STC8034 2017

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

STC8034-2017
Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00252-01
(Aprobado en sesión de siete de junio de dos mil diecisiete)

Bogotá, D. C., siete (7) de junio de dos mil diecisiete (2017).

Decide la Corte la impugnación formulada respecto


de la sentencia proferida el 27 de abril de 2017 por la Sala
de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, en la acción de tutela promovida por Rafael Ospina
Riaño contra el Juzgado Segundo de Familia de Ejecución
de la misma ciudad, con ocasión del compulsivo por
alimentos impulsado por Nora Yaneth Carrillo Andrade, en
nombre de su hija Camila Alejandra Rodríguez Carrillo,
frente a Carlos Hernando Rodríguez Soto.
Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00252-01

1. ANTECEDENTES

1. El promotor exige la protección de los derechos al


debido proceso y acceso a la administración de justicia,
presuntamente conculcados por la autoridad jurisdiccional
acusada.

2. Para sustentar su reparo, asevera que en calidad


de abogado de Pedro Nel Ospina Riaño, concurrió al
decurso cuestionado y se postuló para lograr la
adjudicación del 50% de un inmueble de propiedad del
deudor, lo cual se realizó en la diligencia surtida el 14 de
septiembre de 2016.

Mediante proveído de 13 de octubre siguiente se


aprobó dicha almoneda disponiéndose, entre otras
cuestiones, la restitución a su representado de $7.497.734
“(…) por concepto de impuestos prediales y administración
(…)” sufragados por éste.

Asegura que sin fundamento alguno, el estrado


denunciado, en auto de 13 de febrero de 2017, resolvió
corregir la anterior providencia “(…) en el sentido de
devolver al rematante [sólo] (…) $3.748.867 (…)”, bajo el
argumento [de] que [los impuestos] deb[ían] ser los

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equivalentes al 50% que le correspondían al demandado


(…)”.

Aunque esa determinación se recurrió en reposición


y, en subsidio, apelación, el primer remedio se negó y el
segundo no fue concedido por improcedente.

Acota que el proceder del juez convocado resulta


irregular porque aunque lo hubiera querido, al
adjudicatario no le era dable sufragar sólo el 50% del
impuesto predial y administración del bien rematado, pues
los acreedores de esos valores no habrían recibido ese
porcentaje, además, en caso de adelantarse “(…) acciones
judiciales de cobro [por esos conceptos, éstas] se dirigirían
igualmente contra su poderdante, es decir que para sanear el
inmueble (…) era obligatoria la cancelación de la totalidad de
lo adeudado (…)”.

Considera injusto restituirle a su prohijado la mitad


de lo pagado y “(…) al demandado sí (…) dev[olverle] todo el
dinero sobrante (…)”.

Añade que a la fecha de formulación de este amparo,


no se le ha comunicado al secuestre designado la obligación
de entregar la cuota de la heredad licitada.

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00252-01

Sostiene que al juzgado denunciado le corresponde


elaborar el oficio respectivo para la realización de tal
entrega y no puede escudarse en el carácter “simbólico” de
la misma (fl. 1 al 3, cdno. 1).

3. Demanda, por tanto, revocar las decisiones


cuestionadas y mantener la proferida el 13 de octubre de
2016 (fl. 5, cdno. 1).

I.1. Respuesta del accionado

El estrado querellado relató los antecedentes del


decurso y expuso que mediante auto de 13 de febrero de
2017 enmendó el dictado el 13 de octubre de 2016,

“(…) en lo relativo con el valor que se le había de devolver al


rematante por el pago de impuestos prediales y administración,
atendiendo (sic) que el rematante no es el propietario del 100%
del inmueble objeto de la venta sino del 50%, correspondiéndole
a la otra propietaria sufragar su proporción respecto al pago de
dichas obligaciones (…)”.

Deprecó denegar esta acción por no lesionarse


garantías fundamentales (fl. 14, cdno. 1).

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I.2. La sentencia impugnada

El Tribunal desestimó el resguardo por falta de


legitimación del tutelante, pues éste no intervino como
parte en el juicio reprochado, además, si pretendía incoar
esta acción como representante judicial de Pedro Nel
Ospina Riaño, rematante del bien en disputa, debió aportar
el poder pertinente para actuar en esta tramitación (fls. 46
al 50, cdno. 1).

I.3. La impugnación

Pedro Nel Ospina Riaño impugnó el fallo memorado


por conducto de su abogado Rafael Ospina Riaño, a quien
facultó para ello.

En síntesis, sostuvo que el mandato echado de menos


pudo requerirse previo a avocarse la acción constitucional y
reiteró lo consignado en el libelo introductor (fls. 53 al 56,
cdno. 1).

2. CONSIDERACIONES

1. Por cuanto no hay duda de la legitimación de


Pedro Nel Ospina Riaño para participar en estas diligencias,
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pues actuó en el decurso confutado en calidad de rematante


del 50% del predio cautelado y para su representación, en
esta sede, designó un mandatario judicial, se procede a
definir la censura formulada en los términos del escrito
demandatorio.

2. El querellante reprocha:

(i) La supuesta negativa a comunicarle al secuestre


la entrega de la porción del predio subastado.

(ii) El proveído de 13 de febrero de 2017, mediante


cual se dispuso corregir oficiosamente el emitido el 13 de
octubre de 2016, donde se aprobó la almoneda allí surtida,
específicamente, para

“(…) indicar que el valor a devolverle al rematante por


impuestos prediales y administración es la suma de
$3.747.867, teniendo en cuenta que el valor del impuesto
predial del año 2016 se cancela proporcional a los meses
transcurridos en el presente año gravable y equivalente al 50%
de lo que correspondería cancelar al demandado en su calidad
de propietario, únicamente de dicha cuota parte (…)”.

Esa determinación, fue ratificada al desatarse la


reposición planteada por el tutelante, el 3 de abril de 2017.

3. En torno al primer punto de disenso, la queja no


sale avante porque, contrario a lo afirmado por el
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solicitante, en el auto de 13 de octubre de 2016 se impuso,


entre otras cuestiones, el levantamiento del embargo y
secuestro decretados sobre la heredad perseguida y se
ordenó enterar de esto último al secuestre “(…) para que
proced[iera] a entregar la cuota del bien al rematante (…)”.

Dicha disposición, conforme a lo obrante en el


expediente, fue materializada por la secretaría de los
estrados de ejecución el 4 de abril de 2017, remitiéndose el
oficio respectivo a través de la empresa de envíos 472 a
Miguel Alfonso Contreras Robles, auxiliar de la justicia
posesionado para el efecto.

Por tanto, si el prenombrado no acata lo reseñado,


según lo prescribe el artículo 456 del Código General del
Proceso, el promotor tiene la posibilidad de reclamarle al
juez cognoscente su intervención para lograr la entrega así
sea de carácter “simbólico” de la porción adjudicada, lo cual
aún no ha realizado.

Se destaca que si la pretensión del reclamante es


lograr la entrega material de su cuota, le corresponde
iniciar el pertinente juicio divisorio para lograrlo.

Así las cosas, como el querellante tiene a su alcance


herramientas procesales para obtener lo aquí peticionado,
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este amparo no prospera respecto del memorado reparo por


incumplir el presupuesto de subsidiariedad.

4. En relación con el segundo motivo de ataque,


cumple indicar que una vez se modificó oficiosamente el
monto a restituirle al rematante por cuenta de los
impuestos prediales y cuotas de administración sufragados
por éste, decisión adoptada el 3 de abril de 2017, aquél
incoó reposición con apoyo en elucubraciones similares a
las aquí ventiladas y frente a ello el despacho enjuiciado, el
3 de abril siguiente, expresó:

“(…) Respecto a la inconformidad planteada por el apoderado


del rematante, se le expone que una vez adjudicada la cuota
parte a su representado, se entiende que éste ya es dueño del
porcentaje adjudicado, y le corresponde asumir el pago del 50%
de los impuestos, servicios públicos, cuotas de administración,
gastos de parqueo y depósito tal como lo expresa el numeral 7°
del artículo 455 del C.G. [del] P. inmueble desde la fecha en que
quedó ejecutoriada dicha providencia (…)”.

“De otra parte se le expone que a la hora de efectuarse postura


en una diligencia de remate, el giro ordinario de los negocios
indica que lo lógico es que quien se postule, investigue y
verifique las condiciones, así como el estado general del bien
que pretende le sea adjudicado, por lo tanto, no puede ser
motivo de excusa el no conocer los gravámenes o deudas que
posee el mismo y alegar que tenía muchas deudas y que la
Dirección Distrital de Impuestos, la Secretaría de Hacienda y
demás entidades no admiten pago parcial de las mismas, sin
embargo, se le expone al quejoso, que puede iniciar las acciones
civiles que considere a fin de obtener de la otra propietaria el
porcentaje del pago de dichos emolumentos, atendiendo que el
demandado solo era dueño del 50% del bien (…)”.
“En cuanto al pago de otros emolumentos a que hace alusión el
apoderado del rematante, el numeral 7° del artículo 455 del
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Código General del Proceso [indica que] la suma que se


reservará es la necesaria para el pago de (…) deudas, pero en
dicha normatividad no se expone que todas sean con cargo al
patrimonio del ejecutado, además, sí un particular pretende
hacerse de un bien raíz debe asumir los gravámenes o deudas
que este arrastre, razón por la cual, este Estrado Judicial
reservó la suma proporcional al 50% del bien adjudicado (…)”.

5. Esa argumentación, en sentir de esta Corte, se


contrapone al alcance de la norma aplicada, desconoce la
confianza legítima depositada por el tutelante en la
administración de justicia y le impone cargas adicionales,
no previstas por el legislador.

Ciertamente, se observa que tras surtirse la venta


pública del 50% del inmueble cautelado el 14 de septiembre
de 2016, oportunidad donde se requirió al adjudicatario,
aquí reclamante, para que cubriera, entre otras, “(…) la
carga fiscal prevista en el artículo 7º de la Ley 11 de 1987,
equivalente al cinco (5%) del valor por el cual se adjudicó el
inmueble (…)”, sin precisarse que sólo debía sufraga la
mitad por haberse rematado el 50% del mismo, aquél, en
aras de lograr el saneamiento de la heredad, allegó prueba
de los distintos desembolsos realizados.

Así, adosó constancias para acreditar la satisfacción


del gravamen enunciado, los impuestos prediales de 2007,
2011, 2015 y 2016 y, en lo concerniente a las cuotas de
administración, un recibo expedido por la P.H.
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correspondiente, dando cuenta del pago de $3.486.234 para


quedar a paz y salvo con ésta. De igual modo, arrimó una
certificación del IDU de la cual se colige que el predio
subastado “(…) no adeuda ningún valor al Distrito Capital
por concepto de impuestos de valorización (…)”.

Con apoyo en esa documentación, el peticionario


exigió la aprobación de la almoneda y la devolución de los
valores relativos a los impuestos prediales y administración,
reclamación amparada en el numeral 7º del canon 455 del
Código General del Proceso, el cual contempla que al
avalarse la subasta debe ordenarse

“(…) La entrega del producto del remate al acreedor hasta


concurrencia de su crédito y las costas y del remanente al
ejecutado, si no estuviere embargado. Sin embargo, del
producto del remate el juez deberá reservar la suma necesaria
para el pago de impuestos, servicios públicos, cuotas de
administración y gastos de parqueo o depósito que se causen
hasta la entrega del bien rematado. Si dentro de los diez (10)
días siguientes a la entrega del bien al rematante, este no
demuestra el monto de las deudas por tales conceptos, el juez
ordenará entregar a las partes el dinero reservado (…)”
(subraya fuera de texto).

El juzgado ratificó entonces la venta pública porque


encontró satisfechos los requisitos para ello, pues, entre
otras cuestiones, estando libre de deudas la totalidad de la
heredad, resultaba viable disponer de la misma.

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Téngase en cuenta que el juez funge como


representante del ejecutado en el remate y al ostentar tal
calidad, debe procurar la enajenación del bien exento de
todo gravamen. Sobre lo discurrido, esta Corte ha expuesto:

“(…) El remate de bienes, como lo tiene dicho la jurisprudencia,


corresponde a una venta en la que, por fuerza de la ley, el juez
que lo practica actúa en representación del vendedor y, por
ende, debe velar por que, como en toda enajenación, su objeto
sea entregado al comprador (rematante) libre de todo gravamen.
De suyo, por eso, se ha entendido que los valores
correspondientes a los impuestos causados antes de la subasta
respecto de la cosa vendida, son de cargo del enajenante y que
si el rematante, con miras a obtener la aprobación del remate,
paga y acredita la cancelación de los mismos, debe reintegrarse
a él las sumas que por tal concepto sufragó, del precio mismo
del remate (…)”.

“(…) En ocasión anterior esta Sala de la Corte, al decidir una


acción de tutela promovida por el rematante contra la entidad
ejecutante, para obtener de ella el pago de los valores que por
concepto de servicios públicos del inmueble subastado se
adeudaban a las empresas respectivas, expresó que ‘(…) la
legislación procesal y sustancial de los remates en procesos
ejecutivos, imponen al juzgado, como representante del
vendedor, hacer los pagos indispensables como los de
impuestos (art. 530, inciso 1º., y 529, inciso 1º., C.P.C.) y demás
que sean necesarios para cancelar los gravámenes (art. 530,
num. 1º. C.P.C.) y entregar, al rematante la casa saneada (art.
539 num. 4º C.P.C.) (…) (Sent. de 21 de septiembre de 1998,
Expediente de Tutela No. 5374) (…)”.

“(…) Siendo ello así, fluye ostensible la ilegalidad de la


determinación de la Juez accionada, contenida en el proveído
aquí combatido por vía de tutela, por cuanto con ella se
desconocen, como se dijo, las normas de orden sustancial y
procesal reguladoras de los remates en los procesos ejecutivos,
ilegalidad que, por lo mismo, hace incurso tal pronunciamiento
en el campo de las vías de hecho judiciales, provocando de
paso, la conculcación del derecho al debido proceso del
solicitante del amparo (…)”.
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“(…) Sin duda, se muestra arbitrario y caprichoso el razonar de


la funcionaria accionada (…), pues no podía ella, con ignorancia
de las normas atrás invocadas, y apoyándose exclusivamente
en el numeral 7º del artículo 530 de la ley de enjuiciamiento
civil, desconocer la obligación que, como representante del
vendedor (ejecutado), tenía de sanear la cosa vendida en favor
del comprador (rematante) y, de otro lado, deducir, como lo hizo,
que del precio de la enajenación forzada correspondía
cancelarse primero el valor del crédito y las costas y del
remanente, en el supuesto de quedar, pagarse el monto de los
impuestos sufragados por el adjudicatario de los automotores
por ella subastados (…)”1.

De ninguna manera el despacho enjuiciado habría


podido enajenar el bien perseguido y decretar el pago de los
alimentos objeto de cobro con el producto de esa venta, si
respecto de esa heredad se hubiesen reportado deudas en
favor de la Nación u otras.

Entonces, cimentado en esa convicción, el rematante


procedió a sufragar lo adeudado por el predio, todo en aras,
se insiste, de conseguir su saneamiento y la aprobación de
la subasta.

Esta Sala, en lo atinente a la confianza legítima de los


postores, acotó:

“(…) la tensión de derechos conculcados en el presente asunto,


la resuelve la Corte amparando al rematante, a quien se le
violaría el derecho al debido proceso (…). Él aceptó unas reglas
de juego procesales que ahora, inopinadamente, no es posible
1
CSJ. STC de 18 de febrero de 1999, exp. 5834; reiterada el 16 de enero de 2003, exp.
1100122030002002-00857-01

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desconocerle. Y todo porque, itérase, el juez aplicó


objetivamente una regla jurídica, sin un análisis global de la
situación (…) (fallo de 23 de mayo de 2012, exp. 00005-01)
(…)”.

“Sobre el particular, se ha precisado, además que “a quien es


extraño a la controversia judicial ‘no le pueden ser trasladas las
vicisitudes de una causa judicial ajena’; y en especial frente al
adjudicatario por subasta, se ha señalado que se encuentra
‘asistido de la confianza que de suyo genera la venta que se
realiza a través de un juez’, diligencia que ‘naturalmente tras
comprobarse que el rematante cumplió lo de su parte, es
merecedora de aprobación por parte del juez’, porque en virtud
de dicho acto, el tercero adquiere un bien ‘amparado en la
legitimidad de las actuaciones judiciales (…)”2.

Aducir que el gestor sólo ha debido cancelar la mitad


de las acreencias generadas por el inmueble rematado
resulta desacertado, pues además de la inviabilidad de
hacerlo, dado que, por ejemplo, el impuesto predial causado
en cada año no se fracciona para su satisfacción, si el bien
raíz aún tuviese deudas fiscales su almoneda no habría
podido aprobarse y, de contera, el pago de la obligación
alimentaria, fin último del decurso ejecutivo, tampoco
podría darse.

5. Cumple indicar, en este caso, que tanto el pago


de las expensas comunes para la propiedad horizontal,
como la cancelación del gravamen antes enunciado,
corresponde a los copropietarios de los inmuebles de
manera solidaria, de donde se colige, en consecuencia, la
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CSJ. STC de 17 de mayo de 2013, exp. 11001-22-03-000-2013-00404-01

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facultad del acreedor para lograr el recaudo de lo adeudado


demandando conjuntamente a los dueños del bien raíz o a
quien entre éstos elija.

Lo anterior se funda, de un lado, en lo consignado en


el parágrafo 1º del artículo 29 de la Ley 675 de 2001, el cual
prevé: “(…) Cuando el dominio de un bien privado
perteneciere en común y proindiviso a dos o más personas,
cada una de ellas será solidariamente responsable del pago
de la totalidad de las expensas comunes correspondientes a
dicho bien, sin perjuicio de repetir lo pagado contra sus
comuneros, en la proporción que les corresponda (…)”
(subraya fuera de texto); y, de otro, en el carácter del
impuesto predial.

Sobre este último, ha de tenerse en consideración lo


normado en el artículo 792 del Estatuto Tributario, donde
se dispone: “(…) Son contribuyentes o responsables directos
del pago del tributo los sujetos respecto de quienes se realiza
el hecho generador de la obligación tributaria sustancial (…)”.
Esa misma normatividad, en el canon 793 incluye como
responsables solidarios con el contribuyente a los
siguientes:

“(…) a) Los herederos y los legatarios, por las obligaciones del


causante y de la sucesión ilíquida, a prorrata de sus

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respectivas cuotas hereditarias o legados y sin perjuicio del


beneficio de inventario;

“b) Los socios de sociedades disueltas hasta concurrencia del


valor recibido en la liquidación social (…)”.

“c) La sociedad absorbente respecto de las obligaciones


tributarias incluidas en el aporte de la absorbida;

“d) Las sociedades subordinadas, solidariamente entre sí y con


su matriz domiciliada en el exterior que no tenga sucursal en el
país, por las obligaciones de ésta;

“e. Los titulares del respectivo patrimonio asociados o


copartícipes, solidariamente entre sí, por las obligaciones de los
entes colectivos sin personalidad jurídica.

“f. Los terceros que se comprometan a cancelar obligaciones del


deudor (…)”.

Se advierte que el artículo 51 de la Ley 633 de 2000


adicionó el siguiente parágrafo al precepto 867-1 del
Estatuto Tributario y determinó que “(…) [e]n los mismos
términos se entienden modificados el inciso primero y el
literal b) del artículo 793 (…)” de esa obra.

“(…) PARAGRAFO 2º En todos los casos los socios, copartícipes,


asociados, cooperados, comuneros y consorcios responderán
solidariamente por los impuestos, actualización e intereses de la
persona jurídica o ente colectivo sin personería jurídica de la
cual sean miembros, socios, copartícipes, asociados,
cooperados, comuneros y consorciados, a prorrata de sus
aportes en las mismas y del tiempo durante el cual los hubieren
poseído en el respectivo período gravable. La solidaridad de que
trata este artículo no se aplicará a las sociedades anónimas o
asimiladas a anónimas (…)”.

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A su turno, de las reglas 13 y 14 de la Ley 44 de 1990


se desprende la obligación conjunta de los propietarios y
poseedores de presentar y pagar la declaración anual del
impuesto predial unificado.

En la primera de aquéllas se indica:

“(…) Artículo 13º.- Contenido de la declaración. Cuando el


respectivo municipio adopte la decisión de establecer la
declaración del Impuesto Predial Unificado, los propietarios o
poseedores de predios deberán presentar anualmente dicha
declaración en los formularios que prescriba el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, indicando como mínimo los
siguientes datos:

“a. Apellidos y nombres o razón social y NIT del propietario del


predio;

“b. Número de identificación y dirección, del predio;


“c. Número de metros de área y de construcción del predio;

“d. Autoavalúo del predio;

“e. Tarifa aplicada;

“f. Impuesto predial autoliquidado por el contribuyente;

“g. Impuesto para la corporación regional respectiva, cuando


sea del caso (…)”

Y, en la segunda, se consagra:

“(…) Artículo 14º.- Base mínima para el autoavalúo. El valor del


autoavalúo catastral, efectuado por el propietario o poseedor en
la declaración anual, no podrá ser inferior al resultado de
multiplicar el número de metros cuadrados de área y/o de
construcción, según el caso, por el precio del metro cuadrado

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que por vía general fijen como promedio inferior, las autoridades
catastrales, para los respectivos sectores y estratos de cada
municipio. En el caso del sector rural, el valor mínimo se
calculará con base en el precio mínimo por hectáreas u otras
unidades de medida, que señalen las respectivas autoridades
catastrales, teniendo en cuenta las adiciones y mejoras, los
cultivos y demás elementos que formen (…)” (subraya fuera de
texto).

Al punto, se relieva que en relación con los bienes


ubicados en esta ciudad, el artículo 18 del Decreto Distrital
352 de 2002 definió como sujeto pasivo del tributo a “(…) la
persona natural o jurídica, propietaria o poseedora de
predios ubicados en la jurisdicción del Distrito Capital de
Bogotá (…) [quienes r]esponderán solidariamente por el pago
del impuesto (…)”.

En torno a lo esbozado, vale la pena acotar que la


jurisprudencia del Consejo de Estado ha definido el
impuesto predial como un gravamen que recae sobre el
inmueble, pues

“(…) [d]e conformidad con los artículos 13 y 14 de la Ley 44 de


1990, el hecho generador del impuesto predial unificado está
constituido por la propiedad o posesión que se ejerza sobre un
bien inmueble, en cabeza de quien detente el título de
propietario o poseedor de dicho bien, quienes, a su vez, tienen
la obligación, según corresponda, de declarar y pagar el
impuesto al tenor de lo dispuesto por el artículo 13 de la
mencionada ley (…)”.

“Se trata de un gravamen real que recae sobre la propiedad raíz


o inmueble o los bienes raíces ubicados en la jurisdicción del
municipio correspondiente. Así, el derecho de las autoridades
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locales para el cobro del tributo no proviene de su inscripción


sino de la existencia del inmueble3 (…)”.

“(…)”.

“Así pues, el impuesto predial es un gravamen que recae sobre


el predio. Por lo mismo, los propietarios de los predios no son los
únicos sujetos pasivos del impuesto en mención (…), puesto que
también los poseedores son sujetos pasivos del tributo, como se
advierte de los artículos 13 y 14 de la Ley 44 de 1990 (…)”.

“A su vez, la solidaridad entre el propietario y el poseedor para


el pago del impuesto se deriva del artículo 13 de la Ley 44 de
1990, del cual se desprende que son sujetos pasivos del tributo
los propietarios y poseedores, quienes, por tanto, tienen la
obligación de declarar y pagar el tributo como obligados
principales. En idéntico sentido se pronunció la Sala en
sentencia de 4 de abril de 2013, exp. 18834 (…)” (subraya
fuera de texto)4.

Lo anterior resulta relevante porque el bien cautelado


pertenecía a dos (2) personas por partes iguales, siendo uno
de sus dueños Carlos Hernando Rodríguez Soto,
demandado en la causa criticada y en representación de
quien el rematante, aquí petente, realizó los pagos de la
totalidad de lo adeudado por administración e impuestos
prediales.

De acuerdo con las normas que rigen la comunidad,


los integrantes de la misma sólo están obligados a

3
“En sentencia del 7 de mayo de 2009, exp. 17248 C.P. William Giraldo Giraldo, la Sala
precisó: “Este impuesto es de tipo real en cuanto recae sobre el valor del inmueble, sin
consideración a la calidad del sujeto pasivo (propietario o poseedor) y sin tener en cuenta los
gravámenes y deudas que el inmueble soporta (…)”.
4
Consejo de Estado. Sentencia de 25 de junio de 2013, exp. 76001233100020100000301
[19420],

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responder como lo hacen los herederos en las deudas


hereditarias –art. 2324, C.C-, esto es, a prorrata de los
derechos sobre el inmueble de su propiedad; asimismo,
aquéllos responden ante un acreedor común teniendo en
cuenta el valor de cada una de sus cuotas –art. 2325 ídem.

No obstante, si uno de los comuneros sufraga una


obligación a cargo de la comunidad, tal como lo hizo el
adjudicatario en nombre del deudor, este último tiene
derecho frente al otro comunero “(…) para que se le abone lo
que haya pagado de más sobre la cuota que le corresponda
(…)” –inc. 2º, art. 2325 ídem-.

Como en este asunto terminará siendo el ejecutado


quien cubra en su totalidad lo adeudado por administración
e impuestos prediales, pues con el producto de la venta de
su cuota parte se sufragarán tales valores, devolviéndosele
al rematante lo cancelado por esos conceptos, es claro que
Carlos Hernando Rodríguez Soto cuenta con la acción
ordinaria pertinente para obtener el recaudo de lo pagado
en exceso frente a la propietaria del otro 50% del bien.

Lo esgrimido porque ante la solidaridad legal


establecida para el recaudo de los rubros cancelados, según
el artículo 1579 del Código Civil,

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“(…) [e]l deudor solidario que ha pagado la deuda o la ha


extinguido por alguno de los medios equivalentes al pago,
queda subrogado en la acción del acreedor con todos sus
privilegios y seguridades, pero limitada respecto de cada uno de
los codeudores a la parte o cuota que tenga este codeudor en la
deuda (…)”.

Se itera, además, que el citado parágrafo 1º del


artículo 29 de la Ley 675 de 2001, expresamente establece:

“(…) Cuando el dominio de un bien privado perteneciere en


común y proindiviso a dos o más personas, cada una de ellas
será solidariamente responsable del pago de la totalidad de las
expensas comunes correspondientes a dicho bien, sin perjuicio
de repetir lo pagado contra sus comuneros, en la proporción que
les corresponda (…)”.

6. Volviendo al reparo del quejoso, se observa que


éste, escudado en la actividad del despacho atacado, quien
adelantó la subasta, y en lo previsto en el inciso 7º del
artículo 456 del Código General del Proceso, referente a la
devolución al adjudicatario de los dineros cancelados por
éste por impuestos y administración, siempre que se
reclamen durante los diez (10) días siguientes a la entrega
de lo vendido o, como aquí ocurrió, antes de ese acto,
procedió a saldar la totalidad de las deudas del bien.

Ese proceder contribuyó al saneamiento de la


heredad subastada y permitió impartir celeridad al trámite
cuestionado; por tanto, desconocer esa actividad, alegando
que el solicitante sólo tiene derecho a la restitución de la
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mitad de lo sufragado, cuando la norma aplicable –inc. 7º,


art. 456 ídem- no hace diferenciación en relación con el
remate de porcentajes de bienes cautelados, se observa
arbitrario y antojadizo.

Imponerle al actor demandar a la copropietaria del


inmueble para obtener la devolución del 50% negado por el
estrado acusado, significa atribuirle cargas no consagradas
en la ley y relegar que tanto las partes en el compulsivo
confutado como la administración de justicia, se
beneficiaron de los pagos realizados por el rematante en los
términos arriba expuestos. Además, memórese que es el
deudor ejecutado quien tiene en su favor la posibilidad de
exigirle legalmente a la comunera el retorno de lo pagado en
exceso de su cuota.

7. Así las cosas, la autoridad enjuiciada deberá


proveer de nuevo sobre la reposición incoada frente al auto
de 13 de febrero de 2017, donde dispuso entregarle al
gestor sólo el 50% de los valores cancelados por éste por
cuenta de impuestos prediales y administración, teniendo
en consideración que el canon citado no consagra
diferencias en relación con el retorno de esos dineros a
adjudicatarios de cuotas partes y atendiendo a la confianza
depositada por el quejoso en la actuación del despacho.

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00252-01

Si bien esta Corte ha considerado que en la labor de


administrar justicia, los juzgadores gozan de libertad para
la exégesis del ordenamiento jurídico y la valoración de los
elementos demostrativos5, motivo por el cual el fallador de
tutela no puede inmiscuirse en sus pronunciamientos; en
los eventos en los cuales la autoridad profiere una decisión
ostensiblemente contradictoria o desajustada del plexo
normativo o de la jurisprudencia, como la aquí atacada, es
factible la intervención de esta particular jurisdicción, por
cuanto, se afecta rectamente el debido proceso y el principio
de identidad en la construcción del silogismo judicial,
menoscabando el derecho a la defensa.

Asimismo, deviene fértil abrir paso a la protección


impulsada por virtud del control legal y constitucional que
atañe en esta sede al juez, compatible con el necesario
ejercicio de control convencional, siguiendo el Pacto de San
José de Costa Rica de 22 de noviembre de 1969 (art. 8º de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos), a fin
de garantizar el debido proceso.

8. En consecuencia, se revocará el fallo recurrido


para, en su lugar, conceder la salvaguarda peticionada.

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CSJ. STC de19 jun. 2013, rad. 2013-00182-01.
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3. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia de fecha y


lugar de procedencia anotada para, en su lugar,
CONCEDER la protección demandada.

En consecuencia, se le ordena al titular del Juzgado


Segundo de Familia de Ejecución de esta capital, que en el
término de cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la
notificación de esta decisión, previa recepción del
expediente materia de queja, deje sin efecto el proveído de 3
de abril de 2017 y resuelva, nuevamente, la reposición
incoada frente al auto de 13 de febrero de 2017, atendiendo
a las consideraciones vertidas en esta providencia.

SEGUNDO: Notifíquese lo así decidido, mediante


comunicación telegráfica, a todos los interesados y remítase
oportunamente el expediente a la Corte Constitucional para
su eventual revisión.

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00252-01

TERCERO: Por Secretaría, devuélvase al despacho


de origen el expediente suministrado para el estudio de la
solicitud de amparo.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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