Valoracion y Monitoreo Del Paciente Critico en Unidades de Terapia Intensiva

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VALORACION Y MONITOREO DEL PACIENTE CRITICO EN UNIDADES DE

TERAPIA INTENSIVA (UCI).


LA VALORACION

La valoración consiste en un proceso planificado, sistemático, continuo y deliberado de


recogida e interpretación de datos sobre el estado de salud del paciente y de las respuestas
humanas, a través de diferentes fuentes. La valoración se inicia con la recogida de datos que
deben ser analizados en su contexto para convertirlos en información y permitir identificar
necesidades y/o problemas de cuidados y de salud.

. ¿DÓNDE Y QUIÉN REALIZA LA VALORACIÓN?

La valoración en el pasado se ha realizado siempre por la enfermera y/o el médico de forma


presencial con el paciente. En los últimos años han aparecido multitud de avances tecnológicos
que nos permiten obtener datos de forma remota (pulsioxímetros, pulseras que registran la
actividad y el descanso, electrodos para determinación de glucemia, posibilidad de realizar un
electrocardiograma con un teléfono móvil o con un dispositivo portátil, etc.)

. ¿CUÁNDO SE REALIZA LA VALORACIÓN?

La valoración del paciente se ha venido realizando de forma síncrona, es decir, en el momento,


delante del paciente. En los últimos años se desarrollaron instrumentos de valoración que
permiten realizar una valoración a posteriori de algo que ha ocurrido antes, con la ayuda de las
TICs como soporte en la toma de decisiones. Por ejemplo, el Holter permite valorar a posteriori
un registro de presión arterial o electrocardiográ$co registrado con anterioridad.

¿CÓMO SE REALIZA LA VALORACIÓN?

Tradicionalmente la valoración era la primera fase del proceso enfermero, proceso circular que
tenía cinco fases que se producían de forma secuencial y cíclica. Recientemente la NANDA6 ha
incluido en la fase de plani$cación las anteriores fases de diagnóstico y de plani$cación de
cuidados. También distintas publicaciones destacan que tanto la valoración como la evaluación
se realizan simultáneamente a las otras fases del proceso1,4,5,6,10,17. Por tanto, podríamos
simpli$car y decir que el proceso enfermero realmente consta de 3 fases interconectadas en
red mediante el rozamiento clínico4,5: la valoración (que incluye la valoración inicial, la
revaloración, la evaluación y la reevaluación), la planicación y la ejecución (o fase de
cuidados), (Figura 1).
Figura 1. Proceso de atención de Enfermería.

TIPOS DE VALORACIÓN

Hay varios tipos de valoración en función del momento en el que se produce y la nalidad que
persigue en ese marco o enfoque:

Valoración urgente: Se produce durante una situación siopatológica del paciente que no
permite demora en la atención y la realización de una valoración exhaustiva. El objetivo es
identicar problemas peligrosos para la vida y/o para las necesidades básicas de la persona.
Por ejemplo, en un paciente que presenta una parada cardiorrespiratoria, se realiza una
valoración urgente del estado respiratorio, cardiaco y de la circulación, pero no una valoración
exhaustiva de su autopercepción.

Valoración focalizada o centrada en el problema: En determinadas situaciones, puede ser


necesario realizar una valoración centrada en un problema o focalizada en una actuación. Por
ejemplo, realizar una prueba diagnóstica o terapéutica a un paciente (analítica, ECG,
cateterismo, administración de una medicación intramuscular) no siempre permite hacer una
valoración global para planicar los cuidados a prestar en el tiempo que va a durar la actividad.
En este caso, se puede realizar una valoración focalizada y orientada al problema o a la
actuación de enfermería concreta. Mientras realizamos algún tipo de actuación puede que se
tenga capacidad de actuar sobre pocos o ningún diagnóstico enfermero y nuestra actuación se
centre en las complicaciones potenciales o en las intervenciones de enfermería de diagnóstico
y tratamiento. También es posible realizar una valoración focalizada para profundizar en una
valoración previa, para buscar claves adicionales, para conrmar o rechazar problemas
independientes y/o de colaboración, o para identicar problemas nuevos que se pasaron por
alto.
Valoración y revaloración: La valoración puede ser valoración inicial (en el primer contacto) o
valoración continuada (revaloración tras la valoración inicial). La valoración continuada se
puede realizar en cada contacto con el paciente, de forma programada o periódica, al nalizar
el turno de trabajo, al alta o al ingreso, al cambiar cada etapa de desarrollo, etc. La
revaloración trata de comparar al cabo de un tiempo el estado actual con los estados previos.

La evaluación y reevaluación: La evaluación y la reevaluación (evaluación continuada), más


que la última etapa del proceso enfermero, consisten en un proceso continuo y retrospectivo
de valoración de la situación (estado de la persona) tras la ejecución del plan. Es decir, la
comparación entre lo valorado (observado) y los objetivos o los resultados planicados
(esperado).

CONTENIDO DE VALORACIÓN

La valoración debe tener en cuenta la estructura familiar, el entorno y la comunidad, el


impacto de la enfermedad en la misma, los recursos con los que cuentan para afrontar la
situación. Es decir, será imprescindible conocer si la prestación de cuidados al paciente es o
seguirá siendo ecaz. Además, la situación laboral y su relación con su situación de salud, las
características socioculturales, la accesibilidad al sistema sanitario, los valores, las creencias y
los compromisos tienen también gran importancia en la valoración y en la evaluación para
realizar una planicación de cuidados basada en la situación del paciente. El contenido de la
valoración debería organizarse en función de nuestro puesto de trabajo y de la institución, del
contexto, pero debería contener al menos.

Datos biográficos. Edad, sexo, estado civil.

Antecedentes. Diagnósticos y tratamiento. Antecedentes familiares. Información genética.


Antecedentes de riesgo. Factores de riesgo y predisponentes. Alergia e intolerancia.
Inmunizaciones. Manejo efectivo del régimen terapéutico. Escalas de valoración previas.
Diagnósticos de enfermería pendientes de resolver, conocimientos, habilidades y actitudes.
Motivo actual de consulta. Qué le ocurre, desde cuándo, cómo es, dónde se localiza. Factores
precipitantes que alivian o agravan el problema, etc.

Estilo de vida y datos socioculturales. Hábitos. Dieta e ingesta. Sueño. Actividades de la vida
diaria. Ocupación (trabajo, jubilación, estudio, desempleo). Ocio y acciones. Etnia, religión,
creencias y valores.

Datos fisiológicos, psicológicos. Información cefalocaudal o por sistemas. Factores estresantes


y patrón de afrontamiento. Escalas de valoración actual.

Recursos: Recursos propios, de apoyo y soporte, financieros, materiales, de asistencia


sanitaria. Entorno, paciente y familia. Situación del domicilio. Situación económica.

Patrones de asistencia. Pública o privada. Atención primaria o especializada. Financiación y


acceso a la asistencia.

Seguridad del paciente. Riegos y herramientas para garantizar la calidad de los cuidados y la
seguridad del paciente basados en la evidencia. Seguridad en el entorno sanitario, domiciliario
y laboral.
ETAPAS O PASOS DE LA VALORACIÓN

La valoración comprende cuatro pasos o etapas: recogida de datos, validación, organización y


registro y transmisión de la información (Figura 2). Por tanto, la valoración comprende una
primera fase de recogida de datos y una segunda fase de interpretación y validación de los
datos, que concluye con la identificación de problemas de salud enfermeros,
interdependientes o de otro profesional. Toda esa información debe estar registrada, porque
lo que no está registrado, carece de validez, no existe.

Figura 2. Pasos o etapas de valoración.

Métodos de recogida de los datos y de la información

El objetivo es la obtención de todos los datos y de la información sobre el estado de salud de


la persona, de la familia o de la comunidad.

Entrevista: anamnesis Exploración física: palpación, inspección, percusión y auscultación


(PIPA). Se basan en el uso de los sentidos para explorar al paciente.

Pruebas complementarias: ECG, Holter, presión arterial, pulso, saturación arterial de oxígeno,
PVC, Rx, ecocardiograma, cateterismo, pruebas electrosiológicas, laboratorio, etc.

Escalas de valoración: Se basan en datos obtenidos por alguno de los métodos anteriores,
pero por su especial relevancia en la valoración basada en la evidencia, los destacamos para
que se tengan en cuenta6 .
MONITOREO

Dentro de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), la monitorización del paciente crítico es
fundamental para el cuidado idóneo en estos casos para optimizar la hemodinámica, la
ventilación, la temperatura, la nutrición y el metabolismo del paciente, ya que es la clave para
mejorar la supervivencia del mismo. De hecho, el criterio médico toma como valoración
decisiva el suministro de oxígeno a los tejidos de acuerdo con sus necesidades metabólicas
para alimentar la respiración mitocondrial y, y de esta manera, mantener la vida (Weiner et al,
2021).

Actualmente, la mayoría de las UCI del mundo disponen de diferentes técnicas de monitoreo
del paciente crítico realmente efectivas para llevar a cabo un control sistemático de variables
fisiológicas, que se miden con el objeto de detectar, reconocer y corregir tempranamente
alteraciones de aparatos sistemas que podrían provocar posibles complicaciones.

El monitoreo de paciente crítico


Cuando un paciente es ingresado en la UCI, los profesionales dotados de conocimiento y
habilidad se abalanzan sobre él con arsenales de artefactos tecnológicos para monitorizarlo,
diagnosticarlo, y tratarlo, y la mayoría de estas prácticas resultan ser invasivas. El riesgo
tomado obedece a una normativa legal, que el profesional intensivista debe conocer y que el
paciente y familiares deben consentir, ya que la intención es salvar la vida, por eso,
generalmente el riesgo se toma sin vacilar.

Este monitoreo del paciente crítico es un control sistemático de variables fisiológicas que se
miden con el objeto de detectar, reconocer y corregir tempranamente alteraciones de
aparatos sistemas que podrían provocar posibles complicaciones.

. Monitoreo Respiratorio:

Se realiza en aquellos pacientes de UCI ventilados, el cual consiste en una evaluación seriada
del intercambio gaseoso, de la mecánica del sistema respiratorio, con el fin de prepararlos
para la liberación de la ventilación invasiva con presión positiva.

Monitoreo Hemodinámico:
El monitoreo hemodinámico es la base fundamental de la atención para el paciente
hemodinámicamente inestable, requiere de un multienfoque y su uso es tanto para la entidad
específica como para su contexto. Tiene como objetivo proporcionar datos que permitana
optimizar la oxigenación de los tejidos de los órganos terminales, y detener de forma eficaz la
hipoxia tisular global, el shock y la insuficiencia multiorgánica.

Monitoreo Metabólico:

Este seguimiento es de gran relevancia, ya que abundan las evidencias que señalan que un
control glucémico deteriorado más una cobertura insuficiente de las necesidades proteicas y
energéticas, están relacionados con fracasos clínicos en la UCI.

Según De Waele et al (2018), el monitoreo de la atención nutricional y metabólica en la UCI


tiene tres objetivos principales:

a) Control de la entrega de macronutrientes (glucosa, proteínas, grasas) y micronutrientes


(vitaminas y oligoelementos),

b) Evaluación de la adecuación entre la entrega y las necesidades energéticas.

c) Control glucémico.

. Monitoreo Neurológico:

Se realiza en aquellos los pacientes críticos con lesión cerebral traumática que requieran un
diagnóstico preciso y rápido de eventos patológicos intracraneales.

Monitoreo de Temperatura:

Es importante el mantenimiento de la temperatura corporal normal en el paciente crítico, por


lo que es menester controlarse periódicamente. De hecho, ensayos como el de Sessler (2008),
han demostrado que incluso la hipotermia leve causa numerosos resultados adversos, como
miocárdicos mórbidos consecuentes a la activación del sistema nervioso simpático. Asì mismo,
coagulopatía, la infección de la herida quirúrgica, retraso en la cicatrización de la herida,
retraso en la recuperación postanestésica, escalofríos, malestar del paciente y prolongación de
su estadía en UCI.

Es importante el mantenimiento de la temperatura corporal normal en el paciente crítico, por


lo que es menester controlarse periódicamente. De hecho, ensayos como el de Sessler (2008),
han demostrado que incluso la hipotermia leve causa numerosos resultados adversos, como
miocárdicos mórbidos consecuentes a la activación del sistema nervioso simpático. Asì mismo,
coagulopatía, la infección de la herida quirúrgica, retraso en la cicatrización de la herida,
retraso en la recuperación postanestésica, escalofríos, malestar del paciente y prolongación de
su estadía en UCI.

Monitoreo de diuresis y balance hídrico:

Es una monitorización importante que no solo aporta datos relevantes al monitoreo


hemodinámico, sino que por ejemplo, la diuresis mesurable permite estar atentos a posibles
infecciones nosocomiales, que podrían estar asociada a la cateterización vesical del paciente.

Monitoreo sanguíneo:

Es un monitoreo claramente invasivo que puede producir daño a las venas, y ocasionar dolor y
anemia, pero permite detectar tempranamente cualquier alteración. Se realiza diariamente en
toda unidad de cuidados intensivos, y generlamente, se realizan análisis de electrolitos y
hemograma completo, concentraciones de magnesio, fosfato y calcio, así como hemocultivos
en caso de fiebre. Si el paciente recibe nutrición parenteral total, se realiza estudio de enzimas
hepáticas y perfil de coagulación semanal.

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