La Sorpresa. Marcelli

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Autor: Daniel Marcelli.

Texto: La suprise.
Capitulo 6.
Ed: Michel Albin. Francia: 2000

REPETICIÓN Y NOVEDAD, LA SORPRESA EN EL RITMO

Desde los albores de la humanidad, la pregunta sobre el tiempo


obsesiona al hombre: como medirlo, contarlo, figurarlo? No hay vivencia
subjetiva más compleja que el sentimiento del tiempo que pasa: el ser
humano intenta desesperadamente capturarlo para inscribirse mejor pero
éste siempre fluye entre los dedos del audaz que quiere adueñarse. A la
medida objetiva del tiempo, los primeros calendarios, los cuadrantes solares,
los primeros relojes, se opone constantemente el sentimiento individual del
tiempo vivido. Al tiempo del individuo, el único que le importa de cierta
manera, responde el tiempo de la cultura, de la sociedad que da al primero
su sentido y su valor: desde siempre, el ser humano ha sacrificado sin
dudarlo el primero al segundo, prueba de que el tiempo no pertenece al
hombre aislado, solitario, sino que es propiedad del cuerpo social.
La sorpresa juega un rol en este sentimiento del tiempo, en particular en
esta oposición fundamental entre el sentimiento subjetivo de un tiempo
recurrente y el objetivo de un tiempo lineal? En los capítulos precedentes,
mostramos que la sorpresa permitía al sujeto deshacerse de la influencia
que el otro intenta ejercer sobre él, mejor aún tocar con el dedo el escenario
de la seducción a fin de aprehenderla, sino en el sentido enigmático, al
menos el inscripto (escrito ) . Hablando de escrito, es evidente que hablamos
de la historia de ese escenario, es decir de su transcurso temporal. La
sorpresa pertenece al tiempo: no hay sorpresa sin investimiento del tiempo,
de la temporalidad. Más que esto, la sorpresa abriría el bucle del tiempo
circular, para librar al sujeto a la dolorosa percepción del tiempo lineal. Las
primeras fechas humanas, incluso antes de la aparición de los calendarios,
reposaban siempre sobre el advenimiento de un acontecimiento
suficientemente fortuito y sorprendente como para marcar durablemente la
memoria: es remontándose a este acontecimiento e intentando contar las
estaciones como se narraba una historia . En una historia de vida relatada
por los pictogramas mayas, las tres cuartas partes de estos no son
consacradas más que a precisiones temporales. Como para las
civilizaciones antiguas, cada ser humano organiza su temporalidad personal
gracias a los acontecimientos que puntúan su vida. Si cada acontecimiento
no tiene valor de sorpresa, la sorpresa permanece a menudo en el orden de
lo eventual. Los juegos de sorpresa se construyen alrededor de la espera,
que es la primer marca del tiempo en el espiritu del hombre. Alrededor de
esta espera, se construye la representación psíquica de lo inscripto, sobre el
ritmo de la mano o de la prosodia que viene a hacer cosquillas en el cuerpo
antes de excitar el alma. Hablar de sorpresa implica hacer un desvío sobre el
tiempo y su lugar en los proceso del pensamiento.

EL RITMO EN LA TEMPORALIDAD

Qué es el ritmo? Es al comienzo un fluir, un transcurrir: penta rei, dirían los


ancianos, "todo pasa". Ritmo viene de rei que traduce el hecho de
fluir.Primitivamente asimilado a una repetición, una pulsación
correspondiente al orden cósmico o biológico, marcado por la recurrencia, el
ritmo es entonces lo que vuelve o hace volver. Corresponde a la
temporalidad cíclica, la de las estaciones, las mareas, la de la alternancia de
los días y las noches. Inscripto en este orden a la vez cosmico y biológico, el
ser humano participa de esta repetición. Su anclaje biológico es
indiscutiblemente tomado en esta temporalidad circular en la que participa la
necesidad en su acepción fisiológica y biológica. La "pulsion", cuando se la
conceptualiza como apoyada sobre la necesidad fisiológica, está también
inscripta en la recurrencia. La psicopatología psicoanalítica asimila
conmunmente el ritmo a una repetición y numerosos autores lo reducen a
esta definición , en el seno de la cual la pulsiòn encuentra naturalmente su
lugar.

Incluso en el campo cognitivo, el del conocimiento y no de los afectos y


las emociones, Rosa Jaïtin habla de los "protoritmos como formas de
representación inicial de la relación del aprendizaje en sentido amplio. Los
protoritmos de la relación epistémica son formas de representación arcaicas
repetitivas y monótonas de la imagen del lazo espistémco" (lazo epistémico=
lazo de conocimiento). El ritmo continúa siendo esencialmente comprendido
como una repetición/cadencia y "la estabilidad de la organización de los
protorritmos permite transformar el (contenedor), creando de esta forma
espacios psíquicos diferenciados" y por consecuencia acceder por esta
diferenciación hasta el comienzo del conocimiento. Lo que el autor nombra el
"lazo epistémico" con los "objetos primarios" , es decir las primeras
relaciones que el recién nacido va a establecer con el mundo exterior.
Relación que se comprende acá como la capacidad naciente de "poner en
relación", de "crear lazos" de comprensión y conocimiento. En cambio , las
rupturas de ritmos representan una amenaza: "Las arritmias producen
movimientos que desequilibran los ritmos de intercambios y cierran las
aberturas" , lo que puede conducir a diversas formas de patologías.
Nosotros cuestionamos esta hipótesis binaria que opone un ritmo repetitivo
organizador y una arritmia desorganizadora. En efecto, al costado de este
tiempo y de este ritmo cíclico, existe otro tiempo, que corre y no vuelve, un
tiemo hecho de un inicio, de un instante y de un fin. Este otro tiempo, lineal,
no tiene nada de natural. Es la esencia del tiempo humano, una
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temporalidad dolorosamente desprendida de lo biológico para inscribirse en
el orden de la cultura. Si el ritmo es un fluir, un trancurrir, no se le puede
reducir entonces ni a la repetición ni a la cadencia. Repetición y cadencia,
período y medida forman parte del ritmo,pero el ritmo es más que esto. No es
una simple sucesión , en lo que se diferencia de la cadencia. El ritmo es
esencialmente algo que liga. Empalma lo que es del registro de la
continuidad de un lado y lo que es del registro de la suspensión, ruptura,
corte del otro. En el instante del corte el ritmo está en la continuidad de antes
y en la continuidad de después, pero en el instante de la continuidad el ritmo
está también en el corte de antes y en el de despúes. Se trata de una
temporalidad hecha no sólo de repeticiones sino también de sorpresas, de
inesperados, de cadencia y de ruturas de cadencias. La escencia del ritmo
está hecha de esta tensión indefinible entre la necesidad de
regularidad/repetición y una espera de sorpresa/asombro. Nos acercamos
acá a la definición del ritmo de Henri Morier: "1) En el sentido amplio del
término, volver, en intervalos sensiblemente iguales, a una referencia
constante (ritmos de los astros, del corazón, de la múica, de la poesía);2) en
sentido restringido del término, por opisición a medir, el ritmo, ritmo puro o
anarquico, intenta romper un hábito. " El ritmo es de esta forma inscripto en
una espera de ruptura, en una tensión que busca romper un hábito.
La definición primera del ritmo, definición cósmica o biológica, no tiene en
cuenta lo humano y sus particularidades en la que el lenguaje es la
expresión más acabada. Meschonnic definió "el ritmo en el lenguaje como la
organización de las marcas por las que los significantes linguistícos y
extralinguisticos (en el caso de la comunicaicón oral sobretodo) producen una
semática específica, distinta del sentido lexical, y que llamo la significancia:
es decir los valores propios de un sujeto y de uno solo" Es la razón por la
cual " los ritmos son la parte más arcaicas en el lenguaje. Tienen en el
discurso un modo linguistico pre-individual, inconciente como todo
funcionamiento del lenguaje. Tienen en el discurso un elemento de la historia
individual" . "El ritmo es la inscripción de un sujeto en su historia", lo que hace
del ritmo un valor o más aún una característica idiosincratica del individuo: "Si
el sentido es una actividad del sujeto, si el ritmo es una organización del
sentido en el discurso, el ritmo es necesariamente una organización o una
configuración del sujeto en su discurso. Una teoría del ritmo en el discurso es
entonces una teoría del sujeto en el lenguaje." De esta forma el ritmo es al
corazón del sujeto y de su discurso, es su escencia. Está incluso en el
origen? Entonces , de donde viene?

EL TIEMPO DE LA REPETICIÓN: EL TIEMPO CIRCULAR

El ser humano se baña en el tiempo, está inscripto en él, no puede


deshacerse de él, siente cada día su doloroso peso. Pero al mismo tiempo,
se podría decir,el mismo ser humano vive cada una de sus jornadas como
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sutilmente análogas a las precedentes, habitada del sentimiento que mañana
será como hoy y que de cierta forma , esta recurrencia le tranquiliza y le pone
subrepticiamente al abrigo del tiempo que pasa. Extraño poder del tiempo en
el que lo vivido se desdobla en un tiempo que transcurre y un tiempo que
vuelve. La oposición entre un tiempo circular y un tiempo lineal no es nueva
pero continúa fundamentando la mayoría de nuestras percepciones.
En la historia antigua, la noción del tiempo se confundía con el relato de
los mitos. De esta forma, en Hésiode dominaba un tiempo cíclico, las
generaciones se susucedían para formar un ciclo completo. Al acabarse ese
ciclo, el tiempo recomenzaba ya sea en el mismo sentido o en el otro, el
tiempo cósmico correspondiente a la alternancia de los ciclos oscilantes en
un sentido luego en el otro. Este tiempo no corresponde a una cronología en
el sentido en que nosotros lo entendemos comunmente: los puntos de reparo
temporales se repiten regularmente cada año sin que sea posble distinguir
unos años de otros, sin sistema de fechas. Esto se extiende a las relaciones
entre "generaciones" que no son en nada parecidas a una cronología de
paso transgeneracional como se podría esperar y como se la concibe en
nuestros días. De esta forma las genealogías divinas se yuxtaponen las unas
al lado de las otras, cada una incluyendo su propio ciclo temporal; pero
paralelamente, otras genealogías recorren otro círculo, aunque puedan
producirse conflictos temporales entre lo que para nuestros contemporáneos,
sería la generación de los padres, luego la de los hijos y la de los nietos: el
pasado se estratifica así en una sucesión de genealogías y de generaciones
en la s que la agregación forma el " tiempo antiguo". En esta perspectiva
cíclica, el fin, el telos, no es otra cosa que la posibilidad de volver al inicio al
término de un ciclo, de una fase de vida a la que sucede, gracias a este
comienzo, una nueva forma de existencia. Es sólo con Platón que el tiempo
lineal comenzará a ser pensado, hablamos de él en el capítulo consagrado
al lugar de la sorpresa en los mitos(ver capítulo3) . Durante largos años,el
sentimiento de un tiempo circular, el de un tiempo mítico donde el instante
de lo vívido no es más que una pequeña parte de una vasta continuidad,
prevalece largamente sobre la percepción de un tiempo lineal, de un tiempo
abierto..

Volvamos brevemente a las relaciones madre-bebé y en particular a todo


lo que concierne a los cuidados necesarios del bebé, tales como las comidas,
el baño, el acostarse, el sueño, las salidas, etc. Hecho escencial , cuando el
maternage y las condiciones del entorno son satisfactorias, existe una
ritmicidad en el transcurrir de esas experiencias, con una gran similitud de un
día al otro e incluso de una parte de la jornada a la otra.
La ritualización de las conductas maternales es uno de los factores
constitutivos de un entorno estructurante para el bebé. Todos los autores
acuerdan en ese punto: la regularidad de los intercambios entre la madre y el
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bebé se observa constantemente en las interacciones y esta regularidad es la
base sobre la que parece construirse la actividad del bebé. Es así que
Brenich escribe: "Pienso que un bebé puede y debe responder efectivamente
a los estímulos externos desde el nacimiento (quizás antes). No pienso sin
embargo que el bebé pueda distinguir estos estímulos en tanto que
conceptos sobre la base de sus orígenes internos o externos, ni que tenga
conciencia de un lazo de causalidad entre los acontecimientos tales como
gritar luego ser alimentado. Sin embargo, esta situación cambia rapidamente.
Primero la madre reconoce la angustia del bebé y por su identificación
narcisística con su niño, "comprende" lo que él quiere. De hecho, ella va más
lejos, porque ella escucha sus gritos, no sólo como una señal de angustia,
sino también como un pedido de alimento. Y, cuando toma al bebé contra su
seno, descubre que tenía razón: el mama, aplaca su hambre , luego se
duerme satisfecho. Es entonces que aparecen cambios en el bebé.
No"sabe"que sus gritos traen un alivio a su hambre aunque su madre sepa
que el grita "porque tiene hambre". Sin embargo, son suficientes algunos días
para que el bebé se familiarice con el ritual de las comidas, el gusto, el
contacto, el ruido, la vista, la hora, el lugar y diversas características. El bebé
y la madre elaboran muy rápido las reglas de las comidas: hacia el décimo
día luego del nacimiento, es una interacción flexible con modelos de
sensibilidad recíproca de parte de la madre y del bebé. Utilicé el término
"ritual" para esta interacción durante la comida. Mi elección de este término
refleja la repetición implicada, la coordinación de los participantes y el
aumento de significación que es una función de la repetición. Lo que para el
niño no eran al comienzo más que diversas sensasiones sin lazos se vuelven
un conjunto de conductas repetidas en el tiempo, que se asocian a la
satisfacción. Los rituales han adquirido un sentido. Este sentido no es
abstracto, no va más allá de la asociación de un conjunto, de un ritual, con un
estado interno. Pero es una significación compartida; la madre y el bebé
conocen este ritual, su sentido y sus roles respectivos en el seno de este
ritual. ". De esta larga cita subrayaremos los dos componenetes escenciales
que permiten poco a poco el desbloqueo de un sentido: la repetición de un
conjunto de conductas y el compartir progresivo del sentido de esas
conductas. Los dos componentes son interdependientes, como el pasage
que subrayamos lo formula: "El aumento de significación... es una función de
la repetición. " Para Brazelton, una de las funciones de la madres es aportar
una regularidad, una armonización y una amplificación de los diversos ritmos
sobre los cuales se organizan la vida interna y los intercambios relacionales
entre el bebé y su entorno. Mientras que en el bebé la curva de la atención
dirigida a un objeto es quebrada e irregular, la curva de esta misma atención
dirigida hacia la madre es continua y cíclica. Este autor habla de "ciclo de
atención", evoca permanentemente la naturaleza "rítmica" de los
intercambios y los contactos entre el bebé y su madre: ésta parece jugar el

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rol de un reloj regulador que da al niño una energía, un "impulso" regular y
regulador.
Esta regularidad, esta repetición que todos los autores constatan
observando a los recién nacidos, organiza el tiempo. Cosa sorprendente,
este tiempo no se toma en cuenta realmente en las hipótesis de inspiración
psicoanalítica, al buscar elaborar las bases de la función de pensar. Entre el
campo del inconciente, fuera de la temporalidad y el dominio de la conciencia
sumergido en la temporalidad, las relaciones para el psicoanálisis son
escencialmente de figurabilidad, de imaginería con todas sus sustituciones
metafóricas o metonímicas posibles. Pero no hay en la obra de Freud lugar
para una teoría metapsicológica de la memoria. La representación simbólica
estaría fuera del tiempo? Es lo que sugiere Jung con los arquetipos, o Bion
con las preconcepciones innatas, o Freud mismo cuando evoca la regresión
filogenética, apoyándose en un pasado siempre más lejano y mitológico, el
origen del simbolismo más primitivo?

LA ANTICIPACIÓN

Volvamos a los rituales de los que habla Brinich, o a las "sous-routines


elementales " según una terminología de Jérôme Bruner, o a lo que hemos
llamado "aglomeraciones primitivas de experiencia". Nosotros emitimos la
hipóteses que la primer actividad de "pensar" que no depende de una
activación perceptivo-sensorial es un protopensamiento sobre el tiempo, es
decir una actividad neurocerebral que no esté bajo la dependencia total de
las percepciones sensoriales del momento y que sostiene sobre las primeras
huellas de una "representación" , de algo más no todavía presente. Podría
formularse de esta manera:"... despúes de esto, habrá otra cosa..." Si sus
condiciones de vida son satisfactorias, si respetan minimamente la
regularidad y la repetición indispensable, cuando un bebé siente cierto estado
afectivo, se puede razonablemetne conjeturar que este protopensamiento:"...
despúes de esto , habrá otra cosa..." surge en él. El pensamiento sobre el
tiempo, el pensamiento sobre la sucesión es lo que permite al bebé acceder
luego a la figurablidad de las experiencias que siente, es decir a un
pensamiento reflexivo que abre a la posibilidad de la conciencia.
Después de esta constatación primordial que "uno sucede al otro",
pensamiento que carga solamente con el factor tiempo, el bebé podrá
deshacerse de a poco de su única actividad perceptivo-sensorial: podrá
desarrollar el pensamiento de una sucesión, de otro estado que vendrá. .
Para que este pensamiento surja, es necesario evidentemente que el tiempo
en el que la vida del bebé está inmerso sea organizado de manera circular,
es decir de manera previsible. La previsibilidad, más allá de los rituales y la
ritualización, permanece siendo el factor esencial de la organización de la
psiquis. Esta primer puesta en correspondencia de los dos estados afectivos
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primitivos, el actual y que pordrá venir en el futuro inmediato, se vuelve
posible gracias a la capacidad de atención que se puede asimilar al primer
esbozo del yo: el pensamiento "esto sucede a lo otro" va a aparecer, luego se
van a crear puentes entre las diversas experienticas afectivas terminando en
secuencias de experiencias y conductas cada vez más complejas. Al
comienzo, efectivamente, el bebé no sabe que grita porque tiene hambre,
pero pronto; porque sabe que luego del estado afectivo de tensión asociado
al hambre vendrá un estado afectivo de distensión y de satisfacción, se pone
a buscar activamente los indicadores que le permiten anticipar ese segundo
estado. No es la ausencia la que permite "pensar", es la sucesión regular de
la ausencia y de la presencia que permite al lactante creer en, luego buscar
restablecer una situación agradable en el momento mismo en que siente un
estado de tensión desagradable o dolorosa. Por cierto, como lo precisa Bion,
no se puede pensar una presencia, pero según nosotros no se puede
tampoco pensar una ausencia antes de haber sentido y luego pensado una
sucesión. La actividad de pensar aparece en el "entre-dos" de los estímulos
perceptivo-sensoriales y no tomará sentido más que en el "fuera de tiempo"
de la reelaboración, como lo veremos más adelante. El estado de
anticipación representa probablemente la disposición psíquica más propicia
al surgimiento y a la confirmaciónn de la actividad de pensar. La capacidad
de anticipación, primero presente en la madre que interpreta las necesidades
de su bebé, está rapidamente presente en este último: él busca en su
entorno sonoro, visual, olfativo, afectivo, probalemente también visceral
interno, los indicios anunciadores de la experiencia que vendrá.
La importancia de esta capacidad anticipadora fue puesta en evidencia en
el dominio cognitivo, en particular en el estudio del desarrollo de diversas
praxias. Es así que Bruner anota: "Llegamos ahora a un enigma. Una vez
que el acto se cumplió con éxito y repetido con éxito, y una vez que los
constituyentes organizados de manera estable en el orden serial adecuado,
se produce a menudo una modificación brutal de la estructura que permite
alcanzar un objetivo deseado." Muestra en efecto que un joven bebé, para
tomar un objeto, comienza por extender la mano hacia él, pero al comienzo
esta mano está cerrada. Ella no se abrirá más que al contacto del objeto.
Luego de los primeros ensayos, el gesto es más a menudo infructuoso ya
que el objeto cae seguido, por el hecho precisamente que la mano está
cerrada y no se abre más que al contacto. Pero algunos exitos se producen
particularmente si el experimentador o, en la vida cotidiana, la madre tiene y
presenta al objeto de manera que no caiga y no desaparezca. Winnicott ya
había evocado ese rol fundamental de la madre, hablando de la función de
"objet-presenting", es decir la capacidad de presentar/ofrecer a su bebé un
objeto de una manera tal que pueda hacer algo con él: tomarlo, mirarlo,
explorarlo, lanzarlo,y volver a tomarlo, etc. Sobreviene entonces un brusco
cambio en la secuencia gestual: el bebé dirige su mano hacia el objeto
manteniéndola abierta al máximo hasta que toca el objeto-blanco. Y Bruner
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demuestra que parece producirse una reorganización repentina de los
componentes de la gestualidad con pasaje de una conducta que asocia un
cerramiento del puño y una extensión del brazo a una conducta donde la
abertura de la mano acompaña una extensión del brazo. Refutando la teoría
de una selección progresiva de los elementos gestuales más pertinentes,
teoría que no puede explicar esta repentina transformación y la aparición de
un componente hasta aquí inexistente, Bruner evoca "un incremento de la
organización anticipatoria del acto". La capacidad de anticipación o en otros
términos la "intención" gestual existe desde la más joven edad: "El
comportamiento estructurado, producido primero de manera "refleja" o
"instintiva", se convierte en acciones intencionales desde que el niño tuvo la
oportunidad de observar las consecuencias de sus propios actos."
Esta modificación del gesto de prehensión, una vez que los sub-sistemas
del saber-hacer se modularizaron para permitir el transcurso del conjunto de
la secuencia gestual, puede ser comprendida, según nosotros, de la manera
siguiente: después de una serie de experiencias, el lactante sabe de repente
que luego de lanzar el brazo y el hombro vendrá la prehensión: no tiene más
necesidad del contacto cutáneo, ni de la activación perceptivo-sensorial para
hacer funcionar el esquema sensoriomotor de abertura de la mano; en lo
sucesivo él anticipa la prehensión porque sabe que sucederá luego de
haber lanzado el hombro. De alguna manera la "función de pensar" libera al
lactante de la dependencia perceptivo-sensorial, de la necesidad de un
contacto tactil para que la mano se abra. Esta ·"función de pensar" se
resume inicialmente a"... luego de lanzar el hombro y el brazo hacia delante,
vendrá la prehensión...." o más simplemente "...esto sucede a lo otro..." .
Claro está, para que ese gesto de prehensión aparezca y se organizce con la
hiperextensión precoz de la mano , no se debe olvidad que dos "condiciones"
deben enmarcar tal comportamiento motor: que el bebé tenga el deseo de
tomar el objeto y que el objeto se para agarrar, que le sea presentado de
manera adecuada. Estas dos condiciones están estrechamente ligadas una a
la otra, la anterioridad de una sobre la otra permanece siendo una cuestión a
debatir.
Es la primera condición _"que el bebé tenga el deseo de tomar el objeto"
la que ha focalizado primero la atención de los clínicos, pero provocando
ambigüedad. En efecto la atención o la reflexión se depositó tanto sobre el
deseo (la intencionalidad), como sobre el objeto (la finalidad), pero raramente
sobre el acto de tomar(la estrategia). Sólo los psicólogos experimentales
estaban interesados en ella, pero con la posición reductriz de no ocuparse de
la intencionalidad o de la finalidad del acto. Pero despúes de todo, porqué no
se podría plantear como motor del acto el deseo de agarrar?
Si aceptamos esta idea, la pregunta esencial es la siguiente: cuando el
bebé abre la mano en hiperextensión para tomar el objeto, es porqué tiene en
su cabeza la imagen de la experiencia que luego de haber lanzado el hombro
vendrá la prehensión? Una prehensión, para hacer qué cosa? Para agarrar el
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objeto? Seguro, se encuentra depositado acá el estatuto del "deseo".
Hermann, ya lo hemos visto, describió el instinto de engrapar. El "deseo de
agarrar" deriva de esa necesidad de engrapar o el deseo de tomar reposa
sobre el deseo del "objeto", el deseo de poner "mano-bajo" sobre algo,lo que
podría acercarse a una especie de pulsión de dominio (ver capítulo4)? La
satisfacción de un instinto de engrapar, es decir la obtención de un objeto en
la mano, no podría procurar una "prima de placer" de la misma manera que la
satisfacción del hambre da una "prima de placer" que se encuentra luego a
través del deseo de succión"? En otros términos , el deseo de tomar el objeto
se apoya ciertamente sobre el deseo de agarrar: se observa este"deseo de
agarrar" cuando el bebé lanza el brazo en dirección del objeto, mano cerrada;
vemos la transformación de esa necesidad en "deseo de agarrar", cuando la
mano se abre por anticipación . La hipótesis de un " deseo primario de
objeto" subtiende implicitamente la existencia de una imagen mental del
objeto sobre la que se apoya ese deseo: nosotros cuestionamos esa
concepción clásica del psicoanalisis genético ( psicoanálisis del desarrollo)
por la que el objeto es investido de manera alucinatoria incluso antes de ser
percibido. El deseo nace más bien (plutôt) en segundo lugar. ¿No surge en
el momento preciso en que el bebé abre la mano en hiperextensión, antes
de haber tocado el objeto, en el momento en que anticipa esta prehensión,
porque sin embargo, sabe que la prehensión sucederá a la lanzada adelante
del brazo y del hombro?. En lo sucesivo , está liberado de la necesidad de
una activación sensorial para cumplir la totalidad de su gesto que está
representado en su psiquismo antes incluso de ser cumplido.
A la luz de estas constataciones y de estas hipótesis, la anticipación se
vuelve un factor determinante, Jean Sutter, en la obra que consagra
precisamente a la anticipación, discierne tres dispositivos que alternan y se
combinan: una "propulsión hacia el porvenir", un "movimiento de
apropiación" y la "búsqueda de la dominación", ilustrados a través del
ejemplo del lanzamiento hacia delante de la mano.
Por su lado, Stern utiliza el concepto de "forma de vitalidad" (vitality form)
para definir esta capacidad del lactante de transformar series continuas y
discretas experiencias afectivas en un "afinamiento" (accordage) afectivo
continuo y durable con una persona. Para este autor, el problema es
conceptualizar ese pasaje de un registro donde es tomado en cuenta la sola
alternativa activación/exitación ( que presenta entonces un aspecto
discontinuo) a un registro donde es tomado en cuenta la relación
tiempo/intensidad, pasaje que permite precisamente al individuo, en particular
al bebé, "traspasar ciertas categorías de cualidades de percepción en
cualidades de sensación". ¿No es más bien la anticipación quien jugará aquí
un rol de primer plano?. En efecto, se puede avanzar en la idea de que la
función de la anticipación es precisamaente ligar las categorías discontinuas
de la actividad perceptivosensorial a las categorías continuas de la vivencia
afectiva. Cuando las cualidades de la percepción corresponden a lo que
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estaba anticipado, es probable que esto confirme la espera del bebé y
suministre una "prima de placer" salida directamente de esta función de
anticipación. Esta prima de placer podría ser la que trasforma las
percepciones sensoriales en cierta vivencia emocional.
Cualquiera sean los puntos a partir de los que la actividad de pensar
simbólica pueda desarrollarse son, por una parte , la repetición y la
regularidad de las experiencias, y por otra parte, la capacidad muy precoz del
bebé de anticipar el futuro inmediato. El pensamiento simbólico no encuentra
más su origen en la ausencia del objeto como en su presencia. Es en la
alternancia de las presencias-ausencias, sus repeticiones regulares, de entre
las dos que surgirá (el pensamiento simbólico). . En este instante privilegiado
en que el bebé busca activamente anticipar sobre el estado futuro, en que
busca en su entorno los indicadores de la "experiencia inmediata" que va a
seguir, probablemente aparece un pensamiento sobre el tiempo, sobre la
sucesión. A partir de este pensamiento , el bebé desarrollará efectivamente la
ilusión que ha creado el estado afectivo siguiente, que tiene la facultad de
influir sobre el curso de sus percepciones, en consecuencia su yo retira una
gratificación notable para anticipar, preveer, planificar y crear los
acontecimientos de su entorno. En otras palabras, comienza a construir
"su"realidad, la única que siempre le importará.

Este tiempo de las primeras experiencias, o "tiempo primitivo", se


caracteriza por la recurrencia regular de los acontecimientos. Esto permite
probablemente al bebé el primer pensamiento sobre el tiempo, sobre la
sucesión, estableciendo de esta manera un lazo de conocimiento (o lazo
epistémico) que está primero y ante todo un lazo temporal de repetición
fiable: en esas condiciones la anticipación puede emerger y su pertinencia
está regularmente confirmada. Reecontrarmos aquí las hipótesis de Jaïtin ya
evocadas. Este tiempo es por definición el de la vuelta de las cosas: es el
tiempo cíclico, el tiempo circular. Se opone al tiempo lineal, al tiempo
marcado por un principio y un fin, por una dirección. Pierre Chaunu opone
en "L´histoire humaine", estos dos tiempos: el tiempo circular, el tiempo
lineal: "la historia del tiempo, o mejor aún la percepción del tiempo en la
historia , deriva de esas dos experiencias yuxtapuestas: la experiencia
existencial, luego la primera tumba intencional, de la vida que transcurre
inexorablemente de la (béance) de la cuna a la (béance) de la tumba y la
multitud de señales naturales (psíquicas y biológicas) que todas dan la
imagen de la circularidad, del perpetuo retorno. Tan lejos como remonte la
memoria histórica humana, tan primitiva como sean las sociedades de la
piedra explotada, todas tienen calendarios. Las primeras cronologías son en
base a la luna. Es un hecho, la luna es y permanece siendo un guía fiel del
hombre. Se deja fijar sin peligro para los ojos. Ella cambia cada día. Su ritmo
corto no le requiere a la memoria demasiado ejercicio pesado. El primer
calendario perpetuo fue el de los primeros Egipcios, gracias a un don infalible
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de la naturaleza, la vuelta anual de la crecida del Nilo. El tiempo circular, el
tiempo natural, el tiempo que no se gasta en el nivel de la vida humana le
gana . Y sin embargo para que sirven los calendarios, sino para intentar
medir el tiempo lineal?. ¿Se puede llegar a decir que el tiempo circular sería
el tiempo arcaico de nuestra psiquis, el tiempo que condiciona la emergencia
de nuestro pensamiento y constituye con el la armadura, antes que el
tiempo lineal, el tiemop dirigido y finito, el tiempo del corte se imponga al
pensamiento como una penible evidencia?
Tiempo circular, tiempo lienal: dos categrías del tiempo que tendríamos
interés en diferenciar mejor. Si el tiempo lineal pertenece al registro de un
pensamiento conciente, marcado por una dirección, en compensación donde
encuentra el tiempo circular su lugar en la organización de nuestra psiquis?
El inconciente está fuera del tiempo, digamos naturalmente. Seguro no está
sometido al tiempo lenal, al tiempo marcado por un comienzo, por una
dirección y por un fin. ¿Pero está por ello fuera del tiempo? Declarar que la
facultad de pensar deriva del insvestimiento del tiempo no es una idea muy
original ni muy nueva.

EL INVESTIMIENTO DE LA ESPERA (DEMORA)

Freud ya había subrayado la importancia de la espera como momento


particular de investimiento del pensamiento. Se encuentran varios ejemplos
que corroboran lo que acaba de ser dicho sobre la atención, la anticipación ,
la repetición , en particular en Esquisse d´une psychologie sicentifique :"
Ese estado (de atención) tiene un prototipo en la experiencia de satisfacción
y en sus repeticiones, muy importante para todo el proceso de desarrollo,
estados de necesidad que se tranforman en estados de deseo y en estados
de espera"; "La educación y el desarrollo del yo original toman lugar a partir
de una repetición de la necesidad, en la espera" ;"El estado de espera...es el
punto de partida de todo pensamiento"
En su comentario sobre el Esquisse, Le Beuf no duda en declarar que
"todo lo expuesto sobre los procesos psíquicos normales se construye sobre
la noción de una espera necesaria, para que la ilusión no degenere en
creencia perjudicial por descargas motrices intempestivas sin asidero sobre
el mundo exterior o en alucionaciones no menos dolorosas."
Sin embargo , si espera y pensamiento son consustanciales , es habitual
reconocer que la lógica de las pulsiones sea atemporal o mejor dicho que las
pulsiones obedecen a un tiempo circular, el tiempo del eterno retorno, del
permanente recomienzo, que se opone al tiempo lineal marcado con un
comienzo, una dirección y un fin. Éste es el tiempo de la secundarización de
los proceso de pensamiento tomados en una lógica espacio-temporal, lógica
a la que escapa a la evidencia, el inconciente. Esto plantea evidentemente la
pregunta de saber si se puede concebir o más simplemente pensar lo
inconciente. Luego de Cain, se puede decir que las pulsiones obedecen al
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tiempo circular antes que afirmar su intemporalidad, confundiendo lo
pulsional y lo instintivo? El tiempo circular sería el tiempo en el que está
prendido el inconciente?
Planteado en otros términos, la pregunta podría ser la siguiente: como
puede el pensamiento conciente librarse del dominio de este tiempo arcaico,
de la recurrencia, de la repetición, de la satisfacción de las necesidades, del
apaciguamiento de los instintos? Es también como nosotros lo hemos visto,
el tiempo de la inmortalidad, del poder absoluto, el de la mitología y de los
dioses. Cómo liberarse de la fascinación de ese tiempo circular y aceptar
entrar en el sufrimiento del tiempo lineal?
La recurrencia tranquiliza, promete la inmortalidad, pero presenta también
temibles inconvenientes. En efecto si la previsibilidad tranquiliza, si el hecho
de que lo que se espera llega exactamente como era esperado reconforta y
tranquiliza, en oposición, rápidamente, nada es más aburrido que esas
anticipaciones siempre confirmadas. Demasiada repetición se vuelve
monótono, para no decir mortífera, fijando al ser humano en una mineralidad
que por ser tranquilizadora se confunde pronto con el inmovilismo del mundo
inanimado. Desde este punto de vista, todas las investigaciones cognitivas
actuales muestran que la repetición incambiante de un mismo estímulo
produce en el ser humano ese fenómeno llamado "extinción" (ver capítulo
VII). Cuando se administra a un sujeto, no importa la edad que tenga, un
estímulo siempre idéntico, sin variar ninguna de sus características( (ya se
trate de forma, color, tonalidad, intensidad, ritmo, etc.), se observa
constantemente, después de las primeras reacciones de interés(dicho de otra
manera reacciones de alerta), una disminución progresiva de esa alerta para
terminar en el fenómeno de extinción. A partir de cierto número de
repeticiones, el sujeto no presenta ninguna reacción. Su interés se apagó.
Si la repetición apacigua, el exceso de repetición y la demasiado grande
previsibilidad adormecen: hacen desaparecer dos de los componentes
esenciales de lo humano, la espera y la curiosidad. Cómo puede permanecer
alerta esta espera que funda el pensamiento, un pensamiento reflexivo capaz
de pensarse el mismo?
El ritmo, comprendido no como una simple repetición o recurrencia, sino
como lo que enlaza el momento de la suspensión, del corte de antes con el
que ahora es del orden de la repetición, de la continuidad; puede representar
la llave que permite pasar del tiempo circular al tiempo lienal. Sirve para abrir
el bucle del tiempo circular para imponer la existencia de la cronología, la
marca del transcurso de un tiempo que se vuelve lineal. El ritmo es una
amenaza para ese tiempo que vuelve sobre si mismo, el tiempo del
inconciente, pero también el tiempo del universo marcado por la recurrencia
tranquilizadora de los acontecimientos. Abierto, partido, destripado, el tiempo
lineal se vuelve un tiempo dolorosamente humano, que comienza, pasa y no
vuelve más, el tiepo de las abstracciones, de la inteligencia humana, el del

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big bang, un tiempo cósmico que se desparrama y en el seno del cual el
hombre se siente amenazado por la finitud.

LA SORPRESA: ABERTURA DEL TIEMPO CIRCULAR, CIMIENTO DEL


RITMO

Retomemos brevemente los juegos interactivos madre-bebé evocados en


el capítulo II , esos de cosquillas, de pequeños animales que suben, de
marionetas, de escondidas en los cuales madres y bebés juegan muy a
menudo durante los cuidados o en los momentos de tranquilidad. Después
de haber hecho comprender a su bebé por medio de un código sutil, que iba
a empezar tal juego, luego que el bebé haya manifestado su espera, la
madre lo exita acercándose a él, estimulándolo (por caricias, cosquillas,
mímicas, palabras o cantos de prosodia placentera). Ella crea entonces
demoras que aumentan la estimulación del bebé y su estado de alerta. Éste
está tendido totalmente hacia su madre, literalmente captado por ella,
testimoniando por todas las marcas de su cuerpo este emprendimiento. Los
miembros están en semiflexión, con pequeños movimientos de impacienia,
las manos se cierran y se abren en cadencia, el rostro muestra todas las
expresiones del enganche relacional: boca abierta, lengua en ligera
protrusión , cejas levantadas, ojos grandes abiertos y pupilas brillantes. La
madre aporta algunas modificaciones en el juego, variando el tempo, el lugar
de la cosquilla, la rapidez del gesto o la prosodia. El bebé identifica esas
variaciones, esto parece excitarlo y aumentar la espera, su aparente placer:
todos los pequeños gestos que acabamos de describir, los signos del
enganche relacional, son cada vez más intensos o rápidos. En el momento
en que la exitación podría probablemente volverse excesiva, amenazando
por este exceso ya sea de agotar al bebé o de desorganizarlo, bruscamente
, la madre sorprende a su niño: ella burla su espera, hace aparecer (variación
temporal ) o surgir (variación espacial) la cosquilla de manera inesperada. La
sorpresa y la engañifa desestabilizan al bebé, lo hacen vacilar una fracción
de tiempo. Delante de su mirada sorprendida y ligeramente inquieta, la
madre sonríe, se acerca a él, le aprieta en sus brazos, le besa... y el bebé se
distiende, sonríe a su turno, luego cuando es un poco mayor ríe francamente.
Un momento importante aparece en el curso del segundo trimestre de
vida del bebé, entre los tres y seis meses aproximadamente. En efecto, en el
curso del primer mes la exitación del bebé aparece cuando las cosquillas se
producen. La intensidad de esa excitación es proporcional a la de las
cosquillas y a su duración , la risa surge del apogeo de las cosquillas, hasta
el momento en que la madre se detiene. La risa en el bebé, corresponde a
una "fluctuación de tensión" brusca?
Sin embargo , a partir del tercer mes, surge una modificación escencial.
La cosquilla, es decir la estimulación táctil, no es el único factor que provoca
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la excitación y desencadena la risa. La fase intermediaria en que se
encuentran mezclados atracción y retracción parece, incluso en esta
disposición paradojal, suscitar una excitación creciente. Un cambio
fundamental se ha operado en esos procesos de motivación intrapsíquica del
lactante cuando se instala esta fase de espera intermediaria, ya que en este
estadio del desarrollo , la excitación no viene sólo del dominio sensorial. En
efecto, ahora, proviene de la espera de las cosquillas y de la incertidumbre. A
partir de este momento, es la modificación del ritmo que "cosquillea " la
psiquis, el alma del niño, provocando de esta forma la risa; no es más la
mano de la madre sobre el cuerpo. En adelante las variaciones del ritmo se
vuelven el principal factor excitante. Esto evoluciona a un juego completo con
muchas variantes y donde dos estímulos diferente operan juntos para
aumentar la excitación provocada por la estimulación cognitiva, es decir la
creación de las demoras y la "violación" de ellas ( lo que procura un efecto de
sorpresa). El cambio es escencial, ya que la subida de la excitación
corresponde tanto a esta fase de expectativa paradojal, mezclando en el
bebé atracción y repulsión, como a la estimulación táctil propiamente dicha.
La espera y las fluctuaciones en la espera (modificación de tiempo, de
duración , de movimiento de acercamiento, de sonidos emitidos por la madre)
constituyen un factor de estimulación tan poderoso como la cosquilla.
Estamos incluso en el derecho de preguntarnos si la "cosqulla" no sirve más
que a eso: el investimiento del tiempo de espera que la precede y su
anticipación. De esta manera observamos un movimiento de la excitación
que pasa de una zona puramente sensorial a una zona sobretodo cognitiva.
La espera y las variaciones de su ritmo, la creación de una regla de juego
seguida por las violaciones de esta regla, el hecho que la incertidumbre
puede en adelante contener para el pensamiento una dimensión excitante y
atrayente: lo que es esperado no es necesariamento lo que debe venir (ver
CapVII)!
Quizás comprendamos mejor de esta manera porqué este juego de
cosquillas, tan inútil aparentemente, está tan expandido, ya que casi todas
las madres juegan con sus bebés. El afecto o la emoción , con su sentimiento
subjetivo de alegría o de placer, pertenece a una clase conceptual diferente
de la de las estimulaciones sensoriales: afectos y emociones se inscriben en
la continuidad del investimiento psíquico del tiempo, percepciones y
estimulaciones surgen en la discontinuidad sensorial de la experiencia
somática. El juego de cosquillas nos muestra probablemente uno de los
modos de pasaje de una estimulación-excitación puramente sensorial a una
excitación sobretodo afectiva y cognitiva donde se encuentran conjugadas la
espera de que algo venga y la incertidumbre sobre lo que vendrá,
incertidumbre que puede ser la fuente del placer. Es así que están ligadas la
atracción y la repulsión, que se puede asimilar a la presencia concomitante y
paradojal de buscar el placer/evitar el displacer. De cierta forma esta espera
contradictoria puede también ser considerada como el primer investimiento
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de un "conflicto psíquico" entre el deseo de que "recomience " y el deseo de
que "cambie".
Comida, ceremonia de recibimiento, juego de cosquillas, tres estilos de
espera y de anticipación en las interacciones entre la madre y el bebé. La
comida es el dominio de las anticipaciones confirmadas, sobre todo por
parte de la madre. El ceremonial del recibimiento ve desplegarse un juego
interactivo hecho de esas mismas anticipaciones, en la madre primero, luego
muy rapidamente en el bebé; pero, un hecho importante, la expresión en el
rostro de la madre como su "hablar bebé" están saturadas de "falsas
sorpresas", como si ella simulara estar asombrada por las mímicas y esbozos
de vocalización de su hijo, amplificando al máximo su significación posible.
En fin, el juego de cosquillas es el dominio de las esperas trampeadas luego
que las reglas del juego fueran establecidas entre la madre y el bebé: es el
dominio de la incertidumbre y de la sorpresa. La espera reposa en la
repetición previa , pero al mismo tiempo , el lactante "sabe" que puede ser
violado por una sorpresa que puede ser un factor de excitación
suplementario. Repetición y ruptura de las repeticiones se mezclan
estrechamente.
Se definen de esta forma dos tipos de anticipaiones: por un lado, las
anticipaciones confirmadas como las que se observan en el ritual de la
comida, por el otro, las esperas engañadas , como se pueden ver en las
intercciones lúdicas: juegos de cucú, cosquillas, marionetas. El ceremonial de
recibimiento podría estar en la confluencia de estos dos tipo de anticipacióon,
las expresiones de "falsas sorpresas" en el rostro de la madre haciendo el
lazo entre las dos situaciones precedentes.

ENGAÑIFAS Y FALTAS MATERNAS

Porqué les gusta a la madres engañar a sus bebés? para hacerlos reír,se
podría responder primero. Ciertamente la risa es una recompensa y la
ocasión de un reparto emocional. Pero antes de la risa , nos parece que la
madre siente placer en sorprender a su bebé , en leer en su mirada ese
instante fugaz de perplejidad, ese momento paradojal de conflicto de deseo
entre el enganche y la retirada, y la posiblidad de "fallarle", aunque sería
fugazmente.
Haciendo esto, ella permite a su niño investir la espera, la incertidumbre y el
conflicto psíquico del deseo.
La sorpresa, en el sentido de la espera engañada, implica una falla que
puede volverse fuente de cierto placer o ser investida por el pensamiento
como símbolo de una espera potenciamente gozosa, como la cosquilla
permite el investimiento libidinal difuso del cuerpo por la mano. Lo faltante
transforma la necesidad en deseo.
Además, sorprendiendo a su bebé, la madre le muestra su propia libertad y
su apego a un tercero. Aquí el niño gana la libertad de su deseo, que
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adquiere gracias a las engañifas lúdicos de la madre. En efecto, por su
capacidad de fallarle, de no estar donde ella es esperada, la madre abre la
brecha en la continuidad de las anticipaciones esperadas del lactante,
creando un flujo particular que es la escencia misma del ritmo.
Pero qué queremos decir con fallas ? Si la falta es el símbolo de la
ausencia, la falla es el símbolo del defecto : es el hecho de faltar a sus
obligaciones. Es de esto de lo que se trata: la madre debe aceptar la idea de
fallarle a su bebé. En el instante mismo de este falla y gracias a la sorpresa
que de ella resulta, la vacilación de la relación da al niño, por una fracción de
segundo, la actividad subjetivante que le permitirá seguidamente, librarse de
la simbiosis tan dulce y dichosa con su madre que los psicoanalistas llaman
"objeto primario"
Mucho tiempo se confundió el registro de la falta y la falla. La madre que
falta está ausente, la madre que no comparece, no está donde el niño la
espera, sino justo al lado. La falta conduce a una anticipación vana y vacía,
la falla conduce a una anticipación engañada. La falla introduce en la
interación madre-niño un tercero simbólico.
La madre no está exactamente donde el niño la espera y este desfasaje que
produce la sorpresa permitirá también al niño tolerar en adelante la pérdida
entre lo esperado y lo que vendrá: es el lugar del "otro". En esta pérdida, la
angustia siempre amenaza con surgir, porque el individuo afronta la soledad
potencial y porque la falta puede suceder a la falla
:la falla se vuelve persecutoria porque anuncia la ausencia. Pero cuando a la
falla suceden los reencuentros, entonces la pérdida se vuelve placer, júbilo,
preludio de la risa y la distensión. La repetición de esos juegos interactivos,
como los del cucú o de la pequeña bestia, donde alternan sorpresas y
engañifas seguidos de reencuentros y risas, permite que la pérdida sea
investida de placer ( son estos indicadores de divergencia que serán
transformados luego en el juego de los dos dibujos "buscar el error") . Por
medio de estos juegos interactivos precoces, el bebé inviste el tiempo de
espera por una parte y la sorpresa por la otra de una cualidad afectiva
positiva: es desde nuestro punto de vista la matriz de la capacidad de tolerar
la frustración en el plano pulsional y tolerar la incertidumbre en el plano
cognitivo.
Al comienzo, una parte solamente de la madre no comparece: la mano
que cosquillea no viene exactamente al lugar esperado, pero justo al costado,
el dedo marioneta surge "por detrás", cuando era esperado por "delante, etc.
En la cosquilla, madre y bebé se miran, el rostro de la madre expresando
sorpresa antes que el bebé la exprese; en el juego del cucú, la mirada del
bebé va del dedo-marioneta a la mirada de la madre , cuyo rostro ya expresa
por anticipación la sorpresa. Se puede considerar que este juego de miradas
representa uno de los precusores de la atención compartida luego de la
atención conjunta. En fin, el explotar de risa que marca comunmente la
secuencia lúdica en la que la madre ha engañado a su bebé traduce la
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distensión secundaria a la subida tensional provocada por la espera, pero
permite también que la "libido" marque con su sello ese tiempo de espera:en
adelante la realidad puede ser ligeramente diferente de lo que se espera sin
que esto sea una catástrofe. El bebé puede incluso encontrar cierto placer en
esa pérdida.
Stern subraya que es para compartir sus emociones que madre y bebé
juegan de esta forma. Ciertamente, pero porqué este compartir debe terminar
en una secuencia en la que la madre, de alguna forma, engaña a su bebé?.
Se puede incluso llegar a decir que el conjunto del juego parece estar
organizado para crear una regla que la madre va a violar. Esta engañifa no
es para los dos partenaires el medio de verificar sus diferencias?. Ellos no
están confundidos, las esperas de uno no encuentran sistematicamente las
esperas del otro y viceversa. Sin embargo, la madre no puede autorizarse
esas fallas si ella misma no se siente totalmente colmada por su bebé y si
ella no está convencida de ser ella sola y la única en poder satisfacerlo. En
otras palabras, en estas representaciones psíquicas un tercero es investido y
presente: el bebé no la colma totalmente. Por sus propias fallas ella le
muestra que puede incluso no comparecer: juega a eso. Este espacio lúdico,
Winnicott lo llama "espacio transicional", precursor de la función del tercero
necesaria inclusive en el espacio psíquico maternal.
La sorpresa toca y afecta al sujeto, lo desconcentra y lo "toma por
improviso" como si fuera atacado y tomado por otro. Es en esta ruptura, en lo
que hemos llamado la "vacilación de la relación" que la actividad subjetivante
del otro puede aparecer. Puget encuentra allí la huella a través de esta
reflexión: "Lo más problemático y que se vuelve fuente de angustia en un
vínculo, es lo inasequible del otro con lo que, sin embargo, el investimiento es
una condición necesaria para que se vuelva sujeto. Y como por lo demás el
otro debe ser necesariamente diferente, desconocido, inasible para que el
vínculo pueda establecerse, estamos de lleno en la paradoja inherente a la
constitución del vínculo. La cualidad de " diferente" pone al otro no solo en el
lugar de lo que el sujeto desea ser o tener, sino también en el deseo de
conocer lo incognosible y salva de esta forma de la fusión narcisista.".El
juego de la sorpresa con espera engañada, y lo que resulta de ello, es decir
la falla de la madre, (no está exactamente donde su bebé la espera, sino
justo al costado), abre precisamente esta brecha, esto inasible del otro que
permite que se establezca el vínculo, y a los dos partenaires liberarse de la
fusión. Aunque Jaitin desarrolle un concepto criticable del ritmo reducido a la
sola cadencia, anota sin embargo: "Esas estructuras protorítmicaas
funcionan como espacios de apoyo cuando guardan un ritmo constante y
como espacios de desequlibrio cuando son arrítmicas. " Si cuestionamos la
noción de arritmia comprendida como una simple ausencia de ritmia
repetitiva, en cambio el rol de desunión, de desequilibrio que puede tener un
quiebre de la repetición es perfectamente pertinenente.. Este desunión está
unicamente en condiciones de abrir el espacio al otro. En las interacciones
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del juego, este otro no puede ser más que el "otro" de la madre, ese a quien
ella espera, en el que piensa al mirar a su bebé, ese bebé que no es más
que una incompleta reproducción de él. Para la madre, sorprender a su
bebé, es hacerle correr el riesgo de ser tomado por un otro distinto de ella, y
para ella, correr el riesgo de ver a ese otro instalarse entre ellos dos. Cuando
la sorpresa aparece entre dos personas, es que hay un espacio potencial
entre ellas.
La característica de los juegos interactivos precoces entre la madre y el
bebé es instalar la sorpresa entre estos dos partenaires; esta sorpresa
participa en el investimiento de una temporalidad particular donde los
acontecimientos que se repiten y los que sorprenden son al mismo tiempo de
de manera aparentemente paradojal investidos. Estos juegos en los que
alternan repetición y sospresa constituyen la trama misma del ritmo, y la
sorpresa es el instrumento del cual se sirve el ritmo para llegar a desenlazar
el tiempo circular y abrir al ser humano al tiempo lineal.

REPETICIÓN Y CAMBIO: MACRORRITMOS Y MICRORRITMOS

A lo largo de la jornada, las actividades de cuidado se repiten de manera


regular , previsible. El bebé puede anticipar lo que va a venir y sentir placer
en esas anticipaciones: de cierta manera puede desarrollar la ilusión de ser el
creador de su propia entorno. Esta ilusión es fundamental, ya que procura al
individuo que tuvo la suerte de haber vivido la experiencia de un sentimiento
de seguridad que funda las bases de su narcisismo. Ella permite que los
primeros pensamientos sobre una sucesión, "después de esto, viene otra
cosa..." sean investidos. Sin embargo, si nos quedamos en esto, el
investimiento del pensamiento, es decir el placer de pensar, no está
asegurado. Totalmente volcados hacia lo concreto, hacia la anticipación de
una realización de satisfacciones que pertenecen al registro de las
necesidades fisiológicas, tal pensamiento se resume rapidamente en la
verificación de una recurrencia fastidiosa. Cómo sostener entonces el
investimiento de un pensamiento que no respondería unicamente a la
satisfacción de una necesidad fisiológica sino que se tomaría como objeto
mismo de investimiento? Es esto lo que hemos descripto a trave´s de los
juegos de sorpresa entre una madre y su bebé. El bebé no espera solamente
para ser satisfecho, espera además porque es excitante esperar, porque
pueden surgir sorpresas que son para la psiquis lo que las caricias y las
cosquillas para la piel: fuente de placer y estímulos. A partir del momento en
que constatamos que repetición y cambios son dos cosas indispensables
para que un individuo pueda nacer psiquicamente, crecer y desarrollarse,
percibimos también que estos dos tipos de necesidades no se sitúan en los
mismos dominios.

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Haciendo camino, definimos de esta forma dos tipos de organización del
tiempo; los "macrorritmos" y los "microrritmos", relativos a dos dominios
diferentes:
- el dominio de las interacciones de cuidado, el dominio de las
anticipaciones confirmadas; es todo lo que concierne a las relaciones de
cuidado inscriptas en los macrorritmos de lo cotidiano:el levantarse, la
comida, el aseo, los paseos, el baño, el acostarse...Todas estas actividades
relativamente fijas de una jornada a la otra, necesarias para el bienestar del
bebé llegan cuando éste las espera, porque rapidamente los "indicadores de
cualidad" le permiten anticipar la llegada inmediata de ellas. Llamamos
"indicadores de cualidad" a lo que es percibido en el entorno como idéntico a
lo que ha sido percibido en el pasado. Es así que cuando el bebé espera,
esto se realiza. Esto es tanto más cierto cuando la madre "abre o cierra "
estas actividades por un indicador facilmente reparable por el niño, indicador
que conjuga en general un afecto de "vitalidad" (sacar al bebé de su cuno,
instalarlo sobre su asiento de comer, depositarlo sobre la mesa de cambiarle
los pañales, tomarlo en sus brazos..)y un comentario de la madre sobre lo
que está por hacer, formulado en voz dulce, melodiosa y comodamente
reconocible. Estas anticipaciones confirmadas dan poco a poco al bebé el
sentimiento de que es el creador de su entorno, de donde crece el
sentimiento de omnipotencia y la ilusión de crear el mundo. El narcisismo del
bebé y el "bien temperado" del futuro adulto reposan en esta ilusión. A traves
de este tiempo repetitivo y circular de las interacciones de cuidado se
desarrolla el sentimiento de seguridad narcisística. Sin embargo en este
dominio, lo que está en juego es procurar el apaciguamiento: es la
nacesidad corporal y fisiológica del bebé que la madre debe "colmar" sin
defectos ni fallas mayores. Satisfecho, el bebé se calma y se duerme. En
este apaciguamente de la necesidad, el bebé pierde algo: el alerta de su
psiquis (no sabremos jamás en que sueñan los bebés antes de que puedan
hablar!). De esta forma están ligados : ritmo nictemeral - relaciones de
cuidado - anticipaciones confirmadas - apaciguamiento de la necesidad -
capacidad de memorización. Este conjunto define los macrorritmos ,
marcados por su recurrencia inscripta en la circularidad del tiempo.

- El dominio de las interacciones lúdicas, el de las sorpresas y engañifas: de


a ratos la madre se ofrece con su bebé a pequeños momentos de
sorpresa, de provocación , de engañifas. Juega a la pequeña bestia que
sube, a las cosquillas, al juego del cucú, etc. Sus expresiones de falsa
sorpresa, de falsa reprimenda se acompañan siempre de un mensaje
perfectamente contradictorio entre el tono de la voz y la expresión del
rostro: cuando la voz se hace grave, el rostro sonríe; cuando el rostro se
pone severo, la voz es dulce; cuando las palabras son negativas (ejemplo:
"pequeño cochino!"), la prosodia y la entonación son calurosas. Porqué
esto? Sorpresa de una madre incomprensible y contradictoria? Primeras
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"lecciones" sobre la ambivalencia de toda relación humana y sobre la
incertidumbre a la polisemántica de todo discurso? Cuando la madre juega
a las cosquillas, juega a crear reglas, a suscitar esperas en el bebé,
luego de haber sido establecidas, ella lo sorprende, lo engaña y se ríe de
eso. Al principio asombrado, el bebé lee en el rostro de la madre el placer
y la risa, entonces él también se ríe de eso. Estos juegos están en el
dominio de los microrritmos, interacciones que no duran nunca más de
uno o dos minutos, la mayoría del tiempo son en apariencia perfectamente
inútiles, pero a los que una gran mayoría de madres se entregan cuando
tienen la libertad (el permiso). Estas interacciones no forman parte de los
cuidados, no son necesarios para la sobrevivencia del bebé , son del
dominio de lo aleatorio, de lo gratuito, de lo inútil, del cambio, de la
sorpresa. Sin embargo, participan en la excitación del bebé, provocada por
el otro. No se trata de apaciguar una necesidad, de hacerle callar de
alguna manera, sino de crear las condiciones de una excitación. No
estamos más en el registro de la necesidad. Pasamos al de lo pulsional: el
placer de excitarse juntos. De esta forma están ligados: relación humana
proximal, interacción lúdica, espera engañada, excitación pulsional,
intercambio de afectos. Este conjunto define los microrritmos, marcados
por una venida inesperada aleatoria inscripta en la lienaridad del tiempo.

Es la conjunción de estos dos tiempos la que funda el ritmo en el cual se


va a instalar el bebé. Inscripto en un macrorritmo suficientemente
repetitivo, estable y seguro, el bebé puede "construir" la continuidad de su
narcisismo, su seguridad de base, donde lo que se espera aparece, donde
la espera confirmada calma y apacigua. En el mundo que lo rodea, él
inviste entonces los "índicadores de cualidad" , es decir todo lo que es
idéntico a su experiencia pasada y que refuerza su capacidad de
memorización y posteriormente de reflexión. Del mismo modo, marcado
por microrritmos aleatorios e inciertos, el bebé puede "investir" la
incertidumbre en la que lo que es esperado nunca es seguro, donde la
espera es excitante. La espera de esta sorpresa permite el investimiento
libidinal de la tensión por anticipación a la distensión ligada a la risa de los
reencuentros. En el mundo que lo rodea, el bebé inviste entonces los
"indicadores de divergencias", es decir todo lo que en la experiencia actual
es ligeramente diferente de la experiencia pasada y que refuerza su
capacidad de atención y luego de aprendizaje.
En lo más íntimo de su organización psíquica, el individuo está de esta
forma marcado por esa sutil mezcla entre repeticiones y cambios, entre
esperas confirmadas y esperas engañadas,entre macrorritmos y
microrritmos; esta mezcla constituye el ritmo idiosincrático individual que
pone los cimientos de la subjetividad y por el que ésta se expresa. Si
indiscutiblemente el tiempo circular, repetitivo, puede ser considerado
como el testigo de lo inconciente, sería de un inconciente "colectivo" ,
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especie de inconciente junguiano. Por otra parte, pensamos que el
inconciente individual, más cerca del inconciente freudiano, resulta de los
lazos entre los tiempos circular y lineal formando un ritmo subjetivo y
subjetivante.
El ritmo sirve para abrir el bucle del tiempo, permite al ser humano
pasar de un tiempo circular a un tiempo lineal, siendo la sorpresa la
cuchilla que sirve para cortar la circularidad del tiempo arcaico, quebrando
la repetición por un instante, desanudando los lazos protectores del
tiempo circular para proyectar al individuo en la carrera solitaria de un
tiempo lineal angustiante. Pero no hay sorpresa sin surgimiento de otro, y
es por este otro que se opera la abertura de lo circular a lo lineal.
Los relojes fijos en nuestras muñecas son la ilustración de ese doloroso
conflicto temporal en el que estamos inmersos. Sirven para contar o para
medir el tiempo? Durante largos años, luego de la invención de la
relojería, del cuadrente solar, de los relojes, sirvieron para la medida del
tiempo. Luego llegaron los relojes de cuarzo cuyos tableros digitales
permitian un conteo del tiempo por el desgranamiento "visible" de los
segundos, minutos y horas. Los jóvenes y los no tan jóvenes, se
precipitaron sobre esas maravillosas máquinas que daban rapidamente ,
sin esfuerzo de lectura, la hora, el minuto y el segundo. Sin embargo
algunos años más tarde, siempre conservando la precisión del cuarzo,
volvieron los relojes de cuadrante , porque ese conteo maquinal se volvía
un poco obsesivo y persecutorio , dejando al propietario del reloj con
tablero digital vagamente perdido en la representación de su tiempo. Qué
concluimos de esto? Que el conteo del tiempo por cifras que pasan sin
ninguna vuelta posible es para el ser humano una confrontación
demasiado dolorosa con el tiempo lineal, un tiempo que pasa y no vuelve,
un tiempo abstracto que no se puede figurar. Esta ausencia de
representación es por sí misma dolorosa. Leer el tiempo en un reloj con
cuadrante procede de una tranquilizadora engañifa y de un pirueta doble:
el cuadrante transforma el tiempo en espacio y la linearidad en
circularidad. Las agujas del reloj no cuentan el tiempo, simplemente dan
una medida; hacen olvidar la linearidad de un tiempo enemigo de lo
humano, para dar una medida bajo una forma circular, el cuadrante, que
tranquiliza y apacigua las angustias. Las agujas permiten ver el tiempo
como se ve un camino, recorren como el atleta recorre el estadio, dan la
ilusión de que el tiempo da una vuelta , luego vuelve sobre si mismo,
garantizándonos que nada está totalmente perdido, que en la próxima
vuelta aquello será posible. El hombre está sujeto a su cuadrante ya que
es una estratagema que lo vuelve doblemente dueño del tiempo: puede
contarlo y continuar creyendo que dará la vuelta, puede verlo pasar y
también tranquilizarse por su recurrencia. Los relojes con cuadrante tienen
el porvenir delante de ellos!

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