Dla 620
Dla 620
Raquel Diana
CUADRO 1
(María se presenta).
CUADRO 2
(María cuando nació su hijo).
Que lo mirara. Me dijo la señora en el hospital. Con una sonrisa suave me lo dijo: que lo
mirara… Cuando por fin salió de adentro de mí, dejé de gritar, y no quise ver…
¡Miralo!...
¿Ahora? Es un asco…
Ellas hacían cosas...
¡Eh! ¡Eso es mío! ¡Lo hice yo! ¡Yo! Un bebé es algo que puedo hacer. Yo puedo. Pude.
¡Pude!
Me lo pusieron encima. Un niño muy vivo: se prendió enseguida de mi teta.
Las enfermeras se asombraban de que yo no supiera mucho de cómo era el asunto.
Que lo sujetara, que tuviera cuidado porque la cabeza se va para atrás…
Lo hice.
Tal cual.
Me tuve que quedar unos cuantos días en el hospital: el niño me había rajado, y había
salido mucha sangre. Mía, toda mía.
Mejor. Yo estaba bien: no tenía frío, me daban de comer, y no tenía que hablar con
nadie si no quería. Ni que sonreír.
Ahí fue que vino otra y me dijo que lo mirara, al niño.
Ya lo vi, le dije, no, dijo ella, mirarlo y que él sienta que lo estás mirando.
Es un bebé, no se da cuenta, ¡qué importa!, ¡para qué se mete!
Y acariciarlo, dijo.
La empujé y me preparé para que me devolviera el golpe.
Pero no: me miró a los ojos, fuerte, muy adentro y me dijo: nena, hasta un animalito
sabe lo que tiene que hacer, déjate llevar por la naturaleza.
No sabía de qué me estaba hablando.
Me hice la dormida y al día siguiente rajé. Con el niño, que me había rajado.
Fran estaba en casa, en la cama, aturullado. Se puso peor cuando nos vio.
Aturullado. Aturullado. Aturullado.
No se le entendía ni una palabra.
¡Pará, Fran! ¡Callate! ¡Pensá un poco!
Y me dice: pienso, pienso, pienso, pienso, no puedo parar de pensar, no puedo parar,
de, parar, de, pensar.
¡Se te va a freír la cabeza! ¡Pará!
Ahí fue que miró al niño. Respiró hondo y se quedó con todo el aire adentro. Tenía los
ojos muy abiertos, enormes.
Lloró. Lloró mucho. Sin gemir, sin respirar, sin cerrar los ojos.
CUADRO 3
(Así es Fran).
Fran puede ver los pliegues del mundo. Es un fenómeno que saben apreciar ciertas
mentes durante los crepúsculos. Y también ve las cabezas que brotan como hongos en la
tierra cuando amanece.
Es el tipo más bueno que conocí.
Se sienta en el suelo y me mira.
Mucho.
Si le pregunto ¿qué pasa? o digo simplemente ¡qué!, no responde.
Así que no pregunto.
Me trae plata. Para el niño. Para mí.
No pregunta. No come acá. No sé qué come. Nunca comió acá.
Creo que pasa la mayor parte del tiempo en la calle y que por eso tiene la cara dura,
arrugada, áspera.
Le acaricio la cabeza, a veces. De atrás, así puedo no mirarlo a los ojos. No me gustan.
Me pone nerviosa.
Es el hombre más bueno del mundo.
Antes se reía.
Y salíamos juntos.
Fran puede ver los pliegues del mundo, pero nunca sabe qué hora es.
Ve las cabezas que salen de la tierra pero no tiene sueños. Se despierta con la mente en
blanco.
Dormimos juntos.
Estamos los dos aquí, juntos, no esperando.
Estamos aquí.
CUADRO 4
(María cuenta).
Érase una vez una pobre criatura que no tenía padre ni madre, ni nada. Todos se habían
muerto y ya no quedaba nadie en el mundo. Se habían muerto todos. Y fue y se puso a
llorar día y noche. Y como ya no había nadie en la tierra, quiso ir al cielo. ¡Ah! la luna
estaba tan risueña… Cuando llegó por fin a la luna, vio que era un pedazo de madera
podrida. Y entonces fue al sol, y cuando llegó al sol, vio que era un girasol marchito, y
entonces fue a las estrellas y las estrellas eran pequeñas moscas doradas clavadas en las
espinas del lomo de la noche. Y cuando quiso volver a la tierra, la tierra era una olla
dada vuelta. Aquella criatura estaba completamente sola, y entonces se sentó y se puso
a llorar y todavía sigue allí, completamente sola...
CUADRO 5
(Así es TM).
CUADRO 6
¡Callate, Fran! Cada vez entiendo menos lo que decís. Calmate ¿sí?
Fran, que siempre oía orquestas en el cielo, que podía escuchar los truenos del día
siguiente, que sentía crecer el pasto, llegó con la noticia de que no se escuchaba nada
más. Solo silencio.
El mundo murió, dijo. Y temblaba.
El mundo murió y todo se va a la mierda.
Yo lo abracé. Él me apretó fuerte y me lastimó una costilla...
No grité.
Pobre hombre bueno.
Y que a nadie se le ocurra decir que es tonto o que está loco.
Fran es como es Fran. Y todos los días trae plata para su hijo. Y para mí.
¿Qué es eso? me preguntó. ¿Qué? Eso. ¿Qué? Eso. ¿Qué cosa? Eso...
Las caravanas de brillantes.
Las compré en la peluquería, ¿te gustan? Me salieron muy poco, casi nada. Bijouterie...
Se fue golpeándose con las paredes.
No dijo a dónde, como siempre.
CUADRO 7
(María cuando trabaja).
La señora grita: ¡rápido, María! ¡Sos tan lenta! Todos los minutos de mí día han sido
agendados, asignados, destinados, dispuestos. Cualquier retraso es un error, una
interferencia fatal en el curso de los acontecimientos, un desajuste en el sistema. No
tenés el menor sentido, María, sobre lo que es ocupar el tiempo. ¿Qué va a pasar
contigo? A mí me preocupa. Quisiera que me escucharas ¿me estás poniendo atención?...
Sí... ¿Cómo?... ¡Sí!...
Te conviene ser amable conmigo, más que por la propina que te voy a dejar después,
por las cosas que puedo decirte para evitar que desperdicies tu vida…
Sí, gracias…
¿Qué va a ser de vos con esa lentitud? Porque a mí ya me arruinaste, estoy estresada,
nerviosa, y probablemente sufra alguna clase de accidente terrible por culpa del
retraso. A lo mejor vos te podes salvar, no digo hoy, pero otro día. ¡Me estás
quemando!...
Disculpe…
Hay que tener una actitud positiva, activa, efectiva, proactiva, estar pronta, dispuesta.
El cuerpo cuidado, muy cuidado, reformado si es necesario. Y el interior preparado.
¿Qué nivel de formación tenés? Porque si sos una ignorante no te vas a poder defender
en la vida…
Entonces pienso y no digo: ¿defenderse en la vida es trabajar?, ¿trabajar diez horas por
día para ganar una mierda y no poder comprar una mierda?, ¿trabajar y trabajar todos
los días, toda la vida? No, es mucho. ¿Para qué?...
¿Qué decís?...
Nada…
Nada, ya veo, no vas a hacer nada, te vas a quedar parada en este punto, en este
segundo, colgada, estropeada. Mirá María, ya sabemos que no hay pasado y que no hay
futuro. Así que si no aprovechás ya, ahora, aquí…
Qué…
¡Se me hizo muy tarde! No sé por qué te presto atención. Hacé lo que quieras, María,
pero lejos: a mí no me jodas.
CUADRO 8
(Experimentos con maíz).
Fran, ¿comiste?...
Dice que no se acuerda.
¿Qué es esto, Fran?
Qué cosa.
Esto que estaba en tu bolsillo. Qué. Esto. Qué. Esto.
Maíz, ese se me perdió, lo busqué, lo busqué... Q5775.
¿Eh?
Sí, es el Q5775, fijate…
Sí, es.
Como, anoto, como, anoto, como anoto.
Fran siempre tiene suerte. Yo no.
Trabaja en cosas raras: le pagan por comer semillas. Maíz, solo maíz.
Le doy el que había sacado de su bolsillo y se lo traga. Le pregunto si el mundo sigue
muerto y me dice que sí...
Qué aburrido, ¿no?
Y me empieza a decir que las abejas lo siguen, pero en silencio, que sería mejor oírlas
porque así sabría si lo van a picar, que se olvidaron de cómo volver a la colmena, que
vienen al maíz. Perdieron el camino de vuelta a casa, que ojalá eso le pasara a él...
¿Qué decís?...
Qué ojalá no supiera, pero lo de las abejas es muy triste porque chocan contra su frente
y caen muertas, y todo se va a morir.
¡No, Fran, no! Las cosas están cada vez más lejos unas de otras, hay más desorden, más
confusión, es eso. Todo es natural...
¿Querés que te acaricie la cabeza?...
Gritos...
¡Silencio!, el niño está dormido.
CUADRO 9
(María canta y baila).
CUADRO 10
(María muere).