Espluga PS36
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inversiones públicas y privadas promovidas por lar que parte de este desistimiento tuvo que ver
el Pacto Verde E
uropeo. Las bondades, limita- también con los crecientes costes derivados de
ciones y dependencias que comporta este ambi- las cada vez mayores exigencias de seguridad
cioso programa de inversiones europeo serían tras la producción de varios incidentes y acci-
objeto de otro debate. Aquí nos centraremos dentes, que recortaron sensiblemente su viabi-
solo en reflexionar sobre qué opciones tiene lidad económica y financiera (Lehtonen, 2020;
la energía nuclear para ser aceptada o recha- Rubio-Varas, 2022).
zada en los diferentes contextos sociopolíticos
europeos, justo en este momento histórico en Los datos disponibles muestran que las
el que los sistemas económico y político pre- percepciones públicas y las respuestas sociales
tenden virar hacia alguna forma de transición ante la energía nuclear no son unívocas, sino
ecológica. que presentan muchas diferencias entre unos
países y otros. El contexto sociopolítico de cada
lugar pesa mucho. Por ejemplo, a raíz del acci-
dente de Fukushima-Daichi (Japón) en marzo de
2. La imagen pública de la energía 2011, Alemania se apresuró a poner en marcha
nuclear su antiguo proyecto de eliminación gradual de
la energía nuclear, mientras que el Reino Unido
seguiría el camino opuesto, impulsando nue-
La energía nuclear ha sido desde sus orí- vos proyectos de reactores. Pero, claro está,
genes una tecnología controvertida. Al igual que antes de dicho accidente, Alemania y el Reino
sucedió con otros desarrollos tecnocientíficos Unido ya se caracterizaban por tener unas opi-
del último siglo, el uso de energía de fisión para niones públicas muy diferentes sobre la ener-
generar electricidad ha sido objeto de prolon- gía nuclear. Tal como muestran los datos de un
gados e intensos debates y ha tenido una gran Eurobarómetro de septiembre-octubre de 2009,
capacidad para polarizar la opinión pública. El ante la pregunta “¿Debería reducirse, mante-
hecho de que surgiera en un contexto militar, al nerse igual o aumentarse la proporción actual
final de la II Guerra Mundial, supuso un primer de energía nuclear respecto al conjunto de
marco de interpretación pública de corte apo- fuentes de energía?”, optaron por reducirla
calíptico, que años después alimentó la articula- el 25 por ciento de los británicos y el 52 por
ción de movimientos pacifistas a escala mundial ciento de los alemanes, mientras que el
frontalmente contrarios a su desarrollo tecno- 27 por ciento de los primeros y solo el 7 por
lógico (Lemkow, 1984). Sin embargo, durante ciento de los segundos apostaron por aumen-
la década de los cincuenta del siglo XX, al calor tarla (TNS Opinion & Social, 2010).
del intenso desarrollo industrial y económico de
la posguerra mundial, prevaleció una visión más Si atendemos al conjunto de los E stados
tecno-optimista, en la que la energía nuclear miembros de la Unión Europea, observamos
pasó a formar parte de la frontera del conoci- que, en ese mismo momento, una elevada
miento y llegó a concebirse como garantía de proporción de ciudadanos europeos expre-
progreso para un futuro mundo de abundan- saba reticencias ante la energía nuclear, con un
cia (como se llegó a decir, sería una fuente de 34 por ciento a favor de reducir su uso, un 39 por
energía too cheap to meter) (Rubio-Varas y De la ciento proclive a mantener la situación actual, y
Torre, 2017; Rubio-Varas, De la Torre y C onnors, solo un 17 por ciento partidario de aumentarlo.
2021). Sin embargo, a partir de los años setenta, Cuando se preguntaba al conjunto de la pobla-
varios accidentes en reactores contribuyeron ción europea sobre su percepción del balance
a articular una opinión pública contraria a la de riesgos y beneficios atribuidos a la energía
energía nuclear en muchos países occidentales, nuclear, un 51 por ciento consideraba que sus
esta vez, en un contexto sociopolítico de inten- riesgos superaban a los beneficios, mientras
sificación de la Guerra Fría. Se suelen citar los que solo un 35 por ciento creía lo contrario.
incidentes de Three Mile Island (Estados Unidos, Hay que señalar que estos datos son anteriores
1979) y Chernóbil (URSS, 1986) como los pun- al accidente de Fukushima. El Eurobarómetro
tos de inflexión en cuanto a la evolución de la dejó de emitir informes monográficos sobre la
opinión pública sobre la energía nuclear, a partir energía nuclear desde entonces, aunque siguió
de los cuales muchos países detuvieron o ralen- manteniendo una pregunta en sus barómetros
tizaron sus programas nucleares. Hay que seña- sobre las actitudes hacia la ciencia y tecnología.
Así, según el Eurobarómetro especial 516, con contrario. El resto cree que no tendrá ningún
trabajo de campo en abril-mayo de 2021, un efecto o no contesta (Kantar, 2021). Es decir, en
46 por ciento de la población europea sostiene el conjunto de Europa la polarización se man-
que la energía nuclear tendrá efectos negativos tiene, pero hay que ser conscientes de que las
en nuestra vida durante las próximas dos déca- percepciones varían considerablemente entre
das, mientras que otro 46 por ciento afirma lo países desde hace mucho tiempo.
Cuadro 1
Fuente: Elaboración propia a partir de TNS Opinion & Social (2010: 41). El enunciado de la pregunta es el utilizado en el
cuestionario español.
tamente evalúan también las instituciones que técnicos (expertise), sino que tiene también una
lo promueven, lo gestionan y lo regulan. Es dimensión emocional y afectiva que es mucho
decir, emiten juicios sobre la credibilidad o con- más difícil de gestionar, especialmente cuando
fianza que les merecen (Wynne, 1996; Renn, se ha perdido (Gamero et al., 2011). Otras veces,
2008). Categorías como confianza, credibilidad, cuando las controversias o conflictos nuclea-
percepción de justicia, equidad o cuestiones de res giran en torno a cuestiones de identidades
gobernanza forman parte de esta dimensión. sociales, valores y creencias, la mera provisión
de datos objetivos probablemente también sea
Este planteamiento conceptual arroja luz infructuosa (aunque tenga que hacerse de todos
sobre la estructura de las percepciones de los modos), ya que lo que buscan los actores es un
diversos actores sociales ante la energía nuclear. reconocimiento difícilmente cuantificable (recla-
No solo nos permite huir de la distinción sim- mando bienes o cualidades tales como autono-
plista entre defensores y detractores, sino tam- mía, estatus o dignidad, etc.). En estos casos, la
bién identificar las dimensiones específicas que insistencia en proporcionar más información o
subyacen al apoyo o rechazo a esta tecnología. compensaciones económicas puede incluso lle-
De esta manera, podemos llegar a entender las gar a interpretarla el público afectado como un
frecuentes ambivalencias relacionadas con la intento de manipulación.
energía nuclear, como cuando, por ejemplo,
alguien está de acuerdo en que constituye un
beneficio económico y una garantía de suminis-
tro, pero al mismo tiempo la considera inacep-
table por lo que puede suponer de amenaza a 4. La historia cuenta: el proyecto
ciertas identidades locales (por posibles despla- HoNESt como base para
zamientos de población o por cambios en los el análisis
modos de vida tradicionales), o por vincularla a
usos no deseados del territorio (por concurren-
cia entre actividades que compiten por el agua, La base empírica de nuestro análisis
por ejemplo), o por desconfianza en las insti- parte de los informes producidos en el marco
tuciones que la promueven o gestionan, entre del reciente proyecto History of Nuclear Energy
otros factores. and Society (HoNESt), que analizó la interacción
entre el sector nuclear y la sociedad en veinte
Nuestra propuesta tiene implicaciones países en el periodo 1950-20151. Los menciona-
claras para la gestión de riesgos y su comunica- dos informes, basados en un exhaustivo trabajo
ción al público, así como para la implicación ciu- de búsqueda en archivos y de entrevistas a acto-
dadana en los procesos de transición energética. res clave en cada uno de los países estudiados,
Si el debate público se basa en preocupaciones proporcionaron las narrativas históricas de más
sobre seguridad, salud, medio ambiente o cues- de seis décadas de desarrollos nucleares, apor-
tiones económicas, la provisión de más y mejor tando evidencias sobre eventos, actores, argu-
información al público podría servir para expo- mentos, acciones y comportamientos, así como
ner argumentos, desmentir prejuicios y generar sobre diversos tipos de acciones comunicativas
un debate constructivo en el que llegar a acuer- y de implicación ciudadana llevadas a cabo en
dos. Sin embargo, si se centra en los valores, cada país.
ideologías o identidades de la población, o en
la falta de confianza en las instituciones e indus- Para poder manejar y comparar la com-
trias, entonces las cosas se vuelven más comple- plejidad del contexto sociohistórico de cada
jas, pues la mera provisión de información, por país, hemos distinguido tres grandes fases tem-
muy necesaria y objetiva que sea, difícilmente
proporcionará una base suficientemente sólida 1
En el proyecto HoNESt (financiado por el programa
para lograr acuerdos. H2020 - Euratom Research and Training, Grant Agreement
662268) se elaboró una serie de narrativas sintéticas de la
En estos casos, los datos objetivos (sobre historia nuclear de veinte países, describiendo el complejo
sistema sociotécnico articulado en torno a la energía nuclear,
las características de la tecnología o sus benefi- con especial atención a las relaciones con la sociedad y los
cios y riesgos) no están en el centro del debate. mecanismos de comunicación e implicación ciudadana. Todos
A veces, es la capacidad de las instituciones o las los informes nacionales producidos por los historiadores
de HoNESt siguieron una misma estructura para facilitar su
empresas para merecer confianza lo que está en comparación. Se pueden encontrar en el sitio web de HONEST
juego. La confianza no se basa solo en aspectos (http://www.honest2020.eu/d36-short-country-reports).
Cuadro 2
Países analizados
porales en la evolución de la energía nuclear, de la energía nuclear. Los países analizados han
que son las siguientes. sido: Alemania (la antigua República Federal
para el periodo 1950-1990 y la actual desde
La fase 1, entre 1950 y 1970, estuvo 1990 hasta 2015), Bulgaria, España, Finlandia,
modelada por los acontecimientos de la pos- el Reino Unido, Suecia, Ucrania y Estados Unidos.
guerra mundial y la Guerra Fría, el programa Excepto estos dos últimos, el resto pertenecen o
Atoms for Peace y la primera fase del desarrollo pertenecían a la Unión Europea. Los ocho países
de los usos civiles de la energía nuclear. representan buena parte de la diversidad exis-
La fase 2, de 1970 a 1990, se caracterizó tente en cuanto a las relaciones entre sociedad,
por las turbulencias económicas derivadas de contexto político y energía nuclear.
las crisis del petróleo de los años setenta, y por Se ha llevado a cabo un análisis temá-
la creciente generalización de la movilización tico comparativo de los informes de cada uno
pública contra las instalaciones nucleares, refor- de esos ocho países, con la finalidad de identi-
zada a partir del incidente de Three Mile Island ficar los motivos y argumentos que definen los
(Harrisburg) y del accidente de Chernóbil. diferentes episodios de conflicto y consenso, y
La fase 3, entre 1990 y 2015, se caracte- la de intentar encontrar patrones que permitan
rizó por la caída del Telón de Acero y el final de caracterizar las relaciones entre sociedad y ener-
la política de bloques, la globalización econó- gía nuclear en el conjunto de países. Aquí pre-
mico-financiera de corte neoliberal, la irrupción sentamos una breve síntesis de los resultados2.
de Internet, el auge del cambio climático como
problema científico y político de primera mag-
nitud, el debate sobre el pico del petróleo y el 5. Diferentes países, mismos riesgos
papel de las renovables en los planes energéti- y beneficios percibidos
cos nacionales, y por el accidente de Fukushima.
De los veinte países incluidos en el pro- Una de las primeras cosas que se observa
yecto HoNESt, para el presente análisis hemos al analizar la evolución de la historia de con-
seleccionado ocho, combinando tres criterios: el
área geográfico-política, el tipo de sistema polí- 2
Una síntesis de los resultados generales del con-
tico durante la implantación y el desarrollo de la junto del proyecto HoNESt puede consultarse en Kaijser
energía nuclear, y el nivel de aceptación pública et al. (2021).
flictos y consensos sobre la energía nuclear en les. Mientras que, en la primera y la segunda
los ocho países es que tanto los riesgos como los fase, estos se conceptualizaban más en térmi-
beneficios percibidos siguen un patrón muy nos de ofrecer una alternativa más limpia a las
parecido a lo largo del tiempo en todos ellos. centrales eléctricas de carbón convencionales, o
de evitar la construcción de embalses para cen-
Efectivamente, en todos los casos, las refe- trales hidroeléctricas, en la tercera (1990-2015)
rencias a los riesgos son relativamente escasas el debate giró radicalmente hacia los benefi-
durante la primera fase (1950-1970), aumen- cios que supondría para combatir el cambio cli-
tan en la segunda (1970-1990) y vuelven a mático. Probablemente este fuera el principal
disminuir relativamente en la tercera (1990- argumento del “renacimiento” nuclear experi-
2015). Los tipos de argumentos que se repiten mentado por el sector a principios del siglo XXI,
sobre el riesgo nuclear son muy similares en los hasta que el evento Fukushima-Daichi lo frenó
diferentes países, tratándose, básicamente, de en seco. Sin duda, la actual crisis energética y la
preocupaciones sobre cómo la radiación ioni- voluntad política de descarbonizar la economía
zante puede afectar a la salud de la población, ha abierto una nueva ventana de oportunidad a
sobre los mecanismos de seguridad habilita- la nuclear como fuente de transición, pero para
dos para prevenir posibles accidentes, sobre los poder ser aceptada por el público y gestionada
riesgos ambientales (principalmente por con- por las instituciones políticas hay que tener en
taminación de aguas) y los económicos. Las cuenta otros factores más allá de los meros ries-
preocupaciones sobre los riesgos económicos gos y beneficios económicos, ambientales o
empezaron a crecer en la segunda fase (1970- para la salud.
1990), durante la cual el coste de los proyectos
nucleares y las incertidumbres financieras gana-
ron protagonismo, incrementándose aún más 6. Confianza, partidismo
en la tercera fase (1990-2015). y dependencias
En términos de los beneficios de la ener-
gía nuclear, las referencias a la salud y la segu- De acuerdo con las teorías interpretativas y
ridad estuvieron casi ausentes en la primera contextuales del riesgo (Horlick-Jones y Prades,
fase (1950-1970). Sin embargo, después de la 2009; Wynne, 1996), no es fácil separar las
década de 1970, en un esfuerzo por contrarres- percepciones sobre los riesgos tecnológicos del
tar las preocupaciones del público, las autorida- contexto socioeconómico y político en el que
des y las compañías eléctricas potenciaron los aquellas se producen. En nuestro análisis hemos
debates sobre las garantías de seguridad, de identificado tres factores de tipo político-insti-
modo que estas ganaron presencia. Además, tucional que subyacen a los conflictos sociales
los beneficios para la salud aparecieron vincula- relacionados con la energía nuclear y contribu-
dos, en un primer momento, a las aplicaciones yen a configurar la opinión pública: la (des)con-
médicas de ciertos desarrollos nucleares. fianza en las instituciones, el uso partidista de la
energía nuclear y el nivel de dependencia ener-
En cuanto a la dimensión económica, la gética del exterior.
percepción de la energía nuclear como econó-
micamente beneficiosa ha sido bastante cons- Uno de los motivos clave para expli-
tante durante décadas, hasta que comenzó a car el rechazo de ciertos sectores sociales a la
disminuir en la fase más reciente (desde los años energía nuclear es el mayor o menor grado
noventa), al aumentar la frecuencia de los deba- de confianza en las instituciones. La descon-
tes sobre sus costes económicos. fianza suele estar relacionada con la percepción
de comportamientos incorrectos o poco éticos de
Por otro lado, se observa que las preocupa- ciertas empresas o instituciones, por ejemplo,
ciones ambientales se vuelven más prominentes privilegiando los intereses privados sobre los
con el tiempo, lo cual da pie a la proliferación de públicos, ignorando los conflictos de intereses,
argumentos positivos sobre el papel que puede actuando contra la ley o mediante secretismos.
desempeñar la energía nuclear en la lucha con- En los informes por países del proyecto HoNESt
tra el cambio climático. De hecho, el cambio se encuentran ejemplos muy claros de estos
más importante en el debate público parece tipos de comportamientos, principalmente
darse en el campo de los beneficios ambienta- de situaciones de colusión poco transparente
entre los reguladores y la industria nuclear, algo la historia (Chernóbil), ante el cual se articuló
común en la mayoría de los países analizados un amplio movimiento social y político de pro-
(Kirchhof y Trischler, 2017; Rubio-Varas et al., testa antinuclear que, en parte, contribuyó a la
2017; Kaijser, 2017). disolución de la URSS. Ese movimiento llegaría a
formar parte del relato nacional ucraniano hacia
No obstante, en algunos países, como el la independencia política. Sin embargo, una vez
Reino Unido (Butler y Bud, 2017) o Finlandia alcanzada la independencia, a partir de 1991, la
(Michelsen y Harjula, 2017), se observa un nivel adhesión a la energía nuclear pasó a ser un ele-
de confianza en las instituciones encargadas de mento clave para garantizar la propia existencia
gestionar los proyectos nucleares mayor que en del Estado ucraniano, de tal manera que se con-
el resto. El diseño institucional de la toma de virtió en una fuente energética con un amplio
decisiones, en una tradición más abierta a la incor- apoyo social.
poración de una pluralidad de voces, así como la
aceptación de la capacidad técnica (expertise)
de los promotores de las centrales nucleares,
parecen desempeñar un papel importante en
la percepción de una mayor transparencia y en la 7. Identidades territoriales,
prestigio nacional y conflictos
confianza del público.
ideológicos
Otro de los factores potencialmente con-
dicionantes del debate público es la percepción
de “juegos” políticos alrededor de la energía Finalmente, varios factores socioculturales
nuclear. Se observa que, a veces, la confianza contribuyen a configurar las percepciones públi-
pública se ve socavada por el uso instrumental cas sobre la energía nuclear. En primer lugar,
de la energía nuclear que pueden hacer parti- en todos los países hay numerosas evidencias
dos y/o cargos políticos, por ejemplo, en época de conflictos territoriales relativos al desarrollo de
de elecciones (como se menciona en el informe proyectos nucleares que tienen que ver con
alemán; Kirschhof y Trischler, 2017) o cuando la percepción de agravios comparativos entre
se producen cambios de opinión una vez en unas y otras regiones, o de conflictos entre cier-
el gobierno (como se describe en el informe tos sectores económicos por los usos del suelo
español; Rubio-Varas et al., 2017). La energía o por recursos naturales como el agua. A este
nuclear también fue un tema controvertido respecto cabe citar, por ejemplo, el problema
entre los partidos pro y antieuropeos en algu- del emplazamiento de las centrales nucleares o
nos países de la Europa del Este. En estos casos, de las infraestructuras para almacenar tempo-
como en Ucrania (Kasperski, 2017) o Bulgaria ralmente los residuos de manera segura (a día
(Tchalakov y Hristov, 2017), las decisiones sobre de hoy, ningún país ha conseguido resolver el
energía nuclear parecían menos motivadas por almacenamiento definitivo)3.
una evaluación riesgo-beneficio que por un pro-
pósito instrumental partidista en un momento 3
Los residuos radiactivos de alta actividad plantean
de transición política muy delicado. un extraordinario problema de gobernanza a causa de la
elevada incertidumbre científica sobre su comportamiento
y la necesidad de gestionarlos con seguridad a muy largo
El tercero de los factores de tipo político- plazo (siglos). Hoy, todos los países con plantas nuclea-
institucional es el referido a la percepción de la res están intentando solucionar ese problema, pero con
dependencia energética de otros países. Este poca coordinación internacional. Algunos, como Finlandia
y Suecia, han planificado almacenamientos geológicos
factor ha influido fuertemente en la opinión profundos para los próximos años. Otros, la mayoría,
pública y en la toma de decisiones en varios de siguen sin un plan definido o han pospuesto la decisión
los países analizados, llevando a ciertos gobier- hasta el próximo siglo. En España, de momento, esos resi-
duos se almacenan en las propias centrales nucleares (en
nos a adoptar políticas favorables a la energía piscinas o en almacenes temporales individualizados). Un
nuclear con el fin de garantizar la independen- intento de crear un almacén temporal centralizado (ATC)
cia energética. Las preocupaciones sobre la para guardar esos residuos de manera segura en super-
“dependencia de otros países” parecen ser más ficie por sesenta años resultó fallido a causa de agrias
disputas políticas y territoriales. El borrador del VII Plan
relevantes en los países de la Europa del Este y Nacional de Residuos Radioactivos, todavía en fase de
en los antiguos satélites de la URSS (Bulgaria y aprobación, sustituye aquella idea por varios almacenes
Ucrania, pero también en Finlandia). Es signifi- temporales individuales (ATI) emplazados en los mismos
recintos que las centrales, pero sigue tratándose de una
cativo el caso de Ucrania (Kasperski, 2017), país solución temporal, con la esperanza de que más adelante
que en 1986 sufrió el peor accidente nuclear de se encuentren mejores soluciones.
en los que el comportamiento de algunas ins- injusta de riesgos y beneficios y una vulneración
tituciones (empresas de la industria nuclear y/o del autogobierno. Se dio la extraña circuns-
autoridades) se ha percibido como poco fiable, tancia de que entre 2007 y 2010 quien, como
al menos en ciertos momentos de su historia presidente de la Generalitat (José M ontilla),
reciente. Alemania, España y, en cierta medida, se oponía al ATC, antes había encabezado el
Suecia, quedarían incluidas en esta categoría. Ministerio de Industria que lo había impulsado.
Tras las elecciones generales de 2011, el Partido
Por ejemplo, en Alemania y en Suecia, Popular (PP) se hizo cargo del gobierno cen-
la proximidad de elecciones políticas afectó a la tral y decidió ubicar el ATC en Villar de Cañas,
toma de decisiones sobre proyectos nucleares. municipio de Castilla-La Mancha, comunidad
En 1972 se planificó una central en Breisach, autónoma gobernada entonces por ese mismo
al suroeste de Alemania, a orillas del Rin y de partido. Cuando el procedimiento ya estaba en
la frontera francesa, lo cual provocó un movi- marcha, nuevas elecciones autonómicas dieron
miento de oposición de la población local predo- lugar a un gobierno castellano-manchego del
minantemente agraria (viticultores). La cercanía PSOE, el mismo partido que había puesto en
de una campaña electoral llevó al gobierno a marcha el proceso del ATC. Sin embargo, a par-
desestimar el proyecto. Un año después de las tir de entonces se opuso frontalmente a que se
elecciones, anunció que se construiría en Wyhl, construyera en la región, apelando a una distri-
un pequeño municipio a pocos kilómetros del bución injusta de riesgos y beneficios territoriales.
emplazamiento original, lo cual provocó una Lo paradójico del caso es que tanto el PSOE como
nueva oleada de protestas, mucho más organi- el PP eran, en principio, favorables a la energía
zada, que contó incluso con el apoyo de algu- nuclear, pero las evidencias muestran que en la
nos miembros del gobierno. La decisión siguió práctica la apoyan o se oponen alternativamente
adelante hasta que se inició la construcción por razones de táctica electoral.
del reactor en 1975, sin contar con la licencia
definitiva. En 1977 un tribunal retiró la licen- Si bien los tres países mencionados,
cia de construcción de la planta, hasta que otro lemania, Suecia y España, comparten algunos
A
la volvió a autorizar en 1982, originando masi- factores político-institucionales, en cambio tie-
vas manifestaciones. Finalmente, el gobierno de nen una base de factores socioculturales sen-
Baden-Württemberg desechó el proyecto y la siblemente diferente. Por ejemplo, en el caso
planta nunca se construyó. alemán, el conflicto de valores se estableció en
torno a disputas sobre modelos de desarrollo
En España también contamos con socioeconómico y sobre cómo las generaciones
ejemplos de la relevancia del juego electo- futuras juzgarán las decisiones sobre modelos
ral en la toma de decisiones sobre las centra- energéticos y sociales, junto con debates ideo-
les nucleares. Es el caso de las dos centrales de lógicos como el relativo al papel de la ener-
Valdecaballeros (Extremadura): el mismo partido
gía nuclear en los asuntos militares y el riesgo
(PSOE) que las promovía a escala estatal acabó potencial de guerra. En cambio, en España los
siendo su principal opositor a escala regional. principales conflictos socioculturales se cen-
Y también es el caso de Ascó. Las promotoras traron en disputas por los usos de los recursos
compraron los terrenos ocultando que iban a (suelo y aguas) y en sentimientos de agravios
construir una central nuclear. Se edificó con- territoriales (por la percepción de una desigual
tra la voluntad del municipio, que no concedió distribución de riesgos y beneficios, como se
las licencias de obras, interviniendo el gobierno ha comentado). En Suecia, por su parte, el ele-
central y el autonómico para desautorizarle. vado prestigio científico atribuido a su industria
Pero el “juego” político más rocambolesco ocu- nuclear parece ser uno de los principales facto-
rrido en esta materia es el relativo al intento res que influyen en la percepción pública, posi-
de construir el almacén temporal centralizado tiva, en este caso. Sin embargo, a escala local se
(ATC), iniciado en 2006, gobernando el Partido han producido conflictos en términos de usos
Socialista Obrero Español (PSOE), y que contó del suelo y de modelos de desarrollo local, que
con la candidatura de varios municipios para las instituciones públicas han conseguido mode-
acogerlo. Uno fue Ascó, situado en Cataluña, rar gracias a un elevado grado de transparencia
cuyo gobierno regional, de coalición (PSC-ERC- institucional y a su capacidad para integrar una
ICV), se opuso argumentando una distribución pluralidad de voces en la toma de decisiones.
Un tercer grupo de países estaría com- grupo parecen darse pocos incentivos para
puesto principalmente por el Reino Unido, ello. Es decir, en países como Bulgaria, Ucrania
pero, debido a trayectorias históricas comunes, o Finlandia, que la energía nuclear forme parte
se le añadirían los Estados Unidos. Ambos tuvie- de la transición ecológica podría llegar a con-
ron un desarrollo nuclear temprano, y ambos cebirse como algo razonable. En países como el
sufrieron incidentes/accidentes con impacto Reino Unido o los Estados Unidos, las principa-
en la opinión pública (Windscale en el Reino les resistencias podrían darse por motivos prin-
Unido, Fermi o Three Mile Island en los Estados cipalmente ideológicos, ligados al uso militar de
Unidos). En el caso británico, las respuestas y el la energía nuclear. En cambio, en países como
enfoque que dieron las instituciones a la gestión Alemania o España, con una opinión pública
nuclear, basados en garantizar la máxima pro- mucho más adversa, la percepción de la ener-
tección y la tecnología más sofisticada, y unas gía nuclear parece estar ligada a la desconfianza
políticas preventivas más proactivas, favorecie- en las instituciones, algo mucho más difícil de
ron una mayor confianza en la población. Esta revertir sin cambios estructurales profundos.
confianza se tradujo en una amplia percepción
de compromiso con el interés público, esto es,
en altos niveles de confianza en las autoridades
públicas. En los últimos tiempos, aunque la con-
fianza en las instituciones públicas (reguladores
9. Conclusiones
y demás) parece mantenerse, crece la descon-
fianza de ciertos sectores del público hacia la
gestión privada de las instalaciones nucleares Si bien la evolución de los riesgos y bene-
y el secretismo u opacidad que la rodea (Butler y ficios relacionados con la energía nuclear perci-
Bud, 2017). En los Estados Unidos la relación bidos a lo largo del tiempo sigue patrones muy
entre la opinión pública, el sector nuclear y los similares en todos los países analizados, la acep-
reguladores es un poco más compleja, ya que tación pública de la energía nuclear es bastante
estos tienden a alinearse más con los intereses diferente en cada país. Esta evidencia sugiere la
de la industria nuclear que con el interés común conveniencia de considerar los factores político-
(Josephson, 2017). Además, en Estados Unidos institucionales y socioculturales como variables
la prevención contra la dependencia energética explicativas clave para comprender la mayor o
exterior ha condicionado las decisiones de pro- menor aceptación pública de la energía nuclear.
yectos nucleares, de tal forma que sus promoto-
res los presentan como una forma de garantizar ¿Qué implicaciones tiene este plantea-
la autonomía energética nacional. En cuanto a miento en el actual contexto de transición
los factores socioculturales, en ambos países se energética? En un contexto de urgencia por el
dieron conflictos entre actividades económicas cambio de matriz energética, la solución nuclear
por usos del suelo y conflictos de valores por el tendrá una aplicación previsiblemente más fácil
uso de armas nucleares y el consiguiente riesgo en los países en los que la población tenga una
bélico. Curiosamente, ambos comparten un mayor confianza en las instituciones (públicas y
fuerte orgullo colectivo por el prestigio cientí- privadas), cosa que está relacionada con la exis-
fico (y militar) nacional, lo que inevitablemente tencia de unas normas claras, la percepción de
acaba influyendo en la percepción pública de los justicia en los comportamientos de empresas
riesgos y beneficios, así como en la confianza en e instituciones, la transparencia en la toma de
las instituciones. decisiones y la capacidad de articular diferentes
intereses, entre ellos los de la población afec-
En definitiva, y hablando de manera muy tada. También será más fácil en los países en
genérica, en el primer grupo de países se podría que la población perciba que el sistema político
prever un bajo rechazo a la energía nuclear; en no hace un uso instrumental o partidista de la
el segundo, resistencias por motivos de agravios cuestión nuclear en la arena electoral; o en los
territoriales y de desconfianza en las institucio- que la energía nuclear haya llegado a formar
nes; y en el tercero, resistencias por motivos más parte del prestigio científico y militar nacional,
bien ideológicos. Tanto en el primero como en el algo que sucede principalmente en países que
tercer grupo podrían movilizarse ciertos factores precisan de la energía nuclear para garantizar
emocionales o prácticos que permitirían redu- su independencia, así como en los que cuentan
cir la oposición, mientras que en el segundo con armamento atómico.
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