfato;
ri:
el síndrome de Kallmann, una enfermedad genética que afecta al correcto están adaptados a vivir sin éi y sin echarlo en falta. Los anósmicos de naci-
funcionamiento del hípotálamo. Sin embargo, también hay personas que na- miento que he conocido no sufren traumas por no oler, ni se sienten espe-
cen sin olfato y que no sufren esta enfermedad, como es mi caso. La anosmia ci'¿lmente desafortunados, ni son personas más tristes o melancólicas que la

:1 congénita aislada había sido considerada un completo misterio, hasta que, media, sino que viven la anosmía con natura.lidad. Cuando hay problemas
fi
finalmente, un equipo de científicos creen estar tras la pista de 1os genes prácticos, encuentran sus propias maneras de resolverlos y no suelen obse-
ir
responsables. Si estan en 1o cierto, la anosmia congénita aislada estaría cau- sionarse demasiado.
sada por una mutación genética similar, pero no idéntica, a la que produce A los anósmicos congénitos la manera en que percibimos nos resulta tan
el síndrome de Ka.llmann.2 norrnal que no se nos ocurriría pensar por nosotros mismos que nos falta u¡
Sin embargo, Ia ma¡roría de personas que carecen de o.lfato lo han perdi- sentido. Esa idea solo surge al escuchar a los demás, que de tanto en tanto se
do en algún momento de la vida; de hecho, este es un sentido que se pierde, refieren a unas sensaciones que nosotros no percibimos. Sé que me falta un
parcial o totaLmente, con relativa facilidad. Una de las causas más comunes sentldo porque los demás 1o tienen, porque he leído sobre ello, pero, si nun-
es un traumatismo craneoencefálico, como el que se puede producir en un ca nadie me hubie¡a dicho nada al respecto, no 1o habría averiguado por mí
accidente de ftáfico o simplemente en una mala caída. Pero las causas son misma, ya que mi sensación subjetiva inmedjata es que mi percepción fun-
ciona bien. Precisamente por eso, a los niños que nacen con anosmia les re-
I sulta diJícil comprender que sufren una deficiencia sensorial.
flona Croy, Sirnona Negoias, Lenka Novakova, Basile N. Landis y Thomas Hummel,
<<Learning about the Functions of the Olfactory System from People without a Sense o[ Smell», Cuando un niño nace, y a medida que va creciendo, se le practican una
Plos One, vol. 7, núm. ) (2012) [también en línea]. Disponible en: http://journals.plos.orgl serie de pruebas médicas estandarizadas que permiten detectar diversos pro-
plosone/article ? id= 10.úl l/iournal. pone.003) ) 6) blemas de salud más o menos graves, pero que no suelen incluir pruebas de
I Antoine Nloya-Plana, Carine Vi-llanueva, O1líüe¡ Laccourreye, Pier¡e Bonfils y Nicolas
olfato. Las familías, habitualmente, tampoco saben que su hijo o hija podría
de Roux, «PROKR2 ¿nd PROK2 mutations cause isolated congenital anosmia without gona-
carecer de este sentido, así que no se les ocurre comprobarlo con un test
dotropic defr.cienc,p>,Eutopeanlournalo/Endocrinologt, voi, 168 (2011), pp.3137 [rambién
en lGeal. Disponible en: http://w. eje -online,orglcontent / 168/ 1/l 1.hlll
casero. Por eso, para quienes her¡os nacido sin olfato, tomar coociencia de
Agradezco aJordi Llorens, catedrático de Fisiología de la Universidad de Barcelona, que ello es un proceso largo y complejo en el que abundan las confusiones y los
me pusiera sobre Ia pista de esta investigación. malentendidos. Es difícil para una persona que nunca ha olido comprender
122 Eco¿¡mrqr UNa otr¡Ns¡ npr oLFATo DESDE su AUSENcIA 12)

que no huele, y más aún durante la i¡fancia, una erepa en la que todavía no otro modo. Lo asombroso es que, cuando se 1o digo a personas que huelen,
se es capaz de pensamíento abstracto, no siempre se entiende bien el signi- la mayotía no saben qué responderme y algunas incluso me contestan con
ficado de 1as palabras y se depende enormemenre de la opiníón de los bromas de mal gusto que jamás le hatían a un ciego o a un sordo. ¿Por qué
adultos. hay tanta gente que posee sentido dei olfato y no sabe valorarlo?
Un niño o una niña que nace sin olfato no comprenderá por qué la gente Cuando he explicado que no puedo oler he recibido respuestas muy va-
paga tanto dinero por los frascos de perfume, dentro de los cuales solo hay riopíntas, pero con el paso de los años he ido viendo que existe una respues-
un líquido que no hace nada. Tampoco entenderá a qué se refiere su padre ta mayoritaia que podemos considerar estándar y que se compone de tres
cuando le dice que sus bambas apestan y que las eche a la iavadora. No sabrá fases. La primera es una reacción de sorpresa, extraleza e incluso incredulj-
a qué viene tanto jaleo con las bombas fétidas, aunque probablemente le dad: «Caramba, ¿el olfato se puede perder?>> o bien «¿Lo dices de verdad?
divierta usadas, vista la reacción de los demás. Se preguntará cómo ha adiü-
¿No te 1o estarás inventando?» o incluso «Mira que eres rara, qué cosas te
nado su madre 1os ingredientes de la salsa que ies sirven en el restaurante. pasaru>. La segunda fase, una vez el interlocutor ha digerido que existe gente
No pi1lará por qué hay que ventilar las habitaciones, ni por qué hay que lavar que no tiene olfato, suele ser algo así: <<Ah, pero eso no es tan grave, no te
ya la camiseta si no tiene ninguna mancha. Tampoco entenderá para qué píerdes nada imprescindible». Esta es la fase donde suelen entrar las bromas.
pintan ios yogures de tantos coiores diferentes, si todos saben prácticamente Creo que la anosmia es el único problema de salud ante el cual la gente se
igual. Y si le acercan un ramo de llores y le dicen «huélela»>, no sabrá qué es permite hacer chistes desagradables sin ningún pudor, y eso es muy signifi-
lo que tiene que hacer. El üa que, finalmente, sea capaz de expresar su ex- cativo. Y la tercera fase suele ser que, después de la sorpresa y la broma,
úañeza ante todas esas cosas 1o más probable es que su famikano le com- símplemente se olvidan del asunto. Y se olvidan de tal modo que a la media
prenda. hora ya te están preguntando otÍ^vez si te gusta el rioja.
Yo no fui capaz de entender 1o que me sucedía hasta los diez u once años. Por supuesto, no todo el mundo es así y he tenido la buena fortuna de
Luego tuve que convencer a mis padres de que no bromeaba, ni era una encontrar personas con las que he podido entablar conversaciones interesan-
travesura, ni un intento de llamar la atención. Otros anósmicos congénitos úsimas, gracias a las que he aprendido cosas fascinantes y que me han hecho
me han contado historias similares. Algunos me han confesado que creían sentir comprendida y acompañada. Pero son ia minoría. De hecho, cuando
que los olores no eran reales, sino algún tipo de juego o una fantasía. Des- logré convencer a mis padres de que no olía y mi madre me llevó aJ pediatra,
pués de todo el rollo con los Reyes Magos, Papá Noel, el Ratoncito Pérez y este le explicó que no oler no implicaba ningún problema y que no se preo-
tantos otros cuentos con que los adultos engañan a los niños, es fáci1 creer cupara. Tardé años en encontrar u¡ médico que se tomara en serio mi anos-
que también eso de los olores es otra mentira más. mia. El doctorJosep de Haro, otorrinolaringólogo del Hospital Municipal
Cuando una finalmente asume que ios olores son reales, que casi todo e1 de Badalona, me realizó una resonancia magnética, gracias ala c:.td compro-
mundo los percibe y que uná sufre una deficiencia sensorial, el problema no bó que tengo e1 bulbo olfativo atofiado. Pero, sobre todo, fue capaz deha-
es tanto 1a ausencia del olfato en sí, sino conviyir con personas que huelen en blar conmigo largo y tendido sobre el olfato y sus trastornos. Los médicos a
u¡a sociedad en la que existen mulútud de activídades, t¡adiciones y costlim- Ios que había consultado hasta entonces menospreciaban Ia cuestión.
bres protagonizadas por ios aromas. A todos los anósmicos nos han regalado Para 1os anósmicos congénitos, eso es lo desconcertante: la ambigüedad
oJ,guna vez un frasco de perfume y nos han preguntado <<¿te gusta?», o rros de las personas que disfrutan con los olores y al mismo tiempo te aseguran
han inütado a visitar unas bodegas y probar unos vinos y nos han pregunta- que no son necesarios. A eso hay que sumar que no es nada frecuente encon-
do qué nos parece el nuevo rioja. En estas situaciones, el problem se agrava trar películas, obras de teatro, series, novelas, canciones u obras de arte en
^
por la relación tan ambigua que nuestra sociedad tiene con los olores. Por un las que aparezcanpersonajes con trastornos de olfato o hallar documentales
lado, es obüo que el olfato tiene su papel: la perfumería y la enología son dos sobre Ia anosmia. Hasta hace pocos años apenas había algún libro. Y antes
actívidades culturales fundamentales y además dos sectores de negocio que de la aparición de Interner, antes de 1as páginas web, los blogs, Google y 1as
mueven millones en todo el mundo. Pero al mismo tiempo, es un sentido redes sociales, buscar información en una biblioteca era una tarea ardua, que
considerado inferior, sobre el que se reflexiona poco. La prueba es que, apenas se veía recompensada. La dificultad para encontrar interlocutores y
cuando una anósmica como yo confiesa que no puede oler y que por tanto recabar información se convierte en un problema, porque si eres una anós-
no puede apreciar ni el perfume ni el rio;'a, 7a mayoúa de la gente no sabe mica viviendo en una sociedad de personas que hueien, necesitas entender
qué responder. mínimamente qué es el ol{ato y cómo funciona, algo que alavez es muy útil
Para mi, eso ha sido siempre lo extraño. Ser anósmica me parece lo más para comprender qué impJica su ausencia. Así, que la gente tenga tantas di-
natu¡a-l del mundo, porque 1o soy desde siempre y no puedo imaginarme de ficultades parahablar de los olores, puede causar en los anósmicos un cierto
t24 Eco¡¡n-vu-t. LJs-A DEFENSA DEL OLFATO DESDE SU AUSENCIA t25

sentirr{ento de soledad. Para mí, el olfato es un fnisterio, pero especialmente personas mayores que se están queCando sin olfato alavez que pierden offos
pof esa relación tan ambigua que tienen con éi quíenes pueden disfrutarlo. sentidos, que tienen menos energías tÍsicas y menos capacidades cognitivas
La situación es más compleia para quien píerde eI olfato después de ha- y comienzan a notar que la comida ya no sabe como antes, pero no entienden
ber crecído y vivido durante años, quízás décadas, en un muodo lleno de por qué. Creo que este es uri problema grave que afecta a muchas personas
olores. Todas las pefsonas que he conocido que habían perdido el olfato ancianas y del que, como sociedad, apenas somos conscientes.
de adultas estaban profgndtrmente af-ectadas; su calidad de rtda había drsmi- L¿ dificultad aumenta si la persona que pierde el olfato cocina habitual-
* mente para su familia. Ya no puede percibir el sabor del plato que está pre-
; nuido y en algunos casos támbién su vitaLidad y alegtía. Creo que la pérdida
;i'
dei olfato es una experiencia tán traumática, precisamente. Polque ia gente parando, pero los demás sÍ 1o perciben, así que el reto está en lograr para
i;;
no sabe que el olfato puede perderse y ni se imagina la djferencia radical que ellos un sabor que no es capaz de comprobar por sí misma. Puede encontrar
^1.
supone pasar a üvir sin é1. ayrrda en los demás, cocinar de memoria o seguir recetas con instrucciones
-Las
it" personas que pierden el olfato de aclultas describen un cambio abis- muy detalladas, pero no podrá libera¡se de una profunda sensacíón de inse-
'A
mal en iómo perciben el mundo y viven en é1, hasta el punto de que puede guridad. Y cuando los clemás comenten el saboq aunque lo elogien, es pro-
F generar procesos depresivos. Sin olfato, ya no saben si su cuerpo huele a bable que experimente sensaciones de frustración y soledad. Las comidas
i sudor, si su vestido preferido necesita un lavado urgente o si el gato del ve- familiares o con amigos, las salidas a cenar, l¿s celebraciones tradicionales
i;:
cino se ha orinado en el jardín. La higiene pierde la señal de alerta funda- con sus platos típicos o el primer pastel preparado por sus hijos, cobrarán un
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mental y uno ha de aprender a organizarse de otro modo, o bien preguntan- significado más melancólico.
ia. La pérdida de olfato tendrá otro tipo de consecuencias para una pcrsona
do a los demás, o bien sustituyendo los avisos de mal olor por hábitos
regulares de cada cuánto hay que ducharse ylavar la ropa, siempre con el que sea cocinera profesional, pastelera, enóloga o trabaie en distintos secto-
i¡ res del mundo de la alimentación, desde regentar una frutería hasta ser pro-
:., riesgo de excederse o quedarse cofio. En el caso de que tenga dños peque-
ños que todavialieven pañales, tendrá que mirar para comprobar cuándo fesora de seguridad alimentaria. Lo mismo sucede si es perfumista, jardinera,
t;
toca cambiarlos. Si ha de cuidar niños, ancianos o dependientes, necesirará bombera otrabaja con sustancias químicas pelígrosas. En estos casos, esa
rf deficiencia sensorial puede llegar a incapacitar para segür realizando el mis-
I
{,' ayuda. El tema no es menor, porque mantener una buena higiene es clave
t patalasalud y además influye en nuestra relación con los demás. mo trabajo.
i'fi Con el olfato desaparece también uno de nuestros vínculos fundamenta- Por otro lado, las personas que huelen establecen vínculos emocionales
+:,
les con la alimentación. El olor a comida despierta el apetito, mientras que con algunos aromas y, de hecho, estos vínculos comienzan mientas el feto se
,r'
está desarrollando dentro de su mad¡e. Cuando un bebé nace, no solo reco-
un mal olor 1o qüta ¡ de ese modo, el olfato ortonasal contribuye a que las
tii.
personas se alímenten con regularidad. A la hora de cocinar, el olJato orto- noce el olor materno, que resulta básico para é1, sino que sus pref-erencias
!
E
nasal es también un fabuloso indicador; a:¡uda a elegir 1os alimentos y espe- olfativas están influenciadas por ios olores y sabores que conformaron la
d
dieta de su madre durante la gestación.r Como sucede en otras especies ani-
cia.lmente a descartar los que están en mal estado. Cuando alguien está coci-
males, el bebé comienza enseguida a identificar a los miembros de Ia familia
nando, le avisa de que 1a sopa y^ está a punto o le alerta de que el arroz está
por el olo¡ y también su padre y sus hermanos reconocen su olor y sienten
comenzandr¡ a quemarse. Y, por supuesto, avisa si hay un escape de gas. Una
emociones positivas al percibirlo. Varias madres me han contado cuánto les
vez ia comida ya está preparada, el olJ¿to retlonasal es el sentido fundamen-
gusta oler a sus hros y también que pueden saber por el olor si se han inter-
tal en la percepción del sabor. Por todo ello, su ausencia obliga a aprender a
cambiado la ropa entre ellos. Alguna gente me ha explicado que solo con
cocinar y comer de otro modo. A-l desaparecer el oifato, desaparecen alavez
un estímulo para comer, una buena gtía paru cocinar y el principal respon-
subir al ascensor ya saben que los abueios han venido de visita. También en
las relaciones de pareja resulta fundamental y ejerce una influencia poderosa
sable del sabor de la comida.
en esos fenómenos tan biológicos, tan instintivos, como son la atracción se-
Si el lector recuerda cómo le sabía la comida la ultima vez que pilló un
xua.l y el enamoramiento.
fuerte resfriado, puede imaginarse que con anosmia siempre sabe así. Algu-
EI olor corporal de cada uno de nosotros surninist¡a información biológi-
nas personas suf¡en tanto por la falta de sabor que alteran sus hábitos a1i-
ca fundamental acerca del sexo, la edad y la salud; permite detectar elemen-
mentarios. Pierden el hambre y comen menos, o al contrario, comen más en
tos de Ia dieta o incluso el estrés, como sucede con animales de otras espe-
busca de ese sabor que ya no logran encontrar' A veces abusan de la sal y e1
azúcar, del picante o de alimentos grasos con ios que tienen 1a sensación de
que perciben más sabor, lo que puede desordenar su dieta y acabar causando r Josep de Haro Licer, ¿Quién hay ahí? Comprensión y práctica de la gestaciór sensorial
(Barcelona: Sociedad Española de Ciencias Sensoriales, 2011).
p.ob1.-as de malnutrición. Es especialmente peligroso cuando les sucede a
t26 Eco¡mu¿r UN¡ ogt'g¡ls¡ nrr orFATo DESDE su AUSENCIA 121

cies. Sin embargo, en muchas culturas humanas existe la costumbre de A¡tes de perder el olfato, esas informaciones, esos estímulos, placeres y
intentar eliminar este olor y perfumarse con sustancias aromáticas que trans- desplaceres que desapareceo con la anosmia se consideraban tan inmedíatos
miten ínformación acerca de los gustos personales de cada uno. Así, en las y corporales que se daban por supuestos. Se disfrutaban a un nivel casi semi-
relaciones sociales no solo es importante el olor corporal, sino también consciente, sin ser objeto de reflexión, y parecía imposible que pudieran
las fragancias anificiales. Oler el perfume que lleva habitua,lmente un buen perderse. Cuando esos elementos dejan de ser accesibles, uno pierde aspec-
amigo puede ser suficiente para generar emociones positivas. tos muy básicos de Ia vida, la mareria misma de la que está hecha.
Asimismo, una persona con buen olfato reconoce el aroma de su cafetería El diálogo entre los anósmicos que han perdido el olfato de adultos y los
preferida, del pueblo donde pasaba los veranos de ínfancia y de1 valle del anósmicos congénitos es tan fascinante como extraño. Cuando conozco a al-
Pirineo al que regresa cada otoño; cuando l'uelve a sentirlos, le transmiten guien que ha perdido el olfato, me sienro corno si le díera la bienvenida a un
ilegría y bienestar. También sucede al revés: para una persona que haya su- viajero que se viene a viür a mi país. Pienso que a 1o mejor le puedo ser útil,
frido un episodio traumático en un incendio, el mero olor de una barbacoa ie puedo contar un par de trucos sobre cómo funcionan las cosas por aquí.
es capaz de evocar de nuevo el mismo teror. Y un extraño que pasa por la Le recomiendo cocinar buscando los contrastes de texturas y temper¿turas
ca1le puede parecer odioso simplemente porque lleva ei mismo perfume de e i¡stalar en casa detectores de humo y de gas. Pero todos los que se mudan
alguien con quien se tuvo un grave conflicto. a vtür aquí llegan a desgana y este sitio, que para mí es mi hogar, para ellos
Todo ello desaparece con la anosmia. Las personas queridas siguen estan- es un lugar de exilio, frío, aburrido y deprimente. Cuando me dicen que en
do ahí, pero ya no huelen, y es como si una parte de sí mismas, de lo que son, este mundo ya no son felices y comienzan a describirme 1o que echan de
hubiera desaparecido. Hay un elemento de su identidad que el cerebro ya menos, me contagian su tristeza, aunque me siento compensada por lo que
no puede percibir y, por tanto, no responde igual. La persona que ha perdi, aprendo de sus relatos, porque satisfacen mi enorme curiosidad sobre el o1-
do el olfato sigue queriendo a sus hijos, por supuesto, pero busca en ellos fato. Pero a veces me hacen sentir que mi mundo no es un lugar especial-
algo que ya no encuentta. N abrazarlos, ya no siente el mismo placer. Cuan- mente hermoso y entonces comprendo que algunos anósmicos congénitos
do vuelve a acostarse con ei mismo amante, ya no experimenta la misma prefieran no s¿be¡ demasiado de lo que se pierden.
atracción sexual, las sábanas de la cama ya no retienen su presencia, aquel Sigo creyendo que síempre es preferible saber, aunque a veces el conoci-
piato tan sabroso que cocina se ha lrrelto insípido y el perfume tan agradable miento no nos aporte felicidad, sino más bien melancolÍa. Pero conocel sí
que usa se ha hecho inaccesibie; es el mismo amante, pero ya no lo percibe nos otorga algo fundamental: profundizar enla comprensión de nosotr<¡s
igual y su cuerpo no reacciona de la misma manera. Si regresa al valle que mismos y de los demás y, así, poder tomar decisiones mejor fundamentadas,
visita cada otoño, el cerebro no percibe sus olores y ya no siente la misma soluciona¡ problemas y ewtar conflictos. Creo que tanto los anósmicos como
aJegría y bienestar que antes. Cuando una persona adulta pierde el olfato, la las personas que huelen se beneficiarían de saber más. Si alguien con oifato
sensación es que el mundo se aleja, que ya no llega con tanta intensldad a los riene un hijo anósmico, o su pareja pierde el olfato en un accidente, no podrá
sentidos, que ya no despierta las emociones con la misma fuena y claridad. ayudade sin comprender primero lo que le ocurre. Si una persona se da
Parece que se haya hecho más gris o se hubiera enfriado o quedado en silen- cuenta de que su madre anciana se pone cada vez más perfume y se queja
cio. Las personas reciben menos info¡mación del mundo que ies rodea, me- todo e1 tiempo de que la comida está insípida, le será más fácil reaccionar si
nos estímu.los, y sienten menos placer y también menos desplacer. Síenten reconoce en esos comportamientos una pérdida de olfato.
menos. El deseo de come¡ de beber, de pasear por el bosque, de entrar en Y no solo necesitamos saber sobre anosmia, sino también sobre los otros
esa cafetería tafi attactíva o el deseo sexuaj disminuyen y cambian. Uno tiene trastornos que puede sufrir el sentido del oifato. Ya hemos mencionado Ia
que hacer más esfuerzos para acercarse a un mundo que se aleja. Pero es hiposmia, su disminución parcial, que afecta a una proporción considerable
muy agotador tener que hacer ese esfuerzo permanentemente en tantos ám- de la población. Al otro exrremo se hallan las personas con hiperosmia, que
bitos de la vida, y por ello algunas personás que pierden el olfato caen en la percíben las sustancias aromáticas en coocentraciones menores que la mayo-
t¡ísteza.a ría de la gente y en general captan los aromas con mayor intensidad. Pagan
uri precio por recibir tanta información, y es que muchos de esos olores les
molestan hasta el punto de causarles dolor, mareos o migrañas. No pueden
a Ilona Croy, Steven Nordin y Thomas Hummel, «Olfactory Disorders and Quality of comer en un restaurante cuyos olores 1es irritan, ni beber de un vaso que ha
Life.A¡UpdatedReuew>>,ChemicalSenses,vol.)9, núm. I (2014),pp. 185-194 [tambiénen sido lavado con un detergente que les desagrada, y a veces no pueden usar
líneal . Disponible en: https://academic. oup.com/chemse/article B9D / 185 /5A2849/Olfac- perfumes o sentarse al lado de quien los usa. Antes empleábamos una com-
tory-Disorders-and-Quality-o[-Life-An-Updated paración con el sentido de la vista y decíamos que para los anósmicos el
128 F,co¡¡rrlur Uu,l ¡eEgNs.rotl oLFAro DEsDE su AUSENCTA t2g

mundo parece más gris; en el caso de Ios hiperósmicos, es como si los colores bro de filosofia. Así, es imporranre que haya textos de diversos géneros para
bnllaran tanto que doliera mira¡los. alcanzar a dile¡entes tipos de lectorás.
.{nosmia, hiposmia e híperosmia son trastornos cuantitativos del oifato,
pero existen también trastomos cualitadvos. El término ge neral para referirse
a ellos es disosmia y se diüden en dos grupos. En prirner lugar, la parosmia 4.2. ¿Y si FUERA AL REVÉs?
es una percepcíón incorrecta de los olores que tiene que ver con la sensación
de placer o desplacer que causan, y se divide a su vez en dos tipos. Cuando
i !o1ig anósm]ca congénita, el olfato me resulta igual de exótico que la eco-
una persona sufre cacosmia, tiene Ia impresión de que algunos olores que iocalización de los murciélagos o er sentído de lJorientaciár-á".=p.r-i
f

normalmente consideraría agradables o inciuso todos los olores que percibe las aves migratorias percibir eI campo magnético terrestre.
..
cuando leo sobre
son pestes, por ejemplo, de que todo huele a quemado o a podrido. En cam- olfato me siento como si estudiara una eipecie diferente J. i;;;,
bio, si sufre euosmia, le parecerá que algunos olores que habitualmente juz- sistema perceptivo que no logro acabar de compren<Jer y
;;" ,"
en .r q,r. ,a bu.r.,
gana desagradables o incluso todos los olores que percibe son placenteros. prácticas cultura-les que no puedo compartir. Hay
-u.hu, p^rob.u, qr.
::
En segundo luga¡ la fantosmia consiste en alucí¡aciones olfativas; el paciente b¡an cosas que para mí no existen. "o*-
siente olores que en realidad no están presentes. Estas afecciones se produ- Vamos a imaginar por un momento que fuera al revés.
I Supongamos que
cen en algunas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, pero también en un pasado remoto de la especie humana, cuando nuestros
pueden ser consecuencia de daños en ei sisterna olfativo. Afofiunadamente e¡an más que unos pocos miles e,, Áf.ica, la mutación genética -,.fr^ráo, "o
{. qrr. .u,rru lu
soo poco frecuentes, pues, aunque parczcan trastornos menores, generan anosmia congénita aislada se hubiera producido y expándido
'. rápidurrrente.
incomodidad y causan muchos problemas en la vida cotid-iana. Yr sé-que esa posibilidad es completamente inveioríÁir, porqr.
ii t" uur..r.iu
[: Creo que es necesario divulgar conocimiento sobre el olfato y sus trastor- de olfato eri un animal como nosotros no contribuy. ,
nos. Necesitamos novelas, relatos, poemas, teatro, pelícuJas, series, cancio- -.lo.ui ra adapración
al entorno ni la reproducción, sino más bien todo lo .onrr^.io,-p.ro-iirgi
nes, obras de arte, libros de divulgación científica, document'ales, páginas nemos q,e esa mutación causara al mismo tiempo algún
efecto beneficioso y
web, blogs. Y también que estos temas entren en los temarios de las escuelas lograra prosperar. supongamos, pues, que nuestros antepasados
a hubieran
t. y en la formación de maestros, médicos y psicólogos. Algunas personas ya sobrevivido a pesar de ia ausenci, d. oüito y que la humánidad
s. ñrui".u
trabajan en eilo, 1o que me permite esperar que las cosas mejoren en las hecho anósmica. Imaginemos también q,r., .on el paso
u d. ñ., y.il., a.
:+
próximas décadas. He intentado contribuir con algunos artículos divuJgati- años, todo recuerdo de ese sentido del olfato que una vez
poseinos se hubie_
vos,' otros destinados a un público académico especializado6 y también con ra desvanecido más al1á de mítos y leyendas.
la novela llunca sabrás a qué buele Bagdad.l A rnuchas personas, u¡a historia
iCO*o ,..á .nrorr.", nu.r,ru
especie?
de ficción con cuyos personal'es puede empatizat y eñ cuya vida coúdiana ve una humanidad anósmica sabría que el olfato existe en otras
especies y
reflejadas las consecuencias de la anosmia, les atrapa mucho más que un li- podría estudia¡lo científicamente como estudia Iu ..oro.uliru.;;;;;;
sabría cómo es la experiencia subjetiva de percibir ra fr^g;;;;.
,"
;L Rá..,
t Nlart¿ Tafalla, «El olfato: un sentido oh'idado>», Percepnet, re:Ásra online del¡ Soeedad o la peste de la basura. Le maravilla¡iari capacida¿
oiru,i"u á; il;;.",
Española d¿ Cienci¿s Sensotiales, núm. rcl QOl3), Rubes Edítorial. Disponible en'.htp:// para encontrarpersonas en una catástrofe o detecta¡
todo üpo de sustancias
www.percepnet. com/percepciones/sentido-oLüdado-perc01 1).htm por el olo¡ y probablemenre buscaría aún más los servicio's
Marta Tafalla, «Cegueta y anosmia. Entreüsta a Nlartí Batalla y su doctora María Colo- pueden presrarnos, pero intuyo que entrenarlos
d; il;;;.",
sería más djfícil.
mé>>, Percepnet, revista online de h Socied¿d Española de Ciencias Sensortales, núm. 108
La anosmia nos haría más vulnerables: tendríamos más dificultades
(2011), Rubes Editorial. Disponible en: htrp:rTwww.percepnet.com,/percepciones,/entreüs- para
detectar alimentos tóxicos o en mar estado, así que, seguramente,
ta-perc0413.htm seríamos
más cüdadosos con la preservación de la comida.
Marta f'afalla, «Entreüsta a Ernesto Ventós, perfumiste, artista plástico y creador de la co*"o .ro poaá*oJár..
colección de atte contemporáneo OLoTVISUAL>>,LaBalsa de laMedusa, núm.6 (2011), un escape de gas, quizás 1o utirizaríamos menos o bien
incorporu.iu-á, ."
pp.81-90. lascoclnas de gas er correspondiente detector de
ó escapes, así como también
lvlarta Tafa1la, «A \X/odd üthout the Olfactory Dimension>>,The Anatomical Record. d¡ hryo una cosa segura es que cocinaríamos y comeríamos de otro
Aduances in Integratíue Anatomy and Euolutionary Bíolog, oE6cial pubJicatio¡ o[ the Ameri modo:
sin olfato, el sabor de la comida queda reduciáo de
can Association of Anatomists, vol.296, núm.9 (2011), pp. 1287-1296 ltambién en líne¿].
más, nadie llegaría a casa-y, desde el recibidor,
-rre* dr¿stica. Ád.-
Disponible en: http:,?onlinelibrary.wiley.com /dot/ L0.7002/ at.22T4/f.¿ll sabría que hay sopa de verdu-
7 Marta TaÍalla, Nanca sabrás a qú buele Bagdad (Bellaterra: UAB, 2010). Puede lee¡se ras y bizcocho de limón. Ni abriría ra ventana y sabríalue
el primer capítu1o aquí: http://publicacions.uab.eslpdf-llibres/GAB0058.pdt está haciendo
i r..i"o ¿. ,tr;o
sofrito. Nadie percibiría ei oror de un nuevo restaurante asiá-
r'

r 1t0 Ecoexru¡¡- UN¡ onr¡Ns¡ onI- oLFATo DESDE su AUSENCIA t)t


§
r.-

tico en la calle antes de verlo y se le despertaría el hambre. Me pregunto si ia Nos sería más fácil hacer compostaje en casa. En general, la materia otgá-
cocina se habría desarrollado tanto, con la enorme variedad de platos y téc- nica en descomposición nos molestaría menos y, en consecuencia, nuestra
nicas que hallamos en tantas culturas. Desde 1uego, el negocio de fabricar experiencía de la muerte seria distinta; no solo Ia muerte de plantas y anima-
aromas artificiales parala comida precocinada o ambientadores con olor a les, sino también de seres humanos. En la mayoría de países existe la costum-
comida para restaurantes y supermercados no existiía. bre de enterrar pronto a la persona fallecida porque su olor resulta incómo-
Bebidas como el té, cúé, vino, cerveza, champán, cava, licores o alimen- do. De hecho, la presencia de velas y flores en los velatorios responde en
tos como helados y yogures, que dependen básicamente del aroma y apenas parte a i¿ tradición antiquísima de combatir el olor del cadáver. Para una
saben a nada cuando no se posee olfato, no serían tan apreciados. Sin embar- humanidad anósmica no sería tan necesa¡io, y me pregunto si habríamos
go, teniendo en cuenta el rol que en distintas culturas desempeñan estos desa¡rollado la costumbre de llevar flores a los entierros. Tampoco le suce-
productos, su ausencia sería un cambio fundamentai. En nuestra sociedad eI deúa a nadie, después de haber perdido a un ser querido, regresar a casay
vino es omnipresente, lo encontramos en ias ceremonias cristianas, las comi- encontra¡ su olor por todas partes, como una presencia etérea que mantiene
das famrliares, las reuniones de trabajo e incluso existe un tipo de turismo su mernoria, así que los muertos se marcharían de otro modo.
dedicado espectfcamente a el: el enoturismo. Por su parte, el té y el ca{éhan Quien conviviera con gatos y perros tendría una preocupación menos: no
prestado un valioso servicio a la concentración de millones de estudiantes, percíbiría que huelen mal cuando se mojan o ensucian, que el olor de su
científicos, escritores y artistas, pero ¿lo tomarían si no percibieran su sabor comida se expande por toda la casa ni que sus deposicíones apestan. Eso sí,
característico? A su vez, Ios helados son sinónimo de verano para los niños, a las personas se les haría más difícil comprender algunos comportamientos
y escoger entre las decenas de variedades de sabores que exhiben las helade- de sus animales. Les costaría entender, aún más de 1o que ya nos cuesta, 1o
ías es un rito en sí mismo. Sin o]fato, empero, escoger no Liene mucho sen- importante que resuita para e1los olfatearse unos a otros, a nosotros y en
tido, porque todos los helados saben prácticamente igual. general todo cuanto hay en su entorno, y ser conscientes de la enorme cand-
Las especias tampoco serían tan valiosas y no habrían originado uno de dad de información que reciben a rravés del olfato y de cómo influye en sus
los primeros tipos de comercio entre civilizaciones, que vinculó Asia con emociones. También les costa¡ía entender que, cuando uno ya tiene un gato
África y Europa desde la Edad Antigua, Y dado que la lucha por el control y trae otro a casa, pafa que el encuenüo sea 1o menos estfesante posible,
de Ia producción de especias fue durante siglos un motivo de conflictos eco- antes de que se vean, primero hay que faminnzar a cada uno con el olor del
nómicos y políticos y llrla excusa para el colonialismo, probablemente nues- otro. Y, si se encontra¡a un charco en medio del patio, le seía difícil saber si
tra historia sería djferente. Incluso 1a historia religiosa sería dístinta: ni Dios su gato se ha orinado o es que eI vecino de arriba ha tirado agua al. regar las
habría enseñado a Moisés afabicat perfumes, ni los Reyes Magos le habrían plantas.
regalado mirra ni incienso aJesús recíén nacido. Por otra parte, los natura-listas tendrían un sentido menos para detectar e
También sería más fácil hacerse vegetariano o vegano. Quienes delan de identi-ficar especies. Algunas plantas de aspecto similar se distinguen mejor
comer alimentos de origen animal por razones éticas han de renunciar a un cuando se las huele, y 1o mismo sucede con 1as deposiciones de animales
placer que les tienta continuamente con los aromas, mientras hacen la com- salvajes en entornos naturales, que sirven como pistas para segür sus rastros,
pra en el mercado o cuando saien a comer a un restaurante. En cambio, srn estudiar sus dietas y estlmar sus poblaciones.
olfato, ei esfuerzo sería meno¡ porque los alimentos de origen animal resul- Una humanidad anósmica se perdería información, estímulos, placeres,
tan menos tentadores. Su sabor no es tan atractivo, así que no es tan difícil desplaceres y experiencias corporales. El mundo le llegaría por un canal
prescindir de ellos, Y si hay otra persona cerca cocínando o comiendo carne, menos y, de ese modo, permanecería más alejado. Qüzás eso tendría tam-
ro se nota su olor, por 1o cual no despierta el apetito. Asimismo, sería más bién alguna ventaja. Recíbir menos información haría td. vez alos humanos
fáci1, en general, cumplir con la dieta que recomiendan los médicos cuando más distantes y serenos, menos impulsivos, más contemplativos y racionales.
estamos enfermos. Quizás habría menos personas adictas al alcohol o a ciertas comidas. Me
,i
La hígiene sería disti¡ta, más visual y más táctil. Desde luego, no usaría- pregunto cómo afectaría a las relaciones de pareja que todos fuéramos anós-
mos desodorante. A los geles y champús no se ies aladitían fragancias y, si micos, pero seguro que serían distintas, pues el olor es fundamental en el
,t'
las tuüeran de por sí, no serían percibidas. Los perfumes y los ambientado- deseo sexual y e1 enamoramiento, procesos profundamente ínstintivos que
i
¡es no existirían. Tampoco añadiríamos aromas a los productos de limpieza emaizan en las zonas más antiguas del cerebro y que a menudo nos cuesta
I
de la ropa y del hogar; toda la investigación que se inüerte en crear fraga* comprender y encaüzar desde la razón. Tal. vez uria humanidad anósmica se
cias artificiales a lavanda o a pino para hacer más agradables estos productos tomaía las relaciones sexuales y amorosas con mayor tranquilidad. A filóso-
sería i¡necesaria. fos como Platón, Descartes, Kant o Hegel les habría encantado una humani

k
1)2 Eco¿rvtur UN¡ os¡rNst osr oLFATo DESDE su AUSENCTA D)

daC así, menos corporsl, menos atade a los procesos vitales. Pero sería una una sensación de tristeza y me pregunté cómo habría muerto, córno habría
humanidad empobreci.da. Por fortuna, el ser hum¿no posee olJito .y solo uná sido su vida y si alguna otra criarura del lugar 1o recordaría y io echaría de
minoría calecemos de é1. Precisamente por eso es ten necesano estudia¡lo, menos. comencé a hilar pensamientos melancólicos sobre la brevedad de la
cuidarlo y cultivario. vida y Ia soledad de la mue¡te. Qué maravillosa es la vida, pero qué poco
dura y qué infinitamente sola te sientes cuando recuerdas que un día ya no
estarás y que la gente a la que quieres también mori¡á. Podría haberme que-
4,1. Cóuo AFECTA Ll ANosr¿Ld A LA ApRECTACTóN esrErrc¡ dado allí un buen rato, divagando sobre ideas cada vez más me¡afísicas,
mientras miraba al pobre zorro muerto y la actividad incesante de los insec-
Desde la perspectiva de una estética que incluye todos los sentidos, está tos descomponiendo su cuerpo, en los que encontraba una lección sobre los
ciaro que la anosmia empobrece ia apreciaclón cle la belleza y la fealdad, al ciclos de la üda. sin embargo, mis amigos me llama¡on impacienres: «va-
contr¿rio de 1o que deféndía la e sté¡ca mode¡na. Sin embargo, ¿en qué con- mos, ¿por qué te quedas ahí7 Eso apesta>). Según me dijeron, el olor de la
siste exactamente esa pérdida? Voy a describír un par de experiencias perso-
cárne en descomposición es de los más horribles que existen y, mientras uno
nales, fácilmente extrapolables a otras situaciones, que nos ayudarán a pen-
Io siente, no hay mánera de concentrarse en apreciar la belleza del bosque.
sarlo.
Me explicaron que ese olor no solo es feo, sino asqueroso, hasta ei punt; de
Un día salimos con un grupo de amigos de excursión a la montaña. Se-
que genera ma.lestar corporal y puede provocar náuseas. No podían aguantar
guamos un camino que atravesaba un ecosistema mediterráneo, subiendo y
estar allí. Para ellos, aquel lugar tan belio quedaba enturbiado por ei asco
ba¡ando suaves colinas en las que se alternaban encinares, pinares y zonas de
que les producía el mal olor y simplemente tenían que marcharse. La peste
matorra.l. Un lugar de una belleza serena y alegre. De repente, a primera hora
hace esas cosas: expulsa a la gente de los sitios. A mí, el animal *u.rto ,rr.
de la tarde, mis amigos comentaron; <<el mar ya está cerca>>. Yo miré hacia
parecía triste y estéticamente me parecía feo porque era el fin de una historia
adelante, pensando que quizás lo entreveían entre el ramaje, una fina línea
de vida (recordad lo que explicamos sobre los ripos de fealdad en el prÍmer
en el horizonte, pero no vi absolutamente nada. Así que pregunté: «¿Lo es-
capítulo), pero yo apreciaba esa fealdad de una manera más serena; ni me
táis oliendo?>>. Y rne confirmaron que, en efecto, se olía el mar. En aquel
impedía disfrutar de la belleza del lugaq ni sentía urgencia de irme. Así me
momento, comprendí que para ellos el entorno en el que nos encontrábamos
era más diverso y complejo qlle pa¡a mí, y en coosecuencia su experiencia
di cuenta de que mi experiencia estética de las cuahdades negativas es tam-
estédca era más rica. Yo solo percibía el bosque, del que captaba menos in-
bién menor.
formacióo; ellos, además de percibir el bosque con un sentido más que yo, Reflexionando sobre estos casos y otros simil¿res, creo que la anosmia
también percibían el mar. Su horizonte sensorial era más amplio; sentían 10 impiíca dos tipos de pérdida, 1a primera cuanritativa y la segunda cualitativa.
que nos esperaba al ñnal dei bosque. Por offo 1ado, el1os podían contrastar En primer lugar, implica no acceder a una cierta cantidad de informa-
1o que percibían con todos sus sentidos, el bosque, y aquello que de momen- ción. En segundo lugar, significa no tener un tipo de experiencias. La prime-
to solo percibían con uno, el mar. Percibir el m¿r solo con un senrido y to- ra pérdida se compensa con las palabras de los demás; yo no olía el mar, pero
davía no con los demás convertía esa experiencia en una esperanza: aú¡ no mis amigos me decían que estaba cerca. Sin embargo, la segunda es irrepa-
habíamos llegado a la costa, pero ya estábamos cerca. De esa forma, el olor rable: yo no sé imaginarme cómo es oler el mar, cómo es estar reco¡riendo
del mar orientaba su experiencia de aquei lugar, anímándoios a avaÍtze,r eD. un bosque y percibir un mar que todavía no ves. De la misma manera, tam-
dirección aIa playa. El olor desempeña muchas veces esa función: señala¡, poco síento asco junto a un animal muerto ni puedo imaginarme esa sensa-
Ilama¡, avisa¡ anunciar, prometer algo que todavía no se ve. ción.
Así pues, mi experiencia estética del lugar era más pobre que la que dis- Esos dos tipos de pérdida provocan que las experiencias estéticas que
frutaban mis amigos. Mis sentidos no alcanzaban tan lejos como los suyos y tenemos ios anósmicos sean más pobres y tambíén que a veces podamos
me mostraban una reaiidad menos diversa. Aunque aquei lugar me parecía valorar algunas cosas de manera diferente a como lo hacen quienes huelen.
bello, mis amigos apreciaban en él más belleza qr. yo,-po.q,r.-. ercontraban Los anósrnicos podemos considerar bello algo que no sería juzgado como ta.l
más cuaiidades sensoriales que poder valorar con juicios estéticos. por los demás; por ejemplo, si salgo a pasear y me eocuentro con campos de
Veamos un segundo ejemplo. En otra excursíón por el bosque, carniná- cultivo por los que están repartiendo estiércol, no percibo nada que pueda
bamos por un iugar especialmente hermoso cuando mis amigos comenzaron valorar como fealdad. El esuércol no es más que un material natural pareci-
a arrugar la nanz y quejarse de ma1 olor. Pronto encontramos un zorro muer- do a la tierra y no hay nada en él que me resulte molesto. Si hace un día iu-
to, descomponiéndose; estaba medio comido y lieno de insectos. Me generó minoso y esroy caminando entre campos cubierros de estiércoi mientras me
r)4 Eco¡rrlr¡r U¡la n¡¡'gNsa DEL oLFATo DESDE su AUSENCIA 1)5

dirijo hacia el bosque que me espera a1lá delante, todo lo que percibo me objeto de la que merece. Y puede poner en riesgo nuestras vidas, pues la
parece bello. peste avisa del inícío de un incendio o de la presencia de gases tóxicos.
Y inversa, los anósmicos consideramos un poco aburridas cosas juz-
a1a
Lo que nos sucede a los anósmicos con la peste es similar a lo que nos
gadas como bellas por quienes huelen: por ejemplo, un jardín de hierbas ocurre a todos con la radioactividad. Los humanos no disponemos de un
sentido que nos aüse de ella, porque en la evolución de nuest¡a especie no
Iromáticas. Algurru, de eitas plantas no son especialmente atractivas para el
era un peLigro frecuente. Ahora que sí puede serlo, hemos desamollado tec-
sentído de la vista; otras especies hacen flores más vistosas, de formas más
nología para medirla con precisión. Sin embargo, creo que Ia baja impresión
intrincadas, colores más vivos o a io largo del ciclo anual cambian de mane-
de riesgo que a menudo tenemos con la radioactividad se debe a la falta de
¡as más sugerentes. Lo que hace tan especiales a las plantas aromáticas es
un sentido natural que nos produjera una sensación corporal desagradable en
precisamente su fragancia y cuando no puedes disfrutafla no resultan tan
su presencia. Por ef emplo, que haya turistas que visitan la zona de exclusión
irr,.r"ru.rt.r. En mi patio tengo algunas, pero me parecen un poco aburridas
de Chernobyl podría explicarse en parte porque no acaban de ser conscientes
(aunque no por ello deio de cuídar1as, por supuesto). Las observo atenta-
del riesgo que significa. Si al estar allí notaran sensaciones similares a las que
mente, las toco y 1as encuentro algo sosas. Sin embargo, cuando tengo visitas,
produce una peste muy fuerte, mareos, náuseas o migrañas, sería más dificil
a veces me dicen que mi patio huele intensamente o incluso se
quejan de que
que acudieran. Que después de los accídentes de Chernobyl y Fukushima
huele demasiado y resulta empalagoso. todavía sigamos usando energía nuclear podría deberse en pafte a la misma
cuando ninguna de las plantas está echando flores, tengo la sensación de razón. Para ser conscientes del peligro que supone la radioactividad necesi,
que mi patio se queda con un aspecto monótono, pues solo hay diferentes tamos reflexionar, pero el pensamiento nunca es una alarma tan úpida, clara
árro, d. verde y variedad de texturas. En cambio, las personas que huelen y convincente como urra seña1 corporal.s
me dicen que la combinacíón de disti¡tos aromas hace que patezc^ más di- La peste cumple una fu¡ción similar a la dei dolor. El malestar corporal
verso. Mi patio es mi pequeño lugar en el mundo, dedico muchas horas a llama con fuerua nuestra atención; no permite que nos concentremos en
cuidar las plantas y obie.var a los pájaros que vienen aI bebedero o revolo- nada rnás hasta que resolvamos el problema que esa sensación fastidiosa nos
rean por los árboles de alrededor. Y, sin embargo, los demás perciben en él está indicando. Sí no sintiéramos do.lor, nos eütaíamos esos malos momen-
más cualidades sensoriales que yo y aprecian más belleza Es mi hogar y hay tos, pero acabaríamos sufriendo problemas más graves, y 1o mismo sucede
una parte de é1 que se me escapa y se me escapará siempre' con la peste. Para los anósmicos, la concíencia de que no tenemos acceso a
P¿ra 1os anósmicos, el mundo es menos. Hay toda una dimensión que no ese sistema de alarma puede generar inseguridad y también provocar que
percibimos y que pof tanto no podemos apreciar estéticamente. E1 mundo nos exil'amos a nosotros mismos estar más atentos, ser más precavidos, hasta
no es tan bello y tampoco es tan feo como para los demás' el punto de generarnos estrés.
Comprendemos mejor la similitud entre peste y dolor si tenemos en cuen-
ta que algunas enfermedades, como la diabetes o ciertos tipos de cánce¡
4.4. UN N{uNDo sIN PESTE emiten un olor característico que ios perros pueden detectar. Hay historías
de personas cuyo perro les olfateaba insistentemente una parte del cuerpo en
Permitidme insístir en los malos olores. A los anósmicos se nos suele decir la que finalmente uná revisión médica detectó un fumor. Los científicos han
que una ventaja de nuestra condición es que nos libramos de las pestes, pero comprobado que esa habiiidad natural de los canes puede ser reforzada con
1t q,re pr.... un beneficio puede convertirse en un problema. A1 no perci- el entrenamiento, de manera que los animales podrían ayudar a discernir si
birüs, no recibimos la señal de alarma que avisa de posibles peligros, más o una persona padece cáncer. Sin embargo, los médicos no están pensando en
menos graves. Sin ellas, el mundo parece más limpio y seguro de lo que en tener perros en las consultas, sino en el desarrollo de narices electrónicas que
realidaá es. Supongamos que recorremos un paisaie encantador y no nos faciliten un diagnóstico rápido de ciertas enfermedades.e
pefcatamos de que está inundado por los oiores desagradables que emite una
iab¡ru."..u.ru. O en una playa no olemos que, por un problema con la de- 8 La comparación se me ocurrió en el congreso §ensory-W'orlds: Enolronment, Value and
puradora, las aguas fecales están siendo vertidas al mar. Esos paisajes nos the Multi-Sensory, que tuvo iugar en2011 en l¿ Unive¡sidad de Edimburgo, gracias a una
pa.ecerán más idílicos de 1o que son en realidad. De igual forma, en Yt u "i- confetencia de Nick Rush-Cooper, quien había trabajado como gura turístico en 1a zona de
ui.rdu no percibiremos que está mal ventilada o que acumula olor a hume- exclusión de Chernobyl y ha rea.lizado su tesis docto¡al sobre dicha experiencia.
dad o tabaco. Así, a1 no captaf los malos olores, nuestra percepción nos en- ' Rachel Herz, Tbe Scent of Desire: Discouering Our Eni gmatic Sense of Smell, op. cit.,
pp.218-22\.
gaña, generando en nosotros una impresión más positiva de un lugar o un
L)6 Ecc¡¡rr¡¿c,L U¡i¡ o¡¡-¿¡,¡s¿ DEL oLFATo DESDE su AUSENcIA r)1

Pero, como ¡ra habíamos comentedo, una de ias pestes rnás sisnficadvas Miramos al futu¡o con esperanza y alavez con temor. Al recordar el pasado,
es la que indica la descomposición de materia orgánic¿: el olor de la muene. unas veces nos duele la nostalgia, otras nos reconforta refugiarnos en su
Cuando alguen faliece, su olor personal seguirá impregnando su hogar y sus memoria y también hay acontecimientos que preferiríamos olvidar. Los psi-
objetos, pero a.l mismo tiempo su cuerpo comenzatá a emitir mal olor. La cólogos suelen deci¡ que Ia manera de no caer en la ansiedad que nos provo-
peste ha marcado siempre ia relación con los muertos, pues obliga a tomar ca el futuro ní en la melancolía que nos causa el pasado es centrarnos en e1
medidas para li.berarse de eIa. Eso resu.lta especialmente neces¿rio cuando presente, pero no podemos eütar enmarcar ei presente en el flujo del riempo
se producen muefies muy numerosas: en caso de catástrofes naturales, epi- si queremos entendernos como un yo con una historia. Sin embargo, tengo
demias o guerras. Pero también en el terreno más particular e íntimo de 1a la impresión de que los anósmicos percibimos el paso del tiempo de una
pérdida de un ser querido no resu-lta agradable que, tras su marcha, nos manera ligeramente distinta que los demás.
quede una peste que necesíta ser eliminada. En la ma,voría de ritos funerarios Cuando percibimos entornos estamos percibiendo tinzescapes, pues en
se incluyen elementos que contrarresten el mal olo¡ como flores, incienso o ellos se desar¡oilan todo tipo de procesos, ciclos y ritmos a diferentes veioci-
velas, y el cadáver se entierra o se incinera en cuestión de horas o días. En las dades. Porla manera en que subraya esos cambios, el olfato contribuye de
sociedades en que los cadáveres son quemados en piras púbLicas, la despedi- manera significativa a Ia cronocepción. Los subraya, en primer lugar, porque
da es también muy olorosa. Por otra parte, dado que en díversas culturas se las sustancias tienden a emitir más olores cuando están experimentando un
cree que el olor tíene un especial poder para vincular 1os mr"rndos material y proceso de transformación y, en segundo lugar, porque el cerebro capta con
espiritual, se considera que ios aromas de los ritos funerarios sirven también más intensidad los olores cuando estos cambian que si permanecen estables.
para g,ttar il alna del difunto en el tránsito hacia su nueva morada.lo Por ello, creo que los anósmicos, al ca¡ecer de tal indicadoq tenemos Ia im-
En cambio, para las personas anósmicas, e1 olor a muerte sencillamente presión de que los entornos son más estables de 1o que son en realidad; de
no existe. Ni la basura orgánica, ni los animales muertos, ni tampoco las que entornos, objetos y personas cambian menos de lo que lo hacen. Fllo no
personas fallecidas emiten peste. Por ello, la muerte no produce esa sensa- solo se debe a que carecemos de olfato, sino a que, en su ausencia, la vista
ción de malestar físico tan intensa. NIe atrevería a decir que, para nosotros, cobra más {aerza, y la vista es el sentido que más subraya la permanencia de
un rito funerario es algo más sereno.ll las cosas.
lrlo sentir la peste es un problema, pero también 1o es el caso contrario. Hay otra razón por la que los anósmicos experimentamos la temporalidad
Las personas que sufren cacosmia perciben muchos olores, o incluso todos de una manera un tanto diferente. Ya hemos hablado delos uiajes ernociona-
ellos, como si fueran apestosos. Así, la señal de alarma no se apaga ounca, les en el tierapo que disfrutan las personas a raíz de percibir un olor que les
haciendo que todo patezca más peligroso de lo que en realidad es e impi- evoca algún episodio del pasado. Tales experiencias tienen una importante
diendo disfrutar de muchísirnos placeres. ftmción en la construcción de la identidad personal, pues, dado que muchas
veces se desencadenan de una forma no buscada, refuerzan los vínculos con
la propia historia más all,á de los esfuerzos conscientes por ordenar los re-
4.5. Apnecltn EL TrErMpo euE sE Nos vA cuerdos y tejer un relato autobiográfico. Por ello Marcel Proust acuñó el
concepto de meruoria inuoluntaria para describir tales episodios. Los anós-
Una de las características del tiempo es que no puedes esconderte de é1. micos carecemos de ese mecanismo, que tál vez solo podemos imaginar com-
Cada dia pasa y con é1 te queda un &a menos; en esa cuenta no caben las parándolo con la experiencia de la música: a veces también sucede que una
trampas. Su pasar nos permiie hacer todas las cosas que hacemos, pero tam- canción nos retrotrae a un momento del pasado y nos emociona de nuevo
bién nos recuerda constantemente nuestra finitud. Po¡ ello, cuando 1o con- con acontecirnientos de otra época. Pero la música no tiene esa fuerza bioló-
templamos pasar, sentimos una mezcla de emociones positivas y negativas. gica que posee el olfato y a los anósmicos no flos sucede que nuestra juven-
tud nos asalte de improviso y nos obligue a recordar con tanta intensidad; no
L') Constance Classen (1998), ,<The Bre¿th of God. Sacred Hisro¡ies of Scent>>, en Jim poseemos esa peculiar máquina del tiempo hacia nuestro pasado personal.
Drobnick (ed.),Tbe Smell Culture Readet, op. cit., pp. )75 j9O. Según Adorno y Horkheimer, la facultad del olor para evocar la memoria
Lr Sobre pesres, véase la conferencia de Emily Brady «Smells and Negative Aesthetics», es más profunda de 1o que el análisis psicológico puede revelar porque trans-
en el workshop.!cent, Science and Aestbetics. Understanding Snell and Anosmia, que organi-
ciende incluso los recuerdos puramente individuales. Según afirmaron en
zamos e¡ 2A1) enla UAB [en línea]. Disponible en: https:,//w*'w.youtube.com/watch2-
Dialéctica de la llustración, e¡ d, capítulo titulado «Odiseo, o mito e ilustra-
v=-zm)iCB6as0
Véase también: Alai¡ Corbin, Ie mtasme et la jonquille (Pans: Édition. Aubier Montaigne, ció»>, el ol{ato es capaz de evocar el recuerdo sobre cuya represión se cons-
L982); El pelune a el miasma (Nléxico D. F.: FCE, 1987), raducción de Carlota V'allée Lazo. truye nuestra civilización: que existió otra forma de vida, arcaica, primitiva,
t)8 Eco¡¡rrr,r¿r UNa ¡m¡Ns¡ »rr oLFAro DESDE su AUSENCTA D9

másligada ala natura)eza, donde era posible una forma de piacer corporal y con pasiones simi,lares, la hiposmia o la anosmia pueden significar sentirse
de felicidad que la sociedad moderna, a.l someter Ia natttaleza y el cuerpo, expulsada de ese círcu.lo. iQué sentido tiene continuar con las visitas a bo-
ha perdido. Una de las razones por las que el sentido del olfato permitiría degas que unahacía con sus amigos cuando ya no percibe el sabor del üno?
evocar ese pasado remoto es porque á mismo es un senlido biológicamente Irtro es solo el vino lo que una se pierde, sino también Ia conversación sobre
muy antiguo, anterior ala vtsta y el oído, que son más tardíos y elaborados, él y la manera en que esa conversación cultivaba la amistad con los demás.
podríamos decir que más racionales. Scgún los autores, cuando nuestra so- Seguir acompañando a los amigos sin poder compartir 1a apreciación estéri-
ciedad reprime el olfato, está reprimiendo precisamente lo que es capaz de ca será difícil, pero dejar de acompañarlos será una fuente de tristeza y frus-
recordar respecto de nuestro pasado colectivo, de esa felicidad primitiva tración. Gestionar estas situacíones es complejo y la persona afectada nece-
en una forma de vida más ls.gada ala naturaJ.eza. Adorno retomó el tema en sita comprensión y apoyo para salir adelante.
Dialéctica negafiua, en el último apartado, titulado <<Meditación sobre la me- Las experiencias estéticas son de las más placenteras, profundas y enri-
tafísica>>, e ínsistió en que reprimir el olfato es intentar suprimir una forma quecedoras que podemos dísfrutaE así que una buena manera de compensar
primordial de memoria, la más corporai y biológica. Acallar el olfato es o1ü- las que ya no podemos tener es concentrarse en otras. Si nuestra pasión es la
dar que somos algo más que un sujeto abstracto, que pura raciona[dad; es cocina, los huertos o ios jardines, que son mu-ltisensoriales, podemos redíri-
negar que formamos parte de \a naura)eza, que somos un cuerpo que perte- gir la atención al resto de sentidos y emprender un nuevo viaje de aprendÍ-
nece al mundo de la üda y que por ello mismo, después de una rida breve y zaje e invitar a nuestros amigos a disfrutarlo también. Por desgracia, si nos
figaz, acabará muriendo, descomponiéndose y apestando. Si Adorno y Hor- apasionan los perfumes o ei vino, donde el factor fundamental es el olor, será
kheimer tienen razóo y el olor es capaz de activar esa memoria con tanto buena idea t¡ansitar hacia otros objetos de apreciación. Precisamente porque
potencial filosófico, entonces la pérdida que sufrimos 1os anósmicos es real- tenemos sentidos diversos y porque ia estética puede dirigirse a una plurali-
mente significativa. dad de objetos diferentes, cuando un camino falla, nos quedan muchísimos
más. Estas búsquedas son siempre personales y la manera de realizarlas de-
pende del carácter, los gustos ylos conocimientos de cada cual.
4.6. R¡ucctoNES ENTRE oLFATo, ESTÉTIcA Y SALIJD Volveremos sobre ia cuestión de la pérdida il, frnal del libro. Lo que sí es
importante subrayar ahora es que la falta de un sentido, incluso de aquellos
La anosmia, que es un problema de salud, tiene como una de sus consecuen- considerados menores, no solo es un problema de sa1ud, sino que supone un
cias un empobrecimiento de ia apreciación estética. Sin embargo, esta esté- empobrecimiento de Ia apreciación estética que, junto con otros factores,
tica empobrecida puede generar, a su vez, otros problemas de sa-1ud. Cuando puede desencadenar a su vez otros problemas de salud. Así pues, debería-
ei aprecio de la comida, de los entornos, jardines o perfumes se vuelve más mos cuidar y educar todos nuestros sentidos, estar pendientes de si funcio-
difícil y más pobre, la pérdida es profunda y dolorosa, 1o que puede desen- nan bien y acudir al médico cuando detectamos problemas. La escuela ten-
cadenar sentimientos de tristeza e incluso procesos depresivos. día que enseñar a conocerlos, afinarlos y disfrutados; las rerrisiones médicas
A esto se añade offo factor.Para muchas personas, las experiencias esté- deberían prestar más atención a aquellos hasta ahora menos valorados y
ticas son también formas de tejer comunidad. Cuando nos gusta un tipo en general necesitamos más cultura que haga presentes a todos ios sentidos en
determinado de arte o artesanía, cuando nos af,cionamos a cultivar jardines nuestra sociedad. Tanto a nivel individual como social, tendríámos que to-
o salir a la naforuleza, nos encanta comparrirlo con los demás. Nuestros gus- marnos nuestra sensorialidad más en serio.12
tos estéticos son una parte fundamental de nuestra identidad y hallar perso- 12 Para quien desee sabe¡ más sobre e1 olfato y sus t¡astotnos recomiendo: Laura
oas con gustos afines facilita sentirse comprendido, entablar conversaciones
López- Mascaraque y José Ramón Nonso, El olfato (Madrid: CSIC y Los Lib¡os de la Catara-
interesantes, emprender actividades colectivas, aprender juntos y desarrollar ta,2017). Avery Gilbett, Vhat tbe Nose Knous. Tbe Science of Scent in Eueryday Life (Nueva
relaciones de amistad. Las personas que se síenten unidas por la pasión de Ia York: C¡own, 2008); La sabidaría de la naiz. La ciencia del olfuto aphlcada a la uida cotidiana
cocina se invitan mutuamente a probar sus recetas o recorren iuntas rutas (Ba¡celona: Ediciones B,2009), traducción deJavier Guerrero. También la web de Fifih
tuísticas culinarias. Quienes comparten la fascinación por los jardines y los Sense, una organización británica que reúne a pe¡sonas con trastor¡ros de olfato y gusto:
http://www.fifthsense.org.uk/ Asimismo, las conferencias de Lau¡a López-Mascaraque,
huertos i¡tercambian semillas, se explican trucos, se visitan unos a otros. Las
<<How do we smell?», Cai¡ Todd, «The Structu¡al Ephemerality oI Odours>>, y Barry C. Smith,
comunidades tejidas por gustos estéticos proporcionan placeres, aprendiza- «Selective Anosmia and the Pleasures of Smel1», en e1 workshop J cent, Science and Aestbencs.
je y amistad y son muy enriquecedoras. Understanding S mell and. Anosmi¿ que organizamos en 201J en la UAB [en línea]. Disponible
Cuando una persona ha educado su olfato, tiene gustos estéticos en los en: https://www.youtube. com,/watch?v=AIXpOmYOiyQ , htrps://v'wrr.youtube.com/watch?-
que el olor es importante y además ha encontrado una comurridad de amrgos v=LvkHte-ngmY y https://www.youtube.com/warch?v=MPgswD5QKlc
5. Aprecia r 7a natrraleza

5.1. Qtm ENTENDElvros poR NATTTR{IEZA

Después de haber expuesto en los capítulos anteriores los fundamentos de


la estética plurisensorial, vamos a aplicar estas ideas a la apreciación de la
natutaleza. Cuando estudiamos su apreciación estética, entendemos por na-
turaLeza todo aquello que no hemos creado los seres humanos, es decir, todo
aqueilo que no son nuestros artel-actos. Por supuesto, se podría criticar esta
definición argumentando que los seres humanos somos una especie animal
más y que los artefactos que nosotros creamos también son naturaleza, de
manera que trazar esa dferencia enre 1o natural y lo artificial ¡esu.ltaría in-
necesario o insigniÉcante. La respuesta a tal objeción es senci1la. En este li-
bro defendemos que la apreciación esrética es una actividad cognitiva y,
como ya avanzamos en ei primer capítulo, para apreciar lo natural y lo ani-
ficial necesitamos conocimíentos diferentes. De hecho, son tan diftrentes
que dan lugar a dos tipos de apreciación estética con características distintas que,
a su vez, son estudiadas por diferentes ramas de la estética filosófica. Vamos a
ahondar en esta cuestión.
Cuando apreciamos un objeto creado por nosotros, ya sea una obra de
arte o un objeto cotidiano, apreciamos algo creado por un ser humano para
sus congéneres. l'luest¡os artefactos sirven a fi¡aiidades humanas y contienen
significados humanos. Así pues, los entenderemos mejor cuanto más conoz-
camos a aquellos que los han creado, la cultura a la que pertenecen y la hu-
manidad en general; y al mismo tiempo, en un proceso de retoalimentación,
contemplar esos objetos nos ayudará a comprender mejor a esas personas, su
cultura y nuestra especie.
Cuando leemos a Shakespeare o a Iris Murdoch, cuando vemos las pin-
turas de Goya, de Remedios Varo o pinturas rupestres de treinta mil años de
antigüedad, nos sumergimos en creaciones que nos permiten explorar la
humanidad que compartimos. Contemplando esas ob¡as celebramos nuestra
inteligencia y sensibilidad y reflexionamos sobre nuestras virtudes y defec-
p 142 Eco¿Nnvt¡l- Apn¡cu¡. L¡ ¡¡lrun¡l¡z¡ t43

tos, lo que nos hace felices y 1o que nos entristece, nuestras f.ortalezas y Aquí hay que precisar dos ideas. Veamos la primera: los humanos no
§'
nuestros miedos. Lo mismo sucede cuando apreciamos joyas,ya sean piezas podemos evítar percibir y apreciar desde nuestra humanidad, como explica-
creadas en el Antiguo Egipto o en Kenia en e1 siglo >«r, o cuando observa- mos en el primer capítulo cuando hablamos de la perspectiva. De iguai ma-
mos sillas, sean de ia época o la cultura que sean. Son objetos en 1os que ha- nera, si 1os lobos, los delfi¡es o los cuervos fueran capaces de apreciar esté-
llamos ídentidad humana y que ros permiten reflexionar sobre lo que somos. ricamente, lo harían desde sus propias naturalezas y, por tanto, de maneras
Podemos estudíar la humanidad a través de la ropa con que distintas cultu- diferentes a como 1o hacemos nosotros. Pero lo que no debemos hacer es
ras se han vestido, a través de los utensilios que hemos creado para cocinar proyectar nuestra identidad humana sobre la naturaleza, porque entonces
y comer o a través de los instrumentos musicales. Son diversas las disciplinas soio nos miraremos a nosotros mismos en una natural.eza reducida a mero
académicas cuyos conocimientos nos ayudarán a disf¡utar de una aprecia- espe;'o. Aunque en todo tipo de apreciación estética debemos silenciar nues-
ción estética más profunda de todos estos objetos. Aquellas que estudian tr^yoz para escuchar al objeto apreciado, si queremos apreciarla naturaleza
directamente nuestras creaciones (tales como historia y fiiosofía del arte, del necesitamos más silencio que para apreciar nuestros artefactos, porque 1a
diseño y de la artesanía) nos permitirán comprenderlos, pero también con- diferencia entre el sujeto que contempla y el objeto contemplado es mayor y,
tribuirán a e1lo ciencias sociales como la antropología, 1a sociología, la polí- por tanto, apreciarlo en profundidad requiere una actitud todawamás abier-
rica o la economía. Por supuesto, 1os conocimientos de biología humana son ta y respetuosa.
también necesarios, pero por sí solos no serían suficientes; aunque los arte- La segunda idea es la siguiente. Que las otras especies y los elementos
factos que creamos tienen mucho que ver con nuestra biología, poseen asi- natura-les sean diferentes de nosotros no implica que sean tan distintos que
mismo dimensiones sociales y políticas. El conocimiento que necesitamos no podamos encontrar en ellos ningurra similítud. Observando a los anima-
para apreciar artefactos es el mismo que nos permite entender nuestro pro- Ies, a menudo reconocemos anatomías, conductas o emociones semejantes a
pio ser. las nuestras; cuando paseamos por la naturaleza, eocontramos entornos que
dsin embargo, insistir en la humanidad que comparrimos no nos debe nos provocan una sensación de hogar; aI practicar surf, creemos que hay una
hacer olvidar la diversidad cultural e indiüdual que existe en nuestra especie armonía intúnseca entre el oleaje del mar y el ser humano; si cultívamos un
y, para apreciada, es imponante evitar proyectar nuestra identidad sobre el jardín, sentimos que estamos colaborando con las plantas. Muchas experien-
objeto contemplado. A1 apreciar artefactos, siempre halla¡emos ranto simili- cias estéticas de la naturaleza son experiencias de encuentro, pero apreciar
tudes como diferencias con nosotros mismos, pero, según explicamos en el con proftrndidad esas afi¡ridades y celebrar ese diálogo solo es posible cuan-
primer capítulo, si queremos escuchar 1o especfico de cada objeto, tenemos do evitamos caer en la rampa de ahogar las diferencias en la identidad que
que silencíar nuestra propia voz. No debemos reducir las creaciones ajenas proyectamos. Si creemos que la naturalezaha sido diseñada para nosotros,
a un mero espejo donde nos observamos a nosotros mismos, a simples excu- contiene mensajes para nuestra especie, es una máquila a nuestro servicio o
I
sas para una autocontemplación narcisista. una fuente de metáforas y símbolos para comprendemos a nosotros mismos,
Si apreciar nuestros artefactos requiere esa actitud de respeto, mucho el encuentro con ella será irnposible, porque la estaremos ocultando bajo
:
más necesaria es aún para contemplar la naturaleza, porque los elementos nuestros deseos.
$
í'.
naturales no han sido creados por nosotros ni para nosotros. Si observamos Sin embargo, cuanto acabamos de exponer se complíca todavía más por
ciervos, encinas, iibélulas, ríos, tormentas o esüellas fugaces, el conocimien- la siguiente razón.Enla natrrcJeza encontramos elementos y procesos salva-
'
"t
i_ to sobre lo humano no va a ayudarnos. Lo que hallamos en ellos es, precisa- que se desarrollan con independencia del ser humano, pero también ha-
t! .jes
mente, 1o diferente de nosotros, que además se abre en una diversidad vir- llamos subespecies domesticadas y ecosistemas gestionados, donde Io natural
tualmente infinita, en una pluralidad inagotable de criaturas, formas de vida, y 1o artificial están estrechamente interrelacionados desde hace miles de
elementos inorgánicos, ecosistemas, procesos biológicos, geológicos, físicos años, hasta el punto de que ya no resulta fácil distinguir qué es natural y qué
y químicos, cada uno de ellos tremendamente fascinante. Apreciarlos de ma- es artiÍcial. Y no se trata de que existan dos categorías opuestas, 1o salvaje y
nera seria y profunda reqüere un tipo distinto de conocimiento: el que nos 1o dor¡estlcado, sino de una gradación con muchísimos tonos de gris y una
proporcionan las ciencias naturales. Apreciar la naturaleza nos ofrece casuística muy variada. Vamos a abordado con un poco más de detalle.
la oportunidad de mirar más dlá de nosotros mismos y de entender que la En un extremo de nuestra gradación tendríamos la naturd.eza salvaje:
humanidad es solo una especie animal más entre los millones de especies que especies que aúnevolucionanpor selección natural y ecosistemas no regula-
existen. Si queremos apreciar a los ciervos de manera profunda, tendremos dos por la mano humana. Aunque no creo que en el siglo ro« exista ya nin-
que estudiar a los ciervos, no a los humanos. Tendremos que ponerlos a ellos gún ecosistema completamente sa-lvaje en la Tiera, todavía quedan amplios
en el foco de atención, en el centro. territorios que el ser humano no ha iogrado someter, como son los círculos
p 114 Eco¡¡n¡,rr[ Apn¡cr¡¡ r¡, NArun,{LEz.l 745

polares y zonas circundantes. Los dos países más extensos del planeta, Rusia rente de las que compramos hoy en día en el mercado. Las interrelaciones
ril y Canadá, poseen inmensas zonas de taíga y de tund¡a poco habitadas, como pueden ser complejas, hasta el punto de que nos ¡esulte difícil saber qué es
Y,i

i{ sucede también en A-1aska y el norte de Escandinaüa. Y aunque las distintas natural y qué no io es. Esas interacciones pueden aumentar e intensificar las
'i
t culturas tradicionales que han poblado esos terroritorios han dejado su hue- cualidades estéticas de la naturaleza, como sucede en algunos jardines y
l 1l¿ en ellos, no les han amancado completamente su carácter salvaje. f'luest¡a obras de land art, dos ámbitos a los que dedicaremos capítulos específicos
t
;i' civílización ansía conquistarlos desde hace siglos y hay que agradecerle al más adelante. Por desgracia, otras muchas veces el resu-ltado no es tan posi-
t., clima tan hostil que los haya protegido, al menos en un cierto grado. de tivo: la ingente cantidad de basura y contam.inación que producimoiestá
t.,
nuestra codicía. Sin embargo, es cierto que el calentamiento global amenaza empeorando la salud y el aspecto de muchos animales, así como dañando
{
,::
&l;
con robarles la salvaguarda que el frío les había brindado y algunas empresas plantas y deseqt'ili§¡ando ecosistemas enteros y, por el1o, disminr-ryendo 1a
§' se preparan yapara explotar estos lugares.l También se nos ¡esisten todavía riqueza estétíca de la Tier¡a.
?:
j1: las profundídades abisales, pero la acidificación del mar como consecuencia Y, finalmente, hallamos otro fenómeno: la naturaleza que se libera de
'tt
del exceso de CO, en 1a atmósfera y las basuras que están inundando los nuestro control y recupera su espontaneidad, su tuerzawtaly salvaje; la na-
t,
1 océanos comienzan a ponerlas en peligro. turaleza que desobedece nuestras órdenes, desborda nuestros planes y se
\'i.
Cuando habl¿mos de 1o salvaje, también incluimos tuerzas de la natura- resiste a reconocer nuestro dominio. un caso hoy muy obvio es el siguiente:
{ leza como volcanes, terremotos, tormentas o huracanes; ¡ sin embargo, ac- diseñamos nuestras ci,dades a-l servicio de nuestra especie y tan solo acepta-
d.
1
t, tiüdades humanas como el fracking o eI calentamiento global que estamos mos en ellas unas pocas especies de plantas y animales, siempre que sirván a
,i. provocando pueden i¡für en su comportamiento y agravaÍ su violencia. Por nuestros intereses y que podamos tenerlas bajo un controi estricto. y, sin
á
fortuna, más a1lá de la Tierra, la flatúraleza escapa a nuestro control. En el embargo, la vida salvaje oo tarda en reclamar su lugar en ellas, desde los
espacio hay millones de galaxias que apenas conocemos y en las que no sa- animales silvestres que se acercan en busca de comida y cobijo hasta esas
i bemos si existen otros planetas habitados por formas de vida diversas. Cada plantas que crecen rompiendo el asfalto y que solemos flamar «malas hier-
noche tenemos la oportunidad de contemplar el firmanlento, que nos mues- bas». Los animales salvajes usan las urbes a su modo: los murciélagos se
ir."
*,
tra la inmensidad dei cosmos y nos recuerda nuestra finitud. Qüzás porque instalan debajo de los puentes y en el interior de edificios y muros, y cazan 1os
.,
esa es una lección que no nos gusta recibir, hemos preferido rodearnos de insectos que revolotean de noche alrededor de las farolas; los halcones o
:.
3! luces a¡tificiales que nos roban las noches estrelladas. Ios ce¡níca.los anidan en azoteas; las cigüeñas construyen sus nidos en cam-
t"
I. Luego, en distintos grados y tipologías, encontramos la naturaleza que panarios; y algunas cornejas incluso aprenden a tirar los frutos secos a la
i hemos domesticado o modíficado de diversas maneras. La agricultura y 1a calle para que los coches rompafl la cásca¡a y lo hacen junto a los semáforos,
i ganadería nos ofrecen ejemplos de subespecies someddas a selección artfi-
.i:rl
para poder recoger el a-limento con seguridad cuando cruzan las personas.
cial desde hace miles de años, y cuando se practican de manera industrial Cuando la frenamos por un lado, la naturaleza aparece por orro y vuelve a
§::
.ii
ejercen un control férreo sobre esas formas de üda. En los parques naciona- recordamos que nuestras ciudades regidas por normas exclusivamente hu-
t
les no hallamos subespecies domesticadas, pero sí una naturaleza gestionada: manas son solo una ilusión temporal. A1 final no tenemos otro remedio que
aunque plantas y animales siguen siendo salvajes, los humanos toman cienas aceptar compartir nuest¡as ciudades con especies salvajes y reconocerlas
decisiones sobre ellos, como matar a algunos indir,'rduos, ct$ar a otros, vallar como ecosistemas donde lo artificial y lo natural conviven. un fenómeno
ciertas zonas, suministrar alimentación suplementaria, etc. En otros casos no equiparable serían 1os animales domésticos que se asilvestran, como sucede
estamos gestionando directamente un entorno, pero nuestras acciones lo con los perros en muchos países o con los mustangs.
afectan, por ejemplo, cuando construimos un¿ carretera en medio de un Viendo la casuística de las interrelaciones entre Ia narural.ezay el ser hu-
bosque. Y a veces influimos sin pretenderlo en lugares muy lejanos: plásucos mano, no puedo evitar Ia tentación de recordar la dialécuca hegeliana y decir
fabricados en España pueden acabar flotando en el Pacífico. La casuística es que aquí tenemos un ejemplo clásico de tesis (naturaleza salvaje), antítesís
muy diversa. (dominio, domesticación) y síntesis (la naturaleza regresando a su estado
En todos estos casos, es necesario distinguir qué aspectos son naturales y s_alvai-e, recuperando el terreno que le habíamos robado, y nosotros apren-
cuá.les son de origen humano. Cuando apreciamos la belleza de una manz^- diendo a convivir con ella). Sin embargo, es importante recordar qr.-ro ,.
na, conviene recordar que el aspecto de las manzanas salvajes era muy dife- trata de tres categorías estrictamente separadas entre sí, sino de una comple-
ja gradación de grises. L¿ cuest.ión es que, para apreciar un elemento natural
L Barry Lopez, ArticDreams (Nueva York: Charles Sc¡ibner's Sons, 1986);.lz¿eños árticos de manera seria, necesiramos saber en qué medida es salvaje o si ha sido
(Madrid: Capitán Swiag,2017), traducción de Nlireia 8o6ll. modifcado por nosotros. Por ello, como no nos cansaremos de repetir, la
14() Eco¿¡ruqr A¡necn¡.r¡ NATURAIEZA t47

apfeciación estética lequiefe conocimiento y reflexión ctítica. Precisamente viümos en la ilusión de que ya la hemos dejado attás o estamos a punto de
po, .ro, apreciar un iardín es una tarea compleia que exige discriminar ade- hacerlo. La nuestra es una civilización que niega sus propios fundamentos,
iuadamente los dos interlocurores de un di,álogo. Del mísmo modo, apreciar que se afirma autónoma cuando en realidad es ecodependiente. Sobre esa
un bosque gestionado es distinto de apreciar un bosque salvaje, y apre- exffañ,a contradicción, alimentada por la mismá actitud egoísta que nutrió el
ciar una subespecie domesticada como el perlo es distinto de apreciar una dualismo metafisico, construimos nuestra irraciona.l forma de vida. Y mien-
especie salvaje como el lobo. tras invertimos energías en someter la naturaleza y soñamos con liberarnos
Y aquí desembocamos en otfa idea importante: que a veces sea di{ícil de ella, no aprendemos a conocerla, a conüüq ni tampoco a aprecrarla,
distingutr 1o natural de 1o artificia-I, o que algunos elementos naturales estén Uno de los conceptos con los cuales se están debatiendo estas cuestiones
estricámente sometidos y conttolados, no signfica que ya nada sea natural es d de Antropoceno, pop'.i.arizado por PauI J. Crutzen. Este quírnico holan-

o que la n furdez esté completamente dominada, hasta el punto de ser una dés, que en 1995 recibió iunto con Mario J. Moüna y Frank S. Rowiand el
mera máquina que nosotros pilotamos. Aunque algunas corrientes de pensa- premio Nobel por sus estudios sobre la formación y descomposición del ozo-
miento sostienen que la naturalezaya ha desaparecido y que todo cuanto no atmosférico, afirmó el año 2000 que la influencia del ser humano en la
existe es artifrcial, esa idea es tan absurda como peligrosa. Vamos a anahzat Tiena era ya de tal magnitud que habíamos entrado en una nueva época
la en el siguíente apartado. geológica. Para designaria, sugiríó el término Antropoceng que otros auto-
res ya habían empleado preüamente, pero que tras Ia propuesta de Crutzen
se expandió con fuerza. Los geólogos, que ordenan la historia del planeta en
5.2. CONTT¡ LA AFIRMACIÓN DE QUE YA NADA ES NATURAL una serie de divisiones temporales, denominan Holoceno a 1a época que
comienza hace unos doce mil años y durante la cual ha reinado un clima
En nuestra civilización, cadavez es más frecuente sostenef que ya nada es benigno que propíció la aparición de la agricultura y la ganadena y el desa-
natural, que todo está modíficado por nosotros, que tenemos la natutaleza rrollo de nuestra civilización, Según Crutzen, la Revolución Industrial, en la
completamente domesticada y ha llegado la hora de olüdar i¡cluso su nom- segunda mitad del siglo xvm, habúa puesto fin al Holoceno e iniciado el
bre. como si la especie humana hubiera superado la naturaleza y esta no Antropoceno, aunque otros autores creen que la transición se produce en
fuera más que una etapa del pasado que feJizmente hemos dejado atrás. Pe¡o el siglo >o<. La diferencia entre el Holoceno y el Antropoceno podría obser-
las teorías que afírman que ya nada es natural tienen tan poca solidez varse en la contaminación que hemos ido acumulando en la atmósfera, ios
como las cáSas que construimos sobre una riera: basta una lluvia torrencial océanos y los suelos del planeta. Los científicos no acaban de ponerse de
t acuerdo sobre si realmente debemos hablar de una nueva época geológica en
para inundariaS. Nosotros nos empeñamos en que eso no es una riera, así
que la cubrimos de asfalto, la convefiimos en una calle y en sus orilias levan- un sentido estricto, pero e1 término se ha expandido rápidarnente por diver-
ámos edifcios. Y luego, cuando l1ueve, el agua vuelve abaiar por 1a riera e I sas disciplinas académicas y por la sociedad en general.

inunda nuestras construcciones, arrastra coches, daña el mobiliario urbano El peiigro de este concepto es que ponerle nuestro nombre a una época
y a veces causa daños personales. Las lluvias torrenciales son más dañi¡as en la historia del planeta no es solo un gesto de narcisismo, sino que contri-
.iudrd"r inundadas de hormigón que en ecosistemas poco urbanizados, pre- 1 buye a justificar nuestro proyecto de dominio. La riqlueza de Ia Tierra radica
cisamente pofque están constfuidas negando la nat¡roJeza. Sería más sencillo en su díversidad, pero nosotros estampamos nuestro nombre sobre una épo-
ca y nos consideramos protagonistas absolutos. Comparado con lo que nos
reconocer que eso eS una riera y respetafla comq tal, no construir en sus in-
mediacionei, y favorecer que la vegetación crezca en sus orillas para que las aceptar que somos una especie animal, cuánta prisa tenemos ahora por
raíces sujeten 1a tierra. Además, podríamos aceptalla como una zona verde una fuerza geológica. Nuestra civilización avanza hacia ei de
dentro de 1a ciudad y disfrutarla; su presencia beneficiaría tanto a los huma- y quizás inciuso hacia su autodestrucción, pero, en vez de concentrar-
oos como ala faunaurbana. en resolver los problemas que creamos, lo que nos obsesiona es bautizar
Igualmente, seía más sencíllo reconocer que dependemos de la naturale- ruestro nombre este tiempo desdichado. La actitud no es tao diferente
z^ pata todo (respirar, bebeq alimentarnos, cuidar nuestra sa.lud, habitar la del ganadero que graba afuego sus iniciales en el cuerpo de las vacas
explota
territorio, conseguir materiales para los objetos que creamos, producir
gía) y que no hay manera de superada ni abandonarla. Lo absurdo de nues- Cadavez más personas utilizan este concepto para argumentar de la si-
tra civilización, señalado por ecologistas y ecofeministas ) es que formamos manera: como ya hemos dañado la naturaleza, ahora no tenemos
parte de Ia naturaleza como el resto de seres vivos y además la explotamo§ remeüo que hacernos cargo de ella; puesto que le hemos robado su
salvaje y la hemos domesticado, ya no sabrá viür sin nuestra guía y
con c odicia para arrancarle cadavez más recursos, pero al rnismo
148 Eco¡¡l¡¡i,u A¡r¡cu¡ r,l NATU&{IEzA 149

debemos dominarla por su propio bien; dado que hemos destruido eco- Tenemos un problema similar con argunos de ros términos que
emplea-
sistemas, ahora tenemos que gestionarlos; como hemos reducido 1a pobla- mos para describir Ia crisis ecológica. por ejemplo, para referirnos a.l aitual
ción de algunas especies animales a unos pccos ejemplares, debemos apro- exterminio masivo de especies hablamos simplemenie de extinción,pero ese
piarnos de ellos, ence¡rados y decidir quién se reproduce con quién; ya que concepto no permite diferenciar una extinción debida a causas naturales
de
hemos desordenado eI clima, ahora tenemos que aprender a diseñarlo con Ia que nosotros estamos provocando, cuando la llamamos sexta extinción
es
geoingeniería. Eso es, de hecho, 1o que propone Paul J. Crutzen, quien de- todaúa peor, porque cargamos el peso sobre er hecho de que ya ha sucediclo
fiende modficar Ia composición de nuestra atmósfera para combatir el cam- varias veces con anteriorídad y, pof tanto, pafece naturai que vuelva
a
bio climático.2 ocurrir. Hablar de sexta extinción es hacerla más aceptable, más admisible,
Paradójicamente, el daño causado por ei dominio se convierte en una en vez de condena¡la y subrayar su gravedad. Denominarla así esconde
nues-
excusa para un dominio todavía mayor. Si en el pasado se sostenía que la ra ctilpa y nuestra responsabilidad moral, y por ello creo que sería más cla¡o
tierra pertenece a quien la trabaja, que el ser humano se apropia 1a riema al y contundente denominarl a
cultivarla, ahora se nos dice: la tierra pertenece a quien la dañ,a. Es una polí- .exterminio gtob)l. nl zoórogo y esc¡itor George
Monbiot argumenra que deberíamos llamarla ecocidio,"ti con..p,o .i..ru-
tica de hechos consumados que se defiende también en otros tipos de rnjus- mente poderoso.a rambién propone sustituir cambio climtitico
§or climat,
ticia. Encontramos un caso similar en las leyes que, todavía en algunos paí- breakdoton; quizás en castellano podríamos captar la misma idea .or, lo,
.o.,
ses, perdonan al víolador si se casa con 1a víctima. Eso mismo es 1o que ceptos desorden climático, caos climático o catistrofe climática.y si buscamos
muchos argumentan respecto de la naturaleza. Tal, manera de pensar respon- un nombre para designar nuestro tiempo, el biólogo Edward O. Wrt*" t,
de ala 1ógica de la conquista, la misma que ha venido justficando el impe- propuesro un término lúcido que pone el acento en la pérdida de
biodiver-
rialismo y Ia esclavitud desde hace mileníos. sidad que estamos provocando: Age of Loneline-r¡ que en castelano podría-
El concepto de Antropoceno es útil para sostener tales díscursos, porque mos traducir como Era de la Soledad 5
designa una época con nuestro nombre y así alimenta nuestro narcisismo En realidad, las teorías que defienden la superación de ia naturaleza
no
enfermizo al raismo tiempo que esconde 1o más importante. En primer lugar, han sido construidas con buenos fundamenros, sino solo .o" a.r.or,
i, pr.
oculta que nuestro impacto a gran escala sobre el planeta es más perjudicial tensión de domina¡la, y a(n más, de llegar a sustitürla por artefacto, .i*-
que beneficioso; en segundo lugar, que e1 ser humano no es amora-l como el pletamente creados y administrado, poi rorotros. Es, básica..rrt.,
J oi.;o
resto de elementos naturales, sino que tíene la libertad de elegir y por ello de la omniporencia human i. muy una seríe de disciplinar, d.ra.
una responsabilidad ética sobre el mal que provoca; y, en tercer iugar, que el
l+l:
la bíología sintérica hasta la geoingeniería, ii.rrn, corrientes de la
robórica v la
daño que causarnos ala natvaleza no la hace desaparecer, ni la convierte en inteiigencia anificial, y también discursos como er transhumanís*o, qr.'ur-
una mera máquina que nosotros pilotamos. Que la intentemos dominar, que piran a sustituir \a naturaJ.eza por un mundo puramente humano,
á..¡nao
la dañemos cada día, no signífica que hayamos asumido e1 control del plane- por y para nosotros, regido por nuestras reglas, cuya finalidad sería
satisface¡
ta, ni mucho menos que estemos moralmente legitimados para proponernos nuestros caprichos. un mundo donde los ecosistemas funcionarían se-
tal objetivo. Si varios compañeros convivimos en una misma casa y uno de gún nuestras norrnas y nosotros decidiríamos qué especies
viven en ellos; don-
ellos comienza a rol¡ar las pertenencias de los demás, estropea los muebles de alteraríamos la fisiología ,Ia anatomíay ra conducta de los anima.r.,
comunes y cada noche vacía el cubo de la basura en medio del comedor, no plemente fabricaríamos especies artificiales a nuestro gusto. Ese
á ,i*
sustituto
consideraremos que sea el más adecuado para gesúonar nuestra casa com- artificial de la naturaleza diminaríatodo rastro de difereicia, pr"Áari y
parúda, ni mucho menos que debamos bautizarla con su nombre. Que al-
a
versidad para convertir el mundo en *n mero reflejo de la identidad
h.rml..
guien ejerza la violencia sobre otro ser o sobre un ecosistema entero no ,us-
tifica moralmente que se 1o apropie, sino más bien todo 1o contrario.]
edu'/Hettinger-KTrv-reprint.pdf y una versíón más extensa en: Ned Hetringer,
«Age of Man
Environm-enralism & Respect for an Independent Naturo>, 2014
[también .n ti',.u]. ñirpo-ut.
'? PaulJ. Crutzen, «Albedo Enhancement by Stratospheric SuJfur Injections: A Contri- en: httpy'lhettingern'people.co[c.edu./Heitinger-Age-of-Man-EnüronmentaLism.pdf '
bution to Resolve a Policy Dilemma?>>, Climatic Change, núm.77 Q006), pp. 211-219 [tam- a George Monbiot, «Forgec 'the enüronmeni': we need new words to conváv
üfet won-
bién en líneal. Disponible er: https://link.springer.com/content/pdf/10.1007 %2Fs10584- ders>>,T|e Guatdian, g de agosto de 2017 [también en rínea].
Disponibie .r, rríplyi*r."
006-9101-y.pdf theguardian.com/commentisfree/2 077 /aug/09/foryet-the-environment-ne*-o.ordr-liLr-*on-
r Para un análisis inte¡esante de1 térmi¡o A-ntropoceno, véase: Ned Hettinge¡ «Valuing ders-language
Narural¡ess i¡ the 'Anthropocene': Now More th¿n Ever», en George Wuerthner, Eileen Crist y
Tom Buder (eds.),y¿¿p¡ntthe'Wild; Agains¡ theDomesticarion of Earth (rWashingtonD.C.: Is-
,' Edward C).\Yilson, Half-Eartb: Oar planet's Figbt for Life (Nueva york: \X/. W. Nonon
and Compan¡ 2016), p. )9;Medio Planeta. La tucbáplr lai tierras saluajes
en to ,ra d" k
land Press, 2011), pp. t74-179 ltambién en líneal. Disponible en: http:/,4rettingern.people.cofc. sexta extinción (Madrid: Errata Naturae, 2017), traducción
de Teresa L¿nero_
Eco¡Nttrur Ap¡rcun r¡, ¡r¡rr:n¡mz¡, 151
150

Pero este es un deseo tan egoísta como iluso, además de ser unsueño mitir que pueden entender algunas palabras y aprender a usarlas para comu-
nicarse con nosotros? Los humanos estamos demasiado obsesionados con
muy aburrido. ¿Qué gracia tendría un mundo fabricado al gusto de una
única especie? E; d yino cabríao las sorpresas, io extraño, 1o enigmático
ni nosotros mismos, viümos encerrados en nuestra burbuja antropocéntrica y
nos cuesta admirar algo que no sea nuestro ombligo.
Io rnarauilloso. Precisamente, 1o que hace tan enriquecedora la apreciación
de A esto hay que añadir todavía otra idea. Cuando admítimos a regañadien-
estética de Ia naturaieza es que inientar entender cada una de las formas
viaje de aventuras y descubrimien- tes que algunas especies poseen lnteligencia, io siguiente que hacemos es
vida que la compooen se convierte en un
intentar que pongao sus capacidades a nuestro servicio, que aprendan a ha-
to.. En cambio, diseñar un mundo arAfrcialseía corno casarse con un clon
cer cosas que nos resulten útiles a nosotros. Exttaemos a los animales de los
de uno mismo y reproducirse con clones de uno misrno y vivir para siempre
monó- ecosistemas que habitan, Ios forzamos a abandonar sus formas de vida y
rodeado de repeticiones de la propia identidad. El resultado sería un
y monótono. Imaginad esto a escala del planeta Tierra: los obligamos aúabajar como inst¡umentos para nuestros fines. Intentamos
logo monotem áúco
eliminar de ellos, precisamente, 1o más diferente y modificar su fisiología,
urimonólogo monotemático y monótono monumental. Sustituir la naturale-
que no quie- aspecto y conducta para que sirvan a la identidad humana. En eso
za por un .irrr,do artificial es un sueño para personas aburridas ^.nafol;rria,
previsíble y homogéneo; gente a la consiste domesticar, en lograr que los animales pierdan su libertad, su carác-
...r'alu"*.r., que prefieren que todo séa
para encerrarse en un horel con pisci- ter salvaje y su ser más propio, que se humanicen y vivan para nosotros. Y la
que le gusta víaiar aotros concinentes
tambíén compra en su ciudad' cuestión es: si estando desde siempre rodeados de animales inteligentes nos
nu y .o"-p.r..r, lu, -ir-r, tiendas
'P.,rr.rno,
donde
ha costado tanto admitir sus capacidades y cuando finalmente las reconoce-
en un ejemplo. Si estudiamos el árbol de la vida, que ordena
mos solo deseamos sometedas, ¿qué sucedería si comenzáramos a diseñar
todas las especies por sus relaciones filogenéticas, veremos que han surgido
especies artificiales? ¿Qué tipo de inteligencia crearíamos? Lo diferente, lo
formas de inteligencia compleja en ramas muy alejadas entre sí. La hallamos
.á*o 1o. los elefantes o 1os lobos, pero también en
prit^i.t, plural y 1o diverso no tendrían cabida. Nos quedaríamos completamente
en mamíferos
encerrados en la burbuja antropocéntrica.
mamíferos marinos, .ryo. .r..pos están adaptados a un medio diferente.
Lo más triste de esta historia es que, mientras ios humanos soñamos con
Asim.ismo, .rr.o.rrru*o, inteligencia compleja en aves como los córvidos
sustituir 7a naturaleza por un mundo artificial a nuestra meüda y nos cree-
y ios loros, cuya anatomía y fisiología son bien distintas. Y la observamos
en
Cada una de estas especies ma- mos los cuefltos de nuestra omnipotencia, lo que en realidad hacemos es
Íos prlpor, que ni siquiera son verleb¡ados'
desordenar la biosfera y con ello dañar a las especies que la integran y a oo-
¡nár,u .o"¿'"ctas irrLligentes, pero lo hace de maneras diversas, y eso es lo
inteli- sotros mismos. Precisamente porque causamos tanto daño, la diferencia en-
fascinante. Sin embargo] la ciencia ha sido muy lenta en reconocer la
especies y tan solo de_maner¿ reciente se han genera- tre la naturaleza y nuestros artficios se revela de manera tan contundente.
gencia de todas estas
En cualquier caso, los sueños de humanizar completamente la naturaleza
iirrdo los estudios sobre cognición animal. Los trabajos que se publican
están condenados al fracaso y, si persistimos por la vía del dominio, quien
actualmente sobre las capacidades cognitivas de los animales son interesan-
más perderá seremos nosotros. La rtaturd.eza no nos necesita y seguirá ade-
tes, pero lo más ,orpr.Ád..rt. de ellos es que hayamos tardado tanto
en
todo eso desde hace siglos? lante si nuestra civfización colapsa o nuestra especie se extingue. En cambio,
,.Jlirur1or. ¿Cómo es posible que no supiéramos
nosotros no somos nada sin el1a. Si emprendemos una guerra contra 1a natu-
Probablemenre tiene nzón elprímatólogo Frans de \x/aal cuando afgumen-
in- ruJ,eza, a pesar del inmenso daño que somos capaces de causa¡le, somos la
ta que el deseo de muchos investigadores de que los animales no fueran
avance de la ciencia' parte perdedora.
t.lig.nt., ha estado obstaculizando sístemáticamente e1
Contra estas ideas irracionales y peligrosas se ha alzado en los ultimos
il Jgoír*o suele fomentar la ignorancia, como advertía kis Murdoch' por- l
l
años una promesa de reconciliación con la natutileza. En inglés se habla de
q,r."rno cree percibir lo que le convendría que exístiera en vez de lo que
rewildingy renaturalization,y en castellano de resilaestrar y renaturalizar.
existe realmente.6
Aunque estos términos designan una constelación de discursos y proyectos
Hace miles de años que los humanos vemos a cuervos y uffacas revolo- I con cíertas diferencias entre sí, aquí vamos a sintetízar las ideas comunes.T
teando cerca de nosotros: ¿por qué nos ha costado tanto estudiar su conduc-
¡ Esta propuesta renuncia a las pretensiones de dominar la naturaleza ¡ por el
ta y concluir que son t.rribl.-é.rt. astutos? Sabemos desde hace milenios
r ,.

contrario, reconoce y respeta su autonomía. Su ideal es la libertad, pero no


qr" 1o, loros ilitan nuestro lenguaje: ¿por qué hemos tardado tanto en ad-
'1
6 Snaart Enough to Know Hou Smart Animals are2 (Nueva York: and Hunan I¿/e (Chicago: The
Frans dexa,a], Are Ve
.üL 2076); suficiente inteligencia pata entender la-intelí tierra, el rzar y la uida hunana
W. Norlon and Company, ¿Tenenos
(Érrielon* traducción de Ambrosio García Lea1. Capitán Swing,2017), traducción de Ana Momplet.
gencia de los anirnales? Tu.quetr,2016),
t52 Eco¡Nnrar
Aproc¡an ra NATURATEz{
153

solo ia nuestra, sino la de todas las otras especies, y por ello sostiene que la que nos proteramos a nosotros mismos de los
daños que pueda causamos; se
humanidad debería dejar de entorpecer ei lib¡e desar¡ollo de seres vivos, truta de aprender a conüür con ella de una manera respetuosa.
ecosistemas y procesos naturales. Eo vez de situa¡ al ser humano en el cen- El proyecto de renaturalización no se aplica tan solo a los
ecosistemas
tro, sostiene que debería retirarse a los márgenes, asumir una actitud humil- más o.menos salvajes, sino también a Ias ciudades.
son ya -".rr"rir.
á. .r,. ".u.,
de y generosa y perm.itir que la se desarrolie y la diversidad se abra paso. todo el planeta que esrán comenzando a adoptar p.á.,i.^.
',"ida -en ,ip".
Resiluestrar significa renunciar a serlos protagonistas de la naturalezapata Un- mavor grado de biodiversidad en los núcleo,
urbáno,
lud, tanto para las otras especies como paralanuestra; pero
iÁpfi.^;;;.
,r_
disfrutar de contemplar las historias ajenas; significa dejar de reclamar tantos
nosotros nos
recursos naturales para nosotros ¡ aún más, dejar de concebir la natura)eza beneficiamos además de una mayo. riqueza de cualidad.,
periencias estéticas más profundas. por eilo cada
,.rr*iJ., u.*_
como una fuente de recursos y redescubriria como una red de vida formada ,rrh^y;;; ;;;;.'qr.
por millones de especies. Entender que ningún ecosistema ni ninguna espe- apuesta por incrementar las zonas verdes en ras ciudad.,
y po. ,a"rrurraiu, u
cie exísten para servirnos a nosotros, sino para sí mismos. insecticidas v herbicidas v dejar que sean ras distintas;ñ;;
fauna quienes se,eqr,ili!¡sn entre r?. Ari-r.*o,
d.;;., y
Aunque esta es una llamada a reducir drásticamente nuestro impacto en d.;d;;;;ry*Ir,*r-
ei planeta, no equivale a 1a inactividad. Para que la natura-leza vuelva a desa- ción a aceptar a los animares salvajes que se aproximan
o se instalan en ras
rrollarse de manera plena, tenernos que redrar todos aquellos obstácu-los que ciudad,es,.incluso especies qr. ,rpo.r.n u., ci..to grado
de p.tigr;. Err-Sirr-
gapur hallamos nutrias, en
se lo impiden e intentar reparar el daño causado. Así, los partidarios de re- Jaipuiy otras ciudades"indias .ri.Á"*.o, -u
si.lvestrar y rcnatura)uar emprenden proyectos de reintroducción de especies cacos, en Londres zorros, en algunas ciudades de
Califo¡nia o.,_ulu.r,
Chicago coyotes, por citar tan solo ejemplos .*Ul.*A¡.o,
de plantas y aoimales en ecosistemas donde habían sido exterminados, y a
rucipios españoles celebramos que haya cigüeñas, halconer
É;ri;;r;,
veces los ayudan con alimentación suplementaria; instalan pasos para fauna pl..g-.i"o,
que les permitan sortear carreteras y vías de tren; construyen cajas nido para balís, entre muchas o*as especies. pár ejápro, en2077 ";"-
se contabirizaron
ochenta y tres especies de aves que nidifican'eo Barcelona,
pájaros y murciélagos y hoteles para insectos; recuperan como ríos aquellas
nocerlas como habitantes de ra ii.rdod y como parre
,lrr, q*1.."-
corrientes de agua que habían sido encauzadas con hormigón; desmontan furdaá."i¿ J. ,, .r-
queza'. Por supuesto, convívir con o_trai especies
i¡-fraestructuras dañinas parula fauna; retiran nuestras basuras; dejan que los requiere un cierto uf..r-
üzaje: hay que se¡ tolerante con conducta. áif...o,",
jardines se asilvestren y en ellos puedan cobijarse toda clase de animales e de las nuestras, , i...,
es necesario tener paciencia, conducir más
incluso les ofrecen ag:ua y comida; atienden a animales salvajes he¡idos o lentamente por ias calles o vieilar
ias pertenencías cuando se acercan los macacos;,
enfermos... Renaturalizar, así pues, implica actividad, pero su fin no es con-
posibles conflictos y buscar para enos soruciones
ilí;;**r';;;"., ,
ducir a lanattraJeza en la dirección que a nosotros nos apetezca, sino retirar razonables. pero, a cambio,
Ia üda es más estimulante y enriquecedora.
los obstácu.Ios que entorpecen el libre desarrollo de la vida salvaje. Es una
Este proyecto esperanzador se construye desde
activrdad que consíste en cortar 1as cuerdas con las que habíamos intentado ei conocimiento cientfico
y una actitud ética respetuosa, pero el papel
de la estética es también funda-
ataÁa y abrir las jaulas donde la habíamos encerrado. menqal, porque nos enseña a apreciar lur rroce,
Es importante acl¿rar que este proyecto no es Lina mirada nostálgica al nos de ellas.
d.lo nrt.oJ.ril;;;;;iii.,
pasado que pretenda restaurar la naturaleza tal como era antes de la apari-
ción de nuestra especie. La actiüdad de resilvestrar asume que la naturaleza
es dinámica, que tanto los elementos inorgánicos como las formas de vida se ).1. Bn¡1ry HrsroRrA DE LA ESTÉrcA DE LA NATL,EATEZA
transforman con el paso del tiempo. Más que una sucesión de estados, la
Datlrrafeza es un entramado de fuerzas y procesos, y se trata de dejarlos fluir. La estética de la naturalezanació como una
rama de Ia estética f,rosófica
Por tanto, el objetivo no es recuperar alguna etapa anterior que recordarnos durante el siglo,twn, al mismo tiempo que
esta ,. conu..ría en una disciprina
con nostalgia o que idealizamos, sino simplemente dejar que la naturaieza autónoma. Para los aurores que desarrollaron
la estética moderna, los' dos
fluya por sí misma. Dejarla fluir significa no imponerle metas ni guías, no grandes objetos de reflexión eran
el arte y la naturarez^, i. ;;;;;";i;"-
fotzarla aavanzar en una determinada dirección, sino reconocer su libertad raron teorías con las que estudiar er aprecio
de ambos. ari, ru .rtÉ¡., á. r,
y dejarla actuar por sí misma. Este respeto a su ljbertad no es incompatible naturul'eza comenzó a desarronarse ln
ras obras de ilus*ados b.itarri.o,
con que le prestemos algunos tipos de ayuda, de la misma forma en que
podemos respetar la autonomía de nuestros congéneres y alavez echarles 8 Atlas de lasaues ilidirtcarrtes de Barceloaa (Barcelona:
Ay,untamiento de Barcelona y
una mano cuando 1o necesitan. Por supuesto, tampoco es incompatibie con de Barce.lona,2017).
154 Eco¡Ntt"ur A¡n¡cu-n LA NATURATEZA t55

presentaba tan favorable parula estética de la naturale za,IafiLosofía deci-


como Shaftesbury Hutcheson, Burke o Gilpin y de alemane§ como Baum-
se
la üsta dió prescindir de ella. A principios del siglo >or, Hegel se alzó como ei gran
garten y Kant, entre otros. El concepto del desi¡terés, la defensa de
de definición de ia belleza y teórico de la estética y sus ideas se expandieron con fuerza. A Hegel le debe-
Iorrro .t sentiáo fundamental y las propuestas
fueron algunos de mos la primera gran filosofía dei arte, de la que todavía beben teorías actua-
otras cualidades esréticas .o*á 1o rrrblirrr. y lo pintoresco
les; el problema radica en que, para apuntalada, Hegel tomó una decisión
sus temas centrales.
la tan i¡necesaria como errónea: defendió que la estética debía abandonar la
una teoría estética capaz deexplorar las similitudes y diferencias entre
yla tiene un par de ventajas claras. En primer reflexión sobre la natwleza y concentrarse exclusivamente en la creación
apreciación del arte Áattraleza
artística. Para Hegel, la belleza natural no merecía el análisis filosófico; dedi-
f,igrin".*n. ,rb.ayu. la pluralidad de hs éxpenencias estéticas y entender-
carle tiempo era un desperdicio de energía intelectual, que debía consagrar-
Iu.".oÁo un fenómeno rico y complejo. En segundo lugar, una estética co¡ls-
se al estudio de las creaciones humanas,
truida desde el principio puru ubárd* dos objetos distintos se deia ampliar
Así lo justificaba Hegel: <<En la vida corriente se suele ciertamente hablar
;;á;;;""t. .o, fá.,1iá ad pataque abrace también otros ámbitos' desde de un b e llo colo¡ de un cielo bello, de,¿o bello río y asimismo de bellas flores,
la moda a la publicidad o 1os videojuegos'
a la de anima-les bellos y aun de seres hurnano s bellos, pero, aunque no queremos
Pero la .riéri.u del siglo x'uI no ,ol'' cot"edí^ *n lugar fundamental
que incluso defendía ideas como estas que encontlamos en entrar en la controversia sobre hasta qué punto se justifica la atribución de la
nailÍaleza,sino
de buen grado que el interés enlo bello del arte cuaLidad de la belleza a tales objetos y hasta qué punto deben en general ubi-
Kant: <cAdmito ciertamente
i.. j prueba alguna de qo. i. po"^ un modo
depensar devoto de carse en un mismo plano lo bello natu¡al y io bello anísdco, puede sin embar-
"" "ft..e o ,oiu*.rr,. inclinado a ellos; pero afirmo' en cambio' go afirmarse ya de entrada que 1o bello artístico es rz¿periol alanaturd.eza.
frincipios -o.ul., (no solo tener Pues la belleza artística es h belleza generada y regenerada por el espíitu, y Ia
q11. ,*rrur un iflterés inrnediato en la belleza de]1a naturaleza
un alma buena y que superioridad de lo bello artístíco sobre la belleza de la natu¡a.leza guarda pro-
grrro pu., iuzgarTa), es siempre un signo distintivo de
porción con la superioridad del espíritu y sus producciones sobre la naturale-
Iru"ao ese'inárés es habitual y r. ,o. de buen grado con la contemplación
favorable al za y sus fenómenos. En efec'to, formalmente considerada, cualquier ocurren-
de la naturaleza muestra, d *árros, una disposición de espíritu
(, superioridad de la belleza natural sobre 1a del cia, por desdichada que sea, que se le pase a un hombre por la cabeza, será
sentimiento moral. . .) Ésa
aun cuando éste sobrepuje a aquéIla seg-ún 1-a forma' en superior a cualquier producto natural, pues en tal ocurrencia siempre estarán
arte, que consiste,
presentes la espiritualidad y Ia libertad>>.10 Y más adelante: <<Por eso es la obra
á.rp.*u. sola un interés inmediato, concuerda con el más refinado y profun-
de arte superior a cualquier producto natural, que no ha operado este tránsi
do modo de pensar de todos ios hombres que han cultivado su sentimiento
to por el espíritu; así, por ejemplo, debido al sentimiento y la perspicacia
moral>>.e
hubiera desde la que en pintura se represenra un paisaje, esta obra espiritual adquiere
Si ,1o largo de los siglos xrx y )o( la estética de 1a naturaleza se
que laboriosamente habían una superioridad jerárqüca sobre el paisaje meramente natura-l, Pues todo lo
continuado d"esur.ollarrdá sobre los fundamentos
hoy tendríamos una disciplina conso- espiritual es mejor que cualquier criatura natural. Por lo demás, ningún ser
construído 1os pensadores ilustrados,
de teorías y debates presentados en un naturál representa ideales drvinos como es capaz de hacerlo el arto>.1r
iidada, que inciuiría una diversidad
y Esta discrplina se consideraría necesaria Efectivamente, a partir de Hegel, la estética fiiosófica se concentró en eI
extenso .o.pr6 de libros artículos.
filosofía y abundarían los ma- arte y otras creaciones humanas. Entre las escasas excepciones destacan
iurutuformación de cuáquier estudiante de Schopenhauer y Nietzsche, pero estos autores desarrollaron 1a mayor parte
reüs-
ieriales didácticos para imiartirla en grados y másters. No solo habría
publica.ciones divul- de su uabajo fuera de la universidad y no comenzaron a ser ampliamente
tas académica, y.ó.rg..ro, especializados, sino también
reconocidos hasta el finai de sus vidas; es decir, aunque son f,guras funda-
gátivas, y los erpertá, ..r.riu materia serían consultados en la gestíón
de
no es esto 1o que te- mentales de la estética, fueron pensadores marginales en el sentido de que
ecosÍstemas, parques y jardines. Desafortunadamente,
no representaban las tendencias centrales de la comunidad académica. Así,
n"rnor, .n ,.,i,rg* hul1án ot una oportr:nidad perdida, un riquísimo territo-
la mayor parte de la estética avanz1 sin titubear en Ia di¡ección que Hegel
;í; q;; Ia filosofia había comen rádo u explorar de manera prometedora' había señalado. Todavía en la actualidad, en la mayoúa de universidades
pero al que renunció poco después.
' C.rundo 1a Ilustraiión dio puso al Romanticismo, la reflexión sobre la puede estudiarse el grado de Filosofía sin tropezarse nunca con Ia estética de
\a nattraleza.
naturalezainundó las artes y ia literatura, al mismo tiempo que las cien-
que
cias naturales aceleraban su desarrollo; y, sin embargo, en ese contexto
t0 Hegel, Lecciones sobre la estética, op. cit., pp.7 -8.
tr Hegel, Lecciones sobre la estética, op. cit., p.26.
e Kant, crítica del luicio, op. cit., § 42, «Del interés intelectual en lo bel1o».
156 Ecor¡u¡r¡r-
Apn¡cr¿¡ u N¡tur¡r¡zt 157

Al renunciar a esta rama de 1a estética, la fiLosofía desatendió un ámbito sin embargo, la estética posiriva de ra natura-le za,
comoraédca ecorógica,
imporrante de la vida humana y una de las formas prirnordiales de nuestta surgieron a-l mismo tiempo que el colonialismo
occidental exhibía urre vez
relación con Ia naturaieza.La gente siguió apreciando entornos natura.les y más su capacidad destructiva y su absoluta
cultivando jardines; y a lo largo de los siglos )L{ y )c( se fueron generalizando Los colonos fundaron Esrados Unidos y ..[
carencia de escrúpu,ros .o.a.r.
actividades como el excursionismo, el alpinismo, el pajareo y e1 buceo. Pero
,.rto d. p;;.;J.;;;."r.
ame¡icano medianre ia exprotación y e1
en ausencia de un discurso llosófico sobre t¿Ies experiencias estéricas, que ienocidio de iu, p"urr.iár.,
narias, que, precisamente, habían cuidadt ra ".igi-
naturarezade América mucho
las analizaru y 1es diera entidad teórica, estas han sido consideradas cada vez mejor que ellos ,a de Europa. El daño causado
a las primerar ,r.i*., r,,
más como actiüdades pertenecientes a la vida privada, sin especial relevancia sido uno de los címenes_más te*orficos, crueles
parula vida pública, y como actividades meramente emocionales sin una ia h.umanidad, y está todavía pendiente'de
y b,,'rrr;;;;ir-n]*.i,
a.
i.parucion. Los ecorogistas no
dimensií¡n intelectual. Durante todo este tiempo, el silencio de la filosofía tardaron en afzar la voz defen&endo los de..cho,
¿. .rr* p-rJf"r"rLr"l"
sobre el aprecio estético de la natura"leza ha sido la otra cara de 1os díscursos dicando además ia sabidurí¡ de sus cult,rrr,
quejusrif,caban cada vez con más fuerzala explotación de los recursos natu- ¡ d.rd. rr.* ....-á¿..arr,
algunas universidades americanas ttabajanpá.u
rales, alimentando el auge del capltaLismo y el colonialismo. Mientras nuestra
,..rp.rar y transmitir sus
conocimientos y valores.
civilización intensificaba el dominio y la destrucción de Ia narrttaleza, no RaJph Waldo Emerson, Henry David Thoreau,
hubo una defensa fi1osó6ca de la belleza natural que actuara de contrapeso. John Muia John Bu.oughs
yAldo Leopold son alg,nos deios nombre, n,r,áá_.ná;;'";fu.;;"",
La estética calió y su silencio lahizo cómplice, denunciaría Adorno en su truyendo la estética positiva.12 Estos autores no
concebíani a. r,
Teoría estética, porque el olvido es 1a otra cara del dominio. Es más fácil natural,eza como la actirud serena y clistanre ^pr..io
q". hrb;;;;;.ü"1á.1'*',1*
dañar aquello que no se conoce, no se valora ni se disfruta. Es más fácil des- trados; para e11os consistía ., ,-,-u .rpe.ierr.iu
activa de inmersión en 1os
truir la belleza natural sí creemos que 1o realmente importante son las crea- eltornos, en cansarse y ensuciarse recorriendo 7a
naturaJezasalvaje. s, .rt¿-
ciones humanas. es m39ho más experienciar y aúna la corporalidrd
licamonrarusmo ¿. ,.riu.,JáJ.-r*.o-o
Ante el silencio de la ñlosofía académica, fueron algunos pensadores que er con la observac.ión cienufica de los naturarstas
y una espiri_
no pertenecían a la comunidad universitaria y, sobre todo, algunos naturalis- tualidad casi panteísta. comparada con ra sofisticación
fiIosóficJa.l^ .;,e.i
tas, quienes comenzaron a elabora¡ sus propios discursos sobre las experien- ca ilustrada, podemos consrderarla de una
.ie.tu simpticidad teórica y, sin
cias estéticas que disfrutaban cuando recorrían bosques o subían a la cirna
de las montañas y a vincularlos con teorías étícas y políticas. E1 fruto más i.i!:-rg:
supo responder
a las inquierudes
y ruvo un lmpacro sociar
d.-i.-éJ;,';;;;;;;J.".
considerable. Esra reona sosriene dos tesis
interesante fue la llamada estética positit'a de la naturaleza, que surgió duran- l1:..............et?a
en primer lugaq que la naturaJeza saivaje
:T.^:::,ia.s: solo por.. .urlidu-
te el siglo )ax en Norteamérica, estrechamente unida a una incipiente ética (les este[cds posrüvas;
¡ en segundo luga¡ que Ja intervención humcna t.ien_
ecológica. .-,e a aponar cualldades estéticas
negativas. De este modo justifcaba la nece_
A medida que los colonos europeos se fueron instalando en América, al- sidad de proteger amplias .*,.rrrá.r., d. ,i".ru,
salvajes de la actividad
gunos de eilos celebraron descubrir una naturaleza saTvaje que en Europa humana, con el fin de.evítar que se uroburundestruyendo
como había
había sido exterminada siglos atrás. Las primeras naciones del continente sucedido en Europa. Tales,ideas co.rtribuyeron
americano habían sabido conservar los ecosistemas mejor que la sociedad tació¡ de un proyecto revorucionario, ru ..á de
d";#;;n""1"f. g*
parques yosemite nacionares.
ellropea. Eso no significa que no los hubieran modifcado: también en Amé- en 1864 y Yellowstone en 1g72 fueron los pnmeros
territorios protegidos en
rica se habían extermínado especies y se habían alterado entornos, pero el Estados unidos; y esta esrraregia de defensa
de ra naturareza no tardó en ex-
impacto era considerablemente menor. Así, algunos colonos üeron en Amé- pandirse por el resto dei munáo.
rica un nuevo Edén, una segunda oportunidad para repensar nuest¡a rela-
, . Sin embargo, la estética positiva apenas logró frenar algunos de los em-
ción con 7a nattua),eza. En ese contexto, una serie de pensadores estadouni- bistes de nuestra civilización .o.rr.u io
nururZlrru. Durante el siglo ;ox su
denses desarrollaron una estética de la naturaieza que se diferenciaba destrucción *."?ryó.ugran velocidad y
; ;i rdt .. ....rd.ció. El au¡en-
claramente de la estética ilustrada. Menos académica y rigurosa que esta, la to exponencial de la población humana, la
ántaminación y las Uurr.u., .l
estética positiva de la naturaleza se inspiraba en las experiencias de los natu- malb aratamiento de bienes narural.,
.oÁo f ., . o*Ur"iúf ;r'f;;,f ; ; ; ;;.,^
ralistas que salíao a observar especies y ecosistemas, en la ética ecológica que potable, la deforestación, ra fragmentación
y desiruccion de ros ecosistemas,
comenzaba a desarrollarse, en un sentimiento casi panteísta y en un cíerto
nacionalismo romántico que haiiaba en la naturaleza un elemento básico I2 véaselaanrologíaderexros:AlrenCa¡.lsonysheiraLrntotr
(eds.),Na¡ure,Aesthetics,
para la identidad del nuevo país quelos colonos estaban construyendo. and Enuironmentalism. From Beaztrj to (ñr";; y".k-.t"lumbi¿
Duty universiry press, 200g).
158 Eco¡rrtt"ur
Apn¡cunta ¡laru,ur¡z¡
159

ei exterminio globaI de especies de fauna y f1ora, sucesivas guerras y regíme- causas que él apunta brevemente, señalando por
dónde debería transcurrir
nes totalitarios que emplearon armamento cada vez más dañino y Ia apari- una investigación más detariada.
eüzás, de nohabe¡ failecido poco después
ción dela agricultura y ganaderíaindustriales convirtieron el siglo )txen una de escribir esas páginas, hrbria
.-ontioirrá. .l anáüsis en orros textos. En
tragedia paru la narura)eza. En los años 60 y 7 0 , la preocupación por la ca- cualqurer caso' toda ra ,a.."o",
.laá recorrida por ra idea de que
tást¡ofe ecológica se expandió por la sociedad, dando lugar al movimiento el olvido es una estrategia
ecologista tal como lo conocemos hoy. Las primeras imágenes de Ia Tierra
'iosofía
a1 servicio
ción occidental y que sólo pu"de
üoü*r" de domiaio dela ci,,üza-
comburi.rl'...rrp..rndo una memoria crí_
tomadas desde el espaciolr nos maravillaron por su belleza y permitieron uca de lo domjnado, de modo que
nos '-D- I.Já-
*
aparato conceptual con el que
visualizar la tdea de una comunidad biodiversa compartiendo un mismo ho- proseguir su trabajo.,T
gar, pero alavez nos hicieron tomar conciencia de la n¡lnerabfidad de este según Adorno, como ya hemos explicado
ante¡iormente, ra razón ins-
pequeño planeta en la vasta inmensidad del espacio y de ia enorme respon- trumental que vertebra la
sabilidad de preservar ia riqueza que posee. De manera similaq el libro de :iuüzaciónf..lderrtal
¡idad como legítima. Todo ro dif;r;;.r
ir,ph;; ;;;,1"i..i¿*
;oncebido como inferior y su
Rachel Carson Primauera silenciosa,La que denunciaba los efectos dañinos de valor se reduce al servicio qr. po.áu-p;r;;.
u Ia identidad dominanre.
los pesticidas, se convirtió en icono de una idea que se abría paso: por muy Así, nuestra civilización l*pon.'.i.o,"ili.;r,
la esclavitud de orras et-
poderosa que sea la natwal.eza, sus equilibrios son frági1es y nuestra citüza- nias o la explotación .re los obrero,
ción los está destruyendo. se¡es humanos a meras her¡amientas. gr*
., irr?iuricas y reduce milrones de
En ese contexto, dos filósofos se propusieron recuperar la estética de la
.*"..ura de dominio lrega a su
culmínación con Ios sistemas p.riti.*-ioüiirrior;
en erlos, ra dife¡encia
DatlraTeza como disciplina académica. Uno de ellos fue Adorno, quien Ie que no resulta útil, o que no ,.
d.¡, somete¡, es sistemáticamente extermi-
dedicó un capítulo de suTeoría estética, editada en 1970 de manera póstuma. nada y olvidada. U, .i,r.,^rT:,
d.l á;;;i ;-pio Ado.r,o hubo de huir, y et
El otro fue Ronald Hepburn, profesor en la Universidad de Edimburgo, resto de sistemas totalitarios qr"
,. .*pundi.ron por casi todo el planeta
quien en 1966 publicó un artículo hoy considerado un clásico: «Contempo- duranre ei siglo ).x se entregrron
a Ia p..r..*lán
rary Aesthetics and the Neglect of Natural Beautp>.15 Adorno y }lepburn no los miembros de minoríar?t.ri.ur, i.i
,r"rrrri, _X,,il O.
Irá*"r."r¿.s, disidentes políticos o
se conocían en persona y ni siquiera se había leído el uno al otro.16 No solo pefsona§ con d:versidad funcionar.
Esa imposición de una o"i.^'á.rir¡ra
escribían en lenguas distintas, sino que proveruan de tradiciones diferentes: legiríma que es la medida d" rod^
rr, ü1,, r. d";;;;;;.."rior*.
Adorno era uno de los principales representantes de ia teoría crírica y Hep- forma de diferencia ore. no se deje
,u'rr*ir, trene lugar ¡ambién cuando
burn un filósofo analítico. Sus textos son, por e1lo, djferentes en ei contenido la civilizacicin uspir, ál dr*iri;;;;rü;il;
y en la forma; y, sin embargo, están unidos por la misma voluntad de rehabi- construir de nuevo la estérica de la
i, nacurareza. por eno, para
naturarezá ., ,r..esario recordar por
Litar una disciplina cadavez más necesaria. Hoy en día podemos consíderar qué esa disciplina fue olvidada y
u r. u.r..á dar a rapropia
ambos textos como los documentos fundacionales de su recuperación. Los sometida. Contra ,a razóninstrurnental naturareza
y,, .rirr*gla del olvido, necesira-
dos son textos breves, que funcionan ante todo como llamadas a la comuni- mos que la memoria fecunde ra razón:ná..riiu*o,
una racionaridad
anam-
dad académica, y comparten la contundencia, el rigor intelectual y una escri- nética.
tnra poderosa y efectiva. Diversos ecologistas reivindican,
desde otros marcos teóricos, ideas
El capítulo de Adorno se centra en uná idea: no será posible reconstruir a estas. George Monbiot denuncia afines
en su,bro-F, ,rt q"i,
de nuevo la estética de la naturaleza sin estudiar las causas de su oivido, irrr;;;;;r,

1r
i:r:{.."}i:;:Í'i:*§*:xl,l[:.:*iri*x;,,:*t**#;
dañado.' trabaja por recupera. tor
.rp.J., ir'¿"."ri¿^¿
hnp://wl,w.narionalgeographic. com. es/ciencia/grandes- reportajes/las-mejores -lb- recuerda, pero, si r..r"rá, po.as , de poblaciones oue
tos-h isto¡icas-deJa-rierra-desde-el-espacio- 10297/13 .rp..i.; ;; ;;üh.til ;.;.::;:r"
! intentará.r...rp.rrr. po..l1o ,.r,_,liu-ri,,
Rachel Carson, Silent Spzag (Boston: Houghton Mifflin, 1962); Prinauera silenciosa l: :" sociedad esté oividando
nuestra
g.uu. que el conjunro de
(B¿¡celona: C¡írica, 2010), prólogo y traducción deJoandoménec Ros.
L Ron¿ld Hepburn, «Contemporary Aesthetics and the Neglect o[ Natural Beautp>, en "
defender la naruraleza. necesitamos
Iu, .sp..i;;". entran en decrive. para
corsrrü, u],, ,.n,o.i, corecriva de
B. \lUilliams y A. Monte6ore (eds.), Briri¡b Analytical Pbilosop,áy (Londres: Routledge & biodiversidad que estamos ex¡erminando. .ra

gan Paul, 1966), pp. 285tlo.


'6No llegué a preguntárselo en persona a Rona.ld Hepburn, pues cuando c
estudiar su obra estaba ya enfermo y falleció poco después. Agradezco a Emily Brad¡
había trabajado con é1 en la Unive¡srdad de Edimburgo, que se 1o preguntara: fue tras ,tr.," Tafalla, Theodor V. Adorno. Una
preguntá cuando Hepburn leyó a Adotno y se sorprendió de la simütud. ,r,i,. filosofia de ld memoi¿(Barcelona: Herder,
lou Ecoa¡r¡,r¡r Apnrcr¡¡ r¡ NATURATEZA L6t

Sobre esta cuestión, merece la pena leer el fabuloso artículo del ecólogo El anículo de Hepbum, en cambio, no se centra en la cuestión de la me-
John G. T. Anderson «Why Ecology Needs Natu¡al History>>,r8 donde sos- moria. Ar.inque traza una breve historia del olüdo c1e esta disciplina y analiza
tiene que si los estudiantes y profesionales de Ia biología praclican cadavez sus causas, Hepburn encuentra en su tradición en lengua inglesa la estética
más ciencia de laboratorio y salen cada vez menos al campo, olvida¡án la positiva de la naturaleza, qtie suplió el vacío académico, y por tanto no ap¡e-
narumleza de su entorno y no sabrán responder a la catástrofe ecológica. cia una pérdida tan honda. su manera de recuperar ia disciplina es proponer
Reivrndica por eilo la labor de los naturalistas que estudian el funcionamien- un programa de trabajo, señalando 1as líneas de investigación que debeían
to de los ecosistemas y el comportamiento de los animales, censan pob.lacio- guiarla: examinar en qué consiste la experiencia estédca de la naturaleza, en
nes o hacen seguimientos de especies migratorias. Richard Louv ha defendi- qué se asemeja y diferencia de la experiencia del arte y qué papel desem-
do la mjsma idea aplicada a la educación infantil. En su libro Los últimos peñan en ella el conocimiento y la imaginación. É1 mismo ofrece algunas
niños en el bosque, denuncia que si no educamos a niñas y niños en el cono- respuestas a tales preguntas, que surgen de sus propias experiencias perso-
cimiento de la naturaleza de su entorno, difícilrnente comprenderán la carás- nales. Su texto resulta novedoso, fresco y estimulante; es como si Hepburn
trofe ecológica ni lucharán para evitaria.Le |los sumamos a estas tesis y tam- nos llevara a pasear a-l campo con él y al leerlo una siente un enorme deseo
bíér. ala defensa de la ciencia ciudadana como una estrategia pz-tra implicar de sal-ir a los bosques y de contemplar el firmamento nocturno.2L
al mayor número posibie de personas en la observación atenta y respetuosa Nledio siglo después de la aparición de ambos documentos fundaciona-
de la naturaleza. En este sentido, resulta enormemerrte valioso d trabajo de les, esta ¡enovada estética de la naturaleza se ha hecho un lugar en la filosofía
organizaciones como Bi¡dlife, con 1a sección española SEO/BirdLife, el académica. Aunque es una disciplina todavia minoritaria, poco a poco se
lnstituto Catalán de Ornitoiogía, Ecologistas en Accíón, el Centro de Inves- abre paso en las instituciones. Hallamos publicaciones en lengua inglesa,22
tigación Ecoiógíca y Aplicaciones Forest¿les (CREAF) de Ia Universidad alemana,» frances a,2a po rtuguesa, 2r esp añola. . .
26

Autónoma de Barcelona y otras instituciones simi-lares que fomentan la par-


ticipacíón de la ciudadanía en ei estudio de ecosistemas y especies. 2r Ofrezco una comparación más detallada de ambos textos en este a¡tículo dedicado a
Si regresamos al texto de Adorno, veremos que nuestro filósofo defiende
la memoria de Rona.ld Hepburn, qüen falleció mientras 1o esc¡ibía: «Rehabilitating the Aes-
Ia recuperación de la estética de Ia naturaleza en estrecha relación con la thetics of Nature: Hepburn and Adotno>>, Enuironmental Ethics, vol..l_3, núm. 1 (2011),
ética y Ia metafísica, que él reclama como una metat:ísica materialista. Pero pp.45-56.
aunque la estética necesita colaborar con otras disciplinas, es importante 2? vé¿se la antología: Allen carlson y Arnold Berleant (eds.), The
Aestbetics of Natural
subrayar aquellos aspectos específicos que solo ella puede y que jus- Enuironments (Toronto: Broadvíew Press, 2004). Algunas reüstas, como Enuitunmental
^port^t
tfican su existencia junto a la ética ecológica. Según Adorno, el papel de la
Etl¡ics, Enuironmental Values y Cotlternpordry Aestbetics, pubiican regularmente a¡tículos so-
bre dicha temática. Asimismo, merece 1a pena e1 artículo de síntesis: A1len carlson, «Environ-
belleza natural resulta clave para dinamitar la racionalidad instrumental y su meotal Aesthedcs», en Edward N. Zilta (ed.), Tbe stanforul Encyclopedia of pbilosophy (som-
voluntad de dominio. Labelleza natural es para Adorno lo no-idéntico, es mer 2016 Edition) [también em ]Íneal. Disponible en: https:,//plato.stanford.edu/ent¡ies/
decir, lo que no se deja someter como herramienta al servicio de la identidad envi¡onmental- aesthetics/
ünperante. Labelleza natural es lo que hallamos cuando renunciamos a do-
2r Gernot Bóhme, Für eine óhologiscbe Naturdsthetih (Fráncfort del Meno: sLrhrkamp,
i989). Ma¡tin Seel, Eine Asthetik det Natur (Fráncfort del Meno: Suhrkarnp, 1991).
rninar la n ttt^feza, a imponerle nuestra identidad; cuando aceptamos nues- 2a A-lain Roger, coutt truité Ju payrage (Paris: Éditions Gallimard, 1997)\
Breue tratado
tra finitud y aprendemos a admirar lo que no somos nosotros. Para Adorno, del paisale (Ivladrid: Biblioreca Nueva, 2007), traducción de Nlaysi veuthey, edición deJavier
reconocet labd)eza natural es la promesa de que podemos conlrivir eD paz: Maderue.lo. Augustin Berque, La pensée paysagére (París: A¡chibooks, 200g); El peasamiento
<<LabelTezanatural es lo distinto de cualquier principio dominante y de cual- paisajero (Mad¡id: Biblioteca Nueva,2009), traducción de Maysi veuthe¡ edición deJavier
quier difuso desorden; es 1o más parecido a la ¡econciliacióo>.zo Maderuelo.
2' Adriana Veríssimo Serráo (coord.), Filosofia da Paisagem; tJrua Aatologia (Lisboa:
centro de Filosolia da universidade de Lisboa, 2o|l\. Filosofi.a e Arquitectura da paísagen.
't John G. T. A¡de¡son, «'Mhy Ecology Needs Natural Histor"p>, Ameican Scientís¡,vol. Um Manual (Lisboa: Ce¡rro de Filosofia da Unive¡sidade de Lisboa, 2011).
105, núm. 5 Q0l7), p.290 [también en línea]. Disponible en: https://www.americanscienlist. 26 Mafta T¿falla (ed.), Estética de la naturaleza, número monográfico de
Enrabonar,
orglattide/why-ecology-needs-natural-history El anículo es una síntesis de su libro: Deep Things vol.45 (2010) lcambién en líne¿]. Disponible en: http://reüstes.u¿b.catlenrahonar/issue/viev¡l
out of Darkness: A History of Natural History (Berkeley: University of Ca.lifornia Press, 2012). v45lshowToc
te Richa¡d Louv, Last Child in the Woods: Sauing Our ChiLdren From Naü¿re-Deficit Dí- Carmen Velayos (ed.), Éica 1 política del paisaje, número monográfico de Enrabonar,
sorder (.Nueva York: Algonquin Books, ?0Q5),Los últimos niños en el bosque. Saluemos a vol.5l (201.1) ltambién en lÍne¿]. Disponible en: http://reüstes.uab.carlenrahonar/issue,/vied
nuestros hijos del trdstorno por défcit de naturaleza (Ivladnd: Capitán Swing, 2018), traducción v5llshowToc
de Begoña Valle. También pueden encontrarse algunos trabajos en las publicaciones multidisciplinares del
'0 Adorno, Teoi¡ estética, op. cit., p. 104, rr¿ducción ligeramente modificada. Observatorio del Paisaje de Catalunya: hrtp:,//www.catpaisarge.net/catlindex.php
L62 Eco¡Nr¡,i¡r Appgcr¡¡. t¡, N¿tun¿t¡z¡ ltJ)

5.4. ENrowo vERSUS PAISAIE2T desde ei punto donde nos encontramos en uoa unidad de sentido para
nosotros, al tiempo que nos impide acceder a todo cuanto queda fuera.
uno de los remas que aborda la estética de 1a naturaleza son las
distintas Sin embargo, esa unidad de sentido subjetiva, al tener diversos horizon-
maneras en que esta puede ser aprecíada. Podemos contemplar elemen- tes, no está cerrada por una línea bien definida, sino que su límite es
tos aislados: ,,rru, floi., en un prado o en un jatrón, un gato dormitando gradual y difuso. Y esa característica de nuestra percepción encaja bíen
en el sofá, .-alagartljato,,,rr,do e1 sol en una roca o una hoja caída en
ia con lo que los entornos son, pues en realidad e1los tampoco están cerra-
calle. Igualmente, podemos apreciar las células de la hoja gracias a un dos por límites est¡ictamente definidos, sino que gradualmente dejan
el paso de las paso a o[ros eniornos.
-i.rorlopio. Tu*Éiér, podemos admirar el firmamento, un
nubes y fe.rómenos metáorológicos como la 1luvia o la nieve o emplear La apreciación de entornos es un tema fundamental, paralaestética y, sin
de
i.i"*"pi" para observa, ios Átros. Pero la forma más característica embargo, si buscamos cómo ha sido estudiada en la historia de la fr1osofía,
,fr..iu.iO., de la naturaleza son los entornos. Vamos, así pues, a anali' nos encontratemos con un problema. Cuando la apreciación de entornos
zatTos. comenzó a teotizarce, el término que se empleó contenía la primacía visual
Un entorno es uo lugar en e1 que podemos entrar, que recorremos en en su mismo signíficado: el concepto de paisaje surgió en Occidente en los
distintas direcciones y obr.*u*or desde multiples perspectivas. un entorno inicios de la Modernidad y 1o hizo ínrimamente ligado al senrido de la üsta
teaTizar todo tipo y alarte de la pintura. El paisaje era, esencialmente, una imagen; el resto de
es un territorio q,re pod.-os habitar y en e1 cual podemos
de actividader. Mi..rt.r, nos hallamos en é1 nos rodea, nos envuelve y las sentidos no participaban en é1.
cosas que suceden en él también nos afectan a nosotros. con el tiempo, po- El paisaje es hoy un concepto fundamental que se emplea en disciplinas
d.-os 11.gr. a ser parte de é1. Y aunque no siemple haya una línea clara que como geografía, historia, afte, economía, turismo y gestión del territo¡io.
díferencie y separe unos entornos de otros, podemos apreciar en cada uno Diversas instituciones públicas y privadas se dedican a.l estudio de los paisa-
jes, mientras que los Estados legislan sobre su protección. En la mayoría de
algo .rp.cífico qre lo distingue de los demás, algo que denominamos
su ca-

rácter, su personalidad o su atmósfera.28 ios casos, el término se emplea con un significado más amplio que el que
En consonancia con 1o que explicábamos al principio de este capítulo, tuvo en sus orígenes. Y, sin embargo, algunos teóricos consideran que, te-
debemos subrayar que algu.ros entorno§ son más naturales y otros son niendo en cuenta su historia y el poso de signifcado que arrastra al haber
más

artifi.ciales; .n .udu ,r,o pád.-or apreciar lo natural y 1o artilcial


en diferen- concedldo primacía al sentído de Ia vista, sería apropiado substituirlo por el
t., g.udo, y combinadás de maneras diversas. Un entorno puede seruna concepto de entorno, que posee una connotación más multisensorial. Vamos
ciuJad, un aeropuerto, un polígono industrial, ur1 parque urbano' una.aldea a ver qué significa el concepto de paisaje, de dónde surge y sus diferencias
."á.r¿^ d. cu*po, crltiuudot, ut bosque en una región remota de Alaska' con el concepto de entorno.
una playa en la Patago.ria, un barco en medio del Pacrfrco o una nave
e§Pa- El concepto de paisaje, tal como se 1o emplea actualmente, designa una
cial orbitando Ia Tier ra. porción de territorio ta1 y como es percibido, comprendido y valorado por
Los entornos son multisensofiales y por ello necesitamos todos nues- un sujeto o una comunidad de sujetos. Es decir, el concepto de paisaje no se
ei
tros sentidos para percibirlos y apteciárlos' Como ya explicamos en refiere simplemente a un territorio determinado, en e1 cual tienen lugar un
..pftd" l, qre peicibamos un entorno con una diversidad de sentidos conjunto de procesos físicos, químicos, geológicos y biológicos, que está ha-
,.r, á. sus consecuencías que no todos los sentidos poseen el bitado por distíntas especies vegetales y animales y que es transfo¡mado en
tiáe como
mismo horízonte y, por tanto, con unos sentidos percibimos más lejos mayor o menor medida por el ser humano. El concepto de paisaje incluye
límite de lo que al- también la concepción que 1os seres humanos tienen de ese territorio, la
il;."" orros. El ho.iro.rr. es la línea que marca ye1ese límite estructura forma en que 1o habitan y se relacionan con é1. Los paisajes surgen de forma
á.rru*o, a percibir desde un punto determinado
nr.ri.u e"piriencia dei mundo, convirtiendo 1o que podemos percibir reflexiva en la mente de 1as personas, como resultado de un proceso intelec-
tual y emocional, y son una construcción intersubjetiva que se desarrolla
históricamente en un entramado de interacciones y creaciones culturales co-
lectivas. Concebir un territorio como un paisaje forma parte del proceso por
el cual los seres humanos intentan dotar de significado a).pedazo de mundo
en el que habitan para hacerse ua hogar en é1. Un hogar no solo de piedra y
madera, sino sobre todo de valores, de ideales, de sentido, de símbolos y, por
supuesto, un hogar en rérminos estéticos. Quizás la forma más clara de de-
kamp, 1995)
EcoAI'¡rMAL
Apucr¡¡ t-¡ NATUR{rEz{ 16'
t64

paisaje se instauró en Occidente como una imagen, de modo que nuestra


cirlo sería afrmar que un paisaie es una interpretación de un pedazo del
concepción de 1o que es un entorno se ha focalizado en una serie de elemen-
mundo.2e
- -a; el concepto de parsaje tenga este signfic.ado se explica
por sus oríge- tos que proceden del paradigma visual. Vamos a an'alizarlo con un poco más
como un elemento de detalle.
.r...-El término iurgió e., los inicios de la Modernidad Para que un pintor pueda convertir un fragmento de territorio en una
comenzaba a [berarse
.orro*riro de la sribjetivídatl moderna' La filosofía
se dedi- pintura de paisajé, necesita hallarse fuera de é1, mirándolo desde ia distancia,
humano; los artístas
;;i;;.d"g;; r. ..rt*bu en el estudio del ser
lugar empezaban a desde r-rn punto determínado que le permita obtener una visión panorámica
histórico y en §u
.rU^" .rJí".1 menos al arte religioso o
y contemplarlo como un todo unitario. Ningún territorio puede convenirse
;;;;; ;;..ras vída cotidiaia, y la ciencia se abría paso rransformando
de la
más humanis- en paisaje si no es siendo mirado por un sujeto que se halla fuera de é1, que
;;;;;;;.á"..p.t0, de la naturaleza. En ese contexro cadavez del sujeto moderno lo delimita, lo enmarca y, así, 1o cierra y 1o crea como una unidad con ca¡ácter
,u, J .on..p,á de paisaje permitía e¡ttdazarlaidentidad
en mundo te- propio que se diferencia del continuo de la reaiidad. Esa distancia física es
.;;f ;#".io qu. ¡,abituba y era Lrna forma de attaigatlo e1
también una distancia intelectual que subraya el proceso racional de la crea-
rrenal.ro
de paisaje sur- ción del paisaje. Y esa perspectiva exterior y distante se logra primando el
El paisaie nació como pintura de paisafe' Es decir' la idea
comenzaron a substituir las escenas sentido delaüsta y frenando el resto de los sentidos yios deseos del cuerpo.
gró;;i;ri;rzos de los piitott', t'uttdo
y ei infierno por re- Desde que surgió la pintura de paisaje y fue luego proseguida por la fo-
iliroiOgi.rt, batallas épicas o representaciones del cieio tografía paisajista, generacíones y generaciones de personas han aprendido a
extraían un fragmento del
;;;;á.i árndo .., .l q,-,. vivían' Esos artistas.
de una,ciu- concebir los territorios como ímágenes. La mayoría de nosotros ha crecido
.""r-rt a. la realidad il^ plu'^ de un pueblo la granenavenida viendo desde la infancia innumerables pinturas y fotografías donde una y
;;;;-;;;^;&; po,ti.rlr', .ár"po, cultivados, un valle medio de un lo
bos-
estu- otra vez un entorno es mostrado como un producto visual. La creciente
como. una unidad diferenciada'
;;;. :t, ío .n-rr.ubun, io ,l,labu" que proliferación de las pantallas, que nos rodean por todas partes, intensiÉca
árU^" V n"rlenre lo recreaban en una pintura. Es ímportante subrayar aún más este fenómeno. El resultado es que, cuando queremos conocer un
si¡o el resultado de un
J;;rí.." era algo que los pintores s-e encontraban' de los elementos' rerritorio, cuando queremos captar su personalidad, buscamos insistente-
reflexión' ordenación
;;;.tá de perceición, selección, que transfiguraba ei territorio contem- mente mirado¡es desde los que poder enmarcar un paisaje con nuestra cá-
i"*p"tl.i¿t, imaginación y emoción Ia re^alidad mara de fotos. En cambio, no nos dedicamos a tocar los distintos materiales
pindt .., urru .r.riión artística. Unu pit'tt"u de paisaje.no copia que componen ese lugar, ni lo recorremos grabando sus sonidos más carac-
algo utt"u dt esa reaüdad' es una reflexión
.o*o rrn espejo, sino que dice
terísticos. Las personas con buen olfato no suelen dibujar mapas de olores
sobre ese l"gm y \a lormaen que lo habitamos'rL
que los pintores de las ciudades o ios bosques que üsitan. Y Ia mayoría de souuenirs que ha-
El problJma-qu..ro, o.rpu aquí, sin embargo' radica en
pero lo concretaron eri un senti- llamos en las tiendas han sido diseñados para el sentido de la r.ista. Las con-
nos enseñaro n a interpreta, un territo'io,
desgracia, nunca hemos te- secuencias negativas son claras:1as personas que podemos ver tendemos a
do: nos enseñaron una manera de mirarlo.Por
y secular de artistas que nos enseñaran a infravalorar el resto de sentidos en ouestra relación con los entornos, mien-
nido una tradición igual de sólida tras que las personas ciegas o con problemas de visión se sienten excluidas
gustarlo, olerlo... Así pues, durante siglos' el
escuchar el territorio, tocarlo, de r¡na cultura paisajista tan centrada en la mi¡ada. Sin embargo, afortuna-
damente, geógrafos, antropólogos, sociólogos, filósofos y arlistas, entre otros,
social»' en Joan Nogué (ed )' L¿ co"sttuc-
" Joan Nogué, «El paisaje como constructo han denunciado en las ultimas décadas que la reducción de los entornos a
,o'rit pZ¡rik Biblioteca Nueva, 2007)' pp' 11-24' Hav que agtadecer a
,la, art tl,toariát
imágenes supooe una pérdida y han comenzado a explorarlos desde todos
Noguésuingentey.n,rri^*lubotfomentandolosestudiossobrepaisaie'Ademásdesu
cooperación
proii, prodr"..ión'reórica, realizada desde la geogr'[ía'siempre ha impulsado la ios senddos.'2
'.rñiai.ipfi"-. Desde el Ob..rratorio d.l Pilsrie de Catalunya,
Nogué.y su equipo han sa- El 6lósofo canaüense Nlen Carlson comenzó en los años 70 a criticar lo
una larga lista de congresos y
;it ;"rl un iértil punto de encuenrro del que han surgido que él denomina eL modelo de paisaje. Hay que precisar que su interés fun-
php
p.b.li.u.io.r.r' http'll*r-..^tpaisatge'net/catlindex damental radica en la apreciación y protección de los extensos territorios de
Véase también: Linarejos óruz P?rez e Ignacio
Español Echániz, El paisaje- De Ia petcep-
natutaleza salvaje que todavía abundan en su país, pero también ha't.rabaja-
--"
ción a la gestión (Madrid: Liteam, 2009)'
,. Genes* de un concepto (Madrid: Abada Editores,2005)' do sobre entornos agrícolas y zonas urbanas. Una de las razones que ofrece
i^:rri., Maderuelo, Elpaisay.
1! Kenne[h Cl^rk,to¡irlopí inro Ail \Londres, Murray, 1949)',El erte del paiuje
John
(Barcelon¿: Seix Barral, rSz ij, ;rd.,.cl¿n Norber w o1[, Landscbaftsna'
de Laura Diamond. t2
p¿rtura paisajbta (Colonia: Taschen,2008), traducción deJosé María Ángeles Durán, «Paisajes del cuetpo», en Joan Nogué (ed.), La construcciótt
lerci (Colo.,a:Tar.t.o, zOOái; soaal deL paisaje, op. cit., pp. 27 -61.
García.
t66 Eco¿¡uru¡r Apn¡craa u ¡¡.trtn¡r¡z¡ 1/ot

Carlson para rcchazar el modelo de paisaje es que cuando apreciamo§ un el entorno remite a un lugar tridimensional. Quizás sería interesanre reser-
entorno áesde ese modelo creado por la pintura y la fotografía paisajistas var el término de paisaje pata la píntura y la fotogra{ia paisajistas, o para
concentramos nuestra apreciación en las cualidades visuales: las formas, las significados muy ligados ala pdmacía visual, y emplear el de ento.no en el
líneas, el color, la luz, las sombras, los reflejos en el agua... Esas son cuaLida- resto de ocasiones. Sin embargo, esto no sería fácil de llevar a cabo y,por otro
des básicas pai'lapintura y Ia Íotogtafí4, pero un entorno posee muchas lado, el paisaje tiene una larga hístoria en disciplinas como ia geogiaha ola
otras cualidades senioriales que percibimos con el resto de nuestfos sentidos gestión del territorio, que además actualmente lo usan con un signifi.cado más
y que son necesarias pataapreciar ese entorno en toda su riqueza y comple- amp.lio y es comprensible que no qüeran renunciar a é1. pero, en cua.lquier
jidad. caso, necesitamos reflexionar crítícamente sobre el modo en que usamos am-
Carlson también critica que ese modo de mirar el territorio 1o fragmenta bos conceptos. Y, más allá de los concepros, 1o más importanti es reflexionar
en unidades creadas de manera arbíttaria, que son yistas como panofamas, sobre el modo en que nos relacionamos con los entomos, cómo se enseña en
como escenas, 1o que nos impide perci.bir la continuidad. Carison cfee que la escuela a reconocerlos y apreciados, cómo se habla de ellos en los medios
esta manefa de mirar pfocede de nuestras vísitas a las galerías de arte, donde de comunicación, cómo los presenta la publicidad turística y cómo se los
vamos avanzando por un¿ sala y contemplando sucesivamente distintas pin- trabaja en la gestión del terrirorio. Aquí tenemos mucho por hacer.
turas que cuelgan en la pared; cuando después visitamos un entorno, 10 que
espefamos encontrar sOn sucésivoS miradores en |a carretera que nos van
ofieciendo las distintas escenas a contemplar y fotografiar. Esta cuestión se 5.5, L¡ SENSACIÓN DE ESTAR DENTRo

relaciona ínrimamente con el hecho de que el modelo de 1a pintura de paisa-


je disuelve las tres dimensiones de un territorio en dos, haciéndonos perder Los autores que, como carlson, reivindican ]a apreciación estética de entor-
la profundidad; se nos invita a mirar desde |a üstancia, sin entrar en ese nos conside¡an fundamental la sensación de estar denüo, de sentirse en-
paisaje contemplado. y, 6nalmente, es un modelo que subraya 1o estático, vuelto. Para generada, es necesaria una experiencia plurisensorial, y un
iua.rdo en realidad uno de los elementos más interesantes de un entorno son sentido decisivo es el olfato ortonasal. De nuevo, la experiencia de la anos-
sus tiempos, los diferentes ritmos y ciclos de los procesos naturales y también mia nos ayuda a comprenderlo. Algunas personas que han perdído el olfato
humanos. En definitiva, 1o que denuncia carlson es que reduzcamos un en- durante su r¡ida adulta han descrito la sensación de que ei mundo parccía
torno a una mera superficie üsual, como si fuera un decorado teatral' alejarse de ellas, de que perdían la conexión con su entorno, como si una
La propuesta de Carlson es el modelo del entotno, que reiündicala apte' pantalla de cristal las separara de la realidad.ra Esas sensaciones parecen
ciación multisensorial. Para ello es necesario entraf en ese entofno, experi- indicar que el olfato contribuye a la percepción del espacio. se tratá de una
mentarlo, percibido con todos los sentidos y conocerlo, complementando }a cuestión todavia poco estudiada de manera científica, pero después de ha-
reflexión intelectual con la experiencia que el cuerpo acumula cuando lo ber escuchado hablar de ello a personas con anosmia y á p"rro.rár con buen
recorre. Su modelo se inspira en la actitud de los naturalistas cuando se olfato, creo que el olor refuerza la experiencia de inmersión en un entorno,
adentran en un territorio y se ensucian de tierra para recoger muestlas geo- de estar rodeada por un ambiente determinado, de ser acogida por una at-
lógicas, estudiar qué plantas cfecen en cada zofiaú observar el comporta- mósfera y no estar meramente contemplando una imagen desde el exterior
miento de los animales., La posición de carlson refleja el cambio en la esté- de ese lugar.
tica contemp oránea que hemos analizamos en el capítulo 3, apiicado al caso La relación del olfato ortonasal con la percepción del espacio se revela de
concreto de la apreciación de entornos. manera interesante cuando el ma] olor de un lugar «expulso> a las personas
paisaje? Su origen his- de é1. Sucede a veces que una persona con buen olfato, o con hiperósmia, se
¿Qué debemos hacer entonces con ei concepto de
tórico y su connotación de primacía visual 1e hacen arfaslar un peso que dispone a entrar en un restaurante, pero en la puerta se da cuenta de que
lastra su significado. El concepto de entorno, al cenÚarse en la idea de estar huele mal, y ese olor, como se dice coloquialmente, «le echa pata atrás>>, ya
envuelto, upr.rtu más claramente hacia la corporalidad y la multisensoriali- hemos comentado que la peste act(ta a menudo como una r.¡d d. alerta de
dad. El .orrt.pto de paisaje subraya 1a distancia, mientras que el concepto de un posible peligro y genera un malesrar corporal que origina el deseo de
entorno subraya el estar dentro. El paisaie rernite a una imagen, mientras que ale;'arse de 1a fuente del mal olor.

r1Allen Carlson, «Apprecíation and the Natutal Environment>>, Tbe Journal of Aesthe-
ra Véase, por ejemplo: Denise \X/inrerman, «Taste and smell: §?hat is it l_ike to live
tics and Art Ctiticism, nám.37 (1979), pp. 261-276. Aesthetics and the Enuironment. Tbe without them?», BBC Neuts Magazine,2g de junio de20D [en línea]. Disponible en:
Appreciation ofNature, Art and Architecture, op. cit. hnp:,2/www.bbc.com/news/mag aztoe-23 0j l2l O
168 Ecoa,vm*
Aprccr¡a ra NATL,'n¿IEzA
169

Sucede algo similar cuando una persona llev¿ un perfume muy intenso cuadrados que ocupa, er M¿r
de Frisia consiste en finas
que se comporta de forma invasiva con los demás. Por ejemplo, quienes láminas de agua que
p ranicies d.,;.;;:,i.;pre
denen buen olfato suelen comeotar 1o molesto que les resulta que una per- [ilT[^ilT;:J;T, en moümien rJpor ios
sona con un perfume fuene se síente a su iado en el cíne o en un concierto
j","'."0:f
o, todav'ra más, en un restaurante. Sí nos centramos en la inJormación visual, que se pueden observar 4#1i:iTJ",-"'..:J,:f filri:.J,?
:e-...:1'd.;;;;;;r;
con facilidad ,t ro hob.. otra
cada una de esas personas está ocupaodo su sitio y ninguna urvade el espacio cosa que arena
;TJ:J
de la otra, pero, en cambío, el olor de una sí está invadiendo el espacio de Ia
otra, 1o que puede llegar a alterar ei placer de una comida. Es una experien-
cia molesta para las personas con un olfato sensible, incluso dolorosa para
los hiperósmicos, mientras que los anósmicos no percibimos esa ínvasión de
nuestro espacio.
Por otra parte, ei olor también puede actuar como una invitación a acer-
carse a un lugar. El buen olor de una panadería puede conseguir que alguíen
se desvíe de su camino para tornarse un segundo desayrrno y ei aroma de
unos campos de lavanda puede impulsar a unos excursíonistas a alterar su
ruta para disfrutarlo. Al entrar en un espacio con rul olor agradable, ias per-
sonas se sienten bienvenidas, acogidas y relajadas. La importaocia de estas
dinámicas olfativas se comprueba por el interés creciente de los expertos en
nzarketing, diseño y urbanismo. Algunos investigadores se dedican a elaborar
mapas oifativos de ento¡nos y a estudiar cómo las persorras perciben ios
olores y reaccionan ante ellos. Incluso defienden la necesidad de incorporar
los olores en eI diseño de las ciudades.r'Por supuesto, todas estas señales no
úenen ningún efecto sobre los anósmicos y creo que, pára nosotros, es como
si el espacio estuviera más vacío. La ausencia de olfato parece reforza¡ el
sentido de la vista, que es el sentido por excelencia de la distancia.
Otro de los senddos que nos ay,tda a senrirnos envueltos es e.l tacto. Por
ejemplo, la sensación de estar dentro del mar depende báricamente del tacto
del agua en todo nuestro cuerpo. Pero esa sensación tácti1 puede darse
muchas maneras. Veamos un caso de manera detallada.
En20l5 participé en rin congreso de la International Society for En!1ron-
mental Ethics en la Universidad de Kiel que induía una excursión al
rneer o Mar de Frisia. Se trata de un mar que baña las costas de
A1emania y Dinamarca y'alcanza hasta las Isias Frisias y el Mar dei Norte.
catacteúza su escasa profundidad, de manera que, teniendo en cuenta
mareas, es posibie recorrerlo a pie. A lo largo de los diez mil kil

" Victoria Henshaw, Urban Smellscapes. Understatding and Designing City Snell
ronftzefits (Lond¡es: Routledge, 2013). Váase también su conferencia .<Urban
perience and Design: Adressing Fears of Sensory Manipulation and Environme¡ta.l
ties>>, en el workshop Scent, Science and Aestbetics. Understanding Smell and
organizamos en 201] en la UAB [también en línea]. Disponible en: https:/
watch?v=RSQOOlZwmyY
Agradezco a Victoria Hensharv, in rnemortiam, las estupendas conversaciones que
sob¡e sensoriaiidad. Desgraciadamente, murió muy joven, de¡ando interrumpido un
tedot proyecto de invesrigación.
Apn¡cltn r-¡ N-mun tBzt t71
Eco¡N¡tvl¡¡.
170

calmarla. Quizás, como sucedía en el cáso de los malos olores, la sensación


moviéndose sinuosas y frazartdo
maralade pequeñas criaturas retorcidas la arena se movía de estar dentro de un entorno es especíalmente pronunciada cuando no nos
dibujos en la arena, h^;i;;; át q'1 parccíaque toda
En otras partes había crus- sentimos a gusto y queremos salir. Lo mismo sucede en un lugar donde sen-
bajo nuestros pies, que toáu'tu uttn^
ti'ubu
"iu'' timos mucho calor o frío o un ruido ensordecedor.
he'i"'o' las piantas de los píes v teníamos qÚe a\tanz^r
;ilt;;;":ilr' donde el rlar tenia ya más
con cuidado. Finalmente alcu""-os
vfia zon¿
na-
Íuetza; pudimos ver a algunas focas
orofundidad y las olas t"*p;; t;"
talloi'i"*oii".ár* la piel de color 5.6. Lt NATTTRATEZA No ES uN ESCENARIo
r.I"* ano audazque volüó a salir con
;i;;;;"t hiro s.ti¡' a los demás un frío agudo' de enormes En los dos apartados anteriores hemos explicado sendas ideas importantes
Ciertamente, .t .,ptt'at'io vísual' caminar sobre el reflejo a caer' parala estética de la naturaleza: que los entornos no se reducen a imágenes y
Cuando el sol comenzó
nubes blancas, era un t";;;;;;;?i'^á'' que necesítamos adentrarnos en ellos y percibirlos con todos nuestros senti-
ád o.u,o 'íb'u.on baio nuestros pies' contemplamos escena§
;i;r;;l"r.t serena y üstante' aéreay dos sí queremos aprecíarlos en su diversidad y complejidad. Ahora bien, to-
inolvidables. l..o ttu la experiencia
El cuerpo davía nos falta una última idea que complementa las anteriores: la naúxaleza
.:;iltJ,;;. ""^ ^q.ttll"'o
pá¿J^ úug*ut bas;"dose en las fotografías'
qle hacer un esfuerzo no es un escenario dispuesto para que nosotros fepresentemos nuestras histo-
demandaba ,u.r,^ ,,.r,.iólr'i"á? .i
ri.*po había que
varias horas y rias, ni u¡ decorado teatral que ornamenta nuestras yidas. Si la consideramos
oara concentrarse en h';t;. ¿;;"do
ya nuti'*os carninado
rientos' el cans an- de ese modo, nos negaremos la posibfidad de comprendeda y disfrutarla. La
;;;;,"á"p'i"udo'' mo j ados v hamb
:l,á;;; ;ii;;;; d.
vez más naturaleza es una red de vida habitada por millones de especies que se rela-
pt-t;tpti¿; de1-lugar: todo parecía estar-cada
cio afectó a nuestra tener cionan entre sí en un complejo entramado de procesos al que pertenecemos,
de referencia' era djlícilorientarse'
ñ;. V:;;; ^p.*t r"¡lá puntos ¿l"ut"lu recorrida y de cuál era el cami¡o de
y es así como debe ser apreciada si aspiramos a una estética seria y profunda.
uina percepción ud..'-tuál-f,Jtu La concepción de la naiualeza como un escenario que acoge nuestras
acciones, como un decorado que brinda una atmósfera emocional a nues-
tras aventuras, pertenece a la estética superEcial que reina en esta civliza-
ción. Así como los bienes naturales han sido reducidos a instrumentos a
disposición de los caprichos humanos, la nañtraleza también ha sido instru-
mentaflzada en un sentido estético y convertida en un ornamento cuya fun-
ción es decorar nuestra vida. Dicha idea ha sido defendida durante siglos por
la mayor parte de la tradición artística y artesanal de Occidente. Tan soio
hace{alta repasar las grandes obras de 1a pintura, la escultura, la arquitectu-
ra,lafotografía, la literatura, el teatro, el cine, la música ola danzapata
constatar que, en la inmensa mayoría,la natutaleza no aparece representada
por sí misma, síno tan solo en relación a los humanos que la habitan. En al-
gunos casos, los entornos naturales no son más que los lugares donde los
hurnanos celebran batallas o cumbres políticas, explotan recursos, tienen
aventuras, se enamoran, crían a sus hijos, son felices y son recordados cuan-
do ya no están. En otros casos, esos entornos naturales se convierten en
«paisajes del alm»r, es decir, en metáforas de los estados anímicos de los
personajes humanos, de manera que una tormenta en ei mar refleja el drama
interior del protagonista y un verano sereno en el campo la madurez de u¡a
relación amorosa. Y, en otros, los elementos naturales son reducidos a rneras
apariencias con las que revestír símbolos e ideas, virtudes y vicios humanos,
como sucede en las fábulas.LabelJ,eza natural no se explora por sí misma,
para apreciada y ceiebrada, sino como un condimento de nuestras historias.
Sería necesario anakzar desde esta perspectiva la pintura de paisaje, que
ha desempeñado un papei fundamental en la constitución de 1a subjetividad
Apn¡cr¡¡ l¡ NATURATEZA t7)
Eco¿.¡u¡sr
172

a walarga Donde más se han generalizado estos comportamientos absurdos es en ia


ha dado lugar' sin duda alguna'
moderna. Esta disciplina arrístíca ha enseñado a mirar la publicidad, 1o que resulta rnuy nocivo, dada su presencía corlst¿nte en nues-
al mismo.riemPo nos
Iista de obras maestrrr, ;; gran- tras vidas. La publicidad nos asalta mientras consultamos e) e-rnail,leemos
d" Iu' hiuorías humanas' En las
naturaieza como si *t""tlt^á t"t*tlo Consta- el periódico en papel o miramos la televisión, pero también la encontramos
des obras de Pieter B*t;h;l
tivltlo' Cu'po' David Friedrich' John en los carteles que bordean las autopistas e inundan las calles, en los andenes
que son magruficos artistas' la naturaleza
ble o Jean-Baptiste Camile Corot' la modifi- del metro, en los escaparates de las tiendas y en nuestros buzones. La publi-
iu r'uüittn' la transiten' la estudien'
está ahí para que l"' h;;;' Por supuesto' hay cidad emplea sistemáricamente paisajes naturales como decorados y animales
p"t^l"s humanos'
quen, la exploten: l' *t;J;;;;"e ^r¡ que combina una como omamentos para vender cualqüer tipo de producto, Montañas espec-
Ltát n"t-ecLos en los se
excepciones, v t u, por con- taculares para dar ilusión de aventura y vender coches; bosques exóticos
'u*üif,'
cierta función a..o'u'itiu á" lu n^tu'ul"u con un poco de'interés para evocar sensua]idad y vender champús; o prados veraniegos para vender
Pero de la misma manera
de sus elementos
remplar por sí rnismo' ulgt'o' por haber silenciado la comida supuestamente sana. Esas imágenes que tríüalizan la naturaleza aca-
.r, áu. Ia fi1osofÍa dtb";"#;;' tttp"""urJidad carso de que su mira- ban teniendo un impacto considerable en nuestra manera de mirarla.
debe hacerse
HH;i;;;;;;,,.;;;;é;;i';' tát¡u*do a reáucir la naturaleza Tal estética superficial es uno de los factores responsables del tremendo
da mayoritariamente t##;*J;'-i' daño que causa el turismo masivo. España es un triste ejemplo, porque aco-
a un instflmento ornamental cultura que ge la mayor biodiversidad de Europa en una pluralidad de ecosistemas que
Esa concepciOt' dt iu taleza estátan asumida en nuestra
"'t' de las que vamos a son su principal riqueza, pero ha malbaratado demasiados eotornos al entre-
irracionales'
se seneralizan ,it"utio'io "'dude'urnt"tt de todo dpo garse a un turismo insostenible que ha acabado dañando la misma naturale-
oficinas
;,?;;;;ññ; v;;'; orimero En muchas
y armaríos grises za cúyaimagen idíli6¿ 5s ofrecía como reclamo. Cuando ,na playa no es más
¿t'i tolo' u p"tdes blancas
de empresas, 1o, tt^bn¡uált"t pin- que el escena¡io donde los tu¡istas toman el sol durante una semana para
.on po"JL"'', t¡t"¿"tiot Ünu bt"nu parte de ellos son
decorándolos trabaia- desconectar del estrés y las montañas son solo una postal que se contempla
más o menos naturales' que P'¡ra
esos
turas o fotografias de paisaies desde la teff^za de un hotei, ¿quién toma conciencia de que una urbaniza-
dores representan unplfit
t;;ttdad y belleza en medio del estrés coti- ción desmesurada agota los acuíferos y expulsa ala fau¡a local de su territo-
vacaciones o evocan lugares
idílicos donde
diano, les recuerdan "' pf'" de las empresas más rio? Si la nafuraleza se vende como el decorado de las vacaciones, ¿quién va
rrracional-es^que también
les gustaría vivrr. Lo q''tt'o'fi' decoren sus despa- a tomarse la molestia de conocerla y comprobar si nuesÚas acciones ia da-
y exterminan especies'
contaminantes, Ias que deforestan personas no son capaces de ñan? ¿Quién va a mirat detrás del decoradoT
chos con imágenes ¿t Of"r^t
*ont'ña' Esas Ce¡ca de mí casa hay un bar con unas cuantas mesas en la calle y, para
a unas cuan-
entende¡ el daño q"t J;t;órque ' han reducido lanauraJeza
existe hacer más agradable el espacio que ocupan, e1 dueño las rodeó riempo atrás
uaot"^'i"';;Jtt y no quieren comprender 1o que
tas postales qu. con unos cuantos tiestos en los que piantó abetos. Desafofiunadamente, los
detrás de las imágenes' árboles no se adaptaron al lugar y poco a poco se fueron secando y muriendo
Muchos Parq ues zoológico s de todo el
Veamos el segundo ej emplo. uno tras otro. Un clía me encontré al dueño pintando los abetos secos con un
cautivos en condlciones
mundo mantienen animales salvajes spray de color verde; le daba igual si estaban '¿ivos o muertos, solo quería
Y mal acondicionados
diminutos Y
los encierran en esP acios decorativos en
que adornaran su pequeño rincón. Puede parecer una anécdota, pero es ei
como si fueran obj etos
Prevlo pago de
una entrada ios patrón de u¡a actitud generalizada.
la frialdad Y el v acío de las iaulas,
rates. A menudo, para paliat naturaleza no fuera Nuestra civilización condene disciplinas con las que podríamos aprender
paredes , como si la
pintan Paisales naturales en sus si es real o colectivarnente a apreciar la naturaleza de una manera más seria y profunda,
decora do cuya funcióo es hacer bonito y diera igual
qLle un pero todavía resu-ltan minoritarias. Son disciplinas que no acostumbramos a
ha reduci do radicalmente los eo
mero dibuio. Solo alg uien que encontrar en las galerías o museos de arte, sino en los museos de ciencias
de Pintar una selva en la misma
imágenes Puede tener 1a ocurrencia fiaturales, en instituciones que divulgan conocimiento cientÍfico o en entida-
fuera de la seiv¿ real en la que deberían
que mantiene a unos animales imagen des ecologistas. La fotografía de naturaleza, el cine documental de naturale-
tar, No entiende que, para
un animal, la ¡ataraleza no es una za y la literatura de natural eza (lo que en inglés se l).ama nature uriting) sor.
al que pertenece, al que está ligado Por
tada en la Pared, sino el hogar historias discipLinas que, cuando se practican bien, unen la ciencia y una actitud édca
comPlejos y un denso tejido de
serie de Procesos naturales red de vida, se de respeto con el aprecio estético de entomos naturales. Estas obras inteotan
se 1o extrae de esa
cruzadas. Y cuando a un animal de sus comprender el funcionamiento de los entornos y el comportamiento de los
no Puede rcaltzar la rnaYoría
que,brando la identidad, porque animales, al mismo tiempo que disfrutan sus cualidades sensoriales y las va-
ductas naturales.
174 Eco¡¡n¡¡¡r Appecr¡n ra N,lrt.rurrrz¡ 175

Ioran con cuaiidades estéticas. Exploran bosques, montañas y océanos 5.7. L¿s vocEs DE LA NATLTRALEZA
que no son presentados como meros escenarios para historias humanas,
aunque en ellos vivan humanos; que no son utilizados como símbolos o me- La reducción de Ia naturaleza a in mero telón de fondo la concibe como
táforas, sino contemplados por sí mismos. En el caso de la fotografía, a pesar algo pasivo, sin actiüdad propia, consistente tan solo en prestar su aparien-
de que reduce las t¡es dímensiones a dos y los entornos multisensoriales a cia pam adornar nuestras üdas. Como si todo lo que la Daturafeza es pudie-
una imagen, cuando se practica con la voluntad de comprender el mundo ra recogerse en una pared pintada, en una pantalla. En realidad, cada ecosis-
natura-I, suele buscar estrategias para no reducír Tanaüraleza a una postal. tema es un entorno tridimensional consistente en una red compleja de
El crne documental posee todavía más estrategias, al emplear el moümiento, elementos inorgánicos y formas de vida entrelazados en múltiples procesos
el sonido y la narración. Y la literatura es especialmente poderosa. Por su- físicos, químicos, geológicos y biológicos. Si queremos apreciar la natur^Leza
puesto, cu-ltivar una diversidad de disciplinas es lo más enriquecedor.
de manera profunda, hemos de apreciar su actividad y no solo su apariencia;
Mienras la mayor parte de las obras artísticas que se exhiben en galerías hemos de aprecíar lo que acontece en ella, sus historias. Una buena estrate-
o museos de arte suelen estar dírigidas a explorar el mundo humano, estas gia es conceder más importancia a los sonidos. Si nos centramos úrricamente
otras disciplinas se dedican al mundo natural. Resulta i¡teresante preguntar-
en el sentido de la üsta, es más fáci1 creerse ia idea de una naturalez a pasiva,
se por qué estas obras que pretenden captar Tanatrrd,eza no son aceptadas
de un mero decorado, pero, si la percibímos con todos nuestros sentidos,
como afte en un sentido pleno, no mueven tantos recursos económicos, no
obtenemos una concepción más compleja. Y si prestamos especial atención
son tan populares, no reciben tanta atención por parte de la prensa y apenas
a sus sonidos, la descubrimos llena de actividad, dotada de agencia, poblada
se las enseña en las escuelas. Suele decirse que la fotografía y el cine de natu-
por multitud de personajes vivíendo sus vidas.
raleza no pueden considerarse arte en mayúsculas porque son demasiado
Escuchar el viento, que arranca sonidos distintos de cada árbol, o escu-
descriptivos y reaiistas, porque tan solo aspiran a documentar 1o que existe
char la Lluvia, que suena diferente si cae sobre la a¡ena de la playa, sobre
de la manera más objetiva posible, como un fiel notario que levanta acta de
matorral o sobre un bosque espeso, faclita entender la diversidad natural.
Ia realidad. Se dice que están más cerca de la ciencia que del arte, que estas
Escuchar el agua que se precipita tio abajo o las olas de un mar embravecido
obras contienen poco ttabajo artístico, porque el autor, al silenciar su voz
para escuchar las voces de la naturaleza, no inserta en sus obras un discurso rompiendo contra las rocas ayuda a comprender la fuerza de la naturaleza.
propío, un mundo subjetivo de signiácados y símbolos. Sin embargo, esto no Pero lo fundamental es percibir, junto a los sonidos de los elementos inorgá-
es exactamente así. Aunque estas disciplinas intentan comprender lanatura- nicos, las voces de 1os animales. Es entonces cuando Ia natuta).eza se nos re-
Ieza tal como es, sin proyectar sobre ella la identidad humana, siempre sur- vela como una red que enlaza infinidad de üdas que no cesan de actuar y se
gen desde una perspectiva particular. Por e11o, cada uno de los artistas que nos hace eüdente que la naturaleza no es un escenario para rrosotros, porque
se dedica alafotograhao al cine denaturaJeza desarrolla un discurso propio en ella ya hay una gran canridad de criaturas que están ptotagonizando sus
que se manifiesta en los temas que escoge y en las técnicas y formas con que propias historias. Es por ello que la estética de la naturaleza necesita prestar
Ios presenta, Io que permite reconocer y diferenciar los estilos individuales.r6 una especial atención a los animales que habitan los entornos: a eso nos re-
Creo que Ia ruzón por la que estas disciplinas no acaban de recibir e1 recono- ferimos al reivindicar una estédca ecoanimal.
cimíento que merecen radica en que nuestra civilización considera que una Los animales son las voces de lanattraJeza. Sus cuerpos emiten multitud
obra es más profunda si representa la naturaleza como símbolo de 1o huma- de sonídos distintos, que van desde el estridular de los grillos o el zumbido
no que si intenta mostrada por sí misma. En nuestra cultura, heredera de la de las abejas hasta el aletear de muchas aves o ei repiqueteo en ia madera de
estética de Hegel, una fotografía que pretende mostrar a una lechuza como los pájaros carpinteros, eI croar de las ranas, los chirridos de las salamanque-
lechuza nunca será tan valorada como una obra que represente alalechuza sas, el canto de los mirlos, el parloteo de los estorninos, los gritos de 1as
como símbolo de 1a sabiduría humana. grullas, los gruñidos de los desmanes, los chillidos de las garduñas, los chas-
La jarüneria y el land art son otras disciplinas artísticas interesantes con quidos de las ardillas, la berrea de los ciervos, la ronca de los gamos, el aulli-
las que descubrir Ia natutaJ.eza. Les dedicaremos sendos capítulos específicos do de los lobos, las vocalizaciones de los chimpáncés o el canto de las ba11e-
más adelante. nas. Los animales emiten sus sonidos mientras hacen su vida: se comunican
con sus congéneres o con animales de otras especies, alertan a los suyos de
un posible peligro, ayisan de que han encontrado comida, defienden su te-
16
Jenni{et Tucker,Nature Exposed. Pbotography as Eyewitness inWctorian Science (Bal- rritorio, expresan afecto, piden ayuda, juegan, conejan, se reproducen, lla-
iimore: The Johns Hopkins University Press, 2005). man a sus crías, se pelean, manifiestan alegria, enfado o tristeza... La natu-
r/b Eco¡Nit'¡¡r Aprgcnx la N.m.x¡rpzl t17

raleza no suena para adorna¡ nue§Iro paseo, sino que suena Porque los A veces estoy charlando con u¡ grupo de amigas y me doy cuenta de que
animales están üüendo sus vidas.rT hernos entrado en ese tipo de conversación: aquello que estamos díciendo,
La naturafezahabla, y no lo hace tan solo a través de la humamdad; mu- en realídad, no importa; lo importante es que nos estamos mirando e inter-
chas otras especies animales tienen sistemas de comunicación compleios, que cambiando sonrisas y sonidos, que nos tocamos la mano, que reímos o bos-
incluyen desde voca-lizaciones a expresiones taciales y lenguaie corporal. Es tezamos juntas. Lo importante es que nos sentimos unidas. Y lo que me
cierto que sus sistemas de comunicación no incluyen un lenguaie conceptual pregunto en estos casos es: si sustituyéramos esas charlas por sonidos anima-
como el nuestro, con el que se puedan elaborar ideas abstractas, teorías cien- les, ¿qué cambiaría? Si en vez de usar palabras, empleáramos a¡rullos o ron-
tíficas y filosóficas, literatura y crítica literaria, pefo eso no impide que los roneos o relinchos o mugidos, ¿sería muy distinto? ¿Son nuestras charlas
animales se comuniquen continuamenle entle Sí y Se tlansmitan mensajes muy di{erentes de los sonidos que emiten los chimpancés, los babuinos o los
yrtales en que un indiüduo alerta dgrupo de que se acerca ur depredador, macacos cuando están descansando bajo los árboles después de comer? Si
los miembios de la familia se expresan afecto o Ia manada se pone de acuer- escuchamos los sonidos que hacen una familia de leones, hienas, lobos, zo-
do en abandonar un ter¡itorio para adentrarse en otro. rros o delfines cuando están relajados mirando cómo juegan sus crías, se
Escuchar las voces de los animales y estudiar su signiácado nos recuerda parecen terriblemente a esas conversaciones humanas. Y lo cierto es que,
también cuán van¿s Son a veces, en comparación, nuestras cOnversaciOnes. después de escuchar a los animales en esas situaciones, tales conversaciones
Los animales no se dicen unos a otlos 1as muchísimas tonterías que llenan humanas cob¡an más sentido y más belleza. Porque, en ellas, lo importante
tantos parloteos humanos de repeticiones infinitas de las rnismas sandeces. no es 1o que se dice, si se comenta un torneo de tenis o se cuenta otÍa vez
Nosorros tenemos una capacidad para la vulgaridad y Iabanalidad que no aquella anécdota de hace años, sino que en esas voces resuenan el afecto y la
posee ningún otro animal. Basta hacer ktpping por los canales de teievisión amistad. Igual que resuenan en los otros animales.
y rrrr.gr. po. YouTube o las redes sociales para tomar conciencia de cuántas
Por todo esto, en la aprecíación estética de la naturaleza resulta funda-
u...r J lenguaje humano va compleramente vacío de significado inteligente, mental el sentido del oído. El problema, sin embargo, es que la mayoría de
y no es más que un blablablá superficial, confuso y mal aruculado,-con el que
quienes hemos crecido en esta civilización no sabemos escuchar la naturale-
i, g..,t. se enreda en discusiones interminables cargadas de insultos sin ser za; apefias reconocemos la voz de algunas especies y no comprendemos 1o
capaces de clarficar sobre qué están debatiendo. Deberíamos tenef esto pfe-
que dicen. Ese conocimiento tan solo lo posee una minoría, científicos y
,e.rt. .uu.,do creemos que nuestlo lenguaje es superior al de otras e§pecies, naturalistas, y me pregrinto en qué grado nuestros antepasados cazadores-re-
porque de poco sirve un don tan so6sticado si lo desperdiciamos tan a me- colectores habían aprendido a escuchar la natural,eza, pero su sabiduría se
nudo. fue perdiendo.Lamayorla de nosotros concenfamos nuestro oído en aten-
También encontramos otfo fenómeno i¡teresante, un tipo de conversa- der al lenguaje humano, a la música que nosotros creamos, a los sonidos de
ción humana estéticamente cautivádofa. Me refiero a ese tipo de conver- nuestras máquinas. Así, si queremos escuchar la naturaleza, tenemos que
aprender.
Saciones que a veces se dan entre r¡n gruPo de amigos o familiares rnientras
pasean ,.lu¡rdrtn.nt., ven jugar a los niños o los perros en el parque, e§tán Para e1io, podemos recurrir a algunos especialistas. En nuestro país tene-
sentados en una plazoleta o celebrando una comida. Son esas charlas en que
mos la fortuna de contar con el trabajo de Carlos de Hita, un naturalista y
los humanos dejan de i¡tercambiar informaciones relevantes y simplemente técnico de sonido que lleva décadas grabando las voces de la naturaleza para
hablan por hablar, sin que en realidad importe lo que digan. Es decir, la multitud de documentales rodados por todo el mundo y también para algu-
nas películas, como Entrelobos, de la que hablaremos en el próximo capítu-
charla importa, pero no su contenido concreto. Son esas conversaciones des-
1o. Pero además, ha desarrollado una manera interesante de enseñar a escu-
dnadas , a*pr.*r afecto, hacerse compañía, escuchaf 1as voces de personas
queridas y compartir emociones. Da igual habl¿r del tiempo, comental una char. Entre 2008 y 2011 realizó un audioblog para ia edición digítal del
pai.rtu, ,rt puttido de fútbolo volver a explicar una historia que todos co- üafo El Mundo, titulado El sonido de la naturaleza, que puede consultarse
noc"n. Lo que importa, en realidad, es mantener ios lazos de la amistad y el online.'8 En cada entrada of¡ece un panorama de los sonidos de un ecosis-
tema particular en un momento determinado dei año y del día. Lavoz del
cariño.
propio Carlos de Hita acompaña los sonidos, explicándolos de forma ma-
gistral, aunando el conocimiento científico con una sensibilidad casi lírica.

)' Cari Saina, Beyond'Vords: \Y/bat Animals Tbink and Feel (Nueva York: Picado¡,
(Batcelona'. Galaxia Guten-
rE http://www.elmundo.es/espe ciales/2008/05 / ciencia,/sonido-natu¡aleza/archivo.hrml
2OL5)., Mentes marauillosas. Lo que piensan y sienten los anirnales
http://www. elm undo.es,6lo gslelmundo/elsonidodelanatu¡a1eza/
berg, 2017), traducción de I¡ene Oliva Luque y Aguiriano Alzpur
178 Eco¡rv¡u¡r A¡n¡cunr¿ NATUIALEzA 179

El resultadoes cautivador. Y lo interesante no es solo sentarse delante del cuerda una vez más el error que supone mantener la rígida
separación entre
ordenador o con el móvil a escuchar sus grabaciones y enseñanzas y üajar diferentes disciplinas en nuestras uoiversidades.aa
mentalmente a esos lugares, sino salir después ala naturaTeza con la misma Hay una historia en la.que partrcipó Bernie Krause que no puedo resis-
atención. tirme a recordar' En octubre
No solo podemos aprender de lo que Carlos de Hita nos cuenta sobre {e Dsf , una yubarra o brllen, járobada que
plena migració,n en e_lpacífico, q,r. bu;ubu desde las ugru,
Lta!a 9n fri^ d.
cada entorno sonoro, sino también de su actitud. En diversas entrevistas Alaska hacia las aguas cálidas de México, siguiendo la costa no.t".u*.rifu.ru,
reproducidas en su web,je reflexiona sobre su manera de grabat y nos descri- se adenrró accidentalmente en la bahía de san Francisco y,
desorientada,
be esas ürtudes que cada vez escasean más en nuestra ci¡,üzación: paciencia, entró en el delta del río sacramenro. pasa¡on ros días y Hlmphre¡
como
serenidad, escucha atenta. El premio por cultivar tales virtudes es aprender bautizaron a la ballena, se adent¡aba cadavezmás en el int¡incado lábe.r,to
a reconocer las voces de la naturaleza, comprender cómo cambian los eco- del delta, con el riesgo de que no lograra encontrar su
camino de l'uelta y no
sistemas durante el ciclo anual y también a lo largo de un día, y descubrir las pu{iera regresar al océano. Finalminte, se organizó una operación p..u
,ul-
historias que están aconteciendo. varla. La bióloga especiaLista en ceráceos Diaia Reiss fue
,na de las cienúfi-
Encontramos un trabajo similar en la bióloga Eloi'sa Matheu, cocreadora qu€ trabajó durante días para sacarla de a]Ilydevolverla a.l mar.
:as con una
del sello discográfico Alosa,ao con el que edita guías de sonidos de animales flota de varios ba¡cos lograron acompañarla úo abajo,y una de
las estrate-
y ecosistemas. Matheu lleva décadas grabando las voces de muhitud de ani- gias que utilizaron fue emitir grabaciones de voces'de
ballenas jorobadas,
males y publicando guías para aprender a reconocerlas, además de editando que habían sido realizadas por Louis Herman en Alaska.
Krause ire o.ro de
Ias grabaciones de otros especialistas. Una muestra de su trabaio puede con- los participantes en la operación. En este caso, haber
escuchado lu" uo..,
sultarse en su web,al donde también hallamos algunas de sus colaboraciones de las yubartas, haberlas grabado y usar esas grabaciones
.o, lr,Jig.r.l,
para programas de radio.a2 Asimismo, Matheu lleva años organizando talle- permitió al equipo de rescate comunica¡se .on 1u bd_l..ru, estresada
res en los que enseña a reconocer los sonidos de ia naturalezay en especial tada, y convencerla de que siguiera al barco que Ia guiaba rio
iurrr-
uúu¡ot n.iu a
los cantos de las aves, unos cursos que se han hecho populares entre ornitó- mar y que finalmenre la devolvió a la libertaá. EstJ y otros
casoí similares
logos y naturalistas. También ha puesto sus conocimientos al servicio de dis- dejan c.laro que saber escuchar las voces de la rutwÁrrnp*d. ;n.l*o
srr-
tintas investigaciones ciendficas en zoología y conservación. var vidas.aj
Más allá de nuestro país encontramos otros proyectos afines. Es especial- El *abajo que realizan carlos de Hi.ta, Eloisa Matheu, Be¡nie Krause
y
mente interesante el trabajo del músico y naturalista Bernie Krause, uno de otros especialistas puede ot-recernos las primeras lecciones sobre
cómo edu-
los pioneros en la grabación y divulgación de los sonidos de la naturaleza. car nuestro oído, pero lo importante es continuar ese
aprendizaje saliendo a
Merece la pena explorar su página web \Víld Sanctuary,$ en la que presenta 7a naturuleza. sin embargo, aquí desembocamos
en otra cuestión. Krause
el traba;'o que realiza con su equipo y ofrece algunas muestras sonoras. Lo expiica que muchas de las grabaciones de paisajes sonoros naturales
que
más fascinante de Krause es su multidisciplinariedad. Se dedica a grabar y re^lizó hace décadas son ahora el recuerdo de sonidos q". yu.ro
.*** o
archivar sonidos de la naturaleza, y también se implica en la protección de están a punto de desaparecer. La destrucción de ecosistemas
ha sido ta¡ ú_
paisajes sonoros naturales, muchos de ellos gravemente amenazados. Pero, pida y grave en los u-ltimos años que Krause se ha encontrado,
en el tiempo
además, crea obras de arte en las que en-laza sonidos de la naturaleza con de media üda hur¡ana, con una bibliot"., de sonidos
desapárecidor-¡r¿u
música, colaborando con diversos artistas. En este sentido, Krause es u¡ chas de sus grabaciones son ahora la memoria de voces que
se han apagad,o
puente entre ciencia y arte, entre el trabajo de un naturüsta que documenta y por tanto tienen una función muy especial: serrrir
como denuncL á" l,
lo que halla en los ecosistemas y el trabaio de un artista que encuentra inspi- pérdida y como recuerdo de lo perádo. Explicar Ia destrucción
de ra naru-
ración en ellos para crear obras que combinan música con sonidos naturales, ru)eza a través de la desaparición de paisajes sonoros es
un modo potente de
siempre incluyendo una perspectiva ética. La facilidad con que Krause se mostrar 1o que signifcá: estamos acrllarrdo las voces de la
narurale za,la es-
mueve en diferentes ámbitos hace su trabajo especialmente fértil y nos re- tamos dejando en silencio. Y dado que en rruestra civilización
lu *uyori" ¿.
nosotros ya no sabemos reconocer y entender esas voces,
estamos peidíendo
re http:/,/*rirw.carlosdehita.es/
a0 http://www.sonidosdela¡atu raleza.com/ « véase su conferencia: https://www.ted.corn/tarksÁernie-krause_the_voice_of_the_
ar http://eloisamatheu.com/enlarchivo-de-sonidos/ naural-worldllanguage=es#t'21ó061 véase también: www.regrandorch.rtr.dor.,*lr*..o-
42 http://www. w e. es / daca*aJaudioslvid a-verda/ 5 Diana Reiss, Tbe Dolphin
in tbe Minor (Boston y Nueva york: Mariner Books, 2011),
ar ,
http://wvw.wildsanctuary.com/ pp. L-22.
180 Eco¿rrrr¡¿¡r
A¡rEcr¡¡ rA N¡ruru[nz.{
181

riqueza sin percatamos de el,lo. A¡tes de que esas voces desaparecieran, ha- niobras mil.ita¡es. Para.la mayoríade animares
marinos, ese ruido es una
bíamos dejado de escucharias y las habíamos olr¡dado. Así es como funciona molestia continua que obstacuiza su comunicación.
Entenderemos ra grave-
la destucción: nuestra civilización comienza por hacernos ignorar ciertas dad de-esre problemasi renemos en cucnra qr..".l-.^1,-;;;d];;;i.
cosas y luego puede destruirlas sín que nos demos cuenta. Por eso es tan menta la profundidad, disminuye la loz y, po. ,un,o,
r,
la vista no resulta de
importante la memoria y son tan necesarios los archivos de Krause, de NIa- gran ayuda; en cambio, las ondas sonoras'viajan
más rápido po. Jugt q,r.
theu. de Hita y todos cuantos existen. por el aire, de manera que el oído se conviertá
en un sentido primordial para
Un ejemplo paradígmático de este problema lo hallamos en las aves urba- los cetáceos y peces que habitan en los océanos.
nas. Cada vezhay más aves que se instalan en las ciudades, eo parte porque Los cetáceos son animales altamente inteligentes y
con sistemas de comu-
nuestras urbes no cesan de expandirse y en parte porque la acumulación de nicación complejos' Las bailenas de argunas áp.ci.i,
como ras yrrbartas, ros
comida en ellas las hace átractivas para muchos animales. Aves de las más ¡orcuales azules o los rorcuales co*,rri"r, p,r.á..,
diversas especies se han adaptado a la vida urbana, a hacer nidos en jardines
.r.*.h^.* .írrrl. ,.p"-
radas por miles de kilómetros. Er, .upu.ídoa
rraJ", tu" p.i*i.l..p.ra.
o en edificios, a buscar comida ent¡e los restos que tiramos o en los comede- a su forma de vida: los cetáceos no aiostumbru.,
u po....'^lgo urí c-o-io u'
ros que alguna gente instala en patios y terrazas. Han aprendido a conviür hoga¡ sino que suelen habitar rer¡itorios extensos;
d.sphárre con .i..,,
con ios humanos y a sortear peligros como el tráfico. Pero suelen tener un frecuencia iargas distancias; muchos de elos,
problema grave: nuestras ciudades son muy ruidosas. Coches, tranvías, tre- anuales de miles de kilómetros. por ero, ^demár,
.;;li;;;rg;;;".,
-unten.. r, .on u-.u.rán'."ir. to,
nes, aviones, voces humanas, música, fábricas, máquinas de todo Lipo suman miembros de la familia. y del grupo resulra fundamental
una gran canridad de ruido. Las aves emiten todo tipo de cantos y reclamos nadie; dependen del oído pu.^1ub.. dónde encontrar
p;;;;;;;., ,
a los suyos. y arsunas
para comunicarse entre ellas, defender su terrítorio, encontrar pareja, man- especies rambién dependen del oído para reprodu.ir..,
a. i^-J;;; ;;"..,
tener contacto con sus hijos cuando están aprendiendo a volar o avisarse en que Ios machos de diferentes .rp.ii., d.
uu.s exhiben * prr-"i. .álo.i-
mutuamente de peligros. Sín embargo, nuestro ruido dificulta que se oigan. d.o, d,anza9.r cantos para atÍaer aias her¡bras,
los machos a. al*.rr, .rp.
En ios ultimos años, algunos científicos han estudiado el problema y han cies de ballenas cantan para. enconrrar pareja.
Ad.má., ;g;* .rp..i., ¿.
comprobado que las aves tratan de alrontarlo con diversas estrategias.ró Al- cetáceos emplean sistemas de ecolocarizacián para
orientarse en er Lr,,¿
espacio,
gunas especies cantan en una frecuencia más alta, es decir, emiten un canto observar el lugar donde están, derecrar p.rigroi
más agudo; otÍas cantan cuando hay menos ruido, más temprano por 1a ma- Demasiado a menudo, nuest.ro,uido obJtacufur,
;h"ri;;rñ;.-'
,,r, .o**i.rciones y el
ñana o más tarde por la noche, y otras aumentan el volumen. Todas estas uso de ra ecolocahzación, Io que les impide mantenerse
en contacto con ios
estrategias tienen un coste, obligan a modificar conductas y a hacer esfuerzos suyos' encontrar p¿reja, percibir el espacio que les
rodea, harlar alimento o
extra. Tambíén hay especies quer simplemente, cantan menos, es decir, se oetectar peJrgros. Dado que los cetáceos pueden
oí¡ a kilómetros de distan_
comunican menos, o bien abandonan un te¡ritorio si es demasiado ruidoso. cia, la cantidad de sonidos de origen hu*"no que
rienen qu. ,opoar. .,
Así, el ruido que nosotros producimos perjudica sus vidas. enorrne y, cuando están conrinuame'te sometidos
u ,, ereuaáo ,rirei de con-
Lo mismo le sucede a la {a::na maina. La qeciente densidad del tráfico taminación acústica, no pueden desa*ollar una vida
nor*J. Á u.;;;;."
marítimo se ha convertido en un problema grave: 1os barcos pesqueros, los tando hü¡ del ¡üdo, estresados y desorientados, acaban
uu.roao ¿n,rrru
balleneros, los mercantes, los yates, los cruceros y los barcos mi-litares son playa y muriendo. En diversos .rro. ,. h^ p"diá;-;;;r.J"ll, "n,.i.1¿"
cada vez más abundantes, más grandes y más ruidosos. Por otro lado, se in- en*e focos intensos de sonido_o bien de sóna, y grupos
de cetáceos ur..rao
crementan las prospecciones en el fondo de los océanos, que a menudo em- en las playas.aT Pero este problema no solo ,f..tá
ulo, ..ra."or, ,rrro u L.r-
plean sonídos p¿ra locaiizar las bolsas de petróleo o de gas en el subsuelo. Y chas especies de peces e incluso a invertebrados.,*
aún hay qlre añadir que diversos ejércitos útiJjz^a sistemas de sónar en ma- No soio no escuchamos a ros animares, sino que res impedimos
que se
oigan entre sí. Y eso es muy significativo de Io que
hu..o,os. Nlrit.o,
t6 Menciono un par de fuentes, pero actualmente hay una gran cantidad de estudios creemos que somos superiores a los otros animales
al porque empleamos
resPecto:
Hans Slabbekoorn y lvlargriet Peet, «Birds sing at a higher pitch in urban noise>>,Natute, {7 Véase e1 documenrar -foa ic sea,
vo\. 124 Qow\, p.267. _dirigdo por rvlichelle Dougherry y Daniel Hiner{erd,
y estrenado en 2016 len líneal. Disponible
Á, htip://*,ww.sonicsea.org,/
Gongalo C. Cardoso y Jonathan V. Atwell, nOn the relation berween loudness and the Y véase rambién Freigbtened, dirigido por Denis Deles*ac
y ..*Árdo en 2oL6: https://
irrcreased song trequency of urban bkds>>, Anirnal Behauiour, vol. 82, núm. 4 (20 1 t), pp. 83 1- www.freightened. com/es/the-6-lm/
$6. o, Arrhur N. popper y Anthony
,,. Hawkins (eds.), Táe Effects of Noise on Aquatic L;fe
Véase rambién: http://www.seo.org/20t6/0680/asi-cambia-la-ciudad-canto-las-¿ves/ (Nueva York: Springeq 2012).
t82 Ecoa¡"r¡u¡
Apn¡cr¡n l¡ u.r¡¡n¡r¡za 181

lenguaje conceptual. En realidad, muchas otras especíes tienen fbrmas de


se revela en la capacidad de escuchar,
comunicación complejas, pero nosotros emitimos ¡anto ruido que no deja- Y:,,t?,:,r-l:*':_,:l:rt."cia
uc( y aqfiltrar. y ese es eI camino de la
aprecíación estédca.
apren.
mos que se escuchen. Inundamos la nattraleza de contaminación acústica
que solo genera molestias, desorden y caos. No estamos llenando una na-
turaleza muda con nuestro profundo lenguaje, no estamos dotando a una 5.8. Dasrnun LA RleuEZA ESTETICA DE LA NATTTRATEZA
nattraleza sin voz de la única voz que le permite expresarse, sino todo 1o
contrario. Estamos apagando ias voces de la naturaleza para sustituirlas La catástrofe.ecológica que nuestra civirización
está provocando consiste en
por ruido. No nos estamos comportando como si fuéramos los seres más *1-*ri: de daños que se refuerzan mutuamente
en procesos de retroalimen-
inteligentes del planeta, sino básicamente como una fuente de destrucción. tación: destrucción y fragmentación de
ecosistemas, efierminio globai de espe-
Nuestro ruído nos produce problemas a nosotros mismos, genera conflic- cies, m¿ltrato sistemático.de_animales,
d..p"rdi.io d. r..*ro, i",rr¿..,
.""
tos y estrés y, cuando es elevado y constante, causa problemas de salud. De taminación y desorden crrmáuco. Esta
catás*ofe no pone en riesgo aJ planeta
la misma manera, genera est¡és, conflictos y problemas de salud al resto como tal, ni a la vida en general,pero
sí a la
de animales. y desde luego a nuestra ciuilizaci¿n. ^uyáríuá...p".i.r1...*i.r,*rrr,
E"¿ ,"r"r*a"
Algunos biólogos han comenzado a señalar otro problema relacionado: acabamos de ser conscientes, las ao.rr"auanai^
;;:;;iJJy;;;;: ."
animales que bajan sus voces para evitar ser escuchados por nosotros. Según
ao-ia*r' a ser graves.
son las ciencias naturares quienes ,o, .r-ji.^., en qué consisten
algunos expertos, e1 lobo ibérico, Canis lupus signatus, aulla poco en compa- esros
daños,
ración con otras subespecies de lobos y ello podría deberse a que, tras tantos
_ei impacto
que denen .n .rdu .;;;;;; particular y en el conjunto
de la biosfera'r1 Es la édca quien
siglos de persecución en la península, se ha hecho discreto pazprotegerse ""r .o;;l;r
ción' con la ayoda de otras disciprinas
-;;;;;l;inmoralidad
tar destruc- de
ciencias poríticas. Buscar
de los cazadores.ae so.luciones es una tarea pu." todás .Uur,
qr. ¿.U.rl* irJL;;;;; ;ñ"
Cuando comencé a interesarme por la ética animal, a finales de los años Pero también la estética,es necesaria, po.qu.
nos revera cómo un planeta
80, en el movimiento animalista se usaba a menudo la expresión <<dar voz a rebosante de vida, ante el que deberíamos
1os sin voz». Con ella queríamos decir que, al carecer 1os anima.les de lengua- r.iendo su riqueza estética destruida p., r,
i"til ra*i.r.i¿" , u1r,iiíál.r,a
je conceptu'al y no poder exponer sus intereses ante la comunidad humana, Litera.lmente, estamos a¡rasando el páraíso.
..ii"ia;;;;;;'át.,
-' *p*1.
debÍamos ofrecer nuestra voz pata defender su causa, ser sus embajadores. La esrética puede contribuir a frenar la
. voru¡tad de dominio de Ia natu-
Usábamos esa expresión con la mejor de las intenciones, como una forma de raleza porque, junto con la ciencia yf.
éti.", á*a^
decir: incluyamos a los animales en las decisiones éticas y políticas que toma- ta¡la. Asumir la propia finitud, ba¡aí la ^."*,.idJ.iu'ñ;;"-
uo, y' uáÁ:r^rlo díferente de nosorros
mos, en las leyes que promulgamos; denunciemos en los ;'uzgados los casos nos regala experiencias y aventu¡as enormemente
de maltrato animal; repensemos nuestra sociedad como una comunidad mul- comprobar cuánto ganamos
pir..*..r, y *-r'ffi,.
tiespecie. Y sin embargo, con los años hemos comprendido que era una { c^onviry ., pr, .on ecosisremas y especies.
Precisamenre, los concepros de finirud
y f,rirrfaira nos pe
enlazarla rmiten
expresión desafortunada. No es que los anlmales no tengan voz. Es que no estérica con la ética a.lu nnturul.ru,
queremos escuchar esas voces, no queremos entenderlas y, actualmente, in-
l"r"lJ"urerva, por ejemplo, en
la obra del poeta y fiIósofo
Jorg. R ..hrnunn, qii.n fru ido tejiendo su pen_
cluso las ahogamos en rüdo. samiento ecologista con términás .o*o
urto.onáción, rimite, dec¡ecimien-
El ruido es, en el ámbito sonoro, el equivalente de la contaminación to, respeto, ecodependencía o bíomímesis.r2
mínica y de la basura que producimos. Si seres inteligentes de otro
Sin .,,brr;; h í;;;;ffi,
observaran el nuestro con el sentido del oído, no quedarían maravillados
nuestra poesía y nuestra música, sino ensordecidos por nuestra sobre el eno¡me impa*o puede tener la simple disminución
1ue
una especie, merece ia oena yg¡,d65 de ra población de
ción acústica. Por eso es tan importantebajar nuestro volumen, hacer ií.leos breues y .o'n*na.n*, ;;-ñ;;;.d;';.,
George Monbiot, Ho- vorr"s Chong,
rüdo y escuchar más. El equipo de'Vild Sanctuary ha rodado un breve nrarr, {éaÁ't* i"¡o, cambian er curso de los
len líneaj Dispomble en: httos://*r.r,ivourrb...;;r;;12;=dBlKKBpyxvE ¡ros)
de cinco minutos tirulado Soundscapes,to una denuncia de ia ingente Cbanse Clmate (Cómo las y Hou \vbares
iull"nr, .;a;;"1 .l;;"1 i,i,n.rr**, youtube.com/warch)-
dad de ruido que producimos y una reiündicación de las voces de la v=Mt8HxXvelCM
:2
Jorge Riechmann. Todo u.ene un ltmite. Ecología y transformación
bate' 2001) Gente aue no aztierc rocrhl (Madrid: De_
ie FranciscoJ. Purroy yJuan M. Varela, Mamíferos de Espaia (Bell.aterc¿:Ly¡x (M¿drid: Los
aiajar a Mate. Errriyor'*br"
Libroi de la bararata,
ecorogía, énrca y aatorinitación
2004). B¿tonzirneiis. Erroyo, sobte rrzitación de la natura-
y SEO/Birdlife. 20 t6). p. 52. leza' ecosocialismo v au¡oconter4cióz (Madrid:
t0 https://rr"r,r'w.youtube.com/vrarch?v=j8TSIC 1l\WR8&feature=youtu.be&a denks y etodepenitentes (Bacceion¿: pror;rr,
I""r ,¡.* i.- ra caurata,2006).Interdepen-
,;it"'"'
I
A¡n¡cr¡¡ r¡ ¡¡¿rm¡t¡z¡ 185
184
Eco¡¡rv¡r

crear libremente. No hace falta alejarse mucho para encontrar ejemplos. Re-
que en la estétlca' Vamos a intentar
mildad están más estudiadas en 1a ética de la cordemos a los creadores que tuüeron que exiliarse durante el franqüsmo y
;rr#;;;;;rú;; mo'¿nt^ sob* estos conceptos en el árnbito
# a los que no lograron escapar a tiempo. Recordemos, entre tantísimos otros,
f: estética. a Mercé Rodoreda, Remedios Varo, Antonio Machado, Miguel Hernández o
qué significa ser humano, en qué con-
!"
Cuando ratamos de comprender Federico García Lorca.
.t que' pese a nuestros evidentes defectos,
siste 1¿ humanidad, solemos decir La destrucción del ane de otras culturas y ia de labeil.ezanatura.l acos-
Las vinudes que acostumbra-
nos salvamos Por ias virtudes que Poseernos'
el amor, la pasión Y también la creativi- tumbran a ir juntas. Demasiado a menudo, alabamos el arte que hemos crea-
mos a rnencionar son la inteligencia'
El pensamiento humanista de la tradí- do <<nosotros>>, nuestro grupo, a la vez que ignoramos, despreciamos o inclu-
dad artística Y la sensibilidad estédca'
Grecia hasta hoY, no hace más que repetir so destruimos otras manifestaciones artísticas y estéticas. En estos casos, no
ción occidental, desde la Antigua y
violentos, que celebramos guerras co- estamos apreciando el arte por sí mismo, sino concibiéndolo corno un instru-
este dogma: .<es verdad que somos tenemos a
se salva P orque también mento; empleamos las obras de arte que nos convienen para reforzar una
metemos genociüos, Pero la humanidad Por
Miguel Ángel, Morart y Beethoven. concepción jerárqüca de Ia realidad, según la cual algunas cu.lturas son su-
Sófocles, ShakesPeare, Cervantes ,
que cometamos, por muy egoístas que podamos llegar a ser, periores ¿ otras.
muchos errores
algunas ocasiones , nos salvamos Por Y, en tercer luga¡ hay todavía ofra mzón, que es sin duda más compleja.
por muy hondo que haYamos caído en resplan-
es 1o que nos hace únicos Ahí Tenemos un canon de los clásicos de Occidente, sin los cuales nuestra cultu-
el arte y la belieza que creamos' Eso en las
repite desde la infancia en ia escuela, ra no se comprendería. Grandes escritores, de Homero a Mann, pasando por
dece nuestro esPíritu>. Así se nos filosofía
televisi vas, en los ensaYos de Dante o Cervantes. Grandes artistas, de Miguel Ángel a Picasso. Sin em-
pelícuIas de Hoüyrrood, en las tetulias
importa cuánto daño causemos, seguimos bargo, desde los años 70, somos conscientes de que la inmensa mayoría de
y en los folletos de los museos No
enamorados de nosotros mismos Y
adorando al único dios al que realmente aquellas que consideramos las mejores obras de nuestra civilización son en
ecie humana. Y nos adoramos Porque realidad controvertidas. Desde un punto de üsta artístico, no cabe duda de
adora la humanidad: Ia ProPia esP otras
v'1rt ud que incluye y eleva nuestras que son obras maestras. Pero si examinamos los ideales que defienden, ios
somos capaces de crear arte, una
coll el amor y la Pasión. mensajes que contienen, nos encontramos con que muchas de ellas justifican
virtudes, Pues aúna la inteligencia
sobre la humildad, debemos examinar de manera rigu- y ensalzan el sistema de dominio que reina en nuestra civilización: machis-
Para reflexionar artís-
especie se sa-lva Por su creatividad
fosa y cúúcalaidea de que nuestra mo, clasismo, racismo, etnocentrismo, homofobia, antropocentrismo y es-
Existen tres razones que nos permiten
rica y su caPacidad Para la estética. pecismo. Buena parte del gran arte, como igualmente sucede con muchas
amente, nuestra destrucción de la
cuestionarla. La Primera razón es, Precis de mane-
teorías filosóficas y estudios cientficos, han ser'¡ido para legitimar una civili-
capaz de apreciar estéticamente
naturaJeza. Una esPecie que fuere noso
zación r aücilmente injusta.
ecosistemas y especies como
ra serla y profunda no estarla arrasando primer lugar,
Cuando en los años 60 y70 comenzó a criticarse de manera sistemárica el
puede significar dos iosas. En
tros io hacemos. Tal destrucción no sabe-
contenido ideológico de las grandes obras del canoo, qüenes se erigieron en
estéticamente Y Por tanto
podría significar que no sabemos aPreciar podía defensores del panteón respondieron con una excusa: «era la época». Cuan-
en 1a naturalez a. En segundo iugar, .

mos valorar cuaiidades estéticas do alguien denuncia quela Odisea es esclaüsta y machista, se 1e responde:
que solo aPreciamos estéticarnente lo que nosotros cfeamos «sí, bueno, es indudable, pero es que era la época. Homero no podía liberar-
signifi.car
significaría que no admiramos la belleza
diferente de nosotros; Y eso a suvez se de su época. Así era como pensaba todo el mundo en aquella época leja-
tan solo cuando es obra nuestra' Sería como
de un objeto por sí mismo, slno que ella Pro- no>. Cuando alguien denuncia que Shakespeare es ¡acista y machista, se le
v'¿lo rara Positivamente el arte
si una cultura determinada solo responde: «sí, bueno, es rndudable, pero es qr-re era la época. Shakespeare no
urte qui producen el resto de las
duce y desp reciara de tal modo el que nos podía liberarse de su época. AsÍ era colno pensaba todo el mundo en aquella
eso también io hacemos, 1o
que se dedicara a destruirlo... De hecho, época lejana». Cuando alguien denuncia que Picasso es machista o que Dalí
conduce a la segunda fazoÍ\, es franquista, se Ie responde: <<sí, bueno, es indudable, pero es que era 1a
dictaduras Y terrorismo no solo
Guerras, genocidios, colonialismo, época. Estos artistas no podían überarse de su época. Así era como pensaba
el arte que consideramos
fin a muchas üdas, sino que asimismo destruYen todo el mundo en aquella época lejana.>> Pero... Picasso y Dalí vivieron en el
y menudo también a sus autores
encarnación dei esPíritu humano a siglo xx, ¿seguro que en el siglo rx todo el mundo era machista y franqüsta?
las éPocas, han sido censurados,
mos en cuántos artistas, en tod¿s Está claro que cuando en el siglo >o«r alguien estudie nuestro tiempo y diga
dos, amenazados, encarcelados ,
tornrrados Y asesinados por haber creado
han impedido a los queJavíer Marías es machista y clasista, se le responderá: <<sí, bueno, es in-
obras Pensemos en cuántos regímenes políticos
Eco¡lrttvl,lr A¡n¡cr¡¡ LA t'¡.cruR qrpz,r t87
186

el mundo en obras encumbradas en el panteón son aquellas que más han defendido eI
dudable, pero es que erá la época. Así era como pensaba todo
sistema. Es mucho más fácil que una obra que defiende el sistema sea pre-
aquella época lejana».
' poseen mrada, difundida, analizada e incluida en el currículum escolar y universita-
ño ,oio ,r..á. en el arre. Las grandes obras clásicas de la filosofía
,n nuestro sistema. Se las suele rio que ro une obra que lo critica. Y eso es algo que sigue sucediendo hoy y
*u ,o.p..t osa tendencia u niru. io peor de
que distingür que podemos comprobar observando cómo funcionan el mundo del arte o
J.f..rdÉ, diciendo que, dentro de cada ábra particular' hay 1o

uno de los el mundo académico. Los artistas o pensadores que emplean sus obras como
bueno de 1o malo. To-.-o, el caso, por ejemplo, de Aristóteles'
Antigua Grecia: hoy en día admiramos su vehículos de crítica del sistema tienen muchas más dificultades para ser re-
p."*ao..t más inteligentes de la
conocidos, premiados, difundidos y estudiados. Y si en algún momento se
?ilosofía de 1a literatura y simplemente ignoramos su feroz defensa de Ia es-
les concede un poco de atención, porque su calídad es tan elevada que no
.ñ;á. Es que erala época,p.',u*o', todos los ricos tenían esclavos' pero
se les puede ignorar completamente, luego se les olvida con una velocidad
eso no resta uulo. , ,r, ,.fl.*itrr.s sobre el arte. Y, sin embargo, deberíamos
¿podría ser pasmosa.
;;;;iá.r* ia posibilidad de plantear la cuestión de otro modo:defender Un caso paradigmático es 1a manera como el mundo del arte ha vetado
parte' para su
;;. i*,¿tJis escribiera s,is obtas, al menos en
justificar sus privilegios? si escribir e.sas tradicionalmente la creación artística realyada por mujeres. Durante siglos,
á.r..to a tener esclavos, para ¿Y
1as ínstituciones aftísticas han puesto todos los obstácu.los posibles para ím-
alzarse sobre
ou.n, ..^ su manera de fortificar su supuesta superioridad, de pedir que las mujeres crearan arte y con é1 mostraran su inteligencia y sensi-
si sus obras fueron un instrumento al servicio de su
otros seres humanos? ¿Y
injusto que 1o bilidad, defendieran sus propias ideas y cuestionaran el sistema. Durante
egoísmo, de sus íntereies personales , y a favot de un sistema
siglos, a las mujeres se les prohibió estudiar, mientras todo tipo de intelec-
privilegiaba, Perjudicando a otros ?
'-- ."*r*numás desde esa perspectíva las grandes obras de arte de nuestra tuales, basándose en informes supuestamente científicos, defendían que sus
Si
capacidades cognitivas eran menores que las de sus padres, hermanos, mari-
historia, el panorama qu. diLutjan es bien distinto' fJr'a razót de peso para
dos e hijos. Cuando, a pesar de tales obstáculos, algunas mujeres lograban
;;;;iá;rr.;tta posibiiidad es que quienes creaban esas grandes- obras aI
consi- crear sus obras, tenían que enfrentarse al desprecio, Ia ridiculización y ense-
(ias mujeres, las clases sociales
n,irrno tiempo sástenían que los otros guida al olvido. Pensemos en las dificultades que encontraron artistas como
i..udu, inferiores, los esclavos, otras razas, otras culturas) no poseían su-fi- Sofonisba Anguissoia, Arternisia Gentileschi, Fanny Mendelssohn, Clara
y no podían ser
ciente inteligencia, no merecían tener acceso a la educación
abrían un abismo infranqueable entre Schumano, Cami-lle Claudel o Mary Cassatt, entre tantísimas otras. Encon-
admitidos cámo artistas. De ese modo,
(y como vehículo tramos un ejemplo cercano en las mujeres de la generación del 27, deoomi-
*u -i.roriu de seres humanos capaces de crear arte usarlo y una mayoría de nadas las sin sombrero: sus obras tetían tanta calidad como las de sus com-
p".^ itr"t*irir la ideología que áefendía sus privilegios)
é1 una crítica al pañeros varones, pero ellos han sido encumbrados y ellas, olvidadas.sr No ha
ellos considerados incap"a.., d....u, arte articular con
(y
al fin de justifcar un siste- sido posible reconoce! atakzar y difundír la producción antística de las mu-
,irt.*u). De ese -odo, .1 arte servía doblemente jeres de una manera seria, rigurosa y sistemática hasta que las mujeres co-
eran considerados superiores a
*ul.ra.q"i* en el que unos sefes humanos pero solo menzaron a estudiar en las universidades en la segunda mitad del siglo x< y
ot.ás. E, d.cir, las art"s son el fruto más excelso de la humanidad'
algu- algunas de elias llegaron a ser profesoras, lideraron proyectos de investiga-
,1g*o, humanos serían capaces de crear obras de arte. Traducido: son ción y decidieron recuperar esa historia silenciada. De la misma forma, no se
de alta' qüe-
;r hr;;;.t particulares,;ou.ont,, blancos, occidentales' clase
que supuestamente comenzó a reconocer, ana)tzar y difundir de manera sistemática el arte pro-
.res produce., esas grandes obras recogidas,en el canon
pesar de ouestros errores' ducido por culturas no occidentales hasta que sus miembros entraron en ias
,Áitu" 1o mejor d"e la humanidad y nos salvan a
universidades y 1o estudiaron por sí mismos. Y, siempre, enfrentándose a
Pero¿nuestrosefforesnoconsistían,precisamente,enconstruírunsistema todo tipo de obstáculos.
-.- dominio y justifcarlo con la cultura?
de Tomando en consíderación estas tres razones, no me parece muy plausi-
g",.J¿rá, en todas las épocas ha habido artistas
(y fllósofos, cientficos,
ble ia idea de que la creación a¡tística yla capacidadestética revelen lo mejor
y p..t*^ .t general) q,r. há.' defendido la ideología del sistema.domi¡an-
í;h.. trabajádo paru'é\,y otros que han sid-o cúticos y han combatido sus
la Edad Me-
irjír,i.iut. También en laÁntigua Grecia, el Imperio romano' Véase el proyecto crossmedia dirigido por Serrana Torres, ManuelJiménez Núñez y
personas que 'r
Ju, tu luto¿.tnidad, la llustración, siglo ro, el siglo ro<' hubo
el Tinia Balló [en ]jne¿1. Disponib-le en: https://www.lassinsombrero.com/ Véase también las
contra la esclavitud, el racismo, el etnocentrismo, el pocas mujeres galardonadas con los P¡emios Nacionales de Cultura: hnp://www.dasicasymo-
l r.íruron decídidamente
y
.oiá**r-o, el machismo, la homofobia, el clasismo, e1 antropocentrismo Pero las
dernas.o rglwp-content/upload s/2016/ 12/ CyM-20161212-Lísta-autoras-premiadas-Pre-
m.ios -N acio nales-C ultura.pdf
y de denuncia'
el especismo y qo. .r.uro.t obras frlosóficas artísticas
Eco¡¡rnur A¡nrcr¡¡ re l¡¡fi,nanezA 189
i88

y sus defectos' Creo que de comunicación, la publicidad, las redes sociales, el cine y la literatura co-
del ser humano, muestren su grandeza compensen
y la estética donde mejor se merciales no cesan de gritarnos continuamente que ese es el modelo de vida
es precisamente en nuestfa ráción
con e1 arte
menudo han sido al que debemos aspirar. Frente a eso, los ecoiogistas parecen una panda de
aorecia nuestro fracaso .oÁo ttpttit, porque dernasiado a
dominio. |'lo estamos a la aburridos y amargados aguafiestas.
#r'rr,r,,|l,"rlr-á"r Jr.*1.i" de u.u id.ología del
es dejar Si los ecologistas piden a la gente tales renuncias, parece que les digan
J,*^ á. f, Uelleza de1 ptur,.,, que habitamos' Lo que necesitamos
tomar conciencia de que la única forma de evitar la catástrofe es asumir una menor calidad de
;;;;;r"o, tanto e1 ombligo con nuestras creaciones' estética y artística no üda ¡ por tanto, ser más infelices. Eso significaría un sacrificio enorme de la
.,o.r,.u finitud y practicar ia humiidad' La capacidad propia üda individual, de la propia vida familiar, para resolver un problema
todo' admi-
,. á.-u.rrrur, ,i-pt.**t. t"ut'do obras de arte' sino' asobre nuestro grupo' y' que se percibe lejano, cuyas consecuencias parecen inciertas y que en cual-
no pertenecen
rando el afte que crean los otros, ios que quier caso es un problema colectivo; mucha gente cree que deberían resol-
incapaces de-crear' re-
u,i" Áat, admirando aquello quelos humanos somos vedo los políticos y los grandes empresarios, en vez de exigir renuncias a la
.o-o r., regalo, agradeciéndola y celebrándo-
conociendo la belleza
"^"r*i dt u"u manera seria y profunda' poblacíón. Al mismo riempo, políticos y grandes empresarios envían el men-
la. Si aprende*o, u up,..iu r \a na.uxalezá saje de que será posible combatir la catástrofe ecológica sin alterar nuestra
enriquecedoras' inspirará nuestras creacio-
nos obsequiará con experiencias
lo que ganamos cuando convivimos en paz forma de üda, lo que resulta un mensaje mucho más reconfortante, aunque
nes artísticas y nos mostrará todo
sea falso. Por ello, si la ética ecológica aspira a convencer a la ciudadanía de
con ecosistemas Y esPecies' que modifique algunos hábitos, necesita mostrarle que no se trata de vivi¡
peor, sino de afrontar la vída con otros valores; no se trata de ser más infeLi-
COMO FI,ENTE DE SENTIDO ces, sino de redefinir la felicidad. Como sostiene la frlósofa Carmen Velayos,
5 .9, LXRIQI,E,ZA ESTÉTICA DE LA NATTIRALEZA
discursos más positivos, que propongan una forma de vida y de felicidad
Y PLACER
alternativas a los modelos dominantes en nuestra civilización, resultarán pro-
que estamos provocando y bablemente más motivadores.sa
Cuando los ecologistas denuncían la catástrofe Un argumento fundamental es que la salud es una cuestión colectiva. Una
debería rcÑzar, una parte
enumeran los cambios que nuestra civilización biosfera equilibrada, biodiversa y libre de contaminación permite una vida
cambios empeorarían su calidad
mayoritaria de la población cree que tales más saludable a sus habitantes y por elio cuidar colectivamente del planeta
de vida y se resiste a ellos. Cuando se
le dice ala gente que no debería tener
es una buena inversión en ia propia salud. Pero una natorul.eza sana no solo es
que debería volar menos, com-
coche prlvado o que debería usarlo menos , fuente de salud corporal, sino también emocional y mental, y eso tiene
que son trans-
P rat meno§
fopa, no comer animales, no comprar productos
continentes, no renovar sus mucho que ver con la riqueza estética de ecosístemas y especíes: la belleza
portados en barcos contaminantes desde otros natural nos llena de buenas energías.55
no gastar tanta energía, no gastar
artilugios lnformáticos tan a menudo, Respecto a1 concepto de <<belleza naturalrr, permitidme recordar breve-
como mascotas, incluso tener
taÍ\ta ag]u.a, no comp rar animales exóticos mente 1o que comentamos al principio de este libro. Es un término propio
renuncie una serie de actividades y de
menos hijos se le pide que a
de la tradición fiIosófica en lengua alemana e inglesa, formulado en paralelo
que concedían la felicidad. Esas
que nuestra civilización le había prometido a 1as «bellas artes>>, y tíene la virtud de resonar con más fuerza retórica que
emocionales y simbólicas
renuncias no son solo rnateriales, sino también el concepto de riqueza estética de la naturaleza. Conviene, sin embargo, re-
porque implican perder lo que en nuestra sociedad se considera una
cordar que su significado estricto es más estrecho que el de este otro concep-
lograda. to, pues la apreciación de la naturaleza incluye otras cualidades estéticas
humildes ttabaian
Muchas personas de clases medias Y de clases además de la belleza. Cuando lo usamos aquí, Io asumimos con un sentido
calidad de vida. Y una
pafa ascender en la escala social Y mejo rar su más amplio del tradicional, sin olüdar esas otras cualidades.
a poseef rino o dos coches
tienen los recursos económicos, asPlran
piscina, renovar regularmente ordenadores
y potentes, vívir en una casa con
rest aurantes de lujo, viajar
móviles, comer 1o que 1es apetezca, Probar 5a Ca¡men Velayos Castelo, <<Deberes y felicidad en la ecoética» ,Isegoría, núm )2
ia.opa cada temPorada, usar la calefacción Y el
todo ei mundo, renovar (2005), pp. 145-156.
que deseen, adornar tr Joan Nogué, Laura Puigbert y Gemma Bretcha (eds.), Paisatge i s¿la¡ (Olot: Obser-
acondicionado Pata tener siemPre la temperatura
de anirnales exóticos regalar a sus hijos y nietos cuanto. vatorio del Paisaie de Catalunya y Depa¡tamento de Salud de la Generalitat de Catalunya,
saión con pieles Y
qué deberían ellos renunciar a todo eso si les ha costado 2008) [también en línea]. Disponible en: http://wvw.carpaisatge.net/esp/documentacio_
pidan ¿Por plecs-ref_1.php
esfuerzo conseguido, si es 1o que los
ricos han tenido siempre? Los
190 Eco¡r.nu¡t A¡ngcr¿r tl N.{nEA¿EZA 19t

El ser humano ha domesticado unas cuantas subespecies


de animares. sin
embargo, parece que los bonobos se han domestícáo
a sí mismos, en un
proceso. fascinante que es actualmente
estudiado p"r a".rr* .rp..iuir"ur.
Los biólogos también sostienen que los iobos se
autodomesticaron al acer-
carse a_los grupos humanos y comenzar a cooperar
con nuestra especie, y
que, solo una vez ellos mismos habianiniciadá
el proceso, irr.*irri-a ,..
humano y comenzó a seleccionar diversas ,azas.
Aliuno, .r..rtifi.o,
que la autodomesticación de 1os robos y de ros ^n..rru'
h*"rrro, d.bi*rr"r*r.i, ,r
mismo t!*po y con influencias mutuás, pues aprender
a conrrivir con una
especie distinta exige mayores dosis de so.irbiliáud.
Losanimales domesticados y autodomesticados desarrolramos
más argu-
nas habilidades: controlamos mejor los impu.lsos
agresivos, somos más tran-
quilos, sociables y confiados y nos- entregámos
mái a actividades relajantes
De hecho, la mayoría de 1a gente intuye que rodearse de belleza natural c.o¡no el juego y el sexo. En general,*rrrLrr.*o, un aspecto y tambiéÁ con-
mejora su vida, y.i po. eso que nuesrra civilización 1a instrumenta6zay ductas juveniles durante la edad adulta; somos menos
fi..or, í.rror r.u..or.
truíu drvenderla como un producto de consumo más. Se nos dice que para Pero, al mismo tiempo, otras capacidades disminuyen. por
á;emplo, los-ani-
disfrutarla necesitamos comprar coches caros que nos lleven hasta ella, volar males domésticos como los cabalros o ras ovejas, que
viven confinados bajo
a países exóticos, Pagar hoteles de luio o montarnos un acuario efl casa control humano, pierden capacidades ,.rrroá., y
cognitivas que ya no ne-
Grandes ímperios económicos se sostienen comercíando con esa promesa de cesitan para sobrevivir, porque deregan ciertas tareas
.i ro, h,r**o" qr. ro,
belTeza natural, con apartamentos en primera línea de playa en islas
maraü- gestionan, como esrar pendientes de si hay depredadores
explorar territorios, buscar agua y alimen,t, .r.o.rr.u,
, o,rár-f.ifi"r,
llosas, con cruceros cadavezmás grandes, con yates caáavez más lu;'osos, refugio, .,.. po". ,r_
con safaris fotográfrcos organizados desde resorts de cínco estrellas, con ani- puesto, esas pérdidas cognitivas y sensoriales los
hacen *í, .rlr.*ui., y
males salvajes como mascotas. Pero, en realidad, lo que nos venden son de- frágiles. Un animal domesticado es más fácil de *J;;;;";""
r"i_¿
corados y omamentos, que en muchos casos contribuyen a la destrucción de salvaje y por ello, desgraciadamente, la inmensa
mayoría de animales domes-
ecosistemas y al exterminio glo,bal de especies. No nos proporcionan expe- ticados-sufren abusos y violencia por párte de los
humanos.
riencias profundas de esa belleza porque, para lograrlas , se fequlere otra . Los humanos que vivimor.r, .it, civilización, que
nos hemos autodomes-
actitud. Apreciar la belleza natural no se consigue por la vía del dominio y la ticado, también hemos empobrecido nuestras capacidades
sensonales y qui
poseslon, no se conslgue explotando, enjaulando, consumiendo, malgastan- zás algunas capacidades cognitivas respecto de
nuestros antepasados cazado-
do, usando y tirando. AP rcciar Ia belleza natural exige precisamente renun- res-recolectores o de las culturas queiodavÍa desarro[an.rá
for-^ a.,.rar.
cíar a dominar y poseer. Exige respeto y humildad. Los cazadores-recolectores prestan más atención
a su entorno, porque nece-
Esta idea nos conduce hacía otra. Actualmente sabemos que los animales sitan comprender de manera proft,da el territorio
en el que #;, ;;;;..
domesticaclos por nosotros o autodomesticados como nosotros perdemos se de ios depredadores,.e,qtar arenros a multiples
pellgros, dif...;;;.ürr-
gunas capacidades respecto de los antePasados salvajes. Domesticar es el mente una seta comestible de otra venenosa pa.o
,ry
simiraq entender el
ceso por el que se substituye la selección natural que rige la evolución de comportamiento de los anima.les, distinguirlos a distancia
po. *, ,;;á;,
especies, por un tipo de selección artificial que persigue e1 objetivo de su olor, estar atentos a las señales qre in"dican
un carnbio ¿.,i.,,po, "
y....
anirnales menos agresivos, más dóciles. Es un proceso que debe realizarse una
sran cantidad
dL conocimientos y habitidua.r'a. ío, q,r.
:,lil-.:.^:'91
un buen número de frdívrduos a 1o largo de diversas generaclones y que oependen para sobrevivir y que solo se conservan en su memoria. po. ello,
ra el genoma, la fisiología, la anatomia,Ta apaiencía,la conducta y las están más despiertos, más vigilantes.
dades de los animales en cuestión. En el caso de ios perros, los cerdos, . En-cambío, quienes vivimos en esta civirización, encerrados en nuestras
que
caballos, los hurones o los visones, entre otros, se ha comProbado ciudades, alejados de la üda salvaje y rodeados
de piuntu, y;;*.[J;;.,
subespecies domesticadas tienen un cerebro un poco menor que sus ticados, en un mundo donde rantas cosas están
brio .ontá, dorrd. huy;.-
sados salvaj es, y está en discusión si 1o mismo sucede con Horno sapiens nos peligros, donde Ia dívisión der trabajo
permite que nos podamos .orr..rr-
trar tan solo en algunos conocimientos y t usmaraa
nuestras viviendas confortables, rodeados
p..ti.ú;, h;;i;;;;"
t6 Carl SÑna,Beyond'Words: Vbat AnintabTbink andFeel, op cit', pp' 427-441 de caprichos, ;áq;il;;;;i",
192 Eco,c,vrMAr A¡n¡crr¡. l.q NATtB,{rEzA L9)

alimentos ¡ra precocinados en el supermercado, incluso comprándolos por desde más lejos, detectarios por el rabillo del ojo, notar que en ra espesura
internet, pásarrdo muchas horas sentados cada día, consultando nuestras du- del bosque se ha movido una ramira, ver los nidos, comen zar a relord,ar
das en wikipedia, confiando en que si no sabemos reso1ver un problema dónde está cada nido, comenzar a distinguir las aves por la forma en que
habrá un especialista que sabrá hacerlo, acudíendo al médico en cuanto sen- l'uelan o se posan en las ramas, idendficadas por la silueta medio oculta en-
timos la menor molestia, llamando a los se¡vicios de emergencia si nos per- tre el ramaje, reconocerlas por el oído... se despiertan el cuerpo, los senridos
demos o nos accidentamos eo 1a montaña... nos quedamos algo adormila- y también la memoria; surgen un torrente de preguntas que estimulan 1as
dos. Esta forma de vida nos ofrece seguridad y comodidad, y nos permite capacidades cognitivas. De ese modo se unen el placer coiporar, sensorial,
vivir más años con meior salud, lo que por supuesto es muy valioso, pero emocional, cognitivo y estético y regalan una il.egría vital que pocas cosas
también nos emboba un poco. Percibimos menos el entofno que nos rodea son capaces de generar. cuando estoy en casa escribiendo, consumo grandes
y, sobre todo, percibimos y comprendemos menos el entorno natural' Des- cantidades de té para mantener la concenfación. cuando estoy de pajareo
conectamos de la naruraleza. Nos converlimos en animales de granja' no necesito té: mi cuerpo se despierta solo.
Hay unas cuantas maneras de percatarse de ello en la propia piel y tratar Resulta fascinante la rapidez con que nuestro cuerpo y nuestra mente se
de recuperar esa actitud despierta y atenta sin perder las ventajas de nuestra adaptan a esa actiüdad, absorben información y upt..rd.., a estar a.lerta. Es
forma de vida: hacer senderismo, montañismo, escalada, surf, buceo u otras así porque en realidad somos el resu.ltado de miies de años de evolución que

actividades de inmersíón en la natu¡a.leza. Vamos a ahondar un poco en una nos han prep atado paru sali¡ de pajareo. El bírduatcbing hunde sus raíces en
de ellas: el pajareo. Más conocido por sus nombres en ingiés, blrdaatcht)ng o la exploración del territorio y la búsqueda de alimento, d. nr.rt.os antepa-
birding, consiste en salir a observar aves en su medio natural, armados con sados cazadores-recolectores. Ellos obsewaban lana¡tral.ezapara sobreviür,
prismátícos, telescopio, cámara, cuaderno de campo y de identifica- pero creemos que también poseían curiosidad intelecrual por comprender su
.l¿". Y aunque se llame <<paiareo», una de sus virtudes es que
'.tas suele ser la funcionamiento y que apreciaban la belleza natural. Ahora que ya no necesi-
puerta de entrada a la observación natufalista en general. Las aves.son un tamos esas habiiidades corporales, senso¡iales y cognitivas para hallar ali-
tuen comienzo por la sencilla ruzó¡ de que son la clase de animales que mentos, podemos enfocarlas a entender y disfrutar los ecosistemas. Lo que
encontramos coo mayor facilidad cuando salimos al campo. Pero una co- quiero defender con esto es que nuestro cuerpo, nuestros sentidos y nuestra
mienza contemplando aves y 1o normal es seguir observando todo tipo de mente están fabulosamente equipados para la observación naturalista y Ia
animales, desdemamíferos a insectos, así como Plantas, setas y, en definitiva, apreciación estética de Ia naturaleza y, cuando nos entregamos a ello, el pla-
el conjunto de elementos orgánicos e inorgánicos que configurao cada eco- cer es tan biológico como intelectual y espiritual.
sistema. Tampoco es extfaño acabar observando las nubes o las estrellas en Quizás podríamos aventurar que el pajareo es una sublimación de ra caza
ei f,rmamentó. con 1o cual, salir de paiareo es un viaje virtualmente infinito y la recolección. En cualquier caso, sustituir la cazapor el aprecio estético
que nos l1eva a conocer y apreciar la riqueza inagotable de la naturaleza.Una concede un placer mucho más profundo. cuando cazas un animal, el placer
comienza ojeando una guía de páiaros de su país y cuando se da cuenta tiene estético que proporcionaba observarlo se acaba enseguida, Detienes su his-
una estantería en casa abaffotaáa de guías de naturaleza. toria, robas una vida y lo único que te queda es un cadáver. Aunque puedes
Cuando una sale por primera vez de paiareo con guías profesionales, re- usar su cuerpo como carDe y su cabeza y su piel como obl'etos decorativos,
sulta sorprendente percataÍse de que ellos perciben rnucho más. Perciben en realidad has reducido la riqueza estérica de ese animal, porque un sujeto
mejor y más rápido lo que está sucediendo en el entorno, sus sentidos están con una historia es mucho más interesante que un objeto. si án cambio lo
más despiertos y atentos. Descubren más animales, entienden su conducta, observas, lo fotografías, lo grabas en vídeo, lo dibujas, grabas sus sonidos,
perciben sus fastfos en el suelo y la vegetación, comprenden meior el lugar aprendes sobre su comportamiento, 1o reconoces como un indivrduo y co-
y lo qr. está sucediendo en é1. Las primeras veces que salí con guías, llegué mienzas a observar sus relaciones con otros individuos, aprecias ,u p..io.rn-
u t.*.. que, además de ser anósrnica,teoíaun problema de vista y de oído,
lidad. . puedes volver al día siguiente y seguir observándolo, puedes regresar
porque tardaba mucho en descubrir animales que estaban muy cerca y que al cabo de una semana, un mes, un año, una década. puedel ,...r.or,i.urlo
io, j,_,iu, detectaban al instante. No era conscienre de la gran cantidad de muchas otras veces y segür su historia. El animal conserva su vida y su liber-
tad, y a ti te regala un placer mucho más enriquecedor. El respeto tu t
espJcies distintas que había a mi alrededor. Pero a medida que pasaron los i
días, excursión tras excursión, fui notando cómo el cuerpo se despertaba y
dad, que son irirtudes édcas fundamentales, soo también el cámná para"rrrit-
dís-
los sentidos se agudizaban. La experiencia más asombrosa efa volver a luga-
frutar de la belleza.
res donde había ido antes otra§ veces y descubrir especies de pájaros que
nunca había visto al1í. Poco a poco aprendí a percibir animales cada
6. Apreciar a los demás animales

6.1. CueN»o No ApRECTAMos A Los ANTMALES coMo ANTMALES

Todas las culturas comparten Ia fascinación estética por los animales, que
han sido siempre una fuente de ínspiración paru7a creación a¡tística y el di-
seño de cualquier tipo de objeto. Ya en el arte prehistórico son un tema
frecuente y a menudo están representados con admirable maestía, fruto de
una observación detallada. Es razonable preguntarnos si quizás esa atracción
por 1os animales estaba ya en nuestros orígenes y forma parte de nuestra
naturaleza. Actualmente, los animales nos siguen fascinando y, sin embargo,
dadala superficialidad que impregnala civiízación en la que vivimos, su
apreciación suele ser bastante banal.
Lo que caracteriza esta apreciación super6cial de los animales es que no
se los aprecia como aquello que son, sino como aquello que nuestra citihza-
ción desearía que fueran. Y dado que nuestra civilización es tan frívola e
i¡sustancíai, querría que los animales fueran menos complejos e interesantes
de lo que son. No los apreciamos como sujetos que poseen capacidades cog-
nitivas, emocionales y comunicativas, capacidad para sentir dolor y placer,
memoria y deseos; como sujetos que desarroilan vínculos afectivos con otros
seres y despliegan conductas sofisticadas que entrelazan su forma de vida
con el entorno al que pertenecen y los otros seres que lo habitan. En vez de
reconocedos en toda su riqueza y trutar de comprender las características
distintivas de cada especie y la personalidad parttcular de cada individuo, los
reducimos a su mera apariencia externa y convertimos esa apariencia en un
instrumento-
Como es sabido, nuestra civilización explota cada año a millones de ani-
males de las más diversas especies. Diferentes teorías éticas han seña1ado que
la inmoralidad de dicha explotación no radica tan solo en el sufrimiento
puntual de los animales cada vez que son maltratados, sino en que pierden
completamente sus vidas al ser obligados a entregarnos su cuerpo, su tiempo
y sus energías para servir a nuestros fines. Es deci¡ no son considerados
t96 Ecoa¡n¡r¡r
fu¡¡cr¡¡ ¿ ros DErylÁs ANTMATES L97

como seÍes que existen para sí mismos, poseedores de va-lor intrínseco, sino Los zoos y acuarios que halramos
que son reducidos a un va-lor lnstrumenta-l impuesto por los seres humanos en tantas ciudades practican
instrumentali zación, e*hibiendo esa misma
según sus intereses y caprichos. A los anima.les los podemos ínstrumentalizar público' su estética es- una mezcla
rri;;i;r .;
escaparares para disfrute dei
de muchas formas, tanto criándolos para comer como convirtiéndolos en
d. purqo. d" atracciones, museo interac-
tivo y cenrro comercial, diseñado.rp.iiJi."re
medios de transporte o herramientas de experimentación; la mayoria de ellas para los niños. Estos cenrros
no solo encíerran a una-gran
canridad ae animales, sino que estimuran
han sido profusamente an'¿üzadas y denunciadas desde \a éúca animallSin visitanres el deseo de adqurir su pr"pi;;;i;;ión. en los
embargo, hay una forma de instrumentalización menos estudiada, que pro- De hecho, enrre las crases
sociales más poderosas, en la *)yoii;;-;;ír.r,
pongo denominar instrurnentalización estética y que reduce a los anima.les a es frecuente poseer zoos
privados, lo que fomenra un enorme
meros ornamentos cuya fu¡ción es adornar nuestros cuerpos y nuestros en-
_.r.áao ¿" ;;;;r'*1"#::;..,
legal v otras muchas iiega-l.,El
tornos. La apreciación estética que tiene lugar aquí no es una apreciación
.;;;;.i, trü de especies sa.lvajes esrá índ-
mamenre relacionado con ei narcoüan.o
y i tr,an." á. ;;;;;; ¿, ,..""a.
sería, profunda y crítica, sino una apreciación superficial que concibe a los rcaltzado por las mismas mafias.2
animales como herramientas destinadas a producirnos placer sensorial. Los anima.les no solo son tr¿tados
como ornamentos mientras üven,
La reducción de los animales a instrumentos estéticos puede ser de tres que a menudo también son matados sino
pu.u .o.ru..urros en adornos.
tipos, aunque no son tres categorías autoexcluyentes, sino que pueden darse de osos o corzos, pieles de cabezas
aLavez. Los tres tipos de instrumentalización se producen tanto con anima- ardillas disecados son
Fri;;;;;ri"o', .r.rpos enreros de lobos o
c.onsideia;";;bÉ,'";corativos
les reales como con sus representaciones en obras de arte o en cualquier otro tintas, ranto en casas ¡ústicas a. en curruras muy dis-
tipo de objeto. Por supuesto, 1o más grave es que afecte a animales vivos ¡
ro"rr'."r¿.1'.o-o en üviendas rujosas en
rascacielos y también en hoteres,
sin embargo, las representaciones arrísdcas o artesanales tarnbién son pro-
,.r,rurur,Á o tiendas. Los taxidermistas
son capaces de rransformar er cuerpo
blemáticas, aunque no causen un daño directo a ningún individuo, si sirven
d. * ..b".o en rura silla, una cabeza
de gamo en un perche.o, lr. .r..rrá, di;:;;".,
para rcfor.zar esta concepción de los animales. de elefante unalámpara,uoa pata
en un raburete o ras n,rno.-a.'*loriru
EI prirner tipo de instrumentalización estética consiste en reducir a los plumas y colas de navo real .n * ..ni..ro. Marfir,
animales a meros ornamentos. Hallamos ejemplos claros en las personas que
son;;;;r;;ldor.o., esa misma función.
Tam.bien habría que inctuir lr,
tienen acuarios en casa porque los peces les parecen bonitos o que enjaulan
.;i.;;i;;JrJ" inr..,os, con cada libélu.ta,
mariposa' sakamonres o escarabajo
canarios o jilgueros para escuchar su canto. Son prácticas comunes en nues-
d"";J;;"" arfileres en un ataúd de
cnsul' Los abrigos de piero to, ,riu,o.
tra civilización, gracias a las cuales se lucra un suculento negocio de cría de á;;;.;" son más de lo mismo.
Esta concepción de los rrrr"d;.;;;;;;;".
animales y de fabricación de los productos necesarios para mantenerlos con se ve reforzada por la in_
.1."taud de objetos que íncluyen ,epr.r.ntr.iones
vida el mayor tiempo posible. Las víctimas suelen malvivir en espacios dimi- 1.."1.
mrsmo de animales con el
hn ornamental, desde joyas.iasta
nutos, lejos de los ecosistemas a los que peftenecen, sin poder desarrollar sus
,opa, cortinas, vajillas o jarrones.
Muchos de estos objetos están'desdnaá.r
i'piuri." infan¡ir y en elros as-
conductas naturales y completamente a merced del capricho de sus dueños,
quienes pueden darles un trato mejor o peor que nadie supervisa.
pecro de ios animales es modi,cado
p;.;il."rI. rnás arracdvo, de modoelque
se conüerren en Lrna mezda
de animales ..a., ,..., d. f;.;;E;,,,r;;..
sentaciones banales pueden parecer |
dg. ;;;;;. y qui.záslo serÍan si fueran
1 Véase, por ejemplo: Sue Donaldson y Will Kynrlicka, Zoopolis. A Political Theory of una minoría entre otrasrnrihr,
,.p.."r."rr.1á..r que demostraran conoci-
Animal Rigbx (Oxford: Oxford University Press, 20LI)t Zoópolis, una rcuolución animalista miento y respeto. El problema .,
(Madrid: Errata Naturae, 2018), t¡aducción de Si1üa Moreno Par¡ado. tJ¡sthWolf ,Etbik d,er d. ;;;;;ri.u .luairu.ion predominan ias
representaciones insustanciales, que
Mensch-Tier-Bezíehung (Fráncfor del Meno: Vittorio Klosterm arn,2012)', Éica de k relacióir no hacen *a, qr. ¡*r¡lrllá'ü*rio"
real' Nos convencen de que tenemos
entre bamanos y animales (Mad¡id: Plaza y Valdés, 2014), traducción de Raúl Gabás derecho u orgi, a ras otras especies
nos enffeguen su apariencia para que
A-licia H. Pd.eo, Ecoferninisno paru otro mundo posibLe, op. cit. LngéhcaYelasco, La ética decorar nuestros
anirnal ¿Una cues tión feministd?, op. cit. Oscar Ho rta, U n paso adela n te en defensa de E1,se{undoti jii)rrtromentahzaciónrr,é;,;:'X:;Jff
aninales (Madrid:PlazayValdés,2077).JaanlgnacioCodinaSegoüa, Panyotros. complejo. Los animales son obligado; :lH:T,tffi?:
bistoria del pensaniento antitauriflo erpañol(Madtid:Plaza y Valdés, 2018). Paula Casal,
;;,;r;;;;;su apariencia, pero no me-
Multiculturalism Bad for Animals?>>, Tbe lournal of PoLíncal Pbilosopfu, vol. 71,
(2001), pp. t-22. Núria Almiron y Nat'alie KhazaaJ., «Lobbying Agaínst Compassion: 2 véase el i¡Jorme: wyF,
sist Discoutse in the Viüsection Industda.l Complex>>, American Behauioral Scientist,ttol. que t¡ata tanto del cornercio 'iL1 rucha conrra er r¡á6co ,ícito de vida sirvest¡e» (2012),
nú¡n. I (2016). Véase tambíén el Centto de Ética Animal de la Universidad Pompeu muerros [en [nea]. Disoonihle
legal.de ejemplares *".;;;;zoos privados como de animales
en, hnpr'áwsr..",..**ftü"*rlár¿r)_u,f,ich;r,gü.i*rla
codirigido por Paula Casal y Núria Almiron [en línea]. Disponible en: ILfetraf'ck.ing-spanish ir.odf Vear"
eslweb/cae-center-fo¡- animal-ethics,/bienvenidos
rr-ui*, nup",))"#.irror.".*zabout_our_earrvspecies/
problems,/illega.l
t
_trade/ laweb especrfica: frr,i,zZ*_*ir-r"t
r.
"rgu
Eco¡Ni¡nur A¡n¡rr¡n ¡ ros o¡¡,lÁs ¿ml¡r¡s 199
198

metáfora de ideas de fuego o tigres cabalgando, y obJigamos a los animales a dar cuerpo a nues-
ramente para decorar, sino para convefiirla-en símbolo o
paradigmático son las fábulas: están repletas d9 a-qma- tros sueños, como si no fueran más que plastilLna que manipuiamos a ouestro
nuÁu"^t. El ejemplo
pefo que no se repfesentan a sí mismos. En la fábula antojo.a Tampoco en las corridas se ve a los toros como lo que son, herbívo-
les de muchas-especiei
cómo son realmente ros pacíficos y afectuosos, porque algunos humanos desean que simbolicen a
de la Liebre y h tárnlgu oo hay ningún ínterés por saber
ücios y virtudes una bestia irracional, peligrosa y violenta, que debe ser torturada y ejecutada
;; ap."á., ,r., .ol-o se trat; de ,isarlas como metá{oras ydealgún rasgo de su en un rirual que celebra la supremacía humana. Los toreros llevan siglos ma-
h;;;;t. Torna-o, la imagen externa de los animales humanas, tando toros, pero son incapaces de ver al toro como 1o que realmente es.
ideas y conductas
."Áp""..ri.nto y los e-pl.-eu*os para revestir EI tercer tipo de instrumentalización estética consiste en una estetización
de los
.á-i ti los animáes to frr.ru., más que apariencias, trajes' vestimentas
hacemos cuando tomamos la imagen del dominio. La explotación no solo se impone porlafuerzay se justiáca con
q,r. ,ro. podemos apropiar. Lo mismo
de países o partidos leyes y discursos, sino que se envuelve de una estética que pretende embelle-
de los animales como marcas de empresas, símbolos
y clubs de cualquier cosa' Una i¡stitución es- cerla. Por ejemplo, a los animales usados parz- úabajff en el campo se los
pátiir.ot, equipos deportivos
hace desfiIar disfrazados con todo ripo de ornamentos duranre la celibración
iog. ,., u"l*¿ p"ru i,-, marca porque es una manera de representar visua-l-
simboliza r la fuerza; un perro, la de ciertas festividades populares o reJigíosas. Supuestamente es una mane-
-.'.rr. unu idea abs¡acta. U., león puede que repr€senta un ra de incluir a los animales en las fiestas, agradecer su trabajo y llenar los
fidelidad; un caballo, la elegancia' En realidad, la empresa
los leones, sino tan solo en usar desfiles de colorido, pero en realidad es una forma de embelLecer su explo-
león en su marca no tiene e"special interés en
tación. Lo mismo se hace con caballos, burros, camellos o elefantes usados
como medios de transporte: en las celebraciones solemnes se los cubre de
adornos. Igualmente, los ejércítos o policías que usan animales los decoran
para los desfiles.
En este tercer tipo entrarían aquellas obras de arte que representan la
explotación de los animales como algo normal y corecto, sin cuestionarlo y
envolüéndolo en una estérica que lo justifica. Recordemos la tradición pic-
tórica de representar escenas de caza, de representar a los animales como
comida, como fuerza de trabajo en el campo o vehículos de transporte. pen-
§emos en cuántas esculturas, pinturas y {otografns han representado a hu-
manos a lomos de un caballo. Esos caballos siempre aparecen como seres
eiegantes, fuertes, nobles y fieles, absolutamente entregados al servicio. pero

a Marta TaÍalla, <<una estética del citco y de ios espectáculos circenses con animales»,
cont¡iuium,ní¡m.21/28 (201r), pp. 145-167 [también en línea]. Disponibie en: hnps://ddd.
llab. cat/ p ub / atpub / 20 15 / 17 63 5 6/Circos. pdf
una primera versión de este a¡tículo fue presentada en una compárecencia en el pada-
ment de caraiunya, en la comisión de Agricuitura, Ganadería, pesca, Alimentación y Medio
Natural, el día22 de octubre de 2014, con motivo de la t¡amitación de la proposición de Ley
de modiÁcación del artículo 6 del rexto refundido de la Ley de prorección áe los Animales
aprobada por e1 decreto legislaúvo 2/2008, Dicha modiEcación se refiere a ia prohibición de
los espectáculos de circo con animales en Catalunya. La comparecencia, junto con las de otros
ponentes procede¡tes de diversas disciplinas, puede verse aquí: https://www.parlament.catl
web/canal-p arlament/sequencia/index. html?p_cp L=7 19 664 8
Finalmente, el dia22 dejulio de 2015, el Padament de catalunya decidió prohibir el uso
.
de.animales salvajes en circos y se comprometió a crear un observatorio para Ámprobar si 1a
utilización de animales domésticos en espectáculos circenses es compatitle .on ,, bi"n.rtu..
Para ello promul gó laley 22/2075, del 29 de jutio, que puede consuliarse aqtú: http://portal-
dogc. gencat. catlutilsEADOP,zPDF / 6927 / l$ $08.pdf ag.rdec.r rl prrjr-"nt d.
euiero
catalunya que tomara esta sabia decisión, y también dar las gracias a la Fundación Franz
Anirnals? (Londres: Penguin Books, 2009), p
John Berger (1980),WbY Look at weber y a la asociación Liberal por organizat la campaña cátdunya L.liu¡e d'Anima.rs en
«Por qué miramos a 1os animales>>, Mtmr (Barcelona: Gustavo Giii, 2001), traducción de
Ci¡cs (CLAC) y especialmente a Leonardo Anselmi, Anna Mulá y Ro.i Carro.
Yázquez.
200 Eco¡mutl Apr¡cr¿¡,t ros »EMAS ANn/L{rEs
il

201
1

las cualidades estéticas con ias que se quiere presentar al caballo sirven para de cumpleaños infantiles, cenas privadas y visitas nocturnas.
También hay
justifcar que sufunción es sostener al hurnano retratado. La continua repre- zoos que incluyen espectáculos circenses con sus delfi¡es,
focas o loros. Es_
sentación de los caballos como medio de t¡ansporte contribuye a normalizar tas prácticas est¿ín diseñadas para aumentar la satisfacción
del público y los
su uso, como si ca¡gar con humanos y sus mercancías fue¡a la razón de ser ingresos económicos del zoo e implican todavíamás presión
stbre
de esta especie. m§, eue cadavez pasan más horas al día rodeados á. g;;;.*d;."ros ani-
En el arte español encontramos e;'emplos cla¡os en las obras que celebran
la tauromaquia. La literatura, las artes üsuales, [a músíca y el cine españoles
.. El zoo impide a los animales vivir su propía wda y rciüza.rá .o*o ,q,r._
llo que son, lo cual ios hunde en ,-rr, .r,rdo d. estrás crónico y
frustración
están llenos de obras que muestran las corridas, Ios encierros y otras ñestas permanente. En la mayoría de los casos, cuando llevan
un tiemio en el zoo,
populares con toros o vaquillas como si poseyeran un gran valor estético. En ya no se los puede devolver a su hábitat, porque
ra cautividad t"r t u ,ounao
estos casos, el arte actúa como un legítimador dei maitrato: no solo 1o defien- las capacidades y los conocimiento, puru d.ráuolverse
.n a. ». .rt. ,noao,
de, sino que 1o envuelve en un aura de cualidades estéticas pan cautívar a) los zoos f,ncionan como máquinas áel orvido: er. animal
olvida su io.,,, a.
público. vida, al mismo. tiempo que ei público que lo visita la olrrida rambiérr.-fo,
La consecuencia de que nuestra civfización muestre tan a menudo a los zoos suelen publicitarse afirmando qr" io'ventanas
alanatwaleza salval'e,
animales como no son, es que estamos olüdando cómo son. Al verlos cond- lo cual es completamente fa.lso. En realidad, son lechos d. pro.,rstá,
c.idas
nuamente atados, encerrados, enjaulados, disfrazados, obedeciendo órdenes que mutilan la identidad de los animales para convertidos
en objeto, ¿".*lri-
o síendo castigados por no obedecer, nos cuesta cadavez más imagínarlos bicíón. Los zoos disocian la apariencía d'e los animares, que
ot ru.n po. a
libres, 'r,rvrendo sus üdas por y para sí mismos en los ecosistemas a los que nero, de su forma de üda, que intentan reprimir po,
toio, los medios. En
pertenecen. Así olvidamos su libertad, olvidamos sus conductas naturales, general, intentan conseguir que los animalei se asemejen
a exó¡icos adornos
sus formas de viür, sus capacidades cognitivas, emocionales y comunicativas. a.los que fotografiar y a atracciones divertidas .o. lás qr..rrr..r.n..
r lo,
Y, por e1lo, perdemos la oportunidad de apreciarlos de manera profunda. niños.
EI lobby de los zoos se defiende de estas acusaciones argumentando
que
rcÑzan tareas de conservacíón, educación e investigación,
6.2. L¡,PA¡,{DoJA ESTETTcA discurso es una tramp a. La ú,ruca manera de conserva,ealmerrt.
! sin embargo tal
, ru, lrp.-
cies es cooservarlas en sus ecosisremas; y por ello ros zoos
no pueden l,r"rpri,
En el marco de esta concepción super6cial, se produce un fenómeno que una f*nción real en la conservación. con,.iene también ...oráur
qr., .,r*ao
denomino la paradoja estéÍic¿¿. Consiste en que los seres humanos hallen pla- se realiza cría en cautividad para reintroducir una especie
en su medio, se
cer al contemplar a un animal, a pesat de que 1as condiciones de exhibición intenta que ios animales tengan ra menor reración poribl.
con ros h;;;.r,
del animal, destinadas precisamente a que el público disfrute de su contem- precisamente para que puedan adaptarse con éxito
en la naturaleza. Así se
placióo, le causen un daño. Es decir, que sean capaces de dañar aquello que hace, por ejemplo, en el caso del linie ibérico. por
esa misma razón, los ani-
<,les gusta, y de dañarlo justamente porliue «les gust»>. La paradoja consiste males mantenidos en diminutas celdas artificiales y expuestos
al púbiico en
en que, para sentir ei placer de contemplar a un animal, los humanos le cau- ,n zoo difíci-lmente podrían reinrroducirse después .r, ru .rutr.urá za silvaje.
sen dolor y que contemplen al animal srn percatarse o quererse percatar de Los zoos reconocen,que los animrres qua *rn,ia.,an en
cautividad no pue-
su sufrimiento. den ser rein*oducidos y por ello afirman que estos ejemplares
d.r.-pá;r,
Esa situación se da especialmente en acuarios y zoos. Los animales son una funció¡ d" e*bajaáoies de sus .oogarr; ,Juajes para
educar a ra socie-
exhíbidos en dirninutos escaparates decorados para evocar 1a apariencia de dad sobre la conservación. sin.mb.rgol esta es una iiea que
resu-rta r.*.u-
su ecosistema (y ,quí recordamos lo explicado más arriba sobre Ia concep- mente paradófica: en primer luga¡ porque estos animares ya
no e*hib"r, su
ción de la nataruIeza como escenario y decorado). Allí encerrados, los ani- conducra natural ¡ en seg.undo lrga., porqo. difícilme.rte
ur^ i.rf^ pr.a"
males están fuera de su hábitat, no pueden realtzar sus conductas naturales, educar en el valor de la libertad. FinJ-..rt., ros zoos justifican
*u.r,..r",
son forzados a aprender conductas antinaturales, por ejemplo, comer delan- arumaies en cautividad porque los emprean pa.ta reeJtzar"rn*rrigr.i¿",
te de humanos que les aplauden y gritan, y no pueden tomar ninguna deci- en ¡ealidad, esa investigación consiste e., esiudiar cómo
p.*,
manteier a los ani-
sión sobre sus propias vidas. Como consecuencia, pierden su autonomía y su males en cautiüdad, lo cual es u¡ círculo vicioso. La investigaciO,
qrre ,.uli
identidad. En muchos casos, e1 público no solo puede mirar y fotografrar a zan los zoos está al servicio de los zoos y no de ros animaresly
r"riu'.o*fr"-
los animales, sino que el zoo ofreceinteractuar con ellos: tocarios o dades de tamente innecesaria si no existieran los zoos. La única investigación
ion
comer. Algunos zoos organizan experiencias de cudador por un día, 6estas sentido es la que se realiza en el medio natura]. por todo
ello, de".rue,ro,-re-
202 Ecoa¡msr Aprucr¡-n ¡ ros oEMÁs ANI¡,IATES 20)

sulta fundamental.la idea de la ecoanimalidad: los animales no son ob forma, su colorido, cómo se mueve o los sonidos que emite, pero son inca-
que se pueden extraer de su medio ytrasladar de aquí parad),á a nuestra paces de comprender que el aspecto externo no es más que una pequeña
conveniencia como si fueran sillas o mesas, no son simpiemente cuerpos, parte de su compleja identidad. Han olüdado lo que es un animal.
sino redes de relaciones.' La paradojatodavía tiene otra c^ra: esta apreciación superficial de los
La parudoja estética reside en que los seres humanos sean capaces de animales es incapaz de revelar su belleza más profunda. En cambio, cuando
pagar entrada azoosy acuarios para ver a esos animales exhibidos, plantarse contemplamos animales en su ecosistema, cuando observamos de manera
delante de las jaulas, decir <<qué bonito>> y hacer una foto, mientras el aoimal respetuosa cómo üven sus vidas, interactúan con sus congéneres y otros se-
sufre por ello. La parudoia es que exista un suculento negocio globai de ex- res üvos, apreciamos una gran diversidad de cualidades sensoriales comple-
hibición de animales que son malt¡atados, precisamente, porque a la gente jas y sofisticadas que se manifiestan en sus conductas y podemos valoradas
«le gustan>). Son cazados, separados de sus familias, extraídos de sus entor- con una larga lista de cualidades estéticas. Podríamos pasarnos años viendo
nos, condenados a vivir en diminutos espacios artificiales porque <<nos gus- a una famfia de lobos en su hábitat y no nos cansaríamos, porque cada dta
tan». Y la única respuesta de los zoos contra la caza de animales ha sido la descubriríamos algo nuevo, cada dn habría aventuras y sorpresas. Además,
cría en cautividad, es deci¡ la cría de animales que iamás habrán conocido cuando ios observamos en su entorno, no vemos solo a la famlia de lobos,
su entorno natural, de delfines que nunca habrán visto e1 mar al que perle- sino a las otras criaturas con las que interactúan y los multiples elementos de
necen, aves que nunca habránvolado, para sumínistrar mercancía a los zoos su ecosistema, es decir, que no los apreciamos aisladamente, sino dentro
y mantener el negocio. de una red de relaciones. En cambio, en el zoo, la gente mira dos minlrtos a
Lo contradictorio es que alguien afirme que aprecia labelleza de un ani- Ios lobos y se va, porque esos lobos desubicados, frustrados, depnmidos y
mal y al mismo tiempo no le importe su dolor. Lo contradictorio es que al- aburridos, sin nada que hacer, sin nada con 10 que interactuar, en un espacio
guíen 1leve a sus hijos al zoo para que desarrollen una conexión con los ani- diminuto y amificial, son incapaces de mostra! precisamente, lo que los hace
males y no le preocupe que a esos animales los hayan separado de su familia. fascinantes. Y lo mismo es válido para el resto de especies. Encerrar a los
Por supuesto ,la paradoja solo es posible porque esos seres humanos no ven animales les roba a ellos su libertad y a nosotros la posibüdad de experien-
al animal como animal, sino que tan solo ven su apariencia. Les fascina su cias estéticas profundas.
Una estética banal genera además consecuencias ridículas. En nuestra
' Lo he explicado con detalle en: civilización, Ios humanos aprenden desde la infancia que los animales son
MartaTalalla, <<La apreciación estética de los animales. Consíderaciones estéticas y éti- eso que les muestran los zoos, acuarios o circos. Es decir, aprenden a verlos
cas>>, Reuista de Bioética y Derecho, núm. 28 (2011) [también e¡ línea]. Disponible en: http://
enjaulados, encerrados, obedeciendo órdenes, sometidos, conlo cual olüdan
ww.v. ub.edu/fild t/ revsta/ rby d28-animal.htm
«Un anfisis ético y estético de los parques zoológicos», Antonío Campillo y Delia Man- lo que es un animal üviendo su vida de manera autónoma. Y a veces, cuando
zanero(eds.). Losretosdel¿filosofíaenelsigloxxt.ActasdellCongresolnterndcionaldela tienen la fortuna de encontrarse animales libres realizando sus conductas
Red Espanola de Filosofía (2015), pp. 175-729 ltambién en líneal. Disponible en: http:,//red- naturales, son incapaces de apreciados.
filosoEa.es/congreso/wp-content/uploads/sites/4 /20L5 /06/l4.Marta-,[email protected] En Ba¡celona y el resto de ciudades que bordean la sierra de Collserola
«The Aesthetic Appreciation of A¡imals in Zoological Parks>>, Contemporary Aestbetics,
vivimos una polémica con los jabalís que resulta paradigmática. Collsero-
vol.. 15 Qo17) [también en [nea]. Disponible en: http://wwwr.contempaesthetics.orglnewvo-
la debió ser un maravilloso bosque mediterráneo antes de que los humanos lo
lume./pages/article.php ? anicielD=793
Mi p-articipación en e1 Grupo de Trabajo del Ayuntamiento de Barcelona M odelo de Fu- troceáramos a base de autopistas, carreteras y vías de tren y io llenáramos de
turo deiZoológico durante el zorc me permitió .o.p.obu, de primera mano la distorsión I
üüendas; antes de que montooes de paseantes y ciclistas a toda velocidad lo
^¡o
abismal entre el discurso con el que los zoos se iustifican y 1a realidad de estos. Agradezco el recorrieran cada dta llevando con ellos ruidos y basuras; antes de qúela caza
compromiso y los esfuerzos de la alcaldesa Ada Colau, la teniente de alcaldíaJanet Sanz, y otras actividades humanas fueran reduciendo y descompensando las pobla-
el comisionado de ecología Frederíc Ximeno, la jefa de proyectos en la Agencia de Ecología
ciones de diferentes especies. Ese entorno natural está completamente dese-
U¡bana Catmen Maté, 1os representantes políticos, 1os expertos, dive¡sas ONG como ADDA,
A¡imaNaturalis, DEPANA, FAADA, Fundación Franz Webeq Instituto Jane Goodall o Li- qr,ilibrado y desordenado por culpa nuestra. ! sin embargo, a pesar de to-
bera! y el coniunto del Grupo de Trabajo para intentar reconducfu la situació¡ de este zoo. La das las molestias que les causamos, unas cuantas especies animales logran
propuesta alternativa ZOO)O( ofrece un camino espetanzador: https:,//zooxxi.org/ sobrevivir en Collserola. La sierra está habitada por jabalís ¡ de tanto en
Recomiendo el reportaje Personas no burnanas, dirigido por Llüs Jené pata el programa tanto, en busca de comida o huyendo de los cazadores, se adentran en las
30 minuts delatelevisión catalana TVl, que narta e1 trabaio de dicho Grupo y aborda tam-
ciudades vecinas.
brén el caso de la chimpancé Cecüa, que ha sido liberada de un zoo en Argentina y traslada-
daaunsantua¡iograciasaunapetición dehabeascorpuslenTíneal.Disponible en:http:// Los ataques de pánico y las quejas furibundas de algunos humanos cuan-
www.ccm¿.catltú /'aLacanab0-minuts/persones-no-huma¡es/video/5694110/ do ven a una familia de jabalís caminando por las calles son el fruto de -ta
Ecorunux" Apn¡cr¡¡. ¡, ros DEr"L{s ANn,r.ArES 205
204

compran carne de balís en la calle. Aunque, un rato antes, esa misma persona haya estado reco-
educacíón superficial que han ¡ecibido' Estas personas
páiaros en jaulas' peces rriendo en bici con sus colegas los bosques de Collserola, porque considera
;rir;;; q.'hur, .r..iáo estabulados, en casa tienen
tirándole de la que los humanos pueden subir a la montaña, pero los jabaiís no deben bafar
p...r^t y salen a pasear con el perro bien atado, síempre
"n a la ciudad. Cuando una sociedad cree que ia libertad de los animales es una
;;;.r. C,rándo tienln la buena fártuna de ver a un iabali tr-anquilamente muestra de desorden, es que está olvidando en qué consiste la libertad. La
hu.i.rdo su vida, buscando alimento, curioseando, oo entienden lo
que ven.
disfrutar de la expe- estética superficial de nuestra civilizacíón considera cadavez más la fibertad
En u., de sentirse afortunados y agradecidos, en vez de
si ven a de las otras especies como algo feo, caótico y molesto, mientras que va-lora
¡.*ir, f" úti.o qo. saben hacer é' p'ottttut' Lo mismo les sucede
desorde como bella Ia cautividad y la sumisión que impone a los animales, cada uno
parece algo sucio'
,rn ,urán, o incluso una arrlilla o u" ionelo' Les
de la jaula no tiene ence¡rado ordenadamente en su recinto y gesúonado para producir un bene-
I1r¿", or. no debería estar ahí. Para e11os, un animal fuera
gentes están dispuestas apagr la entrada del zoopara ficio económico. Y eso no solo es terrible para las otras especies, sino que 1o
sentido. Esas mismas
traídos de países ieianos y atrapados en recintos es también para nosotros mismos, porque esa estética superficial nos empuja
ioagt^nr. animales .Jó,i.or,
pero en cambio' cuan- a cada uno de nosotros a encerrarnos dócílmente en nuestra propia jaula.
dirr,-á.,,o, donde no pueden mostrar su forma de vida'
do r..n.u.n,ran la fauna local cerca de su casa y
pueden contemplarla gratis
¡rñr náo sus conductas nafurales, llaman al a¡rntamienfo p$a mayoría queiarse.
me 6..1. Curpauos A Los ANMALES DE pRoDUCTR FEALDAD
algunos vecinos, la
cuando he comentado esta cuestión con
jabalís, o incluso las ratas, les dan miedo. Y.esa
acabaoconfesando que los
incapaces de apreciar belleza La estética superficial genera algunos fenómenos especialmente absurdos,
;;;;;. ; i;;;r6., n*¿o.n.ntul po' la cual son de1 encuentro. Sienten temor como culpar a los animales de producir una fealdad que, en realidad, tiene
y
io ,^1., anímales disfrutar de 1a experiencia
la conducta de estas especies y creen que' si se su origen en nosotros. La misma especie humana que inunda los mares de
;;r-* J.r.o.to.á., cómo es
plástico y contamina la atmósfera hasta el extremo de incrementar Ia tempe-
i*iuncon elias, 1es atacarán de inmediato, creen que soo animales agresivos
por supuesto, se tfara de animales salvajes y ratura del planeta, se queja a menudo de que las deposiciones de los pájaros
;;;";"r, irracionales y brutales. prudencia-y no acercarse a ellos' pero el sobre el asfalto son un caso c-laro de cómo la nattraleza ensucia y afea nues-
,i"-pr. hay que comportarse con
;.;;; ;;;do de afuunos vecinoi es fruto de la ignorancia. Sienten miedo tras ciudades. Sin embargo, los excrementos de cualquier animal tj.enen una
pofque no esrán acostumbrados a ver animales en libertad. En realidad, es- función importante dentro del cíclo de la vida. En un entorno natural, caen
perciben. En Collserola habi- sobre la tierra y la nutren; la materia orgánica se convierte en alimento. Ade-
ñ;;il;á"; Je animales salvaies, pero no los
iu u"u.o"rl¿erable diversidad de especies ¡ cuando una sale a caminat, más, muchas veces, los animales ingieren semillas que luego depositan en
con mayor faciJidad, pero otro lugar, con 1o que contribuyen a desplazadas, y las dejan enr,,ueltas en ex-
.".".t,* sus rastfos y huellas. A las aves se las ve
del Par- crementos, que funcionan como abono: así contribuyen a Ia reproducción de
l^ Á"yo¡^ de la gente no se fiia en ellas. El Centro de Información
mediante cursos' 1as plantas. El problema es que, cuando nosotros cubrimos la tierra con as-
;"; á Colserol'a rcalizauna fabulosa labor divulgativa
de manera,que falto, interrumpimos los ciclos naturales, de manera que las deposiciones ya
ánferencias, rutas guiadas, visitas temáticas exposiciones,
y
que también no puedenllegar ala tierra y cumplir con su cometido.
;;;;; f,r"d. uá.d. r aúnagran cantidad de información' que prefiere
proptt.iotun distintos iibros sobre el parque'6 Pero hay gente En un parque de mi ciudad, hay un diminuto pero encantador pinar en
Y la ignorancia alimenta el miedo' el que suelen posarse algunas aves. Bajo los pinos hay tierra, menos en una
oo üb.t
en libertad' zona donde encontramos un estrecho camino asfaltado. Qüenes diseñaron
Además de temor, también hay gente que, cuando ve animales
ellos, los animales deben estar siempre sometidos y gestio- el parque debían de tener buenas intenciones al- trazar el camino, que cum-
siente rabia. Para
nados por nosotros, realizando alguna tarea que- nos resulte
útil' como engor- ple una función: cuando llueve, es posible pasear por el bosquecillo sin em-
dar en un recinto cerrado para sef comidos, sufrir cáncer
para experimentar badurnarse de fango. Por oto 1ado, el color claro del camino asfaltado con-
Rechazan trasta de manera agradable con los tonos más oscuros de la tierra cubierta de
.on allo, nuevos -.di.*-..rtos o cafgar humanos sobre sus lomos.
parece desobediencia ¿l dominio huma- pinaza, así como sus líneas geométricas resaltan entre las forrnas irregulares
tu Liu.rtu¿ de los animales porque les
llu*n, policía y denunciar que hay ja- del terreno y los árboles, produciendo un diálogo entre lo atifrciaJy lo natu-
;;;r;;, ;otivosuficiente pnra a 1a
ral. Sin embargo, Io que afea el camino es que siempre está sucio de excre-
--, mentos de pájaros, cosa que era[áct]. de prever. Especialmente las urracas,
de1 Parque de
*, d.e collserola. Libro Guía(Barcelona: Pat¡onato MeÚopolitano las tórtolas turcas y las palomas torcaces dejan caer u¡os zun:llos de tamaño
Collserola,1995).
considerable. A veces está tan sucio que da asco pisarlo. Por suerte se Limpia
http //www. parcnaturalcollserol¿'cat/es
:
206 Eco¡mu¿r Ap¡¡cr¡¡ ¡ r-os DEMAS ANtr\4ArEs 207

con la lluvia, pefo en las épocas en que llueve menos puede pasar semanas Para nuestra civilización, la explicación fácil es que la culpa es del animal
cad^ vez másimbadurnado. Lo interesante es que los pájaros no defecan y asunto conduido. Y aquí hay también un factor estético, similar aI del boni-
solo sobre el camino, sino que, por supuesto, lo hacen por todo el bosqueci to camino de asfalto manchado por ios pá1'aros. Nosotros diseñamos las carre-
I1o. Pero 1as deposiciones que llegan a la tierra no |a afean, porque en e11a teras para acoger un flujo constante de vehículos a gran velocidad, con una
prosiguen su cícIo vital. estética inspirada en 1as cadenas de montaje, donde todo debe fluir de mane-
- n mecáricay efrcaz.Trazamos nuestras carreteras con sus formas geométri-
ul ¡uicio que se pronuncia desde la estética superEcial es que 1os pájaros
son sucios, mientras que una mirada más profunda comprende que el pro- cas, sus largos trayectos rectjlíneos, sus curvas bien calculadas, y no nos im-
blema es asf.altar. Eso no significa que debamos renunciar al asfalto; por su- porta cortar bosques en dos, partir colinas, horadar montañas. No vemos esos
puesto, resulta útil en espacios muy tfansitados. Pero sí signifca que_debe- entornos naturales por sí mismos, sino como el espacio que va a ser atravesa-
-¡¡1o,
t.rr., en cuenta los pros y los contras de emplearlo y, sobre todo, ser do por nuestra creación y que va a tener que adaptarse a nuestra creación,
realistas acefca del origen de la fealdad. No son las deposiciones de los pája- que por supuesto consíderamos rnás importante. EI territorio es irregular,
ros las que afean e1 camino, sino que es el camino el que produce la fealdad mientras que nuestras carreteras son la encarnación sensorial de la regulari-
al actuai como una barrera que interrumpe los ciclos natufales. Si no somos dad. El entorno ofrece diversidad a todos nuestros sentidos y, en cambio, la
capaces de entender esta cuestión, avanzafemos hacia actitudes cada vez más carretera es una superficie uniforme, monótona y gris que precisamente por
absurdas. una buena muestra de ello sucedió en dicíembre de 2017 en un ello permite circular a gran velocídad.Palz nuestra civilización, la carretera
barrío acomodado de Bristol, donde algunos vecinos cubrieron de pinchos es el triunfo del orden,la homogeneidad, lo previsíble y, en definitiva,la ru-

las ramas de varios árboles para evitar que las aves se posaran en ellos y de- cionalidad sobre el desorden natural. El tríunfo de la máquína sobre la vida.
fecaran sobre sus coches de alt¿ gama.l Esa estupidez es fluto de mirar el Jozgado desde esa concepción, el animal es un estorbo, algo que no de-
mundo desde u¡ enfoque diminuto en vez de asumir una mirada más amplia bería estar alu, una intromisión del caos natural en el orden que nosotros
y comprender que precisamente el tráfico es una de las principales causas de pretendemos imponer, un bulto entorpeciendo el flujo de la circulación. Los
iu .oolu*i.rrción di nuestra atmósfera y dei calentamiento global' anima-les son un incordío porque no respetan las señaies de tráfico, no cum-
Hay problemas que poseen la misma estructura, pero cuyas consecuen- plen con las reglas y se meten donde no deben; son imprevisibles y causan
cias sonlncomparablemente más graves, como, por ejemplo, los accidentes pérdidas económicas. De nuevo, esta es un mirada superñcíal. En realidad,
de tráfico <<provocados>> por animales sa-1vajes. Las carreteras que atlaüesao somos nosotros los que con nuestras carreteras troceamos los hábitats de los
entomos naturales, especialmente las que están diseñadas sin tenef en cuen- animales y colocamos en medio de sus territorios vías por las que circulan a
ta los comportamientos de la fauna, son una tlampa mortal para ios animales toda veiocidad máquinas mortales. Y Io hacemos sin ninguna consideración
q,r. n...ritu., atravesarlas en sus desplazamientos cotidianos. En algunos hacia ellos. La mayor parte de los diseños de carreteras no tienen en cuenta
cuál es la fauna local y cómo se desplaza, porque ni siquiera nos detenemos
[.r.rtor negros los sustos son frecuentes, y por desgracia hay también acci-
á.nt., graves. eue un ser humano pierda la vida porque en un instante a averÍguar el daño que provocamos.e Pero la realidad es que nuestras carre-

desgraciado un animal cruzala carretera y un coche no puede esquivarlo es teras y autopistas fragmentan los hábitats de los animales. Las consüuimos
simlle*ente un horror. También lo es que los animales mueran o queden como vías de comunicación, para favorecer los flujos de la actividad humana,
malLeridos, y que los accidentes de tráfico se hayan convertido en una ame- pero con ellas obstaculizarnos los movimientos de los animaies y, como con-
tazaparamuchas especies en 1os más diversos lugares del planeta. Sin ir más secuencia, entorpecemos complejos llujos naturales, como el intercambio
lejos, en España hay un constante goteo de animales alopellados, entre ellos genético entre distintas poblaciones de las mismas especies o la dispersión
de especies en peligro de extinción como el lince ibérico. También afecta de las semillas. Además, estas infraestructuras se suman a muchos otros e1e-
gravemente a otras especies, como a los zorros, y en el caSo del erizo eufopeo mentos que fragmentan los territorios: vías de tren, vallas que círcundan
i'os utrop.lios son la principal causa de muerte.s Evitar esos accidentes debe- propiedades privadas, vallados cinegéticos, muros que separan países para
ía ser irioritario en el mantenimiento de nuestras carreteras y eI diseño de evitar la libre circulación de personas, muros que protegen instalaciones mi-
nuevas vías. litares o industriales... Un estudio sobre los movimientos de cincuenta y

7 e Agradezco a Ignacio Espanol, profesor de ingeniería en la Universidad de Castilla La


Steven Morris, «Critics pooh-pooh use of spikes i¡ trees to pfotect cafs from birds»,
Tbe Guardian,lg de diciembre de 2017 [en lÍnea]. Disponible en: hmps://www.theguardian. Mancha y especialista en paisaje, las conversaciones que tuvimos sobre este asunto. Cua¡do
com/uk-news/20 11 / dec/1.9kird-spikes-in-bristol-tfees-to-protect-cats-cause-dismay murió, había comenzado a escribir una novela sobre 1a construcción de una catrete¡a en zona
8 FranciscoJ. Purroy yJuan M. Va¡ela, Maníferos de España, op cit ' pp' 14,54, 80 de lobos que natraba en paralelo las üdas de los lobos y de los ingenieros que diseñaban la vía.
208 Eco¡m¡rr¡r A¡n¡c¡.r¡ a ros DE¡,[Ás ANMA¿Es 209

siete especies de mamíferos, liderado por Marlee A. f'ucker y realizado por ellos, el agua que no se rentabil iza y que fi¡almente desemboca en el mar es
más de cien investigadores en todos los continentes menos ia A¡tártida, ha agua desperdiciada. Por eso, cada vez más ríos se encauzan con hormigón y
demostrado que allí donde la huella hurnana es mayol estas especies se des- el agua circula io más iiberada posible de formas de üda y restos d" ,r""turu-
plazanmenos. Es decir, en los lugares donde los humanos nos movemos más, Ieza. Así conve¡timos los ríos, que dan vida y vertebran ecosistemas,
en tu-
estos animales se mueven meoos.rc berías que interrumpen los ciclos naturaies.
Encontrar cuerpos de animales atropellados es demasiado frecuente. Que Nuestra obsesión por el cemento Liene consecuencias claras cada vez que
encima les echemos la culpa es vergonzoso y no conduce a la solución del
.hay
una liuvia torrencial, porque este material no permite absorber el agua
problema. Por fortuna hay ingenieros y etólogos buscando alternativas, que como sí hace la tierra. Pero otra consecuencia es que los animales que viven
van desde diseñar las carreteras teniendo en cuenta las dinámicas de las espe- en los alrededores reclaman el agua que se les sustrae y se acercan a beber.
cies locales hasta instalar pasos para LaÍauna. Asimismo se están ensayando España está surcada entodas direcciones por canales áe hormigón que son
medidas como colocar en los bordes de las ca¡¡eteras e.lementos que pongan t¡a.mpas mortales para los animales, que bajan a beber y luego-no pu.d.n
a los animales en alena, o bien para desistides de cruzar por lugares especial- volver ¿ salir por rampas demasiado inclinadas, risas y resb"aladiás. Son
mente peligrosos, o bien para que crucen con más cuidado. Una estrategia obras de ingeniería, pero en realidad son pozos ilenos dá cadáveres. sin em-
que se está probando en España y otros países es colocar prismas que reflejen bargo, cuando se localizan cuerpos de animales muertos, a menudo la única
la luz de los coches hacia las zonas por las que los anima.les suelen cruzar. preocupación de 1os gestores y la ciudadanía es si el agua continuará
siendo
En Galicia se está probando un método para que los jabalís no crucen las potable para uso humano. Los animales son concebidos, símpremente,
como
carreteras: alrededor de los puntos por donde sueien cruzar, se colocan di- una fuente de sucledad y enfermedad.12 converti¡ los ríos en canales de ce-
fusores de un olor sintético que imita la orina de lobo, para que se asusten y mento es una práctica que deberíamos suprimir, porque los ríos no nos per-
se alejen. Y alavez se abren pasos subterráneos, señalizados con difusores tenecen a nosotros, sino que son Ia fuente de vida de la que dependen todos
de feromonas que les resultan atractivas. Es decir, mediante dos tipos de los habitan¡es de cada ecosistema. Esos ríos transformaáos en tuberías so.,
sustancias químicas se les indica ei camino a evitar y el camino seguro una de las formas en que robamos la belleza naturar de los entornos y la vida
Ar.rnque todavía es pronto para saber si funcionará, el método resulta inte- de muchos animales. se produce r:n fenómeno simirar con las balsas de rie-
resante, porque asume que para compfender a los animales y comunicarnos go't'-A esto_todavía hay que añaür la cantidad de íos que arruinamos ver-
con ellos necesitamos entender la manera como perciben el mundo ¡ por tiendo en ellos residuos contaminanres.
ejemplo, la importancia que posee el olfato ortonasal para muchas especies. Finalizamos este apartado con un último e;'emplo, para el que regresamos
.
Sin embargo, será necesario comprobar que no afecte negativamente a los a la polémica sobre los jabalís que tiene lugar enlos Áunicipior q,r""
rodean
lobos o a otras especies. Si queremos ayanzar con este tipo de soluciones, la sierra de collserola y que se repite en otrós puntos de la geografía c^talana.
necesitamos más conocimientos sobre comportamiento animal y las dinámi- Los vecinos que protestan porque ios animales bajan ala ciuáa¿ no solo se
cas de 1a fauna de cada ecosistema. Por supuesto, también sería de gran quejan de que son u.n estorbo, sino explícitamente de que son demasiados.
El
ay'uda, cuando se circula por entornos naturales, conducir de manera más
lenta y prudente. Y, en general, reducir el tráfico. 12 María carnero, <<Decenas de animales mueren ahogados cada semana en el can¿_l
Otro caso equivalente serían los ríos que nuestra civilización tansforma de
Payuelos», Diario de León,26 de abril de 201-3 [en líneal. Disponible en:
http://wwwdiatio-
en canales de hormigón. Los ríos son flujos de vida y acogen una elevada deleo n. es/no ticias/provincia,/decenas -animales -m u.r"rr-ahogrdor-r.*
biodiversidad entre los animales que viven en sus aguas, los que viven en los_790507.hrml "nu-.^.,"1-p;;*-
alrededores y se acercan para beber o pescar o se desplazan síguiendo «Los cana.les de riego constituyen r.rna trampa morta] para las especies»
, Di¿io palentino,
30 de junio de 2075 [en línea]. Disponible in, http,/Twww.diariopalencino.es/noticia/
orillas, y la vegetación que crece en su interior y en los bo¡des. Pero, en
2872c8974-1\0Et-D57c-oj9j A54268j5DL9F /2osaÁj0/canales/riegá/constituye
nuestra civilización, alguna gente querría que el agua fuera tan solo de n/rramp.al
mortal/especies
humano y se destinara mayormente a obtener beneficios económicos. <<Jabalíes y corzos apa¡ece¡ muertos en la presa de
San Román de Bembibre, una rrampa
para los animales», InfoBieuo,20 de noviembre de 201J
[en ünea]. Disponibie .rr ittp,tt
r0 Marlee A. Tucker et. al., <<Mo.jlrngn rhe Anthropocene: Global reductions i¡ www.infobierzo. com/jabalies-y-corzos-aparecen-muertos-en-1a-pr.rr-d.-*.r-roo,u.,-d.-b"m-
trial mammalian movemenrs>>, Science, voL )59, n:úm. $14 Q0l8), pp. 466-469. bibre-una-trampa-para-los-animales-de1-entorno/ 2}g:.g1/
rr Mar¡a Carballo y Marco Gundín, «Aquí huele a orina de lobo y a1lí a feromonas», rr
. . .Aprovecho para agradecer a Equo que haya pedido al Gobierno español que regule
la insta.lación de rampas de salida .., lrs buisrs d. ri.go
Voz de Galicia,lg de febrero de 2017 [en línea]. Disponible en: http://w-wrv. len rínea]. Disponible eo: hrt"o://
es/video/socied¿ d/2017 /02/!7 /huele-o¡ina-lobo-feromonas/O03 1 .2077 025 equoanimales.org/pedimos-la-instalacion-de-rampas-de-sa.lida.en-balsas-de-
riego-p*ru-.áu.
htm ?utm-source=rwitter &utm-medium=refer¡alE¿utm-campaign= cwgen 1a-muerte-de-personas-y-animales/
210 Econ,rrrr¿r Apr¡cm-a ¿ ros DEefAs AN,TMALES 2tl

que sean «demasiados» es algo que parece incrementar 1o molestos y feos que claro: más que demasiados jaba.lís, lo que hay son demasiados humanos con-
soo, pues ya no se los considera como indi¡¡iduos particulares, sino como una centrados en un espacio reducido, cuya presión sobre el territorio desequili-
masa, una especie de fuerza informe y desordenada que se expande en todas bra las poblacíones natu¡ales. Y es precisamente el hecho de que tantos hu-
direcciones escapando a nuestro conrol, y ya sabemos que nuestra civiliza- manos vivamos juntos en este luga¡ acumulemos tantísima comida y tiremos
ción úende a valorar como feo 1o que no puede domin ar. La mayoría de la tantas sobras 1o que facilita que los jabalís encuentren alimento y puedan
gente parece estar de acuerdo en que debemos reducir su número. El sistema reproducirse en mayor número. A ello hay que añadir que también hemos
hasta ahora ha sido cazarlos, pero gracias a Ia presión dei movimiento anirna- reducido o eliminado a sus depredadores naturales.
Lista, algunos aluntamientos han decidido probar un método menos cruento. El problema realmente serio no es que haya muchos jabalís. La cuestión
El estudio científico del proyecto está coordinado por eI Grupo de Inues- que debeíamos plantearnos con urgencia es por qué los humanos nos esta-
tigación sobre Infertilidad (GRr-BCN) de ia Facuitad de veterinaria de la mos reproduciendo de manera tan abusiva y redamando tanto espacio y re-
Universidad Autónoma de Barcelona, que dirige Manel López-Béjar, y cuen- cursos de uso exclusivo para nuestra especie. Nuestra superpoblación ni es
ta con eI asesoramiento de Giovanna Massei, ecóloga de la entidad National bíológicamente sostenible ni responde a:una ética de conüvencia respetuosa
V/ildlzfe Management Centre, Anirnal and Plant Health Agency, especializada con las otras especies. Y posee también consecuencias estéticas, que son más
en gestionar conflictos entre arrimales salvajes y humanos. El método se está profundas de lo que uno podría creer de entrada. Con más de siete mil millo-
probando desde 2017 en varios municípios cercanos a Collseroia y al parque nes de seres humanos en el planeta y la preüsión de que en 2050 podíamos
Natural de Sant LlorenE del Munt i l'Obac y consiste en suministrar a algu- sobrepasar los diez mil millones, nosotros mismos nos impediremos salir en
nos de los animales una vacuna inmunocontraceptíva.1a Este avance
-.ráa. silencio a recorrer rtirrgun entorno natural y observar a las otras especies. Si
ser celebrado y agradecido. Además, los ay.untamienros implicados se pro- vamos a1 bosque y está lleno de hurnanos, veremos humanos, no el bosque.
ponen asumir otras medidas complementarias, como dficultar que los jaba- Si saLimos al campo a escuchar eI canto de los pájaros y está lleno de huma-
Jís puedan encontrar comida en las calles, que no haya papeleras y contene- nos, escucharemos humanos, no pájaros. Si nos seguimos reproduciendo de
dores de basura a 1os que puedan acceder. Todo ello parece úazat vrrcarnino fo¡ma tan descontrolada, nosotros mismos acaba¡emos con la posibilidad
razonable para mitigar el conflicto y facitar la convivencia. de apreciar de manera profunda tanto la nat.;r:dsza como los animales.
Y, sín embargo, tampoco debeíamos dejar de preguntarnos por qué cree- Somos nosotros quienes debemos planificar de manera racional, por su-
mos que hay demasiados jabalís. Conviene recordar que en la ciudad de puesto siempre respetando los derechos humanos, una reducción de nuestro
Barcelona viven más de un millón seiscientos mil humanos. Elárea metopo- número. Conseguido no será tan difícil si tomamos conciencia de un factor
litana de Barcelona, que incluye la sierra de Collserola y algunas de las ciu- clave: la correlación entre un mayor nivel educativo de las mujeres y su ten-
dades que la rodean, alberga una población de más de t¡es millones doscien- dencia a tener menos hijos o incluso no tener ninguno. El arma fundamental
tos mil. En cambio, en Collserola hay alrededor de mil doscientos jabalís para lograr reducir nuestra superpoblación sería, sencillamente, que todas
según algunas fuentesl, y mil quinientos según otras.16 Las cifras lo dejan las niñas y mujeres del planeta tuvieran acceso a una educación pública y
graitrlfa de calidad.lT Es decir, que reducir nuestra superpoblación se conse-
1a <<Comienza 1a apücación de uri tratamiento inmunocontraceptivo en jabalíes urbanos
guiría combatiendo el patriarcado y su ideal de que las mujeres deben con-
y periurbanos>>, UAB,27 de abri] de 2077 len línea]. Disponible en: http:,i/www.uab.catlweb/ sagrarse a la maternidad. Como bien han expiicado las ecofeministas, el res-
saJa-de-prensa/detalle-noticia- 114 5667 99$)9.htrol ?noticiaid= 114572458L524 Véase la con- peto a los derechos de las mujeres está íntimamente conectado con el
ferencia de Giovanna Massei presentando e1 proyecto [en línea]. Disponible en: hrps://w*,w. respeto alanaturd,eza. Y sí, también está vinculado con la apreciación esté-
youtube.com./watch?v=GoVMdvY2AOs Véase más info¡mación en la web de la ONG FAA-
tica de la oaturaTeza y los animales.
D A: http: / / faada. o t g/ noúcra-7 ) 6
15 Víctor Vargas Llamas, «Récord de jabalís abatidos en
Collserola en un año: 652 ejem-
plates>>, El Peiódico, 15 d,e febre¡o de 2016 [en 1ínea]. Disponible en: hrtp://wwwelperiodi-
6.4. EsrÉrrc¿ pRoFUNDA pARA RECoNECTAR coN Los ANTMALES
co.com/es/noticias,6arcelona/collserola-bate-record-jabalis-abari dos-652-casos-4898224
16 «Co1lserola advierte que los jabalÍes del parque con cada vez rnás "exigentes,, y
agre-
sivos>>, la Vanguardia, 19 de junio de 2016 len línea]. Disponible en: h ttp :,/www.lavan guar- Para abandonar ia estética super6cial predominante en nuestra civilización,
dia. com,4ocaVte r assal 2Ot6O6l7 / 4025 69 17 86A7 /jabalies - collserola-exigentes- comida.html que reduce a los animales que <<1e gustan» a meros instrumentos estéticos y
Agutu Guinó y Mireia Pue¡te, <<E1s senglars conviuen amb humans pels carrers>>,
Sant Cugat, n.úm. 1552, febrero de 2017 [en línea]. Disponible en: http:,//www.rorsanrcugar. 17 Véase: https://www.populadonmatters.orgl
cat/ actv,alitat/ ci utatlmedi- ambient/els-senglars - conviuen-arnb - hu mans -p e1s-ca- Véase también el documental Motber. Caringfor 7 Billion, dirigido por Christophe Fau-
rrers-66 [40l02.himl chére y estrenado en 2011 len 1ínea]. Disponible en: hnp://w.*ur.mothertheflm.com/
2t2 Ecc¿tltivt¡l A¡n¡cr¡¡ a Los DEMAs ANrru.A.LES 2t)

desprecia como feos y sucios a aquellos que no puede instrumentalizar, el la especie ¡, del indiüduo, requiere estudio y, cuando salimos al campo, exige
primer paso es conocer a los animales. No hay camino para ahondar en su una actitud atenia y paciente.
apreciación que no pase por lawa del conocimiento. Por otra parte, cuando salimos a la naturaleza, tenemos que aceptar Ia
El elemento que caracterizala apreciacíón estética de los animales, a di- incerteza fr.ndamental de si conseguiremos o no encontrar a las especies que
ferencia del resto de la naturaleza, es que no son objetos como las nubes ylas deseamos. Los aoimales libres son imprevrsibles y nada está garuntizado. A
montañas, ni simplemente seres vivos como los árboles, sino que son sujetos veces esperamos durante horas o días para ver a una especíe con la que no
rriviendo sus vidas. Por ello, apreciar un anim¿l no consiste simplemente en tenemos suerte y otras veces logramos contemplar a algunos individuos de
deleitarse en su apariencia externa, e-l colorido del plumaje de las aves, la cerca durante un rato. Cada salida al campo es una sorpresa y eso es algo
forma de las corn¿mentas de los ciervos, el canto de las ballenas, ia textura que también debemos aprender a valorar por sí mísmo, porque es conse-
de la piel de las serpientes. Un animal no es merámente un cuerpo con un cuencia de 1a libertad de los animales. Frenre a la falsa seguridad que nos
aspecto externo atractivo para nuestros sentidos, sino que ahí dentro hay venden los zoos, que nos garantizan que veremos ai león, pero nunca
un yo que experimenta su üda de una iorma subjedva) un yo que articula las nos muestran una yida de león, frente a esta civilización que nos insiste en
sensaciones de dolor y placer, que se relaciona con el murido mediante capa- que nuestros caprichos deben ser satisfechos de inmediato y nos educa para que
cidades cognitivas, emocionales y comunicativas y se construye en el tiempo no toleremos retrasos ni esperas, en cambio, salir a ver animales nos condu-
a través de recuerdos, aforanzas, expectativas y deseos. Hay un yo que teje ce al territorio de 1o impredecible, las sorpresas y las aventuras. La natura-
una üda de 1a que podríamos contar su historia. Hay un yo que no es idén- leza es una escuela en la que aprendemos a esperar y a agradecer los rega-los
tico a ningún otro, un individuo particular y único. inesperados.
Lo más caracteístico de observar animales es que ellos pueden observar Ahora bien, la observación de animales salvajes en su entorno natural es
cómo les observamos, pueden devolvernos la mirada. Ese cruce de rniradas una actividad que posee dos caras. Por un lado, apreciar animales nos ofrece
significa que 1os humanos no estamos solos y también que hay innumerables profundas experiencias estéticas, nos enseña a convivir con la biodiversidad
maneras disdntas de percibir este mundo y vivir en éi. La biodive¡sidad en y nos invita a comprometernos con su defensa, lo que reüerte también en un
que consiste la rjqlueza de la Tierra no es solo una pluralidad de seres, sino benef,cio para los animales. Pero, por otro lado, nuestra presencia puede
sobre todo una pluralidad de subjetividades, de maneras de estar en el mun- causades problemas. Así pues, tenemos que analizar los pros y los contras de
do, de formas de sentir. 1as diferentes modalidades con las que practicamos la observación de fauna
Sin embargo, esta caracteística que hace tan cautivadora la apreciaciln salvaje en sus hábitats. Vamos a comparar cuatro moda-lidades diferentes y
de los anímales es también la que nos exige especial prudencia. Contemplar compiementarias.
a los animales puede causarles molestias y daños con facilidad, y por tanto es La primera modalidad consiste simpiemente en salir ai carnpo, aI bosque,
necesario asumir una actitud de respeto aún mayor que con otros elementos la montaña o la playa. Sin embargo, esta opción exige grandes dosis de res-
naturales. Cuando salimos a verlos, debemos recordar que ellos están vivien- peto para no alterar la vida cotidiana de los animales. Al campo hay que salir
do sus vidas y que esas vidas son incomparablemente más importantes que solo o en grupos muy pequeños, en silencio, y mantener una distancia pru-
nuestro disfrute. Por eüo, debemos evitar que nuestras acciones interrurnpan dente con los animales, que para algo se han inventado los prismáticos y los
sus actividades y les generen estrés. telescopios. Y, por supuesto, sin dejar nuestras basuras por el camino ni
Apreciar animales de manera seria y profunda requiere un üa1'e de cono- causar daños en el entorno. El problema que se está agravando en los ulti-
cimiento. Para ír más allá de una apreciación superficial de su aspecto exter- rnos años es que aumenta el número de personas que salen a ver animales a
no, necesitamos entender cómo Ia apariencia de cada especie responde a una su hábitat, especialmente en algunas zonas concretas, que no siempre lo ha-
historia evolutiva enúeTazada con la de otras especies y elementos de su eco- cen con la debida acritud de silencio y prudencia. Comienzan a hacerse tris-
sistema y cómo se relaciona con su comportamiento. Es decir, no se trata temente frecuentes los casos de grupos ruidosos de personas que persiguen
simplemente de deleitarse en el colorido del piumaje de las aves o ia corna- a algún animal para hacerse una foto con el, que impiden a la fauna reñzar
menta de los cérvidos, sino de comprender cómo surgen tales eiementos y su rutina diaria, buscar alimento, aparearse o cuidar de sus crías.18 Necesita-
qué papel desempeñan en la conducta de los animales, de vincular su apa: mos entender que, por mucho que nos fasci¡e ser mirados por un animal,la
riencia con su forma de vida. Por otra parte, dentro de cada especie
la diversidad individual. Cada sujeto particular desarrolla su propia historia, 18 <<Decenas de ¡uristas acosan a un oso en el Alto Sil leonés>>, El Norte de Castilla, D de
y, cuantas más capacidades cognitivas tienen las especies, más vana la perso- octubre de 2017 [también en línea]. Disponible en: htrp://wvw.elnortedecastilla.esAeon/
nalidad de los individuos. Profundiza( en ese doble conocimiento, a nivel decenas-turistas-acosan-20 17 1011 10 1l4l-nt.htrnl
214 Eco¿Nru¡r A¡r¡cr¡r e ros oEMAs ANtr\¡¿rES 215

mayoú^ de ellos no tienen el menor interés en perder su tiempo con noso- otros lugares y por qué razones; observar cómo se relacionan los elementos
tros, porque están ocupados viviendo sus üdas. La obsesión por fotografiar- naturales y los arrificíales; entender que üvimos en comunídades multiespe-
se con un animal salvaje responde, de nuevo, al narcisismo del ser humano cie; hacernos conscientes de los problemas que causamos y también detec-
que considera alafaunacomo un espectácu-lo que está ahiparaentretenerle. tar situaciones en las que podemos prestar nuestra aytda a 1os animales y la
Solo desde este egoísmo enfermizo se explica que algunas gentes hayan lle- nat[tafeza.
gado a matar animales para hacerse seffies con ellos.le Es significativo que las personas que no prestan atención a la fauna con
Pero más allá de las malas prácticas fruto de1 egoísmo, el mero hecho de la que comparten su ciudad no se dan cuenta del elevado número de espe-
que cada vezhaya más personas que salen al campo ya tiene un efecto sobre cies que viven en el1a, no entienden sus comportamientos básicos ni son
1os hábitats. Los científicos han comenzado a medir el impacto de los visitan- conscientes de fenómenos como las migraciones. Descubrir que en nuestro
tes en algunas zonas muy transitadas y han comprobado que pueden afecta¡ ba¡río suceden acontecimientos fascinantes llena de experiencias placenteras
ala{auna de manera grave.2o Necesitamos un debate público sobre esta cues- la vida cotidiana. Si una se acostumbra a observar a las aves y otros animales
tión y considerar medidas como educar a la gente para que salga al campo en su ciudad y aprovecha para hacerlo incluso cuando va de camino al tra-
de manera más silenciosa y discreta, o incluso regular el acceso a los lugares bajo o a hacer Ia compra, los momentos más rutinaríos comienzan a llenarse
más concurridos. Paradójicamente, puede que, en algunos casos, proteger un de sorpresas agradables. Salir a la panadería,levantar la mirada y descubrir
ecosistema y a los animales que 1o habitan implique reducir el número de a un bando de grullas en migración es su.ficiente paÍa aúaflcatnos de las
veces que 1o üsitamos o i¡cluso renunciar a ello. preocupaciones y disfrutar de placer sensorial e intelectual. Una contempla
La segunda modalidad consiste en observar ala f.at¡na urbana de nuestro su preciosa si-lueta surcando el cielo y comienza aimaginar de dónde vienen,
barrio, es decir, a nuestros vecinos de otras especies, y aunque esto parece la ruta que todavía les espera, dónde harán la próxima parada y cómo debe
más sencillo si se vive en un pueblo pequeño, también lo es para quienes verse el mundo desde ahí arriba y se contagia de una sensación de aventura
residen en una gran ciudad. A veces creemos que contemplar animales im- y magia. Y tan solo habiabajado a comprar el pan.
pl1,ca viajar a ecosistemas salvajes de países lejanos, pero es probable que en A la fauna urbana también podernos aúaerla, y esta sería 1a tercera moda-
nuestro vecindario o en un parque próximo encontremos una considerable lidad. Si disponemos de un jardín, un patio, un balcón o eI alféizar de una
i.qteza faunística. Si renunciamos a busca¡ siempre lo más espectacular y ventana, tenemos un hogar al que invitada. Si queremos atraer mariposas,
exótico y aprendemos a valorar lo cotidiano, se abrirá ante nosotros un ca- abejas o saltamontes, no tenemos más que cultivar sus plantas predilectas y,
mino de aprcnüzaje y disfrute que nos permitirá apreciar animales sin ne- por supuesto, no usar insecticidas. Un estanque, por diminuto que sea, inü-
cesidad de largos r,rajes y grandes costes económicos y energéticos.2r Hoy en ta alas libélulas y a los anfibios. Para a'traet páiatos, podemos ofrecerles co-
día, muchas ciudades cuentan con grupos de aficionados a la observación mida y agua. Un jardín cercano a zonas verdes puede recibir visitas de repti-
de fauna urbana que suelen estar al día de la diversidad de especies que les y pequeños mamíferos. Si el lugar es tranquilo y seguro y nuestra
habitan cada barrio o las que pasan en migración y cuelgan sus observacio- conducta serena, algunos indiüduos se converlirán en visitantes habituales,
nes en las redes sociales, 1o que facilita el aprendizaje conjunto" Esto nos se acostumbrarán a nuestras rutinas y pueden llegar a criar a sus hijos en ese
permite, además, comprender el ecosistema en el que se construyó nuestro espacio que les ofrecemos. La coortanza de algunos animales es el premío a
barrio; aprender cuál es 1a fauna autóctona y qué especies han llegado desde la actitud de respeto.
A veces, algunas especies parecen agradecer a su modo lo que se les ofre-
re «Un de1fin mue¡e a manos de unos bañistas que querían un 'seJfie'>>, El Mando,lg de ce. Una familia de Seattle que tiene un comedero para pájaros en su jardín
febre¡o de 2016 [en línea]. Disponible en: http://www.elmundo.es/ciencia/201,6/02/19/56c-
desar¡olló tal relación de amistad con algunos córvidos que estos comenza-
6d25 d2260 1 d697 d8b45 cf htrnl.

20 Caroüna Remacha, ron a dejarles pequeños <<regalos» que la niña de ia familia conserva cuida-
Juan Antoruo Delgado, Mateja Bulaic yJaüer Pérez-Tris, «Human
Distu¡bance during Early Life Impairs Nestling Growth in Birds Inhabiting a Narure Re*ea- dosamente ordenados.22 Sin embargo, hemos de ser conscientes de la otra
tion Area», PLOS One,11 (11): e0166748, 16 de ¡oüembre de 2016 ien línea]. Disponible cara de estas actividades: nuestras acciones acogiendo y alimentando a la
en: http://journals.plos.org/plosone/artide?id= 10. 13 7 1/journal.pone.0 166748 fauna urbana tienen su impacto. Un gran número de expertos consideran
Rachel Buxton, et al, <<Noise pollution is pervasive in US protected arcas>>, Science, núm. que es correcto instalar comederos y fuentes parapájatos y otros animales en
)56 (2017), pp. fit-fi) .
nuestros patios y jardines, porque es un modo de compensarles por los pro-
Josep Corbella, «El ruido humano perturba la naturalezo>, LaVanguardia,5 de mayo de
2017 [en lÍnea]. Disponible en: htip://www.lavanguardia.com/ciencia/20170505/
422290644428/ contaminacion-acustica-efecios-especies-ecosistemas.htrnl
" Katy Sewall, «The girl who gets gifts from bird»>, BBC Ne¿us,25 de febrero de 2015
'r Agradezco a Yu¡iko Saito y Femando Ar¡ibas las conversaciones sobre esta cuestión. I en línea].Disponible en: hap ://www.bbc. com/news/m agazne,) 1604 026
216 Eco¡¡.rnuir Apnr,cl¡R A, t os DE¡rtAs áuv¡tvL[ES 217

blemas que les creamos. Y, sin embargo, esas acciones tienen sus consecuen- Los científicos advierten de que cadavez más especies podrían estar en-
cias- Veamos un ejemplo. trando en un proceso de autodomesticación: atraídas por nuestra comida y
Como es sabido, la forma y el tamaño del pico de cada especie de ave por humanos que interactúan de manera amigable, estaían perdiendo el mie-
depende de su manera de alimentarse. Los picos están magníficamente adap- do a nuestra especie y basando su búsqueda de alimento en su relación con
tados a cada ripo de alimento y a los movimientos y 1a fuerza que el ave tiene nosotros. En los parques urbanos de djferentes ciudades del norte de Euro-
que realizar para manipularlo. Recientemente, un equipo de cíentíficos ha pa, las ardillas se han acostumbrado de tal modo a que los humanos les den
comparado el pico de dos poblaciones de carbonero común o Parus major. comida que se acercan sin timidez a la gente que les ofrece frutos secos en la
Una de las poblaciones es británica y frecuenta los comederos que los huma- palma de la mano. Basta con que un paseante se detenga a mira¡Ias para que
nos instalan generosamente en sus jardines; la otra es una población de Ho- el1as se aproximen y vigilen atentas cada gesto, a ver si aparece finalmente
Ianda, donde no existe la costumbre de alimentar a ios pájaros salvajes. Los algún bocado apetitoso. No es extaño ver a alguna especialmente proactiva
resultados ha¡ mostrado que los carboneros británicos han desarrollado con rebuscando en los bolsos y mochilas de la gente que está sentada en la hierba.
relativa rapidez,en unas cuantas décadas, un pico un poco más largo, con el Por supuesto, quelas ardillas adopten esa conlanza nos produce placer: nos
que pueden extraer más fácilmente 1a coriida de los comederos.2r Es deci¡ permite verlas de cerca, fijarnos en sus movimientos, los sonidos que hacen,
los pájaros se han aclaptado a esa nueva fuente de alimento modi-ácando sus cómo interactúan entre ellas y con nosotros. Sin embargo, si las ardillas se
cuerpos para acceder a ella de manera más eficaz, en un rápido proceso evo- acostumbran a pedir comida a la gente están a-lterando su alimentación, lo
lutívo que nos revela tanto la fascinante flexibilidad de la naturaleza como que puede tener consecuencias. Por ejemplo, si la gente les da comida basura
los efectos que pueden tener en ella acciones aparentemente mínirnas' Si en vez de alimentos sanos, acabarán dañando su salud. En cualquier caso,
tenemos en cuenta que uno de los motivos por los cuales tantos ciudadanos alimentarlas altera su conducta y, si se ,,'uelven dependientes de los humanos,
británicos colocan comederos es para disfrutar de 1¿ belleza de los pájaros, podrían llegar a perder su manera natural de aLimentarse. Si 1o mismo suce-
nos encontramos con un fenómeno inqüetante: la apreciación estética de los diera con las ardillas que habitan bosques menos urbanos, podría acabar
animales puede acabar por modificarlos. afectando a 1a reproducción de algunos árboles, que se benefician de que las
Quizás en este caso no sea un efecto negativo, pero hemos de ser conscien- ardillas escondan semillas en sus despensas y luego olüden algunas.
tes de que nuestras acciones tienen siempre un impacto. Por ello necesitamos De manera simila¡ la práctica de alimentar a a-lgunos animales salvajes en
que la cíencia estudie las consecuencias de nuestras actividades y debemos re- sus hábitats para tomarles fotos de cerca puede también ser problemática.
flexionar críticamente sobre ellas teniendo en cuenta el conocimiento cienlfico En el caso de los lobos, los científicos alertan de que alimentarlos con carro-
y e1 análisis éuco. La respuesta a si es correcto alimentar a especies salvajes no la pata fotografiarlos desde bides puede alterar radicalmente su conducta.
es un «siempre» ni un <<nunca>> absolutos, sino que es necesario examinar caso La actividad depredadora que realizan los lobos es tan importante para ellos,
por caso 1os efectos que pueda teneq no soio para la especie, sino a niveles más porque es clave enla orgarización interna de cada famüa, como para otras
pardculares para poblaciones concretas y a niveles más globales para el ecosis- especies, a las que afecta de manera directa o indirecta. Si los lobos desatien-
tema en su conjunto. Ha-llamos un fenómeno similar en la práctica de marcar a denla caza porque han enconmado u¡ia fuente de comida gratis, eso afecta a
aigunos individuos parahacer seguirnientos con fi¡alidades cientficas. Sabe- la forma de vivir de las familias lobunas y a todo el ecosistema.2r
mos desde hace décadas que marcar aves de ciertas especies con anillas de co- Que nuestras acciones fiansformen la conducta, las capacidades, el aspec-
lores en las patas acaba influyendo en sus posibiJidades de encontrar parciay to o la a¡atomía de especies salvajes no es ningún juego. Que algunas pobla-
en su éxito reproducdvo.24 Por tanto, hemos de ser muy prudentes. ciones puedan llegar a autodomesticarse para conseguir nuestra comida,
tampoco; las consecuencias para cada especie y cada población podrían ser
muy distintas, pero si un número creciente de especies tomara ese camino,
2r Mirte Bosse er. a/., <<Recent natural selection causes adaptive evolution of an avian
podría desencadenarse una cascada de efectos secundarios que alteraran
polygenicrraio>, Science,vol.158, núm. $61(2017),pp.)65368 [también enlínea]. DisPo-
drásticamente los ecosistemas.26
nible en: http://science.sciencemag.orglco nte¡t058/ $ 6l/) 65
Elena MartÍnez Batalla, «El pico de los páiaros británicos está crecíendo por culpa de los
comederosrr, La Vanguardia, 19 de octubre de 2017 ltambíén en línea]. Disponible en: hap://
www.lavanguard ia.com/ naruraV2ol7 lolg/$2129135521/pico-paiaros-b¡itanicos-crecien-
2t Véase Concha López Llamas,Espejo Loáo (Mad¡id: Ecologistas en Acción,2018), un
do-culpa-comederos. html libro que reúne relatos l.iterarios y texros cienttÍcos que exponen los principales problemas
2' B. Calvo y Rtül/. Furness, «A ¡evrew ol the use and the e[fects o[ marks and devices on que causa nuestra socledad al lobo ibérico.
birds>>, Rr.ngingú Migration,vol. 11, núm. 3 11'992), pp. 129-151 [también en 1ínea]. Dispo- '6 Véase otro ejemplo ent¡e los muchos que existen: «Effects of feeding populations of
nible en: http://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/ú078698.1992.9674$6 the green turtle in the Canary Islands: High consumption of[at, pollutants and behaviou¡
I

218 Eco¿rrr,r¡r App¡cr¡l ¡ ros DEMAs ANIMATES 219 l


I

En Canadá y Estados Unidos se están generaodo fenómenos complejos Todavra existe una cuarta modalidad de contemplar animales salvajes que
que han despertado una tensa poiémica. La continua expansión de 1as ciu-
comienza a expandirse y podría tener un gran futuro. Instalar wa taebcam
dades, y especialmente de un modelo de ciudad con enormes ba- en el nido de una pareja de halcones peregrinos en 1o alto de un rascacie-
rrios de casas unifamiliares con amplios jardines"*t..rru,
y salpicados de parques los en una gran ciudad, o en eL nido de unas cigüeñas en un campanario, nos
públicos, hace que algunos animales acaben entrando en ellas ,.gulu.-.rr-
regalala experiencia de verlos criar a sus pequeños. De igual manera, una
te o incluso quedándose a vivír. En algunos casos son herbívoros como los
tuebcarn escondida en lo más profundo de un bosque todavía muy salvaje, en
alces, pero en otros son coyotes, osos o pumas .cadavezson más frecuen-
un lugar ala orlla de1 río donde multitud de animales acuden a beber, nos
tes ias grabaciones colgadas en YouTube de animales salvajes que se pasean
permite descubrir fauna diversa en su día a áía.Tanto en un caso como en el
por los ;'ardines de las casas de los suburbios, rebusca., en las basuras o otro, una gran cantidad de personas pueden observa¡ a los animales en cual-
devoran la comida del gato. Los vídeos de una famtlia de osos jugando en quier momento sin causarles ninguna molestia. Acostumbrarse a conectar
lahamaca de un jardín,27 de un aice dándose un baño en una piscina28 o de
con estas taebcarns durante el desayuno, en el tren de camino a1 trabajo, en
unos zorros brincando alegremente en una cama elástica para niños2e han
la cola del supermercado o rnientras uno consulta el correo introduce sus
dado la v'uelta al mundo. Alguna gente se siente atraída pá. .ro, animares
üdas en las nuestras de una forma nueva y fascinante.
y querría interactuar con e1los. Sin embargo, son animales salvajes y pue_
En realidad, Ias uebcams traen a nuestra vida cotidiana la vida cotidiana
den resultar peligrosos. La sítuación se complica aún más si no.toáos ros
de los animales. Una está tomándose ei café por la mañan a a medio aca-
humanos actú,^D del mismo modo, es decir, si un vecino les deja comida y
bar de arreglarse, echa un vistazo ala uebcam de un nido de cigüeñas y ellas
el de al lado intenta ahuyentarlos. En respuesta, las autoridades piden que
están acicalándose. Un padre se conecta ala t¿.,ebcam de un nido de buitres
se mantenga a los animales salvajes como salvajes, que no se les dé comiáa,
mientras da la merienda a sus hijos y se encuentra con que 1os padres traen
que se evite que accedan a las basuras y no se les acostumbre al ser huma-
a su polluelo algo de comida. Una estudiante empollando para un examen
no. Los carteles con el mensaje «Keep rne uild» son populares en algunas
hace una pausa, mhala ruebcam de un nido de halcones y observa a los
ciudades. pollos en sus primeros i¡tentos de vuelo. Contemplar estas escenas de la vida
situaciones parecidas se dan en otros lugares, desde África a Asia, con ra
diaría supone un contraste con los documentales de naturaleza, que tienden
fauna propia de cada entorno. Aquí encontramos un problema ético que
a centrarse en los acontecimientos más espectacu.lares. Sin querer desmere-
necesitamos analizar y discutir, pero no podemos examj.nario sin tener en
cer el importante papel de los buenos documentales, es cierto que, si uno se
cuenta el factor estétíco: a muchas personas les fascinan esos animales y les
aficiona a ellos, puede acabar teniendo la impresión de que los anímales es-
cautiva aún más verlos en la ciudad. Les encanta que los animales salvajes
tán continuamente viviendo grandes aventuras. En realidad, los animales
encuentren placenteros los juguetes que diseñamos para nosoÚos, como las
dedican buena pafie de sus dí¿s a tarcas sencillas y rutinarias, desde acicalar-
hamacas, las camas eiásticas o los toboganes, y ies recuerda cuárto compar-
se y ümpiar sus nidos o madrigueras a buscar alimento, vigilar a sus crías o
timos con ellos. cuando observamos a una familia de osos jugando en Ia
dormitar. Lo interesante de las uebcams es que revelan esa cotidianeidad y
piscina de un jardín, comprendemos qué similares son a ,na familia de hu-
así nos ofrecen una visión rnás amplia y realista del comportamiento de los
manos jugando.ro Eso puede generar una actitud de admiración y respeto, y
animales.
por tanto inspirar fórmulas de convivencia pacífr,ca, pero también puede
Una estrategia similar es colocar radiotransmisores a algunos animales, lo
fomentar acciones que modifiquen la conducta de loi animales. Además, que permite seguir sus movimientos, o incluso insta-lar cámaras en sus cuer-
especialmente en el caso de grandes predadores, puede poner en riesgo las
pos, de rnodo que ellos mismos graben sus acciones desde su punto de vista.
üdas de humanos o de sus anima-les de compañía. Son témas sobre loi que
Aquí encontramos el riesgo de causades molestias, 1o que requiere de nuevo
necesitamos pensar de manera críticay ser prudentes
especial prudencia. Los científicos son cada vez más conscíentes y evalúan
los efectos secundarios que los instrumentos puedan tener. Aún así, quizás
changes», science Daí|y,21 de noviembr e de 2ol7 len líneal. Disponible en: hctps://wwrv. no deberíamos coloca¡les estos artefactos más que durante un breve período
sciencedaily.com / rcleases /20 l7 / 1 1 / 77 I l2l 722405.htm
27
de tiempo. Pero es cierto que tales sistemas nos otorgan una perspectiva fa-
<<Bears Playing On A Hammock»: hnps://www.youtube.com/watch?v=ybíbvZBbflI
28
<<Moose enjoys swimming pool»:
bulosa sobre sus üdas. Todos estos usos de las nuevas tecnologías ofrecen
https://www.youtube.com/watch?v=6VsRg_yCrOc
29
«Foxes Jumping on my Trampoline»: https://www.youtube.com/watch?v=cgxJtH6U_ una gran cantidad de información que resulta útil para los científicos al tiem-
CQY po que nos regalan el placer de contemplar a los animales en sus experien-
r0 <,A bea¡ family takes a dip in our pool - Part III»: https:,4www.youtube.com/watch?- cias más íntimas y, alavez, de compartir esas observaciones con multitud de
v=dBlXzIrvFHE personas a través de internet. Por ejemplo, en los u-ltimos años, SEO/Bird-
t'
220 Eco¿¡r¡r¡r Apn¡crAR a Los DEMAs A^IMArES 221
I

Life ha instalado webcams en á-igunos nidos durante la temporada de cría y halla tan solo en que nosotros apreciemos a los animales teniendo en cuenta
sus biólogos h¿n ido explicando las conductas de 1as aves en las redes socia- todos nuestros sentidos, sino también en que disfrutemos de la experiencia
les, donde han aglutinado a grupos de seguidores que iban haciendo pregun- de interactuar con otras especies, cada una de las cuales posee uoa sensoria-
tas y comentando impresiones, generando un aprendizaje coTaborativo. En üdad distinta, Io que a su vez nos inüta a repensar nuestra propia percepción.
varios casos, además, Ias webcarns permitieron detectar que algunas de las Esta cuestión se observa especialmente en el caso de personas que conü-
aves tenían problemas, como un polluelo de cigüeña que llevaba una cuerda ven con perros y gatos y se adentran en esas experiencias de forma cotidíana.
enrollada en rrna pata, y ayudarlas.)1 De la misma manera en que aprender lenguas, descubrir culturas y viür en
Combinar las salidas al campo, la observación de la fauna urbana, su otros países enriquece nuestra comprensión de las diferentes maneras de
atracción a nuestros jardines y estas nuevas tecnologías podría ser una bue- habitar este planeta, convivir con perros o gatos tiene un efecto similar pero
na estrategia para disminuir ias visitas a los lugares más frecuentados. Sin todavía más fascinante, pues nos permite aproximarnos a la manera como
embargo, lamentablemente, estas tecnologías también generan sus propios otra especíe percibe eI mundo y se hace un hogar en é1. Aunque nunca po-
problernas. Uno de ellos es que vuelven a reducir la apreciación estética a dremos entrar en su conciencia y conocer su experiencia subjetiva desde
1a vista y el oído, aunque esta es una pérdida que asumimos por motívos dentro, saber cómo es ser un perro o ser un gato, hallamos algunas pistas al
éticos. Otro más grave es eI gasto energético. Nuestra civilización consume interactuar con el1os.r2
demasíada energía y el incremento constante de nuestra actilrdad con or- Por ejemplo, el olfato ortonasal de los perros es más potente que el hu-
denadores, tabietas y móviles es preocupante. Las uebcams contribuyen a mano y su percepción del mundo es en gran medida olfativa. Por eso nos
aumentar el gasto y ese aspecto no es posirivo. huelen con tanta atención y huelen insistentemente los espacios que recorrerr
Finalmente, el problema más grave es que no todo el muodo tiene por y los objetos que encuentran. Como habíamos mencionado en el capínrlo 4,
qué hacer un buen uso de estas tecnologías. Instalar una webcam en lo más su olfato es incluso capaz, el algunos casos, de detectar el inicio de ciertas
profundo del bosque para contemplat auna familia de lobos, puede acabar enfermedades. Sin embargo, nosotros tendemos a Ilevar nuestra relación con
sirviendo para que un cazador localice dónde están. EI lucrativo negocio de los perros al terreno de la üsta. Muchos de los juegos que les proponemos
la caza, tanto la legal como la furtiva, emplea cada vez más tecnología paru son visuales, por lo que cadavez más etólogos están recomendando juegos
ha17ar a los anímales y matarlos, y comienza a aprovecharse de las observa- que incluyan eI olfato ortonasal, como crear rastros de olores que conduzcan
ciones de los naturalistas. En djferentes países existe una preocupación cre- a objetos escondidos. Aunque para sus farnilias humanas resulte más extra-
ciente porque algunos aficionados alafauna cuelgan sus observaciones en ño, al animal le permite jugar en su terreno y es también una oportunidad
ias redes sociales, con la nefasta consecuencia de que los cazadores las em- para que los seres humanos estimulen su propia capacidad de oler.
plean para locaJizat a los animales. Es muy importante tener esto en cuenta Los perros también escuchan con atención, aprenden a reconocer las vo-
y no revelar la ubicación de indívíduos de ciertas especies que pueden resul- ces de los humanos con los que se relacionany a entender algunas palabras.
tar «apetecibles» para los cazadores. Más pelígroso aún resulta el mal uso Cuando un perro especialmente intelígente se encuentra con una familia que
que pueden hacer los cazadores de los ¡adiotransmisores que 1os científicos tiene la paciencia de enseñarle, puede acabar entendiendo centenares de
colocan a algunos indilrduos. Está claro, pues, que los humanos resultamos palabras y permitiendo u¡a interacción muy sofisticada. Pero son aún mejo-
muy probiemáticos. Quizás la única rnaflera de contempla¡ animales mínimi res en comprender nuestro lenguaje corporal, que ellos también emplean
zando los daños que causarnos pase inerritablemente por controlar nuestra para respondernos. Y aquí son impoftantes tanto la üsta como el tacto.
reproducción, reducir nuestro número, disminuir nuestro consumo y, en ge- Convivir con gatos, en cambio, nos invita a pensar en el sentido del eqü-
neral, decrecer. librio. Los gatos son trapecistas naturales y resulta fabuloso vedes caminar
sobre estrechas verjas, la barandilla del balcón, elalféizar de Ia ventana, setos
que separan jardines o las estanterías del comedor. A menudo nos hacen te-
6.5. ANn¿r.q.r¡s y pLrJRrsENSoRrArrDAD mer por su seguridad o por los objetos que tenemos sobre los muebles. Afor-
tunadamente, nuestros temores suelen deberse a que proyectamos sobre los
Otra característica fi¡ndamental er apreciacíón estética de los animales es
1a gatos nuestro propio sentido del equilibrio, que no es tan sofisticado como
que, cuando perciben cómo les percibimos, cada especie lo hace con su pro- el suyo. De todas formas, es importante poner medidas de seguridad allá
pio sístema sensorial. La relación ente estética y plurisensorialidad no se
'2 Inevitable recorda¡ aquí este ¿nículo dásico: Thom¿s Nagel, «\What is it lke to be a
,l https://wwvs -web/
eo. orglcamaras bat?>>,The Pbilosopbical Reaíeu, oúm.8l, vo1. 4 (1974), pp. $5-450.
I

222 Eco¿Nr¡r¡¡r Apnecr¡¡ ¿. ros oEMAs ANTMATES ))\

donde haya rrn riesgo real, como vent¿nas y balcones si vivimos en un so ha llegado a poner en riesgo a algunas especies, como el loro gris o
alto. Psittacus erithacus. Deberíamos dejar que estos animales üvan sus vidas li-
Al mismo tiempo, los gatos, con su permanente deseo de trepar y bres y salval'es en su entorno natural. Si ellos mismos se acercan a algunos
el mundo desde arriba, tienen una percepción muy vertical de los esp humanos, establecen relaciones de amistad y aprenden algunas palabras, eso
En una casa agradecen estructuras por las que puedan subir y están encan- puede resultar un intercambio interesante para ambas partes. Pero si sus
tados si se les instalan estanteías en lo alto de las paredes que les permitan habilidades comunicativas nos hacen tanta gracia que los encerramos para
deambular por las alturas. A menudo usan el cuerpo humano como si fuera poseerlas, los desposeeremos a ellos de otras capacidades que son igualmen-
una escalera pan sa)tar desde nuestros hombros a d,gún mueble y, al hacerlo, te valiosas, como volar libres y tomar sus propias decisiones soberanas sobre
nos perciben de una forma característicamente Eatun , muy diferente de sus vidas. Ní siquiera en el caso de que se los críe en cautividad es aceptable
como nos percíben los perros. Y, por otro lado, suelen poner a prueba nues- encerrarlos para el disfrute humano. Los loros son seres inteligentes y emo-
tro propio equilibro. Uno de sus juegos favoritos es lanzarse de repente a cíonales que necesitan desa¡rollar con sus congéneres sus complejas üdas
nuestros pies con el objetivo de «cazarios>>, lo que supone una prueba cons- sociales; obligarles a renunciar a todo ello significa una pérdida enorme.
tante de reflejos para quienes viven con estos felinos. Lo queramos o no, nos Otros anima.les, como los murciéiagos y los del-fines, pueden percibirnos
invitan a admirar su equilibrio y a cuidar el nuestro. con la ecolocaLización. AJgunos especialistas defienden que, con esre senrido,
Son muchas las especies que estimulan nuestro sentido del tacto: perros, los delfi¡es no solo saben que una mujer está embarazada, sino que perciben
gatos, cerdos, cabras, ovejas, vacas, conejos, ratones, caba11os, burros y en el feto en su interior. Existen historias popuJares de delines que se acercan
general cualqüer mamífero domesticado con el que podamos jugar e inter- a mujeres embarazadas y les observan atentamente I abaríga, cosa que pare-
cambiar caricias. Tiempo atrás tuve la fortuna de visitar el santuario Gaia, un ce sugerir que están contemplando al futuro bebé. Son historias contadas
santuario vegano que acoge a animales domesticados que han sufrido explo- por humanos que se han encontrado delfines en el ma¡ y también por quie-
tación y maltrato y les ofrece una segunda oportunidad en un entorno idíli- nes los encierran en acuarios para exhibirlos. De hecho, las ecografías que
co., Los animales se encuentran tan bien cuídados, víven en un ambiente nosotros empleamos se inspiran en la ecolocalización. Esta capacidad de los
tan pacífico y están tan acostumbrados a los juegos y los mimos que visitarlos delÉnes está todavía poco estudiada a nivel científico y, sin embargo, el pro-
fue un íntercambio de caricias constante. La manera como a.lgunos de estos blema grave radica en que se usa como un reclamo más por parte de los
animales expresan su afecto a base de lametones y empujones, como se sien- delfina¡ios que cobran por nadar con los anima-les. De nuevo, hay que recor-
tan a nuestro lado buscando el continuo contacto corporal, es un recuerdo dar que ninguna especie es una herramienta pan nuesffo disfrute y que
perrnanente de la importancia del tacto. Y así nos confirman que el afecto y nuestro deseo de interactuar no va-le el precio de una vida pnvada de liber-
la amistad no se cultivan solo en el nivel más espiritual de las relaciones, sino tad. La existencia de un delfín en caurividad es absolutamente miserable
también en el encuentro de los cuerpos. Pero cuando hablamos del sentido porque son animales inteligentes y sociables que necesitan vivir con sus coo-
dei tacto, hay que referirse de nuevo a los felinos. La experiencia de acariciar géneres en su entorno.r4
a un gato y de que este comience a ronronear es única. Es una respuesta Otras especies nos perciben de maneras muy distintas. Las hormigas y
singular a nuestros mimos que genera sensaciones de calma y bienestar en otros insectos sienten las vibraciones que las pisadas producen en el suelo.
muchas personas. Los cocodrílos, cuya piel es extrernadamente sensible, perciben las ondas
Los loros nos invitan a pensar en el sentido del oído. Que sus cuerpos que nuestro cuerpo genera a.l nadar en el agua, lo que les permite lociltzar-
sean tan distintos de los nuestros y, sin embargo, imiten nuestras voces, en- nos con exactitud en la oscuridad.
tonaciones y acentos con tanta facilidad es realmente asombroso. Y su capa- Pero también la vista puede ser redescubierta y celebrada al reiacionamos
cidad para entender el lenguale humano y comunicarse en él nos revela una con los animales, porque nos regala un placer que los demás sentidos no nos
inteligencia admirable. Por desgracia, esas habfidades han condenado a in- o{recen: ver que nos ven, devolve¡ 7a mirada, mirar una mirada. Con ei oído
numerables loros a vidas tristes en cautividad. El come¡cio con diversas es- no oímos que nos oyen, con el o]fato no se huele que nos huelen. En esto, el
pecies de loros para vendeilos como mascotas causa muchas muertes e inclu- sentido de 1a vista es diferente y otorga complejidad y profundidad al en-
cuentro cofl otros sujetos. Mirarnos es una forma de dialogar, de encontrar-
nos y ser conscientes de ese encuentro. Además, la mírada transmite emocio-
rr http://wwwsantuariogaia-org/ Aprovecho para agradecer a1 santuario Gaia que
permitiera visitarlo, así como el inmenso rabaio que rea.liz¿. También a Núria Almiron, codi.
¡ectora del Centro de Ética Anima.l de 1a Univetsidad Pompeu Fabra, la otganización de ra Marta T.¿falla, «El futuro de seis delfines», eldiaio.es,l1 de enero de 2017 [en línea].
üsita v las fabulosas conversaciones que tuvimos después. Disponibleen:http://www.eldiario.es/cabailodenietzsche/futuro-delEnes 6 6075992j5.hfit
.t

224 Ecomrruur A¡n¡cr¡n ¿ ros DEMAs ANB^ArES 225

nes. Cuando jugamos con un perro, un gato, una vaca, un cerdo, una incrementará nuestro disfrute y también debería estirnular nuestro
una oveja, un cabalio o un burro, sus miradas están llenas de emoción. comPfomiso con su defensa. De hecho, el conocimiento es imprescindible
chas especies tienen míradas intensamente expresivas, capáces de compartlr mejor este planeta con los demás animales, pues, si entende-
alegria, tristeza, enfado, intenciones, advertencias, peticiones. Sus fnos bien la conducta de las diferentes especies que habitan cada ecosistema,
¡evelan que ahí dentro hay a.lguien que nos reconoce, que siente algo podremos preveer posibles conflictos con las actiüdades humanas y tratar de
to de nosotros. iesolvedos de manera razonable. Ciencia, ética y estética se refuerzan mutua-
Las miradas de sufrimiento, miedo y desesperación de los animales mente. Ahota bien, ¿cómo se obtiene este conocimiento?
tratados son tan terribles que cuesta creer que haya gente que pueda En las ultimas décadas, los estudios de campo sobre comportamiento
daño y no derrumbarse ante ellas. Organizaciones como lgualdad Anirnal animal han aumentado de forma considerable. Son cada vez más los cientí6-
activistas como Tras los NIuros se han dedicado a fotografiar y filmar el cos que se embarcan en proyectos de investigación a largo plazo, eD los que
trato sistemático en los centros de producción industrial de animales dedican décadas de su vida a conocer u¡a o diversas especies en su hábitat.
consumo, en los mataderos y en otras industrias en las que se tortura i .Al mismo tiempo, cadavez son más las revistas académicas dedicadas a pu-
les, precisamente con la esperanza de que mostrar esas miradas blicar sus hallazgos, los congresos que reúnen a los expertos, las sociedades
quien las vea.rt De hecho, resulta paradójico que tanta gente salga al académicas que les permiten trabaiar en red. También son cada vez más los
a ver fauna y que al mismo tiempo se niegue a mitm a esos millones de buenos divulgadores que transmiten estos conocimientos al gran púbJico a
males maltratados que buscan desesperadamente nuestra respuesta. La través de libros, prensa escrita, programas de televisión, documentales, ra-
te waja a África para ver leones, pe¡c nuestras ciudades están llenas de dio, redes sociales... Y no debemos olvidar a los voluntarios que colaboran
males ansiosos de que alguien atienda sus miradas de miedo y dolor. con los científicos en la recogida de datos, mediante proyectos de ciencia
cambio, ayudarles regala en algunos casos fabulosas miradas de ciudadana. Este es un trabajo colectivo de innumerables personas en todo el
miento. Es cierto que no las ofrecen todas las especies, pero al menos mundo que está mejorando nuestra comprensión de los animales.
chos mamíferos reconocen clararnente cuando un humano les ayuda y ! sín embargo, hay que prestar atención a cómo se enfoca la obtención
devolver miradas intensas, llenas de inteligencia y de emoción. de conocimiento, a cuáles son las preguntas que se plantean y cómo se in-
Otras veces, admiramos en los anrmaies irna percepción más fina que dagan las respuestas. Del mismo modo en que la estética necesita ser res-
nuestra sin saber con claridad qué sentidos están usando. Los perros y gatos petuosa, también Ia ciencia debe serlo. La fi-iósofa Val Plumwood defendió
que conviven con familias humanas suelen hacer algo que nos maravilla. la importancia de recorda¡ cuando se estudia científicamente a los anima-
repente, saltan del sofá y se plantan ante 1a puerta de la entrada. U les, que estamos en una relación de sujeto/sujeto y no de sujeto/ob1'eto.'6
tos segnndos después, lafamtlnhumana reconoce los pasos, ia voz Una relación de sujeto/sujeto significa estudiar a seres que están viviendo
de las llaves de la mad¡e. ¿Cómo ha podido el perro o el gato percibirla sus vidas y tienen sus propios intereses, y no deben ser reducídos a materia
tes? ¿Es el oído? ¿Es el olfato? Los expertos creen que podría ser u¡a com- de estudio ni a recursos naturales con los que obtener beneficios económi-
binación de ambos. Además, estos animales también poseen un sentido cos. Plumwood critica que demasiados cientíiicos conciben a los animales
tiempo que reconoce con facilidad los ho¡arios regulares: si la persona como si fueran obietos y que solo estudian aquellos aspectos de los que se
sa siempre a la misma hora, les será fácil anticiparse. Por otra pafte, puede obtener una ganancia, lo que construye una visión parcial y distor-
especies detectan tormentas, terremotos, erupciones volcánicas o tsunamls sionada de esas especies. Un ejemplo sería el conocimiento que poseemos
con cierta antelación, gracias a 1o cual pueden huir a tiempo. Esa de los cerdos: existen multitud de estudios científicos sobre cómo engor-
podría deberse a que su oído capta frecuencias más bajas que el nuestro. dados cada vez más rápido disminuyendo los costes, cómo lograr que so-
porten las duras condiciones de Ia cría industrial o de qué forma conseguir
que los mataderos maten más cerdos en menos tiempo. En cambio, son
6.6. fun¡cto DE Los ANINI,{LES y coNocrMrrNTo cIENfFrco escasos los estudios científicos acerca de su inteligencia, sus emociones, su
memoria o sus relaciones sociales, porque poseer ese conocimiento y divul-
Como ya hemos dicho, tomar la senda del conocimiento científico nos garlo va contra los intereses de la industria que utiliza a los cerdos para
mitirá apreciar estéticamente a los animales de manera cadavez más seria obtener beneficios. Lo que persiguen Iamayoría de estudios no es conocer

, hctp:.//www.igualdadanimal.orgl '6 V¿1 Piumv¡ood, Enuiroamental Cuhure. Tbe ecological nisis of reason (Nueva York:
http://traslosmu¡os.com/ Routledge, 2002), pp. )8-61.
lr
226 Eco¡¡lrur A¡n¡cu¡ ¿, ros DEMÁs ANrN,r¡rES 1)1

a los cerdos por sí mismos, sino saber cómo explotarlos de la manera sujeto/sujeto. El antropólogo que reduce al otro ser humano a un objeto a
efr,caz. estudiar está dispuesto a arrancarle conocimiento aunque sea contra su vo-
De la misma forma, abundan los estudios sobre el comportamiento luntad, aunque sea causándole un daño. Lo que 1e importa son ios benefi-
ratas y ratones que viven en las jaulas de los estabularios en cíos que ese conocimiento le puede reportar y no el ser humano al que estu-
centros de investigación o empresas. Se explora su capacidad para dia. En cambio, actualmente, abandonado ya el paradigma colonialista, el
dentro de laberintos, su memoria para recordar y evitar un pasadizo antropólogo concibe al otro ser humano como un sujeto y entiende que no
recibieron descargas eléctricas, su habilidad para encontrar comida escondi- puede estudiarlo contra su voluntad, que debe solicitar su colaboración y
da en artilugios complejos, en qué grado aprenden más rápido si se les hace adentrarse en un proceso de diálogo, conocimiento mutuo y confranza, gra-
pasar hambre o sed, cómo se altera su conducta cuando se les modifica el cias al que ambos resulten enriquecidos. Plumwood reclarna esa misma re-
genoma o se les inyecta alguna sustancia química... Es probable que sepa_ flexión en biología.
mos más sobre ratas y ratones enjaulados que sobre muchas otras Necesitamos ciencia, pero no puesta al senricio de intereses económicos,
Ahora bien, no puede sostenerse que este sea un conocimiento profundo de rendida ciegamente al neoliberalismo enloquecido, consagrada a obteoer
dichos animales, sino tan solo de cómo viven en condiciones muy artificiales un conocimiento parcial y distorsionado que tan solo sea una herramienta
de cautividad que a nosotros nos resu-ltan convenientes. Pero si los científi.- para obtener beneficios. Necesitamos una ciencia que incorpore el respeto
cos se acostumbran a estudiar tafas y ratones en jaulas, si los alumnos de en sus medios y en sus fines, en sus métodos y en sus objetivos: que obten-
carreras de ciencias se acostumbran desde primer curso a leer sobre ratas ga de manera respetuosa un conocimiento serio y riguroso de las otras
ratones enjaulados , si los periodistas se acostumbran a divulgar artículos formas de vida y que, de ese modo, contribuya a una mejor convivencia con
sobre la conducta de esros animales en cautividad..., al final se,genera ellas.rT
ilusión de que las jaulas son el hábitat natural de ratas y rarones. Y, como Alguaos científ,cos avanzal. en esa dirección. La autobi ografia de Robert
consecuencia, la gente acepta con mayor facfidad que se los mantenga en ios Sapolsk¡ profesor de neurología en la Universidad de Stanford, es ilustrativa
estabu.larios para rcalizar más estudios científicos, detrás de los cuales se de este punto. Titulada Memorias de un primate,r8 nama las décadas que el
frota las manos la poderosa y lucrativa industria de la experimentación. autor dedicó a estudiar, durante varios meses cada año, a una manada de
Plumwood explica cómo Ia relación sujeto/objeto desde la que taotos babuinos salvajes en Kenia. Sapolsky analizaba la posición de los individuos
científicos conciben a los animales es el equivalente epistemológico de la dento de Ia jerarquía de la manada y sus relaciones con los otros míembros,
relación persona/propiedad. Es decir, ven a los animales como recursos de el grado de estrés que sufrían y cómo el estrés af.ec'taba a su salud, con el
los que se pueden apropíar y a los que manipular a su antojo para obtener objetivo final de aplicar ese conocimiento a los seres humanos y entender
de ellos 1o que deseen. En esta concepción de los animales no se está bus- me1'or los vínculos entre clase social, relaciones sociales, estrés y salud. Pero,
cando el conocimiento de cómo son realmente, sino tan solo cómo transfor- en esos años que Sapolsky pasó con los babuinos, el conocimiento que fue
marlos en mercancías rentables. Cómo convertir a las vacas en fábricas de obteniendo sobre ellos le condujo a admirarlos, respetarlos y comprometer-
leche, a los cerdos en fábricas de carne, a las ovejas en fábricas de lana, se con su defensa. A medida que pasaba más tiempo con e1ios, Sapolsky se
gansos en fábricas de paté, a las galLinas en fábricas de huevos, a los salmones planteó dudas éticas sobre su función como investigador, sobre sus esrudios
en sushi, a los caballos en velucu-los de transporte, a los ciervos en trofeos de de campo y también sobre los experimentos con animales que realizaba en
caza, alos visones en abrigos de piel, a los cocod¡ilos en bolsos, a las ratas en ios laboratorios de su universidad. Esas inquietudes, que hallamos en cada
ínstrumentos de experimentación. En estos casos, los animales no son con- vez más estudiosos de los animales, son r:¡ hilo del que debemos tirar entre
cebidos como sujetos autónomos con su propia forma de vida y sus propios todos. Beneficiaría profundamente a los científicos que durante sus grados y
intereses, síno como materia inerle y pasiva que podemos manejar y mercan- posgrados universitarios recibieran formación en ética filosófica, que les per-
tilizar según nos convenga.
Estudiar a los animales desde una concepción sujeto/sujeto significa r7 Sobre esta cuestió¡ véase: Alicia Fi. Puleo, <<Perspectivas ecofeministas de la cienci¿
nocedos por sí mismos y no para dominarlos; significa estudiarlos en toda y el conocimíento. La crítica a1 sesgo andro-antropocéntríco>>, Daimon. Reuista Internacional
su complejidady nqueza sin reducidos a un aspecto parcial; y, además, im- de Filosofía, suplemento 6 (2017), pp. 41-54 [en línea]. Disponible en: http://revisras.um.es/

plica tener en cuenta qué molestias les puede causar nuestro proceso daimon /article/vi ew/2907 51,
r8 Robe¡t Sapolsk¡ á Pirtate's Memoir: A Neuroscientist's lJnconuentional Life Among
conocimiento. Plumwood cree que la biología necesita una ampli.a discusión
tbe Baboons (Nueva York: Touchstone Press, 2002); Meruorias de un pimate: La uida nada
sobre este tema y que podría inspirarse en las reflexiones que llevaron a conuencional de un nearocientzfico entre babuinos (Madrid: Capitán Swing,2015), t¡aducción
antropología a pasar de un paradigma colonialista de su¡'eto/objeto a uno de Josefina Ruiz.
228 Eco¡¡mar. Apxscr¡¡. r ros oeN{.As AñIMATES 229

mitiera ¿bordar esas dudas de manera más cítica y rigurosa que .,uede robarles la vida. Y, cada vez que mata a un animal, pone fin a una
tan soio en sus propias intuiciones morales. iosible experiencia de encuenrro. La obsesión por el dominio que l1eva a
Una de las cosas interesantes que cuenta Sapolskv es cómo, 'Á*, ul^^i.r-l impide emprender eI viaje de aventura que sería conoceflo
estaba estudiando a los babuinos, estos a su vez se dedicaban a de verdarl. Cara, ei reducir el sujeto a un obieto, a una propiedad'
El ca-
é1, aprendían a conocedo y lo acabaron integrando en su forma de vida- zador se apropia del animal y se 1o lleva como un trofeo, un oroamento con
veces acudían a pedirle ayuda, otras se enfadaban con é1 y algunos ei que poárá á..oru. su casa, el borín de su supuesta victoria en la.guerra
duos desarrollaron un vínculo afectivo. Los babuinos no son objetos p qrá tibiu contra la natutaleza. Pero es iusro eso io que le impide alcanzat
u.ra e*periencia estética profunda. Cazar es la renuncia al diálogo
que están ahi para que Sapolsky les arranque ei conocilniento que para
sino que son sujetos observando al humano que ios observa e imponer el monólogo. Es callar la otra voz. Es negarse a escuchar y negar-
con é1. Sapolsky necesitaba obtener regularmente muestras de su sangre se iambién a se, escuchado. El cazador se encuentra con un ser
que puede
para ello, mientras 1os animales estaban üanquilamente realizando sus cft1zat la mirada con él y, en vez de agradecerlo y celebrarlo, prefiere cegar-
ciones cotidianas, seleccion aba a r¡n indivlduo, lelarzaba un dardo 1o para siempre. Los cazadores, simplemente, no qulefen que les devuelvan
recogía al animal dormido, le extraía las muestras y 1o devolvía Ia mirada.
mente a la manada, vigilando que no le sucedlera nada hasta que
A medida que repetía la misma operación con distirtos individuos, los
maies iban reconociendo sus rutinas y aprendían a flotar cuándo les 6.7. ¿Sor'¡ Los ANIMALES cAIACES DE APR.ECIo ESTÉnco?
lanzar un dardo para apartarse a tiempo, de manera que cada vez le
ba más diftcil pillarlos desprevenidos. Cada vez que Sapolsky inventaba En nuestra búsqueda de conocimiento acefca de los animales para apreciar-
vas estrategias para distraerlos, ellos encontraban otros modos de [brarse los de una *ur.ru cadavezmás seria y profunda, nos faita una ultima cues-
los dardos. Y aunque el objetivo de Sapolsky era conseguir ias muestras tión: ¿son rambién e1los capaces de aprecio estético? ¿Experimentan los
de sangre para su investigacíón, al observar cómo aprendían a esquivar demás animales algo semejante al placer que nosotros sentimos al contem-
dardos aprendió a conocerlos mejor, a entenderios como seres inteligentes plar un bosque o el desplacer que nos provoca un río contaminado? ¿Nos
emocionales, con sus propios inteteses, que tomaban sus decisiones apre.iun a nosotros estéticamente? Y aún más, ¿son capaces de crear arte de
protegerse a sí mismos. urra forma similar a como nosotros 1o hacemos? ¿Qué relación existe entre
Leyendo a Sapolsky y á otros científicos y naturalistas, com nuestra música y el canto de los pájaros o las ballenas)
que aprecíar animales no es solo apreciar la forma de vida característica de No creo que sepamos 1o su.ficiente para ofrecer rlna respuesta definitiva a
cada especie, sino sobre todo indiüduos, cada uno de los cuales despiiega su esas pregunús, pero sí creo que es necesario plantearias, contfa 1a opinión
propia personalidad y su historia vital. Observando a los babuinos dela mayáritaria de los especialistas en estética. Mientras que en la ciencia hay
manada, Sapolsky iba sigüendo las historias de amistad, los escarceos sexua- intárés por indagar en los oúgenes evolutivos de las capacidades estéricas y
les, la formación de las familias, la educación de los hijos, las luchas por el a¡tísticai, y por estudiar si se dan de manera mínima en alguna especie ani-
poder, las redes de apoyo mutuo, las peleas, las venganzas y las reconciüacio- mal más ullá de h nuestra, en cambio, desde la estérica fi.losófica no solo se
nes. Seguir el desarrollo de esas historias no es tan diferente de seguir acostumbfa a negar de manera tajante que los animales puedan tener tales
dramas y amores en un grupo de humanos. Cuando Sapolsky narfa coo capacidades, sino que incluso se niega la pertinencia de Ia pregunta' I sin
maestría las trifulcas y pasiones de la manada de babuinos, descubrimos embargo, la única manera de avanzar hacia una fespuesta es unir los conoci-
sobre sus vidas se podrían escribir magníficas novelas que exploraran los mientos científicos con la reflexión fi1osó6ca: necesitamos ambas disciplinas
grandes temas de siempre, desde las relaciones familiares a las luchas por paru anabzar un problema que se sitúa iustamente en la división entre cien-
poder, desde las diversas formas eri que se vive el amor hasta las cias y letras.
maneras como la muerte de un individuo afecta a los demás. Resulta significativo que, cuando se plantea este interrogante, los biólogos
Esta relación entre conocimiento, estética y ética se comprende bien y psicólogosiuelen tenei una mayor disposicíón a admirir que los anima-les
compararla con la actitud del cazador, a la que ya nos hemos referido de algrrrras especies aprecian estéticamente y crean afte' y subrayar la con-
^
ar¡iba. Quien sale de caza aprende algunas conductas de los animales, rinuidad entre sus experiencias y las nuestras. Incluso diría que, a veces,
su conocimiento es superficial, parcial y distorsionado: solo quiere saber tieoen demasiada prisa en hacerlo. A la inversa, los ñlósofos sueien negarlo
los animales lo que le permite localizarlos y matarlos, es decir, solo de manera rotunda e incluso llegan a ridicu.lizar que se plantee la cuestión.
conocer aquellos aspectos que los hacen lrrlnerables y gracias a los La razónde la divergencia radíca en lo que unos y otfos entienden Pof e§té'
DO Eco¿rwr¡r Apn¡cr.qR ¡. ros oEMAs ANIM¡rES TI
tica y por creación artística. Los científicos que tienden a afirmar que aves. Un gran número de especies, en sus ritos de cortejo, danzany carfian
animales poseen ta-les capacidades suelen defender un significado del de modos que nosotros encontramos bellos y fascinantes, y los miembros de
estético que 1o rebaja hasta prácticamente hacerlo coincidi¡ con el mero cada especie son capaces dejuzgar qué canto o quédanzales gusta más. Son
leite sensorial. En cambio, la inmensa mayoía de filósofos no conductas importantes para los animales porque en ellas se juegan encontrar
que hay aprecio estético si Ia experiencia no induye profundidad pareia y reproducirse. También es cierto que algunos animales crean ob jetos
si no se da la capacidad de reflexionar de manera crítica. Así pues, será que parecer despertades un clerto placer y que nosotros hallamos bellos,
posible que unos y otros lleguen a un acuerdo si no pactan primero una desde los nidos hasta las castoreras. Sin embargo, la cuestión es que ia apre-
Enición común de la estética y del arte, lo cual es bastante más difícil de cíación estética no consiste simpiemente en experimentar placer sensorial,
que pafece. pues necesita algo más. Y desde luego, tampoco es lo mismo que Ia atrac-
Ei filósofo y birdtuatcber Stephen Davies es uno de los pocos ción sexual, porque la apreciación es desinteresada. Así, las tres actividades
tas en estética que lleva tiempo analizando de manera rlgurosa estas son distintas, aunque contengan semel'anzas y qtttzásposean orígenes evolu-
tiones, a las que ha dedicado algunas páginas de su ltbro The Artful tivos comunes. De igual manera, ctear arte no se reduce a producir algo
Aesthetics, Art, and Euolution.)e Davíes defiende que los animales con bello.
yores capacidades cognitivas, como algunos mamíferos, tendrían La apreciación estética yIa creación aftística necesitan profundidad cog-
cias que podemos calificar de «protoestéticas» y se mantiene abierto a nitiva, uo grado de autoconciencia que permita preguntarse por qué uno
idea de que quizás los orros primates sí tengan capacídades estéticas, tiene esas experiencias y esos gustos. La estética y el arte son un viaje hacia
que más limitadas que las nuestras. Los estudios de biología evolutiva el conocimiento del mundo y de uno mismo y requieren reflexión y autocrí-
recen índicar que la capacidad estética se habría ido desarrollando de tica. La estética, como hemos afirmado tantas veces, necesita uoa actitud
nera gradual a Io largo de la evolución y que nuestra actual cap desinteresada, una voluntad de no instrumentalizat,rfla disposición abajar
arraigaúa en esas experiencias de tipo «protoestético>>, La idea de la propia voz para contemplar 1o diferente de uno mismo, de la que no sé si
tiene paralelismos en otros ámbitos, pues diferentes especialistas algún otro animal es capaz. Creo que la pista más clara de que tal vez nin-
que los animales de algunas especies son sujetos <<protomorales>>, y en guna otra especie animal es capaz de apreciar estéticamente en un sentido
neral reconocemos que la mayoría de nuestras capacidades (si no pleno, se halla en lo difícil que nos resulta a nosotros hacerlo de manera
como la intelígencia y las emociones, se hallan en grados menores y seria y profunda. A menudo estamos rnás cerca del mero placer sensorial
diversas en otras especies. En cambio, Davies se muestra más es, que de una experiencia estética y caemos con pasmosa facilidad en actitu-
ante Ia idea de que alguna otra especie posea Ia capacidad de crear des muy superficiales. Quizás esa estética profunda no deje de ser un ideal
pero defiende que si algún caso merece ser analizado a fondo es el de hacia el csal avanzamos todavía muy lentamente. Creo que sobre \a ética
yubartas o ballenas 1'orobadas, cuyos cantos son tan bellos como podría sostene¡se algo simiJar, y qaizás al comparar ética y estética se en-
tes por su complejidad y vaiablidad, por la manera en que estas b tiende mejor lo que quiero decir. Aspiramos a que ética y estética guíen
parecen estar continuamente explorando nuevas melodías. Hay que agra- nuestras vidas, a que nos orienten para ser mejores personas y relacionarnos
decerle a Davies que, en un tema tan difícil, adopte una actitud con los demás y con el mundo de una rnanera más justa, bella y profunda.
¡ en vez de parapetarse en defender sus tesis como definitivas, se Pero tai vez estamos aún aprendiendo a manel'ar estas capacidades, quizás
ga abierto a que el futuro desarrollo de la ciencia pueda ofrecernos estamos todavía dando los prímeros pasos de un largo viaje. De todas for-
conocimiento. mas, como Davies, confío en que el progresivo desarrollo de estudios sobre
Creo que la línea de reflexión de Davies es fértil para ahondar en cognición animal nos irá ofreciendo más conocimíento sobre este difícil
problema. Parece que, efectivamente, muchos animales sienten asunto.ao
ciertas cualidades sensoriales. Tambíén parece que cada especle
preferencias por unos colores, unas formas, sonidos y olores antes que a0 sobre la capacidad o no de los animales para crear arte y
e1 debate que e11o suscita en
y que todo ello influye en su conducta. Un ejemplo claro es la selección el ámbito de la teoría artística, es inreresante e1 trabajo de concepción cortés Zulueta, quien
xual, que desempeña un papel crucial en la vida de los animales y es estudió esta cuestión en su tesis doctoral, Fundamentos biológicos de la creación; anima[es en
sable de ciertos elementos de su apariencia, como el colorido de el arte y arte anirnal, ütigida por Patricia Mayayo y defendída en la universidad Autónoma
de Madrid en 2016. Esta autora se dedica a explorar la relación enrre alte y animales desde
diversas perspecrivas, como e1 uso de animales en el arte o las obras de arte creadas por hu-
19
Stephen Daies, The Artfll Species. Aesthetics, Art, and Euolution, op. cit., pp. manos para que las disfruten otros animales len ]rneal, Disponible en: https://conchacor-
)7-)4. Agradezco a Davies las fabulosas conversaciones que hemos tenido sobre este teszuluetablog.wordpress. com,/
I

)a') Eco¡t','u¿qr A¡n¡cu¡ e Los DEMAs ANITVLILES 2))


r

6.8. Anrr A FAVoR DE Los ANrl\rrtLES creadores que persiguen r¡¡a reconexión con el mundo anímal, y se conürtió
así en un buen punto de partida para explorar el arte animalista. Además, el
Como habíamos dicho más arriba, 1a apreciación estética de los animales que proyecto Capital Anirnal ha encontrado continuidad en otras ciudades: en
dene lugar en nuestra ciülizáción suele reducirlos a meros ornamentos, y lo 2017 se celebró en Valencia y en México D. F.
mismo sucede coo suorepresentación en el arte. La mayotía de las obras ar- El panorama de la c¡eación actual que se ofreció en Mad¡id se presentó
tísticas de nuestra tradición que representan animales no los representan por reivindicando además su propia historia. Rafael Doctor comisarió enla Cal-
sí mismos, sino que los reducen a instrumentos estéticos. Tal como habíamos cografía llacional, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la
explicado, esta instrumentahzactín puede ser de t¡es tipos. En el primero, exposición Otras taurornaquias. En el 200 aniuersario de la Tauromaquia de
los animales son mostrados como meras apariencias que adornan; en el se- Goya.$ La muestra exhibía la serie de grabados de Goya Tauromaquia, qtrc
gurdo, como metáforas y símbolos de ideas humanas, y en el tercero son había sido presentada tradicionalmente por los taurínos como una defensa
representados de un modo que estetiza y embellece su explotación. de las corridas, pero que examinada con rigor y seriedad revela una mirada
Sin embargo, también existe un ripo de arte, aunque sea minoritario, que profundarnente crítica con la violencia, similar a la que hallamos en su otra
intenta comprender y representar a los animales tal y como son, mostrar sus serie de grabados Los desastres de la guena, que habíamos cornentado en el
capacidades, reflejar sus formas de vida, contar sus historias personales y que primer capítu,lo. Los grabados de Goya aparecían acompañados de obras
puede enseñar al público a conocer a los animales y aprecíar sus cualidades antitaurinas actuales, generando un dirálogo entre el arte animalista contem-
estéticas de maneras más profirndas. Dentro de esta corriente, existe también poráneo y uno de los más grandes artistas españoles. De esta forma, el arte
un afie de denuncia que nos ayuda a entender 1as múltiples formas en que animalista se presenta no como una novedad, sino como un arte que tiene su
los animales son maltratados en nuestra sociedad y las repercusíones de ese propia lristoria, por mucho que sea minoritaria y todawa poco estudiada.
maltrato tanto en la vida de los aoimales como en nosoros mismos. El arte Al mismo tiempo se realizó en La Casa Encendida la exposición Anirna-
es un arma potente paralanzar preguntas incómodas acerca de cuál debería lista. Representación, uiolencias y respuestas, también comisariada por Rafael
ser la relación de los humanos con las otras especies. Por ot¡o lado, el arte y Doctor, en la que se proponía al espectador un trayecto en tres etapas: una
la naúttaleza son ios dos grandes temas de la estética, y cuando ambos se primera sala reunía obras que intentan representar a los animales tal como
encuentran entramos en un ter¡itorio especialmente férdl. Crear arte que nos son, una segunda acogía obras que denuncian la violencia que ejercemos
ayude a apreciar a los animales, significa emplear la creatividad humana para contra ellos y en la última se ofrecían caminos artístlcos para reconectar de
comprender mejor aquello que no podemos crear. nuevo con los otros animales.aa
Probablemente siempre haya habido artistas y artesanos que han intenta- Como aquí no dísponemos de espacio para un estudio sistemático del
do representar o evocar a los animales en sus obras siendo fieles a ellos. El arte animalista, vamos a comentar de manera breve algunos ejemplos. El
reciente auge de los llamados estudios críticos animales está generando un pintor y dibujante Andrés Ríbago, que recibió el Premio Nacional de IIus-
gran número de investigaciones sobre nuestra relación con las otras especies tración en2012, es uno de los artistas españoles con una trayectoria más
en todas las épocas y culturas, 1o que íncluye estudios sobre las representa- extensa en este ámbito.a' Lleva décadas publicando prácticamente cada dta
ciones de los animales en el arte y la artesanía que nos irán ofreciendo un una viñeta en el diario El País, con el seudónimo de El Roto, en la que suele
panorama cadavez más completo. Aquí tan solo ab¡imos la puerta a este emplear el sarcasmo y la sátira para ofrecer una mirada critica a la realidad
tema y vamos a hacerlo desde el presente. social. Un número considerable de esos díbujos denuncian la explotación y
En la primaveru de2016 se celebró en Madrid Capital Anirnal, w con- el maltrato de los animales.
junto de exposiciones, conferencias y talleres para reflexionar sobre nuestra Las üñetas de El Roto están reali.zadas con un trazo úpido y claro. Son
relación con los otros animales.lr La organización corrió a catgo de las perio- austeras, parcas en detalles, pero al mismo tiempo muy expresivas. Acostlim-
distas Ruth Toledano y Concha López, edítoras del blog animalista El Caba'
llo de Nietzsche en eldiario.es,r2 el historiador del arte y comisario artístico 4r http://www. realacademiabellasa¡tessanfernando.com/es/actlvidades/exposiciones/
Rafael Doctor, la artista Ruth Montiel Arias y el músico y escritor Alessandro otras-tauromaquiasen-el-200-aniversario-de-1a- tautomaquia-de-goya
Zara. Capital Animal incluyó diversas exposiciones artísticas en museos y {a Véase la presentación de la exposición por el propio Rafael Doctor [en líneal. Dispo-
nible en: http://wwwlacasaencendida.es/encuent¡os/anima-lista-5614 Y véase u¡a interesante
centros culturales de Madrid que reunieron a un considerable número de
reflexión suya sobre e1 mundo del arte y el carácter todavía mi¡oritario del arte animalista [en
líneaJ. Disponible en: http://www.eldiario.es/caba.llodenietzsche/Conciencia-frente-decora-
hnp:/,/www.capitalanimal.es/ cion-animales-¿¡te-6-l 60 171 98l.htrnl
42
h ttp ://urw. eidiario. es/caballodenie tzs che/ t' http://wuvelroto-rabago. com/el¡oto.html
D4 Ecorurrlr¿l Apmcr¿r ¿, ros DEMAS A^IMAIES D'

bran a ser en bianco y negro, aunque a veces incluyen manchas de color p ción injusta, lo más adecuado es recurrir al, ane. Mientras que la filosofía
resalt¿r a1gún elemento parricular. Prácticamente siempre van tiende a perder el sufrimiento en los conceptos abstractos, el arte es capaz de
de frases a modo de aforismos que refuerzan el sentido de la imagen. expresarlo porque lo encarna en las historias de indiüduos particulares, cada
viñetas sobre animales se caracterizan porque no son una simple rep uno con su nombre y su situación concreta. Eso es lo que logran hacer El
ción del maltrato, síno que planteán de manera sofisticada preguntas, Roto y Paco Catalán . Cada yiñeta es una historia, un caso indívidual, un
y problemas. A menudo emplean el humor para mostrar la realidad arumd, que sufre, un humano que lo maltrata, un humano que intenta ayu-
una perspectiva distinta a la que estamos acostumbrados o cuestionan darlo. Y aunque cada viñeta riene sentido y fuerua por sí sola, lo que otorga
sigruficado de 1as palabras y consiguen ser profundamente f,losóficas, lo tanta potencía a ambos proyectos artísticos es la sucesión, una tras otra, de
no es sorprendente, dado que Rábago estudió fi.losofía. Otras veces, en centenares y centenares y centenares de viñetas, como una acumulación
bio, poseen un lirismo evocador y se convierten en poesías visuales. de historias particulares que se complementan y reverberan las unas en las
Lo interesante de El Roto es que, al haber creado, a lo largo de los otras y de ese modo ofrecen una visión global de nuestra relación con los
tantísimas viñetas que denuncian los más diversos tipos de maltato hacia anímales sin diluirse nunca en la abstracción. En realidad, es 1o mísmo que
animales y haberlas acompañado de preguntas, reflexiones, sarcasmos y yahizo Goya en Los desastres de la guerra y en la Tauromaquia.
mor negro, su obra es una compilación visuai del sistema de explotación Otra artista interesante del panorama reciente, con un estilo muy distinto,
las otras especies que reina en nuestra cívlizaciín, así como de las tesis del es Ruth Monriel Arias. Su obra reúne fotografía, vídeo, instalaciones e inter-
movimiento animalista. Si reuniéramos todos sus díbujos sobre estos venciones y se caracteiza por un pensamiento crítico expresado con un pro-
tendríamos un magnífico libro de ética animal construido con una fundo sentido de la belleza. Hallamos un buen ejemplo de su producción en
ción de obras de arte. 1a obra Lobas, de 2072, coo la que intenta salvar la rnemoria de doce lobas y
Otro autor que está trazando un panorama de la situación de los sus crías que fueron cazadas en los Picos de Europa.aT Montiel se desplazó
es el también pintor y drbujante Paco Catalán, quien lleva años hasta algunos de los lugares donde se había dado caza aTos animales y reali-
cada dia una viñeta animalista en diversas redes sociales.a6 Sus dibujos son zó dlí. su obra como una intervención en el entorno, evocando una memoria
un trazo intencionadamente sencillo, coloreados y normalmente encarnada en el iugar en el que üvían las lobas y reivindicando su pertenen-
dos de una frase o de los dirílogos de los personajes que aparecen. Su cia a ese entorno. La obra consiste en ües círculos de piedra y uno de sal, de
recuerda un tipo de ilustración cáhda y entrañabie que podríamos doce metros de diámetro cada uno, trazados sobre la hierba. Así, sus círculos
en cuentos infantiles, y sin embargo el contenido suele ser muy duro. cercan un espacio, lo cierran, lo delimitan, planteando preguntas sobre de
denuncia el maltrato animal con una crudeza hiriente, generando un quién es el espacio y qué sígnifica compartirlo y conüvir en é1. Esos círculos
te incómodo entre ei trazo amable del dibujo y la representación de la cruel encierran espacios y también ausencias, la ausencia de las lobas y sus crías.
dad y el dolor. Creo que al representar la üolencia de la manera en que La obra de Montiel no soio contíene potencia visual, sino que remite al
hace, Catal,án no solo despierta horror e indignación, sino también tacto. Las piedras y Ia sal sobre la hierba son un juego de texturas táctiles,
y solidaridad con las víctimas. Muchas de sus obras retratan formas de que despiertan nuestros deseos de tocar. Aunque la obra nos llega, ala ma-
trato brutales, pero incluyen una llamada a la compasión y la ternura. En yoúade nosotros, a través de las fotografías de 1a intervención, apreciarla de
sentido, funcionan no solo como denuncias, sino también como gritos forma plena exigiria desplazarse a los Picos de Europa y situarse frente a
socorro. Sus obras son profundamente poéticas, evocadoras, y a cada uno de 1os círculos. De ese modo, la obra oos llevaría hasta el iugar
juegan con la diferencia entre nuestra sociedad real llena de injusticias y donde las lobas ya no están, donde deberían estar, donde fueron cazadas.
forrrias de vida pacíficas y empáticas que podemos imaginar. Así, podríamos entrar y salir de los círculos, descalza¡nos sobre la hierba y
Igual que sucede con ElRoto,la extensa producción de Catalán tocar las piedras con nuestras manos mientras nos preguntamos qué signiica
un panorama de la situación de los animales. Aunque sus estilos son cerrar un espacio. Podríamos sentir la ausencia de los animales no solo con
diferentes y cada uno despliega una personalidad fuerte e nuestra rnente, sino también con nuestro cuerpo. Por otra parte, esos círcu-
ambos parecen haber emprendido una tarea similar: levantar acta, ios que salvan la memoria de las lobas y sus crías son también lápidas. Lápi-
fueran notarios, de la realidad cotidiana de los animales en nuestra das circulares, como circulares son los ciclos de la vida.
ción. Y hacerlo viñeta a viñeta, es decir, dn a día, sigüendo Otra artista actual que debemos reseñar es Verónica Peraies, quien ha
realidad. Adorno explicaba que, si queremos expresar el dolor de una utilizado desde el dibujo hasta las nuevas tecnologías pata ctear un arte con

http://www.franciscocatalan.com/ y https://twittercom/pacocatt?lang=es r7 http://ruthmontiela¡ias.com/works/the-summer/


¿)() Eco¡N¡rvlqr" A¡r¡o¡x ¿ ros oEMAs AN0,LIIES 111

ei que repensar nuestra concepción de los animales. Merece especial a veces son retratados de tal manera que podemos aprender sobre elios, ad-
ción su proyecto Grandes sirníos en femenino, reo)tzado entre 2009 y 201 mirarios y hacernos conscientes de los problemas que les causamos. Cuando
para el cual recorrió ios parques zoológicos de España dibujando a todas el nature uriting logra unir ciencia, 6-1osofía y escritura literaria de manera
gorilas hembras. Sus retratos de gran tamaño a carboncilio captan 1a profunda, nos ofrece una senda fabulosa para acercarnos a los animales.
dualidad de cada una de ellas y su intensa expresivÍdad, y asÍ nos Pensemos, por ejemplo, enUn año en los bosques (1981), de Sue Hubbell,
que estos anímales condenados a ser exhibidos no son meros ejemplares Sueños árticos (1986), de Barry Lopez, o Refuyio (199i), de Terry Tempest
una especie, sino seres particu,lares, cada uno con su propia personalidad \X/illiams.rl
su historia vital, cada uno sufriendo las condiciones de la cautividad. La primera edición de Capital Anirnal en Madrid quiso conceder un pa-
este proyecto, Peraies denuncia el uso de los grandes simios en los zoos, pel a la literatura. Ruth Toledano y Marta Navarro Garcia compilaron la
además pone ei acento en 1as hembras para recordarnos el sesgo de antología Naciendo en otra especie, que ofrece un magnífico panorama de
con el que acostu¡nbramos a pensar en estas especíes y reivindica el ia poesía reciente en lengua castellana que aborda nuestra relación con los
nismo.a8 animales e incluye a autores como Alejandro Céspedes, Antonio Colinas,
Por otra parte, Perales, junto con Fred Adam y Andy Deck, Antonio Gamoneda, Olüdo García Valdés, Chantal Maillard, Katy parra,
el colectivo artístíco Transnational Temps, con el que han c¡eado Ouka Leele yJorge Riechmann enrre otros, además de las propias compila-
obras tan sugerenres como inquietantes. En Safai Urbis (2010-20L1) y doras.'2 La selección reúne obras de una gran diversidad temática y estilísti-
of tbe Wild (20L4), denuncian el uso y abuso de la imagen de los ca y sirve de punto de partida para continuar buscando animales evocados
como marcas de empresas o todo tipo de instituciones y la manera en con inteligencia y sensibíIidad en la poesía contemporánea. Sin embargo, la
nuestras ciudades y pantallas se llenan de esas apariencias de animales, inmensa mayoria de la literatura y sobre todo las corrientes más comerciales
mismo tiempo que los animales reales se extinguen a gran velocidad, y convencionales siguen representando a los anima-les como meras herra-
otras razones, debido a la actividad de algunas de esas mismas mientas.'l
instítuciones. Ambas obras se presentan como un juego, inütando al
a captaÍ mediante una aplicación de móvil esos falsos animales que J. M. Coetzee, Disgrace (Londtes: Harvill Secker, 1999); Desgracia (Barcelona: Mondado-
los espacíos humanos y que tan diferentes son de los animales reales ri, 2000), traducción de Miguel Martínez-Lage. Elizabetb Costello (Londres: Harvill Secke¡,
estamos exterminando.ae 20ú);Elizabeth Costello (Barcelona: Mondadori,2004), traducción deJavrer Ca1vo.
Tal como sucede en las artes visuales, también en literatura Paul Auster, Tinbuktú (Nueva \brk: Henry Holt, 1999).,Tombuctti (Barcelona: Aragra-
ma,2006), raducción de Beniro Gómez Ibáñez.
obras interesantes para pensar nuestra relación con los animales. En
George stone, á Legend of volf sozg (Nueva York: Grosser and Dunlap, L975); La teyen-
va hay grandes clásicos; Moby Dick (1851), de Herman Melville; BellezaN, da del lobo cantor (Barcelona:PlazayJanés,1991), rraducción deJ. FerrerAleu.
gra (7877), de A¡na Sewell; La llarnada de lo saluaje (1901), deJack Karen Joy Fowlet, We Are All Completely Beside Outselues (Nueva york: G. p putnam,s
o Señor y Peno (1919), de Thomas Mann. Y ciásicos contemporáneos Sons,201l); Fueru de qrLicio (Ba¡celona: Malpaso,2016), traducción de Santiago del Rey.
Desgracia (1999) y Elizabeth CostelLo (20ü), deJ. ivl. Coetzee, o NickJans, A Volf Called Romeo (Londres: Virgin Books, Z07l); Lobo negro (Madúd:
(1999), de Paul Auster. La leyenda del lobo cantor (L915), de George Errata Naturae,2017), traducción de Miguel Ros Gonzalez.

no tíene tanta calidad liferana, pero es la prueba de que se puede contar " Sue Hubbell , A Country War, Liuing tbe Questions (Nueva york: Random House,
19$); Un año en los bosques (Mad,d: E¡rara Natura e, 2016), traducción de Miguel Ros
buena historia sobre animales sin incluir a humanos. Las obras \ GonzáLez.
Fuera de quicio (2013) , de Karen Joy Fowler, y Lobo negro (20L4\ , de Barry Lopez, Artic Dreams, op. at.
Jans, demuestran que la [teratu¡a sobre animales no deja de incorporar Terry Tempest Williams, Re/rge (Nueva York: Pantheon Books, 1991); Refagio (Madnd:
Errata Naturae, 2018), traducción de Regina López Muñoz.
vos enfoques y temáricas.ro
sobrc ndtare uitingy anima.les véase: Isabel Ba.lza, «when the Grass Sings: poetic Rea-
Los animales también están presentes en muchas obras de nature
son and Animal Wrting>>, Enuircnmental Values, en preñsa.
y, aunque en ellas suelen aparecer más como especies que como t' Ruth Toledano y Marta Navarro Ga¡cía (eds.), N¿ciendo efl otru espec¡e. Antología
de
poesía Capital Animal \Maánd'. Plaza y Valdés, 20i6).
u8 Véase a la a¡tista presentando el proyecto: https://vimeo.com/129fi5294 'r sobre esta cuestión, resulta inte¡esante la tesis doctoral de Eva Antón Fernández,
algunos de 1os retratos: http://veronicaperales.eu,/gsf/ dirigida por Teófilo sanz Hernández, ¿cambio de rcles de género en el canbio d.e sigb? un
ae http://transnationaltemps.net/safariurbis/ aniilisis comparatiuo de las narratiuas /rancesa y erpañola (D9A-2010), defendida en la-Univer-
h ttp ://trans nationalte mps. net/mallofthewild,z sidad de Burgos en 2015, que explora la representación litera¡ia de los animales yla natura-
'o De las cuatro primeras ob¡as mencronadas se encuentran en la lengua original leza en relación con la represenración de los roles de género len [nea]. Disponible en:
http://
castella¡o diversas ediciones. Respecto a las siguienres: riubu.ubu.es/bitstream/10259/4627/1/A¡tt%c) %Bln-Fe¡n o/oc)%Aridez%20.pdf Éos-
I
2)8 Eco¡¡nu¡.r A¡necr¡¡. ¡. tos DENúS ANIMALES 71q

La proporción entre un número mayoritario de obras


reales. Algunas delas escenas están grabadas con anirnatronics, pero Annaud
una mínoría con sensibilidad animalista está todavía más acentuada
en empleó también <<osos acteres», es deciq anima.les privados de su vida en li-
cine. Pocas pelícuJas intentan mostrar a las otras esrpecies tal como
bertad que son entrenados para aparecer en pelícuJas y otros espectáculos y
poquísimas de ellas están protago niz,adas por animales En el cí¡e resulta
expiotados como meras herramientas. Y esto es terrible no solo por los ani-
más difícil que en la literatura, 1o cual se expJica porque requiere
una males particulares que se usaron, sino porque cada nueva película que utiliza
sión tecnológica y económica considerablemente mayot por 1o que la
animales adiestrados fomenta ese lucrativo negocio y contribuye a normali-
tria cinematográfica es más reacia a arriesgarse con perspectivas poco
zatlo.5a
vencionales. Aquí vamos a detenernos brevemente a coment
El mismo problema se repite con otras obras de Annaud. Dos berrnanos
películas que pretenden mostrar una cierra sensÍbilidad hacia los animales (2004), ambientada en Camboya a principios del siglo )c(, narra la historia
sin embargo resultan cont¡oveftidas; en ellas se revelan con claridad las
de dos tigres y denuncia la explotación de estos animales en ci¡cos y otros
cultades que tenemos para dejar de instrumentalizarlos.
espectáculos, por lo que 1a contradicción es todavía más sangrante. An-
Uno de los problemas fundamentales en el cine que rntenta nafraf
naud empleó una treintena de tigres para rodar ia película, algunos de
rias de animales es el slgi¡1ente: para representar e§as historias, los
ellos procedentes de empresas que entrenan animales para cine y otros de
suelen recurrir a animales reales que son adiesmados para actuar. En
el zoológicos. Eo El último lobo (2015), Annaud adaptó la novela Tótern
de perros y gatos, si son bieo tratados, podría ser aceptable, pero
Lobo (2004) de Lu Jiamin, que se había convertido en un gran éxito en
a ser más problemático con otros anima.les domésticos, y
cuando se trata China y a nivel mundial. La historia retruta la forma de vida tradicional de
anima.les salvajes se convierte simplemente en una forma de explotación
los pastores mongoles y cómo esta se ve alterada en 1os años 60 por el pro-
maltrato. Y ahí es donde se produce la contradicción en la que incurren yecto chino de exterminar a los lobos salvajes. Tanto la novela como 1a
gunas obras y que sería otra forma más de la paradoja estética de
la que película pretenden lanzm un mensaje ecologista de convivencia con las
blábamos más ariba. Si para mostrar cómo es la vida de los osos salvajes
otras especies y la naturaleza. Sin embargo, para rodar esta historia, An-
libe¡tad se decide arraÍtcar a algunos osos de su hábitat, mantenerlos
naud compró a un zoológico una docena de crías de lobo autóctono, Canis
tividad y entren arlos para que actúen, entonces la propia película
lupus chanco, que fueron adiestrados desde la infancia y durante varios
el mensal'e que pretendía enviar. Privar a algunos animales de su
años para participar en la película.55 E1 entrenador fue Andrew Simpson,
par a que interpreten el papel de animales libres, para que fr.njanla
responsable de la empresa Instinct for Film, dedicada a adiesta¡ animales
tad que se les ha robado, es una forma de engañarnos a nosotros mismos para cine y teievisión, quien al acabar el rodaje se los llevó consigo a sus
prosegür con la misma explotacíón de siempre mientras nos creemos g instalaciones en Canadá.t 6
amamos a los animales. Este es un pro,blema que tan solo puede resolvers
La misma impresión ambigua nos deja Entrelobos, dirigida por Gerardo
renunciando a usar animales salval'es como actores. O bien captamos la
Olivares y estrenada en 2010. Olivares es uno de los directores más innova-
natural de animales en su hábitat o bien sustituimos a los animales reales dores del cine español; se formó rodando documentales y hace unos años dio
empleando otras tecnologías. el salto a la ficción, comenzando a contar histori¿s protagonizadas por las
Un ejemplo paradigmático de e ste problema es El oso, dirigida p relaciones entre animales y humanos. En esta película nal:rala historia real
Jean-Jacques Annaud y estrenada en i988, que adaptala novd.a El rey de Marcos Rodríguez Pantoja, un niño pastor que durante la posguerra üvió
(1916) , de James Oliver Curwood Narra la historia
de dos osos grízzly parte de su infancia y adolescencia con una manada de lobos en Sierra Mo-
Canadá en el siglo xx y pretende refle;'ar de manera reaLista la vida de
rcna. Entrelobo-r cuenta rina historia potente y lo hace con un guión estupen-
animales en su hábítat mediante una historia de 6cción. Annaud es un ci do y magníficos actores. Es obyro que Olivares tiene un don para rodar en la
oeasta fantástico, la película parte de una idea interesante y el resultado nafurcJ,eza y para acompañarse de un buen equipo, como el especialista en
una ob¡a de gran calidad que demuestra que se pueden contar buenas
sonido Carlos de Hita, de quien hemos hablado más arriba. EI resultado es
rias en la gran pantalla protagonizadas por animales salvajes. La trama
una película magnÍfi"ca, capaz de conmover ai espectador y hacerle pensar. Es
imagen cautivadora y tiene fuerza emocional. Incluye,
^tfactiva,la
un conüncente alegato contra la caza.p'recisamente porque la película 5a Sob¡e la historia de u¡o de 1os osos que utilizó Annaud y que apareció en una larga
tantas ü¡tudes, resulta aún más decepcionante que se rodara con üsta de peLícu1as, véase: https://en.wikipedia.orgy'wikTBart_the_Bear
" Lüa¡ Lin, «To 6lm '\X/olf Totem,' French Director Raised Chinese §Tolves>>, The Wall
Street Journal, 27 de mayo de 2014 [en lÍnea]. Disponible en: https:/,61ogs.wsj.com/china-
teriormente 1a ha publicado como libro: Género y na¡uruleza en las nanatiuas
realúme/2014/05/27 / to-ñLm-wo1f-totem-french-director-raised-chinese-wolves/
francesa y española (Valladolid: Ediciones Univeisidad de Valladolid, 20 1g). 16 http://www,insti¡ctfor6lm.com/
240 Eco¿rrttrl¡r Apn¡cr¡¡,r Los DüMAs ANTMALES 247 irr

il

también un homenaje a los lobos, tan maltratados en nuesrro país.r7 como actores .Y ojalá A¡naud transite por la misma senda. Asimismo,
embargo, para rodarla se emplearon cinco lobos ibéncos criados en espero qLIe ambos logren ser conscientes de otro problema que lastra sus
dad en el Centro de Naturaleza Cañada Real, una entidad que se p peiículas, como le sucede a buena parte del cine: que están rodadas desde un
como un centro educativo sobre fauna ibérica y cuvos a¡imales han pun¡o de vista patriarcal y androcéntrico, concediendo los roles protagonistas
pado en diversos rodajes.'8 También se emplearon otos animales u urron., y relegando a las muieres a papeles secu¡dario§ y estereotipados.
cabras, conejos, hurones y un búho. En 2015, O[vares estrenó Herrnano¡ El otro gran problema de ias películas que narran historias de animales es
uiento, codirigida con Otmar Penker, en la que hallamos el mismo que caen con pasmosa facfidad en el cine infantil. Una de las formas en que
esta vez con individuos adiestrados de águi1a real.ie Los animales or.rtru civilización fomenta la idea de que los animales son seres inferiores
de Adlerarena Burg Landskron, una empresa dedicada a la cetrería y a consiste en poblar con ellos 1os relatos dirigidos a ios niños, en los que no
espectáculos con aves rapaces.60 aparecen represeotados tal como son, sino como disfraces coloristas y diver-
Estas pelícu.las de Annaud y Olivares compafien la misma paradoia. T ritos de ídeas humanas, como seres medio fantásticos que habitan mundos
nicamente son buenas y tienen la capacidad de llegar a un público imaginarios. Luego, los animales van desapareciendo progresivamente en ios
emocionarle. Saben convertir a los animales en protagonistas de relatos dirigidos a jóvenes y a adultos. Así, nuestra cultura muestra a los ani-
profirndas y seducirnos con su belleza y la de los entornos que habitan. males como seres infantíles que no tienen cabida en el arte serio, y esa es una
z^n un mensaje de admi¡ación hacia las otras especies y de respeto por doble trampa de ia que resulta difícil salir, porque banaliza alavez alos
naturoJeza.l sin embargo, al mísmo tiempo, perpetúan y ocultan ia animales y al arte dirigido a los niños. Por ejemplo, en las tres películas men-
tación de los animales, por lo que ellas mismas traicionan su mensaje. cionadas de Oüvares, la figura humana central es un niño y aunque no son
Afortunadamente, hay motivos para la esperanza.En2016, Oltvares propiamente historias infantiles tienen mucho que ver con la infancia' Nos
n6 Elfaro de las orcas, de nuevo basada en una historia real, acerca de iuesta enfocar a los animales desde una persPectiva adt:lta. Sobre esto, quie-
guarda de naturaleza en la Patagonia, Roberto Bubas, que mantiene una ro reseñar dos películas que son un estrepitoso fracaso si comparamos la
pecial relación con estos animales, y un niño con transtorno del brillante idea de pafiida con el resultado final y que ejemplifican por qué
autista cuya madre cree que las orcas pueden ayudarle. De nuevo es una fracasan otros proyectos similares.
tupenda historia bien contada y es fantástico que, en este caso, no se Bajo cero, dirigida por Frank Marshall y estrenada en 2006, surgía de una
orcas adiest¡adas como animales actore§. Para algunas escenas, Olivares idea prometedora: la historía real de un grupo de perros que en 1957 fueron
bó orcas sa1val'es en libertad en la Patagonia, y parulas escenas de abandonados en una base científica de la Antártida, algunos de los cuales
entre las orcas y los humanos empleó animatronics y o(cas virtu,¿les lograron sobrevivir durante los largos meses del invie¡no polat.La película
das por ordenador.6r Solo espero que Olivares, que posee un profirndo se rodó con perros adíestrados por la empresa Instinct for Film, mencionada
to para contar historias sobre nuestra relacíón con los animales, siga más arriba. Aunque la idea tenía potencia para generar una historia que re-
peJÍculas tan interesantes y que lo haga sin emplear animales rea-les velara la inteligencia y las emociones de esos animales adaptándose a un
medio hostil, el resultado acaba siendo una sensiblera película de entreteni-
miento fam:/liar. Las historias de humanos que sobreviven en la rraturaleza
'7 Agustín Alonso, «Gerardo OLivares: 'Jamás se ha rodado a los lobos como los hemos salvaje suelen iadagar en las zonas más oscuras del espíritu, en el miedo, la
rodado en esta pelícuJa">>, RTW, 18 de ab¡íJ de 2010 [en línea]. Disponible en: http:/,
rwe.es/noticias/20 1.004 18 / getardo-olivares- jamas-se-rodado- soledad y la muerte, y tambíén evocar la amistad, la valentía y la esperanza.
ta-pelicula/3280ó7.shuil Se podría haber explorado algo simi-lar con los perros, pero nuestra socie-
Véase el repomaje que le dedicó El Mando [en ]íneal. Disponible en: dad se resiste a conceder tanta profundidad a las otras especies: si una histo-
do.es/especiales/20 i0/04/cu1¡u¡a/entre-lobos/üdeos.html
t8 Aquí vemos a1 biólogo José España, responsable de la manada de lobos:
ia úata de los grandes temas, sus protagonistas han de ser humanos;
antenal.com./noticias/ciencia/jose-espana-interpreta-aullidos-lobos-anos-est mientras que si son historias de animales, hay que reducirlas a relatos §im-
2011051.65156d9ec6584a8c19f7987ca.html y aquí: <<José España de 1a Cañada Real sobre plones para que el público siga creyendo que los animales son seres inferio-
lobo ibérico»: https://www.youtube.com/watchTv=JUvOUebl 06I res y superficiales. Pero, en realidad, es nuestra representación de los anima-
5e «El impresionante rodaje de las águilas en "Hermanos del viento''», RT14, 9 de
les la que resulta ridículamente superficial al negarse a reconocer la
de 2017 : http://www. rtve. es/noticias/2 0 17060 9/imp resíonante-rodaje- aguilas-
profurdidad de sus historias.
nos-del-viento/ 156 19l6.shtm1
60 http://adlerarena.com,/ Lo mismo sucede conUna auentura extraordinaria, dirigida por Ken
61 Así 1o explicó Gerardo Olivares en el programa deTV2 Días de Cine, el 15 de Kwapis y estrenada en2Ol2, también basada en un¿ historia real y en el libro
b¡e de 2016: http://www.rtve .es/v/3832186/ que la relató: Liberando a las ballenas (1989), de Tom Rose. La película abor-
242 Eco¡¡uu¿r. i/
Apn¡cr¡n ¡, ros DEMAs ANMATES 21)

da la historia de rres ballenas gflses que en 1988 quedaron arrapadas


de kilómetros, como tantísimas otras aves, nos despierta admiración por su
hielo en Alaska y los esfue¡zos de diversos activistas, gobiernos y resistencía y su capacidad para orientarse. También en los arrendajos encon-
que coiaboraron para liberarlas. Los hechos reales generaron un gfarr
tramos una preciosa combinación de colores, pero su mayor tamaño, así
mediático y encendidas discusiones acerca de si debemos ayudar a los como su voz áspen y ronca, les otorga otra personalidad y nos parecen po-
males salvajes en peligro. La película podía haber ahondado en esos derosos señores del bosque; cuando entendemos el papel que desempeñan
y ofrecido una reflexión sobre las relacíones entre animales y humanos,
en la reproducción de algunos árboles, admiramos esa estrecha relación en-
acabó desperdiciando una buena oportunidad y contando una historia tre el ave y ei bosque que habita. En los milanos reales apreciamos un ulelo
timentaloide. majestuoso y una mirada fiera, pero cuando alimentan a sus crías descub¡i-
Que hay esperanza de cambio Io muestran películas como la mos en ellos delicadezay terlúr^. EI canto de 1os mirlos tras ia lluvia nos
Wbite God, dirigida por Kornél Mundruczó y estrenada en 2014, que parece melancólico y el modo como rebuscan ruidosamente entre la hojaras-
mismo año gan6 el premio Un certain regard del Festival de Cannes ca otoñal parece subrayar esa melancolÍa; ¡ sin embargo, cuando los vemos
cu.la combi¡a de manera sofisticada 1a denuncia del rnaltrato animal con bañarse en t¡n charco o un cuenco de agua, tienen a veces poses divertidas.
mirada lírica muy parricular. comíenza narrando de manera realista las También encontramos divertidas a las urracas, aunque otras veces las valora-
diciones en que malüven los perros abandonados y el horrible negocio de mos como ruidosas y pelmazas. Consideramos a los cocodrilos monstruosos
peleas de perros, pero a medid a qlJe avanza se embarca en un viaje y cuando están acechando a una presa medio escondídos en el agua parecen
dente que abandona el realismo para transitar temitorios oníricos de terroríficos, pero si saltan hacia arriba con su enotme boca abierta resultan
fuerza üsual. Tiene la ltrtud de mostrar con crudeza el daño que tan a más terroríficos aún. Las tortugas nos parecen solemnes y serenas, pero
do causamos a los animales, pero sin convertirlos en víctimas indefensas, cuando se enfadan revelan frercza. En definiuva, todas las especies de anima-
mostrándolos como seres capaces de levantarse del sufrimiento y les salvajes son estéticamente interesantes. No nos cansaíamos de observar-
venganza en escenas sobrecogedoras. Las imágenes de decenas de las, fotografiarlas, grabarlas, dibujarlas, leer y escribir sobre ellas.
corriendo al unísono por las calles, como unafuerza desatada de la En comparación, ¿han perdido nqueza estética las subespecies domesti-
zá, paÍecefl devolverles el poder que les robamos al domesticarlos. para cadasP Cuando los seres humanos emplean la selección artificial para conver-
bar de redondear un proyecto brillante, la mayoría de los más de dr a los animales en los instrumentos que desean, a menudo les causan pro-
perros que aparecen en la película procedían de cent¡os de acogida blemas de salud y alavez les ¡oban parte de sus cualidades sensoriales.
animales abandonados y,únavezfrnñzado el rodaje, se les buscó Pensemos en la selección artificial que se practica en la ganadería industrial,
en los pollos seleccionados para crecer tan rápido que a menudo se les rom-
pen las patas por su propio peso o las vacas seleccionadas para que tengan
6.9. ANmmres DorvtESTICADos \TRsus sAIvATES ubres exageradamente grandes. Sus organismos han perdido laforma,l.a
proporción, la funcionalidad más adecuada para la vida de esos animales. No
Vamos a acabar este capítulo con una comparación de la apreciación han sido seleccionados buscando lo mejor para esa especie, para ese indivi-
de animales salvajes y animales domesticados. En todas las especies de duo, sino lo que resultaba económicamente más rentable para los seres hu-
males salvajes hallamos una gran nqteza de cualidades sensoriales que se manos quelos explotan. Y si selos cría confinados en grandes cantidades en
despiegando en sus diferentes conductas y que valoramos con una espacios reducidos, sin poder rcaltzar sus conductas naturales, es imposible
de cualidades estéticas. Juzgamos el colirrojo tizón como grácly , que puedan desplegar una apariencla que merezc a ser juzgada como bella.
cuando vuela mostrando la cola de rojo encendido y las manchas El dolor fisico, emocional y mental, el no poder realizarse como uno mismo,
las alas oscuras nos parece bello como una joya; si lo encontramos en se manifiesta en cualidades sensoríales empobrecidas que juzgamos como
rodeado dehojarasca rojizay dorada, aún nos parece rnás encantador. fealdad, según habíamos explicado en el primer capítulo.
do descubrimos que una criatura tan pequeña rcaliza migracíones de Encontramos ejemplos similares en los animales seleccionados artificial-
mente para experimentar con ellos. Los ¡atones condenados a su_frir cáncer,
62 Manohla Dargis, <<Cannes Film Festlval: The Dogs
of '\ü7hire God,>>, Tbe alzhéimer o párkinson encerrados en una jaula pierden asimismo salud y
Tirnes,20 de mayo de 2014 [en línea]. Disponible en; https://artsbeat.
bell.eza.$ Esa pérdida se aprecia a veces en su aspecto, pues las enfermeda-
com/ 20 7 4 / 05 / 20lcannes-6lm-festival-the-do gs -o[-white- god./
Katherine Tarpinian, «Así se preparó a los más de 200 perros que aparecen en
God" »,Vce, 20 de abril de 2015 [e¡ 1ínea]. Disrponible en: https://creators. 61 Sé que el tema de 1a experímentación con animales es muy
complejo. Intenté explicar
cle/qkekmm/asi-se-preparo-a-1os-mas-de-2 00-perros-que.aparecen-en-white-god algunas ideas aquí: lviarta Tafal1a, «Rervindic¿ción dei diálogo entre érica y ciencia robi. .*-
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I
1.t I Eco¿rr,rtuAL
4Aa ApnscIAR a ros oe¡¿Ás ¿¡rn¡¡¡¡s
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245

des dañan su apariencia, pero también en que no pueden desplegar sus brían acabado por incorporarse a sus grupos y colaborar en tareas como la
ductas naturales. Para ocultar 1o que 1os animales pierden y mostrar su cazay 7a ügilancia. Generaciones después, el ¡esultado serían los perros. y,
plotación como algo 1egítimo, los estabu-larios se envuelven en una finaimente, los humanos comenzarían a practicar selección anificial e inven-
particular. Colores ciaros para simbolizar higiene y pulcritud, jau.las tar Ia variedad de razas que existen hoy en día.a ¿son los perros esréticamen-
Iamente ordenadas yLimpias para expresar control, espacios te menos interesantes que los lobos? sin duda, los perros mantienen algunas
compartimentados y regulados para que no quepan la menor de las caracrerísticas que hacen de los lobos seres ¿xtraordinarios. su átel-
ni el desorden propios de la vida. Esa estética está destinada a iograr que gencia se hace visible en sus conductas, sus rostros son expresivos y sus mi-
animales se asemejen lo más posible a un üspositivo médico y 1o radas profundas. Algunas razas tienen portes majestroro. y p.lu¡.s dL coiores
posible a un ser vivo, a que nos parczca que 1os ratones pertenecen a bellos. Pero, en general, casi todas las razas de perros se caracterizan por un
jau.las ilumrnadas por luz anilcial y no a los ecosistemas natu¡ales donde rasgo que los diferencia de los lobos: su aspecto es más infantij. Los perros se
rrivido durante millones de años. pero los animales allí encer¡ados, por parecen a los peluches de una forma en que los lobos no ,. pur...n.
limpios y ordenados que estén, continuamente vigilados y El aspecto inJantil de ia mayoría de razas de perros es fruto de la domes-
aparecen más feos, aburridos y esténles que los ratones sa-lvajes que viven { ricación. Al crear las diferentes razas mediante selección artificial, los huma-
la natutaleza. Cuando habitan el bosque, están sucíos de tíerra, pero nos selecci.onaron contra la agresividad, es decir, seleccionaron a los ejempla-
cuerpos arrancan sonidos agradables al camina¡ sobre Ia hojarasca, su res más dóciies, comunicativos y sociables. por Io que hasta ahora rÁ.., lo,
bri-l-la al sol y despliegan su agilidad cuando corren. Mientras exploran expertos, cuando se selecciona contra la agresiüdad, un resultado colateral es
territorio, buscan comida y están atentos a sonidos y olores, sus la neotenia, es deci¡ que los ejemplares adu.ltos conservan rasgos infantiles
curiosas y despiertas ilenan 1os bosques de vida. en su apariencia y en su conducta. Y la mayorÍa de razas de perros son un
Cuando domesticamos animales, lo hacemos precisamente para ejemplo claro: los perros adultos exhiben un aspecto y una ionducta más
su Libertad y converdrlos en herramientas. En muchos casos, empeoramos infantil que los lobos adu]tos. sus rostros son mái dulcás, muchos denen las
salud y también dismrnuimos las cua.lidades sensoriales que podemos l¡ orejas caídas, juegan más a menudo, son más afectuosos, bonachones y so-
estéticamente. Ahora bien, la pregunta es: ¿toda domesticación de bones. Por supuesto, ese carácter de los perros es Io que permite qre cá.rü-
implica siempre una pérdida de cualidades estéticas? El caso rea-lmente van en nuestras casas e incluso duerman en nuestras camas o que puedan
es el de los perros. Como sabemos, todas las ruzas de perro tienen su origen jugar con un bebé humano y tratarlo con un cüdado y un
cariñá impresio-
los lobos. Los lobos son animales extraordinarios: Ios consideramos nantes. Es gracias a ello que cachorros humanos y perrunos pueden crecer
sos por la fueruay la elegancia que expresa su cuerpo cubierto por un juntos y desarrollar i¡tensas historias de amistad qrr. dr.un
tod, ru ,.idu.
coiorido pelaje, por la coordinación con que corre toda la familia urLida. ¿Les roba eso ríqueza estética? Aquí es donde hallamos er núcieo del
consideramos bellos por su rostro tan expresivo, que revela una problema. La apariencia infanril de los perros es la manifestación sensible de
profunda, una capacidad sofisticada de comunicarse y una gran variedad un rasgo de su ser: son más vulnerables que los lobos. Al ser tan dóciles y
emociones. Los contemplamos con placer porque cada uno tiene su dependientes de nosotros, es más fácil haierles daño. Hay muclusimas per-
personalidad diferenciada, porque entre ellos desarrollan relaciones sonas que maltratan a sus perros de formas brutales, manteniéndolos
atados
y al observarlos descubrimos sus historias. Los admiramos por cómo se todo el día, dejándolos solos en una finca para vigilarla, pegándoles de ma-
entre ellos, expresándose unos a otros amistad, ternurá o también nera_ cotidiana, gritándoles continuamente, dándoles poca
comida, no lle-
impaciencia. Por cómo, al caer el sol, levantan la cabeza al cielo y aullan vá¡doles ai veterinario cuando enferman, Hay gente que organiza peleas de
tos, y sus voces entrelazadas son la voz misma de la noche que llega. perros, lo cual es terrible porque implica tomar a esto, urr]imdes qre hu'
Los expertos sostienen que no fueron los humanos quienes sido seleccionados para ser más dóciles y convertirlos en agresivor'd.,.ru
a los lobos, sino que algunos lobos se autodomesticaron a sí rnísmos al fo¡ma en que Ios lobos no lo son para matarse entre ellos ei peleus
organi
carse progresivamente a los grupos de humanos cazadores- zadas: eso- soio se consigue con maltrato sistemático. Hay muchas p..á.ru,
busca de las sobras de comida y el calor de las hogueras. Los lobos I
que abandonan a sus perros.6'Y otras que los matan de formas
cruáes. Esus
agresivos y más sociables habrían comenzado a interactuar con ellos :
I

a Brian Hare y Vanessa \7oods ,Tbe Genias of Dogs (Londtes: Oneworld, 201l).
perimentación con animales>>, eldzlario.es,2T de noviembte de 2015 [en ]jneal. : 6'Según ia Fundación Aflinit¡ más de ciento cuáuo miI perros fueron recogidos
¡ . aban-
http:r'lwww.eldiario- es/c abal-lodenieczsche,lReivin dicacion-dialogo- ciencia-ex donados o perdidos en 2016 en España. Se cree que Ia cifra
de Áandon. ,.J.,
I .u17.r,iirp,zz
cion- animales-6-,1 5 64 l $ % .hrrrt wr¡u¡.fundacion-affinity.orgy'observatorio/infogra6a-estudio-de-abandono-y-adopcin-201i
rl

246 Eco¡¡u¡rur fun¡cr¿¡¡ ros »EMAs ANMáLEs


l

F personas se aprovechan de la docilidad y dependencia de estos civfización haya tanto amor por los perros. La mayoría de ellos están ínstru-
:' domesticados. mentalizados como el resto de subespecies domesticadas y la diferencia tan
Los perros han perdído {uerza, fiereza, autonomía, algo que se percibe solo radica en el tipo de función que les otorgamos. A los perros se les impo-
tanto en su áspecto externo como en su conducta. Son más frágiles que los ne Ia tarea de acompañarnos y darnos afecto, así como también de guiar a
lobos porque han perdido una parre de su idenddad. Los lobos ,or, ,.ño.., personas ciegas, colaborar en la caza, tiÍar de trineos, vigilar üviendas y 6n-
de sus üdas de un modo en que la mayoúa de ios perros no Io son. Los lobos cas, proteger rebaños, alrrdar ala policía, ayudar al ejército, parti.cipar en
viven para sí mismos, son soberanos, toman sus propias decisiones, üven tareas de salvamento o ser utilizados para experimentación en laboratorios.
vidas de lobos en la naturaleza salvaje, donde despliegan una inteligencia Y, en algunos países, también son consumidos.
admirable. Los perros úenen que adaptarse a nuestras normas, a nuestra Aunque muchos de eilos viven en nuestras casas, a menudo son tratados
forma de vida y aIa maneru en que nosotros diseñamos nuestras casas y como herrarnientas, 10 que se comprueba por la manera como los criamos y
nuestras ciudades. Tienen que adaptarse a la comida que les damos, a nues- educamos. Consideramos que deben vivir para nosotros: para que los niños
tros horarios y costumbres. Han de aprender a controlar Ia orina y la caca, y tengan un compañero de juegos, para que los abuelos salgan a caminar cada
hacer sus necesidades cuando y donde les enseñamos. En la mayoría de los dia, para que presten compañía a los enfermos, para que nos rega_len afecto
casos no pueden salir a pasear cuando quieren, ru elegir a dónde van. A me- y buen humor. Y mientras yiven con y para los humanos, no pueden vivir
nudo salen atados y el dueño puede apartarlos de otos perros con los que con sus propias fami.lias biológicas. El negocío de ios perros como animales
querían jugar o de cosas que desearían oler. Les tiran de la correa, les gritan, de compañía consiste en tener perras dedícadas a parir un a camada tras otra.
los dejan atados en la puerta dei supermercado, en la puerta del banco, en Ia Con independencia de que se encuentren en mejores o peores condíciones,
puerta de la farmacia, en la puerta del restaurante, en la puerta del ba¡ a se las obliga a par:r conrinuamente unos hijos que poco después son vendi-
veces bajo un sol abrasador o bajo la lluvia, con el riesgo de quelos roben, y dos. Esas perras no pueden cria¡ a sus cachorros, educarlos y ver cómo se
les riñen si ladran. Incluso algunos perros considerablemente bien tratados hacen adultos. La mayoría de perros no pueden crecer con sus padres y
pasan muchas horas solos y aburridos, esperando a que vuelvan sus dueños. hermanos. No pueden transmitirse conocimientos generación tras genera-
Cuando su familia humana los abandona, quedan desamparados y depen- ción. Les privamos de su propia famüa perruna para que sirvan a las familias
I den de que otros humanos los rescaten. Los anuncios de ias protecttras humanas.
buscando adoptantes para miles y miles de perros cada año demuestran has- Lo que estoy expresando aquí no es una crítica al hecho de que los pro-
ta qué punto les hemos robado su autonomía: en nuestro mundo, no pueden pietarios de perros ios esterilicen. Dado el inmenso problema que tenemos
valerse por sí mismos. Es cierto que en algunos países abundan 1as manadas con el abandono, las protectoras hacen bien en fomentar la esterilización. Si
de perros asi,lvestrados que deambulan por las calles y se 1as apañan como uno convive con perros, es 1o que debe hacer. Pero si tenemos que esteriJizar
i[
pueden, pero están permanentemente expuestos a la violencia humana, a a los perros es porque la forma de vida que ies hemos impuesto es irracional.
! que un transeúnte les dé una patada, un vecino les ofrezca comída envene- Por eso creo que los perros, por muy maravillosos que sean, no dejan de ser
nada o el ayuntamiento implemente un programa de exterminio. También lobos que han perdido una part€ de sí, forzados a asumir vidas que no les
están expuestos a los peligros del tráfico y a la suciedad y la contaminación permiten desarrolla¡ sus mejores cualídades.
de nuestras cíudades. Y aunque al asilvestrarse pueden ir recuperando esa No niego, por supuesto, que los perros son inteligentes y afectuosos y que
soberanía perdida, sobreviür en los espacios humanos sin ayuda humana no algunos humanos desarrollan con ellos relaciones de confianza, fidelidaá y
resulta fácil. amistad. Hay personas que han superado épocas difícles gracias a la compa-
En ouestra sociedad, alguna gente se plantea el siguiente dilema: ¿por ñía de sus canes, que han encontrado en ellos el mejor consuelo durante una
qué maltratamos a tantas especies y en cambio amamos a 1os perros? La enferrnedad o el duelo por la muerte de un ser querido, que sienten un agra-
cuestión da título a un libro popular: Por qué antarnos a los peros, nos conne- decimiento infinito y tratan de compensar ai animal con una bue.ra uida.
mos a los cerdos y nos uestimos con las uacas, dela psicóloga MelanieJoy.66 También hay humanos que han sa.lvado a perros de üdas terribles de maltra-
querer desmerecer un libro valioso que emprende una poderosa to, que los han curdado mientras estaban enfermos, que se han sacrificado
del consumo de animales y la cultura del <<carnismo>>, no creo que en para acompañar a un anima.l que se moría. La labor que hacen tantas pfotec-
toras se merece toda la admiración y el agradecimiento ¡ sin embargo, que
66 Melanie tengan que existir tantísimas p.rotectoras es un síntoma de nuestro fracaso.
Joy, Vhy we loue dogs, eat pigs and uear cora,s (Newburyport: Conari
2009); Por qué anantos .x los perlos, nos cornemos a los cetdos y nos uestimos con las Creo que el resumen vendría a ser: los perros nos dan mucho más de Io que
(Mad¡id: Plaza y Valdés, 20ú),tadtcción de Monrse¡rar Asensio Fe¡nández. les damos a ellos. Es una relación fundamentalmente asímétrica.
248 Eco¡¡nru¡r Ap¡¡o¡¡,q ros DEMAs Ar\&tArES 249

Un aspecto inqüetante es la estética de la obediencia qlre reina en como representados, han sido convefiidos en vehículos de transporte o en
chas relaciones entre humanos y sus perros. J¡numerables dueños fuerza de trabajo en el campo. En realidad, para nuestra civilizacíón, la cues-
de lo obedientes y dóciles que son sus canes, de las órdenes que entienden tión fundamental no es tanto que los caballos nos parezcan bellos, sino que
los trucos que saben hacer. En realidad, esrán pÉesumiendo de la un ser humano subido a un caballo queda envuelto en una aureola de noble-
de su animal de una manera similar a como el domador de circo presume za y eiegancia. Y esa es una de l¿s funciones que les imponemos: prestar su
que ha logrado que un tigre se monte en un caballo. La obediencia se belleza para incrementar la nuestra.
como un espectáculo en los concursos de adiestramiento canino, alrededor Pensemos en la apabullante canridad de ímágenes que encontramos con-
de los cuales está creciendo un lucratívo negocio. Esa estética de Ia tinuemente de seres humanos montando a caballo, en la televisión, el cine, el
la hallamos también en correas, bozales, collares de castigo, cadenas y jauJas arte,la prensa, la publicidad, las redes sociales. Pensemos en qué familiares
que expresan claramente que el anímal no es libre y soberano, sino que hay nos resultan escenas como estas: soldados que se lanzan valientes a la batalla
alguien que 1e impone decisiones acerca de su apariencia, su cuerpo y su a iomos de su bravo corcel, coroneles que guían ingentes ejércitos subidos en
conducta. Tengo la sospecha de que si ios peüos gustao tanto en nuestra su poderoso caballo, aristócratas elegantísimos que contemplan el mundo
civilización, que no es animalista ni ecologista, es porque parecen üür para desde la altura que les regalan los lomos del animal, héroes perseguidos que
nosotros y nos convierten en el centro de sus vidas. Son fieles incluso si los salvan sus üdas gracias a la velocidad de su amigo, jinetes que ganan carreras
tratamos mal. Comparados con los lobos, los perros han perdido algo valio- subidos en sus fieles siewos, damas bellísimas paseando a caballo por paisa-
so que tiene que ver con su identiCad y su belleza. Los perros soo menos jes encantadores, parejas de enamorados cabalgando alaluz de la luna...
ellos mismos que los lobos y lo son para servir mejor a los humanos. Y es Películas de guerra o de aventuras, wésterns, relatos cursis de amoE historias
precisamente por eso que a mucha gente le gustan tanto. Pensemos en cómo de adolescentes rebeldes, publicidad de tabaco o licores, propaganda políti
esta civilización se caracteriza por su pasión por los perros y su odio üsceral ca... han repetido hasta la sacieclad esas imágenes. Un humano se sube a tLn
a los lobos. ¿Celebramos en la obediencia de los perros que hemos sometido' caballo y de repente es más atractivo. En muchas sociedades, cuando uná
el carácter indómíto de los lobos? familia aJ.canza un cierto nivel económico exhibe su estatus enviando a sus
Y aún más: pensemos en la forma como creamos las diferentes razas, se- hijos a aprender hípica o comprando sus propios caballos.
leccionando aquellos rasgos que rnejor nos convienen para que los perros Parula estética predominante en ouestra civilización, cabilgar concede a
realicen las tareas que les imponemos, o bien para que tengan un aspecto los humanos un aura de poder, elegancia y libertad. Simboliza Ia armonía
que nos resulte agradable, para que sus cuerpos se adapten a nuestras prefe- entre el cuerpo humano y el cuerpo del anim'¿l. Adorno solía decir que des-
¡encias estéticas. En la creación de razas, a veces nos importa más lograr un confiemos del concepto de armonía y que, allá donde una relación entre
rasgo específico que la salud de los animales que deberán vivir coo eI. Así, varios seres se describe como armónica, 1o que suele haber en realidad es
por ejemplo, seleccionamos perros de tamaño cadavez más pequeño porque dominio. Y eso sucede en este caso. Es el humano quien manda, es éi qüen
son prácticos para viür en un piso y fáciles de controlar, o creamos razas toma las decisiones. Para eso le ha impuesto a su montura el bocado, las
como el bulldog francés, que pagan el gusto de algunos humanos por su as- riendas, la silla, los estribos y muchas veces él ileva espuelas y lárigo. Cuando
pecto con problemas respiratorios. Pensemos tarnbién en como algunas ra- representamos a un humano a caballo para simbolizar la libertad, ¿por qué
zas se ponen de moda du¡ante un tiempo gracias a una película o un anuncio no nos planteamos que el humano celebra su libertad a lomos de un esclavo?
de televisión. También muchos perros son tratados como instrurnentos esté- Los caballos empieados como medios de transporte no pueden vivir sus
ticos a pesar de que creemos que los amamos. vidas para sí mismos. Tienen que obedecer las órdenes , trabaiar durante
Encontramos omo ejemplo igualmente problemático en los caballos. Si horas cada día, aunque estén enfermos o cansados, adaptarse a los horarios
repasamos la historia del arte occidenral, comprobamos que el caballo es uno que se les imponen, a la comida que se les da. No pueden elegir 1o que ha-
de los animales más representados. Nuestra civilización lo considera un pa- cen, dónde están, irse con sus congéneres si 1o desean. Pasan buena parte de
radigma de belleza: es elegante, ági1 y poderoso, sin ser fero z nt amenazador. sus üdas encerrados o atados. Su dueño puede separar a dos caballos que se
Verlo correr es percibir la fuerza de la naturale z^, perc una fuerza que llevan bien y obligarlos a trabajar con otros con los que no se entienden. Por
resulta temible. Cuando caminan tranquilos, pastan o juegan con los supuesto, algunos humanos maltratan a sus caballos de formas crueles y
nos parecen nobles, serenos y alegres. Poseen esa mirada [ranca y otros los tratan de manera afectuosa, están atentos a su salud y a su estado
que nos cautiva y 1os valoramos como honestos y leales. Sin embargo, como de ánimo. No pongo en duda que algunos humanos quieren a sus caballos,
explicamos en el primer capítu-lo, apenas quedan caballos que üvan los comprenden, tienen dudas éticas sobre cómo ratarlos e intentan hacerlo
mente en lanaturaleza. La inmensa mayoúa de los que vemos, tanto lo mejor que saben. Pero la mayoúa de caballos que conviven con nosotros
210 Eco¿¡tr,ur Apr¡o¡n e los DEMAS ANnnrEs 25L

en esta ciyílización son concebidos como instrumentos, como seres inferiores suelen manífestar mejor saiud física, emocional y mental, que a su vez se
cuyo deber es servir a sus amos. traduce en una mayor riqueza de cuaiidades sensoriaies que podemos valorar
Los caballos domesticados pierden parte de su belleza porque pierden su con cualidades estéticas positivas. Esto se observa en cómo los santuarios
libertad, porque no pueden ser ellos plenamente, echar a correr cuando les veganos, que rescatan animales domésticos maltratados y les ofrecen la opor-
apetece, desarrollar sus relaciones con sus congéneres como ellos quieren, tu¡idad de vivir enpa'zy recuperarse del daño sufrido, hacen emerger una
tomar sus decisiones, rivir sus propias aventuras. No son soberanos de sus belleza muy profunda en esos animales. Caballos, burros, vacas, cerdos, ca-
vtdas. Un caballo domesticado es menos bel1o que un caballo salvaie por la bras, ovejas, conejos, gallinas, patos, perros o gatos que han sufrido maltrato
sencilia razón de que es menos caballo, porque ha sido seleccionado para y que encuentran refugio y afecto, que pueden pasar sus días correteando
servir a los humanos y para no ser del todo á mismo, para reprimir sus im- por el campo y;'ugando a1 sol, que hallan consuelo unos en otros y cuidados
pulsos y deseos. Está adiestrado para renunciar a su fuerza y su libertad. Y en los se¡es humanos, expresan una d.egría y ütalidad que apreciamos esté-
sucede con sus familias 1o mismo que ocurre con las familias de los perros. ticamente. Pero los santuarios son islas diminutas dentro de una civilización
Son los humanos qüenes cont¡olan la reproducción de los caballos, deciden que explota a los animales domesticados de manera sistemática.
quién se reproduce con quién y venden a sus hijos. La mayoría de caballos ¿Seía el mundo estéticamente más interesante, rico y complejo si no hu-
no pueden formar sus propias familias, criar a sus hijos a su modo, vedos biéramos domesticado a ninguna subespecie animal? Esa es una cuestión
crecer y hacerse adultos, porque deben servir a las familias humanas. que debemos plantearnos, aunque Ia respuesta no sea fácil. Por supuesto,
A nuestra civilización le encantaría domesticar tantas especies como fue- cua.lqüera que lea esta pregunta dirá: ¡pero si domesticar es la base sobre la
ra posible y extinguir las formas de vida salvajes. Al domesticar, reducimos que hemos construido nuestra civilizaciónl Sin la domesticación, esta civili-
ia riqueza estética de la naturaleza, porque arrancamos a la subespecie do- zación no existiría. Y eso es bien cierto: nuestra sociedad se construyó sobre
mesticada parte de su identidad, lo que la hace ser ella misrna, única y dife- el dolor, el trabajo y el cautiverio de los animales criados para consumo, para
rente, para que se adapte a nuestros deseos, para asimilada a la identidad obtener su piel, paraúabajad en el campo, para transportar nuestras mercan-
humana. Domesticar es transformar a 1os animales a nuestro gusto, fomentar cías. Aún hoy, esta civilización se sostiene sobre e1 sufrimiento sistemático de
los rasgos que preferimos y eliminar los que no nos convienen. Es intenta¡ millones de animales.
imponer un monopolio estético sobre 1a diversidad naf:ural. Es reducir la Esa es una de las claves del problema. En la naturaleza salvaje reinan la
pluralidad y fomentar la homogeneidad. bioüversidad y ei equilibrio de poblaciones. Las especies conyiven compar-
De 1os animales domesticados, quizás el menos domestícado es el gato. tiendo ecosistemas y unas regulan las poblaciones de las otras. Ninguna es-
Según los expertos, los gatos comenzaron a convivir con hurnanos más tarde pecie se impone sobre las demás, sino que todas se ümitan mutuamente. El
que los perros, cuando los inicios de la agricultura exigieron la creación de problema es que el ser humano no acepta ni ia diversidad ni el eq¡ilibrio, no
almacenes de comida y los gatos acudían a alimentarse de 1os ratones que se qüere ser uno más, no asume su finitud. Nuestros antepasados cazadores-re-
colaban en ellos. Tal vez porque la función que prestaban a los humanos era colectores, siendo r:na población pequeña, ya extinguieron un buen número
cazat 0,1os pequeños animalillos que se colaban en las despensas, no fueron de especies y, en cuanto aprendieron a domesticar, se erigieron con un modo de
tan estrictamente domesticados como los perros y siguen manteniendo un ejercer su dominio de manera sistemática.
cierto ca¡ácter silvestre. Son menos obedientes, van más a su aire y son feli En la domesticación, necesitamos distinguir entre plantas y animales. En
ces si pueden entrar y sür de nuestras casas cuando quieren. Pero, aún así, el caso de las plantas, podemos aceptar ciertas formas de domesticación y
ya no son gatos monteses. Y cuando se los abandona son tan vulnerables defender que la agricultura ecológica y sostenible permite una convivencia
como los perros. Si viven en la cal1e, dependen de humanos que los ayuden.67 respetuosa con la naturaleza. También podemos celebrar en la jardinería un
Dentro de los límites que impone la domesticación, aquellos animales que encuentro entre la nat:utaleza y el arte. Y, sin embargo, Ia agricultura índus-
tienen la oportunidad de ser un poco más ellos mismos, que pueden desarro- trial que se está imponiendo actualmente es muy contaminante y destructiva.
llarse con un cierto grado de libertad en un ambiente seguro y tranquilo, Pero ei problema se agtava con los animales, porque cada individuo es un
suieto con sus propios intereses. Además, cuando domesticamos animales,
no solo dañamos a aquellos que domesticamos, sino también a otros. La
67 Según 1a Fundación Af6nity, más de treinta y tres mil gatos fueron tecogidos abando-
ganadeúa no solo explota a los caballos, burros, cerdos, vacas, cabras, ovejas,
nados o perdidos en e1 año 2016 en España: hnp://www.fundacion-affinity.orglobservatorio/
infogra6a-estudio-de-abandono-y-adopcion-2017 Además, un número considerable üve en
conejos, gallinas, gansos o patos que mantiene en sus instalaciones, sino que
Ia ca.lle. Sob¡e la gestión de colonias controladas de gatos callejeros, merece la pena seguir el entra eo guerra con los anir¡ales salvajes, que son vistos como una amenaza
rrabajo de Agnés Dufau, presidenta de Plataforma Gatera:http://plataformagatera.orgl para el ganado o competencia por los recursos. La ganadetía tierras,
^caparz
)\) Eco¡¡¡rpnr A¡r¡om a los DEMAs ANTM LES 2r)

agua y producción de vegetales y expulsa a los animales salvajes de sus terri- la cantidad de dolor que produce. En la misma línea, deberíamos dejar de
torios. Un estudio reciente ha calculado la distribución de la bionasa en Ia reproducirnos tanto y decrecer, de manera que pudiéramos liberar mucho
Tterta y ha revelado que solo el 4'/o de los mamferos son salvajes, mientras más espacio y recursos para e1 resto de especies animales con las que com-
que el 96 o/o somos humanos y anímales domésticos, especialmente animales parrimos el planeta. A cambio, podríamos disfrutar de conternpiar a los ot¡os
criados para consumo por la industi'a ganaderu. De las aves, solo el l0 % animales üviendo sus vidas en libertad.
son salvajes, y eJ.70% son aves domésticas.68 Enlíneas similares, un informe Es cierto que aigunos autores, como Donaldson y Kymiicka, Hare y
reciente de V^XT denuncia que desde 1970, los humanos hemos extermina- §foods o PinkeqTl defienden la domesticación como un avance, argumentan-
do el 60 % de los animales salvajes.6e La ganadeúa es una de ias principales do que los animales domesticados son menos violentos, lo cual facilita la
causas del exterminio globa1 de vida salvaje, además de ser aitamente conta- convivencia. Según nos dicen, la humanidad es una especie que se ha ido
minante y una de las causas iundamentaLes de ia catástrofe climática. Renun- autodomesticando y por ello es menos violenta que en el pasado. Convivir
cia¡ a elia haría nuestro mundo más sano, equilibrado e interesante. con perros fornenta que tanto elios como nosotros seamos más tolerantes,
Nuestra civilización está desuuyendo tantos ecosistemas, exterminando comunicativos y pacientes; Ios perros nos pacifican, nos hacen jugar y reír.
tantas especies y maltratando a tantos animales, además de maltratando y De igual forma, los bonobos se han autodomesticado y son rnenos üolentos
matando a tantos humanos, que resulta ruzo¡able preguntarse si no habría que sus parientes cercanos, los chimpancés. La idea posee su fuetzay duran-
sido mejor que ios humanos se hubieran quedado como un primate más en te un tiempo me inqüetó profundamente. Pero esta idea no deja de ser una
Ñn u, con u¡a población modesta de unos pocos miles, viüendo como ca- trampa: uria cosa es que una especie se autodomestique y se haga progresi
zado¡es-reco.lectores. Plantearse esta cuestíón no equivale a reivindícar el vamente más pacífrca y otra muy diferente es que nosotros domestiquemos
pasado, ni el primitivismo, ni la renuncia al progreso. Las culturas cazadoras subespecies para explotarlas y las hagamos más dóciles con el fin de facilitar
recolectoras también pueden progresar en muchos ámbitos: pueden progre- su sometimiento. Aunque los animales domesticados por nosotros sean más
sar en su comprensión de Ia naturalezay su relación ética con ella, en sus pacficos, en el proceso de domesticación hubo víolencia y en su explotación
conocimientos de plantas medicinales, en su sentido de la ¡usticia, en ser más ia sigue habiendo. Y por otra parte, también hay que tener en cuenta que Ia
feministas, en ser más pací6cas, en desamollar técnicas artísticas i¡novadoras violencia no es la única forma de injusticia. Se pueden cometer injusticias sin
o en inventar nuevas recetas culinarias. También podrían progresar en dis- violencia, se puede ejercer un domiruo terrible sin que nadie reciba un golpe.
minuir o abandonar 1a caza de animales que sufren profundarnente y apostar El mal no es solo la violencia física. Hallamos mal e injustícia en los sistemas
más por la ¡ecolección o desa¡rollar la permacultura. Es decir, si nuestros de dominio y, cuando el ser humano se propone dominar Ia naür,il.eza, tran-
antepasados nunca hubieran domesticado anima-les, eso no significa que no sita por un camino injusto.
hubiera habido progreso. Podía haber habido progreso en otra dirección.7o El ser humano sueña con especies tan sometidas que obedecieran sin
Pero se me puede responder que, una vez nuestra clvilización y¿ es como necesidad de maltrato y castigo, pero esa ausencia de violencia no justificaría
es, de nada sirve especular con pasados alternativos y deberíamos concen- su explotación. Precisamente, una de las estrategias de nuestra cívilización
trarnos en pensar el rumbo a emprender a parúr de ahora. Si nos situamos para hacer aceptables algunas formas de dominio es suaüzar su crueldad y,
en el presente, hoy sabemos que, aunque nuestra ciülización comenzó con sin embargo, que la cama donde duerme un esclavo sea más cómoda no le-
la domesticación de los animales actualmente podríamos abandonarla. Ya no gitima la esclavitud, que conrinúa siendo igual de injusta que antes. La esen-
necesitamos usar animales, porque en la mayoría de los casos tenemos tecno- cia de la esclavitud no r¿dica en el grado de malftato del esclavo, sino en el
logías alternativas y, en los casos en que todavía no es así, podernos desaro- hecho mis¡ro de que se le sustráe su libertad. Nuesrra civilización está ensa-
llarlas. Y nuestra civilización no se hundiría por ello: simplernente reduciría yando a gran escala, tanto con los demás animales como con nosotros, for-
mas de explotación que pretenden no serio porque se dulcifican con un
68 Yinon M. Bar-On, Rob Phillips y Ron Nfí1o, <<The biomass distribution on Earth>>, cierto grado de bienestar o porque se crea un espejismo de libre elección.72
Proceedings of rbe National Academy of Sciencies of the United States of America, vol. ll5,
núm. 25 (2018), pp. 6.506-6.511 ltambién en línea]. Disponible en: http://wvw.pnas.orgl 7r Sue Donaldson y Will Kymlicka, Zoopolis. A Political Theory of Aninal Rigbts, op. cit.
cootentl ll5/25 / 6506 Brian Ha¡e y vanessa \x/oods, Táe Genius of Dogs, op. czi. steven Pi¡ker,Th¿ Better Angels of
6e M. Grooten y R E. A. Almond (eds.), «Living Planet Report. 2018: Airning higher» OurNature.AHtstoryofWolenceandHumanity (Londres:PengünBooks,2011); Losánge-
(]M\flF: Gland, 2018) [en línea]. Disponible en: https:,//wvw.uwf.otg,uk/sites/defau-lt/fi- les qtte lleuanzos dentro. El decliue de la uiolexcia y sz,s implicaciones (Barcelona: Paidós.2012),
les/2018- 10/wfi¡tl-üvingplanet-fu.ll.pdf traducción deJoan Soler Chic.
7n Sob¡e 1a cuestión del progreso véase Asu¡ció¡ Herrera Guevara, La conspiración de la 72 Véase la misma idea aplicada a 1a desigualdad de género: Ana de lvliguel, Neolibera-
ignorancia. Una reflexión sobre el progreso y sts paradojas (Granada: Edito¡ial Com¿tes, 2018). lismo sexual. El mito de la libre elección, op. cit.
254 Eco¡N¡¡r.r¡r

En el caso de los animales, nuestra ci¡rilización intenta adaptados cada


vez más a la cautividad y a 1as firnciones que les imponemos, modificando sus
cuerpos y conductas. Por eso hay que tener cuidado con los discursos sobre
el bienestar de los animales, con los que se pretenden legitimar proyectos de
explotación. Lo que los animales necesitan es el reconocimiento de sus dere-
chos y no bienestar como una tirita que suavice su dominio o incluso como
adaptación a á. No olvidemos que la justicía necesita libertad y también la
estética la necesíta. Si queremos disf¡utar de experiencias estéticas serias y
profundas de apreciación de los animales, necesitamos que tanto ellos como 7. Land art
nosotros seamos libres. No necesitamos dominarlos más, sino todo 1o con-
trario: reducir nuestra población, decreceq dejar de ocupar tanto espacio y
malgastar tantos recursos, abandonar el protagonísmo y retirarnos a los már-
genes. Eso no significa que no podamos ayudar a los animales o que no po-
damos establecer relaciones de amistad, significa que debemos renunciar a
domína¡los. f\ara pensar la apreciación estética de la naturaleza, conviene analizar
Si queremos apreciar estétícamente a los animales de una manera seria y I
.-/ también su i¡terrelación con el arte. La mayoÁa de 1as obras artísricas
profunda, el primer paso es entender que existen para ellos mismos, no para I que se relacionan con elementos naturales lo hacen por medio de la
nosotros; que no están ahí pára que proyectemos en ellos nuestra identidad, representación, es decir, los artistas observan un eiemento natural y después
:
para que los humanicemos, para que nos sirvan. Apreciar estéticamente la lo transfiguran en el contenído de su obra, en piatura, escultura, arquitectu-
fi.aturoJ.eza es apreciar Iawday es deleitarse en explorar su inagotable díver- ra, literatura, música, fotograha, cine, teatro, danza. .. Sin embargo, como ya
sidad, que se muestra de manera paraügmática en la infinidad de formas de hemos comentado, en la mayoría de esas representaciooes no se íntenta com-
viür que desarrollan los animales, cada especie y cada indir,rduo. Los ankna- prender y mostrar ala naturaleza tal como es. La ruzón por la que Hegel
$.
ies nos revelan la diferencia y la pluralidad y de ese modo nos ofrecen un defendía que la pintura de paisaje era superior al paisaje real es la misma
placer inagotable al tiempo que nos recuerdan que solo somos una especie ruzón por la que Carlson rcchazala pintura de paisaje como vía para conocer
más. El rcgalo a cambio de la humildad son innumerables üajes de aventura. \a naturaleza: porque en el arte que representa la natu¡ale za, \a mayoría de
Pero, si queremos disfmtarlos, necesitamos desenjaular a los demás animales las veces, se trata mucho más de arte, de 1o artificial, de lo humano, que no
y desenjaularnos nosotros también. de naturaleza.
Sin embargo, el arte también puede relacionarse con Ia naturaleza de
forma inversa: algunas obras de afte, en vez de representar derÍto de sí mis-
mas elementos naturales, se plesentan dentro de Ia naturale za, El land art da
nombre a una serie de intentos diversos de practicar esa inve¡sión. Se trata
de obras que se crean en medio de un entorno natural, que juegan con la
tierra, las rocas, las plantas, la nieve, los ríos, el mar; que no se acaban en sí
mismas, que no están cerradas, sino que se abren a interactuar con las fuer-
zas naturales y se dejan moldear por el viento, la lluvia y las mareas. Esas
obras responden a las cualidades sensoriales del entorno y así nos ayudan
a observarlo y experirnentarlo. Si queremos comprenderlas, tenemos que
contemplar la naturaleza en medio de la cual se hallan y con la que dialogan.
No son pintura de paisaje, sino ecos de las voces del lugar, flechas que seña-
lan, miradores que muestran, invitaciones a explorar.
Cierto es q:ue el land art da nombre a obras muy diferentes ente sí, con
sensibiüdades dispares en 1o que se refiere al respeto ala naturaleza, como
explicaremos un poco más adelante. Pero merece la pena destacar que en
algunas obras, especialmente en las más humildes y austeras, encontramos el
256 Eco¡¡1uru. L¡,tro ¡rr 251

gefmen pafa un arte capaz de intefactuar con la naturalezay de afltdarnos i¡ferior. Así, el arte sinrió para otorga-r un aura estética y artísticaa la dom.i-
observa¡la de una manera respetuosa y fértil" nación de la naturalezaylos animales, el patriarcado, el clasismo, el etnocen-
trismo, el racismo y Ia obediencia al poder po1ítico concrero dei momento.
Eso no signi"fica que no hubiera arte crítico, sino que al arte crítico le era di-
7.1. Lmv'm EL ARTE A LA NATUtu{LEZA fícil ser reconocido, disfrutado y difundido y normalmenre quedaba arrinco-
nado en los márgenes. Los arlistas que se negaban a defender ciertas ideas en
Las razones por las qte el land nrt irrumpió en el mundo del arte son com- sus obras o que afirmaban tesís consideradas subversivas eran a menudo per-
pleJas y aquí apenas nos da tiempo de apuntarlas de manera telegráfica.1 A 1o següdos, encarcelados o asesinados. Ser artista crítico ha sido una profesión
largo de la tradición occidental, ei consi.derado arte cu.lto se había ido dis- peligrosa en numerosas socíedades, sin ir más le;'os, en la España franquista
tanciando cadavez más de la natura\eza, de los procesos ütales, de la vida o en otros países occidentales durante los regímenes totalitarios del siglo rc<.
cotidiana de ias gentes; se lo concebía como una forma de placer intelectual, El arte culto se diferenciaba del arte popular, como podía ser la música
completamente separado de 1os placeres biológicos y superior a ellos. A_1 que alegraba las fiestas de los campesínos o los cuentos que se explicaban en
mismo tiempo, quedaba cadavez más reservado para el disfrute de l¿s clases las casas, que continuaba enruzado en la vida cotidiana. Y se diferenciaba
sociales dominantes y era patrocinado por los poderes políticos, económicos también de los objetos artesanales, como el mobiliario, los utensilios de co-
y religiosos. A rnedida que se iba constituyendo el entramado de i¡stitucio- cina o la ropa, en los que elementos artísticos y funcionalidad práctica apa-
nes, normas y profesiones que articulaban la creación artística, se iba gestan- ¡ecían armonizados. Mientras las obras de artesanía participaban en los pro-
do un mundo del arte que se erigía como opuesto y superior aI n¿undo de la cesos vitales, las obras de arte eran elevadas sobre un pedestal y conservadas
uida.Las obras de arte quedaban enr,ueltas por un halo de religiosidad y eran en museos o en las colecciones privadas de algunas famíIias poderosas, don-
expuestas y tratadas de forma similar a objetos sagrados. de el público acuáia a vedas con devoción, como se acude a adorer las imá-
La entronización del arte culto contribuyó a rc{ofzil el mismo dualismo genes de los santos en las igiesias. Podían ser observadas, pero no utilizadas
metafísico que daba contenido ala mayoría de sus obras ¡ con ello, la con- y ni siquiera tocadas. La superioridad de las obras artísticas radicaba en que
cepción jerárquica de la realidad y 1a dominación de todo 1o considerado t¡anscendían el mundo de la vida.2
Du¡ante la primera mitad del sigio rcr, el mundo del arte viyió sucesivas
revoluciones internas y, sin embargo, por muy críticas y polémicas que fue-
I Lucy R. Lippard reconstruyó su nacimiento en un [bro fundamenta]: Six Years: The
ran algunas obras, por mucho que escandaLizatan, acababan igual de cano-
derrtaterialization of the art object from 1966 to 1972 (Berkdey: University of CaLifornia Press,
797)); Seis anos: La desmateialización del objeto artístico de 1966 a 1972 (Madtid: Akal,
nizadas que las más conservadoras. Aquellas obras que habían pretendido
2004), traducción de María Luz Rodríguez Olivares. Poco después se publicó uno de ios romper con las i¡stituciones y suprimir las normas que encorsetaban la crea-
mejores análisis de las obras clásicas de land a*:John Beardsle¡ Eartbuorks and Beyond ción artística acababan subidas en el mismo pedestal, expuestas en los mis-
(Nueva Yo¡k: Abbeville Press, 1984). Y encont¡amos una buena int¡oducción e¡ Ben Tufnell, mos museos o, aún peor, vendidas por sumas impresionantes a coleccionistas
Land Art (Lonáres: Tate,2006). privados que las exhibían como trofeos. Cadavez más artistas sentían que el
En nuestro país tenemos u¡ buen estudio en: Tonia Raquelo, Land Art (San Sebastián:
mundo del arte, aI entronizar las obras y encerradas en la celda blanca del
Nerea, 1998). Raquejo ha sido además la di¡ectora de una tesis doctoral sobrc el l¿nd art en
España, defendida en la Unive¡sidad Complutense de Madrid en 2008: Gregoria Matos, I¿-
museo, mermaba su sentido. Denunciaban también que la voracidad del ca-
teruenciones drtística.s en «espac¡os naturales»»: España (1970-2006) [en línea]. Disponible en: pitalismo convertía rápidamente las obras en mercancías, lo que les robaba
http://eprints.ucm.es/8L)2/l/T)0331.pdf Y recientemenre ha sido coeditora de: Tonia Ra- su potencial crítico.
queio y José María Pa¡reño (eds.), Arte y ecología (Madtid: UNED, 2015). Al mismo tiempo, algunos creadores sostenían que 1o más importante de
Hay que seña-lar también las publicaciones de X¿vier Antich, como por ejemplo: «Cali-
una obra no era su apariencia ni su materialidad, sino la idea que contenía,
grafías en el paisaje. Divagaciones estéticas en tomo a algunas prácticas del land ar»>, enJoan
la emoción que expresaba o las experiencias que generaba. No querían que
Nogué (ed.), El paisaje en la culrura conteruporáned (Madrid: Biblioteca Nueva, 2OO8), pp.
L69-L90. Y también: «Entre el paseo y la contemplación. Arte y naturaleza en el parque de sus obras se vieran reducidas a meros objetos que se podían encerrar en uJr
esculturas de los Jardines de Cap Roig», en\l-{. AA., Jailins de Cap Roig. História, Cubura, museo o con los que se podía comerciar. Y eso llevó a iniciar diversos proce-
Natura (Giona: Fundació Caixa de Gi¡ona, 2008), pp. DL-231 . Además, A¡uch realiza una sos de desmaterialización de la obra de arte, como hallamos en el arte con-
vaLíosa labor de dilrulgación de estas cuestiones en la prensa. ceptual, y a la reivindicación del arte efímero.
Ot¡a buena fuente de info¡mación es el Cent¡o de Arte v Natuta-leza Fundación Beul¿s
(CDAN), que posee una colección de obras de land art dtstriburdas por Huesca y ha editado
una serie de estudios dirigida porJavier Nladeruelo [en lÍnea]. Disponible en: http://www. 2 Lalty Shiner, T,áe Inuentíon of Art. A Caltural History (Chicago: The University of
cdan.es/es/museo-en-huesca-te¡ritorio-para-el-arte/ Chicágo P¡ess,2001).
258 Eco¡Nru¡r L¡No ¡RT 259

En los años 60 y 70,1a profunda crisis que arastral>a el mundo del arte mismas, sino que se presentan ellas mismas en la naturaleza. Los elementos
coincidió con las revoluciones sociales que ya hemos señalado anteriormen- naturales ya no son el contenido al cual las obras dan forma, sino que los
te. Frente a las dictaduras, los conflictos bélicos y la proliferación de arma- artistas abandonan las obras para que sean las fuerzas naturales las que con-
mento cada vez más destructivo, frente a la conciencia creciente de que la tribuyan a darles forma. Así, estas obras renuncian al pedestal , rechazanla
humanidad se convertía en un peligro para si misrna y para la naturaleza, protección de1 museo y se entregan al entorno natural en el que han sido
surgieron los movimientos de derechos humanos, ecologistas y animalistas, creadas para ser modificadas por é1. E,s la natutaJeza quien continúa creán-
que intentaron reformar la sociedad y, muy especialmente, el ámbito de la dolas, incluso hasta transformarlas de manera radical o hacerlas desaparecer.
cultura. En esos años en que fue posible cuestionarlo todo, diversos artistas Si el público quiere ver las obras, no tiene otro remedio que salir a bus-
creyeron encontrar el modo de transformar el mundo del arte por la vía carlas a la natualeza. Mienüas que visitar un museo se asemeja a acudir a
de enraízarlo de nuevo en el mundo de la vida. Se volcaron en la creación de una ceremonia religiosa la mai,ana de un día festivo, en cambio, salir a ver
una serie de obras que, aún siendo muy diferentes entre sí, compartían esa obras de land art se reivindi.ca como viaje, como aventura. Los artístas pro-
idea común de un regreso ala nafiral.eza y fueron agrupadas con el nombre ponen abandonar la protección de 1a ciudad y entregarse a la experiencia de
de land art. caminar, de explorar territorios desconocidos, de perderse y reencontrarse.
El land art uugió al mismo tiempo en Estados Unidos y Gran Bretaña, Por ejemplo, Ias obras pioneras de \X/aiter de Maria y Robert Smithson fue-
para expandirse después a otros países. Las primeras obras creadas a uno y ron una invitación a redescubrir los territorios del salvaje Oeste de Estados
otro lado del At1ántico eran tan díferentes entre sí que algunos teóricos re- Unidos. Por otro lado, Richard Long ha dejado sus creaciones por todo el
chazan unirlas bajo un mismo nombre. Y, sin embargo, compaftían una mis- planeta, siempre en lugares remotos, poco habitados y de dífícil acceso,
ma voluntad: llevar el afie aIa nat¡raleza. Preten&an resolver así, con un como desíertos y cimas de montañas.
solo gesto, Ias muchas crisis que sufría el arte: Iiberarlo de las instituciones Los sectores más conservadores del mu¡do del arte denuncian que llevar
que dominaban la creación artística, crear obras que no pudieran ser mer-
las obras a lugares distantes ha sido una falsa aventura. Al final, la mayoúa
cantiTizadas y, ala vez, renunciar al carácter sagrado de las obras de arte para
de1 público las hemos vísto gracias afotografías expuestas en museos, reco-
devolverlas a los procesos vita-les. Así comenzaron a crear obras en medio de
piladas en libros o coigadas enla página web de su creador. Obras que de-
bosques o desiertos, incluso a veces a fabricadas con 1os misrnos materiales
bían invitarnos a subir montañas, vadear ríos y atravesar inmensas praderas,
que encontraban en \a naturaleza, y luego a abandonarlas a la intemperie, a
las contemplarnos en realidad en la pantalla del srnartphone. Además, diver-
merced de la iluvia, el sol, el viento, los animales. Devo1vían el ane a 1a vida
sos artistas de land art han acabado creando obras específi cas para museos o
paru dejar que la naturalezalo hiciera suyo, lo transformara e incluso lo
exponíendo en ellos la documentación de la obra abandonada en medio del
destruyera, y defendían que eso tenía más sentido que momificar ideas en
bosque. En algunos sectores conservadores hay un regodeo especial en sub-
objetos mercancía y encerradas en los ataúdes de los museos. Esas obras
rayar que elland art f¡acasó en su pretensión de revolución, como los abue-
quedaban inseridas en un entoroo donde se sumergían en un proceso de
los que se alegran cuando, por fin, sus nietos se cortan la melena y se peinan
diálogo e i¡teracción con las fuerzas naturales: no se las podía extraer de ese
como es debido.
entorno sin romperlas, de manera que comprarlas y coleccionarlas parecía
imposible. Ante el mundo del arte, esas obras se presentaban como un de- Pero esto no es del todo así. Aunque muchos de nosotros nunca vayamos
a ese lugar concreto del desierto de Mojave o de la cordillera del Himalaya
safío, un reto.
Décadas después de esa revolución, no parece que tuüera fuerza suficien- donde se encuentran piezas míticas de land art,las invitaciones a observar 1a
te paru herir de gravedad a ninguna de las instituciones que conforman el naturaleza que contienen esas obras pueden empujarnos a explorar otros
mundo del arte ni para salvar a las obras de ser consideradas mercancías. entornos naturales, enseñarnos el placer de apreciar fenómenos efímeros
Hoy en día, el capitalismo neoliberal es aún másvoraz y poderoso que en los como el üento o las mareas y convencernos de que caminar por uo bosque
años 60 y el mundo del arte estátodayíamás mercandlizado.Y, sín embargo, puede ser una experíencia estética profunda. Esto es, pueden despertar en
eso no quiere decir que algunas de estas obras no nos hayan aportado ideas nosotros una sensibilidad renovada, distinta de la que hallamos en el arte
fértiles, semillas de otro modo de pensa! que quizás en algún momento pue- tradicional. La idea del land art sígue estando alÍ paru quien quiera recoger-
dan hallar un terreno más adecuado para crecer y desarrollarse. la y es poderosa. Es Ia idea de que contemplar arte no es un acto puramente
La gran idea del land art, arriculada de manera diferente en cada u¡a de intelectual, sino u¡ proceso vital que implica el cuerpo y todos sus sentidos,
las obras, es invertir la relación con la naturaleza que se venía dando en implica el üaje, la aventura, el riesgo, el no saber qué sucederá. Implica ca-
arte tradicional. Estas obras ya no representan la naturaleza dentro de minar, cansarse y ensuciarse, sentir el frío y el calor, mojarse bajo la lluvia.
!

260 Eco¡¡¡rtvt¿r L¡No arr 261

Porque el mundo del arte hunde sus raíces en el mundo de la üda, Fínalmente, paru acabat este apartado, debemos comentar otro elemento
nuestro espíritu 1as hunde en nuestro cuerpo. interesante. Según ya hemos dicho, el land art se origina alavez que resurge
Ahora Lien, por otro lado, esa revolución que propone el land ,rt nolo 1¿ estética de I¿ naturaleza como disciplina académica. Ambos son hijos de
una misma época e inquietudes similares, aunque se desarrollan en ámbitos
convierte de por sí en un affe respetuoso con la netulaleza en un se[tido
culturales distintos, y durante los primeros años no hubo apenas diálogo ni
ecologista y/o animalist a. EI land art sugió como un cuestionamiento del
influencia mutua entre ambos. Lo que nos interesa aquí es explorar una
sentiío d.í urt. y su relación con los p.á..ro, vitales, con la voluntad de
fértil lÍnea de conexión.
vencer la separación entfe el mundo del arte y el mu¡do de Ia üda, Pero no
En el capítulo que dedicamos a ia apreciación de la natura)eza, reseñába-
con el ideario de repensar la relación con la naturaleza en términos éticos. El
mos las críticas del filósofo Alien Carlson al modelo de paisaje como forma
surgimiento de| land art coincide en el tiempo con la rehabilitación de la
de apreciación de los entornos. Para Carlson, el modelo de paisaje, creado
estáica de la naturaleza cotno disciplina filosófica y, en un cierto grado, am-
por la pintura paisajista, proseguido por la fotografia y reproducido hasta Ia
bos son fruto de ias mismas inqr-rietudes e intuiciones. Ambos defienden que
saciedad en postales, pósteres y pantalias, es un mal modelo para conocer y
la estérica y el arte se han o]üdado de la naturalezayla reiündican como una
apreciar entornos, taoto natura-les como urbanos. Por supuesto, Ia pintura
fuente inagotable de experiencias estéticas cautivadoras. Ahora bien, como ylafotograÍía de paisaje tienen vaior como obras de arte en las que aprecia-
ya hemos dicho, las experiencias estéticas de ia naturaleza pueden ser más o
mos cua-lidades artístiias y estéticas, así como ideas diversas; lo que Carlson
menos superficiales o profundas. La natutaleza puede verse como un mero critica es que de esas prácticas artísticas derivemos un modo de apreciación
instrumento estético cuyo fin es Proporcionar placer sensorial a 1os seres de los entornos reales. La ruzón es que el modelo de paisaje convierte los
humanos o puede contemplarse por sí misma de una manera seria y respe- entornos tridimensionales en bidímensionales, los encierra en un marco, da
ruosa. Por .11o, tr.r,o en la disciplina filosófica que es la estétíca de la natu¡a- primacía a los aspectos r.isuales ignorando la multisensorialidad y presenta
leza como en las obras de land art,hallamos una gfan diversidad de propues- una visión estática de Io que son procesos dinámicos.
tas: algunas reivindican la apreciación estética de la naturaleza, pero se Por otra parte, también habíamos recogido en el primer capítulo otra
mantienen en la lógica del dorninio y la instfumentalizacióo, mientras que idea de Carlson: si queremos aprender a apreciar la oaturaleza, no debemos
otras tienen más calado y proponen una contemplación estética de la natu- buscar ayrrda en el arte, sino en el conocimiento científico. Sin embargo, su
ruleza por sí misma, afin a una actitud ética de respeto. argumento de que el arte es un mal modelo para aprender a percibir y
Enlos grandes pioneros esradounidenses, como Robert Smithson o \(al- ciar 1a naturaleza, aunque parece presentarse como un argumento global ^prc-
ter de Maria, hallamos una imaginación prodigiosa y una inagotable capaci- contra cualqüer disciplina y movimiento artístico, se centra específicamente
dad para repensar el arte y Ia estética, pero no la idea de renunciar al domí- en criticar la pintura y fotografía paisajista. De ese modo, una puede plan-
nio áe la nÁ¡ur^lrra. Cuando Michael l{eizer se lleva sus excavadoras al tearse la cuestión de si habría otros tipos de arte que no pudieran ser criti-
desierto de Nevada y defiende que al abrir un barranco está cleando una cados con los argumentos de Carlson. Por ejemplo, un arte que no estuüera
escultura negativa, está cuest-ionando 1o que es una escultura, pefo no reivin- reñido con la ciencia, sino que se inspirara en la observación naturalista; que
dicando urra mejo, relación con 1a natufaleza. Estos artistas conciben la tie- no redujera laoatwo)eza a una imagen fija; que nos ayrdara a comprenderla
ffa como material para esculpir o un lienzo sobre ei que pintar. Para ellos,la como un entramado de entornos tridimensionales, mu.ltisensoriales y cam-
naturaleza está a su disposición, esperando sef utilizada, y no deja de ser un biantes. Carlson cree que para apreciar la naturd.eza de manera apropiada
instrumento estético necesitamos la actitud de los naturalistas, de quienes salen a caminar con
embargo, en algunas obras humildes y austeras' como ias que
Sil conocimientos de geología y biología, saben reconocer las plantas y obser-
remos más adelante, sí creo que hallamos el germen de una actitud que van el comportamiento de los animales. Sin embargo, ¿no podría haber un
concibe ala naturaleza como un instrumento estético, sino que invita a con- afie que se basara en esas experiencias? De hecho, ya existe una tradición
templaria por sí misma. Obras que interactúan con un entorno natural literaria con ese espíritu, lo que en inglés se llama nature writing y que en-
dañarlo, que nos enseñan a observarlo sin deseo de dominio, que nos carnaron autores como Thoreau, Mür o Leopold, a los que Carlson admira.
a pensar en él sin ocultarlo baio nuestra identidad. Obras que buscan ¿Podría haber algo equivalente en otras disciplinas artísticas, más allá de la
diálogo con la naturaleza, que reconocen sus voce§ y mantienen una literatura?
de respeto. Creo que no han recibido todavía la atención que merecen'
Lo que me parece prometedor es que los artistas que idearon el land art
compartieron intuiciones afines a las que hallamos en Cadson, aunque las
también que el land art, iejos de ser un movimiento fugaz que nació y
expresaran de manera distinta. Es por ello que substituyeron la representa-
en los 60 y 70, como se afirma a menudo, apenas acaba de cornenzar'
262 Eco¡rlrmr L¿¡,n nm 26)

ción de Ia natvaleza en obras de arte por la presentación de las obras en la 7.2.1. Nancy Holt
natura).eza, es decir, que dejaron atrás el modelo de paisaie. Así, merece
1a pena preguntarse si el land art ofrece una manera de percibir y apreciar 1os La primera obra ala que qüero referirme es Sun Tunnels, de Nancy Holt:
entornos naturales que apunta en ia misma dirección que Carlson y otros pocas encarnan de manera tan paradigmáticala idea del mirador multisen-
teóricos de la estética de la naturaleza. La respuesta no es tan sencilla como sorial.' Holt la creó en medio del desierto de Utah entre los años 197) y 197 6
podría parecer de entrada, ya que Carlson y otros especialistas son muy crí- y es una de las primeras grandes obras de land art. Consiste en cuatfo tubos
ticos con aquellas obras de land art más espectaculares y grandilocuentes, de hormrgón de 2,8 metros de diámetro y 5J metros de longitud, dispuestos
porque se imponen sobre la natutal.eza y en ocasiones incluso la dañan. Sin en forma de cruz. A pesar del tamaño considerable de 1os tubos y de estar
embargo, en el land art también hallamos obras respetuosas que sí parecen fabricados con un material artificial, la obra encaja de una manera sugerente
contribür a una mejor percepción y apreciación. Creo que algunas obras de en el entorno desértico: la simplicidad de sus formas, el color y la textura del
land art se salvan de las cíticas de Carlson y nos ayudan a apreciar las cuali- hormigón (que no es sino una mezcla de arena y cemento) dialogan de ma-
dades estéticas de la naturaleza de manera seria y respetuosa, fomentando un nera amable con la gran extensión de a¡ena en que se encuentran.
diálogo férril entre n^t:urllezay afie.) La obra parece muy simple, pero se descubre como un interesante artilu-
gio con el que explorar el entorno. No es fáci1 apreciar estéticamente un
desierto, porqlre de entrada todo nos parece uniforme y se requiere pacien-
7.2. MmaooRr,s MULTISENSoRIALES cia y esfuerzo para entender Ia riqueza del lugar. Los túneles de Holt sirven
de ayuda porque, cuando el espectador se introduce en uno de ellos, su vi-
En este segundo apartado querría comentar, a modo de ejemplo, unas pocas sión queda enmarcada, lo que le permite focalizar su atención en una por-
obras que encuentro especiaLmente sugerentes. El land ¿rl se suele resumir ción concreta de espacío, concentrarse en é1 y luego volver a disfrutar del
en un puñado de obras icónicas, las que se reproducen una y otra vez en los panorama general. A medida que se mueve por el interior del tubo, la por-
manuales de historia del arte, en los documentales y las exposiciones. Suelen ción enmarcada es distinta, lo que le ayuda a ir observando progresivamente
ser obras creadas por varones, que se consideran paradigmáticas por su es- el territorio a su alrededor.
pectacularidad, como Spiral Jetty de Robert Smithson, Lightning Field de Cuando uno entra y sale de los tubos, no soio cambia la visión. En medio
\X/alter de Maria, Roden Crater deJames Turrell o los envoltori.os gigantescos del desierto, los túneles proporcionan sombra, y al sür y entrar se percibe
de Christo yJeanne-Claude. Aquí, en cambio, he preferido seleccionar obras Ia diferencia de temperatura. Igualmente, aI salir de 1os tubos, los pies vuel-
que encarnen dos actitudes: en primer lugar, que inviten a apreciar la natu- ven a pisar la tierra del desierto y el contraste con el hormigón ayuda a
raleza de una manera profunda, seria, crítica; y, en segundo iugar, que actúen ciarla. Por supuesto, uno también puede subirse encima de los tubos, 1o^prc- que
como miradores multisensoriales, que nos inviten a experimentar ei ento¡no permite contemplar el entorno desde un poco más de altura.
natural en el que se hallan con todos nuestros senddos. Por otro 1ado, en un desierto tendemos a perder la orientacíón y el miedo
Son diversos los estudiosos que conciben las obras de land art como mi- que eso nos produce puede dificulta¡ nuestro aprecio del lugar; por elIo
radores, aunque creo que nadie lo ha explicado mejor que Gilles Tiber- agradecemos que los túneles actúen como una brújula. Los cuatro tubos en
ghien.a Las obras de land art serían miradores en el sentido de que nos ense- forma de cruz señalan el lugar por donde emerge y se pone el sol en los sols-
ñan a observar el entorno, pero no como esos miradores de carretera que nos ticios de verano y de invierno, lo que proporciona o¡lentación espacial y
muestran un paisaje allá delante, sino que nos invitan a entrar en ese entorno temporal, invitando a mhar el firmamento y pensar Ia propia relación con é1.
y nos ayrrdan a explorarlo. Son flechas que señalan, trazos que subrayan las Así, la obra no solo nos sitúa en relación al desierto, sino también en relación
líneas maestras del lugar, formas que resaltan su estructura. Pero hay que a elementos cardinales del cosmos. Además, la obra no solo señala, sino que
añadir que no solo enseñan a mim, sino a explorar con toda nuestra senso- crea un efecto especial. Los días del solsticio de verano y de inüerno, dos de
rialidad, y eso las hace aún más interesantes. los tubos se inundan con la primera luz del amanecer y la última del ocaso;
la obra recoge la luz, la amplifica, la muesta y celebra con ello los cambios
estacionales. El efecto dura unos diez días alrededo¡ de los solsticios. El
I
He analizado esta cuestión en detalle en: Marta Tafa11a, «¿Nos enseña el a¡te de resto del año, la posición del sol naciente y ponienre en relación a los tubos
Richard Long a apreciar estéticamente la nafulaleza?», Enrabonar, UAB, núm. 45 Q0l0)' sirve como un calenda¡io con la forma de un reloj.
pp.155-172 [en línea]. Disponible en: http://revistes.uab.catlenrahonaila¡ttcle/ie,w/v45-ta'
fdla-l/188
a Gilles Tiberghien, laz d Art (Patís: Carré, 19%). https ://umf a. utah.edu,4and- artls un-t un¡e1s
264 Eco¿rvt¡,rqr La¡¡» ¡.rr 265

Al mismo tiempo, unas aberturas practicadas en ie parte superior de los Holt apunta al cosmos, la astronomía, las regularidades matemáticas en el
tubos imitan Iaforma de cuatro constelaciones: Capricornio, Draco, Perseo morimíento de los astros y cómo nos aferramos a ellas en busca de orden, en
y Columba. Durante el día, la luz del sol atraüesa los agujeros y proyecta la cambio, Nlendiera explora el organismo humano en relación a la natttraleza,
forma de las consteiaciones en el suelo interior de los tubos, generando un que puede ser üsta también como un gran organismo. Su obra es una invi-
sugerente juego de inversiones entre cÍe1o y tierra, día y noche. Emplear la tación a recuperar la idea de pertenencia ala úerra y celebrarla en el propio
luz dei so1, que de dra nos impide contempiar las estellas en el fi.rmamento, cuefpo.
para mostrarnos algunas constelaciones dibujadas en el suelo es una idea su serie de obras silueta, rcahzada duranre los años 70, consistió en dibu-
simplemente b rillante. jar, recortar y modelar la fo¡ma de su cuerpo con diversos materiales
natura-
Son diversas las obras de Nancy Holt que están construidas en relación al les y en distintos entornos.T Ello le permitía observar el organismo, explorar
firmamento y que actúan como ca.lendarios solares o lunares, siernpre de u¡a su forma, su materialidad, su peso, su tacto, su colo¡ ,, ólo, y comparado
manera sofisticada y elegante. Y son varíos 1os artistas de land art que han con elementos naturales; notar cómo el cuerpo encaja en entornos y cómo
explorado esa misma idea, en formatos más austeros o más grandiLocuentes responde a ellos, evocar cómo surgió de lanaturaJezay puede regresar a ella,
según los casos. Las obras de land art que se presentan como observatorios recuperarse en ella. El trabajo de Mendieta sabe recordarnos que la natura-
astronómicos evocan los que construían nuestros antepasados en la prehis- leza es nuestro origen y nuestro hogar, que estamos hechos de la misma
toria y reiündican con ellos un arte plenamente inserido en la naturaleza y materia, que somos 1o mismo. Así como Holt nos ofrece un artilugio a¡tificial
en la vida cotidiana de las personas. Un arte que es brújula, reloj, calendario, para explorar el desierto, Mendieta nos propone nuestro propio cuerpo
que nos sitúa dentro de los ciclos naturales, que nos proporciona orienta- como medio para obsewar la naturaleza. E-llo incluye to-u, .órr.i.ncia de lo
ción. efímero de nuestro ser. Recrear la silueta en materiales naturales invita a
Lucy Lippard dedicó un libro fascinante a anÑzar las diversas maneras pensar en el nacimiento como un surgir de la tierra y en el volver a la tiena
en que las obras de land art dialogan con eI arte prehístórico.6 EI land art, que es la muerte. Muchas de sus siluetas juegan con la imaginería del entie-
pues, no conslste simplemente en cuestionar ia tradición y mirar al futuro, rro y la resurrección en los ciclos de la üda.
sino también en reivindicar algunos elementos muy antiguos. Así, esos ob- Por otro lado, la suya es una exploración muldsensorial. Recrear la sílue-
sewatorios astronómicos de los 60 y 70, por un lado, apuntaban a los prime- t1 de su cuerpo es un ejercicio de propiocepción que permite repensar la
ros viajes a ia lu¡ra que tenían lugar en aquellos años, a los sueños de ia ex- ídenridad corporal. Y a] dibujarla con una gran dirreriidad de materiales, con
ploración espacial y al auge de la ciencia ficción, mientras que por otro lado piedras, tierra, barro, arena, hierba, hojas, flores, velas, fuegos anificiales,
evocaban 1os orígenes mismos del ane. Muchas de las obras artísticas más ceniza.. experimenta con sus texturas, explora su peso, su fluidez, su den-
antiguas entablaban un diálogo con las fuerzas y los elementos de la natura- sidad, su aspeteza, su viscosidad. En sus ob¡as, el tacto es fundamenta-l e
leza, y no solo con la Tierra, sino también con ei cosmos. Es esa misma aper- invita ¿ tocar no solo con las manos, sino con toda la piel. Esas siluetas ela-
tura la q:oe el land drt pretende recuperar. boradas con distintos elementos también emitían oio.ei distintos, propician-
do Ia interacción entre los aromas del cuerpo y la natualeza.
El arte de lvlendieta tiene uoa clara lectura feminista: es una reívindica-
7.2.2. AnaMendieta ción del cuerpo de la mujer, especialmente en aquellas obras en las que de-
nunció la violencia machista, como en untitlei (self-portrait aith'Blood)
Asimisrno, la ar¡ista Ana Mendieta, de origen cubano, invocó en sus obras (1973)8 o untitled (Rape scene) (1973)'. A1 emplear
su propio cuerpo como
arte primigenio, en su caso refiriéndose a culturas indígenas de contenido de sus obras, Mendieta recupera simbólicamente el cuerpo de las
rica y sus religiones paganas. Sin embargo, sus diálogos entre arte y mujeres para sí mismas. En el arte üadícional, el cuerpo femenino era el
leza son muy distintos de los de Nancy Holt y comparar a ambas tema de muchas obras creadas por varones, pero a ellai no se las aceptaba
permite apreciar la diversid¿d de tendencias que agrupamos balo el como artistas. Ivlientras que el cuerpo femenino era reducido a objeio, el
de land art.Una de las claves del lenguaje artístico de Mendieta fue
land art con el body art , en lo que ella denominó earth body art, y 7 véanse algunas de e1las en la colección del Museo de Arte contemporáneo de chica-
go: https:/rmcachicago.orglcollectionArems/A¡a-Mendieta-untitled-From-The-si.luera-se-
el cuerpo humano en el mediador entre arte y naturaleza. Síla mirada
ries-C- 1978
http://www. ta te.otg.uk/ art/ ar tworks/mendiet a- un title d- s elf-po rtrait-wi-
6 Lucy R. Lippard, Ouerlay. Contemporary art and tbe art of prchistory (Nueva th-blood-t1ll54
The New Press, 1981). e hrtp://wwv. rate.org.uvart/artworks/mendieta-untrtled-rape-scene-t i.l-155
266 Ecosn¡ur Lruro ¡rr 267

sujeto femenino era expulsado del arte. Cuando Mendieta crea con su cuer- Más allá de este aspecto, es importante celebrar el arte de Ana Mendieta,
po, 10 está liberando y recuperando para sí misma. Se 1o hace suyo. Y no solo que contienepoderosas semillas para repensarnos en relación con Ia natura-
en la representación, sino también en la acción. Al recrear la forma de su leza. Es una tragedia que muriera tan joven, poco antes de cumplir los 37, y
cuerpo, ia forma del cuerpo de las mujeres en distintos materiales, Mendieta que no pudiera continuar desarrollando sus ideas. Su muerte, cuyas causas
crea un arte en que la forma y el contenido se unen: el contenido de su obra no se han aclarado y sobre la que se cierne la sospecha de la violencia de
es la forma de su cuerpo. género, no solo segó una vida, sino también la carrera de una artista profun-
Además, hay un elemento fundamental en Mendieta que encontramos damente original.
asimismo en Holt o en otros artistas de land art, comoJames Turrell, Chrís-
to yJeanne-Claude o Richard Long, y que por supuesto también hallamos
en otras disciplinas artísticas. Mendieta es de esos artistas que, a partir de 7.2.3. Angels Ribé
una única idea, de una intuición fundamental, generan todo un lenguaje
complejo y sofisticado que los hace ínmediatamente inconfundibles. Si Men- El land art también se abrió camino en España y enrre las primeras artistas
dieta hubiera tenido la idea de recrear 1a silueta de su cuerpo y 1a hubiera que lo practicaron destaca Angels Ribé. Nacida en Barcelona, a finales de los
llevado a cabo una sola vez, habría producido una buena obra de arte. Pero 60 se marchó de ia España franquista y se instaló durante un tiempo en Pa-
al permanecer fiel a esa idea, al explorarla en muchas otras obras, una tras rís. Alií, eo T969, creó Laberinto, que el ai.o 201I pudimos disfrutar en su
otra, durante años, Mendieta acaba desarrollando un lenguaje particular. ciudad náta1 con motivo de la exposición que el Museo de Arte Contempo-
Cada vez que dibuja o esculpe de nuevo su silueta con materiales distintos, ráneo de Barcelona (MACBA) dedicó al conjunto de la obra de Ribé.10 Su
añade rin pensamiento que enlaza con 1os anteriores y avanza un paso más. Laberinto, que ocupa unos cien metros cuadrados, se present¿ como una
Todas las obras se alimentan de un único centro, de una única fuente de escultura participativa en la que somos invitados a entrar y que de ese modo
sentido, ala vez que cada una aporta algo nuevo que otorga más compleji- permite expiorar la relación entre el entorno, la obra y el cuerpo. Sin embar-
dad al conjunto sin perder nunca la coherencia. Es como si su arte emergie- go, el labennto de esta artista es tan contradictorio como revelador.
ra de manera orgánica y cada wa de sus obras se integrara con las demás Los laberintos consiguen desorientarnos al limita¡ 1o que podemos ver.
como las piezas de un puzle. Son artistas que no solo crean obras de arte, Nos irnpiden percibir el diseño completo de ese espacio y, aIa vez, cuando
sino una manera de hacer arte. Crean una forma personal de entender e1 estamos en un pasillo,las paredes de piedra o de vegetacíón nos impiden ver
mundo y estar en é1, una perspectiva propia que presentan y desarrollan los pasillos colindantes y sus conexiones. En los laberintos nos perdemos
como un compromiso vital. porque no podemos ver el carnino correcto y es por ello que nos ofrecen
Pero hay otro elemento en Mendieta, compartido por bastantes autores experiencias profundamente sensoriales y nos permiten experimentar el mie-
de su época, que merece una crítica. En su deseo de emplear materiales na- do y los límites de nuestro propio cuerpo atrapado y desorientado. Los seres
turales para crear sus obras, Mendieta usó también cuerpos de animales, humanos no tenemos sentido de la orientación como algunas especies, por
como por ejemplo enUntitled (Death of a Chicken) (1912). Animales, tanto ejemplo, las aves migratorias, pero sí otras habilidades que pueden ayudar-
vivos como muertos, fueron utilizados sistemáticamente por diferentes artis- nos. Al tener limitado lo que vemos, hemos de afrnar más nuestra vista en
tas en aquellos años de grandes revoluciones, generando un problema al que busca de elementos que nos guíen, intentar encontrar detalles que nos per-
todavía no se ha puesto fin. Es obvio que emplear cuerpos, miembros o mitan reconocer cada pasillo si volvemos apasu por é1, mirar al firmamento
sangre de animales pata crear una obra de arte no es equiparable a usar en busca de orientación y apelar a la imaginación y la memoria. Por ello los
plantas o elementos inertes de la naturaleza, como ya hemos explicado en el laberintos nos proponen juegos fascinantes, experiencias estéticas poderosas.
capítulo anterior. Es probable que Mendieta lo hiciera no solo porque la ídea No en vano han sido un tema fundamental en el arte desde Ia Antigüedad.
de emplear animales «estaba en el aire» en moümientos artísticos que pre- Sin embargo, el laberinto de Ríbé es transparente: está fabricado con un
tendían reconciliarse con el mundo de la vida, si¡o también por su evocación plástico Jigeramente coloreado que permite ver a través de las paredes que lo
de la santería en contraste con el cristianismo, un tema que le preocupaba configuran. Desde fuera observamos a la gente recorriendo la estructura y,
intensamente. Pero fuera cual fuera la raz6n,la reducción de animales a cuando nos introducimos en ella, vemos los pasillos que rodean el nuestro.
meros instrumentos para rcalizar obras de arte, tanto si están vivos como si Así, se ttata de un laberinto contradictorio y sin embargo no deja de ser un
son matados para ello, es un tremendo error" No solo es moralmente inco-
rrecto, sino que desde un punto de üsta estético fomenta un aprecio de los 10 Véase la presentación e imágenes de la exposición en: http://www.macba.cat/es/ex-
animales superficial y distorsionado. po-en-el-laberinto
268 Eco¿Nwr¡,r L¿rro ,qxr 269

laberinto. Al entrar, enseguida descubriinos que ver a través de las paredes Ribé afirma en una entrevistal2 que en esas obras conflrían Ia práctica del
transparentes no facilita encontrar el camino tanto como una creería. Aun- afte conceptual con yivencias íntimas que experimentaba desde la infancia,
que vernos que a la izquierda hay otro corredor, no siempre es fácii distingür de rina forma más sensoria.l que intelectuai, cuando observaba plantas y ani-
cómo llegar a é1. De ese modo se genera una sensación extraña de ver y sin males o jugaba con elementos natura.les como el barro y se sentía ella misma
embargo no acabar de ver que se acentúa porque sí vemos a ias otras perso- parte de los ciclos de la vida y de la muerre. Y en esas obras pretendía sub-
nas igual de perdidas en pasillos contiguos. Observar a los demás en otras rayar algunos de los fenómenos naturales que están ahí, pero a los que a
partes de la estructura convierte nuestro recorrido del laberinto en una ex- menudo no prestamos atención. La artisra def,ende que la voluntad dé ob
periencia más colectiva y menos solitaria. La obra de Ribé juega así con el servar la naturaleza, de comprenderla, le ha conducido también a cuidar de
sentido de la vista de una manera innovadora y nos revela los laberintos de un huerto y hacer pan, que reivindica como experiencias creativas y cargadas
un modo diferente. La idea es realmente fabulosa y no puedo evitar pregun- de un compromiso érico anticonsumista. Es interesante la conexión qri t.u-
tarme qué sucedería si ampliáramos el laberinto de Ribé, que tiene unos cien za enffe el arte y el cuidado de i:¡ hueno y la cocina, actiüdades de las que
metros cuadrados, a un tamaño diez veces mayor. hoy se reiündica su profundo carácter estético y que incluso algulos teóricos
Una idea affn ilumina otra forma de mirar en tres obras interrelacionadas, definen como afte, de las que habiaremos en los próximos capítulos.
también de 1969 lntersección de luz, lntersección de lluuia e Intersección de ola,
que actualmente pertenecen a la colección del MACBA.TT Son tres fotografías
de tes entornos en los que la introducción de un elemento artificial muy sim- 7.2.4. Richard Long
ple nos ayudaapercibir y apreciar los elementos naturales. En la primera, una
serie de hilos de nailon tensados entre dos árboles en medio de un bosque Otro artista ai que quiero mencionar aquí es Richard Long, uno de los pio-
atrapan la luz y la hacen briliar con más intensidad. En la segunda, rin cristal neros del land arten Gran Bretaña. una de sus primeras obras fue A Ltne
vertical colocado en medio de un prado at-rapa las gotas de iluvía. Y en la ter- Made by'Walking, rcaluada en !967 , con veintidós años, y consistía en una
cera es también un cristal vertical 1o que interrumpe una ola en la playa. línea recta i.razada con sus pies al caminar repetidamente sobre la hierba de
La luz nos permite vet pero no solemos detenernos a percibir la luz por un prado, unalínea que unos üas después había desaparecido y de la que
sí misma, su calidad, su calidez o frialdad, su intensidad, sus tonos. Ribé nos tan solo tenemos consrancia gracias alafotografía que nos la muestrá.tr
Ia señala para que nos fijemos en ella. Sus hilos de nailon tensados entre dos Aquella idea rompedora y genial fue el inicio de una práctíca artística que
troncos, como metáfora de 1os rayos solares, brillan alaluz, parecen incluso Long ha proseguido con fiddidad durante décadas, desar¡ollando un lerguu-
solidificarla, conferírle densidad. De rnanera similat los cristales de las otras je inconfundiblemente personal y una obra tan extensa como coherente.ra
dos fotografías llaman nuestra atención sobre los fenómenos efímeros de la sus obras de arte consisten simplemente en caminar y en las huellas que deja
lluvia y el oleaje, interrumpiéndolos para mostrarlos. En las t¡es obras, el por_los lugares que recorre. Es uno de los ejemplos más claros de * á.t. qrl"
factor temporal resulta ciertámente interesante, porque Ribé emplea dos ele- se desmaterializa, de una experiencia que adquiere primacía sobre el objeio,
mentos para retener y mostrar 1o efímero: en primer lugar, ese objeto que rastro transitorio de Ia experiencia. Es arte conceptual llevado a la naturale-
intemumpe y señala, los hilos que atrapan la luz, los cristales que capturan el za, rnuy ünculado al arte povera y d. arte efimero.
agúa;y en segundo lugar, la fotografía misma. Dos esfuerzos sumados para Desde los años 60, Long ha caminado por multitud de países, especial-
que lo transitorio permanezca un poco más. mente por entornos poco humanizados, y sus obras son esas caminatas. Ade-
En otras ocasiones, Ribé jugó con el sentido de Ia üsta, laluzylo efímero más, en muchas de ellas ha c¡eado esculturas con materiaies naturales encoD-
realtzando performances, entre las que podemos destacar Transporte de un trados en los lugares recorridos, esculturas que no dejan de ser hue[as. A
rayo de sol, de 7972, en 1a que se valía de espejos para atrapr y mover Ia luz menudo tan solo consisten er,ffazat cÍrculos, espirales, cruces o líneas en la
del sol sobre su cuerpo. La artist.a nos inyita de nuevo a fijarnos en 1a luz, en tierra, o bien en alinear algunas piedras o de*amar un poco de agua de una
el senrido de la vista, y, aurque este ha sido siempre considerado el sentido manera determinada. Esas obras se integran de tal modo en el entorno que
más intelectual, Ribé nos lo muestra en una experiencia muy corporal. Como
tantos otros artistas de lan¿l art, está vinculando lo intelectual y 1o material, 12 Assumpta Bassas Vila, «Entrevista a Angels Ribé», DUOD,4. Reuista d'estudis femi-
el arte y Ia ¡aturaleza, rehaciendo los puentes quebrados por el dualismo nistes,trim.27 Q0o4), pp. 163-11) lrambién en línea]. Disponibie en: http://www.raco.catl
index.php/duod.¿,/articie/üewFil e/ 6 07 2 / 9 4 69 7
metafísico. 1r http://www. richardlong.orglSculptures/20 1 1 scuiptureslinewalking.htrnl
ra véase el carálogo de la magníEca exposición que Tate Britain dedicó a.l conjunto
de
IL
Las t¡es obras p ueden verse aquí: http ://www. ma cb a. cat/ es / angels-ribe su obra: Richard Long, Heauen and Eartb (Londres: Tate, 2009).
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)a^ 27r
i Eco¿NTMAT L¡¡ro e¡r

en algunos casos es incluso difícil distinguirlas de é1. Las esculturas actúan ciones, simetrías, repeticiones y contrastes. En sus obras a veces se trata de
como un eco en el que reverberan las formas y 1as texturas del lugaq como contar cuántos ríos ha ctuzado o cuántas tormentas ha visto, de contar pie-
flechas que señalan elementos interesantes. Son el rastro que deja su obser- dras, de contar pasos. A menudo, la medida del cuerpo humano, de 1o que
vación y una ínvitación para que observemos con é1. Una vez ha rea.iizado las se puede caminar en un día, sirve para cuantificar distancias o duraciones
obras y las ha fotografiado, a veces las deshace inmediatamente para dejar el de fenómenos. Su obra compara el cuerpo humano con 1a inmensidad de la
lugar intacto y otras veces las abandona, sabiendo que las fuerzas naturales natúral.ez^ terrestre y también del cosmos, y asimísmo contrasta la duración
las irán deshaciendo con el paso del tiempo. No le gusta revelar el lugar de la vida humana con los ciclos naturales, 1o que resulta en una profunda
exacto en el que están para no convertirlas en atracciones turísticas. experiencia de la finitud y una clara conciencia de lo efímero de nuestra
Long también expone sus caminatas y esculturas en galerías, y lo hace con existencia. Así sucede en obras como Dartrnoor Time (1995), En gadine
tres medios que emplea según los casos: fotografías, mapas o text uorks (que Walk (2004) o Megalitbic to Subatomic (2008). '5 Su pasión por medir, por
podríamos considerar poemas vrsuales). La presentación es siempre modes- cuantifica! por celebrar la estructura matemática de la realídad 1o vincula a
ta y sencilla. En sus primeras obras, Long tomaba una fotografía de sus es- concepciones muy antiguas del arte, incluso primordiales, de inspiración
culturas efímeras y la pegaba sobre una cartulina bianca, en la que escribía pítagírica.
el título, el lugar y 7a fecha, y a veces alguna frase. Le ponía un m¿rco, y eso Hay también otro aspecto similar e igualmente interesante a resaltar: en
era todo. Aunque hoy en dtahaadoptado las nuevas tecnologías y tiene una el arte contemporáneo, especialmente en el arte conceptual, encontramos
página web, su presentación de las obras continúa siendo igual de austera. obras cuyas ideas son potentes pero que implican poco trabajo, poco esfuer-
Por otra parte, Long realiza obru específica para galetias: esculturas con zo de tealización. En ocasiones el anista incluso deja que otros elaboren la
materiales naturales. Configura líneas o círculos de piedras o pinta las salas obra en su lugar. Eso ha suscitado las críticas de un público más tradicional
con barro. Tanto en sus esculturas paru gaTerias como en las que reakza en que quiere admi¡ar el esfuerzo y la técnica de los artistas; que no se conforma
entornos naturales como en sus paseos, las obras de Long son un sólido con que los artistas propongan ideas, sino que espera que las reaLicen, que
trabajo de la forma. Sus caminatas siempre poseen una forma que les otorga estén presentes en las obras. Y ese deseo procede de una concepción primor-
signi6cado. El caminar de Long no tiene nada que ver con vagat o vagabun- dial del arte como algo que los artistas hacen con sus manos y no como algo
dear sin dirección, ni tampoco con un mero desplazarse de un lugar a otro, que simplemente piensan. La obra de Long, en cambio, ejemplifica un arte
sino que está definido por un objetivo artístico. Algunas de sus caminatas contemporáneo que exige esfuerzo, y un esfuerzo muy corporal: caminar
trazan dibujos sobre el entorno, círculos o kneas de varios kilómeffos. Otras durante días, cansarse, dormir al raso, cargar una mochila con las provisio-
consisten en unir dos o más puntos concretos, a veces trasladando un objeto nes, atravesar desiertos, ascender cumbres difíci-les. Proyecta así una ímagen
natural, una píedra o agua de un río. Otras, en rodear una montaña en vez de disciplina y rigor, de compromiso ütal, que despierta admiración. El está
de subir a su cima. Cada caminat^ está guj^da por un propósito y tiene una aLí, rcafizaod,o sus obras con todo su cuerpo, con todas sus energías, cami-
forma adecua da a é1. Cada camtnata eficatna una idea particular. nando de manera solitaria y siJenciosa, plenamente entregado, De ese modo,
De la misma mánera, las esculturas que realiza en entornos naturales o en aunque Long participa de una concepción del arte en que prima la idea y la
galerías tienen siempre formas precisas y nítidas, bíen definidas. Long se experiencia sobre el objeto, a.l mismo tiempo sigue reivindicando e1 bacer del
af.err.a ala geometría como lenguaje: líneas, líneas paralelas, cruces, círculos, artista, que ha transfigurado en canainar.
círculos concéntricos, espirales. Un lenguaje absuacto básico que confiere Ese esfuerzo corporal se suma a la austeridad de sus obras y a la simplici-
una apariencia tradicional a su trabajo, a pesar de ser tan innovador. Así, por dad de su discurso, conágurando una actítud ascética. Durante los primeros
i
un lado, Long es rompedor al afirmar que caminar es un arte, al abandonar años, Long apenas dio ninguna explicación sobre el signi-ficado de su arte y
esculturas en Io alto de una montaña, aI esculpir la hierba y latiera con los renunció a acompañar las exposiciones de sus obras con textos que guiaran
pies, pero al mismo tiempo su obra detenta un potencial clásico y uníversal la comprensión: prefería que las obras se presentaran a sí mismas. Cuando
al emplear materíales naturales y formas geométricas. Por ello, Long sor- finalmente se decidió a conceder algunas entrevistas y escribir aJgunas pági-
prende y aTavez nos resulta familiar. Aquí debemos subrayar que, mientras nas sobre su mabajo, sus textos fueron breves y simples, casi aforísticos.16
en el afte contemporáneo numerosos artistas renuncian a lo bello o incluso Donde hallamos un poco más de contenido es en los text aorks que escribe
defienden 1o feo, lo deforme o lo asqueroso, Long sigue fiel a una noción
clásica de belleza. 1' Se pueden ver en su página web: hnp://vww-richardlong.orgl
Con la geometría, Long explora e1 espacio y el tiempo, las distancias t6 RichardLong,SelectedStatenentsülzten,íetas,BenTufnell(ed.),(Londres:Hau¡ch
recorridas y la duración de los acontecimientos, buscando ritmos, propor- ol Venison, 2007).
Eco»mu¡r L¡rro ¿rr )1\
212

Tanaturaleza Saint Martin's School of Art de Londres y también han cami¡ado juntos di-
sobre algunas de sus caminatas; en el1os nos enseña a observar
invitaciones a caminar. Leyéndolos, una siente_que versas veces. Igual que Long, Fulton lleva décadas realizando caminatas por
,. e¡ ciJrto sentido, son
y potente al mismo tiempo muy simple' Hay Ia natural.eza, a menudo por lugares remotos y dificiles, y ha ascendido cum-
í,,ir¿, .l arte más profundo es
bres en el Tíbet o Alaska. Pero es distinto de Long en un aspecto importan-
palabra§ que contrasta
* long r.¡¡a reivindicación del silencio, de las iustas,
te: Fulton no crea ninguna obra en los entornos que fecorre, renunciando a
con e1 Á..ro de *udo que ensordece el mundo del arte contemporáneo.
con dejar hnella en ellos. Su actitud hacia la naturaLeza es más reverencial y el
Brevedad y austeridad son fértiles páIa fomentar una buena relación
Las obras de Long no compromiso ecologista, más explícito.
la nafiraleza,tanto en un sentido ético como estético.
inütan observarla. N-o proyectan Las obras de Fulton son, mayoritariamente, de dos tipos. Por un lado,
causan daño alaflatütal.eza, al contraric, a
realiza fotografías durante el camino, que acostumbra a presentar acompa-
,áU.. .1, multitud de ideas y meráforas humanas, sino que la contemplan
que ñadas por un título y a veces por aiguna frase que resume acontecimientos o
.án ut.n.ió,-, y silencio y 1e responden de una forma mínima, con obras
y que luego el viento y la lluüa ideas del üaje. Esas imágenes no suelen parecerse ala fotografr.a de paisaje
oo q*.r.r, ser más que huellasde caminante
tradicional; a menudo, muestran simplemente un pedazo del camino y a
iirrura". El yo que Long reivindica es un yo finito, modesto' que se sabe
veces se trata de rocas u otros elementos inorgánicos. Por otra parte, tam-
--
efímero, que no desea dominar, siao comprender y experimentar'
del automóvil y e1 aüón, ia obra de Long es una reivindi-
bién crea pinturas mura.les para galerías que podríamos considerar poemas
E., losiie-pos
Long nos inüta visuales. La mayoria tan solo contienen palabras, pero dispuestas de tal
cación del ritmo pausado dei caminar, la lenutud y l,a calma.
modo que juegan con la forma y el espacio; en algunas ocasiones las otganiza
u-riiuu.rro, .., lo, lí-it., de1 cuerpo y hallar nuestra velocidad en Ia rapidez
importante, nos redescubre el inmenso para que configuren imágenes, como el per6l de una cordille¡a o la línea del
á..ruarrro, pasos. Además, y esto es
horizonte, de tal modo que las palabras dibujan el paisaje alavez que nom-
pi^... qr. ti actitud conlleva. La austeridad que hallamos en las obras de
al disfrute, sino todo 1o contrario. sus caminatas por bran sus elementos. Otras veces incluyen también alguna ilustración. Son
Long no es una renuncia
del planeta son aventuras que Long em- obras austeras, pero están llenas de rmaginación y poder evocador.
io, .l.r.o.res menos humanizados
Fulton solo crea obras de arte a partfu de sus caminatas. Sin embargo, las
pr.nde 1leno de energía y vitalidad. Su arte es una afirmación de la experien-
fotografías y las pinturas murales no pretenden representar una experíencia
il, y.l viaje por .rr.i-u de la posesión de obietos. Es aprender a observar en que es irrepresentable, sino tan solo evocarla, recordarla, reflexionar sobre
,.r'd. d"*i"ar y destruir. Ei redescubrir placeres antiguos, placeres del eila. En muchas de esas obras se hace evidente que, mientras el a¡tista ha
Cuefpo, los sentidos y la mente, que se adormecen
mientras viümos encerra'
casas, con Iamftadafria renunciado a dejar huella en los entornos recorridos, el viaje sí ha dejado
áá, ." .i"dnaes, coláccionando obietos en nuestras
por la natuta).eza es despertar huella en é1. Algunas de sus obras subrayan los aspectos más corporaJes del
áo .l día en algtma panralia. Salír a caminar
caminar, como el esfuerzo realizado en algunos ascensos o el cansancio, de
,rr.rrro a,ra.po, ,bri, ,rrartro, senddos y darle a nuestra mente un alimento
y espíritu en un¿ experiencia tal modo que las referencias a elementos naturales de los entornos se combi-
altamente nutrrtivo. Y es reconciliar cuerpo
mental, sino que requiere nan con referencias a su cuerpo. Fulton presenta a menudo imágenes de sus
estética. Contemplar la natwaleza no es algo solo
pies y sus botas de montaña, así como de otras herramientas que empiea por
ar-irrur,raprr, uudara ríos, meterse en el barro, ensuclarse, c¿nsarse' descan- el camino, desde una [nterna a una taza. Esos e]ementos son interesantes,
,.fugiu.r. de la lluvia o la neve, montaf la rienda, encender el fuego.
,rr,'El porque araque sus obras tienen un carácter espirítua.l y meditativo, también
arie de Long, profundamente corporal, es también una apertur¿ a 1a
subrayan la parte corporal del caminar, tanto por la vía del esfuerzo rcalzado
plurisensorialidaJ, y algunos de sus /ext uorks así 1o celebran. En obras
como por la vía de Ia emoción. Así, el arte de Fulton, como el de Long, fu-
iomo Thirty Seuen Campfires 11987), Long evoca no solo lo que ve, sino siona lo espiritual y 1o material en una experiencia única, ai tiempo que en-
táctiles y olo-
también las sensacion., á" t..np..utura, sonidos, sensaciones Iaza arte y natualeza.
y
,.r. .n llatural Forces (2002) nos habla de sentir laf:Lterza de la gravedad,
invíta pensar en la propiocep- Fulton ha realizado algunas caminatas por España, fruto de las cuales han
la fuerza del viento o de los íos, lo que nos a
surgido obras de arte. Ent¡e ellas encontramos el lib¡o de artista Río Luna
ción, la kinestesia y el equilibrio. Río,l1 en el que evoca una caminata circular por Exffemadura. Ei libro, de
formato pequeño y pocas páginas, está compuesto por una serie de elemen-
tos que se van alternando de manera rítmica, como en una canción o un
7.2.5. Hamish Fulton poema. Ir pasando las hojas es ir descubriendo los versos del poema y reen-

Rlchard Long no es el único artista caminante: Hamish Fulton


ha
similar. De hecho, ambos estudiaron j untos en t1
Hamish Fu.lton, Río Luna Río (Badaioz: Fund¿ción Ortega Muñoz, 2008)
do un proyeito artístico

l
274 Eco¡r.m¿¡r L¿vo ¿rr 275

contrando estríbillos que se repiten entre nuevas estrofas. En la mayoría de preocupa el gasto energético que supone el traslado de obras de arte, que en
páginas, hallamos fotografías sencillas del camino bajo los pies, de1 camino el mundo contemporáneo es una gran industria, y esa es una de 1as razones
ahí delante, a veces dejando ver 1a sombra del propio Fu_lton, su mochila o que le llevan a cteat un tipo de arte que no eige grandes gastos en los tras-
sus huellas. El protagonista de esas imágenes es siempre el camino, a veces lados, pues sus pinturas murales siempre pueden pintarse de nuevo en otra
sembrado de piedras, otras cubierto por los charcos que ha dejado la lluvia, pared.rs
bordeado de md,eza. A los lados vemos los campos circundantes o vallados. Fulton ha manifestado su compromiso ético y político con diversas causas
A.liá delante avistamos árboles o colinas. En alguna ocasión, el sendero de ecologistas así como de respeto a los derechos humanos. En relación con los
tierra desaparece y 1o substituye una carretera. Todas ellas son imágenes animales, merece la pena destacar que, en las caminatas que realizó por Es-
prosaicas, de la cotidianeidad del caminar, desprovistas de ningún elernento paña en 200), fotografió perros atropellados en las carreteras y creó obras
espectacular, Iamativo o misterioso, pero que, por la manera como son tra- artísticas con una clara voluntad de denuncia. Son imágenes de una gran
tadas en el libro, se convierren en algo profundamente poético. Son el día a crudeza, que muestran animales mutilados o aplastados por el paso de los
día de un viaje en el que Fulton se sumerge en los entornos que recorre. automóvíles. En una de ellas aparece r¡n perro destrozado, con sus órganos
Sobre algunas de esas fotografías está escrita la sentencia «No hay palabras internos desparramados y rodeado de sangre, enmarcado por las palabras
en la naturaleza>>, y en otras encontramos frases similares, breves y contun- <<Road Kill». Lafotografia también incluye en los márgenes una descripción
dentes: <<Una caminata es como un obl'eto inr,'rsible en un mundo complejo», del trayecto que Fulton estaba reaJtzando. En otra obra contrapone dós fo-
«El camino por delante», <<El suelo bajo ios pies>> o «Las caminatas son tografias de dos peros atropellados, ya medio descompuestos, acompañadas
como las nubes vienen y se van>). En ottos casos, la fotografíava acompaña- por las palabras <<Road Kill» y <<La sangre de los perros>> (en castellano).re
da del nombre de 1o que vemos en ella, como «cañada>> o <<río>>, o del nom- Fulton se hace así eco de un problema grave que ya habíamos mencionado
bre del pueblo hacia el que conduce ei camino. Además, cada varias páginas más arriba, el de los muchos animales que mueren atropellados tanto en
se repite un breve texto que resume el recorrido de la caminata. carreteras como en vías de tren, a menudo perros abandonados, pero tam-
El libro incluye otro elemento que se repite también rítmicamente y que bién fauna salvaje. Es significativo que los rerrare un artista que se dedica a
contrasta con los anteriores: Fulton fotogra{iaparedes y muros cubiertos de caminar y que reiündica la lenritud del andar humano frente aI automóvil.
pintadas, donde vemos las paiabras que la gente ha garabateado o rascado Para el idea-l de progreso que el coche representa, la muerte de animales
en la piedra. Esas imágenes parecen captar el ruido de los núcleos urbanos, atropellados es algo marginal, apenas visible; daños colaterales acumulados
el caos de las voces humanas; son imágenes de palabras, de lenguaje, pero en las cunetas que se confunden con 1a suciedad, que se convierten en basu-
también imágenes de algo sucio y desordenado. A veces, Fulton coloca los ra. Fulton, en cambio, pone esos perros atropellados en el centro mismo de
nombres de algunos animales salvajes de la fauna local sobre esas imágenes la imagen. Sus cuerpos destrozados, su sangre, revelan que las carreteras no
de muros garabateados. El juego de contrastes es potente: 7a natvaJeza enla solo conectan, sino que también interrumpen: diüden entornos y siegan vi-
que no hay pd.abras frente a las palabras que la gente garabateaen las pare- das. Lo que llamamos progreso se construye dernasiadas veces sobre J dolot
des; los nombres que damos a los animales sobre las palabras pintadas en los de alguien.
muros; ias voces de los animales frente a nuestro ruido; lo humano frente al En cambio, echo a faltar una actirud equivalente de denuncia cuando
resto de la naturaJ,eza: lo humano como una pared grabada de palabras; lo {otografía a los animales que trabajan en el campo. En sus imágenes son re-
humano como una pared; la pared frente al camino que Fulton está reco- lativamente frecuentes caballos, burros o mulas utilizados como bestias de
rriendo. carga que encuentra en las zonas rurales que visita y que probablemente ha
Al final del libro, una breve enrrevista a Fulton le permite dejarnos algu- usado á también alguna vez. sLn embargo, Fulton no da señales de compren-
nas frases con las que resume un mensaje ecologista explícito: «Todas mis der que esos animales son explotados como instrumentos. En este r.n1ido,
caminatas son un comenta¡io sobre nuestra sociedad dependiente del co- parece manifestar u¡a creencia que encontramos en ambientes ecologistas en
che». Y asimísmo: <<Quiero poner de relieve la naiutaleza, lo cual, en mi los que Ia ética animal todavía no ha enraizado: la creencia de que el ser
opinión, es hoy en día un acto poktico de una importancia capital». En otras humano tiene derecho a usar a los animales para su beneficio, uurqrr. ello les
ocasiones ha manifestado Fulton posiciones ecologistas, que, sin embargo, le impida rca)izar su propia vida. Esa creencia proyecta un espejismo de armo-
llevan también a ilna cierta autocrítica. El mismo ha reconocido qrr., u*qr. nía entre humanos y animales, endulzada por la mística del trabajo rural,
se dedica a caminar, volar hasta 1os parajes remotos donde camina es conta-
minante y por ello su actividad artística es menos sostenibie que la forma de 18 Hamish Fulton, Keep mouin g (Mián: Charta,2OO5), p. 27 .
vida del ciudadano medio, lo cual no de;'a de ser paradójico. También le 'e Las obras pueden verse en su web: hnp://w*w.hamish-fufton.com/
¡rr
p 216 Eco¡,¡ur,L,tL- L¡.¡vo 277

donde en reaiidad hay explotación. No deia de sorprenderme que mirlo acuárico con los prismáticos, pero al momento lo pierdes, 1o buscas y
\
que se dedica a caminar no vee lo que signfica obligar a caminar a los aru- 1o buscas sin dar con é1,hasta que una compañera lo encuentra, consigue
rna.les cargados de peso día tras dia.La falta de comprensión de lo que sig expJicarte dónde está (en la otra orilla del arroyo, mira e-l árbol más alto de
nifica el trabajo de los animales en el campo hace que esas fotografías sean todos, a sus pies hay una piedra, desde la piedra cuenta un par de metros a
cxtrsñamente super6ciales. como si su autor no acalcaru de ver lo que mues- 1a izquierda, dJi.hay otra piedra más pequeña y justo en fiente hay una pie-
tra en ellas, como si fotografrarala injusticia y ia desgracia sin reconocerlas. dra en medio del agua, y alLí es donde está) y al final das con él de nuevo y
Pe¡o más allá de esta crídca, e1 arte ,le Fu,lton es valoso para percibir puedcs disfrutado durante un mágico minuto hasta que lo pierdes otra vez.
apreciar la naiualeza de u¡a manera profunda. Y qtttzás lo más poderoso es Entonces la emoción te llena de energía, te inunda los sentidos, el cuerpo y
cómo nos invita a salir nosotros mismos a caminar por ella. Fulton nos pro- el espíritu. Sientes ganas de aplaudi¡ como si hubieras asistido a ufi concier-
pone una reflexión fundamental: ¿cómo vamos a proteger algo que no cono- to maravilloso, y de celebrar, como si hubieses coronado una cima. Y sabes
:

cemos, cuyos placeres no hemos disfrutado? Nuestra civilización amefiaza que cada momento de ese viaje, incluyendo el cansancio y el baro, están
'ir
con destruir una riqueza que la mayoría de personas ni siquiera sospecha llenos de sentido.
b
existe. Salir de pajareo es llenar el tiempo de acontecimientos apasionantes.
t¡: Cuando una vuelve, podría estar horas y horas contando todo 1o que le ha
s sucedido. Nunca me pasan tantas cosas en un día como cuando salgo de
.f.

il"
7.1 . UN PRoBLEivIA FINAL pajareo. Un dra de trabajo en el despacho de la universidad o en el estudio
fíi' de casa se resurne en un par de frases, pero si salgo de pajareo me pasan
Querría concluir este capítu1o con un aspecto de las obras de Long y Fulton tantísimas cosas que puedo estar un buen rato para enumeradas, explorarlas
que me resulta especialmente inquietante. Ambos arlistas tienen experien- de nuevo en la memoria. Cuando una sale de pajareo, 1o que parecerían pe-
f
cias enriquecedoras en los caminos que recorren y, al regresar, evocan sus queños detalles cobran una importancia enome. Que un ratooero se hayá
excursiones en obras tan austeras que sorprenden por la contención. Cuan- acercado tanto que lo hayamos podido ver muy de cerca. Lograr ver por fin
do comencé a estudiar esas obras, su simplicidad me impactó y a la vez me a1 píto real al que has estado oyendo durante meses. Que cuando estamos
d
T
resultó enigmática. La pregunta que me planteaba era: uno se marcha a re- finalizando una excursión, el guía descubra un nido de murciélagos dentro
correr el Nepal o laPatagonia y vive numerosas experiencias y aventuras, de un muro y decidamos quedarnos a esperar hasta el anochecer para verlos
alraviesa momentos de alegría, de peligro y de cansancío, encuentra parajes salir, porque el espectáculo bien merece un rato de frío y paciencia. El soni
: tabulosos, se pierde, se reencuentra, observa animales, conoce personas... y do de las hojas cayendo u¡as sobre otras que inunda los días de otoño en los
cu¿ndo crea una obra de arte para evocarlo, ¿se Limita a poner una foto y es- bosques caducifolios. Cada detalle es mágico.
cribir cuat¡o líneas? ¿Y ya está? ¿Nada más? ¿Por qué nada más? Miremos Sin embargo, cuando el viaje se acaba, los pajareros abren su cuaderno de
!i
los text uorl<s delong y las pinturas murales de Fulton: apenas un puñado campo y hacen una iista de ias especies que han visto. Su resumen de cada
de palabras para sintetizar viajes intensos. Algunos críticos interpretan tal viaje es simplemente uoa enumeración de nombres de especies. Parece muy
simplicidad en términos espirituales y relacionan esas obras con tradiciones austero, pero, en realidad, quien escribe la lista encierra en cada nombre de
de pensamiento oriental, como el budismo o los haikus. Pero a mí nunca especie an<¡tada toda Ia emoción que sintió al veda y las imágenes que le
acabó de parecenne una explicación suficiente. evoca. La alegría de haber r.isto al, ágúLa imperial ibérica: una está tan agra,
Creo que se podría proponer una explicación alternativa, y laídea se me decida y entusiasmada que parece que las demás palabras sobren y baste con
ocurió saliendo de pajareo. Cuando se sale a ver pájaros, y animales en ge- consignar su nombre. Una escribe «águi1a imperial ibérica» y no es necesario
neral, las experiencias son muy emocionantes. Una sale en busca de añadir nada más. Quren la ha visto ya sabe 1o emocionante que es, no hace
concretas, pero no sabe si las encontrará; a veces las ves y ottas veces no, faita darle más vueltas-
que mantiene todo el dempo, hasta el último instante, la tensión del Es ve¡dad que la relación con el lenguaje es paradójica. Por un lado, po-
Mientras buscas ias especies que deseas veq caminas durante horas, te dríamos escribir páginas y páginas sobre lo maravillosas que son las águilas
len los pies, tienes hambre, pasas calor, te pican los mosquitos, te pesa' imperiales ibéricas (y las águilas perdíceras y los treparriscos y los roqueros
mochil¿, te duelen los brazos de aguantar los prismáticos, se pone a solitarios y los rabilargos y los petirrojos y los bigotudos y ias urracas y las
pasas fío, hace viento, te haces un 1ío con el mapa, te equivocas de liebres y ias ardillas y cualqüer otra especie) y expiicar todas las cualidades
y has de volver atrás, te cansas de cargar con el telescopio y el trípode, estéticas que apreciamos en ellas. Sin embargo, por orro lado, también sen-
metes en el barro, acabas agotada... Y entonces de repente crees ver timos que basta con decir <<águila imperial ibérica», porque ese nombre ya
278 Eco¡¡uru¡r

atesora en sí las maravillas que podemos desplegar. Quien sabe lo que


águila imperial ibérica no necesita más expiicaciones. Cuando dos
se cuentan uno a otro las especies que han visto o escuchado, no
tantas palabras, porque al nombrar 1as especies ya comparten la
Cuando escribí en mi cuaderno de campo mis primeras listas de
avistadas, me parecieron tan llenas de significado como poemas.
decidí añadir una breve línea al lado de cada nombre, resumiendo
mente dónde había visto a cada anima-l para conservarlo mejor en 1a
8. Jardines
ria, tuve la sensación de estar escribiendo algo hermoso y profundo,
eran palabras tan sencillas como «bütres leonados volando en círculos
tras cae la tarde>>. A1 hacerio, me acordé de los ¡ex¡ uorks deLong
pinturas murales de Fulton. Y de repente los vi de otro modo. Esos
son quizás recetas al revés. Las recetas te enseñan cómo hacer algo. Las
de especies avistadas son el resultado de 1o que has viüdo, pero,
8.1. H¿ceRNos uN HocAR EN LA NATLTRAIEZA
recetas, son una lísta de ingredientes. Leyendo los ingredientes de u¡
te imaginas el sabor del pastei y leyendo la lista de una excursión de paja
Si queremos pensar nuestra relación con la naturaleza en términos estéticos,
también te imaginas la emoción de haber visto cada una de esas
eljardín es un eiemento fu¡damental, porque es una de las formas básicas en
Creo que 1os textos de Long y Fulton se asemejan a esas mágicas listas
que nos relacionamos con ella y también porque es un lugar privilegiado
quienes salen a contemplar aves. Cuando has visto por primera vez a
para las experiencias estéticas y artísticas. Frente ala nafitraleza salvaje, que
águila imperial ibérica volando en libertad, su nombre se llena de
puede fascinarnos, pero ala vez despierta nuestros temores haciéndonos
cia, de significado y de emoción. No puedes volver a decir águila
sentir frági1es y vulnerables, crear un jardín es un intento rnilenario de cons-
ibérica ni a escribir águíla imperial ibérica dei mismo rnodo que antes.
drías escribir un poema que soio contuviera su nombre y sería
truirnos un hogar en el que sentirnos seguros y confortables. Es una respues-
Creo que esa es una de las razones por 1as que Long y Fulton escriben ta a ios peligros que hallamos en entornos salvajes, pero no una respuesta
consistente en dominar lanaturulezani tampoco en inventar un mundo arti-
tan breves para evocar sus caminatas. Cuando sabes 1o que significan
paiabras que emplean, palabras como roca, nube, cielo, río, camino, ficial lo más alejado posible de ella. Crear u¡ jardín es hacernos un refugio
Iibélula... ya no necesitas nada más. frente a las amenazas naturales dentro de la misma n tutaleza.
Un jardín es un pedazo de tier¡a que cerramos para dejar fuera cualquier
elemento natura1 que pudiera resultar peligroso. En un jardrn nos sentimos
en paz porque estamos protegidos; en el, la naruraleza nos acoge, nos enr,rrel-
ve y sabemos que no va a dañarnos. Por ello, es un lugar id eal. pata aprender
a convivir con ella, observarla y cüdarla. Es r:n laboratorio donde aprender a
reconocer cada especie vegetal y darle 1o que necesitapara crecer sana y
fuerte. A carnbio, recibiremos algunos dones valiosos: frutas y verduras, hier-
bas para cocinar, hierbas medicinales, sombra y la beiieza de sus formas,
colores, sonidos, texturas, perfumes. Y también tendremos un lugar tranqü-
lo y agradable donde realizar nuestras acriüdades cotidianas: cocina¡ comer,
jugar, charlar, leer, escribir, dibujar, hacer ejercicio...
Un jardín es un hogar porque satisface alguoas de nuestras necesidades
biológicas básicas: ofrece refugio, agua, alimento e incluso hierbas medicina-
les. Pero un jardín también es un hogar porque nos protege del mundo ex-
terior, nos ofrece íntímidad, un rincón propio, nuestro pequeño lugar en el
mundo. Por ello es un espacio al que nos retiramos a descansa¡ o a pensar
con calma, donde buscamos refugio cuando necesitamos estar solos, donde
280 Eco¡¡rr¡,qr Jarorr.ns 281

recupera¡nos de un problema de salud o de estrés. Y es también un Esa forma que le damos al jardín puede ser más o menos rígida. Hay
qlre nos ¿petece comparlir con familiares y amigos, donde celebrar fiestas, jardrnes geométricos podados de manera tan estricta que ni una sola hoja
sentarnos a charlar, dejar jugar a los niños o a ios perros y gatos con los que sobresale, otros que en cambio imitan parajes silvestres y otros llenos de
convivimos.l fantasía, donde se podan los setos para que representen figuras o se combi-
Crelr un jardín comienza por delimitar un espacio, conferirle una nan elernentos que en 7a naturaleza salvaje nunca estarían juntos. La discu-
determinada y diferenciarlo así de la natura-leza salvaje. Implica instaurar sión sobre córno debería ser la forma de un jardín es la gran discusión fun-
diferencia entre <<naturaleza exterior» y <.n,rturaleza interioo>. Aunque damental y acumula siglos de duración, con una larguísima lista de
jardín también acostumbra a estar a la intemperie, abierto al cielo, la lluüa y publicaciones. Una idea en la que insisten diversos autores es que un exceso
el viento, sin embargo está constituido por Lrn cerrarse que lo convierte en de rigidez en Ia forma, podar demasiado, imponer formas muy arrificíales a
«interior». Un lardín es siempre un espacio que nosotros delimitamos y ce- las plantas, puede hacer que un jardn, fina-lmente, deje de serlo. Un jardín
rramos. Es cierto que algunos díseñadores contemporáneos juegan con difu- es un entramado de procesos vitales y ha de permitir que estos se maniÉesten
minar esos límites, con sustituir el muro por una zona de lenta transición; con cierto grado de espontaneidad; de Io contrario, tan solo tendremos un
otras veces crean intencionadamente jardines orientados al exterioq estable- pedazo de naturaleza dominada. Lograr un jardín es, sobre todo, una cues-
ciendo configuraciones visuales ente las plantas del jardín y el patsaje que lo tión de eqrrili§¡iq, y eso es precisamente lo que 1o hace tan fascinante. En un
rodea, convi¡tiendo e1 jardín en un mirador del entorno en que se halla. Pero jardín intentamos evitar que la naturaleza pueda dañarnos, pero también
ni siquiera en tales casos pierde del todo ese carácter <<interior>>, que hace dañaila nosotros a ella. No se trata de encerrarla, de imponernos, de triunfar
referencia al refugio que nos ofrece respecto de la naÍuraleza salvaje y tam- sobre ella, sino de encontrarnos con el1a.
bién al hecho de que nosotros adquirimos un compromiso con é1, que nos Un jardín se diferencia de la naturaleza salvaje en que nosorros cuidamos
responsabilizamos de é1. de el, limpiando, sembrando, abonando, regando, curando. Pero también se
En distintas épocas y culturas, los jardines acostumbraban a estar amura- diferencia de un campo de cultivo industrial, al que el ser humano exige que
Ilados, vallados o situados dentro del recinto de la vivienda. En la Antigua le entregue los ¡ecursos que desea. Un jardín no consiste en reducir ia natu-
Roma, las casas solían tener un patio en su interio¡ y esa es una tradición que ruleza a uo instrumento a nuestro servicio, sino en concebirla como un fin en
se ha mantenido en los países mediterráneos. La mísma idea la hallamos en sí, como algo que posee valor intrínseco y con lo que entramos en una rela-
los claustros de los monasterios o en los jardines de las casas unifamiliares tan ción de simbiosis. Los jardines lo son porque en ellos Ia naturaleza conserva
típicas de Gran Bretaña. Pero 1os jardines no solo nos separan de la natura- una parte importante de su espontaneidad: las plantas crecen con cierta 1i-
leza exterior, también nos protegen del bullicio urb¿no. En nuestro tiempo, bertad y aceptamos que algunos animales vivan en ellos o vengan de visita.
cuando tantas ciudades han crecido hasta aibergar a millones de personas y Eso es lo que permite que el jardín nos regale profundas experiencias estéti-
se han llenado de tráfico, velocidad, atascos, prisas, ruidos, contaminación, cas: que está vivo, que en él lanaturaleza sigue siendo espontánea y suceden
conflictos, üolencia, asfaltr: y suciedad, un pequeño jardín privado o un par- continuarnente cosas que no hemos planeado, que no esperamos, que nos
que público son refugios donde pasear o sentarse a descansar. En parte son sorprenden.
un escondite, un lugar en el quepodemos ocultarnos y desaparecer. Es cierto que un jardín nos 1o hacemos a la escala de nuestro cuerpo. Sí
Unavez delimitado ei territorio del iardín, este se caracteriza porque dis- recordarnos la sentencia clásica de que el ser humano es la medida de todas
ponemos los elementos que lo conforman según una estructura. Decidimos las cosas, podemos decir que, efectivamente, en los jardines traramos de ha-
dónde plantar árboles, arbustos o hierbas medicinales; consideramos si in- cernos Ia nat:ud,eza a nuestra medida, para sentirnos protegidos y conforta-
clür un huerto o un estánque; diseñamos un camino de tierra, un rincón de bles. Eso signi,fica, por ejemplo, que a menudo impedimos que los árbo-les
Iectura, una pérgola cubierta de trepadoras aromáticas, un columpio... A1 crezcan mucho más altos que nosotros pa-ra tener su belleza a la altura de
darle una forma, jugamos con las proporciones, armonías, simetrías y sorpre- nuestra mirada y los frutos al alcance de la mano. Los senderos se ttazan
sas. Elegimos ios muebles par¿ que contrasten con el color y Ia textura de las adaptados a nuestro tamaño, como las zonas de descanso a la sombra, y de
plantas, introducimos elementos sonoros como una fuente, güamos los ro- la misma manera buscamos texturas que nos resulten cómodas.
sales de manera que dibujen figuras onduladas, colocamos ciclamen bor- Pero hay que ser prudente en ese empeño. Si lo humanizamos demasiado,
deando el camino de piedra. el jardín perderá nqueza y pluralidad. Si nos imponemos de manera mono-
lógíca sobre ese pedazo de natural.eza, si la convertimos en ei ¡eino de nues-
I ' Davtd E. Cooper, ,4 Philosophy of Gardens (Oxford: Oxford University Press, 2006), tros caprichos, si esperamos que obedezca en todo, no tendremos un jardín,
pp.7 é-85. sino naturaleza sometida. Cultívar un jardín exige escuchar a ios seres que 1o
p
I
282 Eco¡¡i¡r"mr Ja.n-onns 28)

habitan, atender sus necesidades, enterderlos, colaborar con ellos. Un j les causaremos problemas y además de tanto en tanto nos regalarán la sor-
:
consiste en cuidar un pedazo de naturaleza y recibir a cambio sus presa de sus üsitas.
dejarse cuidar por ella. Es ese dialogar, ese cuidado mutuo, lo que Hay otro signiÉcado en ia idea del jardín como hogar que nos devuelve a
el jardín en un hogar. Es un hogar, porque ni la naturaleza nos domina ni nuestra cuestión de la plurisensorialidad. La sensacíón de que en el jardín
dominamos, ní nos amenaza níla amenazamos, y es por eilo que estamos seguros, de que no hay peLigros que nos acechen, depende de lo que
explorar un intento de reconciliación. podemos percibir. No nos sentimos seguros en bosques muy oscuros o en
Cultivando un jardín se aprende a cuidar plantas y también a los anima- selvas espesas porque no alcanzamos a ver 1o que sucede a nuestro alrededor
les que se acercan, y algunos autores creen que cuidando un ]'ardín Por ello, cuando diseñamos un jardín, acostumbramos a tener en cuenta lo
demos actitudes valiosas con 1as que desarrollar una ética ecológica.2 Sin que se puede ver y oír en é1. Muchos jardines están diseñados de una forma
embargo, no nos confundamos: eso no significa que debiéramos convertir abierta, para que 1os veamos en[eros desde cualquier punto, mientras que
toda Ia ¡atxaleza en un jardín. La naturaleza debería ser, en su ma ot¡os se diüden en habitaciones distintas para lograr algunos espacios de
parte, salvaje y libre. Y los seres humanos debeíamos renunciar a dominar- mayor privacidad. Los más sofisticados incluyen un recorrido y diseñan las
la, debeíamos disminuir nuestra población y vivir más en los márgenes vistas que tenemos desde cada trarno. Pero gestionar bien 1o que se alcanza
en e1 centro. Un jardín tiene sentido como un pequeño hogar, de vet y oír desde cada punto del jardín es fundament al paru proporcionar
similar a como los castores construyen su castorera, los pájaros hacen ^
sensación de seguridad. Si creamos un lugar desde el cua-l no tenemos vísibi
nidos o los zorros cavan su madriguera. Y con eso no estoy afirmando ljdad ni oímos 1o que sucede fuera, como por ejemplo un sendero angosto y
estos animales hagan jardines, ni comparando sus capacidades oscuro, con curvas que no nos dejan ver a dónde conduce y rodeado de altos
con las nuestras, síno reivindicando que nuestros jardines deberían ser árboies, podemos crear un espacio donde nos sintamos inseguros ¡ aún
destos como 1o son los hogares que construyen otras especies. Un j peor, donde la inseguridad sea real.
debería ser reducido y humilde, lo que no significa en absoluto renunciar Sin embargo, los jardines públicos no deberían diseñarse únicamente
su belleza, sino, simplemente, no tomar demasiada naturaleza para noso- para que las personas que podemos ver nos si¡rtamos seguras, sino que tam-
tros. Por supuesto, dentro de una ciudad tiene sentido un gran p bién deberían tomar en consideración a las personas inüdentes. Quien visite
urbano, pero lo que no tendría sentido es enjardinar enormes zonas el jardín necesita comprendedo de manera global, orientarse en é1, saber
planeta o el planeta entero. Los jardines tan solo deberían ser dónde se encuentra en cada momento y tener la coafranza de que no se per-
dentro de una naturaleza salvaje soberana. Por ello, en un jardín derá (al menos, no involuntariamente). Dado que un jardín es un entorno
especial sentido la modesti.a y la humildad. Un jardín no necesita ser multisensorial, podemos apelar al resto de sentidos para ofrecer esa orien-
espacio muy extenso, sino que podemos cultivado en un pedazo de tierra tación a las personas invidentes. Un mapa táctil en la entrada puede propor-
un patio, una teffaza, un balcón, el alféizat de una ventana o incluso cionar una imagen general de la esüuctura que ofrezca una primera orien-
rincón dentro de casa. tación. El jardín también puede estar organizado en torno a sendetos
Otra cuestión que debe preocuparnos es que los muros que elaborados con un material que, aI pisado, permita distingürlo fácilmente
nuestros jardines y parques se suman a los otros elementos que del resto del terreno, de manera que sea fácil seguir las rutas establecidas.
los entornos naturales. Carreteras, autopistas, úas de tren, va.llas en las Una alternativa sería dotarlos de barandillas. Asimismo, se puede apelar al
teras entre países, vallados cinegéticos, muros que protegen recintos sentido del oído empleando fuenres, arroyos o cascadas que marquen lugares
triales o militares recortan continuamente los entornos, dividiéndolos concretos del jardín. También se puede emplear el perfume de la vegetación:
parceias incomunicadas e impidiendo la libre circulación de los animales, si se ordenan por zonas las plantas con olores similares, como por ejemplo
que contribuye severamente a Ia pérdida de biodiversidad. Esa rosas en un lugar, frutales en otro, aromáticas en otro, eso permitiría a las
ción del territorio es uno de los problemas que causamos a la personas invidentes reconocer las especies y al mismo tiempo orientarse por
nuestros jardines no deberían ser parte de é1. Podemos evitarlo con un las diferentes zonas. Sin embargo, según me advierten algunos jardineros,
tan senci-1lo como, en vez de proteger nuestro jardrn con un muro esto último es difícil de conseguir, porque los olores rienden a desplazarse y
dejar huecos que permitan a pequeños animales atravesarlo. De ese modo mezclarse.
Por supuesto, también la tecnología puede contribuir. Cada vez surgen
2 Thomas Heyd, «Thínking through Botaníc Gardens>>,Enuironmental Values,
más aplicaciones para móviles que ay.udan a invidentes a orientarse por dis-
núm. 2 (2006), pp. 197 -212. Marcello di Paola, «Environmental Stewardship, Moral tintos lugares y seguramente no sería tan difícil que cada parque urbano tu-
logy and Gardens>>, Enuironnental Values, vol.22, nitm. 1 Q\D), pp. 5ú -521. üera la suya. Quizás en ei futuro tengamos robots capaces de acompañarles
284 Eco¡mv¡r JamrNrs 285

F e incluso, si 1o desearan, de irles dando explicaciones sobre los tipos


plantas y los otros elementos que configuran ei jardín. Lo más
logo entre los vecinos y crear lazos de a¡rda mutua que permitan tef.orzat y
reorganizar 1a comunidad. Los jardines son lugares de encuentro y colabora-
:i: sería lograr no solo que se orienten bien en el, si¡o que puedan ción, tanto con la naturaleza como con otros seres humanos.a
*i 1o, disfrutarlo y apreciarlo estéticamente. Quien ha sabido plasmar de manera sugerente ei poder de los jardines
&
I Asimismo es necesario diseñar jardines y parques accesíbles para las para transformar una sociedad ha sido Ia escritora canadiense lVlargaret
sonas con movilidad reducida, que los recorren en sillas de ruedas, con bas- Atwood en su fantástica trilogía MaddAddarn s En tres novelas enmarcadas
1i
tones, muletas o caminadores y también para quienes los visitan con en e1 género que ella denomina <<ficción especulativa>>, nos presenta la deca-
; citos de bebé. AJguaos jardiaes incluyen pendientes muy pronunciadas que dencia de nuestra civüzacíón, que se precipita en una espiral de desigualdad
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i,. hacen difícil vísitarlos en tales condiciones. En otros, los senderos poseen y violencia extrema hasta llevar a la destruccíón de prácticamente toda la
1
texturas que dificu-ltan recorrerlos con sillas de ruedas y a veces incluyen especie humana. La historia está protagonizada por un grupo de personajes
4i escaleras; en esos casos, sería necesário ofrecer alternatívas. Precisamente
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que se resisten a esa civüzacíón y viven de manera marginal conservando
porque los jardines son tan importantes en cuanto que hogares en la natu¡a- ideas de conrrivencia pactfr,ca entre humanos y también con la naturaleza. Los
*, leza,han de ser accesibles para todos. miemb¡os del grupo se hacen llamar Jardineros d.e Dios (God's Gardeners) y
cultivan jardines y huertos en los te¡rados de algunos edificios, lo que les
H permite seguir observando la naturaleza, aprender de efla y alimentarse de
ffi 8.2. El¡en¡ÍN coMo PARAfso manera sana. No diré más para no desvelar un argumento lleno de inüiga,
t, pero Atwood emplea la idea del jardín como lugar de ¡esistencia ética y po-
s
.,i Algunos autores han desarrollado la ide¿ de que, más aJ7á de ser hogares, Ios lítica y dibuja la convivencia cordial de sus personajes al mostrarlos trabajan-
$ jardines se convierten a veces para nosotros en el hogar ideal o en el modelo do juntos en el cuidado de las plantas.
& del que partimos para pensado. De hecho, cuando intentamos imaginar el La idea del jardín como paraíso no solo es poderosa, sino que tiene un
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paraíso, a menudo lo concebimos como un jardín. Y esto sucede tanto si origen milenario. ElJardín del Edén (Génesis, 2-l) es uno de los mitos fun-
ijl estamos fantaseando con nuestro paraíso particular, como si estamos re- dacionales de nuestra civüzación y su resonancia ha sido fundamental siglo
t.
# flexíonando a nivel político o metafísico. Mara Miller ha defendido que un tras siglo. Sin embargo, el significado de ese rnito es bien complejo y en la
i jardinero puede encarnar en un pedazo de tierra su visión de cómo debería historia de la interpretación de la Biblia se Io ha explicado de las maneras
ser la vida, su ideal de vida buena e incluso su ideal de comunidad política. más diversas. No es este el lugar para repasar todas las lecturas posibles, pero
Y, cuando Io logra, eso tiene más fuerza que 1os ideales expresados en nove- merece la pena introducir brevemente y de manera especulativa dos de ellas,
las, pinturas o películas, o teorizados en estudios académicos, porque un por la relevancia que tienen para nuestros temas. Dos interpretaciones dis-
jardín da üda a esos ideales. Un jardín es un espacio real que habitar, un en- tíntas, aunque quizás en cierto grado complementarias, porque ese mito po-
tramado de procesos vrtales, y es cap^z de llevar a la existencia 1o que otros dría venir a ser en é1 mismo una mezcla de ideas diferentes.
medios solo representan.l Una de las interpretaciones nos dice que el mito narruría el paso del pa-
Por ello, Ios jardines tienen fuerza política. Un jardín o un huerto comu- leoftico al neolítico. Lo que el libro del Génesis presenta como el Jardín del
nitario puede reactivar un barrio decadente o conflictivo porque of¡ece un Edén, sería en realidad la natura-leza salvaje que habitaron nuestros antepa-
hogar compartido, experiencias estéticas profundas y un lugar donde apren- sados cazadores-recolectores y de la que fueron <<expulsados>> cuando co-
der y disfrutar con los demás. Esto es especialmente valioso en nuestra épo- menzaron a practicar la agricultura ylaganaderTa. Según esta interpretación,
cá, en que muchas grandes urbes se han v,uelto más hostiles y peligrosas que la expuisión delJardín tuvo lugar cuando probaron el fruto del «árbol del
la natualeza salvaje. En algunas ciudades, los altos índices de violencia, las conocimiento>>, o quizás más bien del «conocimiento del árbob>, es decir,
armas, la pobreza, la desigualdad, las drogas y el alcohol hacen que la gente cuando aprendieron a cultivar lanaturaleza e iníciaron el proyecto de domi-
tenga que sortear peligros cotidianos y viva con una permanente sensación
de vulnerabilidad. Por supuesto, la introducción de jardines y huertos comu- a Elizabeth A. Scott, «Cockney Plots. Allotments and Grass¡oots Po[tical Activism»,
nitarios no resuelve por sí sola problemas que necesitan soluciones económi- en Dan O'Brien (ed.), Gardening. Philosopby for Eueryone (Oxford: Wiley-B1ackwel], 2010),
cas y sociales, pero sípuede contribuir apacificar relaciones, facútar eldtá pp. 106-117.
' Margaret Atwood, Oryx and Cruke (Londres: Virago,2003); Oryx y Crake (Ba¡celo-
n¿: Ediciones B, 2004), t¡aducción de Juan José Estrella González. The Year of the Flood
) Ma¡a Miiler, Táe Garden as an Art (Nbany Stare University of New York Press, (Lond¡es: Virago, 2009); El ano del dilau¡o (Ba¡celona: Ediciones B, 2010), traducción de
t9»), pp.60,1l0. Jaüer Guerrero. MaddAddam (Londres: Virago, 2011).
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286 Eco¡¡urrsr Ja-n»u.ns 287


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nio del mundo natu¡al en e1 que toáavta nos hallamos. El Génesís pero no animajes. Y de hecho, el texto nos dice que todos 1os animales ten-
en forma de mito la revolución más importante que ha tenido lugar en drán por comida los vegetales que la tierra produce (Génesis, l, 28-3L) . El
historia de nuesrra especie. mito parece, pues, retratar una naturaleza originaria en Ia que no existía 1a
En ese momento de transformación crucial, las religiones animistas t¡iolencia de la depredación y todas las criaturas convivían pacíficamente.
consideraban la nattrd,eza sagrada y entendían al ser humano como un Lo que, según el relato, quebró esa forma de vida idíliq¿ fu6 el pecado hu-
bitante más de la red ¡atural de vida, se verían substítuidas por el mano, que no solo trajo la desgracia a nuestra especie, síno a toda la natura-
metafísico, que diüdiría la realidad en dos: por un lado, una naturaleza leza. La idea de que habría existido una naturaleza primigenia libre de vio-
sactalizada y desencantada, que podría ser explotada sin lencia se completa con el anuncio que ofrece el libro de Isaías de un futuro
por otro, una esfera de Io sagrado convenientemente situada fuera de en que IanaturaJ.ezavolvería a serpacífica. Cuando el profeta Isaías describe
mundo, más aná del alcance de nuestros cuerpos y nuestra percepción. Así, el futuro reino del Mesías, afirma que su llegada traerá justicia y paz, no solo
la expulsión delJardín del Edén seúalaexpulsión de una relación conviven- entre los humanos, sino también paru la naturaleza. Así, nos dice, el lobo
cial con la nat't¡raleza,la expulsión del sentimiento de pertenencia a 1a Tierra, habitaú con el cordero, el leopardo se acostará con el cabrito, el becerro y el
la expulsión de la forma de vida de nuestros antepasados Honuo sapiens du- 1eón comerán juntos y un niño será su pastor. Y continúa anunciándonos que
rante ciento noventa mil años. Si dicha interpretación fuera correcta, elJar- la vaca pacerá con la osa, las crías de ambas se echarán juatas y el león, como
dín del Edén de 1a Bíblia no sería un jardín, sino una evocación de la narura- el buey, comerá paja. No habráyamás daño ni destrucción (Isaías, 11, 1-9).
leza salvaje como nuestro verdadero hogar. E1 «pecado original>> sería, ¿Cómo interpretar esas ideasP ¿Es muy osado leerlas en clave animalista
simplemente, haber comenzado a dominarla naturaleza con Ia agriculrura y y vegana? ¿E,xpresan simplemente el deseo de viür en una fiailfialeza enla
la ganadeúa, un pecado castigado con nuestro desarraigo. que no hubiera depredación, crueldad ni peligro? Desde luego es compren-
Y, sin embargo, esta interpretación del Jardín del Edén sí contendía un sible que cualquier cu1tura humana se pregunte por qué existe violencia en-
significado que revive de nuevo en los jardines: el deseo de una reconciiia- tre los animales y exprese eI deseo de una naü)ralezapactfr.ca gestando el
ción con \anatura)eza,la aspiración a recuperar nuesto hogar en ella. Cuan- mito de que originariamente lo fue y podría volver a serlo. Si ese fuera el sen-
do nuestros antepasados iniciaron \a práctica de la agricultu ru y Ia ganaderia tido del relato, tendría un potencial metafísico y ético muy profundo. Ahí
y comenzaron a explotar la rtaturafeza de manera sistemática, a dañarla paru encontraíamos otro significado distinto del jardín ideal, como una naturale-
arrancarle 1o que querían de ella, sin embargo, al mismo tiempo, también za llbetada de violencia.
aprendieron a cultivar jardines, donde podían explorar una relación de con- Estas dos lecturas del mito delJardín del Edén son, pues, distintas, aun-
vivencia pacífrca, de símbiosis. Desde entonces, los jardines han existido en que eso no impide que pudíera haber en ambas parte de razó¡. Tal como el
paraleio a la dominación de la natural.eza, conservando la esperanza de una mito está narrado, podría ser en él mismo una mezcla de estas dos y quizás
reconciliación posible. más ideas. Y, por supuesto, podría ser que la interpretación más correcta
Sin embargo, existe otra interpretación del relato que no io concibe como fuera alguna otra. Pero es cierto que con los textos de la Biblia hay que tener
la namación mitificada de un hecho histórico, sino como una üsión metafí- eo cuenta no solo qué debieron signiÉcar cuando fueron escritos, sino tam-
sica de r-rna prímigenia relacíón de armonía con la naturaleza qt7e, en reali- bién de qué maneras han sido leídos en cada época, porque algunas interpre-
dad, nunca existió. Según esta interpretación, elJardín del Edén no evocaría taciones han tenido unafuerza enorme en ia historia de nuestra civltzaciín.
hechos reales del pasado, sino que respondería a inquietudes y deseos muy No puedo asegurar que estas dos interpretaciones presentadas aquí sean las
antiguos de la especie humana. El mito sería un intento de explicar el enigma mejores que existen, pero sí creo que resultan más certeras y fecundas que la
que debía extrañar profundamente a nuestros antepasados: que encontraban lectura casi literal del texto que ia iglesia catóLíca defendió durante siglos.
en la naturaleza tanto peligros y amenazas como protección y bienestar; que Si regresamos a1 texto bíblico, una vez narraáa en el Génesis la expulsión
unas veces se horrorizaban de la violencia que practicaban 1os animales y del paraíso, lo que se impone es una concepción antropocéntrica de la natu-
otras admiraban su capacidad para ayudarse unos a otros. Una de las pre- raTeza, afirmada de manera sistemática y sin apenas fisuras a 1o largo del
guntas más antiguas que debe de haberse hecho el ser humano es por qué Antiguo y el Nuevo Testamento. Es cierto que los diferentes libros reunidos
hay en \a naturaleza violencia, crueldad y peligros; por qué no puede ser en la Biblia son extraordinariamente difíciles de interpretar y que es posible
siempre paart.cay acogedora. El mito delJardín del Edén sería un intento de leer de maneras diversas los pasajes más complejos, pero en general parecen
explicar los oígenes de ia violencia natural. defender que la naturaleza no es más que una creación de Dios que este re-
Sí leemos con atención las primeras páginas del Génesis, veremos que, gala a1 ser humano para que la domine y explote. AsÍ, la Biblia ha funcionado
cuando Dios crea a Adán y Eva, les ofrece como alimentos hierbas y frutos, durante siglos como una justi-fi.cación religiosa del sometimiento de la natu-
:
288 Eco.ti.llrur J,raorms 289

ral,eza,. Es cierto que en algunos pasajes parece asomar una ciertá defensa un precípiclo al mar y mueren ahogados (Mateo, 8,2814: Lucas, 8, 2619).
ia naturaleza, pero suele ser bástante ambigua y tiene un carácter excepcio- Tampoco aquí parece tenerJesús ninguna simpatía por los animales, ni si-
n¿l en el marco de un discurso mayoritanamente antropocént¡ico. quíera por mamíferos muy desarrollados.
Pensemos en el mito del Arca de Noé (Génesis, 6-9), que solemos inter- El cristianismo hegemónico demostrará su rechazo más claro a cualquier
pretar en clave de respeto a ia naturaleza y que usamos a menudo como intento de reconciliación con \a natwaleza cuando se invente otro paraíso en
metáfora ecologista. Yo también 1o he empleado en ese sentido, inciuso para sustitución del Jardín del Edén: el cielo que promete a quienes obedezcan a
títular una nove1a,6 y, sin embargo, quizás estemos haciendo una interpreta- Dios. En ese cielo solo estarían Dios, los ángeles v algunos seres hurianos. No
ción dernasiado generosa de1 texto. si lo leemos atentamente, veremos que había en éi jardín alguno, ni plamas ni animaies. Una religión que otorga como
Dios ordena a Noé que salve a unos pocos individuos de cada especie de premio vivir eternamente en un mundo sin naturaleza dice mucho de ese ser
animales terrestres y de aves, pero Io hace a modo de excepción, pues el humano que se ha encerrado en su egoísmo y no ve más allá de su ombligo, que
resto de indiüduos miembros de esas especies perecen ahogados en el dilu- ha olüdado sus relaciones con ei resto de seres que conforman la biosfera y cree
vio que Díos ha provocado para castigar la maldad humana. No encontra- que puede separarse de elios sin perder su propia humanidad. Ese paraíso es la
mos aquí compasión alguna hacia esa i¡mensa mayotí,a de animales que mue- expresión última del dualismo metafisico: los seres humanos, a diferencia del
ren de manera injusta. Lo que parece decirnos el relato es que la naturaleza ¡esto de seres vivos, poseen un alma inmortal que les promete (si obedecen
solo importa en relación a Dios y al ser humano, y no por sí misma. La natu- como es debido) un mr¡ndo sin cuerpos, un mundo solo para ellos.
raTeza tiene tan poco valor, los animales tienen tan poco valor, que se los La idea de la exclusividad, del <<solo para nosouos>>, recuerda demasiado
puede exterminar masivamente para castigar a1 ser humano. Según nos sigue los clubs «so,[o para caballeros» donde los varones se reunían sin que les
contando la historia, cuando el diluvio cesa y la tierra se seca, una de 1as molestaran las mujeres o los salones «solo para blancos>> típicos de las poten-
primeras cosas que hace Noé es tomar a algunos de los animales que ha sal- cias coloniales. El <<cielo solo para humanos>> es la forma más pura de Ia in-
vado en su arca y sacrificarlos en honor a Dios (Génesis, 8, 20). Fi¡ahnente, diferencia h¿cia la naturaleza y el destino del resto de especies y se convierte
Dios, mientras aspira el olor de1 sacrificio, vuelve a decirle a Noé lo que ya Ie en una justfic aci6n paru su explotación y malrato sin mi¡amientos. Así, uno
üjo a Adán: qr. l" .rtr.g a Ia nafutd.eza entera para que la domine, pero podría decir: «Qué más da que se extingan las otras especies, sí en el cielo
añadiendo aquí que todos los seres vivos le servirán de alimento (Génesis, 9, tampoco tendrán cabida; aún más, comencemos ya a exterminar especies, y
1-l). El mensaje no es precisamente edificante. así la Tierra se irá parec.iendo aI cielo». En este sentido, la promesa del cielo
El sacrilcio de animales en honor a Dios es un tema que reaparece urla y cristiano es una de las ideas que más daño han hecho en la historia de Ia
ota vez en todo el Antiguo Testamento. De hecho, uno de los libros, el Le- humanidad. Gracias a ella, mi.llones de personas han üüdo, generación tras
vítico, incluye un manual de cómo deben hacerse los sacrificios, así como generación, autoengañadas sobre io que son, soñando con su pertenencia a
una descripcíón del uso instrumental de diversas especies de animales. El un mundo exclusivamente espiritual donde podrían libera¡se para siempre
Nuevo Testamento todawa muestra menos simpatía por la naturaleza y los de su ser natural. La realidad es bien distinta. I.,lo es solo que ese cielo no
animales. En los Evangelíos leemos, por ejemplo, el episodio en que Jesús exista, sino que en é1, el ser humano dejaría de ser lo que es. Cuanto más
siente hambre y se dirige a una higuera en busca de frutos; al no hallarlos, intenta el ser humano huir de Ia naturaleza, más se pierde a sí mismo.T
maldice el árbol y 1o seca para siempre (Mateo, 21,18-22; Marcos, LL,12-74 La naturaleza es siempre plural y en cualquier ecosistema conviven un
y 11,20-24). El texto no ofrece un mensaje de respeto por las plantas ni de gran número de seres vivos de diferentes especies. El único animal que ha
amor jarüneúa, sino que encarna la actitud caprichosa de quien ve la pretendido viyir <<a solasrr, reservarse un espacio solo para sí o tolerar única-
^\a
natüra).eza como una fuente de recursos, que solo tiene valor cuando nos mente la entrada de ciertos animales y plantas que le prestaban servicíos es
resulta útíl. Por supuesto, puede sostenerse que quizás el pasaje sea una e1 ser humano. Y únicamente desde hace unos doce mil años, desde que la
mefáforu, pero, incluso en ese caso, la visión que se está ofreciendo de 1a práctica de la ganadeday la agricultura se le subió ala cabeza y le generó
r,aú$a)eza es antropocéntrica. Y ya hemos comentado más arriba que usar ílusiones de superioridad. Entonces fue alimentando el deseo de encerrarse
la naüualeza como metáfora es también problemático. En otro episodio si- eo la burbuja antropocéntrica y erigiendo ciudades donde los otros seres no
milar,Jesús se encuentra a algunos seres humanos poseídos por demonios; eran bienvenidos. Así se inventó ese paraíso celestial en el que el alma de los
para liberados, echa los demonios a una piara de cerdos, que se arrojan por seres humanos podría viür durante toda la eternidad sin encontrarse con

6 MartaTafalla, La Biblioteca /e Noá (Barcelona: Herder, 2006). Se puede descargar 7 lvlartaTafalla, «un cielo sin animales», eldiaio.es,)0 de diciembre de2014 [en línea].
aquí: https://ddd.uab.cat/ recor dJ 147 598 Disponible en: http://www.eldiario.es/caballodenietzsche/cielo-animales_6-l-r 9526054.htmt
290 Eco.tr.¡irur Jnloixrs 291

F ningún otro animal. {Jna noción verdaderamente extraña de paraíso, ya que un hogar, y lo es porque en él desarrollamos una ¡elacíón de simbiosis con la
el sígnificado original de la palabra es <<jardín>r. Y un jardín es algo más pa- naturaleza. La cüdamos y ella nos cuida, la culdvamos y ella nos enseña. Un
recido a un paraíso que el cielo crístiano, habitado tan solo por un único jardín es una escuela donde se observan los procesos vitales a pequeña esca-
dios, ángeles y humanos, es decir, con una biodiversidad tanbaia que más la, donde se aprenden las vinudes de la escucha atenta,lapaciencia, la gene-
bien parece un lugar enfermo. Cualquiera de los entornos más inhóspitos de rosidad, ia hospítalidad,la ilegna y la empatía. El jardín es, pues, una forma
nuestro planeta contiene mayor biodiversidad que el cíelo cristiano. Ningún de diálogo. Un compromiso. Si queremos decidirlo todo nosorros, no fun-
animal en su sano juicio que pudiera imaginar un paraíso se imaginaría un cionará, como sucede también en Ia conyivencia con otros humanos.
lugar tan estéril. Creo que el cielo cristíano es el producto de Ia imaginación Para explicar esta idea del diáiogo podemos recumir a ias llamadas <<ma-
enfermiza de un animal engreído que había perdido 1a comprensión de sí las hierbas>>. Cuando cultivamos nuesro jardín, decidimos qué plantas que-
mismo. Es curioso que la promesa de pasar la eternidad en un lugar tan remos en é1. Pero, ineyitablemente, aparcceránotras especies que no hemos
aburrido haya resultado tentadora durante siglos para millones de personas sembrado. La mayoúa aparecerán porque son la flora local, porque son las
y dala medida del grado en que hemos perdido el rumbo. Nuestro planeta habitantes de ese lugar desde hace miles de años. En la explotación econó-
Tierra es in-finitamente más acogedor y fascinante. mica de la tiema suelen ser rechazadas: no se les encuentra utilidad, no se 1es
Ese deprimente reino de la soledad eterna que es e1 cielo mistiano solo se reconoce valor económico y estorban los planes de los agricultores, A menu-
Ie podría haber ocurrido a un agricultor o un ganadero obsesionado con el do se las elimina con herbicidas, para plantar en su lugar especies taídas de
monocu.ltivo y encaja a la perfección con el ideal de la actud. agricultura in- otros continentes que resultan más provechosas económicamente. Pronto
dustrial: ta)ar unaselva donde conviven miles de especies para plantar exclu- serán cada vez más substituidas por especies diseñadas en laboratorios de
sivamente maiz, por supuesto rociado con insecticidas y herbicidas para eli- empresas multinacionales. Y, sin embargo, tales plantas ya habitaban ese lu-
minar al instante a cualquier otra especie que se asome. El monocultivo es gar mucho antes de que existiera Ia especie humana, están adaptadas a ese
tan supuestamerúe eficaz como tristemente destrucrivo, aburrido y enfermi- entorno y mantienen compleias relaciones con otros seres vivos. Son actores
zo, y no nos debería extrañar que herbicidas e insecticidas puedan también importantes para el buen funcionamiento dei ecosistema al que pertenecen.
provocar cáncer o esterilidad al ser humano. Además, ese monocultivo de Ninguna planta merece ser llamada «mala hierba>> oi <<maleza>>. Cuando
maíz es la condición ideal para convertir a algún lnsecto que coma maizy se una planta crece de manera espontánea en el pedazo de terreno que estamos
haga resistente a los insecticidas en uria plaga de dimensiones bíblicas. El cultivando, nos ofrece la oponunidad de conocerla. Podemos averiguar de
cielo monoteísta se convíerte fácilmente en un infierno. qué especie se trata, observar cómo se desarrolla. Si la dejamos crecer, des-
Después de tanto desvarío, cultivar jardines es una manera de hacer me- cubriremos que la mayoría de esas plantas son tan interesantes como precio-
moria de 1o que somos y aprender a conüvir de nuevo. Es regresar al poJiteís- sas y pueden añadir su belleza a nuestro jardín. También es importante tener
mo tras la ilusión del monoteísmo, para redescubrir que ia pluralidad es más en cuenta que los anirnales del ecosistema en que viümos necesitan alimen-
sana, más interesante y divertida. Por fortuna, también dentro del cflsuárus- tarse y muchos de ellos dependen de rnanera directa o indireca de la flora
mo hay diversidad, y más allá de esa iglesia cat61rca consagrada al culto del local. si ias dejamos creceq quizás en una zona concreta dei jardín, atraerán
antropocentrismo y el patriarcado, más aJlá de la corriente hegemónica que también alafavna de1 lugar.
defiende la supremacía humana, que se ha aliado con el capitalismo cadavez Aún más, es buena idea cultivar un jardrn de plantas autóctonas. Están
más vonz y con el consumismo desmedido que están destruyendo el planeta, adaptadas al clima, a1 régimen de lluvias y vientos, ai tipo de tierra y están
hay cristianismos marginales y contestatarios que buscan reencuenttos con el entrelazadas cori otras especies en la red de vrda de ese ecosistema. Nos he-
mundo natural. Nada-impidé al cristianismo áotu.r. de imaginación y auto- mos acostumbrado de ta-1 modo a trasladar las plantas de unos continentes a
crítica y reorientarse hacia una reconciliación con 1a natural eza, peto necesita otros que, la mayoía de las veces, ya ni siquiera sabemos cuáles son autócto-
esforzarse en descentrar y desdiuinizar al ser humano. Como la especie huma- nas y cuáles no: un buen ejercicio puede ser comenzar por averiguarlo. Eso
na, e1 cristianismo se juega en ello su futuro y su misma supervívencía. tampoco signifca que nunca debamos cultivar plantas de otros lugares; al-
gunas pueden adaptarse bien, y si tan solo las tenemos en;'ardines, sin que se
propaguen fuera de ellos, no deberían causar daños. Pero en un contexto en
8.1. Ellemñ coMo DIALoco que los seres humanos estarnos desubicando y desordenando tantas especies
de plantas y anirnales no vend¡ía mal ejercer un poco de contrapeso y áefen-
Pero regresemos ahota, de los jardines míticos y metafísicos, al iardín derlos jardines de plantas autóctonas. Una ventaja.r qu. no, permitirán
que cada u¡o de nosotros podemos cultivar. Ya hemos dicho que el jardín explorar cómo es ese entorno más dlá de nuestra implaniación en el, es de-
l:

I
292 Eco¡Nru¡r Jarouvas 29J
, l

cir, podremos reconstruir en nuestro iardín un pedazo de ese ecosistema, con Otro ejemplo de falta de diálogo 1o encont¡amos en el negocio de los ár-
la flora y la fauna loca1. boles de Nayidad. Los abetos son árboles que pueden alcanzar una altura
Igualmente, merece la pena dejar que las plantas se desarrollen con un considerable, entre cincuenta y setenta metros según las especies, y que pue-
cierto grado de espontaneidad y l-ibertad. No signfica que no debamos po- den r¡ivi¡ durante décadas o incluso siglos. Sin embargo, existe un lucrativo
dar, pero hay muchos tipos de poda. A veces nos empeñamos en que una negocio alimentado por el consumismo navideilo que los cultiva con el úrrico
trepadora crezca en una di¡ección determinada porque queremos que cubra objetivo de tenerlos durante un mes en 1as casas de la gente y luego tirarlos a
un muro, pero ella no deia de apuntar hacia otro lado: ¿hemos tenido en la basura. Reducir un abeto a mero adorno, comprarlo para tenerlo en casa
cuenta si la estamos dirigiendo hacia una zona que no le conviene, por la durante unas semanas y luego tirarlo, no es más que desprecio por la vida y la
temperatura, por la luz, por el viento? Si forzamos a las plantas a hacer cosas beleza. Es comprar un árbol al que no se quiere curdar, aI que se ha decidido
que no les sientan bien, se resistirán a ello o enfermarán. Cada vez que com- no cuidar; comprarlo con el cla¡o objetivo de dejarlo morir días después.
prendemos por qué una planta no se comPorta de la manera que queríamos Resulta aún más contradictorio porque el árbol prolíficamente adornado du-
o esperábamos, estamos conociendo un poco más no solo esa especie, sino rante las fiestas con guirnaldas y estrellas simboliza el solsticio de inüerno, el
la ¡atwaJeza en general. Aprender a hacedo con las plantas es una buena renacer de los ciclos naturales y la continuidad de la vida. ¿Tiene sentido
oportunidad: su crecimiento es lento y sus resistencias también, por Io que comprar un árbol como sírnbolo de 1a üda para dejarlo morir días después?
tenemos tíernpo de aprender y rectificar. Con los jardines, ruta vezhay Los abetos de Naüdad son el equivalente de los pájaros enjaulados o los
que tomar decisiones urgentes, casi siempre disponemos de un margen de delfnes encerrados en acuarios. Son manifestaciones de ese egoísmo humano
tiempo para observaq buscar información, consultar y reflexionar. Las virtu' que trata de empequeñecer cuanto le rodea, que desea reducir las criaturas
des de 1a escucha y ia paciencía que adqüramos cultivando plantas las podre- naturales, mutiiarlas, para qlle sean tan diminutas como su propia capacidad
mos emplear después para entender la conducta de los animales, e incluso la de comprensión de la realidad. Así, un abeto que podría crecer durante dé-
de nuestros congéneres, que muchas veces exigirán de nosotros respuestas cadas o siglos es condenado a vivir apenas unos meses en el vivero y luego
rápidas. El conocimiento que vamos acumulando, sumado a esa capacidad unas semanas en una casa, y finalmente es tirado como basura. Reducir y
para observar con atención y paciencia, nos permitirán percibir mejor las malgastar la r.ida de las demás criaturas del planeta es, justamente, 1o contra-
cualidades sensoriales y, por tanto, aumenta¡án nuestro aprecio estético. rio de la humild¿d, que es la virtud fundamental que se cultiva en un jardín.
En nuestra civitzación, a veces el desconocimiento de la naruraleza es tan Los defensores del negocio de los árboles navideños suelen dar dos argu-
tremendo que suceden cosas que parecerían imposibles por absurdas. En rni mentos a su favor. Uno de ellos es que estos árboles <<son culdvados para eso,
ciudad, hay dueños de jardines que podan sus árboles antes de que les caigan existen para eso>>, es decir, si son plantados ya desde el principio con la idea
las hojas en otoño para evitarse tener que barredas o que les ensucien la de dejarlos morir poco después, no debería darnos pena que mueran. Curio-
piscina. Por supuesto, los restos de 1a poda se tiran a la basura. Estas perso- samente, es el mismo argumento que se emplea enla explotación de los
n¿s conciben como suciedad 1o que en realidad es materia orgáoica que de- anima.les: «es que las ratas de laboratorio son criadas para eso, existen para
bería cubrir la tierra, protegeda de los cambios de temperatura, Preservar la eso>>, «es que los cerdos de engorde son c¡iados para eso, existen para eso>>.
humedad e irse descomponiendo poco a poco de tal manera que sus nutríen- Quienes usan este argumento olvidan algo obvio: que un grupo de humanos
tes enriquezcan e1 suelo y alimenten las plantas. Pero ¿en cuántas calles ar- decida cultiva¡ un abeto para dejarlo morir no significa que el abeto exista
boladas de nuestras cíudades vemos pasar a los servicios de limpieza barrien- para eso. El abeto existe para vivir su vida por y para sí mismo, como cual-
do la hojarasca y llevándosela <<para reciclao>? Todo ello no solo priva a los quier otro ser vivo. Nuestros deseos y caprichos no cambian la natonJ.eza de
árboles de su alimento, interrumpe 1os ciclos naturales y supone un gasto las cosas, por mucho que nuestro egoísmo así nos lo haga creef. Una manera
absurdo de energía, sino que nos roba un espectáculo delicíoso: ver cambiar de comprobar 1o ridículo del argumento sería aplicarlo a los humanos: si
las hojas de colo¡ escucharlas caer lentamente sobre el suelo, observar como alguien dijera «es que los humanos esclavizados son criados para ser escla-
el niento las agtta y las lleva de aquí para allá, combinando sus coiores y for- vos, existen para eso>>, nos parecería completamente inmoral.
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mas. Estar en un bosque caducifolio en otoño, en un día en que sople un Li- El segundo argumento que se suele utilizar para defender el negocio de
I gero viento, es un espectáculo para ei sentido del oído: lacaída continuada los árboles de Navidad es que aigunas empresas, según dicen, por cada abe-
b,
de las hojas unas sobre otras suena como uoa iluvia seca de rojo y dorado, y to que venden, plantan otro. Es el argumento de la sustitución, según el cual
i
* los mirlos que buscan insectos entre eilas producen un sonido como si de- no debería darnos pena el abeto que dejaremos morir porque otro nacerá en
senvolvieran papel de regalo. Es la esencia sonora del otoño y podríamos su lugar. Pero ese es un argumento que reduce los seres vivos a ejemplares
üsfrutarla también en nuestras ciudades. de una especie y no los reconoce como indiüduos. Dejar morir un abeto no
104 J,*rnns 295 lrfli
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Eco¿¡uu¡r

sejustiica porque plantemos otro, de la misma manera en que deiar morir a gún cómo los cultivemos. Si les damos Ia oportunidad, se llenarán de vida y,
un ser humano no se iustificaría porque naciera otro. €ida ser individual de ese modo, llenarán de üda las ciudades. Los núcleos urbanos se han de-
)

tiene valor por sí mismo y es insustituible. finldo demasiadas veces contra la biodiversidad natural y se han erigido
También habrá quten nos diga que renunciar a adquirir un abeto de Na- como hábitats exclusivos para humanos; ia naturaleza solo tenía cabida si era
vidad nos llevará a comprar un árbol arti6cial )¿, aunque tiene la ventaja de sistemáticarnente sometida, y aquellas formas de vida que no se consideraban
que dr-rra varios años, estéticamente es menos interesante y además contribu- útiles eran expulsadas o exte¡minadas. Pero esa red de jardines, patios, te-
ye a aumentar innecesariamente la producción de plásticos' Sin embargo, rrazas, balcones, avenidas arboladas y parques puede ser la que lleve de nue-
vo la natura-leza ala ciudad.
¿por qué ha de ser esta la alternativa? ¿No sería más tazonable adornar
como árbol de Navidad una planta que podamos cuidar? Lo contrario de Las recomendaciones son sencillas: la mejor maoera de ofrecer un hogar
tirar un abeto navideño es cuidar las plantas que tenemos en casa, compro- ala fawa loca-i es, como decíamos antes, cultivar la flora local. Podemos
meternos con ellas, con que las regaremos si 1o necesitan, con que las cu¡a- plantar árboles y arbustos autóctonos que den frutos para los anima-les, flores
remos si lo necesitan, con que no nos olvidaremos de ellas. Quien cuida sus que den néctar para los i¡sectos. Podemos construir cajas nido parapájaros
plantas ya tiene en ellas su árbol de Navídad. o murcielagos, comederos para aves, hoteles para insectos. Y podernos inter-
venír menos en nuestro jardn dejar que los arbustos y ias trepadoras crez-
can a su aire, dejar hojas y ramas caídas en el suelo, y permitir que entre el
8.4. UN HoGAR Ttu\IBIÉ,N PARA orRos ANIMALES ramaje puedan instalarse los animales.
Si querernos que nuestro jardín sea un hogar, debemos renuncíar tanto al
Siendo el jardín un hogar, de nosotros depende que 10 sea también para otras uso de pesticidas como de herbicidas .La natutaleza es una compleja red de
especies de anima1es, que podamos compartido con ella§ Los animales se millones de especies que se autorregula y debemos quitarnos de la mente Ia
sienten atraídos por los jardines por la mlsma razón que nosotfos: en ellos idea de que existen <<plagas» que destrozan nuestro pedazo de tierra. Lo que
encuentran cobijo, tranquílidad, alimento, agua, sombra. Está en nuestras llamamos «plagas>> son el resultado de los desequilibrios que oosotros mis-
manos ser hospitalarios con ellos y desarrollar la misma simbiosis que con las mos provocamos y que también afectan a la pequeña parcela de un jardín
plantas: si los acogemos, podremos disfrutar de observarlos, aprender de casero.s Fomentar la biodiversídad en nuestro pedazo de tierra daú ala
larga mejores resultados que venenos que matan indjscriminadamente. Echar
ellos y aprecíarlos estéticamente. Pa,iaf.actTitar que algunos animales hal1en
en nuestro jardín su hogar o un lugar de visita agradable, basta con dejar que
mano del insecticida suele ser la respuesta rápida, porque percibimos una
una parte se desarrolle de manera más libre y salvaje. Si reducimos nuestra situación como un problema urgente y queremos resolvedo de una vez y
ectividad de podar, limpiar y ordenar, facilitaremos que insecros' pequeños olüdamos de é1. Intentar comprender lo que está sucediendo, darnos tiempo
para entenderlo y tratar de recuperar el equilibrio de las poblaciones que
reptiles, pájaros e incluso anfibios si hay agua disponible puedan instalarse.
habítan ese territorio dará mejor resu-ltado alalarya. En un jardín, nada se
Si nuestro jardín es 1o bastante grande, y sobre todo si está cerca de bosques
resuelve con prisas. Si queremos un pedazo de tierra sano, eso implica dedi-
o campos, podremos recibir también a algunos mamíferos.
carse, darse tiempo para observar, aprender y cuidar. Igualmente, conviene
Ya hablamos en capítulos anteriores de esa corriente que reclama una
natutaleza más salvaje y libre, enarbolando conceptos como reuilding y re'
renuncia¡ al uso de aparatos a motor en el jardín y al ruido que producen.
Los humanos hacemos, en general, demasiado ruido, y no deberíamos causar
naturaliZation, que en castellano traducimos como resiluestar y renaturaliTar.
estrés a aquellos seres que, precisamente, pueden regalarnos calma,
Lo que pide este moümiento es que renunciemos a dominar la naturaleza,le
permitamos desamollarse de manera más espontánea y le aludemos a recu- En resumen, si queremos que un jardín sea hogar para otras especies,
debemos observar más y hacer menos. Si en un jardío imponemos con fuer-
perarse del daño que Ie hemos causado. Así, se plantea que en los ecosiste-
za nuestras reglas, nuestras prisas, estaremos expulsando a los otros anima-
Áu, nut..rul". debemos contribuir a Ia rein¡oducción de especies salvajes,
ies. Si culrivamos el iardn para que cumpla nuestros deseos, apreciaremos
ayudarlas a abrirse camino y luego dejar que se desa¡rollen por sí mismas.
en él nuestra racíonalidad y creatiüdad y tendremos una experiencia estética
Úesde esta corriente, se defiende que los jardines son un lugar donde ayudar
ala natrrdeza. Si contamos todos los jardines, teÍÍazas y patios que existen
en cada ciudad y los sumamos a 1os parques urbanos de distintos tamaños, 8 Sobre este co¡cepto, véase e1 breve documental.!ozzos plaga, dirigido por Xiana Gó-
veremos que configuran una inmensa red, que a su vez se conecta con la mez-Díaz, Emilio Fonseca y Valkie Talkie Films para e1 Centro de Cultu¡a Conremporánea
naturalezaque existe fuera de las ciudades, ya sea m᧠o menos salvaje o de Barcelona y estrenado en 2017 [en 1ínea]. Disponible en: http:,//www.cccb.orgles/müti-
cultivada. Esa red de espacios puede representar un papel muy distinto se- media/üd eos/so mo s - p laga/ 227 A 35
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296 Econ¡t¡ul¡L Jamn'rs 297

de 1o humano. Pero cuanlo más nos impongamos, meoos diferencia y plura- que cu.ltivan su pequeño jardín casero no tienen la pretensión seria de estar
Iidad cabrá en él y, en consecuencia, menos podremos aprender. Acabarernos c¡eando una obra de arte en sentido estricto, por mucho que disfruten Ce
reduciendo la naturaleza a su mínima expresión y conv'1ftiendo el jardín en experíencias estéticas profuldas mientras 1o cuidan y contemplan. Sin em-
un espejo de nosotros mismos. Si en cambio lo abrimos a ¿coger una diver- barso, algunos jardineros cu-ltivan pedazos de tierra con la convicción de
sidad de especíes de plantas y animales y lo cultivamos con hu¡nildad, ten- estar creando una obra de arte eqüparable a urla pintura o una escultura. La
dremos experiencias estérlcas contemplando numerosas especies distintas en pregunta de sila jardinería es un arte podría parecer de entrada una cuestión
las que podremos apreciar una gran riqueza de cualid¿des estéticas. Y ten- intrascendente, una mera disquisición académíca en la que se enredan los
dremos más sorpresas, que son precislmente rLno de los dones de un jarün: fiIósofos y en la que no se juega nada serio. Y, sin embargo, en esa pregunta
nunca sabemos qué va a pasar al día siguiente. se dirime de manera paradigmática lo que entendemos por arte y es una
De nuevo, es una cuestión de equfibrio: si el jardín está menos humani- oportunidad fabulosa para repensar la re-lación entre el arte y la naturaleza.
zado, se Halá más diverso y plural. Es cierto que un jardín es natura-leza do- Por ello, la fiJosofia de los jardines ha generado libros fascinantes.r0
mesticada, y es por ello que nos sirve como refugío; si se convierte en natu- Aceptar que los jardines pueden ser obras de arte implica cuestionar 1á
raleza salvaje, deja de ser un jardín. Pero podemos cultivar un jardín y a la concepción tradicional occidental de1 arte, Ia que tiene primacía en nuestra
vez permitir que se libere u¡ poco de nosotros mismos, a-l menos en algunas civi.lízación. La razón básica es que el arte occidental se define, en el marco
zonas. Un pequeño espacio puede a.lbergar una gran cantidad de vida y aco- teórico del dualismo metafísico, por contraposición al mundo de la vida, al
ger ei desarrollo de un gran número de historias. De tal forma, estaremos que supera y transciende. Y sin embargo, en un jardín la materia a la que da
permítiendo que en ese pedazo de tierra lanaturaleza se manifieste en toda forma el artista está viva, y tan viva que puede contradecir y desobedecer sus
su complejidad, densidad y pluralidad. Podrernos habitar un verdadero mí- dictados. Tan viva que, una vez el artista imponga su forma, tiene que seguir
crocosmos. Si una mayoría de los jardines, terrazas, patios y parques urbanos manteniéndola día tras día, porque si se descuida, aunque sea tan solo una
se vuelven más salva;'es, la biodiversidad aumentará y se crearán conexiones semana, verá como esa forma que diseñó comienza a desaparecer. Y si se
con la naturaieza que nos espera fuera de la ciudad.e descuida durante un año, cuando regrese, la obra de arte habrá desaparecido
Vale la pena recordar que no somos la única especie que puede acondicio- y en vez del jardín encontrará un pedazo de naturaleza salvaje. Si qüere que
nar lugares en los que offos animales se encuentren a gusto. Los castores son la obra perÍ:anezca, debe asegurarse de cüdarla regularmente.
seguramente e1 ejemplo más claro. Cuando construyen sus diques en meáio En nuestra civilización entendemos ei arte como 1a expresión máxima de
de una corriente de agua, modifican un entorno en el que se instalan ot¡as la libertad, pero el jardinero no trabaia de manera autónoma, sino en depen-
especies acuáticas. De manera similar, los pájaros carpinteros hacen sus nidos dencia de las fuerzas naturales y debe plantearse ei respeto a la libertad de
¡
en el tronco de los árboles cuando los pollueios abandonan ei nido y la fa- las plantas con ias que trabaja y de los anima.les que habitan ese lugar. Asi-
milia entera se marcha, esos nidos son reaprovechados por otras especies que misrno, entendemos el arte como una pretensión de eternidad y, sin embar-
se reproducen en un momento posterior del año. No somos, pues, ios únicos go, un jardín nos recuerda cada dta que es efímero y mortal. Los jardines no
que acogemos visitas en casa. Pero sí somos ios únicos que lo hacemos de aspiran a alzarse por encima del mundo de la vida y transcenderlo; al contra-
manera autoconsciente, que podemos exigirnos hacerlo mejor y que tenemos rio, un jardín es la prueba de que el arte puede encarnarse enla naturaleza.
la buena fonuna de ser recompensados con un inmenso placer estético. Por ello, ia actual reivindicación del jardín como arte posee profundas afini-
dades con la rehabilitación de la estétíca de ia natura.leza y el surgimiento dei
land art, y es otro fruto más del cambio de paradigma que se ínició en los
8.5. Er laaofN corlro ARTE años 60 y 70.
Para entender esta cuestión, varlos a examinar un ejemplo: los jardines
Una vez hemos introducido la idea de qué es un jardín, nos falta plantearnos que diseña el filósofo y aftista español Fernando Caruocho.lr Caruncho,
la cuestión de si la jardinería es un arte. Por supuesto, una respuesta afirma- quien ha realizado un gran número de sus jardines en países mediterráneos,
tiva no rmpLicaría que rolos los jardines Io fueran. Lamayoria de las personas
r0 Mara Miller, Táe Garden as alt Art, op. cir.; Stephanie Ross,-Vbat Gardens Mean
(Chicago: The University of Chicago Ptess, 1998); David E. Cooper, á Phihsophy of Gardens,
e Véase una buena lista de consejos en: op. cit.;D'an O'Brien (ed.) Gardening. Philosopby for Euenone, op. cit.
http://ww'w.wildiifecrusts. o rgy'gardening 1r Guy Cooper y Gordon Tayloq Mirrors of Paradise. The Gardens of Femando Caruncho
https://biogsostenible.wordpres s.com/2012/ 02/ 08/haz-tu-jardin- mas-ecologico-tam- (Nueva York: The lvlonacelli Press, 2000). Véase también: http://web.fernandocaruncho.
bien-para-parques-publicos/ com/es
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298 Eco, MMAI 299
JarorNes I

acostumbra a trabajar con las plantas más representativas del paisaje local, Pero hay que destacar una de las características de su jardín delMas de
tanto las que pueblan los entornos naturales como las que se emplean en les Voltes, que reencontramos en otras de sus creaciones, como Amastuola,
labores agrícolas: vid, olivo, cíprés, trigo, pino, roble, árboles frutales, laurel diseñado en Massafra, Italia, en 2001 . En Mas de les Voltes , Caruncho no se
y otras plantas aromáticas mediterráneas. Caruncho oos presenta esas plan- centra en cultivar esas plantas que Ia tradición ha considerado más valiosas
tas ordenadas de tal modo que nos ayuda a comprenderlas y apreciarlas. A1 en un sentido ornamental, sino que elige especies que se hao venido em-
dar una {orma a sus diseños, no pretende imponer un estilo personal que pleando en las labores agrícolas, como el tigo, la vid y el olivo. Norrnalmen-
convierta el jardín enlafantasia de un jardinero particulat sino que recurre te, estas piantas son cultivadas con una fu¡cionalidad práctica y no porque
al lenguaje clásico y universal de la geometría, un lenguaje que todo el mun- sean más o menos bellas; ei agricultor las concibe ante todo como u¡a fuen-
do reconoce y que se emplea para estudiar el orden de Ia naturaleza. Así, te de alimento. En cambio, cuando Caru¡cho las incorpora a sus diseños, lo
descompone los elementos característicos de un entorno como el mediterrá- hace de un modo que no responde ala práctica agrícola y así nos muestra
neo y 1os presenta en una ordenación geométrica. Empleando como base del esas especies tan familiares de un modo innovador.
diseño una cuadrícula, que es una de las formas más antiguas de la jardinería, El agricultor que cultiva una vid o un campo de trigo dispone las plantas
Caruncho va disponiendo cada una de ias especies como quien va colocando según criterios prácticos para obrener la mayor calidad y/o cantidad de a1i-
las piezas en un tablero de ajedrez. De ese modo, logra mostrar las cualida- mento. En cambio, Caruncho las ordena para que puedan desarrollar sus
des sensoriales de cada una de las especies y subrayar las afinidades y con- cualidades sensoriales, para que puedan crecer y mostrarse como 1o que son
trastes entre unas y otras, entre sus formas, colores, texturas, densidades, la y nosotros podamos apreciar sus cualidades estédcas. La diferencia radica en
manera en que se agitan al viento, los sonidos que producen con el aire y Ia forma. Cuando nos encontramos una sucesión de campos de trigo rectan-
la lluüa, el modo en que captan y reflejan la luz, los distintos aromas. gulares en Mas de les Voltes o vides dispuestas en perfectas líneas paralelas
Por ejemplo, en una de sus obras más emblemáticas, el jardn delMas de ondulantes que suben y bajan por las colinas en Arnastuola, la forma en que
les Voltes, diseñado en 1994 en Girona, Caruncho se concentra en algunos están dispuestas nos inüta a percibir las plantas de un modo nuevo. El orden
elementos: tierra, hierba, agua, cipreses, olívos, trigo, vid y frutales. Son fac- en e-l que están ofganizadas nos permite comprender al ínstante que no son
tores fundamentaLes del paisaje mediterráneo y también de la alimentación y oattrafeza salvaje, pero tampoco pertenecen a una explotación agrícoia, sino
la cultura. Caruncho traza :ufia cuad¡ícula sobre el terreno y en ella distribu- que están cultivadas para presentar su textura, su densidad, la manera como
ye esos elementos en combinaciones distintas, logrando una composición la iuz reveia su coloq como sus formas evocan las formas del terreno o sus
elegante y armónica. Al disponer las plantas, 1a rierra y el agua en una conÉ- hojas iuegan con [a brisa.
guración geométrica, cada elemento queda ordenado en relación con los Sus jardines resu.ltan tan cautivadores porque su uso de laforma es, ade-
otros. No aparecen como elementos meramente individuales y dispersos, más, minimalista y austero. Caruncho no está utiiizando las plantas como un
sino anicu-lados en una figura compuesta según reglas matemáticas, reiacio- medio para exhibir su originalidad o su fantasía, sino empleando las formas
nes de proporción y simetía. Pero, al mismo tiempo, no se difuminan dent¡o geométricas para revelar labell.eza natural. Además, acostumbra a prescíndir
de la figura, porque la estructura geométrica otorga definición y claridad: de plantas cuyos colores sean muy llamativos y no suele desplegar una gran
cada planta está en su lugar, tiene espacio para desarrollarse por sí misma y variedad cromática; en esto coincide con el criterio de Kant, qüen sostenía
podemos apreciarla en detalle. Cada especie se diferencia de las demás, que Ia forma siempre debe prevalecer sobre el color. Renunciando a todo
y cada planta individual lo hace también, porque cada una tiene su lugar exceso, se limita a organizar algunas especies de plantas en formas geométri-
dentro del diseño. cas básicas, y es esa misma simplicidad la que revela aún con más fierza la
La forma ordena y define, nos ayuda a focaTizar la atención y comparar belleza de las plantas en relación con la belleza del entorno.
los distintos elementos. Núazar rectos paseos en 1os que se alternan cipreses El resuitado de esa actitud humilde es que sus jardines emergen como
y olivos, señala la a-ltura solemne de ios primeros en contraste con la forma verdaderos paraísos. Caruncho logra revelarnos la belleza apacible de los
de copa de los segundos. AI cultívar un campo de trigo rectangular, revela la paisajes mediterráneos, con sus colores sólidos, su luz intensa y cálida, ias
magia de su color dorado ondeando con los juegos del viento. Además, Ca- temperaturas amables, las ondu-lacíones suaves del terreno, e1 sonido alegre
runcho dispone los elementos de tal modo que la luz ayude a mostrarlos. qlre arranca del follaje una brisa tranquila; una belleza que olvidamos cuan-
Sabe aprovechar las distintas maneras en que cada planta captalaluz, leer do reducimos la nattral.eza a una mera fuente de recursos económicos. Las
cómo el sol de cada estación ilumina el terreno y emplear ios refiejos que se plantas de sus jardines no están ahí simplemente para producir alirnentos:
producen en el agua, ordenada también en estanques geométricos. Al final, están ahí para que las descubramos y para mostrarnos que, cuando nosotros
su cuadrícula es un tablero de juegos de luz. se lo permitimos, la naruraleza se nos revela como e1 paraíso añorado.
100 Eco¿¡nmr J.u-orNrs )\) !

Lo que resulta fasci¡rante de esta manera de trabajar es la relación sentido vitalista como político y metafísico.12 Más al-lá de la pintura, los jar-
tíca que se establece entre 10 tradicional e incluso arcaico y 1o innovador. dines han sido profusamente representados en la litératura, el teatro, la foto-
Caruncho selecciona plantas que nos resultan muy familiares, pero nos las gratía, el cine o la música; mientras que a su vez muchos jardines reales
revela de otro modo, \, sin embargo, el instrumento que utiliza para mos- acogen en su espacio obras escultóricas, lecturas de poesía, representaciones
rarlas de una fo¡ma nueva es la geometría clásica, tal como se ha venido teatrales o conciertos. Su relación con la arquitectura es rcdawa más inteosa.
empleando t¡adiciona-lmente en el arte. El resultado son jardlnes que nos De esa m¿nera, los jardines no solo conectan el arte y la naturafeza, sino que
sorprenden y al mismo riempo nos accsen como el hogar más familiar. Creo llevan la conexión más aliá de la jardinería, hasta el resto de disciplinas arns-
que Caruncho logra con los jardines lo mismo que consigue Richard Long ticas.
con sus esculturas.
Si hemos dicho que un jardrn es un hogar, Caruncho crea obras de arte
que son hogares. Es deci¡ refugios donde hallar protección y serenidad, 8,6. L¡. APRECIACIÓN ESTETICA DE LOS JARDINES Y EL OLOR

donde pasear en caLma, retirernos a descansar, reencontrernos a nosotros


mismos y reencontrar alanaturaleza. Pero es fundamental añadft qLle sus Los jardines, tanto si son obras de arte como si no lo son, regalan experien-
jardines tienen todavía otra dimensión de signíficado, porque Caruncho los cias estéticas profundas. Esas experiencias estéticas tienen lugar mient¡as
diseñamos y cultivamos nuestro jardín, aunque solo sea un patio o una terra-
reivindica como el hogar de la filosofia, el espacio que mejor puede acoger el
za, y también cuando visitamos los jardines y parques que otras personas
pensamiento y el debate. La formación filosófica de Caruncho le descub¡ió
crean y cuidan, desde los más senciilos a los más sofisticados. Y aquí regre-
que la filosofía clásica reiündicaba el jardín como el lugar donde encontrar-
samos de nuevo a la cuestión de la plurisensorialidad, al plantearnos de qué
se para pensar y dialoga¡ y revelaba así el vínculo entre la belleza de un jar-
manera participan nuestros diferentes sentidos en la apreciación de los jar-
dín y la búsqueda se¡ena de conocimiento, Ese es un vínculo que queda
dines.tr
además reforzado 'aI elegir como lenguaje {undamental del jardín 1a geome-
En las primeras páginas de su Crítica del Juicio, Kant se ocupa de la apre-
tría, es deci¡, el mismo lenguaje que se emplea para intentar comprender el
ciación estética del jardín. Asumiendo Ia jatánería como afte, Kant la agru-
orden de la naturil,eza. Pasear por esas cuadrículas con 1as que el jardinero pa junto con -la pintura, la escultura y la arqütectura, y sostiene que la apre-
ha descompuesto y articulado el carácter de un paisaje invit¿ inevitablemen-
ciación de estas artes consiste en la apreciación de su forma, es decir, el
te a meditar sobre el orden del cosmos. El jardín se constituye, una y otra patrón formal que el artista ha creado y que se percibe con el sentido de Ia
vez, como microcosmos, como início de un üaje en busca de significado. vista.la En un pasaje posterior del hbro, defiende que el jardín es una subcla-
Afirmar que un jardín es el lugar más adecuado para hacer filosofía tiene se del arte de la pintura y, que como tal, se cre¿ para ser visto. Kant añade
profundo sentido, porque ese jardín que cuidamos como un hogar nos inü- que el sentido del tacto no participa de la apreciación estética de un jardín,
ta a planteamos cual es nuestro lugar en lanatu'il,eza, cuál es el sentido de porque no permite percibir su forma.15 Al olfato ni siquiera lo menciona.
nuestra vid¿. Esa idea es tan antigua como la mísma filosofia y probablemen- Por supuesto, Kant es consciente de que un jardín es un entorno multi-
te anterior; fue importante para el pensamiento cIásico y desde entonces ha sensorial y especialmente lleno de aromas, pero considera que los olores no
experimentado olvidos y redescubrimientos en sucesivas épocas y corrientes pueden ser objeto de apreciación estética, como ya explicamos en el segundo
culturales. Hoy necesitamos defenderla de nuevo, como hace Caruncho. De capítulo. Los olores pueden ser agradables, pero no bellos; despiertan placer
ese rnodo, el jardín aúna sentidos: en él cultivamos la búsqueda del hogar, en biológico, pero no placer intelectual. Kant está defendiendo una estética
él buscamos eI paraíso añorado, en él nos embarcamos en el viaje de la filo- profundamente racional, parula cual la belleza se halla en el orden matemá-
sofía. tico que existe en Ia natoru).eza, que el artista recrea en sus obras mediante la
La capacidad del jardín para acoger significados, evocaciones y esperan-
zas lo ha conveftido también en motivo de inspiración para otras artes. La r2 Clare A. P §fillsdon, Impressionist Gardens (Edimburgo: Narional Galleries of Scot-
pintura de jardines es prácticamente un subgénero dentro de la pintura de land,2010).
paisaje y en algunos momentos ha tenido un papel fu¡damental en la hístoria 'r Este apartado contiene algunas ideas que aparecen desarrolladas con más detalle en:
Marta Ta{alla, «Smell and A¡osmia in the Aesthetic Appreciation o[ Gardens>r, Contemporary
del arte. Habría que rnencionar especialmente que fue uno de los temas
Aestbetics, vol. L2 (2014) [en línea]. Disponible en: http://www.contempaesthetics.org,/new-
centrales de la pintura impresionista, que no solo tomó jardines y parques volume/pages/article. php ? articlelD=697
como laboratorios donde explorar laluz y el color, sino que supo reflexionar 1o Kant, Crítica del luicio, op. cit., S 14.
sobre los significados del jardín como hogar, paraíso y retiro, tanto en un » Kant, Crítica delluicío,op cit.,S51.
)02 Eco¡¡*r¡¡¡r J.uonrres 30)

forma y que se aprecia con el sentido más intelectual de todos: 1¿ vista. Si unos columpios y una zona de plantas aromáticas. Lo interesante es que las
tesis kantiana fuera correcta, una persona sin sentido del olfato no sufriría hierbas aromáticas estén ubicadas de tal modo que, gracias a las corrientes
oirrg* impedimento para apreciar un jardín: no se perdeía nada fundamen- de aire, los visitantes puedan olerlas desde la entrada del jardín, antes de
tal. Y, al mismo tiempo, una persona sin senrido de la vista sería incapaz de verlas, antes de saber dónde están. El aroma de esas plantas ll,amaúla ateÍ\-
apreciar las cuaLidades estéticas del jardín, por mucho que pudiera experi- ción de los visitantes prometiéndoles una mayor variedad de especies de las
mentarlo con el oído, el olfato ortonosal, el tacto, el equilibrio, el sentido de que pueden ver y los rnvitará a recorrer el jardín en su busca. De esa manera,
la temperatura... ¿Es correcta la tesis kantiana? el olor dará orientación y perspectiva al jardín, impulsando al público a re-
Creo que Kant acierta en una idea y se eqüvoca en otra. Creo que tiene correrlo en una dirección parricular. Este uso de1 olor result¿ similar a atraer
razón alponer la forma en el centro de ia apreciación estétíca. Si considera- la vista y el oído hacia un deterrninado punto, por ejemplo, diseñando un
mos un jardín como una obra de arte, la forma es precisamente uno de los largo paseo arbolado y colocando al final una fuente. Pero lo enriquecedor
factores que 1o convierte en arte, e incluso en jardines que no tienen preten- de combinar diversos sentidos es que se pueden ofrecer experiencias más
siones artísticas la forma es un elemento fundamental, pues di{erencia el complejas en que algunos elementos son percibídos por un sentido antes que
¡ardín de un pedazo de naturaleza salvaje. Sin embargo, creo que Kant se por otro, de tal modo que la estructura del jardín se va descubriendo paula-
equivoca al defender que tan solo el sentido de la vista es capaz de apreciar tinamente. En estos casos, el ol{ato contribuye a que laforma del jardín se
ia forma. Después de hablar con jardineros, leer decenas de críticas de jardi-
experimente de manera progresiva, como una búsqueda.
nes artísticos y üsitar todo tipo de jardines y parques, me parece razonable
Veamos otro caso posible. Imaginemos que un artista quíere diseñar un
sostener contra Kant que, al menos en algunos casos, el olor contribuyeadar jardrn que o{rezca experiencias de intimidad y retiro. Para ello, da a ese jar-
forma a un jardín y, en consecuencia, la capacidad o incapacidad de oler i¡-
dín la fo¡ma de una serie de habitaciones, creadas con altos muros densa-
fluye en el aprecio estético. Mi experiencia como anósmica es que, a1 no
mente cubiertos de vegetación y separadas unas de otras por arboledas y
poder oleq mi percepción de Ia forma de algunos jardines es más pobre.
prados. Cada una de las habitaciones tiene las paredes cubiertas por una
Dar forma a w jardín no solo significa trazaÍ ún diseño, sino también
especie distinta: híedra, madreselva, jazmio, vid, rosas . . . e incluye un banco
elegir qué plantas se colocan en cada lugar. Las especies son seleccionadas y
o unas sillas, y qttzásuna fuente o un estanque. También podríamos plantar
ubicadas en una parte u otra del jardín siguiendo diversos criterios. Por un
un árbol del que cuelgue ul columpio. El tamaño reducido de los espacios,
lado hay criterios prácticos: se trata de elegir las plantas que meior se adap-
el color y las texturas de las plantas y el sonido del agua son elementos que
tarán a ese clima, ese régimen de lluvias y vientos, el típo de tierra, la canti-
contribuyen a crear esos paraísos diminutos que protegen al visitante del
dad de sol y también la vecindad del resto de especies elegidas, Y por otro
lado hay criterios estéticos:la forma, el color, la textura, el período del año
mundo exterior y 1e ofrecen un espacio en el que entregarse a \a calma, a
descansar, charlar, leer o meditar. El olor es un elemento fundament'Á. pan
en que florecen y dan fruto, \a rapidez de crecir¡riento, cómo se mueven al
viento, el sonido que producen, ei perfume que regalan" Algunas plantas son mostrar la forma de esas habitaciones: cuando ei visitante entra en una de
elegidas, entre otras razones, por su olor. Las llamadas hierbas aromáticas elIas, la fragancia de las plantas 1o reclbe y rodea, subrayando la sensación
(romero, tomilio, albahaca, menta, laurei, lavanda..,) tienen un papel impor- de entrar, la experiencia dela inmersión. El aroma de las plantas tiene la
tante en muchísimos jardines mediterráneos, ¡z lo tienen, sobretodo, por su capacidad de llenar un reci¡¡o y conferirle una tonalidad determi¡ada, como
aroma. Lo mismo sucede con otras especies como los diversos tipos de jaz- si lo tiñera con un color, y de ese modo hace que el visitante se sienta dentro
mín, la madreselva, la glicinia o el naranjo. El olor de esas plantas puede de ese lugaq 1o que ayuda a percibir la forma del jardín.
contribui¡ a dar forma a un jardín, porque según dónde se las ubique gene- Si e1 visitante no puede oler, ia fragancia de las plantas no refuerza Ia ex-
ran efectos distintos. periencia de la inmersión. Por ello, las personas anósmicas tendríamos una
Por ejemplo, imaginemos el siguiente jardín. Cuando nos situamos en la experiencia más pobre de ese jardín, y en general experimentamos menos la
entrada vemos delante de nosotros un conjunto de colinas, unas más aitas intimidad y Ia inmersión en jardines y parques. Quien mejor permite corn-
que otras, que nos impiden tener una visión global. Sabemos que tendre- prenderlo son las personas que han perdido el olfato en la vida adulta. Una
mos que ir subiendo a esas colinas y que desde cada cima iremos descubrien- de sus principa.les quejas es que sienten que el mundo se ha alejado de ellas,
do una parte del diseño. Las únicas plantas que podemos ver d€ momento que hay a.lgo que las separa de la realidad, como si 1a rniraran a través de un
son pinos y diferentes arbustos, un encantador pinar que trepa por las coli- cris¡al. Creo que lo que describen es una percepción en que la vista ha toma-
nas hasta su cima, ofreciendo una impresión uniforme. Sin embargo, Ias co- do primacía al no estar compensada por el olfato ¡ a1 ser la vista un sentido
linas ocultan sorpresas: entre ellas se esconde un estanque, un laberinto, de la distancia, todo parece est¿r un poco más alejado.
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Gra mane¡a de explorar las interrelaciones entre forrna y olor es la Algunos de esos cambios son más o menos predecibles y se puede plani-
te. Como ya hemos dicho, la fbrma es la estructura racional que el ficar la forma ¡z el cuidado del fardín teniéndolos en cuenta. Sin embargo,
apbc^ a un pedazo de tierra ¡ sin embargo, para lograr que la tierra fetenga otros suceden de manera inesperada. De hecho, una de las principales carac-
esa fom)a, el jardinero debe cuidar regu.larmenre el jardín. Hay que mantener terísricas del jardín es que nunca deja de sorprendernos y, por ello, pensar el
las plantrs con buena salud y relorzat el diseño limpiando, ordenando, podan- jardín desde la 6.losofía es, en gran medida, celebrar su capacidad para asom-
do, sembrando. Esta necesidad de curdado constanre se debe a que el jardín brarnos, para regalarnos experiencias estéticas con las que no contábamos,
se caracteriza por una temporalidad efÍmera: un jardín siempre está cambian- como afirman en los libros ya mencionados Mara Miller o David E. Cooper'
do ynunca podrá considerarse una obra de ane acabada. Un jardín no puede El viento o los pájaros pueden traer semillas de plantas que el jardinero
finaliza¡se jamás, como sí se termina de crear una pintura o una novela; pero no había seleccionado y que acaban creciendo en cualquier rincón. El jazmr,r
puede morir, como mueren los seres humanos y otros animales, como mueren que cultiva el vecino en su parcela puede colarse en la nuestra por una ren-
las plantas que 1o conforman. Así, en el jardín encontramos un contraste suge- dija en Ia pared que las separa. Los pájaros pueden anidar en el jardín y lle-
rente entre la forma como idea raciona-l, consistente en ufia serie de propor- nado de revoloteos y cantos, que serán muy diferentes según la especie. Co-
ciones matemáticas y estructuras geométricas que permánece en los planos del nejos, topos, Iatones, zortos o e¡izos pueden venir de visita o íncluso
jardinero o en su mente, y la forma encarnada en los procesos vitales del jar- quedarse a üvir. Una araña puede tejer una enorme tela justo en un lugar en
dín, que la uida y muerte de las plantas van deshaciendo. que la primera luz del día la hace b¡illar, como si fuera el despenador lumi-
Los cambios que tienen lugar continuamente en un jardín son de tipos noso del jañn. Un lagarro puede adoptar la costumbre de posarse en una
diferentes. Podemos tratar de hacer una lista, aunque algunos se superponen: lánparu, que proyectará su silueta ampliada sobre la pared. IJn día, Ia pisci-
na puede amanecer habitada por ranas. Una avispa puede venir a cortar
¡ Procesos vitales de las plantas: nacimiento, crecimiento, floración, apa- pedazos de hojas para hacerse su nido. Insectos de los más variados tipos y
rición de los frutos, dispersión de las semillas, decaimiento, muerre, formas pueden instalarse en las plantas y a veces dañarlas. Las urracas pue-
putrefacción" den robar los adornos de colores que habíamos colgado de un árbol. La
. E[ ciclo anual de las esraciones. madreselva puede extenderse rápidamente hasta la otra punta del iarün y
. El ciclo hinar, del cual depende que las noches estén más o menos enrollarse en el limonero.Para Cooper, algunas de esas sorpresas pueden
iluminadas. regalarnos experiencias estéticas profuridas e incluso convencernos de mo-
. El ciclo del día y la noche, con sus cambios de luz y temperatura. üficar el diseño. Por ello, defiende que un buen jardinero necesita una acri-
. Los cambios en el tiempo meteorológico. tud especialmente abierta, que él denomina «receptividad creativ»> tomando
. Interacciones entre diferentes animales y el jardín: pájaros que anidan, prestado el término de Gabriel Marcel.16
repdles que toman el sol sobre el muro, mamíieros que entran de visita Un jardín es un lugar privilegiado donde experimentar el paso del tiempo
o se construyen su madriguera, anfibios que se reproducen en el estan- y las distintas velocidades de los ciclos naturales. En cieno sentido, podemos
quer peces que nadan en el lago, iosectos que fertilizan las flores o se considerarlo un mirador de la transitoriedad. Por ello, algunos pensadores
comen las plantas, lombrices trabajando en la derra. han defendido la afinidad entre la jardinería y 1a música y comparado los
¡ Fuentes y arroyos. ritmos que encarnan.lT Y, sin embargo, entre la música y el jardín hay una
¡ Elementos inorgánicos del lardín que se van viendo afectados por la gran diferencia: aunque ambos cambian constantemente y así nos permiten
lluvia, el viento, el granizo,la nieve, los cambios de temperatura; por contemplar el paso del dempo, la música cambia siguiendo Ia forma que el
ejemplo, estructuras de madera que se estropean. coolpositor y los músicos han decidido, mientras que el jardín, a menudo,
o La tendencia del jardín, por todas las vías acabadas de mencionar, a cambia por sí mismo contra la voluntad del jardinero.
borrar la forma impuesta por el jardinero. Así, la forma de un jardín se caracteriza por dos factores: la plurisensoria-
o Los esfuerzos del jardinero por maotener la forma. lidad y la transitoriedad, y 1o más interesante es cómo se tejen las relaciones
¡ Las rectificaciones del jardinero respecto de la forma por él diseñada: entre ambos. La vista nos muestra cómo carnbia lalr¡z a lo largo del año,
porque ha detectado errores o porque se deja convencer por el jardín cómo ilumina de manera distinta las plantas, suavizando o fonaleciendo sus
para respetar su espontaneidad, por ejemplo, aceptando plantas que
aparecen sin que lashaya sembrado. tó David E. Cooper,,4 Pbilosopfu of Cardens, op. cit., p. 116.
¡ El hecho de que el jardinero y los visitantes suelen experimentar el t7 Ismay Barwell yJohn Powell, «Gardens, Music, and Time>>, en Dan O'Brien (ed.),
jardín moviéndose por é1, recorriéndolo en todas direcciones. Gardening. Pbilosophy for Eueryone, op cit , pp.135-141 .
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colores, úazatt¿o sombras más cortas o largas; vemos cómo el otoño mensajero adecuado para comunicar un¿ muerte. En cambio, como ya ha-
el jardín de hojas caídas y colores cálidos, como si ese manto rojo y dorado bÍamos comentado más ariba, sin el sentido del olfato, la percepción de la
quisiera proteger la tierra del frío que comienza; oímos lafuerua del viento, rnuerte no impresiona igual y resulta más distante y serena. Lo que percibi-
Ios repiqueteos de la lluvia y el granizo; oímos a los animales que nos üsitan; mos a través de la vista y el oído es básicamente ausencia de vida: vemos que
tocamos 1as plantas y las medimos en relación a nuestro cuerpo para com- el animal no se rnueve, oímos que no produce ningún sonido. Percibimos su
probar cuánto han crecido; gustamos ias moras todavía ácidas y luego ya inmovilidad y su silencio. Pero, en cambio, lo que percibe el olfato es el olor
maduras; percibimos en todo nuestro cuerpo los cambios de temperatura, del cuerpo en putrefacción, de cómo se descompone, y esa percepción es
tocamos la tiena cálida o frÍa, jugamos con la nieve, tompemos Ia superfície doiorosa en sí misma.
helada del estanque. Sin embargo, el olor tiene una capacidad especiai para Aún más, es posible diseñar jardines específicamente para estimu.lar el
acompañar los cambios al ser é1 mismo tan vo1átil y capaz de fusionarse, sentido del oifato, pensados como un recorrido por distintas fragancias. En-
transformarse, mezclarse. Un olor no pefinanece estable, sino que posee una contramos un buen ejemplo en 1a Red de Parques de ios Aromas, un coniun-
idenúdad fluida, lo que le permite expresar la identidad rransitoria del jar- to de jarünes que se extienden por distintas poblaciones de Cataluña. El
dín. Y por e1lo, el jardinero puede emplear los aromas de las plantas para primero surgió en 2007, actualmente ya son veintidós y el proyecto de sus
diseñar la forma de un iardín de tal modo que muestre con clandad los ciclos creado¡es es liegar a unos cincuenta, repanidos por todo el territorio catalán,
naturales y e1 carácter efímero de los procesos vita.les. y expandirse también a otros lugares.18 Los parques están ubicados en zonas
Un jardín puede ser diseñado como un calendario aromático si seleccio- rurales, en espacios atractivos que son tenidos en cuenta en el diseño, de
namos plantas que florecen y fructifican en distintos momentos del año ofre- modo que cada jarün quede estéticamerte vinculado con el entorno que 1o
ciendo una variedad de fragancias. La idea es muy antigua y Ia hailamos acoge. Visitirrlos ofrece una experiencia multisensorial en la que se estimula
tanto en jardines sofisticados, por ejemplo el iardín de Monet en Giverny, especialmeote el sentido del olfato. Pero esta red de parques no solo ofrece
como en los más amateuts. Taies ¡ardines cumplen un¿ fu¡ción anamnética visitas, sino también talleres en los que se enseña a cocinar y confeccionar
en las grandes urbes, porque en ellas la gente fácílmente pierde el sentido de productos artesanales con las hierbas aromáticás. La mísma red de parques
los cicios naturales y olvida qué flores y frutos son propios de cada estación. elabora una iínea propia de productos, desde licores hasta cosmética. Así,
Un jardín planificado como caiendario permíte redescubrir 1os diferentes esta red de parques de arornas combina la idea de1 jardín como fuente de
momentos del cicio anual y disfruta¡Ios con todos ios sentidos, asociando experiencias estéticas plurisensoriales con la idea del huerto productivo ylo
cada etapa con determinados colores, olores, sonidos, texturas y formas. hace además desde criterios de producción ecológica.
Para una persona ciega, un jarün diseñado como un calendario aromático Pero todavía podemos preguntarnos por otro papel del olfato aún más
puede generar una experiencia estética valiosa. Le ayudará a percibir los sofisticado. Decíamos más ariba que la forma es uno de los factores que
cambios que tienen iugar en el jardín y así podrá reconocer cada planta que conüerte un jardín en una obra de arte; otro de ellos es el significado. Una
florece o da fruto por la fragancia y asociarla con ese momento del año' Dado de las características fundamentales de cualquier obra de arte es que debe
que el olfato tiene una conexión tan profunda con la memoria, ios olores son significar, debe decir algo,ya sea afirmar, negar, sugerir, preguntar, criticar,
estímulos adecuados para recordar el orden de los ciclos naturales. Así, Ios evocar, irontzar, denunciar... ¿Puede el olor participar del significado de un
aromas de un jardín no solo ofrecen placeres subjetivos y corporales, como jardín?
creía Kant, sino que ordenan 1a experiencia temporal de un ¡'ardín. El significado de los jardioes es el tema al que Stephanie Ross dedica el
El olor también subral,a otros cambios más efímeros, como puede ser la libro fascinante que ya hemos mencionado: Wbat Gardens Mean. En él visi
lluüa, que altera 1os aromas y revela el momento particular como un instan- ta algunos jardines ingleses del siglo x\,TII para describír en detalle los com-
te único. Así, el olfato recuerda que la experiencia estética de un iardín es plejos mensajes que contienen. Según Ross, jardines como los de Twicken-
siempre la experiencia de 1o pasaiero, de 1o que no podernos retener, de 1o ham, Stowe, Stourhead o \West Wycombe ofrecen signi.ficado de una forma
que nunca vuelve a ser exactamente igual, de io que üve en conslante trans- similar a como 1o hacen los poemas, pues en ellos encontramos sofisticados
formación. Por el contrario, cuando no se posee el sentido del oJfato, el jar- discursos sobre literatura, política, érica y religión. Los significados de tales
dín parece menos cambiante y más estable, más permanente.
jardines no son evidentes: a menudo lo que se percibe son enigmas que es
Cuando aJgún animal muere en nuestro jardín, el olfato suele ser quien
primero a.lerta de 1o sucedido. Si el olor es tan fuefie que provoca una sen- 18 hnp//parcdelesolors.com/ Agradezco a la bióloga y diseñadora de jardines Carme
sación bíológica desagradalle, reforzaú el mensaje de que u¡a vida ha cesa- Farré que me los descubriera, y también las inte¡esantes conversaciones que hemos tenido
do. La peste resulta molesta como el dolor y esa sensación incómoda es el sobre e1los y en general sobre jardinería.
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neces¿rio descifrar. La clave está en conocer los referentes de la cultura Aunque estos no son ios sentidos centrales para los cuales se diseñan los
sica evocados en e1los y, por tanto, solo el «lectoo> suficientemente eruüto jardines, existen tradiciones muy antigues que juegan con ellos. En la jardi-
srbrá «leerlos». Comprender esos jardi,nes exige ei mismo tipo de conoci- nería japonesa es frecuente trazar senderos en los que e1 visitante ha de pres-
mientos que comprender obras arquitectónicas, pictóricas o poéticas, 1o que tar atención a dónde pisa para no tropezar, Io que le obliga a caminar más
sitúa el iardtn a Ia altura de estas otras artes en cuanto a la riqueza de su despacío. Es una invitación a romper con los automatismos cotidianos y to-
conterido. mar conciencia de nuestro cuerpo y sus movimientos. Así, por ejemplo,
Una podúa creer que el diseño de jardines con significados tan barrocos cuando se diseña u¡ camino de baldosas, se las coloca de distinto tamaño y
es una tradición que se perdíó en el pasado, y sin embargo actualmente se forma para que uno tenga que concentrarse en el acto de caminar. De la
siguen diseñando jardines así. El arquitecto CharlesJencks ha creado algu- misma manera, cuando se diseña un puente paru ctuzar un arroyo, se riende
nos jardines en los que reflexiona sobre los conocimientos científicos, que a sugerir una cierta sensación de inseguridad. En la jardiaería occidental no
trata de explicar y celebrar mediante sus diseños. Por ejemplo, su obra Célu- es frecuente emplear esos elementos, pero sí en camL,io incluir columpios y
las de Vida (20ü-2010) para el parque de esculturas lupiter Artland, enlas laberintos. Sin embargo, normalmente estas apelaciones a la propiocepción,
afueras de Edimburgo, recrea la forma de una célula y su proceso de repro- ia kinestesia y el equilibrio se realizan para inducir experiencias positivas,
ducción. Su c¡eación más conocida es el lardín de la Especulacióru Cósmica, que nos i¡viten a.l juego o bien a la calma. Y 1o que resulta origina-l en el di-
que diseñó en 1990 con la expefia en jardinería china Maggie Keswick en su seño de Libeskind es estimular a t¡avés de esos sentidos experíencias profun-
casa de Escocia. En é1 reflexionan sobre las leyes de la naturaleza y preten- da¡nente nega¡ivas.
den ilustrar algunos principios de fisíca y biología. En el Líbro que Jencks ha El diseño de Libeskind para este jardín está en consonancia con su diseño
escrito sobre su jardín,le a6rma que su intención era celebrar descubrimien- del museo. La propuesta arqütectónica es fascinante, porque Libeskind dio
tos científicos mostrándolos mediante metáforas que pudieran percibirse de al edificio del Museo Judío de Berlín la forma de una estrelia de David frag-
manera sensorial. Y lo que nos interesa aquí es que este jardín incluye un mentada, 1o que le confiere una estructur a de zig-zag, una forma angulosa y
pequeño Jardín de los Sentidos, en el que una serie de plantas dispuestas en Lrn aspecto desconcertante. La fachada de zinc está atravesada por una ma-
formas simbóiicas y acompañadas por esculturas pretenden celebrar los cin- raña de cortes que parecen heridas: son ventanas, pero al verlas nos damos
cos senddos clásicos. De hecho, para apreciar ese jardín de manera compie- cuenta de que no responden a una pauta evidente, Io que produce una sen-
ta hay que emplear los cinco sentidos tradicionales, 1o que inclwe el olfato. sación de confusión. Desde fuera, es imposible adiünar la estructura interior
Aunque eJ.lardín de los Sentidor es rin proyecto modesto, demuestra que r¡¡ del edificio. Cuando el üsitante entra en el museo, enseguida se da cuenta de
jardín artístico puede contener un significado que se transmita de manera que está diseñado para generar una desagradable sensación de desorienta-
plurisensorial. ción, que es la más adecuada para atender al contenido que se nos ofrece: la
histcria del pueblo judío y especialmente la persecución sistemática organi-
zada por los nazis y el genocidio. Cuando ya hemos acabado de visitar el
8.7. EeuLBRro, pRoprocEpcróN y KINESTESTA museo, la única salida nos obJiga a atravesar el jardín, que pretende comuni-
carnos 1o que signífica no tener otro camino que eI exilio.
Si buscamos jardines contemporáneos llenos de significado, uno de los más El suelo del jardín está incLinado y en él se alzan cuarenta y nueve colum-
creaúvos es el que diseñó Daniel Libeskind para el Museo Judío de Berlín, nas de hormigón de seis metros de altura dispuestas en cuadrícula, igualmen-
11,amado lardín E T. A. Hoffmann del Exilio y la Emigracióa, que fue inaugu- te inclinadas, entre las que uno debe encontrar el camino y la salida. La incli-
rado en 1999.20 Este jardín es sorprendente por varios molivos. Cuando pen- nación del suelo y de las enormes columnas crea una sensación de pérdida de
samos en jardines, tendemos a imaginarlos bellos, pues la inmensa mayoría equilíbrio y desorientación en Ia que no es posible hallar un punto de refe-
lo son. Sin embargo, Libeskind demostró que se puede diseñar un jardín que rencia. Además, el tarnaño de las columnas resulta opresivo. Dentro de cada
nos provoque una experiencia de fealdad, incomodidad y desorientación. Y, una crece un Quercus phellos, un roble rojo de hoja de sauce, que asoma sus
además, lo hizo apelando de manera sugerente a nuestros sentidos de la ramas por la parte superior, más all,á del a.lcance de los visitantes. El jardín
propiocepción, la kinestesia y el equübrio. puede evocar ideas diversas: un bosque petrificado, los barrotes de una cár-
cel, pero todas ellas tienen que ver con la angustia qlle genera. El único aliüo
parece hallarse si miramos hacia arriba y vemos ese techo donde se unen las
le Charles Jencks, Th e Garden of Cosmic Specula¡zba (Londres: Frances Lincoln, 2001 ). ramas de los árboles, a los que, sín embargo, no tenemos acceso. No pode-
20 Bemhard Schneider, Dazre I Libeskifl¿. Jeuzsh Museum Beiin (lvf unich: Prestel, 1999) mos tocar sus tfoncos con las manos, no podemos ver de ellos más que unas
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cuantas ramas superiores y no podemos afzarnos hasta ellas. Es un jardín ques y aniculado en torno a paseos arbolados. De hecho, ese diseño fue una
no nos permite tocar las plantas,1o que genera una sensación de privación. de las razones fundamentales por las que me instalé en é1. Sin embargo, en
Merece la pena subrayar de qué manera juega Libeskind con nuestros senti- cuestión de pocos años, un día iba caminando por ia cal1e y de repente tro-
dos: por un lado, nos priva de las sensaciones táctiles de las plantas y, por pecé. Cuando miré a.l suelo, vi que las raíces de u¡o de los álamos, que había
otro, pone a prueba nuestro equfibrio en un espacio donde todo está torcido crecido rápido y estaba espléndido, habían comenzado a quebrar Ia acera.
y no tenemos prirrtos de referencia. Por ambas vías, Libeskind nos está comu- En los siguientes meses y años, prácticamente todos los álamos, que crecían
nicando sensaciones que son a su vez mensajes políticos. Nos está describien- fuertes y hermosos, rompieron las aceras.
do lo que sígnifca e1 exiiio forzado: perder la orientación, perder el equili- En realidad, la experiencia estética que provocaban era deliciosa. Permi-
brio. Estar en un lugar en el que no queremos estár, pero del que no es fácil tían hacer visible Io que normalmente no 1o es, la vida ocrilta y subterránea
salir. Esta¡ en un lugar donde es imposible echar raíces, donde es imposible de las plantas. Y esas raíces que emergían, además, lo hacían con formas
disfrutar de los placeres de la üda, ni siquiera intenrar hacer üda normal, ni bellísimas, revelando que 1os árboles son tan hermosos en su parte inferior
siquiera sentarse a la sombra de un árbo1 en un rincón agradable. como en su parte superior. Es cierto que al caminar por las aceras había que
El diseño de Libeskind es un ejemplo paradigmático de la profundidad vigilar para no tropezar, pero si recordamos la tradición japonesa de diseñar
de sígnifcado que puede llegar a albergar un jardín, aunque en este caso sea los ;'ardines de tal manera que el visitante tenga que mirar dónde pisa, se
a costa de sacrificar su belleza y a costa de dar un trato los árboles que podía asumir esa experiencia como una invitación a andar de forma más
tampoco parece muy amable. En rea.lidad, podríamos sostener ^ que el jardín atenta y calmada, prestando atención al propio cuerpo, aI ritmo de caminar
de Libeskind ha dejado de serlo, porque su autor ha roto el compromiso de y al entorno. A-l mirar al suelo para no caeq teníamos la oportunidad de ob-
cüdar las plantas io mejor posible. Y quizás es precisamente por ello que nos servar las formas sugerentes y bellas de las raíces rompiendo el asfalto. Que-
transmite esa sensación de expulsión, de pérdida del hogar y desesperanza. braban las aceras dibujando en ellas curyas sinuosas y ramificadas, que con-
Libeskind demuestra que un jardín puede ofrecer significados poLíticos com- ffastaban con el trazado recto de las calles. Mostraban su textura leñosa
plejos y que puede hacerlo apelando a aqueilos sentidos considerados meno- emergiendo entre el asfalto duro y fío. En las largas tardes de verano, Ia luz
res. Sin embargo, no creo que ello merezca el precio que pagan 1as plantas cálida del sol intensificaba el conraste de formas, texturas y colores. Con el
encerradas en las columnas, y habúa sido más sabio emplear escu-lturas en paso del tiempo la situación aún mejoró (o empeoró, según 1a opinión mayo-
vez de plantas reales. ritaria de mís vecinos), porque a tr¿vés de las aceras quebradas comenzaron
Más allá del ejemplo que acabamos de analizar, en jardines sencillos y a crecer nuevos árboles. Erala {lrcrza y la vitalidad de la naturaleza redise-
cotidianos también podemos tener experiencias interesantes en las que en- ñando la ciudad. Como ya se puede imaginar, la presión de1 vecindario llevó
tren en juego la propiocepción, la kinestesía y el equilibrio. Una de ellas a1 ayrrntamiento a tomar un par de decisiones: la primera, talarlamayoría de
tiene que ver con el eje horizontal que define cualquier jardín. La superficie los árboles, y ia segunda, reparar el asfalto. Desde entonces, el barrio es más
de la tierra divide la parte del jardín expuesta al aire y laluz de 1a que per- aburrido. Ha perdido parte de su personalidad.
manece oculta. En la parte superioq las plantas crecen, florecen, reciben Ia Es cierto que las raíces, que cadavez sobresalían más, comenzaban a ser
luz de1 sol y las visítas de insectos y otros animales. Bajo tierra, Ias raíces se un obstáculo para las personas con movilidad reducida, las personas ciegas,
desarrollan, algunas piantás producen tubérculos comestibles y distintos in- las personas que empujaban carritos de bebé, arrastraban maletas o carros
sectos ayudan a que el suelo esté bien nutrido y aireado. Ahí aba¡o suceden de la compra , yhabia qúe garurrtizar que cualquier persona pudiera caminar
tantas cosas como arriba, solo que no las percibimos. Pero, a veces, esa par- segura. Tener ciudades accesibles es un deber moral incuestionable, un re-
te inferior emerge y llama nuestra atención. Cualqüera que haya cuidado un quisito necesario para construir comunidades realmente acogedoras. Y, sín
árbol sabe que sus raíces, que no vemos, pueden adquirir un tamaño y una embargo, acabar talando tantos álamos plantados pocos años antes es uria
fuerza capaces de destrozar nuestro diseño. De repente un día aparecen en pérdida lamentable y responde a un error de planificación. ¿Qué se hizo
la otra punta del jardín, rompen estructuras de madera, revientan cañeías y malP No parece que los álamos fueran idóneos para calles tan estrechas;
hacen saltar las baldosas. Pueden convertirse en un buen quebradero de otras especies habrían crecido más lentamente y sin dañar las aceras. Por
caÍteza, aunque, si poseemos ia actitud que Cooper define corno «receptivi- otro lado, si trazáramos las cíudades con calles más amplias y no aprovechan-
dad creativa», también sabremos disfrutar de sus sorpresas. do usureramente hasta el último centímetro, habría más espacio p^ra guan-
Cuando me instalé en el barrio en el que vivo, poco después de que ter- tizar unamovüdad segura y cómoda para todos y alavez permitír también
minaran de construido, el ayuntamiento acababa de plantar en las calles que los árboles pudieran crecer sin generar molestias. En ciudades de Esta-
unos preciosos álamos. El plan era diseñar un barrio verde, rodeado de par- dos Unidos, Chile, Alemania o Gran Bretaña he visto barrios enteros pobla-
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dos de árboles enormes con 1os que la gente sabe conviür, pero en los que ción fi.losófica, no deja de ¡esultar extraño que Kant considerara ei senticlo
espacio se sueie distriburr de manem más generosa. Lo que no tiene sentido del ta«o itcapaz de percibir Ia forma de un jardín, porque justamente cuan-
es plantar árboles que van a necesita¡ mucho espacio en calles estrechas. Y do le estamos dando forma, el tacto es fundamenta.l. Las actiwdades básicas
eso afecta tanto a las raíces de los árboles como a su rama,e. En distintas que realizamos al diseñar y cuidar un pedazo de tierra son intensamente
avenidas de mi ciudad hay árboles de cíerta a.ltura, pero, como los han plan- táctiies. Y no se trata solo de que toquemos las plantas, sino que el tacto nos
tado tan ce¡ca de los edficios de uiviendas, las ramas más cercanas son utra permite percibir la textu¡a de Ia tie¡¡a, si necesita más riego o no, si esrá su-
molestia, lo que lleva al servicio municipal de jardinería a podarlos de mane- ficientemente aireada. EI tacto resu-lta necesario a la hora de limpiar, ordenar,
ra desequilibrada. Se coftan las ramas más cercanas a las viviendas y se dejan podar o proteger nuesüas plantas de algunos insectos. Es el tacto quien nos
en cambio las que apuntan hacia la calzada. Lo que eso produce son árboles a:ptda apercibir si un frutal crece más o menos denso, y si quizás deberíamos
fuenemente asimétricos: y no es solo un problema de apariencia, sino de podarlo para que sus ramas tengan más espacio y luz.
equilibrio de los árboles. Ante un fuerte vendava.l, son más inseguros. Cuidar es, básicamente, tocar. De hecho, aprender a cuidar un jardín
Respecto a los álamos talados, el ai,u¡tamiento los sustituyó en unos casos puede entenderse como aprender a tocarlo, O al menos esa ha sido mi expe-
por almeces, que ahora están preciosos, siempre llenos de gorriones, jilgue- riencia. Cuando me i¡stalé en Ia casa en la que vivo, emprendí con ilusión el
ros y estorninos, y en otros casos por melias. No creo que la melia fuera una proyecto de cuidar un patio diminuto que los anteriores propietarios dejaron
buena decisión porque no es una especie autóctona, pero hay que reconocer muy bíen diseñado. Hasta entonces nunca había cultivado un pedacito cle
que se trata de un árboi encantador. Crece con forma de copa y un follaje tierra, así que me dispuse a aprender con la mejor voluntad. Sin embargo,
frondoso, por 1o que da sombra aburdante; tiene r-¡na floración preciosa que me encontré con que cuidar un jardín implica hundir las ma¡os en la tierra
llena las calles de púrpura y lila y produce unos racimos de frutos amarilios y la hojarasca sin saber lo que te vas a encontrar. AJ principio, el temor a no
que persisten durante el invierno y compensan la falta de hojas con un poco saber lo que tocaba hacía que no pudiera trabajar sin guantes. No soportaba
de color. Estos árboles, procedentes del sudeste asiático, se han conveftido mover un tiesto, arreglar la hojarasca o podar las trepadoras y encontrarme
en los preferidos de las hermosas cotorras ar¡¡entinas, que son también una tocando todo tipo de lombrices, orugas, gusanos, babosas, caracoles, escara-
especie desplazada por los negocios y caprichos humanos. Así que en mi bajos, arañas, hormigas y demás. No quería hacerles ri.gúr, daño, pero tam-
barrio ahora tenemos árboles asiáticos poblados por aves ladnoarnericanas poco me hacía ninguna ilusión tocarlos. Por no hablar de las veces que, ai ir
conviüendo con la flora y la fauna local. El paisaje es bien ext¡año. Insisto a coger la manguera, casi agaré a la salamanquesa que tenialatozuda cos-
en que creo que deberíamos cuidar lafl.oruy la fauna propias de cada ecosis- tumbre de ponerse justo al lado. Cuando en primavera el rosal se llenó de
terna, pero, ya que hemos traído aquí a estos miembros de especies de otros falsas orugas, el limonero se lienó de pulgón y la adelfa de pulgón amarillo e
lugares contra su voluntad, se merecen el mejor trato posible. Como el lector intenté liberar a las piantas sin emplear insecticidas, tuve que armarme de
ya puede imaginar, algunos de mis vecinos continúan protestando, porque valor para ir limpiándolas hoja por hoja. Induso me dediqué a leer sobre los
los abundantes frutos de las melias caen a.l suelo y estorban. Por supuesto, si orígenes evoludvos del asco que sentimos hacia algunos insectos para poder
uno quiere protestar, siempre encuentra motivos. Protestar es más fáci.l que decirme a mí misma que no querer tocarlos respondía a la profunda sabidu-
observar, aprender y apreciar. ría con que nos ha dotado la evolución. Y de hecho parece sensato: si uná
No voy a entrar aquí en el debate sobre las especies exóticas que pueden persona siente un poco de asco hacia los insectos y se los quita de encima
ilegar a causar daños a las autóctonas, porque es un problema complejo que rápidamente, ewtará que le piquen o se metan en su comida.
necesitaría mucho espacio. Pero lamento que se las liame «invasoras>>, como si Sin embargo, con el paso del tiempo, comencé a sentirme fascinada por
la culpa fuera suya. Cuando una especie exótica produce daños a una especie cada uno de los insectos que encootraba, a admírarios e incluso a quitarme
local, en ¡ealidad, Ias dos son víctímas y la única especie culpable somos noso- Ios guantes para tocarlos. Poco a poco, ensuciarme las manos con la tierra y
tros. Pero, como decía, este es un debate demasiado complejo para abordarlo la hojarasca, tocar cada una de las plantas, se conrrirtió en una necesidad y en
ahora; dada la diversidad de la casuística, necesitaría un libro para él solo. un ritual. Después de la lluvia, mirar si aiguna lombriz ha quedado atrapaáa
eola zona de baldosas y devolverla ala tiena se ha hecho tan norma-l que
también 1o hago cuando voy por la calle. Recolocar caracoles que están en
8.8. CuroaliARDINES y sENTrDo DEL TACTo sitios donde podría pisarlos es un gesto automático. Lo mismo me sucedió
con las plantas que tienen espinas. AI principio, los rosales y los cactus me
Otro sentido importante para percibir un jardín es el tacto, al¡nque afrrmar- pinchaban i¡duso a través de los guantes, pero luego aprendes a cogedos sin
1oimplique contradecir a Kant. Por muy coherente que fuera con su posi- que te arañen. Es decir, el sentido del tacto se puede educar y el asco se
)r4 Eco¡mivmr
J,e,rcrHrs 315

aprende a dominaE de la misma forma en que aprendemos a educar el oído solo unos pasos de la oruga, una araña se mueve afanosa tejíendo su red y
para distinguir el canto de las aves o aprendemo, , ,..orro..r las plantas con
sabes que un gesto tuyo descuidado destruiría un trabajo de horas. Cuando
el sentido de la vista. las plantas florecen, ver llegar abejas y oÚos poJinizadores, observarlos revo-
El sentido del tacto depara numerosos placeres, porque cada planta tiene lotear y escuchar su intenso y dulce zumbido resulta embriagador.
una textura distinta. Miras un níspero y parece que esas hojas gruesas de Los pá;'aros, que vienen cada día de visita, son intocables. Respeto su
verde atercíopelado deberían ser suaves y blandas, y sin embargo las tocas y distancia, intento ser hospitalaria mostrando que no les molesto, que no es-
son duras y se rompen con facilidad. Aca¡iciar una mimosa es fascínante, toy en su espacío. Parece que he conseguido comunicar bien el mensaje, ya
pues es una de las pocas plantas que reacciona visiblemente a1 ser tocada. que algunos vienen regularmente, y en una ocasión una pareja de mirlos
Tocar una rosa o Lrna flor de ciclamen ayuda a apreciar la complejidad de su llegaron a cilar en un precioso nido dentro del jazmn. ! sin embargo, al
forma. Y para las personas que pueden oier, tocar las plantas impregna las primer mido que comenzó a visitar asiduamente el pado cuando me instalé,
manos de aromas. Los trabajos de curdado del jardín, fundamentalmente y al que observé durante algunos años, me lo encontré u¡ día muerto entre
táctiles, se conyierten con facilidad en experiencias estéticas. la ho¡'arasca, y lo mísmo sucedió años después con otro. En ambos casos, no
cuídar un jardín nos ayuda a percibir sus cualidades sensoriales con ma- pude evitar acariciarlos, como si fuera u¡a manera de despedirios. Es extra-
yor atención y detalle que simplemente rnirarlo y nos regala sensaciones de ño acaricíar rm cuerpo que horas antes estaba üvo, haciendo su vida cotidia-
sintonía con la vida que ahí tiene lugar porque nos implicamos con ella. na, y que de repente está apagado, inrnóvil, inerte. Parece que sostenerlo un
Desde esa actitud podemos valorar las cualidades estéticas del jardín basán- momento en tus mános es dade un úlrimo calor, reconocedo como individuo
donos en el conocimiento y la experiencia. Podemos juzgar la belleza, la con una historia, despedirte de una criatura a la que has visto tantas veces
elegancia, la fuerza de cada planta porque Ia conocemos bien, porque sabe- antes de abandonar su cuerpo sobre Ia tietrapara que regrese a ella de nue-
mos cuáles son las características de su especie, pero también sus caracterís- vo. Colocarlo en un rincón tranquilo para que se descompon ga en paz.Tocar
ticas rndividuales en relación con el lugar concreto en el que está, su historia y ver a un animal muerto en el jardín. También eso es una profunda expe-
particular. Podemos apreciar mejor la belleza de un hibiscus sano y florido si riencia estética que nos llena de melancolía por una vidafrnalizada, de tris-
sabemos que un añó antes lo pasó mal por el frío y hemos ido siguiendo paso teza por una ausencia, de conciencia de nuestra propia finitud y de preguntas
a p¿so su recuperación. Apreciamos con más profundídad el color intenso y que jamás sabrernos responder.
la forma elegante de un laurel sí recordamos cuándo fue plantado y podemos
contar su historia, describir los problemas que ha ido superando y los cam-
bios que ha viüdo. Por eso creo con David E. cooper que desarrollar una
buena filosofía del jardrn no consistiría primordialmente én anaJizat las gran-
des obras de arte que algunos magnÍficos jardineros diseñan, sino sobre todo
en observar y t^tat de comprender ia actiüd¿d de cuidado cotidiano de un
jardín, por modesto y humilde que sea. Porque lo más importante de un jar-
dín no se ve en una visita, sino que se vive en el cuidado diario, aunque solo
sea de unos cuantos tiestos en un pequeña terraza.
Lo mismo sucede en relación con los animales que conviven en ese peda-
zo de tier¡a. Las hormigas se te suben a los pies mientras trabaias y, u u...r,
cuando estás dormitando, te encuentras con una mariposa en un brazo. Las
mariquitas no tienen problemas en pasearse por tus manos y saltar de un
dedo a otro. En cambio, nunca he logrado que una libélula se posara en mi
mano, aunque a menudo se dejan contemplar muy de cerca. El aprecio esté-
tico de los insectos implica el tacto: unas veces sentimos asco, pero otras
veces temor a tocaf seres tan frágiles que parece que vayan a romperse. Una
mira a un saltamontes y observa esas patas tan fin¿s que parece imposible
que no se rompan a cada salto y evita tocarlo, aunque querría, por el temor
a dañarlo. Luego una mira a una orúga, capaz de estarse qüeta con sus be-
llos colores durante horas, y es como si su quíetud inr¡itará a meditar A tan
1l

9. Del huerto al plato

9.1. Co¡,ri»¿ y pLirRrsENSoRrALrDAD

La apreciación estética de la comida es uno de los casos que mejor permite


explorar las interrelaciones entre percepción, apreciación estética y salud, ya
que nuestrá percepción y aprecio del sabor influye en los alímentos que ele-
gimos y en la cantidad que consumimos. Cocinar y comer implican todos
nllestros sentidos, que desarrollan entre ellos complejas relaciones e influen-
cias mutuas.r Lo que ilamamos el sabor de la comida es esencialmente pluri-
sensorial, es ia suma de toda la información reunida por cada uno de nues-
tros sen[idos; sin embargo, el principal factor del sabor es el olJato retronasá-I,
como ya habíamos explicado anteriormeote.
El neurólogo Gordon M. Shepherd lo descríbe en detalie en su libro
Ileurogastronomy. Hous the Brain Creates Flauor and.Why It Matters.Enél
advíerte que cuando hablamos de la comida solemos refe¡irnos a su «gusto>>
(taste), pero en realidad el sentido del gusto tan solo percibe un conjunto
limitado de sensaciones: dulce, salado, ácido, amargo, umami (y tal vez algu-
na más, pero en cualquier caso solo un puñado de sensaciones). Lo que lla-
mamos el «gusto>> de ia comida es 1o que deberíamos llamar «sabor>> fflauor),
y el factor más importante es e-[ olfato retronasal. Shepherd añade que los
gustos básicos que percibimos forman parte de nuestra herencia biológica y
están presentes desde el nacimiento, mientras que en cambio el aprecio de
los olo¡es de los ali.mentos es más complejo: los aromas que un ser humano
puede reconocer y disfrutar son miles, y que unos Ie produzcan más placer
que otros es el resultado de un proceso individual y comunitario de aprendi-
zaje, es fruto de la cultura y no una necesidad biológica. Eso es lo que expli-
ca la inmensa diversidad que encontramos en las tradiciones culinarias de
todo el mundo, que además no cesan de inventar nuevas combinaciones i
¡

I Yudko Suto, Eueryday Aestbetics, op. cit., pp. 20, 119 -124.
I
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It
Eco¡¡nM,cr

de alimentos cocinados de maneras innovadoras por lo que la variedad


Du gumro Ar PIATo )t9
lii
il
t: nos preguntaremos si incluirán algún elemento de cocina nipona, y si han
expefiencias a¡omáticas parecería \rirtualmente inagotable. 2
comprado un nuevo artilugio culinario esperaremos ver su uso. Nos hacemos I

Shepherd también explica cómo filnciona el olfato retronasal. Cuando


u¡a nuestras expectativas acerca de los sabores que nos esperan y es en base a
persona se introduce comida en la boca, la mastica y la mueve con la lengua,
ellos que elegimos el vino o el posme que llevamos como obsequio. Luego,
conürtiéndola en una masa cálid¿ y húmeda. Nfientras 1o hace, la lengua per-
una vez llegamos a su casa, vemos la mesa dispuesta y echamos un vistazo a
cibe las sensaciones de gusto. La percepción del ol_fato retronasal se produce
la cocina, tenemos más información para afrnaúas.
al respirar por la nariz: el aire que se exhaia de los pulmones circula por
la Aunque las expectativas son un elemento constitutivo de muchas expe-
pane posterior de la caüdad bucal aotes de lTegar a la caüdad nasai y ser
ex- riencias estéticas, desde leer uo poema o escuchar un concierto hasta obser-
pulsado por los orificios nasales. En ese trayecto, arrastra compuestos volátiles
var el firmamento nocturno en busca en estrellas fugaces, en el caso especí-
que emanan de la comida que se está masticando en la boca hasta el interior
fico de comer detentan un rol especíal. Esto se debe a que en el proceso de
dela nattz, donde esta percibe su olorr Sí una persona que tiene buen olfato
comer percibimos la comida en dos tiempos: en primer lugar, la percibimos
guiere saber cómo percibimos el s¿bor los ¿nósmicos, solo necesita bloquear
fuera de nuestro cuerpo; y, en segundo lugar, la inÚoducimos en nuestra
la respiración nasal, cosa que puede conseguir con una ptnza de nadador.
Si boca y Ia masticamos, y es solo enlonces cuando revela su sabor.
se coloca una pinza enla nariz, cocina su plato preferido y se 1o come
acom Según 1os psicólogos Charles Spence y Betina Piqueras-Fiszman, cuando
pañado de un buen vino, para disfrutar después de postres, café y licor,
se percibimos la comida servida en Ia mesa, desarrollamos expectativas más
dará cuenta de que la mayor parte del sabor Ie resulta imperceptible.
o menos conscientes sobre su sabor: si será dulce o salado, si será blando o
Las personas anósmicas no percibimos el facror principal del sabor de la
crujiente, denso o ligero, cuál será su aroma, cuá1 será su temperatura, si será
comida, por 1o cual nuestra percepción y experiencia estética son más un sabor familiar o descubriremos uno desconocido, etc. Son muchos los
bres. Es decir, un problema de salud acaba afeüando nuestras expeflencms
factores que influyen en esas expectativas, desde la percepción de la cornida
estéticas de algo tan cotidiano como cocinar y comer. Y, al mismo tiempo,
servida hasta otros elementos que configuran la atmósfera del entorno, como
ese empobrecimiento de ia experiencia estética puede acabar provocando
los colores predominantes en la sa.la o la música de fondo. Y también pueden
desórdenes alimentarios. Tal como señalábamos a este respecto en el capítu-
influir el nombre de los platos, Ia descripción que nos hagan de ellos, la con-
lo 4, una persona que pierde el olfato en la vida adulta, y que ya no disfruta
versación con los otros comensales y nuestro propio estado de ánimo; hasta
como antes de sus platos preferidos , puede perder el apetíto o bien comer el punto de que nos hacemos exp€ctativas distintas de un mismo plato si nos
demasiado en busca del sabor que no logra percibir, o at¡usar de sustancias
lo encontramos en lugares y situaciones diferentes.a lmaginemos un plato,
como el azú.car,la sal o las especias en un intento de compensar la pérdida por e1'emplo, un gazpacho. Supongamos que nos Io presentan en una cafete-
de sabor. Por otra parte, esa persona ya no percibe la comida como lo hacen
na enla que nos hemos sentado apresuradamente en la barra porque apenas
su familia y amigos cu ando se encuentran para comer juntos, lo que puede
tenemos media hora para comer; estamos rodeados de gente y ruido, el aire
afecfar gravemente la experiencia de comer con los demás y generar un sen-
acondicionado está demasiado fuerte y el colega que nos acompaña nos está
timiento de frustracíón v soledad que acabe dañando su salud emocional. contando que sufre estrés en el trabajo. Y ahora supongamos que nos lo
Vamos a explorar todas estas cuestiones con más deta1le, presentan para cenar en un restaurante elegante y tranquilo desde cuyos
ventanales contemplamos el mar; añadamos que nos encontramos en nues-
tras vacaciones de verano y que nos hemos reunido con nuestros mejores
9.2. EL DEsARRoLLo rEMpoRAl
arnigos para celebrar un cumpleaños. Las expectativas serán distintas, por
mucho que el gazpacho sea exactamente el rnismo.
La experiencia estética de comer empieza antes del primer bocado. si unos Es por eilo que la cocina innovadora juega sobre todo a <<engañar». Los
amigos nos invitan a cenar, intentaremos adivinar el menú mediante el cono-
cocineros más creativos han aprendid o a dar una apariencia a sus platos que
cimiento que tenemos de nuestros anfitriones y apelando a la memoria de genera unas expectativas determínadas para luego sorprender con un sabor
otras comidas con ellos. si sabemos que han üajado recientement e aJapón, inesperado. Of¡ecer un pastel que parece blando, pero es cru;'iente; darle a
un postre color de naranja, pero sabor a plátano, etc. Romper la conti¡uidad
Go¡don M Shepherd, Neurogas,onomy. Horo the Brain creates Fraror andtyby rt
cit, pp.)-4.
Matters, op.
Gordon M. Shepherd, Neutogastronony. Hou the Brain creates Frauor andwhy It a Chatles Spence y Betina Piqueras-Fiszman, The Perfect Meal. Tbe Multisensory Scien-
ii Matters, op. cit., pp.25-26.
L ce of F ood an d Di nin g, op ci t., pp. 70 - 71, 3 8-4 1, 215 -2 16, 23 2, 286-287 .

I
)20 Eco¡¡nrvr¡¿ Dtr ¡ruenro Ar PLATo )21

enire las expectetivas y el sabor finalmente encontrado es una manera nasal estimula el apetito más intensamente que los otros sentidos. Sin embar-
esrimular la atención y 1os sentidos del comensal. go, esa experiencia de continuidad a veces da sorpresas y no siempre agracla-
Las personas perciben 1a comida fuera de su cuerpo con una serie bles. Un alimento puede tentar con un buen olor que llega por la vía
sentidos que, al mismo tiempo, perciben la atmósfera del lugar: la v1sta, ortonasal como una promesa de placer, pero las promesas no son garuntías y
oído, el tacto, el olfato ortonasal, el sistema trigemrnal, el sentjdo de la puede que, unavez en la boca, el olfato retronasal se lieve una decepción.
peratura yla cronocepción, que son los responsables de generar ex Sin embargo, una persona anósmica no recibe esas pistas del o[ato orto-
vas. Una vez las personas comienzan a comer, otros sentidos percibenl nasal, de la misma manera como después no percibe el factor fundamental
comida dentro de la boca, y aquí entran en juego el oído, el olfato retrona§al, del sabor En ausencia de olfato, la continuidad entre el ol{ato ortonasal y ei
el gusto (que percibe ei dulce, salado, ácido, amargo y umami), el sistema retronasal desaparece, y eso afecta a 1a contínuidad entre la expectativa y ia
trigeminal (que percibe el picante, la irritación que nos provoca 1a ceboila,la experiencia. Para una persona anósmica, la percepción de la comida antes de
astringencia de algunos vinos o el frescor dela menta), el sentido del tacto probarla es básícamente visual, pero la vista proporciona poca información
(que percibe texturas), el sentido de la temperatura, del tiempo, la propio- relevante que permita anticipar las sensaciones que percibirán el gusto y el
cepción, la kinestesia (que percibe los movimientos de la boca y la lengua sistema trigeminai, pues son sentidos muy distintos unos de otros. Puede
cuando mordemos, sorbemos, masticamos y tragamos) y la interocepción haber un poco más de continuidad con eL sentido del tacto y la temperatura:
(sensaciones de hambre y sed, de saciedad, de digestión pesada). Mient¡as por ejemplo, si la persona anósmica sostiene el bol de Ia sopa o el cono de
tanto, el primer grupo de sentidos conrinúa percibiendo la comida que toda- helado en las manos, podrá hacerse una idea de las sensaciones de tacto y
vía queda en el plato y la atrnósfera del lugar. temperatura que sentirá en la boca. También puede haber cierta continüdad
La continuidad entre los dos tiempos del proceso de come¡ entre la ex- con el sentido del oído si estamos tomando comida crujiente, como unas
pectativa y la experiencia del sabor, está tejida primordialmente por ia con- verduras al wok o pan tostado. Pero esas líneas de continuidad son mucho
tinuidad entre el olfato ortonasal y el retronasal. Aunque cada uno percibe más pobres que las que teje el olfato.
de manera distinta un mismo alimento, hay una congruencia entre ambos, Así pues, cuando los anósmicos nos sentamos a la mesa, no nos resulta
una continLridad entre 1o que primero percibe el olfato ortonasal, como un sencillo aüvtnar el sabor de la comida que vamos a tomar. Será fácil con un
anuncio de la comida que se va a ingeri¡ y 1o que después percibe el rerro- plato que comemos a menudo, pero difícil si es una novedad. Si tenemos
nasal al saborearla. Por ello, el ortonasal ofrece las pistas más fiables para delante un plato que no ofrece muchas pistas visuales, como sucede con so-
adivinar cómo será el retronasal, es decir, que es el sentido que mejor antici- pas, purés o cremas, es prácticamente imposible que podamos adivinar los
pa el sabor de la comida. ingredientes y e1 sabor. Y, una vez Io probemos, seguirá siendo igual de difíci1
El olfato, por su natural eza duaJ,, actúa como puente entre los sentidos de reconocer los ingredientes, ya qr.re la percepción del sabor será muy pobre.
distancia y proximidad. Ningún otro sentido está orientado de ese modo Yo era ya muy mayor cuando me hice consciente de que, desde niña, ante
tanto al exterio¡ capaz de percibir en Ia distancia, como al interior. Si lo un plato que no conocía siempre esperaba a que los demás comensaies 1o
comparamos con 1a üsta, Ios ojos nos permiten distinguir :una Ínaftzana fna- probaran primero y me dijeran qué era y a qué sabía. Incluso a veces daba
dura pendiendo de una rama del manzano, y Ia seguimos viendo mientras la mi propio plato a probar, si había pedido algo diferente que los demás. H¿-
cogemos y nos la llevamos a la boca; pero a medida que la vamos mordiendo, bía automatizado completamente esa dependencia de la información que los
cadavez vemos menos de esa manzana,y il. comeda entera desaparece por otros me proporcionaban hasta el punto de que me parecía normal. Y claro
completo de nuestra vista. En cambio, el olfato permite acompañar esa ex- está que no 1o es: los demás no 1o hacen. Pero también está claro que para un
periencia de una forma más completa. Quien tenga buen olfato percibirá el anósmico es una medida de prudencia.ÍJnavez quedé para comer con unos
olor de la manzana pendiendo de 7arama,la seguirá oliendo mientras la coge amigos en uoa cafetería y pedimos una paella de verduras para todos. Era ya
y, cuando cornience a mordeda y masticarla, seguirá percibiendo el aroma de tarde y yo estaba hambrienta, así que, aquella vez, en cuanto nos sirvieron,
Tamanzanapor la vía retronasal. Eso genera una experiencia de continuidad, comencé a comer sin esperar la opinión de los demás. Estaba tan enfrascada
porque lo que se había percibido desde la distancia se redescubre después en mi plato que no advertí las muecas de los demás a.l probar la paeil.a. Pata
de una forma más íntima en eI interior del propio cuerpo. cuando me dijeron que sabía a quemado y que iban a pedir otra, yo ya me
Así que el olfato permite ttazat un vínculo entre la percepción del entor- hal>ia zampado Ia mitad de mi ración.
no y la percepción de lo que se ingiere. Cuando el olfato orronasal capra un La temporalidad de comer no soio consiste en los dos tiempos que hemos
agradable olor a comida, funciona como un anuncio del placer que se podría mencionado. Una vez comenzamos a come! iniciamos un proceso en el que
sentir por el olfato retronasal al ingerir ese alimento. Por ello, el olfaro orto- cadavez nos vamos sintiendo más satisfechos y menos hambrientos. El pla-
1)) Eco¿mu¡r Der nr,'tnro Ar pLATo )2)

cer de comer es un placer transitorio en el que, con cada bocado, nos senti- aroz se está quemando, ya no estamos a tiempo de rescatarlo: es el olor
mos un poco más saciados y va disminuyendo nuestro deseo de seguir co- quien nos habría permitido salvarlo.
miendo. Sin embargo, este proceso no finaliza cuando ya no tenemos más Por otra parte, una de las funciones biológicas del olfato es alertar de
hambre o hemos decidido que no deberíamos comer más, porque todavía es posrbles peligros, y la cumple de manera eficaz en la cocina. Hay dos riesgos
posible disfrutar de nuevos sabores gracias a una serie de sustancias aromá- fundamentales que pueden darse al cocinar y que el olfato detecta. El prime-
ticas: café, té, infusiones, licores o tabaco, que extienden la experienciapla- ro es la comida estropeada o tóxica. El hecho de que los hurnanos seamos
centera del s¿bor más aJlá de comer., Desafortunadamente, esas sustancias omnívoros, que comamos una gran diversidad de alimentos en vez de tener
aromáticas no ofrecen apenas ningún sabor para una persona anósmica. las dietas más restringidas de otras especies, aumenta ei riesgo de ingerir
Cuando la comida llega a su fin, las personas con buen olfato continúan comida en mal estado o venenosa. Puesto que podemos alimentarnos con
percibiendo el sabor en su boca y los olores en el entorno. Si ha sido un tantas sustancias distintas, el reconocimiento de si cada sustancia concreta
menú especial, la experiencia emocional quedará guardada en la memoria, está en buen estado y la capacidad para diferenciar alimentos comestibles de
de manera que en el futuro el mismo olor podrá despertarla. E,sa es la razón otros de apariencia similar pero tóxicos (pensemos en las setas) exige un
porla que algunos restaurantes ofrecen souuenir ol-fativos a sus clientes. El aprendizaje complejo. Pero en muchos casos, se trata de aprender a recono-
o1o¡ percibido por ambos sentidos de1 olfato, es el hilo que tel'e en un conri- cer ciertos olores como indicadores de «comestible» o «peligroso>>, y eso es
nuo el proceso completo de comer, desde e1 primer anuncio hasta el ultimo algo que los anósmicos no podemos aprender.6
recuerdo. Las personas anósmicas, por desgracia, no percibimos de manera El segundo peligro 1o constituyen el gas y el fuego. El olfato es una señal
tan sólida y profunda esa continuidad. de alarma efrcaz en ambos casos, mientras que, en su ausencia, las personas
anósmicas tendemos a sentírnos inseguras al cocinar y necesitamos tomar
precauciones especiales. Diversos estudios de caLidad de vida de 1as personas
9.1. Cocwen
anósmicas han reunido las estrategias que desarrollamos: instalar detectores
En el acto coddiano de comeq frecuentemente sornos nosotros mismos quie- de humo y de gas, nunca perder de üsta u¡a olla al fuego ni la tostadora y
nes decidimos el menú, compramos los alimentos y los preparamos. Cuando pedir ayuda a los demás.7 Pero esas estrategias no logran prevenir todos los
cocinamos intentamos conseguir u¡ sabor particular o experimentamos en accidentes. La sensación de vrrlnerabilidad aurnenta cuando los anósmicos
busca de algo nuevo, así que la relación entre expectativa y experiencia ten- deben responsabilizarse de alimentar a niños, enfermos o ancianos, o tam-
drá que ver con si hemos logrado o no 1o que deseábamos o con si mezclar bién a otros animales.
ciertos ingredientes tiene consecuencias inesperadas. Poner a prueba nues-
tros conocimientos y habilidades en la cocina es una fuente de placer. Pode-
mos deleítarnos en experimentar con las cualidades sensoriales de los ali- 9.4. La PERCEPCTóN DEL sABoR

mentos, en combinar formas, colores y texturas, temperaturas, arornas y


gustos, en percibir cómo se transforman al freírlos u hornearlos. Así, cocinar Como ya hemos dicho, la anosmia impide percibir e1 factor fundamental del
puede ser una profunda experiencia estética. Pero también aqutla ausencia sabor, pero permitidme ofrecer algunos ejemplos para que se entienda 10 que
de olfato tiene consecuencias, pues cambia 1a manera de cocinar. significa. Cuando una persona anósmica se acerca a una heladería, la diver-
La anosmia impJica la falta de un indícador muy útil en la cocina. El olfa- sidad de colores despierta el deseo de probar diferentes helados. Sin embar-
to ortonasal ayuda a elegir los mejores ingredientes y también percibe los go, cuando prueba el de café, de canela, vai¡illa, nata, fresa o chocolate, las
cambios que van sufriendo a medida que los troceamos, trituramos, mezcla- diferencias de sabor que percibe son mínimas: diferencias de gusto (más o
mos, aliñamos, hervimos, freímos u horneamos, porque el olor señala las menos dulce, amargo o ácido) y diferencias de textura, pero son pequeñas y
fansformaciones de las sustancías y e1 progreso de los procesos. En muchos apenas aportan placer. Las diferencias fundamentales en el sabor de los he-
casos, e,l olor avisa cuando ia comida ya está a punto y puede retirarse del lados dependen del aroma, que los anósmicos no detectamos. Por ello, tene-
fuego, pero los anósmicos no recibimos el mensaje. Por e11o, cuando cocina-
6 Elizabeth Rozin y PauI Rozin, «Cüinary Themes and Variations>>, en Carolyn Korsme-
mos, tenemos que fiarnos más de la vísta, pero los avisos que nos proporcio-
yer (ed.), The Tas¡e Culture Reader. Experienang Food and Drink (Oxford & Nueva York:
na este sentido suelen llegar demasíado tarde. Para cuando vemos que el
Berg,2005), pp.38-39.
7 Ilona Croy, Simona Negoias, Lenka Novakova, Basile N. Landis y Thomas Hummel,
5 A1f¡ed Gell (1977), «Magic, Perfume, Dream...>>, en.)im Drobnick (ed.),Tbe Smetl <<Learning about the Functions of the Olfactory System from People without a Sense o[ Sme11r,
Culture Reader, op. crt., p. 40). op. cit.
i
l

t21 Eco¡Nru¡r Du- rumro Ar PL.¡^To )25

mos la sensáción de que la v'ísta nos engaña, que nos pronlete una diversidad otros rasgos de su seq su aspecto, su personalidad y su historia. No ha de scr
que no es real. Lo mismo sucede con sustancias similares. Cuando tomo nada fácil para 1as personas ciegas saber que todos ven su ceguera, ni para las
yogur de avena, si estoy mirando el producto tengo claro que me estoy co- personas sordas ver que todos perciben enseguida que no oyen, ni para
miendo el de vainílla y no el de arándanos, canela o avellana, pero si los ias personas que van en silla de ruedas ver que todo el mundo relaciona su
pruebo con los ojos cerrados, no sé cuzí1 estoy tomando. Si compro una bara imagen con la diversid¿d funciona-l. Y sin embargo, tarnbién 1o contrario es
de chocolate con naranja y otrabana de chocolate con menta, ylas pruebo problemático. En el caso de la anosmia, nadie percibe de mane¡a inmediata
sin rnirar, no iogro diferenciarlas. que una persona no tiene olfato, ni tampoco percibe las consecuencias que
La decepción es todaví¿ mayor con el té. Hay una díversidad casi infinita eso supone. Por ello, para uná persona anósmica es difícil explicar a los de-
y, sin embargo, da igual elegir uno que otro, porque todos van a saber prác- más lo que le sucede y encontrar comprensión. La mayoría de la gente tiende
ticamente ígual. La persona anósmica percibe diferencias mínimas de dulce a menospreciar la anosmia e incluso a no creerse a.lgunos de sus efectos.
o ácido, pero son realmente diminutas, de manera que el mundo del té es un Como anósmica congénita, he pasado demasiadas veces por la experiencia
paraíso inaccesible. Los nombres sensua-ies y oníricos de muchos tés, los de que la gente con quien estaba compartiendo una comida no se creía que
pintorescos envohorios,la atmósfera sugerente de 'algunas teterías decoradas yo no percibiera el sabor como ellos.
con imágenes de países lejanos, la presentacióo en tazas de aspecto exótico, Con esta reflexión no estoy afirmando que la anosmia sea tan grave como
la rnúsica de fondo, todo son promesas de un placer que nunca se mate¡iali- la ceguera, la sordera o una paraplejia, por supuesto. En comparación, la anos-
za.Pot supuesto, sí percibimos ia temperatura del té caliente, que puede mia es un problema mucho menor. Lo que intento comparar son las conse-
sentarnos de maravilla en un día frío de invierno. También sentimos que la cuencias de que los demás perciban o no la ausencia de un sentido o una ca-
tila nos rclaiay el té negro nos despierta. Pero ahí se acaba la experiencia. Lo pacidad. Sufrir u¡ra deficiencia sensorial que puede incluso causar accidentes
mismo sucede con otras bebidas. Una Coca-cola es exactamente igual que ¡z virrír rodeada de personas que no se 1o creen o que se despreocupan comple-
una Pepsi y no se diferencia apenas de una Fanta. Todos los vinos son prác- tamente puede generar en una persona anósmica u¡a sensación de frustración
ticamente iguales y bastante aburridos. El cava hace burbujas y se sube a la y soledad. Y otra consecuencia grave es que, si el resto de personas no se to-
cabeza, pero, por 1o demás, no tiene ningún interés. man en serio esa carencia, no podrán ayrrdade a asumirla psicológicamente, ni
f al como diferentes estudios muestran, una de las principales quejas de a buscar las mejores estrategias para resolver los problemas prácticos que se
las personas que han perdido el olfato en su vida adulta es que comer resul- presertan en la vida cotidiana, nj. le avisarán cuando los olores estén dando
ta menos placentero. Algunas reaccionan perdiendo e1 apetito, porque todos una i¡formación importante que ia persona anósmica no percibe.
los alimentos les ¡esultan insípidos. Otras, en cambio, comen más en busca Un caso que merece especial atención es la pérdida progresiva de olfato
de ese sabor añorado que no logran recuperar. Otras añaden más sal, azúcar, que suele producirse al envejecer. La vejez es un lento retirarse y despedirse
especias, grasas o buscan comidas fuertes.s Pa¡a evitar caer en desó¡denes de las cosas, un irse alejando del mundo a medida que 1os senridos pierden
alimentarios, es importante hacerse consciente de 1o que significa la pérdida capacidad. En ese proceso, el olfato acostumbra a ser uno de los primeros
y tratar de busca¡ estrategias compensatorias razonables, como concenlra$e sentidos que entra en declive. Según la psicóloga Rachel Herz, en Ia franja
más en lo que sí se puede percibir: aspectos visuales como la forma y el color, de edad entre los sesenta y cinco y los ochenta, aproximadamenre una de
la textura, la temperatura o el sonido. cada cuatro personas ha perdido el olfato y, pasados los ocheota, la mitad
Los anósmicos congénitos, en cambio, oo necesitamos realizar ese proce- de la población sufre una pérdida sustancial.e No obstante, como nuestra
so de adaptación porque siempre hemos experimentado Ia comida si¡ olfato. sociedad no presta apenas atención al olfato, las personas ancianas que 1o
Sin embargo, durante la infancia y la adolescencia hemos tenido que pasar están perdiendo a menudo no son conscientes de 1o que les sucede. Al con-
por otro proceso también difícil: comprender que percibimos la comida de trario, tienden a creer que la comida es objetivamente menos sabrosa. Regre-
manera diferente ala mayoría. Hay una ci¡cunstancia que puede hacer que san al restaurante de siempre y creen que ha cambiado el cocinero, beben su
todavía resulte más complcado. Con otros tipos de diversidad funcional, la vino preferido y se quejan de que está estropeado, cocinan sus recetas de
persona afectada sabe que todo el mundo nota sll carencia. Eso puede pro- toda la vida y se preguntan qué han hecho mal o sospechan que en el merca-
vocar algunos problemas psicológicos, porque la persona afectada teme ser do les han vendido productos de maia calidad. A menudo, tampoco su fami.
siempre inmediatamente juzgada por esa diferencia y teme que oculte los lia sabe interpretar correctamente lo que sucede.

E llo¡a Croy, Steven Nordin y Thomas Hummel, «O.lfactory Diso¡de¡s and Quality of e R¿chel Herz, The Scent of Desire. Discooering Our Enigmatic Sense of Smell, op. cit.,
Life-An Updated Reüew>>, op. cit., pp. 187-188. pp.182-183.

:
)26 EcoaNrru¡r DeL HUsRro Ar, prATo )27

Una pérdida no conscienre de ol{ato en la vejez puede tener serias conse- amigos que un vino es más afrutado que el otro y combina mejor con e1 i

cuencias parala salud, pues puede llevar a comer menos, a reducir la varie- menú que están disfrutando.
dad de los platos, a comer alimentos menos nutritivos, a perder los horarios Tradicionalmente se ha venido afirmando que describir olores y sabores
de las comidas y ala vez inc¡ementa el riesgo de ingerir alimentos en mal en palabras es una tarea difícil o incluso imposible. Solemos decir que no
estado.l0 Dado que a menudo los anci anos sufren diversos problemas de poseemos un vocabulario bien definido y organizado como sí lo tenemos
salud, la falta de olfato puede añadirse como un problerna que empeore los para los colores o las formas geométricas. Sin embargo, el neurólogo Gordon
demás. Pensemos en las personas mavofes a las que su médico ha dicho que M. Shepherd sostiene que describir aromas y sabores es igual de difícil que
no deben echar sal en la comida, deben prescindir de los dulces, evirar las describir rostros o melodías musicales. Cuaiquiera que tenga los sentidos
grasas y no tomar alcohol. A menudo tienen dietas especiales para combadr necesarios es capaz de reconocer inmedíatamente el rostro de su madre, la
diversos problemas de salud. Algunas personas tienen proble.u, pn." .ur- melodía de su canción favorita o el olor de una persona querida, pero descri-
ticar, que les llevan a renunciar a más alimentos. y, como colofón, van dejan bir en palabras cada uno de esos elementos es igualmente difícil, porque
do de percibir el sabor de 1a comida. El resultado es que comer se hace áada todos poseen formas irregulares y es esa irregularidad la que se resiste a
vez más frustrante y eso también puede dañar la salud emocional. nuestras descripciones.l2 Y a pesar de e1lo, nos dice Shepherd, a la gente le
según RachelHerz,las personas ancianas que pierden el olfato sin ser gusta hablar de esos elementos difíciles de describir, taoto de los rostros
conscientes de que 1o están perdiendo podrían encontrarse en ríesgo de como de la música o los sabores Así que la dificultad no parece estar frenan-
malnutrición. La mainutrición tiene efeoos dañinos en las capacidadei cog- do el interés ni la comunicación sobre estas materias.
nitivas y emocionales, llegando a aJterar la personalidad. una p..rorr" *J- Shepherd señala que alamayoría de la gente le encanta hablar sobre co-
nutrída tiende a estar irritabie, olvidadiza o confusa, síntomas que parecen mida, describír nuevos platos que ha descubierto y recomendar recetas. La
indicar demencia. La similitud es tal que, según Herz, a veces p..ránu, n.r- actual abundancia de programas televisivos, cursos y übros de cocina parece
cianas son diagnostícadas de demencia cuando, en realidad, sufren malnu- conármado de sobra. De manera que, qtúzás, esa difcultad no esté actuando
tnció¡ debido a una pérdida de olfato. Aunque la anosmia puede ser el in- como un obstáculo, sino como un estímulo que invita a la gente a prestar
dicador temprano de la aparición de una demencia senil o un deterioro más atención a los sabores y buscar estrategias creativas para hablar de ellos.
cognitivo, también puede ser Ia ruzón por la que una persona actúa como De hecho, 1os profesionales y aficionados a la cocina han ido desarrollando
demente sín serlo.11 vocabularios para describir olores y sabores, tomando prestados elementos
de otras áreas, como por ejemplo colores o notas musica-les. También han
generado todo tipo de comparaciones y metáforas. Si leemos críticas culina-
9.5. Los sABonES errE Los DEMÁs DESCRTBEN rias y enológicas, u obras literarias en las que la cocina tenga un papel impor-
Í
tante, veremos que es posible escribir textos interesantes, complejos y ricos
una persona con anosmia congénita solo toma conciencia de que no percibe sobre los sabores.tr Según Shepherd, esto no debería sorprendernos, ya que
la mayor parte del sabor de la comida cuando escucha a los demás describir comer y hablar son dos actividades que comparten un mismo hogar: nuestra
sus experiencias. Al comer, no echa de menos los aromas que nunca ha co- boca.
nocido, pero si otra pefsona está comiendo el mismo plato y explica lo que Pero la relación entre lenguaie y comida es todavía más compleja, porque
percibe, la persona con anosmia congénita comprender,á que se eitá perdien- el lenguaje podría influir en nuestras experiencias. Los psícólogos Spence y
I
do el eiemento fundamental del sabor. Por el contrario, la persona que ha Piqueras-Fiszman sostienen que el nombre que se 1e da a un piato o la des-
li
tenido olfato y lo ha perdido recuerda con nostalgia los sabores a los cripción que se ofrece de él puede influir en la percepción de su sabor. La
iue yu
no tiene acceso, y esa ausencia también implica que no puede conversar con expLicación es la siguiente: cuando un plato combina diferentes ingredientes,
los demás sobre los sabores como lo hacía antes. ya nopuede decirle al co- colores, formas, arornas, gustos, temperaturas y texturas, difícilmente pres-
cinero con un gesto de complicidad que ha notado el nuevo toque de carda- taremos la misma atención a todos eiios. El nombre que el restaurante Ie da
momo con el que ha mejorado Ia receta del pastel, ni comentar con sus

12 Gordon M. Shepherd, Neurogtstronomy. Hou tbe Brain Creates Flauor and Wby It
10 Ilona croy, Steven Norün y Thomas Hummel, «olfactory Disorders and euality of Mdtters, op cit., pp. 1 6-84, 2O7 -215.
Life-An Updated Reüew>>, op. c1t., pp. 190-191. t3 Pata el caso de1 vilo, véase: Barry C. Srnith (ed.), Questions of Taste: Tbe Philosopby
11 Rachel He*, The scent of Desire. Discouering our Enigmatic sense of smeil, op. *.t., of Wine, op. cit. C'atr\Todá,The Pbilosophy of Wine. A Case of Truth, Beauty and lntoxication
pp.2ú-204. (Montrea-l & Kirgston: McGilI-Queens University P¡ess, 2010).
17R Eco¿Nn¡¡r Drr uugrro Ar PLATo )29

al plaro o la descripcirin que realiza el camarero pueden guiar nuestra lidades específicas que los adu}os enseñan a las crÍas. Incluso se comunican de
ción afoca[zarse en unos elementos por encima de otros y por tanto manera diferente, pues las que cazan otros mamíferos marinos han aprendido
birlos con mayor intensidad. Según 1os autores, es posible incluso aumental a ser más silenciosas que las demás. Se ha observado que los ndiüduos prefie-
la percepción subjetiva de lo original que es un plato o de su carácter étni- ren reproducirse con miembros de su mismo grupo cultural, hasta el punto de
co.la La psicóloga Rachel Herz ha llegado a demostrar con experimenros en que las diferentes comr:¡idades se están distanciando progresivamente. De
su laboratorio que, a1 presentar un mismo olor con dos nombres diferentes, hecho, los científicos creen que la especie de las orcas se está diferenciando en
la gente reacciona de maneras disdntas.r' especies disrintas en un proceso de divergencía evolutjva.rT
Si ei lenguaje resulta ser tan constitutivo de nuestra percepción de la co- Según decíamos, comer juntos refuerza la comunidad, y lo hace a diferen-
mrda, podemos comprender io que sucede cuando algunos comensales están tes niveles. Tenemos el nivel biológico de compartir la comida dentro de la
hablando de manera entusiasta sobre el sabor de un plato mientras un co- Íamita o grupo, que hallamos en muchísimas especies animales. Y tenemos
mensa.l anósmico los escucha. Por un lado, 1a persona anósmica Iamentará el nivel cultural, que encontramos en diversos grados en aquellas especies
que su experiencia de la comida es iocompleta; y, por otro lado, tendrá difr- animales que también poseen culturas, y que consiste en compartir una vi-
cu.ltades para participar en la conversación, porque no percibe 1o mismo que sión común de 1o que es comestible o no, de los alimentos apropiados para
1os demás y no le resultará fácil describir su propia percepción y que los cada rnomento del día o del año. Además, los humanos cocinamos los ali-
demás le comprendan. En consecuencia, la pérdida es doble. mentos y cada cultura lo hace a su propia manera. Y podemos hablar sobre
Para entender la gravedad de 1a pérdida es necesario subrayar el hecho de todo ello en un lenguaje compartido.
que compartir una comida es una manera fundamental de cuitivar vínculos En una dimensión distinta, hay el nivei de percibir juntos el sabor de la
personales y re{orzar lazos comunitarios. Según la fi,lósofa Carolyn Korsme- comida y disfrutar de un placer corporal, y hay el nivel del placerintelectual,
ye! comer es un elemento clave en rituales y ceremonias que estructuran las de la apreciación estética. Cuando apreciamos la comida estéticamente, no
comunidades. Y eso es así a los más diferentes niveles, desde la famtlia aI solo apreciamos su contenido plurisensorial, sino también su contenido sim-
barrio, el grupo de amigos o los colegas con quienes compartimos rina afi- bólico, porque los platos pueden incluir signifrcados profundos y complejos.
ción, los compañeros de trabajo, la comunidad religiosa, el partido político, Los menús tradicionales con que se celebran festiüdades religiosas o naciona-
la comunidad lingüstica o e1 país. Korsmeyer añade que comer juntos signi- les suelen incluir significado. De la misma manera, algunos sabores se em-
fica recooocerse unos a otros como iguales. Lo que se considera comestible plean para representar o evocff determinados paisajes, países o estaciones del
o no, la forma de prepararlo y servirlo, los menús apropiados para cada año. Asimismo, elegir una dieta vegetariana o vegana tiene un profundo cala-
momento del día o cada estación del año, los rituales a Ia hora de comer, Ias do filosófico. La cocina más innovadora de nuestros tiempos, que a veces se
maneras en la mesa, todo e1lo son elementos que tejen la identidad de un presenta incluso como creación aftística, juega especialmente con el significa-
grupo y 1o distinguen de otros. Las diferentes culturas humanas son, en gran do. Recordábamos más arriba que una obra de arte debe decir algo, y quienes
medida, diferentes culturas culinarias.16 pretenden hacer arte con la coci¡a tratan de decir cosas mediantelos sabores.
Esto parece ser cierto también más all.á del ser humano. En las especies El problema a1 que nos enfrentamos las personas anósmicas es que no
animales que desarrollan culturas parece que uno de los elementos que tiende percibímos esos sabores y por ello a veces nos cuesta entender la carga sim-
a diferenciar unas cu-lturas de otras es la comida: en qué alimentos se especia- bóiica que poseen. No podemos hablar de ellos como 1o hacen los demás y
lizan, cómo los consiguen y cómo los ingieren. Veamos un ejemplo. Las orcas aprender a cocinarios nos resulta más dificil. En consecuencia, a veces send-
son cetáceos altamente inteligentes que desarrollan culturas complejas. Re- mos que no acabamos de pertenecer del todo a esa comunidad porque no
cientes estudios parecen demostrar que Ia especíe se ha dividido en varios
grupos cultu¡ales y que una de las diferencias básicas ent¡e ellos es la aümen-
17 Rüdiger Riesch, La¡ce G. Ba¡rett-Lennard, Graeme M. Ellis,
tación. Las orcas que se han especiaLizado e¡ corner focas, arenques, salmón o John K. B. Ford y
Volker B. Deecke, «Cultural t¡aditions and the evolution of reproductive isolation: ecological
bacilao desarrollan en cada caso técnicas de caza disrintas que implican habi speciation in killer whaies?» , Biological lournal of tbe Linnean Societ"l, vol. 106, núm. L Q01»,
pp. 1-17 ltambién en Líneal. Disponible en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.17IÍ/
ra Cha¡les Spence y Betina Piqueras-Fiszman, Tbe Perfect Meal. The Multisensory Science j. 1095 -83 1 2.2A 12. 0 I 872. x/fu1l
of Food and Dining, op. cit., pp. 7 1- 100. A. E. Mou¡a et. al., <<Phylogenomics o{ the killer whale i¡dicates ecotlpe divergence in
rJ Rachel He¡2, The Scent of Desire. Discouering Our Enigrnatic Sense of Smell, op. cit., sympatr)»>, Heredity, vol. 114 (2015), pp.48-55 ltambién en línea]. Disponible en: https://
pp.56-57 . v¡ww.nature. com / a*icles/hdy2) 14 67
1ó CarolynKorsmeyer, MakingSenseof Taste.FoodandPbilosopby (NuevaYork:Cor- Rüdiger Riesch, <<La especiación de la orca común>>, Inuestigación y Ciencia, núm. 484
ne.l1 University Press, 1999), pp. 200-201. (2017), pp.80-87.
)30 Econrrr¡¿r Dpr nu,¡rro AL pLATo ))t
iri11

compartimos el mismo mundo sensorial. Si nos lo tomamos corno una opor- personas con ceguera congénita sí 1o presentan:7a zona del córtex que debe-
tunidad para explorar las diferencias y aprender de ellas, se convertirá en un ría estar dedicada al sentido de Ia vista se pone al servicio de otros sentidos.
estímulo, enriquecerá nuestra comprensión del mundo como un lugar lieno No hay un fenómeno equivalente en el caso de la anosmia.2o
de diversidad, despertará nuestra imaginación y nos invitará a dialogar con
Ios demás. Pero en algunos casos, desafortunadamente, provoca que algunas
,I
personas anósmicas se sientan aisladas de su comunidad. imaginemos los 9.7. EsruuulAR EL R.ESTo DE sENTrDos
casos más difíciles, como ura persona que perteneciera a un grupo de aficio-
t
nados al vino o la ceweza, a un dub gastronómico o que {uera cocinera pro- Aunque la anosmia implica una pérdida profunda, es también una oportuni
fesional o crítica de vinos y perdiera el olfato de repente. No solo perdería dad para estimular el resto de sentidos que pafiicipan del sabor, y eso no
placeres, sino que también vería tambalearse sus relaciones con los demás. solo será ad, para los anósmicos, sino que puede incrementar el disfrute de
las personas con olfato. Combinar una variedad de formas, colores y texturas
en un mismo plato, mezclar ingredientes en diferentes temperaturas y otras
9.6. Gusro srN oLFATo estrategias similares permiten crear armonías y contrastes para que la comida
resulte interes ante y atractiva.
Entre los diversos sentidos que panicipan en la percepción del sabo¡ el olfato Con respecto aI sentido de la vista, parece que el factor más influyente en el
y el gusto tienen u¡a relación especial, más íntima que con la vista o el oído, sabor es e-l color de la comida, más que su forma o tamaño.21 Pero el color del
porque ambos son sentídos químicos. Normalmente, se cornplementan uno al recipiente que la contiene también influye. Como ya mencionamos anteriormen-
otro. Y es por ello que nos planteamos la pregunta de cómo afecta al gusto la te, nri experimento mostró que un postre, concretament e úna moilsse, servida
ausencia de olfato. Antes de habe¡ buscado la respuesta en la ciencia, mi intui- en un plato blanco era percibida como un 15 "A más intensa, un 10 o% más
ción optimista era que quizás los anósmicos percibíamos los gustos de manera dulce y gustaba un 10 % más que exactamente e-[ mismo postre servido en un
más ciara y definida al no estar teñidos por los olores. Craso error. Lo que nos plato negro. Estudios similares parecen indicar que tendemos a asociar el rojo
dice la ciencia es todo lo contrario y es una prueba más de las complejas rela- con el du1ce, el azul con el salado y el verde con el ácido.22 Curiosamente, pare-
ciones que se producen entre los sentidos en la percepción de1 sabor. ce que el sabor del chocoiate caliente se percibe con más intensidad si lo toma-
Según una serie de estudíos recientes, a las personas anósmicas, tanto si se mos en vna taza nannja.23 Así, jugar con los colores de 1a vajilla ayudana a estt-
trata de anosmia congénita como adqürida, nos costaría más detectar e iden- mular la percepción de los sabores.
tficar sensaciones de gusto así como las sensaciones que percibe el sistema La causa de que Lavajil.ainfluya en el sabor de la comida sería la llamada
trigeminal. Lo que parecen demostrar los estudios realizados mediante reso- «transferencia de sensaciones>>. Este concepto fue acuñado por el psicólogo
nancias magnéticas funcionaies es que los otros sentidos químicos también se Louis Cheskin y ha sido profusamenre esrudiado en la psicologia dela ali.-
ven afectados negativamente por ia ausencia de olfato, de manera que su per- mentación. la idea es que, cuando comemos, percibimos una gran cantidad
cepción es más pobre.18 Algunos estudios recientes también han hailado que, de estímulos sensoriales, algunos de ellos procedentes de los alimentos y
entre las diferentes sensaciones de gusto, la que resulta más difícil de identifi- otros procedentes de ios paquetes que los contenían, los recipientes en que
cat para las personas anósmicas es el amargo.le Esta es una noticia especial- los servimos, la decoración de la mesa, etc. Los comensales, d.
-u.r.rrL-
mente ma1a, porque una de las funciones del gusto amargo es avisar de 1a consciente, proyectaíamos la información sensorial de todos esos elementos
posible presencia de sustanciás tóxicas. La dificultad de las personas anósmi- que rodean a los alimentos sobre los alimentos mismos.
cas para identificar el gusto amargo puede íncrementar las dificultades que ya
p¡ovoca 1a ausencia de olfato para detectar comida estropeada o venenosa.
Además, la ausencia de olfato no parece promover el desarrollo compen- 20 Léa Gagnon, Ron Kupers y Maurice Ptito, «Making
Sense of the Chemica.l Senses>>,
satorio de otros sentidos, como una podría también desear. Sabemos que las op. cx., p.470.
2r Go¡don NI. Shepherd, Neurogastronomy. Hoa ¡be Brain Crcates Flauor and'Why It
Matters, op cit., pp. 87 -D8.
r8 Léa Gagnon, Ron Kupers y Maurice Ptito, «Making Sense of the Chemical Senses>>, " charles Spence y Berina Piqueras-Fiszma n, The pert'ect Meal. The NÍultisensory scíen- i
I
Mu ltis en sory Re searcb, vo|. 21 QA14), pp. 399 -4 19. ce of Food and Dining, op czi., pp. I 16-1 18.
re Léa Gagnon, Martin Vestergaard, Kristoffer M¿dsen, Helena G. Karstensen, Harrwig 'r Betina Piqueras-Fiszman y charles spence, «The inÍuence of the color of rhe cup on l

Siebner, Niels Tommerup, Ron Kupers y Maurice Ptito, «Neur¿-l Correlates of Taste Percep- consumers' perceprion of a hot beverage», /o arnal of Sensory Studies, vol. 27 , ¡írrI.. 5 eol2),
tion in Congenital Olfactory Impairmeno>, Neuropsycbologia, eol. 62 (20L4\, p. )00. pp. )24-))1.
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rl
I
3)2 Eco,t¡liiur Drt ¡rur¡ro AL PLAio

El sonido que produce la comida al morderla y masticarla también nuidad entre el olfato ortonasal y retronasal vrncula el olor del entorno coo
impo rtante. Cuando nos disponemos a comer una manzana, una el aroma de la comida dent¡o de la boca. Esta continuidad es el factor prin-
ria, choc o1ate, frutos secos y por supuesto patatas fritas, tenemos la expec- cipal por el que comer una ensalada de algas en Lrna playa mediterránea u¡
tr¡iva de que estarán crujientes y el sonido que produzcan al morderlos día soleado de verano es una experiencia placentera. La afinidad entre los
será determinante para que nos sintamos satisfechos. Un experto en mar- olores de la playa y el sabor de las algas produce un diálogo armónico. Por
keting me explicaba que, precisamente por eIlo, Ios productores de pata- el contrario, comer exactamente la misma ensalada en los Alpes, rodeados
tas fritas y otras cbips simiares fabrican las bolsas de plástico de manera por la nieve en un día de crudo invierno, genewá sensaciones contradicto-
que al manipularias produzcan un ruido que evoque ese crujido que espe- ri¿s. Asimismo, beber una copa de ,,'rno en el viñedo en el que se ha cultivado
f amos. la uva, comer un arroz de verduras en el huerto donde han crecido, comer la
Igualmente, las sensacíones táctiles son decisivas. Se ha demostrado que fruta cogida directamente de 1os árboles sentados a su sombra o comer
el peso del bol en el que nos estamos comiendo un yogur influye en su sabor: Ia mermelada que nosotros mismos hemos elaborado en e1 jardín donde re-
si el bol es más pesado, nos parecerá que el yogur es más espeso y tiene un colectamos la fruta son experiencias placenteras, porque la percepción del
sabor más intenso.2a Por otra p¿rte, comer con 1os dedos nos ayudará a per- sabor y del entomo son complementarias como ias piezas de un puzie. I de
cibi¡ la textura y la temperatura de los a-Límentos e increment¿rá ia experien- igual manera, todo esto explica por qué ni siquiera 1a comida más exquisita
cia tácttl. sabe bien en un aüón: porque estamos sentados incómodos en un espacio
Incluso la nocicepción desempeña un papel. La mayoría de nosotros re- diminuto, con una mesita minúscula, con platos y cubíenos de plástico, en
chazamos aquellas comidas que nos provocan dolor, por ejemplo, porque un ambiente ruidoso, a veces rodeados de vecinos moiestos, y a menudo nos
están muy calientes. Sin embargo, alguna gente disfruta del chile. Es decir, sentimos cansados, est¡esados y en general estamos deseando salir de ahí de
que incluso podemos aprender a soportar el dolor en aras de incrementar el an vez y l1egar a nuestro destino.
sabor, a pesar de que erritar el dolor es uno de los principales instintos bioló- El víncu.lo entre la comida y el entorno nos permite eilazar la estética de
gicos.2' la comida con la estética del entomo, taoto al nivel de la experiencia perso-
Sobre estas cuestiones cabe recordaruna advertencia que ya hicirnos más nal corno de1 discurso teórico. Y hacerlo abre numerosas líneas de invesriga-
arriba: es difícil determinar de manera ciara cuáles de estas influencias son ción para la cocina, \a geografía, el arte y la fllosofía: explorar cómo la comi-
biológicas y cuáles son culturales y en qué medida dependen de la variabili- da expresa la personalidad de un entorno; hacer dialogar dos entornos
dad de la sensibilidad individual. Sin embargo, sea como sea, lo importante es combinándolos en un mismo plato; evocar un entorno que ya no existe re-
que tener en cuenta todos los sentidos incrementará el placer culinario tanto cordando los sabores típicos; fantasear con entornos ímaginarios c¡eando
de las personas con anosmia como también de quienes poseen un buen olfato. recetas innovadoras.
Esta es otra dimensión que se ve afectada cuando se suf¡e anosmia. Dado
que las personas anósmicas no percibimos la continuidad entre el olfato or-
9.8. Dú-rocos ENTRE EL sABoR Y EL ENToR¡,io tonasai y el retronasal, la interacción entre la percepción dei entorno y de la
comida también es menos intensa. Sin embargo, en la búsqueda de estrate-
Ccmo ya hemos mencionado, el sabor de la comida se ve influido por 1a in- gias para lograr que la experiencia de comer sea más placentera, es impor-
formación plurisensorial del entomo. Aunque 1a gente no suele ser cooscien- tante estimular el diálogo con el entorno a través del resto de sentidos. Pres-
te de e11o, todo cuanto ven, oyeo, huelen, tocan, cada aspecto de la atmósfe- tar atencíón a la atmósfera del lugar, la vista que contemplamos desde la
ra del lugar en el que se encuentan, puede influir en su percepción de la mesa, la luz, la temperatura, los materiales de que están hechos el mantel o
comida, causando que les parezca más o rnenos dulce, aromática, densa o los asientos y la música de fondo son elementos que pueden incrementar
crujiente. nuestro disfrute de la comida, tanto a un nivel biológico como intelecrual. Y,
En la interacción entre la percepción dei entorno y la comida particip¿n por supuesto, Ia compañía de buenos amigos puede hacerflos sentir que la
todos los sentidos, pero, de nuevo, el olfato resulta fundamental. La conri- comida es más apetecible. Nuest¡o cerebro hace estas cosas: la música que
escuchamos puede provocar que en un mismo cava encontremos dos sabores
distintos y, de Ia misma manera, una buena compañía y una mala pueden
ra Charles Spence y Betina Piquetas-Fiszmart,The Perfect N[eal. The Multisensory Sclen'
hacernos sentir que exactamente el mismo plato resulte más o menos sabro-
ce of Food and Dining, op. cit., p. LT .
2t Gordon M. Shepherd, Neuogastroilomy. Hou tbe Brain Creates Flauor and Why It so. Así que comer bien acompañados en ul lugar agradable factLttará nuestro
Matters, op. cit., p. ú1. disfrute.
)J4 Eco,cMMAr Der rrugaro AL PLATo ))5

9.9. S¡¡on, GUSTo Y oLoR ¿Por qué, entonces, la <<sabiduría popula»> cree que el sabor depende de1
gusto? La principal causa de la confusión parece ser la siguiente: dado que
La percepción y la apteciación estética de la comida son importantes en la comida está en la boca y dado que al masticar prestarnos atención a nues-
vida cotidiana de Ia gran mayoría de personas y, al mismo, tiempo no deja de tra boca y tenemos sensaciones táctiles y kinestésicas, nos parece que la sen-
incrementarse el protagonismo cultural qLre otorgamos a cocinar y comer. sación de sabor ha de venir de ahí. Y, en consecuencia, mucha gente tíende
Hay cada vez más investigación científica sobre técnicas y tradiciones culina- a creer que el sabor se basa en el gusto, de1 que es responsable la lengua.27
rias, ios cocineros estrella son personajes populares, las librerías aumentan el En realidad, darse cuenta de que el sabor depende del olfato reuonasal,
espacio dedicado a la alimentación y la cocina, proliferan los cursos y confe- darse cuenta de que al exhalar el aire de los pulmones este circula por la
rencias. . . Por otra parte, una proporción significativa de ia población suf¡e parte posterior de 1a cavidad bucal y arrástra los aromas de la comida lleván-
anosmia o algún grado de hiposmia. ¿Por qué, entonces, los efectos de dolos a Ia nariz, no es fácil. Es uno de esos casos en que e1 conocimiento
Ia anosmia enla percepción del sabor son tan desconocidos? ¿Por qué, cuan- científico contradice Ia i¡tuición. Ahora bien, ünayezlos cíentíficos enlien-
do intentamos explicados, tanta gente reacciona diciendo que no es posible, den cómo funciona, lo que no acabo de comprender es por qué este conoci-
que estamos exagerando? ¿Por qué incluso académicos expertos en cocina miento tarda tanto en llegar a la sociedad.
tienden a no tomarse en serio esta cuestión? Esta confusión popular la encontramos incluso en la estética fllosófica,
Creo que la primera razón es la idea tan emaizadaen nuestra civilización de donde se ha convertido en un elemento más del discurso tradicional. Cuando
que el olfato es un sentido menor y prescindible, como ya hemos explicado la 6losofía moderna comenzó a teorizat la estética de una manera novedo-
largamente en este Líbro. Pero creo que en el caso partícular de la comida se sa, algunos pensadores decidieron que para explicar la apreciación estética
afade otra tazón:\a confusión popular entre el sabor, el gusto y el olJato. La sería útil recurrir como metáfora a la percepción de la comida, dado que
mayoúa de la gente cree que el sabor depende del gusto y que el olfato solo hay una serie de similitudes entre ambos procesos: en ambos casos encon-
sirve para percibir lo que se encuentra fuera de nuestro cuerpo. Convencerles tramos un sujeto que tiene una experiencia íntima y personal de un objeto,
de que existe el olfato retronasa.l y expücarles su papel es a menudo bien d;f;sil.x que si afina su percepción puede captar en éi una diversidad de cualidades,
Como ya hemos explicado, «sabo»> es el concepto que reúne 1a suma de algunas muy sutiles, y que en este encuentro siente un placer o despiacer
todas las sensaciones procedentes de todos nuestros sentidos en la percepción inmediato. Sin embargo, como estos autores creían que el sentido que per-
de la comida. En cambio, el ngusto» es solo uno de 1os sentidos que participa cibe el sabor es el gusto, comenzaron a usar ei sentido del gusto como me-
en la percepción del sabor y tan solo puede detectar un número reducido de táforuparu explicar ia capacidad de apreciar las cualidades esréticas de un
sensaciones: dulce, salado, ácido, amargo y umami. Algunos expertos defien- obieto, 1o que llamaron <<gusto estético». Carolyn Korsmeyer ha reconstrui-
den la idea de que podría existir el gusto metáJico y está en discusión si tal vez do esa historia. Según ella explica, a pesar delabaja estima en que la filoso-
alguno más; pero, en cualquier caso, se ffataúa de un número reducido de Íía tenía a los sentidos considerados menores, el sentido del gusto fue am-
sensaciones. Por otra parte, el sistema trigeminal percibe otro conjunto piiamente reconocido como una metáfora útil para explicar la habiüdad de
de sensaciones, como el picante, el frescor de la menta, la irritación que pro- discernir las cualidades más sutiles de los objetos en un encuentro íntimo
ducen las cebo[as o la astringencia de algunos vinos. Y también percibimos con ellos. Korsmeyer señala cómo David Hume usó el sentido del gusto de
sensaciones táctiles y de temperatura. La nocicepción está presente cuando ese modo en su ensayo de 1157 La norrna del gusto, uno de los textos funda-
abusamos dei chile y también cuando la comida está tan caliente o tan fía que mentales de la estética moderna. En é1 narra la historia, tomada de Cervan-
nos produce dolor. La propiocepción y la kinestesia tienen su rol, porque con tes, de dos personajes que están probando un vino y cuyafina sensibilidad
ellas percibimos cómo mordemos, masticamos y tragamos. La interocepción les permite detectar matices del sabor que escapan a7a mayona; esa habili-
nos indica que sentimos hambre o sed, o que ya estamos saciados. Y la vista y dadpara percibir las cualidades de la comida que tiene el sentido del gusto
el oído ejercen su propia ínfluencia. Sin embargo, el olfato retronasal es el sería equiparable ala habilidad para apreciar las cualidades del objeto me-
factor fundamental del sabor y es capaz de detectar e identificar los miles de diante el gusto estético.28
aromas distintos que se encuentran en los tantísimos platos diferentes propios
de las numerosas culturas culinarias que existen.

27 Gordon M. Shepherd, Neurogastronomy. Hou tbe Brain Creates Flauor and-Why It


26 Charles Spence, Malíka Auvray y Barry Smith, «Confusing Tastes with Flavours>>, en Matters, op. cit., pp. )0-) 1.
Dustín Stokes, Mohan Matthen y Stephen Biggs (eds.), Perceptioa and lts Modalities (Oxfo¡d: 28 CatolynKorsmeyer (ed.),TbeTasteCriureReadexExpeiencingFoodandDrixk,op.
Oxford University Press, 2015), pp. 247 -215. at., p. 195.
v6 Ecoav¡i,ur Drr ¡¡upnro Ar PLATo ))7

En otra de sus ob¡as señala Korsmeyer que, aunque i¿ belleza so1ía expli tos reunidos en la antología editada por la propía Korsmeyer, las científicas
cerse en 1a estética rnoderna con referencias a la experiencia visual (ia üsión Bartoshuk y Duffy alertan precisamente de que usar un mismo término,
de una flor o de una pintura), en cambio para explicar la operación de apre- <<gusto>>, para referirse al sentido estricto del gusto y para referirse t¿mbién
cia¡ estéticamente un objeto se la comparaba con la operación de saborearla al sabor es una fuente de confusiones.r2
comida. En ambos casos, ei sujeto tiene un encuenrro Íntimo con el objeto Otra muestra de confusión la hallamos cuando Korsmeyer está expücan-
que le permite capta.r sus cualidades e inmediatamente siente placer o des- do algunas relaciones entre espiritualidad y comida y pone el eiemplo de la
placer, de manera que ia percepción y la sensación de placer o desplacer van ceremonia del té. Lo que nos explica es que, en el té, ei gusto queda reduci-
unidas.2e l{o obstante, lo que Korsmeyer oo aclara es que dicha comparación do a un míni¡no sutil, y es esa simplicidad del gusto del té lo que 1o hace
se basa en un uso incorrecto de los conceptos de gusto y olfato. Por el con- valioso desde una perspectiva espiritual. En realidad, Korsmeyer está con-
trario, 1o que pretende es continuar empleando el sentido del gusto como fu¡diendo de nuevo gusto y olfato, El mínimo sutil que se percibe del té es
metáforu del gusto estético y tt^t^r de desarrollarla aún más. Pero, al hacerlo, su aroma, no su gusto, que es prácticamente inexistente.'r Y 1o mísmo suce-
inevitablemente tropieza con el error en el que se basa. Y eso es de lamenta¡ de con el café, las infusiones, el vino o los licores, con las bebidas aromáticas
porque, por lo demás, los trabajos de Korsmeyer sobre filosofia de ia comida en generaJ. Es precisamente por eso que las personas anósmicas no podemos
son bien interesantes. disfrutarias. Pero si no se comprende la diferencia entre sabor, gusto y olor
Como un ejemplo de la confusión encontra¡nos lo siguiente. En uno de es imposible entender los efectos devastadores que tiene la anosmia.
sus libros, critica la tesis cle que el verdadero responsable del sabor es el olor En conciusión, si los fliósofos desean usar la percepción del sabor de la
y de que el sentido del gusto se limita a un puñado de sensaciones básicas. comida como metáfo n para explicar la apreciación estética, deberían ser
Korsmeyer intenta defeoder el sentido del gusto argumentando que han de conscientes de que emplear el sentido del gusto como metáfora del gusto
existir muchos gustos distintos, en consonancia con la existencia de nume- estético es incorrecto, porque el gusto no es el factor fundamental en el sa-
rosas tradiciones culinarias.r0 Si Korsmeyer pudiera diferenciar propiamente bor de la comida, En vez de ello, les recomendaría usat el término sabor ¡r
el sabor, el olor y el gusto, entendería que la variedad de tradiciones culina- tener en cuenta que el elemento central es el olfato retronasal. Reconocer el
rias existe gracias ¿l sentido del olfato. Solo poseemos unas pocas sensacio- papel fundamental del olfato en estéLica permitiría desarrollar una línea de
nes de gusto, que forman parte de nuestro harduare biológico, pero las per- trabajo prometedora: como ya hemos explicado, las ínterrelaciones entre el
son¿s con olfato pueden percibir mi.les de aromas distintos, y la relación olfato ortonasal y el retronasal vinculan la estética del entomo con Ia estética
entre cada olor y e1 valor que se le conceda en términos de placer o desplacer de la comida, dos de ios ámbitos en que la estética está actualmente aportan-
es cultural, no bioiógico. do ideas más innovadoras. Por esa vía se podría estudiar cómo los seres hu-
En un libro posterior, Korsmeyer reconoce que el olor y el tacto influyen mano§ entran en los entornos y cómo los entornos penetfan a su vez en los
en la percepción del sabor, y sin embargo afirma que ella emplea el té¡mino seres humanos.
<<gusto>> como sinónimo de «sabor», entendíendo que el sabor también in- De todas formas, por otra parte, no creo que sea buena idea emplear la
cluye el tacto y el olfato.rlPero esta decisión resulta problemática. Dado que percepción del sabor como metáfora de la apreciación estética, porque tien-
eI <<saboo> es Ia suma de todas las sensacíones procedentes de todos los sen. de a confunür dos procesos que es importante diferencia¡: una cosa es per-
tidos y que el «gusto» es solo uno de los sentidos que participan en é1, em- cibír y otra muy distinta es apreciar estéticamente. Aunque puedan darse de
plear el concepto que designa una parte del todo para designar el todo gene- manera simultánea, son operaciones distintas.
ra confusión. Sería equivalente a utilizar el concepto de <<cocina>> para Otra cuestión interesante a explorar sería la siguiente. Parece ser que los
designar <<caso>, ¿qué sucedería entonces con el dormitorio y el baño? Pero seres humanos somos el único anima.l que cocina su comida. Y según cuenta
en el caso que nos ocupa es toda¡,ta peor, porque este uso dei término «gus- Richard \flrangham en un libro fascinante, CatchingFire. Hou Cooking
to>> perpetúa la creencia popular de que el gusto es el sentido fundamental NIade U s Human, nos hemos adaptado de tal manera a comet alimentos co-
en ia percepción del sabor de la comida, cuando no es así. Por otra parte, cinados que una dieta completamente crudívora daiaria nuestra salud. Al
este empleo de los términos resulta sorprendente, porque en uno de los tex- mismo tiempo, cocinar nos ha permitído desarrollar una enorme diversidad

2e Carolyn Korsmeyer, MakingSense of Taste. Food and Pbilosopby, op. cit., pp. 40-12. )2 Li¡d¿ lvl. Bartoshuk y Valerie B. Duffu, «Chemicai Senses. Tasle and Smellr>, en Ca-
r0 Carolyn Korsmeyer, MakingSense of Taste. Food and Philosopby, op at, p.6. rolyn Korsmeyer Gd.) , The Taste Cuhure Reader. Expeiencing Food and Dink, op. cit., p. 27 .

rr Carolyn Korsmeyer (ed.),Tbe Ta¡te Culturc Reader. Experiencing Food and Drink, 1) Carolyn Korsmeyer \ed.), Tbe Taste Cultttre Reader. Expetiencing Food and Drink,
op cit., p.). op. cit., p.6.
Pl¡¡o ) )'1
))ó Ecoatru¡r D¿ uu¡m:o Ar

de tradiciones culínarias y explorar una variedad de sabores ü PeroconTamayoáadealírnentossehadadounpasomás:vienenempa.


infi¡rita.ra ¿Existe alguna relación entre este hecho y el papel del olfato q";;;t;i; iude la comida se ve susútüda por la apariencia del
nasaiP Preguntado de otra manera: ¿habríamos inventado la cocina y
^puirn
paquete. En algunos casos ya no vemos nada del alimento'
que queda oculto

rrollado tantas tradiciones culinarias si todos fuéramos anósmicos enelinterior,yotrasvecessolovemosunaParte'Cadavezmás'lapresenta-


En vez de percibir ei¿limento
tos? Supongo que es imposible saberlo, pero yo hago mi apuesta ción de Ia comida seiuega en ios envoltorios'
fotografía o un dibujo' Es cierto
disfrute de la cocina debería darle las gracias a su sentido del olfato. real, vemos r, ,"p..r.,,íución visual, una
a motivos meramente
que, en algunos casos, empaquetar.la comida se debe
los alinlentos responde
nrácticos. pero la ,.nd.nai^ u .nuolu., c,idavez más
9.10. UNa ESTÉTrcA pRoFUNDA DE LA coMrDA í r*^ .r..,,ári*¿ii.^, r", envo¡orios son más tácilmenre manipulables ¡ si
fácil hacedo
se üata de atraera lo, .li*t., con estímulos
sensoriales, es más
de colorines lla-
La apreciación estética de 1a comida no solo es un tema fascinante por con los paquetes. Ningún aiimento tiene esa combinación
El exceso de envolto-
plurisensorialidad, sino también porque comer es uno de los actos más ;;;r"*:;i;uáor'u¿"o lo" dibujitos, frases v marcas'
naturales que
por los recursos
cos de nuestras vidas que realizamos varias veces cada día y del que ;;r;;;1" ." rrn probleta ecológico grave
resulta proble-
nuestra sa-lud física, emocional y mental. Organizamos nuestra jornada en .";;.-; los resiá.ros contaminante§ que genera' Tambrén
función de las horas de las comidas; gestionamos la compra de alimentos y mático qr.r. el prqrlete se convierta en el mediado¡ fundamental en nuestra
en
su preparación como uno de los pilares del funcionamiento de nuestro ..p.i1J.r^ á-.'tu .o-i¿, y que acabe influyendo de manera inconsciente
y alrededor de todo ello elaboramos mu.ltitud de costumbres y ritos ,,r.rt., decisión de adquirir un producto u otro' es una
civilización
nos. Ahora bien, con la comida, como con cualquier otra cosa, nuestra expe- La estética de la comida qué predomina en nuestra
cuhura de cuan-
riencia estética puede ser superficial o bien, gracias a una mayor atención, al
'
.rt¿,i., á.r empaquetadá y .rá dif.r...ia radicalmente esta
una estética de tetrabriks,
tas existieron en épocas inrrdnr. La nuestra
es
conocimiento y la reflexión, podemos ir generando experiencias cadavez
de porexpán' bandeias de
más profundas. Nuestra cívilización fomenta una estética de la comida abso- i^rri"^r-¿" plástícá, b"k;t á; flastito, bandeias
lutamente banaly, como nos bombardea con ella por todas partes, no es fácil alurninio, cajas de de vid¡io'.botefiás de plástico' gartafas
.r"¿t, i*iff's
formas regu-
tomar consciencia de su mivialidad y tf atar de conjurarla. Pa¡a ello necesita- ;;&;;i;", ú;;s de bebidas y latas de conservas, rodas ellas desuperPuestos
y t"pá.ncias lisas y limpias' A veces h.a¡ envoltorios
mos nadar contra corriente. f*J. fos *
Nuestra civilización reduce los alimentos a meros productos de consumo ;;üñ;;. ue.rd..t.n recipientes de plástico que a su':i q:'Í1-l::
y los principales intereses de la mayoría de empresas dedicadas a la alimen- voltorio de carrón. Las barritas energéticas van en envoltorios individuales
tación radican en incrementar continuamente sus ganancias. En su objetivo de plástíco y empaquetadas en cajas de cartón'
de vender cadavez más, muchas empfesas intentan que sus productos ten- Cada detalle ¿.f ."r"fiátt, eítu-año, la fo¡ma' el color' los dibujos' el
el aroma'
gan la apariencia más atr^ctiva posible, que capten nuestros sentidos de ma- t."to .r.rito, el sonido que h¿ce cuando 1o cogemos' la textura'
n,r.r,rá, sentidos. El empaquetado
nera fácil y rápida, ofreciéndonos un placer inmediato que no exija pensar. está estudiado al miii-etro para seducir
Como ya comentamos al principio de este libro, en las estanterías de fruta y .of,u nrr.r,r. y nás hace.relegar a un segundo plano lo,que hay
^t.rr.io.,
la mis-a lógica, los nli-"tttot cadavez más nos
llegan ya
verdura de los supermercados convencíonales eflcontramos manzanas todas áá,;.. Siguiendo y fácil'
que todo se vuelve rápido
idénticas, tomates todos idénticos, pimientos todos idénticos, perfectamente lavados, cortados, precocinado"s, de manera
,ub.ro, *.noilo que comemos. La
En .onr..u.n.iu, .rdu *,
ensalada
ordenados en hileras. Todos tienen Ia misma forma, el mismo tamaño, el
mismo color, la misma textura. Todos exhiben una superficie limpia y lisa, vieneyalavad,aycortadaencómodasbolsitasLazanahoialapuedescom-
pasta 1leva unos veinte .minu-
sin manchas ni daños. Son tan aparentemente perfectos que recuerdan a las ;;^, ;^rallada. V orrnqu. cocinar un plato de üsta los platos precocinados
frutas de plástico que se Lrsan para decorar. En ellos no queda resto alguno tos, algunos ,rp.r*..JrJo, no' po""n más a la
de su origen: las frutas suelen venir sin hojas ni ramas, las verduras están de pasta que la ProPia Pasta'
en un par-
requetelavadas y jamás llevan ni un poquito de tierra. Encontrar un insecto t.,^ndo acudimls u rn ,rp".*.rcado convencional, entramos
en la estantería de las verdu¡as sería considerado un grave probiema de hi- q". d.-;;;.;iones lleno de coiores brillantes v chillones' T':1i-.'r* to"
artlíclal que
giene. áúri.u de fondo y a menudo aromatizádo con algún producto
jóvenes simpáticos nos dan a
ilJ; el olor d.i .ufJ o ád pn.r. Aquí y allá, anuncian ofer'
ra Richard Vrangham, Catcbing Fire. Hou Cooking Made Us Human (Loodres: Profle ;iof,;;;;r. nou.ar¿ C.u'd., .u.t.lá, colgados del techo en sor-
Books, 2C09), pp. 179 -194. ;; Á;;;"t productos vienen con regalos o te permiten participar
l.l0 Eco¡¡tr"nr D¡r rzuerro Ar PLATo J1t
i

I
teos. Cualquier festi¡,.idad se aprovecha para adornar los pasillos o cados nos bombardean con una gran cantidad de estímulos. Nuestros ante-
cionar a1gún producto específico. Los expertos eo marketing invierten pasados habrían enloquecido en un lugar así. A veces me pregunto si tloso-
vez más esfuerzos en estudiar cómo nos movemos por el supermercado tros no enloquecemos también un poco, dado lo fácil que resulta convencef
dónde tienen que ubicar cada tipo de a.hmento para que pasemos más a la gente dé que pague por comida basura, por consumir un exceso de i

comprando y nos l-levemos más cosas. Y nosotros, encantados, adquirimos du-lces y grasas que le acabarán causando problemas de salud.
paquetes de colorines y texturas agradables porque nos prometen un buen Esa estética superficial de la comida genera situaciones cada vez más
sabor. Compramos un pedazo de plástico o de cartón, compramos sus colo- absurdas. Hace unos años se generzrlizó en nue§tro país, como en otros, el
res, fbrmas, texturas, sonidos, aromas artificiales. ¿Para qué van a invertirlas consumo de sahnón de piscifactoría. Criar saimones de manera industrial,
empresas en producir alimentos de mayor calidad si basta con me;'orar el copiando en el mar los mecanismos de la ganadeúa, permite producir más
aspecto del paquete2 carne de manera más barata. Pero este sistema tenía un problema: la carne
Una va al supermercado y se encuentra con metros y metros de estante- del salmón de piscifactoría no posee ese precioso color rosado de los salmo-
rías üenas de zumos. Es como un festival. Cada uno exhibe su color, su for- nes salvajes. Lo que otorga alos salnones salvaies el color tan característico
ma, sus nombres rimbombantes. Los hay destinados a los niños, a la gente de su carne es que uno de los elementos fundamenta-les de §u ¿ieta son los
que busca sabores atreüdos y también a los que prefieren forrnatos tradicio- crustáceos, que contienen pigmentos que tiñen su cuerpo de forma natural'
nales. Los hay baratos yios hav caros. Algunos llevan extra de calcio o üta- También los flamencos obtienen su elegante color rosado gracias a una die-
minas. Otros ayudan a adeJgazar. Al final nos entretenemos mirando unos y ta rica en cÍrstáceos. Sin embargo, en las piscifactorías los alimentan con un
offos porque esa variedad capta nuestra atención. Nos entran ganas de pro- producto rndustrial fabricado con la carne de distintas especies de peces, de
barlos todos. La abundancia de comida atapa aJ, animal que somos y la ü- manera que no desarrolian ese color, sino un gris aburridísimo. Y la gente
versidad exhibida seduce a nuestros sentidos. Cuantas más variedades hay, que compraba salmón quería ver el coior rosado. Después de todo, si hemos
más probable es que nos acabemos llevando alguno. llegado abautizar esa tonalidad rosada con el nombre de «color salmón>>,
Una vez coincidí en un programa de ¡adio sobre sensorialidad con Neil ¿cómo iban los consumidores a comprar salmón gris? Habiía sido tan con-
Harbisson, un artista que padece acromatopsia, un problema de visión que tradictorio como comprar naranjas azu-les. Nadie iba a adquinr un producto
le impide distinguir los colores. Harbisson puede ver, pero diríamos que ve con un color considerado más feo una vez ya se había asociado el sabor
en blanco y negro. Años atrás, unos ingenieros fabricaron para éI un peque- agradable con el color rosado. Explicar a los compradores por qué el sal-
ño ardlugio: una cámara que capta los colores y los traduce en sonidos. A¡te món de piscifactoría tenía otro color resultaba demasiado complicado. Si
cada color el aparato emite una nota distinta, io que permite a este artista tienes que dar muchas explicaciones, no vendes. Por tanto, se decidió teñir
saber de qué color se trata. Harbisson lleva Ia cámara en Ia cabeza y con ella e1 salmón.
trata de comprender la diversidad cromática, estudia las relaciones entre los En pocas décadas, el proceso industrial de teñir la carne de salmón se ha
sentidos y explora la tecnología como mediadora de la percepción.r5 En el sofist-icado hasta el punto de que cada piscifactoría puede determinar el tono
programa de radio explícaba que cuando salió a caminar por primera vez exacto que desea, puede lograr una catne un poco más roja o un poco más
por el bosque con la cáma¡a, vio/oyó que había cierta variedad de colores, anaranl'ada, añadiendo el pigmento correspondiente en la dieta de los anima-
pero moderada. Predominaban el verde y el marróo, y los otros colores apa- les. Las empresas que fabrican colorantes artificíales para comida han desa-
recían de tanto en tanto. Era algo sobrio. En cambio, cuando entró en un rrollado los pigmentos. En paralelo se han realizado estudios de raarketing
supermercado, se sintió abrumado: todas las notas sonabah a la vez, todos para averiguar qué tonaiidad prefiere cada sector de la población y en qué
Ios colores estaban presentes, era como una explosión de fuegos artificiales. medida están dispuestos a pagar más o menos por su color predilecto. Así
Nuestros antepasados cazadores-recolectores, que buscaban sus alimen- que nuestra magnífica civiiización tiene ahora exPertos en tonalidades de
tos en la nafutaJ.eza salvaje, sabían afinar 1os sentidos para percibir lo antes salmón y la gente compra el salmón teñido artíficialmente sin ningún tepa-
posible variedades de colores, formas, aromas y sonidos. Iriecesitaban hacer- ro.16 lvlientras que el color es u¡ elemento decisivo en 1a compra del salmón,
lo para detectar frutas y verduras que consumi¡ o animales que cazar. El no parece haber muchos clientes que pregunten en qué condiciones han vi-
color rojo de la fruta madura no abunda en la naturaleza,hay que buscado. vido ios animales, con qué dieta se los ha engordado, si se les han suminis-
De la misma manera, muchos animales se mimetizan con el entorno y no son trado antibióticos, ni por supuesto cuál fue su calidad de vida o cómo fueron
fáci-les de percibir, hay que aprender. En cambio, hoy en día, los supermer-

'ó http://rwvw. dsm. com/m¿rkets/anVen-US/products/products-solutions/products-


t5
h trp ://www.harbisson. corn/ solutions-too1s,8roduc ts-solutions-tools-salmo¡.html
)42 Eco¡rlr,r¡¡r D¡r rru¡¡ro Ar PLATo )4)

matados. ¿A quién le preocupa que las condiciones de cría son tan aman y expresan su felicidad bailando coreografías divertídas. Queremos ser
que buena parte de los salmones se vuelven sordos?r7
como ellos, así que compramos esos productos. Y mientras Io hacemos, ape-
Lo que sucede con el salmón no es un caso aíslado. A menudo, los nas percibimos la comida ni sabemos nada de los productos que compramos.
res con sabor a frutas no llevan nada de fruta, sino aromas artificiales. Si queremos desarrollar experiencias estéticas de la comida más profun-
mundo de las sopas libra una batalla continua para lograr fabricar en los das, hemos de apartar los envoltorios y los anuncios y concentrarnos en los
boratorios aromas capaces de evocar el olor de las sopas tradicionales que aiimentos. Y eso significa que no podemos quedarnos únicamente con el
abuelas coci¡aban durante horas. La mayoría de los alimenros producto acabado tal como 1o encontramos en el supermercado. Si reduci-
llevan colorantes y aromas anificia-les. mos ia apreciación estética de la comida a abrtr el tet¡abrik de sopa de ver-
Tomar la decisión de comprar verduras y frutas de producción ecológica dura, verteda en un tazón y calentarla en el microondas para comerla delan-
y de proximidad cambia la experiencia estética. Muchos envoltorios desapa-
te de 1a tele viendo anuncios de comida, es como sí en vez de leer novelas
recen y otros pasan a ser más sencillos y sobrios, así que percibimos ios
ali- enteras solo leyéramos la ultima página. De 1a misma manera en que el final
mentos de manera más directa. La alimentación ec ológica ha tenido que de una novela oo se entiende si¡ haber leído Ia novela completa, tampoco se
volver a reivindicar la estética tradicional de los alimentos: las frutas y las entiende esa sop¿ sin conocer su historia. Una experiencia estética profunda
verduras son irregulares. Cada patata, cada pimiento, cada calabacín es dife- exige conocimiento y necesitamos saber cómo se ha elaborado ese alimento
rente. Algunos están torcidos y otros tienen marcas. Los hay con formas tan que nos estamos llevando a la boca.
raras que sorprenden. Las cooperativas y tiendas ecológicas nos los venden Si queremos tener una experiencia estética profunda de nuesta sopa de
con restos de derra, hojas y ramas, e incluso a veces con algún insecto.
eue- verdura de tetrabrik, debemos averiguar dónde y cómo fueron cultivadas
da claro de dónde üenen, no hay necesidad de negar su origen en 1a tie¡ra.
esas verduras, quién 1o hizo, si fue un proceso respetuoso conla naturaleza,
La. producción ecoJógica nos of¡ece una experiencia estética en que no prima
si fr-re un proceso respetuoso con los trabajadores, cómo se cosecharon,
la homogeneidad, la super6cie pulida y brillante, sino ios alimentos tal como
cómo se vendieron, cómo se trasladaron, qurén elaboró la sopa, cuánto tiem-
son, sin formas regulares, con sus defectos, cada u¡o diferente. No necesito po coció, en qué condiciones, cómo se distríbuyó el producto fina1 y cómo
que todas las patatas y los melocotones sean homogéneos, de la misma ma-
se vendió- Y tarnbién necesitamos saber, una vez tiremos el tetrabrik a la
nefa en que yo tampoco qüero ser homogénea. si hay uniformidad, todo es basura, qué sucederá con é1. ! por supuesto, necesitamos comprender qué
rápído y fáci.[, sabes 1o que puedes esperar, sabes 1o que vas a enconrrar. La etectos tiene esa sopa en nuestra salud, 1o que en parte depende de factores
üda se convierre en una. cadena de montaje. si hay diferencias, hay más por generales del cuerpo humano y en pafte de las características de cada orga-
descubrig hay complejidad y sorpresas. si encuentro u¡ caracol.rr-ru.rrulu- nismo particular. Esa es la película completa. Y, si ia tenemos en cuenta,
da, me recuerda los ciclos de la vida a los que todos pertenecemos y puedo
comenzáremos a eiegir ios alimentos de otro modo, porque buscaremos
liberarlo en un sitio tranquilo. aquellos que nos proporcionen experiencias estéticas más interesantes desde
Decíamos que la estética de la comida predominante en nuestra civhza- los orígenes de la producción hasta ia gestión de los residuos. Comer es par-
ción es una estética de envoltorios. También es una estética basada en ia ticipar en una historia, y tener una experiencia estérica profunda de la comi-
publicidad, que no deja de ser orro tipo de envoltorio. Los medios de comu-
da implica conocer [a historia entera.
nicación nos bombardean rodo el tiempo con anu¡cios de comida y bebida En pleno invierno hallamos cerezas en algunos supermercados. Son gran-
que nos prometen experiencias de placer y feücidad. Nos del'amos seducir
des y ro1'as, briliantes. La encarnación de la fruta madura, prometiendo uná
con una facriidad extraordinaria y acabamos creyendo que beber esa cerveza
experiencia de sabor intenso, de dulzor, evocando el buen tiempo mientras
nos regala la esencia de una fiesta de verano con ios amigos, que ese turrón
veslimos abrigos y bufandas. Son tentadoras. Pero ¿de dónde vienenT En un
encarna el reencuentro familiar por navidad, ese zumo nos llenará de ütali-
supermercado de Barcelona encuentro cerezas que llegan desde Chile. Son
dad y ese suplemento alimentario nos devolverá la juventud perdida. En los
muy cáras y están colocadas en e1 expositor principal, subrayando su condi-
anuncios de comida, más que ver comida, vemos gente aparentemente sana,
ción de objeto de lujo, de capricho paraurla ocasión exclusiva. Han llegado
joven y guapa, gente estupenda que se lo pasa muy bien, que celebran fiestas
en barco. Esos barcos que inurndan de tráfico los océanos, contaminando con
en casas encantadoras, van de üa¡'e a lugares maravillosos, se enamoran y se
Ia gasolina más sucia ybarata mientras recorren los mares a toda velocidad
para que podamos consumir frutas fuera de temporada. El antojo de comer
r7 Nerissa Hannink, «Por qué ios salmones de piscifactoría son sordos>>, pdís,2a cerezas en invierno se paga contamilando los mares, llenando 1os océanos de
El de
diciembre de 2017 [en línea]. Disponible en: https://elpais.com/e.[pais/20 77/12/rg/cien- ruido que dalala launa marina. Si colocamos en un plato de lat¡olanza el
l cia/ 15 D 609 792 816658.hm1
¡ aspecto y el sabor tan atractivos de las cerezas y en otro plato ponemos la
Í;
[;
f
)44 EcoaN¡"r¡¿ Dtr t¡l'rnro,{¿ PLATo )45

cantidad de contaminación y de rüdo producidos en su traslado, su contrí c¡eer 1o que uno quiere creer. La mz6n por la que en nuestra civílización se
bución al aurnento de fe'¡ldad de los océrlos, el resultado no es una expe- miente tantísimo sobre cuestiones básicas, 7a ruzónpor la que la gente es tan
i riencia estética positiva. crédula, es que resulta fácil vivir en ia superficie de las cosas rodearlo de
Si intentamos lograr una experiencia estética de la comida cada vez más mentiras cómodas, mientras que profundizar en busca de respuestas dficiles
I
profunda, tropezaremos enseguida con el problema de comer animales. Los exige un esfuerzo. Una estética triüal, fácil y rápída que no implique hacerse
seres humanos somos por naturaleza omnÍvoros, 1o que significa que pode- preguntas nos ofrece una satisfacción instantánea y nos hace sentir más se-
mos alimentarnos de una gran diversidad de productos, tanto animales como guros que una estética seria, profunda t¡ ctítica que nos embarca en un viaje
vegetales. No somos carnívoros como los leones, ni herbívoros como las ove- inacabable de aprendizaje.
jas, sino que somos omnívoros, y esa es una de las claves de nuestra libertad, Por todo ello, la publicidad de productos de origen animal se esfuerza al
que nuestro organismo se adapta a alimentarse de muchos productos distin- máximo para eütar que los compradores tengan la menor inquietud, la me-
tos. La otra clave de nuestra libertad es que podemos decidir qué comer y nor duda o sensación incómoda. La cuestión es crear una estética que gene-
qué no en base a razones, una decisión que no parece que otros animales re en el comprador la convicción de que no hay nada problemático en ese
puedan tomar. Así, ser omnívoros y tener la capacidad de decidir libremente producto. A menudo, Ia esrrategia que usan para vender carne de pollo es
qué comer nos permite optar por ser vegetarianos (en ios distintos grados de envolver el poJlo rea.l en un paquete en el que aparece dibujado un pollo que
vegetarianismo que existen) o veganos (que implica no consumir ningún él mismo dice «cómeme>> mienrras salta y brinca feliz. Así, el pollo dibujado,
alimento de origen animal y en general no usar ningún producto elabo¡ado que es una mera representación, oculta al pollo real, y la gente compra el
a base de anima.les o causando dolor a anímales). pollo real creyendo que compra ese pollo dibujado que está deseando que se
Como ya abundan los estudios sobre consumir o no anima.les desde un lo coman. Qué tranquilidad nos da eso a los consumidores, saber que el
punto de vista ético y también los estudios sobre veganismo y salud,rs aquí nos pollo está deseando que nos Io comamos; nos libra al instante de cualquier
concentramos en el aspecto estético. Comer anima-les puede generar experien- remordimiento que pudiéramos tener. Luego vemos un anuncio de queso y
cias estéticas positivas tan solo si nos mantenemos a un nivel superficial y son unas vacas las que saltan y brincan y dícen «ñam, ñam, qué rico>>. Anali- r1
banal, el nivel de los envoltorios y los anuncios de que hablábamos antes. zado con frialdad, ei recurso es ridículo. Y, sin embargo, funciona. La gente l

Conscíentes de ello, las empresas que producen alimentos de origen animal compra esos productos. Está¡ más que dispuestos a asumir una esrética ridí- i

pretenden conjurar en los envoltorios las inquietudes que los consumidores cula siempre que les evite tener que pensar demasiado.re i

pudieran tener" Si las personas ven cómo son criados los animales, si observan Por supuesto, si una invierte tiempo en buscar información sobre cómo
su día a dra, si averiguan cómo son maltatados y matados en el matadero, en üven los animales criados para producir alimentos, 1o que descubre es bien
algunos casos se les despertarán dudas que les pueden conducir finaLmente a distinto. Cada uno de esos animales está atrapado en vidas de sufrimienro
asumir una dieta vegana. De manera que las empresas preüenen esas dudas constante, tanto físico como emocional y mental. No son reconocidos como
antes de que aparezcan. EI truco está en vender un producto de origen animal sujetos con capacidades cognitivas, emocionales y comunicarivas, con una
que oculte al anima.l y sobre todo l¿s condicíones rea-les en que ha malviüdo. serie de necesidades propias de su especie y con necesidades indiüduales
En el supermercado, la carne aparece Jimpiamente troceada en porciones fruto de personalidades diversas. Son tratados como meros objetos, herra-
y colocada en bandejas de plástico o de porexpán. A menudo el paquete mientas para conseguir ganancias económicas, y son maltratados hasta lími-
víene decorado con Ia ímagen de un cerdo o un pollo con apariencia sana y tes de pesarlilla. Pero los empresarios todavía tienen el cinismo de publicitar
feliz en un precioso prado lleno de flores, una imagen bucólica que parece sus productos con el dibujito de un pollo que dice <<cómemo>. El cínismo de
salida de un cuento infantil. La gente ve la bandeja de plástico, tan limpia, esos empresarios encaja a la perfección con la superficialidad de un público
tan blanca y tan higiénica, ve el corte limpio de carne que no recuerda al deseoso de que le eviten plantearse problemas. Solo faltaría tener que pensar.
animal, ve el dibujito del pollo feliz y compra el producto contenta. Es fácil Cuando ouestra especie se bautizó a sí misma covto Homo sapiens, eligió
paradójicamente como su rasgo fundamental la capacidad a la que más se
)E Véase la charla TED de Ca¡l Safin¿, titulada «¿En qué piensan y qué sienten los ani- resiste, eI don natu¡al a.l que tantrs veces intenta renunciar.
m¿les?», de 2075: https:,Uwww.ted.com/t¿lks/carl_s¿fina-what_a¡e-animals_rhinking_and_
leeling?language=es
Y los libros: É[se Desaulníers,]e mange auec ma téte (Monrreal: Les Éditions internatio- )e Sobre esras cuesriones hay que lee¡ e1 clásico: CarolJ. Adams (1990), The Sexual
n¿lesAlainStanké,2011); Comerconcabeza(MadridErrataNaturae,2016),traducciónde Politics of Meat. A Feminist-vegetanan Citicalrheory. 2ith Anniuersary Edition (Nueva yo¡k:
Te¡esa Lanero Lad¡ón de Cueyara. Lisa Kemmerer, Eating Earth- Enaironmental Etblcs and (M*
Bloomsbury 2015); La política sexual de la came. fJna teoría citica feminísta uegetariana
Dietary Cho¡ce (Oxford: Oxford Unive¡sity Press, 2015). drid: Ochodoscuat¡o ediciones, 2016).

Ii
J46 Eco¿Nnr¿r Dm rn¡¡tro Al PLATo 311

En realidad, no es posibie comer animales sin que haya dolor. invertebrados, demuestran tales capacidades cognitivas que la directiva eu-
mayoría de los casos hay muchísimo dolor. Constante. Cada úa. ropea que regula la experimentación con animales incluyó en su u.ltima ver-
toda su vida. Dolor físico y también est¡és, miedo, soledad, tnsteza,
sión, del a¡o 2010, la protección de los cefalópodos. El conocimiento de que
ción y desesperación. Todos 1os animales matados para ser comidos
también los invertebrados sienten dolor ha llevado aSwza a legislar sobre el
sufriendo, mueren asustados y, muchas veces, mLreren luchando po. r*r ü bienestar de las langostas, prohibiendo que se las mantenga con vida sobre
das, buscando una clemencia que no encuentran.
hielo o que se las eche vivas y conscientes a ollas con agua hiniendo.
Todos los mamíferos nos parecemos. A pesar de algunas diferencias
Criar animales para comerlos es criar dolor. No hay más. Comerlos es
cinantes, que hacen que cada especie sea única, nuestfas capacidades cogni-
devorar üdas de seres ínteligentes y emocionales que solo han conocido la
tivas, emocionales y comunicativas difieren más en grado que en naturaleza.
explotación y el maltrato. ¿Qué experiencia estética positiva puede obtener-
Los otros mamíferos sienten aTegría y pena como nosotros, celos y afecto,
se de algo así? Una experiencia estétíca profunda de la comida implica asu-
añ.oranza y frustración. Comprenden la situación en la que se encuentran-
mir una cuestión fundamental: cuando comemos animales, no comemos un
Echan de menos a sus seres queridos cuando se les separa de ellos. Buscan «qué», sino un «quién>>. No comemos un objeto, sino un sujeto. Y qurzás, si
ayuda cuando se sienten asustados. Lloran cuando sufren. Si el sufrirniento
conocemos su historia, dejará de apetecernos comedo.
es constante, desarrollan ansiedad y depresión. sienten empatia cua.rdo ven
Criar animales para consumo implica formas diversas de maltrato. La
suf¡ir a los suyos. Cuando las vacas entran en eI matadero y ven cómo están industria de la alimentación, siempre deseosa de conseguir más ganancias en
matando de manera brutal a otras vacas, gimen yiloran, tratan de escapar, menos Liempo, apuesta cadavez más por modiicar los cuerpos de los anima-
patalean para defenderse. Por todo ello, comer mamífe.os .s co-.. doilo..
les para que crezcan más rápido, produzcan más carne, más leche o más
Comer cerdo, ternero, cordero, cabrito, conejo o potro es similar a comerse
huevos. Modi.ficar el cuerpo de otra especie no para mejorar su salud, no por
a Lrn perfo. La mayotia de gente que convive con un perro 10 recofloce como
ella misma, sino pensando simpiemente en las ganancías económicas implica
un sujeto, sabe de sus deseos y sus miedos y entendería la crueldad de mal-
un profundo desprecio por Ia vida, por la natural eza y tambiéD por la estéti-
tratarlo y matarlo para comerlo. Pero en cambio se come a seres que sufren
ca. Es no entender que ios cuerpos de los animales son el resultado de un
igual que sufriría su perro. l
proceso de miles y miles de años de evolución en relación con su entorno y
Nos puede parecer que aves y peces, los otros animales de los que nuestra que riosotros no tenemos ningún derecho a modificarlos.
especie más se alímenta, están ya muy lejos de nosotos. Pero a medida que
Además, la manera como son tratados los animales cuando se les cía para
los estudios de cognición animal ava,zaÍr, descubrimos que aves y peces no
consumo les va robando las mejores cualidades sensoriales que todavía pu-
son tan distintos. Algunas aves, en especial los córvidos y los loros, poseen
dieran tener. El hacinamiento en espacios cerrados, laÍalta de higiene y el
inteligencias muy desarrolladas que poco tienen que envidiar a los primates.
maltrato impiden a cerdos, terneros, conejos, potros, patos o pollos desarro-
Y cuanto más conocemos a las diversas especies de aves, más admiramos sus
llarse de una manera sana y plena. Quizás el ejemplo más claro son las galLi-
capacidades cognirivas. Sí, también las gallinas, las ocas, los patos y los pavos
nas permanentemente enjau-iadas y tratadas como máquinas de producir hue-
son inteligentes. Y también sufren cuando son maltratados.a, Los p...i hnn
vos, que acaban con las plumas destrozadas y las patas llagadas. A todos estos
resultado ser más inteligentes de 1o que queríamos cree¡: la .rp..i" ll,amada
animales se les roba la apariencia que deberían tener. Al no poder desarrollar
«vieja de colmillos>> sabe utilizar piedras como instrum.nto, puiu abnr alme-
la vida natural de su especie, al no poder correr ni jugar con sus madres y
jas y los baca.laos descubren cómo manipuiar ios comederos de las piscifac-
hermanos al aire libre, aprender de los adultos cómo vivir en su entorno, re-
torías de formas novedosas.al Sabemos que sienter dolor y qr. ,,rf.., .r-
lacionarse con los suyos de manera normal y dar y recibir afecto, no pueden
trés.42 Lo mismo sucede con reptiles y anfibios. Incjuso los pulpos, que son
crecer sanos, no pueden desarrollar sus capacidades de manera plena ni tam-
poco desplegar esas cualidades sensoriales que merecerían nuestra admi¡a-
a0 Lori lvIarino, «Thinking chickens: a reüew of cognilion, ción. El dolor en el que viven se traduce en fealdad en sus cuerpos.
emotion, and behaüor in tle
domestic chicken>>, op. cit. f.en Líneal. Disponible en: hmp:/4ink.springer.com/article/10.1007/ Pero la industria que cría animales para consumo solo ve en ellos dinero
s1007 1-016-1064-4
ar y quienes los compran solo ven en ellos sabor. Reducir un animal a sabor es
G. Bernardi, «The use of tools by wrass es>>, Coral Reefs, vol. I 1, n(tm. 1 (2012), p. )9
len Líneal. Disponible en: hnps:/,4ink.springercom/aricle,/i0.1007 %2Fsoü].8-01l.oBT-6
un caso clarísimo de estética superficial y trivial. Es concentrarse en una
sandie Millot et. a1., «Innovative behaüour in 6sh: Atlantic cod can lea¡n to use an exrer- única cualidad sin querer percibir el resto, es concentrarse en un momento
na1 tag ro manipulate a self-feeder»,,4nimal Cognition, vol. 77,núm..1 (2014), p .719_:g5. de la historia sin querer conocerla historia entera, es tratar como un objeto
a2 'vbat
Jonathan Balcombe, a Fisb Knous. The Inner Liues of our [Jndenaater cousins a un su;'eto, no querer comprender su cuerpo ni su vida. Reducir un anima-l a
(Nueva York: Farrar, Straus and Giroux,2016).
sabor es una forma de ignorancia. Reducir un animal a sabo! troceado y
I

148 Ecoa,r,n¿rr Del rrusRro ¡l pr¡to )49

decorar u¡ plato con el solo es banalidad. Por muy bien decorado que conrrar 1o que ocultan. Para mí, ese ploceso implicó reiteradas discusiones
el piato, nunca dejará de ser completamente superficial. dolorosas con varios miembros de mi familia. Ivte ayudó enormemente ha-
Un e1'emplo de ia estética superficial de la comida que prima en nuest¡a blar de ello con la fi.Iósofa Asunción Herrera y su marido, el escritor Alfredo
civilización es la leche. Basta el sentido común para saber que ningún mamí- Hernández, quienes hace ya muchos años, cuando todos éramos muy;'óve-
fero adu-lto la necesita. La leche es un invento de ia naturalez pala que 1as nes, decidieron apost¿r por la producción ecológica de leche con el deseo de
madres alimenten a sus bebés mientras no pueden comer por sí solos. Y eso contribuir a un mejor trato a ias vacas. Crea¡on una grania en un precioso
también es así para los humanos. Un bebé humano necesira la leche de su paraje de Asturias e hicieron todo lo posible por offecel a los animales u¡a
madre. Pero una vez 1os mamíferos nos hacemos adultos y podemos comer tuena vida. El viaje personal de ambos, desde la creencia inicial de que la
por nosotros mismos, dejamos de necesita¡la. Esa es la razónpor la que tan- producción ecológica ayudaría a mejotar el trato a los animales hasta descu-
tos de nosotros, al crecer, nos hacemos intolerantes a la lactosa: lanauual,eza trir que es imposibie producir leche sin dolor, no solo los cambió a ellos,
no preparó nuestros cuerpos adultos para beber una leche que no necesita- sino también a algunas de las personas que estábamos a sll alrededor. Ahora
mos. Por otra párte, es importante mencionar ei hecho de que mama¡ refuer- hace ya años que cerraton su granja y que Asunción escribe, entre otros te-
za el vínculo afectivo entre la madre y sus hijos. Eso es así para los humanos, mas, sobre ética animal. Y 1o hace con un profundo conocimiento de causa.al
y por ello colectivos de madres defienden el valor de la lactancia y exigen Y, sin embargo, el interés económico llega a extremos absurdos. Como
poder dar de mamar en lugares públicos; y es igualmente importante para las muchas personas somos intolerantes a la lactosa, la indus¡ia ahora nos ofre-
otras especies de mamíferos. ce leche sin l¿rctosa. Sería más sencillo olvidarnos de la ieche, pero eso frena-
Nuestra civilización descub¡ió hace siglos el gran negocio de vender.leche ría un negocio miilonario. La industria de la ieche tiene que convencernos de
de ot¡as especies. Aunque los humanos no la necesitamos, un enorme sector de que, aunqlle no necesitemos leche, induso aunque nos siente mal, tenemos que
Ia industria alimentaría vle de vender ieche de ot¡os animales. No soio nos comprarla. Merece la pena a¡Ñzar estéticamente los anuncios publicitarios
venden la leche para beber, sino que la encontrarnos transformada en yogu- de ia leche sin lactosa. Nos la presentan como si nos hicieran un gran favor:
res, qllesos, mantequilla, nata, helados, chocolate, bombones, pasteles, biz- la ciencia ha resuelto un problema gtz,vey ahora todo e1 mundo puede beber
cochos, ga.lletas, cremas de verduras, saisas parala pasta. Es mucho más di- leche. ¿Qué vemos en los anuncios? Familías formadas por personas guapí-
[íci1 elimínar la leche del menú que eliminar la carne, porque está en todas simas, simpáticas, divertidas. sanas. Desalnrnan juntos mientras se muestran
partes. La publicidad sistemática de los lácteos es u¡ bornbardeo consrante afecto y hacen bromas. Antes sufrían, pobrecillos, porque la leche les senta-
que se repite en las escuelas, se repite en la consulta del médico, se repite en ba mal, pero ahora, gracias a ia leche sin lactosa, ya pueden beber leche to-
l<¡s medios de comunicación. dos juntos y ser felices, así que io celebran bailando y cantando. ¿Cómo no
El negocio de la leche conlleva maitrato y dolor de forma inevitable. Las van a caernos bien? Verlos tan felices nos contagia felicidad. Nos entran
vacas, las ovejas y las cabras dan leche para sus crías, no para nosotros. La ganas de bal,ar y cantar con ellos. Sin embarSo, en esos anuncios de televi-
industria láctea se basa en romper el víncu.lo de las madres con sus crías, que sión aparece una famüa que no es real, que está representada Por un grupo
necesitan esa leche, para vender la leche a los humanos que no la necesitan de actores, y aparece una felicidad que tampoco es reál, sino fingida por los
pero que pagan por ella. Se basa en dejar preñadas a las madres una y otra actores por exigencias del güón. Los actores cobran por simular ser una
vez y, en cuanto paren, separadas de sus hijos, que son vendidos para ser famlia feliz. Ese teatro se realtzapara ocuitar 1o que sucede con la única fa-
comidos con pocos días de lrda. lvlis abuelos marernos tenían una pequeña müa real impJicada: lavaca a 1a que le han robado sus cúas, las crías que han
granja tradicional de vacas lecheras en Galicia y uno de los recuerdos más perdido a su madre y que serán matadas con pocos días de vida' Esta es la
vívidos de mi infancia es que, cuardo se separaba a las madres de sus hijos, estética de la civilización en que vivímos: imágenes falsas de felicidad para
cuando se fiasladaba a sus hijos a otro establo para luego venderlos, no pa- envolver y ocultar una realidad injusta.
raban de llamarse mutuamente. Aún recuerdo a una persona de mi familla Pensemos en las tradicionales celebraciones navideñas, en las que las
impídiendo que una vaca pudiera dirigirse al establo donde estaba su rerne- familias se reúnen alrededor de la mesa para desearse paz y felicidad. Si
ro mientras ambos animales se llamaban. Era obi.io que sufían. Causar tal sobre 1a mesa tienen animales muertos de los que solo perciben el sabor, si
doior para conseguir algo que no necesitamos es una actitud tan srrperficial celebran la fiesta familiar comiéndose a los hijos de otras familias, ¿qué en-
como egoísta.
Pero en una ci,rilización que nos repite constantemente que necesitamos 1r Véase el relato de esta historia en: Asunción Herrera Guevara, Ilustrados o bárbaros.
lácteos y que decora las botellas de leche con imágenes de vacas felices, no (Jna explicación del déficit demooático y etico moral (Mad¡id: Plaza y Valdés, 2014), pp. 170-
es fácil desenvolver y desempaque¡ar las capas de discurso oficia.l para en- 178.
Eco¡-t'¡tv¡r Del nrmnro Ar PLAro

tienden por paz y feiicidad? ¿Qué signiÉca expresar amor


nuestra salud, con las relaciones entre nuesffa salud fisica, emocional y men-
carne de un animal que ha sido brutalmente maltratado? No es
más tal. Es una oportunidad para replantearse hábitos, consultar con médícos y
nadar en la mera superficie de las cosas, sin querer saber, sin querer pensa¡,
nutricionistai, leer libros de biología, de agricultura ecológica, de permacul-
sln queref ver.
tura, preguntar, buscar, compartir. Y es un viaie estético, el descubrimiento
Lo mismo sucede con la llamada a.lta cocina, que en los últimos años
d. .rr.uo"s sabores, de otra forma de cocinar, de otras recetas, otros rituales,
inundado los medios de comu¡icación v que mueve millones de euros
otras tradiciones. Encontramos una belleza profunda en los platos cuando
sus innovaciones en técnicas culina¡ias, en combinaciones de ingredíentes
no le han robado Ia vida a nadie.
en la manera de presentar los platos. La exploración y la creatividad
s Y aquí hay una cuestión importante a subrayar. El proceso hacia una
siempre bienvenidas, pero cuando esos platos tan c¡eativos se elaboran
con alimentáción vegetariana (en sus diferentes grados y modalidades) o vegana
pedazos de animales muefios volvemos a estar nadando en la misma
super- es un üaje personal que cada uno realiza a su manera y a su ritmo Un cam-
ficialidad tan típica de nuesta civilización. Decorar platos con cadáveres,
bio de dieta es más fácil si una está rodeada de amigos vegetarianos y vega-
por mucho que se haga con gran c¡eatividad, sigue siendo decorar platos
con nos, vive en un lugar donde es sencillo encontraf productos alternarivos, li-
cadáveres. Mucha de la alta cocina no es más que una estética trivial
basada bros de nutrición y cursos de cocina, mientras que es más difícil en las
en el no querer saber. I por otra parte, tampoco hay que olvidar una
cosa. circunstancias contrarias. Pero 1o fundamentai es lo sigüente. No todos los
La exaltacíón de la alta cocl.ria, Ia consideración de la comida como un pro-
cuerpos responden igual y es importante atender al propio organismo' Si
ducto de lujo, la invitación a p agar centenares de euros por un merrú exclu_
estamos intentando una dieta nueva y nllestra salud física, emocional o men-
sivo, resulta muy inquietante en un planeta en que todavía hay persona§
que tal se ve a{.ectaáa, es que hay algo que no estamos haciendo bien, y en ese
mueren de hambre. Y conviene recordar que una dieta basada en productos
caso es importante acudir a un médico o consulta¡ con un nutricionista.
animales es ecológicamente mucho más costosa, porque requiere más derra,
También hay personas que sufren problemas de salud y que, de maflera
más agua y más energía, que una dieta vegana Y eso está directamente
reia- temporal o permanente, no pueden o no se atreven a prescindír de algún
cionado con la posibilidad de alimentar a más o menos seres humanos
producto de origen anlmal. En esos casos, antes que desesperarse por no
La mayor revolución que está teniendo lugar en ra cocina no viene de la i.gr, la meta ideal de1 veganismo, es importante recordar que existen di-
mano de los cocineros estrella que se pasan el día en los medios de comuni- ^
ferentes grados y modalidades de vegetaríanismo y que el grado más suave
cación, oi tampoco de los restaurantes de lujo. La verdadera revolución
está es ya un paso adelante y es enormemente valioso. Hay vegetarianos que no
en la cocina vegetariana y vegana,la cocina de productos respetuosos
con la consumen carne ni pescado, pero sí huevos y/o lácteos. Los hay que, en
natutaleza,la cocina de kilómetro cero. porque es ia que está tomando
en cambio, no consumen catne, ni lácteos, ni huevos, pero sí pescado y/o ma'
cuenta las cuestiones estéticas más profundas, la que halecidido sumergirse
risco. Lo que resulta fundamental en estos casos es alejarse por completo de
con_valor en los problemas difí61165 en vez de navegar en la superfíc ielaizan_
la producción industrial, que es extremadamente cruel con los animales y
do fuegos artificiales.
devastadora paralanaturaleza. Si uno decide toma¡ huevos y/o lácteos, que
- Apostar por una alímentación respetuosa es un üaje personal de apren-
dtzaje y descubrimiento. |'lo se cambia de la noche aia Áanura. unu irici,
sean de cría ecológica y producción local. Si uno decide comer pescado y/o
marisco, que sea de pesca sostenible. Y sln dejar de recordar que uno está
un viaje y va aprendiendo por el camino. Es más valiosa Ia constancia que la
consumiendo sujetos que han su{rido dolor.
prisa. Hay que afrontar preguntas difíciles sin miedo y asumír que necesita-
Y hay que añadir el problema más complejo: cuando tenemos que ocu-
mos tiempo para ir eocontrando respuestas. A veces nos eqüvócamos, nos
parnos de ia alimentación de a1güen que no puede decidir por sí mismo, de
contradecimos, nos perdemos y tenemos que volver u ,r,iprrur. Tu.rrtiér,
ninos, de ancianos, de enfermos. O cuando hemos de alimentar a animales
encontramos compañeras que nos ayudan a orientarnos y con las que resulta
de compañía que necesitan ingerir productos de origen animal En todos
g¡atificante comparrir deseos y dudas. Ir desmontando ál dir.rrrsá oficiai,
ir estos casos, tenemos ei deber moral de intentaf reducir al mínimo el daño
desenvolviendo ias capas sucesivas de envoltorios, es ur, proceso gradual que
que causamos, adquiriendo los alimentos de origen animal a las empresas que
requiere tiempo, paciencia y valor. Es un viaje de conocimiento iobre la
a1i- provoquer menos dolor. Y aqutla estétíca es también importante- Si una
mentación que nos lleva a comer de manera más consciente, sabiendo lo que p"mo.rá consume alimentos de origen animal porque tiene un problema de
compramos, comprendiendo la historia que hay detrás. Es un viaje de re-
salud o alimenta a sus hijos con productos de origen animal porque cree que
flexión sobre nuestra relación con la naturaleza y los animales. Es ,n viaje de
es Ia alimentación más sana que les puede proporcionar, 1o que no se justifi-
encuentro con nosotros mismos, nuestros ideales e inquietudes. Es un viaje
ca en ningún caso es envolver esa alimentación en una estética que banaliza
de encuentro con nuestro cuerpo, al que debemos obrerva. atentamente,
con el dolor de los animales. Una estética que se burle de los animales maltrata-
157 Ecoe¡¡u¡l-

dos y matados, que trivialice su sufrimiento, que conyierta el comerlos en


una fiesta, que decore los platos para que queden «bonitos», no es más que
la estéríca superficial que surge de1 egoísmo y la ignoranci a.La :úrrtca estética
adecuada sería aquella que incluyera una petición de perdón al animal, como
se hacía en algunas cu-lturas de cazadores-recolectores, y que expresara la L

tragedia de matar paravtvir. Solo una estérica sobria y contenida, capaz de


expresar tristeza, ernpatía y compasión, sería una respuesta adecuada a esa
tragedia. Por el contrario, la estética de la comida tan solo es plenamente
alegre, serena y bella cuando no hay animales en el plato, cuando no hay
Postfacio. Estéticas finitas
injusticias detrás, cuando la cocina se ha liberado del dolor tanto como sea
posible.
Si queremos desarrollar una estética de la comida seria, profunda y crítt-
ca, tenemos que comenzar por las preguntas, por Ia búsqueda de conocr-
miento, por la reflexión. No podemos quedarnos meramente en la imagen
I

de1 plato decorado y en la percepción del sabor. No podemos quedarnos en


uerría acabar este libro con algunas ideas a modo de conclusión y
i

Ia estética de los envoltorios. La comida es uno de nuestros vínculos con la


tarnbién de apertura para futuros via.jes fiIosóficos. Comienzo ha- I

naluraleza, una forrna de participar en ella, de conecra¡ con ella. Adquirir ciendo explícita una contradicción que 1o recorre: en el he elogiado
el y la brevedad.. . a lo largo de centenares de páginas, 1o que no deja
productos que sabemos de dónde proceden, que han sido elaborados sin
de resultar irónico. I sin embargo, a veces hacen falta muchas páginas para
causar iniusticias, sin dañar a humanos ni a otros animales ni ala natura)eza,
nos proporcionará experiencias estéticas mucho más proftrndas. Y si pode- recordar 1o más evidente, porque lo habíamos sepultado bajo capas sucesivas
mos cultivar algunos de nuestros alimentos nosotros mismos, eso nos abrirá de discursos que necesitamos desempaquetar y desenvolver una ftas otra. Y
un nuevo mundo de experiencias estéticas y de conocimiento que nos per- aquí nos hernos dedicado en gran medida a eso, a desmontar los discursos
mitirá comprencler mejor laoaturaJ.eza, sus ciclos, sus procesos y encontrar del dualismo metafísico y del antropocenrrismo para permitir allorar discur-
ouestro hogar en el1e. sos alternativos.
A lo largo de este libro hemos reivindicado una estérica en la que parrici- l

pen todos nuestros sentidos. Basándome en los avances de las ciencias sen-
soriales, he postulado que los humanos poseemos catorce, pero quizás sean
más. Merece la pena educar y afinar cada uno y cuidar su salud, disfrutar de la
percepción que nos ofrecen y explorar la apreciación estética a través de
todos ellos. Más allá de los humanos, cada especie animal tiene su propio
sistema sensorial, y las diferencias son fascinantes. Para entender la riqueza
que supone la bioüve¡sidad, necesitamos comprender que no solo incluye
una varíedad de organismos, sino también de subjetividades. Las especíes
anima.les que pueblan laTietra se diferencian en cómo la perciben, en cómo
la entienden y la habitan: son distintas formas de estar en el mundo. La Tie-
rra es especialmente rica porque es percibida de innumerables maneras dis-
rintas por sus habitantes. Cada vez que perdemos una especie animal, perde-
mos una forma de comprender y experimentar nuestro planeta.
Que las especies animales perciban de modos distinros signifrca asimismo
que ninguna posee lo que podríamos denominar una percepción completa
de la realidad. Todos los sistemas sensoriales, alavez que nos abren al mun-
do, nos limitan y nos constituyen como seres finitos. Todas las especies y
todos los individuos nos caracterizamos por i¡-formaciones que nos resultan
inaccesibles, porque están más al-1á de los umbrales de nuesrros sentidos o
)54 Eco¡¡vn¿qr Posrpecro. EsrÉncAS FTMTAS )55

porque no poseemos el sentido adecuado. Para configurar la percepción más deficiencias similares a comparar experiencias, aluda a los médicos y cientí-
completa posible deberíamos reunir Ia información que perciben todos los ficos a entende¡ cómo afectan esas carencias alavida cotidiana y a:¡uda ala
seres. Así, finitud y biodiversidad son dos caras de la misma moneda. sociedad a mejor a todos sus miembros. Otras veces el propio afec-
Además, traositando por la senda de la finitud, nos encontramos con que ^coger
tado no puede contarlo, pero sí pueden hacerlo personas cercanas, y tam-
a muchos individuos nos faltan o nos fallan alguaos de nuestros sentidos, o bién eso es úti-I. Por todo ello, necesitamos con urgencia generar cultura
sufrimos algún problema de salud que afecta a nuestra percepción. Cuando sobre la diversidad funcional, necesitamos novelas, relatos, poesía, cancio-
padecemos cualquier forma de diversidad funcional, lo prioritario sería 1o- nes, óperas, danza, películas, series, teatro, cómics, fotografia,üdeojuegos,
grar curada. Aquí la investigación científica y una buena atención médica documentales...
son lo más urgente. Ahora bien, si ei problema no puede resolverse, hay que Algunas personas nos han regalado relatos poderosos. Quiero recordar
dar un paso rnás. Cuando un problema de salud aÍecta anuestra percepción, aquí a modo de ejemplo: Háblarne a los ojos, el libro en que Pepita Cedillo
sentir que accedemos al mundo de forma defectuosa puede generar una in- Vicente nos cuenta su experiencia de la sordera,t El libro de Julieta, donde la
mensa frustración y, si nos obsesionamos con nuestras discapacidades, a ve- novelista Cristi¡a Sánchez-Andrade narra la vida familiar con una hija con
ces llegamos a olüda¡ las capacidades que poseemos. Por eso es importante síndrome de Down;2 el cómic de Miguel y María Gallardo María y yo, que
desarrollar una manera de vivír que integre 1o mejor posible esa carencia y relata unas vacaciones de un padre con su hija, que padece trastorno del
converti¡ nuestra diversidad ftmcional en una perspecríva desde la cual per- espectro autista, así como el docunental del mismo títuJo;r el cómic de Paco
cibiq experimentar y apreciar estéticamente, en una forma de enraizarnos en Roca Arrugas, que describe 1os estragos del a-lzhéimer y que también se con-
el mu¡do. virrió en una película;a o el puñado de obras de teatro y películas que Albert
No se trata de idealizar la diversidad funcional. OjaJá na&e fuera ciego, Espinosa ha dedicado al cáncer y a orros problemas de salud, especialmente
i

ni sordo, ni hiperósmico, ni parapléjico, ni turriera disfunciones con el senti- la serie Pulseras Rojas.5 Son algunos ejemplos entre otros, pero 1o importan-
do del equübrio o el sentido del doior. OjaJá naüetuüera ningún problema te es que inüten a muchas más personas a componer y compartir sus propios
grave de salud. Pero mientras esos problemas existan, es preferible aprender relatos.
a üvir con ellos. Cada uno de nosotfos constituye uria manera particu-lar de Algo que los autores rnencionados han ilustrado bien es que la diversi-
percibir, apreciar y habitar este mundo y la diversidad funcional no impide dad funcional necesita tanto su propia poesía como su propio sentido del
experiencias de placer corporal e intelectual. Si tomamos conciencia de humor. Reírse de las carencias que nos duelen es liberador; el humor nos
cuántos sentidos tenemos y disfrutamos del don de la plurisensorialidad, permite poner distancia, nos ayuda a cornprender 1o que nos ocurre y a
compreoderemos que incluso con pérdidas de algunos sentidos podemos menudo nos regala la posibilidad de relajarnos ante situaciones que nos in-
seguir disfrutando de profundas experiencias estéticas. quietan. Además, teje comunidad con otras personas que viven situaciones
Y esta ide¿ nos conduce a otra.La mayor parte de lo que sabemos sob¡e similares. Cuando 1a percepción de1 mundo es distinta, también lo son las
díversidad funcional son los estudios que realizan los científicos desde una cosas que nos hacen reír. Los anósmicos necesitamos nuestros chistes, como
perspectíva que intenta ser 1o más objetiva posible. Por supuesto, ese cono- Ios necesitan los ciegos o los sordos, porque en ellos se expresan nuestras
cimiento es muy valioso, y no solo paralograr una cura, sino también para frustraciones, nuestfas confusiones, errores, temores y añoranzas, pero tam-
aprender a vivir con la carencia mientras la cura no llega. Sin embargo, ne- bién nuestras alegrías y nuestros modos de celebrar las cosas buenas de la
cesitamos cornpletar ese conocimiento con los relatos subjetivos de cómo es vida.
ser ciego o sufrir acromatopsia, de cómo es perder las sensaciones táctiles en De la misma manera, cada caso de diversidad funcional genera particu_la-
un brazo, caminar con muletas, ir en silla de ruedas. Necesitamos relatos que ridades en la apreciación estética yla creación arrística que podemos apren-
nos expliquen cómo se percibe el mundo desde esa perspectiva, cómo se
vive, qué placeres desaparecen y cuá-les se mantienen o refuerzan, cuáles son r Pepita Cedillo Vicenre, Háblame a 1os ojos (Barcelona: Octaedro, 2004).
los problemas de la vida cotidiana y cómo resolverlos, cómo afecta a las
'z
r
Cristina Sánchez-Andrade, El libro de Julie,¡¿ (Barcelona: Grijalbo, 2010).
emociones y a las relaciones con los demás. Miguel y María Gallard o, María y yo (Bilbao: Asriberri, 2007), premio Nacional de
Los relatos desde el punto de vista subjetivo poseen un valor inmenso. cómic de catalunya de 2008. El documental de1 mismo títu-lo ha sido dirigido por Félix
En primer lugar, si el afectado descríbe cómo ei vivir con su carencia, el Fernández de Castro y estrenado en 20i0 [en línea]. Disponibie en: http://www.rtve.es/ala-
cart a/üdeos/e1- doc umental/docum ental- maria-y o / 20609 A7 /
mero hecho de contarlo \e ayodará a poner distancia y reflexionar. Hablar a Paco Roca,Anugas (Bilbao: Astiberri,2007), Premio Nacional de Cómic 2OOg.La
del dolor lo aminora y explicar los problemas puede ayudar a resolverlos. Y, adaptación al cine fue rcaltzada por Ignacio Ferreras y estrenada en 2011.
en segundo lugar, es beneficioso para los demás. Ayuda a otras personas con
' http :,//www. albenespinosa. com / es / inj,úo /
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f 156 Eco¡¡u¡,ur PosTr¡cro. EsrÉrrc.rs n¡qrs )57
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I
1

der a disf¡utar. Un ejemplo paradigmático es la.lengua de signos que La lección consiste en de;'ar de pensar que el mundo es como uno mismo
plean las personas sordas, gracias a la cual podemos repensar la poesía, el 1o percibe, o como Io percibímos la especie humana. Los seres humanos
teatro, la danza o lo que significan gestos cotidianos como acariciar a alguien tendemos a considerar nuestra experiencia subjetiva del mundo como la
con 1as mismas manos que permiten hablar. más objetiva posible, la más compieta y relevante, y a desprecíar el resto
Por otra parte, qüenes cerecemos de un senddo podemos intentar com- como incompletas e imperfectas. Creemos que tenemos un acceso privile-
prender lo que nos falta empleando dos estrategias: dialogando con los de- giado y directo a la realidad que oos permite obtener más información y
más y estirnuiando nuestra irnaginación. Aunque Lrna persona anósmica nr¡.n- conocimiento y que por ello entendemos mejor el mundo. Pero nadie tiene
ca llegará a saber cómo son los olores, escuchar las descripciones ajenas y un acceso privilegiado a la realidad. El ser humano no es 1a identidad pri-
preguntarse si los olores son como colores o como canciones es una manera mordial, ni la medida de todas las cosas. Nadie es la medida de todas las
de prestar más atención a.[ lenguaje, fijarse más en ia percepción y dejar volar cosas. Cada ser humano, cada animal, percibe el mundo desde una perspec-
la mente. A menudo he fantaseado con la idea de hacerme un diccionario tiva parricular: todas son finitas, todas son incompletas e imperfectas y cada
con las descripciones de los aromas que me ofrecen 1os demás. ¿Imagináis un una es el punto de partida para un fabuloso viaje de aventuras. Si queremos
diccionario de olores explicados a los anósmicos, de colores explicados a los una percepción más completa, tenemos que escuchar y observar a los demás
ciegos y a quienes padecen acromatopsia y de sonidos explicados a los sor- humanos y a los animales de las otras especies, y eso es también embarcarse
dos? Una carencia puede ser el origen de un viaje. Quizás el origen mismo en un viaje fascinante que no tiene fin. Nuestro problema es que el ego hu-
de este libro se halle en las conve¡saciones con amigos que me describen a mano es fácílmcnte inflamable y nuesrras calenturas son tan tremendás que
qué huelen los libros. Como tan bien han defendido Ronald Hepburn y han acabado por provocar ei calentamiento global. Una ducha fría no nos
Emily Brady, la imaginación es una dimenslón fundamental de la estética, vendría ma].
que complementa de manera enriquecedora nuestra finitud. Es la otra cara Aprender a apreciar estéticamente a los demás animales y ala natural.eza,
de nuestros Iímites, nuestras carencias, nuestras añoranzas. Estos viajes de practicar la estética ecoanimal, es un antídoto efr.caz contra el antropocen-
aprendizaje son aventuras particulares, pero podemos crear una cultura trismo, contra nuestra creencia de que somos superiores y nuestros peligro-
compartida que los fomente y facilite. Por eso es importante aumentar la sos proyectos de dominio. El alejamiento de la naturaleza es una de las cau-
presencia de estos temas en todos los niveles del sistema educativo y abor- sas, sino la causa fundamental, de la decadencia de nuestra civilización.
darlos desde todas las discipJrnas. En el caso de la filosofía hay que agradecer Redescubrirla y buscar la reconcüación podría conducirnos a una vida me-
el trabajo de Shel-ley L. Tremain como üvulgadora de Ia filosofía sobre la jor y ala inmensidad de placeres corporales, intelectuales, emocionales y
diversidad funcional.6 espirituales que depara la apreciación estética de la naturaleza.
La falta de un sentido, así corno también la conciencia de los límites de Por supuesto) eso no significa que todo lo natura-l sea bueno y correcto.
nuestra percepción, de que otras especies poseen sentidos distintos, son iec- La natuafeza es amoral y, a veces, tomar la senda de la é:uca implica contra-
ciones sobre la propia finitud que nos permiten entender el valor de la plu- decida: por ejemplo, cuando nos protegemos de la violencia natural. Tampo-
ralidad, la diferencia, el diálogo y la imaginación. Hay una clave lmportante co signifrca que no debamos ayr-rdar nunca a la natutaleza.. a veces podemos
en saber admirar lo que no somos, lo que no poseemos: admirar a las aves y echar una mano a animales, plantas o ecosistemas enteros. En estos casos
a las bailenas capaces de rcaJtzar migraciones de miles de ki.lómetros, guián- necesitarnos tanto ciencia como ética, que nos permitirán protegernos a no-
dose por un sentido de ia orientación que apenas comprendemos, o admirar sotros mismos de una naturaleza a veces hostil, así como ayudar a otros seres
a los murciélagosy a los delfines que <<ven» en ausencia de luz gracias a la üvos. Pero seríamos más útiles si esos conocimientos científicos no se nos
ecolocüzación. La apreciación estética de la naturalezasebasa en admirar subieran ala cabeza y si la ciencia fuera siempre acompañada de reflexión
aquello que nosotros no somos ni tampoco podemos crear. Es apreciar 1o éuca y de una ciefia sensibilidad estética. Me pregunto si podríamos inventar
que Adorno ilamaba 1o no-idéntico, ias otras piezas que componen el puzle un programa de estudios que reuniera todas las ciencias necesarias para com-
de este planeta. La profundidad de las experiencias estéticas de la naturaleza prender la ¡aturaleza y los animales y aprender a conüvir con ellos. Debe-
se juega en esa capacidad de asumir la propia finitud, si.lenciar el yo y abrirse ríamos añadi¡ ciertas dosis de esas disciplinas llamadas «humanidades>>, aun-
i aaprcciat lo diferente. que no estaría de más cambiades el nombre y reorientarlas para que dejen de
I
ser antropocéntricas. La filosofia podría aportar especialmente teoría cítica,
ti
ética, filosofía política, filosofía de la ciencia y estética. Me pregunto si po-
:
6 Véase su web: http://philosophycomrnons.typepad.com/disability-and-disadvan- dríamos c¡earlo de forma colectiva y abrirlo a todos los seres humanos que
t1
al ntage.html
20 15 / O I / w elcome- to- disabili ry- and- disadva habitan este planeta. Todavía tengo esperanzas de que la educación podría
358 Eco¡¡rlr¡r

impulsar cambios urgentes ante Ia catástrofe ecológica que los humanos pro-
vocamos y que se cierne de forma amenazadora sobre todas las criaturas de
este planeta. No nos queda mucho tiempo si queremos evitar 1o peor.
Tenemos que reaccionar con urgencia y frenar el calentamiento global en
la medida en que todavía sea posible, detener la destrucción de ecosistemas
y el malbaratamiento de recursos naturales. Tenemos que dejar de contami-
nar los suelos, los ríos, los océanos y Ia atmósfera. Tenemos que poner fin
inmediatamente al exterminio global de especies y a la explotación y el mal-
trato de los animales. Necesitamos comprender que la riqueza de este plane- Agradecimientos
ta es su biodiversidad y que nuestra especie Ia está poniendo en riesgo. Por
ello debemos abandonar el dualismo metafísico, la burbuja antropocéotrica
y el patriarcado, asumir nuestra finitud y decrecer de manera radical. La es-
tética ecoanimal puede ayudarnos en ese proceso, porque, a-l enseñarnos a
apreciar 7a ¡atwd,eza y los animales, nos revelará 1a gravedad del ecocidio y
nos mostrará también las experiencias profundamente enriquecedoras, Ios unque el período de escritura duró dos años, esrelibro es el resultado
de rnás de una década de trabajo y querría dar las gracias a numero-
innumerables viajes de descubrimiento y aventuras, los placeres inagotables A
que podríamos disfrutar en una naturaleza recuperada como hogar. L ^ lsas personas e instituciones que a 1o largo de este tiempo me han
Es nuestro deber aprender a convivir con el resto de formas de üda de ayudado, inspirado y aconsejado. Cuando comencé mi ca¡rera académica el
manera respetuosa. Si lo conseguimos, el premio es una vida mejor para año L996, al iniciar rni tesis doctoral, tenía el proyecro de dedica¡me a la
humanos y no humanos. Y si no somos capaces de aprender, entonces, sim- ética. Sin embargo, después de doctorarme con una tesis sobre T. W. Ador-
plemente, no nos merecemos habitar este fabuloso hogar que es el planeta no, 1as propias ideas de Adorno y una cadena de circunstancias me llevaron
Tierra. hacia u¡a disciplina que me atrapó como ninguna otra: la estética de la na-
ttrd.eza. Comencé a centranne en ella el aio20O4, pero ei inicio no fue nada
fáci-l, pues entonces era una discíplina todaviamás minorítaria que ahora, y
más en lengua castellana. Cuando en2006 decidí añadide el enfoque de la
plurisensorialidad, se hizo aún más difícil.
Dado que mi proyecto era adentrarrne en una disciplina marginal, me
asombró la insistencia con que algunos profesores españoles de estética y
otras ramas de 1a filosofia me desaconsejaron embarcarme en este viaje. Cuan-
do persistí en mi empeño, los consejos amables dejaron paso a las budas, el
desprecio y los insultos. Su resistencia me hizo claramenre consciente de que
algunas de las ideas que vertebran la estérica de la naturaleza son capaces de
socavar los fundamentos antropocéntricos y patriarcales sobre los que traba-
jan quienes tan nerviosos se habían puesto con mi proyecto, y que precisa-
mente por eso prefeían que esta disciplina contínuase arrinconada y olüda-
da. Es decir, me hizo consciente de que 1a estética de la naturaleza es un tema
profundamente relevante y necesario, de que en ella nos jugamos muchas más
cosas de las que pudiera parecer de entrada. Por fortuna, no tardé en encon-
trar a un grupo de filósofos especialistas en estética de la naturaleza y temas
cercanos a los que pude leer y luego conocer, gracias a los cuales encontré mi
camino: Allen Carlson, Yuriko Saito, Emily Brad¡ Thomas Heyd, Arnoid
Berleant, Larry Shiner, Stephen Davies, Jonathan Maskit y Glenn Parsons.
Además de agradecer a la Universidad Autónoma de Barcelona un buen
Jugar en el que trabajar, tengo que dar las gracias por la oportunidad que
)60 Eco¡¡ru.a¡,

supuso ganar el Premio Aposta 2011 parajóvenes invesrigadores, así como


por el apoyo del Grupo de Investigación en Epistemología y Ciencias Cog-
nitivas (GRECC) y el encargo de irnpartir un curso del módulo Sentidos en
l Ac¡,rnrcnmNtos 361

invitarme diversas veces al Ciclo de Conferencias de Filosofía en las Bibliotecas


Púbhcas de Barcelona. Agradezco también el apoyo de la Red Olfaúva Espa-
ñola, su inütación a pafiicipar enlas IY Jornadas Olfatiua.i en La Franca y
el máster Retos Acruales de la Filosofía. Doy Las gracias a David Casacuberta,
I
especi'almente las convelsaciones con su presidenta Lawa López-Mascara-
con quien compartimos el módu.lo, y a las sucesivas generaciones de alumnos que, así como con los otorri¡olaringólogos Josep de Haro y Adela GonzáJez.
que pasaron por él por las discusiones siempre ínteresantes. También quiero agradecer a las revistas que han acogido algunos de mis
El Centro de Etica A¡imal en la Universidad Pompeu Fabra, codirigido afiículos: Enuironrnental Etbics, Estetika. "[he Central European Journal of
por Paula Casal y Núria A-lmiron, se está convrrtiendo para mí en u.na segun- Aesthetics, The Anatomical Record, Contemporary Aesthetics, La Balsa de la
da casa y una constante fuente de estírnulos y discusiones enriquecedoras. Medusa,Isegoría, Ditínoia, Dilernata, Percepnet, Reuista de Bioética y Derecho,
Agradezco también formar parte del proyecto de investigacíón Carr¿bio cli Arte ^¡ Parte, y Conuiuí,um, así como a.l Observatorio del Paisaje de Catalunya.
mático, negactl,onisrno y comunicacíón de influencia. Díscurso y estrategias de A Martina Nlillá, por contar conmigo para el catálogo de la exposición de la
los Think Tanks en Europa, dirigido por Núria Almiron, en el cual se inscribe Fundación Joan Miró de Barcelona Ante el Horizonte, y a Francisca Pérez
el presente trabajo. Carreño, María José Ncaraz, Alessandro Bertinetto y Margarita Carrerero,
Agradezco la oportunidad de haber presentado comunicaciones sobre por inütarme a participar en los libros que han coordinado. Al diario,4RA,
estos temas en una serie de congresos y jornadas, y especialmente las discu- y especialmente a A.lba Solé y Toni GüeIl, por ofrecerme un lugar en sus
siones con los otros participantes. Así, doy las gracias a American Society for páginas y una fabulosa experiencia de aprendizaje.
Aesthetics, European Society for Aesthetics, Nordic Society of Aesthetics, Doy las gracias a Rafael Argu-llol y Xavier Antich por el placer que sllpo-
Inte¡national Society for Enrrironmental Ethics, Red Española de Filosofía y ne encontrar buenos artículos de estética en la prensa y por su sensibilidad
Asociación Española de Ética y Filosofía Política. También a-l congreso.!ez- hacia la naturaTeza. A Teresa Garcerán y Carme Farré, por las conversaciones
sory Worlds: Enuironrnent, Value and the Mult¿-Sensory, organizado por la sobre jardines y olfato. A Lluís Ferrer, Martí Pumarola, Vícente Aige, María
Universidad de Edímburgo; alIV Congreso lberoaruericano de Filosofía: Fi Angeles Calvo, Josep Llupiá, Jaume Camps y la Academia de Ciencias Vete-
losofía en diálogo, organizado por 1a Universidad de Chile y la Pontíficia ¡inarias de Catalunya, por los debates sobre ética y animales. A Antonio
Universidad Católica de Chile; aJ,4tb International and lnterdisciplinary Con- Cerrillo, José Luis Gallego, Joaquín Arailo, Mónica Fernández Ace¡uno y
ference on Emotíonal Geogruphies, celebrado en la Universidad de Gronin- el equipo de EI Bosque Habitado, por su labor de divulgación sobre natura-
gen; a Asunción Herrera por t'nvitarme a departir sobre anosmia y olfato en leza y ecología. AMana Navarro, Chesús Yuste, Paula González, Concha
la Universidad de Oüedo; a A-licia H. Puleo por ínvitarme il I Congreso In- López. Lucía Arana, Edurne Elizondo y Laura Ruiz por su defensa de los
ternacional de Género y Cultura de la Sostenibilidad, en la Universidad de animales. A los maestros, amigos y colegas de SEO/BirdLife, por enseñarme
Valladolid; a Emilio Martínez por inütarme a la jornada Ética de la inuestíga- a paiarear, y especialmente a la panda pajarera que formamos en Andújar y
ción en experintentación anirnal; nLteuas perspectiuas, en la Universidad de que prueba que algunos grupos de \X4ratsApp son un tesoro. A LLOBU, por
Murcia; aJoan Nogué e Isabel Valve¡de por contar conmigo en d, ll Semina- la extraordinaria experiencia de observar una familia de lobos viviendo libres
rio Internacional sobre Teoría y Paisaje: Paisaje y Emoción. El resurgir de las en la Sierra de la Culebra y por su acrirud de profundo respeto haciala{auna
geogrnf'ías emocionales, que tuvo lugar en la Universidad Pompeu Fabr4 a salvaje. A diversas ONG admalistas y ecologistas de las que aprendo cada dr¿:
Gabriel Lemkow, por invitarme a1 ciclo de conferencias e intervenciones Liberal, Fundación Franz \X/ebeq FAADA, ADDA, Fr:.ndación Dar.win, Igual-
artísticas Visuals, en lvfanresal aBarry C. Smith por inütarme a participar en dad Animal, AVATMA, Proyecto Gran Simio, Ecologistas en Accióo, Lobo
The Tuo Senses of Srnell Vorkshop, en la Universidad de Londres; a José Marley, ASCEL, DEPANA, Institut Catalá d'Ornitologia, Santuario Gaia,
Luis Trejo por incluirme en la mesa redonda sobre experirnentación con \X/íngs of Heart, El Hogar y tantos sanruarios y protecroras de animales, así
animales dd 16 National Congress of the Spanish Society of I'leuroscience, en como también a EQUO y PACMA. Asimismo, al fabuloso blog animalista E/
el palacio de congresos de Granada; a Nlaría José Guerra por inrritarme a 1as Caballo de Nietzsche, creado por Ruth Toledano y Concha López para eldiaio.
'
lornadas de Reflexiones Animalistas, en la Universidad de LaLagwa; a Ruth es. También a la plataforma Volpelleres Viu, conla que un grupo de vecinos
I
Toledano por invitarme d.Prirr¿er Encuentro de Pensan¿iento y Accíón Anima- intentamos en vano salvar el bosque de Volpelleres, cuyo nombre procede del
.t
lista Capital Anirnal, enLa Casa Encendida, en Madrid; a Monica Degen y latín y significa «casa de zorros>>. Y alaRed Ecofeminista, donde he enconüa-
i
Judit Carrera por invitarme a los encuentrcs de Sensory Cities Netaork; a
I
do tanto debates interesantísimos como una cálida red de afectos y apoyos.
Rosa Fe¡nández por invitarme al I Seminario sobre Narratiuas del Paisaje. el i Finalmente, es un placer dar las gracias a un puñado de maestros y ami-
,r:!:4
Paisaje y las Hurzanidades, enla Universidad deMálaga; a Pol Capdevila, por gos de los que llevo años aprendiendo y que han estado muy presentes mien-

ffi,
)62 EcorNr.¡ur¡r

tras escribía este libro: Montse Escartín, Paula Casal, Núria Almiron, llnna
Mulá, Leonardo Anselmi, Rosi Carro, Ruth Toledano, Sara Martín, María
Valdés, Susana Arias, Alicia H. Puleo, Teo Sanz, Verónica Perales, Angelica
Velasco, Eva Antón, Carmen Veiayos, María José Guerra, Jorge Riechmann,
Fernando Arribas, lsabdBalza, Francisco Garrido, Asunción Herrera y Al-
fredo Hernández. Y también a Ignacio Español, in memoriam, a quien sigo
echando de menos.
Cuando comencé a escribir este libro, mi madre encadenó varios proble-
mas de salud y llegué a pensar en abandonar el proyecto. Tengo que agrade-
cerle que en momentos complicados no dejara de animarme para que conti.
nuara escribiendo. También quiero dar 1as gracías a sus buenos amigos Hilda
Edith GonzálezLeguzamón y Guillermo Rubén Vendrell Fernández, que
tanto me ayudan a cuidar de ella.
A Marcos de Miguel y a todo el equipo de la editorialPlaza y Valdés les
agradezco la confr,anza, el entusiasmo y el buen hacer con que acogieron este
Iibro. Una buena editorial es como un hogar.
.l

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