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INFORME DE LA PONENCIA DE ESTUDIO SOBRE SISTEMAS DE TRATAMIENTO Y ATENCIÓN EN DROGODEPENDENCIA.

CLAVES PARA EL FUTURO


INFORME DE LA PONENCIA DE ESTUDIO
SOBRE SISTEMAS DE TRATAMIENTO
Y ATENCIÓN EN DROGODEPENDENCIA.
CLAVES PARA EL FUTURO

SENADO
2011
INFORME DE LA PONENCIA DE
ESTUDIO SOBRE SISTEMAS
DE TRATAMIENTO Y ATENCIÓN
EN DROGODEPENDENCIA.
CLAVES PARA EL FUTURO

SENADO
2011
Secretaría General del Senado
Dirección de Estudios
Departamento de Publicaciones
ISBN: 978-84-96451-41-4
Depósito Legal: M. 42.558-2011
Preimpresión, impresión y encuadernación:
 Sociedad Anónima de Fotocomposición
Talisio, 9 - 28027 Madrid
INFORME DE LA PONENCIA DE ESTUDIO SOBRE
SISTEMAS DE TRATAMIENTO Y ATENCIÓN EN
DROGODEPENDENCIA. CLAVES PARA EL FUTURO

ÍNDICE

Página

PRESENTACIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

I. INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

II. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA DROGA. . . . . . . 24


II.1. La drogadicción como enfermedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
II.2. En especial, el factor de predisposición somática. . . . . . . . . . . . . 26
II.3. El problema de la llamada «patología dual». . . . . . . . . . . . . . . . . 30
II.4. Consumo y adicción. La adicción «sin sustancias». . . . . . . . . . . . 31
II.5. La difícil recuperación del paciente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

III. LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONSUMO Y DE LAS ME-


DIDAS ANTIDROGA EN ESPAÑA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
III.1. Los años ochenta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
III.2. Los años 1990-2000. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
III.3. Desde 2000 a nuestros días . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

IV. LAS MÁS IMPORTANTES SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES


EN LA ESPAÑA DE HOY. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
IV.1. La marihuana o cannabis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39


IV.2. Alcohol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
IV.3. Cocaína . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
IV.4. Metanfetamina y drogas de diseño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
IV.5. Opiáceos y sus derivados (heroína, cloruro mórfico, metadona,
codeínas, etc.). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

V. MODELOS DE PREVENCIÓN Y LUCHA ANTIDROGA EN ES-


PAÑA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
V.1. Recursos y modalidades terapéuticas en Galicia. . . . . . . . . . . . . . 49
V.2. La Administración antidroga de la Comunidad de Madrid. . . . . . 49
V.3. La Comunidad Autónoma de Cantabria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
V.4. La Diputación de Barcelona. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
V.5. Programas antidroga para profesionales de la salud. . . . . . . . . . . 52
V.6. La Fundación de ayuda contra la drogadicción. . . . . . . . . . . . . . . 56
V.7. APRODA y SOMAPA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
V.8. La experiencia de Narcóticos Anónimos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

VI. DECÁLOGO DE PROPUESTAS DE LOS COMPARECIENTES


EN MATERIA DE PREVENCIÓN Y ACCIÓN ANTI-DROGA. . . 58

VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LA PONEN-


CIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
VII.1. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
VII.1.1. Las adicciones, personalidad adictiva y patología
dual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
VII.1.2. Dignificación y abordaje sociológico de las adiccio-
nes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
VII.2. CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
VII.2.1. Integración de las adicciones dentro del Sistema Na-
cional de Salud (SNS). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
VII.2.2. Integración de los profesionales de ambas redes. . . . 71
VII.2.3. Profesionalización y especialización de la atención de
las adicciones dentro de la cartera de servicios de
atención primaria y salud mental. . . . . . . . . . . . . . . . 72
VII.2.4. Tratamientos personalizados e individualizados, adap-
tación de los recursos a necesidades y perfiles. Pers-
pectiva biopsicosocial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
VII.2.5. Potenciación de nuevas técnicas de diagnóstico . . . . 75
VII.2.6. Programas de reducción de daños . . . . . . . . . . . . . . . 75
VII.2.7. Potenciar la investigación en farmacología y en neu-
rociencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76


VII.2.8. Valorar e implementar las nuevas terapias. . . . . . . . . 76
VII.2.9. Prevención, detección precoz y seguimiento de las
adicciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
VII.2.10. Prestar especial atención a los colectivos más vulne-
rables y a las nuevas adicciones. . . . . . . . . . . . . . . . . 78
VII.2.11. Reinserción familiar, laboral y social. . . . . . . . . . . . . 79
VII.2.12. Coordinar y optimizar los recursos entre las Adminis-
traciones Públicas y su interrelación con la iniciativa
privada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
VII.2.13. Ámbito penitenciario de las adicciones. Propuestas de
mejora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
VII.2.14. Adicciones y seguridad vial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
VII.2.15. Evaluación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

VII.3. RECOMENDACIONES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84


PRESENTACIÓN DE LA PRESIDENTA
DE LA COMISIÓN MIXTA PARA EL ESTUDIO
DEL PROBLEMA DE LAS DROGAS
La Ponencia de estudio sobre «Sistemas de tratamiento y atención
en drogodependencia. Claves para el Futuro» se constituyó en el seno
de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas a
resultas de una moción presentada por el Grupo Parlamentario Socia-
lista, aprobada por unanimidad en la reunión de la Comisión celebrada
el 18 de diciembre de 2008.
La Comisión designó como ponentes a los senadores don Jesús
Ramón Aguirre Muñoz, doña María Teresa Cobaleda Hernández, doña
Francisca Coloma Mendiola Olarte, doña Elvira Velasco Morillo, y los
diputados don Ángel Pintado Barbanoj y doña Dolors Montserrat Mont-
serrat, por el Grupo Parlamentario Popular; las senadoras doña María
Isabel Flores Fernández, doña Cristina Maestre Martín de Almagro, y
los diputados don José Alberto Cabañes Andrés, don Alberto Fidalgo
Francisco, doña Gloria Gómez Santamaría y doña Vicenta Tortosa
Urrea, en sustitución de don Herick Manuel Campos Arteseros, por el
Grupo Parlamentario Socialista; los senadores doña Rosa Nuria Aleixan-
dre i Cerarols y don Ramón Alturo Lloan, por el Grupo Parlamentario
Catalán en el Senado de Convergència i Unió; las senadoras doña Mai-
te Arqué i Ferrer y doña María Burgués Bargués, por el Grupo Parla-
mentario Entesa Catalana de Progrés; los diputados don Francesc Canet
Coma y doña Nuria Buenaventura Puig, en sustitución de don Joan
Herrera Torres, por el Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-
Izquierda Unida iniciativa per Cataluña; la senadora doña Miren Loren
Leanizbarrutia de Bizkarralegorra, por el Grupo Parlamentario de Se-
nadores Nacionalistas, y doña María del Mar Caballero Martínez, por
el Grupo Parlamentario Mixto.
Desde el 29 de abril de 2009, en que comenzó su andadura, hasta
el 10 de mayo de 2011, la Ponencia celebró trece sesiones, en las que
comparecieron veintisiete expertos propuestos por los distintos grupos
parlamentarios, a los que quiero agradecer su disponibilidad y facilida-

11
des, así como sus importantes y valiosas aportaciones, que junto al
trabajo de todos y cada uno de los ponentes, hicieron posible el resul-
tado que se plasma en este informe, que desarrolla y detalla con claridad
las líneas hacia donde deberían dirigirse en el futuro los tratamientos y
la atención a las drogodependencias.
Los ponentes tuvieron la oportunidad de escuchar las opiniones
de los comparecientes, expertos de un altísimo nivel, especialistas en
varias disciplinas como Neurología, Psicología, Psiquiatría, Farma-
cología, educadores sociales, responsables de asociaciones, fundacio-
nes, organizaciones no gubernamentales, y también autoridades sani-
tarias.
Los datos, la información y las opiniones extraídas de las diferentes
comparecencias proporcionaron el material preciso para elaborar este
informe, que recoge las reflexiones de los ponentes a la luz de esas
completas e interesantes aportaciones de los expertos. El informe se
estructura en siete apartados o capítulos. El primero de ellos es una
introducción que enumera los miembros de la ponencia, los compare-
cientes y las reuniones celebradas por la Ponencia. Un segundo capítu-
lo expone las consideraciones generales a propósito del problema de las
drogas. El tercero se dedica a la evolución histórica del consumo de
drogas y de las medidas destinadas a combatirlo. En el cuarto se trata
la situación de las más importantes sustancias estupefacientes en nues-
tro país. En el quinto se exponen algunos modelos de prevención y de
lucha contra las drogas en España. El sexto sintetiza en forma de decá-
logo las propuestas de los comparecientes en materia de prevención y
lucha contra las drogas. Y el séptimo y último comprende las conclu-
siones que la Ponencia extrajo de los trabajos realizados, así como las
concretas recomendaciones de acción política.
Me gustaría llamar la atención sobre un aspecto que me parece
enormemente importante y que marcó prácticamente todas las compa-
recencias, cual es el modo como en un futuro próximo se deba abordar
el tratamiento y la atención a las drogodependencias y demás adiccio-
nes. La mayoría de los comparecientes pusieron de relieve la necesidad
de abordar este tema desde la dignificación del paciente, superando
situaciones de marginalidad y exclusión social, es decir, cambiando la
imagen de las personas afectadas. Creemos imprescindible considerar a
la persona que recibe tratamiento por drogodependencia u otras sustan-
cias adictivas como a cualquier otro paciente, ya que la adicción es una
enfermedad crónica más y, por tanto, dicha persona debe ser tratada
como cualquier otro enfermo crónico.

12
Esta nueva visión nos debe llevar necesariamente a una atención
integral que preserve la dignidad y el respeto a la intimidad del pacien-
te, atención que en consecuencia debe hacerse desde el Sistema Nacio-
nal de Salud.
También creo importante y justo destacar el ambiente de consenso,
diálogo y negociación entre todos los miembros de la Ponencia; con-
senso que ha permitido que desde posiciones ideológicas y políticas
distintas hayamos conseguido elaborar este importante documento sobre
un problema grave que afecta a una parte significativa de nuestra so-
ciedad.
Finalmente, deseo agradecer en nombre de la Comisión la amplia
colaboración y la disponibilidad ante esta Ponencia de todos los com-
parecientes. Y desde luego, más allá de la estricta tarea de asesoramien-
to técnico-jurídico, queremos agradecer de manera muy especial el
trabajo riguroso y las aportaciones que a este documento ha realizado
el letrado de la Comisión, don Pablo García Mexía, que ha tenido un
destacado papel en la redacción final de la Ponencia. Y también el
agradecimiento de la Comisión y el mío propio a los servicios de ambas
Cámaras, principalmente al secretario de la Comisión, don Juan Carlos
Carrasco Abad.
Confío, en suma, en que este documento, tanto a través de sus con-
sideraciones científicas, como de sus recomendaciones y conclusiones,
contribuya a combatir eficazmente el problema de las drogadicciones
en España, así como a mejorar su tratamiento, y con ello a mejorar la
salud y el bienestar de un importante sector de nuestra sociedad.
María del Carmen GRANADO PANIAGUA
Presidenta de la Comisión Mixta para el Estudio
del Problema de las Drogas

13
INFORME DE LA PONENCIA DE ESTUDIO
SOBRE SISTEMAS DE TRATAMIENTO
Y ATENCIÓN EN DROGODEPENDENCIA.
CLAVES PARA EL FUTURO
Comisión Mixta para el Estudio del Problema
de las Drogas
I. INTRODUCCIÓN

La Ponencia sobre Sistemas de Tratamiento y Atención en Drogo-


dependencia. Claves para el Futuro, fue creada en el seno de la Comi-
sión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas, en su sesión
celebrada el día 18 de diciembre de 2008, a propuesta del Grupo Par-
lamentario Socialista.
La Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas
designó como miembros de la Ponencia a los siguientes Diputados y
Senadores:
Excmos. Sres./Sras.:
D. JESÚS RAMÓN AGUIRRE MUÑOZ (Senador) (GPP)
D.ª ROSA NURIA ALEIXANDRE I CERAROLS (Senadora) (GP-
CIU)
D. RAMÓN ALTURO LLOAN (Senador) (GPCIU)
D.ª MAITE ARQUÉ I FERRER (Senadora) (GPECP)
D.ª MARÍA BURGUÉS BARGUÉS (Senadora) (GPECP)
D.ª MARÍA MAR CABALLERO MARTÍNEZ (Senadora) (GPMX)
D. JOSÉ ALBERTO CABAÑES ANDRÉS (Diputado) (GS)
D. HERICK MANUEL CAMPOS ARTESEROS (Diputado) (GS)
D. FRANCESC CANET COMA (Diputado) (GER-IU-ICV)
D.ª MARÍA TERESA COBALEDA HERNÁNDEZ (Senadora) (GPP)
D. ALBERTO FIDALGO FRANCISCO (Diputado) (GS)
D.ª MARÍA ISABEL FLORES FERNÁNDEZ (Senadora) (GPS)
D.ª MARÍA GLORIA GÓMEZ SANTAMARÍA (Diputada) (GS)


D. HERICK MANUEL CAMPOS ARTESEROS (Diputado) (GS) causó baja el
día 13 de mayo de 2010, siendo sustituido por D.ª VICENTA TORTOSA URREA
(Diputada) (GS).

17
D. JOAN HERRERA TORRES (Diputado) (GER-IU-ICV)
D.ª MIREN LORE LEANIZBARRUTIA DE BIZKARRALEGO-
RRA (Senadora) (GPSNV)
D.ª CRISTINA MAESTRE MARTÍN DE ALMAGRO (Senadora)
(GPS)
D.ª COLOMA FRANCISCA MENDIOLA OLARTE (Senadora)
(GPP)
D.ª DOLORS MONTSERRAT MONTSERRAT (Diputada) (GP)
D. ÁNGEL PINTADO BARBANOJ (Diputado) (GP)
D.ª ELVIRA VELASCO MORILLO (Senadora) (GPP)
Sus reuniones fueron presididas por la Presidenta de la Comisión
Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas, Excma. Sra. D.ª MA­
RÍA DEL CARMEN GRANADO PANIAGUA.
Estuvo asistida por el Letrado de las Cortes Generales D. Pablo
García Mexía y por el secretario de la Comisión D. Juan Carlos Carras-
co Abad.
La Ponencia celebró un total de 13 reuniones, en las que tomaron
la palabra los siguientes Diputados y Senadores:
• Reunión del día 29 de abril de 2009
Sres./Sras.:
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D. José Alberto Cabañes Andrés (Diputado GS)
D.ª María Teresa Cobaleda Hernández (Senadora GPP)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
• Reunión del día 25 de mayo de 2009
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)


D. JOAN HERRERA TORRES (Diputado) (GER-IU-ICV) causó baja el día
28 de octubre de 2010, siendo sustituido por D.ª NURIA BUENAVENTURA PUIG
(Diputada) (GER-IU-ICV).

Con fecha 9 de junio de 2009, el Grupo Parlamentario de Senadores Naciona-
listas Vascos (GPSNV) pasó a denominarse Grupo Parlamentario de Senadores Nacio-
nalistas (GPSN).

18
D. José Alberto Cabañes Andrés (Diputado GS)
D. Alberto Fidalgo Francisco (Diputado GS)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D. Ángel Pintado Barbanoj (Diputado GP)
• Reunión del día 22 de junio de 2009
Sres./Sras.:
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D. Ferrán Bono Ara (Diputado GS)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D.ª María Teresa Cobaleda Hernández (Senadora GPP)
D.ª María Mercedes Colello Fernández-Trujillo (Diputada GS)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D.ª Dolors Montserrat Montserrat (Diputada GP)
• Reunión del día 24 de septiembre de 2009
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D. Alberto Fidalgo Francisco (Diputado GS)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
• Reunión del día 19 de noviembre de 2009
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D. Juan Bautista Cardona Prades (Senador GPS)
D.ª María Teresa Cobaleda Hernández (Senadora GPP)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
D.ª Pilar Grande Pesquero (Diputada GS)
• Reunión del día 8 de marzo de 2010
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)

19
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
• Reunión del día 22 de marzo de 2010
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D.ª Vicenta Tortosa Urrea (Diputada GS)
• Reunión del día 17 de marzo de 2010
Sres./Sras.:
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D.ª Josefa Mena Martín (Senadora GPS)
D. Ángel Pintado Barbanoj (Diputado GP)
D.ª Vicenta Tortosa Urrea (Diputada GS)
• Reunión del día 12 de abril de 2010
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
• Reunión del día 14 de junio de 2010
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D.ª María Teresa Cobaleda Hernández (Senadora GPP)
D.ª Ana María Fuentes Pacheco (Diputada GS)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
D.ª Fátima Ramírez Cerrato (Senadora GPS)
• Reunión del día 16 de febrero de 2011
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)

20
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D. José Alberto Cabañes Andrés (Diputado GS)
D.ª María Teresa Cobaleda Hernández (Senadora GPP)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
D. Ángel Pintado Barbanoj (Diputado GP)
D.ª Vicenta Tortosa Urrea (Diputada GS)
• Reunión del día 24 de febrero de 2011
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D.ª Maite Arqué i Ferrer (Senadora GPECP)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX)
D. José Alberto Cabañes Andrés (Diputado GS)
D.ª María Teresa Cobaleda Hernández (Senadora GPP)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
D. Ángel Pintado Barbanoj (Diputado GP)
D.ª Vicenta Tortosa Urrea (Diputada GS)
• Reunión del día 10 de mayo de 2011
Sres./Sras.:
D. Jesús Ramón Aguirre Muñoz (Senador GPP)
D.ª Rosa Nuria Aleixandre i Cerarols (Senadora GPCIU)
D. José Alberto Cabañes Andrés (Diputado GS)
D.ª María Isabel Flores Fernández (Senadora GPS)
D.ª María Gloria Gómez Santamaría (Diputada GS)
D. Ángel Pintado Barbanoj (Diputado GP)
D.ª Vicenta Tortosa Urrea (Diputada GS)
D.ª María del Mar Caballero Martínez (Senadora GPMX) (excusa
su asistencia)
Los comparecientes propuestos por los distintos grupos parlamenta-
rios fueron los siguientes, listados por orden de su correspondiente in-
tervención ante la Ponencia:
D. Exuperio Díez Tejedor, médico especialista en neurología, Jefe
de Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Paz de Madrid,
Profesor asociado del Departamento de Medicina de la Universidad
Autónoma de Madrid (UAM).
D. Manuel Molina Muñoz, Director General de Ordenación e Ins-
pección de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

21
D. Jordi Royo Isach, psicólogo de la Diputación Provincial de Bar-
celona y Coordinador del Plan de Drogas del Ayuntamiento de Bada-
lona (Barcelona).
D. Manuel Sanchís Fortea, médico especialista en psiquiatría, Jefe de
la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria de Alcoholismo y Drogode-
pendencias del Hospital Psiquiátrico Provincial de Bétera (Valencia).
D.ª Almudena Pérez Hernando, Directora Gerente de la Agencia
Antidroga de la Comunidad de Madrid.
D. Francesc Hernández Torres, Jefe del Servicio de Acción Social
del Área de Bienestar Social de la Diputación de Barcelona y Director
del Servicio de Drogas SPOTT.
D. Bartolomé Cañuelo Higuera, médico, Director Provincial y Jefe del
Servicio de Drogodependencias de Cruz Roja Española, en Córdoba.
D. Juan Coullaut-Varela Jáuregui, Vicepresidente de la Fundación
Horizontes Abiertos.
D. Gabriel Rubio Valladolid, Jefe Clínico del Servicio de Psiquiatría
del Hospital Doce de Octubre de Madrid.
D. Fermín Castiella Lafuente, Director del Plan Foral de Drogode-
pendencias de la Diputación Foral de Navarra.
D. Francisco Ferré Navarrete, Jefe del Servicio de Psiquiatría del
Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
D.ª Marta Torrens Melich, médico psiquiatra, Jefa de la Sección de
Toxicomanías del Hospital del Mar de Barcelona y miembro de la Co-
misión Clínica del Plan Nacional sobre Drogas (PNSD).
D. Jesús Domínguez Iglesias, educador social y técnico del Plan
Foral de Drogodependencias de la Diputación Foral de Navarra.
D.ª Carmen Palau Muñoz, psicóloga clínica, especialista en drogo-
dependencias de la Unidad de Conductas Adictivas de Paterna (Valen-
cia), de la Agencia Valenciana de Salud.
D. Santiago Rodríguez Gil, Director General de Salud Pública del
Gobierno de Cantabria.
D. Antoni Arteman Jané, médico Gerente de la Fundación Galatea,
participante en el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo
(PAIME).
D. José Ignacio Calderón Balanzategui, Director General de la Fun-
dación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).


Este compareciente vino acompañado de D.ª Montserrat Magrané, Directora de
Amalgama 7, quien asimismo formuló opiniones ante la Ponencia, y que en conse-
cuencia se reflejan en lo que procede en este Informe.

22
D. Sebastián Mora Rosado, Secretario General de Cáritas Española.
D. Antoni Gual Solé, médico psiquiatra, Jefe de la Unidad de Alco-
holismo del Instituto de Neumociencias del Hospital Clínic de Barce-
lona.
D. Víctor Pedreira Crespo, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Com-
plejo Hospitalario de Pontevedra.
D. Íñigo Calonge Unceta, Presidente de la Asociación de Narcóticos
Anónimos (NA) en España.
D. Néstor Szerman Bolotner, médico especialista en psiquiatría del
Hospital Virgen de la Torre, de Madrid, y Presidente de la Sociedad
Española de Patología Dual (SEPD).
D. Miquel Casas i Brugué, Catedrático de Psiquiatría de la Facultad
de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y Jefe
del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona.
D.ª Helena Insúa Olveira, trabajadora social de la Asociación Ferro-
lana de Drogodependencias (ASFEDRO).
D. Julio Bobes García, Catedrático de Psiquiatría de la Universidad
de Oviedo (Asturias) y Presidente de SOCIDROGALCOHOL.
D. Rafael Maldonado López, Catedrático de Farmacología del De-
partamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad
Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona.
D. Bartolomé de la Fuente Darder, médico de la Unidad de Drogo-
dependencias y Adicciones del Instituto Provincial de Bienestar Social
de Córdoba y Vocal de la Asociación de Profesionales en Drogodepen-
dencias y Adicciones (APRODA).
Este Informe recoge las reflexiones de la Ponencia a la luz de las
completas e interesantes aportaciones de los expertos citados, conforme
a la siguiente sistemática: el Capítulo II expondrá una serie de conside-
raciones generales a propósito del problema de la droga; el Capítulo III
se dedica a la evolución histórica del consumo de drogas y de las me-
didas destinadas a combatirlo en España; el Capítulo IV, a la situación
de las más importantes sustancias estupefacientes en nuestro país; el
Capítulo V expone algunos modelos de prevención y lucha contra las
drogas en España; en el Capítulo VI se sintetiza, en forma de decálogo,
las propuestas de los comparecientes en materia de prevención y lucha
contra la droga; mientras que el Capítulo VII comprende las conclusio-
nes que la Ponencia extrae de los trabajos realizados, así como las
concretas recomendaciones de acción política al respecto.

23
II. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA DROGA

«No es drogodependiente el que quiere, sino


aquél al que le toca serlo.»
(Miquel Casas i Brugué)

Las consideraciones de carácter general que los comparecientes


formularon ante los miembros de la Ponencia estuvieron marcadas por
la clara incidencia en cuatro aspectos fundamentales, a los que se aña-
de un quinto (la recuperación de los pacientes), que por otro lado se
reveló de particular importancia para los miembros de la Ponencia:
todos ellos son los que precisamente rotulan los distintos apartados de
este Capítulo.

II.1. La drogadicción como enfermedad

Tanto por su generalización en la práctica totalidad de los compa-


recientes, como por la gran relevancia que éstos le concedían, esta idea
fue probablemente la de mayor calado expuesta a lo largo de las reunio-
nes de trabajo.
Baste al respecto citar las palabras de Calderón Balanzategui, quien
subrayó que «a pesar del estigma de la heroína, que pervive en la per-
cepción social, la drogadicción es una enfermedad» (en similar sentido
opinó Bobes García). «Una enfermedad como cualquier otra», anotaron
con contundencia Casas i Brugué y Maldonado López. Y en la misma
línea se manifestaron comparecientes como Gual i Solé, Coullaut-Va-
rela Jáuregui, Cañuelo Higuera, Castiella Lafuente y Pedreira Crespo;
o como Díez Tejedor, que respaldó esta tesis con una clara explicación
de los mecanismos cerebrales implicados en la adicción, que ilustró con
la figura siguiente:


«La neurociencia muestra daños cerebrales inmensos» (Coullaut-Varela Jáure-
gui).

24
Mecanismos cerebrales implicados en la adicción

Fuente: Exuperio Díez Tejedor.

Rodríguez Gil recalcó sin embargo que, a la vez que enfermos, estas
personas son pacientes, a fin de dar un mayor relieve a sus necesidades
de tratamiento. No en vano, según afirmó Bobes García, la adicción a
las drogas genera asimismo un alto nivel discapacitante, concretamente
el segundo en los rankings estadísticos, solo por detrás de la depresión,
siendo igualmente muy alto el porcentaje de pacientes que no reciben
tratamiento.
Torrens Melich, por su parte, contribuyó al rigor científico al definir
la drogadicción como «una enfermedad en circuitos muy determinantes
del sistema nervioso central, con tendencia a la cronicidad y a la recaí­
da» (semejantemente se manifestó Palau Muñoz); en tanto que Mal­
donado López o De la Fuente Darder resaltaron su naturaleza de enfer­
medad mental. Todo ello queda gráficamente expuesto en la siguiente
figura:

25
Fuente: Marta Torrens Melich.

II.2. En especial, el factor de predisposición somática

La predisposición somática, como factor especialmente desencade-


nante de esta enfermedad, constituyó la base de la aportación a la Po-
nencia de Casas i Brugué. También De la Fuente Darder consideró
esencial dicho factor, explicándolo con la siguiente figura:

Fuente: Bartolomé de la Fuente Darder.

26
Casas i Brugué indicó a este respecto que «el individuo organiza su
vida alrededor de esta enfermedad, aunque sabe que puede quedar destrui-
do». Lo cual, siempre para este experto, «resulta incomprensible», afirma-
ción que respaldó con referencias médicas clásicas, como las de pacientes
que antaño lamían paredes encaladas o rejas oxidadas, debido a carencias
somáticas de determinadas sustancias, así como los famosos «antojos» del
embarazo. En línea semejante se manifestó Palau Muñoz.
Insistió Casas i Brugué en que existe un componente esencial de
vulnerabilidad individual: «No es drogodependiente el que quiere, sino
aquél al que le toca serlo»; de ahí que «a las drogas haya que buscarles
algo detrás, pues la sustancia no es la mala», existiendo toda una serie
de factores que predisponen a la drogodependencia, entre los que des-
cuellan los trastornos psíquicos previos (ver tabla inferior).

Fuente: Miquel Casas i Brugué.


Casas i Brugué reforzó su argumentación con cita de la obra del Dr. Edward J.
Khantzian, et al., Addiction and the Vulnerable Self: Modified Dynamic Group The-
rapy for Substance Abusers, The Guilford Press, Nueva York, 1990.

27
Dichos trastornos psíquicos están motivados por la desregulación de
uno o varios mecanismos de transmisión del sistema nervioso central,
en concreto del sistema opioide. Todo ello explica el 90% de las toxi-
comanías (ver figura inferior).

Fuente: Miquel Casas i Brugué.

Sobre esta base, por cierto, Casas i Brugué construyó las que de-
nomina hipótesis de automedicación o hipótesis etiopatogénicas: con-
forme a las mismas, el drogodependiente recurre a la sustancia estupe-
faciente a la que es adicto porque ésta es justamente la que le permite
recuperar el equilibrio cerebral perdido a raíz de los citados trastornos
cerebrales. Al hacerlo, el drogodependiente estaría en cierto modo
«automedicándose», es decir, administrándose a sí mismo la sustancia
que alivia su malestar (ver figura de página siguiente). Esta hipótesis
constituye el fundamento científico que llevó a este experto a proponer
a la Ponencia la legalización controlada de ciertas sustancias, como
más adelante se comprobará.
Maldonado López abundó en esta información, relacionándola con
datos relativos a los sistemas cerebrales mesolímbico y límbico (este

28
Fuente: Miquel Casas i Brugué.

último en íntima conexión bidireccional con el córtex frontal); y con la


necesidad de que exista un equilibrio entre la actividad cerebral de re-
compensa y la de castigo, articulada a través de tales sistemas. La
drogadicción altera este equilibrio, alteración que el propio Maldonado
López explicó a través de la denominada «teoría de los procesos moti-
vacionales oponentes», conforme a la cual las escalas hedónicas o de
placer del sujeto adicto experimentan variaciones muy notables entre
las etapas iniciales de la adicción y las ulteriores o de mantenimiento:
dicho placer es mucho más intenso al comienzo que en fases posterio-
res de la adicción, en tanto que la consiguiente reacción depresiva es
por el contrario mucho más intensa en fases ulteriores que al iniciarse
la adicción (ver el gráfico siguiente).

29
Fuente: Rafael Maldonado López.

Todo ello, como recalcó Maldonado López, demuestra «cambios


morfológicos elementales en los cerebros adictos».

II.3. El problema de la llamada «patología dual»

La tercera cuestión introductoria de calado, asimismo resaltada por


diversos ponentes, es la creciente incidencia de la llamada patología
dual: como resaltó Ferré Navarrete, «la patología dual aquejará al 75%
de los pacientes mentales en el año 2025». Mientras que Szerman Bo-
lotner, muy centrado en este problema, apuntó que entre el 60 y el 70%
de los adictos a las drogas sufren ya hoy de patología dual (ver figura
inferior).

30
Fuente: Néstor Szerman Bolotner.

La causa principal parece residir en la creciente y fundamental in-


cidencia de la cocaína en el consumo español (Torrens Melich). No
obstante, y en general, como señaló Díez Tejedor, «las drogas generan
múltiples complicaciones patológicas, tanto infecciosas como no infec-
ciosas: de hecho, las drogadicciones son verdaderos tratados de patolo-
gía médica».

II.4. Consumo y adicción. La adicción «sin sustancias»

Finalmente, como indicaron Calderón Balanzategui y Cañuelo Hi-


guera, es crucial diferenciar entre los conceptos de «consumo» de dro-
gas y de «adicción» a las drogas. En palabras de Molina Muñoz, «la
adicción dura toda la vida» y, como precisó Torrens Melich, implica
una «pérdida de control de la conducta»: el consumo, por el contrario,


Cuando la prevalencia era de la heroína, las principales complicaciones, en lugar
de psíquicas, eran físicas, en forma de enfermedades infecciosas (Torrens Melich).

31
es más o menos habitual, pero en todo caso circunstancial, pudiendo o
no acompañar al sujeto que lo practica a lo largo de su vida.
Calderón Balanzategui recalcó la importancia de la distinción, pues
recordó que equiparar consumo y adicción «puede llevar a un mayor
consumo», al trasladar al consumidor mensajes de riesgo que sólo rigen
respecto del ya adicto, y constarle al consumidor que el riesgo no siem-
pre se materializa en daño.
Especialmente útiles se revelaron en este sentido las pautas de con-
sumo expuestas por Royo Isach, en la siguiente figura10:

Fuente: Jordi Royo Isach.


Por eso Szerman Bolotner aludió al carácter de «enfermedad cerebral» de la
adicción, y reseñó asimismo que, a mayor adicción, mayor riesgo de patología dual.

Así, para Calderón Balanzategui, es fundamental conocer riesgos y beneficios,
así como su equilibrio recíproco; pues el riesgo del consumo no se produce siempre,
mientras que el beneficio de no consumir, sí. Un frecuente error consiste en este con-
texto en olvidar que el riesgo no se controla si se materializa.
10
La referencia al cannabis se explica por el mero contexto de la exposición ante
la Ponencia: como la propia diapositiva refleja, la escala es aplicable a cualquier
droga.

32
El consumidor adictivo podría para el propio Royo Isach cuantifi-
carse en torno al 30% del consumidor experimental. Calderón Balanza-
tegui, por su parte, cifró el número de consumidores adictivos entre el
12 y 15% del total de consumidores11.
Existen por otra parte adicciones sin sustancia, como al juego, al
sexo o a Internet (Ferré Navarrete). Conforme a lo expuesto por este
mismo experto, y lo sean con sustancia o sin ella, la impulsividad es
el rasgo común a todas las adicciones (véase al respecto la figura si-
guiente):

Fuente: Francisco Ferré Navarrete.

En esta misma línea, hay pautas de policonsumo que se detectan


entre los adictos a sustancias y quienes sufren otras adicciones u otros
problemas psíquicos, y que se entrecruzan, como en los casos de: la

11
No debe apreciarse contradicción entre ambos pareceres, pues el universo de
partida de este último experto es lógicamente más amplio que el de Royo Isach, quien
únicamente partía del consumidor experimental.

33
interacción bulimia-drogas; la multi-impulsividad; las adicciones de
cualquier tipo y las conductas antisociales (incluso cuasi-delictivas o
conductas límite); las nuevas tecnologías de la información y la comu-
nicación (Ferré Navarrete); y los trastornos por déficit de atención e
hiperactividad (Ferré Navarrete; y Casas i Brugué, que ilustró la idea
con figuras como la que a continuación se reproduce).

Fuente: Miquel Casas i Brugué.

II.5. La difícil recuperación del paciente

Una evidente consecuencia de las anteriores consideraciones acerca


de la adicción es la de que los porcentajes de recuperación de los pa-
cientes sean relativamente bajos, pues, por ejemplo, en heroína y cocaí-
na sólo se recuperan por completo entre el 15 y el 20% del total, con
cifras algo mayores en el cannabis: la recompensa del circuito es tan
enorme que la recaída es altamente probable, hasta el punto de que al
individuo «le da igual» salir o no de su adicción (Díez Tejedor)12.

No obstante, estas cifras contrastan muy fuertemente con las expuestas por otros
12

comparecientes a propósito de los porcentajes de recuperación en sus correspondientes

34
III. LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONSUMO
Y DE LAS MEDIDAS ANTIDROGA EN ESPAÑA

«Todas las culturas producen y consumen


drogas, debido al ansia de obtener estimulación,
así como al éxito de algunas sustancias, lo que
motiva la repetición en el consumo.»
(Exuperio Díez Tejedor)

Los distintos ponentes que se refirieron al tema de este tercer Capí-


tulo coincidieron en deslindar tres grandes etapas históricas, tanto en el
consumo como en las medidas adoptadas frente al mismo en nuestro
país.

III.1. Los años ochenta

Molina Muñoz, Rodríguez Gil, Pedreira Crespo y Calderón Balan-


zategui identificaron los siguientes rasgos definitorios de esta primera
etapa:
— Un consumo casi exclusivamente de heroína.
— Un consumo casi únicamente masculino.
— Un consumo altamente rechazado socialmente, debido a la fre-
cuente conexión con la delincuencia.
— Una alta percepción social del riesgo de la drogadicción.
— La gran soledad que aquejaba a las familias afectadas.
— La consideración de la droga como un problema social, con res-
puestas aisladas y desde los servicios de atención social; si bien
aparece entonces la primera gran respuesta institucional, el Plan
Nacional sobre Drogas (1985).

sistemas o unidades de tratamiento: así, para Molina Muñoz, esa proporción se eleva
al 64% de quien sigue toda «la escalera de tratamiento de la Comunidad de Madrid»;
en tanto que, según Sanchís Fortea, el grado de curación completa en su unidad es del
94% en caso de alcohol y algo más del 70% en drogas ilegales.
En cualquier caso, Royo Isach (y Montserrat Magrané) señalaron, a propósito de
la cocaína, que se precisan al menos dos años de tratamiento para poder evaluar con
fiabilidad la recuperación.

35
III.2. Los años 1990-2000

En tanto que los citados Molina Muñoz, Rodríguez Gil y Calderón


Balanzategui perfilaron las siguientes notas en esta fase:
— Consumo creciente (que ya venía detectándose en especial desde
1985).
— Cambio de sustancias, con la cocaína en ascenso, pero la heroína
siempre latente.
— Cambio del perfil del consumidor:
• Comienza a calar la idea de que las drogas son un producto de
consumo, sobre todo en el tiempo del ocio, que puede usarse
con normalidad13.
• Aumenta el consumo juvenil.
— Surgen las primeras terapias médicas, si bien el tratamiento social
es aún hegemónico.

III.3. Desde 2000 a nuestros días

Nuevamente Molina Muñoz, Rodríguez Gil y Calderón Balanzategui


sintetizaron del siguiente modo la última fase de evolución:
— Se consolida el predominio de la cocaína, combinada con una
amplia variedad de sustancias (ver figura inferior), por regla ge-
neral aceptadas socialmente como producto de consumo normal
y con usuarios de ambos sexos14.

13
«Los consumidores y adictos no son ya por regla general marginales ni margi-
nados, sino que se trata de personas integradas y acomodadas, cada vez más jóvenes,
que buscan diversión» (Royo Isach).
Por otro lado, como señaló Hernández Torres, los consumos de las zonas rurales
son hoy en día muy homogéneos a los de las de zonas urbanas.
14
«Las drogas han dejado de marginar para llegar a integrar», en términos de
Calderón Balanzategui. Al hilo de ello, manifestó Mora Rosado que la nuestra es «una
sociedad enferma, uno de cuyos síntomas es la droga», al no ser ésta ya solamente
«una cuestión de excluidos»; una sociedad en la que «es difícil evitar el consumo, dada
su naturaleza consumista», en la que «somos lo que consumimos».
Para Gual i Solé, la paradójica perspectiva a un plazo vista de 20 años es que la
droga volverá a convertirse en un problema de exclusión social, que generará en quie-
nes la padezcan niveles bajos de empleo y, en general, fracasos personales.

36
Fuente: Bartolomé Cañuelo Higuera. Cruz Roja Española.

— Se confirma el cada vez más temprano comienzo en el consumo


(ver figura inferior).

Fuente: Bartolomé Cañuelo Higuera. Cruz Roja Española.

37
— Continúan aumentando el consumo y la incidencia de las drogas
entre jóvenes y adolescentes, con arreglo a las siguientes pautas,
expuestas por Royo Isach:
• Un intenso policonsumo, de multitud de sustancias (más de
200)15.
• La proporción 7 a 3 en la relación chico-chica que demandan
tratamiento.
• Un intenso, creciente e incluso socialmente tolerado consumo
de cannabis (paradójicamente simultáneo al castigo del con-
sumo de tabaco)16.
• La concentración del consumo en los fines de semana y fiestas,
durante los que se aprende en el grupo de iguales.
— A resultas del despegue del consumo de cocaína, y como antes
se indicaba, irrumpe la patología dual.
— Baja percepción de riesgo, acompañada de mala información por
parte del público en general (Díez Tejedor, Molina Muñoz)17.
— Avanza y termina por consolidarse el tratamiento médico, a
pesar de las disfunciones en las relaciones con las áreas psiquiá-
tricas18.
— Las Administraciones Públicas se implican ya de lleno, básica-
mente a través de:
• La elaboración de planes antidroga por parte de la Administra-
ción General del Estado.
• La confección de estrategias de atención integrada por parte de
las Comunidades Autónomas.
• Iniciativas de atención de las Administraciones locales.

15
El tabaco y el alcohol son las puertas habituales de entrada (Díez Tejedor), si
bien comienza a serlo también el cannabis (Royo Isach).
Como apuntó Calderón Balanzategui, la edad media de inicio está en torno a los
13 años, en tanto que un 60% de los jóvenes consume habitualmente.
16
También Torrens Melich denunció esta incoherencia.
17
Como afirmó Calderón Balanzategui, «las drogas ya no son noticia, aunque
siguen siendo un problema»; y a falta de esta presión social, las drogas ya no están en
la agenda política, con el consiguiente peligro de falta de respuesta institucional.
18
O de la concentración de la atención en drogas como la heroína (Royo Isach).

38
IV. LAS MÁS IMPORTANTES SUSTANCIAS
ESTUPEFACIENTES EN LA ESPAÑA DE HOY

«El hombre es “animal de sustancias”.»


(Sebastián Mora Rosado)

Un gran número de comparecientes estimó conveniente desgranar


diversos datos, informaciones y opiniones acerca de las sustancias psi-
cotrópicas más comúnmente consumidas en nuestro país. Lo que sigue
es una síntesis de dichos contenidos.

IV.1. La marihuana o cannabis

Como indicó Díez Tejedor, es la más ubicua y la más prevalente


de entre todas las sustancias, aparte del tabaco y del alcohol. Cada vez
se produce antes el inicio en su consumo. Además, existe una espe-
cialmente baja percepción del riesgo en este tipo de sustancia, a pesar
de que es una droga psico-activa (Royo Isach), que puede incluso
ocasionar la muerte, junto a los graves efectos que a continuación se
expone.

Sus efectos

Es importante recordar con Díez Tejedor que el consumo de esta


sustancia puede llegar a generar una psicosis inducida, así como esqui-
zofrenia. O con Maldonado López que, como se ha publicado en medios
científicos, hay un 40% de incremento de posibilidades de que surjan
signos psicóticos en sujetos que lo hayan consumido19.

Su uso como paliativo

Según Díez Tejedor, algunas indicaciones son adecuadas (así lo


piensa también Royo Isach) pero siempre y cuando se trate de marihua-
na no fumada.

19
Moore, T. H., Zammit, S., Lingford-Hughes, A., Barnes, T. R., Jones, P. B.,
Burke, M., et al. (2007): «Cannabis Use and Risk of Psychotic or Affective Mental
Health Outcomes: a Systematic Review», Lancet 370(9584), 319-328.

39
El cannabis entre los jóvenes y adolescentes

Como expresivamente señaló Royo Isach, «hoy tener 15 años y no


haber fumado un porro te sitúa en la marginalidad».
En cuanto a los efectos del consumo en este grupo de edad, es pre-
ciso para este mismo experto prestar especial atención al «síndrome
desmotivacional», así como a la conexión del consumo de cannabis con
el fracaso escolar, a su juicio obvia y naturalmente crucial (hasta el 20%
de los chicos tiene trastornos conductuales y de aprendizaje)20.
Por otro lado, es muy frecuente que los jóvenes utilicen el cannabis
más barato, de ahí el riesgo de que lo consuman adulterado.

IV.2. Alcohol

Conforme recordó Díez Tejedor, es «el gran azote de occidente»;


mientras que a juicio de Cañuelo Higuera, «el alcohol es la base del
consumo de drogas». Gual i Solé destacó que el alcohol afecta a unos
5 millones de niños en sus familias.
Para el propio Gual i Solé, alcohol y tabaco son los mayores facto-
res de riesgo para la salud de la población: aquél cuesta más del 1% del
PIB, en términos de mortalidad, enfermedad, criminalidad y problemas
laborales. A su juicio, además, existe una gran desproporción entre los
recursos y el interés mediático dedicado a las drogas ilegales, frente a
alcohol y tabaco, y las consecuencias que generan.
Para Calderón Balanzategui, por otra parte, su problemática es sin
duda alguna mucho más compleja que el estéril debate acerca de si es
una droga o no (siendo evidente que sí lo es).

Su consumo

Según Díez Tejedor, baja en los hombres, mientras que sube en


las mujeres. Más concretamente, las bebidas combinadas son lo que
más sube, especialmente en el tramo de edad entre los 14 y los 18
años21.

20
Calderón Balanzategui se refirió también a la ligazón droga-fracaso escolar, que
no ciñó solamente al cannabis.
21
Por cierto que, como resaltó Gual i Solé, «un hijo de alcohólico tiene un riesgo
multiplicado por tres» de llegar a serlo en el futuro.

40
Se ha europeizado asimismo el patrón de consumo, pues se ha pa-
sado al modelo anglosajón, que produce problemas sociales, patologías
orgánicas clásicas, como cirrosis, así como problemas conductuales
(Gual i Solé). Como anotó Bobes García, los adolescentes consumen en
ocasiones hasta 120 miligramos de alcohol en dos horas, frente a los
universitarios, cuyo consumo medio es de unos 60 miligramos en ese
mismo período de tiempo: ello produce una «poda neuronal impresio-
nante en la sustancia blanca cerebral».
Nocturnidad y borrachera están en este sentido en proporción direc-
ta: de ahí que para Díez Tejedor sea fundamental bajar las horas de
cierre de los locales de ocio. Cañuelo Higuera llega indirectamente al
mismo resultado (siquiera cronológicamente), al resaltar la necesidad
de «limitar la oferta de drogas».
Comienza también a difundirse la consumición simultánea de alco-
hol y cocaína (cocaetileno), de efectos altamente gratificantes, porque
ralentiza la euforia y disminuye la «subida» (Cañuelo Higuera).

Problemas derivados del consumo de alcohol

Como afirmó Díez Tejedor, esta droga genera gravísimas complica-


ciones patológicas, en especial en el ámbito neurológico, con enferme-
dades que pueden llegar a ser crónicas, tanto nutricionales como psí-
quicas; así como agudas, presentándose problemas en materia de
intoxicaciones o delirium tremens, entre otras. Las manifestaciones
clínicas están en función del grado, pudiendo llegar a causar la muerte
en ingestas muy elevadas. Con todo, es muy bajo el riesgo percibido y
además va disminuyendo, lo cual resulta, a juicio del indicado especia-
lista, «sorprendente» (ver figura siguiente).

41
Riesgo percibido (%) ante diversas conductas de consumo
de drogas. España, 2006

Fuente: Exuperio Díez Tejedor.

Más en detalle, Cañuelo Higuera resaltó problemas en los siguientes


ámbitos:
— El usuario: en particular, el rechazo a la estigmatización y el
miedo al vacío de no consumir. Debe igualmente resaltarse el frecuen-
temente alto poder social del consumidor de alcohol.
— Las familias, siendo muy destacable el caso de co-dependencias
severas: ambos en la pareja consumen. Otro dato muy relevante es el
de que la mujer alcohólica es doblemente objeto de violencia familiar.
— Los profesionales, debido a los escasos emolumentos que la aten-
ción a estos enfermos reporta.
— La Administración, pues la atención está normalmente ubicada en
los servicios sociales, en lugar del área sanitaria.

Algunos recursos de prevención

Cañuelo Higuera destacó la importancia en este sentido de las


asociaciones de drogodependientes, por más que también puedan lle-
gar a presentar grandes desventajas, derivadas, por ejemplo, del «or-

42
gullo de ser alcohólico». En cuanto a las comunidades terapéuticas,
en opinión de este mismo experto «no deben usarse de forma indis-
criminada».
Por otra parte, Gual i Solé dejó claro que «existen muchos tipos de
alcoholes», producidos por industrias distintas, que son compartimentos
estancos entre sí, de ahí la necesidad de tener en cuenta sus diferencias
a la hora de regular.
Para el propio Gual i Sole, es en este sentido imprescindible se-
ñalar los conflictos de intereses, pues se publican por ejemplo revis-
tas que hablan de los efectos beneficiosos del alcohol, en tanto que,
lamentablemente para este experto, la Ley 24/2003, de 10 de julio,
de la viña y del vino, califica esta sustancia como «alimento natural»,
todo ello debido a la presión de las industrias farmacéuticas y alco-
holeras22.

IV.3. Cocaína

Esta sustancia, la droga ilegal de consumo más generalizado entre


adultos en nuestros días, presenta los siguientes aspectos dignos de
mención.

Tipos de preparados

Todos ellos (coca-pasta-nasal) tienen un efecto fugaz, si bien su


intensidad varía en función de que se trate de uno u otro (Díez Te-
jedor).

Mecanismo de acción

En la sinapsis, esta droga disminuye la disponibilidad de dopa-


minérgicos, lo que hace que el individuo vea en mayor o menor
medida bloqueadas sus capacidades para generar satisfacción física
frente a estímulos externos (Díez Tejedor), como ilustra la siguiente
figura:

22
Ley 24/2003, de 10 de julio, de la viña y del vino, art. 2.2.e): «“Vino”: es el
alimento natural obtenido exclusivamente por fermentación alcohólica, total o parcial,
de uva fresca, estrujada o no, o de mosto de uva».

43
Mecanismo de acción de la cocaína en la sinapsis

Fuente: Exuperio Díez Tejedor.

Además, como indicó Royo Isach, esta droga genera un intenso


síndrome de abstinencia; mientras que en casos de recuperación llega a
producir recaídas terribles, pues existe una posible expectativa de placer
superior al mismo orgasmo sexual.

Pautas de consumo

Están en ascenso (esta droga «se ha democratizado», en palabras de


Royo Isach), sobre todo en hombres (salvo entre los jóvenes); aunque
aumenta el tratamiento, así como, por otro lado, el resultado de muerte
tras su consumo y el decomiso. El crack, por el contrario, no parece
haber cuajado en España (Díez Tejedor), si bien a juicio de Royo Isach
es cada vez más frecuente que la cocaína se fume.

Efectos

La cocaína produce complicaciones de todo orden, tanto somático


como psíquico, pudiendo singularmente llegar a ocasionar suicidios,
hemorragias cerebrales, etc., a veces al primer consumo (Díez Tejedor).
Pueden verse algunos de ellos en las dos figuras siguientes:

44
Perforación palatina provocada por el consumo de cocaína

Fuente: Exuperio Díez Tejedor.

Enf. Cerebrovascular asociada al consumo de cocaína

Fuente: Exuperio Díez Tejedor.

45
Vacuna anti-cocaína

Se está empezando a ensayar en laboratorio, por lo que aún no se


aplica regularmente a pacientes; el problema radica en que el mecanis-
mo acción-reacción la inutilice (Díez Tejedor): de hecho, como indicó
Maldonado López, en un ensayo efectuado en 2009, solamente el 38%
de los pacientes pudo generar anticuerpos23. Díez Tejedor es por ello,
y en general, poco favorable a su uso (en la misma línea se situó Royo
Isach), y prefiere la educación y la prevención como remedios, mientras
que para Royo Isach lo ideal es en este sentido la terapia cognitivo-
conductual24.
Maldonado López explicó al respecto que no se trata de una vacuna
preventiva, sino que «solamente resulta útil para que el paciente pueda
llevar una vida normal y sin complicaciones»; a pesar de ello, el citado
ensayo demostró que el consumo de cocaína bajaba al generarse los
anticuerpos, de ahí que deba mantenerse como posible terapia.

IV.4. Metanfetamina y drogas de diseño

Vienen causando estragos en los últimos diez años (Díez Tejedor).


Son drogas ilegales, pero también fáciles de conseguir y baratas, como
el cannabis, de ahí su particular incidencia entre los jóvenes y adoles-
centes (Royo Isach). La siguiente figura muestra algunos de sus enor-
mes daños:

23
Bridget A. Martell, MD, MA; Frank M. Orson, MD; James Poling, PhD; Ellen
Mitchell, RN; Roger D. Rossen, MD;Tracie Gardner, PhD; Thomas R. Kosten, MD.
«Cocaine Vaccine for the Treatment of Cocaine Dependence in Methadone-Maintained
Patients. A Randomized, Double-blind, Placebo-Controlled Efficacy Trial», Archives
of General Psychiatry, 2009, 66(10), p. 1116-1123.
24
En semejante línea, y respecto de la medicación antidroga en general, sobre todo
de los efectos de estos tratamientos a largo plazo, se manifestó Sanchís Fortea. Palau
Muñoz, sin ceñir su opinión a la cocaína, se mostró igualmente partidaria de combinar
el tratamiento farmacológico con el psicológico y psiquiátrico.

46
Fuente: Exuperio Díez Tejedor.

Contenido y presentación

Se componen de un excipiente, al que se añade el principio activo,


así como sustancias adulterantes (Royo Isach).
Con frecuencia en forma de pastillas con siluetas caprichosas y al-
tamente atractivas para los jóvenes, pueden compartir principios activos
y ser distintas pastillas y al revés. En cualquier caso, «nunca se sabe lo
que se toma, dado que su calidad es nula» (Royo Isach).

Efectos

Como apuntó Royo Isach, son necesarios entre 15 y 30 minutos para


«el subidón»; posteriormente, su acción perdura de unas 3 a 6 horas.
Producen efectos psico-dislépticos (alteración de la presencia), en co-
mún con las demás drogas.
Son poco adictivas, aunque plantean problemas que pueden ser tan
complicados como la dependencia física, entre ellos los trastornos men-
tales (Royo Isach).

47
IV.5. Opiáceos y sus derivados (heroína, cloruro mórfico,
metadona, codeínas, etc.)

Actúan como inhibidores de actividad de un modo semejante a la


morfina, por ejemplo; es decir, sedan al individuo (Díez Tejedor).

Pautas de consumo

La heroína se cruza en sus niveles de consumo con la cocaína a


partir del año 1999, pasando ésta desde entonces a ser más consumida
(Díez Tejedor).
No obstante, Torrens Melich indicó que se está detectando un re-
punte en el consumo de heroína (también resaltado por Mora Rosado),
desgraciadamente debido a la apertura de nuevas rutas de transporte
a través de Turquía y Afganistán. Además, según esta misma compa-
reciente y Ferré Navarrete, se está consumiendo ya cocaína «mancha-
da» con heroína, con el consiguiente aumento en la demanda de esta
última.
En lo que se refiere a las vías de uso, son todas las posibles, si bien
es más potente la intravenosa (Díez Tejedor), aunque crece su consumo
fumada (Royo Isach).

Efectos

Trastornos físicos y psíquicos de todo tipo y gravísimos (Díez Te-


jedor).

Usos terapéuticos

La heroína se está comenzando a utilizar para tratar la adicción a la


morfina, así como abusos con la cocaína (Díez Tejedor).

48
V. MODELOS DE PREVENCIÓN Y LUCHA ANTIDROGA
EN ESPAÑA

«Las drogas no van a desaparecer, de ahí


que tengamos que aprender a vivir con ellas.»
(José Ignacio Calderón Balanzategui)

Algunos de los comparecientes, especialmente debido a su vincula-


ción con alguno de ellos en particular, estimaron oportuno analizar ante
la Ponencia las líneas básicas de determinados modelos de prevención
y lucha contra la droga en nuestro país. A ese motivo obedece la inclu-
sión de tales modelos en este Informe.

V.1. Recursos y modalidades terapéuticas en Galicia

Como comentó Insúa Olveira, el modelo gallego está fundamental-


mente basado en programas flexibles, que respetan el ámbito de desen-
volvimiento habitual del paciente, así como en diversas modalidades de
tratamiento: ambulatoria (en unidades de atención a drogodependientes
o de tipo dispensario, en que los equipos se desplazan a diversas loca-
lidades cuando sea preciso prestar allí atención), residenciales y semi-
residenciales.

V.2. La Administración antidroga de la Comunidad de Madrid

Como hicieron ver Molina Muñoz y Pérez Hernando, esta Comu-


nidad presenta la particularidad de haber introducido la primera sala
de venopunción de España. Asimismo, la normativa autonómica in-
trodujo la consideración del drogadicto como enfermo (Ley 12/2001,
de 21 de diciembre, de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de
Madrid)25.

25
Ley 12/2001, de 21 de diciembre, de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de
Madrid. Preámbulo, Capítulo XI, párrafo 1.º: «El Título XI está dedicado a la “Actua-
ción en materia en Drogodependencias”. Indudablemente este es un aspecto sustantivo
de la política sanitaria de la Comunidad de Madrid, referida a un aspecto muy concre-
to, el de la reducción de la demanda o tratamiento del drogodependiente como un
enfermo, más allá de otros aspectos que corresponden a la competencia del Estado».
Asimismo, ver arts. 133-136.

49
La Comunidad de Madrid presenta una estrategia antidroga fundada
además en los siguientes elementos básicos, todos ellos puestos de re-
lieve por Molina Muñoz:

Reinserción socio-laboral

La razón por la que este elemento cobra mucha importancia está en


el hecho de que si el sujeto retorna a su círculo habitual, se produciría
una recaída segura.
A efectos de facilitar la vuelta al trabajo, es a su vez fundamental:
— La coordinación con servicios sociales y ayuntamientos.
— Asegurar prestaciones sociales básicas.
— La descentralización del tratamiento con apoyo en las farma-
cias.
— Una atención especial a las patologías duales y a los colectivos
expuestos (como los internos en prisiones).

Recursos de reinserción

Para Molina Muñoz, la estrategia de la Comunidad de Madrid pre-


tende con este objetivo generar una especie de «escalera», con los si-
guientes «peldaños»:
— Internamiento en centros de desintoxicación, especialmente para
personas sin apoyo familiar, por un periodo de doce a quince días
de media. Los residentes se encuentran así en un ámbito seguro,
que a la vez les presta atenciones psiquiátricas y psicológicas.
— Servicios residenciales de apoyo a la estabilización, con interna-
mientos de entre un mes y seis meses.
— Centros-residencia de acogida y apoyo, orientados a la normali-
zación. Tanto para transeúntes como para personas sin hogar. La
estancia es en ellos de entre una semana y seis meses.
— Estancias breves, en pisos (hasta un mes), de mera provisio­
nalidad.
— Existen cinco pisos para el tratamiento de la patología dual, con
una estructura más completa. La duración de la estancia oscila
entre los 6 y los 18 meses.
— Seis pisos de autogestión. Los residentes están en estos casos
tutelados, pero con tiempo de ocio y salidas, lo cual implica lle-
var una vida propia e incluso manejar dinero personal.

50
Programa horizontal

Se articula en torno a los siguientes componentes:


— El centro de orientación socio-laboral, que permite la inserción
en el empleo y la formación en habilidades básicas.
— El servicio de promoción de alternativas laborales. Se trata de
ayudar a la creación de proto-empresas y al auto-empleo.
— Talleres de capacitación profesional, para personas con baja for-
mación.
— Talleres educacionales, para el ocio y el tiempo libre.
— El centro socio-educativo, que implica una respuesta más integra-
da a través de modelos educativos, especialmente para personas
de bajo nivel académico.
— Aulas educativas.

V.3. La Comunidad Autónoma de Cantabria

Rodríguez Gil dedicó gran parte de su intervención a exponer los


principales rasgos de este modelo antidroga, basado en los principios
de previsión universal, anclaje en los servicios de salud, información
al  usuario, coordinación y formación. Más específicamente, en Can-
tabria:
— La estructura y organización está totalmente basada en el Siste-
ma de Salud Pública, tanto de atención primaria como de salud
mental.
— Se ha ensayado un innovador programa de reducción de daños,
basado en:
• El suministro de metadona a los pacientes que la necesitan.
• La integración en los servicios de atención primaria.
• La atención en centros de salud, que no en unidades móviles.
Este programa generó a la hora de introducirse un intenso debate
social, al ser vivamente rechazado inicialmente, tanto por los profesio-
nales del sector médico como por los ciudadanos. A pesar de ello, la
controversia terminó siendo superada, por lo que hoy se aplica con
total normalidad.

51
V.4. La Diputación de Barcelona

Como describió el experto Hernández Torres, los servicios de pre-


vención y lucha antidroga en esta institución pivotan en torno a dos
líneas de acción: tratamiento y prevención.
La primera, el tratamiento, se concreta principalmente en las actua-
ciones expuestas en la figura adjunta:

Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas

Fuente: Francesc Hernández Torres.

La línea de prevención se sustancia básicamente en:


— El Programa «Libre de drogas».
— Y la atención especial para evitar el consumo y adicción de ado-
lescentes.

V.5. Programas antidroga para profesionales de la salud

Como expuso Arteman Jané, también los profesionales de la salud


pueden terminar siendo enfermos de drogadicción.

52
Se trata de pacientes muy peculiares, que generalizadamente recha-
zan solicitar ayuda, «como si ellos no pudieran ponerse enfermos». Pese
a ello, el porcentaje de acceso voluntario al programa PAIME’98, que
poco más adelante se describe, es claramente predominante, como de-
muestra la figura inferior:

Fuente: Antoni Arteman Jané.

Lo paradójico de esta problemática es que uno de cada 10-12 médicos


(a lo largo de 40 años de ejercicio profesional) cae en la drogadicción, lo
que supone «el doble o triple de incidencia que la población general».
Dentro de la colectividad médica, la distribución del riesgo obedece
a las siguientes pautas:
— La incidencia es mayor en varones que en mujeres.
— Es también superior entre profesionales mayores que entre jó­
venes.
— Así como en los grandes hospitales, más que en los de menor
tamaño (de tipo comarcal), puesto que en estos últimos resulta
más natural pedir referencias entre los iguales acerca de una po-
sible ayuda.
Arteman Jané desgranó las características del programa PAIME’98,
primero de Europa y único en el mundo con subvención pública e in-

53
tegral, destinado a prevenir y combatir la drogadicción en esta singular
colectividad de pacientes (acerca de la situación de éstos, véase la fi-
gura inferior).

Fuente: Antoni Arteman Jané.

Este programa, primordialmente basado en los principios de confi-


dencialidad, especialización y personalización del tratamiento, responde
a las siguientes características:
— Mantiene la coherencia con el código deontológico médico.
— Se centra en la práctica profesional.
— Asegura la capacitación médica para atender al paciente.
— Defiende un espíritu:
• No persecutorio, siendo sólo punitivo si ello resulta absoluta-
mente imprescindible.
• De adscripción voluntaria al tratamiento.
• Preventivo.
• Y orientado a la rehabilitación.
— Proporciona tratamiento médico (principalmente psiquiátrico) y
psicológico.
— Suministra atención ambulatoria en todo el territorio de cober-
tura.

54
— Facilita tratamiento gratuito para los profesionales médicos en
ejercicio.
— Se gestiona por las organizaciones colegiales y se financia con-
juntamente entre éstas y la Comunidad Autónoma correspon-
diente.
— Incorpora como figura de gran interés el llamado «contrato tera-
péutico», que regula el tratamiento y que firman el enfermo, el
profesional que coordina su tratamiento, la organización médica
colegial y un tutor del paciente. Su duración oscila entre los seis
meses y un año, y es renovable. En ocasiones, dicho contrato
conlleva la restricción parcial o total del ejercicio por parte del
paciente (véase la figura inferior).

Fuente: Antoni Arteman Jané.

En línea parecida a la expuesta respecto de PAIME’98 se sitúa el


programa Retorno 2000, puesto en marcha en la Comunidad Autónoma
de Cataluña para tratar a enfermeras con problemas de drogadicción.
Conforme indicó Arteman Jané, un instrumento clave en la atención
a estas colectividades de pacientes está constituido por la clínica de la
Fundación Galatea, en tanto que unidad específica. Está ubicada en
Barcelona y cuenta con los tres tipos habituales de servicios en este

55
campo: ambulatorio, internamiento y hospital de día. Dispone de siete
psiquiatras, cinco psicólogos y un médico internista.
Finalmente, y según el propio Arteman Jané, la metodología de este
tipo de programas resulta especialmente idónea para otras colectivida-
des profesionales, sujetas a altos grados de exposición pública y a la
consiguiente necesidad de confidencialidad (cargos públicos, jueces y
magistrados, religiosos, etc.).

V.6. La Fundación de ayuda contra la drogadicción

Su presidente, el Sr. Calderón Balanzategui, expuso las principales


notas que definen a esta conocida y reputada organización no guberna-
mental, especializada en la prevención y lucha anti-droga, subrayando
con particular énfasis sus facetas educativas, así como de ayuda al de-
sarrollo.
Los objetivos de esta Fundación radican en:
— Perfeccionar la percepción social y acercar a la población la rea-
lidad del fenómeno, siendo a su vez esta última meta una nece-
sidad para la primera.
— Comprender, prevenir y combatir un fenómeno de tan alta vola-
tilidad como la drogadicción.

V.7. APRODA y SOMAPA

De la Fuente Darder sintetizó brevemente los rasgos de una y otra


asociación. APRODA (Asociación de Profesionales en Drogodependen-
cias y Adicciones) está integrada por médicos, psicólogos, trabajadores
sociales, educadores, diplomados en enfermería y auxiliares del ámbito
de las drogodependencias, siendo su principal objeto el de prestar ase-
soramiento a estos profesionales en la defensa y promoción de sus in-
tereses.
En cuanto a la otra asociación, SOMAPA (Sociedad Médica Anda-
luza de Adicciones y Patología Asociada), destaca la presencia en sus
estatutos de la propuesta de fomentar y crear una nueva especialidad en
adicciones y patología asociada, dotada de la correspondiente titula-
ción.

56
V.8. La experiencia de Narcóticos Anónimos

Una asociación de gran interés en el ámbito privado es Narcóticos


Anónimos (NN.AA.), que como señaló su presidente, Sr. Calonge Un-
ceta, abrió su primer centro en España en 1984, en Barcelona.
Esta asociación agrupa a «hombres y mujeres para quienes las dro-
gas son un problema y del que se quieren librar» (Calonge Unceta),
partiendo de la concepción individual de cada sujeto, así como de prin-
cipios espirituales y de una absoluta apertura en todas las líneas, inclu-
so las relativas a las propias drogas. Al decir de su presidente, «NN.
AA. tiene simplemente una misión, que es crear un ambiente de ayuda
mutua y una forma de vida». La asociación cuenta con una organización
a escala local, regional y mundial.
Su modo de actuación se basa en las siguientes acciones:
— Aportación voluntaria de un euro en cada reunión.
— Abstinencia completa continua como un bien.
— Celebración de reuniones en grupo en determinados locales, bajo
la moderación de miembros experimentados.
— Autofinanciación total, con absoluta independencia respecto de
otras asociaciones y organizaciones, aunque sí existe colabora-
ción con cualesquiera asociaciones de toda índole.
— Las reuniones se celebran de por vida, y en cualquier lugar del
mundo, lo que facilita el seguimiento por sus miembros, siendo
ésta, a juicio de Calonge Unceta, «la principal singularidad aso-
ciativa de la organización».
— Mantenimiento de un completo anonimato, a fin de evitar daños
de imagen.
— Fuerte componente de relaciones interpersonales, basadas en una
vida íntegra y en el compromiso de ayudar.

57
VI. DECÁLOGO DE PROPUESTAS
DE LOS COMPARECIENTES EN MATERIA
DE PREVENCIÓN Y ACCIÓN ANTI-DROGA

«El tratamiento de la drogadicción en Espa-


ña está muy por encima de la media europea, si
bien España es el país de mayor exposición y de
mayor riesgo procedente de cualquier tipo de
sustancias.»
(Julio Bobes García)

Los expertos sugirieron a la Ponencia toda una serie de líneas de


acción, agrupadas en los siguientes diez bloques26, gráficamente expues-
tos en la figura de la página siguiente.
1. Elaborar estrategias de prevención (Díez Tejedor, Castiella
Lafuente, Torrens Melich), que sean coherentes y moduladas en su
ámbito temporal (corto, medio y largo plazo, Cañuelo Higuera), tanto
sobre base universal como individualizada y familiar (Pérez Hernan-
do, Cañuelo Higuera), incluso con incidencia en la etapa infantil
(Calderón Balanzategui), y con iniciativas de actuación como las si-
guientes:
A. Motivar e ilusionar, tanto a los trabajadores como a los pa-
dres de familia (Molina Muñoz, Insúa Olveira). Para Hernández To-
rres, es crucial en esta línea que la familia, tanto la madre como el
padre, asuman una mayor involucración para evitar que sus hijos
consuman (y para conseguir su curación, si hubieran caído en la dro-
gadicción).
B. En este sentido, Mora Rosado o Domínguez Iglesias subra-
yaron la necesidad de garantizar la autoridad, para este último, en
especial de los padres y de los educadores, pues «el menor nunca
debe salirse con la suya», en otras palabras, no se puede capitular de
educar al menor (Domínguez Iglesias)27. En orden parecido de con-

26
Sanchís Fortea recordó, no obstante, que muchas de las líneas de actuación que
a su juicio se debe tener en cuenta estaban ya presentes en las conclusiones de la
Comisión Mixta para el estudio del problema de la droga en su Informe de 19 de fe-
brero de 1992.
27
El propio Domínguez Iglesias ilustró su intervención añadiendo que existen tres
tipos de familias: a) permisiva; b) autoritaria; y c) comprensivo-democrática, que es

58
Fuente: Elaboración propia.

sideraciones se pronunció Insúa Olveira, mientras Mora Rosado pro-


puso fomentar los valores en la sociedad, valores que Calderón Ba-

la ideal y la más eficaz, pues no rehúye la corrección, es decir, la decisión, si bien la


ejecuta con respeto al menor.
En esta misma línea, remachó Domínguez Iglesias que el adulto sigue una mecá-
nica de atracción (me gusta)-repulsión (no me conviene), frente al menor, que sigue la
atracción-atracción (todo son ventajas): en consecuencia, es necesario proteger y ga-
rantizar pautas educativas correctas, pues, según afirmó, y una vez han surgido en una
familia problemas de drogas, «jamás he visto a hijos que reprochen la autoridad de los
padres, pero sí he visto lo contrario; es más, todos los hijos que conozco me han dicho
que serían en esta materia más duros que sus propios padres».

59
lanzategui concretó entre otros en la responsabilidad, la autoridad y
el esfuerzo28.
C. Fomentar la detección precoz (Pérez Hernando, Sanchís For-
tea, Hernández Torres, Torrens Melich, Castiella Lafuente, Gual i Solé,
De la Fuente Darder, Pedreira Crespo). De este modo, según el último
de los expertos citados, se sortea el importante problema planteado por
aquellos pacientes que no se creen drogodependientes y que por tanto
no acuden al sistema.
D. Concienciar y formar a los profesionales, a las familias, a los
propios niños y jóvenes, a los medios de comunicación y a la sociedad
en general acerca de la gravedad del problema y de la necesidad de
aunar esfuerzos para prevenirlo y luchar contra él (Royo Isach, Mont-
serrat Magrané, Sanchís Fortea, Díez Tejedor, Pérez Hernando, Cañue-
lo Higuera, Hernández Torres, Castiella Lafuente, Palau Muñoz, Gual
i Solé, Insúa Olveira, Calderón Balanzategui)29.
E. Ofrecer alternativas de ocio distintas al consumo (Castiella
Lafuente, Insúa Olveira)30, por ejemplo, como Calderón Balanzategui
sugirió, en forma de nuevas políticas juveniles, con implicación en lo
común y en el trabajo juvenil (que tomen, a modo de muestra, a la
empresa como fuente de valores).
En esta misma línea, tanto Cañuelo Higuera como Díez Tejedor,
Gual i Solé o Domínguez Iglesias aconsejaban adelantar la hora de
cierre de los locales de ocio nocturno: para este último experto, «esto
no es inevitable», siendo igualmente preciso restringir los consumos,
tanto en locales cerrados como en lugares públicos, e incluso en horas
lectivas y en ubicaciones próximas a las escuelas31.
F. Modular la publicidad preventiva, evitando campañas univer-
sales con mensajes del tipo «la droga mata», que, como indicó Domín-

28
Para Gual i Solé hay también «una responsabilidad del enfermo, que en ocasio-
nes no asume su enfermedad, y tarda en querer curarse».
29
Muy frecuentemente, por ejemplo, «los medios de comunicación elevan a la
categoría de héroes a personas adictas» (Gual i Solé).
30
Al decir de Cañuelo Higuera, nuestros jóvenes «ahora se colocan para salir».
En términos, muy parejos, de Mora Rosado: «Yo bebo para ir de fiesta» (ya no se
trata de que, como antes, «mis padres bebían cuando iban de fiesta»); o de Gual i Solé:
«Es normal emborracharse los fines de semana».
31
Calderón Balanzategui fue muy contundente respecto de esta idea: «No sólo y
todo es diversión, el ocio es capital para el consumo, y cuando se sale una noche
nueve horas, no se puede no consumir»; de hecho, «el ocio supone el 80% del consu-
mo y esta pauta es única de España».

60
guez Iglesias, tienen escasa incidencia en el menor. Es pues necesario
perfilar muy bien las sustancias a las que se refieren, junto a muchas
otras variables (Montserrat Magrané)32.
G. Reducir la publicidad de drogas legales (Gual i Solé).
H. Evitar propaganda de drogas (cifrada o no) por parte de lo-
cales de ocio (Royo Isach).
I. Potenciar la investigación, tanto evaluativa como clínica (Pérez
Hernando, Bobes García), acercándola a la práctica clínica (Palau Mu-
ñoz)33.
J. Confeccionar una legislación uniforme y clara (Cañuelo Higue-
ra), así como más eficaz, en la medida en que promueva con mayor
facilidad su acatamiento (Calderón Balanzategui).
2. Tender a la integración en las redes generales de salud
(Sanchís Fortea, Gual i Solé, Pedreira Crespo, Szerman Bolotner, De
la Fuente Darder, Bobes García), en particular con la red de salud
mental (Ferré Navarrete, Torrens Melich, Palau Muñoz, Maldonado
López, Rubio Valladolid)34. Más específicamente, según Pérez Her-
nando, la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud habría

32
Como indicó la propia Montserrat Magrané, «La droga no existe, sólo existen
las drogas».
En tanto que Gual i Solé, al hilo de la campaña «Bebe con moderación, es tu
responsabilidad», indicó que no sólo el consumidor debe asumir tal responsabilidad,
sino también la industria alcoholera, las empresas publicitarias, la industria del ocio,
los gobiernos, los parlamentarios, etc.
33
Ferré Navarrete añadió dos acciones más concretas: promover una adecuada
categorización para los nuevos trastornos y trasladar los avances en materia de in-
vestigación de las adicciones con sustancias al resto de las adicciones y viceversa.
Mientras que Calderón Balanzategui propuso además evaluar la labor de investiga-
ción.
34
Rubio Valladolid subrayó además la necesidad de adecuar la práctica médica a
los conocimientos científicos.
Como muy expresivamente señaló Castiella Lafuente, «no existe el drogólogo»,
siendo muy conveniente la especialización e incluso la sub-especialización (Palau
Muñoz, Pedreira Crespo, Szerman Bolotner). Esta integración en la red general, para
Ferré Navarrete, debiera hacerse por etapas, a fin de evitar posibles conflictos socio-
laborales, al tiempo que también abarcar a las adicciones sin sustancia (también para
De la Fuente Darder o Maldonado López). Pedreira Crespo indicó asimismo que en
su opinión la integración habría de responder en una primera etapa a criterios funcio-
nales, y sólo después a pautas orgánicas, con tres grandes objetivos: la consideración
de la drogadicción como enfermedad, el rigor científico en la prevención y tratamien-
to, y la coordinación de actuaciones.

61
de establecer con claridad las prestaciones que se ofrece, así como
los recursos encomendados a cada unidad (en semejante sentido se
pronunció Pedreira Crespo). Igualmente, para esta propia compare-
ciente, el Sistema Nacional de Salud debiera ofertar acciones en
materia de:
A. Detección precoz35, promoviendo en especial una intervención
psicosocial y farmacológica en las fases tempranas de los trastornos
adictivos (Bobes García).
B. Policonsumo (también destacado por Bobes García).
C. Patología dual y enfermedades infecciosas. Rubio Valladolid
insistió en este aspecto con particular relieve (también De la Fuente).
Para Szerman Bolotner, «debería existir una red integrada, interdisci-
plinar y flexible de tratamiento de la patología dual».
D. Comunicación con la red de pacientes no drogadictos y de
salud mental.36 Pedreira Crespo e Insúa Olveira subrayaron igualmen-
te esta necesidad, que esta última compareciente extendió a la de per-
feccionar el tratamiento de las adicciones «sin sustancia».
E. Refuerzo de los dispositivos móviles y flexibles, que se aproxi-
men al territorio para el apoyo a pacientes y familias a través de planes
de prevención local (Hernández Torres)37.
3. Promover la participación y el consenso institucional, así como
la coordinación y la complementariedad (Molina Muñoz, Calderón
Balanzategui, Hernández Torres, De la Fuente Darder, Palau Muñoz)38,
también con la sociedad civil (Castiella Lafuente, Pérez Hernando, Ferré
Navarrete, Calderón Balanzategui, Mora Rosado). En concreto, para Pé-

35
Para Cañuelo Higuera, es específicamente preciso con este fin, el disponer de
herramientas de fácil manejo en la atención primaria.
36
Como apuntó Pérez Hernando, la Comunidad de Madrid ha propuesto oficial-
mente la inclusión de dichos elementos en la cartera de servicios del Sistema Nacional
de Salud.
37
Ferré Navarrete propuso la creación de tres tipos de unidades: psiquiatría de la
adicción, deshabituación para alcohólicos y deterioro cognitivo causado por las adic-
ciones. Torrens Melich también sugirió crear la primera de esas unidades.
Debe, en relación con ello, destacarse la existencia de un Registro colegial de
medicina de adicciones, desarrollado en la Comunidad Autónoma de Andalucía, que
recordó De la Fuente Darder.
38
Para Pérez Hernando, respecto de, por ejemplo, las estrategias de prevención,
«faltan mecanismos de información homogéneos a escala nacional para este tipo de
programas, por lo que no se puede evaluar su correspondiente eficacia».

62
rez Hernando, y a tal efecto, es necesario un sistema de información
homogéneo y completo39; igualmente lo cree Insúa Olveira40.
4. Reforzar los equipos de atención primaria (en especial,
por ejemplo para Gual i Solé, Pedreira Crespo o Insúa Olveira, su
accesibilidad), que para Sanchís Fortea debieran ser multidiscipli­
nares.
5. Potenciar los programas de reducción de riesgos (Cañuelo
Higuera, Rubio Valladolid), con los siguientes objetivos inmediatos:
A. Incrementar el contacto con los pacientes.
B. Prevenir enfermedades infecciosas.
C. Aumentar la frecuencia de contactos con la red asistencial
(Sanchís Fortea)41.
6. Diversificar los modelos de tratamiento, en función de los
perfiles de los pacientes y de sus necesidades (Molina Muñoz, Sanchís
Fortea, Hernández Torres, Mora Rosado, Pedreira Crespo, De la Fuen-
te Darder)42, así como de las sustancias de que se trate (Calderón
Balanzategui)43; Mora Rosado fue muy claro al afirmar, respecto de

39
La Comunidad de Madrid ha propuesto también oficialmente la creación de un
sistema de información homogéneo (Pérez Hernando).
40
Otros expertos mencionaron la conveniencia de recuperar para la Delega-
ción del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas el rango de Secretaría de
Estado, pues de este modo volvería a tener una mayor capacidad de maniobra en
todos los ámbitos (Molina Muñoz y, aunque con menor concreción, Calderón
Balanzategui).
41
El propio Sanchís Fortea aportó dos ejemplos de posibles programas de reduc-
ción de riesgos:
— El tratamiento con metadona, que genera disminución de consumos ilegales,
decremento de la criminalidad y una mayor retención de pacientes en otros programas
colaterales.
— Y el intercambio de jeringuillas, en el que también insistió Insúa Olveira (jun-
to al «sexo seguro»).
42
En particular, los sistemas de atención no sólo deben ocuparse del drogadicto,
sino también del consumidor no adictivo. Asimismo, debe prestarse especial atención
médica y psicológica al consumidor o adicto menor de edad, pues hasta el 50% del
consumo experimental (durante 2008) está situado en el tramo entre los 14 y los 19
años (Royo Isach, Rodríguez Gil).
43
«La droga que no es ni tabaco ni alcohol no debe tratarse como alcohol o taba-
co»; en este sentido, y por ejemplo, los controles de alcoholemia que hasta ahora se
efectúan en exclusividad sobre el alcohol deben ampliarse a otras sustancias (Royo
Isach). Calderón Balanzategui sugirió trabajar en general en semejante línea respecto
de los accidentes de tráfico.

63
una de tales sustancias, que «es preciso matar el paradigma de la he-
roína»44.
En este contexto, algunos expertos propusieron favorecer trata-
mientos a largo plazo, siguiendo la pauta de las enfermedades de tipo
crónico, como la diabetes (Torrens Melich, Maldonado López)45.
Así como simplificar los criterios de diagnóstico (Ferré Navarre-
te), introduciendo técnicas de vanguardia, como la neuro-imagen (Palau
Muñoz, De la Fuente Darder).
Otros expertos proponían explorar la posible obligatoriedad de
ciertos tratamientos (Castiella Lafuente); si bien, para Sanchís Fortea,
sobre la base de recomendaciones previas46.

44
Palau Muñoz propuso también fomentar tratamientos psicológicos con evidencia
empírica, sobre las siguientes bases:
— Terapias cognitivo-conductuales, a fin de conseguir un mayor autocontrol en el
drogodependiente.
— Prevención de recaídas (cognitivo-conductuales para mantener la abstinen-
cia).
Gual i Solé sugirió por su parte potenciar las terapias en materia de abstinen-
cia.
45
Como aseveró Maldonado López, «el fin del tratamiento de la diabetes hoy en
día es que el paciente pueda llevar una vida normal sin complicaciones, mientras que
en el futuro habrá de ser la curación»; en relación con las drogas, «debería aplicarse
el mismo esquema».
Casas i Brugué está de acuerdo con este enfoque, pues en su opinión es nece-
sario suministrar heroína al heroinómano, que de esta manera se autorregulará, del
mismo modo que lo hace un diabético a quien se suministra insulina: por eso debe,
para este experto, procederse así con los programas de mantenimiento relativos a
cualesquiera tipos de drogas (en la línea de la metadona o de la heroína recién
mencionada).
Mientras que Palau Muñoz propuso, en este mismo orden de tratamientos crónicos,
las siguientes vías principales de actuación:
— El que denominó “modelo matrix de tratamiento intensivo”, con una articulada
combinación de métodos para la relación positiva terapeuta-paciente.
— Un enfoque multi-componente de reforzamiento comunitario (de elevado coste,
pero mayor rendimiento que el anterior), basado en incentivos.
— Psicoterapia de apoyo y expresiva.
— Consejo o asesoramiento en materia de drogas.
— Incremento motivacional, al ritmo del paciente.
— Terapia grupal, de bajo coste y alta eficacia, con grupos de auto-ayuda, espe-
cialmente en los períodos iniciales (90-100 días desde el último consumo).
46
Otros sugirieron facilitar la disponibilidad de los mejores medicamentos posi-
bles (De la Fuente Darder).

64
7. Promover la interdisciplinariedad en los tratamientos, pues
para Mora Rosado, «son necesarios servicios plurales, no una pluralidad
de servicios (VIH, penitenciarías, psiquiatría, etc.)»47.
Igualmente, es necesario cultivar la dimensión social del tratamiento,
e integrarla en el mismo (Pedreira Crespo, Insúa Olveira, Bobes García),
dado que la droga es un problema sanitario, pero también social (Mora
Rosado)48. Este compareciente (e Insúa Olveira) apuntaron por ello la
conveniencia de adoptar soluciones integrales y multidireccionales, que
cubran el área sanitaria, pero también las de la educación o el trabajo.
8. Casas i Brugué propuso tender hacia una legalización sanitaria
controlada de ciertas sustancias, como remedio terapéutico para el
enfermo: se trataría de una estrategia intermedia entre la liberalización
absoluta (que obviamente no resulta recomendable, dado el riesgo de
acceso incontrolado, en especial por parte de los jóvenes y adolescentes)
y la prohibición (también desaconsejable, por someter a los pacientes a
un sufrimiento innecesario)49.50
9. Propiciar la dignificación, tanto de los pacientes, como de los
profesionales50, como de los espacios asistenciales (Gual i Solé)51.

47
De ahí que deba combatirse el hecho de que el paciente «pase todo el día de
cita en cita» (Mora Rosado), en un «peloteo» de dependencia a dependencia, pues tan
pronto aparece una drogadicción, se eclipsan las demás patologías colaterales (Molina
Muñoz, Palau Muñoz o Szerman Bolotner, quien se refirió al problema como «el
síndrome de la puerta equivocada»). Torrens Melich incidió también en este problema
y subrayó que tales patologías colaterales se dan con mucha frecuencia y son de toda
índole (psíquicas, físicas, sociales, etc.).
48
También lo piensa así Calderón Balanzategui, por tres razones: Los deterioros fí-
sicos no resultan inmediatos con algunas sustancias; la droga genera a menudo violencia
(incluso familiar); asimismo, la droga produce con frecuencia accidentes de toda índole.
49
Casas i Brugué insistió en que «las drogas mejoran la calidad de vida del pa-
ciente psiquiátrico drogodependiente»; en esta línea se sitúan los experimentos de
tratamiento ensayados por Suiza, basados en la hipótesis de que «quizá los heroinó-
manos necesitan de la heroína». Estados como el citado, así como Alemania, los
Países Bajos, Dinamarca o el Reino Unido autorizan, por ejemplo, la heroína en el
tratamiento de los pacientes heroinómanos. Maldonado López se sumó a esta tesis, sin
desdeñar por ello la importancia del tratamiento psico-social, esquema que entiende
por ejemplo aplicable tanto a la heroína como a la cocaína.
50
De la Fuente Darder reclamó a propósito de ello una actualización de los cono-
cimientos y de la especialidad profesionales, que debiera culminar en un nuevo régimen
para los médicos especialistas sin titulación oficial (MESTOS), concretado en un diplo-
ma de capacitación específica en adicciones (dentro de una determinada especialidad).
Según este mismo experto, el régimen actualmente vigente para esta colectividad no
permite computar como ejercicio en Psiquiatría el servicio en tratamiento de drogas.
(Nota 51 en pág. sig.)
65
Más singularmente, promover la atención de dignidad a las colecti-
51

vidades más débiles, como en ocasiones mujeres52, largos consumido-


res, niños y jóvenes53, excluidos sociales, inmigrantes o reclusos (San-
chís Fortea, Hernández Torres, Mora Rosado, Castiella Lafuente, Insúa
Olveira, De la Fuente Darder)54.
Por último, facilitar la reinserción del drogodependiente, en la línea
de incrementar su capacidad y capacitación profesionales, entre otras
facultades (Pérez Hernando).
10. Ensayar otras fórmulas efectivas, en cuanto que científica-
mente demostradas, como la subida de precios de drogas legales, la
elevación de la edad mínima de consumo, o el control del número y
densidad de los distribuidores de sustancias (Gual i Solé); siempre y en
cualquier caso, asegurando la evaluación, tanto externa como interna,
de cuantas actuaciones se emprendan (Bobes García).

51
Pedreira Crespo abundó por su parte en la conveniencia de solventar los des-
ajustes en el encaje del personal de atención al drogodependiente, así como problemas
colaterales como el temor entre dicho personal a perder protagonismo o el desinterés
de los gestores de redes públicas.
Castiella Lafuente resaltó la conveniencia de retribuir más adecuadamente a los
profesionales en esta materia.
52
Pese a todo, según Gual i Solé, las mujeres responden mejor que los hombres
al tratamiento, pues aunque éste puede ser el mismo, las mujeres lo cumplen con ma-
yor fidelidad.
53
Según Castiella Lafuente, una colectividad especialmente sensible es en este
sentido la de los preadolescentes, sobre todo los más vulnerables.
Por su parte, Calderón Balanzategui recalcó la conveniencia de corresponsabilizar
a los jóvenes de su futuro y opciones.
54
Para Mora Rosado, «el consumo se ha democratizado, pero no sus efectos, pues
siempre son mucho peores para las personas más desfavorecidas, en forma de centros
de segundo nivel o de falta de intimidad (como sucede con los autobuses de metadona),
entre otras cosas».

66
VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
DE LA PONENCIA

VII.1. INTRODUCCIÓN

La Comisión agradece la colaboración que al trabajo de la Ponencia


han prestado todos los comparecientes. Las intervenciones de los ex-
pertos y representantes de distintas entidades que han comparecido han
sido ilustrativas y han aportado elementos de juicio para el debate en
la Ponencia, planteando cuestiones importantes.
Antes de entrar a reseñar las conclusiones y recomendaciones a las
que ha llegado la Ponencia, ésta considera necesario hacer una reflexión
sobre las claves que tienen que marcar una nueva forma de abordar los
sistemas de tratamiento y atención en drogodependencias y adicciones
en el futuro más próximo.
Cada vez son más los profesionales que plantean un escenario dis-
tinto, en el que se salta del tradicional concepto de dependencia a otro
más general y actual que engloba mucho mejor lo que está pasando.
Este nuevo planteamiento conlleva inevitablemente tratar el tema de las
adicciones de forma más global, incluyéndose en sus premisas tanto las
adicciones clásicas —a una sustancia— como las adicciones sin sustan-
cia, especialmente el juego patológico y la adicción a las nuevas tecno-
logías de la información y la comunicación.
En estos meses de trabajo, la Ponencia no se ha quedado solamente
en la dilucidación de si eran correctos y/o suficientes los sistemas de
tratamiento actuales, ni solamente si las políticas que se están llevando
a cabo son realmente efectivas. Se ha intentado indagar más allá, para
intentar entre todos marcar el rumbo a seguir y las líneas maestras que
deberían trazarse tanto por las diferentes Administraciones Públicas
como por parte del resto de actores.
Una de esas líneas maestras en las que hemos coincidido es la ne-
cesidad de dignificación desde una perspectiva ética tanto de los pa-
cientes, como de los profesionales y de los espacios asistenciales.
En el transcurso de las diferentes comparecencias ante la Ponencia,
se ha puesto de relieve en reiteradas ocasiones la necesidad de abordar
el tema de las adicciones desde un doble aspecto de dignificación. Por
una parte, los nuevos retos del futuro deben superar situaciones de
marginalidad y exclusión social, esto es, cambiar la imagen de la gente

67
a la que se atiende, siendo imprescindible para modificar el patrón del
paciente atendido por drogodependencia u otra adicción que, definiti-
vamente, se considere la adicción como una enfermedad, una enferme-
dad crónica y, por tanto, al adicto como un enfermo crónico. Esta
apreciación nos tiene que llevar a una atención integral, y no podremos
hablar de integralidad en la atención si ésta no conlleva la dignidad y
el respeto a la intimidad del paciente.
El propio perfil del paciente, en ocasiones policonsumidor y/o afec-
tado por patología dual, la necesidad de la atención a la personalidad
adictiva, en general, incluyendo las nuevas adicciones, nos indican que
hay que ensanchar más los criterios para adaptarse a las nuevas reali-
dades que estamos viviendo, además de que se hace imprescindible
mejorar tanto la formación de los profesionales como la coordinación
de las redes de tratamiento.

VII.1.1. Las adicciones, personalidad adictiva y patología dual

La terminología de drogas es una terminología obsoleta, anclada en


el pasado y sin perspectiva de futuro.
La palabra «drogas» está estigmatizada y nos transporta a una épo-
ca de finales del siglo pasado con unos conceptos simplistas de las
adicciones; «drogas», nos hace pensar únicamente en las adicciones
ilegales con sustancias, concepto que actualmente está muy superado.
La palabra «adicciones» como «pérdida del poder de control de la
conducta» es la palabra a utilizar ya que nos traslada a la realidad actual
y al futuro que viene, siendo ésta la única palabra con capacidad de
aglutinar las adicciones con o sin sustancias tanto legales como ilegales
(alcohol, tabaco, medicamentos hipnótico-sedantes, heroína, cocaína,
anfetaminas, cannabis, ludopatía, ciber-póquer, móviles y otras nuevas
tecnologías de la información y la comunicación, compras y sexo com-
pulsivo, etc.) dando una visión más amplia y menos sesgada de la si-
tuación actual y de las estrategias a abordar en el futuro, siendo nece-
sario generalizar oficialmente el término «adicciones» como palabra
que construye la realidad del mundo anteriormente llamado de las «dro-
godependencias» y que incluiría las adicciones clásicas a las drogas,
más las adicciones sin sustancias.
Es crucial diferenciar entre los conceptos de consumo de drogas y
adicción a las drogas. El consumo suele ser circunstancial, pudiendo o
no acompañar al sujeto que lo practica a lo largo de su vida. Por el
contrario, las conductas adictivas son enfermedades crónicas recidivan-

68
tes y evitables que constituyen un problema de salud pública. Los
adictos experimentan una verdadera compulsión con efectos placente-
ros, que les impide alejarse del consumo. Son los factores individuales
genéticos, de personalidad y trastornos psíquicos, los determinantes de
la vulnerabilidad para la adicción, esta personalidad adictiva nos lleva
a un individuo que organiza su vida en función de la búsqueda y con-
sumo de productos con o sin sustancia con gran capacidad adictiva,
siendo incapaz de controlar su dependencia a pesar de los severos daños
físicos, psíquicos y sociales a que se ve abocado, manteniendo su adic-
ción para no sufrir un síndrome de dependencia o abstinencia; esta
evolución puede llevarlo a múltiples enfermedades y complicaciones
psicosociales.
Los trastornos adictivos se pueden asociar a trastornos psiquiátricos;
esta doble patología es lo que se denomina patología dual, cuyo cono-
cimiento es importante para el abordaje unificado de la patología psi-
quiátrica y de la conducta adictiva de estos enfermos.

VII.1.2. Dignificación y abordaje sociológico de las adicciones

La sociedad debe ser informada de lo que significan las adicciones,


para que pueda comprender el problema que suponen para los que las
sufren, sus familiares y toda la sociedad en general. No estamos hablan-
do sólo de los adictos a sustancias (drogas) sino también de los adictos
sin sustancias: al juego, a la comida compulsiva, al sexo, a las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación, u otras.
El conocimiento del substrato neurobiológico de las diferentes drogas,
de las adicciones, o de la predisposición genética de algunos individuos,
si es claro y comprensible, ayudaría a comprender esta enfermedad, tan-
to para los afectados y sus familias como para toda la sociedad.
Sólo cuando sean considerados por todos como enfermos crónicos
serán aceptados y tratados como tales. El primer factor a tener en cuen-
ta como en toda enfermedad es el diagnóstico, que variará en función
del individuo, puesto que, en ocasiones, deficiencias bioquímicas en
algunas áreas cerebrales (tal como ha quedado claro a lo largo de las
intervenciones de los diversos comparecientes) pueden inducir al con-
sumo de ciertas sustancias.
Así pues, la sociedad debería actuar en los dos campos: el de la
prevención y por tanto el conocimiento de la enfermedad por parte de
la mayoría, tanto en la predisposición genética de algunos individuos,
como en su cronicidad una vez que el individuo haya entrado en el

69
consumo adictivo; y, por otra parte, en el del diagnóstico, el tratamien-
to, la rehabilitación, el cuidado y la recuperación de los enfermos.
La integración del tratamiento de las adicciones dentro del sistema
público de salud sería una parte importante en la dignificación de los
pacientes afectados: Igualdad, justicia, imparcialidad, equidad y solida-
ridad para evitar el estigma, la discriminación y la exclusión social.

VII.2. CONCLUSIONES

VII.2.1. I ntegración de las adicciones dentro del Sistema Nacional


de Salud (SNS)
Como se ha venido afirmando, la adicción es una enfermedad cró-
nica, recidivante y, lo que es más importante, evitable.
En su etiología intervienen factores sociales, psicológicos, biológi-
cos y genéticos; son enfermedades que cuando se desarrollan se encuen-
tran dentro del ámbito de la salud mental, reconocido en el CIE10 y
DSM IV, y en gran proporción de casos asociadas a otros trastornos
psiquiátricos, lo que se denomina patología dual, siendo lo lógico su
integración como servicio especializado con abordaje multidisciplinar
en el área de la salud mental. La integración, tanto funcional como
administrativa, de la red específica de adicciones en el sistema sanitario
general, no sólo es un proceso deseable, sino, además, viable. Con esta
medida conseguiríamos algo tan necesario como es aglutinar en una
única red el abordaje y tratamiento del paciente con adicciones, huyen-
do de la temible dicotomía de abordaje de las drogas y de la salud
mental de forma independiente, y de sus déficits de coordinación, que
tanta desazón, incomprensión y falta de adherencia al tratamiento ha
supuesto para los pacientes con adicciones.
La realidad actual muestra que un problema fundamental que tiene
el abordaje de las adicciones en España es que disponemos de dos redes
asistenciales, una red para enfermos mentales y otra red para personas
con problemas de adicción a drogas, que funcionan en paralelo y casi
sin nexos de unión y colaboración. Esta circunstancia se agrava cuando
se padece patología dual. Por mucha coordinación que se intenta hacer,
los enfermos que tienen esos dos problemas, cuyo número va en ­aumento,
son los que peor tratamiento tienen.
El Real Decreto 1030/2006, de 15 de diciembre, por el que se esta-
blece la cartera de servicios del SNS y el procedimiento para su actua-
lización, incluye la prevención, atención y tratamiento a las adicciones,

70
a las conductas adictivas en general, al consumidor de alcohol, trastornos
del comportamiento, diagnóstico y tratamiento de conductas adictivas,
incluidos alcoholismo y ludopatías, tanto en atención primaria y espe-
cializada, como en atención a la salud mental. En este sentido, sería
preciso ver cómo se refleja la necesidad de su desarrollo y su tratamien-
to coordinado y generalizado en las Comunidades ­Autónomas.
Por tanto, se insiste, la integración, tanto funcional como adminis-
trativa, de la red específica de adicciones en el sistema sanitario general,
no sólo es un proceso deseable sino, además, viable.
Es recomendable que la integración se realice de manera secuencial,
comenzando por la integración funcional para llegar, posteriormente, a
la integración orgánica. La integración en el sistema sanitario se sus-
tenta en un diagnóstico y tratamiento en igualdad de condiciones con
cualquier otra patología, en la mejora en la accesibilidad al tratamiento,
pruebas diagnósticas y capacidad de resolución, mejorando los indica-
dores de calidad y gestión clínica, todo bajo el paraguas del efecto
positivo que genera la normalización sobre la conciencia social del
problema y la mayor facilidad para el desarrollo de estrategias de de-
tección precoz en el propio sistema sanitario, y en donde las tecnologías
de la información y la comunicación deben ser el medio que permita el
acceso al sistema y que garantice la atención.

VII.2.2. Integración de los profesionales de ambas redes

Los intentos de integrar ambas redes en ocasiones chocan con los


intereses de los propios profesionales. Sin embargo, hay que buscar
fórmulas para superar estas resistencias, pues es evidente que esta inte-
gración en la red sanitaria general, combinando el tratamiento en salud
mental y en las unidades de tratamiento de drogas, conseguirá que el
curso y la evolución del trastorno adictivo sean mejores, gracias a la
normalización de la atención sanitaria al adicto.
Por motivos históricos, las drogodependencias son tratadas en redes
paralelas al sistema de salud, por médicos generales, psiquiatras, psicó-
logos, enfermería y trabajadores sociales, que han ido formándose a lo
largo de los años para atender la complejidad de estas enfermedades,
que en gran número de ocasiones se asocian con otros trastornos men-
tales, por lo que se hace necesaria su atención de forma integral, abor-
dando ambos, a la vez, dentro de la red de salud mental.
Esta red asistencial única, de cobertura universal, incidiría en que la
atención integrada fuese normalizada, profesional, intensiva y de corta

71
duración. Un recurso socio-sanitario para otro perfil, que posiblemente
requiera otro tipo de demanda, que tendrá que ser flexible. Y esto será
más factible si se impulsa que el Sistema Nacional de Salud, dentro de
su cartera de servicios, incluya a estos pacientes como pacientes que la
atención primaria asista dentro de la detección precoz.
La integración de las adicciones dentro del sistema sanitario llevará
al unísono aparejada la inclusión de los recursos humanos que actual-
mente abordan las adicciones dentro de las plantillas asistenciales de
los sistemas sanitarios de las Consejerías de Salud de las Comunidades
Autónomas, las que a través de la Conferencia Interterritorial de Salud
definirán un modelo.
La futura Ley de Troncalidad será la que aborde las posibles titula-
ciones y la incorporación del personal en las unidades asistenciales de
dichas especialidades.

VII.2.3. P
 rofesionalización y especialización de la atención
de las adicciones dentro de la cartera de servicios de
atención primaria y salud mental

Un salto cualitativo importante fue el paso del voluntariado en el


tratamiento de las drogadicciones de los finales del siglo pasado a la
profesionalización, siendo el paso cuantitativo la integración de las
adicciones dentro de la red del sistema sanitario y, por consiguiente, la
profesionalización, especialización y normalización de su asistencia,
como cualquier otra enfermedad.
El SNS es el entramado que debe garantizar la asistencia de estas
personas; cualquiera otra red de utilización pública que exista se debe
de integrar en el SNS. Los profesionales deberían estar en las mismas
condiciones laborales y con las mismas responsabilidades.
Gran parte de la prevención, detección precoz, diagnóstico, trata-
mientos simples, derivación y seguimiento de las personas más vulne-
rables en las adicciones debe pivotar sobre la puerta de entrada al sis-
tema sanitario, que es la atención primaria.
Es evidente que la cualificación de los médicos de atención primaria
debería ser completada con cursos específicos sobre adicciones, que
además de serles válidos, fueran gratuitos y valorados para su carrera
profesional, pues esto les incentivaría para realizarlos. Además habría
que modificar el programa de formación de los MIR de atención pri-
maria, añadiéndole teoría y práctica en la prevención, diagnóstico y
tratamiento de las adicciones. Deberíamos prestar especial atención a la

72
formación de los pediatras, ya que asisten a los niños hasta los 14 años,
y por tanto serían un punto importante dentro de la prevención y/o
detección precoz.
Por tanto, al hablar de atención primaria, se debe considerar también
a los servicios de empresa, los centros de salud e incluso los servicios
de urgencias, que en ocasiones pueden ser el dispositivo que detecte
problemas en los primeros momentos.
Las adicciones conforman un grave problema de salud pública,
que irá aumentando con el tiempo. Se calcula que el 75% de las
consultas de psiquiatría en el año 2025 serán por problemas de adic-
ciones y, de entre estos adictos, el 65% sufrirán trastornos psiquiá-
tricos (patología dual).
Al ser Psiquiatría la especialidad médica que abordaría las deriva-
ciones de las adicciones desde urgencias y atención primaria, sería
conveniente abordar en esta especialidad la integración de todos los
médicos que actualmente atienden a estos pacientes.
La atención de segundo y tercer nivel debe ser realizada por unida-
des de Psiquiatría, tanto ambulatoria como hospitalaria, y desde luego
dentro de todos los programas de salud mental; esto obligaría, nueva-
mente, a completar la formación de estos profesionales.
Serán los equipos de salud mental los encargados de las hospitali-
zaciones, unidades de día y unidades de estancia en todo lo referente a
adicciones.
El flujo de pacientes sería el habitual de cualquier patología y la
derivación a otras recursos como comunidades terapéuticas, viviendas
de apoyo al tratamiento y a la reinserción, etc., dependerá de forma
protocolizada del especialista responsable de cada caso, con un itinera-
rio personalizado y con los controles precisos y que dicho especialista
juzgue necesarios.
En cuanto a la asistencia a aquellos adictos que cumplen pena de
privación de libertad, la asistencia será la misma que la prevista para
cualquier otra enfermedad, no penalizando más a estas personas.
Si se quiere ser realmente útil, se debería contar con un coordinador
de toda la asistencia a nivel autonómico, para que no se produzcan
distorsiones en las pautas asistenciales y para poder realizar evaluacio-
nes periódicas que puedan indicar la eficacia de la asistencia.
En un proceso de atención a personas dependientes hay que tener
en cuenta aspectos que van más allá de lo sanitario y que en ocasiones
requieren un acompañamiento hacia un proceso de inserción que habi-
tualmente es responsabilidad de otras áreas de la Administración. Aun-

73
que no siempre. El hecho de ser dependiente no es sinónimo de encon-
trarse en situación de exclusión o que se necesite integrarse en medidas
de formación, de formación laboral o de búsqueda de empleo. La de-
pendencia puede agravar una situación de exclusión.

VII.2.4.  ratamientos personalizados e individualizados,


T
adaptación de los recursos a necesidades y perfiles.
Perspectiva biopsicosocial

La atención de las adicciones no puede estar encaminada sólo a lo


clínico, ya que el abordaje del entorno es básico para unos óptimos
resultados en el tratamiento del paciente, máxime cuando el consumo
actual tiene mucho que ver con fenómenos culturales y grupales ligados
al ocio y al tiempo libre. A la vez que se promoverán iniciativas, pro-
gramas y planes de un ocio alternativo que busquen una verdadera in-
tegración.
Tenemos que partir de las premisas de que no podemos utilizar
fórmulas antiguas para problemas nuevos, ya que no es lo mismo con-
sumir que ser adicto, ni todos los consumos ni todas las sustancias son
iguales. No se heredan las adicciones, pero sí existe una predisposición
familiar genética, que junto a factores individuales de personalidad y
trastornos psíquicos, son determinantes en la vulnerabilidad del sujeto
y en el mayor efecto de las sustancias adictivas.
Hay que incidir en el aspecto social del adicto, en su reinserción
familiar, laboral y social. La propia evolución desde la consideración
de un drogodependiente a un enfermo conlleva el requerimiento de un
tratamiento de forma complementaria y multiprofesional, tanto del as-
pecto biológico, como psicológico y social, considerándose este mode-
lo uno de los más coherentes, al reafirmar el origen multicausal de la
conducta adictiva, contemplando estos tres elementos en una patogenia
y valorando la necesidad de diseñar programas de actuación amplios,
que incidan sobre la multiplicidad de factores que se asocian a esta
enfermedad.
El abordaje al paciente será de forma individualizada y multidisci-
plinar, como un enfermo crónico que tiene que aprender a convivir con
las adicciones, con tratamientos específicos desde el punto de vista
clínico y desde el punto de vista social, buscando la máxima accesibi-
lidad a recursos que se adapten a los distintos perfiles de los pacientes,
optimizando la coordinación entre los múltiples recursos asistenciales
necesarios.

74
VII.2.5. Potenciación de nuevas técnicas de diagnóstico

El solo hecho de la aceptación en la medicina pública de las adic-


ciones como una enfermedad crónica y recidivante más, ha hecho que
se inicie la búsqueda, como es habitual en las demás enfermedades, de
su origen, su diagnóstico y, por último, su tratamiento.
La evolución en el diagnóstico clínico en general, por imagen, «in
vitro», tanto los tradicionales como los genéticos, afectará al diagnós-
tico de estas patologías.
La integración en las redes, tanto de salud como de salud mental,
conseguirá que a las adicciones se apliquen todas las nuevas tecnologías
que se van introduciendo en las demás enfermedades, ya en sus diag-
nósticos, ya en sus tratamientos.
Es pues vital que se produzca la potenciación de estas técnicas y su
aplicación a las adicciones por parte de los poderes públicos y las
­autoridades sanitarias, recomendación que hicieron más de uno de los
comparecientes.

VII.2.6. Programas de reducción de daños

Los programas de reducción de daños tienen como objetivo la dis-


minución de los efectos negativos del uso de drogas, para disminuir la
morbi-mortalidad y las consecuencias psicosociales asociadas al consu-
mo y mejorar así la calidad de vida de los drogodependientes, propi-
ciando el contacto de los consumidores con los servicios de salud y
sociales, motivando y facilitando la incorporación a centros de trata-
miento.
Las estrategias que se puedan utilizar en el futuro serían muy va-
riadas: programas de mantenimiento con sustancias agonistas y/o simi-
lares de eficacia, seguridad y trazabilidad contrastadas (metadona,
heroína, anfetaminas, cocaína, nicotina, cannabis, etc.), propiciar cam-
bios en las vías de administración, educación sanitaria en la calle, lu-
gares de acogida, sexo seguro, intercambio y distribución de jeringui-
llas, narcosalas, etc.
La implementación de programas de reducción de daños representa
una alternativa eficaz y posible, que no es antagónica, sino que com-
plementa los programas de rehabilitación, donde la abstinencia total es
la meta, contribuyendo a dar una respuesta más plural y realista a la
problemática de la droga, con el fin de que el adicto pueda llevar una
vida lo más normalizada posible.

75
Que existan programas de reducción de daños va a permitir que se
puedan individualizar las intervenciones y adecuarlas a los objetivos
que se persigan.

VII.2.7. P
 otenciar la investigación en farmacología
y en neurociencias

La investigación en el presente y en el futuro más inmediato debe


ir dirigida, como mínimo, por los institutos o departamentos de Neuro-
ciencias, hacia las cuatro líneas básicas siguientes:
a) El desarrollo de nuevos fármacos que traten a los ya adictos,
como los agonistas dopaminérgicos u otros. Nuevas pautas de trata-
miento (asociación de fármacos o estandarización de los existentes) para
aquéllos más resistentes a las adicciones más graves. Programas selec-
tivos de tratamiento con heroína u otras, según la adicción, si se demos-
trase que ésta ha sido producida por déficit congénito del opioide en-
dógeno.
b) El desarrollo de vacunas que no sólo hagan sentirse bien al adic-
to, sino que le curen, o impidan su adicción: vacunas generadoras de
inmunógenos, anticuerpos realmente activos y eficaces, como las produ-
cidas por las vacunas para agentes infecciosos. Tratar de buscar vacunas
útiles para diversas sustancias: cocaína, metanfetamina u otras.
c) El estudio de los marcadores genéticos.
d) Profundizar en el diagnóstico precoz de los colectivos de riesgo,
mediante la determinación de las características que hacen de ellos
personas más vulnerables: personas con gran tendencia a la búsqueda
de sensaciones nuevas, con más impulsividad, etc.
La investigación es la base del conocimiento, y cuanto más amplio
sea éste, en mejores condiciones nos encontraremos para actuar.

VII.2.8. Valorar e implementar las nuevas terapias

En el abordaje de las drogodependencias se ha ido avanzando en las


últimas décadas en el conocimiento de la enfermedad adictiva, tanto en
su etiología como en el desarrollo del proceso, lo que ha permitido ir
implementando nuevas técnicas diagnósticas y nuevas terapias psicoló-
gicas y farmacológicas, aunque en múltiples casos los medicamentos no
vienen con la indicación para las adicciones, por más que exista evi-
dencia científica de ello.

76
Habrá que implementar estas técnicas diagnósticas y los tratamien-
tos de una forma protocolizada, a efectos de que se tenga un acceso a
ellas de forma igualitaria para todos los pacientes.
Las propias adicciones y los trastornos psiquiátricos añadidos pue-
den provocar graves deterioros neurológicos, siendo de gran importan-
cia poner en valor la Neuropsiquiatría y técnicas de neuroimagen para
el diagnóstico y seguimiento de los pacientes adictos.
Tenemos que abordar de forma decidida la investigación de las lla-
madas vacunaciones y desarrollo de anticuerpos con inmunógenos espe-
cíficos, con gran expectativa de futuro sobre todo en los casos de mo-
noconsumo de sustancias. Sirva de ejemplo el caso especifico de la
nicotina y cocaína, sustancias adictivas sobre las que actualmente se está
investigando con resultados no concluyentes, pero sí esperanzadores.
De cualquier modo, el proceso investigador va siempre a remolque
de los nuevos consumos y de los policonsumos, y por tanto es un asun-
to complicado.
El SNS tiene que incorporar a su vademecum, dentro de lo posible,
cualquier terapia (farmacológica o no) que haya demostrado su efecti-
vidad.

VII.2.9. Prevención, detección precoz y seguimiento de las adicciones

Las dependencias son consecuencias del modelo de sociedad. Los


valores que se transmiten determinan las conductas. Si «todo vale» para
conseguir lo que se quiere, las sustancias también valen para divertirse.
Por lo tanto las estrategias de prevención deben ir dirigidas hacia el
conjunto de la sociedad y no solamente hacia los más jóvenes. Es ne-
cesario hacer especial hincapié en la población adulta, que es quien
tiene capacidad de modificar los valores en la sociedad.
Pero también hay que tener en cuenta que los cambios que sufren
los valores en la sociedad se escapan de las posibilidades de interven-
ción desde las Administraciones encargadas de la prevención.
A la hora de planificar estrategias de prevención no podemos olvidar
que este tipo de fenómenos sociales son muy complejos y que se ali-
mentan de múltiples fuentes, algunas que todavía se nos escapan, y otras
sobre las que, aun estando identificadas, no tenemos capacidad de inci-
dir. Trabajar el espíritu crítico del modelo de sociedad puede ser una
estrategia útil.
La atención primaria en salud tiene que jugar un papel primordial,
por la disponibilidad de profesionales suficientemente formados y por

77
ser una red muy cercana al ciudadano, aunque pueda tener también sus
limitaciones.
Por ello, una mejora de la coordinación, implicando a la atención
primaria para la detección precoz, adaptando los recursos a los pacien-
tes, puede contribuir a conseguir una atención integral desde la pers-
pectiva biopsicosocial.

VII.2.10. Prestar especial atención a los colectivos más vulnerables


y a las nuevas adicciones

Como ya se ha mencionado anteriormente, nuevas realidades requie-


ren nuevos planteamientos.
Un nuevo modelo de atención socio-sanitaria en el consumo de
drogas y adicciones debe hacer hincapié en la atención a los colectivos
más vulnerables, los menores, las mujeres con problemas adictivos, las
personas con exclusión social y también los programas de atención a
las adicciones en prisión.
Entre otros aspectos, hay que seguir trabajando para adaptar los
protocolos de intervención y la oferta terapéutica a los jóvenes adoles-
centes y a sus familias, así como para crear también programas diferen-
ciados de los otros colectivos de usuarios. Para ello, los avances serán
más rápidos si se refuerza la coordinación, desde protocolos de detec-
ción, de derivación y de intervención que sean comunes y totalmente
trasversales, servicios sociales, salud mental, centros especializados,
educación, o justicia.
La oportunidad desde lo público de trabajar de una forma integral,
al posibilitar actuar coordinada y transversalmente con las diferentes
áreas que intervienen en una problemática como la que estamos tratan-
do, puede mejorar los resultados en la atención a los más jóvenes.
En línea con lo expuesto al principio de estas conclusiones, una
nueva concepción del tema de las adicciones de forma más general nos
debe llevar a la atención normalizada de las adicciones sin sustancia,
como el juego patológico y la adicción a las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, tal como ya se realiza en parte de las
Comunidades Autónomas a través de su inclusión en los respectivos
planes de trastornos de conductas adictivas.

78
VII.2.11. Reinserción familiar, laboral y social

Al hilo de lo también antes manifestado respecto de estos asun-


tos, la participación y el consenso institucional, promoviendo la
coordinación entre todas las instituciones que trabajen en el ámbito
de los trastornos de conductas adictivas, deben marcar las líneas de
futuro.
Varios son los ámbitos de acción: familiar, educativo, laboral y
socio-sanitario. La familia es un factor esencial de la reinserción y su
papel se hace prácticamente imprescindible si deseamos obtener un
resultado adecuado y duradero. Una familia de forma individualizada
tiene pocas expectativas de introducirse en un programa determinado.
La promoción y apoyo de asociaciones familiares de lucha contra las
drogas debe ser una constante de la acción pública. Se generan entornos
de confianza, de apoyo y afectividad, que hacen que las familias no
pierdan la esperanza, especialmente en casos graves.
Asimismo, la familia puede jugar un papel determinante en el diag-
nóstico precoz de cualquier proceso, tanto de forma aislada como en
colaboración con otras estructuras, cuales son los centros educativos.
Pero cuando aparecen los problemas, la familia también tiene que
participar. De una parte, como sujeto que también sufre y padece el
problema, y, de otra, como colaborador necesario para ayudar al miem-
bro protagonista del proceso. Hay que ofrecer recursos educativos y
formativos para que las familias puedan cumplir con el objetivo de
ayudar a la persona que padece la adicción.
El trabajo es un antídoto para el mundo de las drogas. Una persona
con una tarea determinada, obligaciones concretas, parte de un equipo,
ve aumentada su autoestima, lo que le hace más fuerte en su lucha
personal contra la adicción a la droga. Proponemos una mayor implica-
ción de la Administración en la promoción de programas específicos
con empresas que estén dispuestas a acoger y dar empleo a estas per-
sonas. Para ello proponemos crear un marco específico donde se valoren
los aspectos de responsabilidad social corporativa que motiven al sector
empresarial. Se pueden analizar y estudiar temas relacionados con la
fiscalidad o prestaciones sociales.
Respecto a la inserción laboral tenemos un camino largo por reco-
rrer. Si incorporamos la forma de actuar en red y consideramos la
consecución de una independencia económica a través del trabajo como
parte del proceso, las carencias personales, si las hubiera, tendrían que
afrontarse desde el primer momento de la intervención.

79
Una consideración que puede requerir reflexión es el artículo 54.f)
del Estatuto de los Trabajadores, en cuanto considera como causa de
despido la embriaguez habitual o la toxicomanía si repercuten negati-
vamente en el trabajo. Es la única enfermedad que es causa de despido,
pero no es la única enfermedad que puede repercutir negativamente en
el trabajo. Esas otras no son causa de despido. Si es enfermedad, se le
debe ofrecer y facilitar el tratamiento a quien la sufre. Puede ser nece-
sario apartarlo del puesto de trabajo si existe riesgo para su salud, para
terceros o para bienes, pero de ahí al despido media un gran trecho.
Con los dos pasos anteriores estaremos en condiciones de pedir a la
sociedad la aceptación y acogimiento que estos enfermos necesitan para
una verdadera vida plenamente integrada.

VII.2.12. C
 oordinar y optimizar los recursos
entre las Administraciones Públicas y su interrelación
con la iniciativa privada

Es necesario optimizar la coordinación y la cooperación entre todas


las Administraciones implicadas en el desarrollo de políticas de drogas,
siendo este aspecto considerado como prioritario en el Plan de Acción
sobre Drogas 2009-2012.
La Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas
tiene que ser quien vertebre e impulse estos aspectos entre la Adminis-
tración del Estado, las Comunidades Autónomas y las Administraciones
locales, en función de sus respectivas competencias, y no sólo entre
éstas, sino también con la iniciativa privada, todo ello en el marco del
desarrollo de la Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016.
No pueden quedarse fuera de este impulso las organizaciones socia-
les, los agentes sociales y los profesionales, fundamentales todos ellos
junto con las Administraciones para elaborar criterios comunes, esta-
blecer prioridades y formular objetivos en los programas de prevención,
protección y control.
Promover el trabajo en red entre los recursos públicos y privados
garantiza la coordinación y optimización de los mismos. Esto requiere
una tarea previa, que es la de determinar la responsabilidad indelegable
de las Administraciones frente a los administrados.
Por otra parte, es necesario también aumentar la coordinación y la
cooperación en el ámbito internacional, tanto en lo que se refiere a la
reducción de la demanda como de la oferta, potenciando los acuerdos
bilaterales entre Estados, manteniendo la presencia en el seno de los

80
organismos internacionales y favoreciendo el intercambio de experien-
cias con la iniciativa privada.

VII.2.13. Ámbito penitenciario de las adicciones.


Propuestas de mejora

Un porcentaje muy alto de las personas que cumplen condena de


privación de libertad en nuestro país tiene relación con las drogas, tan-
to en consumo como en tráfico de las mismas, relación que lógicamen-
te no termina con su ingreso en el sistema penitenciario.
Considerando al consumidor como un enfermo, el sistema peniten-
ciario deberá poner el máximo esfuerzo posible en la atención de estos
pacientes y convertir esta situación en una oportunidad, para que, res-
petando la libertad de las personas, se cree un verdadero «espacio de
salud pública», que ayude a superar su dependencia de las drogas.
Desde el ámbito penitenciario se deben poner todos los medios po-
sibles para ayudar a estas personas a abandonar una práctica dañina para
su salud y que dificulta su reinserción social al finalizar la condena.
Hay que dar la máxima prioridad al objetivo de evitar la entrada de
drogas en los centros penitenciarios, poniendo todos los medios mate-
riales y personales necesarios para la consecución de tal fin y estable-
ciendo estrategias globales de intervención.
En el ámbito de las intervenciones sobre la demanda, para el diseño
de los programas de prevención, asistenciales y de reincorporación
social es necesario tener en cuenta los importantes cambios producidos
en los últimos años y, muy en concreto, el policonsumo como patrón
de consumo más generalizado.
Otros aspectos a tener en cuenta son la necesidad de diversificar e
individualizar los programas y actuaciones preventivas, atendiendo
prioritariamente a poblaciones en riesgo, introducir la perspectiva de
género en los objetivos y dar un impulso a las medidas de cumplimien-
to alternativo a la prisión, mejorando la oferta de centros públicos que
reúnan las condiciones terapéuticas y de seguridad necesarias.
Asimismo hay que reforzar los programas de educación para la sa-
lud, mejorar la información sobre las drogas, evitar el inicio del consu-
mo, reducir conductas de riesgo y dotar a los internos de recursos y
habilidades sociales suficientes para poder afrontar con éxito su norma-
lización e integración en la sociedad.
En estos momentos hay cientos de personas que cumplen condena
en centros terapéuticos de la red asistencial pública. Esto ha supuesto

81
un gran avance respecto a lo que sucedía hace 20 años. Incluso en las
prisiones existen comunidades terapéuticas, grupos de atención a dro-
godependientes y espacios libres de drogas.

VII.2.14. Adicciones y seguridad vial

La relación entre el consumo de drogas legales e ilegales y la dis-


minución de las facultades psicomotrices y cognitivas de los conducto-
res está demostrada científicamente.
El consumo de drogas y el ocio se encuentran en estrecha rela-
ción. Los desplazamientos por y para el ocio también están estrecha-
mente relacionados, sobre todo los fines de semana a determinadas
horas.
La tolerancia social a que se conduzca bajo los efectos de drogas
cada vez es menor. Existe una sensibilidad clara a que estas conductas
asociadas, consumo de drogas y conducción, no se permitan.
La Estrategia de Seguridad Vial debe tener entre sus prioridades
continuar con la reducción del consumo de bebidas alcohólicas y drogas
de los conductores.
Debe en este sentido perseguirse dos objetivos operativos:
1) Desarrollar acciones preventivas para tratar el consumo de be-
bidas alcohólicas y drogas en la conducción.
2) Consolidar las acciones de control de la norma.
Esta prioridad se debe tratar, básicamente, desde cuatro áreas de
actuación:
• Desde la comunicación: Poniendo en marcha campañas de infor-
mación y concienciación sobre los riesgos de las bebidas alcohólicas y
drogas tóxicas en la conducción y promoviendo la implicación de la
sociedad civil en iniciativas de prevención.
• Desde la norma y su cumplimiento: Realizando el seguimiento del
reincidente a partir del permiso por puntos, la realización de campañas
de vigilancia y control para evitar el consumo en la conducción, y el
estudio de la implantación del alcolock para determinados colectivos
que puedan presentar este problema.
• Desde la salud y la seguridad vial: Con la creación de un progra-
ma de rehabilitación de los conductores reincidentes en sanciones pe-
nales por bebidas alcohólicas y drogas tóxicas, y que tengan que ingre-
sar en prisión.

82
• Desde la sensibilización de los profesionales sanitarios en los
distintos niveles (médicos de familia, servicios de urgencias...), para que
tengan una mayor implicación en la prevención de los efectos que pro-
vocan las bebidas alcohólicas y drogas tóxicas durante la conducción e
integren en sus consultas, cuando el paciente así lo requiera, consejo
sanitario sobre los riesgos asociados al alcohol y la conducción.
En resumen, es necesario aumentar la percepción de riesgo de la
relación de drogas y accidentes de circulación, e implementar la com-
binación de las campañas informativas actuales que incidan en la rela-
ción accidentes y alcohol, con otras específicas sobre los riesgos deri-
vados de la conducción bajo los efectos de las drogas.
Supone un paso adelante muy importante la generalización y apli-
cación en su totalidad de la moción 662/000107, aprobada por unani-
midad de todos los grupos parlamentarios en el Pleno del Senado (abril
2010), orientada a cambios legislativos y dotación de material que per-
mita tener acceso a los fluidos corporales para la medición de las tasas
de drogas legales e ilegales prohibidas en la conducción, como forma
de hacer cumplir la legislación vigente, que tipifica como infracción
muy grave la conducción de vehículos habiendo ingerido bebidas alco-
hólicas y/o bajo los efectos de estupefacientes y psicotrópicos.

VII.2.15. Evaluación

La evaluación de las políticas públicas se presenta como una exi-


gencia de una sociedad democrática, que se basa en la participación y
transparencia en las actuaciones. Si queremos avanzar en la consecución
de resultados concretos, si deseamos aplicar aquellas medidas que real-
mente ofrecen avances, necesitamos de la evaluación continua y de la
comparabilidad de los planes autonómicos. Los cambios vertiginosos
que se producen en todos los ámbitos de la vida afectan, lógicamente,
al mundo de las drogas y adicciones. Nuevas sustancias, nuevos patro-
nes de consumo, percepción de las personas, costes sanitarios, costes
económicos directos, programas desarrollados en otros ámbitos... cons-
tituyen factores que deben ser analizados para acertar en las políticas
que debemos impulsar.
La evaluación de los programas en el ámbito de las drogas y adic-
ciones, a través de instituciones externas de evaluación, tanto en el
ámbito de la salud como en el ámbito económico, debe estar orientada
al mejor conocimiento objetivo de los resultados de los mismos, a la

83
adopción de posibles medidas correctoras, y a la integración de forma
coordinada de todas las políticas que las distintas Administraciones
llevan a término.

VII.3. RECOMENDACIONES

1. La Comisión considera que las adicciones son un problema


que afecta a toda la sociedad, en nuestro país y en todo el mundo.
Las estrategias preventivas deben reforzarse, diseñando progra-
mas que se acerquen a la realidad actual, atendiendo a las proble-
máticas específicas.
Se deben implantar programas de promoción de la salud desde
edades muy tempranas, junto con información científica y veraz
de las consecuencias que tiene el consumo de drogas, así como las
adicciones en general, aunque no sean dependientes de una sus-
tancia.
2. La Comisión considera que se debe extender la terminología
y concepto de adicciones, en el sentido de ampliar su perspectiva,
pues utilizar un concepto más amplio nos permite incluir las adic-
ciones que no comportan el consumo de sustancias, especialmente
el juego patológico y las adicciones a las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, que representan un problema muy
importante en nuestra sociedad.
3. La Comisión considera la posibilidad de que en un futuro
se plantee que el Plan Nacional sobre Drogas se convierta en un
Plan Nacional sobre Adicciones.
4. La Comisión cree necesaria la integración orgánica y fun-
cional de las adicciones, como enfermedad crónica y recidivante,
dentro del Sistema Nacional de Salud y, por ende, en los sistemas
sanitarios públicos de todas las Comunidades Autónomas. Esta
inclusión llevará aparejada la integración de los recursos huma-
nos que actualmente abordan las adicciones. El Sistema Nacional
de Salud debe asumir la asistencia a las personas que padezcan
adicciones en términos de igualdad y equidad con el resto de
pacientes.
5. La Comisión entiende que se debe reforzar la formación
específica de los profesionales que intervienen en el proceso global
de atención a las drogodependencias y otras adicciones, como son,

84
entre otros, los equipos de atención primaria, especialmente en los
servicios de pediatría, psiquiatría y también en la atención de ur-
gencias. La detección e intervención precoz es fundamental para
conseguir buenos resultados en los tratamientos, considerando
siempre la adicción como una enfermedad que genera daños sobre-
venidos.
6. La Comisión apuesta por los tratamientos personalizados
e individualizados de los pacientes adictos, siempre desde un abor-
daje multidisciplinar y con perspectiva biopsicosocial, optimizan-
do para ello todos los recursos disponibles. Es necesario también
profundizar en el abordaje de programas dedicados específica-
mente a los colectivos más vulnerables, como pueden ser jóvenes
o mujeres.
7. La Comisión considera imprescindible potenciar la investi-
gación en nuevas técnicas de prevención, detección precoz, diagnós-
tico, tratamiento y seguimiento de las adicciones. En este sentido
consideramos que los programas de reducción de daños han jugado
un importante papel y por lo tanto no sólo deben ser mantenidos,
sino implementados en el sentido de que los pacientes puedan llevar
una vida lo más normalizada posible.
8. La Comisión valora la aplicación de las tecnologías de la
información y la comunicación para entrelazar los recursos públi-
cos y privados a nivel nacional e internacional. La Comisión apoya
y reconoce la labor de las ONGs y asociaciones nacionales e inter-
nacionales, pero considera imprescindible que se refuerce la cola-
boración de éstas con las Administraciones responsables.
9. La Comisión apuesta por la reinserción como objetivo fun-
damental: reinserción familiar, educativa, laboral y social, que tie-
ne que contar con los actores fundamentales, la familia, la escuela,
la empresa y la sociedad. Será por tanto necesario dotar a estos
actores de la formación adecuada y de los recursos necesarios para
que puedan cumplir su papel, pues ninguno de ellos puede sentirse
desamparado cuando tiene en su entorno un problema de adicción.
La creación de foros sociales puede ser una buena herramienta,
junto a la promoción de asociaciones en el ámbito de la reinserción
y la prevención.
10. La Comisión considera que los cambios introducidos en la
legislación, así como la dotación de nuevos materiales para el con-

85
trol de la conducción bajo los efectos de las drogas, va a contribuir,
junto con las campañas informativas, a elevar la percepción del
riesgo y a sensibilizar a la población en general del peligro de con-
ducir bajo los efectos de las drogas. Hay que continuar por tanto
con esta prioridad, adoptando todas las medidas necesarias.
11. La Comisión cree necesario hacer un esfuerzo para incre-
mentar los cumplimientos alternativos de penas, sobre todo para
las personas que estén cumpliendo condena por delitos relacionados
con su consumo. Para ello es necesaria una mayor colaboración
entre Administraciones, a fin de poder disponer de más centros
públicos donde se pueda realizar el cumplimiento. Al mismo tiem-
po, se tienen que reforzar todos los programas de educación para
la salud en el interior de los centros penitenciarios, con el objetivo
de evitar el inicio en el consumo y hacer en los centros penitencia-
rios verdaderas escuelas de salud pública.
12. La Comisión considera que todas las actuaciones deben
realizarse teniendo en cuenta la perspectiva de género, toda vez que
la problemática de la mujer es específica, y más cuando hablamos
de adicciones: su impacto es mayor a todos los niveles y su reinser-
ción más complicada. Tienen que tener por tanto un tratamiento
específico y orientado claramente a solucionar esas complicaciones
añadidas.
13. La Comisión valora la evaluación como la herramienta más
adecuada para poder comprobar el grado de cumplimiento de los
objetivos marcados.

86
INFORME DE LA PONENCIA DE ESTUDIO SOBRE SISTEMAS DE TRATAMIENTO Y ATENCIÓN EN DROGODEPENDENCIA. CLAVES PARA EL FUTURO
INFORME DE LA PONENCIA DE ESTUDIO
SOBRE SISTEMAS DE TRATAMIENTO
Y ATENCIÓN EN DROGODEPENDENCIA.
CLAVES PARA EL FUTURO

SENADO
2011

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