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Dla 620

El documento presenta 8 cuadros que narran fragmentos de la vida de María, una mujer en situación de vulnerabilidad. En el primer cuadro se describe a María en diferentes situaciones de marginación y soledad. En los cuadros siguientes se relatan momentos como el nacimiento de su hijo, su relación con Fran, un hombre bueno pero perturbado, y su trabajo como empleada doméstica. El documento retrata la pobreza y exclusión social que enfrenta María.
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El documento presenta 8 cuadros que narran fragmentos de la vida de María, una mujer en situación de vulnerabilidad. En el primer cuadro se describe a María en diferentes situaciones de marginación y soledad. En los cuadros siguientes se relatan momentos como el nacimiento de su hijo, su relación con Fran, un hombre bueno pero perturbado, y su trabajo como empleada doméstica. El documento retrata la pobreza y exclusión social que enfrenta María.
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ERA COMO QUE BAILABA

Raquel Diana

CELCIT. Dramática Latinoamericana 620

ERA COMO QUE BAILABA


(MARÍA WOYZECK)
Raquel Diana (Uruguay)
“Woyzeck es la herida abierta”
Heiner Müller

PERSONAJES (M:0/ F:1)


MARÍA

CUADRO 1
(María se presenta).

María en medio de la calle.


Olvidada en un aeropuerto.
De contrabando en otro país.
Metida en una casa de familia sin haber sido invitada.
María presa.
María sola.
En la bodega de un barco que cruza el mar.
En un descampado, de noche.
En la caja de un camión que atraviesa el desierto.
En un supermercado paseando el carro de compras vacío.
María en su casa de lata, en su casa de cartón.
En su casa de plástico.
María tapada con papel de diario.
O en medio de un baile, en una fiesta ajena.
María en los bordes.
María en los bordes de las ciudades.
En el centro del centro de nada.
María.

CUADRO 2
(María cuando nació su hijo).
Que lo mirara. Me dijo la señora en el hospital. Con una sonrisa suave me lo dijo: que lo
mirara… Cuando por fin salió de adentro de mí, dejé de gritar, y no quise ver…
¡Miralo!...
¿Ahora? Es un asco…
Ellas hacían cosas...
¡Eh! ¡Eso es mío! ¡Lo hice yo! ¡Yo! Un bebé es algo que puedo hacer. Yo puedo. Pude.
¡Pude!
Me lo pusieron encima. Un niño muy vivo: se prendió enseguida de mi teta.
Las enfermeras se asombraban de que yo no supiera mucho de cómo era el asunto.
Que lo sujetara, que tuviera cuidado porque la cabeza se va para atrás…
Lo hice.
Tal cual.
Me tuve que quedar unos cuantos días en el hospital: el niño me había rajado, y había
salido mucha sangre. Mía, toda mía.
Mejor. Yo estaba bien: no tenía frío, me daban de comer, y no tenía que hablar con
nadie si no quería. Ni que sonreír.
Ahí fue que vino otra y me dijo que lo mirara, al niño.
Ya lo vi, le dije, no, dijo ella, mirarlo y que él sienta que lo estás mirando.
Es un bebé, no se da cuenta, ¡qué importa!, ¡para qué se mete!
Y acariciarlo, dijo.
La empujé y me preparé para que me devolviera el golpe.
Pero no: me miró a los ojos, fuerte, muy adentro y me dijo: nena, hasta un animalito
sabe lo que tiene que hacer, déjate llevar por la naturaleza.
No sabía de qué me estaba hablando.
Me hice la dormida y al día siguiente rajé. Con el niño, que me había rajado.
Fran estaba en casa, en la cama, aturullado. Se puso peor cuando nos vio.
Aturullado. Aturullado. Aturullado.
No se le entendía ni una palabra.
¡Pará, Fran! ¡Callate! ¡Pensá un poco!
Y me dice: pienso, pienso, pienso, pienso, no puedo parar de pensar, no puedo parar,
de, parar, de, pensar.
¡Se te va a freír la cabeza! ¡Pará!
Ahí fue que miró al niño. Respiró hondo y se quedó con todo el aire adentro. Tenía los
ojos muy abiertos, enormes.
Lloró. Lloró mucho. Sin gemir, sin respirar, sin cerrar los ojos.

CUADRO 3
(Así es Fran).

Fran puede ver los pliegues del mundo. Es un fenómeno que saben apreciar ciertas
mentes durante los crepúsculos. Y también ve las cabezas que brotan como hongos en la
tierra cuando amanece.
Es el tipo más bueno que conocí.
Se sienta en el suelo y me mira.
Mucho.
Si le pregunto ¿qué pasa? o digo simplemente ¡qué!, no responde.
Así que no pregunto.
Me trae plata. Para el niño. Para mí.
No pregunta. No come acá. No sé qué come. Nunca comió acá.
Creo que pasa la mayor parte del tiempo en la calle y que por eso tiene la cara dura,
arrugada, áspera.
Le acaricio la cabeza, a veces. De atrás, así puedo no mirarlo a los ojos. No me gustan.
Me pone nerviosa.
Es el hombre más bueno del mundo.
Antes se reía.
Y salíamos juntos.
Fran puede ver los pliegues del mundo, pero nunca sabe qué hora es.
Ve las cabezas que salen de la tierra pero no tiene sueños. Se despierta con la mente en
blanco.
Dormimos juntos.
Estamos los dos aquí, juntos, no esperando.
Estamos aquí.

CUADRO 4
(María cuenta).

Que le cuente un cuento, me pide.


Que tiene miedo.
Que ya sabe que cuando se duerme me voy…
No sé cuentos. Mejor dormite.
Y no me voy. Siempre estoy acá. Yo nunca salgo de acá, ¿entendiste?
A Fran no le gusta, dice que todo está muy peligroso, que quién sabe lo que me puede
pasar a la vuelta de la esquina.
Tiene razón.
A ver… un cuento… y te dormís ¿sí?

Érase una vez una pobre criatura que no tenía padre ni madre, ni nada. Todos se habían
muerto y ya no quedaba nadie en el mundo. Se habían muerto todos. Y fue y se puso a
llorar día y noche. Y como ya no había nadie en la tierra, quiso ir al cielo. ¡Ah! la luna
estaba tan risueña… Cuando llegó por fin a la luna, vio que era un pedazo de madera
podrida. Y entonces fue al sol, y cuando llegó al sol, vio que era un girasol marchito, y
entonces fue a las estrellas y las estrellas eran pequeñas moscas doradas clavadas en las
espinas del lomo de la noche. Y cuando quiso volver a la tierra, la tierra era una olla
dada vuelta. Aquella criatura estaba completamente sola, y entonces se sentó y se puso
a llorar y todavía sigue allí, completamente sola...

CUADRO 5
(Así es TM).

TM es un buen tipo. Me regaló unas caravanas de brillantes.


Éstas.
Me las pongo cuando Fran no está. No estaría bien. No está bien.
Soy mala. Soy tan mala que debería acuchillarme a mí misma.
TM vio como lo miré una vez. Lo miré así como…
Era como que yo pasaba por la puerta del boliche. Yo no entro. No bailo. Y él llegaba. El
auto se veía igual que en la televisión. ¿Cómo pueden hacer para que algo que está en
tele pueda estar acá, igual, igual? El mismo tipo que abre la puerta y baja: saca una
pierna con zapatillas ligeras como el aire y resistentes como el acero; unos jeans azul
irisado, caídos, apenas sostenidos por los huesos de la cadera... sí. Una camiseta de
tejido ultraliviano antitranspirante, que deja respirar la piel y difumina un perfume a
tabaco tropical, madera de oriente y semen exótico; lentes oscuros aunque es de noche,
porque es de noche, aunque es de noche, muy oscuros; pelo hacia arriba como una
cresta de ave o tiara perpendicular refulgente de geles mórbidos. La mandíbula inferior
grande, desplazada un poco hacia adelante, en señal de que se tiene carácter y de que
uno está distendido, que si fuera a hablar dejaría caer las palabras para recogerlas con
los dientes y masticarlas, así. Se traslucen, se dejan ver, se insinúan, se hacen
evidentes, están a punto de reventar la tela allí y la dejan floja y flameante allá,
músculos de gimnasio, durísimos, hard, very hard. La piel suave, tersa, sin pelos, apenas
algunos en las axilas y allí debajo, supongo, ya veremos.
TM es un tipo pura luz sino fuera porque puedo olerlo, creo, y ojalá tocarlo. Me dijo algo
que no entendí y me regaló caravanas de brillantes.
Mi abuela tenía un pedacito de espejo que era su tesoro. Decía: los pobres solo tienen
un lugarcito en el mundo y un pedazo de espejo roto para mirarse.
Yo no tengo ningún lugar en el mundo.
Ni siquiera estoy segura de que exista algo que se llame así.
Tengo muchas cosas y cositas...
No las que me gustaría, pero ya las voy a conseguir.
Y espejos: muchos.
El pedacito tuyo que me diste, abuela, tan emocionada, lo tiré: no servía para nada.

CUADRO 6

¡Callate, Fran! Cada vez entiendo menos lo que decís. Calmate ¿sí?
Fran, que siempre oía orquestas en el cielo, que podía escuchar los truenos del día
siguiente, que sentía crecer el pasto, llegó con la noticia de que no se escuchaba nada
más. Solo silencio.
El mundo murió, dijo. Y temblaba.
El mundo murió y todo se va a la mierda.
Yo lo abracé. Él me apretó fuerte y me lastimó una costilla...
No grité.
Pobre hombre bueno.
Y que a nadie se le ocurra decir que es tonto o que está loco.
Fran es como es Fran. Y todos los días trae plata para su hijo. Y para mí.
¿Qué es eso? me preguntó. ¿Qué? Eso. ¿Qué? Eso. ¿Qué cosa? Eso...
Las caravanas de brillantes.
Las compré en la peluquería, ¿te gustan? Me salieron muy poco, casi nada. Bijouterie...
Se fue golpeándose con las paredes.
No dijo a dónde, como siempre.

CUADRO 7
(María cuando trabaja).

La señora grita: ¡rápido, María! ¡Sos tan lenta! Todos los minutos de mí día han sido
agendados, asignados, destinados, dispuestos. Cualquier retraso es un error, una
interferencia fatal en el curso de los acontecimientos, un desajuste en el sistema. No
tenés el menor sentido, María, sobre lo que es ocupar el tiempo. ¿Qué va a pasar
contigo? A mí me preocupa. Quisiera que me escucharas ¿me estás poniendo atención?...
Sí... ¿Cómo?... ¡Sí!...
Te conviene ser amable conmigo, más que por la propina que te voy a dejar después,
por las cosas que puedo decirte para evitar que desperdicies tu vida…
Sí, gracias…
¿Qué va a ser de vos con esa lentitud? Porque a mí ya me arruinaste, estoy estresada,
nerviosa, y probablemente sufra alguna clase de accidente terrible por culpa del
retraso. A lo mejor vos te podes salvar, no digo hoy, pero otro día. ¡Me estás
quemando!...
Disculpe…
Hay que tener una actitud positiva, activa, efectiva, proactiva, estar pronta, dispuesta.
El cuerpo cuidado, muy cuidado, reformado si es necesario. Y el interior preparado.
¿Qué nivel de formación tenés? Porque si sos una ignorante no te vas a poder defender
en la vida…

Entonces pienso y no digo: ¿defenderse en la vida es trabajar?, ¿trabajar diez horas por
día para ganar una mierda y no poder comprar una mierda?, ¿trabajar y trabajar todos
los días, toda la vida? No, es mucho. ¿Para qué?...

¿Qué decís?...
Nada…
Nada, ya veo, no vas a hacer nada, te vas a quedar parada en este punto, en este
segundo, colgada, estropeada. Mirá María, ya sabemos que no hay pasado y que no hay
futuro. Así que si no aprovechás ya, ahora, aquí…
Qué…

¡Se me hizo muy tarde! No sé por qué te presto atención. Hacé lo que quieras, María,
pero lejos: a mí no me jodas.

¿Por qué la gente me tiene miedo?

CUADRO 8
(Experimentos con maíz).

Fran, ¿comiste?...
Dice que no se acuerda.
¿Qué es esto, Fran?
Qué cosa.
Esto que estaba en tu bolsillo. Qué. Esto. Qué. Esto.
Maíz, ese se me perdió, lo busqué, lo busqué... Q5775.
¿Eh?
Sí, es el Q5775, fijate…
Sí, es.
Como, anoto, como, anoto, como anoto.
Fran siempre tiene suerte. Yo no.
Trabaja en cosas raras: le pagan por comer semillas. Maíz, solo maíz.
Le doy el que había sacado de su bolsillo y se lo traga. Le pregunto si el mundo sigue
muerto y me dice que sí...
Qué aburrido, ¿no?
Y me empieza a decir que las abejas lo siguen, pero en silencio, que sería mejor oírlas
porque así sabría si lo van a picar, que se olvidaron de cómo volver a la colmena, que
vienen al maíz. Perdieron el camino de vuelta a casa, que ojalá eso le pasara a él...
¿Qué decís?...
Qué ojalá no supiera, pero lo de las abejas es muy triste porque chocan contra su frente
y caen muertas, y todo se va a morir.
¡No, Fran, no! Las cosas están cada vez más lejos unas de otras, hay más desorden, más
confusión, es eso. Todo es natural...
¿Querés que te acaricie la cabeza?...
Gritos...
¡Silencio!, el niño está dormido.

CUADRO 9
(María canta y baila).

Está noche sí, esta noche voy a bailar, bailar.


Qué vas a hacer nena, con tu hijo
qué vas a hacer nena, con tu tipo raro.
Voy a bailar, así, así.
Dale, nene, dormite, me tengo que ir.
Carroza de oro como Cenicienta
y los caballos no toman agua
quieren vino, vino, quieren vino, vino.

Y era como que yo bailaba toda la noche delante de Fran.


Bailaba con TM que me decía cosas que yo no entendía porque la música estaba muy
fuerte...
Bailando así, así...

Al final todo se va a la mierda.


Un día todo se va a la mierda.

CUADRO 10
(María muere).

Fran tenía un revolver que había comprado en la feria.


Él no sabía que yo sabía. No sé por qué prefirió ese cuchillo tan viejo, oxidado, sucio.
Dijo que tenía que hacer algo, que no se lo decían los pliegues, ni las cabezas, ni el
maíz. Algo.
¿Qué es?
Te tengo que matar.
Mientras la sangre corría por el piso yo pensaba: y ahora quién va a limpiar todo esto.
El niño, no. No sabe usar trapo ni balde.
Tomá otra, decía él, ¿querés más? ¿Cuántas se precisan?
No sé...
No me dolía tanto como el parto, por eso no grité.
Me asustan los ruidos de mi cuerpo al desgarrarse.
Catorce puñaladas fueron, más o menos.
Yo no las puede contar bien y el niño solo sabe hasta el número diez.
Fran tiró el cuchillo al río. Nunca lo van a encontrar. Al cuchillo.
¡Fran!
El niño... Traele plata.
Raquel Diana
Correo electrónico: [email protected]

Edición a cargo de Ana Laura Pace.


Correo electrónico: [email protected]

Todos los derechos reservados


Buenos Aires. (2023)

CELCIT. Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral Buenos Aires.


Argentina. www.celcit.org.ar
Correo electrónico: [email protected]

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