Jeffrey Dahmer

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE DURANGO

JEFFREY DAHMER (MONSTRUO DE


MILWAUKEE)

Alumna: Nancy Johana Hernandez Favela


Asesor: Edgar Adrián Morales Salazar
Materia: Ciencias Auxiliares y Criminológicas
Grupo: 5° B
INDICE

 Introducción
 Biografía
 Crianza
 Interés por los animales muertos
 Fascinación por la muerte
 Factores que propiciaron a cometer
dichos crímenes
 El control absoluto
 Víctimas
 Durante su condena…
 Testimonios
 Conclusiones
INTRODUCCIÓN

El denominado “Monstruo de Milwaukee” sentía


auténtico placer viendo el interior de un cuerpo
humano. Le excitaba despedazar y masturbarse
sobre él. El problema surgía cuando tenía que
deshacerse del cadáver. Nada hacía presagiar tras
ese porte atractivo y encanto personal, que, al
pararle en un control policial, estaban ante un
asesino en serie con los restos de su víctima en el
maletero. Le dejaron marchar. Una negligencia
que costó la vida de otros dieciséis hombres.
BIOGRAFÍA
Jeffrey Dahmer Lionel nació el 21 de mayo de 1960 en
Milwaukee, Wisconsin. Era un niño muy vital y
extrovertido. Le encantaba jugar y estar rodeado de
otros niños. Y, sobre todo, destacaba por ser muy
curioso. Jeffrey tenía un hermano que nació cuando él
tenía seis años, David. Le dieron toda la atención a su
hermano menor y él ya estaba muy solo. Sus padres
(Lionel Dahmer y Joyce Anette Dahmer) se divorciaron
cuando era joven, a la edad de 18 años y su madre se
volvió a casar. Su padre trabajaba como químico
mientras su madre se quedaba en casa para criar a
Jeffrey y a su hermana pequeña. Aquello le llevó a
experimentar con las cosas y a probar distintas
texturas. De hecho, uno de los primeros indicadores de
aquel germen criminal, de aquella experimentación fue,
el maltrato que perpetuaba a los animales. Los cazaba,
torturaba, para después diseccionarlos y limpiar sus
huesos.
Aquel niño rubio, de ojos azules, estudiante modelo,
educado y respetuoso, de buenos modales, ya sentía
curiosidad por lo siniestro a la edad de 7 años.
CRIANZA
Sus padres, Lionel y Joyce, le colmaron de cariño y
atenciones, fue un niño amado y realmente feliz. Su
padre estaba muy preocupado porque a Jeffrey no le
iba bien en la escuela, no tenía muchos amigos y nunca
tuvo contacto con las niñas. Jeffrey tomó consciencia
de su sexualidad a la edad de 13 años cerca del
momento de su pubertad, que era lo común. Sabía que
era contrario a los deseos de su padre y de su madre y
en esa época tuvo ciertas experiencias con un niño del
vecindario, Jeffrey Dahmer aseguró que en un
momento mientras jugaban en una casa del árbol, se
besaron y se acostaron juntos, refiere haber tenido 14
años. Conforme creció, Jeffrey se quedó
emocionalmente aislado de sus compañeros, padres y
maestros y amigos de la infancia, toda esta
problemática, las continuas mudanzas y el divorcio de
sus progenitores generaron en él un miedo continuo al
abandono. Un temor que se agudizó con la
adolescencia y que caracterizó cada uno de sus
asesinatos.
INTERÉS POR ANIMALES MUERTOS
Su padre Lionel explicaba que “se dedicaba a investigar
cómo eran los animales por dentro, al mismo tiempo
que se estaba desarrollando su sexualidad” Pensó que
era simple “curiosidad”.
Sin embargo, aquella espiral cambió su forma de
relacionarse con los demás. A partir de entonces se
volvió un chico más tímido, retraído, incluso “raro”
recordaban sus amigos y compañeros de colegio. Tenía
un cementerio de animales, empalaba perros, gatos,
sapos, etc. Ese coleccionar animales muertos ya era uno
de los primeros rasgos que todo asesino en serie
adquiere en su infancia. Una etapa de su vida nada
dramática ni llena de problemas. Todo lo contrario.
FASCINACION POR LA MUERTE
Para entonces, ya había descubierto su fascinación por
la muerte.
Ocurrió en una clase de biología donde tuvo que
diseccionar un lechón. A los dieciséis años. También
descubrió su homosexualidad y una escala de violencia
y sexo empezó a perturbar la mente de este asesino.
“Cada vez era peor, no sabía cómo contárselo a alguien,
así que me lo guardé para mí”, dijo en una entrevista
una vez encarcelado.
FACTORES QUE PROPICIARON A COMETER
DICHOS CRIMENES
A ello se unieron sus problemas con el alcohol y las
drogas, Logró ocultárselo a su familia, convivir con ello.
Intentó acudir a la facultad, pero fracasó. Su adicción le
hacía imposible tener una vida normal. Ingresó al
ejército, pero terminaron expulsándole. Su último
recurso fue mudarse con su abuela.
Durante varios años la convivencia con su abuela le
alejó de los vicios, del sexo con hombres que él mismo
veía inmoral y de su impulso por matar. Parecía que
había logrado encarrilar su vida, estabilizarse y expulsar
el demonio que, según Jeff, llevaba dentro.
Tenía veintitrés años, trabajaba como mezclador de
chocolate en una fábrica de dulces y reprimía su
homosexualidad hasta límites enfermizos. Pero sólo
duró tres años.
Una noche en la biblioteca, Dahmer se encontraba
leyendo cuando un desconocido pasó por su lado y
arrojó una nota de contenido sexual. En ese momento,
hizo caso omiso. Pero un par de meses después
comenzó de nuevo la espiral del alcohol, drogas y sexo.
El monstruo había despertado de nuevo y con ello una
cacería por los bares de ambiente, saunas y sex shops
de Milwaukee

EL CONTROL ABSOLUTO
De 1986 a 1988 fueron años convulsos. La policía le
detuvo por exhibicionista, intentó desenterrar el
cadáver de un chico recién fallecido para violarle. Lo
hizo en una habitación de hotel, pero como declaró
posteriormente, no recordaba cómo lo hizo.
El punto de inflexión se hizo cuando su abuela le echó
de casa. Había encontrado el maniquí de un hombre
desnudo y pegajoso escondido en un armario. Para
Jeffrey era su amante perfecto porque dentro de él
nada estaba vivo. Fue lo único que la mujer descubrió
porque de bajar al sótano hubiese encontrado varios
cadáveres y una calavera.
Aquel cráneo pulcro, blanco y perfectamente expuesto
pertenecía a Steven Tuomi, el joven al que asesinó en la
habitación de hotel en 1986. Con esta segunda víctima,
Dahmer fijó lo que luego sería su modus operandi:
Invitar a su presa a tomar alcohol en un lugar íntimo con
la excusa de practicar sexo (previamente les drogaba
con somníferos), realizarles fotografías desnudas, y,
una vez que ellos decidían marcharse, descargar una ola
de violencia contra ellos.
Cada crimen tenía un fin en sí mismo: dominar
absolutamente a sus víctimas. Como lo hacía el
Emperador Palpatine en el Retorno del Jedi de “La
Guerra de las Galaxias”. Su admirado personaje era
malo, corrupto, poderoso y tenía la capacidad de usar
poderes especiales para gobernar a otros. Y Jeff se
identificó de manera exacerbada con él.
Ya en su nuevo apartamento, los escarceos sexuales
fueron un continuo, también la ingesta de alcohol y
drogas y no paraba de tener fantasías sobre el
asesinato y el descuartizamiento de otros hombres.
Además, para Dahmer, matar estaba íntimamente
relacionado con su homosexualidad. Por no mencionar
su afición por la necrofilia. Empezó a practicar sexo con
los cuerpos de sus víctimas ya desmembradas, o con
algunas de sus partes. No era como la mayoría de los
asesinos seriales. Quería tener relaciones íntimas con
personas inconscientes o muertas.
Eso sí, todas sus víctimas cumplían con el mismo
patrón: su físico. Jeffrey los legías por su cuerpo. Le
gustaban hombres altos, musculosos y delgados. No le
importaba que fuesen blancos, negros, indios o
mulatos. Si le parecían atractivos, intentaba seducirlos.

VICTIMAS

#1 STEVEN MARK HICKS. – Tenía 18 años cuando se


topó con Dahmer. Según contó el asesino, Steven pedía
rite en la carretera para llegar a un concierto de rock el
18 de junio de 1978. Dahmer, aprovechando los deseos
del joven, lo subió a su auto y lo llevó a una posición
remota donde lo golpeó y estranguló hasta la muerte.
Después lo desmembró y esparció sus restos en un
bosque cercano. Llevó el cadáver en un bolsa de basura,
fue detenido por un oficial de policía porque cruzó la
línea media, lo examinó por conducir ebrio, pasó la
prueba. El oficial tomó su linterna e iluminó la parte
trasera, ahí estaba la bolsa de basura con el cadáver de
Hicks, cuando el oficial le preguntó qué era, el contesto
“Es basura, estoy solo y no podía dormir, quise
deshacerme de la basura” a pesar de que miró las
bolsas, nunca miró en su interior, ahí supo que podía
manipular y salirse con la suya. Hicks fue registrado
como desaparecido ese mismo año, pero su caso se
esclareció hasta que Jeffrey confesó su asesinato a
principios de la década de los noventa.

#2 STEVEN WALTER TUOMI, de 25 años tuvo una cita


con Dahmer en el Hotel Ambassador la noche del 20 de
noviembre de 1987. A la mañana siguiente, el asesino
despertó con el cuerpo inerte de su desconocido
amante: había muerto por una paliza. Aunque aceptó la
culpabilidad, Dahmer afirmó no recordar haberlo
asesinado. Tras el descubrimiento, Jeffrey se llevó el
cadáver de Steven a la casa de su abuela y lo
desmembró. Los restos de Steven jamás fueron
encontrados y se cree que terminaron en diversos
depósitos de basura donde se descompusieron
fácilmente.

#3 JAMES EDWARD DOXTATOR, fue una de las


víctimas más jóvenes de Jeffrey Dahmer. Con 14 años,
Doxtator fue convencido de ir al departamento de su
asesino tras conocerlo afuera de un bar gay de
Wisconsin la noche del 16 de enero de 1988. De acuerdo
con registros policiacos, Dahmer ofreció $50 Dlls al
joven a cambio de posar para una serie de fotografías
desnudo. Ya en el apartamento, estranguló a James. A
diferencia de sus primeras víctimas, Jeffrey mantuvo
una semana el cuerpo de Doxtator en su sótano antes
de desmembrarlo. Como sucedió con Tuomi, los restos
de la víctima fueron desechados en la basura.

#4 RICHARD GUERRERO fue otra de las parejas


esporádicas de Jeffrey que se convirtieron en una de
sus víctimas. Según consta en registros policiacos, el
joven de 22 años estaba en la habitación de Dahmer la
noche del 24 de marzo de 1988 cuando, después de ser
drogado a propósito, fue estrangulado por su anfitrión.
Su cadáver fue desmembrado y disuelto en ácido
durante horas. De hecho, Dahmer sólo conservó el
cráneo de Guerrero para mantenerlo por semanas en su
sótano.
#5 ANTHONY LEE SEARS
La macabra tradición de conservar restos de sus
víctimas fue iniciada por Jeffrey Dahmer con su quinta
víctima: Anthony Lee Sears, de 24 años. El hombre
acudió a la residencia de la abuela de Dahmer en lo que
creía que sería una cita el 25 de marzo de 1989. Tras solo
un par de horas, Lee perdió el conocimiento a causa de
las drogas que Jeffrey le suministró en secreto. Una vez
en el suelo, el asesino lo estranguló hasta la muerte. Su
modus operandi continuó sin mayores alteraciones
durante el resto de la velada: desmembró el cuerpo y
comenzó a repartir sus restos en bolsas de basura. Sin
embargo, en esta ocasión decidió quedarse con el
cráneo y los genitales de su víctima.

#6 RAYMOND LAMONT SMITH


Un trabajador sexual de 32 años fue la sexta víctima de
Jeffrey Dahmer y la primera de una oleada de
asesinatos cometidos por el “Monstruo de Milwaukee”
entre 1900 y 1991. El 20 de mayo de 1990, Smith conoció
a Dahmer en un bar y lo acompañó a su departamento
en la calle North 25th pensando en que tendría un
“encuentro comercial” más. Fue frogado, estrangulado
y desmembrado esa misma noche. Como sucedió con
víctima anterior, Dahmer conservó el cráneo de
Raymond.

#7 EDWARD WARREN SMITH de 27 años, fue una de


las pocas víctimas con las que Dahmer tuvo una relación
previa a su asesinato. De acuerdo con personas que
conocían a Smith, este se había hecho amigo del
criminal y lo acompañó a una fiesta el 14 de junio de
1990. Esa fue la última ocasión en la que fue visto con
vida. Tras estrangularlo e intentar deshacerse de su
cuerpo en ácido, Dahmer se quedó con el cráneo de
Smith como un recuerdo.
#8 ERNEST MÁRQUEZ MILLER
Un estudiante de baile afroamericano de 22 años
conoció a Jeffrey Dahmer en una librería. El 2 de
septiembre de 1990, el asesino lo invitó a su casa a
cenar para pasar el rato. Una vez en su sala, Dahmer
cortó el cuello de Miller y lo dejó desangrarse mientras
lo movía a su bañera, donde poco después sería
desmembrado. En esta ocasión, Jeffrey conservaría el
esqueleto de Ernest y guardaría su corazón, bíceps y
piernas en el congelador con la intención de
consumirlas más adelante. Los deseos caníbales del
monstruo criminal comenzaban a aflorar.

#9 DAVID COURTNEY THOMAS


El 24 de septiembre de 1990, el joven David Courtney
fue al departamento de Jeffrey Dahmer con la promesa
de recibir un jugoso pago a cambio de posar desnudo
para una serie de fotografías. Horas más tarde, después
de que una bebida adulterada surtiera efecto, cayó
inconsciente en el piso. Allí fue estrangulado y
desmembrado. Durante la revisión de la casa del
asesino años después se encontraron fotografías
capturadas mientras Jeffrey cortaba el cuerpo de su
víctima.

#10 CURTIS DURRELL STRAUGHTER


De 17 años, esperaba un autobús cuando Jeffrey
Dahmer se acercó a él. La forma en como lo convenció
de acompañarlo a su departamento no ha podido ser
declarada. Lo cierto es que, durante la noche del 18 de
febrero de 1991, Curtis fue asesinado con violencia, en el
#924 de North 25th. Como recuerdo de su crimen,
Dahmer conservó el cráneo, manos y genitales de este.
#11 ERROR LINDSAY

Un joven de 19 años que desapareció el 7 de abril de


1991. De acuerdo con reportes forenses, Jeffrey Dahmer
asesinó a Lindsay después de perforar su cráneo e
inyectarle ácido clorhídrico en el cerebro. Tras asfixiarlo
hasta morir, el asesinó desarrolló su cuerpo, guardó su
piel y conservó el cráneo de la víctima. Gracias a esto
último, Errol pudo ser identificado cuando la policía
irrumpió en el departamento de Dahmer.

#12 ANTHONY HUGHES

Un hombre sordo de 31 años fue invitado al


apartamento de Jeffrey Dahmer para posar desnudo en
un proyecto artístico. El 24 de mayo de 1991, Hugues fue
estrangulado por Dahmer. Sin embargo, el asesino no
actuó como de costumbre y, en lugar de desmembrar a
su víctima, lo dejó en el suelo de su habitación por tres
días. Después, se deshizo de sus restos, conservando el
cráneo de Anthony.

#13 Konerak Sinthasomphone


Quizá la victima que pudo haber acabado con las
actividades criminales de Dahmer. Si tan solo la policía
hubiera puesto atención a su denuncia. El 27 de mayo
de 1991, Konerak Sinthasomphone de 14 años fue
encontrado notablemente fuera de sí a unas calles del
departamento de Jeffrey Dahmer. Aunque las
autoridades acudieron a revisar la situación, Dahmer los
convenció de que el adolescente era su amante y solo
estaba intoxicado. En realidad, el asesino había drogado
a Konerak con ácido clorhídrico inyectado directamente
en el cerebro. Cuando la policía dejó al joven con
Dahmer, éste aumentó la dosis, matándolo
inmediatamente. El haber puesto en peligro su
operación hizo que Dahmer fuera excesivamente
violento con los restos de Sinthasomphone, al grado de
conservar su cabeza en el congelador por meses.

#14 MATT CLEVELAND TURNER


Un joven de 20 años nacido en Chicago conoció a
Jeffrey Dahmer durante la celebración del Desfile del
Orgullo Gay el 30 de junio de 1991. Tras una breve
plática, Dahmer convenció a Matt de acompañarlo a
Milwaukee y posar para una serie de fotografías
desnudo. Ya en su departamento Jeffrey drogó y
estranguló al joven. Lo descuartizó, consumió sus
órganos y guardó su cabeza en el congelador. Para el
torso de su víctima, que también había pensado comer,
Dahmer compró un tambo de plástico con capacidad de
57 galones.

#15 JEREMIAH BENJAMIN WEINBERGER


De 23 años, fue otra de las víctimas de Dahmer que
llegaron a su vida en alguna de sus visitas a Chicago. El 5
de julio de 1991, cuando los restos de su presa anterior
aún no se descomponían por completo, Dahmer llevó a
Jeremiah a su departamento. Allí le perforó el cráneo y
le inyectó agua hirviendo. Después le cortó la cabeza
(que al igual conservó en el refrigerador) y desarrolló el
cuerpo antes de desmembrarlo. Su torso fue
encontrado junto al de Matt en el tambo de plástico.

#16 OLIVER JOSEPH LACY


De 24 años, acudió al departamento de Jeffrey Dahmer
con la promesa de un pago a cambio de posar desnudo
para unas fotografías. Al igual que otras víctimas fue
drogado y estrangulado hasta la muerte. En la noche
del 15 de julio de 1991, el cuerpo de Lacy fue
desmembrado sin piedad. Su cabeza y corazón fueron
puestos para conservarse en el refrigerador, mientras
que el resto del esqueleto fue guardado por Dahmer
para un altar que tenía en mente realizar con los restos
de sus otras víctimas.

#17 JOSEPH ARTHUR BRADEHOFT


De 25 años, se mudó a Milwaukee para encontrar un
trabajo que le permitiera mantener a sus tres hijos.
Se cree que Dahmer le ofreció dinero a cambio de posar
desnudo.
El 19 de julio de 1991, Joseph fue asfixiado en la
recámara del asesino, quien finalmente lo decapitó y
desmembró dos días después. Su cabeza fue
encontrada por la policía en el refrigerador, mientras
que su torso fue hallado en el tambo de plástico
comprado por Dahmer sólo unas semanas antes.

“COMÉRMELOS ME PRODUCÍA PLACER SEXUAL”


“Una cosa llevaba a otra. Cada vez que tenía que hacer
cosas más extrañas para satisfacer mis instintos. De
este modo sentía que eran una parte permanente de
mí. Además, tenía curiosidad por saber cómo sería.
Sentía que iban a convertirse en parte de mí.
Comérmelos me producía placer sexual”. Explicó
Dahmer ante las cámaras de televisión. Dos meses
antes de su arresto y después de matar brutalmente a
Konerak, éste asesino seguía guardando las apariencias
ante su entorno. Se mostraba cariñoso, atento,
agradable… Acudía a celebraciones familiares,
conversaba animadamente y disfrutaba en compañía de
su padre y abuela. Pero su carisma encerraba 13
crímenes que aumentarían hasta diecisiete en los
siguientes 60 días.
Aquella orgía de muerte terminó en julio de 1991,
cuando una de sus últimas víctimas, TRACY EDWARDS de
31 años, logró escapar del apartamento de Dahmer.
Paró un coche patrulla, que lo encontró completamente
desnudo y medio drogado, y al explicarles lo sucedido,
los agentes se personaron en la casa del asesino.
TRACY EDWARDS

Durante el registro, encontraron paquetes con restos


humanos en el congelador, una cabeza humana en el
congelador, un bidón de 200 lts. Con tres torsos
sumergidos en ácido y 83 fotografías de las víctimas
descuartizadas.

Durante tres semanas, el tribunal fue testigo de cómo


Jeffrey Dahmer contaba las aberraciones realizadas a
sus víctimas, de cómo los investigadores aportaban
numerosas pruebas y de cómo intentó alegar que sufría
locura. El voto del jurado votó 10 contra 2 que estaba
legalmente cuerdo para afrontar la prisión.
“Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres
familias y entiendo que tienen derecho a odiarme. He
visto sus lágrimas y s pudiera daría mi vida ahora mismo
para devolverles a sus seres queridos. De verdad, lo
siento muchísimo”. Alegó ante el tribunal.

El 15 de febrero de 1992, el tribunal condenó a Jeffrey


Dahmer a 957 años de prisión en Wisconsin; y en mayo
del mismo año a cadena perpetua en Ohio. Allí recibió la
visita de Robert Ressler, criminólogo experto en
psicología forense y homicidio sexual. El especialista
concluyó que Jeffrey compartía dos perfiles criminales
distintos: el organizado y el desorganizado. Así que era
lógico que el tribunal creyese que no estaba en su sano
juicio cuando cometió uno de sus últimos asesinatos.
DURANTE SU CONDENA…
Ya en la cárcel, el joven decidió bautizarse y entregarse
a la fe. Creía fervientemente que el demonio le había
poseído. Hasta tal punto, que se veía representado por
Satanás en la película de “El Exorcista”. Ahora
necesitaba expiar sus pecados. Pero su estancia en la
cárcel fue corta. Apenas dos años. El que durante toda
su vida adulta se había comportado como un
depredador, tras los barrotes pasó a convertirse en la
presa. Dahmer mostraba buen comportamiento y
realizaba actividades con sus compañeros para
socializar. Le asignaron tareas de limpieza junto a
Christopher Scarver, un esquizofrénico que se hacía
llamar Cristo, pero éste terminó por asesinarle a golpes.
El preso utilizó una barra de pesas del gimnasio, la
misma arma que Jeff utilizó para matar a su primera
víctima, Stephen Hicks.

El “Monstruo de Milwaukee” murió poco después


camino al hospital por las graves heridas sufridas en la
cabeza. Era el 28 de noviembre de 1994 y tenía 34 años.
Tras su fallecimiento, los médicos extrajeron su cerebro
para estudiarlo. Allí comenzó una batalla judicial donde
los padres se pelearon por hacerse con él. Mientras que
la madre deseaba donarlo a un hospital de investigación
mental, el padre sólo quería enterrarlo y alejarlo de
todo el mundo. Al final, su cerebro fue incinerado y las
cenizas entregadas a sus padres.
Jeffrey Dahmer acabó con la vida de 17 hombres entre
1978 y 1991 y ha pasado a la historia criminal como uno
de los asesinos en serie más aterradores.
TESTIMONIOS
Jeffrey Dahmer
“Me preguntaba porqué me vi impulsado a cometer
todos los asesinatos. Qué estaba buscando que pudiera
llenar el vacío que sentía. Asesinar a alguien y
desecharlo después no da un gran placer ni un
sentimiento de satisfacción. Y, sin embargo, sentí ese
impulso a hacerlo durante todos estos años. Yo no tenía
los sentimientos normales de empatía, no me
cuestionaba el por qué no tenía los sentimientos que
tiene la gente normal, empezó como una fantasía y
luego parecía que las fantasías se hacían realidad. Ojalá
pudiera dar una respuesta concreta y directa de qué fue
lo que desencadenó todo esto, si hay algo a lo que
pudiera culpar, sería mi pensamiento retorcido. No he
pensado de forma normal por años.”
ERICC TYSON (amigo de la infancia)
“Cuando Jeff y yo éramos niños, creo que no tenía un
grupo grande de amigos… nunca vi a otras personas
con nosotros, siempre éramos Jeff y yo. Nuestras casas
estaban enfrentadas, así que podíamos tomar las
bicicletas y andar por la calle o jugábamos a la pelota.”

NICOLE CHILDRESS (mujer que casi salva a una víctima


de Jeffrey Dahmer)
“Estaba en un auto con unos amigos e íbamos a ver a mi
primo. Yo tenía 17 años en ese momento. Estaba
mirando por la ventana y vi a alguien que parecía verse
desnudo. Era un chico joven. Simplemente se
tambaleaba y se caía. Se quedaba un rato abajo y se
levantaba, caía y volvían a caer, y yo como, mira, mira.
Estábamos estacionados allí mismo. Salté, corrí desde
esa esquina hasta el final. Cuando llegue a él, estaba en
medio de una puerta. Me estaba agarrando fuerte y
estaba temblando, estaba sacudido. Así que me quedé
con el y pensé en conseguirle ayuda. Estaba hablando
con el operador y había un hombre que apareció. Era
alto, blanco y de buen aspecto. Venía hacia el chico.
Terminó agarrando su brazo, tomándolo por detrás de
su espalda, tirándolo hacia arriba y forzándolo. El chico
trataba de escapar, pero no podía porque estaba muy
débil. Crucé la calle y le informé que había llamado al 911
por ayuda y estaba en camino, y el dijo: “Oh no, el está
bien”, vi sangre en el recto del niño, en ese momento le
dije que no dejaría sólo al niño, pero escuchó las sirenas.
Cuando ellos llegaron, Dahmer cambió su actitud y les
dijo que ese chico era su amigo y estaba borracho, yo
entro a casa y cuando salgo, simplemente todos se
habían ido. No sabía si había terminado en el hospital, le
dije a mi tía que hablara a la policía ´para investigar,
estos le dijeron que se habían retirado porque sólo
había sido una pelea de novios. Cuando mi tía hizo la
llamada, le aclararon que lo habían devuelto con su
amante. En ese momento sentí en mi alma que algo no
estaba bien. Cuando me enteré de que Konerak
Sinthasomphone había muerto, no lo podía creer, era
demasiado. Me mostraron fotos de él cortado, fotos de
él, su cuerpo. Mi mente se había ido por todas partes.
No pude salvar a un niño”.

JEFF CONOR (amigo de una de las 17 víctimas mortales


de Dahmer que llegó a convertirse en sospechoso).
Connor era amigo de Anthony Sears, quien desapareció
el 25 de marzo de 1989, y fue la última persona en verlo
con vida. Así, en el documental de Jeff relata antes de
irse a casa: “Cuando llegó el final de la noche, nos
reunimos justo en la esquina donde siempre
quedábamos. Vino con este otro tipo. No era
demasiado guapo. Aunque no diría que era feo. Sólo
tenía el pelo rubio. Llevaba gafas. Nos sentamos en la
esquina y hablamos un poco sobre nuestras noches,
con quien nos encontramos, a dónde íbamos, ese tipo
de cosas”.
Después, Connor explica que su amigo Sears no quería
que se acabara la noche, por lo que decidieron irse a
desayunar antes de marcharse. Una vez que
terminaron, Jeff Connor los llevó en coche a los dos
hasta una zona de la ciudad, aunque no los dejó en
ninguna calle en concreto. Pero Dahmer se dirigía a la
casa de su abuela donde vivía en aquel entonces.
“Entonces se bajaron. Me despedí de Tony y le recordé
que si necesitaba que lo recogiera me llamara antes de
tal hora. Luego, simplemente caminaron por la calle y
yo me fui”, recuerda cómo fueron esos últimos
momentos.
No fue hasta unos días después cuando Supo que
Anthony Sears había desaparecido cuando su familia se
puso en contacto con él. Entonces empezaría una
pesadilla para Connor ya que fue la última persona que
lo vio con vida.
Tanto fuer así que Connor tuvo que ir acompañado por
policías a bares gays para ver si se encontraban con el
“misterioso hombre rubio”. En ese momento, la
relación entre la comunidad gay y la policía no era la
mejor”, explica para decir que los policías iban con
“uniforme completo, pistolas, gorras, insignias”, algo
que llamaba demasiado la atención.
“De hecho, algunos de los dueños de los bares me
dijeron: “Realmente no necesitas volver aquí”, ese tipo
de cosas”, recuerda. Para seguir diciendo: “Al principio,
yo era el principal sospechoso por la sencilla razón de
que fui la última persona que vio a Tony con vida”, dice.
“La familia de Tony me preguntaba cosas como: “¿Nos
estás dando todos los detalles? ¿Esta otra persona
realmente existe, o sólo estabas con Tony?” Fueron
preguntas como esa las que comenzaron a dar un giro
en la familia. También tuve muchos amigos que tuve
durante bastante tiempo comenzaron a pensar lo
mismo. Que, tal vez le había hecho algo a Tony”.
Unos momentos muy duros para Connor quien decidió
abandonar la ciudad: “Decidí que tenía que empezar de
nuevo. Básicamente, dejé atrás mi vida en Milwaukee y
me mudé fuera de la ciudad”.
Pero, a día de hoy, Jeff Connor sigue atormentado por
esa anoche: “Reamente me preocupaba por Tony. Tony
era genial. Pensaba que él y yo íbamos a ser amigos
durante mucho tiempo, y, lo siento, hay muchas
situaciones hipotéticas. Solo el hecho de que algunas de
mis acciones que hice esa noche ayudaron a que esto le
sucediera a Tony”.
“Desearía poder retractarme de todo y hacer que la
noche termine de una manera diferente”, termina
diciendo.
CONCLUSIONES
Si algo ha definido a Estados Unidos durante muchos
años es que actos violentos no causados por el crimen
organizado ocurren todos los días en lugares
inimaginables, en las calles, en los barrios y en las
escuelas.
Hay una zona en este país norteamericano que es
conocida por sus problemas sociales y el fácil acceso
que tienen las personas a armas de fuego y objetos
punzantes.
Debido a la gravedad de los crímenes, los asesinos en
serie han despertado el interés del público como en el
de investigadores.
Se caracterizan por falta de empatía y compasión hacia
sus víctimas. En lugar de sentir pena o simpatía por la
persona afectada, encuentran placer al cometer sus
crímenes. Muchos son considerados psicópatas y tienen
una versión distorsionada de la realidad.
Los asesinos seriales buscan víctimas que a su parecer
son débiles, ya que esto les permite tener el control y el
poder sobre ellas en todo momento.
Un factor característico de asesinos en serie es el haber
tenido experiencias traumáticas durante su infancia,
desde familias disfuncionales, abandono, falta de amor
e incluso abuso sexual.
Según estudios realizados, cada individuo tenemos
pensamientos delictivos, la diferencia es que no todas
las personas lo desarrollan.

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