HUME
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4.1. EPISTEMOLOGÍA
Impresiones e Ideas
El objetivo de la filosofía de Hume fue establecer el origen y los límites del conocimiento
humano. Todo conocimiento se debe basar en la experiencia para no caer en el error.
En el análisis del conocimiento, Hume llama percepciones a todos los contenidos de la
mente. Estas pueden ser:
- Impresiones: son los datos de los sentidos, sensaciones y emociones. Son inmediatas,
vivaces e intensas.
- Ideas: representaciones mentales de las impresiones, son mediatas, débiles y poco
vivaces. Pueden ser:
·Simples: corresponden a impresiones.
·Complejas: se forman por asociación de otras ideas, por la memoria y la imaginación.
Las combinaciones que se llevan a cabo para formar ideas complejas a partir de otras
simples, no son arbitrarias. Obedecen a unas leyes de asociación (unas ideas hacen pensar
en otras inmediatamente). Explican el modo que tiene el ser humano de organizar las cosas,
que procede de nuestra estructura mental y no de la realidad:
- Ley de semejanza: asociar ideas semejantes en algo.
- Ley de contigüidad: asociar ideas contiguas en espacio o tiempo.
- Ley de causalidad: establecer una relación causa-efecto entre ideas contiguas
espacio-temporalmente.
En conclusión, la idea de materia, yo, Dios y causa son creencias, pero fundamentales para el
ser humano, importantes para desarrollar nuestras actividades cotidianas. Por otro lado, Hume
acaba en el escepticismo que niega la posibilidad de un conocimiento objetivo y seguro de
la realidad.
Hume sostiene un emotivismo moral oponiéndose al intelectualismo moral, que basa la ética
en la razón. Para el filósofo, lo que nos impulsa a actuar y tomar decisiones morales es la
emoción, el sentimiento y el deseo.
La razón sólo es capaz de dos tipos de conocimientos: los que se refieren a relaciones de
ideas y los que se refieren a cuestiones de hecho.
- En primer lugar, Hume afirma que las cuestiones morales no son relaciones de ideas,
ya que un juicio moral no se deduce como un teorema matemático.
- En segundo lugar, la moralidad no es una cuestión de hecho particular y concreto que
esté presente en nuestra conducta.
El sentimiento es el que establece nuestras valoraciones morales: la virtud es aquello que
nos produce un sentimiento placentero de aprobación, mientras que el vicio es lo contrario.
Con esto, queda descartado que nuestros juicios morales dependan de categorías racionales,
objetivas y universales.
Pero, si lo bueno o malo, justo o injusto… depende del sentimiento de agrado o desagrado
que se genera en nosotros, ¿qué nos garantiza coincidir con los demás en estas valoraciones
morales? ¿Nos conduce esto a un relativismo moral? No, por tres razones:
1. Da por supuesto que la naturaleza humana es común y constante.
2. Gracias a la simpatía (empatía) los seres humanos pueden entender y empatizar con
las emociones de otros seres humanos. La simpatía es una fuente de placer y es la
base de la moralidad y la justicia.
3. Defiende un utilitarismo moral al afirmar que los seres humanos sentimos que es
bueno aquello que resulta útil para la sociedad, considerando entonces que nuestros
intereses privados están mejor protegidos.