Resumenejecutivoestrategiainfrverde tcm30-515865
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Estrategia Nacional
de Infraestructura Verde
y de la Conectividad
y Restauración Ecológicas
Por un #FuturoSostenible
Resumen ejecutivo
La infraestructura verde es una red ecológicamente coherente y e stratégicamente planificada de zonas na-
turales y seminaturales y de otros elementos ambientales, diseñada y gestionada para la conservación de
los ecosistemas y el mantenimiento de los servicios que nos proveen. Incluye espacios y otros elementos
físicos ‘verdes’ en áreas terrestres (naturales, rurales y urbanas) y marinas.
La estrategia nacional de infraestructura verde y de la conectividad y restauración ecológicas es el
documento de planificación estratégica que regula la implantación y el desarrollo de la Infraestructura
Verde en España, estableciendo un marco administrativo y técnico armonizado para el conjunto del territorio
español, incluyendo las aguas marítimas bajo soberanía o jurisdicción nacional.
“El concepto de infraestructura verde es ambicioso, holístico e integral, ya que no sólo está dirigido a la conservación
de la biodiversidad sino que tiene una vocación multifuncional, pretendiendo mejorar el estado general de conser-
vación de los ecosistemas y fortalecer sus funciones ecológicas que son las responsables de suministrarnos múltiples y
valiosos servicios. Su implementación requiere de una planificación temporal y espacial, y de un diseño integrado en
los procesos de planificación y ordenación del territorio. (…) La Estrategia [nacional de infraestructura verde y de la
conectividad y restauración ecológicas] sienta las bases para establecer un nuevo modelo de planificación y
gestión territorial donde se integren el desarrollo económico y social, la garantía del mantenimiento de los servicios
ecosistémicos y la conservación de la biodiversidad” (Valladares et al. 2017).
Insta además a los Estados miembros de la UE a desarrollar sus propias estrategias de Infraestructura Verde
y a identificar y evaluar el estado de los ecosistemas y de sus servicios a escala nacional, lo que contribuirá a
la determinación del valor económico de los servicios de los ecosistemas.
Por otra parte, el ‘Plan de Acción en pro de la naturaleza, las personas y la economía’, aprobado por la Co-
misión en 2017, proyecta 4 ámbitos prioritarios de actuación y 15 medidas, una de las cuales plantea “Ofrecer
orientaciones para apoyar el despliegue de una Infraestructura Verde a fin de mejorar la conectividad de las
zonas Natura 2000”.
Se fomenta así la construcción de una red ecológica coherente mediante el fortalecimiento de la Infraestruc-
tura Verde europea.
La Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, en su modificación por la Ley 33/2015, recoge
estas nuevas orientaciones. Así, establece en su art.15 ‘Del Marco estratégico de la Infraestructura Verde y
de la conectividad y restauración ecológicas’:
“1. Para garantizar la conectividad ecológica y la restauración del territorio español, el Ministerio de Agricultura, Ali-
mentación y Medio Ambiente, con la colaboración de las comunidades autónomas a través de la Comisión Estatal
para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, y de otros ministerios implicados, elaborará, en un plazo máximo de
tres años a contar desde la entrada en vigor de la presente ley, una Estrategia estatal de infraestructura verde, y de
la conectividad y restauración ecológicas, que incorporará una cartografía adecuada que permita visualizar gráfica-
mente la misma. Esta estrategia, previo informe del Consejo Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad,
y de la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, será aprobada mediante orden conjunta, a propuesta de los
ministerios que hubieran participado en su elaboración y publicada en el “Boletín Oficial del Estado”.
2. La Estrategia estatal de infraestructura verde y de la conectividad y restauración ecológicas tendrá por objetivo
marcar las directrices para la identificación y conservación de los elementos del territorio que componen la infraes-
tructura verde del territorio español, terrestre y marino, y para que la planificación territorial y sectorial que realicen
las Administraciones públicas permita y asegure la conectividad ecológica y la funcionalidad de los ecosistemas,
la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, la desfragmentación de áreas estratégicas para la
conectividad y la restauración de ecosistemas degradados.
3. La Estrategia estatal de infraestructura verde tendrá en especial consideración, entre otros, los espacios protegi-
dos, hábitats en peligro de desaparición y de especies en peligro de extinción, áreas de montaña, cursos fluviales,
humedales, vías pecuarias, corrientes oceánicas, cañones submarinos, las rutas migratorias que faciliten la conecti-
vidad, y los sistemas de alto valor natural originados como consecuencia de las buenas prácticas aplicadas por los
diferentes sectores económicos, así como los hábitats prioritarios a restaurar, los terrenos afectados por los bancos
de conservación de la naturaleza y los instrumentos utilizados por las administraciones competentes en la aplicación
del Convenio Europeo del Paisaje, hecho en Florencia el 20 de octubre del año 2000.
4. Basándose en las directrices de la Estrategia estatal, las comunidades autónomas desarrollarán, en un plazo
máximo de tres años a contar desde la aprobación de dicha Estrategia estatal, sus propias estrategias, que inclui-
rán, al menos, los objetivos contenidos en la estrategia estatal.”
El marco normativo protector de la mayoría de los elementos ambientales a los que atiende la
Estrategia nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas está
contenido en la Ley 42/2007. Entre los instrumentos previstos en la Ley, deben mencionarse los
Planes de Ordenación de los Recursos Naturales, al ser el instrumento específico para la delimitación,
tipificación e integración en red de los sistemas que integran el patrimonio y los recursos naturales
de un determinado ámbito espacial y para la determinación de su relación con el resto del territorio.
La Ley también establece el régimen de catalogación, conservación y restauración de hábitats y
espacios del patrimonio natural, que incluye los elementos más importantes de la Infraestructura
Verde y algunas de las medidas de protección.
Otras normas que establecen el régimen jurídico de algunos de los elementos que integran la Infraestructura
Verde son las siguientes:
• El Texto Refundido de la Ley de Aguas (2001), que define y establece el régimen de los bienes del dominio
público hidráulico, entre los que se encuentran los cursos fluviales, que se integran en el contenido de
la Infraestructura Verde;
• La Ley de Costas (1988), modificada en particular por la Ley de Protección y Uso Sostenible del Litoral
(2013), así como el Real Decreto por el que se aprueba el Reglamento General de Costas (2014);
• La Ley de Protección del Medio Marino (2010);
• La Ley de Montes (2003), modificada por la Ley 21/2015, que incluye explícitamente la consideración
de los montes como infraestructuras verdes para mejorar el capital natural y su consideración en la
mitigación del cambio climático, y su Estrategia Forestal Española junto con el Plan Forestal Español que
está iniciando su revisión;
• La Ley de Vías Pecuarias (1995) y su Red Nacional de Vías Pecuarias de próxima publicación;
• La Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural (2007), que establece las bases de una política
rural propia, como política de Estado, plenamente adaptada a las condiciones económicas, sociales y
medioambientales particulares del medio rural español, así como la Estrategia Nacional frente al Reto
Demográfico;
• El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2006-2020 y 2021-2030);
• El Real Decreto Legislativo por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Suelo y Rehabilitación Ur-
bana (2015), que tiene por objeto, entre otros, regular para todo el territorio español las condiciones
básicas que garanticen un desarrollo sostenible, competitivo y eficiente del medio urbano;
• La Agenda Urbana Española, que constituye el marco de referencia para lograr la sostenibilidad de las
políticas urbanas, tanto en las áreas urbanas como rurales, y plantea importantes conexiones con los
objetivos de la Infraestructura Verde;
• El Real Decreto sobre Medidas para la reducción de las emisiones nacionales de determinados contami-
nantes atmosféricos (2018);
• La Ley de Carreteras (2015) y la Ley del Sector Ferroviario (2015);
• La Ley de Minas (1973);
• La Ley del Patrimonio Histórico Español (1985), ya que algunos de los bienes naturales que protege tienen
relación con el contenido sustantivo de la Infraestructura Verde;
• La Ley de Responsabilidad Medioambiental (2007),
• Y la Ley de Evaluación Ambiental (2013).
Importancia relativa y tendencias del impacto de los seis impulsores directos de cambio de los ecosiste-
mas en España. Fuente: Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España (2011).
Una manifestación de esta pérdida de biodiversidad es, por ejemplo, el estado de conservación de los tipos
de hábitat y las especies de interés comunitario: sólo el 9% de los primeros y aproximadamente el 21% de las
segundas se encuentran actualmente en estado favorable, según los datos del informe nacional de aplicación
de la Directiva Hábitats en España correspondiente al período 2013-2018. En lo concerniente a los tipos de
hábitat, los que presentan un estado más desfavorable son los ecosistemas costeros, los acuáticos epiconti-
nentales, los bosques, los roquedales y pedregales y, sobre todo, las turberas; en cuanto a las especies, son
los mamíferos y, sobre todo, los peces, los que se encuentran en una peor situación. Tanto para los tipos
de hábitat como para las especies, la situación es especialmente desfavorable en las regiones biogeográficas
atlántica y mediterránea.
Considerando, por otra parte, el conjunto de las especies de flora y de fauna ibéricas y macaronesias, no
solamente aquellas reconocidas como de interés comunitario, el 31% de las especies de vertebrados y el 17%
de las especies de flora vascular analizadas se encuentran en alguna de las categorías de amenaza de la UICN,
según los Libros Rojos (OSE, 2011).
Tal y como recoge la Estrategia de la UE sobre la biodiversidad de aquí a 2030, en las últimas cuatro décadas,
la población mundial de especies silvestres se ha reducido en un 60 % como consecuencia de las actividades
humanas (Fondo Mundial para la Naturaleza (2018), Informe Planeta Vivo 2018: Apuntando más alto). Y casi
tres cuartas partes de la superficie de la Tierra se han visto alteradas (IPBES (2019), Resumen para los encar-
gados de la formulación de políticas, p. 4, A4.), lo que ha confinado a la naturaleza en un rincón cada vez más
pequeño del planeta. La biodiversidad prospera mejor en los espacios protegidos. No obstante, la actual red
de espacios jurídicamente protegidos, incluidos los que disfrutan de una figura de protección estricta, no es lo
suficientemente amplia para que la biodiversidad quede salvaguardada. Se requieren medidas a nivel mundial,
y la propia UE tiene que esforzarse más y mejor a favor de la naturaleza y para construir una Red Transeu-
ropea de Espacios Naturales auténticamente coherente y resiliente, para conseguirla será importante crear
corredores ecológicos que eviten el aislamiento genético, propicien la migración de especies y mantengan y
mejoren los ecosistemas sanos, adoptándose en todo caso las medidas de vigilancia adecuadas para evitar
que dichos corredores puedan actuar como vía de difusión de enfermedades epizoóticas. En este contexto,
deben fomentarse y apoyarse las inversiones en infraestructura verde y azul y la cooperación transfronteriza
entre los Estados miembros, también a través de la cooperación territorial europea.
Evaluación de la importancia relativa y la tendencia desde los años 60 del siglo XX de los 22 servicios
suministrados por los 14 tipos operativos de ecosistemas de España. Fuente: Evaluación de los Ecosis-
temas del Milenio de España (2011).
Son los ecosistemas acuáticos epicontinentales, los litorales y los macaronésicos los que han sufrido un mayor
deterioro en su flujo de servicios y, por tanto, en su capacidad de contribuir al bienestar humano, mientras
que, por el contrario, los forestales y los de montaña son los que mejor conservan su capacidad de generar
servicios (Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España, 2011). Por otra parte, los ecosistemas urbanos
y sus infraestructuras asociadas han aumentado un 52% entre 1987 y 2006, ocupando aproximadamente un
2% de la superficie de España (OSE, 2011).
CONECTIVIDAD ECOLÓGICA
El concepto de conectividad ecológica se refiere a la configuración de los paisajes y cómo ésta afecta al desplaza-
miento y dispersión de las especies, tanto animales como vegetales, favoreciendo además los flujos de materia y
energía (Europarc-España, 2009).
Por otro lado, la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad define corredor ecológico como territorio, de
extensión y configuración variables, que, debido a su disposición y a su estado de conservación, conecta funcional-
mente espacios naturales de singular relevancia para la flora o la fauna silvestres, separados entre sí, permitiendo,
entre otros procesos ecológicos, el intercambio genético entre poblaciones de especies silvestres o la migración
de especímenes de esas especies.
La conectividad se traduce en un incremento del intercambio de individuos entre poblaciones y en un incremento
de la persistencia local y regional de las poblaciones, reduciendo así la tasa de extinción y aumentando la tasa de
colonización. Más de 30 años de trabajos científicos demuestran que la mejora o aumento de la conectividad entre
los paisajes o ecosistemas es útil para conservar la biodiversidad (Diamond, 1975; Hanski y Gilpin, 1997; Forman,
1995; Bennett, 1998).
Datos recientes, obtenidos a partir de técnicas de análisis espacial de alta resolución y del uso de funciones que
describen la reducción de densidad poblacional, indican que el impacto de la fragmentación sobre la fauna silves-
tre en España se extiende prácticamente por todo el país. En el caso de las aves, el impacto de la fragmentación
afecta al 55,5% del territorio, con una reducción prevista del 22,6% en el número de individuos. Respecto a los
mamíferos, las cifras son más alarmantes, pues el impacto que ejerce la fragmentación sobre sus poblaciones afecta
al 97,7% del territorio y el descenso previsto alcanza el 46,6% en el número de individuos (Torres et al., 2016).
Actualmente no se cuenta con un diagnóstico global y completo de la conectividad del territorio en España, o del
grado de fragmentación del territorio, su afección a los recursos naturales y necesidades espaciales específicas de
mejora de la conectividad.
En todo caso, sí se sabe que la fragmentación de los ecosistemas (y, por lo tanto, la pérdida de conectividad y per-
meabilidad ecológicas) está causada fundamentalmente por cambios en los usos del suelo y por la construcción de
barreras locales como las siguientes (Gurrutxaga y Lozano, 2010): urbanización, intensificación agrícola, cambios en
la cubierta vegetal, infraestructuras lineales de transporte, presas y azudes, canales, vallados cinegéticos, tendidos
eléctricos, alineación de aerogeneradores y barreras marinas como puertos, espigones, tuberías, etc.
La intensidad de los efectos de la fragmentación sobre el territorio se puede estimar en función de la tipología de
la infraestructura que lo causa, según la siguiente tabla:
Infraestructura Ocupación Radio en planta Pendiente Movimiento Efecto barrera Interferencia en
de terreno máxima en tierra movilidad animal
Autopista ALTO ALTO BAJA ALTO ALTO ALTO
Tren de alta velocidad MUY ALTO MUY ALTO MUY BAJA ALTO-MUY ALTO MUY ALTO ALTO
En la actualidad, el 30% del territorio de la Unión Europea presenta un grado de fragmentación entre mode-
rado y alto según la Estrategia europea sobre la biodiversidad hasta 2020. Entre los compromisos fundamen-
tales de la nueva Estrategia de la UE sobre biodiversidad hasta 2030 está conferir protección jurídica al 30 %
de la superficie terrestre y al 30 % de la marina de la UE, como mínimo, e incorporar corredores ecológicos,
dentro de una auténtica Red Transeuropea de Espacios Naturales. Los Estados miembros tendrán hasta
finales de 2023 para demostrar que han realizado avances significativos en la designación jurídica de nuevos
espacios protegidos y en la integración de corredores ecológicos.
La tierra y el suelo son elementos esenciales de los recursos naturales de la UE y, sin embargo, cada año
se ocupan más de 1.000 km² de territorio para viviendas, usos industriales, carreteras o fines recreativos
(AEMA, 2010a).
España comparte esta tendencia, sufriendo un proceso continuado de fragmentación de ecosistemas. El valor
promedio considerado como umbral crítico de densidad de infraestructuras a partir del cual se empieza a
perder la funcionalidad natural del paisaje, donde se acogen poblaciones estables de especies sensibles a la
fragmentación, es de 0.6 km de vía por cada km2 de superficie (Forman & Alexander, 1998). Considerando
el conjunto de las infraestructuras lineales de carreteras estatales, autonómicas y de las diputaciones, este
umbral crítico ya se supera en España, con una cifra del 0,61% (CSIC, 2016).
El proyecto ‘Landscape fragmentation in Europe’ (AEMA, 2011), que analiza la fragmentación del paisaje en
Europa (28 países) en cuadrículas de 1 km2 considerando tres geometrías de fragmentación, concluye que en
España los valores de fragmentación son más elevados a lo largo de la costa y en el nordeste. Por ello, desde
el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se abordó un estudio para identificar las áreas
a desfragmentar para reducir los impactos de las infraestructuras lineales de transporte en la biodiversidad.
Entre los indicadores que se utilizan se encuentra el índice de densidad de la red de infraestructuras linea-
les de transporte o el grado de fragmentación de hábitats calculado a partir del tamaño efectivo de malla
(MARM, 2010b):
Valores del tamaño efectivo de malla según el método de conexiones transfronterizas (meffCBC,
km2) y densidad efectiva de malla (seff, número de mallas por 1.000 km2) para cada provincia de
España. Fuente: MARM, 2010b.
RESTAURACIÓN ECOLÓGICA
La transformación e intensificación de los usos de suelo, más los efectos del cambio climático, han contribui-
do en las últimas décadas a la degradación, fragmentación y destrucción de ecosistemas y a la disminución
de los servicios que proveen.
La restauración ecológica se define como el proceso mediante el cual se promueve el restablecimiento de
un ecosistema que ha sido degradado, dañado o destruido (SER, 2004).
La intervención necesaria para llevar a cabo una restauración ecológica se puede clasificar en activa o pasiva:
• La restauración ecológica activa consiste en la intervención directa sobre la estructura y características
del ecosistema degradado, con el fin de remplazarlo, rehabilitarlo o restaurarlo para garantizar la exis-
tencia de un ecosistema estructurado y funcional.
• La restauración ecológica pasiva se centra en eliminar o minimizar las perturbaciones causantes de la
degradación, dejando que el ecosistema degradado pueda recuperar por sí mismo su estructura y fun-
cionalidad.
afectados por las actividades extractivas en nuestro país han sido, en general, desalentadores, limitándose en
muchos casos a una restitución topográfica basada en el modelo talud-cuneta-berma, sobre la que se han
tratado de establecer diversos tipos de cubierta vegetal como son pastizales, bosques y cultivos agrícolas
(UMINSA, 2000; Nicolau, 2003). En el momento actual la restauración de canteras está experimentando un
profundo cambio de enfoque, tras diagnosticarse un notable fracaso debido a la propensión a la erosión de
las topografías talud-cuneta-berma (Nicolau, 2000; Martín Duque et al., 2010). Además, algunas restauracio-
nes actuales potencian la creación de hábitats y especies con figuras de protección.
La restauración ecológica en los sistemas marinos y costeros está en una fase germinal. Es un proceso
complejo de gestión que implica una profunda comprensión de las interacciones biológicas y ambientales
del ecosistema, comprendiendo un rango de disciplinas muy variadas, tales como la ecología, hidrobiología,
geomorfología, ingeniería, etc.
Como ejemplo, la restauración de praderas de fanerógamas marinas puede ser una estrategia viable con el
fin de ayudar a la recuperación después de una perturbación, aunque es costosa y su viabilidad es variable
(Short et al., 2001; Orthet al., 2006). Las tasas de supervivencia, tanto de los trasplantes vegetativos como
de la “siembra” de semillas, son bastante bajas y la recolecta de esquejes y semillas pueden afectar negati-
vamente a las praderas donantes. La recolección de semillas de una población también puede ser crítica, ya
que el reclutamiento natural de plántulas puede ser necesario para asegurar la vitalidad de la pradera a largo
plazo. Solo el 30% de los programas de trasplante y de restauración llevados a cabo en todo el mundo han
tenido éxito (Fonsecaet al., 1998). Por lo tanto, todos los programas de restauración deben ir precedidas de
un análisis exhaustivo sobre su viabilidad y probabilidad de éxito.
Por último, existen herramientas metodológicas que contribuyen a implementar actuaciones de restauración
con criterios consensuados, como es el caso de la Guía Práctica de Restauración Ecológica de la Fundación
Biodiversidad, resultado del esfuerzo colaborativo de más de 100 personas del ámbito científico, técnico, de
la administración, del sector empresarial y de ONG. Las indicaciones de esta guía se deberán seguir en las
restauraciones que se emprendan.
CAMBIO CLIMÁTICO
Hay un consenso científico generalizado sobre el origen antropogénico del cambio climático contemporáneo
(IPCC, 2013). El aumento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero ha resultado
en un rápido calentamiento global durante los últimos 50-60 años. Según el IPCC, el planeta en 2018 se ha
calentado aproximadamente 1 °C respecto a los niveles pre-industriales (período 1850-1900).
Los registros fiables más antiguos de datos de temperatura y precipitación de que se dispone en España se
remontan a la segunda mitad del siglo XIX (Brunet et al., 2006; Luna et al., 2012). Del estudio y análisis de
estas series históricas se ha observado que las temperaturas muestran una tendencia generalizada al alza en
todo el territorio español, con incrementos que oscilan entre 1 y 2 grados en el periodo comprendido entre
1850 y 2005 (VVAA, 2007). Esta tendencia no es homogénea, ni a escala temporal, ni espacial; de hecho:
• A lo largo del siglo XX se pueden diferenciar varios ciclos: uno de ascenso térmico, entre 1901 y 1949,
un descenso desde esa fecha hasta 1972, un rápido aumento desde 1973 hasta 2000 y un posterior
estancamiento.
• De los diez años más cálidos desde el comienzo de la serie de temperatura media de España, ocho
corresponden a años del siglo XXI y seis de ellos pertenecen a la década 2011-2020. Uno de estos seis
ha sido 2019 con una temperatura media de 15.9 °C, valor que supera en 0.8 °C al valor medio anual
(Agencia Estatal de Meteorología, 2020).
• El calentamiento ha sido más acusado en primavera y verano, y en las temperaturas máximas.
• Por regiones, las más afectadas por el calentamiento son las situadas en la mitad oriental peninsular, cu-
briendo una amplia franja en torno al Mediterráneo que se extiende desde Girona hasta Málaga.
• En las Islas Canarias, los cambios en el comportamiento del clima son evidentes desde el punto de vista
térmico, y similares a los observados en la Península.
Asimismo, se ha observado una disminución de los días fríos y un aumento de los cálidos por lo que, si se
mantiene esta tendencia, es de prever un incremento de las olas de calor.
Respecto a la precipitación, las tendencias seculares y recientes no son tan fáciles de identificar dada la com-
plejidad de la distribución espacial de las lluvias en España y su elevada variabilidad temporal. En el contexto
de los últimos quinientos años, la reconstrucción del clima muestra la sucesión de periodos lluviosos y secos,
de duración variable y sin cambios bruscos, tanto en el sur peninsular como en el norte. Luna et al. (2012)
señalan que, para la precipitación desde comienzos del siglo XX, la tendencia de la media anual para todo
el periodo es despreciable. En cambio, desde mediados del siglo XX, la tendencia es notablemente nega-
tiva (-13.2 mm / 10 años). En el análisis por estaciones del año, para los 108 años ninguna estación muestra
tendencias apreciables. Desde 1951 el invierno muestra una tendencia decreciente de unos 10 mm/10 años
que, sin embargo, no alcanza la significación estadística. El verano en este periodo sí alcanza la significación
estadística con una tendencia negativa de -3.3 mm/ 10 años. En este sentido, cabe resaltar que la demanda
evaporativa aumentó en las últimas cinco décadas (+24.4mm por decenio), principalmente en los meses de
verano (Agencia Estatal de Meteorología, 2020).
Junto con los impactos ya observados por efecto del cambio climático, se proyectan futuros impactos cuya
intensidad y frecuencia van ligados al nivel de cambio que realmente experimente el sistema climático, y que
depende del grado de forzamiento al que se le someta por causas antropogénicas.
El proyectado incremento de las temperaturas y la mayor frecuencia de sequías a lo largo de las próximas dé-
cadas apuntan a unos impactos potenciales sobre la biodiversidad que pueden afectar a nivel de organismos
(procesos fisiológicos, fenología), de poblaciones (demografía, distribución, abundancia) y de comunidades
(composición, estructura, dinámica, interacciones).
A nivel ecosistémico, el cambio climático afecta no sólo a la extensión y la condición de los ecosistemas, sino
también a los servicios que proveen. Entre los impactos potenciales del cambio climático a los servicios de
los ecosistemas pueden citarse, por ejemplo:
• Declive de la capacidad de sumidero de carbono de los bosques (Plan de Contabilidad Forestal Nacio-
nal. MITECO, 2019).
• Alteraciones en el balance hídrico de los ecosistemas forestales, cuya expansión favorece la evapo-
transpiración (potencialmente aumentada por efecto del calentamiento global) en detrimento de la
disponibilidad hídrica tanto para recarga como para escorrentía superficial y como recurso para los
ecosistemas y la sociedad.
• Modificación de los patrones del régimen fluvial de los ríos españoles, con reducción de los caudales
de estiaje.
• Objetivo general 1. Aplicar herramientas de planificación y gestión territorial diseñadas desde un plant-
eamiento que vincule lógicamente las actuaciones con los resultados esperados de conservación de la bio-
diversidad, de mantenimiento y restauración de la conectividad y la funcionalidad de los ecosistemas y sus
servicios. Esta planificación y gestión se apoyará en la evaluación sistemática de los resultados como fuente
de información para la mejora continua. La aplicación de estas herramientas debe contribuir a la mitigación
de los efectos y presiones que los actuales modelos de desarrollo generan sobre el medio ambiente, así
como a la adaptación ante cambios globales y difícilmente eludibles, como el cambio climático.
• Objetivo general 2. Fortalecer la coordinación efectiva entre las distintas Administraciones Públicas y sus
respectivos órganos con el fin de implantar con éxito la Infraestructura Verde.
Para alcanzar estos objetivos, así como las metas descritas más adelante, es necesario identificar fuentes de
financiación. Estas fuentes de financiación deben ser públicas, privadas y combinaciones de ambas, existentes
o innovadoras, y deben asegurar los máximos co-beneficios de las inversiones en los ámbitos ambiental,
social y económico.
Metas estratégicas
Los cuatro objetivos generales se proyectan a su vez en una serie de metas estratégicas, que se desarrollan a
través de diversas líneas de actuación. Cada línea de actuación se llevará a cabo, a su vez, mediante acciones
concretas. Dichas acciones quedan fuera del marco estratégico, por lo que no se incluyen en la Estrategia
nacional. La AGE desarrollará sus acciones en el ámbito de sus competencias mediante Programas de Trabajo
trienales.
Visión de futuro
OBJETIVOS GENERALES Líneas de actuación Acciones
Metas estratégicas
VISIÓN A 2050
8 METAS
50 LÍNEAS DE ACTUACIÓN
1er Programa de Trabajo de la AGE: Acciones en 3 años
Revisión de la Estrategia a 2023
Esquema del planteamiento estratégico de la Estrategia nacional de
Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas.
Este esquema general deberá ser replicado por las CC.AA. en el desarrollo de sus respectivas estrategias
autonómicas (según lo acordado por el Grupo de Trabajo de Infraestructura Verde), incluyendo además las
acciones necesarias en cada línea de actuación. En la Estrategia nacional se incluyen una serie de orientaciones
generales para el establecimiento de acciones adecuadas a dichas líneas, en un esfuerzo por procurar la su-
ficiente coherencia a la Infraestructura Verde resultante.
El contenido de las metasestratégicas, con las conclusiones del diagnóstico, los objetivos y las líneas de ac-
tuación, se resume a continuación:
4. Áreas de amortiguación, que protegen la red ecológica de influencias dañinas externas. Se trata de
áreas de transición en donde se debe fomentar una compatibilización de los usos del suelo.
5. Elementos urbanos ‘verdes’, como por ejemplo parques, jardines, áreas recreativas y deportivas, es-
tanques y canales, techos y paredes verdes, entre otros.
Hay que tener en cuenta que, debido a la multifuncionalidad propia de la Infraestructura Verde, en
la práctica los elementos identificados es posible que no puedan incluirse de forma inequívoca en
una única categoría.
0.03. Evaluar los elementos integrantes de la Infraestructura Verde en cuanto a su estado de conservación, su
contribución a la conectividad y a la provisión de servicios ecosistémicos y sus necesidades de restau-
ración.
Se podrán diferenciar dos tipos de zonas que deberán seguir políticas de gestión y actuación diferentes:
Zonas de Infraestructura Verde para la conservación y Zonas de Infraestructura Verde para la restau-
ración.
0.04. Mejorar el conocimiento sobre los elementos, y sus interrelaciones, susceptibles de formar parte de la
Infraestructura Verde a diferentes escalas.
Líneas de actuación:
1.01. Identificar áreas clave para la conectividad de las especies y tipos de hábitat de interés encaminadas a
asegurar la permeabilidad de la matriz territorial.
1.02. Fortalecer y mejorar la conectividad, así como prevenir su pérdida, en espacios terrestres.
1.03. Fortalecer y mejorar la conectividad, así como prevenir su pérdida, en espacios fluviales.
1.04. Fortalecer y mejorar la conectividad, así como prevenir su pérdida, en el espacio litoral.
1.05. Fortalecer y mejorar la conectividad, así como prevenir su pérdida, en el ámbito marino.
1.06. Fortalecer y mejorar la conectividad, así como prevenir su pérdida, en el medio urbano.
1.07. Desarrollar un sistema de seguimiento de la conectividad ecológica y de los procesos de fragmentación
que permita evaluar la eficacia de las medidas adoptadas.
1.08. Promover la investigación y mejorar el conocimiento sobre conectividad ecológica y su relación con la
conservación de la biodiversidad.
META 2. Restaurar los hábitats y ecosistemas de áreas clave para favorecer la biodiversidad, la conectivi-
dad o la provisión de servicios de los ecosistemas, priorizando soluciones basadas en la naturaleza.
Con la aprobación de diversas estrategias, planes y programas, se han llevado a cabo en las últimas décadas
numerosos proyectos de restauración en España. Sin embargo, no se ha prestado suficiente atención a la
recuperación de la funcionalidad y totalidad de los servicios de los ecosistemas. Además se detectan una
serie de carencias, como la falta de normas propias sobre restauración ecológica a nivel estatal o el bajo
mantenimiento de las áreas restauradas, entre otros.
Se establecen, por tanto, los siguientes objetivos y líneas de actuación:
• Identificar las necesidades de restauración ecológica de los hábitats y ecosistemas de áreas claves para
favorecer la conectividad, la biodiversidad o los servicios de los ecosistemas.
• Consensuar metodologías con criterios comunes para diseñar y desarrollar proyectos de restauración
ecológica en el marco del desarrollo de la Infraestructura Verde.
• Identificar y promover soluciones para la restauración ecológica entre áreas urbanas y periurbanas.
• Implementar la necesidad de estudios de seguimiento de los proyectos de restauración ecológica.
• Mejorar el conocimiento científico sobre la restauración ecológica, tanto en el medio terrestre como
marino, en un contexto de cambio global.
Líneas de actuación:
2.01. Identificar las necesidades de restauración ecológica para contribuir, al menos, a la restauración del 15%
de los ecosistemas degradados.
2.02. Identificar las necesidades de restauración ecológica para la recuperación de los valores de biodiversi-
dad del territorio.
2.03. Identificar las necesidades de restauración ecológica para la mejora de la conectividad y permeabilidad
del territorio.
2.04. Identificar las necesidades de restauración ecológica para la recuperación de la funcionalidad de los
ecosistemas y sus servicios.
2.05. Diseñar y ejecutar proyectos de restauración ecológica basados en el desarrollo de metodologías con
criterios comunes.
Se incluyen en esta línea de actuación recomendaciones de restauración por sectores, como las áreas
protegidas, montes, zonas mineras, ecosistemas dunares, fluviales, humedales y medio marino.
2.06. Identificar y promover soluciones para la restauración ecológica entre áreas urbanas y periurbanas.
2.07. Implementar la necesidad de estudios de seguimiento de los proyectos de restauración ecológica.
2.08. Promover la investigación y mejorar el conocimiento sobre restauración ecológica y su relación con la
conservación de la biodiversidad en el contexto de cambio global y provisión de servicios de los eco-
sistemas.
META 3. Mantener y mejorar la provisión de servicios de los ecosistemas de los elementos de la Infraes-
tructura Verde.
Se detecta que actualmente existe una falta de conocimiento respecto a la provisión, evaluación y valoración
de los servicios de los ecosistemas. La escasez de información va, desde un conocimiento limitado sobre las
interacciones entre las diferentes funciones de los ecosistemas y las sinergias que pueden aparecer en una
Infraestructura Verde eminentemente multifuncional, hasta un escaso conocimiento para muchas especies
sobre los beneficios proporcionados por la Infraestructura Verde en cuanto a permeabilidad y facilidad para
moverse a través de diversos hábitat para las distintas especies. A todo ello hay que sumar la incertidumbre
que se mantiene en las predicciones de los modelos climáticos a escala regional y las lagunas de conoci-
miento en cuanto a los costes de oportunidad y en relación a la cuantificación de los beneficios ecológicos
y socio-económicos.
Dadas las carencias detectadas, se establecen una serie de objetivos y líneas de actuación encaminados al
cumplimiento de esta meta:
• Identificar, cartografiar y valorar adecuadamente los servicios de los ecosistemas en relación con el
desarrollo de la Infraestructura Verde, teniendo en cuenta su carácter multiescalar.
• Evaluar el estado de conservación, gestionar adecuadamente y, en su caso, restaurar los servicios de los
ecosistemas de los elementos ligados al desarrollo de la Infraestructura Verde.
• Mejorar el conocimiento sobre los servicios de los ecosistemas y el desarrollo de la Infraestructura
Verde a distintas escalas.
Líneas de actuación:
3.01. Identificar, clasificar y cartografiar las áreas clave para la provisión de Servicios de los ecosistemas de los
elementos de la Infraestructura Verde.
3.02. Promover la valoración de los Servicios de los Ecosistemas, incluyendo su valoración económica, e in-
tegrarla en la toma de decisiones sobre ordenación y gestión terrestre y marina, desde una perspectiva
participativa.
3.03. Evaluar el estado de conservación, gestionar adecuadamente y, en su caso, restaurar los ecosistemas y
sus servicios asociados clave para la Infraestructura Verde.
3.04. Mejorar el conocimiento sobre los servicios ecosistémicos y el desarrollo de la Infraestructura Verde a
distintas escalas, tanto en el medio terrestre como en el marino.
META 4. Mejorar la resiliencia de los elementos vinculados a la infraestructura verde favoreciendo la mi-
tigación y adaptación al cambio climático.
La infraestructura verde es una herramienta que contribuye a reforzar la conectividad entre zonas natura-
les existentes y a mejorar la calidad ecológica de los ecosistemas y sus servicios, por lo que se trata de una
herramienta fundamental de adaptación al cambio climático. Se considera por tanto adecuado promover
sinergias entre la presente Estrategia nacional de Infraestructura Verde y el Plan Nacional de Adaptación al
Cambio Climático.
Se establecen una serie de líneas de actuación orientadas a que el desarrollo de la infraestructura verde
contemple escenarios de cambio global, con los objetivos de contribuir a la adaptación y mitigación de los
efectos del cambio climático a través de la Infraestructura Verde del territorio.
Líneas de actuación:
4.01. Fomentar la mitigación del cambio climático mediante la creación y conservación de sumideros natu-
rales de carbono asociados a la Infraestructura Verde.
4.02. Contribuir a la reducción de los riesgos naturales derivados de los efectos del cambio climático medi-
ante la conservación y restauración de los elementos vinculados a la Infraestructura Verde del territorio
y por medio de la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza.
4.03. Favorecer la conservación de la biodiversidad mediante el mantenimiento y restauración ecológica de
elementos y áreas estratégicas, que permitan a las especies y hábitats silvestres realizar las dispersiones
longitudinales y latitudinales que precisan en el actual contexto de cambio climático.
4.04. Promover la capacidad de adaptación de los ecosistemas y fomentar el mantenimiento de los servicios
que proveen, a través de la mejora de su resiliencia y de la aplicación de soluciones basadas en la natu-
raleza.
4.05. Mejorar la capacidad de mitigación y adaptación de las ciudades y áreas metropolitanas por medio de la
Infraestructura Verde urbana y periurbana y a través de soluciones basadas en la naturaleza.
4.06. Mejorar los conocimientos sobre las opciones de mitigación y adaptación al cambio climático en la
gestión de los ecosistemas y su restauración, así como en soluciones basadas en la naturaleza.
• Establecer una colaboración eficaz entre las Administraciones Públicas a todas las escalas, que permita la
coordinación en el desarrollo de las estrategias de Infraestructura Verde en los distintos niveles.
Líneas de actuación:
5.01. Impulsar y asegurar la continuidad territorial a escala internacional en el desarrollo de la Infraestructura
Verde.
5.02. Impulsar y asegurar la continuidad territorial a escala estatal, regional y local en el desarrollo de la In-
fraestructura Verde.
5.03. Establecer mecanismos de cooperación eficaces entre la Administración General del Estado, las comu-
nidades autónomas y las entidades locales para el desarrollo coordinado de la Infraestructura Verde a
distintas escalas.
5.04. Desarrollar las Estrategias Autonómicas de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración
Ecológicas en cumplimiento del artículo 15.4 de la Ley 33/2015.
5.05. Planificar y movilizar adecuadamente los fondos públicos y privados que permitan una adecuada imple-
mentación de la Infraestructura verde a diferentes escalas.
Líneas de actuación:
6.01. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del sector
industrial.
6.02. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del sector
hidráulico y de la gestión del agua.
6.03. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del sector
de las infraestructuras de transporte, energéticas y de telecomunicación.
6.04. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del sector
relativo a la conservación del patrimonio histórico-cultural.
6.05. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del sector
agropecuario y de desarrollo rural.
6.06. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del sector
forestal.
6.07. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión del medio
marino y litoral.
6.08. Integrar la Infraestructura Verde en los instrumentos estratégicos, la planificación y la gestión de otras
políticas de conservación del patrimonio natural.
6.09. Integrar la Infraestructura Verde en la planificación territorial y la legislación de ordenación del territorio
y el suelo de las comunidades autónomas.
6.10. Integrar la Infraestructura Verde en el planeamiento urbanístico municipal.
6.11. Integrar la Infraestructura Verde en todas las fases del procedimiento de Evaluación Ambiental de planes,
programas y proyectos.
6.12. Integrar la Infraestructura Verde en el procedimiento para la responsabilidad medioambiental.
META 7. Asegurar la adecuada comunicación, educación y participación de los grupos de interés y la so-
ciedad en el desarrollo de la infraestructura verde.
El carácter multifuncional y multiescalar que tiene por definición la Infraestructura verde hace que su imple-
mentación se extienda a muchos sectores políticos y, por tanto, involucre a diferentes organismos y organiza-
ciones que pueden tener puntos de vista opuestos y entre los que pueden aparecer conflictos de intereses.
La información, concienciación y participación pública son herramientas fundamentales para la correcta
implementación y difusión de las iniciativas legislativas que afectan al territorio, máxime cuando estas son de
nueva implantación, como es el caso. La involucración de dichos organismos y organizaciones tanto públicas
como privadas no solo han de tener carácter medioambiental sino también social y de igualdad de género.
En este sentido se plantean los siguientes objetivos y líneas de actuación:
• Crear y fortalecer de forma continua la información sobre la Infraestructura Verde, su calidad y el acceso
a la misma para implicar a los distintos agentes sociales y civiles relacionados con el desarrollo y conser-
vación de la Infraestructura Verde.
• Conseguir unos técnicos formados, así como una sociedad informada y concienciada con la Infraestruc-
tura verde y sus impactos sociales especialmente en lo relacionado con la igualdad de género.
• Conseguir el adecuado consenso social en el desarrollo de la Infraestructura Verde mediante la inclusión
de procesos participativos de éxito.
Líneas de actuación:
7.01. Crear y fortalecer de forma continua la información sobre la Infraestructura Verde, su calidad y el
acceso a la misma.
7.02. Disponer y asegurar en el tiempo herramientas para la sensibilización y formación específica dirigi-da a
los distintos perfiles de profesionales y público en general.
7.03. Impulsar la participación de las instituciones, de los agentes sociales y económicos y de la sociedad,
utilizando las herramientas más adecuadas, en el desarrollo y mantenimiento de la Infraestructura Verde.
Además de los Programas de Trabajo de la Administración General del Estado, a través de los cuales se defi-
nirán las acciones para el desarrollo de la Estrategia nacional en su ámbito material de competencias, desde la
AGE también se llevará a cabo un seguimiento del cumplimiento de los objetivos de la Estrategia nacional en
su conjunto, teniendo en cuenta los resultados de los Programas de Trabajo y los análisis o informes
específicos que se hayan realizado, así como una revisión inicial en 2023 e Informes de Evaluación
intermedia (2030 y 2040) y final (2050) de la Estrategia nacional.